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Bogotá, 6 de septiembre del 2019

Señor
Alberto Brunori
Representante para Colombia de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos
Humanos
E.S.M

Por su intermedio a:

Marie-Evelyne Petrus
Presidencia del Grupo de trabajo de Expertos sobre los Afrodescendientes
Surva Deva
Presidencia del Grupo de trabajo sobre la cuestión de los derechos humanos y las empresas
transnacionales y otras empresas
Philip Alston
Relatoría Especial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos
Hilal Elver
Relatoría especial sobre el derecho a la alimentación
Fernand De Varennes
Experto independiente sobre cuestiones de las minorías
Léo Heller
Relatoría Especial sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento

Señores:
Secretaría Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
Caso: Comunidad Afrodescendiente del Río Anchicayá. 13.166. Colombia
E.S.M
Asunto: atención urgente y supervisión internacional de
los procedimientos especiales de Naciones Unidas al
caso de la comunidad afrodescendiente de la cuenca del
Río Anchicayá en la verificación de su situación actual
de vulnerabilidad y abandono estatal.

Las organizaciones suscribientes, Abogados sin fronteras Canadá (en adelante


ASFC), Earth Law Center, International Rivers, Red Internacional de Derechos Humanos,
en el marco de nuestras misiones institucionales en defensa de los derechos humanos de las
poblaciones más vulnerables, hemos venido acompañando y siguiendo con mucho detalle los
avatares judiciales que han tenido que padecer las comunidades afrodescendientes de la
cuenca del Río Anchicayá y de su apoderado Germán Ospina con ocasión del daño realizado
por la Empresa de Energía del Pacífico (EPSA) al río Anchicayá. En efecto, a pesar de la
existencia de fallos judiciales desde el 2009 que reconocen las afectaciones a la vida, salud
y medio ambiente1 de estas comunidades derivadas de la contaminación del río producto de
la precipitación en el mismo de más de 500.000 metros cúbicos de sedimentos acumulados
por más de cuarenta años por parte de la EPSA en el 2001, hasta la fecha las comunidades
no han podido ser eficazmente resarcidas, ni reparadas por estos daños y su situación actual
sigue marcada por el abandono estatal.

Las comunidades afrodescendientes de Anchicayá, que son objeto de especial protec-


ción constitucional en virtud de lo mandatado por el artículo 13 constitucional y por el Auto
005 del 2009 de la Corte Constitucional, se encuentran en la actualidad en condiciones espe-
ciales de vulnerabilidad extrema, tan es así, que no sería exagerado advertir el riesgo que
corren de extinción física y cultural. Varios factores explican esta situación: i) el abandono y
exclusión histórica al que han estado sometidos los grupos afrodescendientes en el país, es-
pecialmente, aquellos ubicados en el andén pacífico colombiano; ii) lo anterior se constata
por las precarias, casi inexistentes, redes de servicios y bienes públicos para la comunidad.
En efecto, son poblaciones que no tienen un adecuado acceso al agua potable, energía eléc-
trica y donde no hay manejo de residuos sólidos y líquidos a través del alcantarillado, ni
saneamiento básico. Asimismo, cuentan con una oferta de salud y educación prácticamente
nula, situación que obliga a los líderes y lideresas de la comunidad a prestar el servicio a los
niños, niñas y adolescentes a través de la autogestión y la solidaridad comunitaria; iii) las
circunstancias de aislamiento y abandono de estas comunidades se ven reforzadas por la
inexistencia de vías de acceso adecuadas a sus territorios. En efecto, para poder entrar al
territorio de Anchicayá se hace necesario viajar por lancha en mar abierto para luego entrar

1
Al respecto cabe mencionar que en la actualidad cursa un proyecto de Acto Legislativo que busca modificar
el artículo 79 de la Constitución Política tendiente a incluir los derechos de la naturaleza y su reconocimiento
como entidad viviente sujeta a derechos, protección y respeto por parte del Estado colombiano.
por los ramales del río. Otra opción es tomar la antigua vía que conduce de Buenaventura a
Cali la cual se encuentra en condiciones apenas transitables; iv) finalmente, este contexto de
abandono estatal preexistente ha tendido a agravarse luego del vertimiento de los sedimentos
al río por parte de la EPSA, pues acabaron con la fauna que allí habitaba y con los cultivos
de pan coger de las comunidades negras agrícolas. A su vez, la inaplicación en la práctica de
los fallos judiciales favorables a las comunidades y la inobservancia de la normatividad am-
biental que exigen de la empresa solventar y reparar los daños ocasionados a las comunidades
han generado un estado de cosas que pone en serio riesgo la vida, la integridad física y emo-
cional y la dignidad de los habitantes de Anchicayá.

En este contexto, la Defensoría del Pueblo -institución del Estado colombiano que
tiene como mandato constitucional y legal la defensa de los derechos de las personas y el
desarrollo de la concepción del Estado Social de Derecho (artículos 281 y 282 de la Consti-
tución)- realizó una Comisión a la zona entre el 17 y el 21 de junio del presente año para
evaluar el alcance del cumplimiento de las medidas de mitigación ordenadas por la Resolu-
ción 809 de septiembre de 2001 -reconfirmada en Resolución 556 del 2002-. Esta Comisión
fue acompañada por ASFC e International Rivers por invitación expresa de la comunidad y
su apoderado, lo que nos permitió conocer de primera mano la situación en la que se encuen-
tran y que ahora transmitimos a las organizaciones internacionales de protección de los de-
rechos humanos.

ANTECEDENTES JUDICIALES DEL CASO

En la medida en que se trata de un caso complejo por las diferentes acciones judiciales
que se han intentado y por la larga trayectoria que ha asumido, en buena parte explicable por
las dilaciones injustificadas que han hecho nugatorios los derechos a la justicia y la repara-
ción, conviene tener un panorama claro del caso para así hacerse a una idea más informada
del asunto. Los antecedentes los resumimos de la siguiente manera:

1) En el año 2001 en territorio colectivo de la comunidad afrodescendiente de la


cuenca del río Anchicayá (Buenaventura – Valle del Cauca), producto de las operaciones de
la central hidroeléctrica encargada de la generación de energía de la zona2, administrada por
la Empresa de Energía del Pacífico S.A. E.S.P. (EPSA), se produjo el vertimiento de 500.000
mil metros cúbicos de sedimentos al río. En consecuencia, se generó la pérdida de buena
parte de la fauna de la cuenca media y baja del río, adicionalmente, hubo importantes daños

2
Cabe resaltar que la hidroeléctrica tiene más de 50 años de construcción en la zona. Asimismo, en el río
Anchicayá existen dos presas una en el alto y otra en la parte baja del río. De tal suerte que los problemas de la
represa están interconectados en las dos zonas de su construcción. La antigüedad de las presas podría generar
afectaciones mayores al río y a las comunidades que habitan en sus cuencas.
en algunas fincas y cultivos colindantes, perturbando seriamente el acceso a la alimentación
adecuada de estas comunidades. En este sentido, hay que ser muy conscientes de la especial
relación que tienen las comunidades afrodescendientes con el río. De hecho, de allí derivan
su sustento alimenticio, las fuentes de agua de las que se abastecen, su principal vía de co-
municación con el casco urbano de Buenaventura y su vida cultural, musical y recreativa. El
río lo es todo para las comunidades.

2) Debido a estas circunstancias, se entablaron las acciones judiciales pertinentes que


fueron resueltas de manera favorable para las comunidades en el año 2009 ordenando una
serie de indemnizaciones y reparación de los daños causados. No obstante, la decisión admi-
nistrativa fue seleccionada en el 2012 por el Consejo de Estado -máxima autoridad de esta
jurisdicción- para ser revisada con el único objetivo de unificar su jurisprudencia3 no para
reabrir el debate jurídico o probatorio que ya fue resuelto por el Tribunal. Hasta la fecha el
Consejo de Estado no se ha pronunciado de manera definitiva en este asunto. En el entretanto,
la EPSA interpuso una acción de tutela contra el fallo proferido por el Tribunal que fue de-
negada en primera y segunda instancia en el 2010. No obstante, en un fallo sin precedentes
la Corte Constitucional en sentencia T-274 del 2012 dejó sin efecto las decisiones anteriores
y decidió tutelar los derechos fundamentales de EPSA. Esta decisión fue tan contraria a de-
recho que la Sala Plena de la Corte Constitucional decidió declarar su nulidad y dictó una
nueva sentencia la SU-686 del 2015.

3) En medio de este entramado judicial, el Consejo de Estado en Auto del 22 de sep-


tiembre del 2016, suspendió los efectos de la sentencia del Tribunal hasta tanto no se resol-
viera el trámite de revisión. Valga tener en cuenta que, en mayo del 2017, tanto el apoderado
de las comunidades, Germán Ospina, como de la empresa involucrada buscaron llegar a un
acuerdo con fundamento en lo dispuesto en el inciso 3 del artículo 61 de la ley 472 de 1998,
por tal razón le solicitaron a la Sección Tercera del Consejo de Estado citar a una audiencia
conciliatoria para someter a su consideración una fórmula de arreglo que permitía solventar
este asunto de una manera consensuada entre las partes. Sin embargo, la magistratura señaló
que en la etapa procesal en la que se encontraba el caso era improcedente citar a conciliación
y que se debía esperar a la resolución de la revisión eventual por el Consejo de Estado. En
conclusión, la acción de grupo que fue impetrada y ganada en juicio no ha podido ser efectiva
desde el año 2009.

4) De manera paralela a la acción de grupo, el Ministerio de Medio Ambiente profirió


la Resolución 809 del 2001 en la que se le imponían a la EPSA el cumplimiento de unas
medidas para mitigar el hambre y la crisis ambiental que habían ocasionado. Estas medidas
consistían en: i) el repoblamiento piscícola; ii) el fomento piscícola; iii) la sustitución

3
Así lo mandata la ley colombiana, artículo 11 de la ley 1285 del 2009 que adicionó el artículo 36A de la ley
270 de 1996 (Estatutaria de la Administración de Justicia)
alimentaria; iv) programas de asistencia técnico-agropecuaria y v) la veda y el Plan de Ma-
nejo Ambiental. Dicha resolución fue recurrida y, en junio del 2002, el Ministerio declaró
mediante Resolución 556 la negativa a la solicitud de levantamiento de las medidas antes
mencionadas e indicó que la EPSA era responsable por el daño ambiental y social ocasio-
nado, por lo cual debía contemplar un Plan de Manejo Ambiental. Asimismo, reiteró el cum-
plimiento inmediato de las medidas mencionadas. En el 2003 el Ministerio profiere la Reso-
lución 1080 la cual, de manera irregular, decide revocar la medida de sustitución alimentaria
cuando esta aún ni se había implementado. Esta situación conllevó a la presentación de una
acción de tutela cuya decisión suspendió provisionalmente los efectos de dicha Resolución y
ordenó la sustitución alimentaria, la cual se cumplió sólo por un año sin atender lo establecido
en las Resoluciones 809 y 556. Posteriormente, el Ministerio ha venido sacando resoluciones
que poco a poco han desmontado las medidas tomadas para solventar la urgente situación de
las comunidades de Anchicayá.

5) En la medida en que la acción de tutela interpuesta contra la resolución 1080 con-


templaba medidas provisionales mientras se presentaba la acción pertinente de nulidad y res-
tablecimiento del derecho, la cual fue efectivamente impetrada a finales de 2004 y cuya re-
solución en primera y segunda instancia fue fallo inhibitorio por parte de los jueces admi-
nistrativos, lo cual constata una denegación de justicia flagrante, pues los jueces tienen la
obligación legal y constitucional de resolver de fondo los asuntos puestos a su consideración.
Esta situación obligó a la presentación de una nueva tutela que fue resuelta en el sentido de
ordenar al Tribunal que fallará de fondo el asunto puesto a su consideración. El Tribunal así
lo hizo y profirió una sentencia en la que anulaba la Resolución 1080 y otras que venían
desmontando las medidas tomadas por el Ministerio, pero niega el restablecimiento del de-
recho. La consecuencia palpable en las comunidades es que mientras se resuelven todas estas
acciones judiciales y recursos, las medidas que fueron tomadas en las resoluciones 809 y 556
no se han cumplido efectivamente, razón por la cual siguen sin ver garantizado sus derechos
a la alimentación y vida digna.

6) Frente a las dificultades de conseguir en el escenario nacional soluciones judiciales


efectivas frente al caso en mención, el apoderado de las comunidades activó la competencia
de los procedimientos especiales de Naciones Unidas y de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos que abrió el caso 13.166 referente a la comunidad de Anchicayá en marzo
del 2018. En fecha 23 de mayo del 2013, la Presidenta del Grupo de Trabajo de Expertos
sobre los Afrodescendientes; el Presidente del Grupo de trabajo sobre la cuestión de los de-
rechos humanos y las empresas transnacionales y otras empresas; la Relatora especial sobre
la extrema pobreza y los derechos humanos; el Relator especial sobre el derecho a la alimen-
tación; la Experta independiente sobre cuestiones de minorías y la Relatora especial sobre el
derecho humano al agua potable y al saneamiento básico presentaron al Estado colombiano
una serie de preguntas con el fin de clarificar la información y poder dar cuenta al Consejo
de Derechos Humanos de Naciones Unidas sobre el caso. No obstante, estos interrogantes no
recibieron respuesta por parte del Estado, razón por la cual, solicitamos respetuosamente a
los Relatores y Expertos que continúen con la supervisión internacional del caso y re-
quieran al Estado para que responda las preguntas puestas a su consideración pues la
situación de las comunidades sigue sin ser atendida.

7) Finalmente, a inicios del presente año ASFC, fue informado por el apoderado de
las comunidades, Germán Ospina, sobre la investigación penal que cursaba bajo noticia cri-
minal número 760016000199201600055 en la Fiscalía 37 Seccional de Buga. En su mo-
mento, ASFC manifestó en escrito dirigido a la Fiscalía su preocupación por la investigación
adelantada, al parecer por la presunta comisión de varios delitos cometidos en virtud de un
supuesto “complot entre abogados y peritos con el fin de inflar el costo de indemnización y
de hacer incurrir en error a los funcionarios judiciales”. En aquella oportunidad, ASFC llamó
la atención de la Fiscalía sobre el complejo contexto en el cual tienen que asumir su labor los
defensores y defensoras del ambiente y de las comunidades, haciendo eco de las declaracio-
nes del Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Situación de los Defensores y las
Defensoras de Derechos Humanos4. En virtud de estos hechos, consideramos oportuna tam-
bién la intervención de este Relator Especial, toda vez que en el país se suele utilizar el de-
recho penal como una forma de criminalizar a los defensores del ambiente y de las comuni-
dades.

MISIÓN ANCHICAYÁ ENTRE EL 17 Y EL 21 DE JUNIO DEL 2019

Como se indicó previamente, la Defensoría del Pueblo realizó una misión entre el 17
y el 21 de junio del presente año, para verificar la situación actual de las comunidades afro-
descendientes de Anchicayá, en especial, para constatar en cada uno de los Consejos Comu-
nitarios de la cuenca media y baja del río5 el nivel de cumplimiento de las medidas ordenadas
en las Resoluciones 809 y 556 del Ministerio de Ambiente. Como se indicó anteriormente,
dichas Resoluciones contemplaban:

4
En reciente visita a Colombia, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Situación de los Defensores
y las Defensoras de Derechos Humanos concluyó que actualmente no existe un contexto favorable para que
estos puedan desempeñar sus funciones y labores en un entorno propicio y seguro. En este sentido, el Relator
ha hecho especial énfasis en la utilización del derecho penal como una forma de criminalizar y judicializar la
labor de la defensa de los derechos humanos, especialmente, en aquellos casos en los que se defiende el terri-
torio, el medio ambiente y a las comunidades vulnerables en sus luchas contra los proyectos mineros e hidro-
eléctricos. La Declaración extensa sobre el fin de la Misión del Relator Especial de Naciones Unidas, puede
consultarse en el siguiente link: https://www.ohchr.org/SP/NewsEvents/Pages/Display-
News.aspx?NewsID=23960&LangID=S
5
En la comisión se visitaron las comunidades de: Bella Vista Agua Clara y Llano Bajo; San Marcos, Guaimia,
Limones y sabaleta; el Coco, el Llano, Santa Bárbara, San José, Calle Larga, Bracito Amazonas, Taparal y
Humanes; en la zona costera: Firme Bonito, las Contra, Punta Soldado, Santa Bárbara, Humanes mar y las
Palmas. También se realizó una visita a la hidroeléctrica.
1) Fomento piscícola: el cual consiste en la construcción de unos lagos para las co-
munidades que permitan generar la carga proteínica que antes derivaban de la pesca en el río.

2) Repoblamiento piscícola: que consiste en repoblar el río con las especies animales
que solían encontrarse allí antes del vertimiento de los sedimentos. La Resolución contempla
9 especies que deben ser parte del repoblamiento.

3) Sustitución alimentaria: mientras que las dos primeras medidas se desarrollaban,


se debía garantizar la alimentación de las comunidades sustituyéndoles su dieta tradicional
por otros alimentos.

4) Asistencia técnico-agropecuaria: consistía en que las comunidades agrícolas pró-


ximas al río tuvieran asistencia para recuperar sus cosechas y aumentar la productividad de
estas.

5) Veda y Plan de Manejo Ambiental: que consistía en un compromiso por parte de


las comunidades de no pescar en el río mientras el repoblamiento de las especies llegaba a
un punto de equilibrio que permitiera a mediano plazo tener una cantidad de peces suficiente
en el río para equilibrar el ecosistema. No obstante, esta medida como es apenas obvio de-
pendía de que se cumplieran las anteriores.

En el primer día de la visita estuvimos en las instalaciones de la represa para constatar


las condiciones en las que se encontraba actualmente. Asimismo, se pudo visitar el lugar de
investigación con el cual se busca generar las condiciones para el repoblamiento piscícola,
sin embargo, se indicó por parte del profesional encargado las dificultades e imposibilidades
frente a la reproducción de algunas de las especies de peces establecidas en la Resolución del
Ministerio.

En este sentido, pudimos constatar en los días siguientes de la visita que en la mayoría
de los Consejos Comunitarios no se han realizado los lagos para cumplir con la primera orden
del Ministerio de fomento piscícola. En algunos casos por cuanto las especificaciones técni-
cas no permitían su construcción y en otros porque, pese a que podrían ser construidos, sim-
plemente no se han hecho.

Igualmente, frente al repoblamiento de peces en el río las comunidades fueron claras


en advertir que este no se habría realizado salvo por una especie que reconocen como “bar-
budo”, el cual, según los pescaderos, puede vivir en condiciones muy adversas. En la visita
realizada al instituto piscícola encargado de la captura y reproducción de las 9 especies de
peces que indicó el Ministerio en su Resolución, se hizo referencia a la dificultad que habrían
tenido de reproducir con éxito varias de las especies, así como de su devolución al río, toda
vez que, la calidad del agua de este no ha permitido un entorno natural favorable a los peces,
esto por cuanto se estima que se siguen arrojando sedimentos al río. En conclusión, esta me-
dida tampoco ha sido implementada como lo exige el Ministerio.

Frente a la sustitución alimentaria, las comunidades refirieron que ésta se habría he-
cho por una sola vez y que cuando se realizó se tuvo en cuenta un censo poblacional que no
contemplaba a la totalidad de las personas afectadas, razón por la cual, la cantidad de pescado
dada en aquella ocasión habría sido mínima. En adelante, no se habría vuelto a realizar esta
sustitución.

En lo que respecta a la asistencia técnico-agropecuaria las comunidades en su totali-


dad fueron enfáticas en advertir que ésta nunca se habría llevado a cabo y que sus cultivos
siguen viéndose afectados por los niveles de acidez de la tierra y no han recuperado la capa-
cidad productiva que tenían antes del vertimiento de los sedimentos. Asimismo, las comuni-
dades rivereñas solían practicar el trueque con las comunidades costeras (cambiaban sus pro-
ductos agrícolas por especies de mar) esta práctica tradicional se resquebrajo totalmente pro-
ducto de la pérdida de sus cultivos. Asimismo, los pescadores se han visto obligados a reco-
rrer mayores distancias para poder pescar lo que antes podían hacer en zonas muy cercanas
a su lugar de residencia.

Teniendo en cuenta que las medidas del Ministerio no han sido cabalmente cumplidas
por la EPSA, las comunidades desde luego no han atendido a la veda que se estipulaba como
compromiso por la sencilla razón de que deben buscar su alimentación. En la visita realizada
se hizo especial énfasis en la necesidad de declarar una emergencia económica, social y cul-
tural para tomar las medidas pertinentes para garantizar el desarrollo de la vida de las comu-
nidades afrodescendientes en condiciones de dignidad.

En consideración a lo aquí expresado, solicitamos muy respetuosamente a los Proce-


dimientos Especiales de Naciones Unidas a los cuales se dirige este escrito que reactiven

la supervisión y vigilancia de este caso requiriendo del Estado colombiano la res-


puesta a las preguntas que habían sido dirigidas en 2013 y que ahora adquieren mayor im-
portancia por la situación de vulnerabilidad y peligro de extinción física y cultural de las
comunidades afrodescendientes de Anchicayá.
Cordialmente,

Stelsie Angers
Jefa de Misión de Abogados sin fronteras Canadá para Colombia

Monti Aguirre
Latin American Program Coordinator for International Rivers

Ramom Muñoz Castro


Directeur de Reseau International des Droits Humains

Grant Wilson
Directing Attorney Earth Law Center

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