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HIDRATOS DE CARBONO:
AZÚCARES:
- Frutas
- Miel de abeja y miel de caña
- Caña de azúcar y remolacha azucarera
- Leche materna
ALMIDONES:
- Cereales: arroz, avena, cebada, centeno, maíz, mijo, trigo
- Poligonáceas: quinoa, amaranto, trigo sarraceno (similares a los cereales)
- Hortalizas y frutas feculentas: papa, batata, mandioca, banana, castaña
- Legumbres: porotos, lentejas, habas, arvejas, garbanzos, maní
PROTEÍNAS:
- Semillas de girasol, lino, sésamo, chia, fenogreco, nueces, almendras, avellanas, castañas
- Legumbres, cereales, huevos orgánicos
LÍPIDOS:
- Semillas de árboles y otras semillas
- Maníes, aceituna, palta y coco
- Productos animales: yema de huevo orgánico
VITAMINAS:
- Frutas, verduras y algas crudas
- Levadura de cerveza, polen de flores, germinados, brotes
MINERALES:
- Hortalizas, frutas y semillas de árboles, granos integrales y legumbres
Hidratos de Carbono
Para que puedan ser utilizados como energía, deben ser digeridos y transformados en glucosa, tarea a cargo
de las diferentes enzimas que poseemos a lo largo del aparato digestivo; en la boca: por la amilasa salival, en
el intestino: por las disacaridasas: lactasa, maltasa, sacarasa, y por la amilasa pancreática (segregada por el
páncreas). Una vez transformados en glucosa, para que “todas las células” del organismo los puedan utilizar,
se necesita principalmente de la acción de la insulina (hormona pancreática) y de otras hormonas.
Cuando no se esta habituado a su consumo, suelen provocar gases y distensión, por la cantidad de fibras que
contienen y porque no hay (en la persona que las comienza a consumir) una sana flora intestinal capas de
metabolizar las fibra. Se deben “cocinar, combinar y masticar” muy bien. Es importante masticarlas a pesar de
estar blandas, porque de ese modo se mezclan con la saliva, quien aporta las enzimas necesarias para que se
digiera bien el almidón de las legumbres, de manera de no complicar más su digestión. Comenzar a consumirlas
en pequeñas cantidades.
Método más conveniente para cocinarlas (Método termo): Después del remojo adecuado, se hierven durante 15
minutos a fuego fuerte en abundante agua, con el agregado de un trozo de alga kombu (tiene acido glutámico
que facilita la digestión), luego se apaga el fuego, se mantiene la olla bien tapada y cubierta con algún tipo de
manta, con el fin de retener el calor. Después de varias horas están cocidas. Si cuando se van a utilizar no se
han ablandado convenientemente, se les da un nuevo hervor por algunos minutos más. Agregarles hierbas
como el hinojo, estragón, anís que mejoran su digestibilidad.
Una vez cocidas se pueden conservar en frío (3 días en heladera) o frizar.
La ración adecuada para un adulto sano es aproximadamente de 60 a 70 gr. en crudo, que resultan luego de la
cocción entre 200 y 250 gr. Para una persona sana se considera que la ración, en relación al equilibrio de
nutrientes entre legumbres y cereales, debe ser de 1/10, es decir una ración de legumbres por cada diez de
cereales.
El disponer de legumbres ya cocidas permite preparar platos rápidos:
-Patés para untar: se procesan ya cocidas hasta obtener un puré y se condimentan.
-Fainá: harina de garbanzo (bien remojada para cuidar la buena digestión de los almidones), se cocina como si
fuera masa para pizza.
-Hummus: puré de garbanzos con manteca de sésamo (tahin)
-Falafel: hamburguesa de garbanzos cocidos procesados con el agregado de cebolla, puerro, ajo, perejil, tomillo,
etc. Se dora a la plancha.
Al igual que los cereales, para privilegiar la mayor “vitalidad” nutricional de las legumbres, es ideal consumir las
legumbres germinadas.
Algarroba:
Es la chaucha del algarrobo; es muy aromática. Puede ser de la variedad negra o blanca. Da sus frutos en forma
de vaina, de las que se obtiene una harina muy dulce (parecida al cacao). La harina de algarroba contiene
hidratos de carbono simples (azúcares naturales): fructuosa, glucosa, maltosa y sacarosa; por lo que no es
necesario el agregado de azúcar. Los algarrobos extraen minerales del suelo profundo, por lo que la harina de
algarroba posee mucho hierro (más que el hígado vacuno), calcio (más que la leche), magnesio, fósforo, cinc,
silicio, manganeso, cobre y potasio. Contiene proteínas, siendo muy rica en triptofano. Tiene vitaminas: A, B1, B2,
B3, C y D. Como no posee gluten, es apta para celíacos, beneficia la función intestinal. Posee pocas grasas (3%),
pero de buena calidad. Es rica en fibras solubles, como pectina y lignina, lo que ayuda a la flora intestinal. La
pectina, conocida como espesante, además es laxante, bactericida, preventiva del cáncer, reduce el colesterol,
elimina metales pesados y sustancias radioactivas del organismo, y protege la mucosa intestinal. Contiene tanino,
una sustancia que tiene poder antioxidante y evita la formación de sustancias cancerígenas como las
nitrosaminas. En comparación con el cacao, la algarroba no posee cafeína, ni teobromina, ni tiramina, ni ácido
oxálico, ni exceso de grasas, ni requiere aditivos para su consumo; por ello es una saludable alternativa.
La harina de algarroba es soluble en líquidos, se mezcla rápidamente y no necesita cocción. Puede reemplazar al
chocolate en cualquier tipo de preparaciones.
La soja es también una legumbre, pero dada su complejidad, con respecto a sus componentes químicos, no se
recomienda para el consumo humano, sea o no transgénica. A modo de un brevísimo resumen, la soja contiene
sustancias que se denominan “antinutrientes”, es decir elementos que atrapan a los nutrientes (calcio, hierro,
zinc, magnesio), forman complejos con ellos, y no los dejan absorber. Contiene grandes cantidades de sustancias
químicas toxicas, que no pueden ser destruidas ni siquiera con el largo proceso de cocción a la que debe ser
sometida. Contiene inhibidores enzimáticos, que bloquean la acción de la tripsina y otras enzimas que se
necesitan para digerir las proteínas. Contiene hemaglutinina, que hace que las células rojas de la sangre se
agrupen e inhiban la absorción del oxigeno. Y lo que es controversial, es que contiene altos niveles de
fitoestrógenos (también conocidos como las isoflavonas), que simulan y algunas veces bloquean la hormona
estrógeno. También la soja afecta las funciones de la glándula tiroides en los seres humanos causando el
agrandamiento de la glándula tiroides y la supresión de su función.
En los fermentados a partir de la soja con otras legumbres o cereales como el tempeh, el natto, el miso y salsa
de soja, el tofu, parte de estas sustancias son modificadas durante la fermentación, pero de igual modo es
conveniente usarlos con discreción.
Son los alimentos ricos en minerales alcalinos y que no contienen sustancias ácidas o las contienen en poca
cantidad. Cuando el cuerpo los transforma en otras sustancias tampoco se producen ácidos, de modo que tienen
propiedades alcalinizantes para el medio interno, sean cuales sean las cantidades ingeridas.
Las frutas y verduras contienen por lo general suficientes minerales alcalinos como calcio, magnesio, sodio,
hierro, manganeso y potasio. También contienen ácidos orgánicos (cítrico, málico, tartárico), que son fácilmente
oxidados por medio de mecanismos corrientes dejando siempre efecto alcalino en el organismo, incluso las
frutas ácidas (maduras).
Son alimentos alcalinizantes:
- Papa cocida
- Verduras de hojas de color verde: crudas (ideal) o cocidas
- Hortalizas de otros colores: zanahoria, remolacha, etc. (no tomate)
- Banana
- Almendra, nuez de Brasil, castaña
- Frutas deshidratadas moderadamente (uvas y ciruelas) siempre y cuando no se les haya agregado azufre
(mineral acidificante) en el proceso de desecado.
Deben ser consumidos, por cierto, acompañados por cantidades controladas, pero indispensables, de alimentos
productores de ácidos.
Salpicón vegetariano:
Ingredientes:
½ taza de maíz colorado
½ taza de maíz blanco
Hojas de lechuga francesa, morada y berro
1 remolacha
1 zanahoria
1 taza de brotes de porotos mung
1 rama de apio
1 cebolla chica
1 taza de repollitos de Bruselas
1 cda colmada de algas hiziki
c/s de hierbas frescas: salvia, tomillo
2 cdas de aceite de girasol de 1° prensada en frío
c/s de sal andina, jengibre, jugo de limón
Preparación:
Dejar en remojo 12 hs el maíz colorado y el maíz blanco en remojo. Tirar el agua de remojo. Llevar al fuego con
abundante agua nueva. Cocinar hasta que estén tiernos (se deben deshacer ante la presión de los dedos).
Dejar enfriar.
Colocar las algas hiziki en remojo, 4 hs en 5 cdas de agua (guardar el agua de remojo)
Cortar en finos bastones la zanahoria, puede ser con el pelapapas y luego cortarlas un poco más finas a lo largo.
Cortar cebolla en finas plumas, si es necesario, pasarlas por agua caliente.
Cocinar apenas al vapor suave repollitos de Bruselas; partirlos por la mitad.
Rallar grueso la remolacha cruda (agregar a último momento, antes de servir)
Picar el apio, incluyendo sus hojas verdes.
Trozar las hojas verdes: lechuga francesa, morada, berro.
Agregar los brotes y las algas remojadas.
Trozar algunas hierbas frescas (salvia, tomillo, etc.)
Disponer los ingredientes en una ensaladera grande. Condimentar con aceite de girasol de 1° prensada, jugo de
imón y sal andina, mezclar. Queda muy rico salseado con Mayonesa de zanahorias. (ver receta)
Nota: el maíz se puede reemplazar por otro cereal u otra legumbre: porotos aduki, pallares, lentejas, garbanzos.
Utilizar de a una variedad por vez. No mezclar.
Hamburguesas de mijo:
Ingredientes:
1 taza de mijo
2 tazas de agua
2 cdas de aceite de oliva de 1° presión
c/n de laurel, perejil, jengibre, sal andina
½ ají rojo y ½ amarillo
Preparación:
Lavar bien el mijo bajo el chorro del agua. Colocarlo en una olla con las 2 tazas agua y la hoja de laurel. Llevar
a fuego alto hasta que rompe el hervor, luego bajar a mínimo y colocar un difusor de temperatura, cocinar
durante 15 a 20 minutos. Apagar el fuego, dejar reposar tapado. Retirar el laurel, condimentar con el perejil bien
picado, la sal andina, el jengibre y el aceite de oliva; agregar los ajíes finamente picados. Mezclar bien.
Dejar entibiar para moldearlo. Una vez tibio, darle forma de hamburguesas. Poner en una asadera para horno
untada con aceite y dorar apenas de ambos lados.