y pesados recuerdos no me dejan pasar las páginas… Aquí sólo estamos viejos, fachadas marrones, y esquinas con hierba. Tardes cara sol en las puertas de las casas cómodas charlas en medio de una calle sin coches que trasieguen … no quiero que vuelvas. Camina, levanta polvo, dobla esquinas, resurge de valles, ojea encima de las crestas, deambula en las ciudades con amigos a los que no entiendas, y si te cansas, te sientas, pero da igual, no quiero que vuelvas. Busca, ansía, descubre, equivócate en cruces de caminos, encuentra un sitio por llegar a otro, da de comer a la inquietud viajando a lugares que en mapas no aparezcan, sin llegar a la confusión de alcanzar al destino, pues sólo será un descanso en la carretera. A veces te presiento, sé por donde andas. Adivino si esa tarde al sol que viste le acompañó una gran hora dorada, o si llegaste a un mar que está al este a primera hora de la mañana. Ves, siempre voy contigo, Así que aquí no vuelvas. No me haces falta.