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La Libertad del Espíritu

Gálatas 5: 1-12

Pablo pasa ahora del argumento a la aplicación, de lo doctrinal a lo práctico. El creyente que vive
por fe experimenta la disciplina interior de Dios, que es mejor que la disciplina exterior de las
reglas hechas por hombres.

No nos aprovechamos de la libertad en Cristo ya que dependemos de la Gracia de Dios, nos


rendimos al Espíritu de Dios, vivimos para otros, y procuramos glorificar a Dios.

Todo aquel que siga las normas humanas de forma legalista está siendo rebelde a la voluntad de
Dios, depende de la carne y vive para sí mismo, buscando alabanza para el hombre y no la gloria
de Dios. Romanos 8:1-4

1. He sido libertado por Cristo. Ya no estoy bajo la esclavitud de la ley 5:1-12

2. Pero necesito algo o alguien que controle mi vida desde adentro. Ese alguien es el espíritu
santo 5:13-26

3. Por medio del amor del Espíritu Santo tengo el deseo de vivir para otros y no para mí
mismo 6:1-10

4. Esta vida de libertad es tan maravillosa que deseo vivirla para la gloria de Dios, ya que él lo
hace posible 6:11-18

Cuando se deja la libertad por la ley, siempre se pierde.


Pablo explica lo que el creyente pierde al dejar la Gracia de Dios y se vuelve a las normas hechas
por los hombres.

El esclavo - La libertad se pierde Vs 1.

Un ayo, una esclava y ahora Pablo compara la ley a un yugo de esclavitud (Pedro utilizó esta
comparación en Hechos 15:10) El símbolo del yugo es fácil de entender ya que representa la
esclavitud, el servicio y control de alguien sobre la vida de otro. Levítico 26:13 Dios rompió el yugo
del pueblo.

Mateo 11:28-30 El creyente que confía en Cristo, Dios rompe su yugo de esclavitud y le provee el
nuevo yugo que es de Cristo. Pero este yugo es distinto, permite que camines erguido y además es
de carga “fácil” y “ligera”. La palabra “fácil” en el griego significa bondadoso, benigno, es algo
positivo para el que lo porta.

Hay solo un yugo que debemos llevar, no el del pecado como era antes (Lamentaciones 1:14), ni el
yugo de la esclavitud de la ley, solo el de la libertad en Cristo
El creyente no está bajo la ley sino bajo la gracia (Romanos 6:14). Volver a la ley es enredarse en
un laberinto de “haz esto” y “no hagas esto”, abandonando la madurez que Cristo nos da.

Lamentablemente, existen creyentes que se sienten inseguros con la libertad que tienen y
prefieren estar bajo algún líder que les diga qué hacer, en vez de tomar sus propias decisiones y
crecer en su vida como cristianos. Se compara a como si un adulto quisiera volver a ser niño,
nosotros como cristianos debemos crecer espiritualmente como Cristo nos pide que lo hagamos,
tomando su cruz y su yugo y peleando la buena batalla, sin esperar a que otro tenga que hacer eso
por mi porque a cada uno Dios tiene un plan para su vida. Estemos pues firmes en la libertad.

El deudor - La riqueza se pierde vs2-6

Pablo utiliza tres frases para describir esta pérdida que el creyente experimenta al cambiar la
gracia por la ley: “De nada os aprovechará Cristo”, “Obligado a guardar toda la ley” y “De Cristo os
desligasteis”. Concluyendo con algo aún más triste: “de la gracia habéis caído”, así el legalismo
roba al creyente su libertad y sus riquezas en Cristo.

La palabra de Dios nos enseña a que antes de que fuéramos salvos, teníamos una deuda con Dios
que no podíamos pagar. (Lucas 7: 36-50) Dos hombres debían a un prestamista y ninguno de los
dos tenía cómo pagar, así que el acreedor “gratuitamente perdonó a ambos”. Por lo que no
importa cuán moral sea una persona, aún está destituido de la gloria de Dios y no puede pagar la
deuda por el pecado, aún si es que esa deuda fuera menor que la de los demás sigue sin poder
pagar. Pero Dios nos perdonó gratuitamente a través de la sangre de Cristo, no debimos pagar
nada porque nada de lo que diéramos era suficiente.

Al recibir a Cristo nos volvemos ricos espiritualmente, y participamos de sus riquezas en la Gracia
de Dios. (Efesios 1:7); las riquezas de su gloria (Efesios 1:18 – Filipenses 4:19); las riquezas de su
sabiduría (Romanos 11:33). En Cristo tenemos todo y estamos completos en él. (Colosenses 2: 3 y
10)

La hipocresía de los legalistas se muestra cuando Pablo dice que la circuncisión no tiene
importancia y al someterse están obligados a cumplir toda la ley, lo cuál no hacen. Santiago 2:9-11

Y como sabemos el que falle en uno de estos puntos es maldito por fallar la ley (Deuteronomio
27:26)

Entendamos por qué Pablo dice: “de la gracia han caído”. Ciertamente no indica a que hayan
perdido su salvación, ya que a través de toda la carta los trata de “creyentes”, de “hermanos” y les
habla como “nosotros”.

Podemos contrastar las dos vidas, del creyente que vive bajo la gracia y del que busca el yugo de
esclavitud de la ley:

Cuando vivimos por gracia, dependemos del espíritu Santo y nuestra fe no es muerta si no que
“obra” (Santiago 2:14-16). Pero todo esfuerzo de la carne jamás logrará lo que se logra a través del
Espíritu Santo.
El corredor - El rumbo se pierde 5:7-12

A Pablo le gustaba usar el símbolo del atletismo como la vida de un cristiano, cabe destacar que no
lo utiliza como algo que debemos hacer para ser salvos, sino que describe al cristiano y su vida
luego de aceptar a Cristo. En los juegos olímpicos, los atletas para competir debían ser ciudadanos.
(Filipenses 3:12-21) No corremos para salvarnos, corremos la carrera porque somos salvos y
vamos por nuestro premio. (Hechos 20:24)

Iban bien corriendo la batalla, cuando Pablo los conoció les compartió el evangelio de Cristo y
fueron salvos, ahora alguien se metió en su congregación y cambió el curso de sus caminos.

Luego Pablo cambia el símbolo por el de la levadura. En el antiguo testamento se usa para
simbolizar lo malo (Éxodo 12:15-19). Cristo usó la levadura como ejemplo del pecado (Mateo 16:6-
12)

Así algo tan pequeño puede “leudar” a una mayor consecuencia.

Así en una iglesia el “legalismo” puede comenzar como una idea que parece buena, por ejemplo,
el deseo de tener una iglesia más espiritual, pero utilizando métodos que no son bíblicos.

No es malo tener normas de conducta en una iglesia, pero no debemos pensar que estas normas
nos harán más espirituales o son necesarias para ser salvos.

Todo creyente debe estar alerta a estas señales de legalismo que pueden invadir las iglesias, y
debemos conocer y reconocer que la Gracia de Dios es suficiente para cada demanda de la vida.

Somos salvos por Gracia (Efesios 2:8-10)

Servimos por Gracia (1Corintios 15:9,10)

La gracia nos ayuda a soportar el sufrimiento (2Corintios 12:9)

La gracia nos fortalece (2Timoteo 2:1)

Dios de toda Gracia (1Pedro 5:10)


El espíritu nos capacita para cumplir la ley del amor 5:13-15

No debemos irnos a extremos, hay quienes pueden pensar en libertad como libertinaje y nos
obligan a seguir normas para no abusar de nuestra libertad cristiana.

Pablo explica que el creyente es libre de pecado y libre para seguir a Cristo

Pueden pensar que, si quitamos las leyes y normas, habrá caos

Existe el peligro, pero no porque la gracia de Dios falle, sino porque nosotros no procedemos
según su gracia hebreos 12: 15

1 Pedro 5:12 si hay una verdadera gracia, entonces existe la falsa, y los falsos maestros convierten
en libertinaje la gracia de Dios Judas 4

Por lo que al fin y al cabo reina el amor por sobre todas las cosas

No vamos a mentir, robar, matar a nadie mientras le amemos, así como amamos a Cristo, por lo
que la ley ya no es necesaria mientras el amor de Cristo esté en nuestras vidas.

Romanos 13:8-14

El espíritu santo es que el nos da el amor que necesitamos para amar a otros.

El espíritu santo nos capacita para vencer la carne 5: 16-21;24

La carne no es el cuerpo, porque si el cuerpo es controlado por el espíritu santo entonces no


pecamos. El espíritu y la carne tienen deseos distintos para nosotros.

2 Pedro 2:19-22

Otro ejemplo

Génesis 8:6,7 Noé envía un cuervo

Génesis 8:8-12 La paloma vuelve con la señal de tierra y cuando no vuelve, supo que encontró
tierra donde asentarse

Por esto existe una lucha dentro de nosotros, es continua

El hombre natural no tiene idea de esta lucha porque no tiene el espíritu

Debemos dejar que el espíritu Santo sea nuestra guía

Conocemos que el hombre no puede vencer el pecado por la fuerza de voluntad (vs17). Y pablo
explica en Romanos 7:15;19. Podemos llegar a la victoria contra el pecado, pero no es por fuerza
de voluntad humana.

El vs 18 literalmente nos dice que, si voluntariamente somos guiados por el espíritu, entonces no
estamos bajo la ley.
El espíritu Santo escribe la ley de Dios en nuestros corazones (hebreos 10: 14-17) (2Corintios 3)

Salmos 49:8. Ser guiados por el Espíritu y andar en el espíritu es lo contrario a rendirse a los
deseos de la carne.

Obras de la carne vs Fruto del espíritu

Listas similares: Marcos 7:20-23 Romanos 1:29-32 1 Timoteo 1:9,10 2Timoteo 3:2-5

3 categorías:

Los pecados sensuales, El adulterio es el acto sexual ilícito entre personas casadas, fornicación
refiere a personas no casadas.

La inmundicia significa corrupción de corazón y mente que contamina. Tito 1:15

La lascivia se refiere a un a un deseo desenfrenado y desvergonzado

Esto era parte del día a día para el imperio romano, y hoy en día nuevamente.

Borracheras y orgías lo mismo

Los pecados supersticiosos, la idolatría, estimar a otras cosas por encima de Dios.

Mateo 4:10 Cristo dijo que uno sirve a lo que adora, podemos ser culpables de idolatría por ocupar
más tiempo en el auto, la casa, deportes, o placeres en vez de servir a Cristo (Colosenses 3:5)

Hechicerías se refiere al uso de drogas, farmakeia. Drogas para producir efectos maléficos.

La brujería y toda actividad ocultista está prohibida Deuteronomio 18:9-22

Los pecados sociales, enemistad es la actitud que provoca y desafía a otros.

Celos son rivalidades, competencias entre si dentro de los creyentes

Ira es la explosión de enojo, y contiendas es la ambición egoísta.

Divisiones y herejías son términos relacionados. El primero es división y el segundo es la formación


de grupos causado por el espíritu partidista.

Líderes de la iglesia que buscan seguidores para sí mismo (Herejía = escoger, partir)

Envidia es el deseo por lo que no tengo, homicidios y borracheras.

Todo el que tenga el hábito de pecar, no heredará el reino de Dios

Pero el hecho de que el creyente esté bajo la ley, sino bajo la gracia, no es razón para pecar.
(Romanos 6:15)
¿Cómo puede un creyente dominar la vieja naturaleza?

El creyente se identifica con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección. Cristo murió por mi
para librarme del pecado, y yo morí en Cristo para destruir el poder del pecado.

Pablo nos dice que la carne ha sido crucificada, y ahora nuestra responsabilidad es obrar a razón
de esto. (Romanos 6:11-13 y Colosenses 3:5-9)

En la carne no mora el bien, solo el pecado. Así que, no debemos confiar en los deseos de la carne
ni proveer para estos. La carne no se sujeta a la ley de Dios (Romanos8:7) y no puede agradar a
Dios (Romanos 8:8) Solo a través del Espíritu Santo podemos hacer morir los deseos de la carne.
Romanos 8:13

El espíritu nos capacita para producir fruto

El nuevo testamento habla de varias clases de fruto:

Almas ganadas a Cristo (Romanos 1:13)

Una vida santa (Romanos 6:12)

Ofrendas traídas a Dios (Romanos 15:26-28)

Alabanza (hebreos 13:15)

Las primeras 3 características que se refieren a Dios en nuestra vida:

Pablo comienza con el amor, ya que todos los demás son un resultado del amor. Amor Ágape o
amor divino es un don de Dios (Romanos 5:5) y debemos cultivarlo y orar para que crezca
(Filipenses 1:9)

Cuando vivimos en amor experimentamos el gozo. El optimismo santo que nos da seguir a Cristo
(Ver Filipenses 4:10-20)

El amor y el gozo producen la paz de Dios (Filipenses 4:7)

Tres características que se refieren a “otros”

Paciencia, benignidad, bondad

Tres características que se refieren a “uno mismo”

Fe, mansedumbre, templanza

Debemos llevar mucho fruto, y la única forma de llevar bien este fruto es a través del espíritu
Santo, es el que nos ayuda y el que nos quita de los deseos de la carne.

Podemos cumplir la ley del amor, vencer la carne y llevar fruto gracias al Espíritu Santo que obra
en nuestras vidas.
Conclusiones.

Al dejar la libertad de Cristo por la ley perdemos muchas cosas. Estamos prácticamente
desechando el yugo de Cristo, que es de carga ligera y benigna, y lo estamos reemplazando por un
yugo de carga pesada cuya carga no podemos cargar, y que por mucho que lo intentemos
fracasamos inmensamente. Es imposible sobrellevar el yugo de la ley porque nada de lo que
hagamos nos hará lograr ser más santos o estar más cerca de Cristo si no es Cristo mismo el que
nos lleve a la santidad. Esto es, que confiemos en Cristo y no en nuestras fuerzas. El yugo de Cristo
es de ligera carga ya que Dios nos promete en su escritura que no seremos tentados más de lo que
podemos resistir, y tenemos a nuestra disposición todas las riquezas y herramientas que Dios nos
entrega para resistir el pecar. En un principio puede que intentemos agradar a Dios, pero si las
normas y leyes se hacen dogma en nuestra vida entonces no estamos creciendo para Dios si no
que estamos alimentando nuestro ego.

El espíritu Santo juega un papel fundamental en nuestra vida de creyentes, nuestra voluntad
propia jamás nos salvará ni nos ayudará a ser más santos ya que nuestras fuerzas están en la
dirección del pecado, por nuestra condición de pecadores. Más el espíritu Santo que recibimos al
ser hijos de Dios nos instruye, capacita, advierte y enseña. Él espíritu Santo es aquel que nos ayuda
a llevar nuestra carga y eliminar el pecado en nuestra vida, si queremos terminar un pecado que
nos molesta no debemos confiar en nuestra voluntad sino en el espíritu Santo. Además el Espíritu
nos da el llevar fruto, y como cristianos tenemos como mandato el llevar mucho fruto, teniendo
las características que Dios quiere en nuestra vida y además plantando el fruto de nuestra
salvación para que crezca y dé más fruto en Cristo.

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