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PALEOHISTORIA E HISTORIA DE

ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO


DE LECTURA

PROF. ELIANA BERTERO


PALEOHISTORIA E HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO DE LECTURA

INTRODUCCIÓN
Este cuadernillo tiene como propósito acompañar la lectura de la bibliografía obligatoria, posibilitando
su comprensión/análisis y apropiación. Encontrarás una breve contextualización de cada una de las
unidades y temas del programa de la asignatura. Para abordar los textos te proponemos guías de
lectura y actividades de síntesis, que encontrarán al final de cada tema y/o unidad.
También resulta imprescindible la aproximación a la especificidad del lenguaje, dado que cada
disciplina ha ido construyendo su propio bagaje conceptual. Es necesario que desde el comienzo
incorpores una terminología específica, y un vocabulario adecuado. Para ello, contaremos no sólo con
este cuadernillo sino también con un glosario y el material producido por la cátedra disponible en el
aula virtual.

PRESENTACIÓN DE LA MATERIA
Paleohistoria e historia de Asia y África, comprende un vasto arco temporal y espacial, que partiendo
del proceso de hominización, transita por las primeras sociedades estatales para desembocar en las
primeras formaciones imperiales. A partir de este marco, el programa de la asignatura está diseñado
con un doble propósito. El primero, es acercar a lxs estudiantes a los problemas teóricos y
metodológicos que plantea el objeto de estudio de la Paleohistoria. Este puede ser abordado desde
diferentes disciplinas como la arqueología, la antropología, la paleoantropología, la paleobotánica, la
etnohistoria y otras muchas que brindan herramientas que permiten acceder a este objeto de
conocimiento.
Se utiliza la denominación de Paleohistoria y no Prehistoria, para referir a los tiempos del Paleolítico y
Neolítico (2.000.000-15.000 a.C). El prefijo “paleo” significa antiguo, es decir que estaría haciendo
referencia al período más lejano de la propia Historia, al que se accede sólo a través de fuentes
arqueológicas y de las disciplinas antes nombradas. A su vez, todos esos testimonios recabados
necesitan ser interpelados desde marcos teóricos a los que recurren los diferentes investigadores para
poder interpretar las evidencias. Se refiere a un período de larga duración, en el que no se encuentran
protagonistas individuales registrados con nombres y apellidos para una historia fáctica, pero sí
procesos históricos y momentos fundantes del desarrollo de la humanidad.
El segundo, es brindarles un conocimiento general sobre la emergencia y desarrollo de las sociedades
complejas en el Cercano Oriente. La historia de estas sociedades tiene un intercambio fluido con
disciplinas afines a la arqueología, pero el mayor caudal de información se obtiene de los testimonios
escritos que se convierten en fuentes cuando el historiador los interroga. La selección de contenidos se
piensa no como mera yuxtaposición de información sino teniendo en cuenta que... "desde la
perspectiva constructivista se entiende que el contenido está conformado además por conceptos,
operaciones, hábitos, normas, actitudes, destrezas, valores, teorías, etc. (Sanjurjo - Vera, 1994). La
perspectiva es entonces problematizar cuestiones que permitan a los/las estudiantes comprender
estas sociedades en sus particularidades en tiempo y en espacio. El abordaje de Las sociedades del
antiguo cercano oriente resulta importante en tanto ofician de laboratorio privilegiado para el estudio

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de fenómenos de notable interés para la reconstrucción histórica de las sociedades humanas, como
por ejemplo el desarrollo de las sociedades complejas o estatales. Es imprescindible el tratamiento
teórico y empírico de esta temática siendo las primeras formaciones estatales de la historia las
surgidas en Ios valles fluviales del Éufrates y el Tigris así como del Nilo. Es importante tener en cuenta
el carácter fuertemente polémico de las distintas posiciones teóricas, la complejidad argumentativa y
la incursión en discursos provenientes de diferentes disciplinas sociales preocupadas por la temática
de la estatalidad. Conjuntamente con la problemática del origen del Estado, otras como el
funcionamiento del poder político, los sistemas económicos de explotación, La diferenciación social,
las formas de trabajo, la propiedad de la tierra, el intercambio de bienes, personas e ideas, el
militarismo, las concepciones ideológico-religiosas, ]as relaciones interétnicas, etc. constituyen
problemáticas a abordar en esta materia, necesariamente recortadas témporo—espacialmente.
Finalmente, se propone desarrollar planteos teórico-metodológicos con posturas críticas que permitan
superar pensamientos prejuiciados de alteridad y unilinealidad que tienden a entender a la
paleohistoria como un período monolítico y sin mayores especificidades y al antiguo oriente como
campo de estudios de sociedades inferiores. La deconstrucción de esas miradas etno y sobre todo
eurocentrista constituye un objetivo central de esta unidad curricular.

PROPÓSITOS
- Iniciar en el análisis histórico y la comprensión de los modos en que se construye este conocimiento,
brindándoles los primeros rudimentos teóricos y metodológicos de las Ciencias Sociales, de la Historia
en particular.
- Propiciar un conocimiento global y problematizador de los procesos históricos que la asignatura
comprende, y un manejo riguroso de los conceptos teóricos que posibilite el análisis y la comprensión
de las primeras sociedades humanas y las sociedades del cercano oriente antiguo.
- Viabilizar un proceso de enseñanza que se aproxime al quehacer del historiador, evitando
dependencia del docente y promoviendo actitudes de búsqueda, planteo de hipótesis, redimensión del
lugar del error en el aprender, aceptación de la provisoriedad de los saberes.
- Promover actividades que posibiliten la expresión oral y escrita, a partir de la argumentación,
explicación, valoración y jerarquización.

CONTENIDOS TEMÁTICOS
Paleohistoria
Unidad 1:
1. A)-. Arqueología: definición y objeto de estudio. El registro arqueológico. La periodización: distintas
formas de organizar el tiempo y los criterios subyacentes, periodizaciones clásicas. La prehistoria:
surgimiento del término. Historia y prehistoria: debates. Las discusiones en torno a los orígenes: el
proceso de hominización.

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1. B)- Las sociedades cazadoras recolectoras. Su organización económico-social: subsistencia,


tecnología, Liderazgo, formas de resolución de conflictos, división del trabajo, concepciones, arte, etc.
El tránsito a las sociedades productoras de alimentos: la revolución neolítica. Debates en torno al
proceso de neolitización.

Bibliografía básica
1. A
- BELLELLI, CRISTINA (2001). "Arqueología: cómo el presente devela el pasado", en La Trama cultural.
Textos de Antropología y Arqueología. Buenos Aires: Caligraf. 2001.
- FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, V. (2007). Prehistoria. El largo camino de la humanidad. Madrid: Alianza.
Capítulo 1: ¿Datos y teorías? Pp. 21-41.
- GÓMEZ CASTANEDO, A. (2004). "África, homínidos y el origen del linaje humano". En Revista Historia
16, nº 337, pp. 22-34.

1. B
- CLASTRES, P. Investigaciones en antropología política, Barcelona, Gedisa, 1996. Cap. 6 y 8.
- A. GREEN Y C. GILETTA, "El trabajo en las sociedades cazadoras recolectoras". En Cuadernillo de
Olimpíada de Historia de la República Argentina: El mundo del trabajo en sociedades no capitalistas y
las formas de resistencia de los trabajadores.
- SHALINS, M. La economía en la Edad de Piedra. Akal, Madrid, 1983. Cap. 1
- FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, V. (2007), óp. cit. Cap. 4 “El gran cambio. Inicios de la agricultura y la
domesticación”. Pp. 129 a 157.

. Unidad 2:
El proceso de complejización social en el Cercano Oriente Antiguo. Perspectivas teóricas
- Intentos de explicación de los orígenes del estado y concepciones sobre el mismo (¿función o
explotación?) Evolucionismo / discontinuismo.
- El Cercano Oriente y el antiguo Egipto como problemas históricos. Problemáticas en el abordaje de
las sociedades próximo orientales antiguas. Las fuentes arqueológicas y escritas: alcances y
limitaciones.

Bibliografía básica
- CAMPAGNO, M. "Hacia un uso no-evolucionista del concepto de “sociedades de jefatura”, en Boletín
de Antropología Americana, No. 36 (julio 2000), pp. 137-148
- CAMPAGNO, M. El origen de los primeros Estados. Eudeba, Bs. As., 2007. Cap. 2, 3 y 6.
- DI BENNARDIS, C. (2011). ¿Discutir el origen del estado o discutir las especificidades de los estados
en la antigüedad? El caso Mesopotamia III y II milenios a. C. en: Ames, C. y Sagristani, M. Actas de las

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III Jornadas Nacionales de Historia Antigua - II Jornadas Internacionales de Historia Antigua. Córdoba:
Argentina: Universidad Nacional de Córdoba: 86-103.
- GONZÁLEZ-WAGNER C. (1993) El próximo oriente antiguo, Madrid, Editorial Síntesis. Vol I. Cap. 1 y 2.
- GODELIER, M. (1980): “Procesos de la constitución de la diversidad y las bases del Estado”, en:
Revista Internacional de Ciencias Sociales, Vol XXXII, N°4, Paris, UNESCO.

. Unidad 3:
El proceso de complejización social en Egipto y Mesopotamia (IV-II milenio a.C.)
- Surgimiento y organización de las tempranas sociedades estatales. El fenómeno urbano. Realeza.
Aparato burocrático y militar. Formas de justificación y mantenimiento del orden. Economía agraria.
División social del trabajo. Estratificación social. Excedente. Tributo. Intercambio.
- Los procesos de desintegración del orden social.

Bibliografía básica
(Egipto)
- CAMPAGNO, M. (2005) “Dinámicas políticas en el valle del Nilo durante el período Predinástico
Tardío: el lugar de los Proto-estados”, en: DE BERNARDI, Cristina y SILVA CASTILLO, Jorge (Comp.) El
Cercano Oriente antiguo. Nuevas miradas sobre viejos problemas, UNR, El colegio de México, Rosario,
pp.85-99
- DIBURZI N., BIANCO, D. "El trabajo en las sociedades antiguas y las resistencias de los
trabajadores." En Cuadernillo de Olimpíada de Historia de la República Argentina: El mundo del trabajo
en sociedades no capitalistas y las formas de resistencia de los trabajadores.
- KUHRT, A. (2000), El Oriente Próximo en la Antigüedad, l c 3000 – 330 a.C. Barcelona. Crítica.
Cap. 3 (Puntos: 3.1 La formación del Estado Egipcio; 3.2 Egipto Durante el Imperio Antiguo)

(Mesopotamia)
- GONZÁLEZ-WAGNER C. (1993), op. cit. Cap 2. Y 3 “El urbanismo y el nacimiento de la
civilización y el Estado.” (pp. 61 a 106)
- LIVERANI, M. El cercano oriente. Economía, Sociedad y estado. Critica, Barcelona, 1995.
Capítulo 4 y 6.

Unidad 4
El Cercano Oriente en el ll y l milenio a. C.
- Transformaciones y ampliación del mapa geopolítico. Formación de grandes espacios de dominación:
las formaciones imperiales. Categorías teóricas para su análisis. Bases económicas sociales e
ideológicas. Análisis de casos: imperios del segundo milenio: la Babilonia de Hammurabi. El Imperio
Nuevo egipcio en el contexto del equilibrio regional del Bronce Tardío (-1600 –1200).
- Crisis del siglo XII. Interrupción de las relaciones interregionales, tributarias, comerciales.

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- Los imperios del primer milenio: neo-asirios, neo-babilónicos y persas aqueménidas. Distintas formas
de dominación.

Bibliografía básica
- BEAULIEU, PAUL-ALAIN (2005) “World hegemony 900-300 BCE”, en: SNELL, Daniel (Ed.) A
companion to the ancient Near East, Blackwell, Oxford, pp. 48-61.
- GODDEERIS, Anne (2007) “The Old Babylonian economy” (La economía paleobabilónica), en:
LEICK, Gwendolyn The Babylonian World, Londres: Routledge, pp. 198-209
- GONZÁLEZ-WAGNER C. (1993) El próximo oriente antiguo Vol. I, op.cit. Cap. 7.
- GONZÁLEZ WAGNER, C. (2001), El próximo oriente antiguo Vol. II, Madrid, Ed. Síntesis, Cap. 5
pp. 129 a 159.
- KUHRT A. Capitulo 4: “El Egipto imperial: El imperio Nuevo” (fragmentos 215-219; 243-253).
Capítulo 6: “Siria y Levante”. Punto 4: El imperio egipcio en Siria-Plaestina
- LIVERANI, M. op. cit. Capítulo 8 “El imperio de Akkad” y Cap. 14 "Hammurabi de Babilonia"
- MANN, M. (1991), Las fuentes del poder social I. Madrid. Alianza. Capitulo 5 (pp. 164 a 173)
- LIVERANI, M., op. cit., Capítulo 22: Crisis y reestructuración.
- MANN, M., op.cit., Capítulo 8: “La revitalización de los imperios de dominación: Asiria y Persia”.

La bibliografía podrá ser ampliada en función de las necesidades que plantee el desarrollo de las
temáticas.

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UNIDAD 1
Esta primera unidad que corresponde al marco temporal que denominamos Paleohistoria, tiene como
propósito conocer y comprender el pasado más antiguo de la humanidad, las primeras sociedades y a
la vez, los modos en que historiadores, arqueólogos, antropólogos y otros investigadores, han
construido conocimientos acerca de las mismas. Esta producción de conocimientos, históricamente
situada, y los debates suscitados entre especialistas, constituyen también el objeto de estudio de la
asignatura.
Los marcos conceptuales elaborados y/o utilizados para la aprehensión de las primeras sociedades
son de fundamental importancia ya que pueden facilitar o por el contrario dificultar dicha aprehensión.
Baste un ejemplo: caracterizar a estas sociedades como sociedades de la escasez connota una
postura teórica, por el contrario decir de ellas que eran sociedades opulentas no sólo plantea otra
postura sino que implica interpretaciones radicalmente diferentes de dichas sociedades.
Siguiendo a Lewis Binford 1, los grandes interrogantes que subsisten y requieren una investigación que
comprenda amplios períodos de tiempo y extensas áreas geográficas, podrían enunciarse de la
siguiente manera: ¿qué antigüedad tiene el comportamiento típicamente humano?, ¿todas las
características que consideramos puramente humanas se iniciaron al mismo tiempo o bien eran
emergentes, es decir, surgidas en contextos diferentes?, ¿fue el contexto de caza en el cual el
procesamiento de la información jugó un papel importante para nuestra evolución? ¿Por qué el
hombre intensificó la producción de alimentos? ¿Qué significa realmente la agricultura? ¿Qué
readaptaciones implicó por parte de la especie? ¿Cuáles fueron las causas que motivaron un nuevo
estilo de vida en los orígenes de la civilización? 2 Con respecto a este último interrogante, la Prehistoria,
la Arqueología, empiezan a relacionarse con la Historia, la Filosofía Política y otras Ciencias Sociales.
Para las cuestiones anteriores se carece de información histórica escrita.

1. A) Historia de la Prehistoria y de la Arqueología prehistórica

“(…) Si la Arqueología se ocupa del pasado ¿en qué modo se diferencia de la Historia? En su sentido
más amplio, como el que considera que la arqueología es un aspecto de la antropología, también
forma parte de la historia, entendida como la crónica completa de la humanidad desde sus comienzos
hace unos tres millones de años. Claro que para más del 99% de ese enorme lapso de tiempo, la
arqueología – el estudio de la cultura material del pasado – es la única fuente significativa de

1 Binford, Lewis, En busca del pasado, Barcelona, Crítica, 1988 (1983), pp. 30-34. Lewis Binford es un arqueólogo
y etnoarqueólogo representante de la Nueva Arqueología de los años 60, que asume una "lucha por el
significado", esto es, conseguir unas interpretaciones que puedan relacionarse con los hallazgos arqueológicos de
un modo coherente y justificable, mediante procesos fidedignos de inferencia. Sobre estas cuestiones volveremos.
2 Según Colin Renfrew, es difícil definir la civilización por lo cual los antropólogos centran su atención en la

organización de una sociedad ya estratificada, con una autoridad gubernamental centralizada, en la cual el uso
legalizado de la fuerza es el elemento que sostiene la autoridad del Estado. Sociedades "de nuevo cuño en las que
el hombre vive en un medio que es casi por completo creación suya". Desde una perspectiva más simple se
plantean sociedades caracterizadas por aglomeraciones de unos 5.000 habitantes, la existencia de una lengua
escrita y centros monumentales para la celebración de ceremonias. La civilización, sin importar cómo se la defina,
no es un acontecimiento único, porque han aparecido civilizaciones en diferentes tiempos y lugares. Otro
problema es justamente el de los orígenes, en torno al cual se sigue debatiendo. Renfrew, Colin, “La aparición de
la civilización”, en Cotterell, Arthur, ed., Historia de las civilizaciones antiguas, Barcelona, Crítica, 1984.

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información (…) Las fuentes históricas convencionales sólo comienzan con el nacimiento del
documento escrito, que se produjo en Asia Occidental en el 3000 a.C. aproximadamente, y bastante
más tarde en las restantes partes del mundo (…) Por esta razón es bastante común la distinción que se
hace entre prehistoria – el período anterior a la escritura – e historia en el sentido estricto, que supone
el estudio del pasado a través de la evidencia escrita. No obstante… la arqueología puede contribuir en
gran medida a la comprensión incluso de aquellos períodos y lugares donde existen documentos,
inscripciones y otras evidencias literarias (…)”
Colin Renfrew – Paul Bahn, Arqueología. Teorías, métodos y prácticas, Madrid, Akal, 1993, p. 10.

En las primeras décadas del siglo XIX las personas cultas en Europa creían que el mundo había sido
creado en el 4004 A.C. según la interpretación bíblica aún vigente y que el pasado más remoto, todo lo
que de él podía conocerse, había que buscarlo en los textos antiguos del Próximo Oriente y
grecorromanos.
En la medida que se fue reconociendo que los orígenes del hombre se hundían mucho más en el
pasado3, la noción bíblica de que el mundo y todo lo existente había sido creado y que lo había sido
hacía sólo unos pocos milenios ya no pudo seguir siendo aceptada. Se hizo necesaria una “prehistoria”
de la humanidad. El propio término “prehistoria” se generalizó después de la publicación de Prehistoria
Times (1865) de John Lubbock.
Lo que hizo retroceder la antigüedad de los “tiempos remotos” fueron los hallazgos (de restos fósiles,
humanos u homínidos, de animales, de útiles) pero, por sobre todo, la posibilidad de “ver” con otros
ojos lo que se hallaba. Esto es, poder reconocer un hacha pulimentada en vez de una piedra de rayo,
unos restos de homo en vez de unos de un mono grande, restos fósiles en vez de minerales con formas
extrañas; en fin, poder reconocer que las capas geológicas contenían la “historia de la tierra y de la
vida, que muchas cosas no eran como durante siglos se había pensado que eran. El lento
reconocimiento de la mayor antigüedad del hombre, la Teoría de la Evolución de Darwin y el sistema
de las Tres Edades4, proporcionaron un marco para el estudio del lejano pasado y para plantearse
preguntas sobre él.
Las ideas de Darwin influyeron en la consideración de que las culturas humanas habían evolucionado.
Por ejemplo, se idearon esquemas evolutivos de los artefactos, lo que originó el método tipológico, con
el ordenamiento de éstos en secuencias cronológicas de desarrollo. También se dio una influencia en

3 El empecinamiento de Boucher de Perthes en cuanto a que las piedras talladas, asociadas a huesos de animales
extinguidos, indicaban la existencia del hombre “antediluviano”, muy anterior a lo que se sostenía por entonces,
contribuyó, no sin resistencias de la sociedad y en particular de la comunidad científica de la época (mediados del
siglo XIX), al reconocimiento de la mayor antigüedad del hombre. Los hallazgos fósiles de homo y de homínidos,
entre los siglos XIX y XX, llevaron cada vez más hacia atrás los orígenes humanos.
4 En 1836, el estudioso danés C. J. Thomsen (1788-1865) publicó su guía del “Museo Nacional de Copenhague”.

En él proponía que las colecciones (de artefactos u objetos descubiertos) se dividieran entre las procedentes de la
Edad de Piedra, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, y esta clasificación fue considerada de utilidad por
eruditos de toda Europa. Más tarde, se estableció una subdivisión de la primera entre Paleolítico o Antigua Edad
de Piedra y Neolítico o Nueva Edad de Piedra. Estos términos fueron menos aplicables a África, donde no se
empleaba el bronce al sur del Sahara o a América, en la que el bronce era poco importante y no se utilizaba el
hierro antes de la conquista europea. Pero fue un avance conceptualmente significativo. Estableció el principio de
que, estudiando y clasificando los artefactos prehistóricos, se podía llevar a cabo una ordenación cronológica, y se
podría decir algo de los períodos en cuestión. RENFREW C. Y BAHN, P. (1993). Arqueología. Teorías, métodos y
práctica, Madrid, Akal.

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cuanto a la aplicación de principios de evolución a la organización y esto, a través de pensadores


sociales, entre ellos Karl Marx, a su vez influido, por el antropólogo americano Lewis Morgan quien
sostenía, hacia 1870, que las sociedades humanas habían evolucionado desde un estadio de
salvajismo (caza), a través de la barbarie (agricultura) hasta la civilización (forma superior de
sociedad). Si bien el evolucionismo está presente en estas dos formas de entender el desarrollo social,
éstas se diferencian claramente ya que la primera pone el acento en la evolución de los artefactos y la
segunda en los modos de subsistencia.
Algunas de estas ideas provenían del convencimiento de que el estudio de comunidades vivientes
podía ayudar a comprender el modo de vida de los antepasados (enfoque etnográfico). Morgan, por
ejemplo, se basó en el conocimiento de los indios norteamericanos vivos. La noción de que el hombre
había vivido una vez en una especie de comunismo primitivo influyó en Marx y Engels y, en particular,
en sus escritos sobre las sociedades precapitalistas.
Durante las primeras décadas del siglo XX, estudiosos de las sociedades prehistóricas realizaron
contribuciones significativas. Gordon Childe (1892-1957), por ejemplo, no sólo se preocupó por
describir y datar artefactos, observar su asociación con otros materiales, establecer a quién o a
quienes pertenecían, sino también dar razón de sus orígenes. Trató de resolver la pregunta acerca de
los orígenes de la Civilización en el Próximo Oriente. Influenciado por las ideas de Marx y por la
reciente revolución rusa, propuso que se había producido una Revolución Neolítica y más tarde una
Revolución Urbana. Fue uno de los primeros arqueólogos en plantearse el por qué del cambio cultural.
Sus contemporáneos estaban más preocupados por establecer cronologías y secuencias culturales.

Actividad Nº 1

El texto precedente, para cuya elaboración se tuvo en cuenta el aporte del libro citado de Renfrew y
Bahn, pretende ser una introducción útil para la lectura y comprensión de los siguientes textos:

- BELLELLI, CRISTINA (2001). "Arqueología: cómo el presente devela el pasado", en La Trama cultural.
Textos de Antropología y Arqueología. Buenos Aires: Caligraf. 2001.
- FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, V. (2007). Prehistoria. El largo camino de la humanidad. Madrid: Alianza.
Capítulo 1: ¿Datos y teorías? Pp. 21-41.

1- ¿Qué informaciones, ideas o consideraciones respecto de la ciencia arqueológica, que aparecen en


los textos le resultan significativas? Trate de expresarlas brevemente a modo de listado. Redacte, a
continuación, un párrafo en el que exprese el por qué de esa significatividad.
2- Con respecto a los planteos de los autores seleccione:
Ideas y concepciones que operaron como obstáculos para la interpretación de la evidencia
arqueológica. Las transformaciones que la disciplina prehistoria ha experimentado en los siglos XIX y

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XX. ¿Por qué las ciencias naturales tuvieron un papel importante en la configuración de la prehistoria
como disciplina? ¿Qué aportes introduce la llamada nueva arqueología?
3- Relea los interrogantes o problemas que ocupan hoy a los especialistas (aparecen en la
Presentación). ¿Considera Ud. que ellos o algunos de ellos estaban presentes en las preocupaciones de
la disciplina a comienzos del siglo XX? Fundamente.

* Los tiempos “prehistóricos”. Duración y cambio


“…En los últimos 200 años han pasado más cosas que en los 50000 anteriores, y en los últimos
50000 años, más que en los dos millones de años anteriores. No hay nada de importancia comparable
a la del proceso por el cual surgieron los primeros hombres del mundo de los primates no humanos.
Desde el punto de vista biológico el resto del libro podría caber en un apéndice. En cambio desde el
punto de vista histórico, no resulta irracional comprimir esta fase vital en un capítulo inicial y asignar
los otros 10 capítulos a los 50.000 años durante los cuales los hombres se han apoderado de la
tierra…”
Graham Clark, La Prehistoria, Madrid, Alianza, 1987. (Prefacio a la tercera edición.)

Considerando a los tiempos prehistóricos como los más antiguos de la historia de la humanidad, su
estudio involucra cuestiones tales como el origen del género humano, su evolución, las primeras
sociedades… Y para aproximarse a su conocimiento los especialistas cuentan, como lo expresan
Renfrew y Bahn, con la “cultura material”; agregaríamos, con los restos de la cultura material, es decir,
con lo que queda de ella en el presente, en el registro arqueológico. Si la línea divisoria (convencional)
entre prehistoria e historia puede trazarse según se cuente o no con evidencia escrita y ésta, como
hemos visto, no tiene mucho más de 5.000 años de antigüedad, queda claro que casi toda la historia
es prehistoria. Esto nos remite a explicitar el criterio que justifica la afirmación: se reconoce el inicio de
la prehistoria con la existencia de los más antiguos (hasta ahora) representantes de nuestra familia
homínida, lo que nos lleva a unos tres millones y medio de años atrás.
Ahora bien, éste no es el único criterio para considerar la duración de los tiempos prehistóricos. Dicho
desde otra perspectiva, ¿de qué tiempos, no sólo de qué problema se ocupa un prehistoriador? O
como dice Clark, ¿dónde debería empezar un libro sobre la prehistoria universal y dónde terminar? Su
respuesta es una, seguramente otras pueden ser formuladas sin que ello altere el reconocimiento de
la inmensa duración de los tiempos prehistóricos.
Tratar el tiempo es reflejar una realidad compleja y cambiante. Aunque los cambios en la prehistoria
hayan sido lentos, existieron épocas de aceleración 5. La periodización es una operación intelectual con
la que se pretende representar el desarrollo de esa realidad construyendo artificialmente segmentos,
en la continuidad temporal. De esta operación se pretende que posibilite identificar distintos tipos de
sociedades, obtener una visión general sobre una época, distinguir conceptos atendiendo a su
adecuación temporal, detectar líneas de desarrollo, percibir el cambio social.

5 El ritmo de desarrollo de los fenómenos sociales es diverso. Uno de los usos del término revolución refiere a
cambios cualitativos y a la velocidad de esos cambios. Por ejemplo, la “revolución neolítica” se generaliza entre el
9000 A. C. y el 6000 A. C. a escala planetaria; si pensamos en los milenios en que el hombre sobrevivió sin
domesticar plantas y animales, podremos apreciar esta cuestión, la de los ritmos del cambio.

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La división de prehistoria e historia y de ésta en una sucesión de edades, está basada en una
determinada visión de la historia europea y en la sobrevaloración del testimonio escrito. La pretensión
universalista de esta periodización y de los criterios que en ella subyacen implica un rasgo
eurocéntrico: la universalización de lo observado en un caso particular supone la presentación de una
cultura como modelo de desarrollo. Las etapas y su sucesión se presentan como necesarias y de aquí
se deriva la indispensabilidad de cada etapa, la linealidad del progreso, la teleología. Se desconoce así
a la acción humana y a la dinámica social.

Actividad Nº 2

Las siguientes son citas extraídas de Moses Finley, Uso y abuso de la historia, Barcelona, Crítica, 1984
(3º edición), 1975 (1º edición en inglés).

“… hoy son más los historiadores de la antigüedad clásica y del Cercano Oriente que saben de la
necesidad de la evidencia arqueológica…”
“si los cauces por los que discurre la evolución de la arqueología se están alejando tanto de las
cuestiones que tradicionalmente les han formulado los historiadores a los arqueólogos… el abismo
entre los dos crecerá en vez de disminuir…”
“…hemos advertido suficientes veces que objetos idénticos según ordenaciones idénticas pueden
resultar de diferentes regímenes socio - económicos…”
“Y tal vez cupiera repetir que, según todas las evidencias que poseemos, no es factible inferir
ordenamientos o instituciones sociales, actitudes o creencias sobre la base única de objetos
materiales…”
“…Las mujeres de Asia Central llevaban a sus tumbas arneses de caballo en cierto período, y en otros
prefirieron pendientes y espejos, pero ninguna tábula de correlaciones podrá desvelarnos el
pensamiento y los juicios de valor que estaban tras esos hábitos. Ha de admitirse que este último tipo
de interés precisa cierta especulación que comporta un bajo índice de fiabilidad…”
El profesor Finley es un eminente especialista en historia antigua grecorromana.

Propuesta de actividad
¿Qué ideas acerca de la relación entre historia y arqueología puede establecer a partir de las citas?
Ud. es un Nuevo Arqueólogo de la época de la primera edición en inglés de Uso y abuso de la historia.
Redacte un texto en el que confronte sus ideas con las de Finley.

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* Las discusiones en torno a los orígenes: el proceso de hominización


En este punto abordaremos las características del proceso evolutivo denominado hominización. Este
proceso, en tanto historia evolutiva de nuestra especie, comprende el surgimiento de la cultura. A lo
largo de millones de años, las fuerzas selectivas favorecieron el desarrollo de la inteligencia y de las
capacidades de autoreflexión y pensamiento abstracto, que constituyen la base biológica de la cultura
tal como nosotros la entendemos. Tradicionalmente, los antropólogos han visto a la cultura como un
conjunto de características exclusivamente humanas: tecnología, lenguaje, tradición, sistemas
simbólicos, etc. Sin embargo, estudios actuales llevados a cabo fundamentalmente por biólogos
evolutivos han logrado establecer que muchos comportamientos sofisticados y flexibles vinculados a la
confección de herramientas, la comunicación y el lenguaje, el parentesco, las jerarquías y las
invenciones (entre otros) existen también entre los actuales primates no humanos. Es por ello que
muchos científicos se inclinan a considerar que el carácter distintivo de la cultura humana radica en el
gran desarrollo que ha tenido el lenguaje, con sus derivaciones en cuanto a la posibilidad de
simbolización, hecho que permitió ampliar las redes de comunicación, acumulación y transmisión del
conocimiento. Estas características constituyen un fenómeno relativamente reciente en nuestra
historia evolutiva (quizá de sólo 60.000 años de antigüedad). Las capacidades como la autoreflexión y
la capacidad simbólica, parecen haber estado ausentes durante la mayor parte de nuestra historia
evolutiva y nuestros ancestros constituyen la vía de entrada para comprender cómo estas facultades
evolucionaron. Quizá el estudio del proceso de hominización sea el desafío más fascinante para
cualquier antropólogo o arqueólogo, ya que lo enfrenta con el concepto de «diversidad cultural» más
radicalizado que pueda existir, esto es, tratar de entender «la cultura» antes de la cultura misma.
En este sentido, las discusiones en torno a los orígenes, están sometidas a permanentes revisiones
producto de los recientes hallazgos de restos fósiles de los primeros homínidos y los aportes no sólo de
la arqueología sino también de la paleoantropología y la biología.

El texto de CASTANEDO, A. "África, homínidos y el origen del linaje humano". En Revista Historia 16, nº
337, pp. 22-34. 2004, te permitirá profundizar sobre este tema, para ello te sugerimos que tengas en
cuenta los siguientes aspectos:

- Las discusiones que hay en torno a los orígenes del género homo.
- Aspectos que determinan el carácter humano, aportes de nuevas perspectivas científicas.
- Observa los 4 capítulos del documental de la BBC “Caminando con cavernícolas” (disponible en el
aula virtual), y reflexiona acerca de:
- Si bien la teoría darwiniana no está en discusión en su planteo general, algunos científicos se oponen
a pensar la evolución como un proceso lineal y continuo. Por el contrario, sostienen que las especies

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PALEOHISTORIA E HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO DE LECTURA

evolucionaron en forma abrupta entre fracturas. Esto significa que pudieron haber coexistido especies
en distintas etapas de evolución. ¿Qué enfoque muestra el documental? Fundamenten su respuesta.

1. B)- Las sociedades cazadoras recolectoras


En este punto de la unidad I abordaremos las sociedades cazadoras recolectoras, sus características y,
fundamentalmente, los planteos en torno a su interpretación.

Para el desarrollo de esta cuestión recurriremos a los aportes de antropólogos contemporáneos que,
desde diversas perspectivas, realizan revisiones críticas que ponen en entredicho los parámetros a
partir de los cuales la antropología del siglo XIX definió las sociedades “primitivas”. Como veremos,
estas revisiones esclarecen los supuestos e interpelan las conclusiones de la antropología tradicional,
llegando, en algunos casos, a conclusiones antagónicas.

En el campo de la antropología económica –cuyo objeto de estudio lo constituyen la organización y la


práctica económicas en sociedades no occidentales-, el análisis de las economías primitivas se ha
efectuado según los enfoques de las corrientes formalista y sustantivista6.

La corriente formalista se basa en la moderna teoría económica, en su versión neoclásica de fines del
siglo XIX, cuyos conceptos centrales son los de escasez y maximización. Esto significa que las
necesidades son infinitas y los medios son limitados o insuficientes; de ahí que sea preciso maximizar
la producción, con el propósito de alcanzar los mayores fines posibles. La noción de hombre
económico indica que los individuos actuarán racionalmente para optimizar los recursos escasos.

La corriente sustantivista, iniciada por Karl Polanyi7, señala que los conceptos de la teoría económica
resultan inadecuados para la investigación de las sociedades primitivas y arcaicas, pues en ellas la
economía, a diferencia de las sociedades modernas con economía de mercado, no constituye una
esfera autónoma, sino que se halla integrada (embeded) en instituciones que no son en sí mismas de
naturaleza económica.
El sustantivismo enfatiza que las economías de las sociedades primitivas y arcaicas no son una
miniatura de las economías de mercado, sino que difieren radicalmente en cuanto a organización y a

6 Este texto se basa en: Valensi, L. (1989). “Antropología económica”, en La nueva historia, Dirección: Le Goff –
Chartier – Revel, Bilbao, El Mensajero.
7 Hablar de sustantivismo es hablar de Karl Polanyi. Éste nace en Budapest en 1886, trasladándose en 1964 a

Canadá. En 1930 emigra a Inglaterra. Entre 1947 y 1953 imparte clases en la Universidad de Columbia (EUA). La
formulación clásica del sustantivismo la encontramos en el capítulo IV de su libro The Great Transformation
(1944) en el cual se formulan los principios de integración económica (reciprocidad, redistribución e intercambio).
En 1957 Polanyi, Arensberg y Neale publican Trade and Market in the Early Empires (Comercio y mercado en los
imperios antiguos) una colección de estudios de caso sobre instituciones económicas. En 1975, post-mortem, se
publica The livelihood of Man. Molina, J.C (2004). Manual de Antropología. Universidad Autónoma de Barcelona.

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PALEOHISTORIA E HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO DE LECTURA

motivaciones. Desde esta perspectiva, se las denomina economías sin mercado, pues en ellas no se
identifica un mercado formador de precios, regido por la oferta y la demanda8.

Ahora bien, desarrollaremos un poco más la propuesta de Polanyi:


1. La economía, tal como nosotros la percibimos es una construcción social históricamente
determinada.
2. En la sociedad primitiva y en los imperios antiguos la economía no forma una esfera separada de
actividad sino que está incrustada en el resto de instituciones sociales.
3. La pregunta no es por qué comercio, moneda y mercado han estado históricamente separados sino
por qué se han unido en nuestra sociedad. Veamos cada una de ellas:

La economía occidental como hecho histórico. El concepto de economía, tal como nosotros lo
entendemos surgió con los fisiócratas franceses al constatar la existencia de interdependencias entre
las fluctuaciones de precios de trigo, la tierra, bienes, etc: el mercado. En La Gran Transformación
(1944) Polanyi intenta demostrar que la existencia de una economía de mercado, esto es, de un
sistema de mercados autoregulados, es un proceso relativamente reciente en la historia. Este proceso
de hacer de la ganancia el núcleo central de la vida y del sistema económico, de mercantilizar las
personas y las cosas, no ha progresado ininterrumpidamente sino que ha tenido resistencias con
mayor o menor éxito. Por ejemplo, en 1795 en Speenhamland, Inglaterra, los jueces decretaron un
salario mínimo de los pobres, independiente de su nivel de renta y en relación con el precio del pan;
esto es, intentaron limitar el mercado libre de mano de obra. El resultado, como puede preverse
fácilmente, fue devastador: baja productividad y salarios por debajo del nivel de subsistencia. El
intento de creación de un orden capitalista, continúa Polanyi, sin un mercado de mano de obra, había
fracasado.
La economía como esfera autónoma. Según el autor, el trabajo de Malinowski “The primitive
economics of the tobriand islanders” (1921) demostró que la producción y la distribución de bienes
estaba incrustada en relaciones sociales no económicas, como la magia y el parentesco. No existía
una esfera económica separada. Se debe buscar en la intervención del estado, el mercantilismo, la
deus ex machina de la aparición de los sistemas de mercados autorregulados, al constituir mercados
"nacionales" y romper las barreras de los mercados locales (Cf. 1944:73). Sin embargo, ni en la
sociedad feudal ni en el mercantilismo existió un sistema económico separado de la sociedad. La
institucionalización de tal separación ocurrió solamente en el siglo XIX, momento en que la tierra y el
trabajo, la naturaleza y las personas también se convierten, aunque de manera ficticia, pues no han
sido producidas para la venta, en mercancías en una sociedad de mercado.
Moneda, mercado, comercio. ¿Cómo se explica que en la Babilonia de Hammurabi la plata fuese
patrón de valor, la cebada medio de pago y el aceite, la madera y los alimentos básicos medio de
intercambio? La respuesta está en que la moneda ha tenido históricamente cuatro usos que sólo se

8 Polanyi, Karl (1976). Comercio y mercado en los imperios antiguos, Barcelona, Labor.

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unen en nuestra sociedad (medio de cambio, de atesoramiento, de pago y de patrón de valor). En los
imperios antiguos, redistributivos, el intercambio y el comercio son posibles por la legislación divina de
equivalencias (el código de Hammurabi contiene tablas de equivalencias). El comercio y los mercados
han funcionado históricamente fuera de la sociedad en lugar de dentro de ella, es decir, como
sistemas accesorios del modelo global cultural. El comercio a larga distancia es previo al comercio
interior, a mercados segmentados y con fuertes restricciones rituales para garantizar tanto la paz del
mercado como para evitar su extensión indiscriminada. Así tenemos, por ejemplo, sociedades con
comercio pero sin comerciantes. Polanyi documenta diferentes actores de comercio: Tamkarum
(Mesopotamia, valle del Nilo, de clase alta, terratenientes, status elevado, comerciantes, diplomáticos,
banqueros pero sin beneficio directo del intercambio. Las formas de comercio son muy variadas,
pasando por los socios comerciales al comercio silencioso entre desconocidos. Igualmente, ha que
distinguir entre mercado y lugar de mercado, esto es, el hecho de que existan mercados no implica
que exista una sociedad de mercado.
Finalmente, Polanyi apunta lo siguiente:
El gran descubrimiento de la reciente investigación histórica y antropológica es que la economía
humana está sumergida por regla general en las relaciones sociales de los hombres. El hombre no
actúa para salvaguardar sus intereses individuales en la posesión de bienes materiales, sino para
salvaguardar su posición social, sus derechos sociales, sus activos sociales. El hombre evalúa los
bienes materiales sólo en la medida en que sirvan a este fin. (...) Estos intereses serán muy diferentes
en una pequeña comunidad de cazadores o pescadores en relación con los existentes en una vasta
sociedad despótica, pero en ambos casos se administrará el sistema económico por motivaciones no
económicas. (op. cit, pág. 56).

El cuadro que transcribimos a continuación diferencia tres conceptos que son centrales para el
sustantivismo.9

Reciprocidad Redistribución Intercambio


Hace referencia a los Implica la actuación de algún Supone la existencia tanto de
intercambios que tienen lugar tipo de organización central. Los un lugar específico para las
entre individuos de rango bienes son enviados a este transacciones (el mercado)
equivalente: es decir, el canje se centro organizador, o al menos como del tipo de relaciones
realiza más o menos entre éste se apropia de ellos, y luego sociales en que éstas tienen
iguales. Ninguno de ellos ocupa son redistribuidos. Sahlins lugar.
una posición dominante. En sugirió que muchas jefaturas de Implica un sistema de fijación
la práctica, es lo mismo que Polinesia operan de este modo: de precios a través de la
intercambio de regalos. (…) El el jefe redistribuye los negociación. Polanyi afirmó que

9 Valensi, L. (1989). “Antropología económica”, en La nueva historia, op. cit.

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antropólogo americano productos y así se puede este tipo de actividad sentó las
Marshall Sahlins ha indicado superar el problema de la bases de un auténtico sistema
que la generosidad asociada a diversidad geográfica. El de
este intercambio puede ser pescador recibe fruta y el mercado por primera vez en la
definido como reciprocidad trabajador agrícola recibe antigua Grecia, cuando hizo su
positiva, y tiene lugar entre pescado. Este intercambio aparición además la moneda,
parientes cercanos. La puede estar mucho más sustentada en un sistema
reciprocidad equilibrada se da organizado que una serie de monetario bien definido.
entre individuos que se conocen cambios recíprocos
bien y en un contexto social relativamente desestructurados
definido. Y la reciprocidad y es un rasgo propio de
negativa (es decir, el sociedades con una
intercambio en que se trata de organización más centralizada,
ganar más que el compañero como las jefaturas o los
de transacción) actúa entre estados.
extraños o individuos de nivel
social diferente.

Resulta necesario haber partido de estos enfoques para abordar el capítulo escogido de Economía de
la edad de Piedra de Marshall Sahlins (Akal, 1983). Desde un posicionamiento sustantivista,
explicitado en la breve introducción del libro, Sahlins realiza una revisión crítica del planteo tradicional
acerca de la sociedad cazadora recolectora.

Para la lectura del capítulo 1, “La sociedad opulenta primitiva”, recomendamos fijar la atención en los
siguientes puntos:
- Aspectos que han sido enfatizados en los estudios sobre las economías de caza y recolección.
- Caminos por medio de los cuales, según Sahlins, se puede llegar a la opulencia. El autor señala que la
mejor manera de describir a los cazadores consiste en partir de premisas diferentes a las de la
corriente formalista, esto es, visualizar que sus necesidades son finitas y los medios técnicos resultan
adecuados.
- Crítica a la predisposición antropológica a exagerar la ineficiencia económica de los cazadores:
etnocentrismo neolítico y etnocentrismo burgués.
- Rasgos que caracterizan la abundancia material de los cazadores-recolectores.
- Opulencia sin abundancia.
- Rasgos que caracterizan al cazador-recolector como hombre antieconómico.
- Acerca de la subsistencia:

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Horas de trabajo, trabajo intermitente, división sexual del trabajo, ingesta, variedad y abundancia de
alimentos, alimentos preferidos, ocio.
Inclinaciones económicas: prodigalidad y desinterés por almacenar.
Necesidad de movimiento: incompatibilidad entre propiedad y movilidad.
Actitudes del cazador-recolector con respecto a la práctica agrícola (comparación de las horas de
trabajo de los cazadores-recolectores y de los agricultores primitivos).

Para completar la lectura del capítulo de Sahlins, sugerimos utilizar el texto de Green y Giletta, "El
trabajo en las sociedades cazadoras recolectoras", del Cuadernillo de la Olimpíada de Historia de la
República Argentina. También adjuntamos el prefacio de Pierre Clastres para la edición en francés de
La economía de la Edad de Piedra. El texto del prefacio, reeditado bajo el título “La economía
primitiva” forma parte del libro de Clastres, Investigaciones en antropología política (Gedisa, 1996).
Clastres señala que la conceptualización de la economía primitiva como economía de subsistencia, por
parte de la antropología económica clásica, demuestra que las cuestiones científicas han estado
teñidas de ideología (para interpretar esto debemos tener en cuenta la crítica sustantivista). Entre las
páginas 135 y 143, destaca los aportes de Sahlins al conocimiento de las sociedades primitivas y pone
de relieve lo siguiente:

1- El concepto de modalidad doméstica de producción es aplicable a la organización social de los


grupos cazadores-recolectores porque, tanto en una sociedad agrícola sedentaria como en una banda
nómade, cada unidad doméstica funciona como un segmento autónomo del conjunto social y, al
interior de cada unidad predomina la división sexual del trabajo.
2- El trabajo de Sahlins corrobora que las sociedades primitivas son sociedades de rechazo a la
economía, en tanto que la modalidad doméstica de producción funciona como producción para el
consumo y no para el intercambio de excedentes.

Dejando un poco el planteo de Clastres, es importante marcar que la idea de Sahlins de definir a estas
sociedades como opulentas ha sido criticada y matizada en numerosas ocasiones. En primer lugar,
porque el concepto de opulencia implica acumulación de bienes, algo entonces inexistente, y porque
olvida la inseguridad que provoca el depender de una fuente de comida tan impredecible. Estas
críticas sostienen, por ejemplo que en los la oscilación de los recursos es aún mayor. Pero Sahlins se
refería a un “riqueza” ideológica más que material, a que los cazadores recolectores tienen
normalmente todo aquello que subjetivamente necesitan y a que transmiten la impresión a quienes
los han conocido de que parecen y son realmente felices. Trabajos más recientes de Tim Ingold o Nurit
Bird-David, entre otros, muestran que la ideología cazadora recolectora está impregnada por un
sentimiento general de familiaridad y reparto, tanto con el mundo natural como con el propio de los
humanos, que para ellos son el mismo, provocando una sensación de confianza y comunidad con la
naturaleza que está en la base de esa riqueza más bien espiritual. Por otro, la hipótesis de Sahlins ha

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resistido bastante bien hasta hoy, acabando para siempre con aquel escenario terrible de continua
lucha contra el hambre que oscurecía la vida de los “salvajes” frente a los supuestos beneficios que la
luz del progreso había traído a las sociedades agrícolas e industriales. Por eso también contribuyó a
complicar la explicación del comienzo de la agricultura y la domesticación, que hasta entonces se
tendía a ver como un avance lógico y nada problemático, impulsando la aparición de las teorías de la
presión demográfica como la mejor explicación del Neolítico: sólo para alimentar a un número cada
vez mayor de personas se pudo abandonar un sistema económico que había funcionado bien durante
cientos de miles de años, pero que para ello necesitaba de densidades de población realmente bajas.

Otra cuestión que ha provocado discusiones, desde su primera definición por Lewis Morgan en el siglo
XIX y su posterior uso por la teoría marxista ortodoxa, es la idea del “comunismo primitivo” y de hasta
qué punto los cazadores-recolectores representaron un estadio de sociedades igualitarias en la
evolución humana. Aunque se ha argumentado que las circunstancias varían mucho de unos grupos a
otros, es indudable que cuando apenas existen cosas que poseer y acumular, las posibilidades de
desigualdad y de poder entre los miembros de una sociedad humana son mínimas. En estas
economías, con un tipo de trabajo como el que caracterizaba Sahlins (comunitario, esporádico y cuyo
beneficio y reparto son inmediatos), las ocasiones de asimetría social son realmente escasas.10

Estas discusiones nos introducen en otra problemática respecto de las interpretaciones en torno a
estas sociedades, como ser, la cuestión del poder en las sociedades cazadoras recolectoras. Para ello
retomaremos el Pierre Clastres, quien desde la antropología política realiza importantes aportes.

Para la lectura del capítulo 6, “La cuestión del poder en las sociedades primitivas”, del libro
Investigaciones en antropología política de Pierre Clastres (Gedisa, 1996), sugerimos centrar la
atención en lo siguiente:
El autor clarifica los parámetros a partir de los cuales la antropología clásica interpretó las sociedades
primitivas:

Señala que la tradición occidental, tributaria del pensamiento griego, tendió a identificar lo social con
lo político, en tanto que concibió a la política como esencia de la sociedad.

Al juzgar en estos términos a los aborígenes de América del Sur que carecían de jefes, los europeos
consideraron que no se trataba de sociedades.

10 Fernández Martínez (2007), nos da un ejemplo de ello. “Entre algunos grupos africanos, cuando alguien caza un
animal es habitual que encienda un fuego para que quienes estén cerca, aunque sea a uno o dos días de
distancia, acudan a consumirlo entre todos”, pp. 112.

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PALEOHISTORIA E HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO DE LECTURA

Por su parte, para el pensamiento evolucionista, la sociedad primitiva constituye la “infancia de la


humanidad”; se trata de una sociedad incompleta e inacabada porque carece de un órgano de poder
político.

Clastres conceptualiza a la sociedad primitiva como sociedad indivisa, pues carece de un órgano de
poder político diferenciado. El líder primitivo carece de poder, lo que se visualiza a través de las
funciones que desempeña y de los mecanismos que dispone la sociedad para impedir que el liderazgo
se constituya en una situación de poder.

En esta materia también abordaremos el problema que implica explicar la aparición de jerarquías
sociales y la institucionalización de una autoridad política permanente. Según el evolucionismo, el
desarrollo social general está dado por la sucesión de fases que marcan una continuidad desde
sociedades igualitarias, a partir de las que devienen sociedades de rangos con una autoridad política,
hasta culminar en civilizaciones con Estados centralizados y estratificación social.

Una postura distinta es la representada por Clastres, quien realiza una observación crítica al señalar
que el evolucionismo entraña una visión de la historia en términos de necesidad, de ahí que la
sociedad primitiva sea vista como la fase previa a partir de la cual evolucionaron formas sociales más
complejas. Por el contrario, su perspectiva es discontinuista: la sociedad primitiva, como sociedad no
estatal, y la sociedad estatal son irreductibles, una no puede deducirse de la otra.
En el prefacio ya citado de Clastres a La economía de la Edad de Piedra, hallamos desarrollada su
postura al respecto, desde la página 143 hasta el final del texto.
Sintetizamos a continuación los puntos más importantes con el propósito de hacer explícitos los
argumentos del autor.
Entre las páginas 143 y 145, Clastres sigue la explicación que Sahlins desarrolla en capítulos
sucesivos a los seleccionados por nosotros. Sahlins plantea que, en el marco de la modalidad
doméstica de producción, el big man (gran hombre) explota el trabajo de sus mujeres y sus parientes
con el propósito de obtener excedentes de bienes de consumo para distribuir y concentrar poder.
Clastres coincide con Sahlins en que esta situación es ilustrativa de la contradicción inscripta en la
modalidad doméstica de producción, en el sentido que, por el lado de la producción existe la tendencia
a la dispersión (fuerza centrífuga) y, por el lado de la institución de la jefatura existe la tendencia a la
unificación. Pero Clastres no coincide con Sahlins en que el gran hombre constituye el grado mínimo
en la curva ascendente hacia la institucionalización del poder político.

Entre las páginas 145 y 149, Clastres argumenta en disenso con Sahlins. Al respecto plantea:
a) La mayoría de la sociedad permanece ociosa. El gran hombre sólo obtiene prestigio, no poder, pues
los mecanismos de la propia sociedad se lo impiden. Clastres observa que la antropología continúa

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confundiendo prestigio con poder, y visualiza como continuidad lo que, en realidad, constituye una
ruptura, un corte.
b) La relación de deuda que se establece entre la sociedad y el gran hombre es la garantía de que este
último permanecerá exterior al poder. La categoría de deuda es, para Clastres, el mecanismo que
posee la sociedad primitiva como sociedad contra el Estado.
c) El hecho de que la sociedad primitiva sea una sociedad sin órgano de poder diferenciado no significa
que en ella no se plantee la cuestión del poder. La relación de poder está dada por la deuda que el
gran hombre contrae con la sociedad. El reaseguro de que el gran hombre permanecerá exterior al
poder está dado porque el sentido de la deuda va desde el gran hombre a la sociedad.
d) La discontinuidad se da cuando el sentido de la deuda se invierte: la sociedad ha dejado de ser
indivisa.

Actividad Nº 3

Revisiones críticas de los planteos tradicionales acerca de las sociedades cazadoras recolectoras.
- Seleccione los argumentos de Sahlins que puedan rebatir la siguiente afirmación:

“La mayor parte de los prehistoriadores del siglo pasado consideraba la caza y la recolección como un
sistema de vida rudo, bárbaro, precario y parasitario; por contraste, la agricultura representaba la
seguridad, la prosperidad y la posibilidad de alcanzar el ocio que en último término habían
desembocado en la civilización.”11

- Explicite en qué medida la siguiente observación lleva implícita una crítica a la visión tradicional y al
enfoque sustentado en la corriente formalista de la antropología económica:

“Lejos de pasarse toda la vida en la búsqueda febril de un alimento aleatorio, estos seres
supuestamente miserables no emplean más que cinco horas como media [y] aseguran
convenientemente su subsistencia”.12

11 Dennell, Robin, Prehistoria económica de Europa, Barcelona, Crítica, 1987, p. 204.


12 Clastres, P. (1981) Investigaciones en Antropología política, México, Gedisa, p. 138

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* El tránsito a las sociedades productoras de alimentos. Debates en torno al proceso de neolitización


En este punto abordaremos el estudio de los inicios de la producción de alimentos. Lo haremos a
través de la discusión acerca de los indicadores arqueológicos de neolitización y de diversas
explicaciones que intentan dar cuenta del cambio en el modo de vida.

“(…) en el siglo XIX, (…) se consideraba que la diferencia entre el Paleolítico y el Neolítico era tan
grande que el primero en ningún caso podría haber dado origen al segundo.”
Dennell, Robin, op. cit., p. 203.

Desde esta perspectiva, la investigación prehistórica entendía al neolítico como el conjunto de una
serie de cambios sincrónicos –signados por la invención de la agricultura, la domesticación de
animales, la cerámica y los instrumentos de piedra pulida-, que habían implicado un salto conceptual y
habían posibilitado superar, en consecuencia, la obsolescencia del modo de vida cazador-recolector.
Se consideraba que la nueva forma de vida, a partir del 10000 a.C., había traído aparejada una serie
de ventajas: la domesticación de plantas y animales había permitido una disponibilidad permanente
de alimentos; el sedentarismo había facilitado el aumento de la población y una vida más segura.
Hasta bien entrado el siglo XX, la investigación arqueológica ponía el énfasis en la diferenciación
tajante entre caza-recolección y producción de alimentos. Los esfuerzos, por tanto, se dirigían a
distinguir, en el registro arqueológico, entre recursos salvajes y domésticos. Esta visión, hoy
considerada tradicional, explicaba la adopción de la agricultura y la domesticación de animales en
términos de difusión y daba por sentado que las semejanzas culturales entre dos áreas eran el
resultado de la adopción de innovaciones técnicas del área más avanzada.
La perspectiva inaugurada por la Nueva Arqueología en los años 60, si bien no desconoce que
pudieron haberse dado procesos de difusión, plantea que la explicación basada únicamente en
términos difusionistas es insuficiente. Los nuevos enfoques hacen hincapié en el estudio de las
condiciones locales y en los factores sociales y económicos que posibilitaron las innovaciones, así
como en las diversas formas que adoptaron las relaciones entre los recursos y los hombres.
Investigaciones contemporáneas señalan que pudo haber existido un modo de vida sedentario sin
domesticación de animales y plantas, y que antes del 10000 a. C. los grupos humanos pudieron haber
ejercido diversos tipos de control sobre los recursos salvajes.

El capítulo 4, “El gran cambio. Inicios de la agricultura y la domesticación”, del ya citado libro de
Fernández Martínez, te permitirá ampliar la introducción que acabamos de realizar. Para su lectura te
proponemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
- El cambio climático a comienzo del holoceno y su impacto en la economía de subsistencia. Las
evidencias arqueológicas.
- Las teorías sobre los orígenes de la agricultura, y las variables que cada una de ellas privilegia para
explicar la universalidad del cambio.

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- Las características del proceso de control de plantas y animales en cada una de las regiones del
planeta.
- Los cambios en la cultura material y la evidencia arqueológica.

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UNIDAD 2
Esta unidad aborda el problema de la aparición del Estado, desde enfoques que provienen de
diferentes disciplinas sociales y tradiciones teóricas. Cada uno de ellos lleva implícitas concepciones
sobre el cambio que implicó el paso de sociedades organizadas sobre la base del parentesco a
sociedades estratificadas con una autoridad política permanente; así como concepciones sobre el
carácter de función y/o explotación de la institución estatal. Se trata de un proceso que dispara toda
serie de preguntas. ¿En qué condiciones surgen los primeros Estados? ¿Cuándo ocurrió? ¿Dónde
aparecieron esos Estados iniciales? ¿Qué sucedió para que unas sociedades con escasa diferenciación
social devinieran en unas organizaciones sociales fuertemente jerarquizadas? Y por otra parte, ¿por
qué algunos autores se refieren a tales procesos en términos de revolución urbana? Vivimos en un
mundo de ciudades y Estados, y nos parece natural que ambos existan. Sin embargo, tanto unas como
otros son construcciones sociales, y ha habido razones para que en su momento, aparecieran.
Como primera aproximación a estas preguntas, tomaremos el concepto de Estado que propone
Cristina de Bernardi:
“Comienzo por reconocer en el estado una forma de organización cualitativamente distinta a otras
formas de centralidad política: lo entiendo como el resultado de la consolidación de las relaciones de
dominación gestadas a lo largo del desarrollo histórico en instituciones reconocidas por el conjunto
social, que consolidan las formas sociales vinculares entre sus miembros a partir de la sanción de las
desigualdades generadas e ideológicamente justificadas, lo que habilita la legitimidad del monopolio
de la coerción, la recaudación y disponibilidad de la población (leva militar o de trabajo); en el estado
antiguo la ideología es el mundo simbólico de la religión, por lo cual, la institucionalidad estatal
aparece generalmente sacralizada.”
De Bernardi, C. (2011). op. cit. P. 88

En las sociedades no estatales con cierto grado de jerarquización social pueden darse diferencias
vinculadas al liderazgo, a las prácticas rituales o a la resolución de conflictos, pero no superan los
límites del sistema de parentesco, a partir del cual se organiza la sociedad y se reproduce el orden
normativo. En cambio, en las sociedades estatales antiguas la dominación se vuelve autónoma
respecto del sistema de parentesco –aunque esta organización subsista a nivel de las comunidades- y
organiza una burocracia de carácter patrimonial, cuyos miembros se reclutan entre los individuos
pertenecientes a los linajes más importantes o por relaciones personales de confianza. Con el texto de
Marcelo Campagno: "Hacia un uso no-evolucionista del concepto de “sociedades de jefatura”, podrás
ampliar el conocimiento sobre las sociedades no estatales, por un lado, las llamadas sociedades
igualitarias, y por el otro, las sociedades de Jefatura. ¿Qué aspectos las distingue? y ¿qué las diferencia
de las sociedades estatales?

Los textos que proponemos en esta unidad focalizan el análisis en la emergencia del orden estatal. Al
respecto, John Hall y John Ikenberry señalan:
“La mayor parte de la historia humana no ha contado con la presencia de Estados. Los restos fósiles
muestran trazas del homo sapiens hace cuarenta mil años, pero el primer Estado realmente

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PALEOHISTORIA E HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO DE LECTURA

reconocible no aparece hasta el año 3000 a.C. en Mesopotamia. Un cambio tan espectacular atrajo la
atención de las teorías sociales clásicas.”13

Las guías de lectura que se transcriben a continuación tienen como propósito facilitar la apropiación
de los enfoques y conceptos que desarrollan los distintos autores.

Maurice Godelier (1980): “Procesos de la constitución de la diversidad y las bases del Estado”, en:
Revista Internacional de Ciencias Sociales, Vol XXXII, N°4, Paris, UNESCO.
El autor aborda, en términos teóricos, el proceso endógeno por el cual es posible la diferenciación de la
sociedad en un grupo dominante y grupos dominados.
1. La formación del Estado remite a la conformación de una aristocracia que concentra poderes
sociales y encarna el interés general. Da dos ejemplos: una población de agricultores de Uganda, en la
que existe una especie de aristocracia que no es una institución separada de los grupos de parentesco;
el caso del Estado inca, diferenciado de los grupos de parentesco pero articulado sobre esas
relaciones.
2. Todo poder de dominación se compone de dos elementos que contribuyen a su eficacia: la
violencia de los dominadores y el consentimiento de los dominados.
3. Pretende explicar por qué los grupos dominados aceptan la dominación. Plantea que
dominadores y dominados comparten representaciones acerca del orden social.
4. Para que el poder de los dominadores se torne legítimo es preciso que la dominación se
represente como un intercambio de servicios (que tienen que ver con cuestiones ilusorias o
imaginarias, aclara el autor) entre quienes la ejercen y quienes están sometidos a ella.
5. Godelier plantea que el proceso de formación de una clase dominante y el mismo Estado se
legitiman cuando el trabajo adicional (actividades destinadas a la reproducción de la comunidad: ritos,
preparación para la guerra) se destina a reproducir las condiciones de existencia de quienes se
representan a sí mismos como encarnación de los intereses de la comunidad. El trabajo adicional se
transforma gradualmente en excedente de trabajo bajo la forma de explotación. Se opera una
dependencia material de la mayoría de los miembros de la sociedad con respecto a la minoría
dominante. Esta última:
a) Se beneficia del trabajo adicional de las comunidades.
b) Controla la circulación de bienes y servicios entre las comunidades.
c) Puede administrar los recursos, como la tierra, controlando su uso por parte de las
comunidades.

13 John Hall y G. John Ikenberry (1993): El Estado, Alianza, Madrid, p. 35.

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CAMPAGNO, M. El origen de los primeros Estados. Eudeba, Bs. As., 2007. Cap. 2, 3 y 6.
El egiptólogo argentino Marcelo Campagno, Profesor de la Universidad de Buenos Aires e Investigador
del CONICET, es uno de los investigadores que ha hecho punta en sus estudios sobre el origen del
estado egipcio y el rol de la ideología del parentesco en el desarrollo de las instituciones estatales. El
origen de los primeros Estados, está centrado en América precolombina, pero nosotros seleccionamos
tres capítulos destinados a la reflexión teórica y a las posibilidades de comparar diversos contextos en
los que surgen los Estados primarios.
En el capítulo 2 el autor aborda el problema del origen del Estado, a partir del siguiente interrogante:
¿Qué hay de nuevo cuando surgen los primeros Estados y sus ciudades? Para la lectura de este
capítulo te sugerimos que atiendas a los siguientes aspectos:
1. Los indicadores que dan cuenta del proceso de emergencia del Estado. La importancia de los
indicadores cualitativos.
2. Su punto de partida teórico para analizar la aparición del Estado está muy vinculado a la cuestión
del parentesco. Considera que el parentesco es un tipo de práctica que en las sociedades no estatales
constituye la práctica dominante, es decir, aquello que estructura, que proporciona el código de la
sociedad. Y este tipo de práctica no permite que aparezcan lazos como los que implica el Estado. A
partir de ello identifica las características de las sociedades no estatales que le permiten sostener esta
hipótesis.
3. En el punto 2.3 se detiene en las respuestas que los investigadores han ofrecido al interrogante
sobre el origen del Estado. El autor distingue dos grandes grupos de hipótesis, por un lado las que
enfatizan que el estado resulta de la imposición de unos grupos sobre otros, es decir destacan la
violencia como principal componente de este proceso (ponen el acento en el carácter de explotación).
Por el otro, están las que sostienen que el estado surge en el marco de un acuerdo social, enfatizando
la vía consensual (estos investigadores entienden que el Estado es función, su emergencia resulta de
utilidad para la sociedad). Identifica las distintas hipótesis y los aspectos que consideran centrales
para el surgimiento del Estado.
4. A pesar de las diferencias, estas hipótesis tienen un aspecto común, esto es, su concepción
evolucionista sobre el cambio social. El evolucionismo se constituyó en una corriente de pensamiento
dominante no sólo en la segunda mitad del siglo XIX sino también luego de la segunda guerra
mundial. Este sostiene la creencia en que el proceso del origen del estado, constituye una especie de
desarrollo gradual desde formas embrionarias hacia formas plenas, de manera tal que los jefes pre-
estatales se van transformando lentamente en poderosos reyes, como si la semilla de lo estatal ya
estuviera sembrada en las sociedades anteriores (p. 17) Por el contrario, Marcelo Campagno se ubica
en una posición discontinuista, que propone pensar el origen del estado desde una perspectiva que
hace hincapié en las discontinuidades. Teniendo en cuenta estas consideraciones, sintetiza las críticas
que realiza el autor a las explicaciones evolucionistas. (Se sugiere que también veas la entrevista a
este autor, disponible en el aula virtual)

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4. Campagno sostiene que las prácticas organizadas en torno de la existencia del monopolio de la
coerción y las prácticas articuladas a partir del parentesco constituyen, en principio, escenarios muy
diferentes, organizados a partir de criterios sociales divergentes, y en la medida en que el parentesco
es dominante, su perspectiva es que el Estado no aparece. Pero el Estado apareció. Entonces la
pregunta retorna ¿cómo pudo originarse la sociedad estatal? Detente en la lectura del capítulo 6 y
desarrolla la explicación de Campagno en respuesta a este interrogante (Se sugiere que también veas
la entrevista a este autor, disponible en el aula virtual)
5. El capítulo 3 te permitirá comprender este proceso en los casos históricos concretos, focaliza
fundamentalmente en Egipto y Mesopotamia.

Para profundizar la problemática del origen del estado específicamente en el Próximo Oriente Antiguo
te sugerimos la lectura del siguiente texto:
- DI BENNARDIS, C. (2011). ¿Discutir el origen del estado o discutir las especificidades de los estados
en la antigüedad? El caso Mesopotamia III y II milenios a. C. en: Ames, C. y Sagristani, M. Actas de las
III Jornadas Nacionales de Historia Antigua - II Jornadas Internacionales de Historia Antigua. Córdoba:
Argentina: Universidad Nacional de Córdoba: 86-103.

1. ¿Cuál es el tema-problema y los objetivos de la autora?


2. Desde qué disciplinas llegan los principales aportes sobre el tema que aborda Di Bennardis? Elabore
una cronología de las teorías en cuestión y destaque los conceptos principales.
3. ¿Cómo define la autora al Estado? ¿Cómo piensa este concepto específicamente para el Cercano
Oriente Antiguo?
4. Destaque los aportes de la arqueología para explicar los orígenes del Estado explicando la
construcción de conceptos como “revolución”, “protoestados”, “grandes organizaciones”, “jefaturas”,
“ciudad-estado”, “colapso”.
5. ¿Qué elementos pone de relieve la autora para desmitificar el “origen autocrático de los Estado
orientales”?
6. Elabore una síntesis con las conclusiones a las que arriba la autora y reflexione sobre cómo dan
respuesta o no a los objetivos planteados en el “resumen” a inicios del texto.

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UNA INTRODUCCIÓN AL PRÓXIMO ORIENTE ANTIGUO.


Los procesos históricos que analizaremos en las siguientes unidades se desarrollan a través del
tiempo y en lugares concretos, que son espacios físicos y geográficos, por consiguiente la geografía
histórica y la periodización cronológica constituyen dos instrumentos básicos para poder aproximarse a
cualquier tipo de análisis y conocimiento histórico. Debemos conocer la geografía histórica de las
sociedades que pretendemos estudiar, y al mismo tiempo ser capaces de situar y reconocer los
períodos históricos. Para ello, en el aula virtual encontrarán cronologías de Egipto y Mesopotamia, así
como también una cartilla de mapas.

El núcleo de la cultura del Próximo Oriente Antiguo lo constituyen los sistemas ecológicos de los
cauces inferiores del Éufrates y Tigris (en griego, Mesopotamia significa “País de Entre Ríos”, se trata
de las regiones del Irak actual situadas en torno a la capital Bagdad y al sur de la misma). A esta
región fluvial, delimitada hacia el oeste de manera más bien imprecisa por el desierto arábigo, se le
añaden al este y nordeste, a modo de arrabales geo ecológicos, los cauces medios del Karun y del
Kerha, que constituyen la antigua Susiana o Elam, hoy en el suroeste del Irán.
Las zonas mesopotámicas más meridionales, hoy desertizadas o pantanosas, fueron explotadas desde
épocas prehistóricas en régimen de regadíos intensivos ganados a las marismas costeras. Sus
habitantes, a pesar de la identidad que les proporcionaba el hecho de habitar dos cuencas fluviales
convergentes, fueron siempre conscientes (a diferencia de Egipto) de que habitaban un terreno abierto:
al País o Kalam –como ellos lo denominaban en lengua Sumeria- se accedía sin grandes dificultades
por cualquiera de sus lados, sobre todo desde las alturas del norte y del este, descendiendo por las
cuencas del Tigris y sus afluentes de la margen derecha; la vía de acceso desde el noroeste era el
cauce mismo del Éufrates.
En la Mesopotamia se pueden diferenciar por lado una zona baja, que concluye en los pantanos del
delta formado por la desembocadura del Tigris y el Éufrates a orillas del Golfo Pérsico, cuya línea de
costa ha sido sensiblemente alterada desde la antigüedad hasta nuestros días, de tal forma que
lugares que eran puertos marítimos se encuentran hoy muchos kilómetros tierra adentro. Por otro
lado, una zona alta que desde el curso medio de los dos ríos se extiende hasta alcanzar las tierras
semiáridas de Siria y la región montañosa en torno a los grandes lagos.
El Tigris y el Éufrates confieren su identidad al país mesopotámico, ya que tuvieron una enorme
importancia para la población. Como el país formaba una cuenca alargada que se abría en su zona
inferior (en gran medida insalubre y pantanosa) hacia el Golfo Pérsico, rodeada de montañas,
desiertos y estepas, los dos ríos y sus afluentes constituyeron muy pronto las principales vías de
comunicación con las regiones septentrionales y orientales. El Éufrates en algunos lugares de su curso
alto apenas dista unos 150 km de la costa mediterránea, para girar luego hacia el sureste y fluir más
próximo al Tigris, del que en el centro de Mesopotamia apenas dista 40 km, para volver a separarse de
éste en la llanura meridional. Además su caudal permitió, una vez que la población de Mesopotamia
accedió a la tecnología necesaria y la organización sociopolítica centralizada, un aprovechamiento

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intensivo del potencial agrícola del territorio, utilizando sus aguas para irrigar grandes extensiones de
tierra que de otro modo habría permanecido improductiva. En sus comienzos la civilización urbana
mesopotámica se desarrolló, sobre todo, en torno al Éufrates, pues el Tigris se encontraba en su curso
más bajo demasiado sumergido en la llanura aluvial para permitir la irrigación con canales y se
hallaba así mismo rodeado de grandes zonas pantanosas, de condiciones insalubres y difíciles de
habitar.14

La otra gran región del Próximo Oriente Antiguo es el valle del Nilo, espacio natural en el que se formó
y se desarrolló de la civilización egipcia.
Egipto es una tierra bien definida por la naturaleza, aislada por una serie de barreras naturales de
difícil superación. Al este nos encontramos con el Desierto Oriental o Arábigo, con colinas y montañas,
que presenta un aspecto rocoso, y solamente transitable por determinados cauces antiguos o wadis;
era rico en piedra y en minerales, y a través de él se accedía al Mar Rojo. Por el oeste nos encontramos
con el Desierto Líbico, una inmensidad de arenas que forma parte de la gran banda sahariana. En él
había, no obstante, toda una serie de oasis que se extendían en general en paralelo al curso del Nilo.
Por el norte se encuentra el Mediterráneo. Al sur, más allá de la frontera natural egipcia de Assuán-
Elefantina, nos encontramos con la Baja Nubia, se trata de una parte del valle del Nilo particularmente
inhóspita, lo que hizo que estuviera poco poblada y que sirviera de tierra de nadie que separaba a
Egipto de las comunidades de la Alta Nubia y Sudán. Además estaban las Cataratas del Nilo, que
dificultaban el tráfico fluvial. Tales barreras naturales son las responsables de la relativa seguridad de
Egipto frente a peligros extranjeros durante buena parte de su historia, y que explican en cierta forma
la personalidad de su creación cultural, su orgullo nacional y la sensación de estar protegidos que
tenían los egipcios.

En realidad, el Nilo que finalmente atraviesa Egipto es el resultado de la suma de varios ríos. El cauce
principal, que mantiene un flujo constante de agua durante todo el año gracias a las incesantes lluvias
de la región ecuatorial, nace en el río Kagera (Burundi) y tiene su fuente principal en el lago Victoria
(Uganda). Se trata del Nilo Blanco, el cual aporta un 80% del caudal total del río durante la temporada
seca, pero sólo el 10% durante la inundación. A su paso por la ciudad de Jartum se le une el caudal del
Nilo Azul, que nace en las montañas de Etiopía (lago Tana) y es el responsable tanto de la inundación
anual como de los ricos sedimentos que la acompañan.
Son las lluvias caídas durante el monzón las que aumentan su caudal, hasta convertirlo en el 68% de
las aguas del Nilo durante la crecida. Río abajo de la capital sudanesa se encuentra la última de las
seis cataratas que definen el recorrido del Nilo por Nubia, visto desde la perspectiva egipcia.
Precisamente entre la Sexta y la Quinta Catarata se une al Nilo el último de sus afluentes, el Atbara, a
trescientos kilómetros al norte de Jartum. También nace en las montañas de Etiopía y proporciona

14Texto elaborado en base a González-Wagner C. (1993), óp. cit. Y Sanmartín, J. y Serrano J. M. (1998). Historia
Antigua del Próximo Oriente, Madrid, Akal.

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hasta un 22% de las aguas del río durante la crecida, pero en otros períodos del año puede llegar a
secarse.
Las peculiaridades del caudal fluvial del Nilo fueron muy importantes a la hora de definir la técnica
agrícola de los egipcios. Dado que el cauce del río es convexo, cuando llegaba la crecida las aguas
repletas de ricos sedimentos en suspensión se desbordaban, inundando la llanura adyacente. Con
rapidez, el limo se depositaba formando alargados montículos paralelos al curso del río, que
alcanzaban alturas de entre uno y tres metros. Los egipcios comprendieron pronto que el modo más
sencillo de cultivar la tierra era reforzar estos diques naturales y complementarlos con otros
perpendiculares; creaban así grandes estanques artificiales de escasa profundidad, que se llenaban de
agua por sí solos con la siguiente crecida del Nilo. Confinadas de este modo durante varias semanas,
las aguas empapaban, limpiaban y fertilizaban el terreno antes de desaparecer absorbidas por la tierra
y merced a la evaporación. Entonces los campesinos se apresuraban a labrar la tierra y sembrarla
antes de que el calor la endureciera tanto como para volverla intrabajable. El proceso se repetía con
pasmosa regularidad todos los años. A finales de junio, el incremento del volumen de agua que
anunciaba la crecida llegaba a Elefantina, algo que tardaba entre cuatro y seis semanas en apreciarse
en Menfis. El punto álgido de la inundación tenía lugar en septiembre, cuando las aguas podían
alcanzar picos de hasta ocho metros de altura. Tras unas pocas semanas de caudal estable, durante
las cuales Egipto parecía una gran lámina de agua encajonada por las montañas que lo separan de los
desiertos circundantes, las aguas del Nilo comenzaban a descender lentamente hasta alcanzar su
punto más bajo en mayo-junio. La inundación coincidía de forma aproximada con un suceso
astronómico importante, el orto helíaco de la estrella Sirio (Sepedet para los egipcios). Tras
permanecer oculta a la vista durante setenta días, el día del solsticio de verano (21 de junio) la estrella
era visible de nuevo en el firmamento justo antes del amanecer. A partir de este fenómeno y de la
regularidad con la que llegaba la crecida, los egipcios crearon un calendario solar llamado «civil». El
año administrativo comenzaba para ellos con la estación de akhet (la «inundación»), a la que seguían
la de peret (la «salida», la época de la siembra) y la de shemu (la «sequía», la época de la cosecha).
Cada estación estaba compuesta por cuatro meses de treinta días cada uno, a su vez divididos en tres
semanas de diez días. Este total de 360 días quedaba completado con cinco días más llamados
epagómenos. Como el ciclo solar tiene exactamente 365,25 días y los egipcios no conocían los años
bisiestos, el calendario civil y el orto helíaco se iban separando a razón de un día cada cuatro años, no
volviendo a coincidir hasta transcurridos 1.460 años civiles 15.

15Texto elaborado en base a González-Wagner C. (1993), óp. cit. Sanmartín, J. y Serrano J. M. (1998). Historia
Antigua del Próximo Oriente, Madrid, Akal. Y Parra Ortiz, J. M. (2009) El Egipto Antiguo. Sociedad, economía,
política, Marcial Pons Historia.

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. UNIDAD 3: EL PROCESO DE COMPLEJIZACIÓN SOCIAL EN EGIPTO Y MESOPOTAMIA (IV-III MILENIO A.C.)

La formación del Estado en Egipto


Para abordar esta cuestión debemos ubicarnos entre finales del IV milenio antes del Cristo y comienzos
del tercero. En el aula virtual usted encontrará una periodización de la historia antigua de Egipto que
enuncia como primeros períodos al Predinástico, Dinástico Antiguo e Imperio Antiguo. Otros autores
hablan de Predinástico, Protodinástico (Dinastías I y II) y Reino (o Imperio) Antiguo. Más allá de las
diferencias en las denominaciones, siglos y dinastías que abarca cada período es importante tener en
cuenta que, si bien no analizaremos el Predinástico (para el cual se cuenta con información
arqueológica casi exclusivamente), el final de éste y los dos siguientes períodos constituyen el marco
temporal del problema que nos ocupa. El origen del Estado configura, como usted lo ha podido ver en la
Unidad II, un problema (que no sólo aborda la Historia): las diferencias en la explicaciones teóricas,
también se observan al tratar los casos de estados, como lo son Egipto y Mesopotamia.

Los textos de Marcelo Campagno nos sirven para reconstruir este proceso en Egipto. El planteo de este
autor supone un distanciamiento de las explicaciones evolucionistas. El principio de la reciprocidad –
que articula las sociedades basadas en el parentesco- impide la estructuración de una diferenciación
social fuerte en el interior de las comunidades. La práctica estatal puede surgir en el espacio intersticial
entre comunidades, esto es, aquellos ámbitos donde no rige el parentesco (intercambio de bienes de
prestigio y conflictos bélicos). La competencia entre comunidades vecinas por bienes de prestigio puede
suprimirse por medio de la conquista, que implicaría la imposición de un vínculo permanente entre no
parientes por parte de los vencedores. Analiza los indicadores arqueológicos que permiten reconocer la
presencia de estas comunidades y la emergencia de protoestados en el Alto Egipto (Hieracómpolis,
Nagada y Abidos) en las fases de Nagada II y III.

En este punto podríamos plantear una coincidencia con Kemp: en la ya citada Introducción, refiere a
los problemas para abordar desde nuestro pensamiento, al pensamiento antiguo y se pregunta por el
grado de certidumbre que el académico puede obtener a partir de las fuentes, en particular de los
relatos míticos16. La coincidencia que observamos es este rasgo del pensamiento egipcio que, según
Kemp, es la no preocupación por el tiempo y el movimiento y la concepción de un universo en el cual
dos fuerzas, el orden y el caos, se equilibran; la sociedad ordenada es reflejo del orden divino y obra
de los reyes dioses y de la burocracia; es en el pasado donde se halla el modelo de orden del cual la
sucesión pacífica de las dinastías será su expresión.
La estabilidad y la prosperidad resultan del gobierno de reyes sabios y piadosos. Es desde este gran
tema, de lo que el autor llama la ideología explícita, que analiza las listas de reyes. Otro gran tema de

16Acerca de los relatos míticos Ud. encontrará referencias en el siguiente punto de esta Unidad: Alcances y limitaciones de las
fuentes arqueológicas y escritas.

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esta ideología es la "defensa de la unidad". Aplica la teoría de los juegos 17 para explicar el proceso de
unificación, conjuntamente con el análisis de fuentes egipcias y testimonios arqueológicos, lo cual le
permite hablar de una ideología del poder y de la contención del desorden. Así, según el autor, cuando
surge la dinastía I, los esfuerzos intelectuales se concentran en el mito de la unificación que proyecta
a la monarquía como símbolo supremo de poder.
Aquí podríamos introducir otra cuestión, paralelamente a la consolidación de la dominación estatal,
se dio la consolidación de formas de intervención del Estado egipcio en regiones exteriores. Esta tuvo
dos facetas: la obtención de bienes (desierto oriental y occidental, región de Libia, Sinaí, Palestina y
Nubia) y la guerra (contra grupos que obstaculizaban la obtención de recursos y con el objeto de
enfatizar la condición del líder guerrero del faraón). Las periferias pasaron a ser concebidas, desde el
Estado, como ámbitos negativos y caóticos, peligrosos para el orden egipcio. Se trató de una
operación intelectual que contribuyó a reforzar la representación del faraón como el responsable de
imponer el orden sobre el caos.

Campagno, Marcelo (2005) “Dinámicas políticas en el valle del Nilo durante el período Predinástico
Tardío: el lugar de los Proto-estados”, en: De Bernardi, Cristina y Silva Castillo, Jorge (Comp.) El Cercano
Oriente antiguo. Nuevas miradas sobre viejos problemas, Rosario-Mexico D. F.: UNR - El Colegio de
México, pp. 85-99.
Para la lectura de este texto incorporar las fuentes iconográficas (disponibles en el aula virtual)
trabajadas en clase
1. Reflexionar sobre la problemática de la estatalidad en Egipto. Identifique:
a. Posiciones tradicionales
b. Sustentadas en el registro arqueológico
2. a. ¿Qué entiende el autor por proto-estado? Explíquelo.
b. ¿Cuáles son las variables que se deberán tener en cuenta para fundamentar el concepto?
c. Remarque la importancia del parentesco y del monopolio de la coerción. ¿Cómo operan a la
hora de evaluar las transformaciones?
d. ¿Cuáles son las Premisas evolucionistas y por qué son objetadas?
3. ¿De qué manera las evidencias arqueológicas e iconográficas acompañan y fundamentan los
planteos del autor? Examinen las evidencias arqueológicas/iconográficas más destacables que
están en el artículo y en las fuentes y que permiten tener indicios sobre la estructura político-social
en el desarrollo de los proto-estado.
4. ¿Cómo explica el surgimiento del Estado este autor? Desarrolle las tres hipótesis ¿Cuál es la válida
para Campagno y por qué?

17 “La teoría de los juegos consiste fundamentalmente en la definición de un modelo de comportamiento ‘racional’ tal que
permite la maximización de la utilidad en presencia de un conflicto de intereses”. Esta teoría, formulada en 1944, tiene su
origen en el campo de la economía, y ha sido aplicada también al análisis político.
Ernesto Molinari: “Teoría de los juegos”, en Bobbio, Matteuci, Pasquino, op. cit., p. 1561.

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Amélie Kuhrt (2000): El Oriente Próximo en la Antigüedad, 1, c. 3000-330 a. C., Crítica, Barcelona.
Capítulo 3: “Egipto desde la dinastía I hasta la dinastía XVII (c. 3100/3000-1552)” (fragmento
seleccionado de pp. 148-189)
Es importante que, en la lectura del capítulo, usted se detenga en el uso que la autora hace de las
fuentes y de otros testimonios.
1. El desarrollo del Estado a fines del Predinástico habría sido resultado de un proceso de
transformación gradual que contradice la tradición egipcia de un acto único de unificación por parte de
un rey. Pone en duda que la centralización haya sido del Alto y del Bajo Egipto (el sur y el delta
respectivamente). Esta tradicional división puedo haber sido una creación posterior. Sostiene que una
entidad política centralizada del sur incorporó gradualmente comunidades menores del Bajo Egipto.
2. Interpreta el período Dinástico Arcaico (c. 3100-2686) como una etapa de transición y consolidación
en que Egipto desarrolló los rasgos considerados típicos de la civilización posterior.
3. Reino Antiguo (c. 2686-2181): centralización política, rey dios, aspectos simbólicos, administración
del Estado. Matiza la idea del Estado egipcio como un Estado redistributivo.
4. La fragmentación política a partir de la dinastía VI: las listas reales dan la impresión de una
continuidad sin interrupciones. La autora elabora una explicación alternativa del debilitamiento del
poder central y del incremento de los poderes locales.

Diburzi- Bianco, "El trabajo en las sociedades antiguas y las resistencias de los trabajadores." En
Cuadernillo de Olimpíada de Historia de la República Argentina: El mundo del trabajo en sociedades no
capitalistas y las formas de resistencia de los trabajadores.
Para trabajar este artículo te sugerimos realizar las actividades propuestas al final del mismo.

La formación del Estado en Mesopotamia


Para estudiar este tema debemos ubicarnos en las fases finales del período Predinástico (Uruk -
4000 a. C. - 2900 a.C.) y en el Protodinástico (2900 a.C. - 2300 a.C.)18
La fase cultura Uruk recibe su nombre del yacimiento Uruk / Warka que es el que ha proporcionado
los principales testimonios. Se divide en períodos, durante los últimos se desarrollan los grandes
centros urbanos que empleaban la escritura. Algunos autores relacionan la fase Uruk con la llegada
de los sumerios pero ésta es una cuestión controvertida, al igual que su existencia como único grupo
étnico en la región; probablemente los sumerios la habitaban junto con otros pueblos, al menos un
grupo emparentado con los futuros hablantes de acadio , lengua semítica.
La base económica era agraria. Se construyeron enormes santuarios como los de Eanna y Anu, que
demuestran la capacidad de movilización de mano de obra; asociados con estas estructuras los
excavadores han hallado vasos de piedra con incrustaciones y grabados, máscaras con materiales
preciosos (de "importación"), evidencia de poblados con dimensiones crecientes debidas, tal vez, al

18Estas periodizaciones son las utilizadas por la mayor parte de los autores de la bibliografía seleccionada y pueden
consultarse en el Anexo. La fase final Uruk, es denominada también Uruk III, Uruk Tardío o Jemdet Nasr, 3200 - 2900 a.C.
aproximadamente.

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incremento demográfico; todas éstas, señales del surgimiento de comunidades urbanas. En los
testimonios aparece una figura que domina muchas de las escenas representadas, probablemente es
quien está a la cabeza de la sociedad (gobernante con actividades ideológicas y religiosas).
¿Eran los templos la institución socio-económica primaria? ¿La figura del soberano representa a un
rey sacerdote? Acerca de ésta y otras cuestiones hay más preguntas que respuestas. Aun así,
podemos trazar un cuadro de conjunto hacia el 2900 a.C.: templos (institución importante desde el
punto de vista simbólico e ideológico), personal administrativo, agricultura de regadío, excedentes,
grupos de poder surgidos en varias ciudades en las cuales existía una autoridad suprema que
controlaba, probablemente, la mayor parte de los recursos (la tierra, la artesanía especializada, los
materiales preciosos obtenidos a través de intercambios a grandes distancias).
Más amplia y también variada es la documentación que se posee para el período siguiente llamado
por lo general Protodinástico (2900 a.C. - 2300 a.C.). Los testimonios proceden de diversos centros
urbanos, por ejemplo de las excavaciones realizadas por Woolley (1934) en las tumbas de Ur
(Protodisnástico III); colecciones de texto de Ur, Shuruppak (Fara), Girsu (Tello). Los textos brindan
información acerca de la administración de las grandes fincas, la organización militar y laboral del
palacio y la actividad de los escribas.
Tradicionalmente se interpretaba que los templos eran los propietarios de todas las tierras del Estado,
que todos los habitantes de diversas categorías eran servidores del templo y que el soberano era el
vicario de la divinidad principal de la ciudad. Esta fue la postulación del estado templo teocrático.
Otros autores, en cambio, sostuvieron la existencia de tierras de grupos familiares. Recientemente
algunos autores interpretan que la tierra, incluidas las "fincas de los dioses", eran del soberano de la
ciudad y de su familia.
Para reconstruir el esquema histórico del Protodinástico se cuenta con la Lista de Reyes Sumerios,
con las Epopeyas (de época posterior pero centrada en los primeros reyes, como es el caso de la de
Gilgamesh), pero son muchas las incertidumbres que dejan como así también las interpretaciones.

González-Wagner C. (1993), óp. cit. Cap. 3 “El urbanismo y el nacimiento de la civilización y el Estado.”
Cap. 3 y 4 (pp. 61 a 95)
Es importante que en la lectura de este capítulo se detenga en analizar los siguientes aspectos:
1. El período de El Obeid constituyó la transición desde formas cada vez más avanzadas de sociedad
jerarquizada a la estratificación económica y funcional. En este período se sentaron las bases que
permitieron el desarrollo de la ulterior división de la sociedad en clases… (p. 69)
2. La aparición de los contrastes “centro-periferia”.
3. El autor sigue la línea explicativa de Liverani cuando sostiene que: “la ciudad se distingue de la aldea
o del poblado no tanto por una cuestión de magnitud, cuanto de organización interna, ya que constituye
una agrupación fundamentada en la especialización y la división del trabajo… es por lo tanto la
plasmación física en el espacio de la especialización funcional y la estratificación socioeconómica…”. P.
76

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4. Indicadores que hacen posible el reconocimiento del Estado en los períodos Uruk y Yemdet Nasr.
5. Con la urbanización se produjo una modificación cualitativamente importante en el modo de poseer
la tierra. Mientras algunas tierras continuaron siendo propiedad de tipo familiar en el seno de las
comunidades rurales (aldeas) que ahora eran tributarias de la ciudad, o más bien de sus grandes
organizaciones (palacio y templo), otras pasaron a pertenecer directamente al templo y luego al
palacio, que tendían a aumentar sus posesiones mediante la adquisición y la colonización de más
tierras. (p.83)
6. En las páginas que te proponemos leer de capítulo 4, el autor desarrolla el período protodinástico y
las tendencias de fondo que lo caracterizaron: luchas de las ciudades-estado por la hegemonía, la
formación de un poder regional y las expediciones a la periferia.

Mario Liverani (1995). El cercano oriente. Economía, Sociedad y estado. Crítica, Barcelona. Capítulo 4:
La revolución urbana.
El autor adopta la expresión revolución urbana de Gordon Childe y la aplica a la Baja Mesopotamia del
IV Milenio a.C. La importancia que le atribuye al excedente agrícola, que permitió mantener
especialistas de tiempo completo, remite al planteo de Childe. Esto le posibilita a Liverani referirse a un
salto organizativo, que consistió en la sistematización y en la polarización de la separación entre
producción primaria de alimentos (en las aldeas de campesinos) y técnicas especializadas (en los
centros urbanos y protourbanos). Sostiene que en el antiguo Cercano Oriente predominaron el modo de
producción doméstico –que siendo residual se caracterizó por la coincidencia entre fuerzas productivas
y poseedores de los medios de producción- y el modo de producción palatino –producto de la
urbanización y caracterizado por la concentración de los medios de producción en el templo y en el
palacio-.19
1. Revolución urbana: salto urbanístico, demográfico y organizativo.
2. Productores primarios (aldeas) y especialistas (núcleo urbano):
- Los especialistas "siervos" del rey o del dios. Gestión de lo económico y lo ideológico.
- Las familias productoras directas.
- Las tierras.
3. Concepción acerca del Estado que puede visualizarse a través del desarrollo que realiza el autor.

19En la introducción al libro, Liverani evalúa que la discusión acerca del modo de producción asiático está más vinculada a los
debates al interior de la teoría marxista que a la investigación sobre el Oriente antiguo. No obstante, rescata como válido el
concepto de formación económico social, en tanto que implica la reconstrucción histórica de las sociedades. Partiendo de la
premisa que en una misma sociedad pueden coexistir varios modos de producción que interactúan a partir de relaciones de
hegemonía/subordinación, En este caso, estamos ante un autor que, no obstante realizar una evaluación crítica del concepto de
modo de producción asiático, adopta conceptos de la teoría marxista, como son los de modo de producción y formación
económico social, para acometer la reconstrucción de la economía del Cercano Oriente antiguo.

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Mario Liverani, op.cit. Capítulo 6: La Mesopotamia protodinástica.


1. Policentrismo de ciudades –estados, competitivas entre sí.
2. Sumerios y semitas.
3. Las Grandes Organizaciones: templo -primacía ideológica-; palacio- primacía operativa-. Estado
palatino. La titulatura real.
4. Crisis de las comunidades de aldea. Aumento del campesinado dependiente. Servidumbre por deuda.

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UNIDAD 4: EL CERCANO ORIENTE EN EL II Y III MILENIO A. C.

Ubicándonos en los milenios citados, podríamos estudiar innumerables cuestiones referidas a muchos
pueblos ya que en el Cercano Oriente se producen la agudización de la presencia nómade, los
desplazamientos, las luchas, las conquistas y la formación de imperios, la dominación de uno por otro,
la desaparición de formaciones imperiales. Esto implica intensificación del militarismo y, a la vez, de los
contactos culturales, simbiosis a veces, aculturación otras, como así también una creciente magnitud
de los intercambios económicos. Ante tamaña extensión temporal y variedad de aspectos se hace
necesario realizar una selección temática.
Entre 1600 y 1200 a. C., tres grandes reinos (Mitanni, Egipto y los Hititas) controlan la franja sirio-
palestina, región de pequeños reinos (Ugarit, Aleppo, Karkemish, Biblos, Sidón, Tiro, entre otros). Entre
mediados del siglo XIV y finales del siglo XIII comienzan a revelarse signos de inestabilidad: guerras,
destierros de población y crisis productivas. Sumado a ello, movimientos de pueblos: los libios, los
israelitas, los arameos, los frigios y los denominados “pueblos del mar”. Estos últimos son referidos en
las narraciones de dos campañas egipcias contra una coalición de libios que intentó penetrar por el
delta. Los especialistas infieren que se habría tratado de mercenarios al servicio de las tropas libias.
Para una visión de conjunto, se propone el siguiente texto:

Mario Liverani, op. cit. Capítulo 22: Crisis y reestructuración.


1- Indicadores de crisis en la región.
2- Disponibilidad de fuentes.
3- Bipartición política en el Oriente Próximo.
4- Innovaciones tecnológicas.
5- Nuevos estados en la franja sirio-palestina.

A partir de aquí nos ocuparemos del fenómeno imperial. Aunque el imperio acadio y Ur III se sitúen a finales
del tercer milenio a.C., las formaciones imperiales constituyen verdaderamente un fenómeno que no puede
soslayarse al estudiar el segundo y el primer milenio a.C., no sólo por la cantidad de imperios que se suceden o
coexisten, sino también y, fundamentalmente, por la centralidad que la historiografía ha dado al fenómeno
imperial y por los debates acerca de la interpretación del mismo que se han producido en los últimos años.
Ya hemos visto (Unidad II) cómo diferentes disciplinas vienen haciendo aportes que implican reelaboraciones
con respecto a la cuestión del Estado. Ahora nos ocuparemos de las peculiares formas de organización estatal
que son los imperios. Usaremos la definición de Cristina Di Bennardis: "Un estado imperial es aquel que
posee la capacidad de dominar a otros Estados anteriormente autónomos, a través de la utilización de
la coerción directa (guerra, represión interna) o de la indirecta (ideológica). Esta situación permite al
imperio detentar un efectivo control, político y territorial; y unir todo el espacio dominado bajo el mismo
sistema administrativo (tributos, pesos y medidas, precios, lengua franca). Los imperios tienen una
naturaleza multiétnica debido a los diferentes pueblos y culturas que integra bajo el control político,
cultural y religioso del grupo étnico central. Además han de considerarse las relaciones centro-periferia,

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con un retroceso de la periferia porque parte de ésta se halla incluida en el Imperio bajo diferentes
medios."

Actividad:
1. ¿qué aspectos consideraría usted al abordar el fenómeno imperial? Puntualice los que surgen al
analizar la cita precedente.
2. Localice en los cuadros cronológicos y mapas correspondientes, con la finalidad de lograr una
ubicación témporo-espacial. Consideramos formaciones imperiales a Akkad, Paleobabilonia, Imperio
Asirio Antiguo, Imperio Hitita, Imperio Nuevo egipcio, Neoasiria, Neobabilonia, Persia, entre otros.

Comenzaremos analizando:
Michael Mann, óp. cit. Capítulo 5: Los primeros imperios de dominación: la dialéctica de la cooperación
obligatoria.
En este capítulo el autor discute la caracterización de las formaciones imperiales que nos ocupan como
imperios territoriales y los análisis desde la visión centro-periferia. Prefiere el uso del concepto imperios
de dominación ya que describe mejor "(...) las federaciones inestables de gobernantes postrados a los
pies de Sargón (...)"20
Plantea que la visión centro-periferia supone una concepción parasitaria en la cual la transferencia
sistemática de riquezas desde la periferia al centro, provoca constantes revueltas por la depredación de
la periferia. En oposición, sostiene la cooperación obligatoria, procesos económicos que fueron
funcionales para el desarrollo del poder y estuvieron impuestos por la represión; entre las estrategias
de la cooperación obligatoria considera: la pacificación militar, el multiplicador militar, la imposición
autoritaria de valor a los bienes, la intensificación de la fuerza de trabajo por coerción, la difusión
coercitiva. La cooperación obligatoria integra técnicas económicas y militares de gobierno; estos cinco
aspectos enunciados podrían llevar a un desarrollo económico general, es decir, a dinamizar la
economía. La cooperación obligatoria constituye una estrategia de los imperios de dominación como lo
son también la dominación por medio de clientes, el gobierno militar directo, el desarrollo de una
cultura común de la clase dominante. Siguiendo este planteo es importante que se detenga en el
análisis de estas estrategias de dominación desarrolladas en las páginas 211-216.

Para la formación imperial acadia consultaremos:


Mario Liverani, op.cit. Capítulo 8: El imperio de Akkad.
Tenga en cuenta:
1. Fuentes.
2. Concepción de la realeza.
3. Estrategias de dominación.

20Michael Mann, op.cit., Capítulo 5, p. 216. Aunque la cita refiera al primer imperio, el acadio, este concepto se plantea como
válido para las otras formaciones imperiales.

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4. Relación nómades - sedentarios.


5. La caída de la dinastía acadia (en relación con esto último, puede volver a la Unidad II, punto:
Alcances y limitaciones de las fuentes, y revisar las referencias a la "Maldición de Akkad".
¿Puede usted justificar la afirmación allí vertida en cuanto a que tergiversa hechos y constituye
un ejemplo de narración interesada? Vincule con lo que Liverani denomina la parábola del poder.
6. ¿En qué planteos de este autor encuentra semejanzas con los de Mann?

Hacia fines del tercer milenio a.C. se incrementa la presencia nómade en la región, nómades ajenos al
sistema palatino y ciudadano, según expresión de Liverani; se producen importantes movimientos de
pueblos, semitas e indoeuropeos, muchos de ellos, con una presencia mejor documentada desde el
segundo milenio a.C.21 Es común visualizar "como bárbaros" a los nómades-seminómades desde la
perspectiva de los agricultores sedentarios o, al menos, la de las elites letradas urbanas que produjeron
los testimonios escritos22.
"Bárbaros" son considerados los Guti, herederos de la estructura administrativa de Akkad. Contra ellos
continúan luchando, en el período llamado Renacimiento sumerio, viejas ciudades como Uruk. La III
dinastía de Ur inicia un intento de centralización (control de rutas comerciales, grandes construcciones,
nuevas obras de riego) que termina en una desintegración a la cual hace referencia el "Lamento por la
destrucción de Ur" (ver nuevamente Unidad II, punto citado). Esta y otras fuentes colocan en el mismo
plano lo económico y político y lo atribuyen a la voluntad de los dioses; de lo que se trata es de una
crisis multifacética: disminución de la producción, desabastecimiento de las ciudades, disgregación del
poder central, incursiones de los semitas Martu o Amurru (que aparecen en textos de Ebla, Akkad, Ur
III). Estos últimos son pueblos organizados tribalmente que vienen expandiéndose desde tiempo atrás
por las regiones siria y mesopotámica.
Liverani llama a este fenómeno de finales del tercer milenio, la crisis del Bronce Antiguo y refiere a la
crisis de la urbanización que los datos arqueológicos confirman: desaparición súbita de ciudades,
presencia de grupos tribales trashumantes con elites guerreras en Palestina; desurbanización en Siria y
en la Alta Mesopotamia, retroceso de la ocupación agrícola, presión tribal que amorreiza los "espacios
vacíos"; novedades en la cultura material en Anatolia e Irán, que el autor asocia a movimientos de
población indoeuropea (la crisis de fines del Bronce Antiguo, 2300 - 2000 a.C., abre vacíos
demográficos y políticos que, según Liverani, no son ajenos a la difusión de los indoeuropeos). Por las
mismas razones, pueblos semitas ocupan especialmente la región siriopalestina y mesopotámica.
El autor atribuye la crisis al exceso de explotación y concentración urbano- palatina de los recursos,
inmovilizados con fines de prestigio; también al aumento de la aridez, a las luchas político-militares, al
colapso del sistema político.

21 Siguen siendo innumerables los estudios y debates acerca de estos pueblos, por ejemplo los referidos a la denominada
"cuestión indoeuropea".
22 Al respecto, puede remitirse nuevamente al punto Alcances y limitaciones de las fuentes, y revisar las consideraciones allí

vertidas sobre las culturas no urbanas como así también las fuentes citadas

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Paleobabilonia
El período comprendido desde la caída de Ur III hasta la conquista hitita de Babilonia (siglos XX a XVI
a.C., aproximadamente) se denomina paleobabilónico. En este período asistimos a lo que Liverani
denomina sistema político regional, con intentos de hegemonía y rivalidades entre Isin, Larsa,
Babilonia, Susa, Mari y Assur.
Centraremos nuestro estudio en la formación imperial babilónica, para lo cual analizaremos:

Liverani, M .op.cit. Capítulo 14: Hammurabi de Babilonia.


Liverani desarrolla los mecanismos que Hammurabi pone en juego para lograr la centralización
política. La concepción del rey como "buen pastor" no sólo tendrá fines propagandísticos sino que
dará cuenta de un fenómeno social amplio, de una reestructuración de las relaciones sociales ligada a
un avance de la "privatización", visible por ejemplo, en la apropiación por parte de las elites de tierras
de concesión real y en la crisis de las familias extensas y de la solidaridad familiar.
En el período paleobabilónico, hacia el norte de Mesopotamia, zona de aldeas agrícolas y
urbanización, se sitúan dos núcleo: la ciudad de Assur y el triángulo de Asiria ("el país de Subartu" con
la importante Nínive). Assur, con una estratégica posición para los intercambios comerciales,
subordina al triángulo y se constituye en centro político. Los reyes asirios muestran vocación militar y
comercial fortaleciéndose el poder del palacio en la formación estatal asiria, inmersa en la red
comercial de la Alta Mesopotamia a Anatolia

El imperio nuevo egipcio


Casi simultáneamente, con el fin del período paleobabilónico, se desarrolla la formación imperial egipcia
denominada Imperio Nuevo (1540-1070 a.C. aproximadamente, dinastías XVIII a XX). Colin Walters23
fecha el Imperio Nuevo entre 1567 y 1069 a.C. y plantea que la lucha contra los reyes hicsos (asiáticos
que controlaron grandes zonas de Egipto durante el Segundo Período Intermedio) fue dirigida por
miembros de una familia tebana entre los cuales destaca Ahmosis, que encabeza la dinastía XVIII; con
sus éxitos militares incrementó la influencia egipcia en Asia Occidental (lo que supuso enfrentamientos
con Mittani, reino ubicado hacia el norte del Eufrates) y logró la dominación de Nubia.
El control de los territorios asiáticos quedó en manos de guarniciones, de funcionarios civiles
(gobernadores provinciales) y, en centros importantes de población, en las de los príncipes locales cuyos
hijos fueron conducidos a Egipto. En el caso de Nubia se puede hablar de un dominio casi absoluto: dice
Walters que después de los soldados llegaban los administradores, mineros, comerciantes, sacerdotes,
que ocupaban, explotaban (en especial las minas de oro) y construían; al frente se hallaba un funcionario
con el título de "hijo del rey de Kush".
Pertenece a la dinastía XVIII Amenofis IV (siglo XIX a.C.). Tradicionalmente el reinado de este rey se
conoce como el período de Tell el Amarna y al faraón como Ajnatón (o Akhenatón), que adopta al dios
Atón e intenta suprimir otros cultos, especialmente el del poderoso dios tebano Amón. Afirma

23 Colin Walters, C. El Antiguo Egipto. En, Cotterell, A. (ed.), op. cit..

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Avdiev24 que este faraón "(...) realiza una gran reforma religiosa que tenía como fin sustituir al antiguo
y tradicional politeísmo por el nuevo culto del único dios del Sol (...) En la base de esta reforma se
hallaban determinadas causas económico-sociales (...)". La reforma enfrentó a Ajnatón con el
sacerdocio tebano.
Avdiev sostiene que la religión podía ser utilizada para fortalecer la influencia política y cultural de
Egipto en los países vecinos y que, en este sentido, las nuevas formas del culto al único dios del sol
resultaban, por su simpleza, más accesibles y comprensibles para los egipcios y los otros pueblos
dominados por Egipto. Estos planteos conllevan la cuestión de si, en el período del El Amarna, se llega
a un monoteísmo25. Por otra parte, las excavaciones realizadas en El Amarna (desde fines del siglo
XIX), han proporcionado un rico material para el estudio (restos del palacio real, el "archivo", la
"escuela de escribas", templos a Atón, ricas haciendas, casas de comerciantes y artesanos, barriadas
habitadas por trabajadores de las necrópolis, depósitos, graneros, tumbas, imágenes e inscripciones
en las paredes de las cámaras funerarias).
De todos modos, muchos son los testimonios que se perdieron, pues la hostilidad que provocó el
"faraón hereje" se puso de manifiesto al ser arrasada su ciudad y borrado su nombre tras su muerte.
Este período ha sido objeto de diferentes interpretaciones y,al decir de Kemp, "(...) cómo y por qué
Ajnatón acabó apartándose de la mentalidad de su época es un misterio que, seguramente, jamás
resolveremos." 26
Durante el reinado de Tutankhamón, la corte regresa a Menfis; uno de sus integrantes, Horemheb,
comandante del ejército, asume el control del país. Se inicia la dinastía XIX (aunque para algunos
historiadores es Ramsés I el fundador). Se debe restablecer la influencia egipcia en Siria y Palestina y
se produce el enfrentamiento con los hititas y la posterior firma de un tratado en la época de Ramsés II.
Desde entonces aumenta la presión en la costa mediterránea (batallas en el delta para rechazar tribus
libias; es interesante señalar que un documento sobre este acontecimiento hace referencia a Israel y
sugiere que el éxodo de los hebreos de Egipto tuvo lugar en el reinado de Ramsés II). Posteriormente,
una confederación de "pueblos del mar" se extendió por Siria y Palestina intentando invadir Egipto
durante el reinado de Ramsés III, que puede considerarse el último gran faraón del período.
Comenzamos a internarnos en lo que los historiadores denominan la crisis del 1200 a.C.. Según
algunas periodizaciones, ésta marca el fin del Bronce Tardío y el inicio del Hierro. Garelli y Nikiprowetzky
sostienen que "La situación que se creó como consecuencia de la invasión de los ‘pueblos del mar’,
hacia el año 1200 antes de nuestra era, escapa a la investigación histórica y es dudoso que jamás
pueda precisarse. Tenemos algunos conocimientos sobre las nuevas potencias a través de documentos
varios siglos posteriores a aquel acontecimiento (anales asirios, inscripciones jeroglíficas hititas, relatos

24 V. I. Avdiev (1986): Historia económica y social del Antiguo Oriente. I El Egipto Faraónico, Akal, Madrid, p. 91
25 Al respecto es interesante la observación de Kemp "... Desde los primeros días de la egiptología, una pregunta ha fascinado a
las personas: ¿Es esto monoteísmo? Es una fascinación que en el pasado se vio alimentada por la idea estrecha de los
occidentales de que creer en un dios es superior en varios. Sin embargo es casi imposible dar una respuesta acertada en estos
términos. La religión es un fenómeno demasiado complejo para tratarlo con etiquetas simples..." Kemp, op.cit. Capítulo VII Un
universo en miniatura: la ciudad de El -Amarna,. Pág. 334
26 Ibidem pág. 332.

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bíblicos), pero la fecha y las circunstancias de su instauración permanecen envueltas en la sombra." 27


Los autores plantean la situación geopolítica: decenas de reinos hititas en la llanura siria, incursión
asiria hacia el Mediterráneo recibiendo el tributo de Biblos, Sidón y Arvad (aunque las ciudades fenicias
continúan independientes). Más al sur, filisteos e israelitas, se disputan Canaan. En Mesopotamia,
asirios, babilonios y elamitas intentan imponer su hegemonía. En este contexto se destaca la expansión
aramea desde el desierto sirio arábigo, tal vez empujada por una serie de hambres y por el crecimiento
demográfico, aunque las migraciones pudieron ser anteriores, imperceptibles pero continuas,
favorecidas por la desaparición del imperio hitita y la pérdida por parte de Egipto de las regiones
asiáticas.

Analizaremos el Egipto del Imperio Nuevo, a través de la siguiente bibliografía:


Barry Kemp, op.cit. Capitulo V: “Egipto en el Imperio Nuevo. El Estado en su plenitud”
1. Factores del enriquecimiento material de los templos.
2. "Reversión de las ofrendas".
3. Los templos como centros productivos (información arqueológica y escrita que cita el autor)
4. Importancia del dios Amón en relación con la monarquía.
5. Poder de los administradores de los templos.
6. Los palacios. Aspectos económicos y administrativos.
7. Cambio en la posición internacional de Egipto. El militarismo. Importancia de la información
que brindan las cartas de El -Amarna.
8. Jefes militares, escribas y sacerdotes: conflictos al interior de los sectores altos.

Amélie Kuhrt, op. cit. Segunda parte: Las grandes potencias (c. 1600-c. 1050) Capítulo 4: “El Egipto
imperial: El Imperio Nuevo (1552/1559-1069) (Fragmentos seleccionados de pp. 215-219 y pp. 243-
253) Capítulo 6: “Siria y Levante”. Punto 4: El imperio egipcio en Siria-Palestina
1. Fuentes a partir de cuyo análisis puede reconstruirse el período considerado.
2. Representaciones del faraón.
3. Aspectos del militarismo egipcio. Cambios en el ejército.
4. Análisis que realiza la autora del tratado de paz firmado con el estado hitita.
5. Acerca de la intervención egipcia en Siria-Palestina y en Nubia: fuentes,
estrategias de control, aprovechamiento de los recursos.

Anteriormente referimos a la crisis de 1200 a.C., en especial a su aspecto político o más bien
geopolítico. Siguiendo a Liverani28 agregamos otros aspectos de esta crisis: despoblamiento, problemas
demográficos, aumento de exacciones por parte de los palacios, mayores presiones tributarias exigidas
por los que vencen en las guerras (quienes, para reducir sus crisis, provocan destierros,

27 P. Garelli y V. Nikiprowtzky (1985): El próximo oriente asiático. Los imperios mesopotámicos. Israel, Labor, Barcelona. Capítulo
Primero, La expansión aramea, p. 3.
28 Liverani, M. op.cit... Capítulo 22: Crisis y Reestructuración.

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desplazamientos de población hacia regiones más pobres). La crisis se manifiesta también en la


producción, el tráfico caravanero, hambres, pestes, incremento de la servidumbre por deudas,
correlativamente al deterioro de los lazos de solidaridad aldeana. Lo reyes ya no aparecen como
protectores sino exaltados en sus habilidades guerreras.
Hacia el occidente del Oriente Próximo, zonas de colinas y montañas marginadas hasta la época, se
incorporan al asentamiento estable con aldeas y pequeñas ciudades, mientras que en la franja de las
rutas caravaneras aumenta el peso político de los nómades. En Palestina varios pueblos con semejanzas
lingüísticas y relacionados con los antiguos habitantes cananeos, se dividen en grupos "nacionales" (su
pertenencia no proviene de la posesión de un territorio, sino de la descendencia de un antepasado común
o por el parentesco actual; por la lengua, religión y costumbres). Más al norte, los estados arameos,
pueden caracterizarse como gentilicios: la sede del poder no es el palacio sino la estirpe o "casa". Más
hacia el este, en Asiria y Babilonia, tribus arameas permanecen extrañas a la formación estatal.

El imperio neoasirio
La Asiria del Reino Medio (Imperio Medio, 1375-1047 a.C.) se enfrenta con Babilonia y ésta con Elam.
La existencia de reyes de renombre como Tiglat-Pilaser I en Asiria o Nabucodonosor I en Babilonia, hace
parecer que la crisis no afecta a la región mesopotámica. En realidad se dará más tardíamente, hacia el
1000 a.C. en lo demográfico, productivo, político y cultural.
Asiria se recupera y consolida hacia el siglo IX a.C., a través del poderío militar, la movilización
económica y laboral, reforzada por una propaganda triunfalista que exalta la crueldad de los
vencedores. El imperio asirio del primer milenio a.C. (Imperio Nuevo o Neoasiria) es una red de
comunicaciones y centros administrativos con gobernadores a veces asirios, otras locales, mientras que
en las zonas limítrofes priman el vasallaje y el pago de tributos. Es en el siglo VIII a.C., con Tigalt-Pilaser
III y con Sargón II el imperio se organiza y cohesiona en un sistema provincial, en el cual los príncipes
locales son reemplazados por gobernadores asirios, se instalan guarniciones asirias, los estados
conquistados se convierten en las nuevas provincias asirias, se practican deportaciones como forma de
contraposición a los poderes locales y para repoblar y hacer producir las tierras conquistadas. Todo ello
se acompaña de construcciones celebrativas y se desarrolla la ideología imperial. Nínive aparece como
centro del mundo, aunque el imperio coexiste con reinos poderosos (medos, babilonios), con pueblos
inestables y ciudades (como las fenicias, que irán perdiendo su independencia; Sidón, por ejemplo, será
anexionada en el siglo VII a.C.29
Para abordar este imperio te proponemos la lectura de los siguientes textos:

Michael Mann, op.cit. Capítulo 8: “La revitalización de los imperios de dominación: Asiria y Persia”

29Las razones por las cuales los imperios dominan tardíamente a los puertos comerciales del Mediterráneo oriental, por ejemplo
las ciudades fenicias, será objeto de un análisis más detenido en el siguiente punto de esta Unidad al tratar, en la obra de
Polanyi, el capítulo de R. Revere.

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1. El desarrollo de los recursos de poder, en especial el ideológico 30.


2. El militarismo asirio.
3. Las estrategias de gobierno: la cooperación obligatoria y el nacionalismo difuso de clase alta.

Mario Liverani, op.cit. Capítulo 29: “La estructura del Imperio Neoasirio”
1. Relación ciudades - campo.
2. Expropiación de las comunidades de aldea.
3. Servidumbre y esclavitud campesina.
4. Acceso a la tierra. Los latifundios.
5. Prestaciones en especie y laborales.
6. La práctica de las deportaciones en relación con la producción.
7. El ejército asirio.
8. La ideología imperial. Justificación de la conquista. La propaganda imperial. Interpretación
ideológica de la realidad.
9. La realeza asiria. El refuerzo del poder a través del aparato celebrativo.

El imperio persa
A diferencia del imperio neoasirio, el persa se dio una estrategia de absorción de los centros de poder
alternativos, más que de eliminación. En ese marco, la tolerancia religiosa y la permisividad en relación
con las tradiciones locales deben entenderse como una estrategia de dominio universal. Mann advierte
que los persas supieron configurar una solidaridad ideológica de la clase gobernante noble basada en
una cultura mucho más cosmopolita que sus predecesores imperiales. Al mismo tiempo señala que,
debido a las enormes dimensiones y a la diversidad ecológica del imperio, había regiones que más que
provincias imperiales eran estados clientes semiautónomos.

Liverani, por su parte, puntualiza que la idea de imperio universal de los persas tiene un claro origen
mesopotámico: Ciro es “Rey de la totalidad, gran rey, rey fuerte, rey de Babilonia, rey de Súmer y Akkad,
rey de las cuatro partes del mundo”. El autor sostiene al respecto: “Los persas tienen que vérselas no
sólo con un escenario mucho más grande, sino también con su inferioridad cultural frente a reinos de
tradiciones mucho más ricas, más complejos, con más recursos económicos y sociales, con
elaboraciones ideológicas y culturales más sofisticadas. Por eso no suelen destruir, sino que tratan de
asimilar, de usar, de volver a formular.”31

Liverani, Mario (1995) “Capítulo 32: Los medos y la unificación persa. Punto 3: Los persas y la
unificación de Oriente Próximo; Punto 4: La nueva formulación de la ideología imperial”.

30 Mann, en el Capítulo 1, refiere a cuatro fuentes de poder social: ideológico, económico, militar, político. Con respecto al
primero manifiesta que para comprender el mundo hace falta que se impongan conceptos y categorías de significado; quienes
los monopolizan pueden ejercer poder, al igual que los portadores de normas que, a menudo, lo son las religiones. Considera a
las prácticas estéticas y a los rituales como otras fuentes de poder ideológico.
31 Liverani, op.cit., p.718.

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1. Realice una caracterización y análisis de los elementos sociales, económicos y políticos del Imperio
Persa Aqueménida.
2. Desarrolla la afirmación: "Esta estrategia del imperio universal formado por absorción más que por
eliminación de los centros de poder alternativos, es muy distinta de la asiria, y resulta adecuada a las
nuevas dimensiones del problema". (p. 718)

Del capítulo 8 de Michael Mann, ya citado, puede usted leer el apartado dedicado al Imperio Persa
(pp. 343-357)

1. Innovaciones en la esfera del poder ideológico como forma de moral de la clase gobernante.
2. El centro del imperio era despótico pero su poder infraestructural era débil.

-BEAULIEU, Paul-Alain (2005) “World hegemony 900-300 BCE”, en: SNELL, Daniel (Ed.) A companion to
the ancient Near East, Blackwell, Oxford, pp. 48-61. Traducción para uso interno de cátedra: Ailén A.
Longhi y Eugenia Prevedi.

Este texto te permite analizar los tres imperios desde una perspectiva comparada. Para ello te
proponemos las siguientes consignas.

Imperio Asirio
1) ¿Qué aspectos distinguen al imperio asirio del resto de las regiones del Cercano Oriente durante el
siglo IX a.C.?
2) Analiza la importancia de la construcción de nuevas capitales y del sistema provincial.
3) Analiza el fenómeno de la “asirianización” de las regiones conquistadas e identifica sus objetivos.
4) Identifica las características de la “verdadera” fase imperial de Asiria.
5) Analiza el fenómeno de las deportaciones y sus consecuencias.
6) Identifica los cambios introducidos por los asirios a nivel cultural e ideológico.
7) ¿Cuáles son los factores considerados para explicar la caída del imperio asirio?

Imperio Babilónico
8) Diferencia las formas en que se organizaron espacialmente los imperios asirio y babilónico.
9) Analiza el rol simbólico de Babilonia, la ciudad, y su importancia como instrumento de legitimidad.
10) Explica el fenómeno de la “negación sistemática del hecho imperial” por parte de los
neobabilonios.
11) Identifica los elementos del imperio asirios que fueron reutilizados por los neobabilonios.
12) Identifica los factores que influyeron en la caída del imperio neobabilonio.

Imperio Persa
13) Analiza cómo se dio la transición entre el imperio babilónico y el persa.

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14) Diferencia la política seguida por los aquémenidas con los pueblos conquistados y aquella
característica de los asirios.
15) Enumera las características del arte imperial persa.
16) Explica la estabilidad y permanencia del imperio persa en relación a los imperios asirios y
babilónico.
17) Analiza la caída del imperio persa frente a Alejandro Magno.

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PALEOHISTORIA E HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO DE LECTURA

Alcances y limitaciones de las fuentes arqueológicas y escritas


La reconstrucción de la historia del Cercano Oriente antiguo requiere del trabajo de historiadores y
arqueólogos. Al respecto, dice Liverani: “El historiador del antiguo Oriente se ve obligado a convertirse
en arqueólogo de campo y filólogo, en una medida desconocida por otros sectores, que se enfrentan a
competencias más parceladas y a una cadena productiva más consolidada.” 32 En particular, en
relación con las fases protohistóricas, para las que no se cuenta con documentación escrita, la
investigación se apoya en las técnicas de excavación prehistórica y en los datos ecológicos,
paleobotánicos, arqueozoológicos. A esto hay que agregar que el historiador que se dedica a estudiar
estas sociedades también debe poder hacer uso de los aportes teóricos de la sociología y de la
antropología social y cultural, con el propósito de superar el relato de acontecimientos.
La investigación del siglo XIX construyó una imagen del Cercano Oriente antiguo que enfatizaba los
logros de la civilización: la escritura, las obras arquitectónicas monumentales, las ciudades.
Contribuyó a la construcción de esta imagen el hecho de la desigual conservación de los restos. En su
mayoría, se trata de sepulcros, templos, palacios. Por eso, conocemos con mayor grado de certeza
aspectos relativos al gobierno y a la configuración de las creencias por parte de los sectores
dominantes. Por el contrario, hay pocos testimonios directos acerca de la vida cotidiana en las aldeas
de campesinos, así como de los grupos nómades o seminómades. Si accedemos a algunas
informaciones sobre estos grupos es a través de fuentes provenientes de templos y de palacios. Se
trata de informaciones elaboradas por el poder, por lo tanto, de un relato “interesado” y para los
investigadores constituye un conocimiento indirecto que, para muchos autores, puede contribuir a
configurar representaciones distorsionadas.

La investigación arqueológica
Renfrew hace referencia a los cambios operados al interior de la arqueología: “Durante más de un
siglo, hasta la década del 1950, el estudio de la civilización primitiva consistía, fundamentalmente, en
la excavación de grandes yacimientos del mundo antiguo, así como en la descripción cuidadosa y en
la publicación de estos hallazgos. (…) Lo que resulta indudable es que durante las tres últimas
décadas se ha producido un cambio en el dominio de la arqueología. Mientras que antes era
suficiente con recuperar y describir una serie de restos, ahora se trata de penetrar, mediante la
comparación y la generalización, en los procesos más generales que subyacen en la formación de la
civilización.”33
La arqueología contemporánea no se dedica tanto a la arquitectura monumental sino más bien a
indagar en las relaciones entre los centros urbanos y sus entornos rurales, el aprovechamiento de los
recursos y el rendimiento de las cosechas, la organización de la mano de obra, los circuitos de
intercambio, la distribución de la población, los contactos interétnicos, por citar algunos aspectos que

32Mario Liverani, op. cit., p. 24.


33Colin Renfrew, op. cit., pp. 31-32.
Sin duda, a esto ha contribuido la Nueva Arqueología. Remitimos a la Unidad I del cuadernillo de Prehistoria General y
Americana.

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PALEOHISTORIA E HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO DE LECTURA

focaliza la investigación actual. Haremos referencia, a continuación, a algunos ejemplos que ilustran
las nuevas orientaciones de la investigación arqueológica.
Sucesivas excavaciones en los sitios de Uruk y Jemdt Nasr (Baja Mesopotamia) han documentado
desde la mitad hasta fines del IV milenio y el temprano III milenio a.C.. El templo de Eanna en Uruk es
importante no sólo como ejemplo de arquitectura monumental sino porque a través de una cantidad
de vestigios ha sido posible plantear interrogantes acerca de la posibilidad de una temprana
organización administrativa centrada en el templo. Sólo para la construcción de la terraza de ladrillos
de barro se habría necesitado que 1500 personas trabajaran durante cinco años diez horas por día.
Abundantes artefactos recobrados en las proximidades del edificio darían cuenta de un complejo sistema
administrativo; se trata de sellos cilíndricos que reproducen actividades agrícolas (como alimentación del
ganado), actividades rituales (representando a un individuo al que se designa como rey sacerdote –En-)
manufactura de vasijas y de tejidos. A esto se agregan las tempranas evidencias de escritura materializada
en registros pictográficos grabados en tablillas de arcilla, cuya interpretación provee información
significativa acerca de la organización económica del templo: reparto de tierras, asignación de semillas y
animales, distribución de raciones de comida, etc.. Para algunos investigadores, estas evidencias dan
cuenta de la existencia de un temprano sistema de redistribución con centro en el templo y han sido el
punto de partida de debates acerca de la organización de la economía “pública” de Uruk.34
En cuanto a las nuevas orientaciones de la investigación arqueológica en Egipto, Barry Kemp, nos ofrece
un amplio panorama. El planteo de lo que este autor denomina ideal de superanbundancia (en relación
con la capacidad, por parte del Estado, de almacenamiento de excedentes) se ve corroborado, en parte,
a través del análisis del Rameseum, templo funerario de Ramsés II en Tebas (Imperio Nuevo).
“Para dar una idea al lector de la enorme concentración de cereales que podía guardar unos de los
grandes templos, se ha calculado la capacidad total de las cámaras en donde posiblemente se
almacenaba grano (…) Cuando traducimos a las antiguas medidas egipcias, asciende a 226.328 kahr (o
‘sacos’). Partiendo de una ración media de 66 kahr anuales de escanda y cebada para la familia de un
obrero (corroborado en los registros del Imperio Nuevo procedentes de Deir el-Madina), los graneros del
Rameseo, si es que alguna vez llegaron a su capacidad, habrían sustentado a unas 3.400 familias
durante un año, es decir, de 17.000 a 20.000 personas, la población de una ciudad mediana (…).[el
autor concluye que] (..) la capacidad de almacenamiento está bastante por encima de las necesidades
inmediatas de la población residente que dependía de ellos. En períodos de estabilidad interna, la
economía de la época faraónica operaba a un nivel más alto que el de la subsistencia.”35
Fuera de Egipto, los asentamientos en Nubia36 han sido objeto de investigaciones arqueológicas. Hay
sabemos que “La conquista egipcia de Nubia había comenzado en la dinastía I. Durante el Imperio

34 John F. Robertson: “La organización económica de los antiguos templos mesopotámicos”, en Jack Sasson (Ed.): Civilizations of
the Anciant Near East, Vol. I, pp. 8-9. Traducción de Eleonora Ravenna para la cátedra de Historia de Asia y Africa I, Escuela de
Historia, Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario.
35 Barry Kemp, op. cit., p. 248.
36 Las fuentes egipcias denominan Nubia al actual Sudán que, junto con Punt – actuales Eritrea y Etiopía- eran regiones donde

los egipcios obtenían incienso, mirra, oro, marfil, ébano, pieles y esclavos. Tenga en cuenta al respecto el artículo de Campagno
“Sobre bienes de prestigio, orden y caos. El Estado egipcio y sus periferias durante el período Dinástico Temprano (ca. 3000-
2700 a. C.)”, al que se hace referencia en esta misma unidad.

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PALEOHISTORIA E HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO DE LECTURA

Antiguo, los egipcios dieron los primeros pasos para establecerse en Nubia. Ello reflejaba una actitud
que se iría acentuando cada vez más en períodos posteriores: la de que Nubia era casi una provincia
del Estado egipcio.”37
Se han identificado dos fases de construcción de fortalezas en Nubia durante el Reino Medio. Las
fortalezas poseían graneros y tenían puestos de defensa fijos. La interpretación de una serie de
documentos, procedentes de una tumba de Tebas, contribuye a complementar el análisis de los
vestigios arqueológicos: los fuertes estaban en contacto entre sí y, posiblemente, con Tebas, a través
de informes regulares que dan cuenta de un sistema de vigilancia del desierto, para lo cual los
egipcios contaban con grupos de la población autóctona, los medyau. La red de control egipcia habría
incluido también la regulación de contactos con comunidades nubias del sur, fuera del dominio más
directo implementado por el estado Egipcio. 38
El desplazamiento del interés hacia aspectos que la arqueología tradicional no contemplaba ha
contribuido a desarrollar representaciones más complejas de las primeras civilizaciones y ha abierto
nuevas líneas de investigación. Por otra parte, los ejemplos que hemos citado dan cuenta de la
importancia de combinar investigación arqueológica y análisis de la documentación escrita.

La interpretación de las fuentes escritas


Cuando abordamos el problema de las fuentes para el estudio de las sociedades mesopotámica y
egipcia, debemos pensar que se trataba de sociedades con escritura restringida a los escribas y a
algunos miembros de las élites. Los historiadores distinguen entre fuentes internas –las producidas,
en este caso, por las sociedades mesopotámica y egipcia- y fuentes externas –informaciones que
pueden provenir de la Biblia, de los autores clásicos y de otras formaciones estatales
contemporáneas-.
Para Mesopotamia, contamos con numerosísimas fuentes internas, entre las que se destacan los
siguientes tipos39:
- Inscripciones conmemorativas: conmemoran actuaciones de los reyes (construcción de edificios,
batallas, etc.), están grabadas o escritas en tablillas o cilindros de arcilla, estelas de piedra u objetos
preciosos.
- Listas de reyes: se trata de listas de nombres de reyes, a los que se pueden agregar detalles como
los años de reinado y su filiación; buscando trazar genealogías. La más citada es la Lista Real
sumeria, redactada en la ciudad de Isin en el II milenio a.C. 40

37 Barry Kemp, op. cit., p. 213.


38 Idem, pp. 224-225.
39 Además de las que consideramos a continuación, los historiadores cuentan con fuentes que registran aspectos de la

economía de Egipto y Mesopotamia antiguos.


40 La Lista Real Sumeria fue redactada “(…) no antes de finales del siglo XIX [a. C.], aunque lo que pretende es incluir a los

monarcas de las distintas ciudades desde el comienzo de los tiempos. Su sistema consiste en presentar una serie de reyes de
una ciudad, seguida de otro grupo de monarcas de otra ciudad diferente. La duración de los reinados de los primeros monarcas
es enorme, y responde a todas luces a unos tiempos puramente legendarios, hipótesis confirmada por le hecho de que, según se
dice, gobernaron ‘antes del diluvio’. La lista continúa después del diluvio, atribuyéndose por fin a los distintos soberanos unos
reinados aparentemente reales. Se presenta a los reyes como soberanos de una determinada ciudad que ejerce una especie de
hegemonía sobre las demás, heredada de otra ciudad distinta, circunstancia que da comienzo a un nuevo período de

48
PALEOHISTORIA E HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO DE LECTURA

- Poemas épicos: se trata de relatos heroicos, de todos ellos el más citado es el Poema de Gilgamesh.
Otro tipo de poema es la Maldición de Akkad, que tergiversa hechos y constituye un buen ejemplo de
narración “interesada”.
- A esta somera clasificación, debemos agregar edictos, códigos, profecías, crónicas y los relatos
míticos, de los que nos ocuparemos más adelante.
En cuanto a las fuentes egipcias, destacamos los siguientes tipos:
- Listas reales: tienen similares características a las de Mesopotamia. Las más citadas son la Piedra
de Palermo y el Papiro de Turín, del Reino Antiguo y del Imperio Nuevo, respectivamente.
- Literatura didáctica o sapiencial: conjuntos de máximas y de consejos que dan cuenta de la moral
social.
- Literatura de tipo religioso: textos relativos al culto a los muertos, dentro de los que se encuentran
los Textos de las pirámides (V dinastía) y el Libro de los muertos (Imperio Nuevo).
- Podemos agregar diversos relatos (Las aventuras de Sinuhé, El campesino elocuente, El príncipe
predestinado, etc.) y poesías, especialmente himnos a los dioses y a los soberanos y lírica amatoria.
En relación con la interpretación de las fuentes, Mario Liverani 41 advierte que la mayoría de los textos
fueron elaborados con fines políticos precisos, por lo que constituyen una forma de propaganda que
vehiculiza concepciones e intereses de la realeza y estaban destinados al autoadoctrinamiento del
grupo dirigente. Para este autor, se trata de expresiones ideológicas, cuyas diversas formas el
investigador debe historizar (por períodos, áreas y ámbitos sociales), esclarecer sus funciones y
reconstruir las conexiones entre las expresiones propagandísticas y las situaciones políticas. En esta
misma línea, Joaquín Sanmartín plantea que “(…) la principal tarea del historiador no consiste en
filtrar las informaciones y separar las verdaderas de las falsas, sino en descubrir los mecanismos
mentales y las ideologías motrices de los textos, para acceder así a los esquemas simbólicos que
rigen en la sociedad que los produjo”.42
Liverani realiza una serie de señalamientos que resultan muy valiosos cuando se pretende acometer
el análisis de fuentes: en algunos documentos los reyes se representan a sí mismos como quienes
restituyen un orden alterado (las Reformas de Urukagina representan un ejemplo de este tipo de
estrategia de legitimación), y en la mayoría de los casos el monarca es representado como “el pastor
de su pueblo”, “el protector de los débiles” y el garante del orden frente al caos (observable esto
último en las fuentes egipcias). También es posible detectar el uso diferente del lenguaje en relación
con los enemigos, según se trate del público interior o de destinatarios externos. El aparato
celebrativo, dirigido al público interior, generalmente exalta la figura del monarca y las relaciones con
el exterior son presentadas en términos de hegemonía. Pero cuando se trata de la relación con otros
centros de poder, por necesidades comerciales o diplomáticas, se establece con el interlocutor una

supremacía (…), durante el cual él y sus sucesores ostentan el poder hasta que a su vez lo pierden a favor de una nueva
dinastía.”
Amélie Kuhrt, op. cit., p. 45.
41 Mario Liverani, op. cit., pp. 56-61.
42 Joaquín Sanmartín: “El Próximo Oriente asiático. Mesopotamia y sus áreas de influencia”, en Joaquín Sanmartín y José M.

Serrano, op. cit., p. 31.

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PALEOHISTORIA E HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO DE LECTURA

relación discursiva en términos de igualdad43. Otra cuestión a tener en cuenta en relación con las
fuentes es que, en muchos casos, fueron escritas con posterioridad a los hechos que narran, lo que
pudo haber obedecido a necesidades de legitimación. Esta característica condiciona el análisis de
ciertas problemáticas.44
Del conjunto de fuentes seleccionadas, privilegiaremos algunas para su análisis en este apartado y
para el resto propondremos un trabajo práctico. Nos centraremos en algunas cuestiones que
consideramos claves para el análisis de las fuentes.

La ideología de la realeza y la legitimación del poder


En el caso egipcio, los “textos de las pirámides” (Dinastía V), contienen especulaciones teológicas que
evidencian ideas diversas acerca de la naturaleza divina de la monarquía. Algunas leyendas de época
posterior (por ejemplo, el ciclo de leyendas compuestas probablemente durante el Reino Medio)
brindan información acerca de concepciones de la monarquía del Reino Antiguo: algunos faraones
son presentados como opresores, otros no; aparece el tema del monarca aburrido, del enamorado de
su general. Como dice Kuhrt, ”(…) el aura de majestad divina y sobrenatural que rodeaba al soberano
no impedía que al mismo tiempo se lo considerara miserablemente humano”. 45
Si bien para los súbditos era omnipotente, el faraón dependía de la buena voluntad de los dioses; no
tenía la omnipotencia de ellos. Por otra parte, diversas fuentes atestiguan que los cortesanos se
oponían a decisiones del faraón, especialmente las referidas al nombramiento del príncipe heredero,
lo cual tornaba incierta la sucesión y provocaba conspiraciones.
Estas interpretaciones son interesantes en cuanto matizan las imágenes tradicionales y
predominantes que imperan en la mayor parte de las fuentes: el faraón dios, en relación directa con
los dioses; el faraón piadoso que asegura la benevolencia de ellos y, así, las crecientes del Nilo, la
abundancia, en definitiva, la vida del Egipto todo; el faraón que protege, garantiza la justicia, el que
mantiene el orden por sobre el caos.
Deteniéndonos ahora en las fuentes mesopotámicas, en las Reformas de Urukagina (rey de Lagash) y
en la Inscripción real de Lugalzagessi (rey de Uruk), ambas correspondientes al Protodinástico, es
posible observar las estrategias de legitimación religiosa del poder. En la primera, se lee que el dios
Ningirsu (dios patrono de Lagash) le otorga a Urukagina el reino de Lagash e impone las disposiciones
contenidas en el edicto […cuando Ningirsu, el primer guerrero de Enlil, dio a Urukagina el reino de
Lagash, (y) su mano hubo tomado de la multitud 36.000 hombres; luego Ningirsu impuso sobre él los

43 Un ejemplo de esto lo constituye el tratado firmado entre egipcios e hititas tras la batalla de Kadesh (II milenio a.C.) a raíz de
que ambos estados se disputaban la región sirio palestina. De documentos hititas y ugaríticos se infiere que ninguno obtuvo
grandes ventajas territoriales; sin embargo, si se atiende a un poema épico del reinado de Ramsés II y a una serie de relieves, la
conclusión q que se llega es que le triunfo egipcio era indudable. Por otra parte, la versión hitita del tratado de paz demuestra
que fue firmado en pie de igualdad entre dos potencias que reconocían en su adversario a un igual.
Amélie Kurht, op. cit., p. 247.
44 El tratamiento que realiza Barry Kemp acerca del problema de la unificación del Egipto faraónico es ilustrativo de esta

cuestión.
45 A. Kuhrt, op. cit., pp. 172-173.

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PALEOHISTORIA E HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO DE LECTURA

decretos (divinos) de los primeros tiempos]. El rey es el elegido de los dioses y la ley es voluntad de los
dioses.
También Lugalzagessi “es elegido” por el dios supremo del panteón sumerio [A quien Enlil, rey de
todo el País, regaló la realeza sobre todo el País]. Uruk se representa como la ciudad principal de
Súmer debido a la protección de Enlil y el afán de hegemonía aparece como afán de dominio
universal […hizo seguros para él todos los caminos desde el Mar Inferior, pasando por el Eufrates y el
Tigris, hasta el mar Superior. De Levante a Poniente Enlil eliminó el miedo]. Para contextualizar esta
fuente hay que considerar que durante el Protodinástico se produjeron luchas por la hegemonía entre
las ciudades-estado súmeras.46
Los soberanos mesopotámicos son representados como “elegidos por la voluntad de los dioses”;
como garantes de la justicia y del bienestar; como “pastores de su pueblo”, lo que resulta una alegoría
del poder absoluto47. Si bien la legitimación religiosa estuvo siempre presente en la concepción
mesopotámica de la monarquía, esto no es equiparable a la divinización del faraón en Egipto.
Al respecto, resulta pertinente la siguiente aclaración: “Básicamente, la diferencia fundamental entre
la tendencia humanizante que la cultura mesopotámica tiene del rey y la concepción divinizante que
Egipto tiene de sus faraones radica en el carácter estrictamente político y ocasional –no ‘ontológico’
ni ‘teológico’- de esta divinización. Los escasos reyes que reclamaron la divinización no llegaron nunca
a formar parte de las listas canónicas de dioses, ni fueron considerados miembros de derecho del
panteón mesopotámico. La deificación ocasional de ciertos monarcas a finales del III milenio a.C. –
como Sulgi- hay que entenderla desde la función misma del rey en cuanto fuente de prosperidad y
bienestar (…) Además, estos procesos estaban avalados por la presencia en la literatura
mesopotámica de héroes y reyes míticos ‘medio hombre medio dios’ como Gilgamesh, lo que hacía
más fluctuante las fronteras entre lo heroico, lo sobrenatural y lo propiamente divino.”48

El rey como buen pastor


En diversas fuentes es posible detectar elementos del ideal de gobernante egipcio que, al decir de
John Wilson, “(…) reunía la gracia y el terror (…) El gobierno debe ser amable, pero terrible; del mismo
modo que el Nilo es amable y terrible en su poder efectivo.”49 En el Himno a Sesostris III50 (Reino
Medio) predomina una representación del rey como guerrero [El que subyuga a los países extranjeros
con su corona. El que dispara la flecha sin estirar la cuerda del arco. Aquel cuyo terror ha dado muerte
a miles de bárbaros.]
Es en las Instrucciones a Merikare el texto en que hayamos acabadamente la representación del rey como
buen pastor, lo que supone ser justo, protector y clemente [Apacigua al que llora; no oprimas a la viuda.
Guárdate de castigar equivocadamente. ¡Bien gobernada está la humanidad, el rebano del dios!] Wilson

46 Ver Liverani, op. cit., capítulo 6: La Mesopotamia protodinástica.


47 Un pueblo sin rey es como un ganado sin pastor.
Proverbio sumerio; Lambert, 1960: 229, 15 s.. Citado por Joaquín Sanmartín, op.cit., p. 62.
48 Idem, p. 65.
49 John Wilson: “Egipto”, en H. y H. A. Frankfort, J. Wilson y T. Jacobsen (1946): Mito y realidad, FCE, México, 1993, p. 99.
50 Faraón de la dinastía XII. Durante su reinado, Egipto extendió su influencia hasta Siria y Palestina en el norte y hasta la baja

Nubia en el sur.

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PALEOHISTORIA E HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO DE LECTURA

señala que “Lo antiguo de esta concepción se pone de manifiesto en el hecho de que una de las insignias
primitivas del faraón era un cayado de pastor y, además, porque de ese símbolo se originó una de las
palabras que significan ‘gobernar’.”51
Esta fuente corresponde al Primer Período Intermedio, que se caracterizó por el relajamiento de la
autoridad central.52 Algunos textos dan cuenta de esta situación, como las Lamentaciones de Ipuwer,
en que el protagonista responsabiliza al soberano de la situación de anarquía y desorden; el Diálogo
del desesperado, en el que el protagonista expone las miserias de la vida; o la Canción del arpista, en
la que predomina un tono escéptico y hedonista [Los dioses de otrora descansan en sus pirámides, y
también los nobles e ilustres enterrados en sus pirámides, (…) Porque nadie vuelve de allí, para que
nos cuenten cómo la pasan; (…) pon mirra en tu cabeza; vístete de telas finas; (…) realiza tus cosas en
tierra y no angusties tu corazón, hasta que llegue el día de la lamentación. (…) Pasa el día alegre y no
te canses porque mira, nadie se lleva los bienes al partir]
En este contexto adquieren significación las Instrucciones a Merikare, texto que puede interpretarse
como un intento de restablecer la autoridad de la monarquía apelando a la tradicional representación
del rey como buen pastor.

Situándonos en Mesopotamia, es recurrente la idea de protección a los súbditos, en particular la


defensa de los débiles ante la explotación o los abusos. Por ejemplo, en el “Código” de Hammurabi, el
dios sol Shamash ofrece al rey la vara de medir y una cuerda enrollada, símbolos de la función
justiciera y guerrera. De Bernardi, al analizar las representaciones del poder, considera al “código”
como “(… ) núcleo central de la acción propagandística de la realeza – columna vertebral del estado -
que tiende a reforzar el carácter “necesario” y “beneficioso” de la misma (…)” 53.

La autora aclara que esto no significa considerar al “código” como una ficción; las representaciones
proporcionan una imagen del rey que restaura templos, garantiza la abundancia, proporciona el agua,
extiende los cultivos, reúne a la gente dispersa, perdona, concede vida, edifica, construye canales de
riego. La legitimidad del monarca es reforzada, además, por otras vías, por ejemplo, por su directa
relación genealógica con los dioses, aunque más importante que la fundación mítico-religiosa de la
realeza es el carácter histórico - genealógico que se le atribuye. Otra de sus funciones era la de
establecer un orden justo. Hanmmurabi se denominaba “padre”, reforzando la idea de su relación con
la población; del mismo modo operaba la idea de “pastor”, como figura protectora de sus súbditos.

51 John Wilson, op. cit., p. 110.


Una constante en relación con la representación de la monarquía es que la misma garantiza el orden frente al caos. Marcelo
Campagno alude a esto en su ponencia “Sobre reyes-dioses y dioses-reyes.
52 “Entre las Dinastías VI y XI, a finales del II milenio a.C., Egipto atraviesa por una de las crisis más destacadas de su historia. Se

trata de un período que se presenta normalmente como una ‘época oscura’, realzándose el fuerte contraste con la prosperidad y
estabilidad del Imperio Antiguo. (…) si bien es cierto que hay un declive de los de los grandes centros políticos tradicionales (la
zona menfita especialmente), ello se compensa con la floración de los centros regionales, que ponen de manifiesto el nuevo
papel protagonista de las aristocracias locales. (…) Los textos insisten en forma muy gráfica y a la vez simbólica, en la imagen de
las pirámides saqueadas y de los sarcófagos de los faraones ahora vacíos y violados.”
José M. Serrano: “El Egipto faraónico”, en Joaquín Sanmartín y José M. Serrano, op. cit., pp. 172 y 174.
53 De Bernardi, Cristina: “Representaciones fundantes de la legitimidad y legalidad del poder en el “Código” de Hammurabi”, en

De Bernardi, C. y Díaz Molano, Luis ( comps.) (1999): Estado, sociedad y legalidad en la época hammurabiana, Rosario,
Prohistoria & Manuel Suárez Editor, p. 30.

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PALEOHISTORIA E HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO DE LECTURA

Una fuente “controvertida”


Es importante tener presente que ciertas fuentes no tienen una interpretación unívoca. Este es el caso
del edicto del rey de Lagash, conocido como Reformas de Urukagina o Uru-inim-gina (mediados del III
milenio a.C.). Le sugerimos que detecte las siguientes partes en que podría “descomponerse” el texto:
1. Abusos del palacio.
2. Situación de los débiles.
3. Disposiciones de Urukagina.
Al leer el documento, Ud, puede observar que se define una situación injusta, anterior a la llegada de
Urukagina al trono [Estos eran los usos de antaño…], y el monarca es representado restituyendo un
“orden correcto” que habría sido corrompido por los abusos de los poderosos en contra de los
débiles54. A través de tres autores, veremos las diferencias en cuanto a la interpretación de la fuente.
Para Thorkild Jacobsen, “Las reformas de Uru-inim-gina pretendían, fundamentalmente, asegurar la
justicia social, protegiendo a los débiles, los pobres, las viudas y los huérfanos, contra los posibles
abusos de los ricos y los poderosos. Ordenaron también la abolición de las deudas en las que
irremediablemente caían los pobres, y otro de sus objetivos fue la organización de una policía eficaz
para asegurar la seguridad personal. Uno de los objetivos de Uru-inim-gina fue introducir el nuevo
concepto de ‘propiedad’ en la administración del templo, afirmando la propiedad de todos los objetos
del templo por parte del dios y, centralizando, así, la administración.” 55
Para Bernardo Gandulla, quien hace referencia a este documento en su ponencia “Significación y
función del templo súmero en la historia de la antigua Mesopotamia”, las reformas deben analizarse
en el contexto del proceso en que el templo, que representaba la comunidad de iguales, comienza a
dejar de ser el Estado mismo para pasar a formar parte de él. El Estado somete al templo y explota en
beneficio propio las comunidades. Urukagina habría intentado, según Gandulla, restituir al templo lo
que era propiedad consuetudinaria, por lo cual se debería hablar más bien de restauración que de
reforma, porque se restituyen las tierras que habían sido patrimonio de las comunidades gentilicias.
Para Mario Livernai, el documento tiene un claro carácter propagandístico. El “remedio” (disposiciones
que parecen restablecer un equilibrio alterado) se presenta como una vuelta al pasado y se
enmascaran profundos cambios estructurales: clase socioeconómica endeudada, que cede
propiedades e hijos; pérdida de pequeñas propiedades familiares; servidumbre por deudas; aumento
de propiedades del templo, del palacio y de los funcionarios. Lo que es una tendencia se hace ver

54 “En el texto de la reforma se define a dos tipos de personas menos privilegiadas: uno es el su-blugal, el cultivador de una
parcela que a todas luces podía ser sometido por un individuo de categoría superior como el ‘capataz’ (ugulá) o el aristócrata (lú-
gu-la-bi); las reformas lo protegían de la violencia física ejercida por esos individuos de categoría superior. A su vez, el su-blugal
estaba en una situación mejor que el iginudo (literalmente, el ‘ciego’), cuyo trabajo podía utilizar el su-blugal, por ejemplo para
las labores de regadío. Estos dos grupos sociales se diferencian a su vez del ‘pobre’ y de los deudores, situación en la que se
podía incurrir a resultas del incumplimiento de las obligaciones pendientes, o como castigo por robo o por asesinato.”
Amélie Kuhrt, op. cit., p. 56.
55 Thorkild Jacobsen: “Súmer”, en Arthur Cotterell (ed.), op. cit., p. 161.

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PALEOHISTORIA E HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO DE LECTURA

como un abuso, corregido por el monarca quien, al ser un usurpador, habría tenido necesidad de
diferenciarse de sus antecesores y, de ese modo, lograr legitimación. 56

Representación de acontecimientos que provocan la caída de formaciones políticas


Nos centraremos en dos fuentes mesopotámicas: la Maldición de Akkad57 y el Lamento por la
destrucción de Ur. Acerca de la primera, existe consenso entre los historiadores en cuanto a que se
trata de una tergiversación de los acontecimientos que produjeron la caída de la dinastía acadia. En el
texto, redactado en el II milenio, se responsabiliza a Naram-Sin, rey de Akkad, de haber destruido el
Ekur, templo del dios Enlil en Nippur. Este acto de “herejía” habría precipitado la invasión de los guti,
cuando, en realidad, el fin del reinado de Naram-Sin fue anterior a dicha invasión.
Acerca de la fuente, Liverani plantea: “Otro famoso texto, la Maldición de Akkad, ha sido abordado
dando demasiada importancia a su ‘núcleo histórico’ y subestimando sus implicancias actuales.” 58 El
autor explica que los reyes de Akkad habrían restaurado en varias oportunidades el Ekur 59, y tales
restauraciones se habrían considerado irrespetuosas porque no contemplaban las indicaciones de los
oráculos y posiblemente tampoco las tradiciones culturales y arquitectónicas de la ciudad de Nippur.
Para Liverani, el trasfondo de la producción de este texto podría tener que ver con la polémica sobre la
oportunidad de restauraciones posteriores, al comienzo del período paleobabilónico. De acuerdo con
el planteo de Liverani, este texto constituye un ejemplo del uso ideológico de acontecimientos
pasados que, a su vez, son tergiversados. La Maldición de Akkad no sería, entonces, el relato de la
caída de la dinastía acadia, sino una construcción interesada en función de intereses del presente.
El Lamento por la destrucción de Ur hace referencia a la caída del Estado neosumerio o Dinastía III de
Ur, asediada por las incursiones amorritas y por la ocupación de los elamitas en el este.60 En el
poema, la destrucción de Ur se debe a una decisión inescrutable de los dioses [La mirada de Enlil se
dirigió benigna a los enemigos. Así han determinado An y Enlil el destino]. Por eso, Liverani plantea
que se trata de una interpretación de los hechos en sentido ideológico. 61 Este autor también señala
que en el texto pueden visualizarse los distintos aspectos de la crisis:
Productivos: Vacíos están los establos donde moraban las vacas; La oveja se olvidó totalmente de parir.
Ecológicos: Las yermas riberas del Eufrates y el Tigris no dejan crecer más que malas hierbas.
Jurídicos: ¿Dónde puede hallarse la sentencia justa?
Políticos: El poder pasó a tierra extranjera, a la que se mira con la cerviz doblegada.

56 Mario Liverani, op. cit, pp. 166-169.


57 Akkad, Agadé o Acad era el nombre de una antigua ciudad situada en el norte de Babilonia. Su localización exacta aún se
desconoce. En el III milenio a.C. Akkad será la primera formación imperial en Mesopotamia. Esta cuestión es tratada en la
unidad III.
58 Liverani, op. cit., p. 216.
59 Tengamos en cuenta que los acadios eran semitas que controlaron la Baja Mesopotamia, por lo cual el culto de la monarquía

al dios sumerio Enlil pudo haberse debido a la necesidad de “mostrar” una continuidad con la cultura sumeria.
60 Los amorritas, amorreos o martu eran grupos seminómades semitas originarios de la estepa siria de la margen derecha del

Eufrates, que se habían instalado en Mesopotmia entre fines del III milenio y comienzos del II milenio a.C.. Tras la disolución de
Ur III, instalaron dinastías en distintas ciudades, como Asiria, Babilonia, Mari y ciudades-estado sirias. Elam era una formación
estatal, al este de Babilonia, cuya capital era Susa.
61 Liverani, op. cit., p. 244.

54
PALEOHISTORIA E HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA. CUADERNILLO DE LECTURA

Liverani señala: “Ambos textos tienen en común la noción de la ascensión y caída de las formaciones
políticas más poderosas, pero en uno se culpa a los reyes acadios, mientras que en el otro el destino
de Ur es inescrutable. Lo cual indica que la dinastía de Ur, a ojos de los sacerdotes y escribas del sur,
respondía mucho mejor que la de Akkad a las expectativas y criterios de justicia y buena
administración del país, librándose del juicio negativo de la teología de la historia.” 62

Nómades y sedentarios
Jean Claude Margueron, al referirse a los grupos étnicos que habitaron Mesopotamia plantea que,
junto a sumerios y semitas hay que considerar las tribus nómades, de las que los textos hablan sólo
en la medida en que entran en contacto con los sedentarios. “Gracias a los textos vemos aparecer
grupos nómadas en los inicios de la historia (hacia 2300) bajo el nombre de ‘tribus amorritas’. (…) A la
larga, estos nómadas, cuando intentan sedentarizarse, se asimilan y se integran a las estructuras ya
existentes. Ocurre con frecuencia que llegan a tomar el poder en las ciudades, como lo hicieron los
amorritas y después los arameos y más tarde los árabes. (…) Las montañas del norte y del este (…)
han constituido, como las regiones esteparias, un reservorio permanente de poblaciones a menudo
atraídas por la riqueza de la llanura o en busca de trabajo. Tan pronto como los textos nos instruyen
de forma suficiente, se ven desarrollarse las relaciones conflictivas entre Mesopotamia y los
montañeses y toda la historia está jalonada por el descenso de estos últimos a la llanura y por las
guerras que hacen a las ciudades: Naram-Sin y los lullubi (…), la invasión y la dominación de los guti,
la instalación de poblaciones hurritas en el norte, la dominación de los casitas, son otros tantos
ejemplos.”63
Joaquín Sanmartín define el nomadismo del Próximo Oriente como nomadismo de enclave; se trata
de grandes bloques de estepa semiárida rodeados de cultura urbana. En las estepas, los pastores
instalaban campamentos semipermanentes y alternaban su ubicación entre los pastos de verano y de
invierno. En realidad, se trataba de ciclos de trashumancia relativamente regulares, más que de
nomadismo. “Por lo general, ambos sectores coexistieron en un clima de mutuo desprecio. Los
testimonios literarios producidos por el sector urbano desde la época de Ur III (…) nos describen a los
seminómadas como seres desarraigados (…)”64
En tres de las cuatro fuentes mesopotámicas seleccionadas que contienen relatos acerca de culturas
no urbanas [Martu: los nómades pastores de la estepa siria; Guti y sua: los nómades de los montes
Zagros; Nómades/bárbaros sin precisar] es posible visualizar una serie de atributos negativos
asignados desde la cultura urbana. Varios de estos atributos negativos están asociados a la carencia
de prácticas de trabajo propias de una sociedad agraria [gente que desentierra trufas en el monte; que
no conoce cebada, sus corazones no conocen pan de horno] y de elementos propios de la civilización
[viven en tiendas, no conocen templos, no conoce ciudad].

62 Idem, p. 243.
63 Jean Claude Margueron (1991): Los mesopotámicos, Cátedra, Madrid, 1996, pp. 102-103.
64 Joaquín Sanmartín, op.cit., p. 70.

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Pero, “En la cotidianidad socio-económica, este desprecio por las condiciones de vida del otro no
excluía, sin embargo, el intercambio de productos. La vida de las ciudades mesopotámicas dependía
en gran manera de los grandes rebaños que le proporcionaban lana con que pagar a los empleados
del templo y del palacio (…) Los campesinos dependían también de los nómadas que les
suministraban los asnos ‘del interior del país’, imprescindibles para el transporte caravanero y los
pequeños trabajos de las huertas (…) Ovejas y asnos, cuando no otros intereses, creaban los vínculos
más elementales entre los nómadas y los sedentarios.” 65 En este marco, debe leerse El casamiento
de Martu en el que, como advierten De Bernardi y Silva Castillo, si bien se enfatizan las connotaciones
negativas que denotan la alteridad étnica, ésta parece superarse a través de la alianza matrimonial.
Los autores señalan que en la Baja Mesopotamia del III Milenio a.C. se habría dado una situación de
permeabilidad de la frontera étnica y que la estigmatización de los grupos nómades se debía a la
dificultad por parte del Estado en someterlos a su dominación política y en convertirlos en
tributarios.66
En el marco del análisis de las relaciones entre sedentarios y nómades en la antigua Mesopotamia,
Bottéro introduce el problema de los habiru.67 Estos, según el autor, nos obligan a plantear una
“tercera posición” entre las tribus nómades y las comunidades sedentarias. El término habiru, de
etimología imposible de fijar con certeza, aparece en documentos de los faraones de la dinastía XVIII
(que contienen información sobre Babilonia, Asiria y Siria Palestina). Asimismo, el término habiru se
correspondería con el sumerograma LU.SA.GAZ, que aparece en escritos cuneiformes. En textos de la
época paleobabilónica (primera mitad del segundo milenio), son presentados como agresores,
asaltantes, bandidos.
¿Quiénes eran los habiru? La denominación no tiene un sentido étnico sino social; no connota una
pertenencia gentilicia sino un modo de vida. Son portadores de un estatuto social negativo: individuos
en situación marginal; étnica, social y políticamente desarraigados y no integrados a ningún grupo
organizado, ya sea de la población sedentaria o de los grupos nómades. Viven en grupos pequeños o
en asociaciones de varias decenas de personas y parecen escapar a todo tipo de control político. Se
trata de prófugos, desertores, exiliados voluntarios. Bottéro aclara que no se era habiru de nacimiento
sino que se llegaba a serlo por determinadas circunstancias, por ejemplo, servidumbre por deudas.
Los textos los presentan a menudo colaborando con los sedentarios: como mercenarios en el ejército,
como sirvientes de familias notables o ejerciendo un determinado oficio (escriba, cantante, etc.). Esto
indicaría que haber abandonado las ciudades o reinos de origen no significaba adoptar una vida
errante para siempre. Los habiru habrían tenido interés por retornar a la vida civilizada. Este sería un
rasgo esencial que los diferencia de los habatu, quienes hacían del bandidaje su profesión.
Bottéro advierte que es un error considerar la población del Cercano Oriente antiguo como una
estructura binaria, cristalizada en dos bloques –nómades y sedentarios- y en un movimiento de

65 Idem, p. 71.
66 Cristina De Bernardi y Jorge Silva Castillo: “Diversidad étnica, integración o victimización en la Mesopotamia del III Milenio
A.C.”, en De Bernardi y Silva Castillo, op. cit..
67 Jean Bottéro: “Los habiru, los nómades y los sedentarios” en Jorge Silva Castillo (comp.) Nómadas y pueblos sedentarios, El

Colegio de México, 1982.

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permanente sedentarización. Entres ambos deben situarse otras categorías y estados intermedios que
podrían llamarse “nómades accidentales u ocasionales”.

Los relatos míticos


Un aspecto importante a considerar es el que estas sociedades elaboraron una comprensión mítica
del mundo, cuyas imágenes se instituyeron como modelos ejemplares de las acciones humanas. Paul
Ricoeur considera que el mito “(…) es un relato tradicional sobre los sucesos ocurridos en el origen de
los tiempos y destinado a fundar la acción ritual de los hombres del presente, y de manera muy
general, a instituir todas las formas de acción y de pensamiento por las cuales el hombre se
comprende a sí mismo en su mundo.”68 En las narraciones míticas las acciones recaen en seres
sobrenaturales que hacen posible la existencia del mundo y de los hombres, creados de una vez y
para siempre. En la antigua Mesopotamia, la Epopeya de Gilgamesh 69 -en la que el derrotero del
héroe representa la angustia del ser humano ante la muerte- expresa en una formulación mitológica
la inevitabilidad de la muerte como decisión de los dioses:
(…) Cuando los dioses crearon la humanidad,

le impusieron la muerte;

la vida, la retuvieron en sus manos. (…)

Los Annunaki, los grandes dioses,

reunidos en consjeo (…)

determinaron la muerte y la vida. (…)

H. y H. A. Frankfort señalan que la distinción que el pensamiento moderno establece entre acto y
representación ritual o simbólica carece de sentido en el pensamiento mítico: “Cuando los egipcios
decían que Osiris les había dado los elementos de su cultura, o cuando los babilonios afirmaban lo
mismo de Oannes, inlcuían entre los elementos las herramientas y la agricultura, junto con las
prácticas rituales. (…) Carecería de sentido preguntarle a un babilonio si creía que el fruto de su
cosecha dependía de la habilidad de los cultivadores o de la representación correcta del festival de
Año Nuevo. Ambas cosas eran esenciales para obtener el fruto.” 70 Así, el mito ofrece una particular
inteligibilidad del mundo al proyectar en un mismo plano una naturaleza humanizada y una sociedad
naturalizada. “(…): el dominio de la naturaleza no se distingue del dominio humano”. 71

68 Citado por Francisco Marco Simón (1988): Illud Tempus. Mito y cosmogonía en el mundo antiguo, Universidad de Zaragoza, p.
44.
69 Este poema épico acadio, cuya primera versión data de la época paleobabilónica (primer tercio del II milenio a.C.) recoge

selectivamente diversas tradiciones sumerias. Se le da el nombre genérico de acadio a las lenguas pertenecientes a la rama
oriental del semítico, incluyendo el babilonio y el asirio.
Silva Castillo, Jorge (2004): Gilgamesh o la angustia por la muerte (poema babailonio), El Colegio de México.
70 Frankfort, H. y H. A.: “Introducción”, en Frankfort, H. y H. A., Wilson J. y Jacobsen T., op. cit., p. 27.
71 H. y H. A. Frankfort: “Introducción”, en H. y H. A. Frankfort, J. Wilson y T. Jacobsen, op. cit., p. 14.

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Para Mircea Eliade, “De un modo muy general se puede decir que el mito, tal como es vivido por las
sociedades arcaicas, 1º, constituye la historia de los actos de los Seres Sobrenaturales; 2º, que esta
historia se considera absolutamente verdadera (porque se refiere a realidades) y sagrada (porque es
obra de Seres Sobrenaturales); 3º, que el mito se refiere siempre a una “creación”, cuenta cómo algo
ha llegado a la existencia o cómo un comportamiento, una institución, una manera de trabajar se han
fundado; es ésta la razón de que los mitos constituyan los paradigmas de todo acto humano
significativo; 4º, que al conocer el mito se conoce el origen de las cosas y, por consiguiente, se llega a
dominarlas y manipularlas a voluntad; no se trata de un conocimiento “exterior”, “abstracto”, sino de
un conocimiento que se “vive” ritualmente, ya al narrar ceremonialmente el mito, ya al efectuar el
ritual para el que sirve de justificación72; 5º, que, de una manera o de otra, se “vive” el mito, en el
sentido de que se está dominado por la potencia sagrada, que exalta los acontecimientos que se
rememoran y se reactualizan.”73
Un mismo conjunto de mitos puede ofrecer distintas versiones de un mismo hecho, por ejemplo,
acerca de la “creación del mundo”. Esto, que a nosotros nos resulta contradictorio, no lo es en el
pensamiento mítico porque en éste, la comprensión no se hace derivar de generalizaciones lógicas, lo
que no significa que debamos considerar ilógica la mentalidad “productora de mitos”.
Otra práctica bastante común fue la reescritura de los mitos. Jacobsen apunta que, en el I milenio a.
C., cuando Asiria se convirtió en la potencia dominante del Próximo Oriente, los escribas asirios
sustituyeron a Marduk, personaje central del Enuma elish (relato babilónico de la creación), por el dios
Assur e hicieron algunas adaptaciones del relato babilónico en función de las necesidades de la nueva
versión. El autor señala, además, que debió haber existido una versión sumeria anterior al Enuma
elish, en la que el personaje central debió era el dios Enlil. Para afirmar esto se basa en que la acción
que el mito babilónico atribuye a Marduk, de haber separado el cielo y la tierra, es atribuida a Enlil en
otros mitos. Jacobsen concluye que si bien no es posible saber con certeza a qué época se retrotrae el
mito original, se podría pensar que su origen se hallaría en el III milenio a. C.. 74
Dentro del conjunto de fuentes seleccionadas, Ud. encontrará fragmentos de tres relatos míticos, dos
mesopotámicos y uno egipcio. En el Poema de la azada se le atribuye a Enlil –dios de la tempestad- la
separación del cielo y la tierra y la creación de la humanidad a partir de la última. La expresión
cabezas negras refiere a los sumerios. El Enuma Elish es el relato babilónico de la creación y se
advierte que Anu –dios del cielo- es el principio de toda autoridad. El sacerdocio de Babilonia le otorga
a Marduk el protagonismo que en la cosmovisión sumeria tiene Enlil. La narración se desenvuelve en
forma dramática, a través del combate entre Marduk y Tiamat y se representa la creación de la
humanidad como obra de los dioses, en este caso de Marduk. En la Cosmogonía menfita, el dios Ptah
es el artífice de la creación a través de la palabra. 75

72 Un ejemplo de ello constituye el ritual del Año Nuevo mesopotámico –Akitu- en el que el monarca aseguraba la fertilidad al
recitar el mito de la creación.
73 Mircea Eliade (1963): Mito y realidad, Labor, Barcelona, 1992, p. 25
74 Jacobsen, Thorkild, op. cit., pp. 224-225.
75 Las cosmogonías fueron elaboradas por los colegios sacerdotales que operaban en las estructuras del Estado centralizado.

“(…) Los antiguos egipcios (…) no propusieron una, sino multitud de explicaciones para la creación del mundo, a la que llamaban

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Estos relatos de la creación instituyen actos fundadores por los cuales lo sagrado da forma al
comportamiento humano. En el Enuma Elish leemos:
Amasaré carne y crearé huesos. Estableceré un salvaje, “hombre” se llamará (…)
se le encargará el servicio de los dioses, a fin de que estos puedan reposar.

En la Cosmogonía menfita leemos:


De tal modo fue proclamado justo el hombre que cumple lo que es objeto de
amor, y fue proclamado pecador el hombre que cumple lo que es objeto de odio.
Así fue dada la vida a quien ama la paz, la muerte a quien hace el mal.

Podríamos decir que no existe demarcación entre los ámbitos sagrado y profano y, de este modo, la
sociedad, que no es concebida como creación humana sino divina, queda inscripta en el orden
sobrenatural.

tep zepi, la ‘Primera Vez’. Además –lo que también suele constituir elemento común-, no redactaron un relato coherente y
didáctico sobre los orígenes (con la excepción del llamado ‘Documento de Teología menfita’): las informaciones están
contenidas en fragmentos diversos, correspondientes a himnos dedicados a divinidades, fórmulas rituales, funerarias,
dedicatorias de templos o textos mágicos. (…) Ciertos sistemas cosmogónicos, más elaborados, se vieron privilegiados respecto
de otros, a los que absorbieron en su expansión por el resto del país: en el III milenario los más influyentes eran ya los de
Hermópolis, Heliópolis y Menfis.”
Francisco Marco Simón, op. cit., pp. 49-51.

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