Estas palabras van dirigidas a usted Linero, porque en algún momento de mi

vida lo considere un ejemplo de vida. Linero, quiero que sepa que nunca pensé
que su decisión de dejar el ministerio sacerdotal me iba a decepcionar. La
verdad lo veía seguro de la misión que Dios le había trasado en su vida. Nunca
me imaginé que fuera a tomar esa decisión pues lo percibía lleno de Dios y de
mucho fervor que se le notaba en sus palabras.

Además, la noticia se difundió mucho al usted colgar la sotana pues nadie se

esperaba esa sorpresa, que para mí y para muchos fue un trago amargo, una
tristeza profunda, una difícil de decisión de digerir y de aceptar.

Sin embargo, lo que usted brindo por medio de los medios de comunicación
como la televisión y las revistas, cuando ejercía su sacerdocio fue bueno, ya
que sus palabras ayudaban a orientar, educar y formar. Las reflexiones que
daba y el liderazgo que construía se reflejaba cuando se apropiaba de su
trabajo pastoral dejando tarea y compromiso para el día a día.

En conclusión, nunca estuve de acuerdo con su decisión de dejar el

sacerdocio, porque lo tenía como un ejemplo para seguir ya que tenia todas las
capacidades y dotes para seguir respondiéndole a Dios. No fue fácil aceptar su
retiro pues todas sus reflexiones y concejos ayudaron y animaron a muchos en
el camino de la fe.