esfuerzo que seguro que valdrá la pena, hay que intentar buscar y ver la parte positiva de éste.
El segundo paso es estar
preparado y convencido de querer cambiar. Una vez hechos estos dos pasos, entraremos en materia: habrá que cambiar los hábitos “malos” para introducir los “buenos”, los que nos harán mejorar nuestro estado de salud y, a corto o medio plazo, nuestra calidad de vida.
Primero hay que analizar el cambio. Va a
requerir un Y por último, mantener y regar ese nuevo hábito.