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Caperucitas salvajes

Quien ama al amor teme al amor


Quien teme al amor ama al amor

Lo dijeron los Cómicos, lo dijeron las tragedias


Lo dijeron perdidas
una de la otra las medias

La ingenua, en confianza
sale al bosque
cargada la canasta de grandes dotes
la ilusión de los prodigios
que la mente intenta
con sus artilugios captar
el corazón que imanta
y así cuenta
el cuento del lobo
que encuentra
al fin su cena.

Come querido, come lobo mío


come de mi mano, no querrás perderme entera
si me comes a mí, nada de amor te queda

Más el lobo ha probado apenas un poquito


se ceba y no puede detener su apetito

alguna voz se levanta


y es el cuento una advertencia
paciente:

Huye, huye con tu canastita


antes de perderte, no bebas si te ofrecen
ese trago, querida caperucita
aunque pierdas el amor,
al lobo y la confianza
Que es esta última
La prenda más deseada
y aunque no lo puedas creer
de estos tres la más taimada.

¿Por qué mi madre me ha mandado


Sola al bosque, sabiendo que el lobo anda por ahí?

¿Nunca te preguntaste niña cosas así?

¿Qué hará ella, la madre, mientras no estés


¿Qué hará sola ahí?

La voz de la niña se oye entre los troncos


Tropieza en la corteza llena de bocas que recitan
Sus palabras sin torpeza:

Estoy sola y camino por el bosque


Tengo confianza en los senderos
Que guían a las mujeres y a los hombres
Y a los niños y a las niñas prestan de juguetes
Los generosos ocres
Y los variadísimos verdes
son los claros en los bosques
los cuartos más lujosos
y no hay padres ni paredes
creciendo a cada lado
de la ruta que se esconde
una vez adentro del follaje
para jugar sin cansarse

Pero estoy sola y dudo, tengo miedo


un bien poco común
que nadie quiere
Tener tan a menudo
Es un miedo abisal que llevo
en mi canasta para más tarde
degustar y comerlo crudo
o cocido si hallo un pedernal
para encender el fuego
todo esto tal vez haga luego
tal vez con el mismo miedo.

Me perdí por voluntad propia


Quería entender lo que el viento decía
Y lo seguí sin pensar
para acercar el oído lo que más pudiera
A su voz ronca a esa dulce
flauta lastimera
fui guiada hacia un cañaveral
desde el que como coro
algún Hamelin cantaba,
y colibríes había
dando vueltas entre ramas
hojas de orejas finas se alojaban
en telas de araña compactas
o bien distribuidas
según la habilidad de patas
de la especie tejedora
más o menos hábil
según algunas aves canoras
que las aplauden o silban réprobas
que las festejan o las invaden
para robar sus presas.

Como ese colibrí que así


casi cae en la trampa
de su propia habilidad perpleja
pues va sin apuro, y se detiene,
como yo, aunque no le conviene

No tengo apuro, me detengo


dicen que un lobo anda por aquí
Y lo espero.

Temo más al amor del cazador


que dicen que alzó ya su hacha
listo para tomar venganza
de la criatura que amenaza
pero si de este bosque
somos los invasores
¿por qué el lobo ha de ser presa
del leñador o cazador?

Como sea no le daré tiempo


De ser la causa de su bruta torpeza
Mi abuela espera paciente
mi visita sorpresa
¿Quién es?
¡Soy yo, caperucita, abuelita!
Ella me rechaza con un grito:
Andate, nena, espero al lobito.
“Y tú corazón mío de aceradas fibras,
hazte blando como los nervios de un
niño que acaba de nacer”
hamlet
El espejo parlante.

La madrastra
de Blancanieves,
como el hada feroz
de la bella durmiente,
suspira tiernamente,
Parece decir: Duerme querida
mejor duerme ahora,
mientras el espejo no hable

Mientras, el espejo habla


El espejo parlotea
¿por qué será que no se calla?

De su Belleza una y otra vez


hace ponzoña y drama
lo que la madrastra envidia
que de la tiranía de aquella
no sepa la niña aún nada

¡Detente! ¡Detente!
La advertencia
Es tomada por maldad
la desesperación por vanidad,

Si el trocito de manzana mordida


se ha atorado en la garganta de la joven
de modo que el gusano
no la haya degustado todavía.

El veneno cual maestro


Sabio se ha colado
en aquel cuerpo lozano
para que se hiele su reflejo
antes de ser por el tiempo
herido y atacado.

No hay moraleja que ataje


la perfidia con que el espejo
deja quieta la imagen
en un mero reflejo.

¿y no era parte del cuento


la terrible dieta que inspira
aquél tortuoso instrumento?

Por un vano contento


quién no quedará presa
del claustro de esa imagen
a la que queda reducida
a merced de algún antojo
de quien de turno la pida en objeto
de deseo
cual amante
o esposo?

La bella y la bestia

Ya no
Ha de
pastar por los efectos
ni de
quejarse del pasto alto o corto

pasar de si seco o mojado

lo dicen muchos poetas


la bestia es la belleza
no vos, querido
monstruo
amado y perdido
perdido y recobrado.
El diablo enamorado

En la medida en que se toma con los ojos


esa forma cruel o seductora
bien sabe aquél que es
al diablo a quien se implora

Los efectos en los afeites


de su arte Belcebú
apenas si miente

mientras maniobra sus tejes


con los cosméticos manejes
del cosmos y sus falsetes
ríe en las ristras
ajos de estrellas mentirosas
al misterio de sus sonrisas
falsas de lunas
o marquesinas

con halagos que cuelgan


con luz blanca violeta
como neones de burdel
sobre la mendiga
ya desde la cuna.
Sueño de una noche de verano

¡Y qué fantasías, suelta!

Y ellas conceden
a su nuevo payaso
el cada asno de sus sueños

de una noche de verano

Su más preciado tesoro


es sin vacilación al fin
entregado

¿qué otra cosa he de darte


si tanto te adoro?

dicen las bellas en medio del hechizo


de enamorada tiranía
que aun siendo
falsas hasta las tetas
en los oráculos de Tiresias
Sea Titania
O cualquier hada de esa noche
Así vencida.

Tarde llega
aguafiestas la conciencia
machacona
con sus dichos
a plantar sus serios nos

¿y si la flor ha dicho la verdad?


¿Y el filtro que el duende puso
era de amor
no de vanidad?

¿Y un eros sincero
aceleró
hasta la locura
de las bellas
el pulso?

El asno es tan digno de amor


como cualquier otra cosa
en cualquier caso
el problema no es la ilusión
ni ese mal paso
sino saber saltar
de eso de alguna manera
a tiempo

al menos unos segundos antes


del morir cuando ya
sea inútil
ser cuerpo.

Hamlet

¿Diste muerte al ratón equivocado?


menos confuso cualquier gato timorato
de la trampa espía habría escapado
sin ser asesino ni asesinado.
Ofelia

“lleváronle en su ataúd
Con el rostro
Descubierto
Y sobre su sepultura
Muchas lágrimas
Llovieron”

¿Querrías ver el río que te lleve


como novia hacia sus brazos?

Te pintan como si soñaras


feliz con ese encuentro último
pero hinchado va tu cuerpo

Nada de sirena hay en tus antes bellos rasgos


ni escamas en tus piernas que en cola de pez
crezcan del brillo de tus bellos
vestidos mojados.

Y aun así no
volverás a él, ya es imposible

Ese río no te llevará a su lado

No te devuelve
ni sus ojos
cuencas
ni sus manos
cuencos
con que te han mirado
o tocado
el reflejo
superficie imposible
te mueve
irreversible
te lleva
la corriente
en su murmullo
insensible.
Barbazul

No, no no no
Mejor no entres
Al cuarto de Barbazul

Pasá de largo
Por más que te atraiga

Y si te atrae, y querés usar la llave


Prohibida, entonces hui

Salí de ahí,
Oui

Ni mires, ni asomes, sabés que


Ese cuarto es tuyo
También
Y podrías quedar implicada
En el crimen

Las distintas voces


Que hablan en tu discurso
Vas a encontrarlas y
a cada una
¡su ruta!
como bolitas
habrás de conducirlas
así se reparten por cada vía
su ruta!

Deslizadas, en una pista


Devueltas, en reversa
al bolillero, de donde salieron
y al entrar en la gran bola perinola
las volverás a girar
para que de nuevo caigan
por el laberinto torcido
en espiral traslúcido
hacia su suerte
leída de entre los dedos
de mano ajena
que lee tu suerte
sin importarle agente
o paciente
a la voz felizmente cantora
de la niña que grita, la lotería
en lectura perdedora o ganadora,
El número elegido, digamos uno
Cualquiera, por ejemplo, veintisiete
después la cifra completa
que por muchos más es recitada
una vez que la niña los primeros dígitos dijera
podrá ser algo así como
27.827 /las voces fuertes
Certeras no saben del ajetreo
Al otro lado de la manivela

:¿es el tuyo?
es el tuyo
la ansiedad trina
al fin ante
el único
solo uno
número
de la mala
suerte.

Y siendo solo una más


nueva ganadora
viva y coleando
apenas escapada del cuarto
te preguntás, bella inocente
que tendrá que ver esto
con esas, de las otras
las ¿tantas muertes?
Cenicienta

La paja del trigo

se separan

con la ayuda del pájaro

y en la amistad animal

¿que puede salir mal?

Vuelta del baile,

Entre la calabaza y el ratón,

¿por qué elegir al príncipe?

Y el castillo ¿acaso no es también de cartón?

Querida Cenicienta

te escribo como si te conociera

desde pequeña

y te pregunto

Y /la sabiduría qué?

No todo es la carrera por tener

El mejor vestido

Con que

ir a la fiesta.
El hada de las lilas
Cuento

En un tiempo y mundo tan lejanos


que solo podemos imaginar
hubo un rico y abundoso reino,
que la agonía de la reina puso en jaque,
pues el rey tanto la amaba…
lista aquella para abandonar este mundo
antes de dejar a su amado en su congoja nadar profundo
le hace jurar al rey que ha de hallar
cuando ella parta, por el bien del reino,
pronto otra mujer, y le hace prometer
que sea aquella tanto o más bella
y buena que ella.

Buena sería la intención de la dama


pero al morir nada resultaría
tal como aquella esperaba
Es más, lo pone al rey en un buen aprieto
ya que en los reinos cercanos no abundan
mujeres que puedan según él
el trono merecer.

Descartando a una y otra,


desesperado por hallar pronto
el complejo reemplazo
ve a una joven en una fotografía
Y su mente se ilumina

“es ella” le dice al senescal


¡Con ella me he de casar!

Más “ella” es…

¡su propia hija!


Pero es tal su convicción
Que ni modo que entre en razón
Entiendan que la locura del esposo en duelo
sea tal que no comprenda el problema
y pese a que se le advierta
lo descabellado de esta idea,
tan fija está en su cabeza
que hace a todos dudar
hasta del propio consejo
sabio que le podrían dar.
Es que el Rey no ve problema,
ni incompatibilidad alguna

Si la joven es perfecta
¡y de tan buena cuna!

Y manda a llamar a la muchacha


a quien él ha de desposar
lo antes posible, desconociendo
tercamente lo inadmisible
¡pues en amor se siente tan impune
que no puede hallar el imposible
en la filiación que los une.
Aléjate de tu padre,
mi querida niña- dijo el hada de las lilas
aléjate de su amor

Pero es que yo lo amo ¿cómo podría?

Tendrás que hacerlo querida,


Sigue mi consejo
Es preciso que te alejes,
Por un largo tiempo.

Pero mi padre me buscará


Recorrerá cielo y tierra
Rastreará reino por reino
Hasta encontrarme

Y me devolverá a su lado
Pues quiere casarse conmigo
¡Y me casaré con él!

No mi querida, con dulce paciencia


el hada protestó
una hija no debe casarse con su padre
¿Estás segura?- dijo la joven
-Las hadas siempre tenemos la razón

En esto una y otra vez el hada


De las lilas insistía

Es preciso, tendrás que hacerlo


tu padre es el más rico del reino
y tú, la más hermosa,
Pídele antes solo tres cosas
él nunca te ha negado nada
como prueba de su amor
Un vestido del color del tiempo
Un vestido del color de la luna

Y otro del brillo del sol


Hermosos son los vestidos
¡A cuál de mejor confección!

Y que perfecto cada traje


Como si el tiempo, la luna y el sol
Usaran ese mismo ropaje.

Todo el reino se ha empeñado


En el experto cumplimiento de cada
Capricho y mínimo detalle
para satisfacer a la joven en cuestión

¿Y ahora, se pregunta qué haré?


Dice mi padre que ya me ha dado
todo lo pedido y que
como lo que dice el Rey es ley
Si no me caso con él
¡acabará fatalmente
el verdugo conmigo!

¡Oh madrina!, ¿qué puedo yo hacer?


Si además una hija amorosa
¡a su padre debe ser fiel!

No llores pequeña
Dile que deberá darte aún
una cuarta cosa,
para que pueda por fin convertirte
en su legítima esposa

¿Y qué le digo que me falta


si me lo ha dado todo?

Dile que te falta un muy especial abrigo


yo sé bien lo que te digo,

le pedirás una capa,


hecha con la piel del asno
de las monedas de oro

-oh no, ¡él adora a ese asno!

Es lo más valioso del reino


No puedo ni pensarlo….
-¡no, no, jamás podría pedirlo!
¡Es ese su más preciado tesoro!

Dile que es para que puedas


quedarte siempre a su lado.

¡Pero sería mentirle!

Sí, pero en todo caso


no te convertirá en mentirosa
pues sería esta, si eso existiera,
una verdad disfrazada
de mentira piadosa
Con esa capa cubrirás tu belleza entera
el brillo de tus cabellos
la suavidad de tu piel
la dulzura de tus movimientos

tiznaré tu cara
ocultare tu imagen lozana
con barro y hollín

y recorrerás otros feudos


hasta el momento preciso
serás avisada.

Te daré un baúl mágico


Te seguirá adonde quiera que vayas
Allí guardaras tu secreto

En ese mismo arcón


Junto con los objetos
que quieras contigo
de tu más preciada posesión

De ahí sacarás los vestidos


con lo que tu padre pudo donarte
en forma de atavíos que para adornarte
los costureros usaron sus más finas artes

El tiempo, si eres fuerte de corazón


Te, nos, me dará la razón
Sacrificado el asno, vuelto capa
Piel de asno, es ahora su nombre

ya no es princesa
recorre otros reinos
como doncella
de limpieza

En un reino del suyo bien alejado


al que por fin ha llegado la emplean
como criada para recados y aseo
de pajares y establos

Es sirvienta, cocinera
hace varias tareas de diverso calibre
que la joven bien aprende
para verse de su padre,
y de sus torcidas ideas
al fin libre.
Le asignan duros trabajos
sufre los peores escarnios,
de casi toda la población
pues es la curiosa extranjera
de piel animal, un fácil blanco
de quien reír y a la menor ocasión,
burlar-

Pero ella es firme


y no deja de sentir confianza
se empeña en adquirir varias destrezas
que le aportan nuevas esperanzas

…ya no le importan las malas lenguas


si es burlada al salir de su casucha,
para la diaria faena, y si la critican por sucia
por torpe, o por callada,
dentro del asno agacha la cabeza
y bajo tan singular capucha
soporta con paciencia y entereza
como parte de su trabajo cada afrenta,
sin hacer mucha bulla

pues aprende bien de todo


y presta mucha atención
pues es sabido que a veces
¡es en el lodo
en donde se encuentra oculto
el oro!
O acaso ¡no hay quien, de algún tropiezo,
logre extraer con fina danza
gracia de pirueta, aún sin ser atleta!.

No olvidemos que la joven en su lucha


los consejos de su hada madrina escucha

Porque, oigan lo que digo


sin hacerme la sabihonda
¡nadie sin ayuda en este mundo
puede pasar por dolor tan profundo!
En una cabaña
si bien muy modesta, piel de asno
cómodamente se ha asentado
y logra dar enseguida
a su pequeña “isba” nueva vida

(así es como llama ahora a su casa


pues algún antepasado
Ruso en su mente se lo reclama)

y no quedan ahí nada fuera de lugar,


(pese a la rusticidad de la choza)
esos bienes lujosos que con pericia
ha elegido, además del cofre
para llevar consigo:

un candelabro, un espejo,
y algún que otro objeto querido.
En la choza a solas
Piel de asno uno a uno los vestidos
para probárselos saca
Y a cada uno se ilumina
Con nueva luz la cabaña

“cierto, tú me donaste en la dicha


Un vestido color del tiempo”

Canta, y le responde
la chica del espejo:

“Y una vez abierto el pasadizo


Plateado ya al otro lado
te recibirán como a la hija de la tierra y el cielo
estrellado”
Se miran las dos al mismo tiempo
exacto en que se abre
el pasadizo del recuerdo
juntas caminan entre esos mundos,
de los que nadie puede sentirse dueño,
Sus bocas se mueven levemente
pues las palabras que ésta siente murmuran los labios
de la otra
inconscientemente
como entre dos, pero de un mismo
cuerpo y mente

Baila al resplandor del espejo,


que podría ser aterrador
¡pero es tan bella la luz celeste,
que entre sus vestidos y el viento
dialoga
como si se fuera probando, desnuda,
su mismo cuerpo humano,
la luna
de los mil y un cuentos.
Y así de improviso se agrieta el cielo raso,
para dar paso a la luz lila
y tras ella al hada que aterriza
con glamorosa y extravagante
entrada.

Ahora es todo reflejo y jolgorio


en luz de caireles lilas
de glicinas agitadas al batir
suntuoso de sedosas alas
del vestido exagerado de ella,
que aún nadie critica,
hace chispas tembleques de flores,
músicas con perfume a flor cítrica

Destilan primaveras de colores


y de tilos, y de frutos tempranos
incitan los olores, a los veranos del mañana
que se filtran por la grieta
de la choza así rajada.
El hada, sin abandonar la coquetería,
propia de su estirpe maga
contesta la angustiosa pregunta
que la joven en voz alta
en ese preciso momento
a su reflejo clama:

Y mi padre, ¿será que aún me añora?


¿Volveré a verlo?

¡Sí!, tu padre aún te añora, y volverás a verlo


Responde aquella con la certeza anhelada.

Atiendan a esta respuesta, que no por nada de mujer viene, y de seguro


si tanto sabe, sea más por amante y por amada que por madrina y hada;
así el diablo, como dice un popular dicho añejo,
sabe más QUE por diablo, por viejo.
Dicho esto, la gran dama atravesó de nuevo el techo
que se cerró tras ella dejando a la bella
otra vez a solas con sus pensamientos.

La muchacha sigue con su vida


de asna como si nada
tranquila hasta el climax de cuento:

El príncipe que la descubre, oculto


a oye cantar, se enamora, pero…

¡Si bailaron juntos una noche!

lSe golpea la cabeza al recordar


¡no, si fueron dos! Se repite sin parar
al observarla de lejos y notar
que bajo la capucha asoma
la luz de su rostro sin par
Es que recién se da cuenta
de que era “ella” quien de incógnito
había asistido a sus fiestas
y, como en la Cenicienta,
huido antes de darse a conocer

La luna redonda
aún giraba en el traje del cielo
cuando, durante el baile juntos,
en la felicidad de encuentro tarde
notó que aquella se había esfumado
¡en el mejor momento! y apenas pudo aquél
al vacío de su abrazo declamar:

“¡oh amor
apenas te encontré
y ya vas huyendo!”

No es que a las doce se acabara el hechizo


vaya a saber qué es lo que a ella
esa decisión tomar le hizo
siguiendo el guion del cuento

El joven príncipe
sospechando ahora
la identidad de la princesa
desconocida con quien bailó tan a gusto
las dos noches esas,
como antojado, ha pedido un pastel,
y especialmente encargó que fuera piel de asno
quien lo hiciera. Pues resulta que ahora ella
es una buenísima ¡pastelera!
Anoticiada de algún modo del asunto este
Piel de asno desliza dentro del pastel su anillo
Y al comerlo aquél despistado
¡casi se rompe un diente!
con el pastel que ha pedido y probado.

Pero lejos de denunciar


por intento criminal a la pastelera
tras un oficial recado, con la pista del anillo
sale a buscar a la joven
para calzar el dedo adecuado
y pedir luego la mano
y al fin a la persona entera;
si así ella lo quisiera.

Las aspirantes hacen fila


Algunas se inmolan, otras se ridiculizan
¡si solo le cabrá a ella! La singular,
única, princesa.

Manos de todo tipo se postulan


dedos de toda forma y hechura
a distintos trabajos sometidos
o a las más finas cremas y confituras.

Se lo prueba todo el reino


divertidas están las damas en la fila
y más que entusiasmadas bromean
algunas, sin pretensión de ser elegidas
solo desfilan para entretener al reino
Y de seguro, sin saberlo,
a ustedes ahora, que están
atentamente oyendo.
Por fin probadas todas las demás
es llamada la de piel de asno
como último recurso

y es este un momento crucial,


pues al primer contacto
de su dedo, único, con el anillo
como imaginamos
-y hace rato esperamos que suceda-

…a piel de asno
¡le va al dedillo!

¡Chocolate por la noticia!, grita alguien


Ahí por el fondo sospechando, ¡si es el señuelo
que ella misma había sembrado!
Es como sacar de la galera, el conejo
que antes adentro ha puesto el mago.
Lo que sigue es tan obvio
que seré breve:

Los esponsales, la felicidad del nuevo reino


Príncipe y princesa tal como en los viejos cuentos

El viejo rey ya cuerdo y muy de acuerdo


con las fiestas reales, las bodas
La felicidad de fin de cuento y
Todo lo que a lágrima de alegría mueve.

Pero rumorean las vecinas, las buenas y las malas


lenguas, más o menos viperinas
que con el rey padre se casó

En la larga ausencia de la joven


¡el hada de las lilas!
Y, ¡pues vaya buena mandarina
resultó al final esta madrina!
Dicen las chismosas,
ahora es la madrastra
de la que una vez fue asno,
y antes princesa
y de su mismo padre prometida.

Que fue para salvarla, repiten unos


¡aprovechadora!, acusan otros

Yo no veo el problema, dicen muchos


sea lo que piensen quienes
a veces demasiado piensan,
la muchacha se vio librada de un lindo complejo
sin perder la compostura, ni el pellejo,
ni la cordura.

-pura ganancia, mi querida


dice el hada a su hijastra
¿Y de la joven? ¿Qué sabemos?
Tal como un oráculo que anticipe

que no vive de su nueva familia nada lejos, y que


cuando el reino de padre y madrastra visite,

usará el vestido del sol, de la luna o del tiempo


según la ocasión lo amerite.

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