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Unidad I
Cada visión del pasado es producto de su propio tiempo, y las ideas y métodos evolucionan
constantemente. Así, pueden identificarse diversas fases:
- Fase especulativa: abarca los mitos de creación que las distintas culturas
establecen para explicar por qué la sociedad es como es, y la fascinación por las
culturas que preceden a la actual.
- Primeras excavaciones – s. XVIII: primeras excavaciones de yacimientos
destacados, desarrolladas por Thomas Jefferson. Marca el fin de la fase especulativa
para adoptar un enfoque científico basado en la evidencia concreta.
Incluyó las excavaciones en Pompeya, que fuera descubierta en 1738.
- Inicios de la arqueología moderna – s. XIX: precedente de la geología, estudia la
estratificación de las rocas, estableciendo las bases de la excavación arqueológica.
Fue aplicada al pasado humano, y constituyó el principio del uniformismo.
- Reconocimiento de la antigüedad del hombre – s. XIX: las ideas previas
permitieron sentar las bases del acontecimiento más importante en la historia
intelectual del siglo XIX: el reconocimiento de la antigüedad del hombre, a partir
del análisis de artefactos humanos y huesos de animales extinguidos. Se comprobó
así la necesidad de una prehistoria de la humanidad.
- Evolucionismo – s. XIX: los hallazgos de Boucher de Perthes en relación con la
antigüedad del hombre armonizaron con los de Charles Darwin que, a partir de su El
origen de las especies (1859), estableció el concepto de evolución como la mejor
explicación del origen y desarrollo de todas las plantas y animales. Demostró cómo se
producían esos cambios a partir de la selección natural y la supervivencia del
espécimen más apto, proceso del cual había surgido la especie humana.
Así, podía darse comienzo a la búsqueda de los orígenes del hombre en el registro
material, mediante técnicas arqueológicas.
- Sistema de las tres edades – s. XIX: otro recurso conceptual para el estudio del
progreso de la prehistoria europea fue la propuesta de dividir la prehistoria en la
secuencia de Edad de Piedra, de Bronce y de Hierro. Luego, la edad de piedra se
subdividió también entre el Paleolítico y el Neolítico.
Estas teorías permitieron concebir que, a partir del estudio y clasificación de los
artefactos prehistóricos, podía llevarse a cabo una ordenación cronológica y
sistemática.
Los tres grandes avances -la antigüedad del hombre, la teoría de la evolución y el sistema
de las tres edades- propusieron un marco para el estudio del pasado.
Tras los avances que éstos permitieron, se abrió un nuevo período, el período histórico-
clasificatorio – s. XIX a 1960, con el interés centrado en la cronología y la descripción del
desarrollo de la cultura en cada zona, especialmente, hacia 1900, con la metodología de
excavación.
A partir de 1960, nace la arqueología procesual, que aboga por un enfoque conjuntivo en
el que se tuviera en consideración el sistema cultural en su totalidad. Se pone un mayor
énfasis en el aspecto social, para una interpretación más amplia de los procesos generales
que actúan en la historia de cada cultura.
Esta arqueología procesual fue encabezada por Binford, y defendía que el razonamiento
arqueológico debe ser explícito, basado en argumentos, y no en la autoridad personal de un
especialista. Así, presenta ciertos postulados:
- Naturaleza de la arqueología como explicativa, frente a la descriptiva. Supone
reconstruir y emplear teorías.
- Explicación del proceso cultural, frente a la historia cultural. Permite la
generalización.
- Razonamiento deductivo, frente al inductivo. Busca formular hipótesis, elaborar
modelos y deducir consecuencias.
- Verificación: contraste frente a la autoridad. Las hipótesis deben contrastarse.
- Enfoque en la investigación: diseño de proyectos frente a la acumulación de datos.
El enfoque es cuantitativo y cualitativo.
- Perspectiva: optimismo, al creer que es posible interpretar todos los aspectos a
partir de los estudios actualísticos, y lo dinámico y estático, frente al pesimismo de
limitarse a lo hallado y a la descripción de objetos. Comentario [CPL5]: Se vincula con
los textos de Frére (estudios
actualísticos) y el texto de González
Ruibal.
‘Estudio de la materialidad del pasado’, González Ruibal y Vila
La teoría arqueológica a la cual adhiere el investigador lidera las preguntas que éste se hará
en su labor. Resulta imposible separar la teoría del resto del proceso de investigación
arqueológica, ya que cada una de sus fases implica el uso de ciertos conceptos y la asunción
de premisas de tipo teórico, social y político.
Teorías:
- Escuela histórico-cultural: consideraba que lo que podía hacer la disciplina era definir
conjuntos materiales recurrentes, que se identificaban como culturas.
Post WWII, el descrédito de la noción de raza basada en el racismo biológico impidió la
continuación de esta teoría, y la arqueología sólo mantuvo la cultura material:
definición de áreas de dispersión de objetos o rasgos estilísticos, tipologías y
secuencias de artefactos.
Se la considera una arqueología pesimista, ya que entiende que no es posible
responder a muchas de las preguntas que se hacen sobre el pasado.
- Nueva arqueología/arqueología procesual – 60s: observando los aspectos
económicos revolucionarios que afectaron a las poblaciones antiguas evidenciados en
huellas materiales, la nueva arqueología dejó de centrarse en la descripción de objetos
para concentrarse en las leyes del proceso cultural.
La arqueología se vio muy influenciada por la antropología cultural concentrada en la
evolución y el funcionalismo dentro de un sistema social. Así, arqueólogos como
Binford plantearon la existencia de leyes generales que gobiernan el desarrollo de las
sociedades humanas.
La aplicación de leyes generales no fue exitosa, pero motivó la adopción de las teorías
de alcance medio, situadas a medio camino entre datos empíricos observables durante
una investigación y grandes teorías abstractas. Permiten distinguir entre procesos
deposicionales (intervención de seres humanos) y posdeposicionales (procesos Comentario [CPL6]: Como en la
geológicos, biológicos, atmosféricos, intervención humana posterior al abandono del teoría que Vanzotti propone para Otzi.
sitio, etc.).
Esta teoría sigue teniendo vigencia, a pesar de que las leyes fueron prontamente
descartadas, ya que permitió centrar el estudio de la sociedad a través de la
cultura material de forma sistemática, encontrando correlatos materiales a las
formaciones sociopolíticas.
Por oposición a la corriente histórico-cultural, se la considera una arqueología
optimista, al entender que era posible estudiar la cultura material para entender a los
grupos sociales que la habían originado, volviendo al pasado algo asequible, que puede
ser interpretado.
Un autor relevante que se encuadra en este paradigma es Binford, quien considera que
la arqueología es mucho más que simplemente descubrir objetos del pasado. El registro
arqueológico está en el presente y para poder entender las conductas que lo originaron
deben ser interpretados. En este punto el autor desarrolla una relación entre la
dinámica, es decir, la compresión de conductas y actividades del pasado, y las
consecuencias que las mismas dejan en los vestigios observables en el presente, lo
estático.
La Nueva Arqueología estuvo acompañada por un descubrimiento importante para la
disciplina, la datación por carbono 14.
- Arqueología posprocesual – 70s: defienden que las personas inciden directamente en
la historia, y que manipulan activamente los objetos con fines sociales y políticos.
Se abandona la concepción de que las cosas son reflejo de la sociedad, para establecer
que éstas forman parte de la creación y legitimación de un determinado orden
social, o bien que pueden servir como armas de resistencia para subvertir el orden
establecido.
‘La caza del carroñero – Scavanger hunt’, Shipman Comentario [CPL12]: Homínido
temprano como carroñeo
Shipman emplea la arqueología experimental para poner a prueba la hipótesis del
Arqueología experimental
hombre cazador. En este sentido, la autora plantea que, en lugar de cazar y abandonar las
presas que luego serían carroñadas por los carnívoros, eran los homínidos quienes ejercían
la tarea de carroñear lo que fuera cazado por los carnívoros.
La autora documenta el daño microscópico causado por diferentes agentes en huesos de
animales, a fin de compararlos con el daño que podría haber hecho el hombre cazador en
su caza. Especialmente, la arqueóloga se concentró en las huellas -producto de útiles líticos-
de corte en los restos óseos, al haberse encontrado los mismos en yacimientos
arqueológicos. Se manufacturaron entonces estos útiles a modo de experimento,
trabajando con huesos de carnicería.
Se logró demostrar convincentemente que, hace casi 2 MA atrás, los homínidos que
empleaban útiles líticos habían procesado los cuerpos muertos de animales.
La autora desarrolla tres líneas de investigación a fin de analizar si existían patrones
similares de marcas en los fósiles y en los huesos de carnicería, a partir de las herramientas
líticas, que determinarían si los homínidos tempranos tuvieron un comportamiento similar
al de los cazadores modernos o no. Estas líneas fueron:
- Primero: los cazadores humanos desarticulan sistemáticamente a sus presas grandes,
que no son consumidas en el lugar de matanza. El desmembramiento deja un patrón
predecible de huellas de corte que debían poder ser replicadas.
- Segundo: los cazadores modernos frecuentemente descarnan los cuerpos de las
presas, para separar carne de hueso, con un patrón particular en la diáfisis (sección
central) de los huesos. Si los homínidos tempranos compartían su alimento, las huellas
de corte en la diáfisis debían hallarse en los fósiles.
- Tercero: los cazadores humanos extraen cueros y tendones para usarlos en vestimenta
y útiles, dejando marcas en lugares donde hay poca carne rodeando al hueso
(generalmente en las extremidades). Esto implicaría más marcas en estos huesos que
en las partes más carnosas.
La autora estudia huesos provenientes de otro yacimiento, Prolonged Drift (de antigüedad
de 2.300 años), y los compara con el material de Olduvai en sus patrones de huellas de
corte y distribuciones de marcas de dientes. Así, concluye que los huesos de Olduvai no
mostraban el patrón de distribución que era predecible, ni huellas de descarne ni
desarticulación, sino el mismo patrón de distribución que las marcas de dientes de
animales carnívoros. Esto implicaría que en vez de cazar presas y abandonar restos
que serían carroñados por animales carnívoros, tal vez los homínidos carroñaban a
posteriori de la actividad cazadora de los animales carnívoros.
Caza v. carroñeo: en primer término, el carroñeo evita la tarea de tener que asegurarse la
muerte de su alimento. Un predador sufre un desgaste energético mayor. Pero si el
carroñeo puede –en esos mismos términos- resultar económico, es muy arriesgado, ya que
raramente los predadores dejan su presa sin defenderla de los carroñeros. Tanto
predadores y carroñeros sufren los gastos inherentes a la lucha por la posesión de los
restos.
Debido a que los cadáveres de los animales son siempre escasos, al mayor costo del
carroñeo es la necesidad de cubrir y explorar una mayor cantidad de territorio. Además de
la resistencia física, los carroñeos requieren ser eficaces en la localización de presas
muertas.
Apoyo de la teoría de los homínidos tempranos como carroñeros: las tres especies de
homínidos que coexistían en el tiempo de la BED I (Homo habilis, Australopithecus
africanus y Australopithecus robustus) estaban adaptadas al bipedalismo erecto, que les
facilitaba la movilidad y la visibilidad de objetos en el suelo y de cazadores cerca, y se
combinaba con su agilidad para trepar árboles, extendiendo el área observable. Además, la
bipedia liberaba las manos de exigencias locomotrices, posibilitando el acarreo.
La bipedación, entonces, es compatible con una estrategia carroñera, que, sumado a los
útiles líticos, facilitaron la alimentación de los homínidos tempranos, complementada por
los frutos. Además, debe ponderarse la capacidad del carroñeo en grupo como estrategia
para amedrentar predadores.
En síntesis, las evidencias de huellas de corte en huesos, el desgaste dentario y la
bipedación sumadas al conocimiento de la adaptación carroñera en general, es consistente
con la hipótesis de que hace dos millones de años los homínidos fuesen carroñeros
más que idóneos y consumados cazadores. El hombre cazador puede haber aparecido
recién entre 1.5 MA y 700 mil años atrás, cuando vemos la existencia de una tendencia
omnívora con mayor proporción de carne en la dieta alimentaria. Este antepasado más
heroico puede haber sido el Homo erectus, equipado de útiles líticos de estilo Achelense y
empleo cada vez más frecuente del fuego.
arqueólogos, más que en el estudio de restos fósiles y en la ecología del forrajeo -búsqueda
de sustento-. Así, han dado por supuesto erróneamente que los primeros homínidos se
enfocaban en la caza abundante, predecible y segura, empleando el carroñeo en forma
marginal.
Los autores plantean que el carroñeo tal vez haya sido más común que la caza hace 2
MA, en la transición del Plioceno al Pleistoceno, momento en el cual surgieron los útiles
líticos, la práctica de descuartizar y trocear animales que éstos permitieron, y la evolución
del Homo de mayor cerebro.
Antecedentes del debate caza-carroñeo: la teoría del hombre cazador nunca ha sido
corroborada por el registro fósil, aunque fue primeramente presentada por Charles Darwin
al referirse a la selección natural y el agrandamiento de cerebro, empleo de utensilios,
bipedismo y cambios en la dentición.
Numerosos autores han criticado esta teoría infundada. Entre éstos, se encuentran Glynn
Isaac -que demostró que los primeros homínidos se asentaban en hogares, permitiendo la
división del trabajo y la búsqueda de carroñas comestibles mientras en el hogar e recogían
frutas y tubérculos-; y Binford -quien, al someter a un nuevo análisis tafonómico los
elementos hallados en Olduvai, sostuvo que en tiempos del Homo habilis la evolución no
había llegado a la caza ni a la compartición de comida, sino que se dependía del carroñeo
para alimentarse de animales grandes, sólo cazando a aquellos de menor tamaño-.
El carroñeo y la evolución: el ambiente boscoso ofrecía a los bípedos parcialmente arbóreos
refugio y escondrijos para ocultar los restos, mientras que el carroñeo en llanura abierta Comentario [CPL14]: Apoyo a la
requería de velocidad y fuerzas mayores que las de los primeros homínidos. teoría de Potts de los campamentos
base como escondrijos.
Los autores plantan que, para los primeros homínidos, la práctica de la caza constituiría
una verdadera proeza, ya que su físico no sería imponente: de baja estatura y peso, la
longitud de sus brazos sugiere el refugio en los árboles frente a predadores más eficaces.
Además, los utensilios no podrían constituir armas propiamente dichas para protegerse de
éstos.
El carroñeo entonces era fundamental para acceder al alimento de la carne, que
complementaba en la alimentación omnívora a los vegetales y frutos. Así, comenzaron a
emplear útiles líticos que luego, hacia el Módulo II, perfeccionaron, a partir del estímulo
del carroñeo. Éste, entonces, constituía un estímulo suficiente capaz de favorecer la
selección de las cualidades humanas, al generar la necesidad no sólo de mejorar las
herramientas, sino también de desarrollar mapas mentales del territorio a fin de
determinar dónde se producían hechos de caza para carroñear, y dónde madurarían las
cosechas de frutos. Además, favoreció la sociabilidad, en tanto impulsó la cooperación de
grupos para la búsqueda, preparación y compartición de comida -y, a partir de lo visto en
otros autores, la eventual defensa-.
‘El Homo sapiens: polifacético, flexible e ingenioso’, Haidle Comentario [CPL17]: Ver. Mucho
más amplio en el texto de Belu, hace
Haidle se refiere al desarrollo cognitivo presente en el Homo sapiens, caracterizando a un recorrido por las características
actuales y pasadas del Homo sapiens.
la especie por su enorme flexibilidad producto de:
Menciona al fuego.
- Constitución física que lo capacita a llevar a cabo actividades de toda clase.
- Elevado grado de desarrollo de las capacidades cognitivas.
- Necesidad de crear cultura: el autor entiende la cultura como la competencia para
transmitir conocimientos de una generación a otra, con independencia del parentesco
biológico.
Un rasgo particular del ser humano consiste en su facultad para adquirir habilidades y
conocimientos sin necesidad de experimentarlos por sí mismo: puede aprender por
medio de la instrucción y la imitación de la conducta ajena, aunque en un principio no
entienda su utilidad.
La disposición de los hombres para establecer relaciones sociales y culturales se debió,
entonces, a no depender de una única dieta, a la versatilidad manual, y a la capacidad de
comunicación por medio de palabras y gestos, que permite la adecuación a
circunstancias diversas.
Unidad V
pampeanos.
Existen dos sitios arqueológicos en la PBA, La Moderna (1972-1984) y Campo Laborde
(2000-al presente) que aportan información para el trabajo. Éste busca caracterizar la
ocupación humana temprana de las llanuras adyacentes al sector noroccidental del
Sistema Serrano de Tandilia, y para ello resume interpretaciones sobre aspectos
vinculados a las conductas de los cazadores-recolectores tempranos, las estrategias
tecnológicas y de subsistencia, la antigüedad y funcionalidad de los sitios arqueológicos, la
movilidad y el uso de los distintos ambientes pampeanos.
- La Moderna: primer sitio arqueológico registrado de la región pampeana donde la
asociación estratigráfica entre artefactos líticos y fauna extinguida fue confirmada.
Las primeras excavaciones permitieron identificar dos eventos de ocupación
humana (denominados componentes culturales):
o Componente inferior: relacionado con la ocupación más antigua del área. Se
ubica en una unidad geológica transicional en la Formación Luján, y está
integrada por sedimentos correspondientes a las orillas de un paleopantano.
En ellos se han encontrado restos líticos y huesos de un armadillo gigante
extinguido (gliptodonte). Las dataciones radiocarbónicas ubican su
ocupación en el Holoceno temprano.
Se hallaron elementos líticos de corte y raspado de sustancias duras, cuyas
materias primas provienen de afloramientos rocosos del Sistema Serrano de
Tandilia.
El gliptodonte fue posiblemente cazado o carroñado y depostado en las
orillas del pantano. Parte de su esqueleto pudo haber sido trasladado a
campamentos residenciales o sitios de actividades múltiples. La tafonomía de
los restos del gliptodonte señala que éste no es resultado de la acumulación
de elementos dispersos y desconectados a causa del curso de agua, sino que
la asociación de huesos y materiales líticos en la unidad transicional fue un
evento producido como resultado de la actividad humana intencional
como es la caza o carroñeo y el despostamiento de una presa.
o Componente superior: no se desarrolla.
- Campo Laborde: ubicado en la cuenca superior del arroyo Tapalqué, presentó la
totalidad de los materiales arqueológicos (restos óseos y material lítico) hallados en
sedimentos asignables a un antiguo paleopantano del Holoceno temprano. El
material de los elementos líticos proviene del Sistema Serrano de Tandilia.
En el sitio se encontraron materiales óseos provenientes de diversos
megamamíferos extinguidos, fauna actual, mamíferos pequeños y medianos. Muy
pocos de estos huesos muestran evidencias de modificaciones humanas, y éstas
pueden haberse producido por la extracción del tuétano para comida, o para la
confección de instrumentos.
Cronología del sitio: presentan ambos sitios discrepancias obtenidas en los fechados
radiocarbónicos, por lo que ha requerido múltiples dataciones.
Se ha determinado que la cronología del Componente Inferior del sitio La Moderna se
encontraría entre los 7000 y 7500 años AP. Por otra parte, el sitio Campo Laborde se
ubica dentro del Holoceno temprano, entre 9700 y 6700 años AP.
Qué ocurrió en ambos sitios: permiten reconstruir algunos aspectos de la vida de los
antiguos grupos indígenas de la región pampeana. Lo hallado en La Moderna no permite
concluir si los restos pertenecen a una presa cazada o carroñada -muerta por causas
naturales en el pantano-, aunque la ausencia de armas líticas indicaría que se trató de lo
segundo. La ausencia de una gran cantidad de unidades anatómicas que poseen altos rindes
económicos (grasa y carne), sugieren que las mismas fueron transportadas hacia otros
sitios como los campamentos residenciales.
Los análisis tecnológicos de los materiales líticos hallados en Campo Laborda indican que
en el sitio se llevaron a cabo las últimas etapas de la fabricación de los instrumentos líticos y
la reactivación de los filos de las herramientas que habrían sido utilizados para procesar al
animal cazado. La ausencia de instrumentos confeccionados sobre otras rocas que sí
aparecen como desechos permite plantear que los indígenas emplearon una estrategia
conservada, por la cual los instrumentos utilizados para procesar al animal fueron
transportados hacia otros sitios, abandonando en el sitio los elementos dañados durante el
procesamiento de la presa.
Las evidencias obtenidas en La Moderna y Campo Laborde son similares en varios
aspectos: la antigüedad de las ocupaciones de los sitios es coincidente (Holoceno
temprano), poseen casi la misma situación topográfica y ubicación en el paisaje
(paleopantanos o ambientes lagunares), una secuencia estratigráfica equivalente y
una asociación faunística comparable. Ambos sitios serían el resultado del uso de
lugares pantanosos como lugares de matanza o carroñeo de grandes mamíferos
pleistocénicos.
Se observan, más allá de las similitudes, diferencias en las estrategias de obtención de
las presas y en el tratamiento de los recursos líticos: en La Moderna el consumo del
gliptodonte habría sido el resultado de una estrategia de carroñeo, como parte de un
encuentro casual con el animal ya muerto naturalmente o moribundo. En Campo Laborde,
en cambio, ello habría sido producto de una estrategia de caza, probablemente con lanzas
de puntas líticas.
En los dos sitios se identificó el uso de instrumentos tallados con mucha elaboración
sobre alguna de las rocas, todas ellas provenientes del Sistema Serrano de Tandilia.
El poblamiento temprano de la región: se sostiene la tesis más sólida: los indígenas
americanos provienen de ancestros del Este asiático, y llegaron al continente
entrando por el noroeste en algún momento durante el Pleistoceno final.
Existen distintas vías de entrada propuestas:
- A través de la costa Pacífica: los sitios arqueológicos más tempranos se
encontrarían bajo agua debido a los cambios de la línea de costa luego del
derretimiento de los grandes glaciares.
Llegada muy temprana al continente, más de 100.000 años atrás.
- Ruta continental a través del Estrecho de Bering: este estrecho se había
transformado en un puente terrestre que unía ambos continentes en gran parte del
Pleistoceno debido al descenso del nivel del mar durante las glaciaciones.
Es la ruta más aceptada por los investigadores. Entrada tardía al continente, hace
12.000 años AP.
- Modelo intermedio: en los momentos finales del Pleistoceno, entre los 20.000 y
15.000 años AP.
Las evidencias arqueológicas de este poblamiento inicial indican que a finales del
Pleistoceno (12.000-11.000 años AP) las llanuras pampeanas de Argentina estaban
ocupadas por bandas de cazadores recolectores, por lo que no se apoya la teoría del
poblamiento tardío del continente, ni la teoría de una gran antigüedad. Se trataría,
entonces, de la tercera teoría intermedia.
Una vez en la región pampeana, los primeros pobladores debieron enfrentarse a diversos
problemas, como el abastecimiento de materias primas (rocas de buena calidad para
instrumentos líticos, que acabaron encontrándose en los sistemas de Tandilia y Ventania).
La baja ocupación de la región habría garantizado que las bandas de cazadores-
recolectores no haya necesitado competir entre sí por recursos.
Mantuvieron una alta movilidad espacial en las primeras bandas. Los autores refieren
amplios rangos de movilidad o intercambio de estos grupos, en tanto los cazadores-
recolectores tempranos del Cono sur americano compartieron entre sí una tecnología lítica
similar, caracterizada por la punta de proyectil ‘cola de pescado’. Existen diferencias en
cuanto a diversidad y frecuencia de artefactos líticos, sin embargo: mientras que en el
Sistema Serrano de Tandilia están presentes una gran variedad de instrumentos y distintas
etapas de producción de éstos, en la llanura Interserrana se presentan numerosos desechos
líticos producto de la manufactura final de artefactos y escasa presencia de elementos
formales, lo que se explica por la alta disponibilidad de materia prima de calidad en
Tandilia, y deficiente presencia de ésta en la llanura.
Otro desafío que afrontar fue la obtención de alimentos de origen animal -
aparentemente centrales en su dieta, aunque la región pampeana no posee condiciones
favorables para la preservación de material orgánico vegetal que pueda demostrar lo
contrario-. Sea cual fuera la estrategia de obtención de las presas, es probable que la
actividad de los primeros habitantes del continente haya desencadenado modificaciones en
el medio ambiente de tal magnitud que podrían haber tenido una gran influencia en la
extinción de los grandes mamíferos del Pleistoceno. En este sentido, se ha planteado una
relación multicausal entre los cambios climáticos y ambientales y la actividad producida
por los seres humanos para explicar la desaparición de los grandes mamíferos.
‘La fachada atlántica como puerta de ingreso alternativa a América’, Miotti
El autor analiza la entrada por la vía Atlántica, a diferencia de autores anteriores que
analizaron la vía marítima Pacífica. Así, indica que, durante la transición del Pleistoceno al
Holoceno (13.000 años a 8.500 años), las condiciones climáticas y ambientales fueron
profundas y altamente cambiantes, generando cambios en los niveles del mar con breves
pero drásticos episodios de expansión de glaciares. Tal cuadro paleoambiental sugiere
diferencias mayores entre los dos hemisferios en cuanto a la disponibilidad espacial y de
recursos para las primeras ocupaciones humanas.
El modelo de las adaptaciones acuáticas es útil como herramienta teórica para reevaluar las
proposiciones vigentes. En América del Sur, la glaciación de montaña produjo un efecto
menos severo en la periferia del registrado en el norte. Esta gran diferencia de
extensión y volumen de los glaciares fue lo que, a su vez, resaltó más la menor
continentalidad y mayor variabilidad ambiental y biogeográfica del sur por sobre el norte.
La conexión y cercanía de América del Sur con África, sur de Asia y Australia hace 3 MA,
sumado a sus características marinas, la diferencian de América del Norte, permitiendo
inferir una mayor variabilidad ambiental y mejor incidencia de los procesos de la última
glaciación en Sudamérica respecto de Norteamérica.
Los procesos de enfriamiento dieron por resultado una mayor continentalidad y
aridización, con corrimiento de las estructuras vegetacionales y una mayor concentración
de selvas y bosques. En América del Sur, la glaciación de montaña en el sector andino
produjo un efecto menos severo en la periferia que el registrado en el Norte, beneficiando
un poblamiento más fluido debido a la mayor oferta de territorio disponible para la
ocupación humana.
El autor destaca la necesidad de priorizar al litoral marino como ambiente para el
poblamiento, dado que:
- Las costas marinas ofrecen un camino claro entre la tierra y el mar, permitiendo
combinar con los beneficios de los recursos terrestres y marinos.
- Es el camino donde desaguan los ríos, por lo que hay agua potable.
Unidad VI
‘La lección de los huesos de Abú-Hureyra’, Molleson Comentario [CPL23]: Mucho más
amplio y con más datos en el resumen
A través del análisis de los huesos y dientes encontrados en Abu Hureyra, fue posible de Belu.
establecer algunas actividades que se llevaron a cabo en esta aldea, ocupada entre los
11.500 y los 10.000 años (período de recolecta: se recogían semillas y cazaban gacelas) y
luego a partir de los 9.800 años (comienzo de los cultivos: cultivo de trigo, preparación de
cereales y legumbres, etc.).
Se evidencia en los huesos una actividad física agotadora en lo que respecta a la
preparación de los cereales y legumbres. Así, pueden observarse prominentes
desarrollos de las vértebras cervicales (que indican la carga de pesos en la cabeza) y
lesiones en las rodillas y en los dedos gordos (que indican largas horas de trabajo femenino
dedicadas a la molienda del grano de rodillas). Esto indicaría una rudimentaria división de
papeles: se puede suponer que mientras las mujeres se ocupaban del trabajo del grano, los
hombres cazaban y, con la llegada de la agricultura, cultivaban las plantas. En los dientes, a
su vez, se puede observar el efecto del grano molido toscamente, y se cree que también
eran empleados para fabricar cestas, también sugiriendo la división del trabajo. Se
encontraron lesiones discales y aplastamiento. En las rodillas se aumenta el tamaño de las
superficies articulares. Los pies muestran lesiones producto del trabajo realizado. También
hay muestra de osteoporosis en algunos individuos.
Se evidencia un cambio tecnológico hace 7.300 años, tras nueva tecnología de fabricación
alfarera de cerámica. Las vasijas permitieron dejar los cereales en remojo y cocinarlos,
permitiendo un menor desgaste dentario, una digestión más fácil, mejor nutrición y una
mayor fecundidad que aumentó la tasa de nacimientos.
En lo que respecta a la organización social, no parece haber grandes diferencias de
estatus observables, aunque sí de rol: las evidencias físicas halladas en los restos óseos
permiten deducir que los hombres cumplían con el rol de la caza y el cultivo, y las mujeres
con el de la preparación del grano. Esta especialización por actividad permite el desarrollo
de la destreza, la velocidad y el perfeccionamiento en la técnica.
A nivel cultural, por otra parte, también se sabe que sostenían prácticas funerarias,
conforme a las cuales las fronteras del rol social establecidas en vida se mantenían después
de la muerte. De allí que se hallaran restos de mujeres enterradas en las habitaciones,
siendo éste su dominio, donde habrían vivido y trabajado la mayor parte de su vda.
‘El rol del culto y festín en la emergencia de las comunidades neolíticas’, Dietrich et
al
La relevancia de este texto recae en demostrar que, en Göbekli Tepe, los cazadores-
recolectores crearon cohesión social e ideológica a través del arte, la danza y el
consumo de cerveza, en un complejo sistema simbólico que se separa totalmente de
la adopción de la agricultura -especialmente considerando que la población que erigió el
santuario en cuestión aún era cazadora-recolectora-.
El sitio Göbekli Tepe tiene un papel importante, no como asentamiento, sino como colina
santuario. En el sitio no se hallaron plantas ni animales domesticados, por lo que la
población aún era cazadora-recolectora, aunque era organizada. Esto a pesar de que en la
región se mantenía no sólo un alto grado de complejización social -con división espacial en
áreas privadas y comunes, edificios especiales-, sino también de agricultura domesticada.
Las observaciones realizadas en el campo de la iconografía constituyen el argumento
principal de la existencia de tal comunidad cúltica, a partir del análisis del arte presente en
paredes y objetos como copas y bowls de piedra y vasijas.
La explosión de imágenes ofrece la visión de un mundo simbólico. Son parte de un sistema
de comunicación simbólica que procede de la escritura como método esencial para
almacenar conocimiento. Según el autor, esta gente pudo haber tenido una mitología
altamente complicada, incluyendo la capacidad para la abstracción.
La alta complejidad del sistema social que habitó el sitio no fue resultado de la
adopción de la agricultura, por lo que permite inferir que los sistemas sociales
cambiaron previamente al desarrollo de la misma. Un requisito para la existencia de
este complejo sistema simbólico podría haber sido la extensa red supra regional de
contacto que tenían estos grupos.
En Göbekli Tepe se ha hallado evidencia química de la fabricación de cerveza -aunque ello
no es totalmente conclusivo todavía-, o bien cualquier otro resultado del remojo,
maceración y fermentación de cereales. Puede pensarse que la domesticación de los
cereales y la fabricación de cerveza pudieron estar relacionadas. Valdría preguntar si el
descubrimiento de la fermentación (la cebada, por ejemplo, fermenta naturalmente bajo
determinadas condiciones) podría haber operado como el paso inicial hacia la selección
experimental y la domesticación de cereales. No obstante, es poco concluyente.
Las características sus fiestas tenían una fuerte
significación cúltica. Pueden ser también atribuidas a una categoría especial de fiesta
señalada por Dietler y Herbich (1995): eventos de trabajo colectivo para construir los
edificios monumentales. El papel de la cerveza en tales eventos es conocido. Los festines
deben haber generado estrés sobre la producción mica de los grupos cazadores-
recolectores. Quizás en respuesta a la demanda, se exploraron nuevas fuentes de alimentos
y técnicas de procesado, que llevaran a la adopción del cultivo intensivo y la transición a la
agricultura. La evidencia arqueológica s que esta innovación pudo
haber sido fogoneada por las bebidas alcohólicas.
Unidad VII
invocación de la imagen del dios. Por otra parte, el uso ritual de alucinógenos como el cebil
constituía el vehículo para comunicar a los hombres con lo sagrado.
La legitimidad del poder de los señores radicaba, entonces, en el dominio sobre estos
tipos de bienes preciosos y su uso restringido. Así, desarrollaron un control sobre el
trabajo colectivo y lo reestructuraron y reorganizaron, imponiendo tributos por el acceso a
recursos. El trabajo comunitario y el uso de bienes de prestigio aparecen como la base
de la dominación, que les permitía a su vez invertir el excedente de tal trabajo para tener a
su lado la fuerza militar y el derecho ideológico -al controlar tanto a guerreros como a
sacerdotes-.
Unidad VIII
Salazar
El Valle de Tafí posee condiciones ambientales favorables para el asentamiento humano,
especialmente para grupos cuya subsistencia se basaba en la agricultura y el pastoreo.
Además de unidades residenciales hay estructuras de cultivo y corrales.
El modo de vida aldeano, basado en la agricultura y la cría de animales, incluyó la práctica
de rituales asociados con la fertilidad y la devolución de favores a fuerzas naturales
incontrolables.
Estos complejos sistemas de producción de alimentos, adecuados para las tierras andinas,
fueron el resultado paulatino del conocimiento acumulado por familias de agricultores y
pastores. La distribución del agua desde los cauces naturales o embalses artificiales a los
campos de cultivo se realizaba por canales. Viviendas, estructuras de cultivo y corrales
transformaron el paisaje en el que estos antiguos pobladores del valle de Tafí se asentaron
y cumplieron sus actividades cotidianas. Las unidades domésticas o grupos familiares
fueron los actores sociales más importantes para las decisiones relacionadas con las tareas
agrícolas y el manejo de los recursos. Consiguieron organizar sistemas agrarios de notable
complejidad gracias al trabajo campesino de siglos, sin conformar estructuras de poder o
elites dirigentes.
Hacia finales del primer milenio de nuestra era, las posibilidades de reproducción de estas
sociedades empezaron a verse limitadas por diversos factores. Uno importante,
relacionado a las prácticas agrícolas, fue que la región se tornó progresivamente más árida
debido a un cambio climático de gran escala. Muchos campos y construcciones se habrían
abandonado y la diversidad de alimentos disminuyó. Como consecuencia, se intensificó la
vida comunitaria en detrimento de la autonomía que las familias habían gozado durante
cientos de años. Se acrecentaron los conflictos por las tierras y los recursos, y la población
se redujo notablemente o emigró hacia valles aledaños.