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La teoría del 

fruto del árbol envenenado

La teoría del fruto del árbol envenenado o fruto del árbol venenoso hace referencia a una metáfora
legal empleada en nuestro país relacionado con la valoración de la prueba en un proceso penal,
que consiste en desestimar cualquier medio probatorio obtenido por vías ilegítimas. La lógica de la
frase es que si la fuente de la prueba (el árbol) se corrompe, entonces cualquier cosa que se gana
de él (el fruto) también lo está, es decir, si a través de medios ilegales se obtiene una prueba y, a
su vez, esta conduce a obtener otras, todas ellas resultan contaminadas por la ilegalidad de la
primera. Por ejemplo, si un oficial de policía realiza una allanamiento sin atenerse a la normativa
legal que regula los allanamientos y obtuviera la llave de un armario de estación de tren que lo
conduce a un crimen de homicidio; en ese caso la prueba obtenida de manera ilegal (llave del
armario) no podría agregarse al proceso ni tenerse en cuenta para la decisión del Tribunal respecto
de su culpabilidad o inocencia.

Esta teoría o doctrina se originó en 1920 en el caso Silverthorne Lumber Company contra Estados
Unidos; tras un registro, los agentes del Gobierno entraron con allanamiento en las oficinas de W.
Silverthorne y fue detenido por los libros de contabilidad hallados en dicho registro. Posteriormente
apeló en el juicio, acogiéndose a la cuarta enmienda de su Constitución, declarándose ilegales
todas las pruebas obtenidas.

Su símil es hacer uso de una prueba ilegal (árbol) que conlleva a un descubrimiento ilícito (fruto).
La prueba sería declarada nula al no respetar un control de legalidad –vulneración de derechos
constitucionales

Excepciones a la teoría del fruto del árbol envenenado

Existen tres excepciones a la regla principal, ellas son: (1) la fuente independiente, esto es, que
exista un cauce de investigación diferente que permita obtener pruebas por una vía distinta de la
empleada; (2) el descubrimiento inevitable, es decir, cuando las circunstancias habrían llevado al
mismo resultado, no siendo posible vincular casualmente la segunda prueba a la anterior; y (3) la
cadena de causalidad entre la acción ilegal y la prueba corrompida es tenue. También se han
mencionado otras limitaciones a la aplicación de las exclusiones probatorias, como la excepción de
la buena fe; el balancing test o principio de proporcionalidad y la teoría del riesgo.

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