Está en la página 1de 1

Despertar

es morir

Miguel Ángel Martínez Barradas / El mundo iluminado

www.elmundoiluminado.com

¿Qué, de lo que hay en esta vida, tenemos por seguro? Únicamente, que moriremos. Es debido a
la intensidad de lo que nuestros sentidos captan que estamos convencidos de que la realidad,
valga la redundancia, es real, pero que esta realidad en que estamos no es real, sino una fantasía,
ha sido dicho de diversas maneras. Tenemos la ya citada frase del retorno al polvo, así como
otras, por ejemplo, en Eclesiastés 1;14, leemos: «He observado que todo es vanidad y correr tras
el viento». Y en el salmo número 90:5 dice: «Nuestra vida es como un sueño del que nos
despiertas al amanecer.»

Vivir es lo mismo que estar dormido y por eso nuestros anhelos se empecinan en
conquistar lo que es vano. En la literatura, la referencia más conocida de este tema es la obra La
vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca: «Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le
ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; en conclusión, todos sueñan lo que
son, aunque ninguno lo entiende. ¿Qué es la vida? Un frenesí, una ilusión, una sombra, una
ficción, la vida es sueño, y los sueños, sueños son.»

El poeta John Keats diría lo mismo: «¿Puede la muerte dormir cuando la vida no es más
que un sueño y las escenas de dicha pasan como un fantasma? Cuán extraño es que el hombre no
se atreva a contemplar su destino funesto, que no es sino despertar.» Otro poeta, Gustavo Adolfo
Bécquer, nos lo repite: «Al brillar un relámpago nacemos, y aún dura su fulgor cuando morimos;
¡tan corto es el vivir! La Gloria y el Amor tras que corremos, sombras de un sueño son que
perseguimos; ¡despertar es morir!»

Dormir no es lo que hacemos por las noches cuando en la cama cerramos los ojos, sino
transitar por esta realidad sin ser conscientes de nuestros actos. Dormir es entregarse a la vida
laboral, a los problemas económicos y a los placeres efímeros. La vida no es más que un sueño,
pero aún así cuánto dolor nos produce debido a que no sabemos distinguir al espejismo de lo
real. La muerte es redención, término del sueño e inicio del despertar. Los sentidos nos mienten
y la mente se engaña a sí misma, a tal punto que no acepta que despertar es morir. (Lea el texto
completo en el sitio web de El Heraldo de Puebla)

También podría gustarte