Hace tiempo que se habla del uso de los tests proyectivos, ya que no cumplen con las
necesidades psicométricas (fiabilidad, validez y normas), por lo que algunos autores
consideran que deberían dejar de recibir el nombre de tests, y utilizar uno menos comprometedor como estrategias proyectivas o estrategias de evaluación. Levy, en 1963, propuso llamarlas "estrategias de elicitación de respuestas", por considerar que dependen de la capacidad del clínico para hacer interpretaciones. Otros, más estrictos, sugieren que deberían eliminarse del arsenal de pruebas mentales. Se discuten los argumentos a favor y en contra de los tests proyectivos y su coste para ser utilizados como dispositivos de cuadros mentales.