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¿Qué es el glaucoma?

El glaucoma es una enfermedad importante ya que es frecuente y potencialmente grave.


Aproximadamente entre un 1,5 % y un 2 % de la población de más de 40 años la padece y aumenta su
incidencia a medida que aumenta la edad. Se trata de la segunda causa de ceguera en nuestro entorno.
Sin embargo, dicha ceguera podría evitarse diagnosticando y tratando la enfermedad de manera
adecuada.

El glaucoma es una enfermedad del nervio óptico que suele cursar de una forma crónica, progresiva e
irreversible. Se caracteriza por una pérdida del campo de visión, habitualmente asintomática hasta fases
avanzadas de la enfermedad y, en la mayoría de los casos, se asocia a una presión ocular elevada.

Existen algunas formas de glaucoma agudas, de manifestación clínica rápida y normalmente


acompañadas de dolor y pérdida de visión, que son menos frecuentes. En ellas, la presión ocular
aumenta de forma rápida debido a la configuración anatómica del ojo (glaucoma primario de ángulo
cerrado) o secundario a inflamación, traumatismo u otra enfermedad ocular.

Existen muchos factores de riesgo que pueden contribuir a la aparición del glaucoma. Entre ellos, la
presión ocular elevada es el más importante. En la mayoría de los casos, la elevación de la presión ocular
es secundaria a una dificultad en la eliminación del humor acuoso (líquido intraocular). La presión ocular
se considera normal por debajo de 22 mmHg, pero algunos ojos con glaucoma necesitan mantener
presiones más bajas para evitar la progresión de la enfermedad.

Otros factores importantes, como la predisposición genética o los factores vasculares, también influyen,
en distinta medida, en cada paciente.

Tipos de glaucoma

Hay muchos tipos de glaucoma, aunque destacamos los siguientes:

Glaucoma primario de ángulo abierto. Es el más frecuente, suele aparecer a partir de los 40 años, es de
evolución lenta y no presenta síntomas hasta estadios finales en los que se produce una pérdida de
visión. Su diagnóstico suele darse en controles rutinarios en la consulta del oftalmólogo.
Glaucoma de ángulo cerrado. Se puede presentar de forma aguda o crónica. La forma aguda suele
cursar con gran dolor ocular, enrojecimiento del ojo y visión borrosa, por lo que la mayoría de los
pacientes acuden a un servicio de urgencias, donde se les realiza el diagnóstico. Es una enfermedad
grave, con un elevado riesgo de pérdida de visión. Por eso, el diagnóstico precoz y la realización de un
tratamiento láser preventivo (iridotomías/iridoplastia) pueden evitarlo.

Glaucomas secundarios. Grupo heterogéneo de glaucomas. En ellos existe una causa concreta, con
frecuencia otra enfermedad ocular, que genera la elevación de la presión. Entre ellos se encuentran el
glaucoma pigmentario, pseudoexfoliativo, asociado a inflamación, secundario al tratamiento con
corticoides, neovascular, etc.

Glaucoma congénito. Se presenta en los primeros días o meses de vida del paciente y es secundario a
anomalías del desarrollo del ojo durante la gestación. Concretamente se da a nivel de la malla trabecular
(lugar por donde se produce el drenaje del humor acuoso).

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