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EL TIPO DOLOSO

La mayor parte de los delitos de la parte especial son delitos dolosos.


El tipo objetivo, constituido por la descripción del sujeto, la acción y sus características, sus circunstancias, el resultado lesivo, se
complementan con el elemento subjetivo del dolo, o sea, por la conciencia del autor de todos esos elementos y circunstancias y la
voluntad de realizar la conducta y producir el resultado. El dolo es el elemento subjetivo por excelencia del tipo doloso.

CONCEPTO DE DOLO:

Es la conciencia y voluntad del sujeto de realizar el hecho tipificado objetivamente en la figura delictiva.

Se debe distinguir en el dolo la doble dimensión: Conocimiento y Voluntad.

Sólo el que sabe lo que ocurre puede querer que ocurra, es decir, aplicar su voluntad a conseguir el resultado que tenga en la cabeza.

CONOCIMIENTO:
El sujeto debe:
 Ser consciente de que concurren todos los elementos del tipo objetivo.

 El conocimiento que se requiere no es un conocimiento exacto o científico, sino el propio de un


profano.

 Se trata de la exigencia de un conocimiento aproximado de la significación natural, social, jurídica del


hecho.

Ejemplo:
- saber que si acciona un arma de fuego contra otro sujeto le ocasionará la muerte;
- que sostiene acto carnal con persona menor de 11 años;
- en el hurto, que la cosa de la que se apodera es ajena.

VOLUNTAD:

Se requiere además la voluntad de realizar el hecho típico.

Si el hecho se realiza, pero el que el mismo se produzca no es fruto de la decisión incondicional de realizarlo, no hay dolo. Ej. No hay
dolo de matar quien hace un disparo al aire para alejar un ladrón y la bala rebota dando en él y causando la muerte, habrá un delito
culposo

CLASES DE DOLO:

El elemento cognoscitivo del dolo se puede dar con distintas intensidades respectivamente. La combinación de sus variantes nos permiten
diferenciar diversas clases de dolo: directo y eventual.

DOLO DIRECTO:

Se da cuando el resultado típico o la acción típica es el objetivo perseguido por el sujeto: lo quiere es matar a otro y lo mata.

La doctrina distingue entre el dolo de primer grado y el de segundo grado y ello sucede cuando con el resultado se producen otros hechos
que son necesarios o están inevitablemente unidos al principal.

Ej., se quiere matar a alguien con una bomba colocada en el carro, inevitablemente el carro quedará destruido. El resultado muerte es de
primer grado; la destrucción del carro de segundo grado.

DOLO EVENTUAL:

A veces, quien realiza la conducta sabe que posible o eventualmente se produzca el resultado típico, y no deja de actuar pese a ello. Esta
categoría es difícil de diferenciar conceptualmente de la culpa consciente para lo que se han elaborado teorías, siendo las más relevantes:

a.- T. de la probabilidad;
b.- T de la voluntad.
Teoría de la voluntad: se asienta en el contenido de la misma y exige que el autor se haya representado el resultado lesivo como posible
y probable y, además, que en su esfera interna se haya decidido actuar aun cuando el resultado se hubiera de producir con seguridad,
aceptando o consintiendo el resultado.

No habría dolo, sino en su caso imprudencia consciente, si el autor, en el caso de haberse representado el resultado como seguro, hubiera
renunciado a actuar.

T. de la probabilidad o de la representación: la afirmación del dolo depende del grado de probabilidad de producción del resultado
advertido por el autor con el conocimiento de la situación de que dispone.

Así, se afirma el dolo cuando el autor advirtió que existía una alta o gran probabilidad de que se produjese el resultado. Si el grado de
probabilidad no es elevado nos encontraríamos ante la imprudencia consciente y no en el dolo, pues en tal caso el autor no tenía
necesariamente que contar con el resultado y aceptarlo.

Lo que importa no es la actitud interna del autor, de difícil o imposible captación segura, sino el que a pesar de conocer el grave peligro de
realización del resultado como consecuencia de su actuar, ha querido seguir actuando, lo que implica que se conforma con el resultado,
que lo acepta, lo que encierra una dimensión volitiva a la que no se debe renunciar para imponer la pena del dolo.

Esta teoría resulta preferible porque objetiviza el juicio sobre el dolo y porque responde a la idea de que lo que la norma prohíbe no es
tanto la producción de resultados lesivos, sino la realización consciente y querida de conductas altamente peligrosas para los bienes
jurídicos.

TIPO SUBJETIVO MODOLELL


Para Welzel, la acción final constituía una estructura del mundo del ser que el legislador no podía desconocer, por lo tanto el componente
final de la acción (dolo) no podía seguir ubicado en la culpabilidad. Sin embargo, la doctrina dominante no recurre a dicha
fundamentación para ubicar el dolo en el tipo, aludiendo más bien, entre otras razones, a la función motivadora de la norma o a que el
dolo contiene "...el sentido y significación plasmado en la situación dada”.
Para Modolell, el dolo se ubica en el tipo por una necesidad sistemática de subsunción del hecho.
La tipicidad de una conducta es imposible de realizar si no se determina el dolo del autor: un disparo en un pie constituye el tipo de
homicidio frustrado, o de lesiones gravísimas, según el fin que quería el autor. Si su intención era matar, y el disparo dio en el pie,
estamos ante del tipo de homicidio frustrado. Si el fin que perseguía el autor era lesionar el pie de la víctima, entonces concurre el tipo de
lesiones. Solo conociendo el aspecto subjetivo del autor se puede subsumir su conducta total en uno u otro tipo penal, o diferenciar un tipo
doloso de uno culposo, un tipo consumado de un tipo intentado, etc."
Aunque la ubicación del dolo en el tipo constituye doctrina dominante, en Venezuela la mayor parte de los autores mantienen la ubicación
del dolo en la culpabilidad65.
Definición de dolo:
El dolo constituye un elemento fundamental del tipo penal doloso y el mismo se entiende como conocer y querer los elementos que
conforman el supuesto de hecho descrito en el tipo penal, tanto de los descriptivos como los normativos. Se trata de un concepto
psicológico de dolo (dolo natural) más no comprende el conocimiento de la prohibición que pertenece a la culpabilidad.
Contenido del dolo:
Tradicional: voluntad (querer) y conocimientos de los elementos del tipo. Para su configuración el autor debe conocer los elementos del
tipo y querer su realización (conocimiento y voluntad).

Sector de la doctrina: conocimiento y por ello para que se hable de un hecho doloso bastará que el autor conozca, se represente el riesgo
típico y realice la conducta descrita en el supuesto de hecho, independientemente de que quiera o no realizar la lesión o el peligro del bien
jurídico. Caso de la bomba en el pecho del secuestrado Tribunal Supremo de España.
El Código penal venezolano define el dolo como intención cuando expresa en su artículo 61 que nadie "puede ser castigado como reo de
delito no habiendo tenido la intención de realizar el hecho que lo constituye...".
Para Modolell cuando define al dolo como "intención", al término que implica, querer realizar el hecho delictivo.
El propio artículo 61 expresa que la intención debe abarcar el "hecho" que constituye el delito, es decir, la "intención" debe referirse tanto
a la conducta como al resultado material (si este es requerido por el tipo penal), ya que en los tipos de resultado material el término
"hecho" comprende a ambos.
El resultado solo puede "quererse" ya que se trata de un hecho por ocurrir, constituyendo el auténtico fin perseguido (querido) por el autor.
En suma, al menos desde el ángulo del Derecho positivo venezolano, no tiene cabida la posición que el dolo se conforma por el
conocimiento de los elementos del tipo.
Técnica legislativa: de la letra del 61 todos los delitos son dolosos y sólo serán culposos cuando la ley lo admite.
Objeto del dolo:
El dolo debe abarcar todos los elementos del tipo penal, tanto los descriptivos como los valorativos contenidos en el supuesto de hecho m
(tipo penal). Basta que el sujeto conozca el significado y función en la vida social de los hechos, basta que sea profano.
Además el autor debe querer la conducta realizada y las posibles lesiones y peligros que se deriven para los bienes jurídicos protegidos.

Clases de dolo:
a.- Dolo directo: se traduce en la intención del autor de realizar directamente el hecho. Ejemplo, A apunta al cuerpo de B y dispara cau-
sándole la muerte;
b.- Dolo indirecto (de segundo grado o de consecuencias necesarias): se caracteriza porque el autor no busca la realización directa del
hecho, sin embargo el bien jurídico lesionado, o puesto en peligro, que conforma este hecho no buscado directamente, se encuentra indi -
solublemente unido al bien jurídico que se persigue lesionar directamente (fin principal), o poner en peligro, de allí que para lograr afectar
este último bien tenga necesariamente que afectar a aquel.
Así, el caso del magnicida que para matar al tirano dictador, coloca una bomba en el vehículo a sabiendas de que la explosión también
matará al guardaespaldas y al chofer del vehículo". La muerte de estas últimas personas no son perseguidas directamente por el autor, sin
embargo para el fin principal, la muerte del tirano, necesariamente debe efectuarse aceptar, la del chofer y del guardaespaldas;
c.- Dolo eventual: el calificativo de ((eventual" viene dado porque el hecho representado no necesariamente va a ocurrir, por lo tanto lo
eventual no es el dolo sino el hecho abarcado por el mismo".

En cuanto a la definición del dolo eventual, la misma varía según la teoría acogida que, básicamente, han sido dos: la teoría del consenti -
miento y la teoría de la representación. Ambas se diferencian, a su vez, en la forma de concebir el contenido del dolo.
La teoría del consentimiento se caracteriza porque exige el elemento voluntad, el "querer", con relación al posible resultado, de manera
que existirá dolo eventual cuando el agente se representa un posible resultado, el cual acepta de antemano, pero que no necesariamente va
a ocurrir".
Esta teoría parte del supuesto de que el dolo implica el querer, contiene el elemento volitivo además del conocimiento del riesgo
("conocer" y "querer" como elementos del dolo).
El elemento volitivo ha sido calificado por la doctrina bajo la frase "desprecio hacia el bien jurídico", en el sentido de que ante el
hipotético riesgo de realización del resultado, el autor no haría nada por evitarlo ("no le importa lo que pueda pasar")".

La teoría de la probabilidad (o de la representación) sostiene que el dolo eventual no depende de "aceptar" o "querer" el hecho, sino de
la representación del alto grado de probabilidad de su producción, a pesar de la cual el autor sigue ejecutándolo. Así, habrá dolo eventual
en caso de que el autor "cuente con" la producción o concurrencia del elemento del tipo, cuando ello le parezca "probable"".
En resumen: Los problemas del dolo eventual tienen naturaleza principalmente objetiva, en el sentido de que lo fundamental para de-
terminar su existencia es la probabilidad de realización de la lesión o peligro del bien jurídico, más que su representación o aceptación.
En efecto, hay un aspecto objetivo fundamental en el dolo eventual que se relaciona con la probabilidad de la lesión. Así, si el autor
apunta a la cabeza de la víctima a una distancia de medio metro, tendrá más probabilidad de acierto que si apunta desde 500 metros a una
persona confundida en la muchedumbre. Por ello, la primera parte del análisis del dolo eventual se vincula a la probabilidad del daño. La
segunda parte se refiere a la representación de dicho daño, que precisamente por no ser de una segura realización, el autor deja su
producción al azar o a cualquier otra eventualidad.
Código Penal Venezolano:
En relación a la legislación positiva venezolana cabe la pregunta de si se reconoce el dolo eventual, sobre todo porque el artículo 61 CP
hace referencia a la intención como esencia del dolo.
El término "intención" alude al querer como elemento fundamental del dolo. Ahora bien, con el término "intención" lo único que se exige
es que el dolo deba incluir un elemento volitivo, además del simple conocimiento del riesgo. En consecuencia, estarían abarcadas dentro
de ese término todas las formas de dolo descritas, incluso la "aceptación" del hecho.
Entonces, más que preguntarnos sobre si el dolo eventual está o no admitido por la legislación venezolana, la pre gunta sería precisamente
qué teoría sobre el dolo eventual es aplicable a la legislación venezolana". Según expliqué, el término "intención" implica que el dolo se
configura mediante el "querer" y el "conocer", por lo tanto el dolo eventual solo podrá concebirse mediante la llamada teoría de la
voluntad. De allí que, según la legislación venezolana, no basta que el autor se represente el riesgo de lesión o peligro, sino tam bién debe
aceptar el hipotético resultado dañoso".
d.- Dolus generalis: se habla de esta categoría cuando el autor piensa haber realizado el delito, aunque el resultado se produce por una
acción posterior, en principio, no abarcada por el dolo del autor91, destinada a encubrir el hecho. Así, por ejemplo, el autor que con el fin
de deshacerse del cadáver, arroja este al agua en la creencia de que la víctima ya está muerta, pero solo allí consigue efectivamente la
muerte.
Desde mi punto de vista, la acción posterior usualmente será abarcada por el dolo eventual del autor. En efecto, si se lanza al río a la
persona que se cree muerta, con el fin de desaparecer el cadáver, existiría un dolo eventual de homicidio y no un error de tipo (falta de
dolo) por parte del autor".

Así el caso citado del autor que intenta matar a la víctima mediante una herida de cuchillo, y muere por la infección contraída por la hoja
oxidada del cuchillo. Aunque el autor no haya pensado en causar la muerte por la infección sino por la herida del cuchillo, se considera
que el dolo no debe abarcar estas accidentales desviaciones del curso causal

Imputación al tipo subjetivo:


6. Ausencia de dolo típico
A. Concepto
El dolo del autor falta cuando este actúa bajo error, error denominado "error de tipo". Como expresé anteriormente, el tipo penal contiene
elementos normativos y descriptivos. En el caso de que el autor tenga una representación falsa de cualquiera de los elementos que confor -
man el tipo penal, existirá un error de tipo".
Así, en el tipo de homicidio (art. 405 CP) se exige que el autor sepa que dispara en contra de una persona para privarlo de la vida, por lo
tanto debe analizarse si el dolo del autor abarcó esa acción de dar muerte a una persona.
En cambio, en el tipo de falsedad de documento privado (art. 321 CP) se exige que el autor conozca que su acción recae sobre un
"documento privado", así como en el tipo penal de hurto (art. 451 CP) se requiere que el autor conozca el carácter "ajeno" del bien mueble
apoderado. En estos últimos ejemplos se exige un juicio de carácter "normativo" para determinar el contenido del elemento. En efecto,
"documento privado" o "ajenidad de la cosa" son conceptos que no pueden determinarse sino mediante un juicio de valor. No obstante, el
error sobre ellos también se considera un error sobre el tipo penal.
Igualmente, el dolo del autor debe extenderse a las circunstancias atenuantes y agravantes para que las mismas puedan ser apreciadas,
razón por la cual a ellas se les aplican los principios generales en materia de error de tipo. De cierta forma este principio se acepta en el
artículo 68 CP, según el cual si alguien "por error, o por algún otro accidente, comete un delito en perjuicio de persona distinta de aquella
contra quien había dirigido su acción, no se le imputarán las circunstancias agravantes que dimanen de la categoría del ofendido o
lesionado o de sus nexos con este, pero sí las que habrían disminuido la pena del hecho si lo hubiera cometido en perjuicio de la persona
contra quien se dirigió su acción".
Por otra parte, en principio, pareciera que el error, falta de dolo, solo se refiere al conocimiento de los elementos del tipo. Sin embargo,
¿puede faltar el elemento volitivo del dolo a causa del error? Si se parte de que el dolo se configura por el conocimiento y la voluntad del
autor, entonces la falta del elemento volitivo (querer), también debe considerarse un error de tipo.

B. Clases de error de tipo


Dentro del error de tipo se distinguen el error vencible y el error invencible. El primero se caracteriza porque el autor, de haber actuado
con el cuidado debido, hubiese podido evitar incurrir en él. Por ejemplo, el cazador que lleva varias horas buscando su presa y de pronto
observa que se mueven unos matorrales, en el momento que escucha el sonido característico del animal que busca. Sin percatarse, dispara
contra los arbustos resultando herida una persona que se escondía allí. Con un poco más de cuidado, la causación de esta lesión podía
haber sido evitada.
Por su parte, el error invencible lo define la doctrina tradicional como aquel que en modo alguno podía evitarse, incluso si el autor hubiese
actuado cuidadosamente
De manera que, el carácter invencible del error únicamente podrá referirse a un sujeto concreto, será invencible en su caso particular.
El error vencible excluye el dolo (no se configura el tipo doloso), pero mantiene la existencia de la culpa del autor. El autor realizaría un
tipo culposo, en caso de que el mismo haya sido tipificado por el legislador. En cambio cuando el error es invencible (concreto), la
conducta siempre quedará impune.
La doctrina distingue igualmente entre el error de tipo esencial y el error de tipo accidental.
El error de tipo esencial primero se caracteriza porque recae sobre un elemento estructural del tipo, por lo tanto excluye el dolo del au tor.
Así, quien dispara contra una persona creyendo que se trataba del animal feroz que perseguía solo podría responder, a lo sumo, por un tipo
culposo.
En cuanto al error accidental (art. 68 CP), el mismo recae sobre un elemento no estructural del tipo, en el sentido de que su des-
conocimiento no implica la ausencia total del dolo, sino exclusivamente del dolo sobre ese concreto elemento accidental. Así, quien
dispara contra su padre confundiéndolo con el mejor amigo de este a quien se perseguía matar, no comete el tipo de parricidio (Art. 406,
numeral 3 CP), aunque sí el tipo básico de homicidio doloso.
C. Modalidades adicionales de error
Al respecto, puede distinguirse el error sobre el objeto o en la persona (error in objeto vel in persona), en que el autor se equivoca respecto
al objeto material hacia el cual dirige su conducta, como sería confundir la víctima con otra persona (confusión en la identidad de la
víctima)
Por ejemplo, los secuestradores que planean privar de la libertad a un importante industrial, pero yerran en la descripción y secuestran a la
persona equivocada. En principio, tal error carece de relevancia salvo que, por causa del error, la acción recayere sobre una persona con
tratamiento especial (vgr. un ascendiente o el jefe de Estado), caso en el cual al autor no se le podría castigar por el tipo calificado que
protege tal característica especial.
Así, quien persigue dar muerte al edecán del jefe de Estado y, por error en la identidad de la persona da muerte al propio jefe de Estado,
no responderá por el delito de magnicidio sino por homicidio simple. En este supuesto se trataría entonces de un error relevante. Ahora
bien, en el resto de los casos donde el objeto o la persona no tienen un tratamiento especial, tal error carecería de relevancia.
Error en el golpe (aberratio ictust2: Así, A dispara con dolo homicida contra B, pero mata a C quien estaba junto a B. El primer problema
a dilucidar es si esta modalidad constituye realmente un supuesto de error, en los términos explicados anteriormente. En efecto, nótese que
el conocimiento de A, en el ejemplo planteado, es perfecto, sin embargo falla su pericia en acertar el objetivo perseguido. El tratamiento
de este ejemplo como un caso de error depende del contenido del dolo. Si se considera que el dolo no solo se constituye mediante el
conocimiento del autor sobre los elementos del tipo, sino también por un componente volitivo sobre ellos (el querer), debe entonces
admitirse que en la aberra tío ictus nos encontramos ante una auténtica falta de dolo en relación al objeto realmente afectado, de allí su
tratamiento como error. Esta pareciera ser la posición de la doctrina dominante, ya que esta considera el caso planteado como un concurso
de tipo doloso con un tipo culposo.
En cambio, si se acepta que el dolo se configura exclusivamente con el conocimiento de los elementos que configuran el tipo, la aberratio
ictus no constituiría un problema de error sino un mero caso de falta de pericia del autor, de allí la posibilidad de imputar a título de dolo
eventual respecto al objeto efectivamente lesionado'"
7. Elementos subjetivos distintos al dolo del autor
En determinados casos, puede que el tipo penal exija un elemento subjetivo adicional al dolo del autor, como sería un especial ánimo un
fin particular, que debe concurrir para la realización del tipo.
En tal sentido, puede que el tipo penal exija un especial fin que deba perseguir el autor, pero cuya efectiva consecución no es necesaria
para la consumación del delito (elemento subjetivo de tendencia interna trascendente)". Por ejemplo, en el tipo de rapto (art. 383 CP) se
exige que el autor prive de su libertad a la mujer con "fin de libertinaje o matrimonio".
Dicho fin no es necesario que se logre, aunque deba estar presente cuando el autor ejecuta su conducta. La doctrina distingue si el referido
resultado trascendente (en el ejemplo, el "libertinaje" o el matrimonio) debe darse por sí solo, o si requiere de la ejecución de un acto
adicional por parte del autor106. En mi criterio, lo fundamental en esta clase de elementos subjetivos es que se trate de un fin cuya
realización trascienda, exceda, a la consumación del tipo, independientemente de que ello dependa de una posterior conducta del autor o
no.

Por otra parte, puede que el tipo penal exija un especial ánimo, una especial actitud interna del autor, para la configuración del tipo, como
el ánimo lascivo en el tipo de abuso sexual sobre niños (art. 259 LOPNNA), o el ánimo de lucro en delitos patrimoniales (elementos
subjetivos de tendencia interna intensificada)1°7.
Normalmente, el legislador utiliza esta técnica para distinguir una conducta ofensiva de una irrelevante penalmente. Así, no es lo mismo el
tocamiento de los órganos sexuales de la niña que realiza el ginecólogo, con ánimo terapéutico o con ánimo libidinoso. Lo primero no es
punible, a diferencia de la segunda conducta". Según esto, si el tocamiento es inadecuado a los fines de la auscultación médica, pero el
médico lo realizó sin ánimo libidinoso, por una simple torpeza, habrá que negar el tipo penal de abuso sexual.
Por último, en algunos casos el tipo penal exige para su consumación una discrepancia entre lo que se expresa y lo que se conoce
(elementos subjetivos de expresión. Ejemplos de tipos penales con esta clase de elemento subjetivo serían el falso testimonio (art. 242
CP), donde el autor declara ante el órgano judicial algo distinto a lo que efectivamente conoce; o la calumnia (art. 240 CP), tipo en el cual
el autor acusa o denuncia a otra persona a sabiendas de su inocencia. Sin esta contradicción no podrían configurarse los tipos señalados.
Los elementos subjetivos señalados no deben confundirse con el dolo del autor' 1°. En el tipo de rapto el autor tiene la intención de privar
de su libertad a la mujer (dolo), y un elemento subjetivo adicional (el fin de matrimonio o de libertinaje). Igualmente, en el tipo de falso
testimonio el autor sabe que declara ante un tribunal, y quiere hacerlo, todo lo cual constituye el dolo. Sin embargo, adicionalmente,
expresa algo distinto a lo que realmente conoce.

Material necesario de estudio. Sentencia vinculante Sala Penal

Dolo Eventual Extractos   SENT 490 DEL 12-04-2011


    
SALA CONSTITUCIONAL
SENTEN 490 DEL 12-04-2011
Magistrado Ponente: FRANCISCO ANTONIO CARRASQUERO LÓPEZ 
 
Son varias las clasificaciones doctrinales del dolo (se califican de doctrinales pues la Ley generalmente no las discrimina sino que se
reconocen de suyo en el propio concepto del dolo o, en nuestro caso, en el concepto de “intención” –artículo 61 del Código Penal-), pero a
los efectos del presente asunto interesa distinguir entre el dolo directo (directo de primer grado o intención –stricto sensu-), el dolo
indirecto (directo de segundo grado o de consecuencia necesarias) y el dolo eventual (dolo condicionado o de consecuencias eventuales).
Clases de dolo que también pudieran denominarse (y así se hará en lo que resta de esta decisión, a los efectos de facilitar la comprensión
de esas categorías doctrinales), respectivamente, dolo de primer, segundo y tercer grado.
 
            Es decir que, ante la multiplicidad de denominaciones que se plantean en la doctrina y la jurisprudencia para designar cada una de
las clases del dolo, y frente a la posibilidad de existir confusiones en esta materia que afecten la seguridad jurídica, el acceso a la justicia y
otros derechos constitucionales, esta Sala empleará en la presente decisión las denominaciones dolo de primer grado para hacer
referencia al comúnmente denominado dolo directo, directo de primer grado o intención stricto sensu, dolo de segundo grado para
designar el dolo indirecto, directo de segundo grado o de consecuencias necesarias, y dolo de tercer grado para significar el dolo
eventual, dolo condicionado o de consecuencias eventuales (que alguno, inclusive, también denominan dolo indirecto, término que otros
emplean para señalar el dolo de consecuencias necesarias).
 
            Con el dolo de primer grado (directo) el sujeto persigue directamente lesionar o poner en peligro el interés jurídico penalmente
tutelado y lo logra, p. ej. El sujeto quiere violar y viola, quiere robar y roba o quiere matar y mata. En el dolo de segundo grado
(indirecto) el agente no busca con su actuar realizar directamente la conducta típica pero sabe que indefectiblemente la desplegará, es
decir, sabe que, aunque no busca inmediatamente el resultado típico lo alcanzará infaliblemente con su acción u omisión, p. ej., el agente
quiere provocarle la muerte a otro y lo mata (dolo de primer grado), pero sabe que al estallar el explosivo que utilizó también matará
necesariamente a un amigo suyo que sabía que estaba en el lugar y, sin embargo, hace detonar la bomba (dolo de segundo grado); en
cambio, si bien en el dolo de tercer grado (dolo eventual) el agente tampoco busca realizar directamente la conducta típica, sabe que
posiblemente –y no seguramente- la desplegará, en otras palabras, si bien en el dolo de segundo grado el sujeto se representa el delito
como consecuencia inevitable de su acción u omisión, en el dolo de tercer grado el mismo advierte que la ejecución del delito sólo es
posible, en otras palabras, que sólo se representa o se entiende que se representó la materialización del resultado (que incluso podía
angustiarle o no ser lo que aspiraba que ocurriera) como algo posible y no como algo seguro. Así, actúa con dolo eventual el sujeto que, a
pesar de saber que posiblemente lesionará el interés penalmente tutelado p. ej. la vida, sin embargo, despliega su obrar aceptando,
asintiendo, consintiendo, asumiendo, abarcando, tolerando, afirmando o conformándose con tal circunstancia que, en definitiva, se incluye
dentro su organización o planificación y, por tanto, dentro del dolo.
 
            Como puede apreciarse, en los tres supuestos el agente, gracias a su saber causal, es decir, fundamentado en lo que estima puede
ocasionar (delitos de acción) o no evitar (delitos de omisión), se propone desplegar una acción u omisión, con la diferencia en que en el
primer caso (dolo de primer grado o dolo directo) existe una perfecta correspondencia entre lo que el sujeto desea y su comportamiento
encaminado a lograrlo o, desde otra perspectiva, entre lo que desea y el resultado perseguido (desea provocar el daño y lo hace, desea
poner en peligro el interés protegido y lo hace), mientras que en los otros dos (dolo de segundo y dolo de tercer grado) no existe tal
perfección, pero no por ello dejar de ser considerada dolosa la conducta en esos supuestos, pues igualmente existe un nexo entre lo que el
mismo conoce que segura o posiblemente (respectivamente) ocasionará y su comportamiento y, sin embargo, encamina su actuación hacia
su objetivo a pesar de ello, en evidente ultraje hacia el interés jurídico penalmente tutelado.
 
            Así pues, el elemento diferenciador entre la primera forma de dolo (dolo de primer grado o dolo directo) y las otras dos (dolo de
segundo y dolo de tercer grado, es decir, dolo indirecto y dolo eventual) estriba en la perfecta correspondencia o no entre la aspiración del
sujeto y su conducta. Mientras que el elemento diferenciador entre el dolo de tercer grado o dolo eventual y las otras dos formas de ese
elemento subjetivo descansa en que en aquel el agente no está seguro de que a través de su conducta vulnerará el bien jurídico-penalmente
tutelado, sino que solo es posible que ocurra tal desenlace que no busca ni se propone alcanzar directamente (a diferencia del dolo directo
o de primer grado) y, no obstante, continúa desplegándola asumiendo tal posibilidad y, por tanto, menospreciando el objeto de tutela del
orden jurídico-penal y abarcando en su dolo ese resultado.
 
            Desde cierta perspectiva, la diferencia entre el dolo eventual y las otras dos manifestaciones del dolo reposa en el grado de
percepción de riesgo por parte del agente sobre su acción, pues, a diferencia de las otras manifestaciones, en el dolo de tercer grado o dolo
eventual el agente sólo conoce o debe conocer que su acción será posiblemente –y no seguramente- una acción típica (y, por tanto,
tampoco coincide perfectamente lo que desea ocasionar con lo que efectivamente ocurre a diferencia del dolo de primer grado): P. ej. En
el marco de una relación amorosa, una persona que sabe es portadora del virus del VIH (sida) tiene relaciones sexuales sin protección con
otra, a la cual le ha dicho que goza de perfecto estado de salud, confiándole a su “buena suerte”, en diversos contactos similares, no
trasmitirle el referido virus a la otra, la cual, sin embargo, resulta contagiada en uno de esos encuentros. En ese caso, el portador del virus,
aunque incluso le llegue a incomodar la idea de contaminar a la otra persona, advierte que es posible que ocurra tal evento y, a pesar de
ello, sin que lo contenga o disuada tal hecho, tiene repetidos contactos con aquella, evidenciándose de esa manera tanto el elemento
cognitivo, representado por el conocimiento de la posibilidad de ocasionar la afectación al bien jurídico a través de su conducta, como el
volitivo, expresado por la ejecución, a pesar de ello, de la misma, la cual se traduce en la aceptación o asunción de esa posibilidad, es
decir, de ese riesgo no permitido.   
 
            En efecto, en el dolo de primer grado o dolo directo existe correspondencia, coincidencia o congruencia perfecta entre lo que el
agente desea lograr y lo que efectivamente consigue, mientras que en las otras dos manifestaciones del dolo no existe tal congruencia,
pues en ellas no persigue directamente el resultado causado, sino que sólo se representa, en el dolo se segundo grado o indirecto, que el
resultado seguramente ocurrirá (incluso aun cuando el mismo le desagrade), mientras que en el de tercer grado o dolo eventual sólo prevé
que posiblemente acaecerá (aun cuando anhele que no ocurra) y, no obstante, sigue desplegando su comportamiento aceptándolo o
incluyéndolo dentro de configuración personal junto con las consecuencias del mismo. Tal aceptación, desde cierto enfoque, es
equiparable al elemento volitivo del dolo o, en otras palabras, al “querer”, razón por la que, evidentemente, las tres son formas del dolo,
tal como lo ha reconocido la doctrina desde hace más de un siglo.
 
            En tal sentido, puede afirmarse que en los tres supuestos (dolo de primer, segundo y tercer grado), si bien hay conocimiento de las
circunstancias objetivas del tipo, es decir, si bien hay representación del resultado lesivo, no es menos cierto que el grado de certeza de
realización del mismo –conocimiento- es distinto (va de mayor a menor a partir del dolo de primer grado, al menos, el del dolo eventual es
claramente distinto a los otros dos) y, por tanto, desde cierto punto de vista, también será especialmente distinto en grado del “querer” tal
circunstancia (decreciente a partir del dolo de primer grado). No obstante, debe resaltarse que, en definitiva, el conocimiento o
“consciencia” es denominador común en ellas al igual que el querer o “voluntad” para los partidarios de otra corriente doctrinal, razón por
la que, se insiste, las tres son especies de dolo y no de otro elemento subjetivo.
 
            Si bien, tanto en el dolo eventual (o dolo de tercer grado) como en la culpa consciente (con representación o previsión) el sujeto se
representa la lesión al bien jurídico (penalmente tutelado), en esta última el mismo la descarta (o al menos se entiende que la descartó) y,
en consecuencia, obra a expensas racionales de su seguridad en la no producción de la referida lesión, generalmente asociada la escasa
probabilidad de producción del hecho penalmente vulnerador (si no tiene esa convicción en el momento de desplegar el comportamiento
y, sin embargo, actúa o no ejerce la acción ordenada por la norma jurídica, esa acción u omisión será dolosa pues refleja que agente dejó
la producción del resultado –lato sensu- en manos del azar), lo cual es pasible de prueba no sólo a través de datos subjetivos sino también
de circunstancias objetivas vinculadas a la conducta manifestada, entre otras, en general: conocimiento de la situación en la que se actúa
(“conocimiento situacional”), peligrosidad de lesión al interés jurídico protegido por la norma (más allá del riesgo permitido) a través de
la conducta, magnitud del daño o del peligro causado, motivos para conformarse con el resultado lesivo al bien jurídico tutelado,
capacidad y esfuerzos de evitación del resultado y cobertura o aseguramiento de ese bien jurídico. En un caso concreto esas circunstancias
pueden apreciarse, p. ej., en un hecho de tránsito, en el tipo y estado del vehículo para el momento del mismo (situación de los sistemas de
freno, luces, bocina, etc.), el estado del conductor, la velocidad en la que conducía, las características de la vía, el estado del tiempo, la
hora, la señalización vial, la maniobras para evitar los riesgos típicamente lesivos, las maniobras en general, las posibles marcas de los
cauchos (llantas) en el pavimento, la disposición y estado del o de los vehículos y de los demás objetos y sujetos involucrados, los daños
causados, el comportamiento del agente antes y durante el hecho, etc.
 
            Así pues, tales datos ayudan a determinar si la conducta que se juzga formó o no parte del plan de sujeto activo, si obró o no con
indiferencia o menosprecio hacia el interés jurídico, en fin, si su actuación se puede imputar o atribuir al dolo o no.
 
            En el dolo de tercer grado o dolo eventual aunque el sujeto no quiere, no acepta, no admite o no asume directamente que se
produzca el hecho penalmente dañoso (a diferencia del dolo de primer grado –directo- y, desde cierto enfoque, de segundo grado –
indirecto-), sin embargo, admite su eventual realización, de allí que lo eventual no es precisamente el dolo sino la consecuencia de la
conducta (el dolo eventual es dolo y no eventualmente dolo), es decir, el resultado típico, entendido como la lesión o puesta en peligro del
interés jurídico penalmente tutelado que, como se sabe, en algunos tipos penales (que tutelan bienes jurídicos tangibles), se traduce en la
producción de un evento separado en el tiempo y en el espacio de la conducta (tipos de resultado –material-), p. ej. El homicidio, las
lesiones, los daños, etc., en los que reviste mayor complejidad e interés la determinación de la relación de causalidad, como primer estadio
de imputación objetiva -del resultado-.
 
            En razón de ello, puede decirse que las denominaciones dolo de tercer grado o dolo de consecuencias eventuales (o posibles)
designan con mayor precisión el objeto que comúnmente significarse mediante la denominación “dolo eventual”: si el dolo es eventual,
antes de lo eventual no habrá nada, ni siquiera dolo, el cual sólo será eventual, de allí que tal denominación lleve a pensar en una petitio
principii (petición de principio). En efecto, la denominación dolo eventual refleja una falacia pues incluye (explícitamente) la proposición
a ser probada -el dolo- entre las premisas: dolo eventual. Así, en ella, a lo que sólo es eventual se antepone el dolo que, al ser tal, no puede
ser eventual pues está allí, es decir, no puede no estar por ser eventual, sino que al ser dolo siempre está, por lo que, en todo caso, lo
eventual no es el dolo, sino el resultado representado por el sujeto del dolo (dolo eventual como asunción de la eventual posibilidad de
vulneración del interés jurídico tutelado ante la considerable probabilidad de ello). Probablemente se acuñó el término dolo eventual para
simplificar el término correcto: dolo de consecuencia eventual. Sin embargo, no puede dejar de reconocerse que esa denominación
defectuosa y contraria a la lógica jurídica (dolo eventual) ha impedido en muchos casos una mejor comprensión de esta categoría jurídica
fundamental, al igual que ha derivado en una afectación de las garantías constitucionales, tal como ocurrió a través de la sentencia objeto
de la presente revisión constitucional.
 
            En este orden de ideas, es importante precisar que el dolo eventual es una denominación creada y tradicionalmente aceptada para
designar un concepto elaborado por los estudiosos del Derecho con el propósito de reconocer como dolosas aquellas conductas en las que
el autor conoce y acepta (quiere) desplegarlas pero no tiene la certeza de que a través de las mismas efectivamente producirá el resultado
desvalorado por el tipo penal y, sin embargo, sigue actuando a pesar de ello. Por ello comúnmente se afirma que el dolo eventual es el
dolo de menor entidad que pudiera determinar algún trato privilegiado respecto de las otras formas de dolo, sobre la base de alguna
circunstancia atenuante (pero se ratifica, no por ello deja de ser dolo).
 
            Al ser una categoría fundamentalmente doctrinal y jurisprudencial no necesariamente debe ser referida –al menos directamente- en
los textos legales, máxime si sobre varios aspectos sustanciales de la misma la doctrina y la jurisprudencia aun no llegan a un acuerdo; en
todo caso, en el contexto de nuestro Código Penal, la misma se encuentra, al igual que el dolo de primer y segundo grado, señalada en el
artículo 61 (fórmula general que ni siquiera define el “dolo” ni discrimina entre sus clases o formas de manifestación, sino que
simplemente alude a la “intención” –entendida allí como dolo lato sensu-, pero lógicamente ello no debe interpretarse como la
inexistencia del dolo en el Código Penal) y en los artículos que contienen los respectivos tipos dolosos, p. ej., en el artículo 405 eiusdem.
 
            Los cuerpos legales están fundamentalmente compuestos por reglas, pero también por principios, valores y, ocasionalmente,
definiciones. El rol de la doctrina jurídica es determinar esa normatividad, interpretarla, sistematizarla, formar conceptos, definiciones,
teorías, plantear instituciones e, incluso, principios. Por su parte, la jurisprudencia también aplica una serie de operaciones intelectuales
dirigidas a desentrañar el contenido y alcance de la ley, valiéndose generalmente de la doctrina y otras fuentes del Derecho para alcanzar
ese cometido, esta vez, en orden a la recta aplicación del ordenamiento jurídico.
 
            Sin lugar a dudas, pretender que los textos legales sean compendios de doctrina o jurisprudencia implicaría desnaturalizar la propia
idea de la Ley, además de atentar  contra una serie de principios fundamentales, entre los que se encuentra la propia seguridad jurídica. La
Ley pretende regular conductas a través de prohibiciones y mandatos, mientras que la doctrina y la jurisprudencia persiguen interpretar,
sistematizar y formular juicios de valor sobre aquella (y otras fuentes del Derecho), la primera con una finalidad científica, mientras que la
segunda con el objeto de aplicarla.
 
            Precisamente por ello, en lo que concierne al Código Penal, no se define, p. ej., la acción, la tipicidad, la antijuridicidad, la
culpabilidad y la punibilidad, así como tampoco se describe su esencia, contenido, finalidad, alcance o relaciones con el resto del plexo
doctrinal o normativo, pero no por ello dejan de ser las categorías elementales sobre las cuales el Poder Judicial fundamenta y debe
fundamentar constantemente la responsabilidad penal de las personas sometidas a juicio.
            Asimismo, en el Código Penal Venezolano no se define ni caracteriza el dolo de primer grado (dolo directo), mucho menos el dolo
de segundo (de consecuencia necesaria o segura) y el de tercer grado (dolo eventual o de consecuencia eventual), pero no por ello se debe
de dejar de reconocer su existencia dentro del mismo. Ello implicaría tanto como desconocer la causalidad, la imputación objetiva, la
culpa (imprudencia lato sensu), el error y otras instituciones fundamentales en el ámbito del Código Penal y del resto del ordenamiento
jurídico-penal.
 
            Que el dolo eventual haya sido señalado en tal o cual Código Penal (p. ej., en el artículo 22 del código penal de Colombia se indica
lo siguiente: “La conducta es dolosa cuando el agente conoce los hechos constitutivos de la infracción penal y quiere su realización.
También será dolosa la conducta cuando la realización de la infracción penal ha sido prevista como probable y su no producción se deja
librada al azar”), o en tal o cual proyecto de reforma de nuestro Código Penal (p. ej. en el artículo 52, único aparte, dl Proyecto de Código
Penal presentado por el Ex-Magistrado Dr. Alejandro Angulo Fontiveros, se establece que “habrá dolo eventual cuando el agente se
representa como probable la consecuencia de su ejecutoria pero continúa procediendo igual”) mientras que en el nuestro no se haya
incluido una referencia de ese tipo no incide sobre su reconocimiento por parte del mismo y, por tanto, no lo excluye de nuestro orden
legal y, para ser más precisos, no excluye la posibilidad de sustentar una sentencia condenatoria por el delito de homicidio intencional
sobre el sólido cimiento del dolo eventual.
 
            Al respecto, señalar que como en nuestro Código Penal no se ha hecho discriminación alguna respecto del dolo y que, por tanto, no
existe en él el dolo eventual, sería tanto como decir que, como en el citado texto legal colombiano o en el referido proyecto de Código
Penal no se aludió expresamente al dolo de segundo grado o de consecuencias necesarias, entonces no existe tal figura en ellos y, por
tanto, no se podría fundamentar la responsabilidad penal sobre la base de ese concepto (con relación a ese último, en caso de llegar a ser
efectivamente una ley).
 
            Si bien se tiene en cuenta la complejidad del dolo eventual, no por ello es imperativa su descripción en el ordenamiento jurídico,
así como tampoco es imperativa la definición de los criterios generales de imputación al tipo objetivo, de las diversas formas de error o de
todas las causas de exclusión de la antijuridicidad.
 
            Al respecto, es importante tener siempre en cuenta que la legislación es uno de los ejercicios más emblemáticos de la soberanía de
un Pueblo, de allí que cualquier pretensión de otorgarle carácter de fuente negativa o efecto derogatorio de nuestra ley a la legislación
foránea implica una aspiración que, sin lugar a dudas, socaba ese inalienable atributo de la Patria (con lo que, por supuesto, no se excluye
la relevancia del Derecho Comparado en el estudio del Derecho: pero un aspecto es tratar de conocer nuestro Derecho a través de sus
posibles orígenes en leyes y otras fuentes del Derecho foráneo y otra muy distinta es darle fuerza derogatoria o anulatoria a normas
jurídicas de otros Estados sobre las nuestras).
 
            El concepto de dolo eventual o dolo de tercer grado, como buena parte de la creación doctrinal y jurisprudencial, al describir el
dolo que aquí se estima válido calificar como perimetral, es decir, el dolo que está en la parte más alejada del núcleo doloso (dolo de
primer grado) y que es necesario delimitar especialmente de la culpa o imprudencia, además de ser el dolo que exige la mayor precisión y
estudio posible, redunda en garantía de no ser procesado y condenado por un delito doloso que en realidad fue culposo (cuyos elementos
entonces deben ser íntegramente verificados y explicitados en la sentencia respectiva) o simplemente no fue delito, y, por tanto, es
garantía de legalidad, seguridad jurídica, expectativa legitima, defensa, debido proceso y tutela judicial efectiva para las personas que
están sometidas o pudieran estar sometidas a un proceso penal.
 
            Como ha podido apreciarse, aun cuando al señalar que el dolo eventual no tiene asidero en nuestro ordenamiento, la Sala de
Casación Penal pretendió tutelar el principio de legalidad penal, lejos de ello lo que hizo fue precisamente contrariarlo al desconocer con
ello la propia figura del dolo en el marco de nuestro orden jurídico.
 
            En efecto, siendo que el dolo eventual es sencillamente dolo y siendo que con aquel concepto lo que se busca es explicar una de las
varias formas de expresión del obrar doloso, el cual constituye la principal dirección volitiva objeto de la legislación penal, tal como se
desprende del artículo 61 del Código Penal en relación con la mayoría de tipos penales que son lo que incluyen el dolo dentro de su
dimensión subjetiva, negar tal figura es tanto como negar el dolo de consecuencias necesarias (dolo de segundo grado) e, incluso, el dolo
directo (dolo de primer grado) pues, al fin y al cabo, las tres son manifestaciones de la conducta dolosa.
 
            Al respecto, esta Sala debe señalar que no sólo quebranta el principio de legalidad considerar como delictivo un comportamiento
que no está previsto como punible en la ley, sino también declarar que no está tipificado como delito una conducta que sí lo está, tal como
ocurre en el presente asunto en el que la Sala de Casación Penal señaló que el homicidio intencional a título de dolo eventual “no aparece
contemplado en nuestro ordenamiento jurídico penal”, aun cuando el homicidio doloso, el cual, como ha podido apreciarse, también
incluye en su esencia el dolo de consecuencia eventual o dolo eventual, sí está tipificado en el Código Penal (artículo 405 –en su forma
básica-), circunstancia que descarta la supuesta aplicación analógica de la Ley penal –en perjuicio del reo- considerada en el fallo sub
examine.

EL ERROR DE TIPO Y LA AUSENCIA DE DOLO

Error de tipo: Cuando el autor desconoce la concurrencia o realización de alguno o de todos los elemento del tipo de injusto – tanto se
trate de elementos descriptivos como normativos

VENCIBLE:

INVENCIBLE

El error invencible sobre un hecho constitutivo de la infracción penal excluye la responsabilidad criminal y si el error fuere vencible, a
tendidas las circunstancias del hecho y las personales del autor, la infracción será castigada, en su caso, como imprudente.

El error se considera invencible cuando no hubiera conseguido evitarlo ni una persona cuidadosa y diligente. Por el contrario se considera
vencible cuando se hubiera llegado a evitar aplicando normas elementales de diligencia y cuidado.
El error puede recaer o proyectarse sobre elementos típicos de diferente significación y así se distinguen los errores sobre el objeto de la
acción, sobre la relación de causalidad, el error en el golpe y el error sobre el momento de la consumación.

Error de tipo sobre un elemento de hecho:


Ej. cazador apostado en su lugar dispara para matar un jabalí y resulta que se trata de otro cazador que indebidamente se había desplazado.
El autor del disparo desconoce que éste se ha proyectado sobre otra persona, que es elemento objetivo del delito de homicidio. El error
impide admitir que haya querido matar a otro y, por lo tanto, impide apreciar el dolo excluyéndose pues la aplicación del tipo de
homicidio doloso.

En el error sobre el objeto de la acción, resulta en principio irrelevante que el autor haya querido apropiarse del abrigo de uno y lo haya
hecho del de otro o que, queriendo matar a uno, se haya confundido de víctima y haya matado a otro, en ambos casos hay un único delito
doloso consumado de hurto y homicidio.

Al error hay que considerarlo relevante cuando se trata de los mismos objetos pero con diferente protección jurídica o de objetos
heterogéneos. Ej. Quien mata al Presidente y mata al escolta; el que quiere causar daños materiales y mata. En estos casos el error es
relevante.

En los supuestos de error sobre el curso causal de los acontecimientos es preciso distinguir los casos en los que el resultado sigue
siendo objetivamente imputable al autor y los que no.

En los primeros el error es irrelevante: quiere disparar sobre otro, pero sólo le hiere gravemente, de lo que muere en el hospital tiempo
después; aquí hay un único delito consumado de homicidio doloso.

Para el otro supuesto, las heridas no son graves, pero muere al ser trasladado al hospital por estrellarse la ambulancia, aquí hay sólo un
delito doloso en grado de tentativa...

En los delitos contra la vida puede darse el error en el golpe – aberratio ictus -; A quiere causar la muerte a B y mata a C según la doctrina
tradicional hay un único delito doloso de homicidio, aunque quizá procedería considerar relevante el error y apreciar un concurso ideal de
homicidio doloso intentado y homicidio imprudente consumado.

Error sobre el momento de la consumación: Se conoce como dolo generalis el supuesto en que el agente cree haber matado a su víctima
y procede a simular un ahorcamiento por suicidio, momento en que realidad muere, esto es un caso de un único delito de homicidio
doloso.

En el error hay incuminacabilidad de las circunstancias agravantes.

LOS ELEMENTOS SUBJETIVOS DEL INJUSTO:

En ocasiones el legislador ha querido por alguna razón restringir el ámbito de punición propia del tipo doloso y ha incorporado
expresamente a la descripción típica algún elemento subjetivo especial, cuya concurrencia se exigirá además del dolo. Son estos los
elementos subjetivos del injusto como el ánimo de lucro en el hurto.

La ausencia del elemento subjetivo del injusto determina la exclusión de la tipicidad de la conducta, aunque persista el dolo, salvo que
realice un delito distinto, como son los casos del que se apodera de un vehículo de motor para usarlo durante unas horas que no realiza el
tipo de hurto del 453 pues no tiene ánimo de apropiarse de él, sino tan solo de usarlo.

EL TIPO CULPOSO

Es un tipo estructuralmente propio y distinto al doloso, cuyo injusto está constituido:

 objetivamente por la producción del resultado típico, consecuencia de una acción que infringe el deber normativo de
cuidado.
 En lo subjetivo por la capacidad individual de prever efectivamente el peligro de realización del resultado típico.

La razón y fundamento de la incriminación de los delitos imprudentes se encuentran en un doble aspecto:

 Desvalor de la conducta que comporta infracción de la norma de cuidado, por crear o incrementar el peligro de la vida
social.

 Desvalor del resultado típico, esto es, la lesión o puesta en peligro del bien jurídico.

ELEMENTO DEL DELITO IMPRUDENTE:


1.- LA INFRACCIÓN DEL DEBER OBJETIVO DE CUIDADO.

2.- CAUSACION DEL RESULTADO E IMPUTACION OBJETIVA DEL MISMO.

1.- LA INFRACCIÓN DEL DEBER OBJETIVO DE CUIDADO.

- Es el núcleo esencial del injusto:


- Constituye el fundamento de desvalor de la acción.

El deber de cuidado o prestar el cuidado debido para evitar la lesión de bienes jurídicos de otros:

- guarda relación con el principio de no causar daño a otro.

- está plasmado en varias normas jurídicas pero también en normas sin valor de ley, como la lex artis de las diferentes
profesiones.

FIN DE ESTAS NORMAS

Orientar la acció n de los sujetos para que actú en

- excluyendo la creación de riesgos innecesarios.

- cuando resulta socialmente imprescindible actuar arriesgadamente, adoptando determinadas cautelas para evitar que la
situación de riesgo se convierta en lesión.

1. a.) Deber de cuidado interno, intelectual o deber de previsión:

Requiere de los ciudadanos advertir la presencia o creación del peligro.


La falta de este conocimiento previo da lugar a:
La imprudencia o culpa inconsciente:

Se reprocha al autor haber actuado sin siquiera enterarse del peligro que se ha afrontado, lo que se
enjuicia desde un plano objetivo: los que hubiera advertido cualquier persona en la posición del autor y
en el ámbito de vida de que se trate.

Lo anterior tiene como presupuesto:

La previsibilidad objetiva de producción o incremento de los riesgos. El juicio de previsibilidad es un juicio objetivo, el juicio de un
observador ex ante en la posición y conocimientos del autor.

1. b.-) Deber de cuidado externo:

Deber de comportarse conforme a la norma de cuidado que el peligro, previamente advertido requiere.

Su inobservancia: da lugar a la imprudencia o culpa consciente.

PLASMACIONES DEL DEBER DE CUIDADO EXTERNO

A.- El deber de omitir acciones peligrosas que por sí mismas estén prohibidas:

Ej. Acciones que están reservadas a personas que disponen de una calificación técnica, precisamente para evitar los riesgos o manejarlos
sin peligro.

Este es el deber se incumplen por:

 Quienes afrontan una acción peligrosa sin ninguna preparación.


 Quienes teniendo una preparación, no alcanza ésta para afrontar el peligro.
A. Deber de preparación e información previas:
Exige que antes de emprender acciones peligrosas necesarias se tomen precauciones específicas de formación, de reconocimiento del
terreno, del estado del instrumento a utilizar o del objeto sobre el que se va a intervenir. Ej., en el médico la visita pre anestésica; el
conductor, revisar los frenos del vehículo;

B. Deber de actuar prudentemente en situaciones peligrosas:

Cuando el riesgo creado es socialmente necesario – denominado riesgo permitido – se exige que se extreme el cuidado para evitar
que el riesgo se convierta en lesión, situación a la que suele corresponder la existencia de normas jurídicas reguladoras de dichos
comportamientos y que están orientadas precisamente a que se pueda alcanzar el fin perseguido sin incrementar el peligro o crear otros
nuevos.

La medida de cuidado es la misma que se exigiría a otro en la misma situación concreta

2.- CAUSACION DEL RESULTADO E IMPUTACION OBJETIVA DEL MISMO.

Para que el resultado típico producido sea atribuido al autor de la infracción de la norma de cuidado el resultado tiene que:

Ser objetivamente imputable a su acción

El resultado será imputable:

 si se encuentra en relación de causalidad con la acción;


 la acción contraria a la norma de cuidado ha creado o incrementado el riesgo de realización del
mismo; y,
 ese riesgo es de los que la norma de cuidado infringida quería evitar.
Elementos de la imputación:

a) El resultado ha de estar en relación de causalidad con la conducta contraria a la norma de cuidado, causalidad que ha de estar en
sentido naturalístico.

b) El resultado debe haber sido previsible objetivamente desde la posición del autor, en una valoración ex ante del proceso causal,
pues a nadie se le puede hacer responder de lo que nadie en su posición pudo prever. Se trata aquí de una previsibilidad global
sobre el proceso de riesgo y no de previsibilidad científico – experimental.

c) El resultado debe ser realización del riesgo creado e incrementado por la acción contraria al deber de cuidado, lo que comprueba
a partir de la identificación de los riesgos que la norma de cuidado infringida pretendía evitar, argumento que se conoce también
por el fin de protección de la norma.

Cuando el resultado que se produce no es realización estricta del riesgo creado por el autor con su conducta, dicho resultado no le es
objetivamente imputable. Ej. Alguien lanza una piedra a una persona, está herida es auxiliada por otra quien lo monta en el carro y ambos
mueren por accidente, este resultado no es imputable objetivamente.

Hay situaciones que se viola una norma de cuidado y se produce un resultado lesivo, pero la norma infringida no estaba destinada a evitar
el riesgo producido.

Ej. La norma que prohíbe adelantar en una curva, está destinada a evitar choque en sentido contrario. Si alguien se adelanta y el carro de
enfrente ve el que se le viene encima y muere de un infarto del susto, ese resultado no es el que la norma pretende evitar.

PRINCIPIOS QUE ENTRAN EN JUEGO:


Se habla del principio de confianza de un sujeto con respecto al correcto comportamiento del otro, todos confiamos en que los
conductores respeten las normas, pero el principio de confianza no es una patente de corso, sino que el agente tiene que prescindir de toda
confianza y prestar todo el cuidado desde el momento en que se pueda advertir la probabilidad de un comportamiento inadecuado de los
demás, por ejemplo, el conductor que observa en un paso de peatones a un grupo de niños, no debe confiar en que respeten el semáforo,
sino que debe reducir la velocidad, para poder controlar el frenado.

A diferencia del ámbito anterior, en el de la actividad laboral rige, para el deber de vigilancia y seguridad que han de prestar el empresario
y sus encargados respecto de la seguridad de los trabajadores, el principio de desconfianza en que los mismos utilicen sistemáticamente
los medios de protección exigidos. Por ello, el empresario no sólo tiene que poner estos medios a su disposición sino exigir su empleo
efectivo.
Otro ámbito específico de desarrollo singular de normas de cuidado es el trabajo en equipo, al que hoy se presta atención en la
imprudencia. Ej. En el ámbito de la medicina y cirugía, en donde se han de aplicar con especial atención los principios generales de
confianza y desconfianza a que se ha aludido.
CONTINUACION DE TIPICIDAD

1.- LOS ELEMENTOS AMPLIFICADORES DEL TIPO

a) La tentativa: el delito imperfecto


b) La participación: concurso de personas en un mismo hecho punible
Fundamento:

2.- EL ITER CRIMINIS: relevante en los tipos dolosos.

3.-CONSUMACION FORMAL Y MATERIAL:

Consumación es la plena realización del tipo en todos sus elementos. En los delitos de resultado, por general la consumación se produce
en el momento de la producción del resultado lesivo, ej., homicidio.

Sin embargo, el legislador puede adelantar la consumación a un momento anterior, así en los delitos de consumación anticipada (delitos
de intención, delitos de peligro), el legislador no espera a que se produzca el resultado lesivo que con la prohibición penal se trata de
evitar, sino que declara ya consumado el hecho en un momento anterior. Ej. El delito de rebelión.

Consumación material, agotamiento o terminación del delito: el autor no solo realiza todos los elementos, sino que, además consigue
satisfacer la intención que perseguía; ej. Heredar al pariente que mató, lucrarse con el delito patrimonial cometido.

En la medida en que esta consumación material está más allá de las previsiones típicas carece de relevancia jurídico – penal.

Algunas veces el legislador hace coincidir la consumación formal con la material, como cuando la amenaza de pena varía según que el
autor haya conseguido o no sus propósitos o tiene en cuenta el propósito ulterior a la consumación formal como elemento subjetivo del
injusto. Ej., el ánimo de lucro en el hurto.

4.- EL DOLO EN LA TENTATIVA:

La tentativa es un tipo dependiente, ya que todos sus elementos van referidos a un delito consumado. No hay una tentativa en sí, sino
tentativa de delitos consumados de homicidio, hurto, estafa, etc. De ahí que el dolo sea el mismo que en el delito consumado.
Del fundamento de la punición de la tentativa y de la redacción del artículo 80 del CP se deriva que no cabe la tentativa por imprudencia,
ya que en estos casos no se manifiesta la voluntad de cometer un delito. Y si el tipo delictivo consumado exige otros elementos subjetivos
del injusto, además del dolo, también deben de darse en la tentativa (ej. el ánimo de lucro en el hurto).

5.- LA SUCESION DE ACCIONES PREDELICTIVAS: ITER CRIMINIS:

a) LA IDEACION CRIMINOSA:
Nacimiento del deseo o impulso de cometer el delito, manifestaciones síquicas de contenido intelectivo orientadas a examinar la
posibilidad de actuar en el futuro en una dirección criminal.

b) LOS ACTOS PREPARATORIOS:


La idea criminosa pasa del mundo interior de la conciencia a los actos externos, son equívocos por cuanto pueden orientarse en
dirección del delito o en otro sentido. Por ej., comprar un arma de fuego, puede ser para matar o para ir de cacería.
c) LOS ACTOS EJECUTIVOS:
Demuestra madurez de la idea criminal prestándose su autor la idea de llevarla a cabo con la utilización de los medios más adecuados.
Ej., compro el arma de fuego, espero que pasa la víctima, apunto y preparo el gatillo;
d) ACTOS CONSUMATIVOS:
Remata la cadena de actividades precedentes. Ej., apretó el gatillo, sale el disparo y se aloja en el cuerpo.

6.- DELIMITACION ENTRE ACTOS PREPARATORIOS Y ACTOS EJECUTIVOS.

El ámbito de lo punible comienza cuando el sujeto da principio de ejecución del delito directamente por hechos exteriores. Todo lo que no
llegue a la categoría de ejecución del tipo delictivo en cuestión no podrá ser considerado como tentativa y deberá, por tanto, ser excluido
del ámbito de lo punible.

Los conceptos de ejecución y consumación son de naturaleza formal y va referido al tipo delictivo concreto de cuya ejecución se trata. De
ahí se desprende que para la distinción entre acto ejecutivo (punible) y acto preparatorio (en principio impune, salvo que se le haya
elevado a la categoría de delito autónomo) haya que recurrir a una teoría formal. Es decir, por imperativo del principio de la legalidad,
sólo lo que, conforme a los criterios de interpretación normalmente aplicables a la ley penal (gramatical, histórico, sistemático y
teleológico) pueda considerar como ejecución del delito y, por lo tanto, del tipo, debe entrar a formar parte del concepto de tentativa.

7.-CLASES DE TENTATIVA:

La doctrina distingue cuatro especies de tentativa:

- la inacabada,
- la acabada,
- la desistida y
- la imposible.

1.-) TENTATIVA INACABADA: Requisitos:

a) Intención de cometer un delito;


a) Un principio de ejecución
b) Idoneidad y univocidad de la conducta;
c) Falta involuntaria de consumación.

A.- Intención de cometer un delito;

 Debe haber la finalidad de realizar una conducta adecuable a un tipo delictivo. En el art. 80 del CP al
referirse a delito, se excluyó las formas imperfectas de faltas quizá por la menor importancia del interés
jurídico y porque la mayoría de las faltas son de mera conducta y de ejecución instantánea.

 Estima Reyes Echandía que en los tipos omisivos no es posible la tentativa porque antes de que surja la
obligación de actuar para el agente su omisión es penalmente irrelevante, y posteriormente “cada momento
de la omisión realiza el delito en su integridad.”

 En cuanto a los de comisión por omisión, la admite porque en ellos el proceso ejecutivo puede
interrumpirse antes de la verificación del resultado.

 En cuanto a los culposos no se admite.

B.-Un principio de ejecución

El comienzo de ejecución se da cuando el agente inicia la conducta a que se refiere el verbo que rige el modelo de comportamiento
descrito en el tipo penal ya hacia el cual aquella se orienta; es decir, cuando comienza la acción de sustraer en el hurto, de matar en el
homicidio. No es un comienzo de ejecución en abstracto, sino de la iniciación del concreto comportamiento a que se refiere el verbo rector
del tipo hacia el cual se dirige la acción del agente.

C.-Idoneidad y univocidad de la conducta;

 Idóneo es el acto que según la experiencia puede ser considerado apto para la producción del resultado.

 Unívoco es lo que se orienta inequívocamente hacia un fin determinado.

 La idoneidad debe predicarse de la conducta y no de los medios, como usualmente se afirma; la razón es la que
estos no son objeto de la represión penal, sino meros instrumentos de que el agente se vale en el desarrollo de su
comportamiento para producir el resultado y cuya eficiencia depende de la manera como sean utilizados; un
Revólver puede ser idóneo para matar si está cargado y se dispara dentro del radio propio de su alcance, pero puede
no serlo si está desprovisto de proyectiles o se lo dispara contra una persona situada fuera del alcance del arma.

D.-Falta involuntaria de consumación.

 La falta de consumación ha de provenir de una circunstancia o fenómeno no predicable del agente, sino ubicado
fuera de su esfera volitiva; Ej. quien desvía el brazo de quien dispara; la víctima del arrebató que retira rápidamente
el brazo para que no le arrebaten el reloj; que el ladrón se desmaye en el momento que va a terminar de romper una
caja fuerte.

 La causa que impide la consumación puede provenir de un tercero, del sujeto pasivo en que los tipos en que este es
una persona física, del propio agente, un fenómeno externo, como un temblor.
2º.- TENTATIVA ACABADA O FRUSTRACION:

 En el CP se diferencian en que en la tentativa inacabada el sujeto activo ha comenzado apenas la ejecución del
hecho y en la acabada o frustración, el sujeto ha realizado todos los actos necesarios para su consumación.

 Ej. Hay tentativa inacabada de homicidio cuando el actor aprieta el gatillo del arma pero el proyectil no sale por una
falla mecánica; y sería acabada cuando dando el proyectil en el blanco pero no mata porque dio en la hebilla del
cinturón o una chapa o la víctima se salvó gracias a una eficaz intervención quirúrgica.

3º.- TENTATIVA DESISTIDA:

 Se diferencia de las otras dos formas de tentativa es que la causa que impide la consumación del hecho criminoso lo
es una decisión que emana del propio actor la que evita la consumación.

-Formas del desistimiento:

a) suspensión voluntaria de la conducta antijurídica: el agente impide la verificación del resultado mediante una libre
determinación de su voluntad.

b) arrepentimiento activo, si bien la conducta típica ha sido realizada en su integridad, el autor de ella decide
voluntariamente actuar ahora en dirección opuesta, para evitar que el resultado de su comportamiento –que ya está produciendo
sus efectos – se consume totalmente

Ej. Si A amarra a B con el propósito de lanzarlo al río para que se ahogue pero ante los ruegos de éste se apiada
y lo abandona allí habrá tentativa desistida por suspensión voluntaria de la conducta antijurídica. Pero, si lo lanza
efectivamente al agua y al presenciar sus impotentes y desesperados esfuerzos por sobrevivir, se arrepiente de su
conducta y lo rescata vivo, habrá tentativa desistida por arrepentimiento activo.

 Nota: Distinta situación es el aplazamiento de la acción comenzada en que el agente suspende la realización de la acción típica con el
propósito de proseguirla en una ocasión próxima determinada, aprovechando los progresos efectuados o dejando presupuestos los
medios de ejecución. Ej. quien hace de noche un boquete para penetrar en un establecimiento a hurtar y al amanecer lo deja para la
siguiente noche.

 Se requiere que el desistimiento además de voluntario sea eficaz en el sentido que se impida el resultado inicialmente
querido. Un abandono del hecho comenzado, que a pesar de ello produzca sus efectos, o un arrepentimiento tardío, destruyen la
figura para dar paso al delito consumado

4º.-TENTATIVA IMPOSIBLE O INIDONEA:

La no consumación del hecho se debe a la inexistencia o falta de cualificación típicamente exigida del objeto material o del sujeto pasivo.
La tentativa imposible es un fenómeno enmcarcable dentro del mecanismo de la atipicidad. Se trata de casos de error del tipo.

LA COPARTICIPACION:

Comprende las figuras de la autoría (material, intelectual y mediata) y de la complicidad.

AUTORIA:

Autor es la persona que realiza la conducta típica pero como tal comportamiento puede ser ejecutado unas veces directa o inmediatamente
por el agente y otras por intermedio de un tercero, la doctrina y la ley suelen distinguir dos formas de autoría: la material y la intelectual y
una corriente admite la mediata.

CLASES DE AUTORIA.

1.- AUTORIA MATERIAL:

Persona que directa e inmediatamente realiza la conducta descrita en un tipo penal determinado bien de manera
inmediatamente personal (sustraer una cartera con la mano) o de manera físicamente de manera indirecta o instrumental
valiéndose de medios mecánicos, animales o personas objetivamente manipuladas.

2.- AUTORIA INTELECTUAL:


 Es la instigación o determinación, se presenta cuando alguien realiza el comportamiento típico valiéndose de otra persona
que lo ejecuta materialmente.
 El autor intelectual conduce a otro hacia el hecho punible ya sea haciendo nacer en él la intención criminosa, ora
fortaleciendo u orientando el propósito delictivo ya latente, pero manejando la voluntad ajena hacia la conducta típica que él
quiere ejecutar por interpuesta persona. Para lograrlo se vale de orden, mandato, coacción, consejo o asociación.

 El determinador es autor y como tal debe poseer la cualificación que el tipo requiera para asumir dicha categoría; por eso un
particular no puede ser autor intelectual de un hecho respecto del cual el tipo respectivo exige la calidad de funcionario
público en el agente.

 Cuando el instigador determina en el instigado la comisión del hecho punible que desea, pero este ni siquiera da comienzo a
su ejecución por cualquier causa, el instigador no podrá ser tenido como autor intelectual del comportamiento si no alcanzó a
materializarse ni siquiera en la forma de tentativa, pero será considerado sujeto activo del tipo autónomo de instigación o de
proposición para delinquir.

 El papel del determinador es orientar la voluntad de otro hacia una conducta típica en la que éste no había pensado o que no
había decidido ejecutar; de tal manera que si cuando el instigador interviene el ejecutor ya estaba dispuesto a realizar el
hecho punible, su labor de conserjería se desplaza hacia el ámbito de la complicidad.

AUTORIA MEDIATA:

Los alemanes la construyen sobre la hipótesis de que el agente realiza el hecho típico valiéndose de alguien que no responde penalmente.
No está prevista en Venezuela. Señala Reyes que el autor mediato no es más que un autor material que utiliza instrumentalmente a un
ejecutor (atipicidad) o un verdadero autor intelectual que realiza el hecho con la intervención de un autor material que no responde
penalmente.

COAUTORIA:

Se presenta este fenómeno cuando una pluralidad de agentes realiza la misma conducta típica en forma mancomunada. Sus requisitos son:

a) Capacidad de autores en cada uno de los copartícipes, de tal manera que cualquiera de ellos tenga aptitud jurídica para realizar por
si solo la conducta típica; por consiguiente si el tipo exige sujeto activo calificado, todos deben poseer esa cualificación.
b) Coparticipación eventual de tal manera que el plúrimo comportamiento de los agentes no constituya exigencia legal del tipo.
c) Realización conjunta del mismo hecho típico: los agentes deben actuar mancomunadamente en la realización de una conducta
subsumible en el mismo tipo penal.

AGENTE PROVOCADOR:

Es la persona que con el propósito de lograr que alguien sea sorprendido por la autoridad en la comisión de un hecho punible, actúa de tal
manera que este efectivamente realiza el hecho en el grado de tentativa o de consumación

COMPLICIDAD:

 Es la persona que sin realizar la conducta típica, contribuye a su ejecución.


 El papel del cómplice es ayudar con su propia conducta a la realización de un hecho típico que otra persona efectúa, es decir, el de
colaborar en un hecho típico ajeno, en cuanto tal hecho no le pertenece ni implica comportamiento por sí mismo adecuable al tipo
penal que recoge la conducta del autor a quien ayuda, su participación es de carácter accesorio en relación con la de aquel.

REQUISITOS DE LA COMPLICIDAD:

a) Unidad o pluralidad de autores materiales. Se requiere la existencia de uno o más autores, sólo se puede ser
cómplice de un autor material, no sólo de un intelectual, si de un material que concurra con un intelectual.
b) Contribución en conducta típica ajena: es de la esencia de la complicidad el que la conducta que el colaborador
despliega se dirija a prestar ayuda a quien ejecuta comportamiento subsumible en un tipo penal determinado; por
manera que el cómplice apenas contribuye a la realización de una conducta típica ajena; su participación solo es
accesoriamente típica, gracias a la presencia del dispositivo amplificador que se describe en la parte general del CP.
c) Identidad del tipo: El auxilio de acción o de omisión del cómplice debe penetrar al mismo tipo legal al cual se
adecua la conducta del autor material a quien ayuda. Ej.: para que Pedro sea cómplice de Juan por el hecho de
haberle prestado un revólver para matar a Diego, es necesario que Juan efectivamente use el arma en la acción
homicida.
CLASES DE COMPLICIDAD

1º.- COMPLICIDAD PRIMARIA O NECESARIA:

La intervención del cómplice es por tal modo importante que su ausencia coloca al autor en situación de no
poder ejecutar el hecho punible.

2º COMPLICIDAD SECUNDARIA O NO NECESARIA:

Aquella colaboración de poca monta que se presta al autor y sin la cual éste habría podido consumar el hecho
punible. Ej. Información que da un empleado a un ladrón para que el hecho se pueda perpetrar con mayor facilidad.

Clases de complicidad secundaria:

a) Antecedente: cuando el auxilio se presta antes de que el autor comience a ejecutar la conducta típica.
b) Concomitante: siempre la colaboración se produce durante la fase ejecutiva o consumativa del hecho punible.
c) Subsiguiente: es la contribución que se presta al autor después de que este ha consumado el hecho punible y como resultado
de un convenio de ayuda verificado antes del desarrollo de los hechos.

LA COMPLICIDAD EN LOS TIPOS DE SUJETO ACTIVO CALIFICADO.

Gimbernat piensa. “cuando en un hecho en que esté tipificado como delito especial y como delito común intervienen intranei y extranei, la
responsabilidad de todos los codelincuentes se determina conforme al hecho cometido por el autor en sentido estricto. Si este es un
intraneus, todos, incluso los extranei, responderán por el delito especial. Y viceversa: si el autor en sentido estricto es un extraneus, los
intranei responderán en base al delito común.

Para Novoa Monreal cuando en un delito el autor es un sujeto activo calificado y el cómplice no lo es, el finalismo propio de la ley penal y
su propósito de dar la más efectiva y eficaz protección a los bienes jurídicos de más valor, exige que las sanciones penales se hagan
efectivas sobre ambos, Reyes Echandía comparte lo anterior.

AUTORIA Y PARTICIPACION EN EL CODIGO PENAL VENEZOLANO MODOLELL RESUMEN

I ESTRUCTURA DE LA AUTORIA Y PARTICIPACION EN EL CPV

REGULACION DE LAS FORMAS DE INTERVENCION EN LOS ARTICULOS 83 Y 84 DEL CPV.


5 Formas de intervinientes
AUTOR (perpetrador)
COOPERADOR INMEDIATO
INSTIGADOR
COMPLICE NECESARIO
COMPLICE SIMPLE
Quid del encubridor. Es una forma autónoma como delito contra administración de justicia.

CONSECUENCIAS:

1.- Tienen la misma pena excepto el cómplice simple lo que hace por razones de política criminal y no por considerar iguales dichos tipos
de intervención.
2.- No adopta un concepto unitario de autor.

DESARROLLO DOGMATICO,

Concepción para definir el autor.

El autor debe ser definido a través de una fórmula que valore el aporte de cada uno de los que intervienen en el delito, como puede ser u
mayor o menor control sobre el hecho típico, o su mayor reproche.

ROXIN: Autor es la figura central del hecho.


Partícipe está al margen del hecho y se apoya en la figura central del autor

MIR: autor es el protagonista del hecho, aquel a quien se le puede imputar el hecho como suyo.

MODOLELL: debe partirse de un concepto material de autor, es la persona a quien se le puede imputar el hecho como suyo, el
protagonista.
INTERPRETACION DEL ARTÍCULO 83 DEL CPV

Expresión: “varias personas concurren a la ejecución de un hecho punible, cada uno de los perpetradores y de los cooperadores inmediatos
queda sujeto a la pena correspondiente del hecho perpetrado”.

Esto requiere delimitar las expresiones:


“ejecución del hecho”
“cooperador inmediato”
“hecho perpetrado”
Esto puede tener dos interpretaciones:

1.- ejecución material del delito


2.- adecuación al tipo penal

PRIMERA INTERPRETACION. Ejecución material del delito

La expresión concurrencia en la “ejecución del hecho” significa concurrencia en la ejecución material del delito.

Esto es personas que desde un punto de vista espacio temporal toman parte en la realización de la conducta punible.

PROBLEMA: Para que el perpetrador se considere como tal debe necesariamente concurrir a la ejecución material lo que conduciría a
problemas en cuanto al autor que realiza actividad antes o a distancia lo que puede conducir a que no es punible su conducta o a lo sumo
será un partícipe.

Según Modolell, asumir esta interpretación conduce a sostener la existencia de un vacío legislativo en caso que alguno de los autores no
concurra en la ejecución material del hecho punible.

Sin embargo, cree encontrar solución a lo anterior cuando distingue el uso dado por el legislador a determinadas expresiones. Así no
utilizada la expresión “hecho ejecutado”, sino “hecho perpetrado”, por ello la voluntad legal es distinguir entre ejecución y perpetración.

EJECUCION: realización material del hecho punible

PERPETRACION: realización del tipo penal. Realiza el tipo en calidad de autor.

La vinculación de la expresión “perpetrador” con hecho perpetrado lleva a la conclusión de que hay perpetradores que “perpetran hechos”
sin concurrir a la ejecución material del mismo.

Así dentro del perpetrador están:

Autor mediato
Coautor que no concurre a la ejecución material.

Ambos perpetran el tipo

Esta primera interpretación se aplica sólo cuando concurren varias personas a la ejecución material del hecho punible. Si una persona
actúa sola, su condición de autor se derivaría del propio tipo penal.

SEGUNDA INTERPRETACION:

La expresión “ejecución del hecho punible” no alude a la realización material sino más bien a la adecuación del tipo penal, se refiere a la
concurrencia de varias personas en la realización del tipo penal, bien sea materialmente o idealmente, bien a título de autor o partícipe.

“Perpetrador” es un término o concepto exclusivamente valorativo, siendo perpetrador quien realiza el tipo penal a título de autor y no
sólo quien “ejecuta” materialmente el hecho punible, por lo que pueden incluirse en el término perpetrador todas las formas de autoría
aceptadas por la doctrina penal.

El cooperador inmediato no es autor pero ayuda de forma inmediata en la realización del tipo penal.

Modolell opta por esta segunda interpretación que parte de una definición valorativa de la expresión “ejecución del hecho punible”
“perpetrador”. Estas expresiones se refieren a la realización del tipo y no sólo a su ejecución material. Así quedan incluídos en el término
perpetrador:
Autor individual
Coautor, concurran o no en la ejecución material
Autor mediato.

Todos realizan el tipo a título de autores, todos son perpetradores.

EL COOPERADOR INMEDIATO:

Sujeto que si bien no es autor, no es protagonista del hecho o no se le puede imputar como propio, colabora de forma inmediata, directa
con la realización del mismo. Concurren en la ejecución material, espacial o temporalmente.

Para calificar a un partícipe de cooperador inmediato el criterio determinante es su inmediatez de su ayuda en la ejecución del hecho,
inmediatez temporal necesariamente o que además puede ser de carácter espacial independientemente de la calidad del aporte.

Ej. Ayuda espacial: que se encuentre en el lugar y alcance un arma al sujeto.

Temporal: No está en el lugar, guía por una ruta telefónicamente, dar una combinación de una caja fuerte al otro que la olvida en el
momento de abrirla.

EL INSTIGADOR:

Hace nacer en otro la voluntad criminal. No es Autor sino partícipe. La realización del hecho punible en nada depende del instigador. Ej.
orden dada a un sicario que no ejecuta.

COMPLICIDAD SIMPLE:

Ord. 1º Colaboración moral en el hecho. Forma de apoyar al autor en su propósito delictivo.

Para Modolell se puede castigar como cómplice simple cuando habiendo prometido al autor asistencia para después de cometido el delito,
“posteriormente una vez realizado efectivamente el mismo la niega”. Aunque en este caso no haya otorgado la ayuda prometida, la sola
promesa fue suficiente para apuntalar la resolución criminal, de allí el castigo como partícipe.

Ordinal 2º: se castiga la ayuda material en la realización del hecho.

Ordinal 3ª comprende otra ayuda que no está en los ordinales 1º y 2º

Para existencia armónica entre las figuras de cooperador inmediato, cómplice simple y cómplice necesario se requiere:

1º.- Las figuras de los ordinales 1º, 2º y 3º del art 84 presuponen que dichos cómplices:

“no presten su ayuda de forma inmediata en el hecho, es decir, que su acto no concurra (desde el punto de vista espacial o temporal) con el
hecho, porque si no será un cooperador inmediato.

2º.- En el supuesto del ordinal 3º del art 84 la expresión “durante la ejecución” debe interpretarse en el sentido de abarca cualquier forma
de aporte distinto ordinal 1º y 2º, que use el autor “antes o durante la ejecución” partiendo del supuesto que dicho partícipe no concurra
(espacial o temporalmente) en la realización del tipo.

Es decir, el cómplice da su ayuda antes del hecho, aunque el autor la use durante la ejecución, es decir, después de facilitado el aporte.

3.- Todos los aportes del Ord. 1º, 2º y 3º deben darse antes del hecho aunque los mismos:

- sirvan para la preparación del hecho (aporte antes ejecución)


- utilizados durante la ejecución.
COMPLICE NECESARIO:

La figura del cómplice necesario hace referencia a los casos de aportes previos fundamentales para el hecho, que se usarán por los autores
antes o durante la ejecución. Sin que el sujeto que los aporte tenga el dominio del hecho, o se le pueda imputar el hecho como suyo.

La equiparación de la pena con la del autor no se aplica en razón de la inmediatez (espacial o sólo temporal) del aporte, sino por la calidad
del mismo, por su importancia para el hecho. Se trata de un aporte previo, que puede ser usado, antes o después o durante la ejecución del
hecho, pero que fue determinante para su realización.

Ej. Quien da al autor del hecho la única arma existente en el pueble, antes de la ejecución, será un cómplice necesario.

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