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Rapiña.


En un principio en el derecho romano no se tenía en cuenta que el apoderamiento de las cosas
ajenas era un acto de violencia o no. Antes que un delito por si la rapiña se considera en caso
de hurto y como tal está incluida dentro de los delitos productores de obligatio quién arrebata
violentamente cosas ajenas comete también un furtúm , ya que quien comete una rafiña no
esta ¿no esta cometiendo la mayor sustracción de una cosa ajena contra la voluntad del
dueño? 
En el año 66 a.C el pretor peregrino Terencio Varron Lucullo introdujo el actio vi bonorun
raptorum contra quien saquease bienes ajenos es decir contra bandas armadas o multitudes
aunque estuviese desarmada, por la cual la víctima podía reclamar una multa privada del
cuádruplo del valor del objeto. 
Dicha acción era de carácter penal ,donde Se imponía la obligación de responder sobre el daño
y de restituir la cosa, siendo benéfico para la victima y no para el reo. 

Intimidación.- 
Fue uno de los vicios que podían afectar el consentimiento, uno de los elementos esenciales
del contrato. La intimidación consistía en actos de violencia, ya sea física o moral, para obligar
a una persona a realizar un negocio jurídico. La intimidación tenía que ser verdadera, lógica,
actual e ilegítima en contra de la persona o de su familia. Para defenderse de la intimidación, el
pretor creó una acción de carácter penal, la actio quod metus causa que significa ue se
concede a quien ha visto perjudicados sus intereses contra quienes han obtenido algún lucro o
ganancia por el miedo o intimidación, aunque no hubieran intervenido en el acto que lo causa.
Si la amenaza había sido dirigida en contra de un menor o una mujer, éstos podían alegar en su
favor una restitutio in integrum, para anular el negocio en su totalidad. La excepción la tenía
aquel que hubiera sufrido la intimidación frente a la acción que le reclamara el cumplimiento
del negocio de que se tratase. 

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