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Teología II - 22DK

Gabriela Sosa
Ximena Xicará
Lecciones de vida

En su amor por su Maestro, Pedro prometió dar su vida por defensa de Jesús si en algún
momento era necesario. Esto como un gesto de lealtad, fidelidad y amor, además de como
reconocimiento de que era el verdadero Hijo de Dios. Esto resulta admirable y emotivo,
resulta ejemplo del deseo de entrega que nace ante el “primer amor”.

Antes de que cante el gallo Pedro niega a Jesús 3 veces, él sabe perfectamente lo que
acaba de hacer y por eso llora. La forma en la que suceden las cosas nos refleja lo
destruidos que podemos llegar a estar cuando caemos en la traición o nos alejamos y
sufrimos el dolor que supone vivir sin Él. Sin embargo, nos da una esperanza, porque nos
enseña que es posible el arrepentimiento para volver hacia Jesús. Porque no somos
personas perfectas, sino todo lo contrario, y Él lo sabe, pero mediante su inmenso amor lo
entiende y nos tiende su mano para que nos reivindiquemos.

Ante la culpa que sentía Pedro afirma a Jesús que le ama, la segunda vez lo hace a manera
de afirmar su sentimiento y decisión, y la tercera, lo hace con temor de que Jesús no esté
convencido de que sea real, pero con determinación y, aunque vulnerable, seguro. Pedro
resulta ser entonces un ejemplo de arrepentimiento y de lealtad, pues, aunque sabía que
había fallado, se mantuvo perseverante a su llamado y deseo y confirmó su fidelidad.

Pedro y Judas traicionaron a Jesús, pero esto no significa que exista una comparación
directa, pues cada uno toma un diferente rumbo de acuerdo a lo que cada uno quiso seguir
en su vida. Por su parte, Pedro rogó por el perdón y misericordia ya su vez asumió la
responsabilidad de sus actos para reivindicar con la necesidad de lavarse y purificarse.
Mientras que Judas no, él decidió huir de la Belleza y de la Salvación de Dios. A pesar de
esto, no podemos juzgarlos ni compararlos pues cada uno vivió de diferente forma este
suceso.

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