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Creación, planificación y evaluación de proyectos culturales | Enero 2018

Tema 1. Los proyectos culturales y sus fases. Creación. De la idea al


proyecto.

1.1- El contexto cultural en el siglo XXI. Cultura y economía.


La cultura siempre ha sido una producción artesanal al alcance de unos pocos. Solo a través de
mecenas o instituciones públicas se ha distribuido la cultura hasta tiempos muy recientes. La
cultura ha sido elitista y cosa de unos pocos, hasta los últimos 30 años, en que las políticas
públicas comenzaron a crear las Universidades Populares, las Casas de Cultura, las Bibliotecas,
etc., en que la cultura en todas sus manifestaciones comenzó a tenerse en cuenta.
Comenzaron también a surgir museos más allá de la mera conservación de arte.

Por lo tanto, la cultura es ofrecida desde distintas perspectivas, pero fundamentalmente ha


sido y aún hoy es promovida directa o indirectamente por instituciones públicas, a través de
políticas públicas de cultura (supongo que veréis cuánto una decisión política puede afectar al
normal funcionamiento de ciertas empresas culturales en el caso de la reciente subida del IVA
a algunos servicios culturales), considerando importante la influencia de la cultura en el resto
de esferas sociales y económicas. Por ello, en los último años podemos hablar de una
economía política de la cultura en la que han tomado protagonismo conceptos como el de
innovación y nuevas tecnologías pasando del concepto promoción de la cultura a promoción
de la industria cultural, como modelo de sostenibilidad y creación de nuevos mercados y
públicos.

En Europa, las industrias culturales/creativas son el eje central de nuevos modelos de


desarrollo económico. Elaboramos para ello un pequeño repaso genealógico de la cultura
como bien o servicio, la profesionalización de la cultura, a través de distintos artículos en el
tema, sobre la profesionalización del gestor cultural y las perspectivas. En realidad los
problemas de hace diez años son los mismos que en la actualidad. Y la gestión cultural, ha sido
promovida desde las instituciones públicas. Este paradigma se ha modificado sustancialmente
y ya nunca volverá a ser lo mismo, la cultura se ha industrializado y la viabilidad del mercado es
tan importante o más como la viabilidad y el valor cultural de la creación. Aunque veremos las
perversiones que esto puede suponer en relación al valor de la creación en sí misma.

Nos preguntamos pues, ¿en qué ámbitos culturales, por qué y de qué forma debería intervenir
el Estado? ¿Es el mercado y la comercialización de los productos artísticos el mejor juez de la
calidad del producto cultural? Incluso estamos viviendo un tránsito de la industria cultural a la
industria del copyright, las industrias de la propiedad intelectual.

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Análisis político de la cultura en los Estados modernos.

La inclusión de industrias culturales y creativas ha permitido tener en cuenta las dotaciones


públicas en la economía cultural/creativa como una inversión en lugar de un gasto. Y se está
potenciando un cambio hacia un paradigma mucho más económico y administrativo, mucho
más social de la cultura en lugar de apostar por la autoría

La Escuela de Frankfurt consideró la industria cultural como una relación paradójica, fruto de
una mercantilización de los productos culturales, no entendiendo al trabajador cultural como
artista, sino como trabajador asalariado. Del producto cultural como único y protegido a la
relación con consumidores múltiples. Esto ya lo estamos viviendo cada día.

Y una pregunta realmente relevante es la de ¿espectadores o consumidores? En realidad


podríamos entender lo que se entiende como gestión cultural, como la profesionalización de la
producción, distribución, investigación y consumo de las formas simbólicas, de la cultura y la
creatividad, incluyendo hoy los grandes movimientos de personas como el turismo, que en
torno y en base a la cultura histórica y social motiva a millones de personas a moverse por
todo el mundo.

La cultura como capital.

Podemos decir que la cultura es uno de los capitales más duraderos de la Historia, que se va
plasmando en las distintas manifestaciones artísticas, sociales, educativas a lo largo de los
tiempos. Sin embargo, la capitalización de la cultura es un concepto mucho más reciente.
Hemos pasado de la “cultura del mecenazgo” a “la cultura del mercado”. Como decíamos,
básicamente la cultura hasta el siglo XX únicamente fue accesible a unos pocos mecenas y
protectores artísticos. Es a comienzos de siglo XX cuando la profesionalización de la cultura
lleva consigo la creación de un mercado cultural y el desarrollo de la cultura como capital en
nuestras sociedades. El concepto de industrias culturales no es nuevo. T. Adorno comenzó a
utilizarlo en 1948 refiriéndose a las técnicas de reproducción industrial en la creación y
difusión masiva de obras culturales. Más de medio siglo más tarde, se observa que los modos
de crear, producir, distribuir y disfrutar de los productos culturales se han ido modificando
extraordinariamente. Además de las transformaciones tecnológicas y del papel de los medios
de comunicación, la cultura se ha incorporado a procesos de producción sofisticados, cadenas
productivas complejas y circulación a gran escala en distintos mercados.

En los años 90, emerge el concepto de economía creativa que entiende la creatividad –en un
sentido amplio– como el motor de la innovación, el cambio tecnológico y como ventaja
comparativa para el desarrollo de los negocios. Ello da lugar, primero en Australia y más tarde
en el Reino Unido, al concepto de industrias creativas, entendidas como aquellas que “tienen

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su origen en la creatividad individual, la destreza y el talento y que tienen potencial de


producir riqueza y empleo a través de la generación y explotación de la propiedad intelectual”.
En esos años, surgen también otros conceptos próximos, aunque diferentes, como las
industrias de contenido o las industrias protegidas por el derecho de autor. Todo ello lo
veremos a lo largo del curso.

Todos estos conceptos y enfoques comparten un núcleo común: la creatividad que da origen a
los bienes y servicios de estas industrias. Todos coinciden en vincular dimensiones abstractas,
como la cultura y el arte, con otras tan concretas como la industria, la economía o el mercado,
y las articulan, de una manera u otra, con la propiedad intelectual y el derecho de autor, en
especial. Las diferencias en las definiciones utilizadas dependen de los campos de actividad
que cubren y en el interés que los usuarios de cada definición tienen, bien sea para medir el
peso del sector, argumentar su importancia o definir políticas para promoverlo.

Dada esta diversidad de enfoques, y tomando como referencia el marco de estadísticas


culturales de la UNESCO 2009, a efectos de esta Guía, se propone una definición amplia del
conjunto de las industrias culturales y las industrias creativas entendidas como:

Aquellos sectores de actividad organizada que tienen como objeto principal la producción o
la reproducción, la promoción, la difusión y/o la comercialización de bienes, servicios y
actividades de contenido cultural, artístico o patrimonial.

Este enfoque pone el énfasis en los bienes, servicios y actividades de contenido cultural y/o
artístico y/o patrimonial, cuyo origen es la creatividad humana, sea en el pasado o en el
presente, así como en las funciones necesarias propias a cada sector de la cadena productiva
que permite a dichos bienes, servicios y actividades llegar al público y al mercado. Por ello,
esta definición no se limita a la producción de la creatividad humana y su reproducción
industrial sino que incluye otras actividades relacionadas que contribuyen a la realización y la
difusión de los productos culturales y creativos.

Las principales características de las industrias culturales y creativas son:

 Intersección entre la economía, la cultura y el derecho

 Incorporan la creatividad como componente central de la producción

 Contenido artístico, cultural o patrimonial

 Bienes, servicios y actividades frecuentemente protegidas por la propiedad intelectual


- derecho de autor y los derechos conexos

 Doble naturaleza: económica (generación de riqueza y empleo) y cultural (generación


de valores, sentido e identidades)Innovación y re-creación

 Demanda y comportamiento de los públicos difícil de anticipar (Nobody knows)

Desde esta perspectiva que aborda voluntariamente las industrias culturales y creativas como
un conjunto, se distingue por una parte, sectores cuyo modo de operación es la reproducción

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industrial o semi-industrial con la posibilidad de reproducir y distribuir a gran escala sus


productos, y por la otra, sectores en los que los bienes, servicios y actividades no son
reproducibles de manera industrial y operan a pequeña o mediana escala. Sin embargo, estos
dos modelos comparten una dimensión común de salida al mercado, promoción y difusión.

Marco de estadísticas culturales de la UNESCO 2009

Esta clasificación consta de 7 dominios culturales que incluyen el patrimonio cultural y natural,
las presentaciones artísticas y celebraciones, eventos (artes escénicas, música, festivales y
festividades), las artes visuales y artesanía, libros y prensa, medios audiovisuales e interactivos,
el diseño y los servicios creativos. A ello se añaden algunos dominios relacionados que incluyen
el turismo, los deportes y la recreación.

El interés por el análisis del impacto económico de la cultura nace en Estados Unidos en la
década de los setenta y no llega a Europa hasta los ochenta. Sin embargo, no es hasta años
recientes que en España se destaca el papel de la cultura como motor de crecimiento
económico y ha aumentado el interés por los aspectos económicos de la cultura.

Además, la cultura es una actividad que genera importantes economías externas como
potenciador del capital humano (por ejemplo, el empleo) y como catalizador de otras
economías (por ejemplo, el turismo). De esta forma, han aumentado de forma exponencial la
literatura y los estudios que analizan no sólo las industrias culturales (todas aquellas
actividades artísticas o literarias susceptibles de ser objeto de derechos de autor), sino
también los impactos de las mismas sobre otros sectores de actividad.

La dimensión económica de la cultura puede analizarse desde distintos enfoques,


metodologías y puntos de partida. Sin embargo, existe dos puntos de vista enfrentados. Uno,
el que cree que las industrias culturales deben ser consideradas en sí mismas un sector de
actividad económica que, aunque con personalidad propia, comparte las mismas
características que los otros sectores económicos y como tal deben ser tratadas. El otro, que
considera que este sector aunque de gran importancia económica, no puede ser tratado como
los demás sectores, ya que tiene unas repercusiones de índole social y humano - de carácter
intangible e inmaterial- que deben primar sobre los aspectos meramente económicos. De esta
forma, existe una pugna permanente entre los defensores del libre mercado aplicado a la
cultura y los que defienden la gestión pública del mundo del arte y la cultura, y la
consideración de la cultura como patrimonio de la humanidad, volviendo a conceptos del
pasado.

Desde otro punto de vista, el análisis de los impactos económicos de las políticas culturales
puede constituirse en una herramienta muy útil para evaluar los resultados de una inversión
en una determinada actividad, o en un territorio concreto y sirve tanto para evaluar programas

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y políticas culturales determinadas, como para poner en marcha nuevas estrategias de cara al
futuro, tanto desde el ámbito público, como desde el privado.

El sector de la cultura y el arte se está consolidando en España como consecuencia del


desarrollo económico y como elemento propio del nivel de bienestar social que se ha
alcanzado. En este sentido y según Avila y Díaz (2001), el desarrollo del sector cultural y
artístico presenta una construcción reciente, la cual ha adquirido una mayor importancia
debido al propio desarrollo económico y a la consolidación de una auténtica sociedad del ocio.

Sobre esta base, en el presente tema se plantea el objetivo de definir estrictamente el


concepto de sector cultural y artístico, además de elaborar una clasificación sistemática de sus
categorías de actividad y del tipo de empresas de industrias culturales. Por último, se propone
un esquema comprensivo de la profesión de gestor o técnico en empresas culturales y
artísticas en términos de su filosofía, de su cualificación académica y de los puestos que se
desempeñan.

Otro modelo: La clasificación del sector de las industrias creativas

La lista creada por el <<Creative Industries Mapping Document>> (CIMD) publicado en Londres
en 1998, incluye aquellos sectores clásicamente identificados como culturales, como el cine, la
música, la radio, la televisión, las artes escénicas y la edición, pero también otros sectores
menos reconocidos como culturales pero donde se estima que la creatividad es un
componente esencial, como la publicidad, la arquitectura, la artesanía, el diseño, la moda, los
videojuegos, el software y el negocio de antigüedades. ¿Por qúe limitar la lista a esos
ámbitos?. Las razones no están claras y los autores del informe de la CNUCED, que reconocen
la existencia de una multiplicidad de definiciones, conceden que la economía creativa es una
noción subjetiva y un “trabajo en proceso”.

Las principales áreas de la clasificación serían:

Publicidad

Arquitectura

Antigüedades

Artesanía

Diseño gráfico y de interiores

Diseño de moda

Cine, video y fotografía

Software, juegos por ordenador y edición electrónica

Música, artes visuales y escénicas

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Edición

Televisión y radio.

Tanto los datos de las ediciones sucesivas del <<Mapping Document>> británico como los del
informe de la CNUCED, evidencian que las industrias culturales no constituyen, en valor, más
que una parte relativamente reducida de este nuevo sector llamado de industrias creativas. En
el primer de los casos, el software y los servicios informáticos son sobre todo los que
constituyen la locomotora del sector. En el segundo caso, el diseño juega ese rol motor.
Empero, el arte y la cultura están en el corazón de la construcción ideológica. La evocación de
la creatividad permite crear puentes en dirección a las actividades culturales, cuya integración
engrandece y legitima al conjunto. Principalmente, el acercamiento a las industrias culturales
permite reclamar las especificidades económicas que el análisis permitió desprender en el
curso de las últimas cuatro décadas, y reivindicar la misma protección, las mismas
intervenciones que los poderes públicos han desplegado a o largo de los años en los sectores
artísticos y culturales.

Como complemento a este material teórico del curso presentamos experiencias empresariales
de éxito en diferentes áreas del sector de las industrias creativas analizadas por la OEI con el
fin de comprender cuáles son las tendencias y modelos de éxito que están surgiendo en los
últimos años.

Perspectivas y actualidad.

La dimensión económica de la cultura y la industria del ocio en España representa el 4.5% del
Producto Interior Bruto y el empleo alrededor del 7,8%, siendo las actividades musicales y
audiovisuales, así como editoras e imprentas las áreas que reúnen cerca del 70% del valor
añadido bruto de todo el sector. Por otra parte, desde el punto de vista regional, son la
comunidad de Madrid y de Cataluña las que más contribuyen a generar la riqueza de este
sector. Comparativamente, la contribución al Producto Interior Bruto del sector cultural en
Estados Unidos y el Reino Unido es mayor que en España, si bien en estos países presenta un
menor grado de contribución al empleo (García et al., 2003), lo cual indica que en España este
sector, como otros sectores económicos, es mucho menos productivo que en estos países
anglosajones. En este sentido y de acuerdo con Serrano et al. (2006), la productividad española
en este sector es relativamente baja, si bien destaca de lejos Madrid con los niveles mayores
de producción por factor de creación, estando Cataluña, Galicia y Aragón en un nivel
inmediatamente inferior por su volumen de productividad y siendo Extremadura y Murcia las
regiones que presentan menor desarrollo productivo y competitivo.

Delimitación conceptual

No obstante, la medición del tamaño del sector de la cultura y el arte conlleva un esfuerzo
previo de definición de lo que se entiende por este sector. En este sentido, Bustamante y Zallo
(1988) definen el sector industrial de la cultura y el arte como “un conjunto de ramas,
segmentos y actividades auxiliares productoras y distribuidoras de bienes y servicios con

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contenidos simbólicos, concebidas por un trabajo creativo, organizadas por un capital que se
valoriza y destinadas finalmente a los mercados de consumo con una función de reproducción
ideológica y social”. Tomando como punto de partida esta definición clásica del sector de la
cultura y el arte cabe llegar a tres conclusiones:

1. El elemento esencial del sector es la creación (la producción de la creatividad), la cual


dota de sentido al bien y servicio artístico.

2. El ánimo de lucro está presente.

3. Se manejan valores de pertenencia a una comunidad, cuya aportación es subjetiva e


interpretativa, pero cuya utilidad es social.

Además, sobre la base de esta definición, García et al. (2000) ponen de manifiesto que, en el
sector cultural se dan tres tipos de actividades diferentes dependiendo de si su actividad es
directa respecto a la producción de bienes y servicios y, por tanto, son susceptibles de generar
derechos de propiedad intelectual, indirecta porque no son las autoras o ejecutoras del
proceso de producción y creación sino que desempeñan funciones de distribución como, por
ejemplo, las salas de cine y las galerías de arte y, por último, las de intermediación cuya
función principal es la de fabricación de elementos fundamentales para el autor o reproductor
del bien y el servicio cultural y artístico como, por ejemplo, la fabricación de instrumentos
musicales.

En cualquier caso, la definición del sector de la cultura y el arte no solo pudiera ser
controvertida, sino también revisada desde distintas aproximaciones. De este modo, Potts et
al. (2008) hacen hincapié en los elementos de naturaleza creativa y en los términos en los que
el mercado establece redes de trabajo entorno al mundo de la cultura y el arte.
Consecuentemente, para estos autores el sector de la cultura y el arte se define por su
creatividad y con base en las redes que se establecen entre artistas o creadores, distribuidores
y fabricantes de materiales o soportes.

Clasificación sectorial y tipos de organizaciones

De todas formas, lo que es evidente es que el sector de la cultura y el arte presenta una
elevada complejidad, ya que su realidad es heterogénea o multisectorial. Por ello, se hace
necesario una clasificación clarificadora que sea capaz de esclarecer y de distinguir esta
plurisectorialidad. En este sentido, Cuadrado y Berenguer (2002) proponen la distinción de dos
sectores culturales como son el de las artes y la industria cultural.

Concretamente, estos autores plantean que dentro del sector de las artes se comercializan los
servicios culturales, los cuales a su vez contienen dos tipos de artes: las de naturaleza plástica
(pintura, escultura, fotografía y arquitectura) y las de naturaleza escénica (teatro, danza, ópera
y música). Por otra parte, dentro del sector de la industria cultural se comercializan los bienes
culturales, los cuales a su vez presentan tres tipos de artes: las audiovisuales (cine, discos,
vídeos, televisión y radio), las gráficas (libros) y las aplicadas (diseño y artesanía).

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Consistentemente con esta clasificación que proponen los profesores Cuadrado y Berenguer
(2002), se dan diversos tipos de empresas u organizaciones dependiendo del tipo de subsector
cultural. Concretamente, los servicios culturales son ejecutados o exhibidos por las siguientes
entidades:

1. Bibliotecas y archivos.

2. Museos cuyas principales configuraciones son los referidos al arte, la arqueología e


historia, las ciencias naturales, la tecnología, la etnografía y antropología, los
especializados o monotemáticos, los regionales y los generales o que agrupan
colecciones mixtas..

3. Galerías de arte, las cuales destacan por el predominio de la titularidad privada frente
al papel mayoritario de lo público.

4. Teatros, auditorios y centros culturales que en su mayor parte, en nuestro país, son de
propiedad pública.

5. Elementos del Patrimonio histórico que son tanto públicos como privados. Recursos
turísticos.

6. Enseñanza artística referida a escuelas, universidades y centros diversos de formación.

Por otra parte, respecto a la industria cultural existen distintos tipos de organizaciones:

1. El mundo editorial del libro.

2. Las infraestructuras dedicadas a la cinematografía, las cuales comprenden tres


modalidades básicas: las salas tradicionales (de estreno, de reestreno y filmotecas), los
multicines (de versión original y versión doblada) y otras salas (autocines y terrazas de
verano).

3. La producción del vídeo y la fonografía (vinilos, discos compactos, cassettes, etc)

4. Los medios de comunicación social (televisión, radio y prensa).

No obstante, cualquier clasificación que se haga del sector de la cultura y de las empresas que
contiene no está nunca totalmente exenta de desacuerdo y no será definitiva. De hecho, según
García et al. (2009) mientras que en España la gestión de las bibliotecas se asimila al sector
cultural, en el Reino Unido se entiende que pertenece más propiamente al sector del ocio,
junto con los parques recreativos, las ferias y los salones de juego. Por otra parte, en Estados
Unidos la gestión del Patrimonio Artístico se considera ajena al sector de la cultura, por cuanto
se interpreta como un área con un valor exclusivamente artístico y que tiene una función
comercial y de titularidad privada importante. Estas diferencias puntuales, según estos mismos
autores, se explican en virtud de tres características diferenciadoras del sector cultural
iberoamericano respecto al de otros países de nuestro entorno.

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En primer lugar, destaca la mayor importancia que tiene la iniciativa privada en los países
anglosajones y la mayor relevancia de la titularidad pública en España o Iberoamérica (en éste
último han sido extendidas “buenas prácticas” españolas a través de cooperación cultural). En
segundo lugar, en España se tiende a distinguir claramente entre lo que se considera cultura y
lo que se etiqueta como actividades de ocio, lo cual no ocurre ni en Estados Unidos, ni en el
Reino Unido, por cuanto la consideración del ocio suele ser una expresión del interés por lo
comercial y por la utilidad mercantil de los bienes y servicios culturales. Y, en tercer lugar, hay
sectores como el del transporte y las telecomunicaciones que tienden a integrarse en los
estudios económicos del sector cultural anglosajón y que no se incluyen como de índole
cultural y artística en los estudios españoles.

Los sectores emergentes de la cultura y el arte

Por sectores emergentes vamos a entender aquellas áreas de actividad económica que
empiezan a desarrollarse con efectos directos en el negocio de la cultura y el arte, si bien se
trata de imbricaciones o negocios que tradicionalmente han estado alejados del sector cultural
predominante o simplemente se trata de desarrollos innovadores en el área económica de la
creatividad simbólica.

En efecto, de acuerdo con Martinell (2001), existen tres sectores adicionales que merecen
especial atención y que no siempre aparecen contemplados en las sistematizaciones
académicas. Estos sectores son: la participación ciudadana, la cultura popular y las costumbres
tradicionales; además de los ámbitos emergentes con implicaciones derivadas del turismo, el
empleo, el desarrollo territorial, la cohesión social y la multiculturalidad; así como el área de
las relaciones institucionales o de redes y la cooperación cultural al desarrollo internacional.

Mención especial merece esta última línea de actividad cultural referida a la cooperación
internacional, no sólo por su dinamismo sino porque los elementos culturales son esenciales
en la cooperación entre sociedades y civilizaciones. Se tratará en los temas relativos a la
internacionalización. Por otra parte, esta cooperación al desarrollo adquiere una significación
especial cuando se vincula al turismo, dado que la industria turística es la principal en Canarias
y en el resto del país. Concretamente y según Toselli (2006), las agencias de cooperación
internacional y formación han desarrollado tres líneas principales de actividad en relación con
el sector turístico:

1. Actividades que promueven el respeto por la integridad y autenticidad de los sitios


culturales y manifestaciones intangibles como la música folclórica o las leyendas.

2. Esfuerzos orientados a financiar programas y proyectos en las regiones menos


favorecidas, especialmente en las comunidades locales y rurales.

3. Creación de redes de investigación y formación en el campo del patrimonio cultural.

Además, deben destacarse las implicaciones que la responsabilidad social de las empresas de
cualquier actividad o rama pudiera tener para el sector de la cultura y el arte. Que en muchos
casos son las que impulsan la acción cultural. Las empresas más avanzadas manifiestan un
creciente interés por impactar en sus mercados, así como por contribuir al bienestar y el

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desarrollo de la comunidad social en la que desempeñan su labor lucrativa y comercial. De


hecho y de acuerdo con Leclair y Gordon (2000) y Galaskiewicz y Wasserman, S. (1989), el
sector económico que más tiende a patrocinar la cultura es el de servicios, relegando al sector
manufacturero a un segundo plano y quedando el sector agropecuario muy rezagado de los
dos mencionados anteriormente.

En cualquier caso, una línea de actividad cultural y artística cada día más importante es la que
protagonizan las empresas a través de las actividades de patrocino y de mecenazgo. Es por ello
y de acuerdo con O´Hagan y Harvey (2000), que resulta necesario y oportuno indicar cuáles
pueden ser los factores determinantes que motivan las actividades de patrocinio y mecenazgo
de las empresas. A este aspecto le dedicaremos un solo tema, aunque como punto de partida
es conveniente tener en cuenta que los motivos son los siguientes:

1. La mejora del valor de imagen corporativa

2. La estimulación de la cohesión de las cadenas de suministro.

3. La búsqueda de rentas.

4. La asimilación de beneficios no monetarios, por ejemplo, el prestigio, a favor de los


directivos y propietarios.

5. La inversión a largo plazo.

No obstante y como se mencionaba más arriba, la clasificación sectorial de la cultura y la


creación artística no goza de pleno consenso ni desde el punto de vista de los académicos
españoles, ni desde una consideración internacional o global. Así, por ejemplo, Evrad y Colbert
(2000) afirman que el turismo, el deporte y la comunicación no se deben considerar
pertenecientes a la gestión cultural. Pero iremos debatiendo todo esto. El debate está muy
abierto.

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1.2.- El proyecto cultural


El proyecto cultural

Definimos el proyecto cultural como una secuencia ordenada de decisiones sobre tareas y
recursos, encaminadas a lograr unos objetivos con determinadas condiciones.

El diseño de proyectos y el trabajo en este sentido es el formato para poner en marcha


nuestros proyectos culturales en cualquier ámbito, desarrollando ideas y convirtíéndolas en
acciones, pero la función del proyecto es conseguir resultados.

En primer lugar debemos determinar, a quíen nos dirijimos:

Producto → qué quiero conseguir con él (resultados e impactos) → cómo lo consigo

Qué resultados quiero conseguir


(resultados e impactos),

→ qué productos me pueden servir,


→ cómo los consigo

Vamos a hablar de proyectos culturales en un doble


entorno: el de la cultura y el del mercado. Por lo tanto, tenemos exigencias que atender desde
los dos frentes:

→ hay que encajar en el juego de oferta y demanda y en el de la competencia.

→ y se debe dar respuesta al entramado de propuestas y necesidades culturales del entorno


en donde se lanzará el proyecto.

En definitiva, el proyecto tiene que ser viable desde los dos puntos de vista: desde el del
mercado y desde el de la cultura.

Sin perder de vista esa perspectiva, al abordar el diseño de un proyecto cultural, el


planteamiento debe ir más allá del producto que lleva implícito, aun siendo éste el motor final
del proyecto.

Con independencia de la complejidad del proyecto o de que se trate sólo de creación artística,
si se trata de concurrir en la industria y el mercado y en el entorno cultural, no podemos
ignorar la influencia y el impacto que en la realidad sociocultural tendrá que generar nuestro
proyecto.

El centro de atención se ha ido desplazando del artista y su obra, de la industria y su producto,


hacia el público, hacia el ciudadano, hacia la construcción social de la realidad cultural.

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En el término “proyecto cultural”, la carga semántica representa el desplazamiento en el


tiempo, supone la proyección de una realidad futura, supone prever perspectivas de
transformación, supone puntos sin retorno.

Si no hay transformación, si no hay impacto, el proyecto pierde su sentido y, desde luego, su


viabilidad como factor constructor de la cultura, y probablemente como proyecto solvente en
lo económico.

Es prioritario considerar el entorno en el que se efectúa el lanzamiento de un proyecto


cultural.

Los hábitos culturales, las industrias y el mercado de la cultura.

También las políticas que rijan en el territorio -cercano o amplio- en el que vaya a desplegarse
la acción del proyecto: política cultural, económica, de desarrollo, etc.

Y, desde luego, será imprescindible escuchar al público y aprender de la experiencia de los


proyectos con éxito.

Es preciso definir “a priori” los resultados que se persiguen:

- directamente derivados del propio proyecto (éxito de público, incremento de la riqueza


cultural, formación de audiencias, ventas y por lo tanto ingresos económicos, desarrollo de
una determinada disciplina artística, etc…),

- o indirectamente relacionados con él, es decir los impactos que en el entorno cultural puede
provocar el proyecto y los efectos posteriores que esos impactos pueden llegar a generar
(consolidación de una oferta, efecto bola de nieve en determinado sector cultural, expansión
de segmentos concretos del mercado, consolidación del productor, generación de tendencias,
incremento del nivel cultural, etc…).

Sólo entonces habrá que concebir con rigor la producción y la gestión:

→ su encuadre en un segmento de público y de consumo concreto,

→ su posible carácter sinérgico.

Se deberá analizar, por tanto, el público objetivo y, respecto a él, cuales habrán de ser los
atributos de la marca del proyecto, producción, servicio, producto. Definir entonces las bases
para crear la imagen del proyecto.

Habrá que calibrar, luego, el sistema de producción, hasta la puesta en escena; y prever las
métricas de proceso, desarrollo, avance y resultados del proyecto.

CURSO -2018 ~ 12 ~
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Un proyecto cultural debe contribuir a transformar la cultura, incidir en el público, perseguir y


obtener resultados, construir método, especializar capacidades, dinamizar recursos.

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1.3.- El contexto socioeconómico y cambiante de las industrias culturales

La cultura y el arte:

- Son más que una transacción mercantil.


- Trascienden los intereses personales.
- No se mueven por intereses pecuniarios.
- Su valoración es muy compleja.

Sin embargo y a pesar de estas características inherentes al sector cultural y artístico, existe un
mercado de los bienes y servicios culturales. Y en este mercado, aunque heterogéneo, el
consumidor y el público es un factor clave, por lo general podemos distinguir dos tipos de
productos:

1. Producto consumido por un colectivo: obra de teatro, película en cine, danza, etc.

2. Producto consumido de forma individual: video, museo, libro, etc.

Cuando hablamos de este mercado como heterogéneo, es demostrable pues no hay dos
películas de cine, ni dos obras de teatro iguales (ni siquiera dos representaciones. Aquí emana
en parte la complejidad del consumo de cultura y arte, en su singularidad y especificidad. Los
productos que ponen en circulación las industrias culturales y creativas no son siempre
exactamente idénticos, ni por el contenido, ni por la percepción del espectador.

Por una parte, hablamos de productos tangibles (Cuadro, CD, Partitura) o intangibles
(concierto, performance, etc.). Como veremos más adelante, la clave es la satisfacción y
conexión con el público, al tratarse de bienes (o servicios) de experiencia. Es necesario
consumirlos para conocerlos y en adelante su consumo va formando nuestro gusto y aumenta
nuestra capacidad para extraer satisfacción.

La experimentación del producto cultural “descubre” el gusto del consumidor. Y en el sector


cultural-artístico nos movemos en una incertidumbre permanente, entre otras por las
siguientes razones:

- Los productos culturales son bienes de experiencia.


- Únicamente revelan sus características clave una vez consumidos.

Los consumidores de cultura y arte, cuando les ofrecemos un producto o servicio disponen de
comportamientos estándar:

- Información imperfecta sobre la calidad.


- Apuesta por lo seguro.
- Importancia de otras fuentes de información.

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- Críticos y expertos, medios de comunicación.


- Marca y prestigio: la importancia de los premios.
- Campañas publicitarias.

Por lo tanto, para cualquier iniciativa cultural y creativa, ¿dónde medimos el éxito?

La realidad es que a menudo, la demanda es incierta, y esta incertidumbre la encontramos


permanentemente en cualqueir actividad.

El hecho de que la información deba ser nueva para tener algún valor significa en parte que ni
los productores ni los consumidores pueden conocer de antemano lo que quieren. De ahí el
eslogan “Nobody knows” para describir una de las características principales de estas
industrias. Podríamos decir que cada producto es un prototipo. Sólo un número muy reducido
de productos culturales tienen éxito económico. En resumen, una pequeña proporción de
éxitos financia un gran número de fracasos.

Es por ello que en este sector de la cultura los competidores son muy amplios, están en
permanente evolución y a la hora de analizar las estrategias de abordaje desde el marketing,
nos encontramos que son determinantes los planteamientos del consumidor, que tenemos
que afrontar y tener en cuenta.

Desde este punto de vista, el mercado de las organizaciones culturales esta formado por los
siguientes agentes principales, que iremos conociendo más adelante:

- Consumidores y públicos
- Distribuidores
- Estado
- Patrocinadores

A su vez, es necesario adquirir una visión amplia de los competidores que a menudo pueden
ser aliados estratégicos para nuestro sector (Ej. Coproducción de una obra de teatro, un
largometraje o una exposición). La cultura se enmarca dentro de un mercado del ocio más
amplio en el que los productos culturales compiten con otros destinados a ocupar el tiempo
libre de las personas:

- Deportes
- Actividades físicas
- Viajes
- Formación

Así pues, en primer lugar hemos de definir el mercado en el que nos planteamos posicionar el
proyecto o propuesta en el que estamos trabajando. A continuación tenemos que realizar una
exhaustiva identificación del sector cultural en el que nos vamos a insertar. Una de las
primeras estrategias es obtener la mayor y mejor información posible sobre nuestro contexto.

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Creación, planificación y evaluación de proyectos culturales | Enero 2018

Tenemos que determinar la primera opción estratégica de la organización, ya que esta


condiciona:

1. La identificación de posibles necesidades a resolver. ¿Qué buscamos?

2. La identificación de otros ofertantes que responden a la misma


necesidad.(¿competidores/substituidores?)

Y esto nos llevará a definir los distintos niveles de competencia:

- Competencia en la categoría entre distintas marcas.


Ejemplo: Distintos museos en una región que compiten por atraer a los consumidores.

- Competencia entre distintos productos culturales. Ej: Ir al cine o a un concierto de música


clásica o una actuación de danza o leer un libro.

- Competencia con otros productos de ocio.

Además no podemos olvidar el ámbito de producto en el que nos situaremos.

En definitiva, al definir el mercado establecemos claramente un marco fundamental, debemos


saber transmitir correctamente cuál es nuestro papel en el entorno cultural:

- ¿Cuál es nuestro producto o servicio?


- ¿Cuál es la utilidad de nuestra aportación? ¿Qué valor cultural y social aporta?

El mercado se nos presenta como un escenario de intercambio de bienes y servicios culturales,


hemos de analizar nuestros entornos, haciendo especial hincapié en el nuevo entorno
tecnológico, como vamos a ir trabajando:

- Entorno demográfico
- Entorno cultural
- Entorno económico
- Entorno político-legal
- Entorno tecnológico

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1.4.- El perfil de público o consumidor cultural

Para analizar el comportamiento del consumidor del arte y de la cultura es necesario realizar
un estudio de mercado cuantitativo y cualitativo.

Podríamos utilizar la herramienta de análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y


Oportunidades). Primeramente, conocer la situación real de la disciplina en la que vamos a
intervenir, básicamente deberemos contestar a las siguientes preguntas para obtener
información que nos permita realizar un análisis riguroso para establecer nuestras
herramientas de comunicación:

- ¿Cómo es la demanda y la oferta actual?


- ¿Cuál es el perfil de la audiencia y el consumidor?
- ¿Qué factores influyen a la hora de elegir la opción cultura de acudir a un espectáculo o
evento artístico cultural?
- ¿Qué segmentos de mercado existen a los que nos dirigimos?
- ¿Qué tendencias hay en el mercado?

Por ejemplo uno de los factores que influyen, al elegir la cultura, son la educación y el
aprendizaje. La importancia de la educación y el aprendizaje se ha mostrado con gran fuerza
tanto en el estudio de la audiencia cultural actual. Algunas características de estudios
realizados por el Ministerio de Cultura y la SGAE, concluyen que:

- La audiencia que ha asistido en edades tempranas a actividades culturales registra un mayor


consumo en la actualidad.
- Los consumidores menos intensos y los no consumidores consideran que si tuvieran un
mayor conocimiento de alguna disciplina cultural, asistirían más a este tipo de eventos.

Podemos, por lo tanto, apuntar la importancia de desarrollar políticas de captación en este


sentido a dos niveles: con la familia y con los centros educativos. Es importante trabajar todos
los perfiles culturales desde la educación temprana para la consolidación de un sector
económico cultural potente. No debemos olvidar la captación de audiencias, cuestión clave
para la consolidación de un sector cultural fuerte.

En este sentido, también es necesario tener en cuenta la identificación y cualificación de la


audiencia, con el fin de modular la inversión y el tipo de mensajes. La propia Real Academia
Española de la lengua nos ayuda a entender la diferencia entre espectadores y público.

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Según su Diccionario, espectador es el “que asiste a un espectáculo público”, mientras que


público es el “conjunto de las personas que participan de unas mismas aficiones o con
preferencia acuden a determinado lugar”.

Es aplicable esta definición a nuestro sector cultural, que el ejemplo propuesto por la Real
Academia para ilustrar la voz “público” reza explícitamente así:

“Cada escritor, cada teatro tiene su PÚBLICO”

La fidelización de los públicos en el sector artístico-cultural implica la construcción continuada


y compartida de la complicidad. Para ello es fundamental la observación y escucha del usuario
o consumidor. Dialogar y ser capaz de conectar con los intereses y motivaciones del
consumidor. Desde la oferta cultural, desde la creación artística, desde las propuestas
culturales con las necesidades esenciales de la gente. Es importante conectar no solo con lo lo
racional sino con lo emocional que se manifiesta abiertamente en el arte y la cultura.

La cuestión clave, es conseguir llegar al público desde la complicidad de los entornos


generadores de cultura y de arte: creando situaciones de alta satisfacción; vinculando a
creadores, productores y gestores entre sí, para de esta forma vincular a un público con una
oferta mantenida en el tiempo. Por lo tanto, es necesario experimentar y sentir
conjuntamente el incremento de valor mutuo, como creador y como público receptor.

Conseguir que el público se sienta involucrado en la propuesta, la sienta suya. Existe en este
sector un público activo que convierte la fidelidad en calidad de productos culturales.

Es posible captar públicos y consumidores en todos los ámbitos del arte y de la cultura por las
siguiente.

Definimos los más importantes:

- Fieles a una obra, a una tendencia, a un estilo, a un género.


- Públicos fieles a una marca, a una discográfica, una editorial, un museo, un centro de arte.
- Fieles a un autor.
- Fieles a un canal de acceso, consumo, distribución y disfrute de la cultura y el arte.

Existen dos conceptos fundamentales para atraer públicos son el de la invención y la


innovación. Para que sea aceptado por el mercado y conecte con el público. La innovación
podríamos entenderla como lo mejor de la psicología, la antropología, añadiéndole lo mejor
del marketing.

Es importante tener en cuenta que el público es cocreador del producto, servicio y experiencia
que consumirá, por lo tanto en el diseño de cualquier proyecto cultural tenemos que otorgar al
consumidor final y papel decisivo y relevante.

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Tradicionalmente han existido dos tipos de comunicación o marketing, el del producto y el del
espectador. En este momento el público es el centro de atención preferente y el objetivo
prioritario es satisfacer al público, al consumidor de arte y cultura Nuestra estrategia estará
enfocaca a fidelizar al mayor número de consumidores y/o usuarios a través de la
comunicación y las relaciones públicas.

En definitiva, la investigación o análisis del consumidor de cultura y arte se orienta a


comprender mejor su comportamiento en la toma de decisiones en su consumo de arte y
cultura como producto. Es claro que el consumidor, en el mercado actual demanda arte y
cultura.

Para nosotros, como gestores culturales, la clave es el diálogo y análisis contínuo del
consumidor a través de la recepción de nuestros proyectos. En la relación con el público el
principal activo es la información para realizar las negociaciones y programaciones posteriores.
Siempre, nuestra marca debe estar claramente posicionada para llegar a los consumidores a
los que nos dirijimos. Por otra parte, los valores vienen ordenados por las necesidades del
mercado.

Las variables más relevantes, a nuestro juicio son:

- Educación
- Renta personal
- Modalidad laboral
- Relaciones sociales

Como estrategia de diseño de actividades para la captación de públicos, podemos categorizar a


nuestro público:

- Identificar sus necesidades.


- Conocer sus características sociodemográficas.
- Descubrir sus gustos, opiniones.
- Analizar elementos que determinan su perfil objetivo y subjetivo.
- Definir la oferta correspondiente.
- Analizar los factores clave que intervienen en sus decisiones.

Acotaremos su comportamiento como público objetivo:

- Valor-importe de su gasto en cultura.


- Tipo de obra-Manifestación-Producto que consume.
- Frecuencia de consumo.
- Antigüedad como público y último consumo.
- Variedad de oferta cultural que adquiere.

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- Evolución de su comportamiento como usuario y público.

Construir el perfil del público, usuario, cliente, atributos para base de datos y analizar su
comportamiento.

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1.5.- Actividad inicial: elección de un proyecto.


En aproximadamente una página de extensión, debéis describir los orígenes, motivos y
objetivos que se persiguen con la creación de un proyecto cultural.

Todo ello lo tenéis que incorporar a un modelo de proyecto que iremos viendo más adelante.
Os sugiero dos que colgaré cuando todos estéis familiarizados y os hayáis presentado, lo mejor
es que utilicéis la plantilla que os resulte más cómoda, dependiendo del grado de complejidad
del proyecto.

Lo importante en este momento es estudiar vuestra idea para aprovechar este curso de
manera efectiva y analizar si es posible compararla con otras afines, trayectoria de las mismas,
similitudes y diferencias encontradas. Considerar las peculiaridades de nuestro proyecto que
aportan valor añadido a las experiencias analizadas y aspectos positivos extrapolables de las
mismas.

De lo que se trata en este apartado es exponer la planificación de actuaciones desarrolladas


para los que ya estéis en marcha y podáis consolidar el proyecto o hayáis dado algún paso
hasta el momento y las acciones previstas para la elaboración y puesta en marcha del
proyecto, para quiénes no hayáis dado pasos aún. Podéis responder también a los siguientes
preguntas:

• ¿Cuál ha sido el origen de nuestra idea?

• ¿Qué riesgos anticipamos para el desarrollo de la misma y cómo hemos previsto afrontarlos?

• Es importante reflejar también en que fase se encuentra nuestra idea de proyecto, qué pasos
hemos dado hasta la fecha, cuáles son nuestras previsiones mas inmediatas y planificación a
seguir, de dónde hemos recabado información, aportaciones que nos han hecho, dónde
pensamos dirigirnos a partir de ahora y con qué propósito.

• Destacar con qué apoyos contamos para el desarrollo de nuestra idea y el tipo de ayuda que
os van a prestar (asesoramiento inicial, seguimiento especializado durante los primeros pasos,
contacto con redes corporativas, apoyo en la difusión de la actividad y en la captación de
clientes potenciales, formación inicial, etc.).

• Se pueden indicar también cuáles son los objetivos que se persiguen con el proyecto y cuáles
serían esos objetivos a 3-5 años vista, es decir, con una visión de futuro. Podéis abrirme una
tutoría o escribirme si lo necesitáis, estaré a vuestra disposición a lo largo de todo el curso.

Podéis entregarla en la pestaña abierta a tal efecto.

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1.6.- La creación de asociaciones, elaboración y modificación de


estatutos
En España, crear una Asociación es relativamente fácil. Sólo es necesario que tres personas
tengan voluntad de constituirla y así lo reflejen por escrito mediante un acta de constitución y
la elaboración de unos estatutos reguladores del funcionamiento interno.

Este grupo de personas verá amparado su derecho de asociarse en el artículo 22 de la


Constitución Española:

“Artículo 22.

1. Se reconoce el derecho de asociación.

2. Las asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delito son ilegales.

3. Las asociaciones constituidas al amparo de este artículo deberán inscribirse en un registro a


los solos efectos de publicidad.

4. Las asociaciones solo podrán ser disueltas o suspendidas en sus actividades en virtud de
resolución judicial motivada.

5. Se prohíben las asociaciones secretas y las de carácter paramilitar.”

Formar una Asociación no constituye mayor problema; la dificultad, a veces surge después
para darle continuidad en el tiempo, evitando que los socios y participantes se desmotiven,
para mantener siempre vivos los canales de participación o para llevar una adecuada gestión
que de respuesta a las necesidades asociativas.

Una asociación la constituye un grupo de personas con objetivos y/ o actividades comunes,


que regulan su funcionamiento de una manera democrática, independiente y sin ánimo de
lucro, es decir, que no reparten los beneficios o excedentes económicos anuales entre los
socios sino que reinvierten éstos en el cumplimiento de los fines de la entidad. Aunque sí
pueden realizar actividades económicas que generen excedentes al finalizar el año y tener
contratos laborales como ya iremos viendo.

El Asociacionismo es una forma de participación, iniciada libremente para responder de


manera estable y mediante una acción colectiva, a una necesidad.

• Un compromiso por parte de sus asociados.

• Una continuidad en el trabajo.

• Un sistema democrático de participación directa.

• Una definición clara y formalizada de los derechos y deberes, responsabilidades y tareas de


todos.

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Una asociación se diferencia de una agrupación no formalizada principalmente en lo referido a


la estabilidad, compromiso y funcionamiento democrático de la misma, y también en que se
da una definición clara y formalizada de los derechos y deberes de cada uno de sus miembros.

Y se diferencia de una sociedad o empresa, entre otras cosas, en que no tiene ánimo de lucro.

En España, crear una Asociación es relativamente fácil. Sólo es necesario que tres personas
tengan voluntad de constituirla y así lo reflejen por escrito mediante un acta de constitución y
la elaboración de unos estatutos reguladores del funcionamiento interno.

Este grupo de personas verá amparado su derecho de asociarse en el artículo 22 de la


Constitución Española:

“Artículo 22.

1. Se reconoce el derecho de asociación.

2. Las asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delito son ilegales.

3. Las asociaciones constituidas al amparo de este artículo deberán inscribirse en un registro a


los solos efectos de publicidad.

4. Las asociaciones solo podrán ser disueltas o suspendidas en sus actividades en virtud de
resolución judicial motivada.

5. Se prohíben las asociaciones secretas y las de carácter paramilitar.”

Formar una Asociación no constituye mayor problema; la dificultad, a veces surge después
para darle continuidad en el tiempo, evitando que los socios y participantes se desmotiven,
para mantener siempre vivos los canales de participación o para llevar una adecuada gestión
que de respuesta a las necesidades asociativas.

Una asociación la constituye un grupo de personas con objetivos y/ o actividades comunes,


que regulan su funcionamiento de una manera democrática, independiente y sin ánimo de
lucro, es decir, que no reparten los beneficios o excedentes económicos anuales entre los
socios sino que reinvierten éstos en el cumplimiento de los fines de la entidad. Aunque sí
pueden realizar actividades económicas que generen excedentes al finalizar el año y tener
contratos laborales como ya iremos viendo.

El Asociacionismo es una forma de participación, iniciada libremente para responder de


manera estable y mediante una acción colectiva, a una necesidad.

•Un compromiso por parte de sus asociados.

•Una continuidad en el trabajo.

•Un sistema democrático de participación directa.

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•Una definición clara y formalizada de los derechos y deberes, responsabilidades y tareas de


todos.

Una asociación se diferencia de una agrupación no formalizada principalmente en lo referido a


la estabilidad, compromiso y funcionamiento democrático de la misma, y también en que se
da una definición clara y formalizada de los derechos y deberes de cada uno de sus miembros.

Y se diferencia de una sociedad o empresa, entre otras cosas, en que no tiene ánimo de lucro.

En la regulación de estas asociaciones se aplicará su legislación específica, aplicándose con


carácter supletorio la Ley Orgánica 1/2002 de 22 de Marzo (adjunta en Campus Virtual). Es
decir, podría ocurrir que alguna de las citadas normas específicas u otras que regulen o
pudieran regular tipos concretos de asociaciones no contemplen aspectos regulados por la L.O.
1/2002 con carácter de Ley Orgánica (Ver Disposición Final Primera de la Ley-Párrafo 1º). Esto
podría ocurrir, por ejemplo, por ser aquellas leyes más antiguas, anteriores a la Constitución,
siendo en este caso de aplicación los preceptos con naturaleza de Ley Orgánica de la L.O.
1/2002.

El contenido de este epígrafe está destinado únicamente a las Asociaciones reguladas


exclusivamente por la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del Derecho de
Asociación, es decir, a la inmensa mayoría de las asociaciones, aquellas que no cuentan con
legislación específica:

“Artículo 1. Objeto y ámbito de aplicación.

1. La presente Ley Orgánica tiene por objeto desarrollar el derecho de asociación reconocido
en el artículo 22 de la Constitución y establecer aquellas normas de régimen jurídico de las
asociaciones que corresponde dictar al Estado.

2. El derecho de asociación se regirá con carácter general por lo dispuesto en la presente Ley
Orgánica, dentro de cuyo ámbito de aplicación se incluyen todas las asociaciones que no
tengan fin de lucro y que no estén sometidas a un régimen asociativo específico.

3. Se regirán por su legislación específica los partidos políticos; los sindicatos y las
organizaciones empresariales; las iglesias, confesiones y comunidades religiosas; las
federaciones deportivas; las asociaciones de consumidores y usuarios; así como cualesquiera
otras reguladas por leyes especiales.

Las asociaciones constituidas para fines exclusivamente religiosos por las iglesias, confesiones
y comunidades religiosas se regirán por lo dispuesto en los tratados internacionales y en las
leyes específicas, sin perjuicio de la aplicación supletoria de las disposiciones de la presente
Ley Orgánica.

4. Quedan excluidas del ámbito de aplicación de la presente Ley las comunidades de bienes y
propietarios y las entidades que se rijan por las disposiciones relativas al contrato de sociedad,
cooperativas y mutualidades, así como las uniones temporales de empresas y las agrupaciones
de interés económico.”

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¿Cuál es el esquema que debéis seguir para elaborar los estatutos de vuestra asociación?

Dentro de los Estatutos se puede hacer una distinción entre los contenidos establecidos por
los socios y los contenidos obligatorios. En este sentido, éstos últimos deberán ser los
siguientes:

- La denominación, es decir, el nombre de la asociación, que no podrá incluir término o


expresión que induzca a error o confusión sobre su propia identidad, o sobre la clase o
naturaleza de la misma, en especial, mediante la adopción de palabras, conceptos o símbolos,
siglas y similares propios de personas jurídicas diferentes, sean o no de naturaleza asociativa.

No serán reconocidas las denominaciones que incluyan expresiones contrarias a las leyes o
que puedan suponer incumplimiento de los derechos fundamentales de las personas.

Tampoco, podrán coincidir, o asemejarse de manera que pueda crear confusión, con ninguna
otra previamente inscrita en el Registro en el que proceda su inscripción, ni con cualquiera
otra persona jurídica pública o privada, o con entidades preexistentes, sean o no de
nacionalidad española, ni con personas físicas, salvo con el consentimiento expreso del
interesado o sus sucesores, ni con una marca registrada evidente, salvo que se solicite por el
titular de la misma o con su consentimiento.

- El domicilio social, o principal, y en su caso, otros locales de la asociación, en el caso de que el


domicilio social de la asociación fuera propiedad de un Ayuntamiento u Organismo Oficial, se
aportará Autorización o Permiso de uso del local, así como el ámbito territorial en que haya de
realizar principalmente sus actividades.

- La duración, cuando la asociación no se constituya por tiempo indefinido.

- El ámbito territorial donde desarrollará, principalmente, sus actividades (podrá ser nacional,
regional, provincial, local,...).

Sobre la concurrencia de tal circunstancia se presentará certificación expedida por el órgano


competente de la Asociación interesada con expresión de los domicilios sociales y su
titularidad y régimen de uso (propiedad, arrendamiento, cesión,...).

- Los fines y actividades que se propone llevar a término. Es conveniente definir el objeto social
de la asociación de manera precisa y con rigor.

- Los requisitos y modalidades que deben cumplirse para adquirir la condición de socio y el
procedimiento de admisión, las clases de socios y los supuestos, y el procedimiento del
régimen disciplinario y de pérdida de la condición de socio.

Podrán incluirse también las consecuencias del impago de las cuotas por parte de los
asociados.

- Los derechos y las obligaciones de los asociados y, si fuera el caso, los diferentes tipos de
éstos, y también los derechos y las obligaciones que correspondan a cada tipo.

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- Los criterios que garanticen el funcionamiento democrático de la asociación.

- Los órganos de gobierno y representación, su composición, reglas y procedimientos para la


elección y sustitución de sus miembros, sus atribuciones, duración de los cargos, causas de su
cese, la forma de deliberar, adoptar y ejecutar sus acuerdos y las personas o cargos con
facultad para certificarlos y requisitos para que los citados órganos queden validamente
constituidos, así como la cantidad de asociados necesaria para poder convocar sesiones de los
órganos de gobierno o de proponer asuntos en el orden del día.

- La forma y los requisitos para la convocatoria de asamblea general ordinaria y extraordinaria


y la forma de designar la persona que ocupe la presidencia y la que ocupe la secretaría.

- El régimen de administración, contabilidad y documentación, así como la fecha de cierre del


ejercicio asociativo.

- El procedimiento de modificación de los estatutos, que siempre debe acordarse en asamblea


general.

- El patrimonio inicial y los recursos económicos de los que se podrá hacer uso.

- Las causas de disolución y la aplicación que se debe dar a los bienes de la asociación en su
liquidación, que no podrá desvirtuar el carácter no lucrativo de la entidad.

Además de estos contenidos los Estatutos también podrán contener cualesquiera otras
disposiciones y condiciones legales que los promotores consideren convenientes, siempre que
no se opongan a las leyes ni contradigan los principios rectores de la asociación.

Es muy importante que los estatutos se elaboren cuidadosamente y que cuenten con el
consenso de los socios fundadores.

Tras estos trámites, debéis presentar en el registro correspondiente, en el plazo de 5 días a


contar desde la fecha de acta fundacional, toda la documentación.

Desde que presentéis los documentos hasta que os manden el documento acreditativo del
registro y los estatutos visados pasarán unos días.

Asímismo, los Estatutos podrán ser desarrollados por un reglamento de régimen interno para
regular todos aquellos aspectos del funcionamiento de la Asociación que no hayan quedado
claros en aquellos.

Especificando aún más se puede hablar del contenido de los estatutos de las asociaciones es el
siguiente:

➢ Denominación, que no podrá ser idéntica a la de otras Asociaciones o Entidades ya


registradas, ni tan semejante que pueda inducir a error.

➢ Fines y actividades.

➢ Domicilio social otros locales.

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➢ Ámbito territorial.

➢ Órganos de gobierno y administración.

➢ Procedimiento de admisión y pérdida de la condición de socio.

➢ Deberes y derechos de los socios.

➢ Sistema de elección cargos representativos y de gobierno.

➢ Patrimonio fundacional, recursos económicos y límites del presupuesto anual.

➢ Destino del patrimonio fundacional en caso de disolución.

➢ Régimen documental (Libro de Registro de Socios, de Actas y de Contabilidad).

➢ Causas de extinción.

3. Modificación de estatutos.

Si después de un tiempo de funcionamiento se considera necesario revisar los estatutos de la


asociación:

- La junta directiva se encarga de redactar una propuesta de los artículos que se quieren
modificar.

- Se convoca la asamblea general para aprobar las modificaciones.

- El acta de la asamblea general debe especificar detalladamente los cambios que se han
aprobado.

- La inscripción de cualquier modificación debe realizarse en el plazo de un mes desde que se


produzca dicha modificación.

- Las modificaciones de estatutos deben inscribirse en el registro de asociaciones


correspondiente.

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1.7- El acta fundacional


Tras la elaboración de los Estatutos de la asociación debéis dejar constancia de su constitución
en un documento escrito llamado ACTA FUNDACIONAL

1. ¿Qué esquema debéis seguir para elaborar el acta fundacional de vuestra asociación?

El acta fundacional comprenderá las siguientes partes:

A. El Encabezamiento, donde se expresará el lugar, fecha, hora y las personas que se reúnen.
Debe constar el nombre y los apellidos de las personas, su domicilio y su capacidad de obrar.

B. El Cuerpo del acta reflejará la exposición de temas tratados en la reunión, de las


deliberaciones, manifestaciones y acuerdos adoptados que serán:

- Constituir en un lugar determinado una asociación con una denominación concreta y unos
fines determinados y legales.

- Aprobar los estatutos sociales que regirán la asociación.

- La elaboración de los estatutos deberá llevarse a término con anterioridad y sus términos
expresarán los acuerdos a los cuales hayan llegado las personas interesadas en asociarse en las
reuniones preparatorias, de las cuales ya hemos hablado.

- Acordar, en cumplimiento de la ley, remitir por ejemplar triplicado y firmado por los
fundadores, copia del acta y estatutos al registro.

C. La Conclusión del acta expresará que se levanta la sesión y la hora en que finaliza. Acto
seguido los fundadores firmarán el acta.

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