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EL CRECIMIENTO

DE ANDR�S FELIPE
G�MEZ PARA SER UN
BI�LOGO DE PRESTIGIO
INTERNACIONAL

38Cap 2 | La investigaci�n, una opci�n de vida


Mientras crec�a, pensaba en aquel con-
sejo. �Yo me di cuenta de que los m�dicos s�
ten�an que ver con la ciencia, pero no ha-
c�an lo que yo me imaginaba que har�a un
cient�fico. No hac�an lo que yo me imagi-
naba que har�a�, cuenta Andr�s al recordar
esa �poca con el padre de su pap�.
En su cabeza, ser cient�fico era estar en
un laboratorio rodeado de tubos de ensayo,
mezclar cosas, mirar a trav�s de un microscopio y hacer experi-
mentos. El imaginario colectivo podr�a tender a pensar que esas
cosas las hacen los qu�micos; sin embargo, para Andr�s, esto intui-
tivamente ten�a que ver con la biolog�a. Ese sentir fue confirmado
por las circunstancias que rodearon su ingreso a la universidad.
Terminar su bachillerato coincidi� con la primera versi�n de
la iniciativa gubernamental Ser Pilo Paga, en 2014, un fondo diri-
gido a estudiantes sin recursos econ�micos de todo el pa�s para
acceder a diferentes niveles de formaci�n acad�mica en institu-
ciones de alta calidad.
En ese momento, Andr�s sigui� el consejo de su abuelo y se
present� a Medicina, pero no fue admitido. Entonces, inici� el
proceso de admisi�n para estudiar Biolog�a. Esta circunstancia
lo confront�: �Ser bi�logo s� coincid�a con la visi�n de ser cient�fi-
co que tuvo a los ocho a�os en el patio de su casa?

Evoluci�n
Seis meses despu�s de ser admitido, y luego de aplazar su ingreso a
la universidad por una circunstancia de �ltimo momento, Andr�s
inici� sus estudios. �Yo ten�a una visi�n muy diferente de la uni-
versidad antes de empezar. Me imaginaba un sal�n lleno de gente,
como los que se ven en las pel�culas�, dice al recordar su primera
clase de F�sica I, en la que sorprendentemente hab�a solo tres per-
sonas, incluido el profesor. En ese momento pens� que se hab�a
equivocado y sali� a verificar en la hoja de programaci�n del sal�n
si era la clase que deb�a tomar, pero efectivamente esa era.
Resulta que esos otros compa�eros de clase, Catalina y Cami-
lo, adem�s de ser sus compa�eros de carrera, tambi�n se convir-
tieron en sus amigos.

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