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Malena Marín Escribano

23/11/21

El Conde Duque de Olivares y el Cardenal Richelieu


El Conde Duque de Olivares en España y el Cardenal Richelieu en Francia
fueron rivales enconados, ambiciosos y absolutamente fieles al mandato de sus
soberanos, a los que sirvieron con sagacidad de estadistas y con una singular
vocación de sacrificio. El Conde Duque de Olivares y el Cardenal Richelieu
fueron dos hombres poderosos que encarnaron el espíritu de una época
turbulenta, casi dos almas gemelas enfrentadas con objetivos inevitablemente
contrapuestos el Conde Duque tratando de volver a insuflar la grandeza de una
dinastía corroída por su propia decadencia y por la incomprensión del
momento histórico que vivía la Europa del siglo XVII, y el Cardenal Richelieu
empecinado en aprovechar la oportunidad para quebrar la prolongada
hegemonía de los Habsburgo contra la que los Reyes de Francia habían luchado
sin suerte durante un siglo.
El problema de Olivares y Richelieu más que estar al servicio de unas ideologías
diferentes, lo que estaba realmente en juego era lo que se llama en su tiempo la
reputación y el prestigio, ambos lucharon por garantizar y restablecer la imagen
pública de los dos países que ambos representaban, España y Francia.
Richelieu nació en 1585 y el Conde Duque en 1587, vivieron casi el mismo
tiempo, el Cardenal moriría en 1642 y el Conde Duque en 1645, ambos
provenían de la nobleza menor y eran hijos terceros de padres con más
aspiraciones que la fortuna. Los Conde de Olivares eran descendientes de una
rama menor de los Medina Sidonia, una poderosa familia ducal de Andalucía,
el origen de Richelieu era la aristocracia campesina de los Du Plessis de la
región de Poitou.
Ambos son tenaces, muy trabajadores, tienen una enorme capacidad, son
hombres cultos, tienen importantes bibliotecas, son constructores de Palacios,
también de residencias para ellos, ambos aman la cultura, tienen múltiples
caracteres iguales similares, tienen personalidades complejas, aunque desde el
punto de vista físico son muy distintos.
Armand Jean Di Plessis, el Cardenal Richelieu, se inició en la carrera de las
armas, aunque por decisión familiar acabó dirigiendo sus pasos hacia la
formación eclesiástica. Gaspar de Guzmán, el Conde Duque de Olivares fue
enviado a Salamanca para preparar su formación como sacerdote, pero la
muerte de su hermano mayor lo obligó a cambiar de rumbo, acompañó a su
padre en la corte como funcionario y se casó para perpetuar el linaje. Ambos
heredaron de sus familias la ambición de abrirse paso en el cerrado y exclusivo
entorno de las Cortes reales.
La conquista del poder por parte de estos es una figura muy característica de la
política de las grandes monarquías europeas de la década de 1610 a 1620. La
conquista del poder por parte de estos personajes ambiciosos autoritarios era
una lucha dentro de la Corte, está claro que el primer objetivo era hacerse con la
Malena Marín Escribano
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confianza del Rey, pero la Corte es un mundo atravesado por todo tipo de
luchas de facciones cortesanas, de intereses de grupo, en el que es difícil
distinguir dónde empieza el Gobierno y dónde empieza la Corte no hay unos
organismos gubernativos nítidamente diferenciados.
Los dos lo conseguirían casi de forma simultánea, en 1615 el Conde de Olivares
fue designado gentilhombre de Cámara del que sería el rey Felipe IV, que fue
finalmente coronado en 1621 y Olivares convertido en su ministro más
influyente. En el camino el Conde había apoyado primero y se había enfrentado
después a los duques de Lerma y de Uceda sus antecesores, en esa función las
intrigas cortesanas no le eran desconocidas e hizo buen uso de ellas para rodear
a un rey muy poco predispuesto a la pesada tarea de gobernar. Olivares se
encuentra en una situación complicada porque encuentra una monarquía
gastada por años de guerras, sobre todo en base a la sustentación esencial que
es la Corona de Castilla.
Richelieu siendo un joven obispo, accedió en 1616 al entorno de la reina regente
de Francia, María de Medicis, en aquel momento la situación en el país era
incierta y peligrosa. A las luchas entre los partidarios de la reina y los de su hijo
Luís por el trono de Francia, se sumaba la resistencia de los nobles no muy
dispuestos a acatar el poder real y como telón de fondo el constante acecho de
una rebelión de los protestantes hugonotes, recientemente pacificados pero
dispuestos a reiniciar la lucha en esas turbulentas aguas políticas. En 1619,
cuando María de Médicis pierde la puja por el trono con su hijo que sería
finalmente coronado como Luis XIII, Richelieu fue desterrado al entonces
territorio papal de Avignon, sin embargo, haciendo uso de sus buenos oficios
conseguiría desde allí reconciliar al rey con su madre, en 1621 volvería del
destierro reivindicado y honrado con el título de cardenal. En aquel momento la
autoridad real estaba seriamente cuestionada y los ministros no habían logrado
revertir esa situación. Richelieu montó una campaña de desprestigio contra su
principal rival Charles de Gaulle a quien logró apartar del poder.
Libre de estorbos y con Luis necesitado de apoyos, consiguió sus propósitos, en
1624 era ya una pieza imprescindible en el Gobierno de Luis XIII, quien a pesar
de todo siempre sentiría aversión y desconfianza hacia el cardenal.
Richelieu planteó 3 objetivos esenciales, dos de política interior y uno de
política exterior. De política interior era el dominar y controlar a la aristocracia
francesa que, a diferencia de la española, tenía un comportamiento político que
no era de fiar.
En la etapa anterior las guerras de religión en que Francia se vio sumida
durante buena parte de la segunda mitad del siglo XVI fue una ocasión en que
la alta aristocracia católica o la aristocracia hugonote calvinista consolidó
enormemente sus posturas de poder, en detrimento de la autoridad de la
corona, esa situación no se había resuelto y ahora con la regencia vuelve a
hacerse manifiesta, de tal modo que un objetivo principal Richelieu no alcanzó
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la cima, no solo por su habilidad para sortear las intrigas de la corte lo hizo
también por la innegable calidad de su gestión ministerial en eso también se
parecería mucho a su futuro y eterno rival el Conde Duque.
Lentamente el poder efectivo fluyó a las manos de ambos y el enfrentamiento se
hizo inevitable, la recuperación de la grandeza de España volvía a chocar, como
en el siglo anterior, con los deseos de Francia de transformarse en una gran
potencia europea. El problema con el que tuvo que luchar Richelieu era un
problema estrictamente confesional, religioso, y en cambio en España el
problema era el de la propia estructuración territorial de España viejo problema
histórico siendo una de las víctimas sin duda alguna el Conde Duque, que
cuando se hizo cargo de los asuntos de España, en 1621, la situación interna del
país era mucho menos conflictiva que la francesa, la monarquía estaba mucho
más consolidada. Aunque durante el reinado de Felipe III, el personalismo real
había cedido ante el crecimiento de una poderosa facción aristocrática.
Al entrar en el siglo XVII, España había perdido parte de la mística imperial en
manos de una burocracia improductiva de nobles e hidalgos que medraban con
sus riquezas, pero además se vio afectada por un trascendente episodio que
distorsionaría la realidad europea. En 1618, en Praga las tensiones acumuladas
entre católicos y protestantes habían estallado para dar comienzo a la guerra de
los 30 años, sabemos que en su origen es una guerra alemana que enfrenta al
emperador por un lado como proyecto centralista y de recaudación del imperio,
con los otros principados alemanes protestantes, los calvinistas, que tienen
como objetivo mantener esa división dentro del imperio que buscan el status
quo de un emperador honorífico pero que no tiene capacidad de Gobierno.
España no se involucró de forma directa en el conflicto pero tuvo que asistir con
ayuda militar y económica a la rama austriaca de los Habsburgo. Esa guerra
interminable, plagada de alianzas y de traiciones, tuvo otra inmediata
consecuencia negativa para España, en 1621 se reanudaron las hostilidades
contra los holandeses aliados de la coalición protestante, y apoyar una guerra y
sostener otra fue demasiado para las finanzas reales corroídas por una creciente
corrupción. Entraron en una crisis terminal, Olivares imaginó y planificó una
profunda y ambiciosa reforma integral que apuntaba a sacar a España de la
inercia decadente en la que comenzaba a caer, optimizando sus recursos. El
Conde Duque quería modernizar hábitos, modificar costumbres, repartir el
esfuerzo de guerra entre todos los reinos españoles, y sobre todo concentrar
todo el poder del Estado en la autoridad real.
En Francia estaba en juego el fortalecimiento de la figura del Rey y el recorte
drástico de los privilegios de los nobles que ponían en riesgo constante la
unidad del Reino. El famoso gran Memorial, escrito en diciembre de 1624,
ofrecido a Felipe IV en diciembre de 1624, es el documento en que Olivares
establece una serie de objetivos de Gobierno interno. De todos modos hay que
señalar que previamente al gran Memorial, la Junta de reformación establecida
unos años antes la cual fue un comité gubernativo encargado de establecer una
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radiografía de los problemas que presentaba la vida política castellana y


española.
Los vaivenes de la guerra de los 30 años frustrarían los planes de Olivares,
condicionarían los de Richelieu, y tendrían consecuencias inmediatas sobre las
Relaciones Exteriores de los dos países.
Francia no estaba en condiciones de enfrentarse directamente a ella Richelieu
optó por tejer una complicada red de alianzas con los príncipes protestantes y
alentó a los calvinistas holandeses a sostener su rebelión contra España.
A Olivares lo que le interesa es el triunfo del proyecto de centralización y
recapitalización del imperio porque es la rama de los Habsburgo de Viena y eso
supondría consagrar la preeminencia absoluta y la hegemonía europea de los
absurdos tanto en su rama de Viena como en la rama principal que era la de
Madrid. Olivares reacciona lógicamente tratando de evitar que se lleve a cabo
ese triunfo por tanto Richelieu lo que hace es aliarse con todos los que son
enemigos de Olivares que son principalmente los Estados luteranos o
calvinistas de Alemania, el Reino de Dinamarca, Suecia la gran potencia del
norte que hasta ese momento ni era grande ni era potencia.
Esta complicada danza de intereses cruzados justificada por la Suprema razón
de Estado que tanto Richelieu como Olivares defenderían por encima de
cualquier otra, terminaría enfrentando a los dos potencias católicas.
En 1627 Richelieu, al mando del Ejército, sitió la fortaleza de Rossell donde los
disidentes se habían hecho fuertes y finalmente los obligó a capitular en 1628 el
que practica bueno frente a este confesionalismo español digamos de grado
medio alto nunca al máximo Richelieu práctica un confesional mismo católico
de grado medio porque si bien es verdad que practican lo pacta con turcos con
holandeses con suecos lo cierto es que se confesional ismo moderado en el
exterior no se practica en el interior la guerra de la Rosell como es sabido 1627 a
1629 consiste en provocar por parte de la corona a los hugonotes protestantes
franceses que tenían desde el fin de las guerras de religión del siglo pasado una
serie de privilegios consisten provocarles para llevar al estallido de la guerra de
religión y cercenar limitar prácticamente suprimir muchos de los privilegios
que se les había concedido.
Este conflicto coincidió con otro que involucraba directamente a España a
finales de 1627, el Conde Duque resolvió intervenir confiando en que Francia
ocupada en la represión de los hugonotes no se arriesgaría a involucrarse. Las
fuerzas españolas al mando de Gonzalo de Córdoba sitiaron la fortaleza de
Casals para reivindicar los derechos sociales sobre ese antiguo feudo contra
todo pronóstico la rebelión hugonote capítulo el 28 de octubre de 1628 aún
resistían fines de febrero de 1629 Luís 13 y diseños derrotaron a las tropas de
Carlos Manuel de Saboya en susa y obligaron a Gonzalo de Córdoba a levantar
Malena Marín Escribano
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el asedio este doble acto de guerra terminó enfrentando a España y Francia en


un conflicto que duraría hasta 1659.
Hay dos paces que ponen fin a dos de los conflictos hispano franceses librados
en el norte de Italia más visibles la paz de Monzón de 1626 que resuelve un
conflicto en la Valtelina y la paz de Cherasco de 1630 que resuelve el gravísimo
problema el que resultó al final gravísimo problema de la guerra de sucesión en
el ducado de Mantua.
La facción enemiga del cardenal era contraria a la guerra contra España y a la
alianza con los protestantes los de bots como se les conocía argumentaban que
dos países católicos tenían que ser aliados y no enemigos frente a esta particular
situación internacional.
Richelieu por su parte sostenía que la intervención española era una muestra
más de la ambición de los Habsburgo por cumplir su sueño de una monarquía
universal Francisco primero en su momento había justificado sus constantes
conflictos con Carlos quinto con argumentos semejantes Olivares lo va a
explotar al máximo Olivares va a crear un partido digamos el ova no lo crea él
pero lo va a promover que es el llamado partido de los devotos en Francia los
devotos son los ultra católicos son los digamos partido de la aristocracia es un
partido político de la aristocracia una facción que tiene como finalidad por
supuesto a la defensa de Francia pero conscientes de la debilidad del Reino y
además ante la poca credibilidad que les da el Gobierno de risa le quieren que
Francia sea un estado con una política amistosa hacia España y esperando a que
Francia tenga la suficiente fuerza como para poder llevar a cabo una política
más autónoma frente a la monarquía española.
En abril de 1631 se firmó la paz de Cherasco el conflicto había tenido serias
consecuencias económicas para los dos países pero para España también
significó un duro traspié político no pudo concertar un acuerdo adecuado en los
Países Bajos y su intervención en Italia perjudicó su relación con el papá pero
además abrió una brecha definitiva entre las dos coronas y entre sus
representantes Olivares y Richelieu.
Durante los cuatro años que duró la paz la guerra fría entre ambos frustraría
todos los intentos de acercamiento que hicieron los nuncios papales como parte
de esa contienda silenciosa los franceses bloquearían las comunicaciones
españolas entre Italia y Flandes y España financiaría varias maniobras del
hermano de Luis 13 para conspirar contra el cardenal el papá del momento
urbano octavo intentó mitigar frenar las hostilidades hispanofrancesas.
La razón última por la cual Richelieu pues declara la guerra oficialmente en
1635 a España alineándose con las potencias protestantes es llevar a la práctica
esa política que antes comentábamos de romper la tenaza diplomático-dinástica
que rodeaba Francia.
Malena Marín Escribano
23/11/21

El Conde Duque trabajó incansablemente durante esos años para conformar


una alianza ofensivo-defensiva entre España y el emperador del sacro imperio
para concluir la guerra en el centro de Europa y contener las ambiciones
francesas.
En principio Richelieu es consciente de que Francia no está preparada para la
intervención directa lo que hace por tanto durante la mayor parte de la guerra
de los 30 años es firmar tratados con estos aliados tratados que incluye sobre
todo la entrega de dinero en metálico para que esos países sostengan la guerra
contra España lo va a hacer con los alemanes protestantes lo va a hacer sobre
todo con Suecia y lo va a hacer con los holandeses solamente 1635 cuando la
derrota de Suecia pone en apuros a Francia y se da cuenta ríe de que no puede
dejar solo a los holandeses frente a los españoles y que el emperador en los
territorios alemanes puede vencer e imponer su gran proyecto es cuando Harry
se da cuenta de que no tiene más remedio que entrar en la guerra cuando volvió
a estallar la guerra tanto el Conde Duque como Richelieu confiaron en que sería
breve y favorable a sus intereses ninguno de los países estaba preparado para
un enfrentamiento tan largo y desgastante como finalmente se produjo.
El cardenal había pronosticado que España no estaba en condiciones de resistir
y el mismo Olivares coincidía en que un conflicto prolongado podría hasta
acabar con la monarquía, ambos se equivocaron pero las consecuencias serían
especialmente decisivas para la suerte del valido español el Conde Duque de
Olivares había imaginado una política fiscal de notable ecuanimidad a poco de
asumir el poder pero nunca pudo ponerla en marcha como cruel paradoja en la
década de 1630 debió recurrir a impuestos cada vez más agobiantes para
financiar la guerra también debió emprender acciones similares para afrontar
los gastos de la contienda pronto el conflicto pareció convertirse en una
cuestión casi personal entre Olivares y Richelieu el poder acumulado por ambos
provocaba esa sensación.
En 1642, planearon asesinar a Richelieu para concertar la paz con España, el
plan fracaso el favorito fue ejecutado por su osadía sin que el propio rey se
atreviera a salvarlo. El Conde Duque en cambio, sufrió varias rebeliones,
causando un profundo malestar. La rebelión catalana tiene gran esplendor.
En 1642 muere Richelieu en París. El Conde Duque era ya un hombre derrotado
y detestado culpable absoluto de todos los males de España, el 17 de enero de
1643 el rey finalmente tomó la decisión de cesarlo en su cargo perseguido por
sus detractores y hasta procesado por el Santo oficio moriría en toro en 1645.
Los historiadores han dado la clara victoria a Richelieu y han asignado el
fracaso a Olivares, aunque dependiendo del momento histórico en el que nos
encontremos esto podría entenderse de otra manera.

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