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La alfabetización

alfabetización académica es uno de problemas más recurrentes en nuestra educación superior: las
dificultades de los universitarios para interpretar y producir textos académicos en el contexto de las
diversas materias. También he presentado los esfuerzos de otros países para hacerse cargo de
enfrentar estas dificultades. He indicado que sus experiencias no son propuestas remediales sino
que parten de la reconceptualización acerca de lo que está en juego cuando se lee y se escribe en la
universidad. Admiten que no se trata de que sus alumnos llegan mal formados a los estudios de
grado sino que éstos plantean desafíos discursivos propios y que es responsabilidad institucional
disponer los medios para ayudar a afrontarlos. Ahora bien, ¿pueden nuestras universidades seguir
ajenas a esta problemática? ¿Continuarán las quejas de lo mal que leen y escriben los estudiantes?
¿Persistirá la idea de que deberían ya poder realizarlo solos? ¿Se seguirá culpando por lo que no
ocurre a niveles anteriores del sistema educativo? ¿Se mantendrá la creencia de que leer y escribir
conciernen sólo a los especialistas, por ejemplo, dentro de un taller inicial contemplado en algunas
instituciones? Este trabajo aporta algunas razones y varios modelos para intentar un cambio de
rumbo, pero es su intención que no sólo mis colegas, los docentes, abreven en ellas. Desearía que el
problema de la lectura y escritura en la universidad dejara de ser adjudicado a los alumnos y pasara
a convertirse en tema de ocupación institucional. Desearía que mi escrito sirviera también a los
estamentos que deciden el curriculum de las carreras y a las autoridades que gestionan los recursos.
Desearía que todos volviéramos a pensar los modos en que la universidad se reponsabiliza por
fomentar la cultura escrita específica de sus carreras, o se desentiende de que ello ocurra.

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