El ambiente antecede a los seres humanos, por ello debe preservarse para que los seres humanos

tengan un buen vivir. Por esta razón las políticas públicas no pueden pasar por alto la protección del
medio ambiente, ni mucho menos desarrollar programas inmediatistas, ya que debe guardarse el
equilibrio entre el goce de un ambiente sano y los demás derechos humanos. Porque un ambiente
degradado afecta el goce de otros derechos que se ven comprometidos o vulnerados ante situaciones
de degradación ambiental ya que la falta de implementación de políticas públicas integrales provoca las
alteraciones del ambiente que influyen en la salud, economía, educación, etc. Además, la influencia en
las oportunidades del trabajo, la educación y alteraciones que generan pobreza; la gente necesita
oportunidades laborales, pero no a expensas del aire que respira.

La falta de planeación de políticas públicas sociales, ambientales, educativas, de salud efectivas y

sostenidas en el tiempo trae como consecuencia la degradación ambiental y el incremento de la
violación de los derechos humanos.

Por esa razón el estado debería dar apertura a espacios de análisis que permita exigir desde lo teórico
practico y ético. Un actuar estatal respetuoso de los derechos humanos y del ambiente en su intrínseca
relación con la salud, economía, educación, etc. Siendo las políticas publicas el conjunto de objetivos,
principios, criterios, orientaciones formales, para la protección del medio ambiente en una sociedad en
particular en la cual se ponen en marcha mediante instrumentos y planes.