Los RCD se generan durante la construcción de infraestructuras y edificios, la rehabilitación de
pequeñas obras en viviendas y solares, y la demolición de edificaciones que ya han llegado al final de su vida útil. El posterior e inadecuado manejo de estos es actualmente un gran problema a nivel nacional. Generalmente, pasan a vertederos controlados o a otros que no les rige ningún ente competente que vigile la correcta manipulación. Es ahí donde se genera la afectación ambiental, pues estos son una amenaza para la salud de los habitantes por la lixiviación de materia orgánica. Según el DANE (2020) en Colombia se estima que entre 2019 y 2021 hay un “promedio de crecimiento respectivo a 826,910 habitantes por año, lo cual indica un incremento total de residuos de construcción del 8.6% generada por los hogares correspondiente a 11.64 millones de toneladas”. Por último, y no menos importante cabe destacar que son en su mayoría materiales inertes, pero en sí, los colombianos que se encuentran cercanos a obras civiles constructivas sufren el impacto cuando estos se mezclan con otros materiales peligrosos como por ejemplo el amianto, que si no se lleva la correcta gestión y separación desencadenan la afectación a fuentes hídricas, deteriorando la calidad de estos recursos, y la generación de material particulado en la atmósfera.