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Tema 1. Bolinaga, páginas 7 a 13, 17, 18, 21 a 26. Lectura somera del artículo La Geografía del
Agua en Venezuela.
Estudio preliminar.
ABASTECIMIENTO URBANO
Muy importante: la demanda de agua de una población para los fines de planificación de
proyectos, no es el consumo de agua que ocurre en ella. Este último concepto se refiere al
volumen de agua realmente consumido en un momento dado, mientras que el primero es el
volumen de agua, que razonablemente debía estar consumiendo para la misma fecha.
La diferencia entre consumo (cantidad realmente utilizada) y demanda (cantidad que se
desea consumir), viene impuesta por muchos factores, siendo el más importante la
limitación de la oferta, que es la cantidad que realmente está disponible a puerta de usuario.
Si la oferta es mayor que la demanda, ésta y el consumo serán iguales.
Niveles de demandas para la planificación:
• Demanda en reserva, se refiere a los volúmenes de agua que deben reservarse en las
fuentes de abastecimiento, conservando márgenes de seguridad generosos sobre los
consumos previsibles.
• Demandas de proyecto, que son las demandas medias que deben ser abastecidas por
cada obra (fuente, conducción o distribución) parte del proyecto.
• Gastos de diseño, calculados sobre la base de la distribución instantánea de las
demandas de proyecto, determinando así las dimensiones hidráulicas de las diferentes
obras.
Las demandas corresponden a gastos o volúmenes medios en el tiempo, mientras que
los gastos de diseño lo son a gastos picos o máximos.
Las razones que justifican esta división son las siguientes:
• Al analizar la metodología de estimación de demandas a largo plazo, existe siempre un
grado de incertidumbre o riesgo en estos cálculos y, en consecuencia, se debe ser
prudencialmente conservador al reservar agua en las fuentes, es decir, para garantizar que
las diferentes poblaciones tengan suficiente agua para cualquier eventualidad que pueda
ocurrir hasta el horizonte de planificación.
• Por lo general las obras se proyectan para cubrir sólo parte del área urbana prevista y
para períodos más cortos que el delimitado por el horizonte antes señalado. Por ejemplo,
una conducción o una red de distribución son obras flexibles, pueden ser ampliadas con
relativa facilidad, no así una presa (fuente). Por otra parte, hay estructuras y equipos
hidráulicos de corta duración o vida útil inferior al período cubierto por el horizonte.
• La dimensión de una obra, por ejemplo una tubería de distribución, se determina para el
gasto máximo que ella debe suplir en la hora pico de consumo.
El procedimiento para determinar las demandas de agua al medio urbano, puede
sintetizarse en los siguientes pasos:
• Determinación de los horizontes de planificación para el proyecto y sus obras.
• Estimación de las necesidades.
• Fijación de las hipótesis de demandas.
• Estudio de las dotaciones.
Horizontes de planificación
Determinación de dotaciones
Dotación es la cantidad de agua deseable por habitante de la cual debe disponer una
determinada población. Generalmente se expresa en litros per cápita por día (lpcpd). Este
término no debe confundirse con consumo per cápita, que es la cantidad realmente utilizada,
pues ésta no es necesariamente la deseada.
La dotación se forma con la suma de los requerimientos razonables de los diferentes
usos que conforman el abastecimiento urbano: doméstico, comercial, industrial, público;
agregando a ellos las pérdidas que ocurren en las redes de distribución, por juntas
imperfectas, malos empotramientos o tuberías rotas.
Los factores que influencian la dotación o consumo deseable, pueden resumirse así:
• Necesidades de tipo sanitario dentro del consumo doméstico. Por razones de salud, es
necesario y deseable una dotación mínima para el uso propiamente humano (agua de beber
y aseo personal). El funcionamiento y tipos de artefactos sanitarios, de cocina y similares
tienen una influencia significativa, en estas dotaciones.
• Clima. En áreas muy calurosas el consumo de agua es mayor que en climas frescos, en
especial en el riego de jardines. En Venezuela experiencias analizadas por COPLANARH
(7p7), ponen en duda esta influencia, al menos significativa, del clima; sin embargo, sería
necesaria mayor investigación al respecto (8p4.12) para llegar a conclusiones definitivas.
• Tamaño de la ciudad. Existe una tendencia a que los consumos sean mayores en las
grandes ciudades; sin embargo, esto no es siempre cierto, pues influye apreciablemente el
tipo de ciudad, en particular su grado de industrialización (8p4.9).
• Precio del agua. El precio del agua influye en los consumos, particularmente cuando el
cobro es por volumen. Esta es la práctica en la mayoría de las ciudades de Venezuela. Sin
embargo, por diversas razones, hay mucho consumo no medido. Investigaciones recientes
muestran un comportamiento de la elasticidad precio-volumen, parecido al de países
desarrollados como los Estados Unidos (9p51) (9p152).
• Cloacas. Existen indicios de que cuando no hay redes de cloacas el consumo se
reduce. Esto es importante para buena parte de las áreas rurales y semi urbanas del país.
• Características de los habitantes. El nivel de vida y la situación económica de los
habitantes influye en forma muy significativa en los consumos. El sistema tarifario actual de
Venezuela recarga un costo mayor en los grandes consumidores, es decir en las familias de
mayores ingresos.
• Tipo de industrias y de comercios. Existen industrias con prácticamente sólo un uso de
tipo sanitario, pero hay otras de consumos realmente grandes y, entre ambos tipos, hay una
gran variedad. En algunos casos es preferible considerar a las industrias muy consumidoras
aparte del conjunto urbano, es decir, en forma aislada. La Siderúrgica del Orinoco (SIDOR)
en Puerto Ordaz, Estado Bolívar o la Petroquímica y la industria de papel VENEPAL en
Morón, Estado Carabobo, ambas en Venezuela, son buenos ejemplos al respecto. Los
comercios, además del uso sanitario, tienen según el tipo, usos adicionales importantes,
como son los autolavados y las lavanderías.
A continuación se indican los valores representativos usuales de cada componente, los
cuales son de utilidad para fijar una dotación apropiada.
Consumo doméstico.- La experiencia en Venezuela indica que la dotación mínima
indispensable está en unos 70 lpcpd aunque un mínimo del orden de los 120 sería lo
recomendable. El Ministerio de Sanidad y Asistencia Social de Venezuela (llp8) establece
unas dotaciones domésticas de acuerdo con los tamaños y tipos de parcelas, que son de
utilidad en las etapas finales del proceso de planificación (anteproyecto y proyecto).
Investigaciones hechas por la Oficina de Ingeniería AJ. de Gurruceaga (8p4.8) basadas en
datos de COPLANARH y de acuerdo con diversos estudios realizados por la Universidad
Central de Venezuela (12) (13) (14), llegan a los valores mostrados al final de la Tabla 2.4.
Consumo industrial.- El consumo industrial depende del tipo de industria y del proceso
que ella utilice. Entre las industrias de mayor consumo de agua se encuentran: las
procesadora s de alimentos, las de bebidas gaseosas y cervezas, las textileras, las tenerías,
las refinerías de petróleo, las papelerías, las siderúrgicas y las plantas térmicas de
generación de energía eléctrica. La Universidad Central de Venezuela ha realizado encuestas
sobre requerimientos en varias industrias cuyos resultados resume Rivas Mijares (15p56).
Existe también información recopilada para EE. UU., mencionada por Tchobanoglous
(16p407); COPLANARH también (7pI8) propone unas dotaciones para un conjunto de
industrias altamente consumidoras de agua. En la Tabla 2.3 se resumen algunos consumos
típicos obtenidos de las tres referencias anteriores.
Para zonas industriales, se utilizan dotaciones por unidad de área, que van de 1 a 1.5
lps/ha, dependiendo de que se presuma o no la instalación de industrias muy consumidoras
de agua. Este procedimiento es útil, ya que, por lo general, es imposible predecir todas y
cada una de las industrias que se pudieran instalar en un área determinada.
Sin embargo, cuando se presuma la instalación de una o varias fábricas del tipo de las
señaladas en la Tabla 2.3, es conveniente separar a éstas del resto y considerarlas
individualmente, especialmente en ciudades pequeñas, pues ellas podrían consumir más
agua que el resto de la población.
En áreas comerciales, el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (11p8) y el Instituto
Nacional de Obras Sanitarias (17p29) han establecido valores; Tchobanoglous (16p406)
sugiere como cantidad promedio 40 litros por día empleado.
Uso público.- Este uso comprende los consumos en edificios públicos, escuelas y
hospitales, para riego de parques y zonas verdes y para la limpieza de calles. En este
sentido, luego de analizar las normas existentes de MSAS (11p8) e INOS (17p29) y el estudio
realizado por Gurruceaga (8p4.8), se recomiendan los siguientes valores como apropiados:
• Riego de zonas verdes y limpieza de calles: 800 a1.200 lts/hal día.
• Edificios públicos, escuelas y semejantes: 60 a 100 lpcpd
• Hospitales: 500 a 800 lts/cama/día.
Pérdidas.- Sobre este punto no existe en Venezuela información basada en mediciones.
Por lo general, se han venido adoptando valores que van del 10% al 20% del consumo total,
dependiendo de si el acueducto tiene un mayor o menor control de su eficiencia.
Tchobanoglous (16p405) da información relativa a los Estados Unidos, en cifras que van de
20 lpcpd a 75 lpcpd.
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Tema 2. Bolinaga, páginas 66 a 76, 107 a 113, 119 y 120, 135 y 136.
CAPITULO 3 66
DISPONIBILIDADES DE AGUA
3.1 CONCEPTO DE DISPONIBIUDAD y CLASIFICACIÓN DE LAS AGUAS.
a. Conceptos principales.
Conviene a los fines de tener un idioma simple y común con el lector, establecer un
conjunto de definiciones de términos que serán utilizados a lo largo de todo el capítulo.
• Disponibilidad neta, también conocida como aprovechable (1) (2), que es aquella
disponibilidad realmente factible de ser utilizada en beneficio del hombre, es decir, que
puede ser empleada para usos de aprovechamientos, tal cual se estableció en el primer
capítulo. Esta disponibilidad depende de varios factores, entre los cuales merece destacar:
la factibilidad física de hacer uso del agua, la factibilidad económica de aprovecharla, la
tecnología existente y la calidad del agua; factores, todos que están interrelacionados entre
sí. La limitación, en principio, más importante es la económica, pues teóricamente las
limitaciones físicas, tecnológicas y de la calidad del agua, podrían subsanarse con tiempo y
dinero.
Del análisis de las definiciones anteriores se desprende que, salvo en el caso de las
disponibilidades, cuya cuantificación depende exclusivamente de las condiciones naturales
existentes; la neta y el exceso dependen de factores adicionales generados por la
factibilidad de que el hombre haga uso de ellas. Esta afirmación no es del todo correcta pues
las supuestas condiciones naturales de las aguas, han sido y son afectadas por los usos ya
realizados por el hombre. El Ejemplo 3.1. permite aclarar las definiciones anteriores.
Ejemplo 3.1.- La Figura 3.1. muestra el esquema de una cuenca, donde se indican los
aprovechamientos existentes y en funcionamiento (Embalses N° 1 Y 2) y otros tres en
proceso de estudio (N° 3, 4 y 5). El volumen medio anual disponible en la cuenca es de 1300
x106m3, medidos en la salida del río al mar. Esta cantidad de agua tiene una calidad que la
hace, con los tratamientos usuales, utilizable para cualquier uso de aprovechamiento.
Existen dos acuíferos (PI y P2) que tienen un rendimiento anual de 40 y 60 millones de
m3; de ellos, sólo el primero está operando hasta una cantidad de 20 millones, pero existe
una capacidad instalada para 30 millones de m3. En el acuífero P2 no existe ninguna
instalación, es decir, está inexplotado.
Es importante hacer notar que en los estudios realizados se desecharon por costosas,
las posibilidades de uso de los gastos de verano en el Sitio N° 6 (no existe capacidad de
embalse), que podría agregar unos 30 millones de m3 y el embalse señalado con el N° 7, cuyo
elevado costo proviene de que se inundarían lechos de yeso, haciendo que las aguas
adquiriesen un alto contenido de sales cuya eliminación requeriría de cuantiosas
inversiones. Este embalse podría regular unos 110 millones de m3 adicionales. Sin embargo
la situación en el futuro podría cambiar y hacerlos aceptables, con lo cual la disponibilidad
neta en la cuenca aumentaría en 140 millones de m3. El avance de la tecnología o la variación
de las condiciones económicas podrían ser los factores de cambio. Por otra parte, también
podría suceder que la calidad de las aguas se deteriore por uso humano, disminuyendo la
disponibilidad neta.
Entre los cambios que podrían operarse en el futuro estaría, por ejemplo, que la demanda
en el área servida por las fuentes señaladas aumente mucho más de lo originalmente
previsto, de tal forma que a pesar de que se construya y ponga en operación toda la
disponibilidad neta actual (940 millones de m3), es decir que toda se convierta en oferta, no
alcance para satisfacer la demanda. Esta situación, si no se quisieran, en principio, utiliza r
por costosas las disponibilidades netas adicionales (140 millones de m3), obligaría a buscar
agua, por ejemplo, tan lejos del sitio de consumo que los costos resultantes serían aún
mayores que los de los correspondientes a las fuentes desechadas, haciendo de éstas la
mejor alternativa.
Existen diversas formas de clasificar las aguas, diferenciadas por los criterios que se
seleccionen para hacerlo; en este aparte se hace uso de aquellos criterios que son de mayor
utilidad al estudio de los proyectos hidráulicos.
Aunque hoy en día existen usos de aprovechamiento que utilizan aguas marinas o
salobres, la gran mayoría de los aprovechamientos hidráulicos están ligados al agua
continental y es en ellas donde se ha puesto un énfasis mayor para conocerlas y
cuantificarlas.
De acuerdo con lo anterior, resulta práctica clasificar las aguas continentales, a efectos
de este libro, en aguas superficiales y aguas subterráneas; las primeras son aquellas que se
encuentran sobre la superficie de la Tierra en estado líquido y las segundas en el subsuelo.
Existen clasificaciones que distinguen a las aguas subterráneas de las sub-superficiales,
que son aquellas que se encuentran en las capas superiores del suelo.
La clasificación del párrafo anterior implica que las fuentes de abastecimiento y las
fuentes de origen de daños, tienen su razón en la existencia de aguas superficiales y
subterráneas. Esta afirmación supone dejar de lado las aguas salobres o marinas que son
estudiadas por otras especialidades, lo cual merece los siguientes comentarios.
Dicho en el otro sentido, todo proyecto hidráulico para poder ser apropiadamente
definido requiere del conocimiento de las disponibilidades que él va a modificar.
Ahora bien, cada tipo de proyecto de acuerdo con sus fines y objetivos requiere que la
disponibilidad le sea suministrada en una forma apropiada para realizarlos.
La Tabla 3.2 presenta un resumen de la forma como dicha disponibilidad debe ser
definida de acuerdo con el tipo de proyecto, pero hay que aclarar que el resumen es sólo a
título indicativo y representa las formas usuales.
• Volúmenes escurridos. Son los volúmenes de agua que escurren en el río o quebrada,
que actúa como fuente de abastecimiento al proyecto de aprovechamiento respectivo. Su
conocimiento, además de cuantitativo, debe indicar la variabilidad con el tiempo y con el
espacio. De especial importancia es la selección de la unidad apropiada de tiempo, es decir,
la definición del periodo a lo largo del cual se mide el volumen. En líneas generales, se usan
volúmenes anuales, mensuales o diarios, y en algunos casos instantáneos, o sea, gastos. La
anterior selección depende del tipo de regulación para lo cual se refiere al lector al Capítulo
4. La representación más adecuada de los volúmenes escurridos es el hidrograma
correspondiente, es decir, la variación del gasto caneada instante del tiempo. Sin embargo,
la expresión secuencial de volúmenes promedios anuales o mensuales o del gasto promedio
diario, es por lo general suficiente.
• Gastos mínimos. Comprende el conocimiento de los períodos de sequía en el
escurrimiento superficial; es decir, de los valores mínimos de los gastos en el río o quebrada
correspondiente, en un determinado lapso de tiempo. Estos gastos, por lo general, se
expresan en valores promedio de un determinado período, por ejemplo: todo el verano,
algunos meses, semanas o días, o valores instantáneos, tal cual sería el gasto mínimo
instantáneo.
• Gastos máximos. También se denominan gastos pico, que son los máximos valores de
gastos instantáneos en tal período de tiempo suficientemente largo. En algunos casos, como
en la disposición de aguas servidas o en drenaje urbano, la estimación de estos gastos no
corresponde al acontecer natural de un río o quebrada, sino a éste modificado por la acción
del hombre.
• Nivel de la mesa de agua. Es la altura que alcanzan las aguas en el subsuelo en diferentes
instantes del tiempo. Normalmente, por la lentitud que implica el movimiento subterráneo de
las aguas, la unidad de tiempo seleccionada es el mes o el año. En los casos de proyectos
de aprovechamiento se hace necesario además conocer los niveles mínimos. En proyectos
de protección, los niveles máximos son también de importancia.
En definitiva, la disponibilidad bruta debe ser establecida con las variaciones específicas
de cada caso, en cantidad, cronología, ubicación y probabilidad de ocurrencia.
Tanto el río A como el D, son típicos ríos de regular tamaño para zonas tropicales, lo cual
significa, que tienen una alta variabilidad no solamente de la época seca a la lluviosa, sino
aún dentro de esta última. El embalse tiene una capacidad intermedia, pero suficiente para
una regulación interanual, es decir, puede almacenar agua de un año para otro. La
información requerida puede resumirse así:
1. La derivación que alimenta a la planta hidroeléctrica para producir energía de punta
requerirá de una cierta capacidad de regulación mínima que le permita almacenar el volumen
diario, para desaguarlo concentrado en las horas picos. Esto significa que en el sitio de
derivación se requiere conocer la variación horaria y preferiblemente la instantánea de los
gastos (normalmente uno supone el otro). Si la información básica no permitiese llegar a
este nivel de detalle, al menos los gastos medios diarios serían necesarios.
4. Son indispensables, datos sobre calidad de las aguas, para el uso urbano, en el
embalse regulador. Finalmente, la zona agrícola ubicada aguas abajo de las dos obras
señaladas puede sufrir inundaciones provocadas por ambos ríos; en consecuencia, hay que
medir el efecto que el embalse puede tener en la reducción de los gastos causantes de esas
inundaciones. Es pues necesario determinar los gastos máximos en esa zona
complementando éstos con información sobre tiempos de permanencia de las aguas
desbordadas, con el propósito de conocer que tipos de cultivos serían los más apropiados,
ya que existen cultivos que resisten mejor la acción de las aguas. Claro está que todo el
conocimiento de gastos máximos deber ir unido a su probabilidad de ocurrencia.
ANÁLISIS DE PROBABILIDADES DE LAS DISPONIBILIDADES
a. Relación disponibilidad-probabilidad.
Es conveniente enfatizar que cuando se dice que un determinado evento tiene una
probabilidad de ocurrencia p o J según sea el caso, ello se refiere a la probabilidad de que
dicho evento sea igualado o superado en un año cualquiera o en N años, respectivamente.
La información básica usual que debe suministrarse puede dividirse así, en función del tipo
de evento correspondiente:
• Volúmenes escurridos. Los volúmenes escurridos son eventos secuenciales, por lo que
estimar su probabilidad de ocurrencia (magnitudes ordenadas según una determinada
secuencia) resulta demasiado complejo e innecesario. Como se verá más adelante la
asignación de probabilidades en estos casos corresponde a la disponibilidad neta, y se hace
usualmente mediante técnicas que hacen uso de modelos matemáticos, las cuales arrojan
las llamadas trazas sintéticas, que son cada una de ellas un evento secuencial con los
mismos parámetros estadísticos de la serie histórica, pero diferentes magnitudes y
ordenamiento.
• Gastos mínimos. Sería semejante al de volúmenes escurridos, pero sólo para una
secuencia de gastos de verano o período de sequía (evento aislado). En algtmos casos se
haría necesario estimar probabilidades de ocurrencia de una sola magnitud o cantidad
determinada de gastos mínimos (evento extremo), haciendo caso omiso de su ubicación
cronológica.
• Gastos máximos. Generalmente habría que suministrar la probabilidad de ocurencia de
un determinadogasto pico (evento extremo), sin consideración de su lugar preciso en el
tiempo real. Sin embargo, en algtmos casos esta última omisión no puede aceptarse y es
necesario estimar un evento ~islado con su cronología respectiva.
• Calidad de las aguas. Aunque rigurosamente hablando sería ideal disponer deuna
infonnación probabilística, este tema aplicado a la calidad de las aguas no ha sido analizado,
razón por la cual en su consideración se hace uso de valores medios y máximos (mayor o
menor contaminación), sin ningún señalamiento probabilístico. Existen por lo tanto cuatro
tipos de infonnación a ser suministrada en materia de probabilidades de disponibilidades
brutas:
A título ilustrativo de la conclusión anterior, t6- mese el caso que se quiera estimar la
disponibilidad, por ejemplo, de gastos máximos o picos de un río que atraviesa una futura
zona de expansión urbana de una ciudad.
• Crear seryes seudo históricas donde no existe historia: ríos y quebradas que no poseen
registros o ronas donde no hay datos climatológicos. Lo anterior no significa que muchos de
esos estudios no podrían realizarse con técnicas tradicionales, sino simplemente que para
lograr estudios aceptables ello implica tal magnitud de laboriosidad, que hace imposible su
aplicación práctica y económica. Indudablemente, las computadoras han pennitido reducir
sustancialmente los errores, aumentando así el grado de seguridad de los proyectos
hidráulicos y, en consecuencia, su mejor definición; pero no debe nunca olvidarse que la
computadora no puede suplantar al buen juicio hidrológico.
Lo anterior indica que, por ejemplo, Wlevento cuya probabilidad de ocurrencia sea igualo
mayor de 1 %, tendrá, de acuerdo a la Ecuación 3.3, un valor de T. de 100 años. la Figura 3.6
muestra una curva típica de frecuencia de gastos máximos y la 3.7 de lluvias; en este último
caso, identificando en cada curva la duración corresponde al evento extremo. La Figura 3.8
muestra una curva de frecuencia de gastos núnimas para varios períodos determinados.
donde N es la vida útil del proyecto;J debe interpretarse como la posibilidad de que el evento
cuya probabilidad de ocunencia en un año cualquiera es igual o mayor que p, sea excedida
al menos una vez durante los N años. La Ecuación 3.2 establece la relación entre p y J; en
ella se observa, por ejemplo, que el evento de 100 años (0,01 de valor dep, puede ser
excedido al menos una vez durante 10 años N con una probabilidad J del 10%
aproximadamente.
• Series anuales, consiste en elegir únicamente un solo valor por año de registro: el
máximo o el mínimo, según fuese el objeto del estudio.
• Series parcinles, selecciona más de un valor por a-ño, por encima o por debajo según
fuese el caso, de una cifra determinada.
• Series totales, toman en cuenta todos los valores en un detenninado período de tiempo;
se utilizan para desarrollar curvas de duración o modelos determinísticos y estocásticos.
Las series anuales son las más indicadas para el análisis de valores extremos de baja
probabilidad de ocurrencia (T,grande); por ejemplo, en el caso de gastos pico 0.5 o menos (2
años o más). Las series parciales son las más indicadas para los estudios de eventos muy
frecuentes; sin embargo, en algunos casos son un buen medio de ampliar la extensión de la
muestra.
En países como Venezuela, donde la recolección, análisis y procesamiento de datos
hidrológicos es relativamente cercana (30 años, con cierto grado de cobertura nacional), es
muy frecuente encontrarse con situaciones donde los registros disponibles son cortos o no
existen. En estas situaciones debe procederse a hacer estudios regionales de frecuencia o a
gener¡n datos seudo históricos mediante el empleo de modelos determinísticos y
estocásticos; tópicos que se tratan en el próximo aparte.
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Bolinaga 107 a 113
CAPITULO 4
REGULACION y CONTROL DE LAS AGUAS
El desarrollo de un proyecto hidráulico, desde su planteamiento inicial de alternativas
hasta su construcción y posterior operación, tiene como objetivo lograr un balance entre la
oferta y la demanda y excesos de agua; entendiendo por balance que la oferta sea siempre
igual o razonablemente mayor que la demanda o el exceso. Este equilibrio implica,
lógicamente, su permanencia en el tiempo y en el espacio.
El proceso de definición de un proyecto hidráulico, una vez conocidas las
disponibilidades y las demandas y excesos, está, en consecuencia, condicionado por los
aspectos siguientes:
Toda modificación del régimen natural de las aguas implica una regulación o control de
ellas, es decir, el agua hará algo que el hombre desea que haga. En líneas generales, existen
dos tipos:
• Con fines de protección, que es una modificación efectuada con fines de evitar daños,
causados por la acción destructora de las aguas.
a. Regulación y control de las aguas con fines de aprovechamiento.
En los casos señalados en el párrafo anterior, las demandas RP1 y RP2 son promedio y,
en consecuencia, no concuerdan cronológicamente con el consumo a nivel de usuario CU.
Si se trazara la curva CU (Ver Figura 4.1 b) que representa la demanda real instantánea, se
verá que CU y RP difieren y que se hace necesario guardar agua en los momentos en que RP
es mayor que CU, para poder cubrir los momentos de déficit. Este último tipo de regulación
se denominará de operación, y sólo podría evitarse si, a nivel de fuente, pudiesen
controlarse los envíos o extracciones de tal forma, que éstos coincidan de una sola vez con
CU. Esto último únicamente se logra de manera económica y práctica en proyectos muy
pequeños. La regulación de operación se hace normalmente en la conducción o la
distribución de agua, o en ambas, mediante estanques.
Casi siempre es, pues, necesaria una regulación y ella puede tener lugar bien sea en la
fuente, en la conducción o en la distribución del agua, o mediante cualquier combinación de
ellas. Usualmente, las regulaciones en conducciones y distribuciones se refieren a factores
operacionales de acople detallado y rara vez se definen en el esbozo preliminar de un
proyecto.
A efectos prácticos en las fuentes, siempre que la disponibilidad de agua no iguale o
supere siempre a la demanda promedio requerida se hace necesaria la regulación.
Ahora bien, el conocimiento tanto de la demanda como de la disponibilidad, supone un
riesgo, luego para complementar la definición de regulación en fuente, hay que agregar un
término probabilístico, es decir, la garantía de que la disponibilidad neta que resulta luego de
la regulación, iguale o supere a la demanda.
La regulación en fuente puede ser de corto o de largo período según las aguas sean
retenidas (almacenadas) durante un período no mayor de un año o de varios años.
El nivel de riesgo, por su parte, está atado a la magnitud de los daños que el exceso
puede causar, y como él a su vez, está condicionado a una probabilidad de ocurrencia, cabe
concluir que el nivel mencionado viene relacionado con un factor probabilístico.
La única forma de impedir todos los daños – cero riesgo - es que el proyecto de
protección sea capaz de controlar el evento máximo probable de escurrimiento (Ver Aparte
3.4 e).
Como ya antes se mencionó (Ver Aparte 3.7), los daños son de dos tipos: a personas y a
propiedades, y su fijación depende de varios factores que no ha lugar repetir.
Haciendo uso de la Ecuación 3.2 del anterior capítulo, se obtiene una probabilidad de
ocurrencia p de 0,525% (J 0,10 Y N:=: 20), lo cual significa, de acuerdo con la Ecuación 3.3,
un valor de T de unos 190 años. Cualquier creciente con un período de retorno inferior o
igual a 190 años debe ser controlada para evitar, así, causar daños.
Existen situaciones en agricultura, por ejemplo, donde el daño es causado más por la
duración de la inundación que por la inundación en sí. Cuando el exceso se controle se
convierte en oferta. La Ecuación 4.2 tiene su expresión gráfica en la Figura 4.2.
Por otra parte, todo almacenamiento de acuerdo con las ecuaciones generales de
movimiento del agua, supone una amortiguación de las ondas de creciente (lp IX 13) (2p
586).
Es difícil generalizar sobre las reglas relativas al grado de detalle adecuado, pues
muchos factores influyen (disponibilidad de datos, tipo de proyecto, grados de seguridad
aceptables, etc.). Las recomendaciones que se indican a continuación deben interpretarse
solamente como una orientación general.
En proyectos de aprovechamiento podrían definirse los siguientes niveles generales:
Estas secuencias pueden provenir de registros o haber sido generadas haciendo uso de
modelos hidrológicos de lluvia-escorrentía o en casos de proyectos de poca envergadura,
mediante métodos tradicionales.
Este tipo de balance sólo debe usarse a nivel preliminar, salvo en casos donde la vida
útil del proyecto sea bastante menor que el período de registros o de generación disponible
(por ejemplo, la mitad), y la fuente sea de poca variación. O bien en proyectos pequeños con
agua disponible muy abundante. Este tipo de balance debe, entonces, dirigirse, por lo
general, hacia la fijación de dimensiones tentativas.
Para aguas subterráneas, este criterio de balance -cuando puede realizarse- es el
determinante en el establecimiento de dimensiones finales.
Las limitaciones son del tipo ya apuntado para proyectos de aprovechamiento, pero con
un criterio más liberal, porque, salvo en casos muy especiales, prácticamente académicos,
resulta imposible aplicar técnicas estocásticas a eventos extremos o aislados para gastos
instantáneos; por ello este tipo de balance es comúnmente utilizado para definición final de
magnitudes.
Los Apartes 4.2 a 4.5 se refieren a las técnicas disponibles para la realización de
balances, cuando ellos requieren de almacenamiento. Nótese que cuando no se requiere de
almacenamiento, el balance es la aplicación directa de la Ecuación 4.2 y no se necesita de
mayor explicación para determinar el exceso. Tampoco requieren de comentario alguno
adicional los balances anuales promedio y los balances de diagnósticos.
4.2 EMBALSES y ESTANQUES.
El vaso de almacenamiento es el espacio físico que va a ser ocupado por las aguas del
embalse. Las obras hidráulicas que conforman el embalse son las siguientes:
• Presas, que son los obstáculos que se interponen en los ríos, represando las aguas y
creando, así, los embalses propiamente dichos.
• Tapones, son estructuras similares a las presas, pero construidas fuera de los lechos
de los ríos. Su objetivo es cerrar los botaderos naturales de los vasos de almacenamiento.
• Tomas, son las obras destinadas a permitir la extracción en forma regulada de las
aguas del embalse, con el propósito de satisfacer las demandas o controlar los excesos.
• Aliviaderos, son aquellas estructuras hidráulicas destinadas a dar salida a los excesos
de agua del embalse, diferencias entre las disponibilidades brutas y netas. Generalmente,
los alivios correspondientes están sometidos a algún tipo de control.
• Obras de desvío, son aquellas obras cuyo propósito es desviar provisionalmente las
aguas del río, con el fin de permitir la construcción de las obras de embalse.
• Obras misceláneas, serían aquellas de diversa índole, como, por ejemplo, muelles para
uso recreativo, estructuras para facilitar el paso de peces y obras de protección contra la
erosión.
No todos los embalses poseen todas las obras señaladas, salvo las presas y aliviaderos
que siempre son necesarias; por ejemplo, en un embalse exclusivamente para fines de
protección, la toma puede no ser necesaria, o bien en un río con un largo período de verano
con gastos nulos, no se requeriría la obra de desvío.
• Uso y valor de la tierra.- El uso actual y potencial de las tierras a ser inundadas por el
embalse es un factor importante, pues él influye en los costos que pueden ser determinantes
en el análisis de la bondad económica del embalse.
• Tierra, que pueden ser excavados, conformados por diques, o bien combinación de los
dos anteriores. Generalmente se utilizan para volúmenes cuantiosos, en comparación a
otros tipos de estanques. Sus principales problemas son: garantizar la impermeabilidad y el
costo de mantenimiento; además de las pérdidas por infiltración y las que puede ocasionar
la evaporación, por ser usualmente descubiertos.
• Concreto, son los más utilizados por su versatilidad y flexibilidad. Los hay de diversas
formas, pero los cilíndricos y los rectangulares son los más comunes, con techo o sin él.
Los hay de concreto armado tradicional o pretensados, e inclusive de partes prefabricadas.
Pueden utilizarse económicamente para capacidades pequeñas y medianas, hasta de unos
80.000 m3• Asimismo, pueden localizarse en el suelo, subterráneos o elevados; este último
tipo para capacidades más pequeñas. Tienen poco costo de mantenimiento.
• Metálicos, son también versátiles y flexibles, casi siempre de acero, siendo las formas
más usuales la cilíndrica y la esférica. Su mejor adaptabilidad es para capacidades pequeñas
y medianas, con localizaciones similares a los de concreto. Su mayor inconveniente son los
costos de mantenimiento.
• La capacidad muerta (CM), es aquella situada por debajo del nivel mínimo de operación,
es decir, de la cota de toma más baja del embalse. Como su nombre lo indica, no es
utilizable y tiene dos componentes que se definen a continuación:
Capacidad para sedimentos (CS), que es la capacidad destinada a recibir los sedimentos
que se van depositando en el embalse al ser interrumpido el libre discurrir de las aguas.
Capacidad muerta adicional (CMA), cuya función es crear un nivel mínimo de operación
más alto que el que existiría si CM fuese igual a CS. Esto ocurre con frecuencia en embalses
con fines hidroeléctricos, para crear una carga mayor, o para mantenerse dentro del rango
de operación de las turbinas. Es común que CMA sea cero para el resto de los usos.
• La capacidad total de operación (CO) es el espacio dentro del cual se mueven las aguas
y está constituida por las dos componentes siguientes:
La capacidad normal de operación o útil (CM, es aquella necesaria para balancear las
disponibilidades brutas y las demandas de usos de aprovechamiento.
La capacidad de control (CC, tiene una función similar a la anterior, pero destinada a
usos de protección. Figura 4.3
Para los estanques, CT usualmente es igual a CN, aunque si las aguas contienen
sedimentos, habrá que dejar una previsión para CS. Aún en estos casos, la mayoría de los
estanques tienen facilidades de drenajes de sedimentos, y CS sería cero. También, existen
CAC, pero no como control, sino como una capacidad de rebose de emergencia.
Todos los principios que se analizan en el Aparte 4.3 son aplicables tanto a embalses
como a estanques; pero en este último caso, pueden hacerse simplificaciones importantes,
siendo la más significativa de ella, la ausencia de un término probabilístico.
119 y 120
Ecuación general del balance.
las DB son las disponibilidades del curso o cursos de agua que descargan en el embalse, TR
son trasvases provenientes de otras fuentes y PD es la precipitación directa sobre el espejo
de agua del embalse. Asimismo, las extracciones pueden plantearse así:
EX = R+EVD+I (4.9)
donde R es la suma de todas las demandas a suplir por el embalse, EVD la evaporación
directa proveniente del espejo de agua e I el agua infiltrada del embalse hacia el subsuelo.
La unión de las tres ecuaciones anteriores resulta en una expresión más detallada de la
ecuación general así:
VF = Vo + DB + TR + PD - R - EVD - I (4.10)
• Infiltración; generalmente, este término es despreciable en relación con los otros, salvo
que el lugar donde se encuentre el embalse tenga muchas rocas fracturadas, cavernas o
materiales muy permeables.
Posiblemente en estos casos lo más adecuado, si hay alternativa, es no poner allí un
embalse.
Los datos de entrada para realizar el balance de operación son los siguientes: (Ver Tabla
4.2):
• Disponibilidades DB en millones de m3, que son los aportes del río alimentador del
embalse (Columna 3).
• Trasvases TR en millones de m3, que son los aportes, en este caso constantes,
provenientes de otro embalse (Columna 4).
• Requerimientos para abastecimiento urbano Rl en millones de m3 que son constantes
(Columna 5).
• Requerimientos para riego Rz en millones de m3, concentrados en cuatro meses
(Columna 6).
• Lámina de lluvia directa sobre el embalse LPD en mm (Columna 9).
• Columna (2), es el volumen total embalsado al comienzo de cada mes; sólo es dato el
primer valor: 250 millones dem3•
• Columnas (3), (4), (5) Y (6), son datos como ya se señaló.
• Columna (7), es la demanda total R, suma de RI y Rz'
• Columna (8), es el volumen al final de mes VF' suponiendo que no haya influencia ni de
la evaporación, ni de la lluvia directa sobre el embalse. Se calcula mediante la Ecuación 4.10,
haciendo PD y EVO cero, además de 1, que es despreciable. En consecuencia, esta columna
es el resultado de sumar las Columnas (2), (3) Y (4) Y restar la (7).
• Columnas (9) y (lO), son datos, como ya se mencionó.
• Columna (11), es el área media del espejo de agua del embalse AM, para cada mes. Se
calcula como la media de las áreas correspondientes a Vo y VF', las cuales se obtienen de la
curva áreas-capacidades del embalse, que es un dato del problema, aunque no se muestre.
• Columna (12), es la ganancia o aporte de la lluvia directa PD, que resulta de multiplicar
en las unidades apropiadas, AM por LPD (Columna (9) por la (11». Las áreas son pequeñas,
por lo tanto, no hay necesidad de aplicar un factor de reducción a la lluvia puntual.
• El embalse tiene una capacidad útil CN de 360 millones y un total CT de 400 millones, lo
cual quiere decir que el volumen mínimo de operación es de 40 millones de m3; o sea, la
diferencia. Esto significa que cuando el balance (Ecuación 4.10), arroja un valor inferior
(caso del mes de marzo en la Tabla 4.2), el embalse se seca y no puede cumplir con las
demandas (extracciones). Por ejemplo, en el mes señalado, el valor de VF da 35 millones de
m3, lo cual significa que habría que aplicar un racionamiento de 5 millones de m3 a R (40-35
millones).
• El máximo volumen embalsable es 400 millones de m', luego, cuando VF' o VF dan
valores mayores, éstos no pueden ser totalmente retenidos y la diferencia del resultado de la
Ecuación 4.10 y CT (400 millones de m') se alivia, que es la Columna (15) AL. Esto sucede en
los meses de agosto a noviembre.
Si el caso del mes de marzo sucede con marcada frecuencia en otros años, es evidente
que el embalse no tiene capacidad suficiente o su grado de suministro es precario. Nótese,
también que en los meses de agosto a noviembre, todos los volúmenes trasvasados (20
millones de m3), son aliviados; lo cual implica una concepción errada aparente, de la forma
de trasvase, que debería revisarse.
135 y 136.
• Proveer altura para generar una mayor cantidad de energía hidroeléctrica. La fijación de
dicha altura se hace, principalmente, sobre la base de criterios económicos. Una mayor
altura supone un costo extra en las obras de embalse. Debe notarse que en estos casos la
CMA afecta el balance disponibilidades- demandas, porque ella influye en las
disponibilidades netas (capacidad de generación). Este aspecto se tratará en el Capítulo 15.
Las alturas de las presas que forman los embalses, serán tales que garanticen la
capacidad total CT, así como la capacidad adicional de control CAC. Adicionalmente, esas
alturas deben ser suficientes para que no se ponga en peligro la integridad física de las
presas, lo cual se previene mediante un borde libre apropiado, que impide el rebose de las
aguas por encima de sus crestas. Los diferentes niveles del embalse se determinan con la
ayuda de la curva correspondiente de áreas capacidades, de la siguiente forma (Ver Figura
4.3):
• Nivel de aguas normales, es la altura que resulta de la suma de las capacidades normal
y muerta CN y CM.
• Nivel de alivio, viene representado por la altura que resulta de la suma de la capacidad
de operación más la de control y la muerta CO, CC y CM, es decir, la capacidad total CT. Este
nivel es el que garantiza la apropiada operación del embalse. El nivel fija la cota de la cresta
del aliviadero, cuando éste no tiene mecanismos de control, como compuertas. Cuando
estas últimas existen, la cresta del aliviadero estará por debajo del nivel de alivio (Ver Figura
4.20).
• Nivel de aguas máximas, se calcula de la curva de áreas-capacidades para una
capacidad igual a la suma de la total CT y la adicional de control CAC.
• La velocidad del viento, es medida a unos 6 metros sobre la superficie del agua. Con
fines de proyecto es necesario predecir esa velocidad en base a mediciones hechas en
tierra. Los valores V" sobre agua son mayores que sobre tierra, debido a una menor
rugosidad. Esta relación puede tomarse de la Tabla 4.9.