AUDITORIO DE TENERIFE
El Auditorio de Tenerife es una empresa pública con un formato jurídico de Sociedad Anónima
Unipersonal, dependiente del Cabildo Insular de Tenerife. Fue fundada en 2002 con el objetivo
principal de gestionar sobre todo actividades de carácter cultural, convirtiéndose por derecho propio
en el principal centro de producción de espectáculos de todo el archipiélago canario.
Los objetivos generales que se plantea este faraónico proyecto, incide también en valores como:
excelencia en su programación y procedimientos, la innovación en el aspecto artístico y
tecnológico, la voluntad de servir a una diversidad de audiencias, la generación de nuevos públicos
y la vocación pedagógica y crítica. A su vez, la entidad tiene por objeto social el fomento de la
cultura mediante la planificación, organización y gestión de las siguientes actividades:
– Gestionar cuantos fondos, ayudas, subvenciones, líneas de crédito o cualquier otro tipo de
incentivo existente pueda recibir, así como, los ingresos directos que pueda obtener por el
desarrollo de la actividad que promueva.
– La explotación del nombre comercial y los derechos de imagen del Auditorio, a excepción
del uso que de los mismos pueda hacer el Cabildo Insular.
Para conocer la relación directa entre el Auditorio de Tenerife y su audiencia, tenemos que
rememorar el acuerdo de contratación del servicio de asesoría en el planteamiento y desarrollo del
sistema de márketing relacional y desarrollo de audiencias del Auditorio de Tenerife, firmado el
pasado 2017 y vigente actualmente. En este acuerdo, con la empresa Asimétrica Gestión Culturas,
S.L., se pretendía valorar aspectos como: diseño y puesta en marcha de estrategias de márketing y
desarrollo de audiencias; apoyo y rediseño de los procesos y tareas en el área de márketing; diseño
de la experiencia del usuario; definición de estructuras y procesos con el público abonado y no
abonado.
Siguiendo con los planes de captación de nuevos públicos, el Auditorio de Tenerife es una marca
con aparición constante en las calles de Santa Cruz de Tenerife con una estrategia publicitaria
enfocada en: marquesinas, carteles, vallas publicitarias, tranvías, etc. A eso, le añadimos la campaña
online por medio de sus exitosas redes sociales en las que cada vez es mucho más detallada la
información de las diferentes actividades, así como el la creación de un diseño online con una
tendencia más actual, como por ejemplo el cambio de logo de la empresa.
Uno de los aspectos que se podrían mejorar, es la interacción del público con los artistas en la
propia pausa de la actividad artística, rompiéndose así las barreras que siempre se han creado en la
relación público-artista, que se caracteriza por ser, en muchas ocasiones, fría y distante. A parte de
ser una cuestión novedosa, supondría un aspecto sorpresivo y agradable para el público asistente,
pudiendo lograr que en futuras ocasiones, puedan valorar el poder volver a asistir o incluso atraer
nuevos públicos.
Para hablar de público, no podemos obviar la crisis sanitaria producida en el 2019. Un hecho que
ha afectado a la población mundial, y consecuentemente ha provocado un golpe duro a la cultura y
el turismo del archipiélago canario. Incluyo el turismo, porque existe un alto porcentaje de público
asistente al Auditorio de Tenerife de origen extranjero.
La temporada 2019/2020 fue marcada y designada como la temporada del cambio dentro de la
memoria de actividades del Auditorio de Tenerife, en el que ha habido seis meses de normalidad y
seis meses de cambio ocasionando una temporada atípica y a dos ritmos distintos. Durante el
transcurso de este año, un total de 127.330 personas, entre espectadores y participantes, disfrutaron
de la oferta cultural del Auditorio de Tenerife. Cifra impactante si la comparamos con el de la
temporada anterior 2018/2019, con un total de 314.614 personas asistentes.
Desde el 12 de marzo del 2020, las actividades fueron canceladas, cumpliendo así con las medidas
sanitarias procedentes del Cabildo de Tenerife; se vieron afectadas unas 643 activadades culturales
y el público no volvió a pisar el Auditorio de Tenerife, hasta el 19 de junio. Durante este período, el
Auditorio de Tenerife se adpató a las circunstancias y gestionó, como muchas otras instituciones
culturales, desde la distancia. Las redes sociales fueron la principal vía al mundo de todas las
actividades, siendo fundamental configurar un plan estratégico, de manera que se ofrecían
actividades de contenido didáctico, de entretenimiento y mensajes positivos de artistas vinculados al
Auditorio de Tenerife. La actividad cultural volvió con un ciclo de conciertos propuestos por la
Orquesta Sinfónica de Tenerife, que supondrían menor cantidad de músicos en el escenario, menor
cantidad de público en las butacas; pero un gran paso para lo que se consideraba vuelta a la
“normalidad”, eso sí, bajo el lema de “la cultura es segura”.
Una vez finalizada la temporada del cambio, llega la temporada para repensar la manera de llegar
a los públicos, para diseñar una programación en un nuevo escenario que despliegue creatividad,
imaginación y capacidad de adaptación para retener el vínculo creado con el público. En este
sentido, bien es cierto que en la gestión cultural realizada por el Auditorio de Tenerife no se ha visto
especial cambio ni acercamiento hacia un nuevo enfoque o visión. Existen tres vertientes por las
que podría existir un aumento de público o atraer a nuevas caras a los espectáculos culturales: la
educación, experiencias nuevas o diferentes y cambios en la programación. Tal y como comenta
Alan Brown1, el desarrollo de las audiencias no es un problema de márketing, es un desafío de la
programación; prueba de ello es la Orquesta Sinfónica de Tenerife, siendo una de las orquestas con
más influencia en las redes sociales de todas las orquestas sinfónicas a nivel nacional; y siempre ha
tenido un aforo medio de público en sus conciertos de abono, del 50-60 % (antes de la pandemia);
Es necesario desmitificar el arte, dejando que sea algo místico, abstracto y poco cercano. El
público necesita una visión diferente. ¿Por qué no empezar una obra de teatro desde el hall del
propio teatro? o ¿ Por qué en un concierto de música clásica hay que tocar todos los movimientos de
una Sinfonía, pudiendo realizar un compendio de varios movimientos de diferentes sinfonías e
hilando un discurso musical coherente?. El público, quiere que el factor sorpresa esté presente no
sólo en el escenario, sino que vivan una experiencia inolvidable, desde el momento en el que pisan
el espacio cultural.
Una de las estrategias más eficientes para crear y captar nuevos públicos se establece en la
conexión y promoción de la cultura en los niños y adolescentes; ya que son el futuro real que
llenarán las salas en generaciones venideras. Nos encontramos ante uno de los problemas que no
sólo se manifiesta en la gestión del Auditorio de Tenerife, sino en la inmesa mayoría de espacios
culturales a nivel mundial. Está claro que la formación cultural de niños y adolescentes es la
inversión más rentable; aunque estos resultados se evidencian siempre a medio o largo plazo y
puede suponer un inconvenientes a las políticas inmediatistas. Durante la infancia y adolescencia,
existe una definida escala de valores, gustos y preferencias que determinan un estilo de vida; si en
estas etapas generamos una rutina de consumo directa o indirectamente de cultura, facilitiamos la
vivencia de experiencias culturales diversificadas y de calidad, que influirán positivamente en la
creación de unos valores que propicien el consumo crítico y proactivo.
En este sentido, creo que el Auditorio de Tenerife tiene que realizar un análisis para poder
subsanar el déficit de público que se genera en este segmento temprano de la sociedad teniendo en
cuenta siempre, que los niños y adolescentes son personas que dependen directamente de una
persona adulta como mínimo o de ciertas autorizaciones; por lo que sería interesante crear
diferentes actividades culturales acorde a las necesidades y capacidades de cada fase evolutiva.
Uno de los elementos que caracteriza la gestión del Auditorio de Tenerife, es la capacidad de
trabajo continuo por fidelizar a los espectadores, sean o no sean abonados de los diferentes ciclos,
festivales y temporadas. El trabajo requiere gran disciplina y plan organizativo para poder
solucionar de la mejor manera posible los diferentes problemas que puedan surgir. El espectador
tiene que denotar tu eficacia a la hora de resolver cualquier situación que se complique. Ésto sin
duda, hará que tu mejor campaña como entidad, sea la propia experiencia del espectador.
La cohesión organizativa por parte de todos los empleados que integran el colectivo del Auditorio
de Tenerife, supone un destacado punto a favor de cara a sus clientes o público, ya que asumen el
compromiso de trabajar conjuntamente con el objetivo de proporcionar un servicio de altísima
calidad.
Otro aspecto que también gusta mucho dentro de las estrategias de fidelización, es la oportunidad
de darle voz a los espectadores a través de las redes sociales; donde les hace partícipes a través de
comentarios personalizados en los que se sienten libres para opinar sobre cualquier tipo de
situación. Además, estos datos, si se analizan correctamente, pueden ser una herramienta
fundamental para el conocimiento detallado de la opinión del público y poder identificar y prevenir
problemas de cara al futuro.
Por todo ello, se puede decir que las estrategias de fidelización de público por parte de la gestión
del Auditorio de Tenerife, consta da varios procesos como: creación de un registro o base de datos
del público; identificación de los clientes a través de los datos obtenidos; ordenamiento del público
según similitud de sus características; interacción con los espectadores; segmentación del público,
personalización de la oferta cultural y por último, la consecuente fidelización.
Dentro de la programación del Auditorio de Tenerife, existen actividades que están destinadas a
un público familiar, niños y jóvenes; pero suponen una irrisoria oferta frente al resto de actividades
culturales que se desarrollan por parte de este organismo. Algunas actividades son: conciertos
didácticos por parte de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, grupo Cantajuego, óperas adaptadas al
público familiar, etc.
Bajo mi punto de vista, es un aspecto que se debería mejorar, utilizando más espacios dentro y
fuera del propio Audiotorio de Tenerife; por ejemplo disfrutar de un concierto en familia de rock en
los fabulosos alrededores del Auditorio mientras se disfruta de un delicioso brunch familiar. En
términos generales, no me parece que la gestión del Auditorio de Tenerife cuente con una evidente y
sustancial estrategia de acercamiento a públicos familiares, niños y jóvenes que debería estar
incluida en el marco de estrategia Tenerife 2030.