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Traduccién PHILIPPE JOUTARD Nona PASTERNAC ESAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL PASADO FoNDO DE Cutrura ECONOMICA ‘MEXICO - ARGENTINA - BRASIL - COLOMBIA - CHILE - ESPANA | Estapos UNIDOS DE AMERICA - PERU - VENEZUELA Primera edici6n em francés, 1983 Segunda edicibn en espaol, 1999 PREFACIO PARA LA NUEVA EDICION Tece aftos separan esta reedicién de la primera edicién en espanol. En el tiempo transcurrido la historia oral ha aleanzado su madurez, como se puso de manifiesto en fa X Conferencia Internacional de Historia Oral, fa primera celebrada fuera de Europa, que tuvo lu- gar en Rio de Janeiro en 1998, Esa Conferencia mostré Ia riqueza de la historia oral tanto a nivel de sus pricticas como de los pafses involuctados, de los que 27 estuvieron presentes; ha revelado, en patticulas, la importancia de esta forma de historia en América Lati- nna, que se expresa desde hace mucho en la vitalidad de su préctica en México, asi como en la Argentina como pruoba eu IV Encuen- | tro Nacional de Historia Oral (1999). La Conferencia de Rio de Ja- nneiro ratificé que la historia oral podia conquistar el reconocimien- to académico y alcanzar el rigor, sin por ello perder ni su dinamis- mo ni su inconformismo. Por tanto, me complace mucho ver la reedicién en espafiol de este libro con el que tengo una especial vinculacién afectiva, Al releerlo, me sorprendo a la ver por la continuidad de la historia oral y por cicrtas evoluciones: me ha parecido oportuno agregar al inal de es- ta reedicién el balance de veinticinco aitos de historia oral que he presentado al Congreso Internacional de Ciencias Hist6ricas donde ‘Téulo orginal Cex ois qui nous viewnene de pad 81983, aches Bate ISBN de a ediciin original 2.01-002087.3, 1. R. © 1999, FoNno DF Cana ECONOMTCA DE ARGENTINA, S.A. | se ve bien ese doble movimiento. La historia oral ha demostrado su El Salvador 5665; 1414 Buenos Aires capacidad dar la palabra a | sluidos, en primer lugar a las Aw. Picacho Ajusco 227; 14200 México, D, F. | ee pare dat ie plain a beeen o> ® mujeres: ha contribuido poderosamente al surgimiento de una his- sus manifestaciones de extrema pobreza y analfabetismo, asi como a las minorfas frecuentemente olvidadas por la historia tradicional. | : ISBN: 950-557-337-5 | toria de género; ha sabido escuchar al mundo popular incluyendo Impreso en Argentina Hecho eld fito que maea la ley 11.723 5 SAS VOCES QUENOS LLEGAN DEL PASADO ‘Aun entre los grupos que manejan perfectamente la escritura, ofte- ce un punto de vista diferente demasiado descuidado, el del imagi- nario creador de accién. Ya lo comprobaba hace una quincena de afios cuando escribia este libro. Pero lo que se ha manifestado con més fuerza desde entonces es su capacidad para comprender desde el interior los mecanismos del mundo concentracionario y los trau- ‘mas ocasionados en las victimas por las sangrientas opresiones del siglo xX.! Pensamos primero en la Shoah: en Francia, la mejor his- toria de la solucién final es Shoah, la pelicula de Claude Lanzmann, {ntegramente compuesta por testimonios, que se ha negado a utili- zar documentos escritos. Pero existen también las victimas del Gu- lag y las de otras dictaduras, en Espaiia y en América Latina, de lo que, desgraciadamente, la Argentina puede dar testimonio. A ese balance reciente, ya estamos en condiciones de agregar un nuevo ‘campo, presente desde hace un tiempo pero que se esté desarrollando en forma considerable, el estudio de la memoria en si misma como ‘objeto de historia y no como su simple apoyo. Ese estudio se obser- va uavés de las numerosas insticuciones permanentes o coyuncu- rales que tiene como objetivo la memorizacién, archivos, museos, ‘monumentos, placas conmemorativas 0 fiestas; pero la memoria provocada que provee la encuesta oral, es un documento particu- larmente rico y prometedor, en tanto permite aprehender mejor el dinamismo de la memoria. A través del método sugerido en este li- bro, se aprehenden los olvidos, los errores y las deformaciones. Y la serva, el olvi las deformaciones y sus errores, errores 0 deformaciones que ofte- cen una cierta forma de verdad, sia paradoja ninguna, como lo muestro en algunos ejemplos del ultimo capitulo. se define tanto por lo que rechaza como por lo que con- es uno de sus instrumentos, como lo son también " CE Hioria, Antroplogia y Fuentes Ones, NP 20, 1998, *Teaumas de siglo 26 2 Un buen ejemplo To oftece en Francia la gran iniciativa coordinada por P.Nora, Les line de Mémoire, Pats, Gallimard, 1984-1992 en site volimenes. Hay tuna edicion mis recente y més compacta publicada en 1997 en tres vokimenes (Quarto), PREFACIO FARA LA NUEVA EDICION 9 ‘Nuevos desaffos se nos presentan al comenzar el siglo XX1. Los he evocado el afio pasado en Rio de Janeiro. Sin volver a mencionar todos, al presenear esta nueva edicién, me parece oportuno referieme a dos de ellos. El desarrollo de la historia oral es contemporéneo de la creacién y la difusién del grabador de sonido; ella no puede sino beneficiar- se de las nuevas tecnologias informéticas de la comunicacién. En primer lugar el video, que yo mencionaba en Ia edicién anterior con prudencia; hoy han desaparecido muchas de las objeciones. Con el desarrollo de la imagen numérica y a facilidad cada vez ma- yor de la toma de imagenes y de su flexibilidad, para la que, en el limite ya no se necesitan camarégrafos, se plantea el problema de mul- tiplicacién de entrevistas sistematicamente filmadas. Varios grandes proyectos lo utilizan ya, por ejemplo, para los testimonios de los so- brevivientes (ver la iniciativa de Spielberg). Las nuevas tecnologtas multiplican también documentos orales que no corresponden exac- tamente a la historia oral, pero que ésta debe tener en cuenta, como los audia-litras, las carras.viden: zAmo integear también el conte nido de numerosas listas de internet o de paginas de la red de sim- ples particulares? Paradéjicamente, volvemos a lo escrito, pero una escritura mucho més ampliamente difundida, aun si hoy en dia no afecta sino a una minorfa. En todo caso, debemos estar muy aten- ros a esas tecnologfas, a la vex por la ayuda que nos puedan propor- cionar en la recoleccién de testimonios, el tratamiento y la clasifi- cacién de esas nuevas fuentes y por los documentos complementa- ros que proveen Los proyectos de historia oral ya eran numerosos cuando redac- té este libro; se ha diversificado atin més, con fines diferentes y ob- teniendo resultados que no son similares. He presentado ejemplos en el balance. Podemos hoy referirnos a temas idénticos a los de in- vestigaciones efectuadas hace una generacién y examinar la evolu- cién registrada, Para que aquellas investigaciones anteriores puedan ser utilizadas hay que conocer sus objerivos, su contexto y las con- diciones del cmprendimicnto. 0 SAS VOCES QUENOS LLEGAN DEL PASADO Pero subsiste una gran divisién ideolégica y epistemoldgica, como lo subraya Dora Schwarzstein en su comunicacién sobre la historia coral en América latina:? ésta enfrenta por un lado a la historia oral ‘ilitante, radicalmente alternativa, y a una historia oral académi- ca. La primera tiene la ambicién de hacer la historia desde abajo y desde el punto de vista de los excluides; intervenis, interprecas, to- mar distancia, como lo hacen los historiadores, es casi un sacrilegio ¥y una apropiacién ileg{tima de poder. Los historiadores, por el con- trario, piensan que el mejor homenaje que se puede rendir a la me- moria de los excluidos es transformar la memoria en historia. Y si queremos aprovechar de la mejor manera posible la investigacién oral y extraer de ella toda su riqueza, no podemos ahorrarnos el es- fuerzo del trabajo histérico. Debemos tener el coraje de ser histo riadores y no s6lo memorialistas. Tomar distancia, cruzat los discursos, confrontar la palabra de un testigo con otras, 0 con escritos, poner- las en contexto, no es robarlcs cl testimonio o despreciarlos sino, por el contrario, respetarlos como participantes plenos de la histo- flay por tanto nececitados de la aplicacién del método hiseérico que no es empobrecedor sino enriquecedor. Para attavesar la dis- tancia de las generaciones y las culeuras diferentes, la historia es una sgufa més segura y mis sélida que la sola memoria. Para tomar los ‘casos més draméticos de este siglo que termina, las demasiado nu- merosas victimas de las diversas opresiones no tienen nada que te- mer de la historia que validars lo esencial de su palabra, sino todo de una memoria no sometida a la critica historica que sera “rlati- vizada’ por otra memoria incluso falsificada. Los que no tienen in- terés en la historizaci6n de las memorias son los negadores de las rorturas, de las desapariciones y de los genocidios. Como contrapartida, el historiador no debe olvidar jamés todo lo que le aporta la memoria, fuera de las informaciones precisas y que también deben transmitirse: no sélo la comprensién de las mentalidades y del sentimiento de lo vivido, sino también més all4, > Historia y fuente oral, N°14, 1995, pp. 8-49. | | | | PREFACIO FARA LA NUEVA EDICION u las imagenes, los imaginarios y los s{mbolos que no son sélo ador- nos de la memoria, sino una de las claves de la historia Sabemos que la historia s6lo consigue expresar bien su verdad ‘cuando es plenamente un arte; la escucha incansable de Exas voces que nos llegan del pasado puede ayudarla a ser ese arte. PHILiPPe JOUTARD Toulouse, 22 de marzo de 1999 | | INTRODUCCION La encuesta oral se ha convertido en una préctica trivial, ya se trate del periodista que pide sus impresiones a un testigo o del exndlogo que realiza una investigacién, pasando por el escolar que va descu- briendo la esfera social. El hecho paradéjico, y que plantea un pro- blema, es la introduccién de esta técnica en historia. En efecto, ésta se constituyé como disciplina cientifica a partir de una erftica de la tradicién oral y sobre la “solidez del documento escrito”. Esto es tan cierto que las reservas de la comunidad de historiadores son todavia fuertes; la prucba de ello la veo en la reaccién de un hombre que fue uno de los precursores de la demageafia hisrériea y que por lo tanto no se sina entre los paladines de la historia més tradicional, Pierre Goubert: “Pero en cuanto al folklore, parecerfa que estuviéramos en la etapa de la locura benigna: cada uno quiere encontrar su caballo de orgullo, su antepasado adivino o su tia Denis* y nuestros pedago- gos sienten tna gran aficién por eso: es lo que se lama la historia oral (chismes eventuales); gracias a Dios no podriamos remontarnos mas allé de 1900 y se detendré un dfa a falta de combatientes y de lec- tores puesto que esta historia oral se escribe”.! El hecho mismo de que * Bl caballo de ongullo es el tical de un eélebte libro realizado con base en la tradicién oral en Bretaa y del cual el direcor de cine Claude Chabrol sacé el ar ‘gumento para una pelicula del mismo nombre, La tla Denies el titulo de ott libro {que narra la vida de una viejslavandera campesina cuya imagen, muy Familiar para Jas ranceses, srvié de publicidad para una conocida mara francesa de jabén para a- var la ropa (T.] 'R, Goubers, “LHintorin et le pédagogue”, Historins ce géographes, febrero- marzo de 1980, p. 441, “4 ESAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL PASADO Jos anglosajones ~iniciadores en la materia~ hayan creido apropiado pegarle el adjetivo “oral” al eérmino historia, como si crearan una disciplina diferente, es un signo més: en efecto ;se habla de sociolo- gia o de etnologfa oral? Seria caer en un pleonasmo. Pero ese término mismo de historia oral no deja de tener su am- bigtiedad: es rechazado por Dominique Aron-Schnapper y Daniéle Hanet? para quienes recoger testimonios orales cs un trabajo de ar- chivista y no de historiador que supondrfa confrontaciones, trata- miento critico y construccién. En cambio, varios archivistas profe- sionales no aceptan el término de archivistas orales, en la medida en que se trata de una verdadera construccién para la historia y no de una huella del tiempo. Esta querella de términos no es insignificante: refleja cn primer lugar la incertidumbre ante una prictica que se percibe imperfec- tamente: ces un simple método al servicio de una vieja disciplina 0 el advenimiento de otra manera de hacer y de ver la historia? Los, ingleses, italianos y alemanes adoptan con mucho gusto la segunda hipotesis. Para pedirles prestada una expresién a estos tiltimos, la historia oral seria otra verdadera historia, soporte de la sociedad del mismo nombre. La cuestién no interesa s6lo al mundo estrecho de los especialistas y profesionales sino a todos los que conocen el pa- pel central desempefiado por la historia en nuestra cultura. Refle- xionar sobre la introduccién de la encuesta oral en historia no es sélo discutir sobre metodologia sino interrogar la evolucién de las relaciones que nuestra sociedad mantiene con su pasado. Por eso esta obra que no es un libro de la encuesta oral, no tra- ta tampoco exactamente de las fuentes orales histéricas; excluye de ‘manera voluntaria un territorio inmenso, el de las civilizaciones poco sometidas a la influencia de lo escrito y donde la memo oral esté en situacién dominante y oficial; pienso aqui principal- mente en el mundo del Africa negra. Esta exclusién no tiene como *D. Aton-Schnapper y D. Hanet, Hisoie orale oe archives onl’, Rapport activité sara constitution archives oaks pour Ubitoir de la Séurite Sociale, Pats, Association pour histoire de la Sécutié Sociale, 1980, | | | | | eTRODUCCION 15 lizaciones lo oral no tiene causa mi incompetencia (real). En esas ci la posicidn de inferioridad que posee entre nosotros; gracias a técni- cas de memorizacién que estén en manos de profesionales se apre- hende una realidad mas antigua y mis continua y ocupa el lugar de la historiografia del rey y de los principes. A veces puede expresar puntos de vista opuestos de clan, pero mediante lo oral se pueden percibir las falas y no por la confrontacién de las fuentes escricas con las fuentes orales. El historiador més tradicional admize volun- tariamente que el africanista no tiene eleccién; pero no comprende la necesidad de recurtir al documento oral en una sociedad inun- dada por lo escrito, Es cierto que la oposicién no es tal vez tan ta- jante como se cree, pero ¢s suficiente para justficar un andlisis es- pecifico de nuestra cultura en la que el recuerdo se fija masivamente por medio de lo escrito, sin perjuicio de realizar luego una con- frontacién. “Tal vez el lector se sorprenda al ver el lugar consagrado aqui a la historiograffa del tema, es deci, a la historia de los precursores (los dos primcros capitulos). No es por deformacién profecional ni por- que los franceses descuiden muy a menudo esta aproximacién sino porque la geografia de los orfgenes y de los primeras tiempos refle- ja tendencias profundas de nuestra cultura. Asimismo, se sorpren- derd por el interés manifestado ante los trabajos extranjeros. Me pa- rece necesario antes que nada saber salir del hexigono,* ya que los franceses no estén suficientemente informados de os trabajos, a me- rnudo apasionantes, efectuados en el extranjero; aunque en este cas0 preciso se trata de una necesidad imperante, puesto que las prime- ras empresas modernas han comenzado fuera de nuestras fronteras Y la primera obra de reflexidn general que supera las simples guias de encuestas aparecié hace ya cinco afios [1960] bajo la pluma de un historiador briténico, Paul Thompson, con el titulo de Voice of the past. Evidentemente no es una easualidad si el titulo de mi libro * "Hlexigono” es una manera de llamar a Francia, ya que si se redujera su: ma pa una figura geomécrica endria exactamente es lados. [T.) 6 ESAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL. PASADO evoca el de Thompson; quiero colocarme a la vez en continuidad, en diflogo, pero también en discusin amigable: hasta tal punto es cierto que més allé de ls fronteras los “historiadores orales”, princi- palmente europeos, forman una verdadera comunidad. En muchos puntos estoy de acuerdo con Thompson, en otros difiero como lo sugieren ya las modificaciones del titulo, pero nuesttos matices me parecen mds la expresién de sensibilidades histéricas nacionales di- ferentes que de divergencias individuales. zAcaso uno de los méritos de la historia oral no es el hecho de hacer aparecer las trayectorias diversas de las historiografias nacionales? Al historiador francés, que es muy empirista, no le gusta en ge- neral reflexionar sobre su disciplina, y las obras que tratan sobre el método no tienen mucho prestgio. Pero gpodemos prescindir de ellas para la utilizacién de la fuente oral? Cuando hubo demasiada ingenuidad en la materia sus detractores encontraron armas ficiles de utilizar. Desde hace mucho tiempo que escucho esas voces que vienen del pasado como para dudar un solo instante de su riqueza irremplazable, pero sé que deben ser tratadas como lo merecen, con Ja misma simpatia critica que una palcografla medieval, el discutso de un tribuno revolucionario o el articulo de un periodista, * Declaracién del seflor Charnes, presidente de la atociacién de archivstas franceses, durante un encuentro con los representantes dela asociacién francesa de archivos sonoros. I. LOS PRECURSORES DE LA HISTORIA ORAL. EN BUSCA DE ANTEPASADOS TODA nueva disciplina busca antepasados prestigiosos con mayor fuerza cuanto més vulnerable se siente y més debe justificar su au- dacia. Los primetos historiégrafos de la historia oral, Louis Starr 0 Paul Thompson, no escaparon a esta tentacién, sobre todo porque podian encomendarse al padre de nuestra disciplina, el propio He- 16doto. Yo mismo le rendi pleitesfa en un primer arciculo sobre el problema. Pensindolo bien. no estoy seguro de que hayamos esta- do en lo cierto, {Qué otta cosa podtan hacer Herédoto 0 Tucfdides en una épo- caen que lo escrito tenfa todavia pocos representantes? El verdade- ro problema se plantea cuando lo oral entra a competir con una abundante documentacién escrita. Conservaré sin embargo una idea del prefacio de La guerra del Peloponeso que es un consejo de prudencia. En el momento en que los historiadores afortunada- mente redescubren la riqueza del testimonio oral, nos recuerda que asi como antes teniamos el fetichismo del documento escrito, no debemos czer en un fetichismo inverso: * Louis M, Stas, “Onl History’, Encyclopedia of Library and Information Science, Marcel Dekker Inc., Nueva York, 1977, p- 441. Paul Thompson, The Voie ofthe Pst, Onal History, Oxford University Pres, p. 24. Philippe Jouard, “Histo Fiens A vos micros, le document oral une nouvelle source pout Uhistoire", Pfc ‘wire, im. 12, 1979, 18 ESAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL PASADO En lo que se refiere a las acciones llevadas a cabo en el curso de esta guerra evité tomar mis informaciones del primero que llegaba y con- fiar en mis impresiones personales. Tanto en lo que atafic alos hechos de los que fui testigo como aquellos que me han sido narrados por ‘otro, procedi cada ver a realizar verificaciones tan eserupulosae tanto ‘como pude. No fue un trabajo ficil, porque ocurria que en cada caso los testigos de un mismo acontecimiento ofrecfan relatos discordantes, aque variaban ya sea de acuerdo con las simpatfas que sentfan por uno uw otto bando, ya sea segiin sus memorias (I, 21). Infortunadamente, Tucidides permanece mudo sobre esos métodos de verificacién: da el resultado final sin citar las versiones contra- dictorias; por lo tanto no es muy ttil para nuestra reflexién de “his- toriadores orales”. Paradéjicamente, Herddoto, cuyo aporte critico ex colocado por encima del de su sucesor, es més sugestivo en la medida en que cumple bien su oficio de recolector de informacién y presenta la versién recogida aclarando que no asume forzosamente la respon- sabilidad, sobre todo cuando la versién es tinica: [“Sobre algunos acontecimientos] podrfa dar alguna otra opinién que la que los mismos argivos dicen [..]. En cuanto 2 mf, debo men lo que se dijo, sin estar obligado a creer todo, y asi debe entender- se tratindose de toda mit historia” (VII, 152). Hay que recordar ademés que el titulo mismo de Historia significa “la encuesta” lle- vada a cabo pot un testigo que cuenta lo que él mismo vio y supo en el curso de sus investigaciones?® ‘ies sighos més tarde, cuando ya existe una coleccién de fuentes escritas en forma de obras histéricas, un hombre afirma la prima- cfa del testimonio oral sobre el manuscrito, aunque a su vez el pri- mero sea superado por la presencia del historiador en el terreno de Jos hechos. Se trata de Polibio (hacia 210-126 a.c.), el historiador mnar todo * A. Banguet, Hisoriens gre, Herodow, Gallimand, Encyclopédie de la Pliads, 1964, p. 9 [traduccidn al espaol de as Hivoriar de Herédoeo, UNAM, Mético, 1982), LOS PRECURSORES DE LA HISTORIA ORAL » de las guerras piinicas. Al criticar a uno de sus predecesores define las cualidades del historiador completo de la manera siguiente: ‘Aunque existen dos maneras de informarse de ofdas, se conformé con buscar en los libros y apenas se preocupé por recoger testimonios ora~ les, como lo hemos mostrado anteriormente. Es ficil entender cules fueron las razones que lo levaron a elegir este método. Se pueden reco- ger informaciones en los libros sin peligro ni trabajo, si solamente uno oma la precaucién de instalarse en una ciudad donde se encuentren textos en abundancia y una biblioteca cerca. Entonces, slo se necesita tun trabajo sedentario para efecruar las investigaciones requeridas y de- dicarse a un estudio comparativo de los errores cometides por los his- toriadores anteriores, sin que eso exija el menor trabajo. Para dedicar- sea las encuestas personales es necesario, sin duda, soportar muchas fa- tigas y hacer muchos gastos, pero se trata de un trabajo muy fecundo que constituye la parte més importante de la investigacién hist6rics (Fisworia, libro XU, 27). Es cierto que el ensalzador de los romanos desprecia las obras de Jos periodos antiguos y aprecia tinicamente las historias redactadas por los contemporineos de los acontecimientos, 0 a lo sumo por Jos de la generacién siguiente que todavia podian recoger testimo- nios directos. Esa desconfianza del conocimiento libresco no es menos signifi- cativa. Y si en la actualidad encontramos muy discutible el tema de que sdlo las personas idéneas, en este caso politicos u hombres de- dicados a la guerra, serian capaces de escribir una historia politica © milicar, somos sensibles al argumento de la competencia minima necesaria que el investigador debe poser; las formulas de Polibio sobre este tema resuenan de una manera extrafiamente moderna: En efecto, gedmo se podrian plantear las buenas preguntas con respec- to una batalla, un sitio o un combate naval y c6mo podrfamos enten- der la sucesidn de los diversos hechos narrados si no conocemos nada 2 ESAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL PASADO de esas cosas? Porque en la presentacién de los hechos, la parte del in- vestigador no és menos grande que la de sus informantes. Solamente si uno se refiere alas condiciones en las cuales las acciones de ese tipo se desarrollan se puede llevar al informante a dar todas las precsiones re- queridas de lo que ocurrié. Aquel que es incompetente en la materia no es capaz de plantear preguntas a los testigos,y ni siquiera asstien- doen persona al asunto llega a comprender lo que sucede ante sus ojos (Historia, libro XII, 282). En cambio quiza lamentaremos que el autor griego que describe sas investigaciones no haya multiplicado las precisiones que da a propésito del retrato del gran Escipién: “Entre estos tiltimos [aque- los que vivieron junto al Africano] se encontraba C. Lelio que des- de su juventud y hasta la muerte fue su compaiiero y confidente en todo. A partir de lo que me dijo formé mi opinién sobre ese hom- bre porque sus apreciaciones me parecieron de acuerdo con la ve- rosimilitud y en concordancia con los actos mismos de Escipién. Ast, Telia me contd la primera accién brillante cumplida por su amigo” (Historia, libro X, 3). Pero esto es dar muestras de anacro- nismo. Debemos esperar los comienzos de la erudicién moderna para que la indicacién de las fuentes utilizadas, con referencias pre- cisas, se convirtiera en una regla que en las encuestas orales no es respetada ni siquiera en la actualidad, ‘Tampoco ¢s necesario, sin duda, hacer el recuento de todos los historiadores antiguos que han utilizado esta forma de documen- de la disciplina. Incluso al- gunos cronistas medievales no tienen el cuidado de confrontar y criticar los testimonios y representan un retroceso en relacién con los fundadores de la historia. Bl desarrollo de las cancllerias de Estado, la multiplicacién de los manuscritos, desde el acta notarial al documento paleogréfico, més tarde la invencién de la imprenta, le quitan su importancia al testi- monio oral, a partir de la época moderna. Las condiciones se tornan comparables a las nuestras: en lo sucesivo lo escrito es la referencia tos: no aportan nada mis a la | | LOS PRECURSORES DE LA HISTORIA ORAL a prioricaria; para algunos eruditos humanistas es suficiente para esta- blecer la verdad de un hecho. Una de las primeras leyendas que los espiritus criticas deben combatir ~la que sostiene que los francos descienden de los troyanos~ es de origen culo y escrito.? Es entonces cuando comienza también a desarrollarse una crit- ca de las fuentes orales, en primer lugar por el cuestionamiento de la tradicién, vehfculo de leyendas: Fontenelle se burla de la credu- lidad de Plutarco y de Herédoro, y Luis de Beaufort rechaza, en 1738, las fabulas piadosamente recogidas por Tito Livio en. su Di- sertaciin sobre la incertidumbre de las cinco primerossiglos de la his- toria romana, Voltaire se hace eco de esta desconfianza en el articu- lo “Historia” del Diccionario filoséfico: “Los fundamentos de voda historia son los relatos para nifios, trasmitidos luego de generacién en generacién: apenas son probables en su origen, cuando no cho- can al sentido comin, y pierden un grado de probabilidad en cada generacién. Con el tiempo Ja fibula crece y la verdad se pierde.” Por otra parte, para Voltaire “seria necesario que se comenzara un estudio seria de la historia en el tiempo en que se hace verdadera- mente interesante para nosotros. Me parece —dice en sus Observa- ciones sobre la historia que eso ocurre hacia fines del siglo xv. La imprenta que se inventé en ese momento comienza a hacerla me- nos incierta’. Sin embargo, Voltaire no llega a rechazar los testigos coculares en la Historia de Carlos XITy El siglo de Luis XIV. Ast, en Ia carta al abate Dubos, en la que anuncia su tiltima empresa, hace la siguiente precisién: “Para la vida privada de Luis XIV tengo las memorias del sefior Dangeau en cuarenta volimenes, y de la cual extraje cuarenta paginas. Tengo lo que escuché decir a viejos corte- sanos, valets, grandes sefiores y otros, y cuento hechos en los que ellos concuerdan,” En vatias ocasiones, apoya sus afirmaciones en los testimonios recogidos, en particular los del cardenal de Fleury, los mariscales Villars y Villetoi, lord Bolingbroke y la viuda de Marlborough, El procedimiento se desarrolla en el Suplemento al » Vease J. Bhrasd, y G. Palade, Liste, A. Colin, 1964, p. 21, 2 SAS VOCES QUENNOS LLEGAN DEL. PASADO Siglo de Luis XIV: muchas refutaciones de las opiniones de su ad- versario La Beaumelle estan fundadas en ese tipo de fuentes. Para el cardenal de Fleury, da incluso informaciones precisas sobre su cencuesta: “Estoy obligado a confesar que cuando supo que yo traba- jaba, no en la historia de Luis XIV sino en el panorama de su siglo, ‘me hizo venir algunas veces a Isey para enterarme, decia dl, de las anée- dotas. Fue de él y s6lo de él de quien supe que el sefior de Baville, intendente del Languedoc, habja sido el principal instigador de la famosa revocacién del Edicto de Nantes. Después de esas entrevis- tas yo iba a lo de Barjeac a escribir lo més importante de lo que su amo me habia dicho."! Como lo observa René Pomeau, “la encues- ta de Voltaire gana con sus cualidades de periodista [.., el detalle curioso excita su espiritu. Abierto a la actualidad, habiendo parti- cipado en varias ocasiones en las negociaciones diplomticas, an ‘ma con sus recuerdos esta historia casi contemporinea’ > Sin em- bargo, no considero a Voltaire como el mejor precursor de los tra- bajos actuales de historia oral. Tomé notas sobre las conversaciones en lugar de registrar el discursa, y sahre rode su encuesta se limitd. a los grandes, supuestamente tinicos actores de la historia. Las pri- ‘meras recolecciones de archivos orales, en el sentido estricto del tér- mino, las encontramos mas bien del lado de una minorfa persegui- da que debe defender su existencia, los protestantes franceses, en ocasién de un episodio controvertido en el propio campo reforma- do, el episodio del profetismo y de la guerra de los Camisardos. LAS PRIMERAS RECOLECCIONES DE ARCHIVOS ORALES Se sabe que a principios del siglo xvi, sacados de sus casllas, los protestantes de las Cevenas y del Bajo Languedoc terminaron por * Todas las citas de Voltaire fueron hechas a partir de laedicign de la Piade (Ginvresbistriques, Gallimard, 1954) de R. Pores, pp. 12, 44 y 1.242, respec Voltaire, Givers hinoriques ob cts p. 15. | | | {10S PRECURSORES DE LA HISTORIA ORAL 23 rebelarse y tuvieron en jaque alas tropas reales durante més de dos, afios, de julio de 1702 a octubre de 1704. Pero esta revuelta extrae tuna de sus caracteristicas mds originales del profetismo que la acom- pafia. Ese profetismo desencadena la guerra, a alimenta y le da su cextil. Junto con la violencia, suscita las mayores discusiones y da lugar a las primeras encuestas orales sistematicas Después de haber negociado con las autoridades reales, en el ve- rano y el otofio de 1704, varios de los inspirados pudieron retirar- se a Londres donde se encontraron con las parroquias hugonotas de refugiados, Entre ellos habia proferas, jefes camisardos importan- tes, como Elie Marion de Barta de as Cevenas y sobre todo Abraham Mazel, que estaba en el principio de la primera operacién de gue- ra, el asesinato del abad del Chaila, aunque también habia muchos otros menos conocidos como Durand Fage o un primo del célebre jefe camisardo Cavalier, que llevaba el mismo nombre y apellido que dl, Jean Cavalier de Sauve. Continuaron profetizando, con un gran éxito pot la curiosidad que provocaban; lograron incluso te- ner discipulos, tanto entre los hoinbres del Refugio, como el gran .gedmetra Nicolas Fatio, como entre los ingleses, por ejemplo John Lacy o Sit Richard Bulkeley. Pero se ganaron més adversarios aun porque cuestionaban las Iglesias instaladas y los “pastores incrédu- los” en sus titimas “revelaciones londinenses”. Marion, Fage y Ca- valier fueron censurados hasta por una de las Iglesias francesas de Londres, levados ante la justiciainglesa y condenados a la picotas durante dos dias toda la ciudad s6lo hablé de los profetas france- ses. Amigos y adversarios se enfientaban por medio de sermoncs, panfletos y hasta obras de teatro. Entre los amigos més eficaces estaba Maximilien Misson. Su Nuevo viaje a Italia (1691-1698), que obtuvo un gran éxito, lo habia dado a conocer. Puso su renombre al servicio de los profetas. Decidié reu- ni y publicar sus testimonios asf como los de personas que habian asistido a fendmenos proféticos. Los acompafié de extractos de li- 4 Véase Ph. Jouraed, Les Camisards, Gallimard-Juliard, cole. Archives, 1976. - ESAS VOCES QUENOS LLEGAN DEL PASADO bros y optisculos aparecidos sobre el tema, y también de cartas. Dio al conjunto el significative tieulo de: El teatro sagrado de las Ceve- nas 0 relato de las diversas maravillas recientemente operadas en esta parte de la provincia de Languedoc, poniendo en exergo una cita de los Actos: “No podemos /sic] s6lo decir las cosas que hemos visto y odo”? (Act. IV, 20). Misson se hizo ayudar en la recoleccién de esas declaraciones por el gentilhombre inglés John Lacy, porque una edicién inglesa aparecié al mismo tiempo que la edicién francesa Este gentilhombre oftece informaciones més precisas de las condi- ciones de la encuesta que tienen también el propésito de probar su seriedad. Veintiséis personas declararon, de ellas doce prestaron ju- ramento ante “escribanos de cancilleria’, y el gentilhombre inglés testifica: ‘Que no llegé a su conocimiento que se haya hecho ningtin esfuerzo ni utilizado astucia alguna para obtener nada ilegitimo; ast como tampo- co para extender las cosas verdaderas mas alli de sus limites ni disfra- zar nada [..}, que el método constante fue representarlesfirmemente a los declarantes hasta qué punto debian ser citcunspectos para no deci nada de lo que no estuvieran perfeccamente seguros, en un asunto de «sta importancia y sobre cosas que prometian jurar solemnemente. Misson mismo indica en otro lugar que escuché dos veces a sus tes- tigos y comparé sus declaraciones. Por medio de este método pre- senta en total dieciocho declaraciones orales de extensién desigual y una memoria escrita: cada testimonio est precedido de la men- ‘in X..., del lugar de... declara lo que sigue. Visiblemente, el au- 7 Apatecida en Londres, en 1707. La edicién inglesa fue publicada el mismo aio con el titulo de A ery from she deer; cave una reedicion inmediata y luego otra en 1794, Hubo que esperar hasta 1847 para una nueva presentacién de esos testimonios en Francia, pero el orden y el etulo estén cambiados. Con algunos ‘meses de intervalo, el texto original fue reeditado dos veces, en su forma inicial (edicién Jeanne Laffice, en 1975) yen una edicién comentada por J.P Richardt (Les Presses du Languedoc, 1978). 10S PRECURSORES DELA HISTORIA ORAL % tor quiso seguir el modelo judicial; los testigos no narran sus vidas, ni siquiera todo el periodo de los Camisardos, sino los fenémenos proféticos a los que han asistidos sus declaraciones estin entrecor- tadas en pequefios parrafos, con excepcién de los testimonios de los tues profetas: por otra parte éstos son los més largos, los mis ricos yy los que més se acercan a una historia viva. Los tres constituyen la mitad del libro. Deseriben en efecto su conversién y sus consecuen- cias. Ese relato abarca varios afios y refiere los encuentros que t- vvieron; por ejemplo, el célebre primo aparece a menudo en la de- claracién de Cavalier de Sauve. Es0s textos son una aproximacién interna al universo de los profe- tas, La llegada de la inspiracidn es descrita con una precisi6n sorpren- dente para esa gente modesta que, como hablaban el occitano, no de- bfan dominar muy bien el francés. Tomemos el ejemplo de Cavalie Inmediatamente después que la predicacién hubo terminado, senti como un golpe de martillo que golpeé fuertemente mi pecho, me parecié que cc yolpe eaves unt fucge que se apoderd de mf y que corrié por todas mis venas. Eso me puso en un estado de desfillecimiento que me hizo caer, Me levaneé en seguida, sin ningsin dolor, y cuando elevé mi cora- 261 hacia Dios, en medio de una emocién inexpresable, fi golpeado por segunda vezcon un redoblamiento de calor. También redoblé mis plega- ris, sin poder hablar ni respirar mas que por grandes suspitos. Inmedia tamente después, un tercer golpe me quebré el pecho y me hizo arder todo, Tave algunos momentos de calma y luego caf repentinamente en agitaciones de cabeza y cuerpo que fueron muy grandes y parecidas a las que rave desde entonces hasta el presente en que cuento esto El papel del profetismo es descrito con una justeza y una apropia- da expresi6n igualmente notable: Fue tinicamente por las inspiraciones y por la repeticf6n de sus 6rde~ nies que comenzamos nuestra santa guerra. ;Cémo un pequefio niime- ro de gente sencilla, sin educacién y sin experiencia, habrian podido 26 [SAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL PASADO hhacer tanta cosa si no hubieran tenido la ayuda del ciclo? No teniamos fuerza ni consejo, pero nuestras inspiraciones eran nuestro socorro y nuestro apoyo. Ellas solas eligieron nuestros jefes y los condujeron, Han sido nuestra disciplina milicar. Nos ensefiaron a suftir el primer fuego de nuestros enemigos de rodillas ya atacarlos cantando salmas ppara poner el terror en sus almas. Las inspiraciones transformaron a ‘nuestros corderos en leones los han hecho hacer hazafas gloriosss. Pero hay algo més sorprendente atin, el testigo es capaz de trasmitir otro discurso como si el amigo estuviera presente, Durante un mo- mento, Elie Marion se detiene para dejar el lugar a su fiel compaiie- ro Abraham Mazel: éste le “contd diversas veces acontecimientos no- tables y piiblicos que incluso ocurrieron bajo mis ojos y que no es de- satinado colocat aqu{ entre los testimonios originales puesto que el principal testigo esté en Ia actualidad en un lugar donde podemos fi- cilmente asegurarnos de las cosas a través de l mismo. [..] He aqui cémo habla A. Mazel”, y el inspirado de Barra de las Cevenas cita en primera persona la visién de los “bueyes negros”, extn importance para el profetismo de las Cevenas, porque estéen el origen de la gue- ta de los Camisardos.* Un espititu critico podrfa poner en duda la exactitud del compafiero de Mazel, pero felizmente tenemos en otro ugar una declaracién del jefe camisardo que reroma el relato en los mismos términos. Marion ha interiorizado de tal manera el testimo- nio que se vuelve suyo. Para él no se trata de una simple atestacién judicial, ni siquicra de una epopeya cuya primera versi6n recitarfa, sino que es un texto sagrado, la prolongacién de la Biblia. El episodio de Londres, junto a confusas polémicas, oftece ade- iis dos bella delaraciones orales que retoman, desatolindols, los primeros testimonios de Teatro sagrado, Se trata de las Relacio- res de Abraham Mazel y de Elie Marion descubiertas en el wane y publicadas por Charles Bost.’ El carscter de testimonio oral “re- * Le Theatre sare. sucesvamente pp. 43, 80 y 85. "Ch, Bost, Mémaires dAbrebam Masel et Elie Maron, Pais, 1991, sucesva- mente pp. 39 784. LOS PRECURSORES DE LA HISTORIA ORAL 2 gistrado” aparece claramente en la mencién que sigue a Ia rlaci6n de Mazel: “Esta relacién o memorias del comienzo de la guerra de Jas Cevenas que se llamaba de los Camisardos, han sido redactadas por escrito por mi, abajo firmante, que las recibf de la propia boca de Abraham Mazel, quicn ante el ruego de algunos amigos conté todos los hechos que se ven aqui descritos. El hermano Elie Marion ‘escribié esta copia de acuerdo con el borrador original que yo mis- mo tomé a medida que Abraham Mazel me contaba lo que allf hay contenido. Escrito en Londres a 25 dias del mes de agosto de 1708.” La mencién esté seguida de la firma de Charles Portalés y dde otras firmas, entre las cuales estd la del propio Mazel, destinadas a atcstiguar la realidad de la manifestacién. La referencia al proce- dimiento judicial es evidente, Pero entretanto, Portalés y Misson ofrecen un primer ejemplo de procedimiento riguroso de un docu- mento oral, preocupacién que sélo aparece sistematicamente dos siglos més tarde. Se podria hablar de memorias de guerra, al menos para el segun- do, si no fuera que, como en Ef reatro sagrado, los dos profetas no petsiguieran otto objetivo: cantar las bondades de Dios para con su pueblo mediante los brazos de sus modestos servidores. Alli tam- bin un aliento asombroso recorre gran niimero de pasajes. Tome- ‘mos un solo ejemplo, la deseripcién de Elie Marion de un ataque real a un pueblico de la regién: Vi cémo persegufan a los campesinos que huian de sus cavernas, exca- vvaban la tierra para descubrir los coftes que ese pobre pueblo habia en- terrado, toneles de vino, trigo, castafias. Descubtian todo eso y luego se peleaban el reparco entre ellos, haciendo resonar el aire sobre esas mon- tafias,laderas y vals, con sus basfemias ¢ imprecaciones, de uno y otro lado. Hubiérase dicho que el infierno se habia desencadenado para ejer- cer toda su furia sobre nuestra miserable comarca. Yo vela a esos demo- nis encamados correr tras los pequefios rebafos de ovejas que el terror hacia dispersatse, como si los soldados y los migueletes hubiesen sido otros tantos lobos rapaces. Escuché también los chills de los puercos 2 [SAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL PASADO due eran degollados para cometlos o para llevrsel ‘1 ara llevdrselos mas eémodamen- £6, y los ladridos de los perros que se llevaban y por medio de los cuales descubrian a menudo las cavemas, personas escondidas, mucblesy otras en titan Me enteré luego que ademis del despojo y el saqueo también hablan violado y asesinado. Después de lo que acabo de decir, se pueden imaginar mi estado, Terrores mortales se apoderaban de vex ce cana de mi corm pero aunque Dios me dara sn inpiraién Pars deciirme por lo que debia hacer, sn emburgo sera una Gera ‘ya desu grcia que me ranqulizaba en mi alarms, y me deca que ‘no debia temer nada sino que serfa puesto a prueba. La calidad del discurso no es exclusi curso no ‘iva de los prc sabres seni ae ¥ sus amigos; pero el pastor autodidacto de Ville- ; wve-de- Berg no es solamente un buen recolector de archivos of - Utilizé esa alone confrontandola con las fuentes = critas para escribir una historia de la guerra de a “tink jeter dclahnnonl ates gece nal) es él, mucho més que Voltaire 0 Michel cin embargo no lire ielet. Y sin embar ¢s conocido como historiador, su ia note riaase aren ‘Pequefia notoriedad es por su ac- pe aerate en Francia en el Siglo xv “ Alois Coun mace oe ee cies Coea Vis npn “nun sinodo a d an |gunos compafieros, con objeto de restablecer Seles rcformada, peligrosamente comprometida par ad ieee Poco a poco logra reconstruir las iglesias mations 1, hase queen 1729 se refugia definitivamente en Lausana y fun- fa un seminario para los pastores del Desierto. Pero al mismo ti po pers una historia de los disturbios de las Cevenas, que le lleva més de veinte afios escribir."® Lo que ocutte ¢s que no se co! con citar a tal o cual de sus predecesores reamplaats Le ‘oe " Vease Philippe Jouratd, Le Légende sap Rane Lene der Camitards Glia, exe. Biblio- 10S PRECURSORES DE LA HISTORIA ORAL » mentaci6n escrita ni siquiera le es suficiente. Recoge la mayor can- fidad posible de testimonios de los sobrevivientes. La corresponden- ia y los archivos del pastor historiador, conservados en Ginebra, permiten medir la amplitad de la encuesta. En primer lugas, hace Geclarar a sus compafieros de la generacién camisarda como Corteiz y el cabo de Cavalier, Bonbonnoux. Pero convierte a sus colegas del Desierto en encuestadores. Asi en marzo de 1737 les pide a tres de ‘ellos que recojan los recuerdos: “En todos los lugares por donde pa- sen, siempre que la prudencia lo permita, por supuesto, es necesario reunirse con las personas de edad que encuentren y comprometer- asa decir exactamente y con imparcialidad la verdad, recoger de sus bocas en el mejor orden posible lo més notable que ellos hayan visto ‘o conocido.” Tres afios mis tarde contrataa otro pastor, Paul Rabaut: “Sobre todo eso {la guerra de los Camisardos] se podrian obtener ‘memorias interrogando en cada lugar, tanto como lo permita la pru- dencia, alas personas de cierta edad, preguncindoles quiénes son los «que han estado con los Camisardos y qué ocurrié con ellos.” El mis- mo, durante un viaje rcalicado para cumplir funciones relacionadas con su cargo, no olvida vistar los lugares donde se habian llevado a cabo combates y escucha “contradictoriamente a todos aquellos que podian ofrecerle alguna claridad’." Era ésta una encuesta tanto més peligrosa cuanto que, no hay {que olvidarlo, el Edicto de Nantes seguia en vigor y los pastores del Desierto eran todavia perseguidos por la autoridad. ‘Court no se interesa sélo por los actores principales sino por los habitantes corrientes. De esta manera, los archivos del historiador contienen la declaracién de un simple combatiente como Gaubert: éte, incapaz de hacer un relato seguido, oftece fragmentos sueltos, aunque de pronto a veces sabe encontrar el aliento para describir tuna situacién que ya no olvidaremos m4s ~milagro de la historia Citas tomadas de la correspondencia de Court, Bibliothtque publique et universitaire de Gendve, asim. 7, sucesivamentet1¥,p. 228 yt Xl, p. 99. La ear taa Paul Rabaut estéreproducida en el Bulletin de la Socdté dbisaore ds pross- tanvsme frangais, XXX, pp. 418-419. 30 'BSAS VOCES QUE NOS LLEGAN DE PASADO oral. Esto ocurte por ejemplo cuando muestra la coaccién insoste- nible en Vebron: En -lafio 1698, en Vebron, el destacamento estaba entonces casi toda as noches y das de campariaeiban de casa en casa revisando para vers te, nlamos armas libro. Silos eneontraban nos condenaban alas gles 0 descubsian. Hacian venie a todo el mundo a niin de sodas o palo. Contaban ala geae (los lamaban por sus Pombfes uno por uno) en la puss como si fcran ows, yl que ft bs ers atigado, Se obliga alos pequefios ya los grandes a confesane, 2 comulgar y daban papelito alos que habian cumplido con su deter Habla mules por cana salmosy aquel que no tenia papclion pagaba la ‘mult o era obligado a hacerlo; algunos compraban los papeios de one 10s robaban para no compralos, otros escupfan Ia hostia de bors ‘isa, por multa, por guar- {i distincién entre memoria eserita y declaracin transctta parece diffe El cabo de Cavalier. Ranbonnoum, que aprendi6 loge ig 36 afios y se fue al monte y resistié durante veintistis alos sin fo ‘errupeién, gredacré él mismo su bella historia 0 Court la escribis { bartit de lo que Bonbonnoux decta? Entre los hombres alimenta, dos por el Libro Ia Bibia~ toda palabra es ecrturay la Bains csed hecha para set dicha. Digamos I conclusin en alta von coma Seguramente la escuché el primer historiador oral france: Fi valor que el Sefior me igpraba me hizo entra tantas veces con mis bros en les pueblos ls ciudades: algunas ocaione os saab de nq Pequetia bolsa para ponerlos en mis bolsiles oen mi pechor a veces he covolva con el paulo os cubria lego con herbasy ls llevabe on rarfan siempre mucho pla- lesgracia; mi confianza no me ha libros, incluso fui detenido con riera y nunca me vi expuesto a me expondrfa a ninguna de engatiado, Pasé y volvt a pasar con mis algunos sin que el enemigo me los descul 105 PRECURSORES DE LA HISTORIA ORAL 3 Gn disguso, Siempre sent una gran ternura por mis hermanos y so ane ter qued Seer sh dgnate lane pon prea d Brn sfon so sempre les he dado a estos skimos Engel Sa fo que tase por ellos fe porque me fakaron la ocasin ylos malloc no volun. Canes eed compari a como also i cieron conmigo en la necesidad; no digo esto para Conan ale J, sino que lo digo para mi propio consuelo y para provocs rene anernient que bo a Dis or bere ga ex ‘Taposcones cirianas. Mi amor pols predcadoresaparecié sobre rado del conan experimenté cada ver que supe la funesta noi! Deplréen ellos la desdicha de la Iglesia y me sent! fuertemente emocionado p crueldades a las que estuvieron expuesto Pero al lado de las declaraciones personalizadas estd el seul de er canenarbe rage juc forman el co- 5 encuentros sugeridos por el historiador y 4} Iino dee wan or ales de ier no sean su huellay podemossuponer que Courts qu en a taps de at inenciones ila encsts orl actu no nor aprers us hen firmacién. Por otra parte, obtuve esta confirmacién cuando propia meal ue prueba que en ma- ia recoleccién estaba terminada, cosa que p = feta de tadiién oral no se puede pretender nunca sostener q tuna encuesta esté concluida, e tolscatclaal tre las causas de la guerra, Court evoca la crueldad de unis peer de mmigones el abate del Chala, recuerda a propésito de esto la anéedota siguiente: viuda Larguier, de soltera Coste, del lugar de I'Hermet, parroquia & are ra sospechosa de haber oftecido refugio aun paid dor en su cas; per crea de prs, Que hi el tae? Reo ei ls dos ies de ta viuda de ox euales el mayor slo ten sete atios. Ya sea porque la cosa no fuese verdad o porque ocurtié a espa tux camisards, eicibn 2 Publique escor dos extracos de testimonies en Journal ods 10/18, 1966, recditado en 1976, piginas 180-181. 22 SAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL PASADO das de Ua ¢! abate no pudo obtener nada, Su constancia en ne- Saregd aa lo contraro de lo que desea, lois; we enojé ye ree aoe eno Fenen nombre: azocaal més joven ylo dear, mentado lo mutia y lo convierte en una victane suvida en medio de los mis vivos dolores!9 Po fermin6 lia local poseia gj cla cjemplares. :Cémo no ver en esta am Ei bectosreogidos de a boca de un sobreviviente ode ges Sige eeneraciones mis tarde el recuerdo no se habia ported [oe sacs enc dln comer uno simpli, sin duds continia juniffcand fa rebehin fs descends de lon anise ene "eee do de hers de par permite concer ambi el mo © Court, de una manera mucho més preci Alchle un siglo més tarde. Tomemor come Goto wimormacisn digo a La Valet, uno de los competence “Yo lo conocia a usted en las Cevenas donde jerci mi ministerio ciara ae puts dela endicién de Cavalier ..}. Vatis persons ne propusier ieron "A. Coure, Histoire des trouble oi ite des troubles des Cévennes,Villefcan Por Lafive Reprines Masel, 1976, 1.1.36 meh 1760, eedado LOS PRECURSORES DE LA HISTORIA ORAL 3 escribir sobre las Cevenas [..], pero ni unos ni otros, cuyos libros poseo, me parecen haber sido fieles. Seria importante que un hom- bre lleno de probidad como usted quiera tomarse el trabajo de esta- blecer al respecto relaciones exactas y fieles, antas como la memo- ria de los hechos se lo permitiera.” El historiador prosigue con un cuestionario que es un verdadero encasillado de encuesta con la preo- ceupacién de comprender el punto de vista de los combatientes, que en su fueto interno no aprueba sin embargo: ‘J habria que insstir sobre el abjetivo que se proponian en el momento dela muerte del abate del Chaila[..}#informar sobre los nombres de las personas que estaban en esta expedicin [...; fi) las razones que se invocaron para matar a los curas de Fruegéres [.-I; i) las razones para 4quemar a Fraissinet de Fourques; v)rodos los ejemplos, tantos como su ‘memoria recuerde, de las erueldades y malos tratos que eercieron ls to pas del Rey [.-], este ariculo es importante sobre todo porque les his- toriadorescatdlicos tuvieron gran cuidado de relatar todo el mal que ha- ban hecho loe Camicardos, pero no dijeron nunca nada cobre el que lz tropas, los cadetes de la Cruz, habfan hecho por su lado; es primordial para el descargo de los Camisardos saberlo ¢ informarlo.* Varias de estas preguntas tienen como objetivo verificar otras afir- maciones; asi fa segunda eseé destinada a comprobat la asercién de Cavalier que declara en sus memorias que él estuvo en el asesinato del abate del Chaila, Court no quiere solamente multiplicar los tes- timonios sino entrecruzarlos y confrontarlos con una preacupacién muy moderna de critica historica. De este modo sabe al recuperar una correspondencia que su amigo Cortez, que conocfa su repug- nancia por la rebelién, le ha ocultado su participacién en los ulei- mos conflictos camisardos. Anota al margen de las memorias del amigo: “Cartas originales firmadas, Corteiz y P. Durant desmien- ten todo esto y prueban que formaban parte del complot.” Enton- Manuscricos Court, nm, 7, t ¥, pp. 115-116, [SAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL PASADO ces escribe a su amigo que al principio le envfa una respuesta dila- toria: “Sé muy bien que en esa época le eseribi al sefior La Valewe, pero ya no recuerdo lo que le escribi.” Aunque termina por confesar: “En verdad, me hubiera gustado mucho que ese general Marlbo. rough pasara por Languedoc con un eército suficientemente gran- de como pata conseguir para los reformados la libertad de concien- cia; no he desistido de esta idea.” > Entonces la encuesta oral le permite a Antoine Court destruir muchas leyendas propaladas por los libros, como la de la presencia de Cavalier en el asesinato del abate del Chaila o la ausencia de ma- tanzas cuando los Camisatdos tomaron Sauve, como lo indica cla- ramente este ejemplo: “El autor andnimo pretende que esos asesi- rnatos no son reales [..). Sin embargo, se trata de hechos atestigua- dos por todos los historiadores y por todos los habitantes de Sauve. Yo mismo estuve en el lugar en que fucron ejecutados; algunos ha- bitantes de Sauve bien informados me llevaron alli y depositaron en mis manos aquello de lo que fueron testigos.”'6 De este modo, en algunos afios, un primer fondo de archivos ora- les se constituyé con un historiador capaz de creatlos y explotartos. Doble acierto que plantea algunas preguntas. En primer lugar zeudl cs el papel del intermediario, del transcriptor, en la objetividad de los textos obrenidos? Hasta qué punto Antoine Court, Maximilien Misson o los otros no “arteglaron” las declaraciones de sus testigos? Y si modificaron su estilo, zno transformaron al mismo tiempo el es- piritu y el contenido? Por lo que se efiere a los profetas se puede dar tuna respuesta. Todos los que recogieron sus frases no los considera- ban s6lo como humanos sino verdaderamente inspirados por el Expi- ritu Santos eran, en el sentido propio del rérmino, palabras de Evan- gelio, por lo tanto era necesario recogerlas de manera literal, hasta en los balbuceos que aparecen sobre todo cuando hay repeticién, Si * Véase Charles Bost, La Premite Vie de Pere Come, pasteur de Déer, Pats, po. Ibid. cp. 152, nora a 10S PRECURSORES DE LA HISTORIA ORAL 35 los intermediarios hubiesen querido “mejorar” los textos, zno debe- rfamos encontrar una uniformidad mayor y no habrian suprimido Jo que a juicio de los hombres de la época constitufa una “jerigon- 22°? Los gustos estilisticos, como otros gustos, han cambiado y lo que admiramos como espontaneidad, aliento o imagenes parecia algo groscro y nistico a gentes alimentadas por la ret6rica clisica. Pense- ‘mos en el desprecio de Voltaire por los cantores de salmos: “A me- dida que el buen gusto se perfeccionaba, los salmos de Marot y de Beza s6lo podian inspirar poco a poco hastio, Esos salmos que ha- bian encantado a la corte de Francisco II, ya s6lo parecian hechos para el populacho bajo Luis XIV." Este tiltimo argumento es vélido para la recoleccién de Antoine Court. (Qué diferencias hay entre Gaubert y Bonbonnoux! No hay necesidad de recurrir a la hipétesis de un adaptador hébil para los testimonios bellos. Esos hombres y mujeres de lengua occitana apren- dieron el francés escuchando la Biblia, cantando salmos, tanto més queridos cuanto més prohibidos. Por medio de sus frases, de su vo- cabulario. se encuentra, incluso en los que no se consideraban ins- pirados como Bonbonnoux, el estilo biblico, un estilo que no es vulgarmente copiado y repetido sino vivificado, reinterpretado por tuna cultura oral muy vigorosa, cultura que engendra cuentistas. Las personas que como yo tuvieron el privilegio de realizar encues- tas en las Cevenas no se sorprenden al leer esos testimonios del si- glo Xvi; a menudo les ocurrié que descubrieron la misma calidad de lengua entre nuestros habitantes contemporaneos. Para ampliar nuestra opinidn, diremos que la Biblia explica la habilidad con el francés, pero no la elocuencia. Todos los que han estado en contac to prolongado con la cultura oral pueden, sin ilusiones roménticas, dar testimonio de las riquezas individuales que esconde, al igual que la cultura escrita. Asombrarse de que un campesino, un artesa- no o un pequefio pasante de notario pueda ser elocuente no es aca- so més que el fruto de un simple prejuicio sobre la cultura oral, ese "Le Sitcle de Louis XIV, ob. cit. p. 1.049 [versin en espaio! del FE} 36 ESAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL PASADO smo prejuicio que un siglo més tarde hizo que se considerara a Hersare de la Villemarqué un falsificador, jporque sus campesinos hhablaban “como principes”! Lo que confirma la autenticidad de loe textos transctitos de todas las colecciones orales sultados pueden ser ficilmente verificados. Bl caso de Antoine Court es mis difcil de explica. Hay que par- tir del objetivo que se propone el pastor tal como lo define en au Preficio: “Hasta aqui los acontecimientos de los que da cuenta {el autor] estaban desfigurados por el prejuico, el etro, la feed y la asin: cada historiador de la guerra de los Camisardas al adhesin se a un partido lo justificaba en todo, encontraba en sus acciones mas censurables materia para elogios magnificos y slo veia crime, hes en la conducta del partido contrario: el patiota francés creyé que era un deber devolver a la historia su verdadera forma,” Como buen disefpulo de Pierre Bayle, Court queria pues hacer tina historia critica. Pero tropieza con la dificultad de todos los his, toriadores que se ocupan de una minoriaperseguida: la desgualdad de la documentacién; si bien los textos y mis tarde las hiseros a rise desde el punto de vista real y de los catdlicos eran numerosos, en cambio las fuentes informativas del lado camisardo eran resin. Bidas, aparte de los pantletos del Refugio o de articulos de as gace- tas holandesss poco confables. En particular habia mucho que he: Ser contra un autor, Brueys,cuya historia habfa obtenido un gran éxito.” No es que el restaurador del protestantismo fuera partidario de los profeta 0 de los Camisardos; como pastor protestenteluchd contra las ikimas formas de profetismo y debis suftir demasindse ‘oes la acusacién de querer renovar las violencias camisandas come, Para ser él mismo indulgente respecto alos habitantes de las Cevenas actuales cuyos re- "A. Court ob. cit p. V. El Pariota francés e imy habia adoprado Coure pura tna obra precedente 2 Hired fnatone dena tomp ele desen ion ave de onder en Fane Tr gtomtons de elites Mosse, 1709, eon un complement agra ded foe Relionsen 1737 y 1755 Sobre a histvioga general y csi dhe de asf, vse Ph, Jour, La Ligne ds Comte. cps te parcial es el seudénimo que 105 PRECURSORES DE LA HISTORIA ORAL 3 is yuesta la esis jeracién anterior. Pero no podia dejar sin respuest Fee de cobra de Eeueys, ex det, la complicdad de lox trecha con los enemi- franceses con los Camisardos y su liga esi : vy del rey de Francia. Para sostener esta tesis Brueys habia forjado Berfuso un verdadero mito, el de una fabrica de profetas relaciona- dos con Ginebra, quc hacia de la revuelta una simple manipulacién Gel extranjero. La inica historia protestante favorable los Camisar- ddos no era mejor y proponia su buena parte de leyendas. Court bused con encarnizamiento una documentacién escrita y sxcovecha evo los de se despa; pero en ais punts ea. insuficiente, de alli viene Ia idea de interrogar 2 los sobrevivientes. Tes noo alge evil por pre de un porn aot A pa tr de la Revcaién, con objeto de eur l peo enorme do escrito de origen catélico y real, asf como también para edificar alos ficles, los reformados se apresuraban a pedir a los que habfan atra- vesado la frontera un relato de sus tribulaciones. Lo que es sorpren- dente es Ia amplitud de la encuesta, su carter sistematico, la p cisidn de las preguntas y cl cuidado por la confrontacién. Paradéji camente aqui el modesto historiador se beneficia con su posicién marginal on reacén con agra clr Sthubin ecco a foe in normal de los intclectuales desu tempo, para quienes la his seniors dian kero p qua Sepreitben lasctomdades de bet tica erudita del siglo Xvti, se habrfa contentado con algunos testimo- nis orales generales, como lo hace por otra parte Voltaire; no habria aplicado a los documentos orales los métodos que habfa reibido de Ia lectura de su maestro Pierre Bayle asf como de otros eruditos. Mis tarde volveremos a encontrar esa funcién de los intelectuales margi- nales en el desarrollo de la historia oral. En resumen, gracias a la conjuncién de diversas influencias, una minoda de orgen popular oben un postavor que peri he cerse escuchar hasta nuestros dias con una vor. que sin set igual ala del poder es sin embargo bastante fuerte, Es un caso taro. Ningu- nna revuelta popular contemporinea se beneficia con un privilegio 38 SAS VOCES QUENOS LLEGAN DEL. PasADO Semejance y el historiador debe recursr a los testimonios indirectos de las Fuentes judiciales. Cutiosamente, la propia Revolucién fran: cast no produce una encuesta oral profunda con excepcién de un solo episodio pero que, al igual que la guerra de los Camisardos, se sicia a contracortiente; estoy refiriéndome a las guerras de Varrles Que examinaremos en el capftulo siguiente. Es igualmente dificil encontrar en el extranjero fenémenos compa- rubles. Escocia habria podido proporcionatnos uno, En efecto, Paul ‘Thompson acaba de hacernos saber® que en 1773, cuando Samuel Johnson se encontré con algunos intelectuale de las Luces se uso athablarde la ilkima rebelin de los escocesesen 1745 conta Ie ‘minaci6n ingles. En un determinado momento dijo: “Un hombre due discutira con las personas de los dos campos que fueron acter ‘mentaci6n de un buen relato. Consideren que toda historia es antes que nada oral. Supongo que hace cincuenta afios Voltaire reunié la dlocumentacién sobre Luis XIV como yo lo propongo.” Entonces a amiga Roswel intervicne: “Este es el mgjor momento de hacer le celeccin que sugeria el doctor Johnson. Pues mucha gence que es taba con las armas en la mano en aquel tiempo ahora ha desapare- cido: whigs y jacobitas hablan hoy de una manera moderada.” Se vil que no deja de recordar ala de los Camisaros. Al parcer lnc, Bsstién no fue sepuida de efectos. Sélo hace de Johnson el invemsar de la expresién historia onal. Mas tarde, Waltet Scott bused recoger los recuerdos de los veteranos de las ‘guerras escocesas, en particular 4: de los puritanos, pero eraen el siglo xix. Clarendon willoa sue te cuerdos para la Historia dele rebelin y de las uernascviles on Ingla- ferra on 1704, peto no lo hace de manera metédica, Sin ‘embargo en Ja misma época, un cierto Richard Gough escribia una especie de monografia local, La naturaleca humana en Myddle, publicads en * Véase Ona History vol 1x, mim 1, primavera de 198, pp. 34, » 10S PRECURSORES DELAHISTONA ORAL ‘ sobre los herma- Pe un informe ‘banco por banca’ so Bo ncn gece dc ae vermin ———— alidades y describe sus negocios en ext fa, construye sts person: =e ae aisado’ 2 trabajo que se basé eencislmente en l crest ne nj atrsspoge buy dedinacioascen sentido esi Alpe I cpr iecoorectones da lee pmnenacsneodionsrae sposines pe testimonies de los profess camisados, pero la perspectiva » dr individual y no se relaciona con acontecimientos peeios re hecho, si se quiete encontrar en Inger una eli ica de documentos orales, no debemos dirigirnos a te sncn erns decor inghsteay llr vague como sabemor son mucho més precooss que en Francis ca, que como sabe LOS PRIMITIVOS DE LA ETNOGRAFIA Faimente Raphael Samuel ajo la atecin eel prcoidad eberiend britdnicos, fuentes orales in Je los glosarios de disleww .eyionales ae Sire muy descuidadas hana beset por historia, "Ens io de pase neve a stance evi éstica, la rutina cotidiana y el ciclo semanal, la . pe en Toe poe, lealeasati ds shundaniy crs ive fia a su hijo, a los hombres que pro- tuchamos ala madre que rogai es hombres ue po ausa del lima [..}, podemos amueblar s howe, ident los ingedizones dela papilla pit engl del eros, los combusbles dela chimenca Las acudes Beare erence wr onc es eri lengua ha bia 7 de ads en cuando tenemos también una fee de los mmportamientos de clase: la reverencia para el gentilhomn re que tax Bene cai lan plies ola hacia la-que eran injutos st Dalen de ee » Raha Ss “Hho le Grand al de de mci ure ion atl Bars de Ce, viembee, 1977, 4% ESAS cy ESAS VOCES QUE NOS LLEGAN DBL PASADO El primero de los que conoz ing on Ray under de org ge aia inglés John Ray la ornitologia que ya habia public: a a in de proverbios en 1670, Habla Sido con nae fn ie 660 y aparecis en 1674 bajo eltculo, Un cola oe tia no poo wads consta de dos catilogos allabésicns de las Caregen ts ions del noe de Inger, el oto pa ign enumeracioy como descripiones nics indutales en panera cumentos ‘1osos para j Sa ;. uments precios pas i aucologi ins yes ei cared casos fOM6 concienia dea varedad dedecos en a _ ene - aoe snail dio cuenta de que “en mu- gus de Bisbln ra dificil de capes pes ee ae enz6 a formar para uso. ilps ene formar para uso propio un cuademnillo con vocabulario. comunicaran las palabras ofdas en su recogido de la boca del pueblo” Suvrabey sultado de una encuesta colectiva que pref sas lingiistcas del siglo 14 con dos si mos que Ray estudia una k ina lengua én sitw haciendo y buscando deus de las palabras lr conn ee La Tos Promotors de los nuevos aca i ‘sion an Igunosafios mas tarde, en 1681, un glosaria iglos de anticipacién: observa- 2, Ray A Calton of Ei ioscan dla Eg Dae Sacer amos estéen las piginas veut. » reeditada gracias a riety, 1874, B. 15-17. El precio que utili, a 1105 PRECURSORES DE LA HISTORIA ORAL In primera generacin es del siglo xvi, aunque es ya muy rica més deveinte ticulos-; algunos de ellos se incluyen en colecciones de ba- ladas populares como la de Cumberland, en 1747, y representan tuna expresin mAs de esa curiosidad precoz de los ingleses por las Gulturas populares orales:;acaso el periodista Addison no habia des- cubierto desde el comienzo del siglo la calidad de las baladas popu- ares? Lucgo viene el poeta Collins que escribe una oda a las supers ticiones de las"Tierras Altas de Escocia y Thomas Gray que se inspira gn la literatura oral galesa en El Bardo en 1757. El terreno se prepa- taba para el éxito de la supercheria montada por Mac Pherson alrede- dor del nuevo Homero nérdico, Ossian, que tanto iba a contribuir nis tarde al descrédito de la tradicin oral. Con mayor seriedad, la publicacién de las Religuias de la poesia inglesa antigua en 1765 es ds importante para la historia de la investigacién sobre a literatu- ra oral. Trece aftos mds tarde, el libro de Herder, Vollslieder, cumple la misma funcién en el mundo germénico. Pero lo que los ingleses hacen empiricamente es reorizado por los alemanes, en particular por Herder. A partir del momento en que se considera que todo ge- nio es nacional y que las wadiciones populares son la fuente de la ccleura de una nacién y de su fecundidad artstica,tesis que por otra parte fue desarrollada en 1767 en Sobre la literatura alemana, la en- cuesta oral recibid sus cartas de nobleza: por lo tanto no es sorpren- dente que Alemania, con Grimm y Brentano, desarrolle con ardor Ja encuesta sistematica; volveremos sobre este tema. Empero si se quiere localizar més temprano todavia a los “precurso- res” de la encuesta etnogrifica, debemos ir hacia los mérgenes del mundo desarrollado de entonces, a las regiones rumanas, donde encontramos algunos. Desde el siglo Xvi, un monje llamado Joan Caioni (1629-1687) recoge, junto con himnos y melodias religio- sas, algunas danzas contemporaneas, de las cuales algunas estén pre- sentes actualmente en ‘Transilvania. Los primeros grandes cronistas rumanos manifiestan también un vivo interés por la cultura popu- lar y no desprecian la tradicién oral. Gregori Ureche (1590-1647) ESAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL pASADO : sus anales cuarenta y dos leyendas histézicas “que son trasmivides ch ombre a homb Por los ancianos y por los viejo 7 4 Descriptio Moldaviae (17 imicri Cantemir es tal ver Moldaviae (1716) de Dimiesi Cantem: la pi Fate daaentacion tecnogréfica rumana y hasta europea, vefigia tn durante corto tiempo fue principe de Moldavis debi foldavia, debis en parti sola vez ropeas: compara los “tricolie™ e en lobos, con los hombres. * Pam xe dsarl tce lo uti el ebjo de sur les milieux popul nie ee Tic a tei rma de de de ens np ge es pron ma cd A 1980 eed 108 PRECURSORES DE LA HISTORIA ORAL 8 Francia no puede exhibir precursores de esta dimensién. Cierta- mente, Ia voluntad de luchar contra las supersticiones conduce a Jean Baptiste Tiers en cl siglo xvi, a ofrecer “ragmentos de infor- jmaciones etnogréficas positivas” que Frangois Lebrun recogié, en varicular para las costumbres de bodas. Pero ese no es el objetivo principal del eclesiéstco; quiere “dar una forma cjemplar y pedagé- fica, a sravés dl tiempo y de un espacio indiferenciado alas dife- Bintes modalidades, abstractamente sefialadas, de la conducta st persticiosa’. De alli procede el cardcter demasiado impreciso, dema- fiado amplio, ¢ insuficientemente fechado del material recogido.”* ‘Bl sacerdote marsellés Francois Marchetti mereceria figurar con mis razones en la galeria de los antepasados de la etnografia con su Usos 5p castumbres de ls marsellese, Este cura reformadot no tiene la des- ‘confianza de sus colegas con respecto a las expresiones de la piedad popular. Su patriotismo regional lo vuelve muy indulgence, en efec- to, frente a las pricticas de sus conciudadanos y a casi todas las jus- tifica negandose a atribuirles el calificativo de supersticiones. Por «lo declata en la epistola de dedicatoria: “Nada contribuye més ala subsistencia de los Estados més poderosos y a la felicidad de las ciu- dades que la observacién de sus costumbres.” En su opinién, Mar- sella opacé su brillo “por el poco caso que hizo de las costumbres, desde hace més 0 menos cincuenta afios”. Su descripcién de ls fes- tas religiosas ofrece una idea bastante clara del estado de las tradicio- nes marsellesas. Como lo observa Michel Vovelle: “Nos hace ganar- Je un siglo a la intemporalidad irritance en la que se encierra dema- siado a menudo la visién de la civilizacién tradicional. » Se tata del Tuité des superstitions cays primera edicién es de 1679. F. Le bun estudié el contenido exnogrifico recuperable en el Tité des superstitions de J.B. Thiers en el aiculo "Contribution 3 ethnographic de la France du xvi sit- cde’, Annales de Bretagne, 976, 3. Empero, R. Charter y J. Revel han advertido alos investigadores sobre lo peligros de una utilizacién demasiado lireral del tex: toen “Le Paysan, Tous ec saine Augustin’, La Décowserte de la France au XV sit- cle, crs, 1979, arcicula del que tome las dos citas, pp. 263 y 360. "Da regard inquisiteur au regard ethnographique, le prére Marchetti, les confitres du Saint Sacrement et les bonnes femmes marseillaises", La Découverte “ As ve 'BSAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL pasaDO. En cuanto a los numerosos viajeros d ‘mos algunos detalles en sus relatos, ‘no localzan mejor sus datos que Thi. los ‘primitivos de la estadistica”, eg de la Revolucién anuncian el ci ran movimien amino aplinics Pan cena ee fee ee eee co, ta Provence et du Comtat Venaissin = i nis Heda dn oat Hite stoguphique nature, eeliasigue vile due diocese d'Emt : le : aos fEmbran del cura Alber. A pati de libos rrna cn mo étos ero a menudo son impreci imprecisos es: Baconramos mis mais ea, decir en esas obras que poco antes es evidentemente el libro de Ms no, Ler elle, Les Metamorphoses dela teen Prony recursores de la etnografia i ne arene Qube, Canad, 1980, p Aanaggs ME Vowel Dd cea 1.05 PRECURSORES DE LA HISTORIA ORAL. 6 sin embargo, me pregunco si aparte de algunas excepciones de las ‘enales acabo de citar tres ejemplos, los testimonios més significativos sabre las culturas orale tradicionales no estarén en realidad en los pri- treros dicionarios de as lenguas egionales como en Inglaterra, infor- tunadamente con menos méritos. Los mds antiguos (y también los nis modestos) aparecen en el siglo XVI bajo la forma de glosarios que qeompafian a menudo a una gran obra en lengua regional, como en Toulouse, en 1637, con el Romelet moundi de res flouretos de Pierre Goudelin o en Poitiers, en 1662, con La Mizaille 2 Tauni toute biro- Ihe de nouvel et feschemont emmolée, una comedia poitevina de Jean Drouhee2 Los libros se hacen més numerosos en el siglo XVII y,so- bre todo, més importantes: el vocabulario engloba realidades cada vez, ss variadas y la enumeracién de proverbios se alarga; las alusiones hrstéricas tampoco estn ausentes y a veces la reedicién —treinta o cus renta afios después permite seguir una cierta evolucién de la lengua aque es un testimonio indirecto de la historia de una comunidad. Tomes wmo ejemplo cl diccionario languedociano-francés de Alésien Boissier des Sauvages. Tiene el interés, bastante raro en Francia, de contar con tres ediciones de tres épocas diferentes. La primera, en 1756, fue realizada a partir de una encucsta en dos ciu- dades, una del Bajo Languedoc, Ia otra de las Cevenas. Muy avan- zado para su tiempo, llama a los letrados “a realizar, cada uno en el cant6n en que viven, colecciones en la linea que les presentamos y hacer que sus compatriotas leguen a aprovechar el trabajo. Con materiales semejantes, ycon la ayuda de numerosas referencias eru- zadas para los diferentes sindnimos, se podria tener un dia una obra completa en ese género...”” El autor no pretendia decir todo, pero, 2 Vase W. von Wartburg, Bibliggnaphie des dcsionnairs pawisgallo-romans (1550-1967), Ginebra, Droz, 1969. ® Sobre Boisser des Sauvages, véase D. Teaver, Le Mowsement litre céve- nol en langue doe, Causes et Céoenne, 1981, 2, pp- 305-312, cca p. 306. M, Tabbé de S., Dictionnaire Languedocien-Frangois ou choi des mots languedaciens les plus diffiles& rendre en Francois, Nimes, 1756, p. xl. Una reimpresién de esa edi- cin publicada en Albs fue eealizada pot Slatkine en 1971 46 SAS VOCES QUE NOS LLEGAW DEL. PASADO como lo indica el titulo, presentaba las palabras més difciles de tra- dlcit al francés, es deci las que expreaban realidades bien espec, ficas de ls regiones, Tenfa tambign el deseo de salvar del vile 4 los términos del anguedociano anciguo. Pero no dejaba de agregar notas hiséricasy la explicacién que daba de muchos términce me. troducta una verdadera presentacién dela cultura de las Cevenas y del Languedoc. En 1785 publicé una segunda edicién mucho mds not Brocedian de siete u ocho ciudades del Alto y Bajo Languedoc ¥ de las Cevenas, Finalmente, la tercera edicién fue publieada des puss de la mucrte de Boissier de Sauvages, por su sobrino, Hon, bre-Firmas, en 1820-1821. Ese diccionario constiuye “una verdadera documentacin sobre las técnicas y las costumbres de las Cevenas del siglo xvi y de los iparacidn permite distinguir ala ver per- bservamos los seresfantésticos encontra- ‘mos muchos actualmente con caractersticas idénticas, como el riper 0 el dra. “especie de duende que se divierte sin causar mal eve ‘neco’, cl ogo, el coco, mucho mis temible; otros han desaparecido como el babaow o el fantasti, Por otra parte hay numeroses referen, cias alas ereencias populares como el malabouvisto [el mal de ojo], con tn ejemplo del que todavia enconteéhuellas, “mal de oo cn {clos criadores de gusanos de seda ereen y al que attibuyen lox fracasos cuya verdadera causa es las mas Bunas evoluciones, como por ejemplo la progresiva familiarinacion fon Paps: en Is primera edicién, en la palabra patao(topinan bos o papas, tenemos sda la descripeiin de lo que conocemen enna topinambo (girasol con flor amarilla). En la edicién siguiente se recs bien: tubereulas dels ds plantas que confundimnos bajo el ‘mismo nombre, y el topinambo y la papa son luego descritos son tuna aclaracién: “Esta dltima es mejor para la comida” Lo mismo ° Los PRECURSORES DE LA HISTORIA OR dl magnaghié 0 magnaser (al obrero stl él ei i edicién, Boissier prefiere eel yusano de seda); en la primera edicid iste pf at oe al de “erbador, empleado por algunos ne or te tr nhido en Ali, “el centro del comerco dela sey a adi donde se crlan mas gusanos de sda, y uno de los de esta educacién’, En la segunda edicién piensa ae ntré en el uso y no siente la necesidad de justfcar gar del reino ‘mejor entien i término ya entr oe ee egbova ast una verdadera jerarquia mediante ciertos términos Se est asf una ve jl junda edicién) ase ejemplo el mainajbé (casero) (seg evo denen exw cra de main apr a aes jo diario han ganado suficientes SU jeccio de un ofcioo del abajo disso han ga one E ra prescindir de esas profesiones: que isn tienes ove consagan a alguna industia aes tea un sexo 9 los coloca en el rango de los acomodades: slo hay un pe Bente al mainahéy el mié-mous in embargo el brine n eve a porta peluca como el segundo”, En la palabra mié-mouss, iecmost fnitad villano, mited burguée init *"Vemos también aparecer matices rejnds zed de sce ee te definen estadios del desarrollo econé a ive empl el emino fain (lor 0 isto dehncne {ela somata expe Mp fe in ‘Tequsta la came fresca, con el siguiente comentario: < aoe | pace ade, Los habitants de as montis dels Covenas, acomtmbrados ala vida frugal, tienen ens mayor rn resin insuperable por el fesciin al lado del cual to co pend ellos un manjar dela mio, noe saves qe aT pen dl pales ace renga Tas ots comidas, incluso “al pan y al vino” como dice la p “alee fcticas reconocidas westran que ciertas pri age ne en aoat 4s antigua: en Ia palabra dius, cae resp fie dias hela jrtada ban- lunes, se agrega la expresi 48 SAS VOCES QUE NOS LLEGAN DE PASADO £0 (holgar), 0 sea el “san lunes” de los obreros dels hhuellas en la regidn hasta nuestros dias, de Ales tenfa lugar el lunes y hasta una fecha muy recente varia empresas preferian cerrar los lunes en lugar de los eibadoc Los historiadores y los exndlog h 108 quiad no han utilizado bs teste tipo de fuentes que permite, més que ianfas Fee fe anes au permits, mds que cualquier oma, eiunar » un silencio que a pesar de algunos prec sores s6lo se rompe despuds de la Revoluckin tance Hoe glo xix que dejé puesto que el gran mercado I. EN LA EPOCA DE LA “HISTORIA CIENCIA” ESTABLECER un rompimienco entre el siglo xix y las épocas anterio- res no es rendir tributo a una cronologia tradicional que no tendria relacién con nuestro tema. En efecto, a comienzos de ese siglo la historia se constituye como ciencia con la adopeién de los princi- pios de la erudicidn benedictina por parte de los historiadores ale- manes Niebuhr y Ranke.' Pero como ya se ha dicho, ésta ejercié primero su espititu critico contra la tradicién oral. {LO ESCRITO ES LA UNICA FUENTE DEL HISTORIADOR? En su Historia romana (1810-1812) Niebuhr es el primero en re- tomar el escepticismo de Beaufort sobre las leyendas trasmitidas pot Tito Livio: “espejismo, producido por un objeto invisible, se- giin una ley de refraccién desconocida’.* Sin embargo, como buen romintico alemén, discipulo de Herder y de Schlegel, Niebuhr conservaba todavia cierta ternura por esas tradiciones que relacio- naba con cantos populares desaparecidos. A fines del siglo, no ocu- rrc lo mismo con los representantes franceses de la nueva discipli- na, Langlois y Seignobos, quienes en su Introduccién a los estudios bistéricos condenan radicalmente la tradicién ora: ' Véase Ed. Furetr, Histoire disoringraphie modem, waduccion francesa de H. Jeanmaite, 1914, pp. 574-605. 2 Citado por Ch, Langlois y Ch, Seignobos, Jnrduction aux études historique Paris, 1898, p. 155. #0 ESAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL PASADO La caitca tiene necesidad de saber si esas trasmisiones sucesivas hi conservado 0 deformado la afrmacién primitiva; sobre todosi la dicién recogida por el documento ha sido exeritau oral La ectitns, pe ae y hace que la trasmisin sea fl: por lo contrari, la afirmacién oral ain es una impresin sometida a la deformacién en i memoria dl propo obserador mezndose con ota ‘ i nes; al pasar oralmente por los et oa taal intermediatios, deforma cada crasmi si6n (oJ) la tradicién oral es alteracién continua por su ius ‘misma; ast en las ciencias establecidas no se acepta jamds otra cos ‘que la trasmisién escrita, Ni siquiera como fuente comy re iplementatia de lo esctito la tradi oral encuentra piedad en los historiadoresfrancesee iG ‘Aunque un pueblo hays aldo del periodo legend, fjando los he Ibid, pp. 152-153, 154 y 3-4 8 SecA DE LA“HISTORIA CIENCIA 2 54S VOCES QUENOS LLEGAN DEL PASADO Rebdelneds ; ues de ciertos detracto- tinua del siglo x1x y la ideologia de la escuela como factor de pro- Michelet que se Saas — cepacia y liberaci6n confirmaron a la corporacién de los historiade. res en patie Louis Blanc, debe spree como un “istorador res en su fideldad exclusiva ao escrito. La encuesta oral se efagia res” Mis tarde, ni las campafas napo Comuna de 1870 dan lu- enronces en los mérgenes, eogrdficns 6 socialen fampoco el golpe de Estado a Ast i. Comma — aie Sin embargo es significative que a partir de 1823 se mulkiplica- ala recoleccién de recuerdos ee jue pertenecen a otro género). ran las historias de la Revoluci6n francesa que no recurfan a log procesosjudicales que pertenecen a oto g testimonios de los sobrevivientes, salvo en su forma indirectay er crit de las memorias a INANTE El mismo Michelet, que por su padre vivié en el ambiente de la SAULOR MARGENGS DB LAIRISTORIA DORAN Revolucién y que también creia en la tradicién, tiene reserva, Es ble, porque atraviesa todo el siglo, es doble- cierto que en el prefacio de 1847 evoca una encuesta virtual, pero El inico ejemplo dural fea e lyeslinicarives ye tata dal recuer= se tara de un caso bien preciso: “Una cosa que debemos decir + to, ‘mente marginal, Oona th piadosamente por los legiti- dls [..] es que la época humana y benevolente de nuestra Revoluc do de las guerras del Oeste, Revolucién.> cién tuvo por actor al pueblo, incluso el pueblo entero, a todo el mistas que no aceptan la Revoluci mundo, La época de ls violencias, de los actos sanguin: eros (u, ao ee er ping» Rent Brau Sélo tiene como protagonist a un imero minimo de hombies, confan sus recuerdos: po semplo lepton a René Brod, jun nimero infinitamente pequemio. Esto es lo que encontré, com llamado Bravo el ars o mid anistzmras lat coloosan nods amplia, probé, verifiqué, sea por medio de testimonios excritos, sea por partir de los afios 1830- lephtndimery odcanios Secon aquellos que recogé de la boca de los viejo." En lo pormenor, la lee, en elacncon ol dcbte ene eg por enplo el conde de Qua. fura de La Revolution francaise es bastante decepcionante, Por sedan a sora deat glenn pot ple coniede sm cjemplo, el testimonio de su padre sélo es evocado dos veces ycita trebarbes publica en ie aan En los afios 1850-1860, la tun testigo ocular para el relato de la condena a muerte del rey, Mer. Hat ee eal ttt on oe slashes pa cies pero que en este caso preciso redacté memorias. Finalmente, areal sagen por los simples combatientes; no se comprende muy bien el lugar que ocupa la encuesta oral en. * notables y por los jefes sino relacién con la documentacién escrita; 1868, al volver sobre el origen de su obra, de los archivos" ccuras 0 los vicarios con mo- en su iiltimo prefacio de ls promotores de cas ences on los caso os vctos conn declara: “Nacié en el seno tv de In conscin de pila neroge enone aos le ¥ prosigue mostrando la retahila de documentos mos sobrevivientes, y —, 2 om PE Berry) ‘Lhistoire de Vendée shalizados, de papeles lefdos. No hay la menor alusién a ningdin POS? coma Se ee tipo de recoleccién de documento oral. Es cierto que entretanto el método histérico fon. del abate Deniau estd hecha a part ublicano, Dugast-Matifeux y Benjamin Fillon dado inicamente en el texto escrito habla hecho grandes progress datos. Por el lado republicano, Dugast centre los historiadores enka memo- oie dela Revolution franca + Agrdezn Jean Clade Mann gue raj en eae en memo tes feanas, el habetme proporcionade la informs es * Hine Rclution fesse Callismrd, la Pliade,t 1, pp. 7y 13, re ria de ls guereas vandeanas, el prop pectivamente ad 4 SAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL. PASADO utilizan también el testimonio oral, En los dos casos sin sélo se conoce el resumen de las entrevista. Evidentemente, ignore, ‘mos lo que los curaso los historiadores escogieron en los discursos desus interlocutores, y con mas razén ain las preguntas planteaday A partir de allt, todos los autores de historias de las gucrras quieren apoyarse en testimonios dircctos y, obligados por las citcunstanciay, sobre todo en testimonios indirectos, por medio de entrevistas a los descendientes de los combatientes A fines del siglo x1x surge un nuevo motivo para apelar a la his- ‘oria oral: la apertura de procesos de beatificacién de las victimas de |h Revolucién. Se requicre la colaboracién tanto de los descendien. tes de combarientes y martires, como de los que tienen algo que de. cir de la guerra. El iltimo ejemplo conocido de ese tipo de encues. ta se realizé en 1944-1945 en la parroquia de Luc-sur-Boulogne en Vandea. Se les pidié a treinca y ocho personas que contaran sus re. cuerdos familiares y que sefialaran lo que conocfan de la tradicién oral sobre el tema. Actualmente, los histriadores de esas guerras contindan pracricando la historia oral, en veladas eu las que buscan Provocas la memoria y grabar en cinta los relatos de ciertas familias. De esta manera, contratiamente a la evolucin de la disciplina en el plano nacional, la historiografia de las guetras del Ocste considers siempre que el testimonio oral era el documento esencial, incluso tinico, para escribir Ia historia de esos conflictos. Los habitantes de embargo Vandea pensaban que la mayoria de los textos escritos reflejaban el * punto de vista del vencedar. Agreguemos que fuesen hidalgos 0 cu- 2s, se sentfan alejados del movimicnto intelectual dominance y des- confiaban de los métodos de “critica cientfica” que les parectan més 9 menos ligados la ideologéa republicana y antilerical. Por otra par te, y'no se trata de caricaturizar sus posiciones, para ellos a historia no podia ser una empresa cientifica sino un medio de conservar el re. cuerdo y afrmar la identidad regional, catlica y monsrquica, Eleaso de Vandea no deja de recordarnos ei de la Cevena cami- sarda, tanto en el plano del tipo de guerra como del problema his. ‘oriogrifico planteado por la desigualdad de las fuentes, Es sor. [NLA EROCA DELA“HISTONIA CIENCIA 3 Ge en las riencia por lo menos, que no se contin ae a verncia dé Court, Sin duda la revuelta se abs, in experiencia st oro familias conservaban piadesamente sus trad es Bg xvi est leno deFnmenos de resistencia no wioenta muy sig (as asamblens del Desierto), de los cuales quedabanal- Dbrevivientes, al menos a comienzos del siglo. Las inane ose Camisardos se mutiplican durante la segunda mia : Se Gaetan ses geraet : glotioso pasado, cna St isin Lp que ocusre es que, a diferen- jnteresantes indicaciones orales. sven a se sian ahora en el interior de a sorriente intelectual dominante, Para ellos, la dial de a iso camisads implica recur exchvament aes fens ess eepuaas con gran faclidad porque pretenden sex iis que fh f del Libro, ¥ como ya no se ponen en duda re reno hace falta busca os testimonios oles he a I a impresos en ell sig de oe dig calidad de ens eoxias, leanzado la cali en aoe eee dd wea lAintico pra eacOMEa# eX os arg del mundo include a pct eas de ences on fer de acontecimientos histéricos” Hacia 1840 un biblitecario, woe Copdand, commen a reoger el teimonia de jos sl he de a Revalocd hombres que combatic- cin norteamericana y de Pe oe ecieecon dG de ache ea hora sob oe temas Pero como les pasa a muchos eruditos, acumulé la docamenacién tear el libro. Canndo mur, dee sociedad hissed Sado de Wisconsin 486 volimenes de manuscrcos. Ese fondo do Samental fue ampliamente utilizado por el historiador Frederic Jalon Turner para establecer su teorfa de la Frontera «veo, Le nd de Camis bc ey YEE id Baum" Hovryin the ied Se On ry vo oan 3p. 1819) SAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL, PASADO ENA £P0CA DE LA “HISTORIA CIENCIA ” ate! rs testimo- Veinte aios més tarde un librero editor del Oeste, H. Bancrof tli no en os archivos eros sino por meio 4 = 72 ctado, reunié una importante documentacion sobre el aprove. tos oes: "Eu ox preinos cond bs gros de chamiento reciente de California. En total emples 600 persones, oe guest de informa prelims, Tas no sélo para reunir manuscritos sino para rccoger entre los pionerog én recureié a los buhoneos, «los eres campesinos y sobre una seric de testimonios orales: Bancroft afitmaba haber inverrae. pit alos sastes, “que gracias «su profesin — El las do a un millar de personas y sus asistentes una cantidad parce, den considers como possedores den rest comp obligado a En la transcripcién y la presentacién los resultados no parecen estar diciones rales” Pra ado de lo jacobitas, “mew bligado 2 a la altura de esas ambiciones, pero el recuerdo de la empresa no fue Eo idificar los relatos del viejo y susie ah nee urea ee ered ich ye pe Ease petinc Fei ia tengo ca queau angpandasconbulee Para ser exhaustivos, habrla que evocar experiencia ferdoorgullos del iempo en ota evn gran escritorescocés, Walter Scott, quien recortié a menude fp sucumbieron por la raza exiliada de los Eamardo {J cone = pais y esis as tradiciones orales ie on Eencls eth ae in buencs ical alos a a See alice cl resto de Europa, se conservan muy bien.* Por otto lado, tuvo di .e cargo es uno de los que m; rectamente contacto con testigos,reaizando de modo parcial el de. diaries"? . tall cneueie seo de Johnson: interrogé en efecto a viejosjacobitas que habian sero qu shsoriadres bitin pins uses tomado parte en Ia insurreccién de 1745; buscé también remon- tas dieron a las novelas de a west ae aade eapenie, tarse més lejos. documentos histreos indscutibes. Pero, como era des = Todas sus novelas estén enriquecidas por esos encuenrene: una de tn el siglo X0 los historiadores profsionaes, en cllas, Los puritanos de Exocia, lo sugiere con insistencia a waves del dlespreciaban a este lterato romntico, ersonaje de Old Morealip, En efecto, se supone que el narradot re- . cogis la historia (la lucha de los presbiterianos contra Carlos Il dex, pués de Ia Restauracién) de boca de un vicjo que recorris los a. menterios para mantener en buen estado las tumbas de sus heroes al parecer, ese personaje existié en realidad: “Hablar de las hazanag « dellos presbiterianos era su placer, como la conservacién de los ma, ‘numentos su ocupacién, Era prédigo en palabras cuando se trac ba de comunicar todos los detalles que habia recogido sobre ellos, sus guerrasy sus persecuciones. Se hubiese podido creer que hab sido contemporineo de los presbierianos, hasta tal punto se iden. tiffcaba con sus sentimientos y sus opiniones. En sus relatos hable todos los detalles circunstanciles de un testigo acula” El narrados afirma a continuacién que comprobs las afirmaciones de Old Mor, EL GUSTO POR LAS CULTURAS POPULARES 1a cviosiad de Water Sot superaba amplament sands de Jos acontecimientos histéricos; lo que a ae e alma lo ek sce interior a las tiltimas rebeliones 745, un mt te isbn a lesen gia mail y pm soe icularmente en las baladas. Por otra parte, su primera obra és re ula "a tuna encuesta oral de las baladas escocesas, El escritor se cncuentma realmente en la confuencia de dos correntes, el gusto por la historia y el gusto por la culturas populares. Scott se incr efauconpret, Paris, © Les Puritans d Boose (Old Morality), eaduccién de M. Defauconps " Véanse infra, las experiencias de E. Gregecn, p. 285, Beers 38 ESAS VOCES QUE NOS LLEGAN DEL. PASADO be perfectamente en ese romanticismo que, al exaltar la cultura po- pular como expresin fil del genio nacional, iba a producir miilki- piles recolecciones orales y dar origen a una nueva disciplina, el fol- clor. La palabra surge en 1846, pero la realidad que abarca es ante- rior, ya hemos visto sus primeras manifestaciones en el siglo XVIII, fuera de las fronteras francesas. Por otra parte no es casual que la pa- labra sea inglesa; ademds hubiera podido ser alemana: Volkskunde, la palabra que los alemanes utilzan fue inventada mucho antes del co- mienzo del siglo. La bisqueda del genio alemén lleva a Von Arnim y al roméntico Brentano a publicar las Volklieder. Pero la obra im- portante para nuestros propésitos es la publicacién, en 1812, de la primera serie de euentos de los hermanos Grimm, después de la en- cuesta de campo que realizaron por toda Alemania. Por s{ mismo, el cuento maravilloso s6lo interesa de una manera muy indirecta al his- toriador, lo que en cambio le interesa son sus vias de trasmisién; de este modo, los hermanos Grimm recogicron versiones de Caperuci- 1a rojainspiradas visiblemente por el texto de Perrault; la razén es simple, su ecuesta ve destaolld, entre oros medios, ext el aunbien- te de los descendientes de hugonotes, refugiados en Alemania des- pués dela revocacién del Edieto de Nantes, que llevaron consigo la culeura oral francesa." El hecho importante lo constituye el proce- dimiento de los encuestadores. Como tenian una opinién muy alta del valor cultural de lo que recogian, se preocuparon por ser lo més ficles posible al contenido de la informacién y se contentaron con ‘mejorar Ia forma, cosa que es un gran progreso en relacién con sus, predecesores como Herder y Goethe, quienes como escritores se ins- piraban libremente en temas que habian recogido, Francia no sc libra de esta curiosidad por la cultura popular; aunque al principio en una forma politica y administrativa. El pre- cursor en la materia es el abate Grégoire ~diputado en la Asamblea "© Bjemplo presentado por E. Ftangois en el curso de la mesa redonda sobre el, “Refuge Huguenot en Allemagne", organizado por el Insituro de Historia Mo- derma y Contemporinea, Compte rendu, p. 60. EN LAETOCA DE LA“HISTORIA CIENCIA™ 8 Constituyente- que a partir del 13 de agosto de 1790 difunde “una setie de preguntas relativas al dialecto y a las costumbres de la gen- te del campo” por intermedio principalmente del periddico Le Pa- sriote de'Brissot y del club de los Amigos de la Constitucién.!! La finalidad del diputado no era una investigacién desinteresada sino militante, puesto que la lucha contra los dialectos y en favor del francés eran inseparables del combate por la nacién y la razén. Sin embargo, varias preguntas sobrepasaban el campo estrecho de la len- gua e invitaban a descripciones etnogrficas, incluso llevaban a en- uestas sobre la historia reciente. Por ejemplo: “;Cusl es la influen- cia respectiva de la provincia sobre las costumbres o la de éstas sobre su dialecto? ;Tienen (los campesinos) muchos prejuicios y de qué tipo? :Estin mAs esclarecidos desde hace veinte afios a esta parte? Son més depravadas sus costumbres? ;Se han debilitado sus prin- Cipios religiosos?” Salvo algunas excepciones, las respuestas sobre estos puntos son decepcionantes, al menos para la informacién po- sitiva. Sirven para ilustrar la oposicién ciudad-campo y descubren tuna Francia salvaje El Imperio retoma, amplificéndola, la voluntad que tiene el po- der central de conocer las poblaciones locales para encuadrarlas y administraras mejor. Se rata del gran movimiento de las estadisti- ‘as que no s6lo se interesa por el estado econémico y demogréfico del pats sino por su historia y sus costumbres."* El ministro del In- terior, Chapa, implanta la operacién en todos los departamentos; éta se continia durante toda la primera mitad del siglo x1x. Para establecer esa estadistica, los prefectos dirigen a cada intendente municipal un cuestionario, La verdadera encuesta oral se encuentra fen estas respuestas cuando han sido conservadas. Para satisfacer la 1 Vase M. de Cerreat, D, Julia y J. Revel, Une poitigue de la langue, la Ré- olution fancase et les patiz, Gallimard, 1975, en particular pp. 9-14, 136-154. © Véase J. Cl. Pectot, LAge dor del statistique ramon, Pais, Socieé rudes Robespictristes, 1977, y M. N. Bourguet, “Race et folklore, Limage officielle de Ja France en 1800", Annales S.C, julio-agosto, 1976, © ESAS VOCES QUENOS LLEGAN DEL PASADO cutiosidad de las aucoridades prefectorales, los corresponsales inte- rrogaron a las personas importantes, o simplemente alos que cono- clan algunas tradiciones ores. Tomemos dos ejemplos de dos depar- tamentos meridionales cercanos, Bouches-du-Rhéne con la encues- ta de Villeneuve y Gard con la de Rivoyre."? Para describir las costumbres y las fiestas de su departamento, Villeneuve envié dos cuestionarios. El primero, en 1820, tinica- mente sobre la fiesta patronal con dos preguntas de tendencia his- rérica: “En qué época de la Revolucién fue restablecida la fiesta patronal? Hay alguna diferencia entre las costumbres modernas y las antiguas de los habitantes?” El segundo cuestionario, cinco afios mis tarde, es més estitico: pide informaciones sobre el ciclo festi- vo y sobre las ceremonias del ritmo individual, nacimiento, boda y fanerales, Se conservaron las respuestas de ochenta y tres intenden- tes; cerca de un cuarto de ellas (20) son muy detalladas; a de Viro- Ites por ejemplo consta de nueve paginas con indicaciones precisas sobre el carnaval o la romeria del 15 de agosto; incluso es posible descubrie evoluciones, declinacién de las organizaciones de la ju- ventud, el fin de ciertas romerias con la Revolucién o por el con- trario la persistencia de cierta fiestas a pesar de la agitacién de los tiempos, como la de San Pedro o la de San Eloy en Rognonas don- de “la Revolucién ni siquicra aplazé cl festejo” La primera parte del cuestionario enviado por Rivoyre esté dedi- cada a la historia (las otras a la topografia, la poblacién, los estable- cimientos puiblicos, la instruccién, Ia agricultura y la industtia-co- mercio). La pregunta principal es muy abierta: "Cudles son los principales hechos y acontecimientos que ocurricron cn la Comuna desde su origen hasta una época bastante cercana a nuestro dias?” Al lado de conocimientos librescos y de investigaciones en los archivos ™ Véase M. P. Hug, LHlstive dans la statistique des Boucher-du-Rhdne; 0. Co- lin, Fétes er courumes radivionnelles travers Fenguéte de Vllenenve; H. Gévaudan, Mémoire collective et histiverasante. La Stateique générale du Gard 1838-1842, “Tess de maeseria dactilografiadas presentadas ante la universdad de Provenza, en 1978 y 1980. EEN A EPOCA DE LA “HISTORIA CIENCIA” a comunales, el recurso a la tradicién oral aparece cincuenta y seis ve- ces sobre doscientos noventa y cuatro. Cosa curiosa, la Revolucién sélo esté representada diecisiete veces menos que los sarracenos 0 Jos Camisardos! Historia incémoda, muy préxima y viviente. De este modo, aun antes de que se produzca el gran movimien- to de la erudicién local del siglo xIx, poseemos un estado de la cul- tura foleldrica, de la memoria colectiva y de lo legendatio-histérico meridional, estado que es posible comparar con las encuestas actua- les, aunque existen también etapas intermedias constituidas espe- cialmente por las monografias que en varias ocasiones se les piden alos maestos, 0 a veces a otros intelectuales pucblerinos como los pas- tores y los curas, Estas monografias son del Segundo Imperio pero sobre todo en la época del centenario dela Revolucién de 1789. En efecto, en 1888 todos los maestros debian escribir un trabajo de la evolucién de la escuela que estaba destinado a figurar en la Expo- sicién Mundial de 1889. ‘Acsta primera documentacién sistemitica de origen publico, hay aque agregar la que viene de las sociedades culturales y que traduce interés por el “otro campesino”, aunque también por los orfgenes Iejanos de la cultura francesa." En primer lugar estd la empresa de la Academia Céltica. Fundada en 1804 por un miembro de la Con- veneidn, arqucdlogo ¢ historiador, llamado Dulaure, la Academia, como su nombre lo indica, tenia “el deseo de reunir los titulos de gloria legados a sus descendientes por los celtas, los galos y los fran- cos”, Esta “celtoman{a’, muy superada en el presente, esconde un Sobre esta prehistoria de la emnologia de Francia, que se confunde un poco ‘con la de la historia oral, incluso silos abjetivs no son exactamente los mismos, |i mejor referencia -con una bibliogafla abundance y bellasilustraciones~ es el talogo libro de la exposicign Hier pour demain, art, tmditions, patrimoin, edi- cin de la reunién de los Museos Nacionales, Pars, 1980. Existe un importante capfculo sobre la Academia Céltia, con informaciones actuaizadas, de Nicole Belmont. Véase ambi el reciente arfulo de M. Ozoul, “invention de fethno- raphe francaise, le questionnaite de 'Académie celtique”, Annales, S.C, marzo abril, 1981 2 SAS VOCES QUE.NOS LLEGAN DEL PASADO programa mds preciso que lleva acentos de modernidad indiscuti- bles, Para reencontrar ese fondo celta, era necesario efectivamente Sreunir y hacer converger en un punto todos los conocimientos lo- cales de las lenguas, de los monumentos y de los usos para compa- rarlos y explicarlos". No nos engafiemos, no hay alli sélo una pers- pectiva lingifstica o incluso folelérica avunt la lettre sino verdadera- ‘mente hist6rica: “Parecerd tal ver extrafio presentar a las palabras como monumentos antiguos; sin embargo los nombres de lugares, los dia- lectos, el lenguaje vulgar calificado de patois, por l hecho de no tc ner nada material no dejan de ser verdaderos restos que testimonian en favor de la historia de un pafs tanto como las ruinas.” Esta con- cepcién debe ser relacionada con un tema actual desarrollado por el fundador del museo de los monumentos franceses, miembro de la ‘Academia Céltica, que reprochaba a la historia haberse interesado siempre por los ricos y los poderosos descuidando “lo que forma verdaderamente la especie humana, la masa de la familias que sub- sisten casi por entero de su trabajo". Para realizar ese proyecto, la Academia preparé una “serie de preguntas que van de lo sencillo a lo compuesto", sometidas a “la opinién esclarecida’ por intermedio de los prefectos y hombres cultos de su departamento, El cuestiona- rio era muy rico, se centraba esencialmente en el calendario de las fiestas, los ritos del trénsito del nacimiento a la muerte, las creen- cias, las “supersticiones” y en particular los monumentos y las tum- bas prehistéricas. La Academia dejaba “al celo y ala sagacidad de los lectores el cuidado de remediar las omisiones”. ¥ a los que podrian inguietarse por la abundancia de las informaciones recogidas, uno de los promorores les respondia por adelantado: Sefiores, no hay que asustarse por la abundancia de las espucstas. So- mos un cuerpo, y lo que hoy no podemos hacer, nuestros sobrevivien- "Todas esas cita extraidas de las memorias de la Academia Célkiea ode la So- edad de Antcuatios han sido reproducidas en el articulo citado de N. Belmont cen Hier pour demain. db. city p. 56. | | | | | [BN LA EPOCA DELLA “HISTORIA CIENCIA* 6 tes lo hardin. Vuestra gloria seré bastante grande con haber salvado de 1a guadafia del tiempo a la historia de la Galiay con haberla depositado cen manos files y ejercitadas por vosotros. Alguien hizo notar con in- genio, en esta ultima asamblea, que era necesario apresurarse en plan porque el Cédigo y las otras instituciones que rigen actualmente a Francia traerin necesariamente consigo la desapa- {én de un gran ntimero de costumbres curiosas.° tear nuestras pregui La tiltima frase refleja un sentimiento que a menudo estard en el comienzo de este tipo de encuestas, el sentimiento de un mundo aque est desapareciendo, “la belleza de la muerte” parafraseando el titulo de un articulo célebre de M. de Certeau, D. Julia y J. Ravel. ‘Sin embargo, al lado de este método de recoleccidn inditecta ba- sado en una red de informantes, la Academia no excluye una en- cuesta de “campo” como lo sefiala el prospecto sobre la publicacién de las memorias: “Esperamos [...] suplir incluso la carencia de la historia y de todos los monumentos escritos interrogando a las per- sonas y 2 Ins higares, a las cosas y a las palabras; invocando las tra- diciones de cada lugar, de cada monumento, de cada uso, recogien- do todo tipo de informaciones en cada localidad, tinico medio de descubrir los otigenes de todo lo notable que exista.” Fste es un llamado directo a un proyecto de historia oral que, por su voluntad de enraizamiento local, no deja de anunciar nues- two trabajo de los etnotextos. Por desgracia, este llamado no fue di- rectamente escuchado, En cambio, unas cien respuestas fueron pu- blicadas en forma de memorias de 1807 a 1830. Las lagunas mues- hist6rica del proyecto: en efecto, lo que asombra es la ausencia total de cuentos populares en la época de Grimm: “De hecho, dice N. Belmont, no encontramos en las me- morias de la Academia Céltica y de la Sociedad de Anticuarios mas tran bien la perspec '% Citas reproducidas en A. Van Gennep, Contumes et erayances populaires en France, Prologo y presentacin de Alain Pelizz, Paris, Le Chemin Vert, 1980, pp. 281-282. La obra reproduce a final el cuestionario.

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