Historia de México II

Drogas, tolerancia y prohibición

Jorge Alberto Trujillo Bretón, La casa del silencio.

Esteban López González

Por medio del imaginario social, el autor plantea que drogas como el opio y marihuana, sin

tomar en cuenta su uso legal, han formado parte del mercado del vicio en la ciudad de

Guadalajara, entre 1917 a 1915.

Los efectos somníferos de la flor de amapola, procedente del Medio Oriente, fue

traída al Nuevo Mundo, a través de su uso en la medicina y para tratar enfermedades

venéreas. Ya para 1842 y 1846, se llevó a cabo un primer intento por el control de drogas

en el territorio mexicano, a pesar de que fue en el siglo XIX que del opio se consiguió aislar

la morfina, codeína y heroína, con lo que, al transcurrir de los años, en la opinión pública la

percepción sobre el opio fue cambiando, incluso en la prensa el rechazo que históricamente

se le había tenido, fue relajándose.

No obstante, durante la época porfiriana, costumbres de los migrantes asiáticos

como el uso de opio, fueron consideradas perjudiciales para los jóvenes mexicanos, con lo

cual los lugares de fumaderos, recibían la visita inesperada de la policía, cayendo sobre esta

gente un prejuicio y xenofobia. Sin embargo, contradictoriamente a la criminalización hacia

el opio, no se medía bajo el mismo parámetro en comparación a otros narcóticos.

Ya para 1915, las drogas representaban para la ciudad de Guadalajara, un reto para

la salud pública, aunado al alcohol, la marihuana, morfina, cocaína y éter, siendo hasta

1931 que se crea el primer Reglamento Federal de Toxicomanía que cambio el estatus de

los consumidores de drogas de delincuentes a enfermos.

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 En el caso de los migrantes chinos en México, se les fue tachando de traficantes,

con casos de incautación de paquetes de opio, tanto que se considera que para fines de los

años treinta, en Jalisco ya se producía dicha planta, siendo uno de los lugares en el país con

mayor producción.

En este punto ya se fueron conformando las primeras bandas de trafico de drogas en

Jalisco, con Gastón Baca Corella, con su organización delictiva, operaba en Guadalajara y

los alrededores durante la década de los cuarenta.