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Cuando intercambias tu número de teléfono por un beso eso demuestra que no

sabes negociar. Pero, a fin de cuentas, eso no cambia nada, nunca te llaman. Y si te
llaman ni respondes, entonces. Al coño con eso. Y aunque no podrías jurarlo,
probablemente toda tu vida está escrita en las líneas de tu mano. Quizás ahí también
está escrito el numero de la línea de autobuses que tomaras para ir a comprar droga.
Esperas ese autobús, te conduce, esperas tu hierba en la esquina de tal y tal calle,
haciendo fila. Ahí te percatas de que todo es una línea recta. Cruzas la mirada con
una chica y comprendes que cuando las líneas rectas se cruzas forman cruces. Y es
sobre esa cruz que te crucifica, completamente solo, recuperas el principio de amar a
tu prójimo y no comprar. Te sujetas a sus ojos, sabes que son pobres, pero te sientes
bastante rico en el interior como para prolongar el momento. Ambos se irán a tomar
un café. Te preocupas por ella. La tomas por la mano y no hay nadie en la calle. Pero
no puedes llevarla a tu departamento porque esta muy sucio y no hay papel
sanitario, porque no hay sabanas y apesta. así que deambulas con ella la noche
entera. No te encuentras con nadie, están solos en el mundo. Van a un parque. Se
suben a los juegos infantiles y harán el amor en la cúspide con la luna menguante de
testigo. La gente pasa pero no pueden verlos. Y cuando amanece, tienes la boca
embarrada de su aroma. Van a desayunar y no pruebas alimento. Te duele el
estómago, pero te esfuerzas por parecer atractivo. Ella regresa a casa, paso un buen
momento. Logras sentirte bien. No traes tus lentes obscuros, pero te dices que
acabas de rejuvenecer. Te diriges a visitar a Paola. Cuando te enteras que se suicidó,
te sientes solo y entiendes que lo hizo para abandonarte. Comprendes que sin ella
todas las avenidas estarán vacías. En ese momento, te drogas y recuestas en tu fría
cama. Despiertas dos días después y te preparas un café sin sabor. Observas que hay
una dama que no conoces en tu sala comiendo cereal. No te preguntas nada porque
sabes que nada de eso importa y ella terminara por marcharse. Ella se ve un poco
desorientada. Te pones ese short viejo y ella finalmente se marcha. El otoño se
marcha y no sabes como poner orden en tus recuerdos. Inicias por aceptar que te
cortaron el internet. Las facturas se acumulan, tu desempleo, tus padres se niegan a
ayudarte y las hojas caen frente a tu pórtico el cual temes cruzar para tomar la calle.

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