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Conflicto Árabe Israel
Conflicto Árabe Israel
CONFLICTO ÁRABE-ISRAEL
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN………………………………………….……………….…….…...….. 4
1. ANTECEDENTES DE LA NACIÓN ISRAELITA………………………...……… 5
1.1 ANTIGÜEDAD ………………………………………………………………… 5
7. EL MOVIMIENTO SIONISTA……………………………………………………... 25
7.1 EL SURGIMIENTO DEL SIONISMO: UNA NUEVA IDEOLOGÍA…….… 25
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10. ESTADO ACTUAL DEL CONFLICTO ISRAELI ÁRABE…………………… 39
12. CONCLUSIONES…………………………………………………………………… 43
14. BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………… 45
15. ECO-GRAFÍA………………………………………………………………………. 45
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INTRODUCCIÓN
Sucedieron varios conflictos armados entre Israel y sus vecinos árabes, que no sólo dejaron
como saldo los estragos de la guerra en los territorios, sino que también permitieron la
expansión del Estado de Israel y la ocupación de áreas pertenecientes a Palestina según lo
acordado a partir del Plan de Partición. Este trabajo, surge de la necesidad de investigar las
posibles causas del conflicto árabe-Israel desde su origen hasta la actualidad, realizando un
análisis riguroso y objetivo teniendo en cuenta los factores culturales, políticos y
económicos.
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1. ANTECEDENTES DE LA NACIÓN ISRAELITA.
1.1 Antigüedad
Durante el tercer milenio a.C., la zona estuvo ocupada por tribus seminómadas de pastores.
A finales del segundo milenio a.C. surgieron centros urbanos y, por algunos documentos
egipcios, se sabe que los faraones tenían gran interés e influencia en la zona. Los problemas
con los cananeos y filisteos forzaron a los israelitas a abandonar su flexible sistema tribal y
a unificarse, gracias al rey Saúl (1050-1010 a.C.) y sus sucesores, David y Salomón.
El mito y la historia se entremezclan en la ancha y plana piedra que hay debajo de la dorada
Cúpula de la Roca de Jerusalén. Originalmente fue un altar a Baal o a alguna otra deidad
pagana y los judíos la llaman la Piedra Fundacional, en la que comenzó el universo y Adán
fue creado del polvo. También es el supuesto lugar en el que Abraham ató a su hijo Isaac
para sacrificarlo en prueba de obediencia a Dios. El rey Salomón construyó allí mismo el
Primer Templo (templo de Salomón) en el s. X a.C. como centro del culto sacrificial judío.
Tras el reinado de Salomón [965-928 a.C.], los judíos sufrieron un período de división y
subyugación. Surgieron dos entidades rivales: el reino de Israel, en lo que hoy es la parte
norte de Cisjordania y Galilea; y el meridional reino de Judá, con capital en Jerusalén.
Cuando Sargón II de Asiria (722-705 a.C.) destruyó el primero en el 720 a.C., las 10 tribus
del norte desaparecieron.
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2. EVOLUCIÓN HISTORICA Y POLITICA DEL TERRITORIO OCUPADO POR
ISRAEL.
2.1. EVOLUCIÓN HISTORICA
Desde tiempos antiguos, el territorio donde hoy está Israel fue gobernado por culturas muy
diversas. La historia de Israel resumida da cuenta de un pueblo que ha superado duras
pruebas.
Durante el año 66 después de Cristo, el pueblo judío fue liberado del imperio romano para
formar el reino de Israel. Tras la destrucción de Jerusalén por el emperador Tito de Roma,
los judíos se alzaron en el año 135, causando el exilio e impidiéndoles seguir ocupando sus
tierras.
A la conquista de Israel por parte del imperio bizantino (año 636) le siguieron 600 años más
de invasiones, entre ellas la de los cruzados. Después, durante casi 300 años, estuvieron
bajo el dominio del sultanato Mameluco. Luego, el Imperio otomano se alzó con el control
de la región durante 400 años (entre 1516 y 1917), hasta que Gran Bretaña tomó para sí a
Israel y le cambió el nombre a Palestina.
A la muerte de Alejandro Magno (323 a.C.), Ptolomeo, uno de sus generales, reclamó
Egipto para sí y fundó un linaje que finalizaría con Cleopatra. También conquistó la Tierra
de Israel, pero en el 200 a.C. los seléucidas, una dinastía descendiente de otro de los
generales de Alejandro, Seleuco I Nicátor la invadieron. El período “helenístico” (llamado
así por el origen macedonio de los seléucidas y los cultos olímpicos que propiciaban)
estuvo marcado por el conflicto entre los saduceos, en su mayoría judíos urbanos de clase
alta, abiertos a la refinada cultura griega, y los fariseos, que se resistían a la helenización.
Cuando el rey seléucida Antíoco iv Epífanes prohibió los sacrificios en el Templo, el sabbat
y la circuncisión, los judíos, acaudillados por Judas Macabeo, se sublevaron. Capturaron
Jerusalén con tácticas de guerrilla y volvieron a dar al Templo su antiguo uso.
Justo 60 años después de que Flavio Josefo escribiera La guerra de los judíos, su relato
abiertamente prorromano de la Gran Revuelta Judía, se produjo otra insurrección: la
Rebelión de Bar Kojba (132-135 d.C.), liderada por Simón Bar Kojba, cuyas guerrillas
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vivieron en cuevas cerca del Mar Muerto y al que algunos judíos consideraban el Mesías.
Los romanos al mando de Adriano neutralizaron la rebelión con gran dificultad y ferocidad,
y aniquilaron a la población judía de Judea. Tras la victoria, Adriano intentó borrar el
judaísmo y todo resto de independencia judía; colocó estatuas de Júpiter y suyas propias en
el Templo, prohibió que los judíos vivieran en Aelia Capitolina (el nuevo nombre de
Jerusalén) y llamó Syria Palaestina a la provincia romana de Judea, por los filisteos, un
pueblo griego micénico de la costa enemigo de los judíos desde hacía mil años.
El Imperio bizantino, sucesor cristiano de la parte oriental del Imperio romano, gobernó
Palestina del s. IV a comienzos del s. VII. Durante ese tiempo hubo tres revueltas (una de
los judíos de Galilea y dos de los samaritanos), pero tal como indican las opulentas ruinas
de Beit She’an y las hermosas sinagogas de la era bizantina, el país fue próspero y, la
mayor parte del tiempo, estuvo en paz. En el año 611 se produjo la invasión de los persas,
que tomaron Jerusalén, destruyeron las iglesias y se apoderaron de la Vera Cruz. El
gobierno bizantino se restauró en el 628, pero no por mucho tiempo.
Musulmanes y cruzados
El islam y la civilización árabe llegaron a Palestina entre el 636 y el 638, cuando el califa
Omar, segundo de los sucesores del Profeta, aceptó la rendición de Jerusalén por parte de
Bizancio. Aquello sucedió seis años después de la muerte de Mahoma, a cuyos seguidores
se les había dicho que rezaran de cara a Jerusalén; en el 624 se cambió por La Meca.
El Monte del Templo era sagrado para los recién llegados musulmanes porque creían que
era el punto desde donde Mahoma había realizado el viaje nocturno (miraj) para contemplar
la gloria celestial. El Corán describe la ascensión como si sucediera en un “lugar lejano”
que los musulmanes interpretan como Jerusalén, razón por la cual se la considera la tercera
ciudad sagrada en el islam suní (después de La Meca y Medina).
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hizo la famosa promesa a los cristianos de Jerusalén de que se garantizaría “su seguridad, la
de sus bienes, sus iglesias y sus cruces”, que se cumplió en gran parte hasta el 1009, cuando
el perturbado califa fatimí Al-Haakim destruyó muchas iglesias y persiguió a cristianos y
judíos.
Cuando los cruzados tomaron Jerusalén fundaron lo que incluso los cronistas árabes
reconocieron como un próspero Estado, con una administración eficiente, basado en el
sistema feudal que imperaba en Europa. El primer rey de Jerusalén fue Balduino I (1100-
1118), que se imaginó como restaurador del reino del bíblico David y se hizo coronar el día
de Navidad en Belén, pueblo natal de David. En 1187 el famoso general kurdo-musulmán
Saladino derrotó a los cruzados en los Cuernos de Hattin, en Galilea (cerca de Arbel), y
capturó Jerusalén. Incluso los enemigos de Saladino reconocieron su buen trato a los
prisioneros y el honor con el que respetaba las treguas, algo que no puede decirse de los
jefes cruzados.
La última cruzada abandonó Oriente Próximo tras la caída de Acre en 1291, pero su
sangriento símbolo perduró. Cuando el general británico Edmund Allenby entró en
Jerusalén en 1917 para convertirse en su primer gobernante cristiano desde la victoria de
Saladino, declaró: “Ahora han acabado las Cruzadas”.
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por el sionismo, y vivían en cuatro ciudades santas para el judaísmo: Hebrón, Safed,
Tiberíades y Jerusalén, con mayoría judía desde 1850.
El aumento de la inmigración judía enojó a los árabes palestinos, que empezaban a verse a
sí mismos en términos nacionalistas y a la creciente población judía de Palestina como una
amenaza para sus intereses. Los disturbios antisionistas convulsionaron el país en 1921 y
1929, pero llegaron más judíos, en especial tras la subida al poder de Hitler en 1933. En
1931, los 174 000 judíos de Palestina constituían el 17% de la población del país y en 1941
ya eran 474 000, el 30%.
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La creciente oposición árabe palestina al sionismo y a la política del Mandato británico,
sobre todo a la inmigración judía, provocó la Revuelta Árabe (1936-1939), en la que
murieron unos 400 civiles judíos y 200 soldados británicos. El Gobierno del Mandato
suprimió la sublevación con gran violencia y mató a unos 5000 árabes palestinos. Los
judíos palestinos aprovecharon el boicot económico a los árabes para aumentar su
autonomía económica; p. ej., establecieron un puerto independiente en Tel Aviv. Sin
embargo, la Revuelta Árabe logró convencer a los británicos (que en el caso de guerra con
Alemania necesitarían petróleo árabe y buena voluntad política) de que era necesario
limitar seriamente la inmigración judía a Palestina. Justo cuando los judíos de Europa
empezaban a huir desesperadamente de Hitler (los nazis permitieron a los judíos salir de
Alemania hasta finales de 1941, siempre que encontraran un país de acogida), las puertas de
Palestina se cerraron. Incluso después de la II Guerra Mundial, los británicos impidieron
que los supervivientes del Holocausto llegaran a Palestina, lo que escandalizó a la opinión
pública judía de Palestina y EE UU; los refugiados que intentaban burlar el bloqueo eran
encarcelados en la cercana isla de Chipre.
En cuanto los británicos se retiraron la medianoche del 14 de mayo de 1948, los judíos
establecieron un Estado judío independiente y los ejércitos de Egipto, Siria, Jordania, el
Líbano e Iraq invadieron Palestina. El mariscal de campo británico Bernard Montgomery,
famoso por sus campañas en el desierto del norte de África durante la II Guerra Mundial,
comentó que Israel no sobreviviría más de tres semanas. Pero para sorpresa de los Estados
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árabes –y del mundo– los 650 000 judíos palestinos no solo no fueron derrotados, sino que
se hicieron con el control del 77% de la Palestina del Mandato (el plan de partición les
ofrecía el 56%). Jordania ocupó (y se anexionó) Cisjordania y Jerusalén oriental, y expulsó
a los residentes del barrio judío de la ciudad vieja, y Egipto se apoderó de una zona que se
conocería como la Franja de Gaza.
En lo que pasó a ser conocido como la Guerra de la Independencia de Israel, las recién
formadas y mal equipadas Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) rechazaron a los invasores en
combates intermitentes que se prolongaron por unos 15 meses y cobraron más de 6.000
vidas. Durante los primeros meses de 1949, se mantuvieron negociaciones directas, bajo los
auspicios de la ONU, entre Israel y cada uno de los países invasores (excepto Irak, que se
ha negado a negociar con Israel hasta la fecha), cuyo resultado fueron acuerdos de
armisticio que reflejaban la situación al término de los combates.
La planicie costera, la Galilea y todo el Néguev, quedaron bajo la soberanía de Israel, Judea
y Samaria (la Cisjordania) pasaron a dominio jordano, la Franja de Gaza quedó bajo
administración egipcia, y la ciudad de Jerusalén quedó dividida, controlando Jordania la
parte oriental, incluida la Ciudad Vieja, e Israel el sector occidental.
Terminada la guerra, Israel se centró en la construcción del estado por el que había luchado
tanto y tan duramente. La primera Knéset (parlamento) de 120 bancas empezó a sesionar
después de las elecciones nacionales (25 de enero de 1949) en las que participó cerca del 85
por ciento del electorado.
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Dos personas que guiaron a Israel hacia la independencia pasaron a ser los líderes del
país: David Ben-Gurión, presidente de la Agencia Judía, fue elegido primer ministro,
y Jaim Weizmann, presidente de la Organización Sionista Mundial, fue designado primer
presidente del país. El 11 de mayo de 1949, Israel ocupó su lugar como 59° miembro de las
Naciones Unidas.
De acuerdo con el concepto de "reunión de los exiliados", razón de ser de Israel, las puertas
del país se abrieron de par en par, otorgando a todo judío el derecho a establecerse en Israel
y obtener la ciudadanía a su llegada. En los primeros cuatro meses de independencia
alrededor de 50.000 inmigrantes, en su mayoría sobrevivientes del Holocausto, arribaron a
Israel. Hacia fines de 1951, habían llegado 687.000 hombres, mujeres y niños, más de
300.000 de ellos refugiados de los países árabes, duplicándose así la población judía. Los
aprietos económicos causados por la Guerra de Independencia y la necesidad de mantener a
una población en rápido crecimiento obligaron a imponer un régimen de austeridad interna
y recurrir a ayuda financiera del exterior.
El sistema de educación que había sido desarrollado por la comunidad judía en el período
preestatal, e incluía ahora al sector árabe, fue ampliado grandemente. La educación pasó a
ser gratuita y obligatoria para todos los niños entre los 5 y 14 años de edad (desde 1978 es
obligatoria hasta los 16 años y gratuita hasta los 18). La actividad cultural y artística
floreció, combinando elementos del Oriente Medio, de África del Norte y del Occidente, a
medida que los judíos que llegaban de todas partes del mundo traían consigo las tradiciones
particulares de sus comunidades, así como aspectos de la cultura prevaleciente en los países
en los que habían vivido durante generaciones. Cuando Israel celebró su décimo
aniversario, la población del país sobrepasaba los dos millones de almas.
Podemos sistematizar en tres etapas las fases por la que atravesó la política de asentamiento
del pueblo judío en la tierra de Israel/Palestina:
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inicial, el objetivo fundamental de la política de tierras practicada por los inmigrantes
judíos era obtener el mayor control de las tierras palestinas, mediante la compra, con el fin
de lograr el prometido Estado independiente en Eretz-Israel.
La segunda etapa se desarrolla desde 1948 hasta 1978. El objetivo del gobierno israelí en
cuanto a su política de tierras fue el afianzamiento del Estado de Israel por medio de la
expansión territorial sobre tierras árabes - palestinas. A partir de la Guerra de 1967, la
expansión se materializó en los distintos proyectos, propuestas y planes de asentamientos
en territorios palestinos ocupados. El supremo valor sionista de poblar las tierras bíblicas de
Israel se mantiene como precepto rector en todo plan de asentamiento.
La tercera etapa comienza en 1978, con el Acuerdo de Camp David, hasta 1999. Con la
mayor cantidad de tierras palestinas bajo control israelí, el Estado de Israel buscará ser
reconocido como estado soberano en los territorios ocupados por la comunidad
internacional y, especialmente, por el mundo árabe. De allí que Israel intenta tejer una red
de relaciones económicas, sociales, diplomáticas y culturales en el ámbito geográfico
inmediato, Medio Oriente. El gobierno israelí explota su rol de nexo entre la cultura árabe-
islámica y el mundo occidental y busca la paz con sus vecinos árabes a través de las
negociaciones directas basada en el principio de no entregar todos los territorios ocupados
como prenda de cualquier tratativa de paz.
Con distintos matices pero siempre con el firme propósito de controlar las tierras de Eretz-
Israel, la política de asentamiento del pueblo judío, desde la primera aliyah (inmigración),
sigue fundándose en la creencia conferida por la legalidad histórica de la “tierra
prometida”. Esta supuesta legalidad avala la exclusividad de la tierra en poder judío en
perjuicio de la población nativa. La tierra hoy, como para los primeros inmigrantes judíos,
se ha convertido en un compromiso nacional consciente y estratégicamente planificado. La
inmigración fue esencial para forjar los cambios que permitirían erigir el Estado de Israel
en Palestina; hoy, la inmigración, por medio de subvenciones gubernamentales, continua
siendo el mecanismo que permite lograr el control de la tan ansiada tierra de Eretz-Israel.
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La ocupación por Israel
Desde que comenzó la ocupación en junio de 1967, las implacables políticas israelíes de
confiscación de tierras, asentamiento ilegal y desposesión, sumadas a la discriminación
generalizada, han infligido un sufrimiento inmenso a la población palestina despojándola de
sus derechos fundamentales.
El régimen militar de Israel altera la vida diaria de los Territorios Palestinos Ocupados en
todos sus aspectos. Sigue afectando a cómo y cuándo los palestinos desplazarse al trabajo o
a la escuela, viajar al extranjero, visitar a familiares, ganarse la vida, asistir a un acto de
protesta y acceder a sus tierras de cultivo o incluso al suministro de electricidad o de agua
potable. Todo ello implica sufrir humillación, miedo y represión a diario. En la práctica,
Israel ha tomado como rehenes las vidas completas de estas personas. Además, ha adoptado
un complejo entramado de leyes militares para reprimir la expresión del desacuerdo con sus
políticas, y altos cargos públicos han tachado de “traidores” a los israelíes que abogan por
los derechos de la población palestina.
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3. ANTECEDENTES DEL PUEBLO ÁRABE.
La historia de los árabes es la historia, de la rica cultura que se ubicó en, una península
situada entre el Mar Rojo y el Golfo Pérsico, al suroeste de Asia. Por su clima
árido, Arabia es un desierto donde la agricultura sólo es posible en algunos lugares de
la costa y en los oasis del interior.
1. Historia Preislámica: Esta etapa estuvo formada por los pueblos semitas que
emigraron de la Península Arábiga, caracterizados por tener un idioma en común.
Así, los babilonios, caldeos, asirios, egipcios, arameos, fenicios, nabateos,
sabaneses, himaritas fueron la base de la cultura árabe. De estos pueblos que
actualmente conforman el mundo árabe, sobre todo
de Egipto, los griegos adquirieron muchos de sus conocimientos.
El islamismo se extendió hasta las fronteras con la India, pero una cantidad de vaivenes y
diferencias generaron su división en tres califatos, de esta manera en la historia de los
árabes la civilización árabe-musulmana quedó separada en:
Califato de Bagdad,
Califato de Córdoba y
Califato de El Cairo.
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Magreb, son los países que se encuentran al occidente de Egipto, como Mauritania,
Marruecos, Argelia, Túnez y Libia. Estas naciones conforman la Unión del Magreb
Árabe o UMA.
Mashrek, está conformado por el resto de las naciones que se ubican al oriente del
mundo árabe, incluyendo Egipto. La única organización existente en esta área es
el Consejo de Cooperación para Estados Árabes del Golfo, integrado
por Bahréin, Kuwait,
A esta salida se le conoce como la Hégira y con ella se inició la era islámica: el calendario
musulmán se cuenta a partir de esa fecha. Poco tiempo después, en el año
630, Muhammad reclutó un ejército y conquistó la Meca. Desde entonces, la mayor parte
de los ciudadanos abrazaron el islamismo. Dos años después el profeta Muhammad murió,
sin embargo, toda Arabia quedó unida por su doctrina, el Islam.
El Islam unió al pueblo árabe y lo lanzó a una rápida expansión militar entre los siglos VII
y VIII. A la muerte de Muhammad, la dirección del Islam fue ejercida por los califas o
sucesores del profeta. Los primeros califas, denominados ortodoxos, fueron elegidos entre
los parientes del profeta.
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capital. En esta época, los musulmanes conquistaron Marruecos y la Península Ibérica. Por
el este se extendieron hasta el río Indo y el Turquestán. A mediados del siglo VIII, después
de cruentas luchas, la familia de los Abasidas desplazó a los Omeyas y trasladó la capital
del califato a Bagdad.
La gran extensión del imperio hizo necesario crear una amplia administración, que se
inspiró en modelos bizantinos y persas:
En las provincias, los gobernadores, llamados valies o emires, tuvieron la autoridad
civil y con el tiempo, incluso militar.
Se llama mundo árabe o países árabes al conjunto de los países en los que los hablantes del
pueblo árabe o la lengua árabe son mayoría. El mundo árabe, está formado por los países
occidentales del Medio Oriente, específicamente a los de la península arábiga, y a las
naciones del Magreb y el Cuerno de África. O sea, a los miembros de la Liga Árabe. Por
extensión, se designa con este nombre asimismo a la comunidad mundial de personas que
forman los que tienen el árabe en sus múltiples variantes como lengua materna.
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La existencia del mundo árabe es consecuencia de la conquista islámica a partir del año
622, primero de la Hégira. Los árabes originales habitaban la península de Arabia y algunas
regiones circundantes. Los conquistadores musulmanes extendieron fundamentalmente su
religión, el islam, y la lengua oficial del Estado islámico, el árabe. La implantación de
ambas en las zonas conquistadas fue variable a las poblaciones. Así, hubo poblaciones que
adoptaron ambas cosas, como son la mayoría de las que actualmente componen el mundo
árabe, de religión predominantemente musulmana.
Los árabes son los arquitectos de la cultura semítica de la que descienden todos los pueblos
semíticos de la antigüedad, incluidos judíos, babilonios, asirios, caldeos, etc. Además,
muchos definen a todos los árabes como descendientes de Ismael, y esta es una definición
torpe y estrecha. Ismael solo forma una de las ramas ancestrales de los árabes de la
Península Arábiga y no representa la generalidad.
El término aparece por primera vez en los escritos del padre de la historia, Herodoto en su
gran ensayo “Historia”, define en un número de espacios a lo largo de su trabajo, la zona al
sur de Fenicia, con el nombre de Siria Palistinah. El significado del nombre: La región siria
donde se asientan los filisteos. Hacia el final del primer siglo antes de Cristo, comienza a
aparecer el nombre en los escritos romanos, en forma de Siria Palæstina
El uso generalizado del concepto de Palestina como una unidad geopolítica comenzó
después de la revuelta de Bar Kojba (135 d.c.). Adriano, el emperador de Roma, impuso
una serie de castigos a los judíos rebeldes y, entre otras cosas, cambió oficialmente el
nombre del país en lugar de “Judea-Yehuda” para llamarlo Palæstina. Desde entonces,
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hasta el día de hoy, con cambios menores, ha sido el nombre oficial. El estado provincial de
Palestina fue abolido e incorporado en la provincia de Siria, en adelante llamada Siria
Palæstina, alrededor del año 300, el “Itinerarium Antonini Augusti” es una composición
que describe el sistema de caminos en las estaciones romanas, las carreteras y estaciones en
Palæstina también se mencionan.
En la época moderna: El creciente interés por el estudio de Oriente desde principios del
siglo XIX, y por Israel, en particular, llevó a la creación de institutos de investigación
dedicados al estudio de la tierra y lleva el nombre de “Palestina”. Cientos de libros de
estudios y viajes publicados en el siglo XIX fijaron el nombre científico del país.
A lo largo del siglo XX, con el surgimiento del movimiento nacional árabe, comenzaron
sus portavoces a usar el nombre “Falestin” en el sentido moderno: el término árabe para lo
que los judíos llamaban la “Tierra de Israel”. En 1911, dos periodistas, los primos Issa al-
Issa y Yusuf al-Issa, comenzaron a publicar un periódico llamado “Falestin (Palestina)”. El
objetivo final de sus editores, ambos cristianos nacidos en Jaffa (Yafo), era luchar contra la
invasión sionista de la tierra. Este periódico, que existió hasta 1967, fue una de las primeras
expresiones del movimiento nacional palestino. Cabe destacar que hasta la Primera Guerra
Mundial, este movimiento incluía solo un puñado de intelectuales.
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6. RELACION DE LAS DOS GUERRAS MUNDIALES CON EL MODERNO
ESTADO DE ISRAEL.
En la Gran Guerra, Turquía se alinea con las Potencias Centrales –Alemania e Imperio
austrohúngaro–, y pese a que el sultán llama a la yihad contra el bando aliado (Gran
Bretaña, Francia y Rusia) los ára-bes perciben que la oportunidad de librarse del yugo
otomano ha llega-do; por lo tanto, los contactos realizados por los británicos con Husein,
jerife de la Meca, Guardián de los Santos Lugares y persona de gran prestigio en el mundo
árabe, no caen en saco roto, y entre julio de 1915 y enero de 1916 se produce un cruce de
misivas entre Husein y el alto comisario británico en El Cairo, Mac Mahon43, en el cual se
ofrece la posibilidad de crear un Estado árabe independiente, si bien con un cierto lenguaje
ambiguo respecto a los límites territoriales, pues deter-minadas zonas solicitadas por
Sin embargo, en 1916 se había firmado el Acuerdo Sykes-Picot entre Gran Bretaña y
Francia para repartirse Oriente Próximo una vez derrotado el Imperio otomano. Las ne-
gociaciones iniciales incluían a Rusia, ansiosa de obtener la salida al mar Mediterráneo, e
incluso Italia intentó obtener una parte en la zona, pero el reparto final quedó como señala
la foto adjunta. Este acuerdo garantizaba a Gran Bretaña el control de determinadas zonas
costeras –esenciales para un imperio marítimo–, zonas ricas en petróleo –la Primera Guerra
Mundial supondría un punto de no retorno en la mecanización basada en el motor de
explosión– y la fragmentación del territorio que, sumado al apoyo proporcionado al
nacionalismo árabe laico, limitaría el poder de Califa evitando la reunificación de todo
Oriente bajo la bandera del panislamismo, además de asegurar el tránsito hacia la joya del
Imperio británico, la India.
Este acuerdo, de contenido secreto, salió a la luz cuando los bolcheviques asumieron el
poder en Rusia y lo hicieron público, lo que generó fuertes controversias en Oriente
Próximo, pues era contrario a lo acordado respecto a la creación de una gran nación árabe.
Por otra parte, en noviembre de 1917 se emite la Declaración Balfour45, en la que se señala
que Gran Bretaña vería con buenos ojos el establecimiento de un hogar nacional judío en
Palestina, lo que es percibido por los árabes como un choque frontal ante las promesas
recibidas; la complejidad del entorno a nivel macro se reproduce a nivel micro y, para
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ambos grupos, árabe y judío, en plena expansión nacionalista, se genera un panorama en el
cual la conflictividad no tardaría en aparecer. La Primera Guerra Mundial concluye en
1918, acaba con cuatro imperios (otomano, ruso, austrohúngaro y alemán), pero no parece
que ponga fin a muchas de las controversias abiertas en el mundo y tampoco a las habidas
en Palestina.
Al intervenir en la Gran Guerra como aliado de los alemanes, el Imperio Otomano quedó
situado dentro el bando perdedor; por ello, a partir de 1916 Francia e Inglaterra a decidieron
comenzar a concretar la repartición de las provincias árabes pertenecientes al imperio. Así
fue que por medio de acuerdos secretos firmados por el cónsul general francés Charles
Picot y el diputado británico sir Mark Sykes –los llamado acuerdos Sykes-Picot, luego
revisados y reconfirmados por el acuerdo de Lausana 1923-, Gran Bretaña se apoderó del
este de Irak con los protectorados de Omán, Bahréin y Kuwait, lo que indudablemente le
permitió aumentar su presencia en el tan disputado Golfo Pérsico, clave por su posición
estratégica en la ruta hacia la India. Además, acumuló influencia en el resto de Irak, el norte
de la península Arábiga y Transjordania. Por su parte, Francia acaparó para sí el Líbano,
Siria y el norte de Irak. Por último, Palestina quedó bajo control británico
Mientras todo esto se desarrollaba, en Siria, Irak, el Líbano y el reino de Nejdz y Herjaz
(Península Arábiga), surgieron grupos que aspiraban a la formación de un gran Estado
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árabe independiente. En 1930 se concretó la independencia de Irak; Siria y el Líbano
accedieron a una autonomía controlada en 1936, y Egipto en 1923 obtuvo la independencia
formal. En la mayoría de los casos las potencias occidentales consintieron el acceso al
poder de familias tradicionales que de alguna manera “juraron fidelidad” tanto a ingleses
como franceses.
La rápida jugada realizada por el movimiento sionista británico y sus contactos con el
gobierno hicieron posible ligar el futuro político del sionismo con los intereses británicos.
Esta decisión fue fundamental porque fervientes activistas sionistas se encargaron de
organizar brigadas probritánicas para luchar en la contienda. Pero no fueron los esfuerzos
realizados por los ishuv los que provocaron la buena voluntad británica con respecto a los
intereses nacionalistas judíos; fueron factores de orden estratégico. En primer término,
consideraron que apoyando al sionismo lograrían influir en el sionismo americano,
provocando el ingreso de los Estados Unidos a la contienda. En segundo término, apostaron
por ciertos acuerdos con los sionistas, ya que consideraban decisiva su ayuda para expulsar
al Imperio Otomano de la zona. En tercer lugar, pensaban que al apoyar al sionismo y
eliminar a los turcos, encontraban una justificación para el abandono del compromiso
contraído con Francia en 1916 por medio de los acuerdos Sykes-Picot. Por último,
consideraban que una parte del cuerpo de oficiales alemán y austríaco era judío; de allí que
intentaran persuadir a los oficiales de los ejércitos a desertar. Para ello lanzaron una masiva
propaganda en yiddish sobre Alemania y Austria proclamando que los aliados estaban
dando tierra de Israel al pueblo de Israel, y de esta forma la victoria aliada implicaría el
retorno del pueblo judío.
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capital del reino que él creía prometido- y se proclamara Rey de los Árabes. Los límites
geográficos de este reino no estaban del todo claros, pero, sin duda no incluían el Líbano y
Palestina, debido a que el primer territorio fue entregado a Francia y el segundo a Gran
Bretaña. Finalmente, el devastado Imperio Otomano firmó el armisticio de Mudros, el 30
de octubre de 1918, y el consiguiente tratado de paz de Sèvres en 1920, en el que el
territorio turco quedaba confinado al corazón mismo de Anatolia. El resto de la Turquía
asiática fue ocupado por los aliados.
A medida que se desarrollaba la contienda, las noticias sobre el trágico destino del
judaísmo europeo llegaron paulatinamente al ishuv. La nueva crisis que estaba atravesando
el judaísmo convenció a los líderes del moviendo sionista de la necesidad de reformular su
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estrategia. Fue así que en 1942, los máximos representantes de éste movimiento en los
Estados Unidos por pedido de Ben Gurión -por ese entonces presidente de la Agencia
Judía-, elaboraron el denominado “Programa de Biltmore”, en el cual se postulaba la
imperiosa necesidad de crear un Estado judío en Palestina. Al mismo tiempo, se exigía la
apertura inmediata de las fronteras en Palestina, para permitir el ingreso de inmigrantes.
En territorios palestinos se intensificaron las luchas contra los ingleses debido a la creciente
indiferencia que éstos mostraban respecto del problema judío. En es lucha tomaron parte
grupos extremistas, como el Etzel (primero llamada “Irgún Tzevai Leumí”-Organización
Militar Nacional) y el Lehi (“Luchadores por la liberación de Israel”). Estos grupos
radicales llevaron a cabo operaciones de sabotaje contra el ejército inglés. El primero de
ellos, liderado por Menajem Beguin, fue el que organizó la fuga de la prisión de Aco y la
destrucción de las oficinas administrativas centrales inglesas en el “Hotel King David” el
22 de julio de 1946 en Jerusalén. La Hagana, fuerza armada de las instancias oficiales
del ishuv, no estaba de acuerdo con la estrategia de ambas organizaciones y las consideraba
como grupos disidentes, llegando incluso a colaborar con los ingleses en la detención de
partidarios de esos grupos. Pero finalizada la guerra, fue tal la desilusión de la población
judía, incluyendo a los líderes del ishuv, que ellos mismos y su organización militar se
pusieron al frente de la lucha contra el imperialismo británico.
24
Unidos, la necesidad de terminar con los viejos imperios se planteó como una cuestión
meramente económica: la posibilidad de ampliar mercados sin que existieran privilegios ni
barreras aduaneras como en la época imperial. En el caso de la Unión Soviética, su
anticolonialismo coincidía con los principios del marxismo- leninismo. Durante la
contienda y los años posteriores a la misma, la URSS se mostró al extremo reservada frente
a los nacionalismos, fundamentalmente por cuestiones diplomáticas. Pero cuando en 1947
se produjo la ruptura con el Occidente, el anticolonialismo se transformó en uno de sus
bastiones contra el mundo capitalista.
7. EL MOVIMIENTO SIONISTA
A finales del siglo XVIII, el auge de las tendencias seculares producto del Iluminismo en
Europa, provocaron un cambio sustancial en la vida cotidiana de los judíos. La forma de
vivir de esta comunidad había girado hasta ese entonces en torno a los preceptos religiosos,
pero con el cambio cultural y social provocado por las “nuevas ideas” y el culto al
progreso, se abrieron nuevas y variadas posibilidades, desconocidas hasta ese entonces.
Debido a ello, algunos judíos comenzaron a aplicar su talento en variadas disciplinas como
la filosofía o la literatura y lograron, en algunos sectores selectos de la intelectualidad, una
integración/asimilación casi perfecta con el mundo occidental.
Durante los siglos XVII, XVIII y XIX, importantes sectores del judaísmo se transformaron
en la avanzada de las ideas más progresistas y revolucionarias de la sociedad, asumiendo
una posición política liberal antifeudal, y con el tiempo marxista y anticapitalista. Su
25
rechazo creciente al tradicionalismo, establecido entre otros por su propia religión, los llevó
a elaborar teorías destinadas cambiar en profundidad el orden establecido: “Rechazando
una ortodoxia que encuentran, apolillada, rutinaria y fósil, promueven un judaísmo
edulcorado y cada vez menos judío.
El sionismo es el movimiento nacionalista del pueblo judío, que plantea como objetivo el
regreso de los judíos del mundo a la tierra de Israel, su patria originaria, para constituir una
entidad política independiente, un Estado-nación. Toma su nombre de Sion, la colina de la
parte nordeste de Jerusalén sobre la que antiguamente se construyó la ciudad y en los que se
encontraba el templo de Salomón.Según Yosef Gorny y las subsiguientes interpretaciones
sobre éste de Norman G. Finkelstein, en las bases del sionismo “moderno”, se dio lo que
denominan un “consenso ideológico”, que abarcaba las diferentes variantes del
26
pensamiento sionista de ese entonces. Las tres tendencias que coexistían en ese consenso
eran: un sionismo cultural o místico, un sionismopolítico-nacionalista y uno de
corte laborista. Estas vertientes de pensamiento coincidían en un punto fundamental que les
permitía plantear la posibilidad de consenso: la necesidad de alcanzar una mayoría
numérica de judíos en territorios palestinos.
27
La adhesión de cada una de estas concepciones a la creación de un Estado judío para la
nación judía “se expresó de forma concreta y sin ambigüedades en su insistencia en que ese
futuro Estado concedería un status privilegiado a los judíos de la diáspora”. Sin embargo,
tanto el sionismo político como el sionismo laborista con esa afirmación no descartaban la
existencia de una minoría árabe que sería respetada en todos sus derechos tanto civiles
como políticos, lo que por muchos fue denominado como un Estado binacional.
Simplemente se pretendía establecer que la cara visible del Estado de Israel iba a ser la
comunidad judía, como se daba incluso en muchos casos de Estados contemporáneos.
El sionismo siempre defendió el derecho histórico que tenían los judíos de volver a la tierra
prometida, lo que se denominó “derecho de retorno”. Este derecho prioritario a establecer
un Estado judío en tierras palestinas se basaba, supuestamente, en la presencia primigenia
del pueblo judío en esa tierra. Su justificación, además de política -como vimos con
anterioridad en la explicación de nación o comunidad orgánica- era de carácter topográfico,
ya que consideraba que la solución para el problema judío era “el asentamiento de los
judíos en su patria histórica y el candidato obvio para tal patria era por supuesto Palestina
(Tierra de Israel), con sus variadas resonancias para el pueblo judío”. El hecho de presentar
esta tierra como patria histórica tenía dos consecuencias directas: la primera era que en el
mundo había un pueblo sin un Estado –aunque había muchas comunidades en la misma
situación-, residiendo por lo tanto en un Estado (o varios) ajeno a él; por esa razón se
enfrentaba a los claros problemas de asimilación y de rechazo –el antisemitismo-. La
segunda consecuencia era que esta patria de carácter histórico con derechos inalienables
dejaba en segundo plano a los árabes residentes en esos territorios desde siglos antes. Según
esta teoría, los árabes autóctonos palestinos, a diferencia de los judíos, no eran una
comunidad separada con características propias –como sí lo eran los judíos residentes allí-,
con un pasado en común y un futuro por delante, sino que, por el contrario, pertenecían a
una nación superior –la nación árabe sin estado- en la que las tierras palestinas propiamente
dichas no tenían ningún significado específico. Este argumento justificaba el derecho de
congregar a todos los judíos del mundo en sus tierras, las tierras de Palestina, para poder
conformar un Estado-nación de carácter predominantemente judío, en el cual sin duda
estaba permitido el asentamiento de otras comunidades, las cuales tendrías los mismos
derechos que los judíos, pero solamente constituirían una minoría.
28
Más allá de los aportes de los teóricos citados, Theodore Herzl (1860-1904) –periodista
austriaco judío es considerado como el auténtico organizador del movimiento sionista. Este
prestigioso periodista, perfectamente asimilado a las costumbres y usanzas de su país natal,
fue testigo presencial del famoso caso de Alfred Dreyfus, capitán del ejército francés de
origen judío, acusado de espionaje y alta traición a Francia en favor de los intereses
alemanes. Esta falsa acusación conmocionó a una parte importante de la sociedad francesa
y Herzl pudo observar las manifestaciones callejeras del pueblo convulsionado por los
acontecimientos, mostrando un antisemitismo irracional. Ante estos hechos, Herzl
comprendió la necesidad de resolver la cuestión judía, planteando esa solución en su
famoso libro llamado “El Estado Judío”. Si bien es considerado padre del movimiento
sionista, en sus comienzos Herzl no fijaba exclusivamente su vista en Palestina y en el
monte Sión: “Que se nos otorgue la soberanía sobre una parte del planeta lo bastante grande
para satisfacer las justas exigencias de una nación; lo demás lo haremos por nosotros
mismos”
Herzl optaba por esta estrategia, firmemente apoyada por una gran parte del movimiento
sionista, porque estaba convencido de que los indígenas árabes residentes en tierras
palestinas desde hacía muchas generaciones no iban a estar de acuerdo con la inmigración
en masa de judíos, por lo que era imprescindible una legitimación internacional para lograr
los objetivos deseados. El aporte principal de Herzl a la causa judía fue la idea de la
fundación de un Estado para el pueblo judío; su trabajo fue la expresión en términos
políticos –la formación de una entidad estatal moderna- del deseo místico de la comunidad
judía en diáspora. Su ímpetu y fuerza de voluntad animaron a un movimiento nacionalista
cada vez más estructurado y abocado a la conformación de un Estado judío en las tierras de
Palestina. Entre el 29 y el 31 de agosto de 1897 logró convocarse el primer Congreso
Sionista Mundial en Basilea (Suiza), cuyo principal objetivo era la unificación de de todas
las organizaciones sionistas del mundo. A este primer Congreso asistieron 200 delegados
de países de todo el mundo y de él surgió lo que para muchos fue el texto fundador del
movimiento sionista, en el que se establecía como patria para el pueblo judío la tierra de
Israel.
29
En el primer Congreso se creó la Organización Sionista Mundial, encargada de agrupar a
todas las instituciones que en cualquier lado del mundo –sea la misma Palestina o cualquier
otro sitio- apoyaran la creación del Estado judío. La organización se encargó de convocar a
los sucesivos congresos mundiales: tanto el II (1898) como el III (1899) tuvieron lugar en
Viena. Lo destacable del II Congreso fue, a pesar de la insistente negativa de Herzl, la
decisión explícita de estimular la colonización en territorio palestino aunque no fueran
establecidos acuerdos diplomáticos ni garantías políticas. El IV Congreso (1900) fue
convocado en Londres y el V (1901) nuevamente en Viena. En este último se organizó la
Banca Nacional Judía y “se adoptó el principio de rescate sistemático de la tierra en
Palestina con la creación del Fondo Agrario Nacional.
30
8. ORIGEN DEL CONFLICTO MODERNO ISRAELI ÁRABE.
Durante esta década de los 20´s se promueve la migración judía hacia “el hogar nacional”
financiado por el movimiento sionista. Los disturbios entre árabes y judíos comenzaron a
escenificarse con tintes cada vez más graves y violentos.
La corona británica envió una Comisión real de investigación para indagar sobre las raíces
del conflicto árabe–judío encabezado por Lord Robert Peel con la finalidad de erradicar las
olas de violencia. Recomendó abolir el mandato y dividir Palestina en dos estados
separados como solución a la rivalidad; sin embargo, ante el rechazo por los dos bandos la
propuesta de partición fue archivada.
31
en el Medio Oriente, mientras el flujo migratorio clandestino de judíos continuó a pesar del
cerco de vigilancia de las tropas británicas. Gran Bretaña, debilitada por la guerra, no
estaba en condiciones de afrontar el problema palestino y lo lleva a la ONU, instancia que
crea el Comité de las Naciones Unidas para Palestina (UNSCOP) y que aprueba dividir este
país, separando aproximadamente la mitad del territorio para formar un estado judío
independiente (resolución 181, noviembre de 1947).
El ascenso del coronel Gamal Abdel Nasser al poder de Egipto fortalece el nacionalismo
árabe. Llevó a cabo una política anti-occidental, específicamente contra franceses y
32
británicos deseosos de prolongar su influencia en el Medio Oriente, y se mostró partidario
de liberar a Palestina de los judíos para lo cual organizó a los fedayines (bandas de
guerrilleros) para sabotear y asesinar al interior de Israel. Nasser puso en práctica su
política reivindicativa de las aspiraciones nacionalistas en contra de la antigua metrópoli
colonial, la Gran Bretaña, demandando la firma de un convenio para la evacuación del
canal de Suez. El líder egipcio orientó su política exterior hacia un mayor acercamiento con
países del bloque comunista, tal fue el acuerdo celebrado con Checoslovaquia para el
suministro de aviones de combate, bombarderos y la adquisición de tanques soviéticos y el
desplazamiento de asesores para adiestrar al ejército egipcio.
Este proceder generó la antipatía del gobierno estadounidense que canceló su apoyo
económico para la construcción de la presa de Assuán. Nasser, para impulsar este proyecto,
determinó nacionalizar el canal de Suez administrado por accionistas británicos y franceses,
y así obtener los recursos económicos necesarios y cerrar el paso al comercio israelí a
través del mar Rojo.
Gran Bretaña, Francia e Israel, en reunión secreta, planearon atacar militarmente a Egipto y
propiciar la caída de Nasser, que desde la perspectiva del primer ministro británico
Anthony Eden estaba en camino de formar una Arabia unida sometida al control egipcio y a
la influencia comunista. La invasión conjunta a Egipto ocurrió el 29 de octubre de 1956.
Los israelitas invadieron la península del Sinaí, mientras británicos y franceses asediaban
con bombardeos los campos aéreos egipcios logrando desembarcar en el puerto Said al
norte del canal de Suez. Esta agresión fue condenada por la comunidad internacional.
Estadounidenses y soviéticos demandaron a través de la ONU el cese al fuego, orillando a
los invasores a evacuar territorio egipcio sin lograr el cometido de derribar a Nasser, quien
en esos momentos dimensionó su prestigio como líder del nacionalismo árabe contra la
interferencia europea.
La instauración del bloque egipcio del Canal de Suez, y un mayor acercamiento con
la URSS.
33
La reducción de las exportaciones de petróleo a Europa occidental por parte de los
árabes.
La vigilancia de la frontera de Egipto e Israel por las tropas de la ONU, los cascos
azules.
Los gobernantes de Iraq, Abdul Rahman Arif y de Siria, Nureddin al-Atassi, ambos
adscritos al Partido Ba’ ath (Partido del Renacimiento Árabe Socialista, que funcionaba
como una organización panárabe con ramas en diferentes países) asumieron una política
nacionalista y anti-occidental, y mostraron disposición para cooperar con Egipto.
Nasser, con la convicción de recibir el apoyo de Iraq y Siria, decide atacar a Israel. Ordena
el desplazamiento de tropas a la frontera con Israel en el Sinaí, solicita el retiro de las
fuerzas de Naciones Unidas que custodiaban la angosta franja a lo largo de la costa que
conecta a Gaza con el resto de Egipto y bloquea el golfo de Aqaba.
34
ataque aéreo realizado en una operación relámpago por los israelíes fue devastador:
destruyeron la mayor parte de la fuerza aérea egipcia en tierra.
La alianza árabe no tuvo otra alternativa que aceptar el cese al fuego exhortado por la
ONU. Los israelíes ocuparon la totalidad de Gaza, Cisjordania, la península del Sinaí, el
este de Jerusalén y los altos del Golán en Siria; sin la pretensión de evacuarlos, inclusive
inician políticas de expropiación de tierras, la instalación de colonos y el control de la
población palestina.
La cuarta guerra árabe-israelí: Guerra del Yom Kippur (6-25 de octubre de 1973)
El estallido del conflicto tiene entre sus detonantes la presión de la OLP a los estados
árabes para precipitar una acción de fuerza contra Israel. La OLP desata actos terroristas,
entre el más sonado sobresale el sufrido por miembros del equipo israelí en los Juegos
Olímpicos de Munich, Alemania (1972).
También el deseo de revancha de Siria y Egipto, con la intención de recuperar los territorios
perdidos en la guerra de 1967 –los altos del Golán y el Sinaí respectivamente-, motiva a los
gobernantes Hafez al-Asad y a Anuar el Sadat a reequipar sus ejércitos con la ayuda
soviética. Siria y Egipto, con el apoyo de Irak, Jordania, Marruecos y la URSS atacan a
Israel el 6 de octubre de 1973, día del Yom Kippur (festividad religiosa judía, el Día del
Perdón). Los israelíes se sobrepusieron al ataque sorpresivo, y a través de un puente aéreo
los estadounidenses suministraron material bélico sofisticado a sus aliados que les permitió
no sólo recuperar posiciones sino impulsar una contraofensiva.
35
Mediante resolución la ONU aprueba el cese al fuego el 22 de octubre de 1973. Tres días
después, los países beligerantes deciden terminar el conflicto. Los israelíes logran
conservar los territorios ocupados en 1967. Sin embargo, como resultado del armisticio,
egipcios e israelíes deciden convenir reuniones para negociar la paz en términos de
igualdad. Una primera reunión se celebró en Ginebra (10 de octubre de 1975), en ésta los
israelíes se comprometen a abandonar el canal de Suez y los egipcios a renunciar a la
guerra unilateral y a efectuar amenazas contra Israel.
La segunda reunión se celebró en Camp David, Estados Unidos entre Anuar el Sadat de
Egipto y el primer ministro israelí Menahem Beigin con la intermediación de Jimmy Carter
(septiembre de 1978), se culminó con la firma de un Tratado de Paz entre Egipto e Israel en
Washington (26 de marzo de 1979). Los israelíes se comprometieron a devolver la
península del Sinaí a Egipto mediante el retiro gradual, en tanto que Egipto se obligaba a no
atacar Israel nuevamente y garantizaba abastecerlo de petróleo de los pozos recién abiertos
en el sur de la península.
Por obvias razones el Tratado fue condenado por la OLP y la mayoría de los países árabes.
En 1974 la ONU reconoce a la OLP como legítimo representante de los intereses
palestinos, sin embargo, el conflicto palestino-israelí sigue vigente en el Medio Oriente, sin
que se prevea una solución pacífica y convincente para ambos bandos con marcadas
diferencias culturales.
La guerra Hamás-Israel
En junio del 2014 el secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes por palestinos
desencadenó una rápida y violenta respuesta. Israel lanzó una importante ofensiva contra
Hamás en Cisjordania, mató a 10 palestinos y detuvo a cientos más. Se dispararon cohetes
hacia Gaza y desde Gaza a Israel. Esa guerra de 50 días entre Hamás e Israel dejó más de
2100 palestinos (69% de ellos civiles según la ONU) y 73 israelíes (67 de ellos soldados)
muertos, gran parte de la Franja de Gaza (17 200 hogares incl.) en ruinas y cientos de miles
de civiles, en especial niños, traumatizados. El escudo antimisiles Cúpula de Hierro de
Israel prácticamente neutralizó la amenaza de Hamás.
36
9. EL PAPEL DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL EN EL CONFLICTO
ISRAELI ARABE.
Las reclamaciones de judíos y palestinos sobre el mismo territorio han llevado a cinco
guerras abiertas y a un constante clima de enfrentamiento latente entre el estado de Israel y
sus vecinos árabes, durante varias décadas. Pero vayamos relatando los hechos de una
manera a cronológica.
Los países árabes que rodeaban esta zona: Egipto, Siria, Jordania, no podían tolerar
semejante robo de sus tierras y declararon la guerra a Israel que consigue la victoria en
poco tiempo. El 6 de enero de 1949 se firma la paz e Israel logra anexionarse hasta un 78%
del territorio palestino convirtiendo al 80% de la población en refugiada. La paz, sin
embargo no se logró tan fácilmente y las guerras continuaron en 1951, 1967 y 1973
enfrentándose en ellas el ejercito judio moderno y bien preparado contra el árabe que
aunque era más numeroso pero estaba mal equipado y completamente dividido.
37
La OLP estaba tratando de rehacer sus filas y llamar la atención de la opinión pública
internacional sobre la legitimidad de su causa cuando estalla en los Territorios Ocupados la
primera Intifada, un movimiento de resistencia relativamente independiente del liderazgo
exterior, que durante tres años enfrenta a niños y adolescentes armados sólo con piedras
con el potentísimo ejército israelí. En estas guerras de guerrillas fallecen 50 israelitas frente
a más de 1000 palestinos. La desproporción entre ambos bandos es patente pero cara a la
opinión pública el triunfo es de la causa palestina cuyo gobierno la apoyará e incluso con
armas dando lugar así al surgimiento del movimiento radical Hamas.
Tras la guerra del Golfo contra Iraq en 1991 y ante el temor de que se levanten los países
árabes en la zona, los EEUU deciden organizar una serie de conferencias entre los judíos y
los palestinos para tratar de llegar a una paz en la zona. Aquí se encuadran la Conferencia
de Madrid en 1991, los Acuerdos de Oslo en 1993 y 1995. Tras el asesinato del presidente
Rabin en 1995 los siguientes gobiernos que se sucedieron continuaron con su política de
hechos consumados, ocupando territorios palestinos, construyendo colonias agresivas y
aterrorizando, cada vez más a sus gentes. En el año 2000 se celebran las conversaciones de
Camp David entre judíos y palestinos, bajo la égida del presidente de EEUU, Clinton. No
llegaron a ningún acuerdo. Ese mismo año estalla la segunda Intifada en la que perecen
4000 palestinos, muchos de ellos niños. Esta dura hasta el 2005. Durante el gobierno de
Ariel Sharon se manda construir un muro con el que los judíos se anexionan otra parte de
Cisjordania dejando algunos pueblos partidos por la mitad y otros separados de sus tierras
de cultivo. En el 2004 la Corte Internacional de Justicia de la Haya declara ilegal la
construcción del muro y exige su demolición, aunque Israel ignora dicha resolución
internacional. En enero de 2006 el movimiento de resistencia Hamas ganó las elecciones
legislativas palestinas y esto no hizo más que empeorar la situación con los israelitas.
Durante el año 2007 han continuado la situación de deterioro en la zona palestina sobre
todo en la zona de Gaza donde la población ha pasado de tener un índice de pobreza del
29% en el año 2000 al 81% en el 2007. Actualmente resulta casi imposible salir de la zona
ni siquiera por problemas de salud ni incluso a las organizaciones humanitarias. Los
alimentos y el agua escasean, faltan medicinas y el fuel está bloqueado de manera que se
hace imposible, con frecuencia, el uso de generadores eléctricos.
38
10. ESTADO ACTUAL DEL CONFLICTO ISRAELI ÁRABE.
La Franja de Gaza continúa sometida a un bloqueo que comprende medidas tales como
restricciones sobre los bienes que pueden importar-se desde Gaza y el cierre de los puntos
de paso para personas, bienes y servicios, incluyendo cortes en el suministro de
combustible y de electricidad; por otra parte, la reducción de la zona en la que los
pescadores palestinos pueden ejercer su actividad, así como la existencia de una “zona
colchón” a lo largo de la frontera con Israel en la cual no se puede cultivar, minora
sustancialmente la cantidad de suelo agrícola e industrial en la Franja. Todo ello tiene unas
graves repercusiones no solo en la actividad económica del millón y medio de personas que
viven en Gaza, sino también en las condiciones de vida y salud de las mismas. Una de las
formas empleadas para burlar el bloqueo es el empleo de túneles; ya en el año 2008 se
estimaba que existían unos quinientos tú-neles operativos, creándose alrededor de los
mismos un floreciente negocio que mueve unos seiscientos cincuenta millones de dólares
anuales; este tráfico de mercancías, que si bien contribuye a aliviar la intensa presión del
bloqueo israelí, por otra parte daña la economía de la Franja, tráfico que Egipto pretende
eliminar construyendo un muro de acero bajo tierra, además de, por parte israelí, volar con
explosivos los túneles que son localizados. El intento de romper el bloqueo a Gaza por
medio de un convoy de buques de diversas organizaciones finalizó, en mayo del año 2010,
con el asalto israelí al mismo con resultado de varios muertos, la interceptación de la flotilla
y una campaña a nivel mundial de desprestigio para Israel. La comisión designada por el
Gobierno israelí para investigar los hechos señala, como conclusiones generales, que el
asalto al buque Mavi Marmara fue legal y que la muerte de nueve civiles turcos se produjo
en legítima defensa, si bien el primer ministro de Turquía, Erdogan, citó que “nada será ya
lo mismo”, en referencia a que Israel ha perdido en gran medida el apoyo de esta nación,
apoyo extremadamente valioso dado que procede de una nación musulmana.
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En esta marejada que hace caer gobiernos, las repercusiones que puede traer la Primavera
Árabe sobre los palestinos son inciertas: ciertas voces apuntan a que la “primavera árabe
palestina” pretende apuntalar el “Estado” –el “Estado palestino”–, y no derrocarlo como en
los países vecinos, si bien para los israelíes estas manifestaciones pueden degenerar en una
nueva intifada150; incluso, para Jimmy Carter, el acuerdo suscrito entre Hamás y la
Autoridad Nacional Palestina puede ser entendido como la contribución palestina a esa
Primavera Árabe, tanto por el convencimiento de ambas partes de lograr la imposibilidad
de cumplir sus objetivos mientras se encuentren enfrentados como por los desvelos del
nuevo gobierno provisional egipcio surgido de dicha revuelta151. La Autoridad Nacional
Palestina intenta mantener la violencia bajo control, pues como señaló el líder palestino
Abbas en Estados Unidos en septiembre de 2011, previo a solicitar el reconocimiento como
Estado de Palestina en la ONU “Nunca volveremos a la intifada. La dicotomía entre la
Autoridad Nacional Palestina y Hamás, la constante necesidad de construcción y
consolidación de un Israel formado por múltiples oleadas de emigrantes y la volubilidad del
entorno regional y global generan un panorama que, pese al abuso que puede hacerse del
término, es realmente complejo. Llegados a este punto, quizás sea el momento de realizar
una reflexión final.
El conflicto, que se centra en saber qué bando tiene la legitimidad sobre los supuestos
territorios ocupados, en especial Jerusalén, ha sufrido numerosas oleadas de violencia
extrema, de entre las que destacaremos las dos Intifadas y el conocido como “Verano de
Gaza”. Actualmente Israel es reconocido por la mayoría de la comunidad internacional
como Estado; sin embargo, no pasa lo mismo con Palestina, que solo cuenta con el
reconocimiento de unos pocos, de entre los que destaca la comunidad musulmana.
40
11. SOLUCIONES Y PROPUESTAS.
A favor de transformar Israel en ese Estado único, se puede señalar que compartir objetivos
comunes acabaría generando intereses comunes; garantizaría igualdad de derechos a todos
los grupos étnicos del mismo; reuniría a todos los habitantes en un Estado secular evitando,
de esta forma, las condenas y la situación de aislamiento, posibilitando la creación de un
Estado poderoso y quedando, de esta manera, eliminada la amenaza de las naciones rivales
de Israel, lo que garantizaría la supervivencia de los judíos en Palestina.
41
En este contexto de binacionalismo, se refiere a un sistema por el cual los dos grupos
mayoritarios, judíos y palestinos, mantienen su carácter independiente tanto política como
legalmente, con nacionalidades sepa-radas si bien conviviendo en el mismo Estado.
Esta propuesta plantea la creación de una república federal y secular con los siguientes
parámetros:
Esta opción constituye, por el momento, la solución aceptada por la mayor parte de los
líderes y organizaciones internacionales: la creación de un Estado palestino en los
territorios de Cisjordania y Gaza, junto al Estado de Israel. Frente a esta propuesta, Israel
alega motivos de seguridad, y que su propia existencia se vería de nuevo seriamente
amenazada por la existencia, junto a sus fronteras, de un potencial Estado enemigo desde el
cual no solo se puede batir por el fuego a la casi totalidad de su territorio.
42
12. CONCLUSIONES
Es necesario el que se llegue a conseguir tener una garantía total, por ambas partes,
de seguridad mutua y de lucha contra el terrorismo.
43
13. PUNTO DE VISTA PERSONAL.
Hay múltiples razones que hacen de Oriente Próximo una zona cada vez más decisiva en el
marco de las relaciones internacionales: su creciente peso demográfico, su importancia
geoestratégica, su relevante papel en el aprovisionamiento energético, etcétera. Esta región
se encuentra condicionada por el conflicto árabe–israelí, en particular por su vertiente
Israel–Palestina.
El mundo entero está interesado en este conflicto, pero sus tímidos intentos por llamar al
diálogo no han dado fruto. Otro actor importante en este conflicto es el Vaticano, por el
hecho de que los lugares santos cristianos se encuentran en ese territorio.
44
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