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Por

primera vez en castellano la poesía completa del más importante poeta japones.
Más de 600 haikus inéditos. Un verdadero acontecimiento literario y cultural.
Bashō es un maestro del haiku, y es también el máximo representante de la poesía
japonesa, su influencia en la poesía europea es totalmente decisiva; sin embargo ni
quiso ser un maestro ni le interesaba el protagonismo o cualquier tipo de renombre.
Fue simplemente un poeta que caminó mucho, que amó mucho y sufrió mucho. Se le
ha llamado poeta de la naturaleza, pero lo cierto es que todo verdadero poeta es un
poeta del hombre pues sus poemas nos engrandecen y nos hacen mejores.
Presentamos aquí la primera edición completa de los haikus de Bashō en castellano,
una nueva traducción de toda su poesía, detalladas notas a pie de cada poema, y una
exégesis poética.

Página 2
Bashō Matsuo

Poesía completa
ePub r1.0
Titivillus 06.04.2022

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Bashō Matsuo, 2019
Traducción: Beñat Arginzoniz
Retoque de cubierta e ilustraciones: diego77

Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1

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1.
Matsuo Bashō es un maestro del haiku, y es también el máximo representante de
la poesía japonesa. Sin embargo, ni quiso ser un maestro ni le interesaba el renombre
o cualquier tipo de protagonismo en el parnaso literario. Disfrutaba bebiendo y
asistiendo a fiestas junto a sus discípulos y amigos, fiestas en las que se elaboraban
unos poemas colectivos llamados renga (donde estaba presente la idea de juego y se
cuestionaba la noción de autor) que nos recuerdan vivamente a los cadáveres
exquisitos que componían los surrealistas franceses. A pesar de la asistencia
económica que en ocasiones podía reportarle la posición de maestro del haiku, Bashō
trató de alejarse del camino hollado de la popularidad para recorrer hasta el final el
camino de la poesía. Quiso seguir el camino del haiku y hacer que la poesía y la vida
quedasen entreveradas hasta el punto de no distinguirse.
Bashō renovó la poesía japonesa y esta fue, entrado el siglo XX, un verdadero
revulsivo para la poesía europea. Uno de los aspectos que hacían tan lúgubre la
poesía occidental a inicios del siglo pasado era la fuerte dependencia que tenían las
palabras del pensamiento abstracto. Ante ello se impuso el haiku para descubrirnos
que todo estaba aquí, que simplemente bastaba con mirar atentamente a nuestro
alrededor para poder expresar con mayor significado y patetismo esas ideas
abstractas. ¿El amor, la verdad, los ideales…? Mejor sería olvidar a Platón y abrir
bien los ojos: Todo está aquí: En una brizna de hierba, en el ladrido de un perro, en el
vuelo herido de una hoja o en la mosca que zumba atrapada en mi mano.
Bashō nos enseña a mirar y sus paisajes, a veces irreales y otras premonitorios,
rara vez son bellos o grandiosos, pues en última instancia lo que se refleja en ellos es
una experiencia significativa o personal. Se nos dice qué es lo que está sucediendo en
este momento y en este lugar. Sin embargo, es el poema el que llega a Bashō, no es él
quien lo busca. ¿Cómo es esto posible? Acaso sí lo espera, lo ha esperado —«Quien
no espera lo inesperado no lo reconocerá cuando llegue», dijo Heráclito—, pero no lo
busca. Y cuando lo inesperado llega lo hace como una unidad sin fisuras…
simplemente llega… ha llegado… y señala el lugar donde se confunden la vida y la
muerte. En el haiku todo coexiste, pero no como una fusión de contrarios sino como
una suerte de suspensión del ánimo. Se nos enseña el destello de la sonrisa o del
relámpago: es el momento —fuera del espacio, del lenguaje y del tiempo— en el que
aparece la poesía. ¿Cómo es eso posible?, me pregunto de nuevo, ¿no está el haiku
hecho con palabras?, ¿puede el propio lenguaje situarse más allá o más acá del
lenguaje, escapando al símbolo y a la razón? Sí, sí que se puede. Y este y no otro es el
misterio de la poesía: hablar de lo que no se puede hablar, señalar el lugar de la
herida, aquello que nadie dice y que acaso sea lo único real.
Lo que del haiku nos cautiva es la economía de sus formas: cómo el universo
cabe en tan pocas líneas. Es un apenas nada que es casi todo, un silencioso charco
donde se refleja el mundo y donde tiembla el alma con todas sus dolencias; desfile de

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luz y sombra desde el que arrostramos la vida. El haiku nace del asombro, lo
cotidiano se vuelve insólito, único, como una magia. Lo maravilloso se impone como
una evidencia que comienza de pronto a latir ante nosotros: esa mariposa que se posa
sobre la hierba es tan bella como el templo de Chusonji, porque todo forma parte del
desenvolvimiento sagrado del mundo. El haiku nace de la sensibilidad de reconocer
en cada cosa la extrema fragilidad de la existencia y su inherente fugacidad.
Leer a Bashō nos engrandece. Y esta afirmación es siempre válida para la lectura
de haikus, pues es el lector el que efectúa parte de la escritura. Los haikus son tan
breves, sucintos y ambiguos, que el lector debe proveer sus propias imágenes y
procurar los saltos y conexiones de su propia experiencia para comprender la
extensión del poema. Así, en última instancia, la belleza y profundidad de este género
recaen sobre la sensibilidad poética del lector.
No he podido evitar dar estas escuetas pinceladas sobre el haiku que no son sino
meras impresiones personales y una licencia que me arrogo. Cualquiera que esté
interesado en el género debe acudir a los trabajos realizados por investigadores de la
talla de Fernando Rodríguez-Izquierdo o por estudiosos tan sagaces como Vicente
Haya.

2.
Estamos ante el poeta japonés que mejor conocemos en occidente y el más
difundido mundialmente. Sus traducciones, tanto de sus haikus como de sus diarios
de viaje, son muchas. Los estudios sobre su obra y sobre su figura, innumerables. De
modo que podrá resultar asombroso, si no increíble, el que la mayor parte de sus
haikus hayan permanecido ignorados para el lector hispanohablante hasta el día de
hoy. ¡Más de medio millar de haikus inéditos!, aproximadamente 700 haikus de estos
1012 que ofrece esta edición de su poesía completa no han sido nunca antes volcados
al castellano. ¿Cómo es eso posible? Uno de los poetas más influyentes del mundo y
apenas hemos visto la mitad de su rostro.
Esto es así porque no ha sido hasta esta última década cuando se ha realizado la
ciclópea labor de elaborar el libro integral de sus haikus. Como era de esperar esta
ingente tarea, fruto de años de trabajo, ha sido realizada por un equipo de
investigación japonés (2008). A esta edición de su poesía, completa y anotada, le ha
seguido una traducción al inglés (2013), otra al francés (2014), y una última al
portugués (2016). Todas ellas acompañan los poemas con unas notas de un valor
incalculable, extraídas de la edición nipona, que sitúan cada poema en su contexto
histórico y vital. Estas notas son imprescindibles para la correcta comprensión de los
haikus, por lo que también han sido incluidas en este libro, además las he
complementado con mi propia labor de investigación y con observaciones personales,

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quehacer que finalmente se ha convertido en el proceso más arduo de la elaboración
de esta obra.
De las tres ediciones existentes en occidente, las dos primeras están traducidas
directamente del japonés, mientras que la edición lusa es una traducción indirecta,
hecha a partir de las mencionadas ediciones y de la reelaboración de los poemas que
ya existían en portugués. Creo que esta última versión, realizada por Joaquim M.
Palma, trabaja sobre un terreno más nítido, salvados ya muchos de los problemas de
la traducción, y se centra mejor en la armonía del resultado. Tengo la sensación de
que al no estar coartada por la literalidad, consigue darnos una visión más viva y
unitaria de Bashō y de su poesía.

3.
De igual manera he trabajado con las tres ediciones completas anteriores y con los
poemas que ya existían en castellano, portugués, italiano y francés, que sin ser
demasiados (menos de la mitad del total existente en este libro), me han servido para
aclarar dudas y corregir poemas cuyas traducciones directas eran tan dispares que
llegaban incluso a contradecirse en algunos de los casos. También he creído necesario
someterlos a la métrica de 5-7-5 sílabas utilizada en el haiku en español, de no
haberlos atado a esta cadencia algunos haikus hubieran resultado prosaicos.
Ya sabemos, pues no podría ser de otra manera, que la traducción de un poema
supone un desarrollo del original, el paso de una lengua a otra es siempre abismal.
Poetas como T. S. Eliot, Ezra Pound o el mismo Octavio Paz, que tradujo Sendas de
Oku, han demostrado que la traducción es una operación indistinguible de la creación
poética, y que no puede ser una tarea servil sino una labor literaria y creadora,
llegando muchas veces a equipararse al original traducido. Ya Borges nos advirtió
que la traducción de un texto nunca debía ser un sucedáneo del original. Sería de una
gran ingenuidad pensar que cuando se lee a Bashō se está sólo leyendo a Bashō y no
al traductor, aunque ciertamente eso es de lo que se trata.
Hemos visto traducciones que fallan, unas porque carecen del espíritu que el
poeta debe insuflarles y otras porque se antepone la fidelidad al texto original a otras
consideraciones. Fidelidad que por otro lado sería fácil poner en entredicho (bastaría
con comparar la gran diferencia existente entre las diversas traducciones realizadas de
un mismo poema). Ello no sólo se debe a que se está bebiendo de un idioma tan
lejano como el japonés, sino también a que el propio haijin dispone sus haikus para
que generen múltiples sentidos. Así mismo, cada haiku puede dar lugar a cientos de
interpretaciones. La polisemia interpretativa es un elemento básico en el haiku
japonés. De modo que sólo un poeta puede realizar con éxito este trasvase,
consiguiendo una mejor afinación de la palabra y dejando el poema abierto como una

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rosa para que su latido pueda ser sentido por todos. A este respecto quisiera destacar
las versiones de Bashō que han realizado poetas como Jesús Aguado y Octavio Paz.
Familiarizarse con estos poemas, reproducidos aquí en el orden cronológico
aproximado en el que se escribieron, ofrece al lector una maravillosa visión del
proceso a través del cual Bashō cambió como poeta, cambiando a su vez la poesía de
Japón y la del resto del mundo. La poesía de Bashō es un producto de su tiempo y
lugar, pero su habilidad para capturar y transmitir aspectos universales de la
humanidad y de nuestro mundo hacen que sus poemas sean intemporales.
Del mismo modo que en la elaboración de los poemas colectivos o rengas, los
autores se anulan como individuos en beneficio de la obra común, así también en esta
traducción he tratado de trabajar lo mejor que he podido sobre un texto que era ajeno
para vivificarlo y complementarlo con mi mirada y con otras miradas. Espero que en
el futuro surjan nuevos estudios sobre su poesía y nuevas versiones acudan al llamado
de esta. De momento me alegra saber que por fin el leve Bashō, con sus piernas
enclenques, con su sombrero y sus sandalias de paja, y apoyado en su pequeño
bastón, ha llegado hasta nosotros. Ahora que está aquí es posible que no diga nada,
un corazón libre es impredecible, pero seguro que atraído por algo que ninguno de
nosotros ve, pronto señalará con su dedo y como un niño dirá: ¡Mirad!
Así, pues, miremos…

Beñat Arginzoniz
Bilbao, septiembre de 2018

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Página 9
I
Primeros poemas
(1662-1674)

Página 10
1.[1]
Hoy es el primer día de primavera a pesar de la fecha.

¿Es primavera
o el año ha terminado?
Es nochevieja.

2.[2]
La luna es guía.
Quédate con nosotros
en este hostal.

3.[3]
La mujer vieja
trata de florecer
como el cerezo.

4.[4]
De muchas casas
de Kioto van los hombres
a ver las flores.

5.[5]
Envejecemos,
las reliquias de Ebisu
siempre jóvenes.

6.
En mis oídos
hay una lluvia amarga,
caen las ciruelas.

7.[6]
Son parecidos
el lirio y su reflejo
sobre las aguas.

Página 11
8.
La gente pobre
a veces os ve el alma,
flores del cardo.

9.[7]
He olvidado
el rostro de la luna.
Lluvia de junio.

10.[8]
Junto al yugao
me quedé fascinado
la tarde entera.

11.[9]
Lágrimas rojas
sobre las azaleas.
El cuco triste.

12.[10]
También el pino
ha esperado mil años.
Ya canta el cuco.

13.[11]
La voz cortante
saliendo de una puerta.
Viento de otoño.

14.[12]
Fiesta de Estrellas.
Los amantes se buscan
bajo la lluvia.

Página 12
15.
Que quede claro,
por la luna de Kioto
vine hasta aquí.

16.[13]
¿Qué es esa luz?,
¿la cara de la luna
o la princesa?

17.[14]
Voz de los juncos,
cantando como el viento
de boca en boca.

18.[15]
Mientras se duerme
el trébol japonés
besa la tierra.

19.[16]
La luna brilla
como en el Año Nuevo.
Noche de otoño.

20.[17]
La escarcha muere,
sobre el campo invernal
lloran las flores.

21.[18]
Lluvia de invierno,
el desgraciado pino
busca la nieve.

Página 13
22.[19]
En casa de la persona cuyo hijo ha muerto.

Bajo la nieve
sobrevive a su hijo.
¡Mundo al revés!

23.[20]
Granizo y nieve
sobre los estampados
de mi Kimono.

24.[21]
Flores y luna,
ocultan al mirarse
su propio rostro.

25.[22]
Cerezo en flor.
Ojalá no te toquen
dedos de viento.

26.[23]
Ramas del sauce
peinadas por el viento
de primavera.

27.[24]
Miro las flores…
¿Para qué voy a sacar
ahora mis haikus?

28.[25]
Copos de nieve,
pastelitos de arroz
cuelgan del sauce.

Página 14
29.[26]
La suave brisa,
la risa de las flores:
Es primavera.

30.[27]
Llega el verano.
Viento: cierra tu saco.
Deja las flores.

31.[28]
Mucho alboroto
para admirar las flores,
gente de Hatsuse.

32.[29]
Constantemente
tropiezo con las ramas
de los cerezos.

33.[30]
El viento sopla,
como un perro el cerezo
mueve la cola.

34.[31]
Sobre las olas,
blancas flores de nieve
se vuelven agua.

35.[32]
El hombre bello
oculto por la lluvia
como la luna.

Página 15
36.[33]
Por Uchi-yama
pasan muchos sin ver…
Cerezos en flor.

37.[34]
Arroz trenzado,
hasta un niño sabría
que es primavera.

38.[35]
Ponte el kimono
vayamos a admirar
las bellas flores.

39.[36]
Lluvia de estío.
No me acostumbro a verte,
río Minare.

40.[37]
Árbol de estío.
Una espada en la cima
de la montaña.

41.[38]
Melón-princesa,
podría convertirse
en una reina.

42.[39]
Un par de ciervos,
juntos, en harmonía,
pelo con pelo.

Página 16
43.[40]
Gente ruidosa,
odiosos como el viento
para el cerezo.

44.[41]
Cuando lo plantes,
como si fuera un niño,
cuida al cerezo.

45.[42]
Crece el bambú.
El rocío resbala
entre sus nudos.

46.[43]
Mis ojos brillan
de tanto contemplarte,
flor de cerezo.

47.[44]
Agradecido,
con un ñame en la mano
miro la luna.

48.[45]
Echar al fuego
una carta secreta
junto a hojas rojas.

49.
Parecen lenguas,
hojas rojas de otoño
por todas partes.

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50.[46]
Rompí la flor,
la apreté sin querer.
Bella muchacha.

51.[47]
Toda la noche
contemplando la luna,
¡y sin dormir!

52.[48]
Luna creciente,
se esconde en tu belleza
la luna llena.

53.[49]
Vuelan los gansos
separados por nubes.
Duro momento.

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II
El poeta profesional
(1675-1679)

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54.[50]
Salió el caballo
solo desde la casa
y pidió ayuda.

55.[51]
En la llanura
se escucha casi al lado
la voz del ciervo.

56.[52]
Acupuntor:
Clava sobre mi hombro
largas agujas.

57.[53]
Té derramado
sobre los crisantemos
de la bandeja.

58.[54]
Se acaba el año…
Se acaba el año…
Ya es fin de año.

59.[55]
Escucho al buey,
mensajero de Tenjin.
Flor de ciruelo.

60.[56]
Como un dios veo
el tesoro del cielo:
Flor de cerezo.

Página 21
61.[57]
El monte Fuji
con su falda de nubes
parece un cedro.

62.[58]
¡El monte Fuji!
Una pulga en la tapa
del molinillo.

63.[59]
En Sayo no Nakayama.

Bajo un sombrero
disfruto de la sombra,
aún estoy vivo.

64.[60]
Luna de estío.
Según salgo de Goyu
llego a Akasaka.

65.[61]
El monte Fuji
dentro del abanico.
Recuerdo de Edo.

66.
Bajo estos cielos
caminé muchos días.
Valió la pena.

67.[62]
La luna limpia
sobre la sucia Edo.
En las montañas.

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68.[63]
Kioto y Edo
puestas en la balanza.
¡Mil primaveras!

69.[64]
Miro las ramas:
Pasaron treinta años
en un momento.

70.[65]
Matsuo Tosei,
empiezo con mi nombre
nuevos poemas.

71.[66]
Monte Hiei.
La letra shi se tumba
sobre la niebla.

Página 23
72.[67]
Gato enamorado.

Gato en celo,
por la grieta de un horno
ronda a las gatas.

73.[68]
La Fiesta de las Muñecas es el tres de marzo, cuando la marea desciende.

Marea baja.
Palacio del dragón
estará seco.

74.[69]
Llega gritando
a vender su verdura,
no espera al cuco.

75.[70]
Pastel de arroz,
quedan las hojas muertas.
Sueño efímero.

Página 24
76.[71]
Lluvia de junio.
La luz brilla en el mar:
Guardian nocturno.

77.[72]
Dormido en Omi.
Bajo la mosquitera
estoy sudando.

78.[73]
En vez de flores,
desde lo alto del árbol
cayó un cadáver.

Página 25
79.[74]
Bajo el alero
las flores se parecen…
¿Maíz o junco?

80.[75]
Sobre mi almohada
el viento me saluda.
Llega el otoño.

81.[76]
La luna luce.
Maestros espejeros:
¡Pulid las nubes!

82.
Luna de agosto,
redonda como un tronco
recién cortado.

83.[77]
Tiemblan las hojas
como el papel carmín.
Viento de otoño.

84.[78]
Hay una mancha
flotando sobre el tofu,
hoja de otoño.

85.[79]
Cuando se escucha
la flauta de Gishiku,
flores de nieve.

Página 26
86.[80]
Desfilan nubes,
pasa un perro meando
mientras camina.

87.[81]
Cae el granizo
como pequeñas piedras.
Río de Piedra.

88.[82]
Colchón de hielo
y unas mantas de viento.
El niño pobre.

89.[83]
Se ha cumplido
el gran sueño de Rosei.
Fuji nevado.

90.[84]
El carbón blanco
igual que los cabellos
de Urashima.

91.[85]
Hierba de olvido
en la sopa de arroz.
Final del año.

92.[86]
Libro escolar
en la mañana alegre
está cerrado.

Página 27
93.[87]
Aunque comí
la sopa del pez globo.
¡Aún estoy vivo!

94.[88]
Para la fiesta
estas bellas muñecas.
¡Largo reinado!

95.[89]
El capitán
se inclina ante Shogun
en Año Nuevo.

96.[90]
Primeras flores,
mi vida se prolonga
sólo por verlas.

97.[91]
Los lirios crecen
y hay cráneos de sardinas
bajo el alero.

98.[92]
Llorando la muerte de la madre del poeta Fuboku.

Aquí os ofrezco
agua para los muertos
y arroz cocido.

99.[93]
Río del Cielo,
para poder cruzarlo
préstame un barco.

Página 28
100.[94]
Llega el otoño
y bajo las estrellas
siento el amor.

101.[95]
Altair y Vega,
sobre la piel de un ciervo
se están amando.

102.[96]
Día lluvioso,
el mundo es aburrido
salvo aquí en Edo.

103.[97]
Luna tan alta
como el precio del suelo
en esta zona.

104.[98]
Las guardo en sal,
tomad como recuerdo
estas gaviotas.

105.[99]
Tiemblan las piedras
y el agua se detiene.
Invierno helado.

106.[100]
Monte Yoshino,
¿suspiras por las flores
o por Gishiku?

Página 29
107.[101]
Llegó Shogun
para admirar las flores
en su caballo.

108.[102]
Regreso a casa
con las sandalias rotas.
¡Vi los ciruelos!

109.[103]
Bajo la luna
olas del mar azul
huelen a salce.

110.[104]
Bébete el salce
hecho con los pétalos
del crisantemo.

111.[105]
Contemplo Suma
y consigo vislumbrar
mi propio otoño.

112.[106]
Nieve en el huerto.
Sólo asoman los puerros
junto al camino.

113.[107]
Despidiendo a Tsuchiya Shiyu, que iba a Kamakura.

Te acompañaba
mientras me transformaba
en estatua.

Página 30
III
Un retiro en la naturaleza, una vida religiosa
(1680-1683)

Página 31
114.[108]
¡La primavera!
¡Qué bella es!, ¡qué grande…!
¡Y tantas cosas!

115.[109]
Toda la noche
bajo las flores, yo soy
el ermitaño.

116.[110]
Primeras lluvias.
¿Cuánto seguirá viva
la siempreviva?

117.[111]
Dime araña:
Canta el viento, ¿no sabes
cómo es su rostro?

118.[112]
Tras nueve años viviendo en la ciudad, me he mudado a una casa junto al río del pueblo de
Fukagawa. Si coincido con el hombre sabio que dijo: «Chang-an es un lugar de fama y riqueza
desde tiempos pasados, donde es difícil vivir sin dinero»; se debe probablemente al hecho de que
soy pobre…

Tras la tormenta
hojas de té tiradas
junto a mi choza.

119.[113]
Ruido en el bosque,
harán con la madera
carbón de Ono.

120.[114]
Cuervo posado

Página 32
sobre la rama seca.
Tarde de otoño.

121.[115]
Seguramente
será como esta tarde
el otro mundo.

122.[116]
Sensaciones en una noche fría en Fukagawa.

Golpes de remos.
El alma se me hiela.
Lágrimas negras.

123.[117]
Carbón de Ono,
se aprende en la ceniza
a escribir.

124.[118]
Bokushi llora
cuando ve el perejil
volverse negro.

125.[119]
Flores de mochi
adornan a la rata
recién casada.

126.[120]
La mañana del día de Año Nuevo, me vino esta idea.

Doblando helechos
preparo mi almohada.
Sueño con mochis.

Página 33
127.[121]
La luna es sólo
un delicado brote
de Matsushima.

128.[122]
Mientras existan
las flores de cerezo,
¡no habrá resaca!

129.[123]
Mi discípulo Rika me dio un platanero.

El bananero
rodeado de juncos
que ahora odio.

130.[124]
Tormenta invernal.
Llueve en el platanero
toda la noche.

131.[125]
Flores por todas partes,
se anima la prostituta
y el sacerdote.

132.[126]
La cebolla estival se marchita y la hoja del ñame es derrotada por la del loto…

La colza tiene
envidia de la rosa
llena de escarcha.

133.
Primavera, placeres en Ueno.

Página 34
Entre las flores
la mujer ebria viste
ropa de hombre.

134.[127]
¿Quién llama al cuco?
¿El carrizo emplumado
o la cebada?

135.[128]
Sobre la hoja
duerme un pequeño insecto,
barco salvador.

136.[129]
Lluvia de junio,
las patas de la grulla
se han acortado.

137.[130]
No hay luciérnagas
que alumbren el camino.
Qué noche oscura.

138.[131]
Se arrastra el zorro
para robar melones.
Extraña noche.

139.[132]
Niño desnudo
que adorna sus cabellos
con flor de hibisco.

140.[133]

Página 35
¿Habrán recogido el té?
¿O es que no saben
del fuerte viento otoñal?

141.[134]
Bajo la luna
castañas perforadas
por los gusanos.

142.[135]
Gato de papel.
Refleja la brillante
luz otoñal.

143.[136]
Al pobre monje
le sorprendió la lluvia
sin su paraguas.

144.[137]
Gente adinerada come deliciosa carne y hombres fuertes, ambiciosos, comen raíces. Yo sólo soy
pobre.

En la montaña
mastico salmón seco.
¡Todo nevado!

145.[138]
Mira ese pino:
Parece estar creciendo
sobre la niebla.

146.[139]
Desesperados,
no encuentran al pez hielo
entre las algas.

Página 36
147.[140]
Termina el año,
veo en mi triste sueño
pasteles mochi.

148.
Los chicos guapos
son cerezos, y sauces
las chicas guapas.

149.[141]
Tres de marzo.

Buscan moluscos
metidos en el barro.
¡No hay descanso!

Página 37
150.[142]
Cuando anochece
la flores del yugao
como las velas.

151.[143]
Bellos criados
cantan para las flores
canciones zafias.

Página 38
152.[144]
Salta la rana,
se oye en el viejo estanque
ruido de agua.

153.[145]
Sobre la nieve
la sopa de pez globo
gana el concurso.

154.[146]
En respuesta al poema sobre una pimienta acuática y una luciérnaga de Kikaku.

Soy sólo un hombre


frente a una enredadera
comiendo arroz.

155.
Luna creciente.
Comienza a florecer
la campanilla.

156.[147]
Feliz desgracia.
Miro a la luna y oigo
cantos de Nara.

157.[148]
Recordando a Tu Fu.

¿Qué niño es ese


que con la barba al viento
grita al otoño?

158.[149]
También nosotros,
dice Sogi: pasamos

Página 39
como un chubasco.

159.
Un templo humilde,
ya silba la tetera.
¡Qué voz más fría!

160.[150]
Bajo las mantas
sueño un país lejano.
Ya cae la nieve.

161.
Es Año Nuevo,
no quiero recordar
pues estoy solo.

162.[151]
Sauces dormidos,
sueñan que tienen alma
de ruiseñores.

163.
Mi sake es blanco
y mi arroz es oscuro.
¡Flores del mundo!

164.[152]
Vamos, despierta
pequeña mariposa
y sé mi amiga.

165.[153]
Mirando con respeto la imagen de Chuang-Tzu.

Página 40
¿Qué te parece
la poesía china?
Oh, mariposa.

166.[154]
Flor de cerezo:
Muy pronto te abrirás.
Ya canta el cuco.

167.[155]
Con este incienso
en mis oídos oigo
mejor al cuco.

168.[156]
Sobre las moras
la mariposa bebe
su propio vino.

169.[157]
Este arroz mochi
con hojas de artemisa.
¡Los kusa mochi!

170.[158]
Un monje con sombrero. ¿De dónde viene y hacia dónde se dirige? El propietario del cuadro dice
que representa una escena de mi viaje. Por ello, el pobre jinete deambulando debería tener cuidado
de no caerse.

Quizá ese monje


que avanza lentamente
sea yo mismo.

171.[159]
Según parece
el cuco ha manchado
al pez de rojo.

Página 41
172.[160]
Junto a la puerta
escrito está tu nombre.
¡Pájaro cuco!

173.[161]
Llega el atún
moviendo sus aletas.
Isla de Ogano.

174.[162]
Una flor habla conmigo durante el sueño.

¿Reír o llorar?
Mira la campanilla
casi marchita.

175.
La campanilla, abierta al mediodía, es fuerte y valiente.

La campanilla
bajo la nieve espera

Página 42
que llegue el sol.

176.[163]
Junto a las flores
un hombre pela arroz.
¡Qué encantador!

177.[164]
Lamentando la muerte del padre de Sanpu.

Por ser iguales


os ofrezco las hojas
de estas plantas.

178.[165]
Por las tormentas
de invierno han florecido
las amapolas.

179.[166]
El cuco canta
siempre lejos del mundo
de los poetas.

180.[167]
¡Oh, crisantemo!
Con tus largos cabellos,
qué desgraciado.

181.[168]
La luna llena.
Casi tengo cuarenta
y aún soy un niño.

182.[169]
Monte Gato.

Página 43
Salvo en las grietas
ha lamido la nieve
el monte gato.

183.[170]
Selva Negra.

Oh, bosque negro,


¿qué me dices ahora?
Todo nevado.

184.[171]
El hermano menor de Ishikawa Hokukon, Santenshi, ha venido aquí a visitarme y a romper la
monotonía trayéndome arroz y perejil, cogidos sin duda a la orilla del Qing ni Fang. Reconozco
ahora el sabor auténtico de estos alimentos.

La grulla trae
arroz con perejil.
¿Es para mí?

185.[172]

Página 44
Viviendo de nuevo en la cabaña del bananero que ha sido reconstruida…

Oigo el granizo.
Mi cuerpo se parece
a un viejo árbol.

186.[173]
Compro agua para tener en casa.

Como la rata
me mojo la garganta
con agua helada.

Página 45
IV
Viajes de Basho como poeta
(1684-1688)

Página 46
187.[174]
Mucho arroz viejo
entra en el Año Nuevo.
¡Ya es primavera!

188.[175]
En la casa de Chiri en Asakusa.

Sopa de algas
sobre una hermosa taza.
¡Qué bien pintada!

189.[176]
Mi discípulo Bunrin me envió un cuadro donde se ve a Buda abandonando una montaña, así que lo
he puesto en mi altar.

Ahí está Buda


sobre un altar de hierba.
¡Serenidad!

190.[177]
Que nadie olvide
gozar del aire fresco
de las montañas.

191.[178]
En el año de Jokyo, con la octava luna, dejé mi humilde cabaña junto al río. El sonido del viento
era extrañamente frío.

El viento helado
entró en mi corazón.
Salgo de viaje.

192.[179]
Ya diez otoños…
Edo ha pasado a ser
mi propia casa.

Página 47
193.[180]
Llovió el día que salí hacia los campos y todas las montañas estaban ocultas por las nubes.

Con lluvia y niebla


no se ve el monte Fuji
y es más hermoso.

194.[181]
Ofrenda en la sagrada capilla del santuario Tado Gogen en Ise. El anciano Bashō, propietario de la
cabaña del banano en el río Fukagawa, y Tani Bokuin, maestro de Kansuiken de Noshu, en Ogaki,
poetas de paso en un viaje de visita a Ise y Owari, les gustaría ofrecerte estos poemas de las cuatro
estaciones.

También mi nombre
se lo llevará el río
como a las hojas.

195.[182]
Nubes y niebla,
vistas del monte Fuji

Página 48
con cien matices.

196.[183]
El mono llora,
y os olvidáis del niño
abandonado.

197.[184]
Rosas silvestres,
se las zampa el caballo
por el camino.

198.[185]
Dejé la posada en lo profundo de la noche, y justo al romper el alba, recordé el poema de Tu Mu
«Fusta caída» o «El látigo inclinado».

Duermo a caballo,
soñando con la luna
y el humo del té.

199.[186]
Matsubaya estaba en Ise, así que fuimos en su busca, y estuvimos allí por diez días. Al anochecer,
visité el santuario exterior de Ise. La primera puerta era vagamente visible a la luz del cielo. Había
linternas sagradas por todas partes. El viento a través de los pinos de la montaña me estremecía, y
mi corazón estaba profundamente conmovido.

Noche sin luna.


El largo viento abraza
al viejo cedro.

200.[187]
Un arroyo fluye a través del fondo del valle Saigyo, donde escribí un poema sobre mujeres que
lavaban ñames.

Lavando ñames,
ya Saigyo les habría
escrito un haiku.

201.

Página 49
Dejándome caer en una casa de té, una mujer llamada Mariposa me pidió que hiciera un poema
con su nombre. Así que escribí estopara ella en un trozo de seda blanca.

La mariposa
perfumando sus alas
en la orquídea.

202.[188]
Visitando a un hombre retirado de los asuntos mundanos en su casa de paja.

Algo de hiedra
y dos o tres bambús.
Se ensaña el viento.

Página 50
Página 51
203.[189]
A comienzos de septiembre, regresé a mi ciudad natal. No quedaba nada de mi madre. La hierba
enfrente de la casa se había quemado con la escarcha. Todo había cambiado. El pelo de mi
hermano y hermanas era blanco y tenían arrugas en los ojos. Sólo podíamos decir: «Somos
afortunados de seguir vivos». Nada más. Mi hermano mayor abrió una caja de amuletos y me dijo
reverentemente: «Mira el pelo blanco de madre. Has vuelto después de tanto tiempo. Así que esto es
como el joyero de Urashima Taro. Tus cejas se han vuelto blancas». Lloramos un rato y luego
compuse este verso.

Si la cogiera
desaparecería
bajo mi llanto.

204.[190]
Viajando a Yamato, hemos llegado a Take no Uchi en el distrito de Katsuge, que es la ciudad natal
de Chiri, así que nos hemos quedado aquí a descansar.

Este telar
suena entre los bambús
como un laud.

Página 52
205.[191]
Visitando el templo de Futakamiyama Taima, vi un pino de unos mil años extendiendo sus ramas
sobre un jardín. Era tan grande que podía haber cubierto al ganado como dijo Chuang Tzu en su
historia. Fue afortunado y precioso que el pino, bajo la protección de Buda, hubiera escapado al
castigo de ser talado con un hacha.

Pequeñas flores,

Página 53
resucitáis mil veces
bajo este pino.

206.[192]
Los restos de la cabaña de paja de Saigyo están a la derecha del templo interior. Se llega hasta ellos
por un camino de leñadores. La cabaña está situada frente a un valle escarpado con una vista
asombrosa. La «clara agua que gotea» no ha cambiado desde la antigüedad, y todavía, incluso
ahora, continúa goteando.

Cae el relente,
¿podrá lavar el polvo
de este mundo?

207.[193]
Aún no es invierno,
y en la sala el arroz
suena a granizo.

Página 54
208.[194]
Mujer del templo,
dale al mazo más fuerte…
¡No oigo los golpes!

209.[195]
Subí montañas y bajé laderas, con el sol del final del otoño ya en declive. De todos los lugares
famosos, primero fui a rezar al mausoleo del antiguo emperador Go Daigo.

Sobre la tumba
de ti sólo se acuerdan
las malas hierbas.

210.[196]
Pasamos de Yamato a Yamashiro, tomando el camino de Omi a Mino. Pasamos Imasu, Yamanaka, y
vi la vieja tumba de Tokiwa. Me pregunté lo que Arakida Moritake quiso decir con su poema: «El
viento de otoño se parece al señor Yoshitomo». Yo también he compuesto este.

Vientos de otoño,
es el frío corazón
de Yoshitomo.

211.[197]
En la tumba de Tomonaga en la provincia de Mino.

Sobre la tumba
hay piedras y la hiedra
susurra un rezo.

212.[198]
Vientos de otoño
pasan sin detenerse.
Paso de Fuwa.

213.[199]
Aún sigo vivo
y he llegado hasta aquí.
Tarde de otoño.

Página 55
214.[200]
Final del otoño, deseando ver las coloridas hojas de cerezo, llegué a las montañas de Yoshino, pero
mis sandalias de paja me causaron llagas en los pies, así que paré a descansar y dejé a un lado mi
bastón.

Hojas caídas,
y la luz del cerezo
en mi sombrero.

215.[201]
Qué duro suena
el ruido del granizo
en mi sombrero.

216.[202]
En el templo de Kuwana Honto.

Flores de invierno,
¿qué hace un cuco en la nieve?,
oigo su canto.

217.[203]
Tras pasar un buen rato en Kuwana, he ido a Atsuta.

Fui a pescar
me alejé demasiado,
para volver.

218.[204]
Viendo a un viajero.

Sobre la nieve
qué hermosura contemplar
a los caballos.

219.[205]
El propietario de la posada, Toy o, es un poeta tan entusiasta que he decidido quedarme con él por
un tiempo.

En la tormenta
tiro al mar mis sandalias

Página 56
y mi sombrero.

220.[206]
Toda la noche
el banjo y el granizo.
¡Viejo poema!

221.[207]
Visité el santuario de Atsuta. Los edificios estaban en ruinas, las paredes de barro derrumbadas
habían sido invadidas por las plantas. Las túnicas sagradas habían sido dispuestas para marcar la
localización del santuario menor, y unas rocas apiladas para mostrar el santuario en sí. Helechos y
musgo crecían por todos los lados, volvían más sagrado el lugar, y se me conmovía el corazón.

No queda nada,
se seca hasta el recuerdo.
Compro un pastel.

222.[208]
Venid amigos:
¿Quién me compra un sombrero
lleno de nieve?

223.[209]
Después de dormir largo rato junto al camino, me levanté cuando aún estaba oscuro y me dirigí
hacia la playa.

Va amaneciendo
y enseñan su blancura
pequeños peces.

Página 57
224.[210]
Mediando entre dos personas enfadadas, en casa del mercader Tokoku…

En esta noche
cae nieve sobre nieve.
Hay luna llena.

225.[211]
Los tres ancianos venerables tenían el talento de la elegancia poética, expresando sus sentimientos
en poemas de valor eterno. Los que disfrutan de sus poemas honran la poesía con gran respeto.

Son los únicos


verdaderos maestros:
Flores y luna.

226.[212]
Poemas locos,

Página 58
pasa el viento y me acuerdo
del gran Chikusai.

227.[213]
Con un amigo
me voy a celebrar
el Año Nuevo.

228.[214]
Paso Año Nuevo en mi hogar de las montañas.

Recién casados:
Sobre hojas de helechos
pasteles de mochi.

229.
Cogido por una tormenta invernal en la carretera.

Sin mi sombrero
me empapará la lluvia,
me importa un bledo.

230.[215]
Quitándome las sandalias en un sitio, dejando mis cosas en otro, todavía en camino a final de año.

Termina el año
y aún llevo estas sandalias
y este sombrero.

231.[216]
Cama de hierbas,
lluvia llena de voces,
gimen los perros.

232.[217]
Puesta de sol.

El mar ya en sombra,

Página 59
los gritos de los patos
son casi blancos.

233.[218]
Compuse este poema mirando una pintura, en la casa de Sakuei, donde había dibujados unas flores
de ciruelo y un cuervo. Después se celebró una fiesta renga con este como poema inicial.

Cuervo errante,
te fuiste y los ciruelos
siguen creciendo.

234.[219]
Sigo soñando
con ir a Kiso un día
a ver las flores.

235.[220]
En el camino a Nara.

¿Es primavera?
Por montañas sin nombre
pasa la niebla.

236.[221]
El segundo mes me recluí en el salón Nigatsudo.

Pasan con agua,


resuenan contra el hielo
zuecos de monjes.

237.
Vivía un hombre en Take no Uchi en el distrito de Kazuraki. Cuidaba bien de su familia, empleando
a muchos trabajadores que araban los arrozales en primavera y cosechaban el arroz en otoño. Su
casa estaba impregnada del perfume de flores de ciruelo, que animaban y consolaban a los poetas
tristes.

Ah, la fragancia
del vino y de las flores
de los ciruelos.

Página 60
238.[222]
Casa de Una Rama en Take no Uchi.

Flor de ciruelo,
se esconde en tu fragancia
un reyezuelo.

239.[223]
Fui a Kioto a visitar la villa del poeta Mitsui Shufu en Narutaki.

Hay flores blancas,


la grulla la robaron
hace un momento.

240.[224]
Al viejo roble
no le importan las flores
de los cerezos.

241.[225]
Encuentro con el monje Ninko en el templo Saiganji, Fushimi.

Como lágrimas
caen en mis mangas
pequeñas flores.

242.[226]
Cruzando las montañas camino a Otsu.

Por la montaña
de pronto una violeta
me ha conmovido.

243.[227]
Una vista del lago.

Entre la bruma
parecéis flores, pinos
de Karasaki.

Página 61
244.[228]
Cuida las flores
y en la sombra trocea
bacalao seco.

245.[229]
Poema hecho durante un viaje.

Los gorriones
en los campos de colza
miran las flores.

246.[230]
En Minakuchi me encontré con un amigo al que no había visto en veinte años.

Miles de flores
crecieron y murieron
entre nosotros.

247.[231]
Ante un paisaje encantador.

Sobre los campos


la mariposa vuela
junto a su sombra.

248.[232]
Lirio púrpura,
te miro y crece en mí
este poema.

249.
Una vista de la bahía de Narumi-gata. En un bello día de primavera, un bote parece moverse
lentamente en el horizonte, a veces casi parece parado. La floración rosada y brillante de los
melocotones llena la cuesta detrás de la playa.

Melocotones,
el barco y los pétalos
junto a la orilla.

Página 62
250.
Un monje budista de la provincia de Izu, llamado Inbe Rotsu, que ha estado viajando solo desde el
pasado año, al saber de mí ha venido hasta Owaripara viajar conmigo.

Compartiremos
espigas de cebada
durante el viaje.

251.[233]
En las montañas de la provincia de Kai.

Entre las hierbas


se ha metido el granjero,
boca cerrada.

252.[234]
El monje Daiten del templo Engakuji falleció a comienzos de año. Apenas pude creerlo, pero escribí
una carta a mi discípulo Kikaku con el siguiente verso de dolor mientras viajaba.

Ciruelas, flores…
Cuántas cosas se han ido.
Lloro ante un trébol.

253.[235]

Página 63
Poema ofrecido a mi discípulo Tokoku.

Blanca amapola,
se va la mariposa,
deja sus alas.

254.[236]
Habiendo estado en Tokio de nuevo, marcho ahora hacia las provincias orientales.

De mala gana
abandona la abeja
a la peonía.

255.[237]
Parando en una casa de montaña de la provincia de Kai.

¡Qué largo viaje!


Va pensando el caballo
con el establo.

256.[238]
Al final del cuarto mes, regreso a mi cabaña, y en ella descanso de los rigores del viaje…

Ropa de estío,
debo quitar las pulgas
para guardarla.

257.[239]
Desesperado
cazador de pájaros
¡No atrapó al cuco!

258.[240]
En el retrato de un monje visto de espaldas hay un poema que dice: «Habiendo vivido todo el
tiempo dando la espalda al mundo secular; ahora vivo en una aldea de montaña con una túnica
negra de monje». Este cuadro y poema fueron realizados por un monje vegetariano, Bansai. Le echo
de menos a él y al modo en que vivió con elegancia poética.

Si yo pudiera
abanicar tu rostro
y refrescarte…

Página 64
259.[241]
Viviendo en Reiganjima, tres personas vinieron a mi casa anoche. Todos tenían el mismo nombre.
Esto me recordó el poema de Li Po: «Bebiendo solo bajo la luna», así que compuse este verso.

Copa de vino
donde beben tres hombres,
va atardeciendo.

260.[242]
Pasa una nube
y mis ojos descansan.
¡Miro la luna!

261.[243]
Comiendo lo que me dan y lo que mendigo, sobreviviré sin morir de hambre hasta fin de año.

Quizá yo sea
uno de esos viejos
que son felices.

262.
Aunque haya heladas
en mi corazón siguen
verdes los pinos.

263.[244]
En campos pobres
para comer, los hombres
cogen capsellas.

264.[245]
Mira de cerca,
hay flores de capsella
junto a la verja.

265.[246]
Entre los juncos,

Página 65
Mafukuda, el guerrero
viste una falda.

266.[247]
Estoy enfermo,
sin fuerza para comer
miro las flores.

267.[248]
Templo de Kannon,
entre nubes de flores
altos tejados.

268.[249]
Compuesto de improviso el 20 de marzo.

Brotan las flores,


veo durante días
la misma grulla.

Página 66
269.[250]
Con ocasión de la marcha del monje Soha, que vive al lado, mientras emprende viaje.

Queda la casa
vacía y en silencio.
Un nido viejo.

270.[251]
Llorando la muerte del monje Tando.

Como una flor


que cae junto a su raíz
nos dice adiós.

271.[252]
Este u oeste,
es la misma tristeza.
Viento de otoño.

272.[253]
Toda la noche
bajo la luna llena.
Rodeo el lago.

273.[254]
¿Estará ciego?,
dicen, mientras inmóvil
miro la luna.

274.[255]
En un viaje a cierto lugar, pasé una noche en un bote. Vi al alba una preciosa luna decreciente
sobre mi cabeza.

Al amanecer
descubro al fin tu luz
pequeña luna.

275.[256]

Página 67
La calabaza
ilumina mi mundo.
Llena de arroz.

276.[257]
Un jardín desolado o abandonado.

Ya sólo quedan
semillas de tristeza,
flores marchitas.

277.[258]
El monje Genki me ofreció amablemente algo de vino y a cambio compuse este poema para él.

Las aguas frías,


tampoco las gaviotas
pueden dormirse.

278.[259]
Quería ver, desde mi cabaña, la primera nevada del año; muchas veces iba a mirar con la
esperanza que eso estuviera sucediendo, al estar el cielo cada vez más nublado. Hasta que, el 31 de
enero, para mi alegría, la nieve empezó a caer.

Primera nieve.
Feliz de estar aquí
en mi cabaña.

279.[260]
Primera nieve.
Los narcisos se doblan
bajo su peso.

280.[261]
Sora construyó una choza temporal cerca de mi casa; todos los días nos visitábamos el uno al otro.
Cuando cocino, él alimenta el fuego. Cuando hago té, rompe hielo para el agua. Le gusta la soledad
por naturaleza y por eso éramos grandes amigos. Una tarde vino a visitarme tras una nevada.

Enciende el fuego,
te enseñaré una enorme
bola de nieve.

Página 68
281.[262]
Luna y nieve,
únicos compañeros
de fin de año.

282.[263]
Abro los ojos
en mitad de la noche.
Cántaro roto.

283.[264]
Toda la noche
el insomnio de Zi Lu
bajo la luna.

284.[265]
Una noche nevada en Fukagawa.

Bebiendo vino,
cada vez más despierto
como la nieve.

285.[266]
Salgo de casa
a comprar al mercado
palos de incienso.

286.[267]
Mi discípulo Ransetsu me regaló una hermosa túnica para el Año Nuevo.

Con mi kimono
parezco este Año Nuevo
un personaje.

287.
Niños del pueblo:
No rompais los ciruelos

Página 69
para hacer fustas.

288.[268]
Una choza de montaña.

Entre las flores


de los cerezos veo:
¡Una cigüeña!

289.[269]
Yamaga: una choza en las montañas.

Lluvia de flores
cayendo sobre el nido
de la cigüeña.

290.[270]
Oyendo hablar a alguien sobre la historia del templo.

Templo sombrero,
incluso cuando llueve
todo está seco.

291.
Cuando fui a visitar a un amigo a su casa, no estaba allí. El hombre que la guardaba me dijo que se
había ido a un templo. En la cerca había flores de ciruelo en todo su esplendor. Dije: «Estos árboles
parecen los dueños de la casa. Estoy feliz por encontrarme con ellos». Entonces el hombre me dijo:
«Los árboles pertenecen al vecino de al lado».

No está el amigo
y todos los ciruelos
son del vecino.

292.[271]
Sigo el olor
a flores de ciruelo
llego a un granero.

293.[272]

Página 70
Mejor sería
que el viejo venda ostras
y no algas secas.

294.[273]
Recuerda siempre:
También en la maleza
brotan ciruelos.

295.[274]
Todo está satisfecho con lo que es.

Gorrión amigo:
No te zampes la mosca
entre las flores.

296.[275]
Mirando mi casa con el tejado cubierto de cañas floridas.

Suenan campanas.
¿De Ueno o de Asakusa?
Nubes de flores.

297.[276]
Sobre la hierba
¡qué curioso!, se posa
la mariposa.

298.
Un cangrejillo
escala por mi pierna.
El agua clara.

299.[277]
Aún volando
sigue cantando el cuco.
¡Es incansable!

Página 71
300.[278]
Nunca he querido
emborrachar a nadie
con mi pescado.

301.[279]
Ebrio me tumbo
sobre una piedra y veo
crecer las flores.

302.[280]
Ceremonia conmemorativa por la muerte de la madre de Kikaku en el día treinta y cinco.

Sin una madre


toda la casa llora.
Flores de deuda.

303.[281]
Ofrecido a Rika.

Página 72
En la oscuridad
tu lámpara parece
¡un relámpago!

304.[282]
El día es corto
para el canto incansable
de las alondras.

305.[283]
Canta una alondra,
no encuentra en el campo
lugar donde posarse.

306.[284]
Lluvia de junio.
Vamos a ver los nidos
de los colimbos.

307.[285]
Mi amigo Sanpu me ha mandado, como regalo de verano, una túnica muy fina, casi transparente.

Con esta tela


de alas de cigarra,
¡me echo a cantar!

308.[286]
Visité la cabaña de un anciano que se había recluido.

Melón maduro.
Si estuvieras aquí…,
la tarde es fresca.

309.[287]
Bajo el lirio
el agua cantarina
desparece.

Página 73
310.
Aguacero de verano.

Lluvia de junio.
El balde se desborda.
Voces nocturnas.

311.[288]
Dibujo el retrato de un maestro muy pobre.

Caras pálidas
y los cabellos largos.
Lluvia de mayo.

312.[289]
Mi discípulo Ransetsu pintaba una correhuela y me pidió que, en el propio cuadro, escribiera un
poema.

La correhuela
hasta mal dibujada
es admirable.

Página 74
313.[290]
El arrozal
a medio cosechar,
¡y se ven grullas!

314.[291]
El niño pobre
mira la luna y para
de pelar arroz.

315.[292]
Campos quemados,
el taro y yo esperamos
la luna llena.

316.[293]
Siento en el templo
mi verdadero rostro.
Miro la luna.

317.
La luna pasa,
sobre las altas copas
brilla la lluvia.

318.
Aquí me tumbo
como un perro salvaje.
Campos de trébol.

319.[294]
Duerme al raso
y entenderás mis haikus.
Viento de otoño.

Página 75
320.[295]
Ante el santuario.

Nació el pino
en tiempo de los dioses.
Llega a su otoño.

321.[296]
Día de lluvia en la ermita.

Pasa la lluvia,
comienza el crisantemo
a levantarse.

322.[297]
Los desdichados
crisantemos aún tienen
brotes cerrados.

323.[298]
Limpiando ropa,
el mazo amortiguado
por las estrellas.

324.[299]
De duelo por el monje Dokukai.

Todas las cosas


saludan a los muertos.
Hierba de pampa.

325.[300]
Vente a mi choza
y oirás el suave rumor
de la carcoma.

326.[301]
Me ofrecieron algo de arroz…

Página 76
Desde mi casa
siento a los segadores.
Choza de paja.

327.[302]
Desde este instante
quisiera ser llamado:
El caminante.

328.[303]
Del monte Fuji
bajan las nubes lentas,
parecen nieve.

329.
Parando en Narumi.

Falta camino
para llegar a Kioto.
Hay mucha nieve.

330.[304]
En cabo Hoshi
un avefría dice:
¡Ved las tinieblas!

331.
En una posada.

Quemando ramas
he secado mi ropa.
¡Qué frío hace!

332.[305]
Compuesto en Amatsu Nawate en Toyohashi donde los vientos fríos soplaban desde el mar.

Sol de invierno.
A caballo, helada

Página 77
va mi sombra.

333.[306]
En noches frías
me caliento al dormir
junto a un amigo.

334.
Camino a Irago, mi amigo Etsujin se emborracha y trata de montar a caballo.

Embriagado
caerás del caballo
sobre la nieve.

335.[307]
Te asemejas
al grito del halcón
en cabo Irago.

336.[308]
Mejor que un sueño
ver un halcón viviendo
en cabo Irago.

337.[309]
¡Qué alegría!
Estoy viendo un halcón
en cabo Irago.

338.[310]
Me lo temía,
todo deteriorado,
hielo en la casa.

339.

Página 78
El origen del nombre de la aldea Hobi viene de la palabra hobi, que literalmente significa «alabar
la belleza», porque cierto emperador retirado, hace mucho tiempo, consideraba este pueblo como
un lugar precioso. Esto es lo que uno de los aldeanos me contó, aunque no sé en qué libro se puede
encontrar esta historia. En cualquier caso, es una historia impresionante, así que…

Primeras flores,
alabo su belleza.
Aldea de Hobi.

340.[311]
Con la cebada
podrás tener mañana
un buen retiro.

341.[312]
Para un hombre escondido por un tiempo.

Vence al invierno
celebrando las flores
del corazón.

342.[313]
Qué triste es viajar
tomando medicinas.
La almohada helada.

343.[314]
Paso de Hakone.
Me siento acompañado
entre la nieve.

344.[315]
En la casa de Dewa no Kami Ujikumo en Narumi.

Qué interesante
parece que la lluvia
se vuelve nieve.

Página 79
345.[316]
Por la conclusión de la reconstrucción y reparación del santuario de At sut a Jingu.

Flores de nieve
brillan sobre el espejo
recién pulido.

346.[317]
Asistiendo a la fiesta de cierta persona…

Aliso un poco
mi ropa de papel,
¡y a ver la nieve!

347.[318]
Vayamos juntos
a contemplar la nieve
hasta agotarnos.

348.
Me hundo en la nieve,
el paisaje me borra,
soy casi blanco.

349.[319]
No tengo agua
para limpiar mi brocha.
Rocío helado.

350.[320]
Alquilé un caballo en Hinaga, aldea mencionada en el poema «De Kuwana vine sin nada que
comer…». Pude cabalgar por la Colina Bastón, pero mi silla se soltó y caí del caballo.

Me di un buen golpe,
por no subir a pie
con un bastón.

351.[321]

Página 80
9 de diciembre, en una fiesta renga en casa de Issei.

Qué agradable
este hostal en diciembre.
Luna nocturna.

352.[322]
Estoy de viaje
mientras que todo el mundo
limpia su casa.

353.[323]
Termina el año,
vuelvo a mi hogar y lloro
viendo el cordón.

354.[324]
El último día del año, no quiero partir, me quedo bebiendo hasta bien entrada la noche y duermo
toda la mañana de Año Nuevo.

Por fin mañana


veré brotar las flores,
madrugaré.

355.[325]
Séptimo día del nuevo año.

Por todas partes


los hierbajos del campo
están confusos.

356.
Comienzo de primavera.

¡Qué primavera!
Es el noveno día,
¡mirad qué campos!

357.[326]

Página 81
Cuando el cerezo
florece, nada sé
como el poeta.

358.
Hay algo llamado «turba» en la ciudad amurallada de Iga. Huele muy mal.

¡Qué olor horrible!


Nace en el mismo cerro
que los ciruelos.

359.[327]
En una casa de montaña.

Alguien se quita
los mocos bajo el árbol
lleno de flores.

360.[328]
No vi ni un solo ciruelo en la zona del santuario, así que le pregunté a un hombre por qué. Dijo, «no
hay ningún motivo salvo que desde hace mucho el único ciruelo es el que se encuentra detrás de la
casa de la virgen del santuario».

Junto a la virgen
se alza un ciruelo en flor,
es suficiente.

361.[329]
Ciruelo rojo,
el deseo se esconde
detrás de un biombo.

362.[330]
Sin que se sepa
desde qué árbol en flor
llega el aroma.

363.[331]

Página 82
El viejo sabe
del templo desolado
la triste historia.

364.[332]
15 de febrero, en la residencia de los monjes del santuario exterior del Gran Santuario de Ise.

No lo esperaba,
tras una verja veo
¡al propio Buda!

365.[333]
¡Eh, golondrinas!
¡Que en mi copa de sake
no caiga lodo!

366.[334]
En casa del monje Roso.

Entre las flores,


con mi traje de papel
bajo la lluvia.

367.[335]
Esposa del doctor y poeta Ichiyu.

Tras la cortina
un cerezo florece
dentro de casa.

368.[336]
Encontrándome con el monje y poeta Ajiro Minbu Setsudo.

Sobre el muérdago
van cayendo las flores
de los ciruelos.

369.[337]
Ryu no Shosha era su seudónimo, pero su nombre real era Tatsuno Deneomon Hirochika. Era un

Página 83
monje en el santuario exterior de Ise, un estudioso de la religión sintoísta, y también un poeta.

Antes de nada,
¿dime cómo se llama
este hierbajo?

370.[338]
Estando en Hyochiku-an, que era tan acogedor.

En veinte días
vi el principio y el fin
de muchas flores.

371.[339]
En una fiesta poética celebrada en cierto retiro.

Junto al taro
crecen algunas hierbas
para colchones.

372.[340]
Mejor desnudo,
para qué llevar ropa
en la tormenta.

Página 84
373.[341]
El día que parto.

Por estos días


me despido diciendo:
¡Mil gracias flores!

374.[342]
Dos viajeros sin domicilio en el cielo o en la tierra.

Allí en Yoshino
te enseñaré cerezos,
sombrero mío.

375.[343]
El honorable Tangan celebró una fiesta de flores en su villa. Fue como en los viejos tiempos.

Cerezo en flor,
cuántos recuerdos llegan
cuando os contemplo.

376.[344]
En una esquina
del templo alguien rezando.
Noche de estío.

377.
En el primer encuentro mensual del grupo de poesía del templo Yakushiji.

Primeras flores
brotando del cerezo.
¡Extraordinario!

378.[345]
En Hoso Toge, entre Tafu no Mine y Ryumon.

Aquí arriba
más alto que una alondra
duermo en el cielo.

Página 85
379.[346]
Esta cascada
ebria como vosotros.
Puente de flores.

380.[347]
Puerta de Dragón.

Venid amigos,
a este puente con flores
y a la cascada.

381.[348]
Con mi abanico
bebo sake en la sombra.
Lluvia de flores.

382.
Quisiera cantar
hasta que se marchiten
todas las flores.

383.[349]
Viajando por la provincia de Yamato, pasé una noche en casa de un granjero. El amo de la casa fue
muy amable y hospitalario.

Bajo la sombra
de las flores, una Utai.
¡Qué bello día!

384.
Maravilloso,
¡después de lo que anduve!
¡Cerezos en flor!

385.[350]
Koke Shimizu.

Página 86
Qué dulce lluvia
cayendo entre las hojas
al riachuelo.

386.
Pequeño arroyo,
una escoba de pronto
barre tu agua.

387.
Yoshino.

Aunque haya flores


la montaña es la misma.
Nada ha cambiado.

388.[351]
En el monte Kazuraki.

Entre las flores


si miras bien verás
el rostro de dios.

389.[352]
Compuesto en Nijiko.

En la cascada
caen pétalos de rosa.
Murmullo eterno.

390.[353]
«Mañana seré un ciprés», dijo el árbol viejo en el valle. «El ayer se fue, el mañana no ha llegado
todavía. Mientras vivimos, no hacemos otra cosa que disfrutar de la bebida y repetir la excusa:
¡Mañana! ¡Mañana!, hasta que al final los sabios nos reprenden».

Qué gran tristeza,


caen las flores y tú
no cambiarás.

Página 87
391.[354]
Monte Koya.

Pienso en mis padres,


el grito de un faisán.
¡Qué desconsuelo!

392.[355]
Lo conseguí,
cacé a la primavera.
Bahía Waka.

393.[356]
Guardo el abrigo
al fondo del macuto.
Cambio de ropa.

394.[357]
Un cervatillo
nace a la vez que Buda.
¡Qué buen augurio!

395.[358]
Despidiéndome de mis viejos amigos de Nara.

Separémonos,
como el asta del ciervo.
Tiempo de adioses.

396.[359]
Quiero secar
el llanto de tus ojos
con hojas verdes.

397.[360]
Llego agotado
y en la posada veo

Página 88
glicinas en flor.

398.
Cuando atardece
se escuchan las campanas
entre las flores.

399.[361]
El loto es el príncipe de las flores. Se dice que la peonía es la más valiosa de las flores. La planta
del arroz emerge del barro y es más pura que el loto. En otoño da granos aromáticos, por lo que
esta planta tiene el mérito de las otras: es pura y valiosa.

Los lugareños
plantan arroz y cantan.
¡Grandes poetas!

400.[362]
En Osaka, en casa de cierta persona.

Hablar contigo
sobre flores de lirio
durante el viaje.

401.[363]
En la residencia del poeta renga Yamazaki Sokan, un verso compuesto en broma por Konoe-dono
me vino a la cabeza.

Así os saludo
venerable figura,
con estos lirios.

402.[364]
Invitado por un lugareño el 4 de mayo, vi una actuación de Yoshioka Motome. Murió al día
siguiente. Por ello, este verso es en su memoria.

Flores de lirio
de pronto se marchitan,
pobre Motome.

Página 89
403.[365]
El calor flota
sobre la hierba seca,
uno o dos dedos.

404.[366]
El vapor sube
hasta los cinco metros
sobre la piedra.

405.[367]
Ya no lo veo,
pasó el cuco volando
hacia una isla.

406.[368]
Sueño efímero.
Como el pulpo en la trampa
mira la luna.

407.[369]
Sopa de miso,
el dueño de esta casa
me la ha ofrecido.

408.[370]
El viento sopla
mientras saltan los peces
purificados.

409.
Con mis dos manos
bebo el agua del río,
frío en mis dientes.

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410.[371]
Qué maravilla
el sonido del agua
en el arrozal.

411.[372]
Aunque hace luna
parece estar ausente.
Verano en Suma.

412.[373]
Miro la luna
y sigo estando triste.
Verano en Suma.

413.[374]
Los pescadores capturan peces con sus redes y los dejan secando al sol, pero los cuervos tratan de
robarlos. Los pescadores odian a los pájaros y tratan de asustarlos lanzándoles flechas. No es lo
que uno esperaría de ellos. Me pregunto si este gesto es una reminiscencia de las prácticas de los

Página 91
viejos guerreros porque cerca de aquí se encuentran antiguos escenarios de guerras civiles. Me
parece que los pescadores aún tienen cuentas que ajustar.

Los cuervos huyen


cuando los pescadores
lanzan sus flechas.

414.[375]
El alba se torna más blanca desde el lado del mar, de donde llega el canto del cuco. Las espigas de
cebada en la altiplanicie adquieren un color marrón, y aquí y allí se ven brotar las flores de
amapola cerca de las casas de los pescadores.

Al alba veo
entre amapolas blancas

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rostros morenos.

415.[376]
Templo de Suma,
bajo la verde sombra
antiguas flautas.

416.[377]
La distancia entre Suma y Akashi es tan corta que se puede recorren arrastrándose. Ahora
comprendo por qué.

Caracolillo,
con un cuerno en Akashi
y el otro en Suma.

417.
Lavo mis pies
y me quedo dormido,
duermo vestido.

418.[378]
Caminando a lo largo de la carretera de Kiso, me quedé en Otsu y fui a Seta a ver luciérnagas.

Las luciérnagas
brillan como la luna
sobre las aguas.

419.[379]
Luciérnagas.

Frente a mis ojos:


¿Flores de Yoshino
o luciérnagas?

420.[380]
Cae una hoja
y comienza a volar
la luciérnaga.

Página 93
421.[381]
Fuerte aguacero
pero se sigue viendo
el puente Seta.

422.[382]
En Otsu.

Miro el lago,
tumbado sobre el agua
duerme el verano.

423.[383]
A finales de mayo, subí hasta una explanada con vistas a un lago.

Llueve en el monte
y hay calma sobre el lago.
Mayo se aleja.

424.
Disfrutando de la calma y del aire fresco.

En el otoño,
¡cuántas flores distintas
de calabaza!

425.[384]
En compañía de otras personas, el 6 de junio de 1688.

Qué corta noche,


las campanillas duermen
y ya es de día.

426.[385]
La campanilla
en las enredaderas
duerme la siesta.

Página 94
427.[386]
Aquí me quedo
hasta que la quinoa
se vuelva rama.

428.[387]
Aceptando una invitación de un tal Rakugo, traté de recuperarme de la fatiga del viaje a la sombra
de los pinos del monte Inaba.

Me he tumbado
a la sombra del monte,
entre melones.

429.
Consolando al hostelero, Rakugo, por la muerte de su hijo.

Ese niñito
parecido a una flor,
qué frágil era.

430.[388]
En el monte Inaba.

Al mismo tiempo
las campanas del templo
y las cigarras.

431.[389]
Un tal Kisaburo me invitaba a menudo a su casa al pie del monte Inaba para disfrutar de la brisa
fresca.

Castillo en ruinas,
visitaré primero
el fresco pozo.

432.[390]
Me invitaron a ver la famosa pesca del cormorán cuando oscureció. La gente estaba sentada bajo
los árboles al pie del monte Inaba alzando sus copas de vino.

Qué dulces peces


corren dentro de ti.

Página 95
Río Nagara.

433.[391]
Apasionante,
también triste, pescar
con cormoranes.

434.[392]
En este sitio
todo lo que se mira
es refrescante.

435.[393]
Llega el verano
y el pobre helecho tiene
sólo una rama.

436.[394]
Tercer día del séptimo mes.

Luna creciente,
no se puede comparar
a cosa alguna.

437.
En el templo Hozoji en los arrozales…

Ya cosechado
el arroz en un cesto.
Canta un chorlito.

438.[395]
Miran las nubes
y esperan la señal:
La luz del rayo.

Página 96
439.
Celebrando la reconstrucción reciente de una casa.

¡Qué hermosa casa!


Al gorrión le basta
algo de mijo.

440.[396]
En la fiesta renga en Chikuyo, organizada por el monje Choko el 20 de julio de 1688.

Maíz en casa
y maíz en el campo.
¡No falta nada!

441.[397]
En el estanque
flotan hojas de loto.
Día de Muertos.

442.[398]
Al saber que Chine había muerto, envié un mensaje a Kyorai desde Mino.

Chine ha muerto
y su larga túnica
baila en el viento.

443.
La vista en Narumi.

Llega el otoño,
el mar y el campo tienen
el mismo verde.

444.[399]
Cada poema
es una flor distinta.
¡Cuánta belleza!

Página 97
Página 98
445.[400]
La gente viene hasta el límite de la ciudad para verme marchar y tomamos unos tragos de
despedida en una casa de té.

Las campanillas
en su esplendor ignoran
a los borrachos.

446.
Casi inclinadas
tiemblan bajo el rocío
las valerianas.

447.
Primer día de otoño.

¿Cuántos días más


exhausto por el viaje?
Viento de Otoño.

448.[401]
Se va alejando,
la soledad y el viento
le van siguiendo.

449.[402]
Amigos míos,
llega el otoño a Kiso
y me despido.

450.[403]
Adiós amigos,
cuando llega el otoño
nos separamos.

451.[404]
Monte Obasute.

Página 99
Llora una anciana,
sólo la luna acude,
su única amiga.

452.[405]
Tienen un rábano muy picante en Kiso aunque de pequeño tamaño.

Existe en Kisu
un rábano picante
que me abrasa.

453.[406]
Estas castañas
las llevo de recuerdo
al otro mundo.

454.[407]
Tifón de otoño.
Piedras del monte Asama
salen volando.

455.[408]
Cruza el otoño
viviendo del rocío,
la mariposa.

456.[409]
En casa de Sodo. Celebrando el crisantemo. El anciano dueño de la casa posee un estanque lleno
de lotos y adora los crisantemos. Ayer celebró una fiesta en honor a esta flor, y hoy ofrece el sake
que sobró de nuestro encuentro de poetas. Me pregunto quién quedará en buenas condiciones de
salud para la fiesta del próximo año.

Qué miraremos…
¿Los blancos crisantemos?,
¿la lenta luna?

457.
Hospedándome en Sakaki de la provincia de Shinano.

Página 100
Pasan los días
bajo la misma luna
de Sarashina.

458.[410]
Planta linterna,
tus frutos se han vestido
de rojo otoño.

459.[411]
Copa de luna,
quisiera poder beber
todo su brillo.

460.[412]
Puente colgante.
Las vidas se entrelazan
como la hiedra.

461.[413]
Puente colgante.
Caballos imperiales
cruzan por él.

462.[414]
Luz de la luna.
Bajo ella son iguales
todas las sectas.

463.
Hojas de hiedra,
todo parece viejo.
Llega el otoño.

464.[415]

Página 101
Entre los sauces
hay una casa pobre.
No sé qué comen.

465.[416]
Pasaron días
desde mi viaje a Kiso,
sigo delgado.

466.
Fin del otoño,
me aprieto contra el cuerpo
la última manta.

467.[417]
Cojo la ropa
del espantapájaros.
¡Qué fría noche!

468.[418]
Este mortero,
¿ha sido una camelia
o un ciruelo?

469.[419]
Una consigna: «No hables de los fallos de los demás. No hables de tus méritos».

Si digo algo
tendré frío en los labios.
Viento de otoño.

470.[420]
Musashi no Kami Yasutoki. Daba prioridad a la benevolencia, dejando a un lado sus deseos
personales a la hora de gobernar el país.

La luna llena
brilla más que las leyes

Página 102
del señor feudal.

471.[421]
El emperador Nintoku. Todavía recordamos su agradecido poema.

La gente puede
gracias al emperador
encender fuegos.

472.[422]
En tu recuerdo
cortamos crisantemos,
monje Nichiren.

473.[423]
Sin poder salir
me apoyo contra el tronco
junto a la puerta.

474.[424]
Arrodillados
bebemos té y miramos
la chimenea.

475.[425]
Los estorninos
llegan buscando bayas
tras la tormenta.

476.[426]
Viento escondido
en el bosque de juncos.
Ya se ha calmado.

Página 103
477.[427]
El señor Juzo de la provincia de O wari también es conocido como Etsujin, que es el nombre de su
aldea. Él va a la ciudad para abastecerse de comida y combustible. Si trabaja dos días, se divierte
dos días. Si trabaja tres días, se divierte tres días. Adora el vino, y canta canciones de «Historias de
Heike» cuando está borracho. Un verdadero amigo.

Los mismos copos


que vimos otros años
caen de nuevo.

478.[428]

Página 104
Alguien espera
en la isla del Pino.
Amor perdido.

479.[429]
El monje Doen, cuyo nombre conocía bien, prometió que nos encontraríamos algún día, pero,
lamentablemente, no pudo esperar y murió, desapareciendo como una helada de invierno cuando
aparece el sol. Hoy es, creo, el primer aniversario de su muerte, así que…

Veo el bastón
y también me imagino
el árbol muerto.

480.[430]
Llorando la muerte de la esposa de Rika…

Os imagino
bajo una fría manta.
¡Qué soledad!

481.[431]
Llorando la muerte de cierta persona.

Últimas brasas
donde caen las lágrimas,
el agua hierve.

482.[432]
Me vienen a la mente las palabras «comprando arroz» mientras busco un buen tema en una noche
nevada.

Salgo a la calle,
nieva, me pongo el saco
en la cabeza.

Página 105
483.[433]
La gente reza
por la cuerda sagrada.
Se acaba el año.

484.[434]
Mirando una pintura de Futami con respeto.

La primavera
nos trae en la marea
olas de flores.

485.[435]
¿Por qué motivo
está tan triste el pintor?
Acaba el año.

486.[436]
Final de año.
Cuando pague mis cuentas

Página 106
no tendré nada.

487.[437]
Comienza el año.
Cien soles reflejados
en las terrazas.

488.[438]
¿Por qué motivo
hay un cuervo que vuela
hacia el mercado?

489.[439]
Regreso a casa,
sólo tengo un amigo,
cama de hierbas.

490.[440]
La sanjuanera
crece sobre el colchón.
La casa en ruinas.

Página 107
V
Viaje de Basho al interior
(1689)

Página 108
491.[441]
Ya es primavera
y este año una vez más
parto de viaje.

492.[442]
Aire caliente
me sube por la espalda.
Ropa de papel.

493.
Canta la alondra
y siguiendo el compás
grita el faisán.

494.[443]
Mirando un cuadro de un hombre bebiendo solo.

Bebiendo sake,
si no hay flores ni luna
uno está solo.

495.[444]
Los días, los meses y los años son viajantes de la eternidad.

En mi cabaña,
quién sabe si algún día
habrá muñecas.

496.[445]
Pequeños peces,
vais hacia el mar helado.
Adiós, adiós…

497.[446]
Aun sabiendo que el mundo es efímero, mi despedida, cuando estoy de partida, a veces la hago con
lágrimas.

Página 109
Las aves tristes,
se va la primavera.
Los peces lloran.

498.[447]
Santuario de Yashima de Muro.

Cuerdas de calor,
parece que sujetan
al humo blanco.

499.
Un sol brillante
se esconde tras la bruma.
Es primavera.

500.
Solo en una tarde de primavera, lejos de todo.

Aquí no llegan
sonidos de campanas.
Tarde lejana.

501.[448]
En esta aldea
no suenan las campanas,
no sé por qué…

502.[449]
Su belleza vuela sobre la tierra hasta llegar a los rincones más lejanos…

Qué maravilla,
sobre las hojas verdes
se posa el sol.

Página 110
503.[450]
Las aguas pasan por una ranura en la roca y se despeñan desde una altura de treinta metros sobre
un lago.

Llega el verano.
Detrás de la cascada
nos escondemos.

504.
Canto del cuco,
si estoy tras la casacada
suena distinto.

505.
Tratando de encontrar a Tosui en Yoze, en la provincia de Nasu.

Llevando heno
recorre lentamente
largos paisajes.

Página 111
506.[451]
Frente al hermoso jardín del anfitrión, Shua.

Jardín y monte
se adentran en la casa.
Salón de estío.

507.[452]
Siendo verano
me pregunto ante el campo:
¿Dónde está el cuco?

508.[453]
No muy lejos, hay un templo de nombre Komyoji.

Monte de estío.
Adorno tus sandalias
antes de partir.

509.[454]
Mirando un cuadro de un platanero con una grulla.

La grulla grita,
la hoja del banano
no se conmueve.

510.[455]
«Qué incómodo / construir una cabaña / con techo de hojas. / Si al menos no lloviera…». Quise ver
lo que quedaba de la cabaña y, bastón en puño, partí en su búsqueda.

Hasta las aves


respetaron la choza.
Bosque estival.

511.[456]
El hombre, que conducía el caballo, me pidió que escribiera un poema para que lo guardara.

El cuco canta
más allá de este valle.
Para el caballo.

Página 112
512.[457]
Los dos monjes viajando juntos a Michinoku visitaron los campos cubiertos de bambú de Nasuy se
apresuraron a ver la Roca Asesina.

La vieja choza
de Takaku se cae.
Canto del cuco.

513.
La Roca Asesina.

La piedra sopla
sobre la hierba seca,
arde el rocío.

514.[458]
Los dioses de Iwashimizu Hachimangu aquí consagrados, lo están también junto con los de Yusen
Daimyojin, así que cuando rezamos, lo hacemos a los dioses de ambos santuarios al unísono.

Agua caliente
o agua fría, tienen
la misma esencia.

515.[459]
El sauce con «agua clarafluyendo» estaba en el pueblo de Ashino, junto a un arrozal. Ashino
Suketoshi, el señor local, me había escrito para decirme: «Me gustaría mostrarte el sauce», así que
me preguntaba en qué clase de lugar estaría. Hoy he podido detenerme a la sombra de este sauce.

Cuando acabaron
de plantar el arroz
me fui del sauce.

516.
La voz del viento
entre los arrozales
va susurrando.

Página 113
517.[460]
Me perdí tu sesión de poesía en Shirakawa, y lo sentí tanto que te escribí una carta desde
Sukagawa.

Pájaro, dime:
¿Dónde está el vigilante
de la frontera?

518.
Nos dijeron que a unos ocho kilómetros al este de la estación de Sukagawa hay unas cataratas
llamadas Ishikawa, así que planeamos ir a verlas, pero a consecuencia de las fuertes lluvias de los
últimos días, el río creció tanto que no pudimos cruzarlo y, por ello, cancelamos el viaje.

Con tanta lluvia…


¿Morirá ahogada
la catarata?

519.[461]
Cruzando la barrera de Shirakawa. En la aldea de Sukagawa, visitamos a un poeta llamado Tokyu,
que nos acogió por unos días.

Norte profundo:
Poemas en el aire.
Canción de siembra.

Página 114
520.[462]
El símbolo chino para el «castaño» consiste en los radicales para «oeste» y «árbol». Dicen que el
Bodhisattva Gyogi usaba la madera de este árbol para sus bastones y para los pilares de su casa.
Por ello, considero, tiene una conexión con la Tierra Pura del Oeste.

Junto al alero
nadie repara en ellas.
Flor del castaño.

521.[463]
Flor del castaño
bajo el alero oculta
casi invisible.

522.[464]
Al día siguiente, partimos hacia Shinobu en busca de la Roca Patrón de Helechos.

Página 115
Plantan arroz
unas manos que antaño
teñían sedas.

523.[465]
Entramos en el templo para pedir té…

Morral y espada.
Banderolas con carpas.
Fiesta de mayo.

524.[466]
Los nombres de las aldeas Minowa (capa) y Kasajima (paraguas) eran tan apropiados para aquella
época del año, que no me resistí a escribir este poema.

En el mes quinto,
por caminos de lluvia…
¿Dónde estás, Isla?

525.[467]
Dado que alguien llamado Kyohaku me ha regalado un poema de despedida, escribí en respuesta:
«El pino de Takekuma / le muestra / cerezas tardías».

Meses después
de los cerezos en flor
vi el gran pino.

526.[468]
Las casas están decoradas con hojas de lirio para la fiesta anual, pero no tengo domicilio fijo. Así
que, al menos, puedo atarlas a los lazos de mis sandalias para ahuyentar los malos espíritus.
Kaemon me regaló dibujos de Matsushima, Shiogama y otros sitios…

Hojas de lirio,
las pongo en mis sandalias
como cordones.

Página 116
527.
Matsushima es conocido como el lugar más hermoso de Japón. Desde la antigüedad\ ha sido
representado en poesía y pintura por muchos poetas y artistas. Su litoral tiene una extensión de
unos doce kilómetros, a lo largo del cual pueden avistarse numerosas islas esculpidas en diversas
formas por el viento y las olas. Muchas de ellas tienen terreno suficiente para acoger algunos pinos
doblados por el viento, con lo que parecen el escenario para una obra sobre los dioses.

Hay muchas islas


rotas en mil pedazos.
Mar de verano.

528.[469]
De los valientes
soldados sólo quedan
hierbas de un sueño.

529.[470]
No lo oscurecen
ni las lluvias de mayo.
Templo de oro.

Página 117
530.[471]
¡Oh, luciérnaga!
Pronto desapareces…
La luz del día.

531.[472]
Una tormenta espantosa, que duró tres días, nos retuvo en aquel local en medio de montañas
amenazadoras.

Pulgas, piojos,
meadas de caballos
junto a mi almohada.

532.
Esta frescura
se apodera de mí.
Estoy en casa.

533.[473]
Te has escondido
debajo del vivero.
¡Muéstrate sapo!

534.[474]
Viendo florecer cártamos en Mogami.

Los cardos rojos:


El pincel de las cejas
de las montañas.

535.[475]
La paz y la belleza del lugar parecían purificar nuestros corazones.

Todo está en calma.


Chirridos de chicharras
perforan rocas.

536.

Página 118
Templo del monte.
Se cubre con el canto
de la cigarra.

537.
Voz de cigarra
hace vibrar el aire.
¡Estamos solos!

538.[476]
El río podría engullirnos, haciendo el viaje demasiado peligroso.

Río Mogami,
recogiendo las lluvias.
¡Qué alegre fluyes!

539.[477]
En casa de Furyu.

Cueva de hielo,
¿dónde la encontraré?,
pregunta al sauce.

540.[478]
En casa de Seishin.

Rio Mogami,
trae el viento el temblor
de tus orillas.

541.[479]
En un encuentro de poesía haikai en casa de Egaku.

¡Qué agradable!,
la nieve perfumada
de tus orillas.

542.[480]

Página 119
¡Qué maravilla!,
el viento perfumado,
la blanca nieve.

543.[481]
¡Es admirable!,
el sonido del viento
sobre la nieve.

544.
Egaku me pidió que escribiese en cartones los poemas inspirados por la peregrinación a las tres
montañas.

Luna creciente,
apenas se vislumbra
sobre el Haguro.

545.[482]
Pronto la luna
se llevará su alma
al monte Haguro.

546.[483]
Les pregunté
por la luna y las flores
mientras roncaban.

547.[484]
Montaña Gassan,
¿cuántas nubes y lunas
has detenido?

548.[485]
Monte Yudono,
debo guardar secreto
por eso lloro.

Página 120
549.
10 de junio de 1689. Tras visitar el monte Haguro durante siete días.

Se me hace raro…
Al bajar la montaña
¡vi berenjenas!

550.
En el puerto de Sakata, nos quedamos en casa de un médico llamado Fugyoku.

Río Mogami,
sobre ti va montado
un sol ardiente.

551.[486]
Bajo las largas
pestañas de la lluvia
la flor se duerme.

552.[487]
El paisaje, recogido y melancólico, me recordaba al alma perturbada de alguien.

En Kisagata,
entre flores y lluvia
Sei Shi está triste.

553.[488]
Hacia la tarde, un lugareño nos mostró Kisagata en barco.

Bajo la noche
resplandeciente veo
olas de flores.

554.[489]
Marea baja,
la grulla caminando
sobre el ancho mar.

Página 121
555.[490]
El monte Atsumi
sopla hasta la bahía.
Frescor de ocaso.

556.[491]
Jardín de hierbas,
¿con cuáles podré llenar
mi almohada?

557.[492]
¿De qué manera
recuerdan al bandido
sus familiares?

558.[493]
La lluvia y el calor que soporté estos últimos nueve días me ha llevado al agotamiento, y me siento
muy débil para escribir lo que sea.

La sexta noche
es siempre diferente,
¡qué cosa extraña!

559.[494]
Echando una mirada a la isla Sado desde la provincia de Echigo.

El mar salvaje
como el río del cielo
llega hasta Sado.

560.[495]
Sólo en un día
va cambiando el hibrisco
hasta que muere.

561.[496]
En la caverna,

Página 122
heridos por la luz
de una paloma.

562.
Primer melón,
¿debe cortarse en cuatro
o en dos tajadas?

563.
Bajo los sauces
la mujer del pescador
corta el pescado.

564.[497]
A la mañana siguiente, cuando nos preparábamos para partir, se acercaron a nosotros dos mujeres.

En la posada
durmiendo prostitutas,
trébol y luna.

565.[498]
«Allá encontraréis algunas cabañas miserables de pescadores, y nadie os dará abrigó». Sin miedo
alguno, nos encaminábamos hacia la provincia de Kaga.

Campos de arroz:
Su aroma; y no muy lejos
el mar Ariso.

566.[499]
Issho era bien conocido en el mundillo poético pero, lamentablemente, falleció el pasado invierno, y
su hermano mayor celebró una misa conmemorativa en su honor.

Frente a la tumba
sólo el viento de otoño.
Qué largo llanto.

567.
Invitado a una choza de hierba.

Página 123
Frescor de otoño.
Para cenar melones,
calabacines.

568.
Escrito mientras caminaba.

Viento de otoño,
¿por qué hay un sol ardiente
si no le toca?

569.[500]
En lugar llamado Pequeños Pinos.

Entre las cañas


va repitiendo el viento
tu hermoso nombre.

570.[501]
Se ha detenido
para mirar el trébol
bajo la lluvia.

Página 124
571.[502]
¡Qué ironía!,
bajo el yelmo guerrero
un grillo canta.

572.[503]
¿Cómo es posible?,
bajo el casco guerrero
se escucha un grillo.

573.[504]
Se avistaban rocas de formas raras…

Viento de otoño,
más blanco que las rocas
de la montaña.

Página 125
574.[505]
Bañémonos en las fuentes de aguas calientes…

En Yamanaka
el agua con perfume
de crisantemos.

575.[506]
Viento de otoño,
no disperses las flores
de los cerezos.

576.[507]
El mar nocturno
se ha llenado de antorchas.
Lloran los peces.

577.[508]
Mi piel añora
el calor de otros tiempos.
La noche es fría.

578.
Se van las aguas.
Todo cuanto recuerdo…
¡está tan lejos!

Página 126
579.[509]
La tristeza del que sigue adelante y la del que se queda atrás son como dos pájaros que se separan
uno del otro y se pierden en el cielo.

Borra el rocío
lo escrito en mi sombrero.
Nos separamos.

580.[510]
En el jardín, el sauce va dejando caer sus hojas.

Me voy del templo

Página 127
y estas hojas de sauce
son mi regalo.

581.[511]
Hokushi, de Hanazawa, pensó en acompañarme durante una corta distancia, pero terminó por
hacer todo el camino hasta Maruoka, incapaz de despedirse.

Mi despedida:
Este abanico roto
en dos pedazos.

582.[512]
Escribo algo
y rompo el abanico
en dos pedazos.

583.
Pidiendo a Tosai, un hombre de Fukui, que vaya conmigo.

Vayamos juntos
a admirar la luna.
Dormir viajando.

584.[513]
Cuando cruzamos el puente de Asamutsu, que ahora se pronuncia Asozu, recordé un pasaje de «El
libro de almohada» de Sei Shonagon donde ella nombraba, en una lista, los puentes más
interesantes, y uno de ellos estaba en Asamutsu. Este es el puente.

Por ver la luna


llegué hasta Asamutsu,
volví temprano.

585.[514]
Monte Hiña.

Oh, monte Hiña…


No podré ver la luna
bajo tu lluvia.

Página 128
586.
Yu-no-o

Claro de luna,
ni un dios puede ocultar
su rostro ahora.

587.[515]
Koshi no Nakayama.

Luna costera,
camina desde Kosi
a Nakayama.

588.[516]
El mar de Kehi.

Luna de Kehi.
Mire a un lado o a otro
bellos paisajes.

589.[517]
Mirad la luna
antes de que los juncos
sean cortados.

590.[518]
Cada monje trae arena y la esparce frente al altar.

Luna pulida
por la arena que traen
los peregrinos.

591.[519]
En el castillo Hyochi.

Qué luna triste


vería el gran guerrero
a media noche.

Página 129
592.[520]
Como predijo el posadero ayer, hoy llueve.

Lo siento luna,
creo que en estas tierras
no podré verte.

593.[521]
Por la noche, el posadero me contó una historia sobre la campana del templo que se hundió en el
fondo del mar. El gobernador envió buceadores en su busca pero el gancho en forma de cabeza de
dragón estaba enterrado en la arena así que fueron incapaces de hacerse con ella.

También la luna
bajó con la campana
al fondo del mar.

594.
La lluvia anula
el combate de sumo
sobre la playa.

595.[522]
Luna creciente,

Página 130
tu antiguo nombre era
Cuerno de ciervo.

596.[523]
Playa de Iro.
Con mi túnica busco
Conchitas rojas.

597.
Pequeñas conchas
y pétalos de trébol
sobre mi copa.

598.[524]
En la playa, se veían apenas algunos abrigos de pescadores…

Melancolía.
En la playa vacía
la luz se inclina.

599.[525]
A medida que la noche se aproximaba, la sensación de aislamiento se hacía difícil de soportar.

Entre ola y ola,


mezcladas con las conchas
pequeñas flores.

600.
Adiós amigos:
Como concha y almeja
nos separamos.

601.[526]
También es bello
aunque no esté la luna,
el monte Ibuki.

Página 131
602.[527]
Venga, florece…
Que ya llega la fiesta
del crisantemo.

603.[528]
Un verso improvisado escrito en casa de Josui.

Me quedo en casa,
con frutas y semillas
seguiré vivo.

604.[529]
Un tal Sogyu de Seki me visitó cuando estaba en Ogaki. Compuse estopara él bajo el persistente
aroma de las flores que Sogi llamaba glicinia blanca.

No sé de dónde
pero nace el poema.
Glicina blanca.

605.[530]
El arrozal
con crisantemos blancos.
¡Aquí me quedo!

606.[531]
Veo colgadas
las sandalias de Saigyo,
como el rocío.

607.[532]
Cuando estuve en la casa de Yugen en la provincia de Ise, su esposa, en cooperación con su marido,
trabajaron muy duro cuidando de mí, así que pude relajarme y recuperarme de la fatiga del viaje.

Escucha, luna…
Te contaré la historia
triste de Akechi.

Página 132
608.[533]
Pasando dos noches en el templo Daichiin de Nagashima en la provincia de Ise.

Dejadme solo
como un templo vacío.
Estoy exhausto.

609.[534]
En Nakamura de la provincia de Ise.

Viento de otoño
silbando entre las tumbas.
¡Es espantoso!

610.[535]
Lugar sagrado,
todo el mundo se empuja
en largas colas.

611.[536]
Tras el portón
palmeras y perfume
a orquídeas.

612.[537]
Tengo una piedra
que uso como tintero,
llena de escarcha.

613.[538]
Primeras lluvias.
El pobre mono busca
una capita.

614.[539]
En el invierno
no hay oruga que pueda

Página 133
ser mariposa.

615.[540]
Dentro de casa
también está lloviendo,
como en la calle.

616.[541]
Jardín de invierno.
La luna y los insectos,
hilos de plata.

617.
Una montaña
pintada sobre el biombo.
Invierno preso.

618.[542]
Cogiendo setas
de pronto me sorprende
un chaparrón.

619.
Primer día del undécimo mes, respondo a un verso vinculado en la casa de Royobon…

Ahora graniza,
¡venid niños a correr
entre las perlas!

620.[543]
Jugando con niños en las montañas.

Para la barba
una piel de conejo.
¡Muy convincente!

Página 134
621.[544]
Primera nieve
cayendo sobre Buda.
¡Y no hay tejado!

622.[545]
Van a visitar
la tumba del poeta,
golpean cuencos.

623.[546]
Montaña Blanca,
me llevan en litera…
Cae lluvia helada.

624.[547]
Visitando a Chigetsu, una monja anciana, me hablaron de Ono ga neon shosho, que vivió en
reclusión cerca de aquí.

Página 135
¿Alguien recuerda
a la monja poeta?
Todo nevado.

625.
Lejos del mundo,
el tiempo ya no toca
al viejo cuenco.

626.
Gente de Zeze me ha visitado en mi casa.

Sigue nevando.
El pez hielo en la red.
El fuego espera.

627.[548]
Dando la bienvenida al nuevo año en Kioto.

¿Quién es aquel
que hace crecer las flores
de primavera?

628.[549]
Para quien se va a Zeze…

Vayamos a ver
la Fiesta de las Nutrias
a la ribera.

Página 136
VI
En la cima y todavía viajando
(1690-1691)

Página 137
629.
En mi lugar de nacimiento, planté tres clases de semillas en el jardín de mi hermano mayor.

Es primavera,
llueve y se abren los brotes
de berenjena.

630.[550]
No subestimes
sus pequeñas semillas.
¡Pimiento rojo!

631.[551]
El año del caballo en las montañas de Iga, una vista elegante en primavera.

Vende semillas
de ñame mientras viaja.
Flor de cerezo.

632.[552]
En la mansion de Kyoboku.

En esta orilla
los pinos y las flores
cubren tu casa.

633.[553]
Bolas de arroz,
vamos a ver las flores
de los cerezos.

634.
El 11 de marzo, en el santuario de Shirabige en el pueblo de Araki.

Arando un campo
se acerca la tormenta.
Flores de lino.

Página 138
635.[554]
Por la marcha de Rotsu a Michinoku.

Toma esta almohada,


siéntate y no te olvides
de ver las flores.

636.[555]
Al pie de un árbol
sopa y pescado crudo.
¡Llueven pétalos!

637.[556]
La mariposa
como siempre ha volado
sobre los muros.

638.[557]
En mi sueño
Chuang Tzu y la mariposa
sueñan lo mismo.

639.[558]
Vuestros ancestros
fueron los vigilantes
de los cerezos.

640.[559]
De todas partes
van cayendo las flores
al lago Biwa.

641.
El aire brilla,
los brotes de las plantas
están borrosos.

Página 139
642.[560]
Dos edificios
con techos de baldosas
entre cerezos.

643.[561]
Se le ha caído
el gorro al ruiseñor.
Flor de camelia.

644.[562]
Contemplando el lago, añoro la primavera que ya termina.

Gente de Omi…
¿Sabéis a dónde ha ido
la primavera?

645.[563]
Pasando la noche en Seta, visité el templo Montaña de Piedra al alba para ver la «Habitación de
Genji».

Al alba se oye
cantar al ruiseñor.
Cielo violeta.

646.
La monja sola
con el corazón frío.
Blanca azalea.

647.[564]
Añorando una esposa (echando
de menos)
poniéndose hierba de bambú
(incompleto)

648.[565]

Página 140
Una serpiente
decoró con su piel
la hierba seca.

649.[566]
Solo en verano,
¿cómo podré enfrentarme
a las serpientes?

650.[567]
Come serpientes
el faisán, y sus gritos
son espantosos.

651.[568]
Castaño enano,
en el oscuro bosque
creces y creces.

652.[569]
Flor del melón,
ni el alba ni el ocaso
pegan contigo.

653.[570]
La malvarrosa
tumbada por la lluvia,
buscando el sol.

654.[571]
Se oye en el campo
el lamento del cuco.
Flor del naranjo.

655.[572]

Página 141
Contemplación de la luciérnaga en Seta.

Barquero ebrio,
así no hay quien contemple
las luciérnagas.

656.
Las luciérnagas
brillan en los árboles.
Mágicas flores.

657.[573]
Desde comienzos a mediados de junio se coloca una plataforma especial en la orilla del río de Shijo
en Kioto, y la gente disfruta bebiendo y comiendo toda la noche. Las mujeres se atan sus fajas como
es debido, y los hombres visten sus chaquetas largas. Incluso veo a los aprendices de un tonelero y
un herrero. Parece que tienen demasiado tiempo libre, cantando y metiendo ruido. Probablemente,
esta escena sólo puede verse en la capital.

Con mi kimono
a la vera del río
siento la brisa.

658.[574]
Si escucho al cuco
incluso estando en Kioto
añoro Kioto.

659.[575]
No seáis iguales,
como un melón cortado
en dos mitades.

660.[576]
La libélula
intenta en vano parar
sobre la hierba.

661.[577]

Página 142
Salió volando
el jabalí salvaje,
¡por el tifón!

662.[578]
Esta es mi casa,
os ofrezco de cena
estos mosquitos.

663.[579]
Las vicisitudes de la existencia son repentinas, y la vida es efímera.

Cantan cigarras,
aunque no lo parezca
morirán pronto.

664.
En Tanabata, en la Fiesta de las Estrellas.

Entre las hojas


la luz de las estrellas
llega temblando.

665.[580]
El humo nace
de los cuerpos quemados.
Fiesta de Muertos.

666.[581]
Bajo la luna
los acólitos forman
una gran fila.

667.[582]
El mar saluda
a una mujer muy bella.
Es luna llena.

Página 143
668.
Disfrutando de la contemplación de la luna en un viejo templo.

Miran la luna,
y entre ellos no veo
rostros hermosos.

669.[583]
Sale la luna,
blancas manos desnudas
en esta tarde.

670.[584]
¿Saldrá la luna?
Manos en las rodillas
mientras espero.

671.[585]
En casa de Masahide para la primera fiesta renga.

Sale la luna,
manos en las rodillas
¡Y a esperar!

672.[586]
Para oír
a las ocas salvajes
marcharé a Kioto.

673.[587]
Se escucha al grillo
al final de su vida,
junto a las brasas.

674.[588]
Me quito canas,
bajo mi cama escucho

Página 144
cantar al grillo.

675.[589]
Choza pesquera,
entre los camarones
chirría un grillo.

676.[590]
Estando en Awazu, un hombre al que le gustaba mucho la ceremonia del té me invitó a una
ceremonia y sirvió flores de crisantemo hervidas en vinagre, recogidas de una playa cercana.

La mariposa
ha venido a beber
del crisantemo.

677.[591]
Recordando viejos tiempos.

Tras la helada
florecen los claveles
junto al brasero.

678.[592]
Los monjes beben
el té del amanecer.
Flor de silencio.

679.[593]
Mira mi casa,
rodeada de zarzas
y de maleza.

680.[594]
Una paulonia,
tras el muro se escuchan
las codornices.

Página 145
681.[595]
El monje Unchiku, de Kioto, un famoso calígrafo de la escuela Daishi, me mostró un retrato suyo
con la cara mirando hacia atrás, y me pidió que escribiera un poema sobre él. Le dije: «Tienes
sesenta años y yo casi cincuenta. La vida es como un sueño, como decía Chuang Tzu. El retrato
parece un sueño y lo que le añadiré serán apenas palabras somnolientas».

Gira tu rostro,
yo también estoy solo.
Tarde de Otoño.

682.[596]
En Katada.

Cual ganso enfermo


bajo el frío nocturno,
yazgo en mi cama.

683.[597]
Golpe de viento
frío y seco en mi cara.
Rostro inflamado.

684.
Llueve sin tregua
hasta que los rastrojos
se quedan negros.

Página 146
685.[598]
Un monje dice: «Un conocimiento superficial del Zen causa gran daño». Aprecio su comentario.

Qué admirable,
un relámpago y nadie
comprende nada.

Página 147
686.[599]
Viajando.

Primera nieve.
El monje vagabundo
va sin mochila.

687.[600]
Yendo por la ruta Shinano.

Nieve cayendo,
y las cañas de pampa
no están cortadas.

688.[601]
Nunca se sienta
el corazón viajero
junto al brasero.

689.[602]
Delgados monjes,
como salmones secos,
llenos de frío.

690.[603]
Pasad un rato
y al ritmo de los cuencos
cortad la soja.

691.[604]
Esta todavía es la mañana de diciembre pero ya…

Con qué alegría


al acabar el año,
estos cantores.

692.[605]

Página 148
Afuera llueve,
realizo la limpieza
de fin de año.

693.
En Otsu.

En la montaña,
debajo de la lluvia
de hojas secas.

694.[606]
Sobre las piedras
del templo de Ishiyama
cae el granizo.

695.[607]
Qué blanco puente,
entre montañas pasan
gansos volando.

696.[608]
Odioso cuervo
qué absurdo y bello estabas
sobre la nieve.

697.
Fiesta renga en el final del año.

También mi amigo
se parece a los dioses.
Es fin de año.

698.[609]
En la nueva casa de Otokuni.

En esta casa
olvido mis problemas.

Página 149
Es Año Nuevo.

699.[610]
Cerré la boca durante los primeros tres días y al cuarto día del Año Nuevo escribí esto:

Estos dibujos
para los peregrinos.
Rostro de Buda.

700.[611]
Desaparece
en las aguas del lago
el somormujo.

701.
Inicio de primavera en las montañas de Iga-Ueno.

En primavera
las flores llegan tarde
a la montaña.

702.
El viento frío
molesta a los chorlitos.
Ya cae la noche.

703.[612]
Mirando un cuadro y atendiendo a la petición del monje Joko. Oh, son preciosos, de veras
preciosos. El sombrero es precioso, la capa es hermosa. ¿Quién nos habló de ella? ¿Quién la
representó así, reproduciendo la imagen de una figura de hace tanto tiempo? Cuando su figura está
aquí, su alma también debe estar aquí. La capa de paja es hermosa, y el sombrero también es
hermoso.

Qué bellos son


la capa y el sombrero
aunque no nieve.

704.[613]
Un regalo de despedida para Otokuni, que se marcha a Tokio.

Página 150
Llego a Mariko.
Como sopa de ñame
en la posada.

705.[614]
Bajo la nieve
hace crecer la hierba.
Poder de Kiso.

706.
Olor de flores
mientras contamos cuentos
para los niños.

707.[615]
Blancos ciruelos
se inclinan ante un monje
que es casi un niño.

708.[616]
En una granja.

No come sopa
el gato enamorado.
¡Cómo adelgaza!

709.[617]
Año tras año
se alimenta el cerezo
de hojas caídas.

710.[618]
Son amarillas
las flores que aterrizan
en mi sombrero.

Página 151
711.[619]
Apura el sake
y hagamos un florero
con ese vaso.

712.[620]
Flores de cidro,
antaño se ponían
en las cocinas.

713.[621]
Cuánta pereza,
trato de levantarme…
Afuera llueve.

714.[622]
Cuánta desidia,
la lluvia me despierta
de un tortazo…

715.[623]
Se debilita
el diente cuando muerde
las algas secas.

Página 152
716.[624]
Decido dejar mañana la Cabaña de los Caquis Caídos, la echaré tanto de menos que quise ver cada
habitación de cerca, y compuse este poema.

Lluvia de estío.
Arranco los poemas,
quedan las marcas.

717.[625]
Hace pasteles
y se recoge el pelo
con la otra mano.

Página 153
718.[626]
Veo en los brotes
de bambú dibujada
mi infancia entera.

719.[627]
Por un momento
sobre las flores pasa
la luna llena.

720.[628]
Como la luna
el cuco brilla y canta
entre bambúes.

721.[629]
Día tras día
mientras madura el trigo
la alondra canta.

722.[630]
Contemplando el retrato de Jozan respetuosamente.

Con brisa fresca


y el cuello del kimono
¡desabrochado!

723.[631]
En un cuadro.

Rosas sin olor


tomando la fragancia
del té tostado.

724.[632]
Los gorriones
del arrozal escapan

Página 154
al campo de té.

725.[633]
El mes de junio
igual que un resfriado.
Calor de fiebre.

726.[634]
En mi tristeza:
¡Canta cuco que quiero
sentirme triste!

727.[635]
Noche de estío.
El corazón del árbol
suena en los zuecos.

728.[636]
Cuando aplaudo
la luna de verano
Desaparece.

729.[637]
Qué sueño tengo,
curruca gritadora.
Página en blanco.

730.[638]
Destinos rotos
como tallos de bambú.
¡Qué triste mundo!

731.[639]
Han florecido
con color de sandía

Página 155
unas begonias.

732.[640]
La noche oscura,
llora buscando el nido
un avefría.

733.[641]
En el establo
los oscuros mosquitos.
Zumba el verano.

734.[642]
Inicio de otoño.

Llega el otoño,
me sirve el mosquitero
como una manta.

735.
Aún está verde
el fruto del castaño.
¡Qué viento frío!

736.[643]
En el otoño de 1691, disfrutando de Kioto, pasé por la Puerta Rashomon en la calle novena.

Junto a la puerta
me dan miedo las ramas,
parecen brazos.

737.[644]
Sobre el cuadro de Kenko traído por Kuku, quien me pidió que escribiera un poema.

El mismo otoño,
aunque no tenga un tarro
de pepinillos.

Página 156
738.[645]
La soledad
como jaula de grillo
cuelga de un clavo.

739.[646]
Por darme arroz
e invitado a mi amigo
a ver la luna.

740.
Salió sin miedo
y ahora parece dudar.
Luna nublada.

741.[647]
En Katada en la decimosexta noche.

Luna flotante,
quiero poder entrar.
Puerta de Otsu.

742.[648]
Abre la puerta,
deja que entre la luna.
Templo Flotante.

743.[649]
Una vez más
te veo en Seta, luna
de las cosechas.

744.[650]
Luna tardía,
¿tengo tiempo de asar
algunas gambas?

Página 157
745.[651]
Con qué envidia
mira el pequeño trébol
a las espigas.

746.[652]
Ponen vinagre
sobre los crisantemos,
¡vaya bocado!

747.
En una noche fría.

Se enciende el fuego,
calentando la pasta
se ahuyenta el frío.

748.[653]
En el décimo mes del cuarto año del reinado de Genroku, me alojo en la casa del honorable Riyu en
el templo Menshoji. Han pasado cien años desde que trasladaron aquí este templo desde el pueblo.
Como está registrado en las contribuciones al templo: «El bambú y los árboles crecen densamente,
y la tierra y rocas están cubiertas de musgo». Esto sí es un auténtico bosque venerable, conmovedor
en su anciana apariencia.

Las hojas muertas


te dirán que el jardín
tiene mil años.

749.[654]
Torei se ocupa del jardín de la casa de campo de su padre, donde hay varios árboles frutales.

Naranja y caquis,
la herencia que el abuelo
deja a los nietos.

750.[655]
Arashiyama:
Pasa el viento cosiendo
entre bambúes.

Página 158
751.[656]
El sol poniente
pone vino y pétalos
junto a mi choza.

752.
Las codornices
cantan en la oscuridad.
El halcón mira.

753.[657]
Viga del puente
donde crece el helecho.
La luna mengua.

754.[658]
Por nueve veces
me despertó la luna.
¡Noche de insomnio!

755.[659]
La hoja de un árbol
desconocido cae
al champiñón.

756.
Viento de otoño
soplando en las paulonias.
Hiedra y escarchada.

757.[660]
Los puerros blancos
como recién lavados.
¡Qué frío hace!

Página 159
758.[661]
Esos narcisos
y las paredes blancas
destellan juntos.

759.[662]
Elogiando un jardín.

Se ha despertado
el jardín con la lluvia.
¡Qué animación!

760.
Viento de otoño.
Ya se han ido las flores,
queda el perfume.

761.[663]
La mujer vieja
entre los crisantemos
desgrana arroz.

762.[664]
Lugar sagrado.
Sobre las hojas rojas
cae mi llanto.

763.[665]
Pasándolo bien en casa de Sensen.

De vez en cuando
veo mi propio aliento.
Retiro invernal.

764.[666]
Dejando la capital a finales de septiembre, he llegado a Numazu hacia finales de octubre. El
posadero me pidió un poema y yo no pude ignorar su elegante petición.

Página 160
Parto de Kioto.
Viajando con los dioses
cuento los días.

765.
Harto de Kioto
y del viento invernal.
La vida pasa.

766.[667]
En casa de Kogetsu.

Los bebedores
esperando la nieve.
¡Un relámpago!

767.
Entre los cedros
pasa el viento silbando.
Roca pulida.

Página 161
768.[668]
Visité el templo Horaiji en la provincia Mikawa. Por el camino, sufrí uno de mis ataques crónicos y
pasé la noche en una cabaña al pie de la montaña.

Un curandero
escuchó mis plegarias
durante el viaje.

Página 162
769.[669]
Cuando comenzó a caer la persistente lluvia fría, pedí pasar la noche en una casa. Su dueño me
ofreció una calurosa hospitalidad encendiendo la chimenea. Sequé en ella mis mangas mojadas y
bebí agua caliente. Al anochecer, cuando me eché para escribir bajo la luz de una lámpara, me
pidió encarecidamente: «Por favor deja un recuerdo de nuestro encuentro, que seguramente no
volverá a repetirse».

¿Cuál es mi nombre?
Fría lluvia de invierno,
así me llamo.

770.[670]
El carrocero
no sabe si hace frío
en el río Oi.

771.[671]
Los dioses huyen,
quedan abandonadas
las hojas muertas.

772.[672]
Sin lugar propio en este mundo, he pasado las noches de mis viajes de los últimos seis o siete años
padeciendo muchas dolencias. Incapaz de olvidarme de mis queridos amigos y discípulos de tantos
años, finalmente emprendí la vuelta a la vega de Musashi. Día tras día, han venido a visitarme a mi
humilde cabaña. Compuse estos versos para ellos.

Después de tanto
aún estoy vivo: hierba
bajo la nieve.

773.[673]
Hojas de kudzu
blancas por ambos lados.
¡Qué frío hace!

774.[674]
Gansos salvajes
graznan en los sembrados.
Lluvia de invierno.

Página 163
775.[675]
Pájaros, peces…
¿Sabéis dónde se esconden
sus corazones?

Página 164
VI
Basho descubre el secreto de la grandeza en la vida
y en la poesía
(1692-1694)

Página 165
776.[676]
Una curruca
se lleva del balcón
los pastelitos.

777.[677]
La primavera
que nadie ve, reluce
en el espejo.

778.[678]
Flores más blancas
que de melocotones…
¡Las del narciso!

779.[679]
Gatos en celo,
en mi alcoba la luna
no tiene brillo.

780.[680]
Como el cerezo
salvaje en la montaña
quiero vivir.

781.
Pastel de arroz
cocido con las flores
de la artemisa.

782.[681]
Como regalo de despedida para uno que viaja al este…

Mi corazón
estará junto a ti
en estos cuencos.

Página 166
783.
Una caminata placentera.

De casa en casa
voy contando los sauces
y los ciruelos.

784.[682]
Hojas de lirio
a cinco pies del suelo
canta el cuco.

785.
Bajo la luna
son las flores de trigo
un sol borroso.

786.[683]
Hoja colgada,
mirador de la luna
sobre mi choza.

Página 167
787.[684]
¿Por qué no duerme el pájaro en las flores de cerezo? No comprendo el corazón de la primavera y
al pájaro que no se queda con las flores.

Al ruiseñor
que abandona su nido,
no lo entiendo.

788.[685]
En el primer aniversario de la muerte de Fuboku, Kinpu celebra una fiesta renga.

¿Será el cuco?
Sobre el viejo tintero
oigo su canto.

789.[686]
Primer atún
al dejar Kamakura
seguía vivo.

Página 168
790.
En el sexto mes
mejor que la dorada:
Come ballena.

791.[687]
En la fachada
el sol se ha desmayado.
Frescor de ocaso.

792.[688]
En la fachada
el sol desaparece.
La tarde es fresca.

793.[689]
Para celebrar Tanabata y los setenta y siete años de la madre de Sodo, siete poetas elegimos cada
una de las siete plantas de otoño como motivo para los versos individuales, deseando también vivir
tanto como los siete viejos poetas chinos.

Las siete plantas


del trébol serán mil,
igual que estrellas.

794.[690]
Escribiendo en el cuadro de un crisantemo silvestre.

Los crisantemos
ignoran el calor
de los claveles.

795.[691]
Con lluvia y niebla
para la malvarrosa,
¡cielo perfecto!

796.[692]

Página 169
Es luna llena,
llegan hasta mi puerta
olas del mar.

797.[693]
Rio Onagi.

Quiero llegar
cuando llegue el otoño
al río Onagi.

798.[694]
Un poco más allá del río Fukagawa, detuvimos nuestro bote en Cinco Pinos.

Siempre dispuestos
a contemplar la luna,
son mis amigos.

799.[695]
Cuánta esperanza,
en la verde naranja
tiembla el futuro.

800.[696]
Se va el otoño
pero aún hay esperanza,
verde naranja.

801.[697]
Aunque era verde
el pimiento de pronto
se puso rojo.

802.[698]
En el memorial por el padre de Senka, uno de mis estudiantes.

Qué desolado
el color de las mangas

Página 170
grises y sucias.

803.[699]
Primera helada,
los fríos crisantemos
entre algodones.

804.[700]
Lluvia de invierno.
Todos envejecemos
sin darnos cuenta.

805.[701]
La chimenea
con hielo en los rincones.
Todo está viejo.

806.[702]
Abriendo la boca en la casa de Shiryo.

Jardín de Sakai,
abro el tarro de té
y te recuerdo.

807.[703]
Pescadería,
los dientes del besugo
están muy fríos.

808.[704]
Litros de sake
en el aniversario
del buen Nichiren.

809.[705]

Página 171
¿Luna y flores?
Me clavan una aguja,
vienen los fríos.

810.[706]
Barre el jardín,
cerca de su escoba hay
nieve olvidada.

811.
Mueves el fuego.
En la pared, la sombra
del visitante.

812.[707]
Una fiesta improvisada el 20 de diciembre en Mizunoe Sara.

¡Ponte más cerca!,


para ver la maceta
llena de flores.

813.[708]
Es fin de año.
Mi pobre corazón
se está alegrando.

814.[709]
Los gorriones
se rien de los trajes
de los cantantes.

815.[710]
Valió la pena
que esta almeja viviera.
Final de año.

Página 172
816.[711]
El día de Año Nuevo.

Año tras año


le colocan al mono
disfraz de mono.

817.
La primavera
anuncia su llegada.
Luna y ciruelos.

818.[712]
El comerciante
si es bueno venderá
siete verduras.

819.[713]
Entregado a Kyorai.

Junto al sashimi
rodajas de pescado.
Flor de ciruelo.

820.[714]
Sobre su tumba
las violetas más tristes
que la angélica.

821.[715]
En un día favorable de febrero, Zekitsu se afeitó la cabeza para convertirse en estudiante de
medicina y yo le felicité.

Mírate ahora,
¿quién te ha cortado el pelo?
Zorro rapado.

822.[716]

Página 173
Escribiendo en un dibujo del monje Kensu.

Dentro de la red
de la ley, el pez hielo
abre sus ojos.

823.[717]
Un verso para despedir al monje Sengin.

Plumas de grulla
y en la negra túnica
nubes de flores.

824.[718]
Dándole esto a alguien llamado Okada en su fiesta de despedida antes de que siguiera al señor del
castillo a visitar el santuario Tosho en Nikko en representación del gobernador militar.

Sobre la hierba
un manto de rocío
moja tu traje.

825.[719]
Ni la peonía
ni el poeta tienen
aspiraciones.

826.[720]
La voz del cuco
resbala sobre el agua…
No la penetra.

827.[721]
Se escucha el llanto
desolado del cuco
en la ensenada.

828.[722]
Como las flores

Página 174
ligeras del castaño.
Viaje hacia Kiso.

829.[723]
Mientras Kyoriku sale para Hikone por la ruta Kiso.

También las flores


como tu corazón
viajan ligeras.

830.[724]
Aprende a viajar
atento a lo esencial.
Moscas de Kiso.

831.[725]
Jardín del templo,
se ha llenado de hojas
de platanero.

832.[726]
Al atardecer
rostros ebrios mirando
flores de luna.

833.
Niños y niñas,
junto a las campanillas
comen melón.

834.[727]
¡Niños, ya está
la enredadera en flor!
Abro un melón.

Página 175
835.[728]
Envidio a Tao Yuan-Ming.

Echa la siesta
cerca de la ventana,
cama de juncos.

836.[729]
Qué olor más fuerte,
sobre las plantas de agua
tripas de carpa.

837.[730]
Durante la noche de Tanabata llovió tanto que un puente quedó limpio de urracas.

Menuda lluvia,
dormirán las estrellas
sobre una piedra.

838.
Primeras setas,
el otoño se acerca.
Brilla el rocío.

839.
Pequeña seta
tu cabeza afilada
es como un pino.

840.
Persistente calor de verano.

¿Aún es verano?
Luna de las cosechas
sigues caliente.

841.[731]

Página 176
Mientras la luna
mengua en el alto cielo,
crecen tinieblas.

842.[732]
Lamentando la muerte de Matsukura Ranran.

Viento de otoño,
el bastón de morera
quedó quebrado.

843.[733]
Visitando su tumba el 3 de septiembre.

¿Has logrado hoy


ver la luna creciente
sobre su tumba?

844.[734]
Desaparece
la luna y nada queda
en mi escritorio.

Página 177
845.[735]
Hablando de la magnífica interpretación del difunto Koshogen.

Sin la máscara
es tan bello tu rostro
como la luna.

846.[736]
Pensamientos que se me ocurren al cerrar la puerta: «… Si alguien viene, tengo que entablar
conversación. Si voy a visitar a alguien, me siento mal por molestarle. Debería ser feliz sin amigos.
Debería sentirme rico a pesar de mi pobreza. Un hombre de cincuenta años escribe esto para sí a
fin de aumentar su sabiduría».

Las campanillas
frente al cancel que cierro
durante el día.

847.[737]
Con la puerta cerrada en la casa de campo de Fukagawa…

También os siento,
pequeñas campanillas
lejos de mí.

848.[738]
En la casa de Hosho Sadayu en una fiesta de tres poetas.

Envejeciendo
pasados los cuarenta.
Lo ignoro todo.

849.[739]
El trébol tiembla
y el brillante rocío
se balancea.

850.
Junto al pétalo
del boniato, vi
luz de rocío.

Página 178
851.[740]
En la casa de Taisui.

Entre las piedras


olor de crisantemos
cuando amanece.

852.[741]
Entre las piedras
del escultor, florecen
los crisantemos.

853.[742]
Pasando por la calle de la gran puerta…

Tras el negocio
de antigüedades, crecen
los crisantemos.

Página 179
854.
Tozan estuvo en Tokio por negocios durante tres meses. Una mañana, le sorprendí visitándole a
primera hora de la mañana, cogiéndole todavía medio dormido. Más tarde, él me visitó ya tarde
una noche, cuando ya me había retirado. Nos conocíamos bien. Éramos tan amigos que parecía que
viviésemos bajo un único techo. Hoy, marcha a su casa. Quería despedirle y fui para encontrarme
con un otoño que se alejaba y, tristemente, con un amigo que también se iba.

En la llanura,
¡que sólo tu sombrero
toque tu cuerpo!

855.[743]
Me escondería
dentro de una amapola,
se va el otoño.

856.[744]

Página 180
Cada mañana
va progresando el grillo,
mejora el canto.

857.
Lleno de harina,
crisantemo de invierno
junto al mortero.

858.[745]
Los crisantemos
pasan, ya sólo quedan
los blancos nabos.

859.[746]
Cabalga el niño
montado en una silla.
Recogen nabos.

860.[747]
El domador
golpea con un palo
al pobre mono.

861.
Bajo la luna
de otoño, el mono tiembla
junto a su dueño.

862.[748]
Toda la noche
los bambúes se congelan.
Mañana blanca.

863.[749]

Página 181
Salimos todos
a observar el puente
lleno de escarcha.

864.
Cuando el nuevo Gran Puente de Fukagawa estaba casi terminado.

¡Está nevando!
Y el puente aún continua
sin acabarse.

865.[750]
Un regalo para Shado. Un caracol del cieno que repta por la playa del lago debería temer las
pinzas de los cangrejos que viven entre los juncos. Y tener cuidado de que no le pisoteen los bueyes
o los caballos.

Aquí en Naniwa
el caracol de cieno
también hiberna.

866.[751]
Oigo un laúd…
Como sopa y graniza
en el tejado.

867.[752]
Playa de Suma
comienza el Año Nuevo.
Montón de leña.

868.[753]
En una fiesta renga para cuatro poetas con un tal Yaba.

Un viejo pino
pintado sobre un biombo.
Casa de invierno.

869.[754]

Página 182
Disfrutando de una fiesta en el jardín de crisantemos de So do.

En el jardín
olor a crisantemos.
Viejas sandalias.

870.[755]
Bebiendo vino
miro por la ventana:
Los crisantemos.

871.[756]
Siguiendo el título del waka «El Corazón del Hijo Mayor de Fan Li».

Ninguna gota
de escarcha se desprende
del crisantemo.

872.
Una tormenta…

Página 183
sobre la lluvia escribo
mis poesías.

873.[757]
Son diferentes
las flores de camelia.
Hojas opuestas.

874.[758]
Bata de plumas
calentando mi cuerpo.
Ganso salvaje.

875.[759]
Pobres las ocas
que vende el buhonero.
Fiesta de Ebisu.

Página 184
876.[760]
Un poema en el cuadro de Hotel.

Luna y flores,
es todo lo que quiero.
El saco lleno.

877.[761]
Fiesta de Ebisu,
vendedor ambulante
viste de gala.

878.[762]
En alabanza al viejo Teitoku viendo su retrato.

No reconozco
ni al viejo ni su nombre,
con esa gorra.

879.
Para el que dice:
«No me gustan los niños»,
nunca habrá flores.

880.[763]
Comiendo raíces, hablando todo el día con un guerrero.

El samurái
habla, sabor amargo
a pepinillos.

881.[764]
El lago helado
y el pato al perejil,
¿se parecen?

882.

Página 185
Aún están vivos
metidos en el hielo,
los pececillos.

883.
El invierno de ese año.

Luna del alba.


Cuando termina el año
preparan mochis.

884.[765]
Es fin de año,
quieren que haga una fiesta.
¡Estoy feliz!

885.[766]
Limpieza anual,
el carpintero ordena
sus herramientas.

886.[767]
Quiero escuchar
las primeras noticias
llegadas de Ise.

887.[768]
Se fue la noche
cuando llegó el ladrón,
también el año.

888.[769]
Hoy se recogen
las hierbas cosechadas
con gran respeto.

Página 186
889.
Pequeños brotes
crecen bajo la nieve
casi fundida.

890.[770]
Hokaku pidió mi escritura en un abanico.

Tiene el flequillo
de los muchachos olor
a hierba fresca.

891.
Gorrioncillos
responden a las ratas
desde sus nidos.

892.[771]
El sauce herido
se inclina lentamente
sobre su llaga.

893.[772]
Se inclina el sauce
hasta que logra tocar
su propia herida.

894.
Con mi paraguas
difícilmente paso
entre los sauces.

895.
Flor de ciruelo
tu fragancia está llena
de pena vieja.

Página 187
896.[773]
Tu olor es alguien
que no conoceré,
flor de ciruelo.

897.[774]
Huele a ciruelos
y el sol sale de pronto.
Senda del monte.

898.[775]
El frío huye
al sentir la fragancia
de los ciruelos.

899.[776]
Visitando el salón privado del monje retirado Etsudo…

Olor a flores
se enreda en las cortinas.
Salón privado.

900.[777]
Muerte de Buda,
junto a arrugadas manos
suenan las cuentas.

901.[778]
Buda ha nacido,
junto al ruido de cuentas
se unen las manos.

902.[779]
El murciélago
sale también al mundo
junto a las flores.

Página 188
903.
Por todas partes
el mundo ha florecido.
Reza un anciano.

904.[780]
Día de la Fiesta de las Muñecas.

Un sauce verde
acariciando el barro.
Marea baja.

905.[781]
Cae desde el sauce
una lluvia que tiene
sólo tres metros.

906.[782]
Bajo el tejado
caen gotas sobre el nido
de las avispas.

907.[783]
¡Un ruiseñor!
Tras el sauce llorón,
junto a las zarzas.

908.[784]
Los sauces guían
al barco por el río.
¡Qué bellas flores!

909.[785]
La gabardina
volando por los aires.
Viento en los sauces.

Página 189
910.[786]
El viejo río
le pone al sauce ojos
de enamorado.

911.
Por fin se abren
las flores del cerezo.
La noche muere.

912.
Primeras flores
entre melocotones.
¡Qué maravilla!

913.[787]
Veo alzarse
mariposas, pájaros,
nubes de flores.

914.[788]
Gatos en celo
atropellan al perro
en su carrera.

Página 190
915.[789]
Cuando fui a Ueno para contemplar flores de cerezo, vi cortinas colgadas en un local donde la
gente estaba tocando música estruendosa y cantando canciones, así que me trasladé a un lugar
tranquilo no muy lejos bajo un pino.

Bajo las flores,


sin los cuencos del monje
pero tranquilo.

916.[790]
Siete edificios
formando siete templos.
Flor de cerezo.

917.[791]
En la residencia del señor Rosen.

Casa de Saigyo,

Página 191
debe haber un jardín
por algún sitio.

918.[792]
En primavera
la artemisa es más alta
que otras hierbas.

919.
Regalado a Torin para celebrar la finalización de su nueva casa, escrito de mi propia mano.

¿Es el rocío?
No, es miel de la flor
de la peonia.

920.[793]
Se esconde el cuco,
los que recogen té
pueden oírlo.

921.
Cae desde el sauce
una gran oscuridad
sobre las flores.

922.[794]
En la Fiesta del Amanecer en la Casa de Taisui.

Que no os preocupen
las semillas de arroz
bajo la lluvia.

923.[795]
Desde mi cuarto
se ve el matorral
y unas hortensias

Página 192
924.[796]
Un retrato de Kusunoki Masashige. Su fidelidad es tan fuerte como el hierro y la piedra.

Del árbol caen


lágrimas de rocío
sobre las flores.

925.[797]
Cuenta la historia
que fue un gran luchador
el señor noble.

926.[798]
Parto de Bufu para regresar a casa. Algunas personas me acompañan hasta Kawasaki.

Estas espigas
me acompañan durante
la despedida.

927.[799]
Llevo de apoyo
una espiga de trigo.
¡Qué despedida!

928.[800]
Separémonos.
El sombrero en la mano
y una chaqueta.

929.[801]
Justo ahora,
qué alegría poder ver
el monte Fuji.

930.
Descansando indolente en la cuneta de césped…

Página 193
Apenas veo
las flores del sándalo
bajo la lluvia.

931.[802]
Un ruiseñor
cantando a la vejez
en los bambús.

932.[803]
Primera lluvia,
hay un gusano enfermo
en la morera.

933.[804]
Casi doblados,
esperan los bambús.
Llega la nieve.

934.[805]
En Nagoya de Owari.

Vida viajera,
arar, yendo y viniendo,
una parcela.

935.
Plácida casa,
esto ya se veía
mirando el plano.

936.[806]
Yasui planea construirse una casa tras su retiro.

Que sea fresca,


los carpinteros aquí
sabrán hacerlo.

Página 194
937.[807]
Habiendo entrado en la provincia de Suruga.

Entro en Suruga,
incluso los naranjos
huelen a té.

938.[808]
Lluvias de estío.
¿Cuándo podré cruzar
el río Oi?

939.[809]
A causa de las fuertes lluvias de mayo, el río Oi creció tanto que tuve que esperar en Shimada,
quedándome con Joshu y Jochiku.

Lechugas verdes
y al mismo tiempo sopa
de berenjena.

940.[810]
Tu voz se mezcla,
vendedor de pescado,
con la del cuco.

Página 195
941.[811]
Flores y frutos,
están al mismo tiempo
en su apogeo.

942.[812]
Deteniéndome en casa del ermitaño Yamada.

Por más que digan


que gritan las aldortas,
me alojo en Saya.

943.[813]
En esta casa,
¿quién sabe si el rascón
está en la puerta?

944.[814]

Página 196
Cuando me pongo
a contemplar las ramas.
¡Serenidad!

945.
Aunque no llueva,
plantador de bambú:
Capa y sombrero.

946.[815]
Lleva maleza
y regresa con vino,
¡qué buen trasplante!

947.[816]
El poema del monje Saigyo en su visita a un cierto monje llamado Amida, que vivía en
Higashiyama, me hizo preguntarme cuán interesante sería ese ermitaño. También visité una
elegante ermita en Higashiyama, donde conocí a un monje similar a quien le di este poema. Este es
un poema del monje Saigyo: «Cuando oí hablar / de la cabaña de ramas / me pareció algo
miserable / pero pronto descubrí / lo agradable que era».

La misma luna
que la que una vez vio
el monje Amida.

948.
El crisantemo
resistió la tormenta.
¡Qué emocionante!

949.[817]
En casa de Yamei.

En este cuadro
se siente la frescura.
Bambús de Saga.

950.[818]

Página 197
Flores caídas,
los pájaros no cantan,
polvo en el arpa.

951.[819]
Cascada clara,
cocino con tus aguas
estos fideos.

952.[820]
Cascada clara,
cae la luz de la luna
sobre tus aguas.

953.[821]
Cascada clara,
sobre tus limpias aguas
lunas tumbadas.

Página 198
954.
Al llegar junio
veo en el monte Arashi
nubes dormidas.

955.[822]
Para una fiesta renga de estilo libre en Rakushisha el 22 de mayo…

Baúl de mimbre
y dentro la frescura
de los melones.

956.[823]
Frescos melones
empapados de barro
por el rocío.

957.
Viento en los pinos,
las agujas cayendo,
sonido de agua.

958.[824]
En casa de Kyokusui.

Ya se ha acabado
la noche de verano.
Comida fría.

959.
En casa de Kyokusui elegimos motivos poéticos sobre la vida en el campo.

La vieja dama
abanicando el fuego,
arroz hervido.

960.

Página 199
Platos y cuencos
se enfrían poco a poco
como la tarde.

961.[825]
Es muy difícil
cortar plantas de mate.
Flores nocturnas.

962.[826]
La gente se juntó y hablaba sobre dónde se producían los mejores melones.

¿Qué cementerio
es este que está lleno
de pieles secas?

963.[827]
En el templo de Ogura.

Pinos y cedros.
Para admirar el viento
huele el sonido.

964.[828]
Estos dos versos fueron compuestos mientras gozaba de la brisa fresca en la casa de un actor Noh
llamado Yuto, en Zeze.

Sobre las olas


la fragancia del viento,
a un mismo ritmo.

965.[829]
El lago añora
las nubes que están presas
en la montaña.

966.[830]
Pasándolo bien en la casa de Honma Shume.

Página 200
El abanico
más allá de las nubes
revolotea.

967.[831]
El actor mira
las flores de cerezo
como un guerrero.

968.[832]
En casa de Honma Shunte, colgado en la pared hay un cuadro de esqueletos tocando la flauta y el
tambor. ¿Es la vida humana diferente a la de estos esqueletos? Zhuangzi usaba un cráneo como
almohada y no distinguía sueño de realidad. Esto evoca en verdad el carácter de nuestras vidas.

Un relámpago.
En el rostro de ayer, hoy
crecen las hierbas.

969.[833]
Un relámpago.
El grito de la garza
iluminada.

970.[834]
El actor mira
el mundo por la nariz
de la máscara.

971.[835]
Camino estrecho,
mientras la hierba lucha
bajo el rocío.

972.
Con las hortensias
nos ponemos kimonos
de fina tela.

Página 201
973.[836]
Fiesta de Estrellas.
El otoño está en marcha,
primera noche.

974.[837]
Fiesta de Estrellas.
El otoño se ha impuesto
desde el principio.

975.[838]
Qué buena siesta,
sobre este frío muro
pongo mis pies.

976.[839]
Llega el otoño.
Los corazones cerca,
pequeña sala.

977.[840]
Mientras estaba en Otsu, en el verano de 1694, mi hermano escribió pidiéndome que fuera a casa
para la Fiesta de los Antepasados.

Vieja familia,
con canas y bastones
visitan tumbas.

Página 202
978.[841]
Al oír que la monja Jutei había muerto.

También estás
presente entre nosotros.
Fiesta de Muertos.

979.[842]
Se va el otoño.
Erizos de castañas,
abiertas manos.

980.[843]
La luz cuadrada
de la luna va entrando
por mi ventana.

981.[844]

Página 203
No hay en mi pueblo
casa a la que le falte
su árbol de caqui.

982.[845]
Es luna llena.
Bruma al pie de los montes,
campos borrosos.

983.[846]
Algodonales,
flores de luz de luna
por todas partes.

984.
Trébol y viento,
han llegado al jardín
de casualidad.

985.[847]
¿Qué color tiene
el viento cuando pasa
por el jardín?

986.[848]
El largo viento
agitando los juncos.
Jardín de otoño.

987.[849]
También nosotros
como las calabazas
hemos cambiado.

988.

Página 204
15 de agosto.

¿Quién de vosotros
verá sobre Yoshino
la luna llena?

989.[850]
Las celosías,
cuando lleguen los gansos,
serán más rojas.

990.[851]
¡No se parezcan
mis versos y mi cara!
Primer cerezo.

991.[852]
Me visita Toju de Ise en mi ermita de montaña.

Comer fideos
entre flores tardías.
¡Qué buen camino!

992.
La voz del ciervo
cruza la noche oscura
con su tristeza.

993.[853]
El sol cubierto
por las aves que pasan
como las nubes.

994.[854]
En el paso de Kuragari.

Sigo el perfume
por un camino oscuro.

Página 205
¡Fiesta de flores!

995.[855]
Los crisantemos
dejan su olor, y en Nara
hay muchos budas.

996.[856]
Budas antiguos
en Nara, y un perfume
de crisantemos.

997.[857]
Lo que sentí en mi corazón el noveno día cuando dejé Nara.

Atrás quedasteis
crisantemos de Nara.
Llego a Naniwa.

998.[858]
¿No puede un grillo
deslizarse hasta el lecho
del jabalí?

999.[859]
Al huésped le gusta pasarlo bien hasta entrada la noche y se levanta tarde por la mañana. Irse
pronto a la cama por la tarde es ser tacaño con el aceite de lámpara y madrugar resulta demasiado
ajetreado.

Qué placentero
es levantarse tarde
igual que el dueño.

1000.[860]
El largo viento
se va como el otoño
por los aleros.

Página 206
1001.[861]
El 13 de septiembre, visitando el mercado del santuario de Sumiyoshi…

Me fui al mercado
y me sentí enfermo.
Pensé: ya no voy.

1002.
Como una gota
colgada entre las ramas,
tiembla la luna.

1003.[862]
A un mismo tiempo:
Lluvia invernal y pajas
de arroz trenzado.

1004.[863]
Noche de otoño.
Conversación quebrada
en mil pedazos.

1005.
Se escuchan voces
de hombres que regresan
por el ocaso.

Página 207
1006.[864]
Pensamiento…

Este camino
nadie ya lo recorre,
salvo el crepúsculo.

1007.[865]
Como un pájaro
que atraviesa las nubes.
Me siento viejo.

1008.[866]
Por más que miro
no hay mancha en la blancura
del crisantemo.

1009.[867]
Un concurso poético improvisado en la casa de Keishi con el tema de un hombre acompañando a un
catamita bajo la luna.

La luna clara,
el niño al que acompaño
teme a los zorros.

Página 208
1010.[868]
Yo me pregunto,
avanzando el otoño…
¿Qué hará el vecino?

1011.[869]
Compuesto enfermo y en cama.

Viajando enfermo
mis sueños atraviesan
páramos secos.

1012.[870]
Cascada clara,
verdes hojas de pino
van en tus olas.

Página 209
Exégesis poética

Creo que la poesía no debe ser explicada ni analizada, ni tampoco necesariamente


comprendida, debe simplemente ser sentida. El todo es más que la suma de sus
partes. El haiku es como un pájaro al que no podemos diseccionar sin matarlo;
escapa, igual que todo lo vivo, a cualquier definición.
Los poemas dicen lo que dicen, pero también lo que callan. Es por eso que un
buen haiku nunca termina de decirse y continúa retumbando como un símbolo en
nuestro interior, volviendo una y otra vez, como un eco en el eco de otro eco.
La selección de los haikus comentados a continuación ha sido casi azarosa, pues
la mayoría de los poemas de Bashō hubieran servido a esta exégesis por estar
cargados de autenticidad. Son poemas que atenían contra la falsedad.
Puede que la poesía nunca salve al mundo, pero cualquier vida puede ser salvada
gracias a la poesía. Creo también, y el buen Bashō estaría de acuerdo conmigo, que
toda vida alejada de la poesía es una vida fracasada.

29.
La suave brisa,
la risa de las flores:
Es primavera.

Bashō nos regala aquí una mirada esencialmente inocente. Quizá sólo un niño
pueda comprender qué es «la risa de las flores». La infancia misma es un estado
poético. Este haiku como los niños está en la vida y por ello la refleja sin filtros.

46
Mis ojos brillan
de tanto contemplarte,
flor de cerezo.

Perdida la noción del tiempo, en la eternidad del instante, los ojos de Bashō se
iluminan alumbrados por la belleza. El poeta refleja la belleza sin entenderla, de la
misma manera que el poema se nos ofrece tan sólo para ser sentido.

50
Rompí la flor,

Página 210
la apreté sin querer.
Bella muchacha.

La belleza es inaprensible, no puede asirse. Se diría que estamos muertos para el


mundo, que somos fantasmas que apenas rozan la vida. A veces llega el recuerdo de
algo que habitó en nosotros y nos excede, entonces reímos o lloramos: es la
esperanza. Pero pronto comprendemos de nuevo que nuestro destino es continuar
vagando, soñando un amor imposible.

51.
Toda la noche
contemplando la luna,
¡y sin dormir!

Luna e insomnio van de la mano. El poeta contempla la luna, seguramente


asombrado de que esta exista. La luna es sólo la luna y nada más, única, irrepetible, y
eso es más que suficiente para mantenernos insomnes, despiertos bajo el penetrante
hechizo de su mirada sin párpados.

52.
Luna creciente,
se esconde en tu belleza
la luna llena.

La luna creciente es bella porque en ella se esconde la luna llena, a la realidad se


le añade la imaginación y la expectativa. Es más bello lo que se sugiere que lo que se
dice. La luna creciente lleva en su halo la promesa y el deseo mientras que la luna
llena es sólo la luna llena.

63. 93. 772.


Bajo un sombrero
disfruto de la sombra,
aún estoy vivo.

Una y otra vez Bashō se asombra de estar vivo. Vivir es saberse en el interior del
milagro. El poeta se distingue por tener una conciencia clara de los límites. Al borde

Página 211
de la vida o de la muerte, asomado al abismo de sí mismo, ve cómo cae su corazón en
el corazón del mundo.

78.
En vez de flores,
desde lo alto del árbol
cayó un cadáver.

La cigarra cae muerta desde lo alto del árbol. Pasó la vida cantando y murió como
una flor. Realizó el camino de la poesía, celebró la fugacidad del instante. Vivió en el
milagro donde nada es imposible: hasta la flor y el cadáver terminan por encontrarse.

83.
Luna de agosto,
redonda como un tronco
recién cortado.

Este haiku que es todo él una metáfora no es un buen haiku, al contrario. Sin
embargo sigue siendo sencillo y consigue no caer en la artificiosidad. A pesar de su
buscada singularidad refleja la fuerza y la perfección del instante presente.

84.
Hay una mancha
flotando sobre el tofu,
hoja de otoño.

La pequeña hoja caída sobre el tofu es motivo suficiente para hacer un haiku.
Hasta lo más mínimo tiene una importancia capital, pues al fin y al cabo todo forma
parte del desenvolvimiento sagrado del mundo.

86.
Desfilan nubes,
pasa un perro meando
mientras camina.

Página 212
Hay una comparativa entre el perro que pasa meando y las nubes de donde cae la
lluvia. Se nos dice que el perro tiene la misma importancia y belleza que las nubes.
Todo es perfecto en sí mismo, una vez que el poeta está dentro de la vida no hay
distinciones ontológicas.

96.
Primeras flores,
mi vida se prolonga
sólo por verlas.

El poema refleja el amor por lo perecedero, motivo de toda belleza. Las flores son
bellas porque no tienen mañana. No hay futuro ni esperanza pero las flores son la
misma esperanza, ellas abren en el mundo la posibilidad del milagro.

111.
Contemplo Suma
y consigo vislumbrar
mi propio otoño.

Bashō se mira en la naturaleza como en un espejo, habla de su vejez pero lo hace


de una manera lo suficientemente profunda como para olvidarse de sí mismo.

120.
Cuervo posado
sobre la rama seca.
Tarde de otoño.

El lector está ante la oscuridad de un pájaro y ante la llegada de la noche, ante el


otoño, ante la desnudez del árbol… el lector está ante su propio poema, escribiéndolo
sin saberlo.

121.
Seguramente
será como esta tarde
el otro mundo.

Página 213
El poema busca el final del miedo, el final de la ilusión, el final de todas las
preguntas y de todas las respuestas desde las que preguntamos. El poema busca, en
definitiva, el silencio que nace cuando cesa el pensamiento y comienza la vida. En
esta tarde, en este mundo…

122.
Golpes de remos.
El alma se me hiela.
Lágrimas negras.

Perderse en un llanto suave y desolado como el de una madre oscura. Olvidar esta
pasión inútil, descansar de este esfuerzo desgraciado. La poesía recorre el camino que
va del sufrimiento a la armonía, busca hacer el mundo habitable, enseñarnos a vivir
entre el horror y la belleza.

131.
Flores por todas partes,
se anima la prostituta
y el sacerdote.

Todos comparten la misma alegría, el haiku es una expresión libre, ajena a


expresiones políticas o a consignas morales. Refleja el mundo tal y como aparece, sin
enjuiciarlo, sin intencionalidad alguna. La ideología no tiene cabida en el espíritu del
haiku.

141.
Bajo la luna
castañas perforadas
por los gusanos.

La luna ilumina lo grande y lo pequeño, bajo su luz todo irradia misterio. No se


trata de un símbolo pues el haiku no busca remitirnos a otra cosa, dice exactamente lo
que quiere decir. Es una instantánea del mundo sin ninguna otra intención: ahí está
todo: las castañas perforadas por los gusanos bajo la luna.

143.

Página 214
Al pobre monje
le sorprendió la lluvia
sin su paraguas.

Este hecho, absolutamente prosaico, es motivo más que suficiente para que surja
un haiku. En lo cotidiano se oculta lo maravilloso. Se trata de saber mirar, mirar las
cosas como si fuera la última vez para verlas como si fuera la primera vez.

145.
Mira ese pino:
Parece estar creciendo
sobre la niebla.

El pino con su base oculta por la niebla parece nacer de ella. Esta observación
anuda inocencia y fuerza, y nace espontáneamente del asombro. Así pues reúne las
virtudes principales del buen haiku.

152.
Salta la rana,
se oye en el viejo estanque
ruido de agua

El poema, igual que un cuadro, dice exactamente lo que dice. No puede ser
explicado sin ser alterado, pues esa era la única manera posible de decir lo que ha
dicho. Se escucha la zambullida de una rana, eso es todo, ese sonido que al igual que
el chasquido de unos dedos nos hace despertar.

156.
Feliz desgracia.
Miro a la luna y oigo
cantos de Nara.

La poesía busca el lugar donde ya sólo el vuelo o el canto son posibles, el lugar
en el que ya no es necesario decir nada. Mirar la luna en su vuelo y escuchar una
antigua canción. Feliz desgracia.

Página 215
164.
Vamos, despierta
pequeña mariposa
y sé mi amiga.

El buen haiku debe tener total libertad expresiva, aquí el poeta con la inocencia de
un niño invita a la mariposa a ser su amiga. La belleza no sirve sólo para ser
contemplada sino también para ser sentida y vivida, para jugar con ella. La inocencia
se realiza a través del juego y abre todos los caminos.

179.
El cuco canta
siempre lejos del mundo
de los poetas.

Los poetas no tienen nada especial que decir, deben comprender de manera íntima
que aquello que creen único es justamente lo más común a todos. Lo más profundo
de nosotros mismos no nos pertenece. La poesía carece de utilidad, no sirve para
nada. Y es por su gratuidad por lo que genera sentido y hace posible la vida,
enseñándonos a amar el misterio.

191.
El viento helado
entró en mi corazón.
Salgo de viaje.

Todo viaje supone un ir y un retornar, un perderse y un encontrarse. Un ir hacia lo


extraño y un volver a lo propio. Extraviarse en lo profano y reconocerse en lo
sagrado. Así, el poeta deja que el viento helado sople sobre su corazón, no opone
resistencia, y parte como la hoja que de pronto se transforma en pájaro.

194.
Nubes y niebla,
vistas del monte Euji
con cien matices.

Página 216
El haiku comunica sencillamente lo que ve: el monte Fugi con nubes y niebla. En
este haiku se siente como un todo lo que se haya disperso en mil matices. Hay una
percepción global de las cosas, todo es una y la misma cosa para quien mira desde el
amor o la confianza. El miedo rompe el mundo en mil pedazos pero el haiku es un
ejercicio contra el miedo.

195.
También mi nombre
se lo llevará el río
como a las hojas.

Esta imagen es particularmente elocuente para nosotros los occidentales, como el


río de Jorge Manrique, el río de la vida, el tiempo que pasa. El nombre de Bashō será
olvidado, todo será borrado por el agua, y las hojas se perderán en la corriente como
generaciones que desaparecen. También mi nombre será olvidado, también tu nombre
será olvidado…

218.
Sobre la nieve
qué hermosura contemplar
a los caballos.

Bashō nos dice: es hermoso contemplar a los caballos. Quizá la palabra


«hermoso» tranquiliza a Bashō. El haiku debería decir: «Sobre la nieve contemplo a
los caballos». Nada más. La presencia de los caballos sobre la nieve escapa a las
categorías de lo bello. Decir la nieve y los caballos es decir misterio y asombro.

219. 372. 830.


En la tormenta
tiro al mar mis sandalias
y mi sombrero.

¿De qué sirven las sandalias y el sombrero bajo la tormenta? Así también el buen
haiku funciona con sencillez y economía, y se desprende de lo accesorio. El poeta sin
victimismo de ningún tipo, con elegancia y con cierto humor, nos dice: en la
tormenta, en la poesía y en la vida, hay que atender a lo esencial.

Página 217
232.
El mar ya en sombra,
los gritos de los patos
son casi blancos.

La imagen visual invade el poema. Ya no se trata del débil brillo de la espuma ni


de las blancas plumas de los patos, es su propio grito en la tarde difusa, lo que es casi
blanco.

242. 549.
Por la montaña
de pronto una violeta
me ha conmovido.

Es por la mirada sencilla y elemental de la poesía por la que lo ordinario se


transforma y se nos muestra, tal y como es, de manera extraordinaria. No ha sido la
montaña ni el gran juego del cielo lo que lo ha trastornado, sino una pequeña violeta.
Ha bastado su débil luz para devolver al mundo su sustancia mágica.

248.
Lirio púrpura,
te miro y crece en mí
este poema.

La verdad no está en la poesía sino en la vida, no está en el haiku sino en el lirio,


sin embargo todo momento de verdad en nuestra vida se da gracias a la poesía. El
poema ha crecido dentro de Bashō para conducirlo, a través del lenguaje, al lugar del
que el lenguaje lo exilió. El poema que crece en el interior de Bashō es un lirio
púrpura.

264. 520. 521.


Mira de cerca,
hay flores de capsella
junto a la verja.

Bashō nos invita a fijarnos en las pequeñas cosas, quizá parezcan bellas porque
son difíciles de ver, pero su importancia radica en que pertenecen al Todo y el mundo

Página 218
se desmoronaría si faltara algo, aunque sea una pequeña flor, en esa realidad sagrada.

266. 397.
Estoy enfermo,
sin fuerza para comer
miro las flores.

Cabría recordar aquí la frase del maestro Jesús. «No sólo de pan vive el hombre
sino de la belleza que alimenta y vivifica nuestro espíritu». Ya sabemos, en cualquier
caso, que unas hermosas flores son la mejor medicina para cualquier convaleciente.

268.
Brotan las flores,
veo durante días
la misma grulla.

¿Qué hace la grulla? ¿Acaso también espera la llegada de la primavera? ¿No es la


vida un estado de espera? ¿No es la espera un estado de confianza? La grulla y el
poeta saben esperar, confían en el mundo.

270.
Como una flor
que cae junto a su raíz
nos dice adiós.

Todo vuelve a su raíz, todo vuelve al lugar en el que siempre estuvo. En el


silencio total de la flor caída una paz secreta anega el corazón. Quizá no quede ya
nada por vivir, pero aún queda todo por agradecer.

273.
¿Estará ciego?,
dicen, mientras inmóvil
miro la luna.

El poeta está ciego para el mundo porque ve lo que nadie ve, aquello que ha sido
borrado de todas las miradas y aparece una y otra vez en los lugares más

Página 219
insospechados. El poeta simplemente ve lo que siempre ha estado ahí. Ha aprendido a
mirar, eso es todo.

276.
Ya sólo quedan
semillas de tristeza,
flores marchitas.

La palabra poética, como una semilla dura y cerrada, cae sin ruido al fondo de la
noche. Ya sólo quedan semillas de tristeza… queda esperar sin miedo lo inesperado
mientras crece una luz sin esperanza. Las flores brotarán de nuevo en el interior del
milagro.

288.
Entre las flores
de los cerezos veo:
¡Una cigüeña!

El poeta no tiene nada que decir, no hay haikus premeditados, el haiku es siempre
un suceso inesperado donde se muestra lo que acontece. El poeta ve la cigüeña y
como un niño la señala desde el asombro. Su gesto es natural, inevitable: «¡Ahí!»
Entonces aquello que estaba oculto se revela y aquello que estaba claro muestra de
pronto su enigma.

297.
Sobre la hierba
¡qué curioso!, se posa
la mariposa.

Cualquier suceso es digno de ser contado pues refleja la perfección del instante
presente. Lo que Bashō hace no es literatura ni es filosofía, ya que no pertenece a la
ficción. Lo que hace es poesía. Devuelve las palabras al mundo para que estas sean
borradas por la vida, pasando de mano en mano como monedas sin cuño, sin un valor
determinado. No hay ideología ni metáfora dominante. Cuando aquello que miremos
carezca de nombre comenzaremos a verlo.

Página 220
303.
En la oscuridad
tu lámpara parece
¡un relámpago!

Rika, poeta de talento, ha atrapado el relámpago. Sólo en el fulgor helado del


relámpago reconocemos el rostro del mundo. Después llegarán las palabras, con su
eco confuso, retumbando en la memoria. Pero será siempre tarde.

316.
Siento en el templo
mi verdadero rostro.
Miro la luna.

Quizá la luna sea su verdadero rostro, sin facciones, limpio espejo que por ser
nadie puede al mismo tiempo ser todo. ¿No es ese el camino del poeta? Todo es
misterio y transparencia, pero detrás de todo hay un fuego secreto, una mano o unos
labios invisibles que nos acompañan.

341.
Vence al invierno
celebrando las flores
del corazón.

Has caído en la desgracia. No es que el mundo no tenga corazón, es que las cosas
son simplemente como son. No quieras saber nada del misterio, tampoco el misterio
sabe nada de ti. Aprende a consolarte y a celebrar las flores de tu propio corazón. El
haiku es en última instancia celebración, así que escribe tu propio haiku, sé fuerte.
Vence al invierno. Nadie puede ayudar a nadie.

344.
Qué interesante
parece que la lluvia
se vuelve nieve.

El poema testimonia que lo extraordinario se encuentra en lo cotidiano. Otra vez


el camino del haiku, el camino del asombro y del poeta. Es la difícil sencillez que nos

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lleva de la mano hasta el desconcertante corazón de lo real.

347.
Vayamos juntos
a contemplar la nieve
hasta agotarnos.

La nieve es un regalo, un don. El mundo es también un regalo. Toda luz viene


siempre del cielo, nos arrolla como una magia. Se nos ofrece el frescor de unos labios
dibujados en la pureza del agua. Es la alegría de la gratuidad. Aquello que no tiene
valor y alimenta al mundo.

357.
Cuando el cerezo
florece, nada sé
como el poeta.

Este haiku remite al misterio de la poesía y de la creación artística, que es siempre


un «saber no sabiendo», como diría San Juan de la Cruz. Un no saber que puede, si
amamos lo que acontece, desembocar en revelación. La poesía es una forma de
desconocer, de limpiar nuestra mirada.

364.
No lo esperaba,
tras una verja veo
¡al propio Buda!

El haiku no hace proselitismo, o por lo menos no debiera hacerlo, no responde a


ideas, sentimientos ni creencias, es sólo el reflejo de la vida. Debemos librarnos de
prejuicios e ideas preconcebidas para sentir que el mundo es simplemente lo que es.
Misterio y asombro.

369.
Antes de nada,
¿dime cómo se llama
este hierbajo?

Página 222
Nombrar es un acto de amor, todo tiene su propio nombre y su lugar en el mundo.
Hay una necesidad casi delirante en el haiku japonés de nombrar los lugares, las
plantas, los animales… Bashō nombra cada cosa que ve y cuando no sabe un
nombre… ¡Es su propio poema el que pregunta!

373.
Por estos días
me despido diciendo:
¡Mil gracias flores!

El haiku dice siempre: «¡Gracias!». Nace ante un regalo imprevisto. No se


esperaba nada por lo que el gracias es sincero y elemental, no es cortesía ni
educación, es puro agradecimiento. Reflejo de la luz en la luz.

388. 627.
Entre las flores
si miras bien verás
el rostro de dios.

Hay poemas que agujerean la barrera protectora del lenguaje. A través de ellos
puede uno asomarse a la inquietante y desoladora visión de la nada. Todo busca un
nombre donde esconderse y muere debajo de su nombre, pero si miráis entre las
flores que no tienen nombre veréis el rostro de dios.

391. 718.
Pienso en mis padres,
el grito de un faisán.
¡Qué desconsuelo!

El grito del faisán hace que Bashō piense en sus padres, no sabemos por qué pero
eso importa poco. Un sentimiento de tristeza ha despertado en su interior y el haiku
es fruto de la necesidad: se escribe el dolor para conjurarlo, para alejarse de él. ¡Qué
desconsuelo!… pero todo pasa… también se aleja el faisán.

392.
Lo conseguí,

Página 223
cacé a la primavera.
Bahía Waka.

Es un no saber nunca cuándo ni por qué, hasta que de pronto —sin previo aviso—
llega la poesía; entonces cada cosa ocupa su lugar, todo se reordena alrededor de un
centro invisible. Entonces, a la orilla del lago, se acercan el pájaro, el ciervo, el
hombre… y beben, desde el temblor de la sed, la transparencia del mundo.

399.
Los lugareños
plantan arroz y cantan.
¡Grandes poetas!

Ellos son los grandes poetas. Los poetas sin nombre, el pueblo que ha dado lugar,
en nuestro caso, al romancero anónimo o al flamenco. Todo lo grande es siempre
obra del pueblo, dijo Antonio Machado. Mientras haya pueblo habrá esperanza para
la vida y para la poesía.

406.
Sueño efímero.
Como el pulpo en la trampa
mira la luna.

Refleja nuestra condición de condenados, entre tanto nos queda el consuelo de la


luna. Una luna que no es nunca la luna, pues si al mirar la luna sólo viéramos la luna
no veríamos nada. Esa luna será ahora un pulpo enamorado o el puerto de otros ojos o
el silencioso consuelo de otros labios.

410
Qué maravilla
el sonido del agua
en el arrozal

Es un haiku totalmente logrado, la imagen a través del sonido remite a la frescura,


al decir agua no se piensa en agua sino que se siente agua, la palabra remite
directamente a la emoción. Mientras el agua fluya continuará la canción.

Página 224
420.
Cae una hoja
y comienza a volar
la luciérnaga.

Todo está concatenado en la perfección del instante presente. ¿No es la caída de la


hoja la tragedia del hombre en el mundo?, ¿no es la ascensión luminosa de la
luciérnaga su anhelo y su libertad? No lo sabemos. Pero todo vibra y acontece en un
mismo corazón.

436.
Luna creciente,
no se puede comparar
a cosa alguna.

Ya hemos dicho (52) que la luna creciente puede ser más bella aún que la luna
llena. ¿No son más bellos los principios y los finales? El mundo está hecho de
encuentros y despedidas, lo que empieza y lo que acaba son los límites entre los que
discurre el movimiento de la vida.

459.
Copa de luna,
quisiera poder beber
todo su brillo

Beber su brillo, beberse la belleza, el haiku empapado de vida, traspasado por


ella. El poeta quiere desaparecer y transformarse en lo que ve. El poeta quiere
emborracharse y descansar en la belleza, en la unidad perdida.

497.
Las aves tristes,
se va la primavera.
Los peces lloran.

Es la tristeza que emana del mundo por su naturaleza efímera. El poema es como
un río que tiene anillos de silencio y cabelleras de sombra, su rumor es el de los

Página 225
desaparecidos y en su temblor se reflejan las estrellas y florecen jardines invisibles.
Es la melancolía por lo perdido, el doloroso amor por la vida.

509.
La grulla grita,
la hoja del banano
no se conmueve

Paradójicamente este es un poema que no debiera haber sido escrito, pues si al


banano, o sea, al propio Bashō (recordemos su identificación con el banano) no le
conmueve el grito de la grulla, por qué se escribe el haiku. ¿El haiku refleja sólo lo
que nos conmueve y emociona? No siempre, el haiku como la vida puede ser
cualquier cosa y escapa a toda definición.

511.
El cuco canta
más allá de este valle.
Para el caballo.

Cuando el cuco canta todo se detiene: los hombres, los animales y las cosas,
participan absortos en un mismo asombro, son parte de un mismo misterio. Es la
belleza la que nos hermana.

530.
¡Oh, luciérnaga!
Pronto desapareces…
La luz del día.

La poesía celebra la fugacidad del instante. En ella laten al mismo tiempo el


encuentro y la despedida. De tal manera que todo buen poema debería provocar
asombro o sorpresa y, en cualquier caso, enseñar a morir.

531.
Pulgas, piojos,
meadas de caballos
junto a mi almohada.

Página 226
El haiku no busca la belleza, además evita las expresiones elaboradas y los
artificios literarios. Como si un niño lo relatara: «Hay pulgas y piojos y meadas de
caballos». Eso es lo que hay y decirlo de otra manera nos alejaría de la vida. En la
sencillez habita el milagro y la fascinación.

535.
Todo está en calma.
Chirridos de chicharras
perforan rocas.

El haiku logrado es silencioso y certero. Lo anecdótico y lo retórico sobran. El


haiku logrado no divaga, es como una flecha que sin saberse cómo ni desde dónde
acierta en el corazón, hundiéndose en el centro mismo del temblor. El haiku constata
que nada ocurre y en esa nada todo acontece; la música callada y la soledad sonora de
San Juan de la Cruz. Esa calma y esa armonía que son el latido secreto del mundo.

599.
Entre ola y ola,
mezcladas con las conchas
pequeñas flores.

Es la alegría de lo inesperado. La poesía llega, está siempre llegando a ser, es el


tránsito interminable entre lo visible y lo invisible. Entre ola y ola el mar nos deja sus
flores, sus pequeñas conchas. La vida se nos ofrece a cada instante.

604.
No sé de dónde
pero nace el poema.
Glicina blanca.

Bashō era un perfecto conocedor de las técnicas poéticas y comprendía


instintivamente que las necesitaba. Muchos educadores contemporáneos de haiku se
sienten incómodos con la idea de que algo tan artificial como la técnica pueda
mencionarse al mismo tiempo que la santidad y la atmósfera sublime de un haiku.
Pero es así, se escribe con palabras no con sentimientos.

Página 227
624.
¿Alguien recuerda
a la monja poeta?
Todo nevado.

La nieve representa el olvido y también la pureza. Es como la luna o la página en


blanco otra figura del silencio. Sobre ese silencio anterior a lo nombrado se encuentra
la monja poeta. Es el silencio de lo imposible de donde nace todo lo posible. El
poema, como la nieve, contiene el temblor de la resurrección, el germen del
recuerdo…

663.
Cantan cigarras,
aunque no lo parezca
morirán pronto.

Las cigarras cantan, pero pronto morirán. Por eso cantan. Todo ocurre siempre
por primera y por última vez porque sólo existe el presente. El canto de las cigarras
nos hace vislumbrar esa verdad, el tiempo se detiene en la inocencia anterior a la
muerte. En la inocencia que protege el mundo de la muerte.

678.
Los monjes beben
el té del amanecer.
Flor de silencio.

¿Qué será esa flor de silencio? Acaso el haiku es como una flor que nace del
silencio. Todo nace del silencio y vuelve al silencio, los monjes lo saben. Puede que
el silencio no pertenezca al hombre pero el hombre sí pertenece al silencio.

679.
Mira mi casa,
rodeada de zarzas
y de maleza.

El buen haiku dice simplemente lo que dice. Pero si no podemos evitar


interpretarlo, no debemos pensar de ninguna manera que Bashō se está justificando

Página 228
en estos versos de su situación o apelando a la conmiseración. ¡Nada más lejos de su
pensamiento!

685.
Qué admirable,
un relámpago y nadie
comprende nada.

El poeta nada sabe y es su ignorancia la que le permite estar en el mundo.


Hablamos pues de una actitud vital. El poeta no duda, confía. Todo lo ha padecido,
todo lo ha visto. Su inocencia es la que le ha permitido llegar a todos los lugares.
Ahora, ante el relámpago, en la instantánea de la muerte, no comprende nada y
sonríe.

700.
Desaparece
en las aguas del lago
el somormujo.

Aquí aplicamos la definición que el propio Bashō hace del haiku: «Haiku es
simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento». El haiku surge
del silencio y nos regala su silencio. Desaparece el somormujo y queda un silencio
compartido, queda el mundo entero.

709.
Año tras año
se alimenta el cerezo
de hojas caídas.

Igual que las hojas que caen, la palabra poética realiza su vuelo herido empujada
por el soplo de la muerte. Pero todo poema está hecho de resurrecciones, y año tras
año vuelve la belleza, florece el cerezo.

719.
Por un momento
sobre las flores pasa

Página 229
la luna llena.

El haiku nos dice siempre que algo pasa. Infinidad de cosas pasan a cada
momento, la vida es puro acontecimiento. Vemos la luna y nos olvidamos de nosotros
mismos. Entonces, cuando el poeta desaparece todo acontece. Hay un blanco
deslumbramiento donde comienza a arder el mundo.

754.
Por nueve veces
me despertó la luna.
¡Noche de insomnio!

No una, ni dos, sino ¡nueve veces! Y aún volverá la luna a despertar a Bashō. Hay
una exactitud en el registro porque el paso del tiempo es, junto con la fragilidad de la
existencia, un sentimiento permanente en el poeta. La fuerza de la poesía impide
dormir a Bashō. El poeta no es el que sueña sino el que está despierto… una, dos, y
¡hasta nueve veces!

796.
Es luna llena,
llegan hasta mi puerta
olas del mar.

Es de noche y la luna llena brilla en lo alto del cielo. Son mareas vivas y es el
momento de la pleamar. El agua llega hasta la misma choza de Bashō. Si quisiera
podría llamar a su puerta. Se escucha el chisporrotear de la espuma y se ve el fulgor
plateado de las olas. Es un sonido que viene y va… Acaso esto sea todo lo que dice el
haiku. Y sin embargo ese todo es interminable, nunca terminará de decirse.

825.
Ni la peonia
ni el poeta tienen
aspiraciones.

El poeta lo es, por gracia del diablo o de dios: aunque hoy día tanta gente diga ser
poeta y otra tanta quiera serlo. Ellos sabrán. El poeta no tiene aspiraciones, se olvida

Página 230
de sí mismo para recordar el mundo. El poeta y la peonia ofrecen al cielo por todo
misterio su propio temblor: un haiku sin pretensiones, escrito para la vida.

847.
También os siento,
pequeñas campanillas
lejos de mí.

Bashō se siente alejado de la belleza. Se siente separado de la unidad. El


sentimiento de exclusión de lo sagrado es el síntoma pero también el origen de la
depresión. El hombre dividido, fragmentado, aislado. Comenzamos a morir cuando
no sentimos la mirada de las pequeñas flores.

944.
Cuando me pongo
a contemplar las ramas.
¡Serenidad!

Cuando se pone a contemplar las ramas siente el milagro, siente agradecimiento.


Sabe que detrás de lo que él es millones de seres se hundieron en lo que no es. Sabe
que detrás de toda manifestación del corazón del mundo late una profunda tragedia.

969.
Un relámpago.
El grito de la garza
iluminada.

El relámpago es la brevedad de la vida. Entre dos eternidades de silencio y


oscuridad la garza grita, el poeta escribe. Ambos recorren el filo de la luz, miran al
otro lado a través de la brecha abierta, ven una larga herida iluminada.

1006.
Este camino
nadie ya lo recorre,
salvo el crepúsculo

Página 231
El camino se torna auténtico porque nadie lo recorre. El poeta ya no está presente,
ha conseguido desaparecer, todo es ya sagrado, se ha realizado el camino del haiku, el
camino del poeta. Ya no hay haiku ni poeta, sólo el crepúsculo.

Página 232
CRONOLOGÍA MATSUO BASHŌ

1644. Nace en o cerca de Ueno en la provincia de Iga como Matsuo Kinsaku.

1656. Matsuo Yozaemon, el padre de Bashō, muere. Probablemente, Bashō ya estaba


al servicio de Todo Yoshitada, un pariente del señor feudal de la zona para quien su
padre sirvió como samurái.

1662. Primer poema existente.

1666. Muerte repentina de Todo Yoshitada, el amigo de Bashō, compañero poeta y


patrón. Bashō renuncia a su posición y comienza un período de inestabilidad en su
vida. Pudo haber vivido en Kioto.

1672. Escribe su primer libro, El Juego de la Concha (Kai Oí) basado en sus
comentarios críticos como juez en una competición poética. Está dedicado al
santuario Shinto de Ueno. Se traslada posteriormente a Edo, hoy Tokio.

1675. Participa en varios poemas vinculados en colaboración (haikai no renga) con


otros poetas. Bashō incluyó ocho de sus versos en uno con Nishiyama Soin
(1605-1682), fundador de la escuela Danrin. Tuvo también sus propios estudiantes,
incluyendo a Sugiyama Sanpu (1647-1732) y Takarai Kikaku (1661-1707). Bashō
usaba por aquel entonces el seudónimo de Tosei («Melocotón Verde»).

1676. Participa en dos renga de cien versos publicados como Dos Poetas en Edo (Edo
Ryoginshu). Regresa brevemente a Ueno para el verano.

1678. Juzga y escribe comentarios críticos para Competiciones Poéticas Hokku en


Dieciocho Rondas (Juhachiban Hokku Awase).

1680. Publica Los Mejores Poemas de los Veinte Estudiantes de Tosei (Tosei Montei
Dokugin Nijikkasen) y juzga «El Concurso de Haiku Rústico» y «El Concurso de
Haiku de Hoja Perenne». Se traslada del centro de Edo, hoy Tokio, a las afueras
donde sus estudiantes le construyeron una casa de campo en el río Fukagawa.

1681. Se le ofrece un Bashō («bananero o árbol del banano») y adopta un nuevo


pseudónimo. Practica el Zen según Butcho (1642-1715).

1683. En enero, el vecindario es presa de las llamas. Bashō escapa sumergiéndose en


el río. Con su casa destruida, busca refugio en la provincia de Kai. Más tarde, su

Página 233
madre muere en Ueno. Sus estudiantes le construyen una nueva casa. Kikaku recopila
Castañas Marchitas (Minashiguri) con la ayuda de Bashō.

1684. Comienza un viaje de dos años que dio como resultado el libro Los Recuerdos
de un Esqueleto Expuesto al Tiempo (Nozarashi Kiko). Estando en Nagoya, lleva al
grupo a escribir cinco renga, que se publican como El Sol de Invierno (Fuyu no Hi).

1685. Tras una visita a su Ueno natal para celebrar el Año Nuevo, Bashō continúa
viajando y no regresa a Tokio hasta el verano.

1686. Trabaja en Apuntes Críticos sobre el Orden del Año Nuevo (Hatsukaishi
Hyochu).

1687. Viaje a Kashima, que resulta en Una Visita al santuario de Kashima (Kashima
Kiko). Publica Versos Completos (Atsumeku), una selección de treinta y cuatro
versos individuales de Bashō. En noviembre, se embarca en el viaje que describirá en
Cuaderno de Mochila (Oi no Kobumi).

1688. Viaja a Sarashina para ver la luna de la cosecha, que resulta en Una Visita al
Pueblo de Sarashina (Sarashina Kiko). Regresa a Tokio en septiembre.

1689. En marzo comienza un viaje a las provincias septentrionales de Honshu que


será la base para el libro Sendas de Oku (Oku no Hosomichi).

1690. Visita a amigos y discípulos en el área de Kioto. Durante el verano, vive en el


Domicilio de la Ilusión en el lago Biwa. Se traslada después a su ciudad natal de
Ueno.

1691. Pasa parte de la primavera en la Cabaña de los Caquis Caídos en las colinas al
oeste de Kioto, donde escribe Diario Saga (Saga Nikki). Bashō supervisa la
publicación de Gabardina del Mono (Sarumino), una antología de poemas vinculados
en colaboración. Regresa a Tokio a finales de octubre.

1692. Sus discípulos le construyen una nueva casa. Escribe un ensayo sobre la
plantación de bananeros. Hace viajes cortos para elaborar renga con varios grupos.

1693. Su sobrino Toin enferma y se traslada a vivir con él. Toin muere en abril.
Bashō también cuida de una vecina suya, Jutei, y sus tres hijos. En agosto, cierra su
puerta y se niega a recibir visitas durante seis semanas.

1694. Aunque con la salud quebrantada, Bashō emprende un nuevo viaje a Ueno.
Entrega su casa a Jutei, que más tarde fallecerá en ella. Uno de sus hijos acompaña a
Bashō cuando asiste a sesiones renga de un lado a otro. Estando en Osaka, Bashō

Página 234
enferma y muere el 12 de octubre. Su cuerpo recibe sepultura, según sus deseos, en el
templo Gichu cerca de Zeze en el lago Biwa.

Página 235
MATSUO KINSAKU (Ueno, 1644 - Osaka, 1694), conocido como MATSUO
BASHŌ. Poeta japonés considerado el máximo maestro del haiku, un tipo de estrofa
que adaptó convirtiéndola en una forma lírica modélica. En su juventud, fue samurái,
bajo el nombre de Matsuo Chûemon Munefusa, pero a partir de 1666 se retiró para
escribir poesía. Cuando sentía la necesidad de estar solo se instalaba a orillas del río
Sumida en una choza hecha con hojas de plátano (bashô), de donde tomó su
seudónimo.
La estructura de sus haikus refleja esa vida contemplativa, con influencias místicas
del budismo Zen. Bashô expresó temas universales a través de sencillas imágenes
naturales —desde la luna llena, a las pulgas de su cabaña— lo que representa un
avance a partir del antiguo haiku, considerado una estrofa cómica. También fue
exponente de la forma poética renga, que algunos críticos consideran su mejor obra.
En los últimos diez años de su vida, Bashô realizó varios viajes que le inspiraron
nuevas imágenes poéticas. Sendas de Oku (escrito en 1694, publicado póstumamente
en 1702) describe uno de ellos y destaca por sus delicados pasajes en prosa.

Página 236
Notas

Página 237
[1] — Primavera. El 29 de diciembre, shiwasu (a partir del calendario lunar) o juni-

gatsu (hoy en día). El calendario lunar se abandonó el 9 de noviembre de 1872, tras la


rehabilitación del Emperador, cuando Japón abrió sus fronteras al mundo exterior. En
tiempos de Bashō la vida seguía el ritmo de la luna. Alrededor de cada dos años, un
ligero desfase se percibía en Año Nuevo: la luna nueva aparecía en el cielo con dos
días de antelación sobre el calendario. Este es el primer haiku que Bashō escribió, en
1662, cuando tenía 18 años de edad. <<

Página 238
[2] — Otoño. Hay en este haiku una referencia paródica al tanka del teatro Noh que

dice: «Las flores de los árboles han de guiarte». La luna es también considerada un
viajero y con su luz tiene, así mismo, la misión de servir de guía y conducir al
hombre por la noche hasta un refugio seguro. <<

Página 239
[3] — Primavera. La imagen del cerezo cubierto de flores puede fácilmente asociarse

a la de una mujer, de edad avanzada, excesivamente maquillada. La flor del cerezo


está a su vez ligada metafóricamente a la naturaleza efímera de la vida. <<

Página 240
[4] — Año Nuevo. A mediados del siglo XVII se decía que Kioto tenía noventa y

nueve mil casas. <<

Página 241
[5] — Primavera. Era costumbre en Año Nuevo comprar imágenes de dioses que

dispensaran felicidad o fortuna para estar protegidos durante todo el año. El dios
protector de los negocios, la pesca y la navegación, se llamaba Ebisu. <<

Página 242
[6] — Verano. En este poema, donde Bashō tenía 22 años, vemos un pequeño juego

de ingenio. <<

Página 243
[7] — Verano. La asociación entre la luna y un rostro es algo muy común en la

literatura japonesa antigua. La lluvia impide ver la luna, por lo que Bashō dice no
recordarla. <<

Página 244
[8] — Verano. El yugao también llamado «cara de la tarde» (Lagenaria siceraria), es

una flor también conocida como «flor de luna». Sus pétalos se abren al final del día.
<<

Página 245
[9] — Verano. Se hace referencia a la idea de que cuando alguien llora durante mucho

tiempo sus lágrimas se transforman en sangre. <<

Página 246
[10] — Verano. Los poetas tenían la costumbre de esperar el primer canto del cuco

para escribir el primer poema sobre la llegada del verano. Las dos primeras líneas del
haiku hacen referencia al proverbio que dice: «El pino vive mil años». <<

Página 247
[11] — Otoño. La puerta se asemejaría aquí a una boca de la que sale el viento otoñal.

<<

Página 248
[12] — Otoño. El séptimo día del séptimo mes se celebra el Tanabata («Fiesta de las

Estrellas»). Es la noche en la que una vez al año, el pastor, la estrella Altair, cruza la
Vía Láctea en un puente de alas de urraca para encontrarse con la tejedora, Vega, para
hacer el amor. En una noche de verano, comienzo del otoño para los japoneses, estas
son las estrellas más brillantes a la vista. Si llueve, los amantes no pueden
encontrarse. Tradicionalmente esa tarde la gente se junta para hacer picnics al raso.
Niños de todas las edades escriben deseos en tiras de papel que atan a arbustos de
bambú. La palabra uchuten («arrebato-lluvioso») es una invención de Bashō, y posee
una cierta connotación sexual. <<

Página 249
[13] — Otoño. La princesa es la hija del legendario gobernante Okuninushi, de la

provincia de Izumo, en un mito sintoísta. Se la consideraba la madre de la poesía


waka (17-14 sílabas). El sintoísmo, la religión más antigua de Japón, de fondo
panteísta, defiende el carácter sagrado de todos los elementos de la naturaleza. <<

Página 250
[14] — Otoño. Se da en el poema una referencia implícita a la costumbre existente en

tiempos de Bashō que consistía en masticar la comida a los bebes que no tenían
dientes, pasándosela de boca en boca. <<

Página 251
[15] — Otoño. El trébol del que se habla es una planta que llega a medir tres metros de

altura, sus flores pueden ser blancas o púrpuras y florecen en otoño. Las largas ramas
de esta planta apoyadas sobre el suelo justificarían la imagen final. <<

Página 252
[16] — Otoño. En este poema, contra los cánones establecidos, y acaso como una

muestra de humor, se juntan dos estaciones del año. <<

Página 253
[17] — Otoño. El haiku remite a un verso de la canción popular «Ryutatsubushi» que

habla de la tristeza de las flores. La escarcha derritiéndose sería el llanto de las flores.
<<

Página 254
[18] — Invierno. El pino no muda de color durante el otoño. La imagen de sus ramas

mojadas remite a la tristeza. El pino deberá esperar a la nieve para que su color
simule ser blanco. <<

Página 255
[19]
— Invierno. El poema evoca la historia de una madre que, bajo un bambú
cargado de nieve, lloraba la muerte de su hijo. <<

Página 256
[20] — Invierno. No es de extrañar que la nieve de invierno atraviese el kimono que es

una túnica de verano. <<

Página 257
[21] — Primavera. Hay una personificación del rostro de la luna y del de las flores.

Ambas sienten timidez al mirarse, pues sus bellezas se eclipsan mutuamente. <<

Página 258
[22] — Primavera. La delicada afectación de los japoneses por las flores queda aquí

patente en el ruego o la petición de que el viento no las toque y las mantenga sobre
las ramas. <<

Página 259
[23] — Primavera. Las ramas del sauce llorón se asemejan a los cabellos de una mujer,

en su movimiento ondulante parecerían estar peinados por el viento. <<

Página 260
[24] — Primavera. Se nos remite a la idea de que tanto la realidad como la belleza

serán siempre inaprensibles en el poema, por lo que este haiku parece responder a la
influencia del zen o de la poesía china. <<

Página 261
[25] — Invierno. Aquí se da la asociación del arroz y la nieve por su blancura, pero

también de la preparación del arroz en tiras largas y finas semejantes a las ramas del
sauce. <<

Página 262
[26] — Primavera. Exégesis poética en la página 429. <<

Página 263
[27] — Primavera. Una leyenda rezaba que el Dios de los Vientos tenía un saco en el

que llevaba los vientos de tormenta. Este poema es otra forma de pedirle al viento
que se reserve para el verano cuando se necesita una brisa fresca, y que no venga
ahora cuando volaría los pétalos de los árboles, impidiendo que la gente disfrute de
las flores. <<

Página 264
[28] — Primavera. Hatsuse: pueblo al sur de Kioto célebre por sus cerezos silvestres.

El templo de Hatsuse (actualmente Hase), dedicado a Kannon, diosa de la compasión,


es muy famoso por los bosques de ciruelos salvajes que lo rodean. Bashō prefiere la
soledad y la contemplación silenciosa al ambiente festivo que se origina en estas
quedadas para contemplar las flores. <<

Página 265
[29] — Primavera. Existe una variedad de cerezos con largas ramas colgantes que bien

pudieran ser un obstáculo para quien regresa a su casa por la noche, después de haber
estado contemplando la luna. <<

Página 266
[30] — Primavera. Juego de palabras, Bashō utiliza el nombre del cerezo silvestre

también conocido como cerezo perro. La rama desprovista de hojas pudieran parecer
la cola de un perro movida por el viento. <<

Página 267
[31]
— Se mezclan varias estaciones. Bashō realiza aquí un sorprendente juego
poético donde equipara las flores, la nieve y la espuma. <<

Página 268
[32] — Otoño. Referencia a un pasaje del libro Las historias de Ise. <<

Página 269
[33] — Primavera. Uchi-yama: templo de Nara. Bashō usa el sentido de la palabra

uchi (interior) para crear un contacto entre el interior del recinto del templo y lo
situado en el exterior. Bashō quiere evidenciar la experiencia religiosa vinculada a la
contemplación de los cerezos, y al mismo tiempo la superficialidad de muchos
visitantes. <<

Página 270
[34] — Primavera. El primer día de primavera se decoraba la entrada de las casas con

cuerdas de arroz trenzadas. Esto obraba como un amuleto que ahuyentaba los malos
espíritus. <<

Página 271
[35] — Primavera. Las túnicas floridas eran un tipo de kimonos usados únicamente

cuando se iba al campo a observar los árboles en flor. <<

Página 272
[36] — Verano. Minare: río que corre a través de Gojo en Nara. Como a menudo en

sus primeros haikus, Bashō juega con el sentido de las palabras. Minare también
significa: acostumbrarse a ver, algo a lo que estamos habituados, visto tantas veces
que ya es familiar. <<

Página 273
[37] — Verano. La montaña es personificada como si fuera un guerrero que empuñara

una espada que es un árbol. <<

Página 274
[38]
— Verano. Hay un juego sugestivo entre las palabras hume uri («melón-
princesa», Cucumis melo) y zane («meollo»), que suena a sane («clitoris»). <<

Página 275
[39] — Otoño. El poema parece referirse a una experiencia erótica entre dos personas

y son claras las connotaciones homosexuales del poema. De joven, Bashō admitió
que le gustaban los hombres. <<

Página 276
[40] Año desconocido- Primavera. Bashō personifica al cerezo, molesto por el viento

que se lleva sus flores. El viento, a su vez, es ruidoso como la gente que molesta a
Bashō. En las festividades de Hanani («contemplación de las flores») se solía
congregar, al igual que hoy día, mucha gente. <<

Página 277
[41] Año desconocido- Primavera. Chigo-Zakura: («niño-cerezo»): antigua especie de

cerezo del Japón. Eligiendo esta especie crea un paralelismo entre niño y cerezo,
diciendo así que hay que mimar al árbol como a un niño. <<

Página 278
[42] Año desconocido- Verano. El bambú se asocia a una genealogía o a una familia y

cada uno de sus nudos a una generación; todos, en definitiva, alimentados por un
mismo rocío. <<

Página 279
[43] Año desconocido- Otoño. Exégesis poética en la página 429. <<

Página 280
[44] — Otoño. En la fiesta de la luna llena de otoño, sobre el 15 de agosto, las patatas

dulces, batatas o ñames, se ponían a la venta. No sólo representaban una fuente de


ingresos para los granjeros sino que eran también algo muy especial en las
festividades de la cosecha. <<

Página 281
[45] Año desconocido- Otoño. La expresión «quemar después de leída» era una nota

que se utilizaba con frecuencia en las cartas que se enviaban. <<

Página 282
[46] Año desconocido- Otoño. La ominaeshi («flor doncella», Patrinia scabiosaefolia)

tiene largos tallos con pequeñas flores amarillas en otoño. Cuando se escribe el
nombre en caracteres chinos quiere decir «flor prostituta», así que la doncella puede
ser casta o una ramera. (Exégesis poética en la página 429). <<

Página 283
[47] Año desconocido- Otoño. Exégesis poética en la página 430. <<

Página 284
[48] Año desconocido- Otoño. Exégesis poética en la página 430. <<

Página 285
[49] — Otoño. Hay una identificación entre Bashō y el ganso viajero que muchas

veces debe viajar solo. Los estudiosos de Bashō dicen que se está refiriendo a su
amigo Magodayu que vivía en Iga. <<

Página 286
[50] — Varias estaciones. La anécdota dice que el caballo de la casa de los burgueses

salió solo y se dirigió a casa del médico a pedir ayuda. Este poema ha sido visto
como una crítica a la segregación de clases. Bashō vivía en Edo (Tokio) y pudo
observar el estilo de vida de la clase rica comerciante. Pero no olvidemos que el
haiku no acostumbra a expresar ideologías ni suele representar valores morales. <<

Página 287
[51] — Primavera. Musashino: la llanura de Musashi, antigua provincia medieval, se

extiende hoy en día en los suburbios de Tokio. <<

Página 288
[52] — Otoño. Bashō aquejado de fuertes dolores de espalda hizo uso de esta técnica

milenaria china. <<

Página 289
[53] — Otoño. El crisantemo es la flor nacional de Japón. <<

Página 290
[54] — Año Nuevo. Se ha señalado la influencia directa de la escuela Danrin, fundada

por Nishiyama Soin (1605-1682). Bashō seguía sus principios antes de fundar su
propia escuela (Shomon). <<

Página 291
[55] — Primavera. Tenjin, Sugawara no Michizane (845-903): poeta y político, fue

exiliado por orden de Tokihira del clan Fujiwara. A su muerte numerosas catástrofes
se abatieron sobre Kioto. Por miedo a que fuesen causadas por su fantasma, le fue
dedicado un santuario (947), y fue deificado bajo el nombre de Tenjin (dios del
cielo). El buey es considerado su mensajero divino. Exfliado, viajó mucho entre
Kioto y Fukuoka, por eso hay muchos pequeños santuarios de Tenjin en esta región,
en los lugares donde probablemente pernoctó. Es el patrón de la cultura y de la
educación de los niños. <<

Página 292
[56] — Primavera. Aquí se utiliza una muy conocida imagen del cielo forjada por el

poeta japonés Sugawara no Michizane que fue desterrado al exilio donde murió de
hambre. <<

Página 293
[57] — Entre estaciones. El monte Fuji se encuentra a menudo rodeado de nubes que

dejan asomar su cumbre en forma de cono, lo que lo asemeja a la copa de un cedro.


<<

Página 294
[58] — Entre estaciones. Las hojas secas del té se muelen en un mortero o molinillo de

té para destapar su aroma más rápidamente. Este mecanismo se protegía del polvo
con un cono de papel lubricado que se asemejaba a una montaña nevada. Hay una
canción de cuna japonesa que reza: «Una pulga trepó por el molinillo de té y saltó
sobre el monte Fuji». <<

Página 295
[59] — Verano. Verso influenciado por la literatura china clásica, y más concretamente

por el poeta Saigyo (siglo XII), donde se parafrasea un verso que dice: «Continuo
vivo». Los sombreros cónicos de paja o de bambú, llamados «kasa», se utilizaban en
invierno para protegerse de la intemperie. Eran de varias formas diferentes según lo
llevasen los campesinos, los monjes o los samuráis. Bashō se protegía también del
frío llevando el «mino», abrigo de paja muy apreciado por los campesinos. <<

Página 296
[60]
— Verano. El camino de Tokaido (ruta del mar del este) unía Edo a Kioto
recorriendo el litoral. Con una longitud de 500 km estaba tachonado de 53 paradores
(shukuba). Es una zona que posee templos, santuarios, y lugares pintorescos. Nueve
templos se hicieron célebres por las láminas de Hiroshiga (siglos XVII-XIX). Goyu y
Akasaka eran dos estaciones que apenas distaban 1,5 kilómetros la una de la otra. <<

Página 297
[61] — Verano. Parece que el abanico de Bashō era un souvenir donde estaba pintado

el monte Fuji. Edo fue la capital de Japón (siglos XVII-XIX). <<

Página 298
[62] — Otoño. Este poema fue escrito para agradecer la hospitalidad de Kuwana. Aquí

Edo puede nombrar tanto la ciudad (Tokio) como significar «sucio», este segundo
caso sería una referencia a la terminología usada por el budismo para referirse a
aquellos que no seguían su religión. Lo que no excluye que se estuviera refiriendo
directamente a la suciedad de la contaminación de Edo. <<

Página 299
[63] — Año Nuevo. Chiyo no haru («mil primaveras»): deseo de longevidad
expresado respecto a estas dos villas. Bashō no quería enredarse en la rivalidad
cultural que las enfrentaba. En aquel tiempo el poder estaba dividido en dos. El
emperador que garantizaba las tradiciones y el Shogun que reunía el poder político y
militar. <<

Página 300
[64] — Año Nuevo. Con ocasión del Año Nuevo, los japoneses decoran las casa con

el kadomatsu, composición floral de ramas de pino y de bambú. Bashō emplea la


expresión sanju-nen («treinta años»), pues según la creencia china, el hombre no se
convierte en adulto más que a partir de la edad de treinta años. <<

Página 301
[65] — Año Nuevo. En 1677 Bashō se había convertido en Sosho («maestro
profesional de haikai no renga»). Matsuo Tosei fue el pseudónimo que Matsuo
Munefusa utilizó antes de llamarse Bashō. Con la referencia a los «nuevos poemas»
se refiere al Hokku: primera estrofa de un renga (hablamos hoy de renka). El renga es
una poesía colectiva formada por estrofas (sucesivamente de 17 y 14 sílabas) unidas
unas a otras. Esta sucesión no es ni lógica ni disparatada. Concentra su interés no
sobre el curso de su totalidad sino sobre los aspectos de cada intervención. <<

Página 302
[66] — Primavera. El carácter shi parece un anzuelo recto y alargado. El supuesto

origen de este poema es que una vez los monjes del templo de Hiei pidieron al monje
zen Ikkyu (1394-1481) que escribiera algo grande. Este pidió una cinta de papel que
llegase desde el templo hasta el pie de la montaña, y corrió por la cinta arrastrando un
pincel. La línea resultante era también el símbolo para «uno». Esto ilustra la unidad
del todo, lo más grande que existe. Hoy en día la letra shi parece un ganchillo. Pero
en la época Edo se representaba como una línea casi horizontal. De modo que Bashō
nos dice que la bruma en la cima del monte Hiei se parece a esta letra tumbada. <<

Página 303
[67] — Primavera. La gata de Bashō es visitada por los gatos que pasan a través de un

agujero abierto en la pared, junto al horno. Este poema es una referencia a una
historia relatada en el libro. Las historias de Ise donde un hombre visitaba
clandestinamente a una mujer pasando a través de un agujero existente en el muro del
jardín. <<

Página 304
[68] — Primavera. El Palacio del Dragón era un lugar subterráneo en el cuento de

Urashima Taro (ver nota 84). Bashō se inspira en las costumbres y leyendas
japonesas. Ryugu, palacio de Ryujin, el dios del mar, siempre es representado por un
dragón. En un cuento japonés, Urashima Taro, era un pescador que fue invitado a
pernoctar en el palacio submarino por haber salvado a una tortuga marina, que es en
realidad la hija de Ryujin. <<

Página 305
[69] — Verano. La literatura japonesa ha tratado mucho este tema. Especialmente

cuando se espera el canto del cuco en vano. Su canto aparece al final de la quinta luna
e indica que ha llegado el momento de sembrar el arroz. <<

Página 306
[70] — Verano. Las hojas de las que habla Bashō son las del bambú que envuelven los

chimaki, pasteles de harina de arroz. Son confeccionados para el cinco de mayo


(comienzo de la fiesta del verano en el antiguo calendario lunar) en la Fiesta de los
Muchachos. Es en esta fiesta en la que son colgados al viento los célebres koi nobori,
pancartas o tiras con forma de carpas que simbolizan la fuerza, la perseverancia y la
longevidad. Las muchachas también tienen un día festivo. (Ver nota 89). <<

Página 307
[71] — Verano. La fosforescencia emitida por el mar en verano era considerada una

luz ofrecida a Buda por el dios de los dragones. Los vigilantes nocturnos eran los
encargados de impedir robos e incendios durante la noche. <<

Página 308
[72]
— Verano. Omi: villa de la prefectura de Shiga, cerca del lago Biwa. Su
especialidad era la fabricación de redes mosquiteras. <<

Página 309
[73] — Verano. Bashō escribe en pasado subvirtiendo una de las reglas principales de

la composición de haikus que dice que estos deben escribirse siempre en presente. Lo
hará a lo largo de toda su obra. Por otro lado, resulta curioso el enfoque en el que cae
al vacío una piel vacía. (Exégesis poética en la página 431). <<

Página 310
[74] — Verano. Los estudiosos dan dos interpretaciones para este haiku: una dice que

Bashō ha visto flores de maíz y la otra que ha visto las flores de junco. En mi versión
del haiku se interpreta, sencillamente, que no sabía lo que había visto. <<

Página 311
[75] — Otoño. Este haiku, con acento lírico, es producto de los estudios que Bashō

realizó sobre la poesía clásica japonesa y china. Tiene también un valor informativo,
pues el viento lo saluda por dormir al raso. <<

Página 312
[76] — Otoño. Bashō tenía amistad con dos de los más famosos fabricantes de espejos

de Kioto. Quizá este poema sea un pequeño homenaje. <<

Página 313
[77] — Otoño. Estos papeles a los que se refiere son unas tiras muy finas fabricadas en

China. (Exégesis poética en la página 431). <<

Página 314
[78] — Otoño. El tofu es una pasta hecha a base de leche de soja, parecida al queso

fresco. (Exégesis poética en la página 432). <<

Página 315
[79] — Invierno. Gishiku fue un célebre músico de Shakuhachi. Su flauta estaba hecha

de bambú. Se decía que su música era tan bella que cuando tocaba los copos de nieve
se transformaban en flores. <<

Página 316
[80]
— Invierno. El término utilizado por Bashō para referirse a la orina es de
naturaleza vulgar. El haiku recoge el momento expresándose sin filtro social alguno.
(Exégesis poética en la página 432). <<

Página 317
[81] — Invierno. Koishikawa («pequeño río de piedras»): río de Tokio. Literalmente,

Koishi quiere decir «pequeños guijarros», y Kawa «río». En este haiku, Bashō juega
con el sentido de los nombres. <<

Página 318
[82] — Invierno. Este haiku testimonia la compasión que Bashō sentía por los seres

humanos. Una compasión heredera de la sensibilidad budista. <<

Página 319
[83] — Invierno. El sueño de Rosei es una leyenda china, convertida en pieza de Noh

(drama musical japonés). Viajando por el mundo a hacer fortuna, Rosei se para en un
albergue donde encuentra un sabio que le presta una almohada. Mientras que el
hostelero pone a cocer el mijo, Rosei se adormece sobre la almohada y sueña.
Cubierto de gloria se convierte en rey, luego es acusado de traición, condenado a
muerte y… salvado a última hora. En el momento en que se despierta, el mijo no ha
empezado aún a cocerse. Rosei, siguiendo las enseñanzas de su sueño, vuelve a su
pueblo. <<

Página 320
[84] — Invierno. El carbón vegetal blanco es realmente blanco, hecho con madera de

camelias o azaleas. Según su finura es empleado en la ceremonia del té. La historia


de la caja de Urashima habla de la caja que se le ofreció a Taro como regalo del
Palacio del Dragón. En el palacio de Ryujin (ver nota 65), Urashima añora su país y
finalmente es autorizado a volver allí. Antes de su partida, la Princesa del Océano le
ofrece un cofre incrustado de joyas recomendándole que no lo abra jamás. Al volver a
su país nadie se acordaba de él pues habían pasado 300 años. Desesperado, huyó a la
playa y abrió el cofre de la princesa. Entonces una espesa humareda blanca salió del
cofre y Urashima envejeció repentinamente antes de morir. Cuando lo abrió, el humo
que salió del cofre le dejó las cejas y el pelo blanco, haciéndole perecer como un
viejo al instante, el cofre contenía su edad real. <<

Página 321
[85] — Año Nuevo. Wasura-gusa: el nombre de esta planta, la hemerocalia («azucena

amarilla», «lirio de San Juan», «lirio de la mañana», «flor de un día») es en japonés


homónimo de «planta del olvido». A fin de año se hacía las paces con aquellos con
quienes había habido problemas, y se intentaban resolver los conflictos acontecidos a
lo largo del año. Bashō realiza este ritual de pacificación comiendo una sopa de arroz.
<<

Página 322
[86] — Primavera. El libro al que se refiere tiene como título Tekin Orai, de autor

anónimo, escrito en el siglo XIV. Es, como todos sabemos, ciertamente difícil abrir el
libro escolar en la mañana de primavera. <<

Página 323
[87] — Primavera. El consumo del fugu, pez globo, o fuku, si está mal preparado

puede ser mortal. Este pez contiene en algunos órganos un potentísimo veneno, y
debe ser preparado por expertos cocineros. <<

Página 324
[88] — Primavera. La Fiesta de las Muchachas («Hina Masuri»), el 3 de marzo, es

también llamada la Fiesta de las Muñecas. En esta ocasión, ellas exponen preciosas
muñecas transmitidas de generación en generación, representando la pareja imperial y
personajes de la Corte. <<

Página 325
[89] — Primavera. El poder estaba repartido en dos personas: el Shogun y el
emperador. La autoridad del primero se ejercía sobre la armada y la administración;
el segundo velaba por el respeto a las tradiciones. Este «capitán» era el representante
máximo de la Delegación Holandesa de Comercio en Nagasaki. En el siglo XVII sólo
los holandeses tenían derecho a comerciar en Japón. Estaban constreñidos a vivir en
la isla Dejima, situada al sur del país. El día de Año Nuevo, el capitán debía rendir
visita al emperador. Bashō ha imaginado este haiku para desear el Año Nuevo. <<

Página 326
[90] — Primavera. Hay un dicho japonés que dice: «Si comes los alimentos de la

primera cosecha del año, vivirás sesenta y cinco días más». Bashō juega con este
dicho. Se da la paradoja de que sea la vida breve de las flores la que prolongue la
nuestra. (Exégesis poética en la página 432). <<

Página 327
[91] — Primavera. Iwashi no Sarekobe: cráneo de sardina. A principios de primavera,

el cuatro de febrero, una sardina se clavaba en la puerta o en el porche de la casa para


conjurar la mala suerte y ahuyentar los malos espíritus. <<

Página 328
[92]
— Verano. Fuboku era un poeta de Tokio muy famoso, amigo de Bashō.
Domyoji, templo de Osaka, célebre por su arroz cocido. El Domyoji hoshii es un
arroz de mochi (arroz glutinoso triturado), recocido al vapor, luego secado al sol,
cocinado por los bonzos del templo. En la ceremonia en memoria del difunto, el agua
se deposita como ofrenda sobre la tumba. Bashō sugiere ofrecer también el arroz. El
arroz cocido seco constituía en esa época una reserva de alimentos. Bastaba
ablandarlo en agua fría o caliente para consumirlo. <<

Página 329
[93]
— Verano. Bashō pide un barco a Suigaku, célebre maestro carpintero,
constructor de barcos. El «Rio del Cielo» es la Vía Láctea. <<

Página 330
[94] — Verano. Se trata de un poema que tiene que ver con la Fiesta de las Estrellas.

(Ver nota 12). <<

Página 331
[95] — Verano. Las manchas en la piel de los animales salvajes son a veces
interpretadas como mapas de estrellas. Los especialistas en Bashō creen que en este
poema la expresión Shika no Kawa (piel, abrigo, pelo de ante o ciervo) se emplea
para simbolizar las estrellas. Los puntos blancos de la piel de gamo extendida en el
suelo se asocian a los amantes Altair («Ori-hime») y Vega («Hiko-boshi») que son la
Tejedora y el Boyero (pastor de bueyes). <<

Página 332
[96] — Otoño. Se habla de Sakai-cho, uno de los barrios de placer de Edo (el más

célebre fue Yoshiwara, del que Utamaro nos ha dejado numerosas láminas) donde a
los artistas les gustaba encontrarse. Estos placeres no eran sólo los dispensados por
prostitutas, cortesanas o geishas. En estos barrios había teatros (el Kabuki, que estaba
en pleno auge), casas de té, artesanos y comercio. <<

Página 333
[97] — Otoño. Estando en casa de Jiyosi, Bashō le fekcita con cierta ironía por vivir

en la parte más rica de la ciudad, donde el precio del suelo es altísimo. <<

Página 334
[98] — Invierno. Miyako-dori: gaviotas de la capital (Tokio). En este haiku,
particularmente humorístico, Bashō se inspira en una burla popular: en la época de
Heian, cuando Kioto era la capital de Japón, se decía que sólo las gaviotas vivían en
Edo. <<

Página 335
[99] — Invierno. Este poema se basa en un verso del poeta chino Su Tung Po (1036-

1101) que dice: «El agua se ha secado y se ven las piedras». <<

Página 336
[100] — Invierno. Yoshino-yama: el monte Yoshino. Célebre por sus cerezos
silvestres, en la prefectura de Nara, es también el título de una música compuesta por
Gishiku. (Ver nota 79). <<

Página 337
[101] — Primavera. (Ver nota 89). <<

Página 338
[102] — Primavera. Xore no Shiri: talones desgastados. Precisemos que Bashō se

desplazaba en sandalias de paja o alpargatas. <<

Página 339
[103] — Otoño. El sake es una bebida alcohólica que se suele consumir principalmente

durante celebraciones sociales importantes. Aquí se está bebiendo desde un barco, el


sake a veces caía al mar, y la luna se solía comparar con una taza. <<

Página 340
[104] — Otoño. El Yamaji no Kiku («los crisantemos del camino de montaña») era una

legendaria bebida de la antigua China a la que se le atribuían virtudes de longevidad.


<<

Página 341
[105] — Otoño. Suma es una parte del litoral de Kobe, un lugar batido por el viento

que presenta habitualmente un paisaje otoñal. (Exégesis poética en la página 433). <<

Página 342
[106] — Invierno. Se hace referencia a la costumbre de doblar las puntas de las hierbas

más altas cuando se quería señalar un camino en la nieve. <<

Página 343
[107] — Invierno. Tsuchiya Shiyu era un guerrero samurái del clan Matsue y un poeta

de haikai, amigo de Bashō. El poema parece hacer referencia al dolor o al frío de la


separación. <<

Página 344
[108] — Primavera. Haiku basado en un poema del poeta chino Mi Fu (1051-1107)

que dice: «¡Confucio, Confucio, grande Confucio!». <<

Página 345
[109] — Primavera. Hyotansai (señor ermitaño): pseudónimo ficticio que Bashō se

atribuye. Sai significa ermitaño y Hyotan cantimplora (calabaza, zoquete), un hombre


que se conforma con poco. Bashō, que ha pasado toda la noche bajo las flores de la
calabaza, se nombra a sí mismo como «el ermitaño de la calabaza». El poeta de
haikus rara vez suele definirse o nombrarse a sí mismo, pero Bashō lo hace en
diversas ocasiones. <<

Página 346
[110] — Verano. La Selaginella tamariscina conocida comúnmente como siempreviva.

El poema se abre a multiples interpretaciones. <<

Página 347
[111] — Otoño. Se nos ofrece la paradoja de que la araña siendo visible no emite

sonido y el viento siendo invisible lo emite. <<

Página 348
[112] — Otoño. El sabio en cuestión es el poeta chino Po Chu (772-846). Chang-an era

la capital de China durante la dinastía de los Tang, hoy capital de la provincia de


Shanxi. <<

Página 349
[113] — Otoño. Ono: ver la nota 117. Hay un juego de palabras a partir de ono,

término que designa tanto un lugar, una región de Kioto, famoso por la calidad de su
carbón, como significa «manchado». <<

Página 350
[114] — Otoño. Este poema inmortal lo compuso Bashō a los 40 años, pocos años

después de haberse retirado con el fin de dedicar su vida por completo a la poesía. Es
uno de sus poemas más famosos. El atardecer otoñal se asienta sobre nosotros como
un cuervo posándose en una rama desnuda. (Exégesis poética en la página 433). <<

Página 351
[115] — Otoño. Quizá no haya otro mundo sino este, o puede que ya estemos en el

otro mundo… En cualquier caso, Bashō parece indicarnos lo inútil que resulta pensar
en otro mundo. (Exégesis poética en la página 433). <<

Página 352
[116] — Invierno. Fukagawa: villa a las afueras de Edo. Hoy en día es un barrio de

Tokio. Los santuarios que Bashō iba recorriendo estaban implantadas en esa zona. En
este poema el frío del agua, la oscuridad, el gotear de los remos… llevan a Bashō,
que quizá estaba en la orilla, a un doloroso sentimiento de desesperanza. (Exégesis
poética en la página 434). <<

Página 353
[117] — Invierno. Bashō emplea el nombre de Ono en sus dos acepciones con el fin de

crear un efecto cómico: 1) Ono: región de la antigua provincia de Kioto, reputada por
producir carbón de calidad; 2) Ono no Tofu (894P-966): excelente calígrafo japonés.
<<

Página 354
[118] — Invierno. Bokushi o Mo-Tseu o Mo Zi: filósofo chino (468-381 a. C.). La

leyenda afirma que se ponía melancólico al ver los hilos blancos de seda
diversamente coloreados. Tanto el perejil como la «salsa japonesa» (Oenanthe
javanica) se oscurecen al ser cocinadas con vinagre y soja. <<

Página 355
[119] — Año Nuevo. Mochi-bana («flores de mochi»): ramas de sauce en las que se

ensartan pequeños mochi para simular flores de cerezo silvestre. Es uno de los
decorados del nuevo año. En el Kojiki (Crónica de los hechos antiguos), la leyenda
cuenta el viaje del dios Okuninushi no Mikoto al país llamado «Ne». Engañado por
su suegro, es prisionero de las llamas del infierno y no podrá ser curado más que por
una rata. A partir de esta historia, la rata es a la vez un ser repugnante y un animal
espiritual, un kami. Durante los tres primeros días del nuevo año, la palabra nemuzi
(«rata») es tabú pues y de la misma manera que trae suerte puede ser también un
animal funesto. Bashō desvía la prohibición usando esta expresión. <<

Página 356
[120] — Año Nuevo. Mochi (ver nota 92): pasta de arroz cocida al vapor y
machacada. Para llevar felicidad al nuevo año, se pone el mochi en hojas de helecho.
Kusa-makura: almohada de hierbas. Muchas acepciones han aparecido a lo largo de
los siglos. En los waka de la antigüedad, esta metáfora evocaba la noche pasada al
raso bajo las estrellas después de un viaje. Después, la expresión ha simbolizado el
viaje. Puede evocar también, como en este caso, un agradable sueño. <<

Página 357
[121]
Año desconocido- Primavera. Matsushima está situada en la prefectura de
Miyagi, y es uno de los lugares más célebres para contemplar la luna. Hasta el punto
de que Bashō nos dice que la luna nace de Matsushima. <<

Página 358
[122] — Primavera. La contemplación de las flores de cerezo se suele realizar
bebiendo sake, ello se debe a que se fusionan dos tradiciones: la admiración de la
naturaleza (al principio en los jardines de los aristócratas) y la celebración de la fiesta
del sake joven. <<

Página 359
[123] — Primavera. Rika (1688?—1704?): discípulo de Bashō. Este es un poema de

agradecimiento. Bashō que era pobre y vivía en el campo llevando una existencia
modesta, veía ahora al bananero como un símbolo de su situación. Los juncos que
brotan junto al bananero podrían asfixiarlo. <<

Página 360
[124] — Varias estaciones. Se estima que Bashō tenía algo más de 38 años cuando

escribió este haiku. Durante toda la noche escucha la tormenta, pero en vez de
quejarse, cosa que no le llevaría a nada, escribe estos versos. Obviamente Bashō se
identifica con el platanero. <<

Página 361
[125] — Primavera. Número de sílabas: 7-8-5. (Exégesis poética en la página 434). <<

Página 362
[126] Año desconocido- Primavera. Ejemplo de haiku arcaico donde se personifica a la

naturaleza, haiku ligero y poco emotivo, concebido como pasatiempo. <<

Página 363
[127] — Verano. En la poesía waka hay un verso muy conocido que dice: «Un carrizo

emplumado llama al cuco». <<

Página 364
[128] — Verano. Este haiku está inspirado en la leyenda del chino Huo Di, que al

observar una araña por el río sobre una hoja tuvo la ocurrencia de inventar la barca a
remos. <<

Página 365
[129] — Verano. Si el nivel del agua sube, las patas de la grulla parecen más cortas. <<

Página 366
[130] — Verano. Faltan los puntos de referencia de las luciérnagas, tanto para decirnos

que estamos en verano como para indicarnos los límites del camino. Antaño, con la
suficiente paciencia, solían cogerse para hacer una «linterna de luciérnagas». La
desaparición de estas anuncia el final del verano. <<

Página 367
[131] — Verano. Hay aquí una metáfora de naturaleza amorosa en la que el zorro

(amante) entra en la casa (campo de melones) y rapta una princesa (melón). (Véase
nota 38). <<

Página 368
[132] — Verano. Se introduce la paradoja de que la flor de hibisco viste de alguna

manera al niño que está desnudo. Estando desnudo y vestido al mismo tiempo. <<

Página 369
[133]
— Otoño. Número de sílabas: 7-5-7. Vemos también otros datos que no
obedecen al contexto lógico, los fuertes vientos son propios del invierno, no del
otoño. Y la recogida del té, propia del final de la primavera, aquí se realiza en otoño.
<<

Página 370
[134] — Otoño. Exégesis poética en la página 434. <<

Página 371
[135] Año desconocido- Otoño. En muchas tiendas se colocaba una pequeña estatua de

un gato con la garra alzada como amuleto de buena suerte. Aquí el gato, hecho con
engrudo y pasta de papel maché, parece brillar al reflejar la luz matinal. <<

Página 372
[136] — Invierno. Exégesis poética en la página 435. <<

Página 373
[137] — Invierno. Se basa en un proverbio chino que dice: «Si un hombre puede

masticar raíces puede hacer cualquier cosa». <<

Página 374
[138] Año desconocido- Invierno. Exégesis poética en la página 435. <<

Página 375
[139]
— Invierno. El pez blanco o pez hielo es un pez pequeño y transparente,
semejante a una trucha, difícil de distinguir en el agua y entre las algas en las que se
esconde. <<

Página 376
[140] — Año Nuevo. Los pasteles de arroz son los mochis (véase nota 120). Bashō era

tan pobre que ni siquiera podía adquirir uno de estos pastelitos típicos de fin de año.
<<

Página 377
[141] — Primavera. El 3 de marzo es el día de la Fiesta de las Muchachas (ver nota

89). Como es un día de mareas vivas, se recogen moluscos y marisco durante la


marea baja. Bashō habría realmente visto esta escena, pero la altera imaginando que
los campesinos no tenían tiempo de gozar de la fiesta pues debían recolectar
caracoles de agua en los arrozales. En el pasado, la almeja eran un símbolo de virtud
y de fidefidad de las mujeres, y era depositada en ofrenda a las muñecas de la Fiesta
de las Muchachas. <<

Página 378
[142] — Primavera. Yugao: calabaza. La calabaza de flor nocturna, es una cucurbitácea

de color verde claro, cuyo fruto puede alcanzar un metro de altura. A menudo se
cocina en ensalada, en finas láminas cocidas, servidas con una salsa de soja. Su flor
es blanca. <<

Página 379
[143] — Primavera. Haiku elaborado en base a un contraste estético entre diferentes

elementos, generando una contradicción meramente aparente. <<

Página 380
[144] —82— Primavera. Este famoso haiku fue escrito a principios de 1686 mientras

meditaba junto a sus discípulos en una pequeña ermita de Edo. Al escuchar la


zambullida de una rana improvisó estos versos misteriosos. (Exégesis poética en la
página 435). <<

Página 381
[145] Año desconocido- Verano. Regularmente se organizaban competiciones o
concursos de poesía. Dos equipos se enfrentaban, situados a cada lado del maestro de
ceremonias, el de la izquierda contra el de la derecha. Bashō compara en un concurso
la expresión yuki nofuku («sopa de pez globo sobre la nieve») propuesta por el equipo
de la derecha, con minazuki no koi («rodajas de carpa cruda lavadas con agua fría de
junio») asumida por el grupo de la izquierda. Bashō expresa aquí su preferencia por
la expresión de la izquierda, que reúne simplicidad y belleza. La expresión de la
derecha es más convencional. <<

Página 382
[146] — Verano. Kikaku es uno de los más fieles discípulos de Bashō. Escribió el

siguiente haiku: «Frente al monasterio/soy una luciérnaga/comiendo plantas». Bashō


le responde para demostrar la importancia de lo cotidiano en la composición del
haiku. <<

Página 383
[147] — Otoño. En el segundo verso está escrito Tsuki-Wabisai, hombre solitario que

admira la luna. Era uno de los pseudónimos literarios de Bashō que finalmente nunca
empleó. Nara fue la capital de Japón desde el año 710 hasta el 784. La canción de
Nara habla simplemente de un plato de castañas cocinadas en té. (Exégesis poética en
la página 436). <<

Página 384
[148] — Otoño. Tu Fu (712-770) célebre poeta chino del siglo VIII, y gran amigo de Li

Po. <<

Página 385
[149]
— Verano. Sogi (1421-1502) fue un poeta maestro de renga o versos
encadenados muy estimado y admirado por Bashō. <<

Página 386
[150] Año desconocido- Invierno. Hemos sustituido el «veo» un país lejano por el

«sueño» un país lejano, no sé si acertadamente pero dando al menos a Bashō la


momentánea paz del sueño y la huida. <<

Página 387
[151] — Primavera. El poeta escucha al ruiseñor cantar entre las ramas del sauce

llorón, como si cantara desde dentro del árbol, como si el propio árbol soñara el
canto. <<

Página 388
[152] Año desconocido- Primavera. Exégesis poética en la página 436. <<

Página 389
[153] Año desconocido- Primavera. Bashō estaba siempre estudiando otras formas de

poesía y otras culturas. Aquí pide a la mariposa, que supuestamente podría volar
hasta China, que obtenga allí las últimas noticias sobre poesía y las traiga. Este
poema se escribió a mano en una de las pinturas que hizo Bashō de una mariposa. El
poeta que se nombra en la introducción al haiku es el poeta chino ChuangTzu (siglo
IV a. C.) que escribió un texto muy conocido donde se pregunta si él soñó con una
mariposa o si fue la mariposa la que le soñó a él. <<

Página 390
[154] — Verano. El canto del cuco anuncia la llegada de la primavera y cesa al llegar

el verano. Entre los muchos dichos españoles sobre el cuco hay uno que dice: «Entre
marzo y abril sale el cuco de su cubil»; otro vasco dice así: «Kukuak Andra Mari
Martikoz kuku, San Pedroz mutu». («El cuco canta por la virgen de marzo, en san
Pedro —29 de junio- se calla»). <<

Página 391
[155] — Verano. Existe un poema chino muy conocido que dice que con un corazón

purificado se aprecia mejor la fragancia del incienso. <<

Página 392
[156] — Verano. Con las moras se hace un vino llamado sochinshu. Bashō que no

tiene dinero para comprarlo se conforma con contemplar a la mariposa volando de


fruto en fruto. <<

Página 393
[157] — Verano. Los kusa mochi son un dulce pastelero de primavera realizado con

hojas frescas de artemisa hervidas, mezcladas con arroz mochi. <<

Página 394
[158] — Verano. Supuestamente este poema nació como resultado de la contemplación

de un cuadro donde se veía a un monje montado en un caballo. <<

Página 395
[159] — Verano. Se decía que el cuco emanaba sangre por su pico cuando cantaba

mucho. <<

Página 396
[160] — Verano. Existía la costumbre de escribir en una tabla, colgada en la entrada de

los albergues, el nombre de aquellos que fueran socialmente importantes y


pernoctaran allí. El cuco recibe aquí carácter de personaje distinguido. <<

Página 397
[161] — Verano. Este verso, según los entendidos, tiene dos posibles interpretaciones

debido al término hire, que puede denominar: 1) una prenda semejante a una bufanda
que llevaban las mujeres alrededor del cuello en el período Nara y Heian; 2) una
«aleta». El termino mejika que se usa en el haiku puede significar tanto «cierva»
como «atún joven» o «barrilete joven». La cierva muestra su disposición al
apareamiento ondeando el reverso blanco de su cola. Oga no es realmente una isla
sino una península de la prefectura de Akita. Era famosa por sus barriletes o listados,
no por su atún. (El barrilete o listado es un pescado parecido al atún). <<

Página 398
[162]
— Verano. El poeta pudiera estar haciendo una referencia a sus órganos
genitales. <<

Página 399
[163] — Verano. Los vendedores ambulantes descascarillaban el arroz en la calle o en

cada casa. <<

Página 400
[164] — Verano. Algunos académicos son de la opinión de que Bashō se estaba
refiriendo a las hojas de ambas plantas. Las hojas del loto se usaban a modo de platos
en las ofrendas de comida para los muertos que se depositaban sobre sus tumbas. Se
cree que Bashō considera al ñame como alimento para el cuerpo, así como a la hoja
del loto un símbolo de la Tierra Pura para las almas de los difuntos. Podría ser
también que Bashō pusiera su ofrenda en la hoja de un ñame en lugar de un loto. La
frase «son parecidos» posiblemente se refiera tanto a su ofrenda como a Sanpu y su
padre. <<

Página 401
[165] — Verano. Las amapolas tienen más posibilidades de florecer si en invierno ha

llovido generosamente. El blanco de la amapola se asocia al color que aparenta tener


la lluvia invernal. <<

Página 402
[166] — Verano. Bashō nos dice que el canto del cuco es tan bello que ningún poeta

puede transcribirlo en sus poemas. También pudiera ser que estuviera señalando la
falta de verdaderos poetas en su época. El canto del cuco no destaca por su singular
belleza, sino que sus notas monocordes y repetitivas se caracterizan más bien por
generar una intensa sensación de misterio. (Exégesis poética en la página 437). <<

Página 403
[167]
— Otoño. En este haiku hay una referencia a las palabras de Chuang-Tsu:
«Cuanto más tiempo vives, más problemas tienes». Para vivir más años se hacía uso
medicinal del crisantemo que por sus largos y finos pétalos se asemejaba al cabello
humano. <<

Página 404
[168] — Otoño. El poema hace alusión a un aforismo de Confucio (551-479 a. C.): «A

los cuarenta años tenemos que tener la sabiduría suficiente como para no caer en la
desgracia». Bashō, con sólo cuarenta años, se sentía viejo, aunque como poeta que
era en su interior seguía siendo un niño. <<

Página 405
[169] — Invierno. Se realiza aquí una pequeña broma entre el nombre del monte Gato

y la nieve derretida o lamida. <<

Página 406
[170] — Invierno. En Japón hay varios lugares llamados foresta o bosque negro, pero

el más conocido es el que se encuentra cerca de Sakata. Se contrasta el nombre


«negro» con el color blanco de la nieve. <<

Página 407
[171]
— Invierno. Santenshi e Ishikawa Hokukon son dos discípulos de Bashō.
Hokukon es comparado con una grulla. <<

Página 408
[172] — Invierno. Bashō se instala en su antigua casa, reconstruida después de un

incendio ocurrido el año anterior. Allí recuerda al banano desaparecido. <<

Página 409
[173] — Invierno. Este haiku se refiere a las palabras de Chuang-Tzu o Zhuangzi,

filósofo chino del siglo IV a. C.: «Una rata bebe el agua del río, nunca más de lo
necesario». El poeta tiene que comprar agua pues debido a un incendio forestal no
había agua potable en la zona. <<

Página 410
[174] — Año Nuevo. El primer día de la primavera correspondía al primer día del año.

El sho era una medida de alrededor de medio galón, y aquí habla de cinco sho de
arroz. Era obligación de los discípulos de Bashō mantener llena su calabaza de arroz
como pago por sus servicios. Bashō se sentía bien cuidado pues sus estudiantes le
habían dado más de lo que acostumbraba. Este haiku usa la técnica del contraste entre
el nuevo año y el arroz viejo. En el haiku original la primera línea era ware tome-ri
(«qué opulento / rico soy»). La revisión añade el nombre de la estación y elimina el
comentario emocional. <<

Página 411
[175] — Primavera. El alga nori ha sido siempre muy utilizada en la gastronomía

japonesa. Este haiku donde se valora más la belleza de la taza que el sabor de la sopa,
ofrece un detalle revelador del agudo gusto japonés por la belleza. <<

Página 412
[176] — Verano. Esta vez Buda no está representado, como se acostumbra a hacer,

sobre una flor de loto. Puede que con cierto humor Bashō lo haya colocado sobre el
matojo de hierbas. <<

Página 413
[177] — Verano. Poema ofrecido a Fubaku, cuando se preparaba para regresar a su

trabajo en el santuario de Ise. Sayo no Nakayama traducido por «el centro de las
montañas» era un lugar muy referenciado por los poetas en sus viajes. <<

Página 414
[178] — Otoño. Al comienzo del camino, el viento del otoño pone en el corazón de

Bashō el miedo a morir. Este poema es conocido por ser el que abre el diario de viaje
que Bashō escribió con el nombre de Diario de un esqueleto abandonado a la
naturaleza. (Exégesis poética en la página 437). <<

Página 415
[179] — Otoño. Bashō llevaba entonces trece años viviendo en Edo. <<

Página 416
[180] — Otoño. Parece deducirse que las cosas nunca son tan bellas como cuando se

las ve en el recuerdo o bien que el paisaje sigue siendo bello aunque la naturaleza
esconda el monte. <<

Página 417
[181] — Otoño. Exégesis poética en la página 437. <<

Página 418
[182] — Otoño. Exégesis poética en la página 438. <<

Página 419
[183] — Otoño. Bashō como hombre piadoso que es se compadece de los animales.

Sin embargo en este poema antepone a esa piedad instintiva la conciencia social,
critica el disparate de compadecerse de un mono antes que de un niño. Y denuncia
también los frecuentes abandonos de bebes. Estas consideraciones morales son algo
excepcional en los haikus, el haiku no es de ninguna manera el lugar donde
expresarlas. De modo que lo que aquí se trasluce es una fuerte influencia de la poesía
china (el grito del mono era sentido en la poesía china como algo poéticamente triste)
y, acaso también, del pensamiento budista. <<

Página 420
[184] — Verano. El caballo insensible a la belleza de la flor pasa y sin detenerse la

devora. Su acto ha hecho más fugaz la existencia de la rosa y por lo tanto quizá más
bella. <<

Página 421
[185] — Otoño. Tu Mu (803-53) fue un poeta chino de la dinastía Tang, Bashō se

refiere a su poema. «Con mi fusta colgada, voy confiado en mi caballo; / cabalgando


legua tras legua, todavía no cantan los gallos. / En el bosque quedé medio dormido. /
De pronto vuelan hojas, me despierto asustado». <<

Página 422
[186] — Otoño. Se refiere al gran santuario Toyo-uke en la orilla de Ise. El bello cedro

es un famoso árbol situado en el santuario exterior de Ise. Se dice que Bashō lo visitó
y lo abrazó. <<

Página 423
[187] — Otoño. Saigyo (1118-1190) nació como un guerrero de alto rango pero dejó la

vida secular para convertirse en monje a los veintitrés años. El poema está basado en
la historia de cuando Saigyo fue sorprendido por un chaparrón y ofreció un poema a
una prostituta a cambio de refugio. Acabó intercambiando varios poemas con ella.
Bashō hace una conexión entre el nombre del valle y el del poeta para enriquecer el
poema. <<

Página 424
[188] Otoño. Poema de agradecimiento o alabanza a un hombre que llevaba una
existencia simple y pacífica. <<

Página 425
[189] — Otoño. La madre de Bashō murió el 20 de junio de 1683, casi un año antes de

componer este poema. Bashō había regresado para un servicio conmemorativo. La


historia de Urashima Taro habla de cómo una vez rescató en una playa a una tortuga
víctima de unos niños traviesos. Entonces la tortuga le llevó al Palacio del Dragón
bajo el mar, donde pasó un tiempo agradable. Cuando regresó a su pueblo, no conocía
a nadie pues sin notarlo había estado ausente durante mucho tiempo. Todo lo que
tenía era una caja como recuerdo del Palacio, la cual se le dijo no podía abrir jamás.
Vencido por la curiosidad la abrió. Salió humo de ella, que volvió blancos su cabello
y cejas. <<

Página 426
[190] — Verano. Bashō llevó a uno de sus estudiantes, Chiri de Asakusa (ver poema

188) al hogar de Chiri. El watayumi era una herramienta parecida a un arco, fabricada
con tendón de vaca y hueso de ballena, usada para golpear las fibras de algodón a fin
de remover semillas e impurezas antes de enrollarlo en hilo. <<

Página 427
[191] — Varias estaciones. Chuang Tzu nos habla de un árbol capaz de dar cobijo bajo

sus ramas a millares de vacas. El árbol vive largo tiempo porque es inútil, se constata
así la utilidad de la inutilidad. Bashō, dando a la vieja historia una connotación
budista, nos dice que el pino de este poema parece vivir eternamente y por lo tanto no
precisar de la reencarnación. <<

Página 428
[192] Año desconocido- Otoño. La expresión «clara agua que gotea» o «agua del

manantial» se refiere al legendario waka de Saigyo: «Gota a gota / el agua de


manantial cae / sobre las rocas musgosas / suficiente / para esta vida en el
monasterio». <<

Página 429
[193] — Verano. Bashō conoció una familia en la aldea de Nagao que poseía una gran

cantidad de arroz para descascarillar. Esta tarea solía desarrollarse durante parte del
invierno. <<

Página 430
[194] — Otoño. El mazo era una herramienta en forma de palo o batidor, usada para

golpear la seda hasta que esta adquiere su tono satinado característico. Se diría que
poéticamente se sugiere una imagen erótica. <<

Página 431
[195] — Otoño. El emperador Go Daigo (1288-1339) tenía su capital en Kenmu y

murió en la montaña de Yoshino y fue enterrado en este mausoleo. <<

Página 432
[196] — Otoño. Arakide Moritake (1473-1549) fue un monje y poeta admirado por

Bashō. En su poema, Moritake escribe acerca de la semejanza del viento de otoño


con el guerrero Yoshimoto, un cruel gobernante del siglo XII que mató a todo aquel
que se puso en su camino hacia la obtención del poder. <<

Página 433
[197] — Otoño. Minamoto no Tomonaga fue uno de los hijos de Yoshimoto. <<

Página 434
[198] — Otoño. Allí donde antaño hubo un puesto de control hoy no hay nada y el

viento pasa sin detenerse. Este haiku está basado en el waka que dice: «Nadie vive en
la barrera de Fuwa, / su cobertizo de madera está desguarnecido. // Sólo queda / el
viento de otoño». La barrera de Fuwa era un puesto fronterizo para el control de
entrada y salida de personas y mercancías. Fuwa significa «indestructible», y fue el
lugar donde tuvo lugar en 1600 la batalla que colocó en el poder al clan Tokugawa.
Estos dividieron al pueblo en cuatro castas rígidas: samuráis, labradores, artesanos y
comerciantes; había también otra casta de parias formada por los verdugos,
carniceros y curtidores. En el monte Nikko está el mausoleo de Ieyasu, fundador de
esta dinastía que gobernó Japón desde 1600 hasta 1868. <<

Página 435
[199] — Otoño. Aunque sólo contaba 41 años, siente cercana la vejez. Bashō siempre

pensó que moriría durante un viaje. <<

Página 436
[200] — Otoño. Los viajeros llevaban sombreros planos, parecidos a cestas, hechos de

finas cintas de ciprés. La palabra «luz» ofrece incluso más interpretaciones al poema.
Los árboles son menos densos sin las hojas. Sin hojas, cae más luz sobre el sombrero
de Bashō. Pudiera ser también que Bashō considere las hojas cayendo sobre su
sombrero un fenómeno tan encantador que no siente su peso. Además, las hojas son
las depositarías de la luz del verano y cuando caen también cae esa luz de verano. <<

Página 437
[201] — Invierno. El sonido del granizo sobre el sombrero parece doler a Bashō, no es

extraño puesto que su sombrero era el compañero incondicional de sus viajes y


motivo de otros tantos haikus. <<

Página 438
[202] — Invierno. Poema de agradecimiento a la hospitalidad de Koechi, poeta y

monje del templo Nishi Honganji de Kioto. Parece decir que alrededor del monje
Koechi, con la flores y el cuco, crece la primavera. <<

Página 439
[203] — Invierno. El haiku se basa en la leyenda de UrashimaTaro, que partió a pescar

y tan entusiasmado estuvo que no regresó a casa en siete días. <<

Página 440
[204] — Invierno. La doble belleza de la nieve y de los caballos sirve a Bashō para

escribir este haiku de agradecimiento a Toyo, su anfitrión. (Exégesis poética en la


página 438). <<

Página 441
[205] — Invierno. Exégesis poética en la página 439. <<

Página 442
[206] El conocido como «La Canción del Laúd» fue un poema compuesto por el poeta

chino Po Chu (777-846). El banjo es una guitarra japonesa de tres cuerdas usada
generalmente por el pueblo. <<

Página 443
[207] — Invierno. El santuario estaba en ruinas desde hace muchos años, pero la casa

de té continuaba abierta a los visitantes. <<

Página 444
[208] — Invierno. En este haiku se da el llamado Karumi, el humor que alivia lo serio

y lo grave. Bashō nos da muchos ejemplos de esto. <<

Página 445
[209] — Invierno. Sobre el pez hielo, véase nota 139. <<

Página 446
[210] — Invierno. La discusión ocurrió entre dos poetas durante una sesión de poesía

renga en casa de Tokoku, en Nagoya. Bashō, siendo el líder de la reunión, estaba


obligado a restablecer la armonía, se sirve para ello de estas bellas imágenes. <<

Página 447
[211] — Sin estación. Los «tres ancianos venerables» son los anteriores maestros

iniciadores del haikai no renga, MatsunagaTeitoku (1571-1653), Yamazaki Sokan


(1460-1540) y Arakida Moritake (1460?-1549). Aunque Bashō los coloca en un
segundo plano para decirnos que los verdaderos maestros son la luna y las flores. <<

Página 448
[212] — Invierno. Chikusai era un médico con mucho sentido del humor que escribía

«poemas alocados». Poemas humorísticos con los que entretenía a sus pacientes. <<

Página 449
[213] — Año Nuevo. Para festejar el Año Nuevo la costumbre de la nobleza de la

época Heian consistía en ir al campo para sacar de raíz pequeños pinos, símbolo de
longevidad, y recolectar diferentes hierbas para hacer sopa. <<

Página 450
[214] — Año Nuevo. El recién casado, siguiendo una antigua costumbre, lleva a sus

suegros mochis sobre hojas de helechos. El Año Nuevo del buey es unos de los doce
signos del zodiaco oriental. <<

Página 451
[215]
— Año Nuevo. Bashō, siempre atento al bienestar de los demás, a veces
descuidaba su propia comodidad. <<

Página 452
[216] — Invierno. La almohada o la cama de hierbas indica que se está fuera de casa o

que se duerme durante el viaje. <<

Página 453
[217] — Invierno. Exégesis poética en la página 439. <<

Página 454
[218] — Primavera. Los cuervos, aves sedentarias, cuando se ven fuera de su hábitat

se asocian a la imagen de los monjes de viaje. <<

Página 455
[219] — Primavera. Kiso era el nombre de una región montañosa y de un río. Debido a

la altitud, los cerezos florecían más tarde. <<

Página 456
[220] — Primavera. Entre Nagoya y Nara las montañas junto al mar están
habitualmente cubiertas de niebla. La niebla está asociada a estados íntimos de
serenidad y nostalgia. Pero también a las tardes de primavera. Aquí cabría aventurar
que la niebla borra, como el olvido, nombres y lugares. <<

Página 457
[221] — Invierno. La llamada Ceremonia de Recogida del Agua, por lo general
celebrada en las primeras dos semanas del segundo mes del calendario lunar, ahora
marzo, se realizaba en Nara, en el templo Todaiji. Cuando los monjes caminaban por
el altar, sus zuecos de cedro sonaban como si caminasen por tierra helada. La
ceremonia concluía extrayendo agua del manantial de Akai, hoy Asakai. Se diría que
todo se torna singular y único en la vida de los monjes que están atentos o en oración.
<<

Página 458
[222] — Primavera. Akashi Genzui fue un doctor que escribió bajo el nombre de Isshi-

ken («Casa de Una Rama»). El misosazai («reyezuelo de invierno», Troglodytes


troglodytes) tiene un canto complejo y alegre. El verso usa la asociación, pues en una
rama de flores de ciruelo hay «un mundo de fragancia» y un reyezuelo. <<

Página 459
[223] — Primavera. Mitsui Shufu (1646-1717) fue un poeta de la escuela Danrin cuyo

padre era un rico mercader de Kioto. Bashō usó la leyenda sobre el ermitaño chino,
Lin He Jing, que usaba las flores de ciruelo y las grullas como base para sus poemas.
El anfitrión de Bashō tenía muchas flores de ciruelo, pero faltaba la grulla. Al decir
que esta última fue robada, sugiere que Shufu vive en una zona con alta criminalidad.
La escuela de poesía de Bashō se oponía a la Danrin. <<

Página 460
[224] — Primavera. Haiku de agradecimiento a la hospitalidad de Mitsui Shufu. En

cualquier caso el haiku parece indicar que estamos ante una persona ruda o poco dada
a la admiración de las pequeñas plantas. <<

Página 461
[225] — Primavera. El monje Ninko (1606-1686) era conocido por su gran virtud. El

templo Saiganji está situado en Fushimi, lugar cercano a Kioto célebre por sus flores
de melocotón. <<

Página 462
[226] — Primavera. La violeta silvestre es una planta medicinal con flores púrpura,

florece en primavera. (Exégesis poética en la página 439). <<

Página 463
[227] — Primavera. Los pinos de Karasaki eran muy nombrados en la poesía antigua

japonesa, y la bruma sobre el cercano lago Biwa. <<

Página 464
[228] — Primavera. La mujer doblemente hábil, compone un ikebana y es cocinera, se

presupone una delicadeza en el ser y en el hacer. También hay un contraste evidente


entre la elegancia de la flores y la vulgaridad del bacalao seco. <<

Página 465
[229] — Primavera. La belleza de los campos de colza se debe a sus flores, que son de

un amarillo brillante. Pueden parecer campos de oro. <<

Página 466
[230] — Primavera. Se trata de su amigo Hattori Doho (1657-1730), que llegaría a ser

uno de sus discípulos. Se compara el tiempo que estuvieron separados con las
generaciones de flores que debieron pasar. <<

Página 467
[231] — Verano. Las flores amarillas de los campos de colza transmiten la imagen de

la luz solar sobre el suelo. <<

Página 468
[232] — Verano. Este haiku está basado en un waka de Las historias de Ise. (Exégesis

poética en la página 440). <<

Página 469
[233] — Primavera. Se hace referencia a una hierba llamada mugara, que es de la

familia Galium y también se la conoce como agana, cuajaleche o galio de flor


amarilla. La planta puede crecer hasta alcanzar la barbilla de una persona. <<

Página 470
[234] — Varias estaciones. Bashō llora la muerte del monje junto a un trébol, planta

asociada a la tristeza y la añoranza. <<

Página 471
[235] — Verano. Tsuboi Tokoku (?—1690) fue comerciante de arroz en Nagoya y uno

de los discípulos favoritos de Bashō. <<

Página 472
[236] — Verano. La peonia estaba considerada en Japón como «la planta de la salud».

Para Bashō, que sufría problemas crónicos de salud, era muy querida. <<

Página 473
[237] — Verano. Supuestamente, al hablar del caballo, Bashō se estaba refiriendo a sí

mismo. <<

Página 474
[238] — Verano. Con este verso concluye el diario de viaje Diario curtido o Diario

batido por el tiempo. El libro contenía cuarenta y cinco versos, pero a este periodo se
le acreditan aproximadamente sesenta y cinco poemas. Algunos estudiosos
consideran este poema una metáfora de las revisiones de los poemas y notas de viaje
de Bashō. <<

Página 475
[239] — Verano. Los estudiosos de la obra de Bashō sugieren que en este poema hay

una disimulada confesión sobre el cansancio del viaje. Otra interpretación podría ser
la del poema fallido, la del haiku que no consigue reflejar la belleza, una velada
alusión al poema no logrado. <<

Página 476
[240] Año desconocido- Verano. Este bonzo es Kato Bansai (?-1674) que también era

haijin y especialista en literatura clásica japonesa. <<

Página 477
[241] — Varias estaciones. Li Po dice beber en soledad con sus dos sombras, la que se

refleja en el suelo y la que se refleja en la copa. Así Li Po y sus dos sombras son tres
hombres, por los que recordándoles bebe Bashō. <<

Página 478
[242] — Otoño. La contemplación de la luna pudo llegar a ser para los japoneses, en

determinadas fechas o lugares, un verdadero espectáculo. Lo que testimonia el


altísimo grado de civilización al que accedieron. El haiku está basado en este haiku
de Saigyo: «Las nubes aparecen / de tiempo en tiempo / para esconder la luna / son en
cambio adornos / que la embellecen». <<

Página 479
[243] — Año Nuevo. En esta época de su vida, Bashō ya se hacía pagar por algunos de

sus poemas, y sus estudiantes y discípulos le socorrían en aquello que necesitaba. A


pesar de tener cuarenta y dos años de edad se consideraba viejo. <<

Página 480
[244] — Año Nuevo. La capsella es una de las siete hierbas que se mezclan con el

kayu (cocido de arroz muy hecho). <<

Página 481
[245] — Primavera. Exégesis poética en la página 440. <<

Página 482
[246] — Primavera. La hakama o falda plisada es una prenda de hombre que se viste

en ocasiones formales. La forma de la planta cola de caballo (Equisetum) le


recordaba a Bashō estas faldas. El personaje legendario es Mafukuda, un joven
sirviente que decidió convertirse en monje. La hija de la familia, que llegaría a ser el
monje Gyoki es su próxima vida, se emocionó tanto que le confeccionó una de estas
faldas. <<

Página 483
[247] — Primavera. Exégesis poética en la página 441. <<

Página 484
[248] — Primavera. En el primer verso, se refiere al templo Kannon de Asakusa.

Kannon es otra denominación para Avalokitesvara, el nombre de Bodhisattva, o


Kuan-Yin, también llamada la Diosa de Piedad. Bashō, desde su casa en Fulcagawa,
conseguía avistar los tejados del templo, y los cúmulos de cerezos a los que llama
nubes de flores. <<

Página 485
[249] — Primavera. Exégesis poética en la página 441. <<

Página 486
[250]
— Sin estación. El vecino de Bashō era Soha, monje practicante de la
meditación zen. Este monje parece haber tenido un papel importante en el aprendizaje
de Bashō de los fundamentos de la filosofía zen. <<

Página 487
[251] — Primavera. Se desconoce quién era el monje Tando. En este poema Bashō lo

compara con una flor que regresa a sus raíces. (Exégesis poética en la página 441).
<<

Página 488
[252] — Otoño. La emoción o belleza de la que nos habla se describe como mono no

aware, que sería una belleza conmovedora y melancólica de las cosas naturales. Se
traduce como «el lamento de las cosas» y se entendía como la tristeza que emana del
mundo debido a su naturaleza efímera. El termine «aware» perdió posteriormente su
influencia budista para venir a definir simplemente aquello que nos impacta, alguna
emoción profunda provocada por el exterior, algo así como el intenso asombro de lo
que existe. <<

Página 489
[253] — Otoño. La luna en el espejo del lago o el estanque tiene una belleza diferente,

lo que hace que el poeta lo circunde durante toda la noche, apreciándola así desde
todas las perspectivas. <<

Página 490
[254] — Otoño. Exégesis poética en la página 442. <<

Página 491
[255]
— Otoño. Bashō pasa la noche en un bote, esperando ver la luna. La
contemplación de la luna desde barcazas era muy común. <<

Página 492
[256] — Otoño. El arroz recogido por sus discípulos estaba acumulado en calabazas

secas. Vistas desde el suelo podrían parecer linternas. <<

Página 493
[257] — Otoño. Exégesis poética en la página 442. <<

Página 494
[258] — Invierno. Por supuesto Bashō que las mira tampoco consigue dormir. Quizá el

vino venga a salvar la situación en la fría noche de invierno. No hay disponible


ningún dato biográfico sobre el monje Genki. <<

Página 495
[259] — Invierno. Bashō evitaba viajar en invierno. <<

Página 496
[260] — Invierno. La asociación entre las flores de narciso y la blancura de la nieve es

una práctica común. <<

Página 497
[261] — Invierno. Kawai Sora (1649-1710) acompañó a Bashō durante dos de sus

viajes. <<

Página 498
[262] — Invierno. Se ha determinado que este poema habla de la separación entre Sora

y Bashō. <<

Página 499
[263] — Invierno. Pudiera ser que el cántaro se rompiera al transformarse en hielo el

agua que había en su interior. Así, en la noche fría, debido al ruido despierta Bashō.
<<

Página 500
[264] — Invierno. La leyenda es la de Shiro o Zi Lu (542-479 a. C.), uno de los diez

discípulos más importantes de Confucio (551-479 a. C.). <<

Página 501
[265] — Invierno. El vino no lo adormece sino que lo despierta más, el insomnio

asociado otras veces a la luna esta vez se relaciona con la nieve. En cualquier caso,
luna o nieve, Bashō pasa la noche en blanco. <<

Página 502
[266] — Invierno. Los palos de incienso procedían de China. Bashō con esa excusa

peregrina sale de su soledad y se acerca al mercado. <<

Página 503
[267] — Año Nuevo. Ransetsu (1654-1707) era uno de los discípulos de Bashō en

Tokio. Era tradición ofrecerse ropa nueva el día del Año Nuevo. <<

Página 504
[268] — Primavera. Exégesis poética en la página 442. <<

Página 505
[269] — Primavera. Revisión del poema anterior. <<

Página 506
[270] — Primavera. Bashō habla del templo Tenrinsan Ryufukuji de Nagoya. Reza la

leyenda que el techo del templo se derrumbó por falta de cuidado, quedando el Buda
expuesto a la lluvia que se colaba. Preocupada, una mujer decidió colocar su
sombrero en la cabeza del Buda. Más tarde haría fortuna y donaría un nuevo edificio.
La cueva sin goteras es un lugar sagrado en Shugendo para budistas devotos de un
cierto ascetismo montañero. <<

Página 507
[271] — Primavera. Después de construir un granero u otro edificio para guardar

alimentos solían realizarse ceremonias donde las flores tenían un papel importante.
<<

Página 508
[272] — Primavera. El nori es una hoja de alga desecada empleada en cocina. Las

ostras son consideradas un alimento afrodisiaco. Bashō tenía en este momento


cuarenta y cuatro años. <<

Página 509
[273] — Primavera. Parece ser un poema que Bashō entrega a modo de despedida a un

monje que había estado unos días en su casa. <<

Página 510
[274] — Primavera. La frase «todo está satisfecho con lo que es», es una cita del poeta

chino Cheng Hao (1032-85), basado en la filosofía taoista de Chuanh Tzu. <<

Página 511
[275] — Primavera. Ueno y Asakusa son dos barrios populares de Tokio, situados

cerca de la choza de Bashō. <<

Página 512
[276] —87— Es curioso que la mariposa se pose en la hierba pero también lo es fijarse

en ello. (Exégesis poética en la página 443). <<

Página 513
[277] — Verano. Curiosamente el cuco sólo canta una vez entre repetidos espacios. <<

Página 514
[278] — Verano. Una antigua creencia afirmaba que el bonito era venenoso. También

otra historia decía que el pez sierra contenía una sustancia que producía embriaguez.
Aquí, el vendedor de pescado hace una declaración exculpatoria. <<

Página 515
[279] — Verano. La forma caprichosa y asilvestrada en que crecen los claveles es

similar al modo en que duerme un borracho. Ambos se tumban entre piedras sin el
menor cuidado. <<

Página 516
[280] — Otoño. La ceremonia religiosa se practicó en memoria de la madre de Kikaku

muerta a los 57 años el 8 de abril de 1687. <<

Página 517
[281] — Verano. A Rika se le consideraba un brillante poeta de talento. Bashō estaría

alabando este talento y su brillo con este verso. El destello del relámpago sobre la tea
que llevaría Rika en la mano nos sugiere que ha atrapado el relámpago. (Exégesis
poética en la página 443). <<

Página 518
[282] — Verano. Durante el verano el canto de la alondra lo llena todo, es un canto

nítido, llamativo y con tonos muy agudos. Es conocida también su capacidad para
cantar seguido durante mucho tiempo, y hacerlo incluso en vuelo. Siempre atenta a la
primera luz del día para comenzar sus cantos. <<

Página 519
[283] — Verano. Es muy posible que, como apunta Antonio Cabezas, en este poema

Bashō se retratara a sí mismo. Se representa la alegría del corazón de aquel que parte
de viaje. <<

Página 520
[284] — Verano. A pesar de la lluvia Bashō no se resiste a ver los nidos flotantes de

estas aves acuáticas. <<

Página 521
[285] — Verano. Sugiyama Sampu (1648-1733), rico mercader de Edo, discípulo y

protector de Bashō. <<

Página 522
[286] — Verano. Parece que este haiku se escribió inspirado en el poema de Saigyo

que dice: «Junto a las raíces de un pino / cerca del río Iwata / disfrutando del aire
fresco del atardecer / me gustaría que estuvieras aquí». <<

Página 523
[287] — Verano. El maestro Kono Shoba invitó a Bashō a una ceremonia del té. Shoba

puso una flor en una calabaza seca en el sitio de honor. La calabaza tenía una grieta
por la que se escapaba el agua lentamente, cayendo sobre un laúd sin cuerdas y
provocando un musical tintineo. El nombre de la flor era wasure gusa («hierba del
olvido») o Hemerocallis, el «Urio de día», también conocido como «lirio japonés»,
«lirio de la mañana», «Urio de San Juan», o «azucena amarilla». <<

Página 524
[288] — Verano. Los cabellos largos y la cara pálida como señales de tristeza y
enfermedad. Se trata de una fuerte asociación inconsciente que lleva incluso un grupo
musical como Eskorbuto a cantar: «Pelos largos, caras enfermas…». Es muy posible
que Bashō se refiriera a sí mismo, retratándose de este modo tras mojarse por la
lluvia o simplemente asociando su rostro y su cabello con la lluvia. <<

Página 525
[289] — Verano. Hattari Rantsetsu (1654-1707) fue un discípulo de Bashō. <<

Página 526
[290] — Otoño. Se alude a un posible retraso en la cosecha de arroz, pues la grulla

debiera aparecer tiempo después de haberse realizado. <<

Página 527
[291] — Otoño. Quizá el niño pobre descanse de su tarea y se sienta consolado por la

belleza de la luna. <<

Página 528
[292] — Otoño. Era costumbre comer taro admirando la luna llena. El taro es una

planta también llamada malanga. La raíz es un bulbo que cortado en rodajas parece la
luna llena porque su carne es blanca. Los campos, después de las últimas cosechas,
eran quemados para su limpieza y desinfección. <<

Página 529
[293] — Otoño. Exégesis poética en la página 444. <<

Página 530
[294] — Otoño. Lo que nos viene a dar el valor testimonial de su poesía y la regla

general de que esta sólo es válida cuando se nutre de la sustancia de la vida. En este
caso el propio haiku falla al remitirnos a una idea. <<

Página 531
[295] — Otoño. Se trata del santuario de Kashima, uno de los más antiguos de Japón.

Bashō hace referencia al otoño del pino y a su propio otoño. <<

Página 532
[296] — Otoño. El crisantemo es una de las flores más queridas por los japoneses y

remite a una larga vida. Es uno de sus símbolos más antiguos y su emblema nacional.
<<

Página 533
[297] — Otoño. Se alude a la belleza irradiada por las cosas frágiles y desamparadas.

<<

Página 534
[298] — Otoño. Uno de los métodos que usaban los pobres para lavar sus ropas

consistía en estirar la tela sobre un bloque de madera y sacar el polvo y la suciedad a


golpes. Bashō conjuga imágenes para dar la idea de que la claridad de las estrellas
purifica el sonido de las ropas al ser limpiadas. (Véase poema 208). <<

Página 535
[299] — Otoño. Dokukai fue un viejo monje que murió al cuidado de Bashō en su casa

de campo. El penacho o las plumas de la hierba de pampa al viento parece una


persona saludando con la mano o haciendo señas. Tras una tormenta, los largos tallos
que sostienen el penacho se rompen y caen al suelo. <<

Página 536
[300] — Otoño. Esta enseñanza que refleja el haiku de la belleza de todas las cosas

está también muy patente en la poesía china. <<

Página 537
[301] — Otoño. Hay una asociación poética entre la recolección de arroz y la propia

choza de Bashō hecha con paja de arroz. <<

Página 538
[302] — 15 de octubre de 1687. Bashō volvió a salir de viaje. Compuso este poema

como saludo de despedida a los nueve discípulos que lo despidieron. Es una buena
definición de sí mismo, fue caminante en la vida, en busca de la belleza natural, y a
su vez inició el camino espiritual del haiku: camino de pobreza y de entrega a los
discípulos. Este poema abre el diario llamado Cuaderno de mi mochila. <<

Página 539
[303] — Invierno. El monte Fuji, el pico más alto de la isla de Honsu y de todo Japón.

<<

Página 540
[304] — Invierno. Cabo Estrella es el nombre japonés de Hoshizaki. <<

Página 541
[305] — Invierno. Durante sus viajes, para protegerse de los ladrones, Bashō se
disfrazaba de monje. <<

Página 542
[306] — Invierno. Bashō estuvo en Toyohashi con su discípulo Etsugin (1656?—

1739?) cuando fueron a vivitar aTokoku (?-1690), otro discípulo que vivía en el cabo
de Irago. <<

Página 543
[307] — Invierno. El cabo Irago está situado en la provincia de Atsumi, es un lugar

con paisajes de gran belleza donde habitan grandes aves de rapiña. <<

Página 544
[308] — Invierno. Hasta el poema 341 habla de su discípulo Tokoku y de la fuerte

depresión que este sufrió en aquella época y que obligó a Bashō a recorrer 90 km
para visitarle y prestarle ayuda. Tokoku, arruinado, se había refugiado en el cabo
Irago. En este haiku Bashō trata de animarle comparándolo con un halcón. Para los
japoneses los sueños más importantes son aquellos en los que aparecen halcones o el
monte Fuji. <<

Página 545
[309] — Invierno. El halcón solitario es el amigo visitado. Aquí también Bashō trata

de reconfortarlo con este calificativo. <<

Página 546
[310] — Invierno. Bashō refleja las miserables condiciones en las que Tokoku vivía,

mucho peores de las que había imaginado. <<

Página 547
[311] — Verano pero escrito en invierno. Es otro haiku referente a Tokoku, esta vez le

tranquiliza con respecto a sus condiciones materiales. <<

Página 548
[312] — Invierno. Bashō impela a su amigo a que se sobreponga a las condiciones

adversas y a que no deje morir en su interior la alegría de vivir. (Exégesis poética en


la página 444). <<

Página 549
[313] — Invierno. Se sabe que en Hoshizaki, Bashō tuvo fuertes dolores de espalda y

fue tratado por un médico llamado Ranboku. <<

Página 550
[314]
— Invierno. El viento sopla con intensidad y los copos de nieve parecen
personas volando por el aire. <<

Página 551
[315] — Invierno. Dewa no kami Ujikumo (?—1713) fue un herrero, fabricante se

sables, escritor y discípulo de Bashō. (Exégesis poética en la página 444). <<

Página 552
[316] — Invierno. Después de muchos años de abandono y ruina el santuario había

sido reconstruido. Tanto la nieve como el espejo son referencias a la pureza interior.
<<

Página 553
[317] — Invierno. Con ocasión de la fiesta la túnica ha sido desembalada y alisada.

Estas túnicas estaban hechas con papel impermeable. <<

Página 554
[318] — Invierno. Exégesis poética en la página 445. <<

Página 555
[319] — Invierno. Bashō tomó los términos kumihosu/shimizu («trazar en seco / agua

clara») de un waka de Saigyo. En las pinturas a tinta, el blanco del papel se usa para
designar el agua. Dado que el rocío está congelado, Bashō no puede humedecer su
tinta y su pincel y por tanto sólo puede dibujar agua clara en su pintura. <<

Página 556
[320] — Varias estaciones. Hay un juego humorístico con el nombre de la colina y el

uso del bastón. <<

Página 557
[321] — Invierno. Issei era un conocido de Bashō, un haijin de poco talento. <<

Página 558
[322] — Año Nuevo. La limpieza de fin de año es una costumbre tradicional, aún en

vigor. La casa se limpiaba a fondo para empezar bien el siguiente año. <<

Página 559
[323]
— Año Nuevo. Era costumbre en la época conservar el cordón umbilical
envuelto en papel de arroz, guardándose durante varias generaciones. <<

Página 560
[324] — Año Nuevo. El día de Año Nuevo existía la costumbre de presenciar el

nacimiento del sol. <<

Página 561
[325] — Año Nuevo. El séptimo día del nuevo año se come tradicionalmente una sopa

de arroz mezclada con siete hierbas comestibles. En este poema Bashō personifica la
naturaleza, recurso muy usado en la poesía waka y en los haikus anteriores a Bashō.
<<

Página 562
[326] — Primavera. Exégesis poética en la página 445. <<

Página 563
[327] — Primavera. Algunos académicos creen que Bashō trataba de comprobar cuán

vulgar o prosaica podía ser su poesía en oposición al waka más tradicional y


apropiado, donde nunca se usaría una imagen semejante. Haría puede significar tanto
«nariz» como «flor». La imagen de un hombre soplándose la nariz contra el suelo y
usando los dedos para limpiarse los mocos es de lo más gráfica. <<

Página 564
[328] — Primavera. Bashō usa el antiguo nombre para la doncella del Gran Santuario

de Ise, la única mujer de ascendencia real que se ocupaba de las ofrendas de


alimentos a los dioses nacionales y de bailar en las ceremonias. <<

Página 565
[329] —94— Primavera. En el Japón de los tiempos de Bashō era practica social que

las mujeres de la alta sociedad no sean vistas, se mantenían habitualmente ocultas por
biombos y celosías. <<

Página 566
[330] — Primavera. El poeta se encontraba visitando el santuario de Ise. <<

Página 567
[331] — Varias estaciones. Escrito durante una visita al templo budista de Bodai. <<

Página 568
[332] — Primavera. Bashō estaba de visita en un santuario sintoísta, la representación

de Buda en ese espacio causaría sin duda extrañeza. Lo cierto es que ambas
religiones, a la que podemos sumar el confucianismo, mantenían una relación de
respetuosa tolerancia. Así los autores clásicos hablan de «cielo, dioses y budas» para
referirse al confucianismo, al sintoísmo y al budismo. (Exégesis poética en la página
445). <<

Página 569
[333] — Primavera. Desde la cercanía vital que le une a los animales de su entorno,

hablándoles de igual a igual, Bashō increpa a las golondrinas para que no ensucien
con sus heces su copa de sake. <<

Página 570
[334] — Primavera. Roso, pseudónimo de Kubokura Ukon Moritomo, era el sacerdote

superior del santuario de Ise. Las túnicas de papel eran usadas habitualmente por los
monjes y fueron adoptadas posteriormente por las personas comunes para protegerse
de los vientos fríos. <<

Página 571
[335] — Primavera. Bashō muestra su admiración por la actitud elegante de la
anfitriona Shiba Sonome (1664-1726) que era una de sus discípulas. <<

Página 572
[336] — Primavera. Los especialistas ven en este poema una comparación entre Ajiro

Setsudo, monje del Gran Santuario de Ise, y el padre de este, Hiroji. La comparativa
nos lleva a especulaciones sobre cuáles serían los sentimientos de Bashō respecto a
Ajiro. <<

Página 573
[337] — Primavera. A lo largo de todos sus viajes se evidencia el gran interés de

Bashō por conocer los nombres que era atribuidos localmente a cada cosa. Así
componía los poemas utilizando el léxico particular de cada lugar. Al poeta le gusta
nombrar, traer las cosas a la vida sabiendo que cada una es única. «Todo lo que tiene
nombre existe» decían los antiguos vascos. (Exégesis poética en la página 446). <<

Página 574
[338] — Primavera. Bashō estuvo alojado en casa del poeta Okamoto Taiso, en Iga

Ueno. <<

Página 575
[339] — Primavera. Poema donde se felicita a Nijo Ken por su vida simple y austera,

hasta el punto de dejar crecer en los rincones de su casa una hierba llamada «hierba
de ganso» que era utilizada, después de seca, para rellenar colchones. <<

Página 576
[340] — Primavera. En este poema hace referencia a la leyenda de Zoga (917-1003),

que se despojó de todas sus ropas al recibir el mensaje del dios del Gran Santuario de
Ise, que le decía que abandonase por completo todas sus riquezas y su poder. <<

Página 577
[341] — Primavera. Bashō agradece con humor su estancia a las flores en vez de al

hospedero. (Exégesis poética en la página 446). <<

Página 578
[342] — Primavera. Yoshino, al sur de Nara, es el lugar más famoso de Japón para

contemplar la floración de los cerezos. El prefacio hace referencia al hecho de que


durante su viaje, a Bashō se le unió Tokoto, un amigo al que había visitado en
Kashima el año anterior. En este haiku Bashō, al igual que en otros tantos, habla a su
sombrero como a un compañero, tantos han sido los caminos recorridos juntos. <<

Página 579
[343] — Primavera. De joven, Bashō sirvió al señor feudal Yoshitada, hasta su muerte

a la edad de veinticinco años. Yoshitada tuvo un hijo, Tanganshi (1666-1710) que


invitó a Bashō a contemplar las flores de cerezo de su villa. <<

Página 580
[344] — Primavera. Retirarse temporalmente a un monasterio era un acto muy
practicado por gente de la nobleza. Sobre lo que acontecía en estos retiros se han
escrito en primera persona varios libros muy famosos. Acontecía que, lejos de la
familia, eran momentos que se aprovechaban para encuentros entre amantes. <<

Página 581
[345] — Verano. La alondra, de llamativo e incansable canto, también suele volar a

gran altura. <<

Página 582
[346] — Primavera. Poema escrito junto a la cascada de Ryumon. Parece ser que los

amigos de Bashō estaban borrachos, ebrios por el vino o por las flores pero en
cualquier caso inclinados como la cascada. <<

Página 583
[347] — Primavera. El ideograma chino para cascada está compuesto del radical para

«agua» y del carácter para «dragón», así que una cascada es «agua con un dragón en
ella». Las flores son las que Bashō lleva a sus amigos bebedores. <<

Página 584
[348] — Primavera. Esta es una escena muy frecuente en el teatro Noh. Donde el acto

de beber se representa moviendo rápidamente el abanico junto a los labios. <<

Página 585
[349] — Primavera. La música vocal del teatro Noh, cantada o hablada, es llamada

Utai. Los Utai son canción populares o versos cantados sin rima. <<

Página 586
[350] — Primavera. El poema habla de un manantial que había cercano al lugar donde

el poeta Saigo estuvo retirado. <<

Página 587
[351] — Primavera. Poema inspirado en la leyenda del bondadoso dios Hitokotonushi,

que construyó un puente entre dos montañas. Debido a su fealdad sólo trabajaba de
noche, desapareciendo a las primeras señales del amanecer. (Exégesis poética en la
página 447). <<

Página 588
[352] — Primavera. Nijiko es una cascada que salta al río Yoshi. <<

Página 589
[353] — Primavera. La imposibilidad de que un tuya (una especie de ciprés enano) se

convierta en un gran ciprés acentúa el efecto de tristeza del haiku. <<

Página 590
[354] — Primavera. El poeta escribió este poema durante su visita al mausoleo de

Kukai (774-835), monje budista, fundador de la escuela o secta esotérica Shingon


(«Palabra verdadera»). Fue también un gran calígrafo y se le atribuyen gestas
portentosas. No sabemos debido a qué desconocida asociación inconsciente le llegó a
Bashō de pronto el recuerdo de sus padres. (Exégesis poética en la página 447). <<

Página 591
[355]
— Primavera. La bahía de la poesía («Waka no ura») situada junto a la
«Montaña de la poesía» era muy celebrada en la literatura japonesa, y también
conocida por sus pinos inclinados por el viento. (Exégesis poética en la página 447).
<<

Página 592
[356] — Primavera. Desde la llegada del primer milenio, era costumbre en Japón

cambiar las prendas de temporada el 1 de abril, el 5 de mayo, el 15 de agosto, el 9 de


septiembre, y el 9 de octubre. En tiempos de Bashō esta moda se había simplificado
al 1 de abril y al 1 de octubre. Dado que Bashō está de viaje, debe llevar todas sus
mudas consigo. <<

Página 593
[357] — Primavera. En Japón el aniversario de Buda se celebra el 8 de abril. <<

Página 594
[358] — Primavera. La frase en japonés «punto del cuerno donde comienza su ramal o

sus ramas» también quiere decir «poner fin a un encuentro con amigos». El parque de
Nara es famoso por sus ciervos, que pasean y pastan libremente. <<

Página 595
[359] — Primavera. Este poema de consuelo demuestra la calidez del corazón de

Bashō. Hace alusión a las repetidas tentativas del monje chino Ganjin (siglo Vil) de
llegar a Japón. Según la leyenda finalmente llegó ciego debido a la sal que el viento
llevó a sus ojos durante sus intentos por llegar. Incluso ciego consiguió construir el
templo de Toshodaiji, donde existe una estatua suya. <<

Página 596
[360] — Primavera. A pesar del agotamiento las flores alegran y reconfortan a Bashō.

<<

Página 597
[361] — Primavera. Bashō registra con entusiasmo una escena donde los analfabetos

lugareños van cantando poemas, no teniendo nada que envidiar de los letrados de la
ciudad. Por otra parte tanto la introducción como el poema son un cántico al arroz,
alimento básico del pueblo japonés. (Exégesis poética en la página 448). <<

Página 598
[362]
— Verano. Esa cierta persona de la introducción es el poeta renga Issho,
mercader y persona instruida. Este haiku está basado en un waka de Ariwara no
Narihira. <<

Página 599
[363] — Verano. Yamazaki Sokan (ver nota 225). Konoe Sakihisa (1537-1612) era un

noble perteneciente a la Corte. <<

Página 600
[364]
— Verano. Yoshioka Motome era un actor de Kabuki que generalmente
representaba jóvenes de gran belleza física. El 15 de mayo se celebra la Fiesta de los
Muchachos en Japón y el lirio es la flor que los representa. <<

Página 601
[365] — Varias estaciones. Dice que tanto la hierba marchita como el rielar o la

reverberación de luz que produce el calor tienen la misma altura. Esta concreción en
la medida responde a la necesidad de reflejar con fidelidad aquello que le ha
impresionado. Bashō, renovador del haiku, introduce en diversas ocasiones medidas
de espacio y de volumen. <<

Página 602
[366] — Verano. La piedra es una estatua de Buda que alcanzaría cinco metros de

altura. La estatua media cinco metros, reflejarlo así, exactamente, nos acerca a la vida
y nos aleja de la literatura, porque estamos hablando de esa estatua en particular. <<

Página 603
[367] — Verano. El cuco desaparece en su vuelo. Pero el haiku eterniza el instante.

Según las notas anotadas en su Cuaderno de Mochila se trata de la isla de Awaji. El


poeta observa al cuco desde la colina de Takkaisen, lugar donde se llevó a cabo la
batalla entre los clanes Genji y Heine (siglo XII). <<

Página 604
[368] — Verano. Exégesis poética en la página 448. <<

Página 605
[369] — Verano. Por causa de su frugalidad, la sopa de miso nunca se ofrecía a los

visitantes. <<

Página 606
[370] — Verano. Abluciones sintoístas del último día de junio, consistentes en el

lavado de la boca y las manos con agua, después se pasaba humo por el cuerpo. <<

Página 607
[371] — Verano. Exégesis poética en la página 449. <<

Página 608
[372] — Verano. Suma es el lugar donde fue exiliado Genji, cuya historia fixe escrita

por Murasaki Shikibu (La historia de Genji). Es también una ciudad que se ha hecho
célebre para admirar la luna de otoño. <<

Página 609
[373] — Verano. Versión del poema anterior. <<

Página 610
[374] — Verano. Los pescadores eran también agricultores y cazadores. <<

Página 611
[375] — Verano. Se trata de amapolas de opio importadas de China en el siglo XV.

Técnica de contraste: las amapolas blancas contrastan con los rostros, morenos por el
sol, de los campesinos. <<

Página 612
[376] — Verano. Este haiku recuerda a un episodio de Noh. Taira no Atsumori (1169-

1184) murió joven en el campo de batalla. Se dice que era un virtuoso de la flauta
japonesa. Su flauta tenía el sobrenombre de flauta de las verduras. <<

Página 613
[377] — Verano. Suma y Akashi distan una de otra apenas doce kilómetros. <<

Página 614
[378] — Verano. Esta ruta une Edo a Kioto pasando por el lago Biwa. Seta era, en la

época de Bashō, uno de los lugares más famosos por sus luciérnagas. <<

Página 615
[379] — Verano. Yoshino es el lugar más célebre para contemplar las flores de cerezo.

<<

Página 616
[380] — Verano. Exégesis poética en la página 449. <<

Página 617
[381] — Verano. El puente de Seta es un largo puente de estilo chino que atravesaba el

río Seta, medía cerca de doscientos treinta metros y era, en altura, el mayor puente de
Japón. <<

Página 618
[382] — Verano. Poema de agradecimiento a Ikari Sakuboku por haberlo acogido en

su casa. <<

Página 619
[383] — Verano. La lluvia intensa era para los japoneses una señal de que el verano

pronto iba a comenzar. <<

Página 620
[384] — Verano. Se habla de la correhuela también llamada campanilla. <<

Página 621
[385] — Verano. La campanilla está asociada al sueño. <<

Página 622
[386] — Verano. Se trata de una planta que al crecer se vuelve dura y ligera y es

utilizada para la fabricación de bastones. <<

Página 623
[387] — Verano. Rakugo era un comerciante de ropas. Los melones están asociados a

lo refrescante y lo saludable. <<

Página 624
[388] — Verano. Las cigarras siempre han sido abundantísimas en Japón, creando a

veces un ruido ensordecedor. <<

Página 625
[389] — Verano. Se trata del castillo de Gifu. Construido por Nikaido Yukinasa. El

castillo fue destruido durante la batalla de Sekigahara en 1600. <<

Página 626
[390] — Verano. El río Nagara era célebre por sus peces, que después de ser inmersos

en una caldera de soja tomaban un sabor dulce. Los pescadores se servían de


cormoranes para atrapar los peces. <<

Página 627
[391] — Verano. Los cormoranes atrapaban los peces pero no podían engullirlos pues

tenían colocada una argolla alrededor del cuello. La pesca se solía realizar durante la
noche. <<

Página 628
[392] — Verano. Compuesto en casa de un amigo, junto al Nagara. <<

Página 629
[393] — Verano. Habla del hitsuba (Pyrrosia lingua), se trata de un tipo de helecho.

Tiene muchos otros nombres en castellano, uno de ellos es «escolopendra». <<

Página 630
[394] — Verano. La luna creciente era comparada en la poesía japonesa con diversos

elementos: anzuelos, barcos, espadas… Bashō rechaza estas comparaciones pues la


luna está en su máxima belleza más allá de estas analogías. (Exégesis poética en la
página 449). <<

Página 631
[395] — Verano. La palabra inazuma puede significar «rayo», «esposa» o «compañero

de arroz», el rayo era considerado un buen augurio para una cosecha de arroz
abundante, pues la tormenta traería agua. <<

Página 632
[396] — Verano. El monje Choko fue el superior del templo yakushido y poeta de

haikus. <<

Página 633
[397] — Verano. Tamamatsuri, el Día de los Muertos, también llamada la «Fiesta

Bon», se solía celebrar el 15 de julio en el calendario lunar. Hoy día la fiesta se


celebra en el 13 y el 16 de agosto en la mayoría de los sitios. La fiesta se celebra con
hogueras y ofrendas en las tumbas de los antepasados de quienes se piensa que han
regresado a la tierra para echar un ojo a sus descendientes. Las ofrendas de comida se
dejan en hojas de loto. La mayor parte de los templos tiene un estanque de lotos en
sus terrenos. <<

Página 634
[398] — Verano. Chine, seudónimo de Mukai Chiyo (?—1687), es la hermana menor

de Mukai Kyorai (1651-1704), uno de los discípulos de Bashō. <<

Página 635
[399] Verano. Se habla de los poemas, tan diferentes unos de otros, que Bashō recibía

de sus discípulos. <<

Página 636
[400] — Verano. Tanto las flores como los juerguistas están «en plena floración» en

licores y en el vestir, pero las flores parecen ignorar a la gente mientras que la gente
admira las flores. Algunos ven el tema como típicamente haikai dado que es normal
contemplar las flores del cerezo o los crisantemos, pero nadie escribió acerca de ir a
contemplar las glorias de la mañana o campanillas pues eran de lo más común. <<

Página 637
[401] — Otoño. Bashō se despide de su discípulo Okada Yasui (1658-1743) que era

mercader de tejidos. Para ello utiliza la imagen tópica de la figura vista de espaldas
que se va alejando. <<

Página 638
[402] — Otoño. En este poema Bashō se despide de sus amigos. <<

Página 639
[403] — Otoño. Otra versión del poema anterior. <<

Página 640
[404] — Otoño. En el monte Obasute se dio la atroz costumbre de abandonar a su

suerte a los ancianos. No sabemos, pues, si la imagen es real o imaginada. <<

Página 641
[405] — Otoño. Hay variedades de rábanos que pueden llegar a alcanzar un metro y un

peso aproximado de veinte kilos. No obstante, cuanto más pequeños son, por lo
general, más picantes. <<

Página 642
[406] — Otoño. Era costumbre entregar algún detalle al hospedero cuando se estaba de

viaje y se pedía cobijo. Estando en Kiso, zona donde abundaban los castaños de
indias, Bashō recogió los frutos de estos árboles para llevarlos consigo y utilizarlos
en el futuro, cuando necesitase hospedaje. <<

Página 643
[407] — Otoño. El volcán del monte Asama es un monte volcánico activo todavía hoy.

La hipérbole de Bashō hace ver que el temporal de otoño es tan fuerte como el
ímpetu volcánico. <<

Página 644
[408] — Otoño. La mariposa que no viaja a lugares más calientes muere en otoño. El

rocío se presenta aquí como un elixir que aumenta su tiempo de vida. <<

Página 645
[409] — Otoño. El crisantemo es una de las flores más queridas por los japoneses. La

Fiesta del Crisantemo se celebra el 9 de septiembre, cuando la flor está en todo su


esplendor. En este haiku se celebra, como en muchos otros, la belleza de las cosas
efímeras. Yamaguchi Sodo (1642-1716) fue un erudito, estudioso de la poesía y uno
de los amigos íntimos de Bashō. <<

Página 646
[410] —94— Otoño. Se habla de una planta (Physalis alkekenjt) cuyos frutos están en

el interior de unas capsulas finas como el papel que se asemejan a pequeñas linternas.
<<

Página 647
[411] — Otoño. Exégesis poética en la página 450. <<

Página 648
[412] — Otoño. El puente colgante donde se entrelazan las vidas y la hiedra, está

hecho a su vez de ramas trenzadas. <<

Página 649
[413] — Otoño. Se trata del puente colgante de Kiso, un pasaje muy utilizado por

todos aquellos que se dirigen hacia Tokio. Bashō se refiere a la antigua ceremonia (a
menudo citada en la literatura de la época Heian) durante la que los nobles de las
provincias ofrecían al emperador sus mejores caballos. <<

Página 650
[414] — Otoño. Desde su inicio en el siglo XVII, el templo Zenkoji tuvo una historia

larga y tormentosa que dio como resultado la evolución de cuatro sectas budistas. El
templo tenía una puerta para cada punto cardinal. <<

Página 651
[415] —94— Otoño. Bashō tenía la costumbre de escribir haikus relativos a la vida

diaria de sus vecinos, se preocupaba por su bienestar pensando en las carencias que
traería consigo el invierno. <<

Página 652
[416] — Otoño. Bashō, desde que realizó su viaje al monte Obasute y sufrió una crisis

de colitis, se encontraba convaleciente, con dolores recurrentes. <<

Página 653
[417] —94— Otoño. Este haiku aunque tiene un tono humorístico da cuenta una vez

más de la pobreza de Bashō que no tenía manta o ropa de abrigo. <<

Página 654
[418]
—94— Varias estaciones. El mortero era usado principalmente para moler
granos de arroz. <<

Página 655
[419] —94— Otoño. Por un lado, las palabras se las lleva el viento. Por otro, aun

sintiendo frío Bashō desea hablar. Otra interpretación sugiere que se señalan los
principios taoístas de respeto, humildad y silencio. <<

Página 656
[420] — Otoño. De acuerdo con Etsujin, el editor de Miwakamodo, el grupo se había

reunido para un día de composición y eligió como tema a un gran soberano o sabio
consejero. Aquí se puede ver que incluso el haiku político siempre incluía un término
estacional para vincular la acción humana con el mundo de la naturaleza, como en la
escritura de tanka. <<

Página 657
[421] — Año Nuevo. Según la leyenda, el emperador Nintoku vio desde su palacio que

los ciudadanos no estaban encendiendo sus tradicionales fuegos de Año Nuevo.


Supuso que eran demasiado pobres y los eximió de pagar impuestos por tres años.
Pudo entonces comprobar con satisfacción que había de nuevo fuegos encendidos en
las calles. <<

Página 658
[422] — Otoño. El 13 de octubre se conmemora la muerte de Nichiren (1222-82), el

fundador de una secta del budismo. <<

Página 659
[423] — Invierno. Las casas de los japoneses pobres eran construidas teniendo como

soportes del tejado varios troncos verticales. <<

Página 660
[424] — Invierno. En las noches de invierno, para combatir el frío, era costumbre

beber sake. <<

Página 661
[425]
—94— Invierno. Los estorninos acuden a buscar las bayas caídas por la
tormenta. A su vez su aleteo es también un símil de la tormenta. <<

Página 662
[426] —94— Invierno. El viento entre los juncos o entre los bambús es una imagen del

agrado de Bashō (véanse haikus 569, 750, 986), si bien otras veces lo situa entre
sauces, pinos o cedros. <<

Página 663
[427]
—94— Invierno. Poema escrito para su amigo Etsujin, que ya había
acompañado a Bashō en dos viajes. <<

Página 664
[428] —94— Varias estaciones. Matsusima («Isla del Pino») es una región famosa por

su bahía donde hay esparcidos varios islotes con abundantes pinos. La isla de
Fukuura está conectada al Japón continental por medio de un puente. Existe una
superstición local que dice que si alguien cruza el puente acompañado de su pareja, la
relación terminará. <<

Página 665
[429] — Invierno. El monje Doen era el maestro de la ermita de Daitsu. <<

Página 666
[430] —94— Varias estaciones. Rika (1688-1704) era un discípulo de Bashō. Le había

regalado una bananera (Bashō), vocablo que pasó a ser el pseudónimo del poeta hasta
su muerte. <<

Página 667
[431] — Invierno. No se sabe a qué persona muerta se está refiriendo. <<

Página 668
[432] — Invierno. Bashō con el saco vacío, sin poder comprar arroz, busca un tema

para escribir un haiku y lo encuentra como tantas veces en sus propias circunstancias.
<<

Página 669
[433] — Año Nuevo. En Futami, en la costa de Ise, hay dos rocas cerca de la orilla

conocidas como «las rocas desposadas». A una se la considera hombre y a la otra


mujer, y se las reverencia en la religión Shinto. Están conectadas por una soga
sagrada hecha de paja de arroz con motivos de papel iluminados colgando. Esta soga
se reemplazaba cada final de año. El día de Año Nuevo, la gente se congregaba al
alba para rezar por un feliz año. <<

Página 670
[434]
— Primavera. La asociación entre la espuma y las flores se da en otras
ocasiones. (Véase nota 31). <<

Página 671
[435] —94— Año Nuevo. El pintor al que se refiere es Kohogen (1476-1559). La

tristeza se ha producido por la venta de un cuadro con el fin de conseguir dinero para
pagar las deudas acumuladas durante el año. <<

Página 672
[436] —94— Año Nuevo. Se alude a la regla de pagar las deudas al final del año. <<

Página 673
[437] — Año Nuevo. La región de Tagoro era muy famosa por sus campos de arroz

cultivados en terrazas. <<

Página 674
[438] — Año Nuevo. Bashō se identifica con el cuervo. Gusta de retiro y soledad pero

a veces necesita lugares de encuentro. <<

Página 675
[439] — Invierno. Los pobres rellenaban sus colchones con una planta llamada «hierba

de ganso» [Galium spiurn). (Véase nota 339). <<

Página 676
[440] — Primavera. Bashō escribe este poema a Shikin que le ha enseñado una pintura

de una casa en ruinas. <<

Página 677
[441] — Primavera. Poema enviado a su amigo Kyorai donde le informa de sus planes.

<<

Página 678
[442] — Primavera. Se trata de un vestido de fiesta de papel que es impregnado de

aceite para que se vuelva impermeable. No es apropiado para usarse en días cálidos.
<<

Página 679
[443]
— Varias estaciones. Bashō junta en este poema dos estaciones: Flores
(primavera) con luna (otoño). En el haiku 225 las flores y la luna eran los verdaderos
maestros, ahora son también la verdadera compañía. <<

Página 680
[444] — Primavera. Las familias con niñas celebran la Fiesta de las Muñecas el día

tercero del tercer mes de cada año. Se colocan las muñecas tradicionales, conservadas
de generación en generación, en el salón principal de las casas y se adornan con
flores. Bashō piensa que quizá mañana su choza deje de ser la de un poeta solitario.
<<

Página 681
[445]
— Primavera. Poema escrito cuando Bashō inició su viaje hacia el norte,
dejando atrás el río Fukagawa. El pez que se dirige hacia las aguas frías es así el
propio poeta. <<

Página 682
[446] — Primavera. Este poema es el haiku inicial de Sendas de Oku. Es un poema de

despedida dirigido a sus amigos y discípulos. Este viaje dio comienzo el 16 de mayo
de 1689, según nuestro calendario (marzo, o tercer mes lunar, según el suyo).
(Exégesis poética en la página 450). <<

Página 683
[447] — Verano. El santuario de Yashima, situado en la ciudad de Tochigi, era uno de

los lugares religiosos que Bashō más deseaba visitar. <<

Página 684
[448] — Primavera. Este poema, al igual que el anterior, fue registrado por Soratabi

Niikki en su Diario de viaje. <<

Página 685
[449] — Primavera. Se trata de una referencia a la ciudad de Nikko, que en chino

significa «rayo de sol». <<

Página 686
[450] — Verano. Algunos monjes budistas se recluían en este lugar durante cien días al

comenzar el verano. La cascada se encuentra subiendo el monte Kurogami. <<

Página 687
[451] — Verano. Shua es también el nombre de una ermita perteneciente a Tosechu.

<<

Página 688
[452] — Verano. El cuco es difícil de ver y su canto, que comienza en marzo, cesa al

principio del verano. (Véase nota 155). <<

Página 689
[453] — Verano. El fundador de la secta Shugen, el asceta En no Gyoya, recorrió el

país a pie, predicando la doctrina y calzado con sus sandalias de madera. Su estatua,
objeto del haiku de Bashō y de su plegaria, está calzada de estas enormes sandalias.
<<

Página 690
[454] — Varias estaciones. Exégesis poética en la página 450. <<

Página 691
[455] — Verano. Bashō puso este poema en un pilar de la cabaña donde en otros

tiempos vivía retirado el monje Butcho, autor de los versos citados en la introducción
al haiku. Parece que las aves a las que hace referencia son pájaros carpinteros. <<

Página 692
[456] — Verano. Exégesis poética en la página 451. <<

Página 693
[457] — Verano. Michinoku está al norte de Honshu. La Piedra Sesshoseki, o Roca

Asesina, es una roca de andesita y piroxeno de 2,13 metros cuadrados y 1,2 metros de
alto, que parece haber estado parcialmente situada sobre un respiradero que emitía
gases sulfurosos. Bashō escribió el prefacio original como una parodia del verso del
teatro Noh: «Oh, se cae, se cae, un pájaro ha caído en la piedra». Este verso inicial
usa la técnica asociativa dado que tanto la posada como el pájaro se están
derrumbando. <<

Página 694
[458] — Verano. Estos versos fueron registrados en el Diario de Viaje de Sora. En un

santuario había una fuente de agua caliente y en el otro una fuente de agua fría. <<

Página 695
[459] — Verano. Alude a un poema de Saigyo (1118-1190): «Cerca del camino / corría

agua clara / y bajo un sauce, / tan sólo un ratito, / paré y descansaba». <<

Página 696
[460] — Verano. Poema dedicado a Ka-un, un guerrero del clan Shirakawa, y enviado

en la carta de Bashō. Hace referencia a la kuina, un pájaro cuyo canto semeja al


repicar sobre una puerta de madera. Se compara a Ka-un con un guardia fronterizo
pues vivió en una ciudad que fue puesto fronterizo para los viajeros que se
trasladaban de distrito a distrito. Parece que Bashō se divierte en este lugar célebre
por su barrera, imaginando al guardián ejerciendo su profesión. <<

Página 697
[461]
— Verano. Verso dedicado a su anfitrión, Sagara Tokyu, en Sukagawa.
Shirakawa es un paso que da acceso a las ignotas comarcas norteñas, era el más
famoso de los setenta y tantos puestos de control levantados por los Tokugawa. Hasta
1868 los japoneses necesitaban pasaporte y visado para viajar por su propio país. <<

Página 698
[462] — Verano. Una flor semioculta que apenas es apreciada, es para el poeta un

bello espectáculo que el haiku retrata. Este poema fue el verso de saludo y el primero
de una renga efectuada en la casa de Kashin, un monje budista. Los castaños se
asocian con los monjes y las ermitas, pero también podría significar que brotó uno en
la casa del monje. Tal vez por el hecho de que el sol se pone en el oeste, muchas
religiones ubican las tierras míticas de su fe en occidente. Bodhisattva Gyogi (668-
749) es un santo monje. <<

Página 699
[463] — Verano. Tanto las flores como la casa estaban escondidas. Sora escribió en su

diario que esta fue la versión original del poema anterior. <<

Página 700
[464] — Verano. Bashō y Sora estaban visitando la «Piedra para Frotar el Helecho

Pata de Liebre». El nombre del lugar, «Helecho Pata de Liebre», también significa
«pensar en alguien del pasado». La leyenda dice que la gente tendía ropa sobre esta
roca y restregaba helechos sobre ella para recoger las impresiones de letras
producidas por los relieves de la roca. Este movimiento de restregar recordaría al de
las manos de los plantadores de arroz. <<

Página 701
[465] — Verano. Bashō visitó el templo de Ioji, allí estaban guardadas la mochila y la

espada del legendario guerrero Benkei (?—1118). El quinto día del quinto mes es el
Tango no Sekku o «Día de los Muchachos». Si había un chico en la familia, la gente
lo celebraba colgando banderas de peces en los tejados, de tal modo que las carpas
(que al nadar contra corriente son símbolo de valor, virilidad y larga vida) parecían
nadar en el aire. En este día, Bashō visitaba el hogar y templo de los famosos
hermanos Sato. <<

Página 702
[466]
— Verano. Kasa («sombrero» o «paraguas») y shima («isla») forman una
conexión asociativa con las fuertes lluvias de mayo. Los aplanados sombreros
cónicos hechos de tiras de madera de ciprés se parecen mucho a una isla distante. <<

Página 703
[467] — Verano. Se trata de un árbol muy famoso pues su tronco se dividía en dos.

Kusakabe Kyohaku era un discípulo de Bashō. <<

Página 704
[468] — Verano. Se fijaban las hojas de esta planta a los aleros de las casas o se ponían

en agua para el baño con el fin de ahuyentar a los malos espíritus. Los niños jugaban
con ellas como si fueran espadas. Este verso es el agradecimiento de Bashō a un
hombre que le ofreció unas sandalias de paja con las correas teñidas de índigo. Se
creía que los cordones de índigo alejaban a las víboras, la única serpiente venenosa
del Japón. <<

Página 705
[469] — Verano. Este poema es uno de los más conocidos de Bashō. Del pasado sólo

queda el temblor de las hojas. El poeta nos dice lo que sucedió: me senté sobre mi
sombrero y estuve llorando sin sentir el paso del tiempo (Sendas de Oku). Parece que
Bashō, contemplando un antiguo campo de batalla, creyó estar viendo a los soldados
precipitándose a la lucha y la victoria. La hierba cortada para las almohadas que
usaban los soldados más pobres aún contendría un rastro de sus sueños. <<

Página 706
[470] — Verano. El Hikari Do («salón de luz») también es conocido como Salón

Dorado, una parte del templo Chusonji. Las paredes y el suelo estaban recubiertos de
oro. Incluso cuando llovía, el salón parecía estar lleno de luz. <<

Página 707
[471] — Verano. Exégesis poética en la página 451. <<

Página 708
[472] — Verano. Era normal que animales y hombres durmieran juntos, y que Bashō

tuviera que pernoctar en establos. (Exégesis poética en la página 451). <<

Página 709
[473] — Verano. El haiku invita a salir al molesto sapo del lugar donde crían los

gusanos de seda que eran importantísimos en la economía japonesa. <<

Página 710
[474] — Verano. A la flor de cártamo (Carthamus tinctorius) se la conoce también en

Japón como «flor de colorete», pues se usaba para dar color al arroz y a las caras de
las mujeres. Tiene cierto parecido con un pincel para el maquillaje. <<

Página 711
[475] — Verano. Se utiliza el término Shi Zukesa («paz y calma»). Hay un silencio que

no es ausencia de sonido sino armonía. (Exégesis poética en la página 452). <<

Página 712
[476] — Verano. En su diario Bashō escribe que confiaba en descender el río en bote

pero que hubo de esperar al buen tiempo en Oishida. Allí se juntó con varios poetas a
los que trató de enseñarles renga. <<

Página 713
[477] — Verano. En esa época, en Japón se conservaban bloques de hielo invernal en

cuevas para su uso en verano. El 1 de junio se celebraba un festival en honor a estos


lugares de almacenaje. <<

Página 714
[478] — Verano. Dedicado al poeta Seishin. Bashō estaba admirando su residencia

cerca del río Mogami. <<

Página 715
[479] — Verano. Este poema sirvió de motivo en un encuentro de poesía renga en casa

del monje Ekaku. <<

Página 716
[480] — Verano. Versión del poema anterior. <<

Página 717
[481] — Verano. Versión del poema anterior. <<

Página 718
[482] — Otoño. Poema dedicado al monje jefe Ten Yu Hoin, a quien por involucrarse

en política se le exilió a la isla Oshima, donde murió. <<

Página 719
[483] — Varias estaciones. Bashō escribió este poema en un cuadro titulado «Los

Cuatro Durmientes» del monje Ten Yu Hoin, que muestra dos eremitas y un monje
dormido con un tigre. <<

Página 720
[484]
— Verano. Se deduce que la subida a esta montaña había dejado a Bashō
exhausto. <<

Página 721
[485] — Entre estaciones. El monte Yudono («baño»), donde Bashō escribió este

verso, tiene una espectacular cascada, lugar de adoración sintoísta. Todo hombre que
quisiera contemplar esta maravilla debía jurar previamente no revelar nada de lo que
viese. Recientemente se ha revelado el secreto del monte Yudono, tras años de
erosión de la roca: la cascada semeja las partes íntimas de una mujer. Así se
comprende el nombre de la montaña, más aún su nombre previo, Koi no Yama
(«Monte del Amor»). En el camino hacia la cumbre los peregrinos solían dejar caer
monedas como ofrenda. <<

Página 722
[486] — Verano. Hace referencia a Sei Shi, Xi Shi, una belleza china del siglo V a. C.,

quien fue ofrecida como concubina al rey Fu Cha. Según la leyenda, el rey la amaba
tanto que descuidó sus deberes y perdió su reino. <<

Página 723
[487] — Verano. Variación del poema anterior. <<

Página 724
[488] — Entre estaciones. Kisagata era en aquella época una bahía con muchas
pequeñas islas cubiertas de pinos. La asociación entre la espuma y las flores se da en
otras ocasiones. (Véanse haikus 34 y 484). <<

Página 725
[489]
— Verano. La grulla, que refresca sus patas en la baja mar, parece estar
caminando sobre el mar. <<

Página 726
[490]
— Verano. El juego de palabras viene de la playa conocida como Fuku
(«soplar», «volar» o «sonar») y el nombre de Atsumi («calor»). Los dos lugares están
separados por unos 80 km. Este verso usa la técnica de la paradoja. El monte Atsumi
no puede ir a la playa a por sus refrescantes brisas, pero parece que lo haya hecho.
Por el contrario, Bashō sí puede hacer ese viaje y probablemente lo hizo. <<

Página 727
[491] — Verano. Se rellenaban los colchones con una hierba llamada «hierba de
ganso». La expresión «almohada» o «almohada de hierba» significa «estar de viaje»
en la poesía japonesa. (Véanse notas 216 y 439). <<

Página 728
[492] — Verano. Kumasaka Chohan (1159-89) fue un famoso bandido cuya vida se

popularizó en obras de teatro. En agosto las almas de los difuntos eran recordadas por
sus parientes. <<

Página 729
[493] — Verano. El Festival de las Estrellas se celebra el 7 de julio. En Imamachi,

donde estaban Bashō y Sora, ya lo estaban celebrando el día anterior. <<

Página 730
[494] — Verano. «Río del Cielo» es el nombre japonés para la Vía Láctea. En verano,

semeja un puente sobre el mar hasta la isla Sado. <<

Página 731
[495] — Verano. El hibisco florece y se marchita en un día, así que cada hora tiene un

aspecto diferente. <<

Página 732
[496] — Verano. Este poema se escribió después de la visita el santuario de la diosa

del Sol, en Akasaka. <<

Página 733
[497] — Otoño. Bashō tuvo un encuentro con dos monjas. Una le pidió que viajaran

juntos, considerando que estarían más seguras en compañía de dos hombres que
parecían monjes. Pero Bashō se negó recomendando a las mujeres que confiaran en
los dioses de Ise. Se da una alegoría donde se representa la casa como el mundo o el
lugar de todo lo que existe. <<

Página 734
[498] — Otoño. El mar de Ariso, lugar famoso en la poesía, está cerca del puerto de

Fushiki en la bahía de Toyama. Kaga, la zona alrededor, es la mayor región arrocera


del Japón. <<

Página 735
[499] — Otoño. Kosugi Issho (1653-88), un tratante de té, era el poeta más famoso de

la ciudad y quería conocer a Bashō. Pero para cuando este llegó, el hombre ya llevaba
un año muerto. Este verso es su condolencia al hermano. <<

Página 736
[500] — Otoño. Poema de agradecimiento para el anfitrión, Kosen, monje superior del

monasterio Hiyoshi, en Komatsue («Pequeños Pinos»). <<

Página 737
[501] — Otoño. En la poesía tanka, cuando se utilizaba la expresión «estar mojado»,

se le dejaba al lector la opción de escoger la causa: lluvia, lágrimas, situación


erótica… <<

Página 738
[502] — Otoño. Cuando Bashō visitó el monasterio de Tado, vio un casco de Saito

Sanemore (1110-83) que a los 73 años de edad, queriendo parecer joven para luchar,
se tiñó el pelo de negro. Sólo tras ser decapitado se descubrió el engaño. Se dice que
en el museo, Bashō encontró realmente un grillo bajo el casco. El poema nos lleva
desde el recuerdo histórico hasta la travesura del grillo, es la ironía consustancial a la
vida. <<

Página 739
[503] — Otoño. Versión del poema anterior. <<

Página 740
[504] — Otoño. Según la leyenda china, el color del viento es blanco, especialmente

en otoño. <<

Página 741
[505] — Otoño. Según la leyenda china del Crisantemo Ermitaño, existía una flor

mágica que garantizaba la longevidad a cualquiera que sorbiese el rocío de sus


pétalos. <<

Página 742
[506]
— Otoño. Este poema se refiere al hijo de un posadero que impresionó
vivamente a Bashō, y a quien el poeta puso el nombre de Toyo («Fresca Belleza del
Melocotón»), el poema y el nuevo nombre supondrían una suerte de ruego para la
protección del muchacho. <<

Página 743
[507] — Otoño. Se capturaba a los peces en la noche atrayéndolos con antorchas. <<

Página 744
[508] — Otoño. Poema ofrecido a Toyo cuando Bashō abandonó el lugar donde se

conocieron. <<

Página 745
[509] — Otoño. Verso de despedida para su compañero de viaje, Sora. Sora tenía

problemas estomacales y decidió marchar solo a Nagashima para recobrarse en


compañía de unos familiares. La escritura en el sombrero, a la que hace referencia
Bashō, era un lema que se escribía en los sombreros y otras pertenencias de los
viajeros: «Entre el cielo y la tierra / sin domicilio fijo / viajando en pareja». El lema
se refiere a Buda acompañando al viajero, pero Bashō cambia el significado para
referirse a los dos amigos. <<

Página 746
[510] — Otoño. Cuando los viajeros paraban en un templo, se esperaba que realizasen

ciertos trabajos de mantenimiento. Cuando Bashō iba a marchar los monjes le pararon
en el patio, entregándole tinta y un pincel, insistiendo en que les pagase con un
poema. <<

Página 747
[511] — Otoño. Escribir un poema en un abanico y partirlo en dos para que cada uno

tuviese un recuerdo se consideraba un acto elegante y encantadoramente impulsivo.


<<

Página 748
[512] — Otoño. Nueva versión del poema anterior. <<

Página 749
[513] — Otoño. El libro de almohada es una famosa obra de la poetisa Sei Shonagon,

que vivió en la corte entre 996 y 1008. Su libro está lleno de opiniones sobre lo que
era bueno y malo en la sociedad y su vida. Su criterio acerca de lo que estaba o no de
moda perduró durante seiscientos años hasta influir en Bashō. <<

Página 750
[514] — Otoño. El monte Hiña, conocido ahora como monte Hino. El hi («sol») del

nombre sirve para el juego de palabras. <<

Página 751
[515] — Otoño. Este lugar tiene el mismo nombre que otra ciudad en la que Saigyo,

poeta favorito de Bashō, escribió un verso sobre la luna. Esta Nakayama («montaña
media») está en la ruta Koshi, que sigue la costa del mar de Japón. <<

Página 752
[516] — Otoño. Kehi es el viejo nombre de Tsuruga, que tiene un bello santuario en un

bosque de pinos junto a la playa. <<

Página 753
[517] — Otoño. Tamae era la región al sur de Fukui conocida por los juncos que

crecen en aguas poco profundas y que se usan en los tejados de las cabañas. El poema
sugiere que siempre será más bella la luna entre los juncos que la luna sola. <<

Página 754
[518] — Otoño. Según la leyenda, el monje Ippen, San Yugyo, llevaba arena a los

suelos pantanosos del monasterio Myojin de Kehi. Más tarde se celebraba esto con
una ceremonia llamada sunamochi («recogida de arena»). <<

Página 755
[519]
— Otoño. Hace referencia a Yoshinaka (1154-1184) un general del clan
Minamoto, cuya trágica vida se relata en El cuento del clan Heike. <<

Página 756
[520] — Otoño. «Estas tierras» son las que están incluidas en el distrito de Hokuriku,

junto al mar de Japón. <<

Página 757
[521] — Otoño. Aunque era luna llena, no podía verse debido a la lluvia. Invisible,

como la campana oculta en el fondo del mar. <<

Página 758
[522] — Otoño. Este verso usa un juego de palabras entre tsunuga («asta de ciervo») y

el nombre de una ciudad portuaria del mar de Japón. Tsunuga fue bautizada en honor
al fundador de la región, un hombre de Corea que, según las Crónicas de Japón
(Nihon Shoki), tenía un cuerno en la frente similar al de un unicornio. A la luna
creciente se la conoce también como cuerno. <<

Página 759
[523] — Entre estaciones. Según el texto Oku no Hosomichi, la lluvia que arruinó la

contemplación de la luna cesó al día siguiente y Bashō fue a la orilla, llamada Playa
Colorada debido a las muchas conchas que alberga. Saigyo escribió un tanka allí:
«Conchitas / tiñen las aguas de Masuho / aquí recogidas / la playa colorada es / la
razón por la que así se llama». Podría haber una asociación entre ponerse una túnica y
cubrirse de conchas. <<

Página 760
[524] — Otoño. Suma, el nombre de la zona costera donde se exilió el héroe de La

historia de Genji también puede significar «claridad». Hama es la abreviatura de


Ironohama o Playa Colorada, que se encontraba cerca de Tsunuga. <<

Página 761
[525] — Otoño. Exégesis poética en la página 452. <<

Página 762
[526] — Otoño. Monte Ibuji, al noreste del lago Biwa, tiene una altura de 1377 metros.

<<

Página 763
[527] — Otoño. Kunichi era el festival de la flor del crisantemo que se celebraba el

noveno día del noveno mes. Se celebraba también en la corte como una ceremonia
para alejar los malos espíritus. Otros consideraban estas festividades necesarias para
disfrutar de una larga vida. <<

Página 764
[528] — Otoño. El nombre del anfitrión de Bashō era Toda Gondayu, un siervo del

señor feudal del clan Ogaki. Este verso se usó como poema inicial en una fiesta renga
entre seis poetas. <<

Página 765
[529] — Otoño. Sogi (1421-1502) fue un famoso poeta de renga admirado por Bashō.

Se usa una metáfora en este poema: del mismo modo que las flores generan semillas
tras florecer, los poemas son el fruto de las experiencias del poeta. (Exegesis poética
en la página 453). <<

Página 766
[530] — Otoño. Verso dedicado a su discípulo y viejo amigo, Bokuin. <<

Página 767
[531] — Entre estaciones. Escrito en un pino que goteaba rocío. Tanto las gotas del

rocío como las sandalias de paja colgaban del pino. <<

Página 768
[532] — Otoño. Akechi (1528-98) fue un militar que planeó una fiesta renga, aunque

era muy pobre para costearla. Su esposa se cortó el pelo y lo vendió para dar a su
marido el dinero que necesitaba para comprar la comida y la bebida. En
agradecimiento le prometió que la convertiría en la mujer de un general en cincuenta
días. Mantuvo su promesa matando a Oda Nobunaga, llegando así a ser general. Poco
después él mismo fue asesinado. <<

Página 769
[533] — Otoño. El monje de este templo era el tío de Sora. <<

Página 770
[534] — Otoño. En la provincia de Ise la muerte era vista como algo repugnante, y en

el caso del Gran Santuario, potencialmente contaminante para la naturaleza sagrada


del templo. Para evitar esta circunstancia los moribundos eran enterrados aún vivos,
justo antes de que su respiración cesase. Esta costumbre macabra tenía el nombre de
hayagaye. <<

Página 771
[535] — Entre estaciones. El Gran Santuario de Ise debía reconstruirse con cada nuevo

emperador, lo que llegó a ser demasiado caro, así que se decidió reconstruir la
estructura de madera cada veinte años. Bashō vio la ceremonia de dedicación del
Santuario Exterior pero se perdió la del Interior. <<

Página 772
[536] — Entre estaciones. Versos de saludo cuando visitó el templo Shuei-in en Ise,

famoso por sus palmas de sagú. <<

Página 773
[537] — Otoño. El poeta Saigyo usaba una roca de playa hueca como tintero. Este

tintero aparece también en el poema 788. <<

Página 774
[538] — Invierno. Primer verso de la famosa renga La capa del mono. Este haiku,

siendo uno de los más famosos de Bashō, es llamativamente malo. <<

Página 775
[539] — Entre estaciones. Verso inicial de la fiesta renga en casa de Joko en Ogaki. <<

Página 776
[540] — Invierno. Verso usado en un renga escrito en la fiesta de Sugino Kanbei, un

guerrero del clan Todo. <<

Página 777
[541]
— Invierno. Escrito en una fiesta organizada por Yamagishi Hanzan, un
guerrero, en el retiro de Ichinyu de Iga. <<

Página 778
[542] — Invierno. Es peligroso recoger setas venenosas pero Bashō dice que el
verdadero peligro es mojarse por la lluvia. Parece ser que Bashō participó en algunas
de las partidas de aficionados que se hacían en grupo para recoger setas. <<

Página 779
[543] — Invierno. Son las montañas de Ueno, hogar de Bashō. <<

Página 780
[544] — Invierno. Cuando Bashō visitó el templo Todaiji en Kamakura, le entristeció

ver que la guerra entre clanes había destruido la estructura que cubría el gran Buda de
la Luz por lo que la nieve caía directamente sobre su cabeza. Bashō veía la nieve
como el nuevo techo, todo lo que necesitaba eran columnas que lo sostuvieran. <<

Página 781
[545] — Invierno. La práctica del hachitataki era un ritual budista que comenzaba el

Día de San Kuya, 13 de noviembre, y duraba cuarenta y ocho noches. Los monjes
caminaban por la ciudad batiendo calabazas secas o cuencos de metal. En la noche
del 24 de diciembre, Bashō permaneció en la casa de Kyorai y esperó a los
campaneros hasta el alba. La tumba del poeta es la de Kinoshita Chososhi (1569-
1649). <<

Página 782
[546] — Invierno. Yamashiro («Montaña Blanca») es el nombre de una ciudad y

provincia del sur de Kioto. La litera o el palanquín era un medio de transporte,


generalmente para una persona, que consistía en una caja cubierta y sostenida por
unos postes que descansaban sobre los hombros de varios hombres. Parece que Bashō
no se encontraba bien de salud, por lo que un acaudalado patrón alquiló este trasporte
cuando el tiempo empeoró. <<

Página 783
[547] — Invierno. Chigetsu era la madre de Otokuni, uno de los estudiantes de Bashō

que se había hecho monja. Shosho no Ama fue una famosa poetisa cuyos poemas se
incluyeron en una antología imperial. Sirvió como segunda consorte del emperador
Gohorikawa (1212-34). Cuando se retiró, se hizo monja y vivió en reclusión en Ogi
in Shiga. (Exégesis poética en la página 453). <<

Página 784
[548] — Año Nuevo. Las plantas más sensibles a las bajas temperaturas eran cubiertas

en invierno con un manto hecho de paja para protegerlas de la nieve y de las heladas.
También las personas usaban impermeables de paja. <<

Página 785
[549] — Invierno. La Fiesta de las Nutrias se celebraba entre el 16 y el 20 de enero. Se

le daba este nombre porque las nutrias depositaban el pescado que habían capturado
en las orillas del río. Parecía que estaban haciendo ofrendas a sus antepasados del
mismo modo que la gente hacía durante la Fiesta Bon. <<

Página 786
[550] — Primavera. El pimiento picante (Capsicum annum) de minúsculas semillas,

era muy apreciado en la época de Bashō. <<

Página 787
[551] — Primavera. El año del caballo fue 1690. La combinación de ñames y flores de

cerezo se consideraba inusual, pero Bashō usa hábilmente las semillas de ñame para
mantener el verso en su estación. <<

Página 788
[552] — Primavera. Bashō alaba los tupidos bosques que rodean la residencia de su

anfitrión en este primer verso de un renga. <<

Página 789
[553] — Primavera. Las bolas de arroz espolvoreadas de harina tostada semejan los

delicados matices de la flor del cerezo. Eran habituales en los picnics. <<

Página 790
[554] — Primavera. Rotsu (1649-1738) partió para seguir la ruta al lejano norte que

Bashō realizó un año antes. <<

Página 791
[555] — Primavera. Bashō creía que un haiku sin verbo era «más ligero». Esta misma

escena del siglo XVII es hoy habitual en Japón. Grupos de amigos o familiares
comiendo juntos bajo los cerezos, al comienzo de la primavera. <<

Página 792
[556] — Primavera. Los muros de ladrillo de las residencias opulentas tenían pequeños

tejados de losetas para evitar que la lluvia se filtrase. La mariposa va y viene en


libertad, ajena a los límites que marcamos los humanos. <<

Página 793
[557] — Primavera. Chuang Tzu fue el famoso filósofo chino que soñó que era una

mariposa y, al despertar, confuso, se preguntó si el sueño era real, si había soñado con
una mariposa o la mariposa le soñaba a él y esta vida sólo era un sueño. Existe cierta
discusión acerca de si este poema es realmente de Bashō. <<

Página 794
[558] — Primavera. Basado en la leyenda de la emperatriz Ichijo, que tuvo como

servidor a Murasaki Shikibu, autor de La historia de Genji. En cierta ocasión quiso


trasplantar un cerezo de doble pétalo de un templo a su jardín. Los monjes se
opusieron con tanta vehemencia que cambió de opinión. Tan impresionada quedó con
la actitud de los monjes que les otorgó la pequeña villa de Hanagaki no Sho («Villa
de la Cerca de Flores»). Se enviaron guardias imperiales allí a fin de proteger el árbol
durante la temporada de floración. <<

Página 795
[559] — Primavera. Verso de saludo para Hamada Chinseki, un médico, en su hogar,

Sharaku Do, que tenía unas magníficas vistas sobre el lago Biwa y sus alrededores.
Este lago era muy conocido en la provincia de Omi por su belleza. <<

Página 796
[560] — Primavera. Estos «cerezos de montaña» (Prunus jamasakura) se refieren a los

populares cerezos silvestres de Yoshino en Nara y Arashiyama, en el área de Kioto.


«Dos edificios con techos de baldosas» es una referencia a un poema de Kinoshita
Choshoshi (1569-1649), cuya tumba se cita en el poema 622. <<

Página 797
[561] — Primavera. Un motivo popular en poesía era el de un ruiseñor tejiendo un

sombrero con flores de ciruelo. Las camelias desprenden flores completas en lugar de
sólo pétalos. La flor caída parece haber sido tejida y por tanto debe ser el sombrero
del ruiseñor. <<

Página 798
[562] — Primavera. La provincia de Omi estaba en la costa del lago Biwa. En este

poema, Bashō trata de decirnos que estaba tan absorto contemplando el lago que,
como todo el mundo, se perdió el cambio de estación. <<

Página 799
[563] — Primavera. La leyenda dice que Murasaki Shikibu, cuyo nombre de pila

también significa «lavanda», comenzó a escribir su famoso libro, La historia de


Genji, en una habitación de este templo. <<

Página 800
[564] — Primavera. Haiku incompleto. <<

Página 801
[565] — Verano. Según cuenta Bashō en una carta a un amigo, se encontraba en un

lugar plagado de serpientes. Por lo visto las serpientes fueron durante esos días su
mayor preocupación. <<

Página 802
[566] — Verano. Bashō vivió solo en la casa de campo de Genju. <<

Página 803
[567] — Verano. El canto del faisán es un chillido estridente y bastante espantoso. La

técnica asociativa describe dos cosas que son horribles: la voz del faisán y el hecho
de que se alimente de serpientes. <<

Página 804
[568] — Verano. El castaño enano «Shii» (Castanopsis cuspidate) es una variedad

arbórea de pequeña altura, originaria del sur de Japón. <<

Página 805
[569] — Verano. La flor del melón no ha sido una flor cantada por los poetas clásicos,

sin embargo la poesía haiku le daba importancia por ser una flor banal. <<

Página 806
[570] — Verano. El peso de las gotas de lluvia provoca que la planta de la malvarrosa

se incline como si tratase de seguir la órbita invisible del sol a lo largo del cielo. <<

Página 807
[571] — Verano. Las naranjas y el cuco llegan al mismo tiempo. <<

Página 808
[572] — Verano. Las luciérnagas de esta zona son una popular atracción turística y a

menudo se fletan botes para mejor observarlas en la noche. <<

Página 809
[573] — Verano. Se cree que existía un cuadro que representaba a Bashō disfrutando

de esta escena vestido con una túnica caqui. <<

Página 810
[574] — Verano. Bashō escucha al cuco que ha cantado durante siglos en la vieja

capital de Japón, lo que le recuerda tiempos pasados, de modo que estando en Kioto
añora el viejo Kioto. <<

Página 811
[575] — Verano. Estando en Kioto, Bashō se alojó en casa de un vendedor de
medicamentos llamado Koto que había solicitado el ingreso en su escuela. Le ofreció
el siguiente consejo junto con el poema: «Las dos mitades de un melón se asemejan,
del mismo modo que ambos amamos el hailcai, pero tú no deberías imitarme. Eres un
joven mercader, así que deberías tener un estilo de vida diferente al mío. Yo soy
inútil, viviendo alejado del mundo secular». Este poema se usa a menudo para decir a
la gente que no escriba como Bashō, cuando en realidad estaba aconsejando al
mercader que no necesitaba vivir como él para escribir poesía. <<

Página 812
[576] — Otoño. Algunos interpretan este poema como un indicativo de cómo Bashō

percibía su indecisión acerca de dónde vivir. En un haiku anterior (297) se asombraba


porque la mariposa conseguía posarse sobre la hierba. <<

Página 813
[577] — Verano. Estos versos también reflejan la incapacidad de Bashō para echar

raíces. Y su necesidad de partir. <<

Página 814
[578] — Verano. Bashō había regresado, morando temporalmente en una casa llamada

«Morada de la Ilusión». <<

Página 815
[579] — Verano. Exégesis poética en la página 453. <<

Página 816
[580] — Verano. En Japón este festival se celebra el 16 de agosto. Se apilan en las

montañas grandes cantidades de madera con forma del carácter para «grande», que se
asemeja a una persona caminando con los brazos extendidos. Por la noche las piras se
encienden y la gente medita sobre las vidas de aquellos que vivieron y murieron antes
que ellos. <<

Página 817
[581] — Otoño. En este período Bashō estaba viviendo en una casa tras el templo. Los

acólitos eran los jóvenes pajes que servían a los monjes. <<

Página 818
[582] — Otoño. Se refiere a la famosa y bella poeta waka Ono no Komachi, que vivió

alrededor del 850. Su vida legendaria fue la base de una famosa obra Noh que
retrataba su transición de una chica hermosa a una famosa poeta y, finalmente, a una
pobre monja fea viviendo en reclusión. <<

Página 819
[583] — Otoño. El poema habla del momento en que despunta la luna en el horizonte

y todo se vuelve más claro. <<

Página 820
[584] — Otoño. Versión del poema anterior. <<

Página 821
[585] — Otoño. Nueva versión del poema 669. Los poetas aguardan el inicio de la

fiesta. <<

Página 822
[586] — Otoño. Tras el viaje de Bashō al lejano norte, se quedó en la casa de campo

de Dosui, Genju («Morada de la Ilusión»), que se encontraba tras Ishiyama-dera


(«Templo de la Montaña de Piedra») en la colina de Kokubuyama. Parece que Bashō
se encontraba harto de Kioto (véase haiku 765), y una vez más se impone una excusa
peregrina (véase haiku 15) para justificar su presencia en Kioto. <<

Página 823
[587] — Otoño. El «calientapies» japonés es una tabla baja dispuesta sobre un fuego o

recipiente de carbón en el suelo. Se coloca una manta acolchada sobre la tabla para
captar el calor. Los chasquidos del carbón ardiendo suenan parecidos al chirrido de
un grillo. <<

Página 824
[588] — Otoño. Este verso fue el inicio de un renga compuesto junto con Shido y

Chinseki en la Morada de la Ilusión, cerca del templo Gichuji en Zeze. Bashō se


arranca canas en un acto inútil contra la muerte, pero en medio de esa soledad tiene el
consuelo del canto del grillo. <<

Página 825
[589] — Otoño. Los grillos rojizos son muy semejantes en color y en tamaño a los

camarones. <<

Página 826
[590] — Otoño. Bashō se alojaba en la casa de campo de Bokugen en Zeze. <<

Página 827
[591] — Otoño. El hioke es una tina de madera redonda, que se fabricaba ahuecando

un tocón de árbol. Se usaba como estufa de carbón portátil. En la época de Bashō se


consideraba elegante pintar flores en estas tinas. <<

Página 828
[592] — Otoño. Exégesis poética en la página 454. <<

Página 829
[593] — Otoño. Exégesis poética en la página 454. <<

Página 830
[594] — Otoño. El árbol de paulonia (Paulonia tomentosa) crece rápido y provee

buena madera para la confección de muebles y calzado. En la época de Bashō, la


gente acaudalada mantenía codornices sólo para oír sus cánticos. <<

Página 831
[595] — Otoño. Unchiku (1632-1703) fue un monje enToji Kanshi-in. Bashō escribió

este verso durante su estancia en la Morada de la Ilusión. <<

Página 832
[596] — Otoño. Este poema transcribe una situación real y concreta, Bashō debió

sentirse enfermo muchas veces durante sus viajes. <<

Página 833
[597] — Invierno. El dolor de una mejilla inflamada es tan desagradable como un

golpe de aire frío en la cara. <<

Página 834
[598] — Invierno. Bashō estaba criticando a los discípulos en Omi por su
complacencia y corrupción. Bashō alababa a Kyokusui en la carta por su sinceridad y
fuerte carácter. De toda su correspondencia que aún sobrevive, la mayor parte está
dirigida a Kyokusui. El poema nos dice que aquello que se nos escapa y no
entendemos constituye lo más valioso del hombre. Es en el misterio donde las cosas
realmente son. Hay una paradoja Zen que dice: «El que nada sabe posee el verdadero
conocimiento». Bashō alaba al que no comprende, al que simplemente está ahí. Es un
error asociar el haiku con el zen, y más aún los haikus de Bashō. Si bien la filosofía
budista influye en el haiku, son visiones diferentes del mundo. La realidad para
Bashō es la que se presenta ante sus ojos, la del budista zen es una realidad
imperceptible. La primera nace de una constatación, la segunda de una teoría.
(Exégesis poética en la página 455). <<

Página 835
[599] — Invierno. Algunos de los monjes del templo Kongobuji en el monte Koya

viajaban por el país vendiendo rosarios (collares para el rezo) e iconos religiosos en
cajas laqueadas diseñadas como mochilas o macutos. <<

Página 836
[600] — Invierno. Los tallos de la pampa se usaban como tejas para la confección

temporal de cabañas de techo de paja durante el festival del séptimo mes en el


santuario Suwa en Shinano. <<

Página 837
[601] — Invierno. La chimenea tradicional en los hogares consistía en un agujero

practicado en el suelo de forma que se hacía el fuego en la misma tierra desnuda. Para
una descripción del calentador portátil o calientapiés ver nota 587. <<

Página 838
[602] — Invierno. Kuya (903-972) fue un famoso asceta peregrino. Los monjes que

seguían sus preceptos vagaban por Kioto durante cuarenta y ocho días al final del año
recitando sus escritos y conmemorando su muerte. <<

Página 839
[603] — Invierno. Los batidores de cuencos son los monjes de una secta de Kuya que

batían sus cuencos al tiempo que recitaban sus oraciones. <<

Página 840
[604] — Invierno. Hacia el fin de año, grupos compuestos por dos o cuatro personas

iban de casa en casa cubriendo sus rostros con máscaras. A la puerta de cada casa
cantaban y tocaban el tambor, deseando a los residentes buena suerte para el año que
se aproximaba. <<

Página 841
[605] — Invierno. Era costumbre limpiar a fondo la casa antes de Año Nuevo. La

limpieza, es como una tormenta, atraviesa la casa y el jardín. <<

Página 842
[606] — Invierno. Haiku compuesto en Ishiyama-dera («Templo de la Montaña de

Piedra»). Cerca de allí existen afloramientos de una roca muy blanca. <<

Página 843
[607] — Invierno. La idea de aves construyendo un puente viene de Tanabata, el

«Festival de las Estrellas» de verano. La leyenda reza que las urracas formaron un
puente sobre la Vía Láctea. Las montañas que menciona Bashō son Hira y Mikami,
cerca del lago Biwa. Las garzas blancas sobrevolándolas parecen formar un puente.
<<

Página 844
[608] — Invierno. Bashō usa aquí la técnica de contraste entre la nieve blanca y el

cuervo negro. ¿Quién puede negar su belleza sobre un paisaje nevado? <<

Página 845
[609] — Año Nuevo. Kawai Otokuni, un acaudalado trasportista de Otsu, compró una

casa nueva e invitó a Bashō a quedarse en ella durante las fiestas. Este verso es su
forma de agradecérselo. <<

Página 846
[610] — Año Nuevo. Las imágenes eran vendidas en los bazares que se instalaban

cerca de la entrada del templo de Miidera. <<

Página 847
[611] — Año Nuevo. Exégesis poética en la página 455. <<

Página 848
[612]
— Primavera. Bashō hablaba de un cuadro de la famosa poetisa Ono no
Komachi en el que representa una fea bruja en una historia de Kan-ami (1333-84).
Bashō parece estar reprendiendo la actitud misógina del monje. <<

Página 849
[613] — Primavera. Kawai Otokuni era el mercader propietario de la casa en la que

residió Bashō en el lago Biwa. Mariko era el nombre de una de las paradas en la ruta
de Tokaido cerca de Shizuoka. <<

Página 850
[614] — Entre estaciones. Kiso puede referirse a la ciudad, al río, al camino, o al

famoso general de la zona, Yoshinalca. <<

Página 851
[615] — Entre estaciones. Bashō estaba invitado a una fiesta en la casa de Takitai en

Iga-Ueno. La fiesta era más una reunión religiosa que una reunión dedicada a la
contemplación de la luna. Antes de comenzar, pasó un joven monje llevando unas
flores. Era un yamabushi, una rama del budismo que nunca olvidó sus raíces en la
religión sintoísta. Tuvieron una vida dura y eran tan admirados como temidos por
sufuerza. <<

Página 852
[616]
— Primavera. Una idea poética popular era que las jóvenes enamoradas
palidecían y adelgazaban de nostalgia. <<

Página 853
[617] — Primavera. Exégesis poética en la página 455. <<

Página 854
[618] — Primavera. Estas flores amarillas a las que se refiere (Kerria japonesa) son

también llamadas «rosas japonesas». <<

Página 855
[619] — Primavera. Bashō toma prestada la idea de un poema del chino Tu Fu (712-

70) que describe una vasija vacía de vino reconvertida en un florero. <<

Página 856
[620] — Primavera. Los japoneses usaban mucho las flores del limonero en la cocina.

El olor de los cítricos siempre ha estado asociado a la evocación y al recuerdo del


pasado. <<

Página 857
[621] — Primavera. Escrito supuestamente en la casa del hermano de Bashō en Iga-

Ueno. <<

Página 858
[622] — Primavera. Revisión del poema anterior. <<

Página 859
[623] — Primavera. Las algas secas y prensadas se usan en el sushi o para envolver

arroz hervido. <<

Página 860
[624] — Verano. Las shikishi son cuadrados de cartulina usados para dibujar o escribir

un poema. Rakushisha («La Cabaña de los Caquis Caídos») era una casa de campo en
Sagano al oeste de Kioto propiedad del discípulo de Bashō, Kyorai (1651-1704).
Bashō estuvo allí en primavera. La marca en la pared puede ser una gotera de lluvia
en el tejado o la marca del sol en la tarjeta. El uso de «lluvia de verano» no sólo
remarca la estación sino que también enfatiza la tristeza de Bashō por marchar. <<

Página 861
[625] — Verano. Estos pasteles de los que habla son los bolos de arroz que se enrollan

en hojas de bambú de la especie Sasa palmata. Estos pastelitos son generalmente


confeccionados el Día de los Muchachos (el quinto día del quinto mes). El poema
refleja un momento de intensa belleza, que es la que resulta de los actos cotidianos.
<<

Página 862
[626] — Primavera. Bashō dibujaba a tinta cuando no se encontraba lo suficientemente

bien para escribir. Cuando añadía un poema a la pintura, recibía el nombre de


«haiga». <<

Página 863
[627] — Primavera. Por un momento la luna ha pasado tras las flores, el espectáculo es

fugaz y bello, y el haiku lo registra. Recuérdese la definición que Bashō hizo del
haiku: «Es sencillamente lo que sucede en un lugar y en un momento dado».
(Exégesis poética en la página 456). <<

Página 864
[628] — Verano. Al mismo tiempo que el cuco canta la luna transcurre entre los

bambúes. <<

Página 865
[629] — Verano. Sobre el canto de la alondra véase nota 282. <<

Página 866
[630] — Verano. Ishikawa Jozan (1583-1672) escribió poemas en estilo chino y se le

conocía como el Li Po japonés. Bashō, Kyorai, Sora y Joso visitaron su casa el 1 de


junio. <<

Página 867
[631] — Verano. Las flores de la rosa japonesa no tienen fragancia propia, por eso

toman prestada la fragancia de la aromática planta del té. <<

Página 868
[632] — Verano. Los gorriones del arrozal ahuyentados por los campesinos encuentran

refugio en el cercano campo de té. <<

Página 869
[633] — Verano. Este verso parece dar a entender que el mes de junio es como alguien

resfriado que padece fiebre, está tan caliente como frío. <<

Página 870
[634] — Verano. El poeta pide al cuco que le cante una canción triste, la tristeza

compartida es compañía. En otro sentido nos recuerdan a las coplas flamencas que
dicen: «Mi pena es muy mala / porque es una pena / que yo no quisiera / que se me
quitara». <<

Página 871
[635] — Verano. Por un lado se refiere a que los zuecos están hechos con madera, pero

por otro al ritmo del corazón equiparable a los pasos. <<

Página 872
[636] — Verano. Parece decir que casualmente, como si de una magia o un juego se

tratara, Bashō ha aplaudido y en ese momento la luna de verano ha desaparecido,


dando paso a la aurora. <<

Página 873
[637] — Verano. El juego de palabras está en gyogyoshi, que puede significar
«demasiado ruidoso» o «ruiseñor del junco». Tanto Bashō, demasiado soñoliento
para trabajar, como el ruidoso pájaro son unos gandules. <<

Página 874
[638] — Verano. A menudo se comparaba a las generaciones de una familia con las

junturas del bambú. Cada una deriva de un brote previo, cada una es ligeramente
diferente y, aun así, todas son bambú. <<

Página 875
[639] — Verano. Esta begonia no es la que conocemos en occidente, que proviene de

Brasil. La begonia japonesa fue traída de China a Nagasaki en 1641. Este verso
muestra un contraste entre el color de las flores por fuera y el del melón por dentro.
<<

Página 876
[640] — Verano. Se puede leer este poema de dos maneras. Como la noche era oscura,

el avefría perdió su nido o bien no pudo encontrarlo en la oscuridad. En esta época,


Bashō se trasladaba a menudo y el verso podría describir su propia sensación de
desarraigo. <<

Página 877
[641] — Verano. Bashō debió pernoctar a menudo en establos, el haiku refleja cosas

mínimas o desagradables, pero siempre miradas con objetividad. <<

Página 878
[642] — Otoño. En su pobreza, Bashō dobla la ya innecesaria red para mosquitos para

usarla como manta. <<

Página 879
[643] — Otoño. Rashomon era la puerta oficial al Palacio Imperial tanto en Kioto

como en Nara. Una historia de terror de Kanze Nobumitsu (1435-1516), reescrita por
Akutagawa Ryunosuke (1892-1927), habla de un hombre que le cortó los brazos a un
demonio en esa puerta. La historia se llevó a la gran pantalla en una película que ganó
el Festival de Cine de Venecia en 1951. <<

Página 880
[644] — Otoño. Bashō sugiere que la belleza del color otoñal nos llega pase lo que

pase, tengamos o no un tarro de pepinillos. <<

Página 881
[645] — Otoño. Bashō puede estar refiriéndose al retrato de Kenko o a una jaula para

grillos. En otoño, la gente recogía insectos y los ponía en cajas de bambú que
colgaban en las habitaciones. <<

Página 882
[646] — Otoño. Bashō celebró una fiesta de contemplación de la luna en la Morada de

la Ilusión en Gishuji en la noche de luna llena del 15 de agosto. De acuerdo a su nota


de agradecimiento, Masahide, un mercader, y un discípulo de Zeze, le habían
regalado cuarenta y cinco kilos de arroz. <<

Página 883
[647] — Otoño. Onjoji era el nombre oficial del Templo Flotante de Otsu en la orilla

sur del lago Biwa. El templo se construyó sobre pilares en el lago, dando la impresión
de que flotaba en el agua. La ambigüedad del poema no aclara si la luna llama a la
puerta del templo o si la puerta del templo es la luna. <<

Página 884
[648] — Otoño. A pesar que se podía llegar hasta el Templo Flotante a través de un

puente, Bashō y sus amigos tomaron un bote para ver la luna desde él. <<

Página 885
[649] — Otoño. En 1691 el mes de agosto se repitió dos veces para corregir los meses

intercalados del calendario lunar. Seta era el nombre de una villa, un río y un puente
de la orilla sur del lago Biwa. <<

Página 886
[650] — Otoño. Con la luna llegando más tarde, sólo había tiempo para cocinar un lote

de gambas. Este verso se escribió en la casa de Narihide en Katada. <<

Página 887
[651] — Otoño. Si el trigo es más contemplado que el trébol podría suscitar su envidia.

Es sólo un juego que hace el poeta y cuestiona así la convencionalidad de lo bello.


Este podría ser un ejemplo de haiku arcaico (veáse nota 126). <<

Página 888
[652] — Otoño. Este aperitivo se llama sakana y se acompaña con sake. <<

Página 889
[653]
— Otoño. Bashō escribió este verso para el monje superior del templo de
Menshoji en Hirata, Hikone, cuando estuvo con él en camino de Zeze a Tokio. <<

Página 890
[654] — Otoño. La prosperidad de los nietos viene de dos generaciones y dos tipos de

fruta. <<

Página 891
[655] — Otoño. El Monte de la Tormenta («Arashiyama») se encuentra al oeste de

Kioto, junto al río Oi. La imagen del viento entre los bambúes es muy del agrado de
Bashō (véanse haikus 569,750,986). <<

Página 892
[656] — Otoño. Otokuni, el discípulo de Bashō, le trajo un tonel de vino una tarde. En

el poema se destaca el contraste entre el final del día y el vino de crisantemo, que se
creía prolongaba la vida. <<

Página 893
[657] — Otoño. Se trata del puente Seta. <<

Página 894
[658] — Otoño. Aquí se refleja la fuerte asociación inconsciente que hay entre la luna

y el insomnio. (Exégesis poética en la página 456). <<

Página 895
[659] — Otoño. El matsutake u «hongo del pino» se encuentra generalmente bajo el

pino rojo japonés. Bashō bromea con el hecho de que el hongo recibe el nombre del
árbol bajo el que crece mientras que la hoja que cae de él no tiene identificación. <<

Página 896
[660] — Otoño. Bashō pintó un cuadro de los tres puerros listos para ser troceados

para acompañar este poema. Se lo entregó al monje Kigai del templo Honryuji de
Tarui en la provincia de Mina. Se conocía la región por sus grandes puerros que
crecían hasta los treinta centímetros de largo. <<

Página 897
[661] — Primavera pero escrito en otoño. Bashō escribió estos versos como saludo a

Baijin de Atsuta cuando permaneció con él el 20 de octubre de 1691. <<

Página 898
[662] — Otoño. Este verso también fue escrito para el monje Kigai. <<

Página 899
[663] — Otoño. Bashō entregó este verso a la familia Kitamura, acaudalados granjeros

de Hikone, cuando pasó una noche en su casa. Puede pensarse en la planta del arroz
en época de trilla como «envejecida», y el crisantemo simboliza la longevidad. <<

Página 900
[664] — Otoño. Bashō ofreció este verso al monje Riyuu (1662-1705) del templo

Menshoji en Hikone. <<

Página 901
[665] — Invierno. El juego de palabras viene dado por ibuki, que significa «aliento» y

también denomina a la montaña. Bashō estaba pasando una temporada con Sensen, el
segundo hijo de Miyazaki Keiko. Su casa tenía una hermosa vista del monte Ibuki. Se
cree que Bashō encontraba la casa demasiado fría, tanto que podía ver su propio
aliento dentro de ella. <<

Página 902
[666] — Invierno. Bashō dejó Kioto el 28 de septiembre y llegó a Tokio el 29 de

octubre. El mes de octubre era conocido como el de la «ausencia de los dioses», pues
se creía que los dioses dejaban sus templos para ir al Gran Santuario de Izumo. Bashō
bromea diciendo que tanto él como los dioses estaban de viaje y contando los días
para el regreso al hogar. <<

Página 903
[667] — Invierno. El salce se calienta para destapar sus aromas y sabor, y es un lujo

beberlo en una noche fría. En algunos lugares de Japón suelen producirse rayos justo
antes de nevar. El poema compara las caras expectantes y brillantes de los bebedores
con el destello del relámpago. <<

Página 904
[668] — Invierno. Bashō sufría a menudo dolores abdominales y lumbago. Su
discípulo Hakusetsu se ocupó de que un curandero yogi atendiera a Bashō, pero él
bromea diciendo que dado que el templo era un lugar sagrado, el curandero llegó en
respuesta a sus plegarias. <<

Página 905
[669] — Invierno. Dedicado a Tsukamoto Joshi, quien empleaba a cientos de hombres

en el lado de Shimada para que la gente cruzase el río Oi a sus espaldas. <<

Página 906
[670] — Invierno. En época de Bashō, la única forma de cruzar el río Oi era a espaldas

de un hombre. El río Oi también puede significar «Hola», por quienes desde la orilla
llamaban a un transportista. El poema parece sugerir que el conductor de los animales
de carga, que trajo a Bashō y luego marchó, no conocía la miseria de estar esperando
bajo la lluvia a que alguien te ayudase a cruzar el río. <<

Página 907
[671] — Invierno. Dedicado a sus amigos y estudiantes en su casa del río Fukagawa.

La casa, tercera construida por sus discípulos, aún estaba inacabada. Subyace la idea
de que cuando los dioses abandonan la zona, las hojas caen de los árboles. <<

Página 908
[672] — Invierno. La imagen de la nieve en la pampa marchita puede verse como una

metáfora de sí mismo. No es este el primer poema en el que Bashō muestra su


sorpresa por seguir vivo (véanse haikus 63, 93, 213). <<

Página 909
[673] — Invierno. El kudzu (Pueraria lobato) es un enredadera parasitaria que crece

deprisa y ahoga a las otras plantas. De acuerdo a las Cartas entre Kyoraiy Yabe,
publicadas en 1785, el discípulo Ransetsu, conocido como Hattori (1654-1707),
criticaba con severidad al grupo de Fukagawa. Bashō se enfadó con él, pero acabó
perdonándole cuando se disculpó. Se dice que este verso tiene el siguiente mensaje
oculto: «Dejo a un lado mi resentimiento y muestro mi rostro». <<

Página 910
[674] — Invierno. En este haiku se habla de Toba, una zona al sur de Kioto muy

conocida por ser el hábitat preferido de los gansos salvajes. Los gansos son un tema
predilecto tanto para la poesía japonesa como para la pintura. <<

Página 911
[675] — Año Nuevo. De igual manera que el corazón de los pájaros o el de los peces

es algo que desconocemos, también el corazón del hombre es un misterio. <<

Página 912
[676] — Año Nuevo. Estos pastelitos de arroz eran una especialidad típica del Año

Nuevo, una vez preparados se ponían a airear para que se secaran. <<

Página 913
[677] — Primavera. Aunque uno no puede ver la primavera en un espejo, tiene flores

de ciruelo tras él como decoración. El espejo nos remite a la pureza interior. <<

Página 914
[678] — Primavera. Para Hakusetsu, cabecilla del pueblo de Shinshiro, en una fiesta

renga. Hakusetsu tenía dos hijos, de catorce y once años. Bashō le dio a uno de ellos
su antiguo pseudónimo de «Melocotón Verde», señal de que se sentía atraído por él.
El melocotón japonés es apreciado por su carne blanca. <<

Página 915
[679] — Primavera. La bruma es símbolo de la primavera, pero también del amor. Por

lo que Bashō habla de su desamor. <<

Página 916
[680] — Primavera. Poema ofrecido a Kuku, moje budista que vivía en la montaña y

que aquí es comparado con un cerezo silvestre. <<

Página 917
[681] — Primavera. Ofrecido a Shiko con un juego de cuencos antes de que partiese de

viaje por el mismo territorio que Bashō recorrió en su periplo por el norte. Bashō le
preparaba para la vida autosuficiente de un fraile mendicante. <<

Página 918
[682] — Primavera. El haiku expresa con precisión, «cinco pies del suelo», lo que ve,

pues es justo eso que describe y no otra cosa lo que ha impresionado al poeta. Es un
poema inspirado en un tanka perteneciente a la antología kovinwakashu. «El cuco /
canta en mayo / y las hojas de lirio / me enloquecen». <<

Página 919
[683] — Verano. Los discípulos de Bashō reconstruyeron su casa de campo por tercera

vez cerca de su localización original en el río Fukagawa a las afueras de Tokio, y a


ella se mudó a mediados de mayo. Como no había bananeros cerca de la casa, sugirió
que colgaran una hoja de un poste que representase al árbol. Queda la idea de que la
luna habita allí, quizás porque la casa estaba por terminar y abierta por ello a la luna.
El platanero del que arrancó la hoja daba su nombre a su cabaña. Bashō-an: «La
ermita del pátano». De ahí también tomó Bashō su pseudónimo. <<

Página 920
[684] — Verano. Bashō tal vez preferiría quedarse en casa antes que salir de viaje de

nuevo. <<

Página 921
[685] — Verano. Fuboku era un amigo de Bashō y Kinpu. Se suponía que el canto del

cuco hacía que una persona añorase el pasado. El cuco es una metáfora de Fuboku.
Queda la idea de que la voz del pájaro está en la vieja caja y las palabras que ya no
escribe el hombre quedan en el tintero. <<

Página 922
[686] — Verano. Kamakura es una ciudad costera ubicada al sur de Tokio, fue el

centro político del Japón medieval. <<

Página 923
[687] — Verano. Bashō habla de un frontispicio chino, popular entre 1560 y 1600.

Propio de mansiones y santuarios sintoístas. <<

Página 924
[688] — Verano. Versión del poema anterior. <<

Página 925
[689] — Verano. Para el Festival de Tanabata, celebrado el séptimo día del séptimo

mes. Los siete poetas de China tenían todos más de setenta años. Las Siete Flores del
Otoño descritas en una antología poética, eran el trébol japonés, la hierba de pampa,
el kudzu, el clavel, la valeriana, el eupatorio y la gloria de la mañana. <<

Página 926
[690] — Varias estaciones. Al mencionar claveles y crisantemos mezcla dos épocas del

año. <<

Página 927
[691] — Verano. Este verso se escribió en el dibujo de una flor de hibisco (Hibriscus

mutabilis) pintada por Kyoriku (1656-1715). <<

Página 928
[692] — Otoño. La casa de Bashō estaba cerca de la desembocadura del río Sumida,

en la bahía. El brillo de las olas y el de la luna llena llegaban hasta la puerta de


Bashō. Esta situación deseada por su belleza nos recuerda a las bulería que cantó
Camarón de la Isla: «A la puerta de mi casa llegan las olas del mar / y las espumas me
salpican». (Exégesis poética en la página 457). <<

Página 929
[693] — Otoño. Bashō hizo un viaje en barco con Tokei y Shado hasta el canal del río

Onagi para ver caer las hojas. <<

Página 930
[694] — Otoño. El pueblo de Cinco Pinos estaba en el canal del río Onagi, que conecta

el río Sumida al oeste con el río Naka al este. Algunos piensan que Bashō se refiere a
estos ríos, otros que en realidad se estaba refiriendo a poetas como Sodo y Senna. <<

Página 931
[695] — Otoño. Ofrecido a su discípulo Otokuni como regalo de despedida. Bashō

parece estar diciendo que confiaba en que este escritor, que aún estaba verde,
maduraría hasta convertirse en un brillante y dorado poeta. <<

Página 932
[696] — Otoño. Versión del poema anterior. <<

Página 933
[697] — Otoño. Verso de apertura en un renga escrito con Ranran yTaisui en honor a

Shado, un médico de Omi. Se alojó en casa de Bashō desde septiembre a enero. Este
poema puede ser una referencia alegórica a Shado. El rojo se asociaba con la
ambición y el verde podría ser un recién llegado a la poesía. <<

Página 934
[698] —94— Otoño. Senka, uno de los estudiantes de Bashō, llevaba las túnicas grises

de duelo. Tradicionalmente, cuanto más cercano se estaba al fallecido, más oscuro era
el color de la túnica. Aunque se vistiese un gris ligero, las mangas se oscurecían por
la humedad de las lágrimas. En este caso, la túnica se oscurece no por las lágrimas
sino por la suciedad. <<

Página 935
[699] — Otoño. Adjunto a una carta a Uko, esposa del estudiante de Bashō, Boncho.

Boncho era un doctor. Bashō agradecía a Uko por regalarle un calentador para la
cintura, una suerte de faja de algodón para mantener el calor. Bromea con la práctica
de atar bolas de algodón a los crisantemos por la noche para protegerlos de la helada.
<<

Página 936
[700] — Invierno. Son llamativas las frecuentes alusiones que Bashō hace a su propia

vejez, más aún cuando murió con sólo 50 años. <<

Página 937
[701] — Invierno. La ceremonia de apertura de la chimenea se celebraba durante el

primer fuego del invierno o el primer fuego tras el nuevo enyesado de la chimenea.
<<

Página 938
[702] — Invierno. Kuchi kiri significa literalmente «cortar una boca», que quería decir

«abrir un nuevo tarro de té». Sakai era el nombre de un jardín diseñado por Sen no
Rikyu (1522-1591), el gran maestro de té de Osaka. <<

Página 939
[703] — Invierno. En esta época, Bashō ya había perdido a buen seguro varios dientes.

<<

Página 940
[704] — Invierno. El 13 de octubre se celebra la conmemoración del fundador de la

secta Nichiren, por el monje budista del mismo nombre. Bashō refiere a la nota de
agradecimiento que escribió el monje por un sake de gran calidad que comparó con
aceite. <<

Página 941
[705] — Invierno. La sensación de una aguja entrando en la piel sería similar a la

sensación que siente una persona al entrar en la estación fría. El invierno ha llegado
cuando el poeta en su torpeza apenas había comenzado a cantar a las flores… <<

Página 942
[706] — Invierno. Escrito a mano en un dibujo de Bashō de Han Shan, un poeta chino

que vivió en el siglo nueve. Lo muestra de espaldas con una escoba. <<

Página 943
[707] — Invierno. La sorpresa se da al pedirse que se observe la maceta y no las flores.

<<

Página 944
[708] — Fin de año. Este es un poema de agradecimiento a su amigo Kyokusui que le

había ofrecido una generosa cantidad de sake. <<

Página 945
[709] — Fin de año. Los cantantes de fin de año vestían ropas llamativas, recorrían las

casas cantando y deseando buena suerte a los vecinos. <<

Página 946
[710] — Fin de año. Las almejas sobreviven pues tienen conchas duras, y se vuelven

valiosas a final del año para la tradicional sopa de almejas. Era costumbre comer
almejas al principio y al final del año. <<

Página 947
[711] — Año Nuevo. Los espectáculos de animales eran parte de las festividades

navideñas. Según Doho, Bashō dijo: «El hombre lamenta permanecer en el mismo
sitio, y repite los mismos errores cada año». En el zodíaco japonés, los años se
asignaban a doce animales. <<

Página 948
[712] — Primavera. Las siete verduras o siete plantas, véase nota 689. <<

Página 949
[713] — Primavera. Poema adjunto a una carta de condolencias. <<

Página 950
[714]
— Primavera. En japonés, el ideograma para la angélica («toki», Angelica
acutiloba) también puede leerse como «deberías regresar a casa». El hecho de que
Bashō conociera a este hombre en un viaje y de que también muriese en uno forma la
asociación con esta hierba. Por su parte, Bashō estaba convencido de que también
moriría durante uno de sus viajes. <<

Página 951
[715] — Primavera. Zekitsu era estudiante y acompañante de Kikaku. Hatsu muma

(«primer día del caballo») es una celebración anual del culto Inari. Inari es el dios
patrón Shinto de los granjeros y mercaderes con zorros como acompañantes. Se
conoce al zorro por su reputación de embrujar a la gente y afeitarles sus cabezas. El
apelativo lleva también cierta burla implícita. <<

Página 952
[716] — Primavera. Una leyenda zen china del siglo X se refiere al monje como

«Gambas», pues iba al río cada día a pescarlas. Un motivo popular para los pintores
lo mostraba echando la red por la asociación con el concepto de Buda rescatando
gente de la «red de la ley» o dharma. En este poema, Bashō cambia gamba por pez
hielo (Salangichthys microdon), un tipo de eperlano transparente. Se pueden
considerar los ojos abiertos como una señal de iluminación. <<

Página 953
[717] — Primavera. Sengin fue un monje y poeta de Fukagawa que marchó en
peregrinación a los santuarios de Ise y Kumano. A Bashō le parecía una grulla. La
grulla japonesa (Grus japonensis) es blanca con cuello y alas negras. <<

Página 954
[718] — Primavera. Okada era el segundo hijo de Miyazaki Keiko. Su trabajo era el de

ir por delante del señor para despejar el camino, protegerlo y causar una buena
impresión. La falda que menciona es el hakama, una prenda que vestían los hombres
en ocasiones formales. <<

Página 955
[719] — Primavera. El poema parece aconsejar que uno debería disfrutar de la vida y

olvidarse de cualquier aspiración para ser un poeta. O lo que es igual, que el poeta lo
es sin querer serlo. De todos modos no hay que olvidar que los haikus no expresan
ideologías, opiniones ni creencias. Aquí Bashō constata un hecho. (Exégesis poética
en la página 457). <<

Página 956
[720] — Primavera. Según el propio Bashō este haiku está relacionado con un poema

del poeta chino Su Tung Po (1036-1101): «La luna subió a la montaña del sur / y va
volando entre las estrellas / la niebla pasa sobre el río / y la luz del agua llega a los
cielos». <<

Página 957
[721] — Primavera. Versión del poema anterior. <<

Página 958
[722] — Verano. El chinquapim japonés (Castanopis cusp idata) posee unas flores

minúsculas. <<

Página 959
[723] — Verano. Versión del poema anterior. Aconseja una actitud libre de prejuicios y

cargas durante el viaje. <<

Página 960
[724]
— Verano. Como la ironía no consiste en decirnos que las moscas son lo
esencial, lo que nos sugiere es que estas pondrán a prueba nuestra paciencia y nuestra
capacidad de no distraernos de lo esencial. <<

Página 961
[725] —94— Verano. Los discípulos de Bashō habían vuelto a plantar bananeros en su

casa. Bashō se refiere a su hogar como un templo más que como una cabaña. <<

Página 962
[726] — Verano. Este verso se compuso en la casa de Bashō en Fukagawa, Tokio. Se

conocía a la planta del mate como «flores de luna» o «caras de la tarde» por sus flores
largas, blancas y con forma de calabaza que se abren a la tarde. <<

Página 963
[727] — Verano. Bashō invita a unos niños a contemplar la enredadera en flor, les

atrae a su vez ofreciéndoles un melón. <<

Página 964
[728] — Verano. Tao Yuan-Ming o Tao Qian (365-427) fue gobernador provincial de

China, pero dejó su trabajo para regresar a casa y convertirse en un ermitaño cuando
un hombre más joven fue nombrado su inspector superior. Dijo que no doblaría sus
rodillas ante nadie sólo por dinero. <<

Página 965
[729]
— Verano. El konagi es una planta acuática invasora del tipo elodea
(Monochoria vaginalis) parecida al verdín, que invade los arrozales y reduce la
cosecha. El hae es un pez de agua dulce emparentado con la carpa. <<

Página 966
[730] — Verano. Tanabata o Fiesta de las Estrellas (ver nota 12) celebra la leyenda de

que la estrella Vega, la Tejedora, debía encontrarse con el Pastor o estrella Altair para
una noche de amor. Juntos cruzarían los cielos en un puente de alas de urraca. Si
llovía no podrían encontrarse y la gente no podría disfrutar de un picnic al raso. En
esa noche llovió tanto que hubo una inundación. <<

Página 967
[731] — Otoño. Antiguamente, cuando se escribía acerca de la luna menguante se

ponía el énfasis en la decreciente cantidad de luz. Bashō le da la vuelta para ver la


creciente cantidad de oscuridad. <<

Página 968
[732] — Otoño. Ranran, un líder militar del clan Itakura, murió de repente el 27 de

agosto mientras regresaba de un viaje de contemplación de la luna en Kamakura. La


edad de cuarenta y ocho era conocida como edad de morera. Ranan murió con
cuarenta y siete, así que su cayado tenía que ser de morera. <<

Página 969
[733] — Otoño. Segundo poema escrito en honor del discípulo de Bashō que murió

repentinamente el 27 de agosto. <<

Página 970
[734] — Otoño. Escrito como pésame a Kikaku por la muerte de su padre, Tojun. <<

Página 971
[735] — Otoño. Koshogen fue un famoso actor Noh, el octavo maestro de la escuela

Hosho, padre de Senpo, otro actor Noh y el décimo maestro, que fue estudiante de
Bashō. Dado que el guerrero en la historia, interpretado por Koshogen, era alguien
real en lugar de un espíritu o divinidad, no llevaba una máscara. Por ello, Bashō pudo
ver la belleza de su rostro parecida a la luna. <<

Página 972
[736] — Otoño. Bashō pasó una fuerte depresión y durante parte de los meses de julio

y agosto cerraba su puerta a los visitantes. Dado que la flor de la gloria de la mañana
se cierra durante el día, Bashō se identificaba con ella. No sólo no recibía a nadie sino
que cuando amanecía cerraba la ventana, como indica el haiku. <<

Página 973
[737] — Otoño. Exégesis poética en la página 457. <<

Página 974
[738] — Otoño. El pseudónimo de Hosho Sadayu era Senpo. En este haiku hace una

vez más alusiones al sentimiento del paso del tiempo y al de la propia vejez. Quizá
este sentimiento sea el motivo de su crisis. <<

Página 975
[739] — Otoño. Poema escrito observando el seto que rodeaba la casa de su amigo

Sanpu. El rocío que tiembla sin caer y aguanta sobre las ramas da lugar a múltiples
sugerencias poéticas: La fugacidad de la vida, la belleza del instante, la fragilidad de
lo que acontece… <<

Página 976
[740] — Otoño. Algunos días del año era costumbre invitar a amigos y clientes, a

fiestas que duraban toda la noche, para comer y beber juntos a fin de venerar el
amanecer. El aroma del tofu calentado es similar a la fragancia del crisantemo. <<

Página 977
[741] — Otoño. Bashō visitaba a un cantero y le sorprendió ver flores brotando entre

los bloques de piedra en esa estación. <<

Página 978
[742] — Otoño. Se refiere a la calle que desemboca en el distrito rojo del viejo Tokio.

<<

Página 979
[743] — Otoño. Quizá lo que Bashō sueña es con dormir bajo los efectos de la
amapola de opio (Papaver somniferum) durante todo el invierno y despertar al volver
la primavera. <<

Página 980
[744]
—94— Otoño. Juego de palabras con el nombre popular del grillo al que
también se le denomina «insecto del pincel para escribir». <<

Página 981
[745] —94— Otoño. El nabo es un motivo que raramente se usa en la poesía, para

Bashō cualquier cosa puede ser un motivo de inspiración. <<

Página 982
[746] — Invierno. Como otros, este poema usa el maekuzuki o «técnica del giro», que

consiste en conducir al lector en una dirección para cambiarla abruptamente con el


tercer verso. La insinuación sexual del poema parece clara. <<

Página 983
[747] —94— Otoño. Parte del juego de palabras viene dado por el término hiki, que

puede significar «tirar de algo o alguien» o «ser el amo de un animal». <<

Página 984
[748] —94— Invierno. Este verso se escribió en una elegante tira de papel. <<

Página 985
[749] — Invierno. Este puente, Shinhashi o Nuevo Gran Puente, sobre el río Sumida

en Tokio, se terminó de construir el 7 de diciembre de 1693, tras cinco meses de


trabajo. Incluso con una ligera helada, los puentes se tornan blanquecinos por el frío
del agua y la falta de contacto con el suelo, más cálido. <<

Página 986
[750] — Invierno. El discípulo de Bashō, Shado, que vivía a la orilla del lago Biwa en

Zeze, se mudó a la ciudad de Naniwa. El caracol del cieno, tanisshi (Heterogen


longispira) es un tipo de caracol que suele vivir en los arrozales, se le conoce también
como caracol de Nueva Zelanda. <<

Página 987
[751] —94— Invierno. Se compara a menudo el sonido del biwa o «laúd japonés» con

el sonido del granizo cayendo sobre un tejado de paja. Bashō trata de decir que se
contenta con las cosas simples de la vida como una sopa de arroz o el sonido del
granizo. <<

Página 988
[752] —94— Año Nuevo. Este verso se escribió en el dibujo de un haz de maleza

junto al mar. Cuando el mal tiempo obligaba a Bashō a quedarse en casa, buscaba
inspiración en la pintura. La playa de Suma puede referirse al momento en que el
héroe de La historia de Genji es exiliado a este lugar durante el invierno para vivir en
la pobreza. <<

Página 989
[753] — Invierno. Shida Yaba (1662-1740) fue primero estudiante de Kikaku pero más

tarde se convertiría en discípulo de Bashō este mismo año. <<

Página 990
[754] — Invierno. El festival del crisantemo se celebra el noveno día del noveno mes,

pero Sodo había invitado a Bashō y sus amigos a una fiesta el noveno día del décimo
mes. Desconocemos la conexión entre el aroma del crisantemo y unas viejas
sandalias. <<

Página 991
[755] — Invierno. El vino dulce llamado amazake es una bebida hecha a base de arroz

que tiene un aspecto parecido a la leche. <<

Página 992
[756] — Invierno. Sankashu, una antología imperial de waka, contenía uno de los

tanka de Saigyo, «El Corazón del Hijo Mayor de Fan Li». Habla de una leyenda
china acerca de un hombre cuyo segundo hijo asesinó a alguien. Envió pues a su hijo
mayor a que llevase oro a la afligida familia para tratar de evitar los cargos por
asesinato. Este hijo mayor era tan tacaño que se quedó con el oro y asesinó a su
hermano. <<

Página 993
[757] —94— Invierno. Se dice que un discípulo de Bashō le hizo saber que ya existía

un poema, escrito por Kosai, muy parecido al suyo, decía: «Qué pena / las flores de la
camelia / están en lados opuestos». Por lo que Bashō descartó su poema. <<

Página 994
[758] — Invierno. Se trataría de una bata rellena de plumas, parecida a los modernos

edredones. <<

Página 995
[759] — Invierno. La Fiesta de Ebisu, uno de los siete dioses de la buena fortuna, se

celebraba el 20 de noviembre. Amigos y familiares se reunían para celebrarla y


desear prósperos negocios en la siguiente temporada de festividades. Bashō parece
estar diciendo que esa buena fortuna no es extensible a las muchas ocas que se
sacrificaban para el banquete. <<

Página 996
[760] — Invierno. Hotei es uno de los siete dioses de la fortuna. Es barrigudo y porta

una gran bolsa al hombro. La mayor parte de la gente quería que Hotei les otorgase
cosas materiales, pero Bashō sólo pedía poemas y más temporadas de lunas y flores,
o una vida más larga. La asociación entre luna y flores es constante en la obra de
Bashō, estas han sido sus maestros (211), sus compañía (443), y ahora su único
deseo. <<

Página 997
[761] — Invierno. Poema sobre otro vendedor para el festival de Ebisu, el dios de la

buena fortuna y la prosperidad en los negocios. El hakama era una falda que vestían
los hombres en ocasiones formales (ver nota 824). La incongruencia del vestido
formal del pobre vendedor ambulante tendría el mismo efecto que ver un sombrero de
copa en un deshollinador. <<

Página 998
[762] Invierno-Teitoku (1571-1653) era el líder de la escuela Teimon de poesía, que

precedió a la escuela Danrin. Bashō se burla de Teitoku pues cambió su nombre por
el de Chozu-maru a los sesenta y tres años. Maru era un nombre popular para los
niños japoneses. La gorra es parecida a una boina. <<

Página 999
[763] — Invierno. Tanto la salmuera o los pepinillos como las historias de los hombres

de armas dejan regusto amargo. La referencia a comer raíces viene del proverbio: «El
hombre ambicioso come raíces». <<

Página 1000
[764] — Invierno. Un plato de perejil y carne cocinada pudieran parecer el primer

hielo en un estanque… quizá. <<

Página 1001
[765] —93— Año Nuevo. No se sabe si el buen humor de Bashō está motivado por la

celebración de la fiesta o si estaba de buen humor porque alguien sugirió que la


celebrase. <<

Página 1002
[766] — Año Nuevo. En preparación del Año Nuevo, tradicionalmente se llevaba a

cabo una gran limpieza de las casas. <<

Página 1003
[767]
— Año Nuevo. Ise era el lugar donde se guardaban las reliquias del Gran
Santuario con lo más sagrado dentro de la religión Shinto. <<

Página 1004
[768] — Año Nuevo. Ignoramos si Bashō hace referencia a un allanamiento en su casa

o si habla de que alguien le ha robado no sólo la noche sino también el año. <<

Página 1005
[769] — Año Nuevo. Como parte de la celebración del Año Nuevo, la gente salía a los

campos a recoger distintas hierbas recién brotadas. <<

Página 1006
[770] —94— Primavera. La hierba fresca es un eufemismo de chicas jóvenes. Los

chicos jóvenes a menudo se afeitaban el cabello salvo por un mechón que se dejaba
sobre la frente. <<

Página 1007
[771] — Primavera. Probablemente Bashō se refiere a un sauce enfermo o que ha sido

maltratado. <<

Página 1008
[772] — Primavera. Versión del poema anterior. <<

Página 1009
[773] —94— Primavera. Dedicado a Sochu cuando Bashō le conoció. La
yuxtaposición sugiere que el aroma del ciruelo es una persona a la que Bashō no ha
tenido aún el honor de conocer y describe también la situación y temporada en la que
se escribió el poema. <<

Página 1010
[774] — Primavera. El sol calienta el aire que aumenta el aroma de las flores. Aunque

Bashō parece sugerir poéticamente que el sol brilla por el aroma de las flores. <<

Página 1011
[775] — Primavera. Aquí el perfume tiene el poder de ahuyentar el frío. <<

Página 1012
[776] —94— Primavera. No hay documentación alguna acerca de este monje, por lo

que los estudiosos no han podido datar este poema adecuadamente. <<

Página 1013
[777] — Primavera. La muerte de Buda se conmemora el 15 de febrero. Las dos

últimas líneas pueden tener varios significados. Las manos se unen en oración; manos
arrugadas se unen a otras manos arrugadas; o bien las manos se unen al sonido del
«clic» de las cuentas al ser divididas para la oración. <<

Página 1014
[778] — Primavera. Se dice que Bashō escribió esta versión del poema previo porque

encontraba la muerte de Buda demasiado triste. <<

Página 1015
[779] —94— Primavera. El poema sugiere que tanto los pájaros como la gente ya

están fuera viendo las flores de cerezo, así que nos dice: ¿Por qué no sales tú también
y te unes a ellos? <<

Página 1016
[780] — Primavera. La Fiesta de las Muchachas o Fiesta de las Muñecas, véase nota

444. <<

Página 1017
[781] — Primavera. Después de la lluvia, el sauce mojado sigue goteando, su lluvia de

tres metros. <<

Página 1018
[782] — Primavera. Tanto la lluvia como las goteras del tejado contribuyen a inundar

el nido de las avispas. <<

Página 1019
[783] — Primavera. El ruiseñor es, igual que en occidente, un pájaro muy apreciado en

Japón. Y también difícil de ver. <<

Página 1020
[784] — Primavera. Bashō viajó en bote desde su residencia en el río Fukagawa hasta

el río Kanda invitado por Todo Genko para contemplar las flores de cerezo. <<

Página 1021
[785] —94— Primavera. El viento azota al sauce del mismo modo que azota y hace

volar una gabardina de paja. <<

Página 1022
[786] —94— Primavera. A menudo se compara a las cejas con los sauces. En este caso

es el río el que se personifica. <<

Página 1023
[787] —94— Primavera. No sabemos si las mariposas y los pájaros parecen una nube

de flores o si están volando hacia los cerezos en flor. <<

Página 1024
[788] —94— Primavera. El poema nos muestra que el ímpetu del celo es tan poderoso

que el gato ya no teme al perro. <<

Página 1025
[789] — Primavera. La mención a los cuencos refiere a las cosas que un monje llevaría

en su peregrinaje. Bashō nos dice que incluso sin los cuencos, su preferencia por
sentarse tranquilamente bajo un pino en lugar de cantar y bailar bajo las flores del
cerezo, indica que en el fondo se parece más a un monje. <<

Página 1026
[790] —94— Primavera. El nombre de Nara, antigua capital de Japón, suena parecido

a nana, «siete» en japonés, que refleja los siete edificios que componían el templo. Al
tener ocho pétalos, nos dice que la flor del cerezo es incluso más magnífica que la
capital o el templo. <<

Página 1027
[791] —94— Primavera. Rosen (1655-1733) Ríe el segundo hijo del señor feudal del

clan Iwaki. Saigyo era un poeta que Bashō admiró, estudió y citó. <<

Página 1028
[792] — Primavera. La artemisa, tomogi, (Artemisa princeps), es una planta a la que se

le presta más atención al principio del año que durante la primavera, ya que se utiliza
para la confección de los pastelitos de Año Nuevo. <<

Página 1029
[793] — Verano. El cuco es esquivo por naturaleza, difícil de ver, pero no consigue

ocultar su canto. <<

Página 1030
[794] —94— Verano. En enero, mayo y septiembre, se invitaba a amigos y clientes a

una fiesta que duraba toda la noche para saludar y rezar al amanecer. <<

Página 1031
[795] — Verano. De vuelta en casa, Bashō se quedó en una habitación que su hermano

preparó para él. Bashō parece querer decir que el lugar era tan rústico que el jardín no
es más que un matorral de hortensias. <<

Página 1032
[796] —94— Verano. El retrato del título es el de Kusunoki Masashige (muerto en

1336) diciendo adiós a su hijo, sabiendo que la batalla la ganarían los enemigos a su
gobierno. Bashō veía al árbol como el padre guerrero y a la flor como su hijo. <<

Página 1033
[797] —94— Entre estaciones. Hace referencia a Hatakeyama Shigetada (1164-1205),

un líder guerrero bajo el primer gobierno militar de Kamakura. <<

Página 1034
[798] — Verano. Bashō ya estaba muy débil y enfermo. <<

Página 1035
[799] —94— Verano. La misma idea que la del poema anterior, pero esta segunda

versión ofrece un mejor sentido. <<

Página 1036
[800] —94— Verano. Evidentemente, Bashō se sentía tan acalorado y agotado que

llevaba en la mano su sombrero y su chaqueta sin mangas en lugar de vestirlos. <<

Página 1037
[801]
— Verano. Bashō no esperaba ver el monte Fuji porque viajaba durante la
estación lluviosa, así que cuando se le apareció la cima lo encontró muy especial. <<

Página 1038
[802]
— Verano. El ruiseñor o curruca zarcera en una imagen tradicional de la
primavera, pero la época que brota el bambú llega más tarde. Por ello, el ruiseñor es
«más viejo» ahora y su canto es un lamento por la vejez. <<

Página 1039
[803] — Verano. Bashō fascinado con la idea de un gusano de la seda enfermo, quería

usar esa imagen en un poema. Con todo, sería muy difícil identificar un gusano
enfermo entre un montón de ellos. <<

Página 1040
[804] — Verano. Bashō escribió a mano este verso en su propia pintura de bambú. <<

Página 1041
[805] — Verano. Versos iniciales en un renga hecho en casa de Kakei en Nagoya el 22

de mayo. Bashō permaneció en su casa durante tres días. Ese ir y venir de sus
multiples viajes se asemeja al del campesino que viene y va arando la parcela. El
segundo símil a intuir sería el del hombre que va arando la tierra, trazando líneas, del
mismo modo que Bashō las trazó en su escritura. <<

Página 1042
[806] — Verano. El área de Hida, al norte de la prefectura de Gifu, era conocida por la

habilidad de sus carpinteros. <<

Página 1043
[807] — Verano. Suruga es el nombre de una provincia de la prefectura de Shizuoka

notoria por sus naranjas y su té. <<

Página 1044
[808] — Verano. Bashō llegó a la casa de Joshu el 15 de mayo, y permaneció en ella

tres días a causa de las fuertes lluvias. El único modo de cruzar el río Oi era a
hombros de un hombre, lo que sólo se podía hacer cuando el agua tenía una
profundidad de 60 centímetros. <<

Página 1045
[809] — Varias estaciones. Se mezclan las estaciones porque la lechuga es una verdura

de primavera y la berenjena de verano. <<

Página 1046
[810] —94— Verano. Escuchar el canto del cuco era una ocupación elegante para las

damas de la nobleza. Para un hombre común como Bashō, resultaba más poético oír
la voz del vendedor de calamares. <<

Página 1047
[811]
—94— Varias estaciones. En la poesía japonesa, las flores se celebran en
primavera y las frutas en verano u otoño. La planta del melón da tanto flores como
frutos. Esta anomalía la convierte en un buen tema para el haiku. <<

Página 1048
[812] — Verano. Dedicado al eremita Yamada cuando Bashō estuvo con él el 25 de

mayo junto con sus dos amigos, Rosen, un mercader, y Soran, discípulo de Rosen. <<

Página 1049
[813] —94— Verano. El rascón, un ave acuática que hace un sonido similar al que

originamos al llamar a una puerta con los nudillos. <<

Página 1050
[814] — Verano. Exégesis poética en la página 458. <<

Página 1051
[815] — Verano. Bashō contempló esta escena desde la casa de Ensui. Usa la idea de

que el caballo estaba trasplantando el vino de la casa al campo. <<

Página 1052
[816] Año desconocido- Otoño. El prefacio de este verso en un haibun («un ensayo

más un poema») titulado «Amida Bo». Amida era el nombre de un monje que el
poeta Saigyo visitó en Higashiyama. <<

Página 1053
[817] — Verano. Dedicado a Yamei en su casa de Saga. El cuadro ha conseguido

reflejar la frescura que producen los bambúes. El haiku, incapaz de reflejar tan
vivamente la realidad, sólo puede remitirnos al cuadro. <<

Página 1054
[818] Año desconocido- Primavera. Este verso se escribió a mano en un cuadro de un

arpa japonesa de Kano Tansetsu. La secuencia de elementos patéticos lo convierte en


un haiku muy lírico, casi cursi. <<

Página 1055
[819] — Verano. Agradecimiento de Bashō a Yamei por servirle tokoroten o fideos de

mermelada. Estos fideos se elaboran con agar agar, una gelatina vegetal, y se sirven
con vinagre. Habla de la cascada del río Kiyotaki. Kiyo significa «claro». Era un
arroyuelo que corría por una garganta antes de desembocar en el río Oi. El nombre se
aplica tanto al agua usada para enfriar los fideos como a los fideos en sí. <<

Página 1056
[820] — Verano. De nuevo juega con el nombre de kiyotaki, («Cascada Clara»). Según

el verso, la luz de la luna cae como el agua en la corriente, ambas libres de


impurezas. <<

Página 1057
[821] — Verano. Otra versión del poema anterior. <<

Página 1058
[822] — Verano. Ver nota 716 sobre Rakushisha. En la poesía haiku el melón está

siempre asociado a la frescura. <<

Página 1059
[823] — Verano. Bashō parece haber estado trabajando con las ideas de limpieza y

suciedad. <<

Página 1060
[824] — Verano. Inicio de un renga con Kyokusui, Gako, Izen, y Shikio en la casa del

primero en Zeze. Resulta divertido que Bashō inicie el renga con un verso que
describe el final de la fiesta. <<

Página 1061
[825] — Verano. La planta del mate o yugao «cara de la tarde» se abre al atardecer.

Cuando están verdes, se cortan en rodajas que se enrollan con arroz especiado con
vinagre y se cubren con algas para hacer norimaki. El juego de palabras viene dado
por las caras de la tarde, el arroz amargo y el duro trabajo de cortar el mate. <<

Página 1062
[826] — Verano. Se habla de Rendaino que es un cementerio cerca del Pabellón
Dorado de Kioto. Bashō podría estar haciendo una broma macabra comparando los
residuos del melón con las tumbas, pero algunos insisten que en realidad se está
refiriendo al lugar donde le sirvieron el mejor melón que había probado nunca. <<

Página 1063
[827] — Verano. El templo Jojakkoji se encuentra a los pies de Ogurayama de Saga al

oeste de Kioto. Se le considera el hogar de Fujiwara no Teika (1162-1241), el famoso


poeta que compiló Cien Poemas de Cien Poetas, que aún se usa como juego de
cartas. Este verso mezcla los sentidos con la frase «huele el sonido». <<

Página 1064
[828] — Verano. Zeze era una ciudad situada frente a la orilla sur del lago Biwa. <<

Página 1065
[829] — Verano. Segundo poema compuesto en casa del actor Noh, Yuto, en Zeze. El

lago está rodeado de montañas. <<

Página 1066
[830] — Verano. Honma Shume fue un actor Noh de Otsu y su nombre renga era Tan-

ya. El poema de Bashō describe un aspecto del Noh en el que el actor eleva su
abanico sobre su cabeza y lo agita con un movimiento nervioso. Algunos ven un
cumplido en el deseo de Bashō de que la reputación del actor llegue tan alto como la
cima de las nubes. <<

Página 1067
[831] Año desconocido- Primavera. El guerrero legendario es Kagekiyo, muerto en

1196. Era un jefe militar y se dramatizó su vida en el teatro Kabuki y Noh. Este verso
se encontró escrito a mano en un abanico. <<

Página 1068
[832] — Verano. El poema habla de la leyenda de la bella y romántica poeta Ono no

Komachi. Tras su muerte crecieron hierbas de pampa a través de las cuencas de los
ojos de su cráneo. El relámpago es una metáfora de la brevedad de la vida. <<

Página 1069
[833] — Verano. Exégesis poética en la página 458. <<

Página 1070
[834] — Verano. Bashō había estado trabajando con la técnica de cambiar el sentido y

las sensaciones dentro del verso para crear paradojas. Cuando se le explicó que el
actor veía a través de los orificios nasales de la máscara, se abrió una nueva realidad
para él. El verso se escribió a mano en un trozo de papel. <<

Página 1071
[835] — Verano. Bashō compuso este poema cuando regresó a la Morada de la Ilusión

en el templo Gichuji de Zeze. No está claro a qué tipo de hierba ser refiere, pero el
uso del término sumo («luchador») , implica que se trata de una hierba robusta. <<

Página 1072
[836] — Verano. La Fiesta de las Estrellas, ver nota 12. <<

Página 1073
[837] — Verano. Nueva versión del poema anterior. Durante el Festival de las Estrellas

se hacía un picnic especialmente popular. Sólo si el viento fresco y claro del otoño
llegaba algo temprano se podían ver las estrellas. <<

Página 1074
[838] — Verano. Verso escrito en casa de Bokusetsu en Otsu a comienzos de julio. <<

Página 1075
[839] — Otoño. Las habitaciones en Japón se miden por el número de esteras de hierba

que se usan para cubrir el suelo. Este fue el verso de inicio en una fiesta renga
celebrada en casa de Bokusetsu en Otsu, Omi, el 21 de junio. <<

Página 1076
[840] — Otoño. El hermano mayor de Bashō, Matsuo Hanzaemon, se mudó a la

propiedad familiar de Iga-Ueno. Murió en 1701. <<

Página 1077
[841] — Otoño. Se duda acerca de si Jutei fue la esposa del sobrino de Bashō o una

amante del propio Bashō. Vivió cerca de su casa en 1693, y cuando Bashō partió a
Iga, ella se mudó a su casa. Murió el 2 de junio, durante el Tama Matsuri o Fiesta
Bon. <<

Página 1078
[842] — Otoño. Verso inicial para una fiesta renga en Gensetsu-tei el 5 de septiembre,

tres días antes de que Bashō partiera de vuelta a casa. Los erizos de las castañas
abiertos parecen manos formando un cuenco que acabasen de soltar la castaña dejado
escapar al otoño. <<

Página 1079
[843] —94— Otoño. La luna entra en casa de Bashō como un cuadrado de luz debido

a la forma de la ventana. <<

Página 1080
[844] — Otoño. Verso para un renga en casa de Bosui. El árbol del caqui era un

símbolo de prosperidad porque sus frutos brillantes penden de las ramas desnudas
tras desprenderse todas las hojas. <<

Página 1081
[845] — Otoño. Los discípulos de Bashō le habían construido otra casa en el jardín

trasero de su hermano. La nueva casa recibió el nombre de Mumyo-an. Mumyo


significa «ignorancia, oscuridad espiritual o ilusión». An se traduce a menudo como
«celda de ermitaño, monasterio o retiro», pero también se usa en sentido simbólico
como casa. <<

Página 1082
[846] — Otoño. El algodón maduro se asemeja a pequeñas lunas blancas. <<

Página 1083
[847] — Otoño. Habitualmente, debido a una leyenda china, se asociaba el viento al

color blanco, en este caso suponemos que será un viento multicolor. <<

Página 1084
[848] — Otoño. Situar el viento entre los juncos es muy frecuente en la poesía de

Bashō, es por otro lado una asociación elemental. <<

Página 1085
[849] — Otoño. Un popular pasatiempo era el de grabar o tallar caras en las calabazas

y los melones. Bashō compuso este verso cuando volvió de Iga-Ueno y se reencontró
con viejos amigos que habían cambiado tanto como él. <<

Página 1086
[850] — Otoño. El nombre chino para la celosía (Celosía argéntea) es yan lai hong,

que significa «se vuelve roja cuando sobrevuela el ganso». Las flores de la celosía
pasan de un verde brillante a un rojo oscuro en otoño. <<

Página 1087
[851] — Un verso de primavera en otoño. Bashō usó este verso como ejercicio en el

que él proporcionaba a sus estudiantes las dos primeras líneas para que ellos lo
completasen con una tercera. La idea tras el poema es que Bashō debería tener la
frescura y promesa de una flor de cerezo y no ser viejo y cansino como los poetas. En
este haiku Bashō que no era nada agraciado bromea sobre su aspecto físico. <<

Página 1088
[852] — Otoño. Toju de Ise, un discípulo de Shiko, visitó a Bashō el 3 de septiembre.

Los fideos de alforfón o trigo sarraceno eran uno de los alimentos favoritos de Bashō.
<<

Página 1089
[853] —94— Otoño. Las nubes son una bandada de aves migratorias. <<

Página 1090
[854] — Otoño. Bashō dejó Iga el 8 de septiembre, y a la mañana siguiente partió de

Nara hacia Osaka por el Paso de Kuragari («paso oscuro»). Sekku era una
celebración de la flor del crisantemo celebrada el día noveno del noveno mes. <<

Página 1091
[855] — Otoño. Versos compuestos el 9 de septiembre para el Festival del Crisantemo.

Nara fue la capital de Japón entre 710 y 784. <<

Página 1092
[856] — Otoño. Versión del haiku anterior. <<

Página 1093
[857] — Otoño. Verso incluido en sendas cartas a sus discípulos Isen y Doho. Aquella

noche Bashō estaba con Shado, un doctor oriundo de Zeze pero que se había mudado
a Osaka. <<

Página 1094
[858] — Otoño. Bashō permanecía con Shado, amigo y discípulo con el que vivió en

Zeze. Cuando Bashō viajaba, vestía túnicas negras para parecer un monje. <<

Página 1095
[859] — Otoño. Regalo de agradecimiento a Shado. <<

Página 1096
[860]
— Otoño. Versos improvisados escritos para el propietario del restaurante
llamado «Ukamuse» en Shin Kiyomizu en Osaka. Aquí tanto el viento como el otoño
que se aleja fluyen por los aleros de la casa. <<

Página 1097
[861] — Otoño. Estando en ese mercado, Bashō se resfrió y canceló la fiesta renga

programada para esa tarde. Al día siguiente se sintió mucho mejor y decidió celebrar
el encuentro. Este verso es su excusa por cancelar la fiesta. <<

Página 1098
[862] —94— Entre estaciones. La paja de arroz trenzado se usaba para las
decoraciones de Año Nuevo. Aquí, tanto los chaparrones invernales como la paja de
arroz aparecen juntos. <<

Página 1099
[863] — Otoño. Este verso comenzó un medio renga en casa de Shioe Shado el 21 de

septiembre, en Osaka. Uno de los motivos por los que Bashō viajó a Osaka, a pesar
de su enfermedad, fue para mediar entre dos de sus discípulos, Shido, un mercader de
Osaka, y el propio doctor Shado. Cuando ambos se presentaron para este renga, sólo
completaron dieciocho vínculos. Aquí, con la técnica asociativa, la noche de otoño,
una idea abstracta, y la conversación, han sido rotas en pedazos. <<

Página 1100
[864] — Otoño. He transcrito aquí la versión de Octavio Paz que logra una singular

belleza, a pesar de que altera el haiku original omitiendo la referencia al otoño y


personalizando al crepúsculo. El que sepamos que Bashō escribió este verso semanas
antes de su muerte añade significado a la idea de marcha o partida y al concepto del
camino de la muerte. (Exégesis poética en la página 459). <<

Página 1101
[865] — Otoño. Es fácil ver la conexión entre las imágenes de este poema y los

pensamientos de Bashō acerca de la muerte. La idea del fin está plenamente


representada. <<

Página 1102
[866] — Otoño. Dedicado a Shiba Sono, anfitriona de una fiesta renga en su casa el 27

de septiembre. <<

Página 1103
[867] — Otoño. El 28 de septiembre, siete poetas se reunieron en la casa de Keishi

para componer versos individuales sobre el amor. Bashō no se sentía bien pero se
obligó a ir. Al día siguiente enfermó, se metió en la cama y no volvió a levantarse. <<

Página 1104
[868] — Otoño. Este verso inicial se envió a la fiesta renga del 15 de octubre en casa

de Negoro Shihaku pues Bashō estaba demasiado enfermo para acudir a ella. Revela
a su vez la preocupación por el bienestar de sus vecinos (véase nota 415) estando él a
punto de morir. <<

Página 1105
[869] — Otoño. Sobre este poema se sabe que estando en cama y esperando el final,

Kyorai le pidió que escribiese su verso de muerte, y Bashō le dijo: «El poema de ayer
es el verso de muerte de hoy. Si alguien pregunta por mi verso de muerte, dile que
mis últimos poemas son mis versos de muerte. El poema ‘enfermo durante un viaje’
lo compuse en mi enfermedad pero no es un verso de muerte. Tampoco puede decirse
lo contrario». Tras componer este verso a las dos de la mañana del 9 de octubre, tres
días antes de su muerte, Bashō se culpaba por su obsesión de componer poemas
incluso en un momento tan crítico y dijo: «¡Este es el fin de mi obsesión!». <<

Página 1106
[870] — Otoño. Este poema es la reescritura de los poemas 952 y 953. El 9 de

septiembre de 1694, estando Bashō a punto de morir, volvió a su obsesión (véase nota
anterior), llamando a su amigo Kyorai y pidiéndole que transcribiese esta nueva
versión del poema. Este haiku se grabó en piedra y el 12 de julio de 1971 se colocó
ahí donde el río Kiyotaki se funde con el río Oi. <<

Página 1107

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