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PLIEGO STEM r ¥ iempre hay mas personas en duelo, afeciadas por muerte del otro, que personas que mueren. Cada muer §, @ teafecta a un grupo importante de personas que sufren por la pérdida, ya antes de que se produzca, cuando ésta ‘no es de manera repentina, Y, sin embargo, la reflexion sobre el due- lo, sobrela pérdida de un ser querido,so- Dre el modo de acomparar a quien vive fete sufrimiemta, es bastante escasa Dea guna manera, dela mano dela muerte, el duelo constituye uno de esos temas tabi sobre los que tampoco somos educadosa vivirlos sanamente si no ee por a fuerza ‘dela experiencia proxima cuando éta sea capa? de transmitimnos alguna clave. Es posible pensar que la muerte del otro, ademas de desgarro, puede ensefar a vi- vir y humanizarnos? Hay acazo algo de positive que podames encontrar en la ziyerte o en el proceso del morir 0 det acompantamiento a quien vive su propia muerte -si no se la expropian-, que nos iBueds aporintal gs para Set nas felis? 2No es la muerte de un ser querido una pérdida dolorosa que, sobre todo, nas des serra y nos pone en crisis? Si Loes. ¥,sin embargo, el hecho de mo- riryl muerte recaman verdad y verda- des que aprender y pueden contribuir a humanioarnos. Ta muerte nos pont irremediablemente ante el misterio de la vida. Nos impone silencio, ye silencio vacto, y el vacfo re- exién inevitable. Y, de alguna manera, noshacea todos filésofos, pensadoresso- breel sentido ultimo de ia vida, de las = Jaciones, del amor, Pero no es un pensar cualquiera el que desencadena la muerte, sino un pensar sintiendo intensamente, ‘un vivir ante el enigma que nos embara za todos de posibilidad de engendrar y panirsentido. La muerte, as, puede ense- ara viviry humanizarnos, Ensena a vivir porque reclama unos va~ lores que facilmente pueden estar relega- dos en la cotidianeidad, unos valores evocados mis por el sentimiento que por la raa6n, unos valores que reclaman rela én y acompaniamiento. Ese "no saber qué dect” propio del acom- ppabamiento en el duelo es tan significa tivo como que revela nuestra identidad: de limitacion, de vulnerabilidad, de po- breza; revela cl valor de nuestra presen cia silenciosa, el valor del abrazo y de In mano tendida, dela mirada y de a ca ricia sincera; tevela el poder delo peque- fio, de lo sencillo, Iz necesidad de lo simbélico para sobrevivir, para seguir viviendo. ___QUEESELDUELO' _ En efecto, el duelo es esa experiencia de dolor, listima, affccion o resentimiento {que se manifesta de diferentes maneras con ocasién de la pérdida de algo o al guien con valor significative, Hay diferentes tipos de duelo. Vivimos tun duclo anticipatorio antes de que la pérdida se produzca, que, en la mayoria e los casos, contribuye a prepararse ala ‘misma, Vivimos un impacto normal en el momento de la pérdida, que dura un tiempo diferenciado sepsin cada persona yee valor de lo perdido (duelo normal). (Otras personas tardan en reaccionar en su vivencia y manifestacion del dolor y hablamos entonces de duelo retardado. No falta quien no logra colocar dentro de sila propia historia y puede caer en un uclo cxdnico 0 incluso patologico: En todo caso, el duelo porla pérdida de tun ser querido es in indicador del amor hhacia la persona fallecida. No hay amor sin daelo. Alguien iene que perder al ou, antes 0 después. Se diria que, por dolo- roso que resulte, forma parte dela con dicién humana. Incluso, por extrafo que pudiera parecer decirlo, sila muerte no nos arrancara a Jos seres queridos, si vi vieratnos indefinidamente, la vida perde tia su color, moriia la solidaridad ante la vnulnerabilidad ajena, la etecnidad nos qui tarfa sabor las experiencias humanas, amuerte y el duelo ensefian a vivir, nos humanizan o nos enferman ‘que precisamentelo tienen también por: ue somos finitos, limitados, mortaes. Pero no es la razGn precisaznente la tana que mis nos ayuda en Jes momentos de dolor por la pérdida de un ser queri= fo, aunque a veces pareciera que lo dese~ ramos y que pretendiéramos hacernos ‘stoicos eintentar consolarnos con arge rmencos en lugar de con afectos. Nunca; en el dolor por lapérdida de un ser que- ido, alcanzaré ning’in razonamient ni ‘ninguna frase, por bien intencionada que sea dichaelvaloryla densidad de un sig. rio que exprese cercania y alecto, commu nign yacompafiamiento en cl sentimiento cualquiera que sea~ que se vive M Klein dice que el proceso de eabora ién del dnelo significa reinstalar dentio ide uno mismo a los seres queridos, dar= les una presencia interna en la que el ser perdido no sea un perseguidor interior ‘que genere culpa, sino buen recuerdo, con Ja dosis correspondiente de melancolia, {que Freud nos ayud6 a comprender que va asociada al duelo. —_LA MUERTE ENSENA AVIVIR. DESDE LA EXPERIENCIA PERSONAL En efecto, la muerte ensena a vivir El ue Jo ensefta a vivir. El duelo 0 nos humani za 0 nos enferma. O mos hace blandos, ayudandonos a relativizar, acompanin: ones en el descubrimiento de nuevos y solidos valoresyy en el reconocimiento de las valores ya vividos y que persisten en recuerdo, o nos lanza al abismo de la ‘oscuiridads del sinsentido, del soledad y los margenes. Quienes desean acompafara personas en

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