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CONTEXTO

Efectuado el examen formal de los elementos probatorios que constan en el expediente


del presente caso, la Corte procede a analizar las violaciones alegadas de la Convención
Americana en consideración de los hechos probados, así como de los argumentos
legales de las partes. Para ello, se atendrá a los principios de la sana crítica, dentro del
marco normativo correspondiente. En tales términos, los tribunales internacionales
tienen amplias facultades para apreciar y valorar las pruebas, de acuerdo con las reglas
de la lógica y con base en la experiencia, sin que deban sujetarse a reglas de prueba
tasada

El Estado alegó que en diciembre de 2008 “el Fiscal Provincial Especializado en


Derechos Humanos del Perú ha formalizado denuncia penal ante el órgano jurisdiccional
competente, para que éste realice una investigación ya a nivel judicial”, por el presunto
“delito contra la humanidad-Desaparición Forzada- en agravio de la Sociedad y de
Kenneth Ney Anzualdo Castro, entre otros, y por delito contra la Tranquilidad Pública en
la modalidad de asociación ilícita para delinquir, en agravio del Estado”. Asimismo,
destacó que el Tercer Juzgado Penal Especial dictó auto de apertura de instrucción
teniendo en cuenta esa denuncia.

La Comisión hizo notar que la denuncia penal a que se refiere el Estado fue interpuesta
con posterioridad a su Informe de admisibilidad y fondo, en el cual ya había tomado en
cuenta los alegatos del Estado y en que consideró que era procedente aplicar la
excepción a la regla de agotamiento en los términos del artículo 46.2 b) y c) de la
Convención. Alegó que la referencia a una nueva denuncia hecha por el Estado es
“excesivamente vaga, además de infundada e improcedente”, puesto que conoció de los
recursos oportunamente y tuvo la oportunidad de resolver la situación antes de ser
analizada por el Sistema Interamericano. Según la Comisión, el Estado tiene la carga de
la prueba respecto de los alegatos sobre la excepción preliminar y éste no habría
demostrado que la parte lesionada hubiese contado con los recursos idóneos y eficaces
para solucionar la situación a nivel interno. Además, señaló que el alegato del Estado
sobre un proceso penal que se encuentra pendiente y recientemente incoado resulta
improcedente a 15 años de ocurridos los hechos y sólo confirma que los peticionarios no
contaron oportunamente con recursos eficaces para remediar su situación. Por todo lo
anterior, la Comisión consideró que la excepción interpuesta es de naturaleza infundada
y debe ser rechazada.
En su demanda, la Comisión realizó un análisis por separado de cada uno de los
derechos que considera vulnerados en este caso. Para los representantes, la naturaleza
múltiple de la violación en casos de desaparición forzada implica que, ante una situación
de detención arbitraria e ilegal atribuible a agentes del Estado u otros que actúen con su
aquiescencia, donde se produzca una negación y falta de información sobre la misma, y
donde se prive a la víctima de su derecho de acudir a un juez para reclamar por la
detención, se configura de inmediato una violación de varios derechos, lo cual hace
innecesario analizar los elementos concretos que han sido violados respecto de cada
derecho. Así, los representantes presentaron un análisis en conjunto de las violaciones
alegadas.

La Comisión y los representantes alegaron que el Estado es responsable por la violación


del derecho a la integridad personal de los familiares de Kenneth Ney Anzualdo Castro,
es decir, de su padre Félix Vicente Anzualdo Vicuña; de su madre Iris Isabel Castro
Cachay de Anzualdo, fallecida el 26 de octubre de 2006; y de sus hermanos Marly
Arleny Anzualdo Castro y Rommel Darwin Anzualdo Castro.

La Corte ha considerado en numerosos casos que los familiares de las víctimas de


violaciones de los derechos humanos pueden ser, a su vez, víctimas. En particular, en
casos que involucran la desaparición forzada de personas, es posible entender que la
violación del derecho a la integridad psíquica y moral de los familiares de la víctima es
una consecuencia directa, precisamente, de ese fenómeno, que les causa un severo
sufrimiento por el hecho mismo, que se acrecienta, entre otros factores, por la constante
negativa de las autoridades estatales de proporcionar información acerca del paradero de
la víctima o de iniciar una investigación eficaz para lograr el esclarecimiento de lo
sucedido.

La Comisión alegó que el Estado es responsable por la violación del derecho a la verdad,
que surge del derecho al acceso a la justicia, fundamentado en los artículos 1.1, 8, y 25
de la Convención Americana, al no cumplir con su deber de investigar, juzgar, y
sancionar a los responsables de la desaparición forzada del señor Anzualdo Castro, en
perjuicio de sus familiares, mientras se mantenga la incertidumbre sobre su paradero.

La Comisión alegó que el Estado incumplió su obligación de investigar efectiva y


adecuadamente el secuestro y desaparición forzada del señor Anzualdo Castro, en
violación de los artículos 8, 25 y 1.1 de la Convención Americana. En particular, sostuvo
que el Estado ha omitido la realización de investigaciones y procedimientos lo
suficientemente diligentes como para dar con el paradero o determinar los responsables.
Los representantes enfatizaron que los procesos internos no han constituido recursos
efectivos para garantizar el acceso a la justicia de los familiares y la reparación integral
en este caso. El Estado sostuvo que no es responsable por la violación de los derechos a
las garantías y la protección judiciales del señor Anzualdo Castro y de sus familiares.

En cuanto a la primera investigación penal en 1993, la Comisión argumentó que el hecho


que se haya ordenado la apertura y el archivo en múltiples ocasiones y que se hayan
reportado como extraviadas las actuaciones pone en evidencia la falta de debida
diligencia. Especificó que no consta que en las investigaciones iniciales se haya
realizado una reconstrucción de los hechos, el diligenciamiento de actuaciones efectivas
referidas a la existencia de centros clandestinos de detención en los sótanos del SIE, o la
búsqueda del cadáver en dichas dependencias. Agregó que tampoco se llamó a declarar a
personas claves tales como al personal de la SIE, policías y demás funcionarios en
servicio al momento de los hechos.

Respecto de esta segunda fase, los representantes argumentaron que también se


caracterizó por una falta de debida diligencia, ya que no hubo avances en las
investigaciones a partir del año 2002, a pesar de que se disponía de nueva información
sobre los hechos. Alegaron que “la transferencia del caso de unas fiscalías a otras en el
curso del proceso, la falta de coordinación entre ellas, y la duplicidad, han contribuido a
la falta de debida diligencia en la investigación. Según el Estado, las diferentes
denuncias realizadas ante diversas instancias demuestran que el Estado es respetuoso del
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva y el debido proceso.

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