Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Este capítulo explica lo difícil que es para una persona definir el momento exacto de su con-
versión, los cambios movidos por el Espíritu Santo testifican del magnífico acontecimiento de
sus vidas. Los cambios producidos no son movidos por deseos personales, es el Espíritu quien
impulsa cada fibra del ser. No hay evidencia de arrepentimiento verdadero cuando no hay una
evidente reforma. Debemos evitar fijarnos en nuestras propias obras y por otro lado pensar que
la fe en Cristo nos exime de guardar la ley. Recordemos que la obediencia no es un mero cum-
plimiento externo, es un servicio de amor, es la verdadera prueba del discipulado. Cristo cam-
bia el corazón y habita en el por fe, así no hay en nosotros motivo de jactancia. A menudo cae-
mos pero no debemos desesperar, oremos con más fervor, desconfiemos de nuestra propia
fuerza y aferrémonos al poder de Cristo. Cuanto más cerca estemos de Cristo más imperfectos
nos veremos porque no puede haber amor profundo al Señor en un corazón que no conoce su
propia maldad. Mientras menos cosas de estima veamos en nosotros mas apreciaremos la pu-
En este capítulo se analiza el origen de la vida espiritual el cual está fundamentado en Dios.
Así como un niño no pude crecer por su propia voluntad, el cristiano necesita de Dios para
Sea nuestra oración Tómame ¡Oh Señor! Como enteramente tuyo. Pongo todos mis planes a
tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo y sea toda mi obra hecha en ti. Meditemos
to renovara nuestro corazón. Todo lo que Cristo fue para sus primeros discípulos desea ser
Este capítulo muestra que el gozo de nuestro salvador estaba en levantar y redimir a un hom-
bre caído. Este mismo gozo caracteriza a los ángeles y es el mismo que hereda todo discípulo
de Cristo. El amor al señor Jesús se manifiesta por el deseo de trabajar para beneficiar a la hu-
manidad. Los participantes de la gracia de Cristo estarán dispuestos a hacer cualquier sacrifi-
cio para que otros por quienes Cristo murió compartan el don celestial. Si aceptamos ese privi-
legio, al trabajar ganando almas para El, sentiremos mas necesidad de una experiencia más
profunda e intima y obtendremos un conocimiento más amplio de las verdades divinas; tendre-
mos hambre y sed de justicia. Este es el modo de crecer en la gracia, aprovechando cada opor-