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Armand Mattelart
Antes de comenzar con el trabajo del resumen de los primeros capítulos del libro de
Mattelart, me parece importante situar al lector en lo que se refiere al tema
“Sociedad de la Información”. Leyendo un poco, creo interesante mencionar el
punto de vista de Sally Burch quien es periodista y Directora de la Agencia
Latinoamericana de Información - ALAI, organismo de comunicación que promueve los
derechos humanos, la igualdad de género y la participación ciudadana en el desarrollo
y quehacer público de América Latina, en el marco de la lucha por la democratización
de la comunicación, como condición básica para la vida democrática y la justicia social.
Esta expresión reaparece con fuerza en los años 90, en el contexto del desarrollo de
Internet y de las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación). Se ha abordado en
foros de la Comunidad Europea y de la OCDE (Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico) y ha sido adoptada por el gobierno de los Estados Unidos, así
como por varias agencias de las Naciones Unidas y por el Grupo Banco Mundial. A
partir de 1998, fue elegida, primero en la Unión Internacional de Telecomunicaciones y
luego en la ONU, como el nombre de la Cumbre Mundial a realizarse en 2003 y 2005.
Por otra parte, menciona que la “Sociedad del conocimiento” surgió hacia finales del
los años 90 y es utilizado en los medios académicos, como alternativa de algunos a
“Sociedad de la información”. La UNESCO, en particular, ha adoptado el término
“Sociedad del Conocimiento”, o su variante “Sociedad del saber”, dentro de sus
políticas institucionales.
Mejorar las comunicaciones, es trabajar por la libertad real, positiva, práctica; es hacer
que todos los miembros de una familia humana participen en la posibilidad de recorrer
y explotar el globo que le ha sido dado en patrimonio. Es hacer igualdad y democracia.
La industria se ha convertido en el suplicio de los pueblos.
Con la intensa movilización de los recursos científicos, las máquinas inteligentes inician
su desarrollo en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial.
Un mundo de extremos.
Antes, las figuras dominantes eran los países y luego las empresas en el escenario
económico mundial, hoy lo es el individuo. Cualquiera de nosotros tiene hoy las
posibilidades de ser un emisor desde cualquier lugar y en cualquier momento, lo digital
supone cada vez menos dependencia de un sitio específico y de un momento
específico asegura Negroponte (1995, pág. 165); hemos pasado del poder centralizado
y la jerarquización a la sociedad multicentrada (Masuda, 1980). Vivimos un mundo sin
mediadores, estamos en el “umbral de la nueva era de la información y, por tanto, de
un nuevo universalismo” sentencia Mattelart.
La información se presume necesaria para que funcione cualquier cosa, desde una
célula hasta Wal Mart, es menester, entonces, el adecuado manejo de la misma por
especialistas pero, sobre todo, por aquellos que no lo son, es una condición sin equa
non para la generación de valor en los tiempos venideros. La India da una muestra
clara de las complejidades que seguiremos enfrentando, es uno de los principales
exportadores de software en el mundo y el primero en informáticos, pero sigue
teniendo cientos de millones de habitantes analfabetas. Qué decir de nuestro país. Hay
mucho que hacer para lograr lo que Gates apunta como un capitalismo libre de
fricciones.
Hoy, seguimos teniendo un centro que no está en ningún lugar y al mismo tiempo está
en todas partes, al que se accede gracias a las nuevas tecnologías teniendo una gran
periferia desconectada (Virilio, 1996); habrá que incorporar, como sugiere Mattelart, al
único árbitro posible que es el principio de responsabilidad social, vínculos
interpersonales tejidos en torno a valores comunes. Nuestro mundo se distribuye
claramente, como nunca antes, entre rápidos y lentos. Seamos evidentemente de los
primeros, pero resolvamos la integración activa de los segundos.
Hay que evitar el traumatismo del choque del futuro, hay que crear entre la gente el
deseo de ese futuro con “enseñanza programada y racionalmente gestionada, capaz
de desarrollar un estado de ánimo favorable para la recepción y generación de
información” como dice el autor.