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La forma en que nuestra vista busca enfocarse en lo que nos interesa.

Los ojos funcionan como si fuesen una cámara con lentes y focos y para ver algo bien, es
necesario procesar correctamente la luz. En el caso de querer distinguir mejor un objeto frente
al resto que están ante ti, debe ajustar ese foco para concentrarse en la luz que nos permite
ver bien cierta cosa, sin distraerse con la luminosidad que está alrededor.

Al querer enfocar la vista en algo específico, de forma automática los ojos se cierran
parcialmente para evitar que esa luz extra que no nos interesa no provoque que aquello que si
queremos ver sea percibido como borroso al generar interferencia.

Al cerrar levemente los ojos, solo entra la luz que permite enfocar la visión en ese objeto que
buscamos distinguir con respecto al resto asegurándose de obtener los mejores resultados.
Solo si la luz viaja de forma exitosa a través de las distintas estructuras del ojo humano la
visión será perfecta.

Específicamente es nuestra retina la encargada de procesar la luz mediante células específicas


como conocidas como de bastón y cono. Las primeras nos permiten ver en ambientes de baja
luminosidad y las segundas nos dan la posibilidad de distinguir los colores.

Al cerrar levemente los ojos, se modifica temporalmente la forma de la retina para que estas
células específicas puedan actuar de forma eficaz, ya que además allí se procesa la luz gracias a
un proceso de interacción química que finalmente permite convertir las luces y sombras en
señales eléctricas que luego se envían al cerebro.
Es invertida:

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