1.1 Recomendaciones
• Todos los pacientes que acudan a un servicio de urgencias por una conducta
suicida, deberán ser catalogados en el triage de tal forma que se asegure su
atención dentro de la primera hora desde su llegada. (avalia-t 2012)
• Se propone la versión breve del cuestionario de riesgo de suicidio de
Horowitz para ser empleado por el personal encargado del triage en el
servicio de urgencias con aquellas personas que acuden por conducta
1.2.1 Recomendaciones
En estos servicios pueden verse tres grupos diferentes de pacientes con riesgo
significativo de conducta suicida:
Triage II: La condición clínica del paciente puede evolucionar hacia un rápido
deterioro o a su muerte, o incrementar el riesgo para la pérdida de un miembro u
órgano, por lo tanto, requiere una atención que no debe superar los treinta (30)
minutos. La presencia de un dolor extremo de acuerdo con el sistema de
clasificación usado debe ser considerada como un criterio dentro de esta categoría.
• Debe preguntarse a las personas si tienen objetos con los que se pueda
autolesionar tales como objetos filosos, vendas, o cuerdas. Los
medicamentos deben quitarse. Si la persona tiene un arma peligrosa que no
está dispuesta a entregar, debe llamarse a la policía y seguir el protocolo
específico que maneje la institución (10).
Las dos primeras medidas que deben adoptarse ante un paciente con conducta
suicida son una evaluación inmediata de su situación clínica y la instauración de un
tratamiento eficaz que minimice el riesgo de muerte o discapacidad. En líneas
generales, la asistencia inmediata y de calidad está garantizada en los pacientes
más graves, pero a medida que disminuye el grado de urgencia, la inmediatez y la
calidad se hace más dependiente de una adecuada relación entre la oferta y la
demanda.
Tomando como referencia el artículo de Dieppe et al. (150), se han asignado unos
códigos de colores de manera que, dependiendo de las respuestas, los pacientes
serían clasificados con los códigos amarillo o naranja.
A los pacientes se les debe pedir que entreguen todo objeto potencialmente dañino,
como objetos punzantes, cinturones, hojas de afeitar o cordones. No debe haber
medicamentos al alcance del paciente. Si la persona tiene un arma peligrosa y no
está dispuesta a entregarla, debe avisarse al servicio de seguridad y/o la policía.
Debería existir un protocolo específico de cómo registrar y retirar objetos
potencialmente dañinos a estos pacientes.
Cualquier persona que habla de suicidio debe ser tomada siempre en serio. La gran
mayoría de personas que se suicidan han expresado previamente ideas de suicidio
o han mostrado signos de alarma a familiares o profesionales.
Una posible explicación podría ser que la formación de los profesionales de los
servicios de urgencias de un hospital general suele estar enfocada
fundamentalmente hacia el diagnóstico y tratamiento de patologías somáticas,
por lo que en ocasiones, los pacientes con sintomatología psicológica pueden
producir sensación de impotencia y generar actitudes negativas o de indiferencia
(154, 155). Además, el estrés del trabajo incrementa esta actitud negativa hacia los
pacientes con intentos de suicidio, sobre todo hacia aquellos con intoxicaciones
medicamentosas repetidas.
Esta necesidad de una actitud adecuada del personal sanitario puede verse
comprometida por ciertos pacientes, que para obtener algún beneficio, aducen
ideas de suicidio o amenazan directamente con suicidarse si no se hace lo que
piden (ingresar, obtener una baja laboral o una incapacidad, recuperar una pérdida
afectiva, etc...). Son situaciones delicadas que desafían la pericia del profesional
Una adecuada atención a los pacientes con conducta suicida sólo puede
conseguirse mediante la coordinación de todos los profesionales que intervienen en
su atención. Con frecuencia, los pacientes que acuden a un servicio de urgencias
son valorados en un periodo corto de tiempo por diferentes profesionales, en un
entorno de prisa y en ocasiones algo caótico y en lugares poco apropiados y
sin intimidad, lo que no contribuye a una evaluación sensible de los problemas de
salud mental de un determinado paciente.
En la Tabla 21 pueden verse los aspectos más importantes que deberían recogerse
en la evaluación de un paciente con conducta suicida.
En general se acepta que los pacientes con un intento de suicidio deben ser
valorados por un psiquiatra antes de ser dados de alta del servicio de urgencias.
Por ello es esencial que dichos servicios tengan acceso a especialistas en salud
mental para poder llevar a cabo una adecuada valoración psiquiátrica. Dada la
complejidad de la etiología y de la respuesta a dar a estos pacientes y a sus
familiares, en aquellos servicios en donde se disponga de otros profesionales para
la atención urgente, como trabajador social y psicólogo clínico, sería deseable
Cooper et al. (162) desarrollaron una sencilla herramienta clínica para su utilización
en pacientes que acuden a un servicio de urgencias por una conducta suicida (Tabla
22), obteniendo una sensibilidad del 94% y una especificidad del 25% en la
identificación de pacientes con alto o bajo riesgo de repetición de la conducta suicida
en los siguientes seis meses. Los autores consideran que la aplicación de este
instrumento podría facilitar la evaluación del paciente con conducta suicida en el
servicio de urgencias y centrar los recursos psiquiátricos en aquellos pacientes de
alto riesgo.
Tabla 22. Preguntas del test Manchester Self-Harm para la conducta suicida
Sin embargo, este test no valora aspectos clave como el grado de letalidad de
la tentativa, su planificación, la presencia de trastorno mental actual, etc. por lo que
podría ser válido para un primer intento de suicidio (tipos I-II), pero no para la
conducta suicida de, por ejemplo, un paciente con un primer brote psicótico que
podría puntuar cero, y ser catalogado como de bajo riesgo de repetición.
Si un paciente con una conducta suicida desea marcharse antes de haber sido
realizada una evaluación de su estado y son infructuosos los intentos de persuasión
para que permanezca en el servicio de urgencias, se deberá intentar valorar al
paciente lo antes posible y si es necesario tomar las medidas que se consideren
oportunas, especialmente si la persona continúa expresando intencionalidad
suicida. En algunos casos (riesgo de auto o heteroagresión) se habrá de valorar,
incluso, la idoneidad de utilizar medidas de contención. Es importante tener en
cuenta que los pacientes que abandonan el servicio de urgencias antes de una
adecuada evaluación, tienen un alto riesgo de repetición de su conducta suicida.
Es fundamental que la atención prestada a las personas con conducta suicida sea
de calidad, resumiéndose a continuación cinco posibles áreas de mejora (81):
La GPC elaborada por el New Zealand Guidelines Group (NZGG) (10) considera
los siguientes factores:
Por su parte, la APA (4) elaboró los siguientes criterios de hospitalización del
paciente con conducta suicida (Tabla 24).
Son escasos los estudios que analizan los criterios de ingreso hospitalario de los
pacientes con conducta suicida.
Sin embargo, un posterior estudio de los mismos autores (174) reanalizó los datos
anteriores mediante la técnica Data Mining, observando una sensibilidad del 99% y
una especificidad del 100% con únicamente cinco variables, que serían las
predictoras de indicación de hospitalización de un paciente con conducta suicida:
Por último, en una muestra de 257 adultos con conducta suicida, la hospitalización
se asoció significativamente con el diagnóstico de psicosis, historia previa de
intentos de suicidio y la existencia de un plan de suicidio preconcebido. Una vez
controlados los factores de confusión, dichas variables clasificaron correctamente
el 80% de las decisiones de hospitalización.
2.1 Generales
• Psicoeducación
• Apoyo individual y familiar
• Coordinación entre profesionales de diferentes niveles asistenciales
• Atención a la posible patología de base y a comorbilidades
• Hacer partícipe a la familia y allegados en el proceso de evaluación y
tratamiento
• Garantizar un ambiente de privacidad, confidencialidad y respeto.
2.4 Triage
Todos los pacientes que acudan a un servicio de urgencias debido a una conducta
suicida deberían ser catalogados de forma que se asegurase su atención al menos
dentro de la primera hora desde su llegada. Utilice el sistema de triage Colombiano
(ver sección “Concepto y modelos de triage”)
Hay tres niveles especiales de observación por encima del nivel básico requerido
para todos los hospitalizados psiquiátricos.
Esto es para la persona en alto riesgo de suicidio que está expresando un intento
suicida activo, pero donde hay menos preocupación en cuanto a la conducta
autodestructiva impulsiva. La persona puede haber realizado recientemente un acto
de autolesión deliberado o tener estados psicóticos impredecibles. Esto requiere
3.3.1 Recomendaciones
Para una persona con riesgo crónico de suicidio, las admisiones cortas (1- 4 días)
pueden ser apropiadas.