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EL METODO CONDUCTISTA EN LA CIENCIA POLITICA {EPITAFIO PARA UN MONUMENTO ERIGIDO A UNA PROTESTA CON EXITO) La caracteristica més sorprendente del «método conductista (behavioral approach) en la ciencia politica es la ambigiiedad del término mismo, asf como la de sinénimo «omportamiento politico» (Political behavior). En realidad, el umétodo conductistan se parece bastante al monstruo de Loch Ness: cualquiera puede decir con suficiente confianza lo que no es, pero es dificil afirmar fo que ¢s, Juzgando por informaciones periodisticas que apa- recen de tiempo en tiempo, sobre todo poco antes de comenzar la tempo- rada turistica veraniega, puedo suponer que el monstruo de Loch Ness no es eMoby Dick», ni el pececillo de colores de mi hija, que desaparecié tra- gado por el sumidero doméstico hace diez afios. Tampoco puedo afirmar que sea una yola a ocho de un equipo americano encabezando Ja regata de Henley, Continuando en esta Tinea de pensamiento, considero que el «mé- todo conductistan no es el del filésofo especulativo, ni el del historiador, el egalista o el moralista, Por lo tanto, gqué es entonces? ¢Existe en rea- lidad? I Aunque no pretendo conocer la historia completa del «método conduc- tistan, una pequefia investigacién revela que su aparicién ha sido seftalada desde el principio por uma serie de interpretaciones confusas e incluso con- tradictorias, Las primeras observaciones que, dentro de las turbias aguas de la ciencia politica, se realizaron sobre el fenémeno variamente denominado comportamiento politico, método conductista © investigacién del compor- tamiento (Behavioral [ist] Research), ocurrieron evidentemente en la década de 1920. Parece ser que el término ucomportamiento politico» fué utilizado 85 ROBERT A. DAHL por los cientificos politicos americanos a partir de la Primera Guerra Mun- dial (1). Sin embargo, el honor de haber adoptado por primera vez tal término como titulo de un libro parece corresponder no a un cientifico de Ja poli- tica, sino al periedista americano Frank Kent, que publicé en 1928 la obra titulada Political Behavior. The Heretofore Unwritten Laws, Customs and Principles of Politics as Practised in the United States (2), Para Kent, el estudio del comportamiento politico representaba el cinico utealismoy del periodista de mente encallecida que informa de las cosas en la forma en que «realmente» suceden, no en Ia forma en que se supone que suceden, Este sentido, debo decirlo, tiene vida frecuente, incluso en la actualidad. A pesar de todo, Herbert Tingsten rescaté el término para la ciencia politica en 1937 al publicar su obra Political Behavior: Studies in Election Statistics, que tuvo cardcter de precursora. No obstante el hecho de que Tingsten eta sueco y de que si obra trataba de las elecciones europeas, el término se identified de forma creciente con la ciencia politica americana. El répido florecimiento del método conductista en los Estados Unidos se debié sin duda a la existencia de ciertas actitudes y predisposiciones clave engendradas por Ja cultura americana: pragmatismo, tealismo, confianza en ld ciencia, ete. (3). Pero no puede dejar de mencionarse Ja existencia también de seis poderosos estimulos interrelacionados de cardcter especifico. Uno fué Charles E. Merriam. En su discurso presidencial a la American Political Science Association, en 1925, dijo: aAlgin dia adoptaremos quizd un ingulo de observacién distinto del formal, como sucede en olras ciencias, y empezaremos a conside- rar el comportamiento politico como uno de los objetos esenciales de estudion (4). En Ia década siguiente, y bajo la direccién de Merriam, en la Universi- dad de Chicago, el Departamento de Ciencia Politica se convirtié en el centro de lo que mds farde se llamarfa «método conductistan. Un grupo de (1) Davip Easton: The Political System. 19533 pdg. 203. (2) Descubrimiento que debo a mi colega FRED GREENSTEIN, () Clr. BERNARD Crick The American Science of Politics, Its Origins anid Con. ditions. Londres, 1959. (a) «Progress in Political Research», en American Political Science Review, febre- 10 1926; pig. 7, citado en la obra de Davin B. TRUMAN: eThe Implications of Poli- tical Behavior Research, Iems. Social Science Research Council, diciembre 19sts pé gina 37. 86 BL METODO CONDUCTISTA EN LA CIENCIA POLITICA, cientificos de a politica, que luego serian ampliamente considerados como lideres de Ja introduccién del método conductista en Ja ciencia politica ame- ricana, fueron miembros de Facultad o estudiantes graduados en el Depar- tamento de Merriam; por ejemplo, Harold Laswell, V. O. Key, David ‘Truman, Herbert Simon y Gabriel Almond, todos los cuales estuvieton en a Depariamento de Merriam en Chicago antes de la Segunda Guerra Mun- dial; Lasswell como miembro de Facultad, y los demés, como estudiantes graduados, Una segunda fuerza estuvo reprtesentada por la llegada a los Estados Uni- dos en la década de 1930 de un niimero considerable de estudiantes ew ropeos, particularmente refugiados alemanes, que trajeron consigo un sen- tido sociolégico de la politica que reflejaba marcadamente a influencia ex pecifica de Max Weber y del ideario sociclégico europeo en general. La ciencia politica americana ha estado siempre bajo Ja influencia de Europa. Los americanos no sélo han interpretado a menudo sus propias institucio- nes politicas a la luz de la ayuda recibida de simpéticos europeos, como De Tocqueville, Bryce y Brogan, sino que los escolares americanos tienen deu- das concretas con Jos estudiantes europeos, La primera edtedra universitaria americana dedicada a Ja ciencia politica (en realidad, a la Historia y Ciencia Politica), creada en Columbia en 1858, fué ocupada por el refugiado alemin Yiberal Francis Lieber. En la segunda mitad del siglo xix, muchos de los mis sobtesalientes defensores de una «ciencia de la politican trataron de beneficiarse de los procedimientos y ensefianzas de algunas de las més im- portantes Universidades europeas (5). Por la década de los 30 se produjo nuevamente una sibita reviviscencia de las influencias europeas al ser entiquecida la vida de Jas Universidades americanas por el importante aflujo de escolares refugiados. Un niimero de estos escolares que vinieron a ocupar posiciones predo- minantes en los departamentos de sociologia y ciencia politica insistieron en fa pertinencia de aplicar teorias sociolégicas e incluso psicolégicas para la comprensién de ta politica. Ellos fueron quienes lamaron la atencién sobre Ja importancia de Marx, Durkheim, Freud, Pareto, Mosca, Weber, Michels y otros. Aun cuando algunos de ellos iban a rechazar més tarde el método (5) Cie. BERNARD Crick, obra citada, pigs. 21-31. Anota Crick que el V Volumen de los Estudios de Historia y Ciencia Politica de la Universidad John Hopkins publicé un largo estudio, editado por Andrew D. White, titulado «Escuelas europeas de His- toria y politican, diciembre de 1887. En ese voluien figuraba también su discurso prov nunciado en [ohn Hopkins sobre +La educacién en Ia ciencia politica, junto con algue nas articulos sobre «lo que podemos aprender» de los mas importantes paises europtos (Fa, 1 pee 27). 87 ROBERT A, DAHL conductista, precisamente a causa de que cteyeron que er demasiado es- trecho, hombres como Franz Neumann, Siegmund Neumann, Paul Lazats- feld, Hans Speier, Hans Gerth, Reinhardt Bendix y muchos otros ejercie- ron, ya directa o indirectamente, una profunda influencia sobre la investi- gacién politica en los Estados Unidos. La sociologia politica empezé a flo- recer y los cientifices de la politica descubrieron que sus colegas sociolégicos estaban moviéndose veloz y habilmente hacia zonas que ellos habian con- siderado como propias desde hacla mucho tiempo. La Segunda Guerra Mundial estimulé también el desarrollo del método conductisia en los Estados Unidos, puesto que un enorme ntimero de cien- tifices americanos de la politica desalojaron sus torres de marfil y estable- cieron conéacto Hisico con las cotidianas realidades politicas y administrati- vas que aparecian en Washington 0 en cualquier otra parte. Toda una ge- neracién de ciencia politica americana surgié mis tarde de estas experien- cias. Yo creo que la confrontacién de la teoria y la realidad provocd en la mayor parte de los hombres que desempefiaban sus funciones en Washing- ton u otras partes un poderoso sentimiento de lo inadecuados que eran los movimientos convencionales de Ia ciencia politica en su itento de desctip- cién de la realidad para no hablar de su intento de predecit lo que tenia mis probabilidades de suceder en una situacién dada. Posiblemente un impulso todavia mayor —no desconectado de los efec- tos de Is guerra— procedié del Social Science Research Council, Organisme que esté cjerciendo un impacto silencioso, pero creciente, sobre la ciencia social americana, El presidente del Council durante las dos iiltimas décadas ha sido un distinguido cientifico de Ja politica, E. Pendleton Herring. La propia obra de Herring antes de asumir la presidencia del Council en 1948 reflejaba una preocupacién por el realismo, por romper las ataduras de la investigacién confinada totalmente al dmbito de los Libros y por Ia influen- cia de individuos © grupos sobre a politica y la Administracién. A mediados- de la década de 1940, Herring fué el instrumento de creacién de un Comité del Social Science Research Councit sobre el comportamiento politico. El informe anual del Social Science Research Council correspondiente a 1944-45 mostraba que el Council habia adoptado una . decisién respecto a la viabilidad de desarrollar un nuevo método para el estudio del comportamiento politico. Enfocado so- bre el comportamiento de los individuos en situaciones politicas, este movimiento exige el examen de las relaciones politicas de los. hombres —como ciudadanos, administradores y legisladores— 2 la Juz de las disciplinas que puedan clarificar los problemas que surjan, 88 EL METODO CONDUCTISTA EN LA CIENCIA POLITICA con objeto de formular y comprobar hipétesis en relacién con uni- formidades de comportamiento en diferentes escenatios instituciona- les», (EI subrayado es afiadido.) En 1945, el Council creé un Comité sobre comportamiento politico, con Herring como presidente. Los otros tres miembros (6) eran también cien- tificos de la politica bien conocidos y con preocupaciones especificas res: pecto a la situacién de la ciencia politica convencional. En 1949, el Council, junto con el Departamento de Ciencia Politica: y el Instituto de Investiga- ciéa Social de ta Universidad de Michigan, realizé una Conferencia, de una semana de duracién, en Ann Arbor, en torno al tema de «La investigacién sobre el comportamiento politico». Los asuntos tratados contribuyeron a fa- citifar una definicién implicita del término. Se presentaron documentos so- bre politica regional, sobre las posibles aportaciones de ciencias sociales de contenido similar (es decir, George P. Murdoch, el antropélogo, traté de «La posibilidad de una ciencia social general de gobierno»), actitudes politicas del comportamiento ante el voto, grupos y problemas metodolégicos (7). Hacia fines de 1949 se establecié un nuevo Comité del Social Science Research Council para el estudio del comportamiento politico, con V. O. Key, Jt como presidente. En 1950, el recién creado Comité definié. sucin- tamente su tarea: «El Comité emprenderd el desarrollo de teorias y mejora de métodos que son necesarios si la investigacin de la ciencia social so- bre el proceso politico ha de ser més eficaz» (8). Este Comité ha sido un ac- tivo estimulante del desarrollo del método conductisia hasta los dias actua- es; en realidad, en afios recientes —bajo la presidencia de David Truman— el Comité ha otorgado también becas de investigacién. El quinto factor fué el ripido crecimiento del método de inspeccién (Survey) como instrumento disponible para el estudio de actitudes y pre- ferencias politicas, y concretamente para el estudio del comportamiente de los votantes, Mientras que Tingsten habia fenido que confiar necesariamente en estadisticas electorales globales, el método de inspeccién facilitaba acce- s0 directo al conocimiento de las catacteristicas y comportamiento de los individuos; ventaja que no podri menos de reconocer cualquiera que haya trabajado con cifras globales. A medida que los métodos de inspeccién se hicieron més y més cientificos, especialmente bajo los auspicios del Survey (6 Herserr Emmarict, CHartes S, Hynewan y V. 0. Key, Je. (Q) ALEXANDER HEARD: «Research on Political Behavior: Report of a Conferencen, Keems. Social Science Research Council, diciembre 19493 pags. 41-44. (® Social Science Research Council, Items, junio 1950; pag. 20. (El subrayado se hha afiadido.) 89 ROBERT A. DAHL Research Center, de la Universidad de Michigan, y del Bureau of Applied Social Resedrch de Columbia, Jos cientificos de la politica encontraron que su presunto monopolio de la habilidad para la interpretacién cientifica del voto y de Jas elecciones acababa de set destruido sin miramientos por so- cidlogos y sociopsicdlogos, que en una serie de precursores estudios sobre fas elecciones presidenciales dieron comienzo a Ja conversiéa del anilisis del voto, el cual, de una historia brillante, pero impresionista, 0 de un perio- dismo perspicaz, se transforma en una ciencia empitica més pedestre, pero también més impresionante y convincente. Para los cientificos de la poli tica, insatisfechos con los métodos y maneras convencionales de la disci- plina, los nuevos estudios sobre el voto representaron un elemento alenta- dor. A pesar de defectos obvios, los estudios sobre el voto parecian permitir a esperanza de que si los cientificos de Ja politica conseguian legar a do- minar los instrumentos empleados en otras ciencias sociales —métedo ‘de inspeccién y anilisis estadistico, por ejemplo— podrfan ir més alld de plau- sibles generalidades y proceder a verificar hipétesis sobre cémo se comporta Ja gente pata tealizar y decidir sus preferencias politicas. Un sexto factor que debe ser mencionado es la influencia de aquellas instituciones exclusivamente americanas, las grandes fundaciones filantrépi- cas —Carnegie, Rockefeller y, més recientemente, Ford—, las cuales, a cau- sa de sus enormes contribuciones financieras a la investigacién cientifica y de la inevitable seleccién entre propuestas concurrentes que ello lleva con- sigo, ejercen un efecto considerable sobre la comunidad académica. La re- lacién entre politica de fundacién y tendencias corrientes de Ja investiga cién académica es demasiado conipleja para una facil generalizacién. En este sentido, la declaracién més simple y precisa es que Ja relacién es reciproca en muy alto grado: los Consejos rectores de fas fundaciones son extremada- mente sensibles a las opiniones de los investigadores distinguidos en los cua es depositan confiadamente sus esperanzas de consejo. Al mismo tiempo, como quiera que incluso los recursos de las fundaciones son escasos, la po- litica de los administradores y Consejos rectores de las fundaciones deben inevitablemente alentar o facilitar ciertas lineas de investigacién en mayor medida que otras. Si las fundaciones han sido hostiles al método conductista, no puede caber duda alguna respecto a que ello debié de constituir una postura verdaderamente dificil, En efecto, la investigacién sobre el com. portamiento entrafia, de forma caracteristica, costes mucho mayores que les que necesita el investigador individual en el ambiente de fos libros, y algunas veces, como sucede con los estudios sobre el voto en las elecciones presi- denciales, la investigacién de! comportamiento es enormemente cara. No obstante, en el perfodo siguiente a la Segunda Guerra Mundial, las funda. 90. BL METODO CONDUCTISTA EN La CIENCIA POLITICA c sobre proposiciones «democréticas» en Ann Arbor (Michigan) y Tallahassee (Florida). Véanse sus «Fundamental Principles of Democracys, en Journal of Politics, mayo 1960: pgs. 276-294. 102 BL METODO CONDUCTISTA EN LA CIRNCIA POLITICA respecto al hecho de que casi todos los estudios que reflejan la postura con- ductista tienen cardcter no histérico. Sin embargo, los defectos cientificos de una teorfa no histérica en la ciencia politica son manifiestos, y los cienti- ficos de la politica dotados de predisposiciones conductistas son los prime- ros en admitirlos. Como hacen’ notar los autores de The American Voter: «Bn un lenguaje en cierto modo grave, la teoria puede ser caracterizada como una declaracién generalizada de interrelaciones de un juego de varia- bles. En estos términos puede decirse que la descripcién histérica es una de- claracién de los valores asumidos por estas variables a través del tiempo...» «Si la teoria puede guiar las descripciones histéricas, el contexto histérico de la mayor parte de la investigacién sobre ef comportamiento humano es- tablece claras limitaciones del desarrollo de la teorla, Al hacer evolucionar y al verificar sus hipétesis tedricas, el cientifico de la ciencia social debe de- pender habitualmente de lo que le es petmisible observar en el progreso de Ja Historia. Es evidente que ciertas variables de gran importancia en los asuntos humanos pueden ofrecer cambios pequefios o mulos en un periodo histérico dado, Como consecuencia de ello, el investigador cuyo trabajo cae en tal perfodo, puede no ver Ia significacién de estas variables y puede de- jar de incorporarlas a sus declaraciones tedricas. Incluso si percibe su impor- tancia, la ausencia de variacién impedird una adecuada verificacién de hi- pétesis que manifieste la relacién de estos factores con otras variables de su teorian. (Pigs. 8-10. El subrayado se ha affadido.) Hay, creo yo, un cierto nimero de nédulos en torno a los cuales puede esperarse que se desarrolle una unidad entre los estudios del comportamiento politico y la Historia, Como es irrazonable suponer que algo como todo el campo de la Historia se preste con éxito al método conductista, tanto los historiadores como los cientificos de Ia politica debieran buscar objetivos fuera de oportunidad sobre los que hacer pesar las armas forjadas por las modernas ciencias sociales. En este orden de ideas, el trabajo del historia- dor americano Lee Benson me parece particularmente prometedor. Mediante la aplicacién de métedos bastante elementales, que el historiador no siempre se siente inclinado a emplear, entre los que se incluye el simple anilisis estadistico, Benson ha mostrado cémo las explicaciones de cinco eminen- tes historiadores americanos sobre cuatro diferentes elecciones presidencia- es son dudosas, si no quiere decitse que son perfectamente absurdas (20). (20) Los historiadores y las elecciones fueron: ARTHUR ScHLESINGER, Jr, en las elecciones de 1824; SAMUEL E. Morison y HENRY S. COMMAGER, en Ia eleccién de 1860: 103 ROBERT A. DAHL, El socidloge S. M. Lipset ha contribuido también con una nueva inter- pretacién de las elecciones de 1860, basada en su anilisis del esquema de votaciones del Sur en la eleccién presidencial de aquel afio y en los re- feréndums sobre la secesiéa unos pocos meses mds tarde (21), Benson ha dedicado también su atencién a la famosa interpretacin de Charles A. Beard —a la que Beard llamé interpretacién econémica— sobre la creacién y adopcién de la Constitucién americana, asi como a fas criticas de tiltima hora sobre Ia teoria de Beard, expresada en términos ligeramente inconexos. Demuestra de forma conviacente, al menos para mi, algunas de las ventajas que pueden resultar de una mayor adulteracién metodolégica en materias de causacién, correlacién y empleo de datos cuantitativos que lo que es habi- tual entre historiadores profesionales (22), Ademis de estos objetives fuera de oportunidad que se presentan de cuando en cuando en los estudios histéricos, un problema que exige mani- fiestamente 1a atencién conjunta del historiador y del cientifico politico con- ductista es ta cuestién del cambio politico. En la medida en que ef cientifico de Ia politica esté interesado en obtener una mejor comprensin del cambio politico, como sucede, por ejemplo, en los paises en desarrollo (para citar un caso de urgente importancia), tal cientifico tendri que trabajar con teorias que sélo pueden ser verificadas plenamente contrastdndolas contra datos his- téricos, Desgraciadamente, el parcialismo ateérico © incluso antiteérico de mu. chos historiadores convierte a menudo su obra en un almacéa de datos tam vasto de contenido, que resulta casi imposible de manejar por el tedrico. Mejor que pedir que cada tedrico se convierta en su propio histeriador, pue- de resultar més factible solicitar que mayor niimero de historiadores se con- viertan en feéricos, © que, por lo menos, se familiaricen de algiin modo con los més importante temas, problemas y métodos de las modernas ciencias sociales. He dejado ya implicita la tercera unidad que debe ser establecida; a sa ber: a unidad entre los estudios politicos empiricos y la preocupacién por ena teoria general. La perspectiva cientifica en la ciencia politica puede pro- ALLAN NEVINS, en Ia eleccién de 1884, y Wittiam DiaMonp, en la elecciém de 1896. Véase su «Research Problems in Americon Political Historiography», en Common Fron- tiers of the Social Sciences, 1957, editada por KOMAROYSKY. G1) «The Emergence of the One - Party South - the Election of 1860», en Political Man, 1960. (22) Lee Benson, Turner y BeaRD: American Historical Writing Re-Conside- red, robo. 104 BL MBTODO CONDUCTISTA EN LA CIENCIA POLITICA ducir ficilmente una sumisién peligrosa y antifuncional: la sumisién y hu- mildad del cientifico social que puede tener plena confianza en sus hallaz- gos sobre materias menores, pero que puede tener dudas respecto a su car pacidad para decir algo en absoluto sobre cuestiones de mayor cuantia. El peligro, naturalmente, reside en que la bisqueda de datos empiricos puede convertirse en una absorbente persecucién de meras trivialidades, a menos que se cuente con algiin sentido de la diferencia existente entre una expli- cacién, que pudiera no tener demasiada importancia incluso en el caso de resulta valida, de acuerdo con los procedimientos més avanzados de que se dispone, y otras explicaciones podria tener enorme importancia si resul- fara ser un poco mis 0 un poco menos plausible que antes, aun en el caso de que quedara envuelta en alguna duda considerable. Hasta ahora, creo yo, el impacto causado por la perspectiva cientifica ha sido el de estimular Ja precaucién mds que la osadia en la busqueda de amplias teorias explica- torias. El cientifico de la politica que mezcla escepticismo con rigor meto- dotigico tiene inmediata y dolorosa consciencia de lo inadecuada que resulta una teorfa que es levada mucho més allé de lo que permiten los datos di- rectamente disponibles. Sin embargo, parece claro que, a menos que el es- tudio de 1a politica dé lugar a, y sea guiado por, amplias y atrevidas teorias generales —aun cuando resultasen altamente vulnerables—, tal estudio que- daria abocado al desastre definitivo de la trivialidad. Finalmente, me gustaria sugerir que la ciencia politica empirica harla bien en hallar un lugar para la especulacién. Fécil y grave error en que in- curren los estudiantes de la ciencia politica, impresionades por las realiza- ciones de las Ciencias Naturales, es el imitar todos sus métodos, excepto el mis ctiticot el uso de Ja imaginacién. Ciertos problemas de método y una adecuada preocupacién por lo que deberia ser considerado como prueba acep- table para una hipétesis empirica se han movide muy propiamente, partien- do de las alas hacia una posicién més central dentro del escenario de la cien- cia politica. Y, a pesar de todo, parece seguro que es la imaginacién lo que ha distinguido 1a inteligencia del gran cientifico, mientras que Ia especu- lacién —que con frecuencia resulté ser tonta especulacién— ha precedido ge- neralmente a los grandes avances en la teotia cientifica. Es justo afiadir, no obstante, que la especulacién de un Galileo, un Kepler, un Newton o un Einstein estuvo prefigurada y controlada por una profunda comprensién de los hechos empiticos tal como se conocian en su tiempo: las especulaciones de Kepler tenian que confrontarse siempre con las tablas de Ticho Brahe. Existen muchas razones para pensar que de nuevo pueden forjarse uni- dades, Después de todo, como nos Jo recuerdan los nombres de Sécrates, 105 ROBERT A. DARE. Atistételes, Maquiavelo, Hobbes y Tocqueville, en el pasado ha sufrido al- teraciones ocasionales el estudio de la politica, y tales alteraciones se han hecho permanentes por la fresca infusién del espiritu de la investigacién empitica, lo que equivale a decir: por la perspectiva cientifica. Rosert A. DaHL RESUME La rapidité des progris accomplis aux Etats-Unis depuis quelques digaines années par les études de comportement est due a six facteurs: 1. Linfluence de Charles E, Merriam, 2. L'influence des spécialistes européens arrivés aux Etats-Unis entre 1930 et 1940, el particulirement des réfugiés allemands, 3. Lrexpérience administrative et politique acquise par les spé- cialistes américains pendant la seconde guerre mondiale. 4. Les encouragements du Social Science Research Council, et de son Committee on Political Behavior. 5. Les méthodes d'enquéte, et les résultats des recherches entre- prises. 6. Les grandes fondations: Carnegie, Rockefeller et Ford. Méme si les termes political behavior et behavioral approach sont usage courant, les spécialistes ne sont guére daccord sur las caractéristiques qui rendent la behavioral approach différente de la science politique classique. On peut ainsi soutenir que: 1. Liexpression “comportement politique” (political behavior) Sapplique aux individus, et non aux unités politiques qui les en- globent. 2, L’expression political behavior n'a pas de sens précis, et devrait étre abandonnée. 3. Lioptique du comportement {behavioral approach) cardctérise les efforts faits pour ameéliorer notre compréhension des phénoménes politiques en cherchant & expliquer leurs manifestations empiriques par des méthodes, des théories et des crittres de preuve conformes aux canons de la science empirique contemporaine. 105 EL, MEYODO CONDUCTISTA EN LA CIENCIA POLITICA Si nous acceptons ce troisitme point de vue, W'histoire de la behavioral approach devient pour une large part intelligible. Crest ainsi que dans un arti- cle méconnu, publié en 1951 sous les auspices du Commuttee on Political Behavior du Social Science Research Council, David Truman écrivait que: 1. L’ezpression "comportement politique” sapplique & "toutes les activités humaines ayant trait du fait de gouverner”. 2. Liétude du comportement politique ne désigne pas, et ne devrait pas désigner, une spécialisation ou un domaine de la science politique, car elle ne se caractérise que par un point de vue. 3. Le but du chercheur en science politique est de constituer progressivement une science des processus politiques, 4 L'étude dia comportement politique n'exclut ni Vanalyse qualitative, ni Vétude des valeurs, ni Vhistoire. Les meilleures illustrations de Voptique du comportement en science poli- tique sont les études de comportement électoral, les études de la participation politique et celles tendant a dégager tes caractéristiques de Vhomo politicus. La behavioral approach a jusqu'ici produit des résultats moins utiles dans Panalyse des systémes politiques, mais dans ce domaine aussi il y a quelques exemples intéressants (par ex. Union Democracy, de Lipset, Trow et Co- leman). Une des conséquences de la behavioral approach et de esprit quielle a développé a éé de séparer la science politique empirique de certaines voies traditionnelles; mais la science politique s'est Pautre part rapprochée de la Psychologie, de la sociologie, de Vanthropologie, de l'économie politique mo- demes, Considérée comme un mouvement de protestation, Pécole du com Portement a pu présenter son point de vue, et disparaitra probablement aprés avoir été assimilée par Vensemble de la science politique. It faudra toutefois restaurer certaines des liaison qu’elle a brisées, et notamment celles qui doi- vent exister entre ta science politique empirique et 1. Ltanalyse des valeurs et des normes politiques. 2. histoire, 3. La théorie générale. 4. La spéculation. 107 SUMMARY The rapid flowering of the Behavioral Approach in the United States in the last several decades resulted fiom six factors: 1. The influence of Charles E, Merriam. 2. The impact of European scholars arriving in the United Ste- tes in the 19305, particularly German refugees, 3. The experiences of American political scientists with adic nistration and politics during the Second World War. 4 The Social Science Research Council, and its Committee on Political Behavior. 5. Survey methods and research findings. 6. The great foundations: Carnegie, Rockefeller and Ford. Despite widespread use of such terms as Political Behavior and the Beha- vioral Approach, there is little agreement on what distinguishes the Behavioral Approach from conventional political science. Three answers ate: 1. Political Behavior refers to the study of individuals rather than larger political units. 2. The term Political Behavior has no specific meaning and should be dropped, 3. The Behavioral Approach is an attempt to improve our un- derstanding of politics by seeking to explain the empirical aspects of political life by methods, theories, and criteria of proof acceptable according to the canons of modern empirical science. If we accept the third definition, much of the history of the Behavioral Approach falls into place. Thus in a neglected essay published in 1951 under the auspices of the Social Science Research Council's Committee on Political Behavior, Dadiv Truman argued that: 1. Political behavior covers "any human activities which can be said to be a part of governing”. 2. Politicat behavior is not an should not be a field of political science or a specialty for it represents only a point of view. 208, EL MBTODO CONDUCTISTA EN LA CIPNCIA POLITICA 3 The goal of the student of political behavior is the develop- ment of a science of the political process, 4 The study of political behavior does not exclude qualitative analysis, the study of values, or history. The best examples of the Behavioral Approach in political science are studies of voting behavior, studies of political participation, and the psycholo- gical characteristics of homo politicus. The Behavioral Approach has so far yielded less fruitful results in the analysis of political systems, although here too there are interesting examples (e. g., Union Democracy, by Lipset, Trow and Coleman). One consequence of the Behavioral Approach or mood has been to isolate ‘empirical political science from certain traditional approaches; at the same time, however, it has brought political science into closer affiliation with mo- der psychology, sociology, anthropology and economics, As 4 movement of protest, the Behavioral Mood has succeeded in making its claims and will probably disappear, having been incorporated into the main body of the dis-

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