Está en la página 1de 5

Retos de la Cumbre

de la Tierra para
México
2007.

10 OCTUBRE

UPIIT
Creado por: Alvaro Ramírez Saavedra

1
Retos de la Cumbre de la Tierra para
México.
Cuando las Naciones Unidas establecieron la Comisión Mundial sobre el Medio
Ambiente y el Desarrollo en 1983, era evidente ya que la protección del medio
ambiente iba a convertirse en una cuestión de supervivencia para todos. La Comisión
(presidida por Gro Harlem Brundtland, de Noruega) llegó a la conclusión de que para
satisfacer "las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras
generaciones para satisfacer las propias", la protección del medio ambiente y el
crecimiento económico habrían de abordarse de manera integral, como un tema
indivisible. Como consecuencia del Informe Brundtland, la Asamblea General de las
Naciones Unidas convocó entonces a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo, conocida también como “Cumbre para la Tierra”,
celebrada en Río de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992. Fue un momento decisivo en
las negociaciones internacionales sobre las cuestiones del medio ambiente y el
desarrollo.
Los objetivos fundamentales de la Cumbre eran lograr un equilibrio justo entre las
necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y
futuras; pero, sobre todo, construir las bases para una asociación mundial entre los
países desarrollados y los países en desarrollo, entre los gobiernos y los sectores de la
sociedad civil, sobre la base de la comprensión de las necesidades y los intereses
comunes. En Río, 172 naciones, incluidos 108 Jefes de Estado y de Gobierno, aprobaron
tres grandes acuerdos que habrían de regir el trabajo futuro: el Programa 21, un plan
de acción mundial para promover el desarrollo sostenible; la Declaración de Río sobre
el Medio Ambiente y el Desarrollo, un conjunto de principios en los que se definían los
derechos civiles y obligaciones de los Estados; y una Declaración de principios relativos
a los bosques, serie de directrices para la ordenación más sostenible de los bosques en
el mundo. Se abrieron a la firma además dos instrumentos con fuerza jurídica
obligatoria: la Convención Marco sobre el Cambio Climático y el Convenio sobre la
Diversidad Biológica. Al mismo tiempo se iniciaron negociaciones con miras a una
Convención de lucha contra la desertificación, que quedó abierta a la firma en octubre
de 1994 y entró en vigor en diciembre de 1996.

2
Protección y fomento de la salud
En materia de salud, el diagnóstico resultante de la “Cumbre de la Tierra” es poco
alentador. Se supo entonces que en el planeta más de 15 millones de niños mueren
anualmente debido a condiciones prevenibles, tales como el trauma obstétrico y la
asfixia, las infecciones respiratorias agudas, la desnutrición y las enfermedades
diarreicas, al mismo tiempo que entre los jóvenes proliferan las adicciones, los
embarazos no deseados y las enfermedades de transmisión sexual. La situación de la
mujer en todo el orbe es vergonzosamente desventajosa, al ser víctimas de la
explotación laboral, la discriminación, la deficiente atención a su salud y las limitaciones
legales para decidir sobre su cuerpo y la procreación. Pese a existir vacunas y
medicamentos efectivos, y a causa de la falta de vivienda, agua potable, saneamiento y
atención sanitaria adecuadas, muchas personas padecen y mueren por enfermedades
como la poliomielitis, el cólera, la tuberculosis, la lepra, la diarrea, el paludismo y la
esquistosomiasis. Las condiciones de marginación, falta de servicios públicos y
contaminación ambiental en los asentamientos urbanos, son causa directa de
enfermedad y muerte entre los sectores más pobres de la sociedad, y responsables de
enfermedades como la tuberculosis, la meningitis y las infecciones respiratorias. La
irrupción del SIDA, que afecta ya a más de 40 millones de personas en todos los países
del mundo, ha aumentado los costos de la atención sanitaria y causa pérdidas en el
ingreso y la productividad de la fuerza laboral. El uso excesivo y desequilibrado de la
energía entre las naciones desarrolladas y las más pobres ha generado procesos de
contaminación y pérdida de recursos naturales, cuya expresión más visible está siendo
hoy el cambio climático y sus obvias repercusiones en la salud de amplios sectores de la
población planetaria.

En consecuencia, los retos para el cambio son muchos y éstos deberán ser adoptados
por gobiernos y sociedades en todo el mundo. El buen estado de salud de una
población dependerá del desarrollo social, económico y comunitario, en medio de un
entorno salubre donde exista –entre otros- un abastecimiento seguro de agua y
alimentos. De igual manera, deben instrumentarse extensas y efectivas campañas de
educación para el cuidado de la salud, mismas que tendrán que llegar a todos y cada
uno de los hogares e incluir la aplicación y distribución de vacunas y medicamentos
básicos; lo anterior, tomando siempre en consideración las condiciones ambientales y
necesidades específicas de cada región, así como la capacitación apropiada al personal
médico y de atención a la salud.
3
Todos y cada uno de los países del mundo deberán contar con planes de acción en
materia de salud, instrumentados a través de sus sistemas nacionales de salud. En este
sentido, los gobiernos deberán contar con sistemas de supervisión sanitaria encargados
de dar seguimiento a la evolución, brote e intensificación de enfermedades
transmisibles; establecer sistemas de atención a la salud donde se satisfagan las
necesidades sanitarias básicas, tales como el suministro de agua potable, alimentos
seguros y saneamiento; velar porque los hombres y las mujeres puedan ejercer el
derecho a decidir de manera responsable el número y espaciamiento de sus hijos y de
contar con los medios para hacerlo; brindar servicios de salud suficientes a la infancia,
así como garantizarles protección ante todo tipo de explotación laboral o sexual;
reconocer y aprovechar los conocimientos tradicionales eficaces, incorporándoles en
los sistemas nacionales de atención a la salud; establecer programas para luchar contra
la contaminación del aire dentro y fuera de locales, así como para la eliminación segura
de los desechos sólidos, y; controlar la distribución y el uso de plaguicidas para reducir
a niveles mínimos los riesgos para la salud.

En resumen, se infiere que –en México- tenemos por delante aún muchos retos y
formidables esfuerzos para alcanzar los objetivos que a nivel planetario se han fijado
para que la humanidad logre el desarrollo sustentable. Como parte de un entorno con
condiciones ambientales, económicas, sociales, políticas y culturales específicas,
también nuestra problemática en materia de salud se estructura y configura con
particularidades que nos diferencian del resto de la humanidad. El cuidado del medio
ambiente y, por ende, el de nuestra salud, dependerá de la capacidad que tengamos
como comunidad para abordar, discutir y resolver temas como la inequidad económica
y las enormes diferencias del crecimiento y el desarrollo en las distintas regiones del
país. Sin duda, capítulos como la educación y el acceso a los servicios de salud son
fundamentales, como también lo son la construcción y aplicación de políticas públicas
para la protección efectiva de nuestros recursos naturales y el medio ambiente, así
como garantizar el acceso y la impartición de la justicia ambiental.

4
5

También podría gustarte