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ARTICULO DE OPINION SOBRE LA DIVISION

DE LAS ENTIDADES DEL TERRITORIO Y SUS FUNCIONES

EDWIN ANDRES PEREZ RODRIGUEZ ID: 435295

DOCENTE: ELVER ALFONSO ABRIL COY

NRC: 50-7075

CORPORACION UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOS “UNIMINUTO”

CONSTITUCION POLITICA

CUNDINAMARCA - FACATATIVA 2022


LA DIVISION DE LAS ENTIDADES TERRITORIALES Y SUS FUNCIONES

A lo largo de nuestra historia, ha habido una necesidad de establecer límites territoriales y


con ello instaurando mecanismos de comercio, administrativos, políticos, jurídicos, en fin; todo
lo anterior antes de 1991 era validado en la omisión y desconocimiento, sin embargo, con la
instauración y declaratoria de una nueva Carta Magna, surgen nuevas posturas de
reconocimiento, adopción y protección de nuevas formas administrativas, así mismo, su utilidad
y aplicación actual depende en gran medida de su propósito.

Al ser ciudadanos residentes en Colombia, estamos inmersos en reconocer la división territorial,


que de acuerdo a la Constitución Política de 1991 se caracteriza por ser un estado unitario
descentralizado, con autonomía de las autoridades territoriales, donde hay una preeminencia del
municipio, proliferan las formas de administración territorial y se garantiza la financiación de las
entidades territoriales mediante transferencias de recursos fiscales de la nación (Hernández, A.
2001b. p. 94)

Nuestro modelo de organización territorial reconoce, adopta y protege los territorios indígenas
como parte de nuestra sociedad, así mismo, su diversidad étnica y cultural patrimonio de
nuestra nación, como su capacidad jurídica en dichos territorios; estas posturas contrastan con
las establecidas en épocas anteriores, por ejemplo, la constitución de 1886, no reconocía el
concepto de vida comunitaria, ni el concepto de propiedad colectiva sobre las tierras de las
comunidades indígenas, mucho menos la participación de las comunidades en los procesos
políticos, o en la decisión sobre el uso de los recursos naturales, a diferencia del alcance
establecido actualmente en Colombia. Toda esta situación desconocida, fue analizada, tratada
y debatida en la Asamblea Nacional Constituyente, en la cual se obtuvieron grandes
cambios a favor de estas comunidades.

La descentralización territorial permitió que el poder público fuese adoptado por el pueblo quien
en su autonomía territorial escogiera su forma de participación democrática sin que se desligue de
la toma de decisiones del Ente Nacional. A nivel territorial, se estableció una división que
actualmente figura y que consta de departamentos, municipios, distritos, áreas
metropolitanas, provincias y regiones; cada una de ellas cumpliendo un fin establecido y a su
vez apoyado de entes administrativos locales. Cabe señalar que en el artículo 307 y 325 se dan
luces de organización territorial por regiones, pero si bien es cierto, a nivel geográfico se
reconocen seis regiones, a nivel jurídico carecen de toda validez.

La descentralización fue la excusa para el establecimiento y ejecución de políticas sociales del


Estado; de esta forma los municipios se convirtieron en entes autónomos, soberanos e
independientes, ya que aumentaron sus funciones, competencias y servicios desplazando los
departamentos a un segundo plano; opinión que comparte el profesor Hernández (2005c.),
quien comenta lo siguiente “debido a la declinación institucional de los departamentos, el
Estado pasa por una etapa de federalismo municipal de facto, en la cual solo el Gobierno
Nacional tiene capacidad para coordinar los municipios, convertido en administración itinerante
que se conecta con las administraciones locales en periódicos encuentros locales y regionales.
De esta manera, la administración nacional se ha convertido, no se podría asegurar si a su pesar,
en el directo y legitimo interlocutor de los alcaldes”.

Otro punto a considerar de las instituciones públicas, es la problemática relacionada o centrada en


aquello que agobia no solo a este sector sino también a la vida en conjunto de cada uno de los
ciudadanos colombianos, y es nada más y nada menos que la corrupción, la cual y en
palabras de Kenji (2013), “en nuestro país hay demasiada sobreabundancia de los afamados
vivos bobos que se aprovechan de situaciones y creen ser más avispados que los otros”…, no
obstante, se resalta que en una de sus conferencias, él pone como ejemplo las ventas
autosuficientes en Japón, en las cuales un tendero puede dejar produciendo su negocio, bajando
de esta manera el valor de algunos productos, que en comparación con un tendero colombiano la
situación seria evidentemente un robo debido a que no hay una persona atenta al cuidado del
negocio, por esto se les llama vivos bobos, llevando al incremento exorbitante de precios,
logrando así generar una reacción en cadena; por ello, valdría insistir que el problema
fundamental radica en la moral y los valores personales, ya que ellos determinan en gran medida
el actuar y accionar del pueblo en la toma de decisiones.

“En Colombia casi todo está a la venta. La política es una de las “mercancías” que más se mueve
por esta época: el mejor postor obtiene los votos, y quienes negocian los sufragios no tienen
derecho a reclamar nada de aquellos a los que eligen de forma espuria. Lo terrible de todo
ese funesto trueque es que los contratos estatales y el manejo ilegal de la salud y la educación,
entre otros entuertos, son los que, a la postre, subsidian las ansias de poder y riqueza de los
que ven en la democracia un botín lleno de oportunidades para utilizar en beneficio propio.
Los votos del pueblo se compran con los recursos del pueblo”. (Espriella, A. 2014)

En Colombia, la Constitución Política de 1991 consideró la definición de categorías territoriales


que permitieran distinguir a los municipios en términos de funciones, organización y
gobierno, a partir de sus diferencias en materia de recursos, población, situación geográfica e
importancia económica. Sin embargo, los desarrollos normativos solamente tomaron en cuenta
los recursos como factor diferenciador y la categorización no repercutió en una distinción en las
funciones, el gobierno y la organización de las entidades territoriales. En estas condiciones, la
descentralización se ha construido sobre una base normativa uniforme, definida a partir del
parámetro de las entidades territoriales más grandes, confiriendo a las demás en débiles al no
poder igualar sus capacidades y potencialidades con aquellas. Esta situación ha impedido que
particularmente los municipios, y en especial los más pequeños, hayan podido aprovechar sus
ventajas y cualidades para el mejoramiento de las condiciones de sus territorios y la calidad de
vida de sus poblaciones.
Se debe entender que el cumplimiento de las funciones de los entes territoriales y divisiones
territoriales yacen en el pueblo quien debe concientizarse de la importancia del mejoramiento de
la calidad de vida de sus habitantes, para ello implica desarrollar toda una serie de estrategias y
metodologías que impacten y renueven la fe perdida en estos organismos; el Gobierno Nacional,
departamental y local deberían replantearse nuevos objetivos en pro de garantizar el estricto
cumplimiento y omisión de los errores ya expuestos y conocidos.

Los individuos residentes en cada territorio tienen y deben reflexionar sobre la manera de la
formulación de estrategias de mejora, en pro de la identificación de falencias propias inmersas en
lo geográfico, político y social. Con esto se logra que seamos ciudadanos activos y veedores,
participes de conocimiento y retroalimentación ante el desconocimiento u omisión de
información de problemáticas ya identificadas.

EFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Young S. Samuel. 2009. Elementos para el estudio de la Constitución Política de Colombia.


Bogotá: Corporación Universitaria Minuto de Dios. págs. 61-65 Báez M. Ángela María. 2017.

EL CONCEPTO DE TERRITORIO EN LA COSMOGONÍA INDÍGENA EN COLOMBIA; UN ESTUDIO


JURÍDICO SOBRE LA RELACIÓN DEL CONCEPTO DE TERRITORIO INDÍGENA Y SUS MECANISMOS
DE PROTECCIÓN POR PARTE DEL ESTADO.

Bogotá. Universidad Católica de Colombia. Págs. 23-25

Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=KjNMP3qIWfg La historia de la corrupción


latinoamericana, según Yokoi Kenji. 2018

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