SACRAMENTOS DE INICIACIÓN: BAUTISMO Y CONFIRMACIÓN
ESTUDIANTE: Fr. Jesús Camacho, scj
PERSPECTIVAS DOGMATICAS DE LA CONFIRMACIÓN
La Confirmación es un sacramento que viene a conferirnos la gracia del
Espíritu, viene a colmarnos de esa gracia que recibimos desde nuestro bautismo1, para unirnos más íntimamente a Cristo, para robustecer nuestra fe, por ello, el sacramento de la Confirmación, de acuerdo con el Código de Derecho Canónico, constituye el conjunto de la iniciación cristiana (Cf. 1285).
Ahora bien, el Sacramento de la Confirmación, no indica un cambio del
bautismo, sino un robustecimiento como don bautismal, desprendiéndose un marco de relaciones entre Cristo su Espíritu Santo y la Iglesia. Dice San Cipriano haciendo mención de Hechos 8, 14: «Esto ocurre hoy también entre nosotros. A aquellos que han sido bautizados en la Iglesia se les conduce a los prepósitos de la Iglesia (a los obispos), y por nuestra oración y nuestra imposición de manos reciben el Espíritu Santo y son consumados por el sello del Señor» (Ep. 73, 9) cf. Ep. 74, 5 y 7. Este sacramento viene siendo entonces ese impulso viene a capacitarnos para que así podamos asumir con determinación el compromiso cristiano y con ello el impulso misionero, como en la experiencia de pentecostés, el cual la Iglesia, se extendió y se consagró a la misión a partir de esta experiencia fundante, constituyéndose como portadora de ese regalo que nos dejó Jesús: su mensaje para poder alcanzar la salvación.
1 «sacramento por el cual se concede a los bautizados la fortaleza del espíritu» S. Th III q 71 a 1.