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RE I D
El c o n t i n e n t e
olvidado
II N A II I S T O K 1 A I) E L A N l! E V A
A M É R I C A L A T I N A
C R ÍTICA
Obra editada en colaboración con Editorial Planeta - Colombia
Derechos reservados
E L CO N TIN EN TE OLVIDADO
s o lo sirv ió p a ra su b ra y a r el e s ta tu s d e L a tin o a m é r ic a c o m o un c o n t i
n e n te en g ra n m e d id a o lv id a d o . No e ra s u fic ie n te m e n te p o b r e para
p ro d u c ir lá stim a y a tra e r ay u d a n i s u fic ie n te m e n te p e lig r o s o para
ju s tific a r c á lc u lo s e s tra té g ic o s , y ta m p o c o c o n un c r e c im ie n t o e c o n ó
m ic o tan rá p id o q u e les a c e le ra ra el p u ls o a lo s g ra n d e s e m p re s a rio s .
Luego, repentinamente, se difuminó el velo de olvido que la m a
yoría de los medios de comunicación europeos y estadounidenses
mantenían sobre América Latina. Las elecciones presidenciales en
la región llevaron al poder a una cohorte de líderes izquierdistas de
diversos tipos, en una “marca rosa” que produjo la sensación de que
América Latina se estaba sacudiendo del control de Estados Unidos,
bajo el cual se afirmaba que había languidecido por siempre. Gran
parte del interés fue catalizado por Hugo Chávez, el voluble y po
pulista presidente de Venezuela, que despertó el tem or en algunos
círculos y la esperanza en otros de que fuera otro Castro — pero un
Castro provisto de petróleo— . Aparentemente siguiendo sus pasos
estaban Evo Morales, líder de los cultivadores de coca y socialista,
que se convirtió en el primer boliviano descendiente de indígenas
andinos en ser elegido a la presidencia de su país, y Rafael Correa en
Ecuador, quien se describía a sí mismo como “izquierdista cristiano".
En brasil, la elección en 2002 de Luiz Inácio Lula da Silva, exlíder
sindical nacido en la pobreza, llevó al poder al Partido de los Traba
jadores (PT), el partido de izquierda más grande de Latinoam érica.
Néstor Kirchner, un hasta entonces desconocido gobernador p ro
vincial de la Patagonia, y su combativa esposa, Cristina Fernández,
tomaron el control de Argentina, declarándole la guerra al Fondo
Monetario Internacional (FM I), las empresas extranjeras y los titula
res de los bonos del país. En Chile, Michelle Bachelet, socialista cuyo
padre murió tras ser torturado por la policía secreta del general Pino
chet y también brevemente presa política, llegó a ser la primera mujer
en América Latina elegida presidenta sin deber dicha distinción a un
matrimonio con un marido famoso (de hecho, era una m ujer separa-
tía y con tres hijos). Jo sé Mujica, quien como guerrillero tupamaro
capturado había pasado diez años en una celda de aislamiento — tíos
de ellos en el fondo de un pozo con hormigas y ratas por única com
pama— , fue elegido presidente tic Uruguay en 2 0 0 9 por el punido
1:1 t tmlinnUc olvidada 7
CONTINUIDAD! S Y DIVliltCiliNl.lAS
A mediados tic la segunda década del siglo X X I. purreia que — como
en una novela de (¡abriel Cinicia Márquez— America I,atina había
retornado al principio. Mientras muchos países asiático» siguieron
avanzando económicameulc. I.alinoainérica se arriesgó a un nuevo
periodo de cMimcnmienlo y, tal vez, de inestabilidad política e irre
levancia global. Pero el boom de las materias primas y el giro a la
izquierda habían cambiado la región de manera signilicaliva. Kn mu
cho» países hubo más continuidad y progreso subyacente de lo que
pa recia.
Con 6 ) 0 millones de personas en 2015, I.alinoainérica y el Caribe
es una región de ingresos medios casi uniforme, con un ingreso anual
por persona cercano a l)S $ 7(1(10. Tomando en enema el poder adqui
silivo, esa cilla asciende a más de U S$15.000, oscilando desde casi
U S$2».50I) en ( iliile a tan solo l)S $ 1750 en I la ití." Kn la mayoría de
los indicadores sociales, America I aliña va mejor que otras parles del
mundo en desarrollo, pero recientemente lia sido alcanzada por Asia
( tríenla! (tabla I )
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nui> visible ile ellas lúe Iti inthieinn. lenoiiuiio eti el i’itiil Ij rc^mn tuc
durante mucho ttcm|io lider mundial 1 ¿i> retornen de mercado dolos
años ochenta y noventa coincidieron con -y tic alguna manera hurón
posibles gracias u— el inicio «le un nuevo periodo de glob.tlizaciun
que representó muchos beneficios para los latinoamericanos, en lot
ma de incrementos en las ex|Kirlaciones e ingresos, asi como acceso a
bienes de consumo importados baratos. Incluso mientras el (ionsensn
de Washington era denunciado rutinariamente, sus principios funda
mentales —de estabilidad macrocconóniica y economías de increado
abiertas— se convirtieron en una parte |>erdurnblc del panorama en
muchos países de la región. Ciertamente, se cometieron errores en la
¡mplcmcntación de las reformas de mercado (ver capitulo 6), pero la
falla principal fue que el Estado y las instituciones públicas permaiu
rieron esencialmente sin reformar. Estados más efectivos y mejoro
políticas públicas son la clave para reducir la desigualdad y permitir a
los latinoamericanos competir más efectivamente en el mundo.
Una cuarta transformación se dio en las sociedades de la región,
que han visto — en promedio— una mejora dramática en las condi
ciones de vivienda y acceso a los servicios básicos. Eos latinoameríca
nos están mejor educados, gozan de mejor salud y son menos pobres
y más clase inedia que nunca (ver capítulo 9). Sus sociedades son más
dinámicas, más exigentes y más complejas de lo que eran en el año
2000, por no hablar de 1980.
Aún quedan muchas dilicultades profundamente arraigadas que
analizo en detalle en los capítulos siguientes, (anco conjuntos de pro
blcmas se destacan. El primero es la desigualdad. A comienzos del
siglo X X I, el 10% más rico acumulaba en promedio 4 3 % de los
ingresos totales por trabajo, mientras que el 2 0 % más pobre recibía
solo 3,1 % . Por el contrario, en Estados Unidos, el 10%. más rico
recibía el 31 % y el 20% más pobre, el 5 % ; en Italia, las cifras eran
de 27 % y 6 % , respectivamente. En 2013. la participación del 10%
más rico en America Latina había cuido a 38 % y la del 2 0 % más
pobre había ascendido a 3,9%.'■' 1.a disminución de la desigualdad
de ingresos durante la última década lúe bienvenida y se tito a con
traeorricnte de la tendencia en muchos países desarrollados. Aun asi.
fcVcantmrntc olvidado £1
il< lo» sesenta trti» la Revolución cubana, lo» lornsiero» com enzaron
u p restar aten ció n una vez más a la» innovaciones |>olitica» que rm a
liaban ele A m erica I.atina, tales co m o lo» esquema» <lc translerencia
co n d icio n ad a d e electiv o — co m o Bolsa l amilla en Brasil u ( )portu
nidade» en M é x ico (ahora llam ado Prospera) y el "presupuesto par
ticip alivo prom ovido por m unicipios del sur de Brasil . Por otra
parte, A m érica Latina ofrece al m undo exterior lecciones sobre el po
pulism o y sus peligros. (,uun do los latinoam ericanos vieron a Trump,
m uchos lo en con traron extrañam ente familiar. (Quizás, en un giro
inesperado, hstad os U nidos finalm ente se unía al resto de America.
E ste lib ro es un inform e del progreso de este laboratorio de dem o
cracia qu e es A m érica Latina, de la búsqueda de la región para alcan
zar el d ob le ob jetiv o de instituciones políticas efectivas y equitativas,
por un lado, y crecim iento económ ico sostenido y desarrollo, por el
otro. Es, ante lod o, un inform e basado en casi J5 años de observación
de la región. P ero tam bién es un intento por transm itir las complejas
realidades qu e a m enudo puede eludir el periodismo.
En la m edida en que los extranjeros tienen una visión de América
Latina, esta se halla fuertem ente influenciada por las desigualdades e
injusticias de la región y por las luchas idealizadas contra ellas. Esta
imagen m ental está poblada por guerrillas, revoluciones recónditas y
qu ijotescas, barones de la droga y m achism o político, todo ello sobre
el colorido trasfondo de una geografía im ponente, trajes pintorescos,
extran jeros codiciosos y miseria, (.orno lodos los clichés, esta ima
gen co ntiene una pizca de verdad. Sin em bargo, es anacrónica. En
m uchos países, aunque no en todos, la realidad latinoamericana ha
cam biado en lon n a sustancial. I loy en día, el típico latinoam ericano
(si tal persona existe) vive en una ciudad, tiene acceso a servicios bá
sicos y a m ucha más inform ación sobre el mundo ele !a que tuvieron
sus padres. A pesar de las muchas necesidades y problemas, puede
aspirar al progreso m aterial, puede votar librem ente y, a través de
una sen e de grupos de la sociedad civil, puede mlluir en las polít.cas
públicas.
Tanto la izqu.crda com o la derecha en Europa y Estados Unidos
han tendido a tratar a la región con condescendencia. Eos tzqu.crdis
. . . i leí m undo rico, m ientra* disfrutaban de las libertades y la prospe
EJ cununmie tdruLsd*^________ ______ _______
be? Cuba. República Dominicana y Haití claram ente ion suyos. Pero
Puerto Rico Ha « d o parte de Estados Unidos desde la G uerra Hispa
no-Estadounidense de 1898. Y el Caribe de habla inglesa (junto con
Beticc y Guvanal. aunque incluido con América Latina en muchos or
ganismos internacionales y compartiendo algunos de sus problemas
(por ejemplo, el narcotráfico), constituye una subregión diferente En
el continente, la Guayana Francesa es un departamento de Francia
Surinam. una antigua colonia holandesa, es independiente, pero está
separado de las otras repúblicas por su lengua. El idioma tampoco es
un criterio definitono: aunque el español es el idioma oficial de die
ciocho repúblicas repartidas por América Central, America del Sur
y el Caribe, en Brasil se habla portugués. En Haití. Guayana France
sa. Guadalupe y Martinica, como en Quebec y New Brunswick er.
Canadá, se habla francés, y holandés en algunas islas del Caribe al
igual que en Surinam. Además, una serie de lenguas indígenas siguí
«endo importante, cada una de ellas hablada por varios millonea de
personas. Incluyen el quechua en los países del antiguo Imperio inca
(Perú. Bolivia y Ecuador, donde se llama quichual: el aunara, que se
habla ampliamente en Bolivia y en la costa peruana del lago Titicac
el guaraní, que es la lengua franca de los paraguayos, hablada en cas i
incluso por miembros de la élite del país, y la variedad de idioma-
mayas de Guatemala y partes del sur de México. En total. M éxico ne
ne más de cincuenta lenguas indígenas actualmente en uso. incluido
el náhuatl, la lengua de los aztecas
Para los propósitos de este libro, usaré “América Latina* para re-
íenrme a los países de habla hispana y Brasil (y solo ocasionalmente J
Haití'- Pero incluso en ese universo más restringido existen diferer
cías obvias Los problemas de Haití se asemejan más a los de Atrica
de donde la mayoría de sus habitantes llegó originalmente en cor
tra de su voluntad— que a los de ('.hile, un país europeizado, cuvo
ingreso per espita e* seis veces mavor Brasil es una nación de escala
continental: El Salvador es del tamaño de Gales o Massachusctt*
eni y México fueron hogar de sofisticadas civilizaciones antiguas
Brasil y Argentina ion paites “nuevos*
lal diversidad da al traite con algunas generalizaciones casualo
-atinoamírtcai e u i legx de ler un monolito pero esta construida
EJ a m im n ic tUvuLAu P
« ir lo a
I l.rm lm rnl, tén lajn H
occidental I'.n si, eso distingue a América Launa ilc oirás regiones
en desarrollo Las culturas de América Latina son una mezcla única
de elem entos europeos, indigenus y al rít anos. Pero no hay natía en
el registro historien que sugiera que América Latina sea intrínseca
m ente incapaz de seguir a Europa y Estados Unidos por el sendero
de la dem ocracia y el capitalismo, aunque ambos tuviesen un carác
ter diferente, latinoam ericano. Alain Kouquié. un politólogo trances
y exdiplom ático, parece dar en el clavo cuando describe a América
Latina a rm o el “extrem o occidente o lejano oeste",*1su Irontera más
desaliante para la democracia y el desarrollo.