El oficio
de científico
Ciencia de la ciencia y reflexividad
EDITORIAL ANAGRAMA
BARCEl.ONA
Título de la t>dicíón original: PREFACIO
Science de la science et réAcxivité
© Éditions Rai�on; d' agir
París, 2001
7
Todo lleva a pensar que las presiones de la economía en otros tiempos, en el terreno de la física, es capaz ·de
son cada vez más abrumadoras, en especial en aquellos conducir a los investigadores más puros a olvidar las uti
ámbitos donde los resultados de la investigación son alta lizaciones económicas, políticas o sociales que pueden
mente rentables, como la medicina, la biotecnología (so resultar de los productos de sus tr�bajos, se combine y se
bre todo en materia agrícola) y, de modo más general, la conjugue con la sumisión, obtenida de manera más o
genética, por no hablar de la investigación militar. Así es menos forzada, o consecuencia del agradecimiento a los
como tantos investigadores o equipos de investigación intereses de las empresas para hacer derivar poco a poco
caen bajo el control de grandes firmas indusniales dedica sectores enteros de la investigación en el sentido de la he
das a asegurarse, a través de las patemes, el monopolio de teronomía.
productos de alto rendimiento comercial; y que la fronte Respecto a las ciencias sociales, cabría imaginar que, al
ra, desde hace mucho tiempo imprecisa, entre la investiga no ser susceptibles de ofrecer unos productos directamen
ción fundamental, realizada en los laboratorios universi te útiles, es decir, comercializables de forma inmediata, es
tarios, y la investigación aplicada tiende poco a poco a tán menos expuestas a esas tentaciones. En realidad, los
desaparecer: los científicos desinteresados, que no conocen especialistas en tales ciencias, y concretamente los sociólo
más programa que el que se desprende de la lógica de su gos, son objeto de una grandísima solicitud, tanto positi
investigación y que saben dar a las demandas «comercia va, y, a menudo, muy lucrativa, material y simbólicamen
les» el mínimo estricto de concesiones indispensable para te, para aquellos que toman la opción de servir a la visión
asegurarse los créditos necesarios para su trabajo, corren el .4<?rninMJ..!� aunque sólo sea por omisión (y, en tal caso,
peligro de encontrarse poco a poco marginados, por lo basta con la insuficiencia científica), como �egativa, y ma
menos en algunos ámbitos, a causa de la insuficiencia de lévola, a veces destructiva, para aquellos que, limitándose,
las ayudas públicas, y pese al reconocimiento interno de simplemente, a ejercer su oficio, contribuyen a desvelar
que disfrutan, en favor de amplios equipos casi industria una parte de la verdad del mundo social.
les, que trabajan para satisfacer unas demandas subordina Ésta es la razón de que me haya parecido especialmen
das a los imperativos del lucro. Y la vinculación de la in te necesario someter a la ciencia a un análisis histórico y
dustria con la investigación se ha hecho actualmente tan sociológico que no tiende, en abs<?luto, a relativizar el co
estrecha, que no pasa día sin que se conozcan nuevos casos nocimiento científico refiriéndolo y reduciéndolo a sus
de conflictos entre los investigadores y los intereses comer condiciones históricas, y, por tanto, a unas circunstancias
ciales (por ejemplo: una compañía estadounidense que situadas espacial y temporalmente, sino que pretende,
produce una vacuna que aumenta las defensas contra el vi muy al contrario, permitir a los practicantes de la ciencia
rus responsable del sida intentó, a fines del año 2000, im entender mejor los mecanismos sociales que orientan la
pedir la publicación de un artículo científico que mostra práctica científica y convertirse de ese modo en ��dueños y
ba que esa vacuna no era eficaz). Es de temer, por tanto, señores)) no sólo de la llfiaturaleza», de acuerdo con la vieja
que la lógica de la competitividad, que, como se pudo ver tradición cartesiana, sino también, lo cual no es, sin duda,
8 9
menos difícil, del mundo social en el que se produce el co� INTRODUCCIÓN
nacimiento de la naturaleza.
He querido que la versión escrita de este curso coinci�
da lo más posible con su exposición oral: por dicho moti�
vo, pese a suprimir de la transcripción las repeticiones y las
recapitulaciones vinculadas a las necesidades de la ense
ñanza (por ejemplo, la división en lecciones), así como al�
gunos pasajes que, justificados, sin duda, por la oralidad,
se me han antojado, con la lectura, superfluos o fuera de
lugar, he intentado transmitir uno de los efectos más visi�
bies de la improvisación, es decir, las divagaciones, más o
menos alejadas del tema principal del discurso, que he se
ñalado, al transcribirlas, con letra pequeña. Las referencias Quiero dedicar este curso a la memoria de Jules Vui�
a artículos o libros, efectuadas oralmente o por escrito, es llemin. Poco conocido por el público en general, represen
tán señaladas en el texto mediante el año de publicación y taba una gran idea de la filosofía, una idea de la filosofía tal
el número de la página colocados entre paréntesis, a fin de ve:z algo desmesurada para nuestra época, desmesurada en
facilitar su consulta recurriendo a la bibliografía que apare cualquier caso para conseguir el público que, sin duda, me
ce al final del volumen. recía. Si hablo de él actualmente, es porque ha sido para
mí un grandísimo modelo que me ha permitido seguir cre
yendo en una filosofía rigurosa en un momento en el que
tenía todo tipo de motivos ¡ura dudar, comenzando por
los que me ofrecía la enseñanza de la filosofía tal como era
practicada. Se situaba en la tradición francesa de filosofía
de la ciencia que habían encarnado Bachelard, Koyré y
Canguilhem, y que algunos pi-olongan actualmente en esta
institución en la que nos encontramos. Esa tradición de re
flexión con ambición científica sobre la ciencia es la base
de mi proyecto de trabajo para este curso.
10 11
renovada actualidad con motivo del caso Sokal, es decir, el S i descartamos las soluciones teológicas o criptoteoló
que plantea la génesis histórica de supuestas verdades gicas -estoy pensando en el Nietzsche del Crepúsculo de los
transhistóricas? ¿Cómo es posible que una actividad histó ídolos que decía: «Temo que nunca nos liberemos de Qios
rica, inscrita en la historia, como la actividad científica, en tanto que sigamos creyendo en la gramática>)-, ¿la ver
produzca unas verdades transhistóricas, independientes de dad puede sobrevivir a una historización radical? En otras
la historia, desprendidas de cualquier vínculo, tanto con el palabras, ¿la necesidad de las verdades lógicas es compati
espacio como con el tiempo, y, por tanto, válidas eterna y ble con el reconocimiento de su historicidad? ¿Es posible,
universalmente? Es un problema que los filósofos han por tanto, resolver el problema sin recurrir a algún deus ex
planteado de una manera más o menos explícita, en espe mdchina? ¿El historicismo radical, que es una forma radi
cial, en el siglo XIX, en buena parte por la presión de las cal de la muerte de Dios y de todos sus avatares conduce
nacientes ciencias sociales. acaso a destruir la misma idea de verdad, y de ese modo se
En respuesta a la pregunta de saber quién es el ''sujeto>> destruye a sí mismo? O bien, por el contrario, ¿es posible
de esta «creación de verdades y de valores eternos>) cabe in defender un historicismo racionalista o un racionalismo
vocar a Dios o a cualquiera de sus sucedáneos, de los que historicista?
los filósofos han inventado una larga serie: es la solución O, para volver a una expresión más escolar de ese pro
cartesiana de los semina scientiae, esas semillas o esos gér blema: la sociología y la historia, que relativizan todos los
menes de ciencia que estarían depositados en forma de conocimientos al relacionarlos con sus condiciones histó
principios innatos en el espíritu humano; o la solución ricas, ¿no estarán condenadas a relativizarse a sí mismas,
kantiana, la ciencia trascendental, el universo de las condi condenándose así a un relativismo nihilista? ¿Es posible
ciones necesarias del conocimiento que son consustancia escapar a la alternativa del logicismo y del relativismo que
les al pensamiento, en el cual, en cierto modo, el sujeto sólo es, sin duda, una variante de la antigua controversia
trascendental es el lugar de las verdades a priori que repre entre el dogmatismo y el escepticismo? El logicismo, que
sentan el principio de construcción de cualquier verdad. va asociado a los nombres de Frege y de Russell, es un
Puede ser, para Habermas, el lenguaje, la comunicación, programa de fundación lógica de las matemáticas que
etcétera. O, para el primer positivismo lógico, el lenguaje plantea que existen unas reglas generales a priori para la
lógico como construcción a priori que debe ser impuesta a evaluación científica y un código de leyes inmutables para
la realidad para que la ciencia empírica sea posible. Cabría distinguir la buena ciencia de la mala. Me parece una ma
invocar también la solución wittgensteiniana, según la cual nifestación ejemplar de la tendencia típicamente escoldstica
el principio generador del pensamiento científico es una a describir no sólo la ciencia en trance de construirse, sino
gramática, con la doble opción de que sea histórica (al es también la ciencia ya constituida, a partir de la cual se
tar sometidos los juegos lingüísticos a constreñimientos desprenden las leyes que le han permitido constituirse. La
que son invenciones históricas) o de que posea la forma visión escolástica, lógica o epistemológica, de la ciencia
que revisten las leyes universales del pensamiento. propone, como afuma Carnap, una «reconstrucción racio-
12 13
nah de las prácticas científicas o, en opinión de Reichen contra de una epistemología dogmática e individualista, es
bach, <mn sucedáneo lógico de los procesos reales)), del decir, un conocimiento producido por un saber individual
cual se postula que corresponde a tales procesos. «La des que se enfrenta en solitario a la naturaleza con sus instru
cripción>>, decía Reichenbach, «no es una copia del pensa mentos (en oposición al conocimiento dialógico y argu
contra de la idealización de la práctica científica operada Todo eso nos lleva a una última cuestión: si es indis
por esta epistemología normativa, Bachelard observaba cutible que el mundo científico es un mundo social, ¿cabe
.
que la epistemología había reflexionado en exceso sobre preguntarse st es un microcosmos, un campo, semejante
las verdades de la ciencia establecida y no suficientemente (con algunas diferencias que habrá que especificar) a todos
sobre los errores de la ciencia en trance de construcción, los demás, y, en especial, a los restantes microcosmos so
sobre el proceso científico en sí mismo. ciales, el campo literario, el campo artístico, el campo jurí
Los sociólogos han abierto, en diferentes grados, la dico? Cierto número de investigadores, que asimilan el
caja de Pandora, el laboratorio, y esta exploración del mundo científico al mundo artístico, tienden a reducir la
mundo científico tal cual es ha implicado la aparición de actividad de laboratorio a una actividad semiológica: se
un conjunto de hechos que cuestionan fuertemente la trabaja sobre unas inscripciones, se hace circular unos tex
epistemología científica de tipo logicista que he evocado y tos... ¿Es un campo como los demás? Y, en caso contrario,
reducen la vida científica a una vida social con sus reglas, ¿cuáles son los mecanismos que crean su especificidad y,
sus presiones, sus estrategias, sus artimañas, sus efectos de simultáneamente, su irreductibilidad a la historia de lo
dominación, sus engaños, sus robos de ideas, etcétera. La que allí se engendra?
14 15
l. EL ESTADO DE LA DISCUSIÓN
17
Al dirigir sobre el mundo social una mirada irónica que nen los investigadores encerrados en unas especialidades estrictos,
desvela, desenmascara e ilumina lo oculto, no puede dejar como los especialistas en historio del arte que, ya lo mostré el poso
de mirarse a sí misma, pero no con la intención de des do año, ignoran a menudo las aportaciones de la historia de lo edu
truirse, sino, por el contrario, de servirse y de utilizar la cación o incluso de lo historia literaria.]
sociología de la sociología para convertirla en una sociolo Pero esto no es todo. Se trata de entender una prácti
gía mejor. ca muy compleja (problemas, fórmulas, instrumentos, et
No les oculto que estoy un poco asustado por haberme cétera) que sólo puede ser realmente dominada al cabo de
metido en el análisis sociológico de la ciencia, objeto espe un largo aprendizaje. Sé muy bien que determinados «et
cialmente difícil por más de un motivo. En primer lugar, nólogos del laboratorio)) pueden convertir la desventaja en
la sociología de la ciencia es un terreno que ha conocido privilegio, así como la carencia en realización, y reconver
un extraordinario desarrollo, por lo menos cuamitativo, en tir en <<reto)) la situación de extranjería en que viven dán
el transcurso de los últimos años. De ahí una primera difi dose aires de etnógrafos. Dicho esto, no es cierro que la
cultad, documental, bien expresada por un especialista: ciencia de la ciencia sea necesariamente mejor cuando es
<�unque la ciencia social de la ciencia siga siendo un ám practicada por científicos «retirados))' por así decirlo, por
bito relativamente restringido, no puedo pretender abarcar científicos que han abandonado la ciencia para dedicarse a
la totalidad de su bibliografía. Al igual que en otros cam la ciencia de la ciencia, los cuales pueden tener cuentas
pos, la producción escrita es tal, que resulta imposible leer que ajustar con la ciencia que los ha excluido o no los ha
una parte sustancial. Por fortuna, existen suficientes simili valorado como creían merecer: si gozan de la competencia
tudes (duplication), por lo menos a un nivel programático, específica, no tienen necesariamente la disposición que
para que un lector sea capaz de asegurarse una apreh_ensión exigiría la realización científica de dicha competencia. En
suficiente de la bibliografía y de sus divisiones sin tener realidad, la solución del problema (¿cómo reunir la com
que leerla por entero)) (Lynch, 1993: 83). La dificultad es petencia técnica, científica, muy avanzada, del investi
aún mayor para quien no esté total y exclusivamente dedi gador de élite que carece de tiempo para analizarse, y la
cado a la sociología de la ciencia. [Paréntesis: una de las gran· competencia analítica, también muy avanzada, asociada a
des opciones estratégicas en materia de inversión científico, o, mós las disposiciones necesarias para ponerla al servicio de un
exactamente, de emplazamiento de los recursos temporales, finitos, análisis sociológico de la práctica científica?) no puede en
de que dispone codo investigador, es la de lo intensivo o de lo ex contrarse, de no producirse un milagro, en y por un solo
tensivo, aunque sea posible, tal como creo, emprender investigacio hombre, y reside, sin duda, en la construcción de colecti
nes a un tiempo extensivas e intensivos, gracias, especialmente, a la vos científicos, lo que supondría que se dieran las condi
intensificación del rendimiento productivo que proporciono el recur ciones para que los investigadores y los analistas tuvieran
so o modelos como el de campo, que permite realizar adquisiciones interés en trabajar conjuntamente y en tomarse el tiempo
generales en coda uno de los estudios concretos, descubrir sus ca para hacerlo: nos hallamos, como se ve, en el terreno de la
racterísticos específicos y escapar al efecto de gueto a que se expo- utopía, porque, como ocurre tantas veces en las Ciencias
18 19
sociales, los obstáculos para el progreso de la ciencia son, de admisión en un universo científico). Me gustaría, me
fundamentalmente, sociales. diante esa historia, facilitarles la aprehensión del espacio
Otro obstáculo es el hecho de que, al igual que los epis de las posiciones y de las tomas de posición en cuyo inte
temólogos (aunque en menor grado), los analistas más suti rior se sitúa mi propia toma de posición (y darles de ese
les dependen de los documentos (trabajan con los archivos, modo un sustituto aproximado del sentido de los proble
los textos) y los discursos que los científicos desarrollan en mas propios del investigador comprometido en el juego
la práctica científica, y esos científicos dependen a su vez, para que, de la relación que se establece entre las diferen
en gran parte, de la filosofía de la ciencia de su tiempo o de tes tomas de posición -doctrinas, sistemas, escuelas o mo
una época anterior (ya que al estar, como cualquier agente vimientos, métodos, etcétera- inscritas en el campo, surja
activo, parcialmente desposeídos del control de su práctica, la problemática como espacio de las posibilidades y princi
pueden reproducir, sin saberlo, los discursos epistemológi pio de las opciones estratégicas y de las inversiones cientí
cos o filosóficos, a veces inadecuados o superados, de los ficas). Me parece que el espacio de la sociología de la cien
que deben pertrecharse para comunicar su experiencia y cia está actualmente suficientemente bien señalizado por
acreditar de ese modo su autoridad). las tres posiciones que voy a examinar.
Finalmente, la última, y no la menor, de las dificulta Al evocar una historia semejante podemos tomar el
des es que la ciencia y, sobre todo, l a legitimidad de la partido de acentuar las diferencias y los conflictos (la lógi
ciencia y el uso legítimo de ésta son, en cada momento, ca de las instituciones académicas contribuye a la perpe
objetivos por los que se lucha en el mundo social y en el tuación de las falsas alternativas) o, por el contrario, de
propio seno del mundo de la ciencia. Se deduce de ahí privilegiar los puntos comunes, de integrar en una inten
que eso que llamamos epistemología está constantemente ción práctica de acumulación. [Lo reflexividad llevo o tomar
amenazado de no ser más que una forma de discurso justi uno posición integradora que consiste en poner especialmente en·
ficativo de la ciencia o de una posición en el campo cientí tre paréntesis aquello que las teorías confrontadas pueden deber o
fico, o, incluso, una variante falsamente neutralizada del lo búsqueda ficticia de lo diferencia: lo mejor que se puede sacar
discurso dominante de la ciencia sobre sí misma. de uno historia de los conflictos -que es preciso tener en cuento- tal
vez seo uno visión que desvanece gran parte de ellos, o lo manera
Pero tengo que explicitar por qué comenzaré la socio de filósofos que, como Wittgenstein, han dedicado bueno porte de
logía de la sociología de la ciencia que quiero esbozar me su vida a destruir aquellos falsos problemas que, no obstante su fol·
diante una historia social de la sociología de la ciencia, y sedad, están socialmente constituidos como auténticos, en especial,
cómo concibo dicha historia. Recordar esa historia signitl por la tradición filosófica, lo cual los hace muy difíciles de rebatir.
ca para mí una manera de ofrecer una idea del estado de Y ello pese o saber, en tanto que sociólogo, que no basto con mos
las cuestiones que se plantean a propósito de la ciencia en trar o incluso con demostrar que un problema es un falso problema
el universo de la investigación sobre la ciencia (el dominio poro acabar con él.] Así pues, asumiré el riesgo de ofrecer de
de esa problemática es lo que conHere el auténtico derecho las diferentes teorías en liza una visión que no será, cierta-
20 21
mente, muy ((académica)), es decir, conforme a los cánones se proclaman filósofos, y el público buscado sigue siendo,
de una descripción escolar y, por voluntad de adecuarme visiblemente, el de los filósofos); se reacrualizan viejos pro
al «principio de caridad)) o, mejor dicho, de generosidad, blemas filosóficos, como el del idealismo y del realismo
aunque también de privilegiar, para cada una de ellas, lo (uno de los grandes debates en torno a David Bloor y Barry
que se me antoja <ánteresante)) (a partir de mi punto de Barnes consiste en saber si son realistas o idealistas), o el del
vista, o sea, de mi visión personal de la ciencia), insistiré dogmatismo y el escepticismo.
en las contribuciones teóricas o empíricas que ha aportado Otra característica de este campo es que en él se ma
--con la segunda intención, evidentemente, de integrarlas nejan y exigen escasos datos empíricos, y éstos quedan re
en mi propia construcción-. Por tanto, de manera muy ducidos las más de las veces a unos textos, repletos casi
consciente, planteo mis diferentes charlas como unas in siempre de interminables discusiones <<teóricas)). Otra ca
terpretaciones libres, o unas reinterpretaciones orientadas racterística de esta región indefinida en la que todos los
que tienen, por lo menos, la virtud de presentar la proble sociólogos son filósofos y todos los filósofos sociólogos, en
mdtica ral como la veo, el espacio de posibilidades respec la que se codean y se confunden los filósofos (franceses)
to al cual voy a determinarme. que se ocupan de las ciencias sociales y los adeptos inde
terminados de las nuevas ciencias, cultural studies o mino
.. El campo de las disciplinas y de los agentes que toman rity studies, que buscan y rebuscan en la filosofía (francesa}
la ciencia como objeto, filosofía de las ciencias, epistemolo y las ciencias sociales, es también un debilísimo grado de
gía, historia de las ciencias, sociología de las ciencias, cam exigencia en materia de rigor de los argumentos utilizados
po con fronteras mal definidas, está recorrido por unas (pienso en las polémicas en torno a Bloor tal como las
controversias y unos conflictos que, cosa rara, ilustran de describe Gingras, 2000, y, en especial, en el recurso harto
manera ejemplar los mejores análisis de las controversias sistemático a unas desleales estrategias de <<desinforma
propuestas por los sociólogos de la ciencia (lo que atestigua ción)) o de difamación -como el hecho de acusar de mar
la escasa reflexividad de ese universo, del que cabría esperar xismo, arma fatal, pero claramente política, a alguien que,
que utilizara sus adquisiciones para controlarse). Sin duda, como Barnes, se proclama seguidor de Durkheim y de
porque se supone que trata problemas finales y se sitúa en el Mauss, o tantos otros-, así como el hecho de cambiar de
campo de lo meta, de lo reflexivo, o sea, en la culminación posición según el contexto, el interlocutor o la situación).
o en el fundamento, y eso provoca que esté dominado por En los últimos años el subcampo de la nueva sociología
la filosofía, de la que extrae o imita las ambiciones de gran de la ciencia (el universo acotado por el libro de Pickering
deza (a través, especialmente, de la retórica del discurso Science as Practice and Culture, 1992) está constituido por
grandilocuente); los sociólogos y, en menor grado, los his una serie de rupturas ostentosas. Es frecuente la práctica de
toriadores comprometidos con ese campo siguen refirién la crítica de la «vieja)) sociología de la ciencia. Así, por citar
dose a la filosofía (David Bloor milita en las filas de Witt un ejemplo, Michael Lynch (1993) titula uno de sus capí
genstein, aunque cita en segundo lugar a Durkheim, otros rulos <<The Demise of the "Old" Sociology of Knowledge)).
22 23
[Convendría reflexionar acerca de una cierta utilización de lo oposi la elaboración de la ciencia y la vida del laboratorio, todos
ción viejo/nuevo que es, sin dudo, uno de los obstáculos paro el pro aquellos que tenían un capital vinculado a la antigua ma
greso de la ciencia, en especial la ciencia social: lo sociología se re nera de hacer la ciencia viven una bancarrota simbólica y
siente considerablemente del hecho de que la búsqueda de la su trabajo es remitido a un pasado superado y arcaico.
diferenciación a cualquier precio, que domina en muchas zonas del Se entiende que no sea fácil establecer una historia de
campo literario, estimula a forzar de manera artificial las diferencias la sociología de la ciencia, no sólo por el volumen de la
e impide o retrasa la acumulación inicial en un paradigma común producción escrita, sino también porque se trata de un
-siempre se porte de cero- y la institución de modelos sólidos y esta campo en el que la historia de la disciplina es el objetivo de
bles. Lo vemos, sobre todo, en la utilización que se hace del concepto polémicas enfrentadas (además de otras cosas). Cada uno
kuhniana de paradigma: cualquier sociólogo puede considerarse de sus protagonistas desarrolla una visión de dicha historia
portador de un «nuevo paradigma», de una última «nueva» teoría del adecuada a los intereses vinculados a la posición que ocupa
mundo social.] Alejado de las restantes especialidades por una en ella, ya que los diferentes relatos históricos están orien
serie de rupturas que tienden a encerrarlo en sus propios de tados en función de la posición de su autor y no pueden
bates, desgarrado por innumerables conflicros, controver aspirar, por tanto, a la condición de verdad indiscutible.
sias y rivalidades, este subcampo está dominado por la lógi Vemos, de pasada, un efecto de la reflexividad: lo que aca
ca del adelantamiento-superación en un afán de superación bo de decir pone en guardia a mis oyentes contra lo que
en pos de la profundidad (<<las cuestiones más profundas, voy a decir y me pone en guardia, a mí, que lo digo, contra
más fundamentales, quedan sin responder>>, según Wool el peligro de privilegiar una orientación o contra la renta
gar, 1988a). Woolgar, retlexivista relativista, evoca incansa ción misma de sentirme objetivo bajo el pretexto, por
blemente el <<Problema)) insuperable, que ni la reflexividad ejemplo, de que critico de igual manera a todo el mundo.
permite dominar (Pickering, 1992: 307-308). La historia que pienso contar aquí no está inspirada
Pero ¿es legítimo hablar de campo a propósito de ese por la preocupación de favorecer al que la cuenta intro
universo? Es cierto que un determinado número de cosas duciendo progresivamente la solución final, capaz de acu
que he descrito pueden ser entendidas como unos efectos mular de manera meramente aditiva las experiencias (si
de campo. Por ejemplo, el hecho de que la irrupción de la guiendo esa especie de hegelianismo espontáneo que se
nueva sociología de la ciencia haya tenido el efecto, como practica en gran medida en la lógica de los cursos...). Tien
se percibe en cualquier campo, de modificar las reglas de de solamente a catalogar las experiencias, tanto respecto a
la distribución de los beneficios en el conjunto del univer los problemas como a las soluciones, que habrá que inte
so: cuando resulta que lo auténticamente importante e in grar. Para cada uno de los "momentos>> de la sociología de
teresante no es estudiar a los científicos (las relaciones es la ciencia que distingo, y que en parte se superponen, in
tadísticas entre las características de los científicos y el tentaré establecer, por una parte, el <<estilo cognitivm• de la
éxito concedido a sus producciones), tal como hacen los corriente considerada y, por otra, la relación que mantiene
seguidores de Merton, sino la ciencia o, más exactamente, con las condiciones históricas, con el aire del tiempo.
24 25
l. UNA VISION ENSIMISMADA mentar brevemente un artículo típico de la producción
mertoniana, artículo espléndido, y siempre válido, que hay
La nadición estrucrural-funcionalista de la sociología que integrar en el capital de experiencias de la subdiscipli
de la ciencia es importante en sí misma por sus aportaciones na (Cole y Cole, 1 967). Ya en el título («Scientific Output
al conocimiento del campo científico, pero también porque and Recognition: A Study in the Operation of the Reward
en relación con ella se ha Construido la «nueva sociología del System in ScienceJJ), la palabra recognition, concepto mer
conocimientmJ, socialmente dominante en la actualidad. toniano, es una declaración expresa de la pertenencia a una
Aunque hace muchas concesiones a la visión oficial de la escuela; en la primera nota los autores agradecen a Menon
ciencia, esa sociología rompe, pese a todo, con la visión ofi la revisión de su trabajo, que ha sido financiado por una
cial de los epistemólogos estadounidenses: permanece aten institución controlada por Merton. Una serie de signos so
ta al aspecto contingente de la práctica científica (que los ciales que permiten ver que nos encontramos ante una es
propios científicos pueden expresar en determinadas condi cuela unida por un estilo cognitivo socialmente instituido,
ciones). Los discípulos de Merton proponen una descrip vinculado a una instimción. El problema planteado es un
ción coherente de la ciencia que se caracteriza, en su opi problema canónico que se inscribe en una tradición: la pri
nión, por el universalismo, el comunismo o lo comunitario mera nma recuerda los estudios sobre los factores sociales
(los derechos de propiedad están limitados en ella por la es del éxito científico. Después de establecer la existencia de
timación o el prestigio vinculados al hecho de dar el nombre una correlación entre la cantidad de publicaciones y los ín
a algunos fenómenos, algunas teorías, algunas pruebas, al dices de reconocimiento, los autores se preguntan si la me
gunas unidades de medida: principio de Heisenberg, teore jor medida de la excelencia científica es la cantidad o la ca
ma de Godel, voltio, curie, roentgen, síndrome de Tourette, lidad de las producciones. Así pues, estudian la relación
etcétera), el desinterés, el escepticismo organizado. [Esto des entre los outputs cuantitativos y cualitativos de ciento vein
cripción es parecido o lo descripción weberiona del tipo ideal de la te físicos (comentando en detalle todos los momentos del
burocracia: universalismo, competencia especializada, impersonoli· procedimiento metodológico, muestras, etcétera): existe
dad y propiedad colectivo de lo función, institucionalización de nor· una correlación, pero algunos físicos publican muchos ar
mas meritocróticas para regular lo competición (Merton, 1957}.] tículos de escasa importancia (significance) y otro un pe
Inseparable de una teoría general (a diferencia de la queño número de artículos muy importantes. El artículo
nueva sociología de la ciencia), la sociología de la ciencia enumera las <e formas de reconocimiento» (forms ofrecogni
mertoniana sustituye la sociología del conocimiento a la tion): <e recompensas honoríficas y participación en socieda
manera de Mannheim por una sociología de los investiga des honoríficas)) (honorific awards and memberships in ho
dores y de las instituciones científicas concebida según una norific societies), condecoraciones, premios Nobel, etcétera;
perspectiva estructural-funcionalista que también se aplica posiciones ••en departamentos de primera fila)) (at top ran
a otros ámbitos del mundo social. Para dar una idea más ked departments); citas en cuanto indicadores de la utiliza
concreta del ((estilo,) de esa investigación, me gustaría co- ción de la investigación por los demás y de «la atención
26 27
que la investigación recibe de la comunidad)) (se acepta la vés de unos mecanismos sin sujeto orientados hacia unos
ciencia tal como se presenta). Se verifican estadísticamente fines favorables a los sujetos o, por lo menos, a los mejores
sus intercorrelaciones (observando de pasada que los pre de ellos. ((Resulta que el sistema de recompensas en física
mios Nobel son muy citados). actúa de manera que da preferentemente los tres tipos de
Esta investigación acoge los índices de reconocimien reconocimiento a la investigación importante» (Merton,
to, así como la cita, en su valor facial, y todo se desarrolla 1973: 387). Si los grandes productores publican las inves
como si las investigaciones estadísticas tendieran a com tigaciones más importantes, es porque el «sistema de re
probar que la distribución de los rewards estuviera perfec compensa actúa de manera estimulante para que los inves
tamente justificada. Esta visión típicamente estrucrural tigadores creadores sean productivos y para que los
funcionalista está inscrita en el concepto de «reward .rys investigadores menos creadores se encaminen hacia otras
tem» tal como lo define Metton: «La institución científi vías)) (Merton, 1973: 388). El reward system orienta a los
ca se ha dotado de un sistema de recompensas concebido a más productivos hacia los caminos más productivos, y la
fin de dar reconocimiento y estima a aquellos investigado sabiduría del sistema, que recompensa a los que merecen
res que mejor han desempeñado sus papeles, aquellos que serlo, remite a los demás a un montón anodino como las
han realizado unas contribuciones auténticamente origina carreras administrativas. [Efecto secundario sobre cuyas conse
les al acervo común de conocimientoS>> (Merton, 1957). El cuencias tendríamos que preguntarnos, especialmente en materia
mundo científico propone un sistema de recompensas que de productividad científico y de equidad en la evaluación, y verifi
cumple unas funciones y unas funciones útiles, por no de car si son realmente «funcionales» y paro quién .. Convendría inte
cir necesarias (Merton hablará de ((reforzamiento mediante resarse, por ejemplo, en las consecuencias de la concesión de posi
recompensas precoces» de los científicos que se hagan me ciones de autoridad, tanto en la dirección de los taboratorios como
recedores de ello), para el funcionamiento del conjunto. en la administración científico, a unos investigadores de segunda
[Descubrimos de pasada que, contrariamente a lo que pretenden al fila que, desprovistos de la visión científica y de las disposiciones
gunos críticos -ya insistiré sobre ello-, el hecho de sustituir recogni «carismáticas» necesarias para movilizar los energías, contribuyen
tion por capital simbólico no es un mero cambio de léxico más o me a menudo a reforzar las fuerzas de inercia del mundo científico.]
nos gratuito o inspirado por una mera búsqueda de originalidad, Cuanto más reconocidos son los investigadores (primero
sino que sugiere una visión diferente del mundo científico: el estruc por el sistema escolar, y después por el mundo científico),
tural-funcionalismo concibe el mundo científico como una «comuni más productivos son y siguen siéndolo. Las personas más
dad» que se ha dotado (has developped) de instituciones justas y le consagradas son las que comenzaron su carrera siéndolo,
gítimas de regulación y en la que no existen luchas; o, por lo menos, es decir, los <<early starters» que, debido a su consagración
no existen luchas respecto a los objetivos de los luchas.] universitaria, tienen un principio de carrera rápido -mar
El estructural-funcionalismo revela de esa manera su cado, por ejemplo, por el nombramiento como profesor
verdad de finalismo de los colectivos: la (<comunidad cien auxiliar en un departamento prestigioso (y los late bloo
tífica)> es uno de esos colectivos que realizan sus fines a tra- mers son escasos). [Podemos ver ahí la aplicación de una ley ge-
28 29
nerol del funcionamiento de los campos científicos. Los sistemas de de diferente manera los textos, y en porte, también, porque me he
selección (al igual que los escuelas de élite) favorecen las grandes enterado, respecto o los condiciones en que habían sido produci
carreros científicas, y lo hacen de dos maneras: por un lodo, al de dos, de algunos cosos que desconocía en lo época. Por ejemplo, el
signar a los que sobresalen como sobresalientes, para los demás texto titulado «The Normativa Structure of Science», convertido en
así como paro ellos mismos, y convocándolos de ese modo a so el capítulo 1 3 de Sociology of Science, fue publicado por vez pri
bresalir mediante acciones sobresalientes especialmente ante los mera en 1942 en uno efímera revista fundado y dirigido por Geor
ojos de los que los han hecho sobresalir (es lo preocupación por no ges Gurvitch, refugiado entonces en los Estados Unidos: el tono in
defraudar los expectativos, de estar o lo altura: Noblesse obliga); genuamente idealista de ese texto, que exalta la democracia, la
por otro, confiriéndoles uno competencia especial.] ciencia, etcétera, se entiende mejor en aquel contexto como uno
Muy objetivista, muy realista (no discute que el mun manero de contraponer el ideal científico a la barbarie. Por otro
do social existe, que la ciencia existe, etcétera), muy clásica parte, creo que me equivoqué al poner en el mismo saco que Par
{utiliza los instrumentos más clásicos del método científi sons y Lazarsfeld a un Merton que había reintroducido a Durkheim,
co), esta aproximación no hace la menor referencia a la que elaboraba la historia de la ciencia y que rechazaba el empiris
manera como se regulan los conflictos científicos. Acepta, mo sin conceptos y el teoricismo sin datos, aunque su esfuerzo por
en la práctica, la definición dominante, logicista, de la escapar a la alternativa desembocara más en un sincretismo que en
ciencia, a la que pretende adecuarse (aunque maltrate un una auténtica superación.
poco ese paradigma). Dicho eso, tiene el mérito de poner Una observación de pasada: cuando uno es joven -y eso es so
en evidencia unas cuantas cosas que no pueden ser descu ciología de la ciencia elemental- tiene, siempre que las restantes co
biertas al nivel del laboratorio. Esta sociología de la cien sas no cambien, cloro está, un capital menor, al igual que una me
cia, elemento capital de todo un dispositivo que aspire a nor competencia, y se siente propenso, casi por definición, o
constituir la ciencia social en profesión, está animada por enfrentarse a los más veteranos, y a dirigir, por consiguiente, una
una intención de aurojusrificación (seif-vindícatíon) de la mirado crítico o sus trabajos. Pero esta crítica puede ser, en parle,
sociología sobre la base del consenso cognitivo {verificado, un efecto de la ignorancia. En el caso de Merton, yo no sólo desco
empíricamente, además, por los trabajos de sociología de nocía el contexto, tal como acabo de recordarlo, de sus primeros es
la ciencia de la propia escuela). Pienso especialmente en el critos, sino también lo trayectoria de la que había salido: aquel a
artículo de Cole y Zuckerman ((The Emergence of a quien yo había visto, en un congreso internacional del que era el
Scienrific Specialiry: rhe Self Exemplifying Case of the So rey, como un wasp elegante y refinado, era, en realidad, como des
ciology ofScience)) (1975). pués supe, un emigrado reciente de origen judío que, tanto en sus
[Con el tiempo me he dado cuenta de que había sido bastante modales como en su indumentaria, cargaba las tintas poro mostrar
injusto respecto a Merton en mis primeros escritos de sociología de uno elegancia british (al contrario que Homans, producto puro de
lo ciencia; sin dudo, por el efecto de lo posición que yo ocupaba Nueva Inglaterra, que se me había antojado, en una ceno en Har
entonces, lo del neófito en un campo internacional dominado por vard, como desprovisto de cualquier morca aristocrática, efecto, sin
Merton y el estructurol-funcionalismo: en parle, porque he releído dudo, de la ignorancia del extranjero que no sobe reconocer en un
30 31
cierto desenwelto descuido el signo de la «auténtica distinción»); y el control y lo evaluación de la ciencia con unos fines de policy-ma
esa disposición a la hipercorrección, muy común en las personas de king (la tentación cienciométrica peso sobre toda lo historio de la
primera generación en vías de integración y que aspiran ardiente sociología de la ciencia, en cuanto ciencia de la culminación, ca
mente al reconocimiento, estaba también, sin duda, en el principio paz de conceder los diplomas y los títulos en ciencia, y las más ra
de su práctica científica y de su exaltoción de la profesión, de la so dicalmente modernistas, y nihilistas, de los nuevos sociólogos de la
ciología que pretendía acreditar como profesión �ientífico. ciencia no escapan a ella). La cienciometría se baso en análisis
Creo que ahí aparece todo el interés de la sociología de la so cuantitativos que sólo toman en consideración los productos; en
ciología: las disposiciones que Merton aportaba o su práctica cientí suma, en compilaciones de indicadores científicos, como los citos.
fico influían tonto en sus opiniones como en sus manías, de los cuales Realistas, los bibliómetras consideran que el mundo puede ser con
habría podido protegerle uno auténtica sociología reflexiva; y descu trastado, numerado y medido por unos «observadores objetivos»
brirlo es conquistar unos principios ético-epistemológicos para sacar (Horgens, 1978: 121-139). Ofrecen a los administradores científi
partido, de manera selectiva, de sus contribuciones y, más amplio cos los medios aparentemente racionales de gobernar tanto lo cien
mente, paro someter o un tratamiento crítico, tanto epistemológico cia como los científicos y de ofrecer unos justificaciones de aire
como sociológico, o los autores y o los obras del pasado y su propia científico o las decisiones burocráticos. Convendría examinar de
relación con los autores y las obras del presente y del pasado.] manera especial los /ímifes de un método que se basa en unos crite
En una forma optimista de juicio reflexivo, el análisis rios estrictamente cuantitativos y que desconoce los modalidades y
científico de la ciencia a la manera de Merton justifica la las muy diversos funciones de la referencia (puede llegar incluso a
ciencia al justificar las desigualdades científicas y al mos hacer caso omiso de lo diferencia entre las citas positivas y los ne
trar científicamente que la distribución de los premios y gativas). Esto no impide que, pese a los utilizaciones dudosos (y, a
de las recompensas es adecuada a la justicia científica, ya veces, deplorables) de la bibliometría, tales métodos puedan servir
que el mundo científico proporciona las recompensas paro construir unos indicador�s útiles en el plano sociológico, como
científicas a los méritos científicos de los sabios. También yo he hecho en Horno Academicus ( 1984: 261 J para conseguir un
para asegurar la respetabilidad de la sociología Merton in índice de capital simbólico.]
tenta convertirla en una auténtica «profesión» científica, si
guiendo el modelo de la burocracia, y dotar al falso para
digma estructural-funcionalista que él, conjuntamente con 2. LA CIENCIA NORMAL Y LAS REVOLUCIONES
Parsons y Lazarsfeld, contribuye a construir, de esa especie CIENTÍFICAS
32 33
que está marcado por una serie de rupturas y por la alter es impensable; al ser a un mismo tiempo una adquisición
nancia de períodos de «ciencia normal)) y de «revoluciones)) (received achiroement) y un punto de partida, representa
(Kuhn, 1972). Con ello introdujo en la tradición anglosa una guía para la acción futura, un programa de investiga
jona una filosofía discontinuista de la evolución científica ciones a emprender, más que un sistema de reglas y nor
que rompía con la filosofía positivista que consideraba el mas. A partir de ahí el grupo científico está tan distanciado
progreso de la ciencia como un movimiento de acumula del mundo exterior que es posible analizar muchos proble
ción continuo. Ha elaborado, además, la idea de «comuni mas científicos sin tomar en consideración las sociedades
dad científica)) al explicar que los científicos forman una en las que trabajan los científicos. [De hecho, Kuhn introduce la
comunidad cerrada cuya investigación se refiere a un abani idea, aunque sin elaborarla como tal, de la autonomía del universo
co muy definido de problemas y que utilizan unos métodos científico. llego así a afirmar que ese universo escapo pura y simple
adaptados a dicha tarea: las acciones de los científicos en las mente o lo necesidad social, y, por lo tanto, a lo ciencia social. No
ciencias avanzadas están determinadas por un «paradigma)), ve que, en realidad (es lo que permite entender lo noción de campo},
o «matriz disciplinaria)), es decir, un estado de la realización una de las propiedades paradójicas de los campos muy autónomos,
científica que es aceptado por una fracción importante de como la ciencia o la poesía, es que tienden a tener como único víncu
científicos y que tiende a imponerse a todos los demás. lo con el mundo social los condiciones sociales que aseguran su au
La definición de los problemas y la metodología de tonomía respecto o ese mundo, es decir, los condiciones muy privile
investigación utilizada proceden de una tradición profe giados de que hay que disponer para producir o apreciar uno
sional de teorias, de métodos y de competencias que sólo matemática o una poesía muy avanzado, o, más exactamente, las
pueden adquirirse al cabo de una formación prolongada. condiciones históricas que han tenido que confluir para que aparez
Las reglas del método científico tal como son explicitadas ca uno condición social tal que permito que los personas que gozan
por los lógicos no corresponden a la realidad de las prácti de ella puedan hacer cosas semejantes.}
cas. Al igual que en otras profesiones, los científicos dan Como ya he dicho, el mérito de Kuhn es haber susci
por supuesto que las teorías y los métodos existentes son tado la atención sobre las rupturas y las revoluciones. Pero,
válidos y los utilizan para sus necesidades. No trabajan en como se limita a describir el mundo científico en una pers
el descubrimiento de nuevas teorías, sino en la solución de pectiva casi durkheimiana, una comunidad dominada por
unos problemas concretos, considerados como enigmas una norma central, no me parece que proponga un mode
(puzzles}: por ejemplo, medir una constante, analizar o lo coherente para explicar el cambio. Aunque una lectura
sintetizar una composición, o explicar el funcionamiento especialmente generosa pueda construir un mod� lo seme
de un organismo viviente. Para ello utilizan como para jante y descubrir el motor del cambio en el conflicto entre
digma las tradiciones existentes en su ámbito. la ortodoxia y la herejía, los defensores del paradigma y los
El paradigma es el equivalente de un lenguaje o de una innovadores, estos últimos pueden verse reforzados, en los
cultura: determina las cuestiones que pueden ser planteadas períodos de crisis, por el hecho de que entonces caen las
y las que quedan excluidas, lo que se puede pensar y lo que barreras entre la ciencia y las grandes corrientes intelectua-
34 35
les en el seno de la sociedad. Soy consciente de haber atri nados por reglas preestablecidas, si quiere ser un innovador
buido a Kuhn, a través de esa reinterpretación, la pane eficaz que descubra nuevas reglas y nuevas piezas con las
esencial de mi representación de la lógica del campo y de que poder seguir jugando» (Kuhn, 1977: 320). «Si bien el
su dinámica. Pero puede que también sea una buena ma cuestionamiento de las opiniones fundamentales de los in
nera de hacer ver la diferencia entre las dos visiones y la vestigadores sólo se produce en la ciencia extraordinaria, es
aportación específica de la noción de campo. la ciencia normal, sin embargo, la que revela tanto el objeto
Dicho eso, si nos referimos estrictamente a los textos a experimentar como la manera de hacerlo)) (Kuhn, 1977:
de Kuhn, descubriremos una representación claramente 364). Equivale a decir que un (aménrico) revolucionario en
ínternalista del cambio. Cada uno de los paradigmas alcan materia científica es alguien que tiene un gran dominio de
za un punto de agotamiento intelectual; la matriz discipli la tradición (y no alguien que hace tabla rasa del pasado o
naria ha producido todas las posibilidades que era capaz de que, más simplemente, lo ignora).
engendrar (es un rema que también aparecía, respecto a la Así pues, las actividades de resolución de enigmas
literatura, en los formalistas rusos), a la manera de una («puzzle-solving») de la <tciencia normal» se apoyan en el
esencia hegeliana que se realiza, de acuerdo con su propia paradigma comúnmente aceptado que define entre otras
lógica, sin intervención externa. Eso no impide que persis cosas, de manera relativamente indiscutida, lo que puede
tan algunos enigmas y que no encuentren solución. servir como una solución .correcta o incorrecta. En las si
Pero quiero detenerme un momento en un análisis de tuaciones revolucionarias, por el contrario, el marco de
Kuhn que me parece muy interesante -sin duda, una vez fondo, el único capaz de definir la «correccióm, está tam
más, porque lo reinterpreto en función de mi propio mode bién en cuestión. (Es exactamente el problema que planteó
lo-, el de «tensión esencial)), a partir del drulo que dio a una Manet al operar una revolución tan radical que ponía en
recopilación de artículos (Kuhn, 1977). Lo que crea la ten cuestión los propios principios a través de los cuales podía
sión esencial de la ciencia no es que exista una tensión entre valorarse.) En tal caso nos enfrentamos a la elección entre
la revolución y la tradición, entre los conservadores y los re dos paradigmas concurrentes y desaparecen los criterios
volucionarios, sino que la revolución implique a la tradi trascendentes de racionalidad (no hay conciliación ni com
ción, que las revoluciones arraiguen en el paradigma: ((Las promiso: es el tema, que ha provocado muchas discusio
transformaciones revolucionarias de una tradición científi nes, de la inconmensurabilidad de los paradigmas). Y la
ca son relativamente escasas, y su condición necesaria son emergencia de un nuevo consenso sólo puede explicarse,
largos períodos de invescigación convergente [ . . . ]. Sólo las en opinión de Kuhn, mediante factores no racionales. Pero
investigaciones firmemente arraigadas en la tradición cien de la paradoja de la «tensión esencial)) cabe concluir, rein
tífica contemporánea tienen alguna posibilidad de romper terpretando muy libremente a Kuhn, que el revolucionario
esa tradición y de dar nacimiento a otra nueva» (Kuhn, es alguien que posee necesariamente un capital (esto se
1977: 307). «El científico productivo tiene que ser un tradi desprende de la existencia de un derecho de admisión en el
cionalista, amante de entregarse a complejos juegos gober- campo), es decir, un gran dominio de los recursos colecri-
36 37
vos acumulados, y que, a partir de ahí, conserva necesaria luciones))- que al hecho de que ha caído en una coyuntura
mente lo que supera. en la que una población cultivada, los estudiantes, ha po
Así pues, todo ocurre como si Kuhn, llevando hasta el dido apropiársela y transformarla en mensaje revoluciona
límite el cuestionamiento de los esrándares universales de rio específico contra la autoridad académica. El movimien
racionalidad, ya prefigurados en la tradición filosófica que to del 68 desarrolló en el terreno privilegiadísimo de la
había evolucionado de un universalismo «trascendental)) universidad una contestación capaz de cuestionar los prin
de tipo kantiano hacia una noción de la racionalidad ya re cipios más profundos y más profundamente indiscutidos
lativizada -por ejemplo, como mostraré a continuación, sobre los que reposaba aquélla, comenzando por la autori
por Carnap (1950)-, recuperara, con la noción de paradig dad de la ciencia. Urilizó armas científicas o epistemológi
ma, la tradición kantiana del apriorismo, pero tomada en cas contra el orden universitario que debía una parte de su
un sentido relativizado, o, más exactamente, sociologizada, autoridad simbólica al hecho de que era una episteme insti
como en el caso de Durkheim. tuida, que se basaba, en última instancia, en la epistemo
Gracias a que lo que ha aparecido como el rema cen logía. En el orden académico, esa revolución fallida ha
establishment y la
tral de la obra, a saber, la tensión entre el quebrantado cosas esenciales, y, muy especialmente, las es
subversión, era afín al mood «revolucionario)) de la época, tructuras cognitivas de los dominadores del orden acadé
Kuhn, que no tenia nada de revolucionario, fue adoptado mico y científico. Uno de los blancos de la contestación
como un profeta, un poco a su pesar, por los estudiantes fue la ortodoxia de las ciencias sociales y el esfuerzo de la
de Columbia e integrado en el movimiento de la «contra criada capitalina, Parsons, Merton, Lazarsfeld (de la que
cultura)) que rechazaba la «racionalidad científica•• y rei jamás se han recuperado), por apropiarse el monopolio de
vindicaba la imaginación frente a la razón. Por el mismo la visión legítima de la ciencia social (con la sociología de
motivo, Feyerabend era el ídolo de los estudiantes radica la ciencia como falso cierre y coronación reflexiva).
les de la Universidad Autónoma de Berlín (Toulmin, 1979: Pero la principal fuerza de resistencia al paradigma es
155-1 56, 1 59). La invocación de esas referencias teóricas tadounidense aparecerá en Europa, con la escuela de
se entiende si vemos que el movimiento estudiantil lleva la Ed.imburgo, David Bloor y Barry Barnes, y el grupo de
contestación política al propio terreno de la vida científi Bath, Harry Collins, en el campo anglófono, y, en Francia,
ca, y ello dentro de una tradición universitaria en la que el mi artículo de 1975 sobre el campo científico (1975a).
corte entre la scholarship y el committment está especial
mente señalado: se trata de liberar el pensamiento y la ac
ción del control de la razón y de las convenciones, en todo 3. EL PROGRAMA LLAMADO FUERTE
el mundo social, sin excluir la ciencia.
En suma, este pensamiento científico ha debido me David Bloor (1983) se apoya en Wittgenstein para
nos su fuerza social al contenido propio de su mensaje fundar una teoría de la ciencia según la cual la racionalidad,
-exceptuando tal vez el título: «La esrructura de las revo- la objetividad y la verdad son unas normas socioculturales
38 39
locales, unas convenciones adoptadas e impuestas por unos principio de simetría. Finalmente, el principio de reflexivi
grupos concretos: recupera los conceptos wittgensteinianos dad no desempeña, en realidad, ningún papel en los estu
de «language game» y iform oflife», que desempeñan un pa dios de casos, y sólo ha sido tomado realmente en serio por
pel central en las Investigaciones filosóficas, y los interpreta Woolgar y Ashmore, que, en consecuencia, se han visto
como si se refirieran a unas actividades sociolingüísticas obligados a estudiar en mayor medida la sociología de las
asociadas a unos grupos socioculturales concretos cuyas ciencias y sus prácticas de escritura que las mismas cien
prácticas estuvieran reguladas por unas formas convencio cias.)) Me apropiaré por completo de esta exposición y de
nalmente adoptadas por los grupos implicados. Las normas los comentarios que contiene, limitándome a añadir que,
científicas tienen los mismos límites que los grupos en cuyo en mi opinión, es imposible hablar de reflexividad a propó
interior han sido aceptadas. Copiaré de Yves Gingras sito de los análisis de la sociología de las ciencias (de los de
(2000) una presentación sintética de los cuatro principios más) que se parecen más a la polémica que a la {(polémica
del «programa fuerte)): {(David Bloor en su libro Knowledge de la razón científica» en la medida en que, como sugiere
and Sociallmagery, aparecido en 1976 y reeditado en 1991, Bachelard, esta polémica está orientada en primer lugar
enuncia cuatro grandes principios metodológicos que tie contra el propio investigador.
nen que ser seguidos para construir una teoría sociológica Barry Barnes (1974), que explicita el modelo teórico
convincente del conocimiento científico: 1) causalidad: la subyacente en el análisis de Kuhn, omite, al igual que éste,
explicación propuesta tiene que ser causal; 2) imparciali el planteamiento de la cuestión de la autonomía de la cien
dad: el sociólogo tiene que ser imparcial respecto a la "ver cia, aunque se refiere primordialmente_ (por no decir de
dad" o la "falsedad" de los enunciados debatidos por los au manera exclusiva) a los factores internos en su investiga
tores; 3) simetría: este principio estipula que deben ser ción de las causas sociales de las creencias-preferencias de
utilizados "los mismos tipos de causas" para explicar tanto los científicos. Los intereses sociales suscitan unas tácticas
las creencias consideradas "verdaderas" por los autores de persuasión, unas estrategias oportunistas y unos disposi
como aquellas que consideran "falsas"; y, finalmente, 4) la tivos culruralmente transmitidos que influyen en el conte
reflexividad exige que la sociología de la ciencia esté a su vez nido y el desarrollo del conocimiento científico. Lejos de
sometida, en principio, al tratamiento que aplica a las res estar determinadas de manera inequívoca por la {(naturale
tantes ciencias. En el curso de los numerosos estudios de za de las cosas)) o por {(puras posibilidades lógicas)>, como
casos basados en esos principios, la causalidad ha sido inter pretendía Mannheim, las acciones de los científicos, al
pretada de manera bastante amplia para incluir la idea de igual que la emergencia y la cristalización de paradigmas
comprensión (evitando de ese modo la antigua dicotomía científicos, están influidas por factores sociales inrrateóri
"explicación contra comprensión"). Mientras que el princi cos y extrateóricos. Barnes y Bloor (1 982) se apoyan en la
pio de imparcialidad es obvio en el plano metodológico y subdeterminación de la teoría por los hechos (las teorías jamás
no ha planteado realmente ningún debate, los filósofos han están completamente determinadas por los hechos que in
debatido mucho acerca del sentido preciso y la validez del vocan, y siempre hay más de una teoría que puede ampa-
40 41
rarse en unos mismos hechos); insisten también en el he forme escrito. En efecto, las transcripciones científicas tien
cho (que es una banalidad para la tradición epistemológica den a respetar las normas ideales del protocolo científico
continental) de que la observación está orientada por la más que a narrar las cosas tal como se han desarrollado. Los
teoría. Las controversias (que pueden existir, una vez. más, científicos pueden conseguir en más de una ocasión unos
gracias a la subdeterminación) muestran que el consenso es «buenos» resultados sin ser capaces de decir cómo los han
fundamentalmente frágil, que muchas controversias termi conseguido. Cuando otros científicos no consiguen (<repli
nan sin haber sido zanjadas por los hechos y que los cam car» una experiencia, los primeros pueden argumentar que
pos científicos estables suponen siempre la existencia de sus procedimientos no han sido observados correctamente.
cierto número de descontentos que atribuyen el consenso En realidad, la aceptación o el rechazo de un experimento
al mero conformismo social. depende tanto del crédito concedido a la competencia del
Collins y la escuela de Bath no ponen tanto el acento experimentador como de la fuerza y la significación de las
en la relación entre los intereses y las preferencias como en pruebas experimentales. Para alcanzar la convicción no
el proceso de interacción entre los científicos en y a través pesa tanto la fuerza intrínseca de la idea verdadera como la
de los cuales se forman las creencias o, más exactamente, en fuerza social del verificador. Esto quiere decir que el hecho
las controversias científicas y en los métodos no racionales científico es obra de quien lo produce y lo propone, pero
que se utilizan para dirimidas. Por ejemplo, Harry Collins también de quien lo recibe (una nueva analogía con el cam
y Trevor Pinch muestran, respecto a una controversia entre po artístico).
científicos del establishment y parapsicólogos, que unos y En suma, al igual que Bloor y Barnes, también insis
otros utilizan procedimientos tan extraños como deshones ten en el hecho de que los daros experimentales no bastan
tos: todo se desarrolla como si los científicos hubieran ins por sí solos para determinar en qué medida una experien
taurado unas fronteras arbitrarias para impedir la entrada a cia vale para acreditar o invalidar una teoría, y que son las
unas maneras de pensar y de actuar diferentes de las suyas. negociaciones en el seno de un núcleo central (core set) de
Critican el papel de la <<replication» (o unas experiencias investigadores interesados lo que determina si una contro
cruCiales) en la ciencia experimental. Cuando los científi versia está zanjada. Tales negociaciones dependen en bue
cos intentan reproducir las experiencias de otros científicos, na medida de juicios sobre las cuestiones de honestidad
modifican a menudo las condiciones originales de la expe personal, de competencia técnica, de pertenencia institu
rimentación, equipo y procedimientos, para seguir sus pro cional, de estilo de presentación y de nacionalidad. O sea,
pios programas, una «replication>' perfecta que supone, en el «falsificacionismo» popperiano ofrece una imagen idea
realidad, unos agentes intercambiables (convendría anali lizada de las soluciones aportadas por el core set de sabios a
zar desde esta perspectiva la confrontación entre Pasteur y lo largo de sus disputas.
Koch). Por otra parte, si no se tiene una grandisima fami Collins tiene el mérito inmenso de recordar que el he
liaridad con el problema en cuestión, es muy difícil repro cho es una construcción colectiva, y que es en la interacción
ducir los procedimientos experimentales a partir de un in- entre el que produce el hecho y aquel que lo recibe, y que
42 43
intenta 11replicarlo» para negarlo o confirmarlo, donde se no sólo son fabricados técnicamente en los laboratorios,
construye el hecho verificado y certificado, así como de sino que también son construidos de manera inseparable
mostrar que procesos análogos a los que descubrí en el te mente simbólica y política mediante unas técnicas literarias
rreno del arte se observan también en el mundo científico. de persuasión determinadas que pueden encontrarse en los
Pero su trabajo adolece de unas limitaciones que proceden artículos científicos, mediante unas estratagemas políticas
del hecho de que permanece encerrado en una visión inter con las que los científicos aspiran a establecer unas alianzas
accionista que busca en las interacciones entre los agentes el o a movilizar unos recursos, o mediante las selecciones que
principio de sus acciones e ignora las estructuras (o las rela construyen los hechos científicos desde dentro.)) Entre los
ciones objetivas) y las disposiciones (casi siempre conecta 1<pioneros)) de los estudios de laboratorio, me gustaría re
das con la posición ocupada en tales estructuras) que consti cordar los trabajos de Mirko D. Grmek (1 973) y Frederic
tuyen el auténtico principio de las acciones y, entre otras L. Homes (1974}, que se han apoyado en los apuntes de
cosas, de las propias interacciones (que pueden ser la media laboratorio de Claude Bernard para analizar diferentes as
ción entre las estructuras y las acciones). Encerrado en los pectos de la obra de este sabio. Allí vemos que los mejores
límites del laboratorio, no se interroga en absoluto acerca de científicos descartan los resultados desfavorables como abe
las condiciones estructurales de la producción de la creencia, rraciones que hacen desaparecer de los informes oficiales y
por ejemplo, de hasta qué punto influye en ella lo que se transforman a veces experiencias equívocas en resultados
podría llamar el «capital laboratorio», puesto en evidencia decisivos o modifican el orden en el que las experiencias
por los mertonianos que han mostrado, como ya hemos vis han sido realizadas, etcétera, y que todos se doblegan a las
to, que si un descubrimiento determinado se realiza en un estrategias retóricas comunes que se imponen en el paso de
laboratorio conocido de una universidad prestigiosa tiene los apuntes privados de laboratorio a las publicatíons.
mayores posibilidades de ser aceptado que si se consigue en Conviene citar aquí a Medawar, que resume muy
otro menos considerado. bien las distorsiones que se cometen al apoyarse única
mente en los informes publicados: uLos resultados parecen
más decisivos, y más honestos; los aspectos más creativos
4. UN SECRETO A VOCES BIEN GUARDADO de la investigación desaparecen, y da la impresión de que
la imaginación, la pasión y el arte no han desempeñado
Los estudios de laboratorio tienen una importancia ningún papel y que la innovación no procede de la activi
manifiesta en la medida en que han roto con la visión un dad apasiona!, de unas manos y de unas mentes profunda
tanto lejana y global de la ciencia para aproximarse estre mente implicadas, sino de la sumisión pasiva a los precep
chamente a los lugares de producción. Así pues, represen tos estériles del supuesto "método científico". Este efecto
tan una aportación incontestable que me gustaría recordar de empobrecimiento conduce a ratificar una visión empi
gracias a las manifestaciones de uno de los miembros de di rista o inductivista, a la vez anticuada e ingenua, de la
cha corriente, Karin Knorr-Cetina: <1Los objetos científicos práctica de la investigación» (Medawar, 1964).
44 45
Karin Knorr-Cetina, a partir de un trabajo sobre un la ciónn (intuitive fielfor research), que es inevitable, dado el
boratorio en el que estudia minuciosamente los estados su carácter práctico de las operaciones consideradas (Gilbert y
cesivos de un draft que culmina en su publicación después Mulkay, 1984: 53). Esas operaciones no pueden ser escritas
de dieciséis versiones sucesivas, analiza con detalle las trans y, realmente, sólo es posible llegar a entenderlas gracias a
formaciones de la retórica del texto, el trabajo de desperso un estrecho contacto personal. Los autores hablan de «prac
nalización realizado por los autores, etcétera. (Sólo podemos tica/ skills», de mañas y habilidades tradicionales, de recetas
lamentar que, en lugar de entregarse a largas discusiones (los investigadores utilizan a menudo la comparación con la
reórico-filos6ficas con Habermas, Luhman, etcétera, no se le cocina). La investigación es una práctica consuetudinaria
ocurra transmitir las informaciones propiamente sociológi cuyo aprendizaje se realiza por medio del ejemplo. Se esta
cas sobre los autores y sobre su laboratorio, que permitirían blece una comunicación entre personas que comparten el
relacionar las estrategias retóricas utilizadas con la posición mismo backgroundde problemas y de presupuestos (assump
del laboratorio en el campo científico y con las disposicio tions) técnicos. Es curioso que, como observan los autores,
nes de los agentes implicados en la producción y la circula los científicos recuperen el lenguaje del (<repertorio contin
ción de los drajis.) gente)) cuando hablan de lo que hacen los demás o para ex
Pero es en G. Nigel Gilbert y Michael Mulkay (1984) plicar su lectura del protocolo oficial de sus colegas (del
donde he encontrado la exposición más exacta y más com tipo: «es un conversador empedernido)),.,).
pleta de las características de dicha tradición. Muestran que En suma, los científicos utilizan dos registros lingüísti
los discursos de los científicos varían según el contexto, y cos: en el «repertorio empírico)) escriben de una manera
diferencian dos ((repertoriosn (me parece que sería mejor de convencionalmente impersonal; al reducir al mínimo las re
cir dos retóricas). El «repertorio empíricon es característico ferencias a la intervención humana, construyen unos textos
de los textos formales de investigación experimental que es en los cuales el mundo físico parece actuar y hablar, literal
tán escritos de acuerdo con la representación empírica de la mente, por sí mismo. Cuando el autor está autorizado a
acción científica: el estilo tiene que ser impersonal, y hay aparecer en el texto, es presentado bien como obligado
que minimizar la referencia a los actores sociales y a sus a emprender las experiencias o a alcanzar las conclusiones
creencias de manera que ofrezca todas las apariencias de la teóricas por las exigencias inequívocas de los fenómenos na
objetividad; las referencias a la dependencia de las observa turales que estudia, bien como rígidamente obligado por las
ciones respecto a la especulación teórica desaparecen; todo reglas del procedimiento experimental. En unas situaciones
contribuye a subrayar la distancia del científico respecto a menos formales, dicho repertorio es completado y, a veces,
su modelo; la descripción en la sección metodológica está contradicho por otro repertorio que pone el acento en el pa
expresada mediante fórmulas generales. El otro repertorio, pel desempeñado por las contingencias personales en la ac
el «contingente)) (contingent repertoire), coexiste con el prime ción y la creencia. El informe asimétrico que presenta la creen
ro: cuando hablan informalmente, los científicos insisten cia correcta como si surgiera de manera indiscutible de la
en la dependencia de un «Sentido intuitivo de la investiga- prueba experimental, y la creencia incorrecta como el efecto
46 47
de factores personales, sociales y, generalmente, no científi Según el modelo de las listas de «debe decirse/no debe
cos, reaparece en los estudios sobre la ciencia (que casi siem decirse)> de los manuales de idiomas, los autores establecen
pre se apoyan en los informes formales). un cuadro comparativo que confronta dos versiones de la
En realidad, lo que la sociología descubre es conocido acción: la producida para la presentación formal y la des
y pertenece incluso al orden del «common knowledge», cripción informal de lo que ha sucedido realmente. A un
como dicen los economistas. El discurso privado sobre el lado «lo que escribió» (what he wrote); al otro, «lo que pen
lado privado de la investigación parece que ni pintado saba, (what he meant) (Gilben y Mulkay, 1984: 176):
para devolver la modestia al sociólogo tentado de creer
que descubre ((los intríngulis» de la ciencia y debe, en l. Sabemos desde hace tiempo.. 11 No me he tomado la
.
cualquier caso, ser tratado con gran reflexión y delicadeza. molestia de buscar la referencia.
Sería preciso desplegar los tesoros de una fenomenología 2. Aunque todavla no sea posible ofrecer unas respuestas
refinada para analizar estos fenómenos de doble concien definitivas a esas preguntas. . . 11 El experimento no ha
cia que asocian y combinan, como todas las formas de funcionado, pero he pensado que, por lo menos, po
mala fe (en el sentido sartriano) o de se!f-deception, saber y dría aprovecharlo para una publicación.
rechazo de saber, saber y rechaw de saber que se sabe, sa 3. Han sido elegidas tres de las muestras para un estudio
ber y rechazo de que otros digan lo que se sabe o, peor detallado. . . 11 Los resultados de las otras carecían de
aún, de que lo sepan. (Convendría decir otro tanto de las todo sentido y han sido ignorados.
«estrategias» de carrera y, por ejemplo, de las elecciones de 4. Dañado accidentalmente durante el montaje . 11 Se
. .
una profunda complicidad con un grupo de científicos. 7. Se cree generalmente que. . 11 También lo pieman
.
Pero me gustaría tratar con más detalle el último ca otros tíos.
pítulo, titulado: }oking Apart. Los autores observan que
cuando entran en un laboratorio descubren, a menudo pe Este divertido cuadro permite descubrir la hipocresía
gados en la pared, textos extravagantes, como un Dictio de la literatura formal. Pero la doble verdad de la expe
nary of useful research phrases que circulan de laboratorio riencia que los agentes pueden tener de su propia práctica
en laboratorio y recuerdan los discursos irónicos y paródi tiene algo de universal. Conocemos la verdad de lo que se
cos a propósito del discurso científico que producen los hace (por ejemplo, el carácter más o menos arbitrario o,
propios científicos: Post-prandial Proceedings ofthe Caven en cualquier caso, contingente de las razones o de las cau
dish Physical Society, ]ournal of]ocular Physics, ]ournal of sas que determinan una decisión judicial), pero para estar
lrreproducible Results, Revue ofUnclear Physics. en regla con la idea oficial de lo que se hace, o con la idea
48 49
obvia y evidente, es preciso que esa decisión parezca que boratorio es un lugar en el que se realizan unas acciones
ha sido motivada por unas razones, unas razones lo más con la preocupación de «hacer funcionar las cosas» («La
elevadas (y jurídicas) posible. El discurso formal es hipó expresión coloquial "making things work "sugiere una con
crita, pero la tentación del «radicalismo chic» lleva a olvi tingencia de los resultados a propósito de la producción:
dar que las dos verdades coexisten, con mayor o menor "hacer funcionar" provoca una selección de esos "efectos"
dificultad, en los propios agentes (es una verdad que me que pueden ser referidos a un conjunto de contingencias
costó mucho trabajo aprender y que aprendí, paradójica racionales al ignorar los intentos que contradicen los efec
mente, gracias a los cabileños, tal vez porque es más fácil tos»), no se puede aceptar la idea que expresa en la frase
descubrir la hipocresía colectiva de los extraños que la que acabo de citar, en la que prescinde de la afirmación,
propia). Entre las fuerzas que apoyan las reglas sociales fi que ocupa el centro de mi primer artículo, del carácter in
gura el imperativo de regularización, visible en el hecho separablemente científico y social de las estrategias de los
de «estar en regla'' que conduce a presentar como realiza investigadores e introduce furtivamente la afirmación de
das de acuerdo con las reglas prácticas que pueden trans una construcción simbólica y política sustentada en unas
gredir por completo dichas reglas, porque lo esencial es «técnicas de persuasión» y unas «estratagemas» encaminadas
salvar las reglas (y por ese motivo el grupo aprueba y res hacia la formación de alianzas. Las «estrategias'' a un tiem
peta esa hipocresía colectiva). Se trata, en efecto, de salvar po científicas y sociales dd habitus científico están pensa
los intereses concretos del científico concreto que ha roto das y tratadas como estratagemas conscientes, por no decir
su pipeta; pero también, y al mismo tiempo, de salvar la cinicas, orientadas hacia la gloria del investigador.
creencia colectiva en la ciencia que hace que, aunque Pero tengo que referirme ahora, para terminar, a una
todo el mundo sepa que las cosas no han ocurrido de la rama de la sociofilosofía de la ciencia que se ha desarrolla
manera que se dice que han ocurrido, finge ignorarlo. Lo do sobre todo en Francia, pero que ha conocido cierto
que plantea el problema, muy general, de la función o del éxito en los campus de las universidades anglosajonas:
efecto de la sociología que, en muchos casos, hace públi quiero hablar de los trabajos de Latour y Woolgar y, en
cas unas cosas «denegadas'' que los grupos conocen y «no especial, de Laboratory Lift, que ofrece una imagen am
qUieren conocer». pliada de todos los vicios de la nueva sociología de la cien
Sentiría, pues, la tentación de ratificar la verificación cia (Latour y Woolgar, 1979). Esa corriente está fortísi
que se me antoja, en lo esencial, muy poco discutible de mamente marcada por las condiciones históricas, de
Gilbert y Mulkay, o de Peter Medawar, si no estuviera manera que temo encontrarme con muchas dificultades
asociada, con gran frecuencia, a una filosofía de la acción para distinguir, como he hecho en las corrientes anterio
(y a una visión cínica de la práctica) que encontrará su res, el momento del análisis de los temas considerados y el
culminación en la mayoría de los trabajos dedicados a la momento del análisis de las condiciones sociales de su
1wida de laboratorio». Así, por ejemplo, si bien es induda producción. [Por ejemplo, en un «resumen• que se presento
blemente cierto que, tal como afirma Karin Knorr, el la- como favorable ol libro de latour y Woolgar Laboratory Ufe, se lee:
50 51
«El laboratorio manipula unas inscripciones (en referencia a Derri ción de ese efecto (pienso en la utilización que, en los años
da), unos enunciados (en referencia o Foucoult); unas construccio 1 970, se hizo de las tesis de Illitch sobre la abolición de la
nes que crean las realidades que evocan . Tales construcciones se escuela para combacir la descripción del efecto reproductor
imponen mediante la negociación de los pequeños grupos de inves. de la escuela); pero puede conducir a posiciones insosteni
tigodores implicados. Lo verificación (assay) es autoverificación; bles e indefendibles, por ser, simplemente, absurdas. De
crea su propia verdad; es autoverificante porque no hoy nada para ahí una estrategia típica, la que consiste en exponer una
verificarla. Laborofory Life describe el proceso de verificación como posición muy radical (del tipo: el hecho científico es una
un proceso de negociación.») construcción o -cambio furtivo de sentido- una fabrica
Se da por sentado que los productos de la ciencia son ción, y, por tanto, un artefacto, una ficción) para después,
el resultado de un proceso de fabricación y que el labora ante la crítica, batirse en retirada replegándose tras una se
torio, un universo anificial, aislado del mundo de mil ma rie de banalidades, es decir, tras la cara más vulgar de no
neras, físicamente, socialmente, así como por el capital de ciones anfibológicas como construcción, etcétera.
instrumentos que en él se manipulan, es el lugar de la Pero para producir este efecto de ((desrealizaciónn no
construcción, por no decir de la «Creación)), de los fenó se contenta con hacer hincapié en el contraste entre el ca
menos gracias a los cuales elaboramos y ponemos a prueba rácter improvisado de las prácticas reales en el laboratorio
unas teorías que no existirían sin el equipo instrumental y el razonamiento experimental tal como es racionalmente
del laboratorio. ((La realidad anificial que los participantes reconstruido en los textbooks y en los informes de investi
describen como una entidad objetiva, de hecho, ha sido gación. Latour y Woolgar ponen en evidencia el importan
construida.>> tísimo papel que, en el trabajo de fobricación de los hechos
A panir de esta verificación, que, para un lector asiduo como ficción, corresponde a los textos. Argumentan que los
de Bachelard, no tiene nada de sorprendente, podemos, investigadores que examinaron durante su etnografía del
jugando con las palabras o haciéndolas jugar a ellas, pasar a Instituto Salk no tenían como objeto las cosas en sí mis
unas proposiciones de aire radical (adecuadas para ocasio mas, sino unas (únscripciones literariasn producidas por
nar grandes consecuencias, sobre todo en los campus de la unos técnicos que trabajan con unos instrumentos de gra
otra orilla del Atlántico dominados por la visión logicista bación: (<Entre los científicos y el caos sólo existe un muro
positivista). Al decir que los hechos son anificiales en el de archivos, de etiquetas, de libros de protocolos, de figu
sentido de fabricados, Latour y Woolgar dan a entender ras y de papeles.)) «Pese al hecho de que los investigadores
que son ficticios, y no objetivos o auténticos. El éxito de creían que las inscripciones podían ser representaciones o
sus afirmaciones proviene del «efecto de radicalidad)), indicadores de cierra entidad dotada de una existencia in
como dice Yves Gingras (2000), que nace de un cambio dependiente "en el exterior", creemos haber demostrado
funivo de sentido sugerido y estimulado por una hábil uti que tales entidades están constituidas únicamente gracias a
lización de conceptos anfibológicos. La estrategia de paso la utilización de esas inscripciones.)) En suma, la creencia
al limite es uno de los recursos privilegiados de la investiga- ingenuamente realista de los investigadores en una realidad
52 53
exterior al laboratorio es una pura ilusión de la que sólo niendo al mal tiempo buena cara, describen lo que les pa
puede liberarlos una sociología realista. rece inteligible en el laboratorio: los indicios, los textos, las
Así que el producto final ha sido elaborado y hecho conversaciones y los rituales, así como el extraño material
circular, las etapas intermedias que lo han hecho posible, (uno de los grandes momentos de ese trabajo es la «inge
y, en especial, la amplia red de negociaciones y de maqui nua>> descripción de un sencillo instrumento, una pipe
naciones que han existido al principio de la aceptación de ta... ; Woolgar, 1988b: 85). De ese modo pueden tratar la
un hecho, son olvidadas, gracias, especialmente, a que el ciencia natural como una actividad literaria y recurrir,
investigador borra tras de si las huellas de su trabajo. para describir e interpretar esta circulación de los produc
Como los hechos científicos son construidos, comunica tos científicos, a un modelo semiológico (el de A. J. Grei
dos y evaluados en forma de proposiciones escritas, la par mas). No atribuyen la condición privilegiada que se con
te esencial del trabajo científico es una actividad literaria e cede a las ciencias naturales a la validez especial de sus
interpretativa: ((Un hecho no es más que una proposición descubrimientos, sino al costoso equipo y a las estrategias
(statement) sin modalidad -M- y sin huella de autor>>; el institucionales que transforman los elementos naturales en
trabajo de circulación conducirá a borrar las modalidades, textos prácticamente invulnerables al ser el autor, la teoría,
es decir, los indicadores de referencia temporal o local la naturaleza y el público otros tantos efectos del texto.
(por ejemplo: ((estos datos pueden indicar que. . . », ucreo La visión semiológica dA mundo que los lleva a enfati
que esta experiencia muestra que. . .»); en suma, todas las zar las huellas y los signos los conduce también a esa for
expresiones referenciales. El investigador tiene que recons ma paradigmática del sesgo escolástico llamada textismo,
truir el proceso de consagración-universalización mediante que constituye la realidad social como texto (a la manera
el cual el hecho acaba poco a poco por ser reconocido de los etnólogos, como Marcus, (1986), o incluso Geertz,
como tal, las publicaciones, las redes de citas, las discusio o de los historiadores, con el linguistic turn, que, por la
nes entre laboratorios rivales y las negociaciones entre los misma época, comenzaron a decir que todo es texto). Asi
miembros de un grupo de investigación (o sea, por ejem pues, la ciencia sólo sería un discurso o una ficción entre
plo, las condiciones sociales en las que la terapia de sus tantas otras, capaz, sin embargo, de ejercer un «efecto de
titución hormonal se ha desembarazado de todas las ca verdad» producido, como todos los demás efectos litera
lificaciones conflictivas); tiene que describir '(<cómo una rios, a partir de características textuales como los tiempos
opinión ha sido transformada en un hecho y, con ello, li verbales, la estructura de los enunciados, las modalidades,
berada de las condiciones de su producción>> (que, a partir etcétera (la ausencia de cualquier intento de prosopografía
de ese momento, son olvidadas tanto por el productor condena a buscar el poder de los textos en los propios tex
como por los receptores). tos). El universo de la ciencia es un mundo que consigue
Latour y Woolgar pretenden situarse en el punto de imponer universalmente la creencia en sus ficciones.
vista de un observador que ve lo que ocurre en el laborato La opción semiológica se aprecia con la máxima clari
rio sin compartir las creencias de los investigadores. Po- dad en The Pasteurization ofFrance (Latour, 1988), donde
54 55
Latour trata a Pasteur como un significante textual inserto minadas a conseguir la maximización del beneficio). Al no
en una historia que teje una red heterogénea de institucio buscar el principio de las acciones allí donde realmente re
nes y de entidades, la vida cotidiana en la granja, las prác side, es decir, en las posiciones y en las disposiciones, La
ticas sexuales y la higiene personal, la arquitectura y el ré tour sólo puede encontrarlo en unas estrategias conscien
gimen terapéutico de la clínica, las condiciones sanitarias tes (por no decir cínicas) de influencia y de poder (y de
de la ciudad y las entidades microscópicas descubiertas en ese modo retrocede de un finalismo de los colectivos, a la
el laboratorio, en suma, todo un mundo de representacio manera de Merron, a un finalismo de los agentes indivi
nes que Pasteur construye y mediante el cual se constituye duales). Y la ciencia de la ciencia se ve reducida a la des
como el sabio eminente. [Me gustaría, en cierto modo a contra cripción de las alianzas y de las luchas por el (<crédito»
rio sensu, mencionar aquí un trabajo que, apoyándose en uno lec simbólico.
tura minuciosa de buena parte de los claboratory notebooks» de Después de verse acusado por los defensores del «pro
Posfeur, ofrece una visión realista y bien informada, aunque sin un grama fuerte» de cultivar la desinformación y de utilizar
despliegue ostentoso de efectos teóricos gratuitos, de lo obra y tom· unas estrategias científicas desleales, Latour, que, en todo
bién del emito» (capítulo 1 O) posteuriano: G. l. Geison, The Private el resto de su obra, aparece como un constructivista radi
Science of Louis Pasteur ( 1 995).} cal, se ha convertido recientemente en defensor del realis
Lo semiológico se combina con una visión ingenua mo invocando el papel social que atribuye a los obJetos y,
mente maquiavélica de las estrategias de los científicos: las en especial, a los objetos manufacturados, en el análisis
acciones simbólicas que éstos realizan para hacer recono del mundo científico. Propone, ni más ni menos, la recu
cer sus «ficciones» son, al mismo tiempo, estrategias de in sación de la distinción entre los agentes (o las fuerzas) hu
fluencia y de poder mediante las cuales promueven su manos y los agentes no humanos. Pero el ejemplo más
propia grandeza. Asi pues, se trata de entender cómo un asombroso es el del mecanismo de portero automático,
hombre llamado Pasteur ha construido unas alianzas y he que Latour, en un artículo titulado «Where are rhe mis
cho proselitismo para imponer un programa de investiga sing Masses?» (1993), invoca con la intención de encontrar
ción. Con toda la ambigüedad resultante del hecho de tra en las cosas las coerciones que faltan (las «masas ausen
tar a unas entidades semiológicas como descriptores tes)), referencia científica chic) en el análisis corriente del
sociohistóricos, Latour trata a Pasteur como una especie orden político y social. Aunque se trate de objetos mecá
de entidad semiológica que actúa históricamente, y que nicos, las puertas y los objetos técnicos actúan como coer
actúa como actúa cualquier capitalista (podríamos leer, ciones constantes sobre nuestro comportamiento, y los
dentro de esta perspectiva, la entrevista titulada «Le der efectos de la intervención de tales «agentes» son indiscer
nier des capitalistes sauvages» (Latour, 1983) en la que La nibles de los que ejerce un control moral o normativo:
tour se esfuerza en mostrar que el científico consciente de una puerta nos permite pasar sólo por un determinado
sus intereses simbólicos sería la forma más perfecta del lugar de la pared y a una determinada velocidad; un poli
empresario capitalista cuyas acciones van totalmente enea- cía de cartón regula el tráfico de la misma manera que un
56 57
policía real; el ordenador de mi despacho me obliga a es la manera como delegamos el poder en los objetos técni
cribir unas instrucciones dirigidas a él en una forma sin cos... (Sé que hay en la sala jóvenes que hacen el curso de
táctica determinada. Las <<missing masses» (análogas a las ingreso en la Escuela Normal Superior, justo al iado: he
que explican la velocidad de expansión del universo, ni aquí una historia que, por una vez, podrá entrar directa
más ni menos ... ) residen en los objetos técnicos que nos mente en sus <<disertaciones» y causar cierto efecto; será
rodean. Nosotros delegamos en ellos poder y capacidad como si volvieran al curso de ingreso en el instituto...)
de actuar. Para entender esos objetos técnicos y su poder, Habría podido, para mostrar que lo que podría parecer
¿es preciso abordar la ciencia técnica de su funcionamien un mero juego literario es, en realidad, la expresión de
to? (Resulta, sin duda, más fácil en el caso de una puerta una auténtica opción «metodológica» de «Escuela)), recor
o de una pipeta que en el de un ciclotrón...) Si no lo es, dar también a Michel Callan (1986), que, en su estudio
¿qué método hay que utilizar para descubrir el hecho de sobre las vieiras sitúa en el mismo plano a los pescadores,
la «delegaciónn y lo que se delega en esos famosos «agen las vieiras, las golondrinas y el viento, en tanto que ele
tes»? Basta con recurrir al método, muy utilizado por los mentos de un «sistema de agentesn. Pero no llegaré a ese
economistas, de las «hipótesis contrafactuales» y, si se tra extremo.
ta de entender el poder de las puertas, imaginar qué ocu [No puedo dejar de experimentar al llegar aquí cierto sensa
rrida si no estuvieran ahí. Es como una contabilidad de ción de malestar ante lo que acabo· de hacer: por un lodo, no que
doble columna: a un lado, lo que habria que hacer si no rría conceder o eso obro lo importancia que ello mismo se otorgo y
existiera la puerta; al otro, el ligero esfuerzo de tirar o em arriesgarme de ese modo a contribuir, a mi pesar, a su valoriza
pujar que permite realizar las mismas tareas. Así -pues, se ción llevando el análisis crítico más allá de lo que ese tipo de texto
transforma un gran esfuerzo en otro más pequeño y la merece, pero creo, sin embargo, que es bueno que existan perso
operación descubierta por este análisis es lo que Latour nas que, como Jacques Bouveresse ( 1 999) ha hecho o propósito de
propone llamar desplazamiento o traslado o delegación: Debroy, o Gingros ( 1 995) o propósito del propio Lotour, acepten
«hemos delegado a los goznes el trabajo de reversibilidad malgastar tiempo y energías paro desembarazar a la ciencia de los
que resuelve el dilema del agujero en la pared». Y para efectos funestos de lo hybris filosófica; pero, por otra parte, recuer
acabar, culmina en una ley general: «cada vez que se quie do un bellísimo artículo de Jane Tompkins ( 1 988), que describe lo
re saber lo que hace un no humano, hay que limitarse a lógica de la «righteous wrafh» -que se podría traducir como lo
imaginar lo que otros humanos u otros no humanos ten «santa ira»-, es decir, el «sentimiento de supremo rectitud» (senti
drian que hacer si ese personaje no estuviera presente)}, La ment of supreme righteousness} del héroe de western que, «injusta
imaginación (científica) al poder. Se ha hecho desaparecer mente maltratado» (unduly victimized} en un principio, puede sentir
la trivial diferencia entre los agentes humanos y los agen se llevado a hacer «contra los "malos" (ogainst fhe villains} lo
tes no humanos (el portero automático sustituye a una mismo que, unos instantes antes, éstos le habían hecho» (fhings
persona y moldea la acción humana al prescribir que tie which a short while ago only fhe villains did): en el mundo acodé
ne que cruzar la puerta) y cabe disertar libremente sobre mico o científico este sentimiento puede llevar o quien se siente in-
58 59
vestido de una misión de justiciero a uno «violencia sin derrama permitido expresarse sin maquillaje y sin freno. Dicho eso, lo sensa
miento de sangre» (bloodless violence) que, aunque permanezco ción de righteouness que podía inspirar mi «santo ira» encuentro
dentro de los límites de la bueno educación académica, se inspiro ante mis ojos su fundamento en el hecho de que esa gente, que re
en un sentimiento absolutamente idéntico al que conducía al héroe choza con frecuencia el nombre y lo calificación de sociólogo sin
del western a tomarse lo justicia por su mano. Y Jane Tompkins ser realmente capaz de someterse a los exigencias del rigor filosófi
subrayo que este furor legítimo puede llevar a sentirse justificado co, puede llegar a tener éxito ante unos cuantos neófitos y retrasar
paro alocar no sólo los defectos o los errores de un texto, sino tam el progreso de lo investigación sembrando a los cuatro vientos unos
bién las características más personales de la persono. Y no oculto falsos problemas que hacen perder mucho tiempo, globalmente,
que también aquí, a través del discurso de importancia (una parte metiendo a unos en callejones sin salida, y a otros, que tendrían
esencial del cual está dedicada a explicar la importancia del dis mejores cosas que hacer, en un trabajo de crítica, a menudo un
curso; remito en este momento al análisis que he realizado de lo re poco desesperado, dado lo poderosos que son los mecanismos so
tórica de Althusser-Balibar, 2001 b), sus fórmulas hechiceras y auto ciales propensos a defender el error. Pienso, sobre todo, en la alo
legitimadoras (se proclama «radical», «contraintuitivo», «nuevo»), doxia, ese error sobre la identidad de las personas y de las ideos
su tono perentorio (hay que ser arrollador), yo apuntaba o los dis que hace estragos muy especialmente entre quienes ocupan esas
posiciones asociados estadísticamente a determinado origen social regiones imprecisos entre la filosofía y las ciencias sociales (así
(es seguro que las predisposiciones o la arrogancia, al b/uff, por no como el periodismo), y que, situados a caballo de la frontera, con
decir a la impostura, a lo búsqueda del efecto de radicalidad, etcé un pie fuera, como Régis Debray, con sus metáforas científicas que
tera, no están equitativamente distribuidos entre los investigadores imitan los signos externos de la cientificidad (el teorema de G6del,
o partir de su origen social y su sexo, o, mejor dicho, o partir de su que ha provocado la «santa ira» de Jacques Bouveresse), su etique
sexo y su origen social). No podía dejar de sugerir que si eso retó to pseudocientífica, «la mediología», o con un pie dentro, como
rica ha llegado o conocer un éxito social desproporcionado respec nuestros sociólogos-filósofos de lo. ciencia, que son especialmente
to a sus méritos, tal vez se debo o que lo sociología de la ciencia hábiles y están especialmente bien situados para inspirar una creen
ocupa una posición muy especial en lo sociología, en uno frontera cia engañosa, alodoxia, jugando con todos los dobles juegos, ga
imprecisa entre la sociología y lo filosofía, de manero que se puede rantes de todos los dobles beneficios que permiten asegurar la com
prescindir de uno auténtica ruptura con lo filosofía y con todos los binación de varios léxicos de autoridad y de importancia, entre
beneficios sociales asociados al hecho de aparecer como filósofo ellos el de la filosofía y el de la ciencia.]
en determinados mercados; ruptura larga y costoso, que supone lo
adquisición, difícil, de instrumentos técnicos y numerosos inversio
nes ingratas en unos actividades consideradas inferiores, por no
decir indignas. Estos disposiciones socialmente constituidas en la
audacia y en la ruptura que, en otros campos científicos más capa
ces de imponer sus controles y sus censuras, habrían tenido que
temperorse y sublimarse, han encontrado ahí un terreno que les ha
60 61
Il. UN MUNDO APARTE
63
microcosmos social situado en un espacio que supone gía concebida como física social. Los agentes, científicos
otros laboratorios constitutivos de una disciplina (a su vez aislados, equipos o laboratorios, crean, mediante sus rela
situada en un espacio, también jerarquizado, de las diver ciones, el mismo espacio que los determina, aunque sólo
sas disciplinas) y que debe una parte importantísima de exista a través de los agentes que están situados en él y
sus propiedades a la posición que ocupa en dicho espacio. que, utilizando el lenguaje de la física, «deforman el espa
Ignorar esta serie de ajustes estructurales, ignorar esta po cio de su vecindad>) confiriéndole una determinada estruc
sición (relacional) y los efectos de posición correlativos, es tura. En la relación entre los diferentes agentes (concebi
exponerse, como en el caso de la monografía de aldea, a dos como <•fuentes de campm¡) se engendran el campo y
buscar en el laboratorio unos principios explicativos que las relaciones de fuerza que lo caracterizan (relación de
están en el exterior, en la estructura del espacio dentro del fuerzas específica, propiamente simbólica, dada la «natura
cual está insertado. Sólo una teoría global del espacio cien leza>) de la fuerza capaz de ejercerse en el campo, el capital
tífico, como espacio estructurado de acuerdo con unas ló científico, especie de capital simbólico que actúa en la co
gicas a un tiempo genéricas y específicas, permite entender municación y a través de ella). Más exactamente, son los
a fondo cada uno de los puntos de ese espacio, laboratorio agentes, es decir, los científicos aislados, los equipos o los
o investigador aislado. laboratorios, definidos por el volumen y la estructura del
La noción de campo señala una primera ruptura con la capital especifico que poseen, quienes determinan la es
visión interaccionista en la medida en que da fe de la exis tructura del campo que los determina, es decir, el estado
tencia de una estructura de relaciones objetivas entre los la de las fuerzas que se ejercen sobre la producción científica,
boratorios y entre los investigadores que dirigen u orientan sobre las prácticas de los científicos. El peso asociado a un
las prácticas; opera una segunda ruptura, en la medida en agente, que soporta el campo al mismo tiempo que contri
que la visión relacional o estructural que introduce se aso buye a estructurarlo, depende de todos los restantes agen
cia a una filosofía disposicionalista de la acción, que rompe tes, de todos los restantes puntos del espacio y de las rela
con el finalismo, correlato de un ingenuo intencionalismo, ciones entre todos los puntos, es decir, de todo el espacio
según el cual los agentes -en este caso concreto los investi (quienes conozcan los principios del análisis de las corres
gadores- serian los calculadores racionales a la búsqueda pondencias múltiples captarán aquí la afinidad entre este
no tanto de la verdad como de los beneficios sociales ga método de análisis matemático y el pensamiento en térmi
rantizados a los que parecen haberla descubierto. nos de campo).
En un artículo ya antiguo (1975a) propuse la idea de La fuerza vinculada a un agente depende de sus dife
que el campo ciendfico, al igual que otros campos, es un rentes bazas, factores diferenciales de éxito que pueden ase
campo de fuerzas dotado de una estructura, así como un gurarle una ventaja en la competición; es decir, más exac
campo de luchas para conservar o transformar ese campo tamente, depende del volumen y de la estructura del
de fuerzas. La primera parte de la definición (campo de capital de diferentes especies que posee. El capital científi
fuerzas) corresponde a un momento fisicista de la sociolo- co es un tipo especial de capital simbólico, capital basado
64 65
en el conocimiento y el reconocimiento. Este poder, que verso concreto tiene una lógica específica, vinculada a sus fines es
funciona como una forma de crédito, supone la confianza pecíficos y a los características específicas de los juegos que en él
o la fe de los que lo soportan porque están dispuestos (por se juegan. La teoría del campo oriento y dirige lo investigación em·
su formación y por el mismo hecho de la pertenencia al pírico. Lo obligo o plantearse la cuestión de saber a qué se juega
campo) a conceder crédito y fe. La estrucmra de la distri en ese campo (y ello, basándose únicamente en lo experiencia y
bución del capital determina la estructura del campo, es exponiéndose, por tanto, los más veces, o caer en una variable po
decir, las relaciones de fuerza entre los agentes científicos: sitiva del círculo hermenéutico), cuáles son los bazas en juego, los
el control de una cantidad (y, por tanto, de una parte) im bienes o las propiedades buscados y distribuidos o redistribuidas, y
portante de capital confiere un poder sobre el campo, y, cómo se distribuyen, cuáles son los instrumentos o las armas de que
por tanto, sobre los agentes menos dotados (relativamente) hay que disponer para tener alguna opción de ganar y cuál es, en
de capital (y sobre el derecho de admisión en el campo), y coda momento del juego, la estructura de la distribución de los
dirige la distribución de las posibilidades de beneficio. bienes, de las ganancias y de los bazas, es decir, del capital espe
La estructura del campo, definida por la distribución cífico (como vemos, la noción de campo es un sistema de cuestio
desigual del capiml, es decir, de las armas o de las bazas es nes que se especifican en cada ocasión).]
pecíficas, pesa, al margen incluso de cualquier interacción Podemos pasar ahora al segundo momento de la defi
directa, intervención o manipulación, sobre el conjunto nición, o sea, al campo ·como campo de luchas, como
de los agentes, y limita más o menos el espacio de las posi campo de acción socialmente construido en el que los
bilidades que se les pueden abrir según estén mejor o peor agentes dotados de recursos diferentes se enfrentan para
colocados en el campo, es decir, en esa distribución. El conservar o transformar las correlaciones de fuerza existen
dominante es el que ocupa en la estructura un determina tes. Los agentes desencadenan unas acciones que depen
do espacio que hace que la estructura actúe en su favor. den, en sus fines, sus medios y su eficacia, de su posición
[Estos principios, muy generales -que valen también para otros en el campo de fuerzas, es decir, de su posición en la es
campos, el de la economía, por ejemplo-, permiten entender los fe tructura de la distribución de capital. Cada acto científico
nómenos de comunicación y de circulación que se desarrollan en el es, al igual que cualquier otra práctica, el producto del en
campo científico y que la interpretación meramente «semiológica» cuentro entre dos historias, una historia incorporada en
no consigue explicar del todo. Una de las virtudes de la noción de forma de disposiciones y una historia objetivada en la pro
campo es ofrecer simultáneamente unos principios de comprensión pia estructura del campo y en los objetos técnicos (los ins
generales de los universos sociales de la formo campo y lo necesi trumentos), los textos, etcétera. La especificidad del cam
dad de plantear unas cuestiones sobre la especificidad que revisten po científico depende, por un lado, del hecho de que la
esos principios generales en cada caso concreto. Las cuestiones cantidad de historia acumulada es, sin duda, especialmen
que voy a plantear y a plantearme respecto al campo científico se te importante, gracias, sobre todo, a la «conservación» de
rán de dos tipos: se tratará de preguntarse si en él aparecen lqs las adquisiciones de una manera especialmente económi
propiedades generales de los campos; y, por otra parte, si ese uní· ca, por ejemplo, con la formación y la formulación, o con
66 67
las infinitas facetas de un tesoro, lentamente acumulado, aspirantes hacen pesar sobre ellos los obliga a una vigilan
de gestos calibrados y de actitudes convertidas en hábitos. cia constante y sólo pueden mantener su posición gracias
Lejos de desplegarse en un universo, por así decirlo, sin a una mnovación permanente.
gravedad ni inercia, donde podrían desarrollarse a placer, Las esuaregias y sus posibilidades de éxito dependen
las estrategias de los investigadores están orientadas por las de la posición ocupada ert la estructura. Y cabe preguntar
presiones y las posibilidades objetivas que se hallan inscri se cómo son posibles auténticas transformaciones del cam
tas en su posición y por la representación (vinculada a su po si sabemos que las fuerzas del campo tienden a reforzar
vez a su posición) que son capaces de formularse de su po las posiciones dominantes; nos limitaremos a sugerir que,
sición y de la de sus competidores, en función de su infor al igual que en el ámbito de la economía, los cambios en
mación y de sus estructuras cognitivas. el interior de un campo muchas veces son determinados
El margen de libertad concedido a las estrategias de por redefiniciones de las fronteras entre los campos, vin
penderá de la estructura del campo, caracterizada, por culadas (como causa o como efecto) a la irrupción de nue
ejemplo, por un grado más o menos elevado de concentra vos ocupames provistos de nuevos recursos. Lo cual expli
ción del capital (que puede oscilar entre el cuasimonopo ca que las fronteras del campo sean casi siempre objetivos
lio -del que el pasado afio analicé un ejemplo a propósito por los que se lucha en el seno del campo. (Daré a conti
de la Academia de Bellas Artes en la época de Manet- y nuación unos ejemplos de «revoluciones)) científicas aso
una distribución prácticamente igualitaria entre todos los ciadas al paso de una disciplina a otra.)
concurrentes); pero se organizará siempre en torno a la No quiero terminar esta rememoración de esquemas
oposición principal entre los dominadores (que los econo teóricos sin decir que también el laboratorio es un campo
mistas llaman a veces first movers, lo que expresa clara (un subcampo) que, si es definido por una posición deter
mente la porción de iniciativa que se les ha dejado) y los minada en la estructura del campo disciplinario tomado
dominados, los challengers. Los primeros son capaces de en su conjunto, dispone de una autonomía relativa respec
imponer, a menudo sin hacer nada para conseguirlo, la re to a las presiones asociadas a dicha posición. En tamo que
presentación de la ciencia más favorable a sus intereses, es espacio de juego específico, contribuye a determinar las
decir, la manera «Conveniente)) y legitima de jugar y las re estrategias de los agentes, es decir, las posibilidades y las
glas del juego (y, por tanto, de la participación en él). Es imposibilidades ofrecidas a sus disposiciones. Las estrate
tán conectados con el estado establecido del campo y son gias de investigación dependen de la posición ocupada en
los defensores titulares de la ''ciencia normal�� del momen el subcampo que constituye el laboratorio, o sea, una vez
to. Poseen unas ventajas decisivas en la competición, entre más, de la posición de cada investigador en la estructura
otras razones porque constituyen un punto de referencia de la distribución del capital en sus dos especies, propia
obligado para sus competidores, que, hagan lo que hagan mente científico y administrativo. Es lo que muestra ad
o quieran lo que quieran, están obligados a situarse en re mirablemente Terry Shinn (1 988) en su análisis de la di
lación a ellos, activa o pasivamente. Las amenazas que los visión del trabajo en un laboratorio de física o lo que deja
68 69
traslucir la descripción que Heilbron y Seidel (1989) ha papista que el Papa, no aportar ninguna teoría de la explo
cen del laboratorio de física de Berkeley, con el enfrenta tación, por ignorancia de la distinción entre scientists capi
miento entre Oppenheimer y Lawrence. talists and scientists workers; convertir al agente en <<un ma
Los estudios de laboratorio han tendido a olvidar el ximizador consciente de beneficios,,, por no saber «que los
efecto de la posición del laboratorio en una estructura; pero resultados no son conscientemente calculados'' (en un tex
existe, además, un efecto de la posición en la estructura del to más antiguo, ella decía exactamente lo contrario e invo
laboratorio del que el libro de Heilbron y Seidel (1989) caba el habitus). Finalmente, ella piensa que sólo hay que
ofrece un ejemplo típico con la historia de un personaje lla ver una mera «sustitución de términos'' en la utilización
mado Jean Thibaud: este joven físico del laboratorio de de capital simbólico en lugar de ((recognition» (Knorr-Ceti
Louis de Broglie inventa el método del ciclotrón, que hace na y Mulkay, 1983). [Esta crítica se inscribe en el marco de una
posible la aceleración de los protones con un pequeño recopilación de textos, producto típico de una operación académi·
aparato, pero carece de los medios suficientes para desarro co-editorial que apunta a dar presencia a un conjunto de autores
llar su proyecto y, sobre todo, «Do tenía a alguien como de idéntica obediencia teórica: estos non books, como dicen con
Lawrence para apoyarle», es decir, la estructura empresarial tanto acierto los estadounidenses, entre los cuales hay que incluir
y el director de empresa que era Lawrence, personaje bidi también los manuales, tienen una función social eminente; canoni
mensional, dotado de una autoridad a la vez científica y ad zan -otro nombre es «morceaux choisis»-, categorizan, diferencian
ministrativa, capaz de crear la fe, la convicción, y de asegu a !os subjetivistas de los objetivistas, a los individualistas de los ha
rar el apoyo social de la fe garantizando, por ejemplo, unos listas, distinciones estructurantes, generadoras de (falsos) proble
puestos de trabajo para los jóvenes investigadores. mas. Convendría analizar el conjunto de los instrumentos de cono
Este breve recordarorio me ha parecido necesario, en cimiento, de concentración y de acumulación del saber que, al ser
tre otros motivos, porque mi artículo ha sido muy copia también unos instrumentos de acumulación y de concentración del
do, de manera manifiesta o disimulada; una de las formas capital académico, orientan el conocimiento en función de conside
más hábiles de ocultar estos «préstamos» consiste en raciones (o de estrategias) de poder académico, de control de la
acompañarlos de una crítica del texto imaginario al que se ciencia, etcétera. los diccionarios, por ejemplo --de sociología, de
puede oponer lo mismo que el texto criticado proponía. etnología, de filosofía, etcétera-, son muchas veces meros abusos
Me limitaré a un único ejemplo, el de Karin Knorr-Ceti de autoridad en la medida en que permiten dictar reglas fingiendo
na, una de las primeras en inspirarse en mi artículo que describir; instrumentos de construcción de la realidad que fingen re
ella citaba, en un principio, de manera muy calurosa, y producir, pueden dar vida a autores o a conceptos inexistentes, et
después de manera cada vez más distante, hasta llegar a la cétera. Olvidamos a menudo que una parte muy importante de las
crítica que voy a analizar, en la que no queda práctica fuentes de los historiadores es el producto de un trabajo semejante
mente nada ni de lo que yo decía ni de lo que ella parecía de construcción.]
haber entendido: reprocha al modelo que propongo ser Me he extendido un poco (demasiado) en este co
«peligrosamente próximo al de la economía clásica'' y, más mentario, bastante caricaturesco, porque de ese modo he
70 71
conseguido desvelar algunas características de la vida de la bién cierta epistemología logicista convierte realmente la
ciencia tal como se vive en unos universos donde se puede práctica científica en una norma de esa práctica desprendi
manifestar un elevadísimo grado de incomprensión de los da ex post de la práctica científica realizada o, en otras pa
trabajos de los competidores sin ser por ello desconsidera labras, se esfuerza por deducir la lógica de la práctica de
do; y también porque ha sido la causa, junto con algunos los productos lógicamente conformes del sentido práctico.
otros textos de la misma familia, y de la misma calaña, de Reintroducir la idea de habitus equivale a poner al
cierto número de lecturas sesgadas de mi trabajo que están principio de las prácticas científicas no una conciencia co
muy extendidas en el mundo de las ciencias de la ciencia. nocedora que actúa de acuerdo con las normas explícitas
de la lógica y del método experimental, sino un «oficio)),
es decir, un sentido práctico de los problemas que se van a
l. EL ((OFICIO>> DEL SABIO tratar, unas maneras adecuadas de tratarlos, etcétera. En
apoyo de lo que acabo de decir, y para tranquilizarles si
�Es posible que el concepto de habitus resulte especial piensan que no hago más que endilgar a la ciencia mi vi
mente útil para entender la lógica de un campo como el sión de la práctica, a la cual la práctica científica podría
científico, en el que la ilusión escoldstica se impone con aporrar una excepción, invocaré la autoridad de un texto
una fuerza especial. De la misma manera que la ilusión de clásico y frecuentemente citado de Michel Polanyi (1951)
lector conducía a captar la obra de arte como opus opera -es un tema abundantemente tratado y habría podido ci
tum, en una «lectura)) que ignoraba el arte (en el sentido tar a otros muchos autores- que recuerda que los criterios
de Durkheim) como ((práctica pura sin teoría>>, también la de evaluación de los trabajos científicos no pueden ser
visión escolástica que parece imponerse muy especialmen completamente explicitados (articulated). Siempre queda
te en la materia científica impide conocer y reconocer la una dimensión implícita y tácita, una sabiduría conven
verdad de la práctica científica como producto de un habi cional que se invierte en la evaluación de los trabajos cien
tus científico, de un sentido práctico (de un tipo muy es tíficos. Este dominio práctico es una especie de «connais
pecial). Si existe un ámbito en el que cabría suponer que seurship>• (un arte de experto) que puede ser comunicado
los agentes actúan de acuerdo con unas intenciones cons mediante el ejemplo, y no a través de unos preceptos
cientes y calculadas, de acuerdo con unos métodos y unos {contra la metodología), y que no es tan diferente del arte
programas conscientemente elaborados, sería el ámbito de descubrir un buen cuadro, o de conocer su época y su
científico. Esta visión escolástica está en el origen de la vi autor, sin ser necesariamente capaz de articular los crite
sión logicista, una de las manifestaciones más conseguidas rios que utiliza. ((La práctica de la ciencia es un arte)) (Po
del «scholastic bias»: exactamente igual como la teoría ico lanyi, 1951). Dicho eso, Polanyi no se opone en absoluto
nológica extraía sus principios de interpretación de la opus a la formulación de reglas de verificación y de refutación,
operatum, de la obra de arte acabada, en lugar de dedicarse de medición o de objetividad y aprueba los esfuerzos para
a la obra en trance de hacerse y al modus operandi, tam- que estos criterios sean lo más explícitos posible. [La referen-
72 73
cia a la práctica está frecuentemente inspirada por una voluntad de realidad, como muestra Pierre Lazlo (2000) al ilustrar per
denigrar la intelectualidad y la razón. Y eso no facilita la recolec fectamente los textos de Polanyi que he citado, el labora
ción de los instrumentos teóricos de que conviene equiparse para torio de química es un lugar de trabajo manual donde se
pensar la práctica. La nueva sociología de la ciencia sucumbe a efectúan ciertas manipulaciones, donde se ponen en prác
menudo ante la tentación de la denigración, y cabría decir que na tica ciertos sistemas de esquemas prácticos que son trans
existen grandes sabios -pensemos en Pasteur- para su sociología .. portables a ciertas situaciones homólogas y que se apren
Si la ciencia social es tan difícil, es porque los errores avanzan, den poco a poco siguiendo los protocolos de laboratorio.
como decía Bachelard, en parejas de posiciones complementarias; Por regla general, la competencia del hombre de laborato
hasta el punto de que se corre el peligro de escapar de un error rio se compone en gran parte de toda una serie de rutinas,
para caer en otro, ya que el logicismo tiene como contrapartida en su mayoría manuales, que exigen mucha habilidad y
una especie de «realismo» desencantado.] piden la intervención de unos instrumentos delicados, di
Pero también cabe apoyarse en algunos trabajos de la soluciones, extracciones, filtraciones, evaporaciones, etcé
nueva sociología de la ciencia, como los de Lynch, que re tera.
cuerdan la distancia entre lo que se dice de la práctica La práctica siempre está subvalorada y poco analizada,
científica en los libros (de lógica o de epistemología) o en cuando en realidad, para comprenderla, es preciso poner
los protocolos a través de los cuales los científicos dan en juego mucha competencia técnica, mucha más, para
cuenra de lo que han hecho y lo que se hace realmenre en dójicamente, que para comprender una teoría. Es preciso
los laboratorios. La visión escolástica de la práctica cienrí evitar la reducción de las prácticas a la idea que nos hace
fica conduce a producir una especie de «ficción». Las de mos de ellas cuando no se tiene más experiencia que la ló
claraciones de los investigadores se parecen tremendamen gica. Ahora bien, los cienríficos no saben necesariamente,
te a las de los artistas o los deportistas: repiten hasta la faltos de una teoría adecuada de la práctica, uriliiar para
saciedad la dificultad de expresar con palabras la práctica y las descripciones de sus prácticas la teoría que les permiti
la manera de adquirirla. Cuando inteman expresar su sen ría adquirir y transmitir un conocimiento auténtico de sus
tido del buen procedimienro, no tienen gran cosa que in prácticas.
vocar, a no ser la experiencia anrerior que permanece im La relación que establecen algunos analistas entre la
plícita y es casi corporal, y cuando hablan informalmenre práctica artística y la práctica cienrífica no carece de fun
de su investigación, la describen como una práctica que damento, pero dentro de ciertos límites. El campo cientí
exige oficio, inruición y senrido prácticO, olfato, cosas to fico es, al igual que otros campos, el lugar de prácticas ló
das ellas difíciles de transcribir sobre el papel y que sólo gicas, pero con la diferencia de que el habitus científico es
pueden ser entendidas y adquiridas realmente mediante el una teoría realizada e incorporada. Una práctica científica
ejemplo y a través de un contacto personal con unas per tiene todas las propiedades reconocidas a las prácticas más
sonas competenres. Invocan a menudo -especialmenre los típicamente prácticas, como las prácticas deportivas o ar
químicos-, la analogía con la cocina y sus recetas. Y, en tísticas. Pero eso no impide, sin duda, que sea también la
74 75
forma suprema de la inteligencia teórica: es, parodiando el objetivadas en un instrumental que funciona como un sis
lenguaje de Hegel al hablar de la moral, <<Una consciencia tema de coerciones, y el dominio práctico que menciona
teórica realizada)), es decir, incorporada, en estado prácti Polanyi llega a ser posible mediante una incorporación tan
co. Ingresar en un laboratorio es algo muy parecido a in perfecta de las coerciones del instrumento, que se acaba
gresar en un taller de pintura, pues da lugar al aprendizaje incorporándose a él, haciendo lo que espera, lo que man
de toda una serie de esquemas y de técnicas. Pero la espe da: hay que pertrecharse de mucha teoría y mucha prácti
cificidad del «oficio)) de científico procede del hecho de ca cotidiana para estar a la altura de las exigencias de un
que ese aprendizaje es la adquisición de unas estructuras ciclotrón.
teóricas extremadamente complejas, capaces, por otra par Conviene reflexionar un momento sobre la cuestión
te, de ser formalizadas y formuladas, de manera matemáti de la relación entre la práctica y el método, que me parece
ca, especialmente, y que pueden adquirirse de forma ace una forma especial de la cuestión wittgensteiniana de sa
lerada gracias a la formalización. La dificultad de la ber lo que significa el hecho de «seguir una regla». No se
iniciación en cualquier práctica científica (física cuántica o actúa de acuerdo con un método, como tampoco se sigue
sociología) procede de que hay que realizar un doble es una regla, a través de un acto psicológico de adhesión
fuerzo para dominar el saber teóricamente, pero de tal consciente, sino, esencialmente, dejándose llevar por un
manera que dicho saber pase realmente a las prácticas, en sentido del juego científico que se adquiere mediante la
forma de «oficio)), de habilidad manual, de <•ojo clínico>>, experiencia prolongada del juego escénico con sus regula
etcétera, y no se quede en el estado de metadiscurso a pro ridades y con sus reglas. Reglas y regularidades que se re
pósito de las prácticas. El <•arte)) del científico está sepa cuerdan permanentemente gracias tanto a las formulacio
rado, en efecto, del «arte» del artista por dos diferencias nes expresadas (las reglas que rigen la presentación de
fundamentales: por un lado, la importancia del saber for textos científicos, por ejemplo) como a los índices inscri
malizado que se domina en su estado práctico, gracias, es ros en el propio funcionamiento del campo, y, muy espe
pecialmente, a la formación y a las formulaciones, y, por cialmente, en los instrumentos (entre los cuales hay que
otro, el papel de los instrumentos que, como decía Bache contar los útiles matemáticos), a los que hay qUe aplicar
lard, pertenecen al saber formalizado y cosificado. En los trucos del buen experimentador.
otras palabras, un matemático de veinte años puede tener Un sabio es un campo científico hecho hombre, cuyas
veinte siglos de matemáticas en su mente en parte porque estructuras cognitivas son homólogas de la estructura del
la formalización permite adquirir en forma de automatis campo y, por ello, se ajustan de manera constante a las ex
mos lógicos, convertidos en automatismos prácticos, unos pectativas inscritas en el campo. Las reglas y las regularida
productos acumulados de invenciones no automáticas. des que determinan, por decirlo de algún modo, el com
En relación con los instrumentos ocurre lo mismo: ponamiento del cientffico sólo existen como tales, es
para hacer una manipulación se utilizan instrumentos que decir, en cuamo instancias eficientes, capaces de orientar
son en sí mismos concepciones científicas condensadas y la práctica de los científicos en el sentido de la conformi-
76 77
dad con las exigencias de cientificidad, porque son perci disciplina, de la física a la química, en el siglo XIX, de la fí
bidas por unos científicos dotados del habitus que les per sica a la biología actualmente, son las ocasiones de descu
mite percibirlas y apreciarlas, y a la vez predispuestos y ca brir las distancias entre esos sistemas; al ser los contactos
paces de ponerlas en práctica. En suma, esas reglas y esas entre ciencias, al igual que los que se establecen entre civi
regularidades sólo los determinan porque ellos se determi lizaciones, una ocasión de explicitación de las disposicio
nan mediante un acto de conocimiento y de reconoci nes implícitas, especialmente en los grupos interdisciplina
miento prdctico que les confiere su poder determinante, o rios que se constituyen alrededor de un nuevo objeto,
en otras palabras, porque están dispuestos (al término de serían un terreno privilegiado de observación y de objeti
un trabajo de socialización específico) de tal manera que vación de esos esquemas prácticos. [Las confrontaciones entre
son sensibles a las conminaciones que contienen y están especialistas en disciplinas distintas, y, por lo tanto, de formaciones
preparados para responder a ellas de manera sensata. Ve diferentes, deben muchas de sus características -efectos de domina
roes que sería, sin duda, inútil preguntarse, en tales condi ción, malentendidos, etcétera- a la estructura del capital poseído
ciones, dónde está la causa y dónde está el efecto e, inclu por unos y por otros: en los equipos que reúnen físicos y biólogas,
so, si es posible distinguir entre las causas de la acción y los primeros, por ejemplo, aportan una considerable competencia
las razones para actuar. matemática, y los segundos uno mayor competencia específica, a
Aquí es donde convendría regresar a los análisis de un tiempo más libresca y más práctica, pero la relación, hasta aquel
Gilbert y Mulkay (1984) que describen el esfuerzo de los momento favorable a los físicos, se inclina cada vez más en favor
científicos por presentar sus hallazgos en un lenguaje «for de los biólogos, que, más vinculados a la economía y a la sanidad,
mal», adecuado a las reglas de presentación en vigor y a la plantean muchos problemas nuevos. Por el contrario, la unidad de
idea oficial de la ciencia. En tal caso, es probable que sean una disciplina encuentro, sin duda, su más seguro fundamento �n
conscientes de obedecer a una norma y cabe hablar, sin una distribución prácticamente homogénea de los capitales poseí
duda, de una auténtica intención de seguir la regla. Pero dos por sus diferentes miembros, incluso en el caso de que existan
¿no puede ocurrir también que obedezcan a la preocupa algunas diferencias secundarios, como la que separo a los teóricos
ción de estar en regla? Es decir, ¿de colmar de manera de los empiristas.]
consciente una solución de continuidad que se percibe en Estos sistemas de disposiciones son variables según las
tre la regla percibida como tal y la práctica que requiere, disciplinas, pero también según unos principios secunda
precisamente, por su inconformidad con la regla, el es rios como las trayectorias escolares o incluso sociales. Así
fuerzo explícito necesario para ((regularizada))? pues, cabe suponer que los habitus son unos principios de
En resumen, el auténtico principio de las prácticas producción de prácticas diferenciadas según unas variables
científicas es un sistema de disposiciones generadoras, en de sexo y de origen social, y, sin duda, también nacional (a
muy buena medida inconscientes y transportables, que través de la formación escolar), y que, incluso tratándose
tienden a generalizarse. Tal habitus toma unas formas es de disciplinas con un capital científico colectivo acumula
pecíficas según las especialidades: los pasos de una a otra do muy importante, como la física, cabria encontrar una
78 79
relación estadística inteligible entre las estrategias científi cha de una diferencia entre unos sabios que trabajan en
cas de los diferentes científicos y las propiedades de origen unos ámbitos en los que el capital colectivo acumulado y el
social, de trayectoria, etcétera. [Vemos de pasada que el con trabajo de formalización son muy importantes, y que dis
cepto de habitus puede ser entendido a un tiempo como un princi ponen en principio de un capital escolar prácticamente
pio general de lo teoría de lo acción -en oposición o los principios idéntico, corno Pierre-Gilles de Gennes y Claude Cohen
invocados por una teoría intencionalista- y como un principio espe Tannoudji, los dos ingresados prácticamente en la misma
cífico, diferenciado y diferenciodor, de orientación de las acciones época en la Escuela Normal Superior (ENS) y los dos coro
de una categoría especial de agentes, vinculada a unas condicio nados, cincuenta años después, por el jurado del premio
nes concretas de Formación.} Nobe!, podríamos concluir que el habitus social (familiar),
Así pues, existen unos habitus disciplinarios (que, al retraducido escolarmente y científicamente, tiene una efi
estar vinculados a la formación escolar, son comunes a to cacia explicativa apreciable. [Se encontrarán unos retratos con
dos los productos generados del mismo modo) y unos ha trastados de Pierre-Gilles de Gennes y de Claude Cohen-Tannoudji
bitus especiales vinculados a la trayectoria (tanto fuera del en el libro de Anotole Abragam De lo physique avanf foute chose?
campo -origen social y escolar- como dentro de él) y a la (2001).] Es evidente, en mi opinión, que la explicabilidad
posición en el campo. [Sabemos, por ejemplo, que, a pesar de parcial de las estrategias científicas a través de las variables
la autonomía vinculada al capital colectivo, la orientación hacia tal sociales no reduciría en nada la validez científica de los pro
o cual disciplina, o, en una misma disciplina, hacia tal o cual espe ductos científicos. No dispongo de la totalidad de la infor
cialidad, o, en esa especialidad, hacia tal o cual «estilo» científico, mación necesaria para dibujar rigurosamente los retratos
no es independiente del origen social, ya que la jerarquía social de contrastados de las dos obras y me limitaré a enfrentar dos
las disciplinas está relacionada con la jerarquía social de los oríge <<estilos>), captados, sin duda, a través de indicios muy gro
nes.} Podemos distinguir, sin duda, unas familias de tra seros, y referirlos a unos indicios, no menos groséros, del
yectorias que presentan, especialmente, la oposición entre, origen y de la trayectoria social, aristocrática por un lado,
por un lado, los elementos centrales, los ortodoxos, los pequeñoburguesa por otro. Mientras que Claude Cohen
continuadores y, por otro, los marginales, los heterodoxos, Tannoudji permanece en la ENS y continúa una (gran) tra
los innovadores que se sitúan a menudo en las fronteras de dición, la física atómica, Pierre-Gilles de Gennes abandona
su disciplina (y que, a veces, incluso cruzan) o que crean la ENS por unos objetos situados en el límite entre la física
nuevas disciplinas en la frontera de varios campos. y la química, la materia condensada, con la física de la su
Voy a entregarme aquí, sin especial convencimiento, a praconductividad que, en la época, también es un terreno
un ejercicio muy arriesgado: intentar caracterizar dos habi noble, después evoluciona hacia la materia blanda, cristales
tus científicos y relacionarlos con las trayectorias científicas líquidos, polímeros, emulsiones, terreno un tanto espurio,
correspondientes. Más que nada para ofrecer una idea, o un que puede ser percibido como menos importante. Por un
programa, de lo que debería hacer una sociología depurada lado, el camino más noble académicamente, pero también
de la ciencia. Si resultara que es posible descubrir la sospe- el más difícil, donde están concentradas las bazas principa-
80 81
les y los competidores más temibles y que culminará, des exposiciones de los seminarios, en los contactos con los de
pués de grandes descubrimientos, como la condensación de más, y, sin ir más lejos, en la héxiscorporal, como la postura
Base-Einstein, que da nuevo impulso a esa rama del saber, de la cabeza o del tronco, que es su más directamente visible
en un gran Manuel de physique quantique, considerado la transcripción, y la acogida social que se tributa a esos signos
Biblia de la disciplina; y, por otro, un camino más arriesga visibles remite al personaje en cuestión una imagen de sí
do, menos académico y más próximo a las aplicaciones y a mismo que hace que se sienta o no autorizado y estimulado
las empresas (con los polímeros, bazas industriales y econó a mantener sus disposiciones, que, en el caso de otras perso
micas). Dos trayectorias, pues, que parecen la proyección nas, serían frenadas o prohibidas.
de dos tipos diferentes de predisposiciones, de relaciones He querido realizar este ejercicio con la esperanza de
con el mundo social y con el mundo universitario. poderlo prolongar un día yo mismo, con la colaboración de
Para entender como los orígenes sociales, y, por tanto, los investigadores implicados, o de que otros lo lleven a tér
las predisposiciones que en ellos se expresan, audacia, ele mino. Convendría realizar una investigación sistemática
gancia y desenvoltura, o seriedad, convicción e inversión, se que supusiera la colaboración de los invescigadores de las
han plasmado poco a poco en ambas trayectorias, conven ciencias de la naturaleza y de las ciencias sociales, ya que
dría examinar, por ejemplo, si la imagen reverberada de una de las principales funciones de la sociología es, en este
cierto habitus que se transmite a las regiones en que está caso, ayudar a los investigadores en la tarea de explicitación
comprometido ha contribuido, en ambos casos, a estimular de los esquemas prácticos que han constituido el princi
tales disposiciones. Como ya he dicho centenares de veces, pio de elecciones decisivas, como la elección de una dis
elhabitus no es un destino, y ninguna de las disposiciones ciplina, de una especialidad, de un laboratorio o de una re
contrastadas que he enumerado está inscrita, ab ovo, en el vista; este trabajo de explicitación, muy difícil para que lo
habitus original. Esta postura, que podría ser entendida realicen exclusivamente los propios interesados, se vería fa
como una ligereza superficial (((¿esto es realmente serio?»), cilitado por una utilización metódica de la comparación,
también puede ser vista como un prometedor golpe de for que adquiriría toda su fuerza si, a partir de un análisis de las
tuna si ha encontrado, en cierto modo, su ((espacio natural>), múltiples correspondencias, fuera posible llevarlo a una es
es decir, una región del campo ocupada por unas personas cala que abarcara la totalidad del campo, con los puntos más
predispuestas, gracias a su posición y a su habitus, a asimilar alejados, pero también, y, sobre todo, los más próximos.
positivamente y a apreciar favorablemente los comporta
mientos en los cuales ese habitus se desvela y se revela (en
parte también a sí mismo) y, por ello, a reforzarlo, a confir 2. AUTONOMÍA Y DERECHO DE ADMISIÓN
marlo y a conducirlo así a su pleno desarrollo, o sea, a ese es
tilo especial que se caracteriza, por ejemplo, por la econo Comenzaré recordando cierto número de puntos de
mía de medios, la elegancia conceptual, etcétera. El habitus un articulo ya antiguo (Bourdieu, 1975a) que refería lo
se manifiesta continuamente en los exámenes orales, en las esencial, aunque en forma elíptica, para demostrar que la
82 83
noción de campo tal vez sea útil, en primer lugar, por los visión «comunitarista» no capta el fundamento mismo del
errores que permite evitar, especialmente en la construc funcionamiento del mundo científico como universo
ción del objeto, así como en la medida en que permite competitivo en pos del «monopolio de la manipulación le
resolver cierto número de dificultades que los restantes en gítima>> de los bienes científicos, o bien, expresado con
foques han planteado, e intentaré, además, integrar algu mayor exaccitud, del buen método, de los buenos resulta
nas de las aportaciones de las teorías recientes y mostrar dos, de la buena definición de los fines, de los objetos, de
algunas nuevas implicaciones del antiguo modelo aportán los métodos de la ciencia. Y, como se ve cuando Edward
dole unos complementos y unas correcciones. Shils hace notar que en la «comunidad científica» cada
Me gustaría comenzar por mostrar de qué manera la elemento de la tradición científica está sometido a la eva
noción de campo permite romper con unos presupuestos luación crítica, esa visión lleva a describir como realiza
que son tácitamente aceptados por la mayoría de los que ción voluntaria y sumisión deliberada a una forma ideal,
se han interesado por la ciencia. Las primeras rupmras im algo que es el producto de la sumisión a unos mecanismos
plícitas en la noción de campo son el cuestionamiento de objetivos y anónimos.
la idea de ciencia <<pura», absolutamente autónoma y que La noción de campo pulveriza también todo tipo de
se desarrolla de acuerdo con su lógica interna, y de la idea oposiciones comunes, empezando por la oposición entre
de <<comunidad científica>> , noción admitida como obvia y consenso y conflicto, y, si bien aniquila la visión ingenua
convertida, gracias a la lógica de los automatismos verba mente idealista del mundo científico como comunidad soli
les, en una especie de designación obligada del universo daria o como deino de las finalidades>> (en el sentido kantia
científico. Merton orquestra la idea de «comunidad» con no), se opone asimismo a la visión no menos parcial de la
el tema del <<comunismo» de los científicos, y el libro de vida científica como <<guerra», bellum omnium contra omnes,
Warren Hagstrom (1965) define la comunidad científica que los mismos científicos evocan en ocasiones (cuando, por
como un «grupo cuyos miembros están unidos por un ob ejemplo, califican a algunos de sus miembros de <<duros e
jetivo y por una cultura comunes>•. Hablar de campo es implacables» en su esfuerzo por ascender}; los científicos tie
romper con la idea de que los sabios forman un grupo nen en común unas cuantas cosas que, desde un determina
unificado, prácticamente homogéneo. do punto de vista, los unen y, desde otro, los separan, los di
La idea de campo lleva asimismo a cuestionar la visión viden, los enfrentan: ello ocurre con sus objetivos, incluso los
irénica del mundo científico como un mundo de inter más nobles, como descubrir la verdad o combatir el error, así
cambios generosos en el cual todos los investigadores co como con todo lo que determina y hace posible la competi
laboran en un mismo objetivo. Esta visión idealista que ción, como una culru,ra común, que también es un arma en
describe la práctica como el producto de la sumisión vo la lucha científica. Los investigadores, al igual que los artistas
luntaria a una forma ideal choca con los hechos: lo que se 0 los escritores, están unidos por las luchas que los enfren
observa son unas luchas, a veces feroces, y unas competi tan, e incluso las alianzas que pueden unirlos tienen siempre
ciones en el interior de las estructuras de dominación. La algo que ver con la posición que ocupan en esas luchas.
84 85
Dicho eso, la noción de <<comunidad)) designa otro as del lado de la lógica comunitaria, es decir, se ocupan de la
pecto importante de la vida científica: todos aquellos que gestión de los asuntos comunes, del consenso mínimo, de
están comprometidos en un campo científico pueden, en los intereses comunes mínimos, de los coloquios interna
determinadas condiciones, dotarse de instrumentos que les cionales, de las relaciones con el extranjero, o, en el caso de
permiten funcionar como comunidades y que tienen la conflicto grave, de la defensa de los intereses coleccivos.
función oficial de profesar la salvaguarda de los valores La mayoría de los analistas ignoran la autonomía rela
ideales de la profesión de científico. Son las instituciones tiva del campo y plantean el problema de la presión ejerci
científicas, las instituciones de defensa <<Corporativas)), de da sobre él (por la religión, el Estado), de unas reglas im
cooperación, y su funcionamiento, composición social y puestas por la fuerza. Barnes quiere <<exorcizan' la idea de la
estructura organizativa (dirección, etcétera) deben ser en autonomía de la ciencia: rechaza la idea de que ésta se dis
rendidos en función de la lógica de campo; también exis tingue de las restantes formas de cultura por ser pura y
ten todas las formas organizativas que estructuran de ma <<undistorted>�, o sea, autónoma; pretende crear una sociolo
nera duradera y permanente la práctica de los agentes y sus gía válida tanto para las creencias verdaderas como para las
interacciones, como el Centro Nacional de Investigación falsas en tanto que productos de las fuerzas sociales (Bar
Científica (CNRS) o el laboratorio, y es preciso encontrar nes, 1974). En realidad, el campo está sometido a presiones
los medios de estudiar estas instituciones, aun sabiendo (exteriores) y lleno de tensiones, entendidas como fuerzas
perfectamente que no contienen el principio de su propia que actúan para descartar y separar las partes constitutivas
comprensión y que, para entenderlas, es preciso entender de un cuerpo. Decir que el campo es relativamente autó
la posición en el campo de los que las integran. Una aso nomo respecto al universo social que lo rodea equivale a
ciación disciplinaria (la Sociedad Francesa de Biología) decir que el sistema de fuerzas que constituye la estrucrura
contribuirá a hacer funcionar, en el seno del campo disci .
del campo (tensión) es relativamente independiente de las
plinario, algo parecido a una comunidad que gestiona una fuerzas que se ejercen sobre el campo (presión). Dispone,
parte de los intereses comunes y que se apoya en los intere en cierto modo, de la <<libertad•• necesaria para desarrollar
ses comunes, en la cultura común, para funcionar. Pero, su propia necesidad, su propia lógica, su propio nómos.
para entender cómo funciona, convendrá tener en cuenta Una de las características que más diferencian los
las posiciones ocupadas en el campo por aquellos que la in campos es el grado de autonomía y, a partir de ahí, la fuer
tegran y que la dirigen. También convendrá observar que za y la forma del derecho de admisión impuesto a los aspi
algunos encuentran en la pertenencia a esas instituciones y rantes a ingresar en él. Sabemos, por ejemplo, que el cam
en la defensa de los intereses comunes unos recursos que po literario se caracteriza respecto a otros campos, el
las leyes de funcionamiento del campo científico no les campo burocrático, el campo científico o el campo judi
conceden; esto se halla relacionado con la existencia de dos cial, por el hecho de que el derecho de admisión a través
principios de dominación en el campo científico, temporal de un peaje escolar es muy débil. (Cuando nos pregunta
e intelectual, y, a menudo, los poderes temporales están mos acerca de la cientificidad de un campo, nos referimos
86 87
a unas propiedades directamente relacionadas con el grado La matematización produce de entrada un efecto de
de autonomía. Por ejemplo, las ciencias sociales están exclusión del campo de discusión (Yves Gingras recuerda
obligadas a tener siempre en cuenta que hay fuerzas exter las resistencias al efecto de exclusión que produce la mate
nas que frenan constantemente el ,,despegue».) matización de la física -el Abate Nollet, por ejemplo, "rei
Así pues, voy a intentar describir esa autonomía, luego vindica el derecho de proponer su opinión>,): con Newton
seguiré con la lógica y los factores del proceso de auto (yo añadiría Leibniz) la matematización de la física tiende
nomización, y, para terminar, intentaré examinar en qué poco a poco, a partir de mediados del siglo XVIII, a instau
consiste, en este caso concreto, el derecho de admisión. La rar una fortísima ruptura social entre el profesional y el afi
autonomía no es un don natural, sino una conquista histó cionado, a separar los insiders de los outsiders; el dominio de
rica que no tiene fin. Esto se olvida con facilidad en el caso las matemáticas (que se adquiere en el momento de la for
de las ciencias de la naturaleza porque la autonomía está mación) se convierte en el derecho de acceso y no sólo re
inscrita tanto en la objetividad de las estructuras del campo duce el número de lectores, sino también el de productores
como en los cerebros, en forma de teorías y métodos incor potenciales (cosa que, como se verá, tiene enormes conse
porados y transferidos a un estado práctico. cuencias). "Las fronteras del espacio son lentamente redefi
La autonomía, tanto en este campo como en todos los nidas de tal manera que los lectores potenciales están cada
demás, ha sido conquistada poco a poco. Iniciada por Co vez más limitados a los contribuyentes potenciales, dotados
pérnico, la revolución científica terminó, según Joseph Ben de la misma formación. En otras palabras, la matematiza
David, con la creación de la Sociedad Real de Londres: 11El ción contribuye a la formación de un campo científico au
objetivo institucional de esa revolución, convertir a la cien tónomo» (Gingras, 2001). Así es como Faraday sufrió el
cia en una actividad intelectual diferente bajo el control ex efecto de exclusión de las matemáticas de Maxwell. El corte
clusivo de sus propias normas, se alcanzó en el siglo XVIh> implica el cierre, que produce la censura. Cada urio de los
(Ben-David, 1997: 280). Uno de los factores más impor investigadores comprometidos en el campo está sometido
tantes de ese proceso, que ha sido evocado por Kuhn en uno al control de todos los demás, y, en especial, de sus compe
de los textos reunidos en La tension essentielle (Kuhn, 1977), tidores más competentes, lo que tiene como consecuencia
11Mathematical versus experimental tradition», es la mate un control no menos riguroso que el que ejercen las virtu
matización. E Yves Gingras, en un artículo titulado ,,Ma des individuales por sí solas o todas las deontologías.
thématisation et exclusion, socioanalyse de la formation des Segunda consecuencia de la matematización: la trans
cités savantes>> (Gingras, 2002), muestra que la matematiza formación de la idea de explicación. El físico explica el
ción marca el origen de varios fenómenos convergentes que mundo a través del cálculo, que engendra las explicaciones
tienden en su totalidad a reforzar la autonomía del mundo que después tiene que confrontar mediante la experimen
científico y, en especial, de la física (no es cieno que ese fe tación con las cosas previstas tal como el dispositivo expe
nómeno actúe en todas partes y siempre con los mismos rimental permite captarlas. Si Kuhn hubiera construido su
efectos, sobre todo, en las ciencias sociales). modelo de revolución apoyándose en el caso de la revolu-
88 89
ción newtoniana, en lugar de hacerlo sobre el caso de la re bilidad de determinadas medidas mediante la utilización
volución copernicana, habría visto que Newton fue el pri del cálculo de probabilidades apoyándose en unas medidas
mero en ofrecer unas explicaciones matemáticas que impli anteriores. El cálculo de probabtlidades o el formalismo de
can un cambio de teoría física: sin tomar necesariamente los espacios de Hilbert, sigue diciendo Bitbol, son un me
posición sobre la ontología correspondiente (evidentemen dio de comunicación entre los físicos «que permite pres
te, cabe hablar de acción a distancia, etcétera), sustituía cindir del concepto de un sistema físico sobre el cual se
una explicación basada en el contacto mecánico (como en efectuaría la medicióm) (Bitbol, 1996: 142). [Cabría ver, sin
el caso de Descartes o en el de Leibniz) por una explicación duda, en la evolución del concepto de campo una ilustración de
matemática, cosa que supone una redefinición de la física. ese proceso de «desustancialización»: en una primera etapa, con
Esto provoca un tercer efecto de la matematización, los campos estáticos clásicos, campo electrostático o campo gravi
que podríamos llamar la desustancialización, siguiendo los tatorio, que son unas identidades subordinadas a las partículas que
análisis de Cassirer en Sustancia yfunción, al que se refiere las engendran, es decir, unas descripciones posibles, no obligato
también Gingras: la ciencia moderna sustituye las sustan rias, de la interacción de las partículas; después, en una segundo
cias aristotélicas por las relaciones ,funcionales, las estruc etapa, con los campos dinámicos clásicos -campo electromagnéti
turas, y es la lógica de la manipulación de los símbolos co-, donde el campo tiene una existencia propia y puede subsistir
lo que guía las manos del físico hacia unas conclusiones después de la desaparición de las partículas; y, finalmente, en una
necesarias. La utilización de formulaciones matemáticas tercera etapa, con los campos cuánticos, la electrodinámica cuánti
abstractas debilita la tentación de concebir la materia en ca, donde el sistema de cargos es descrito mediante un «operador
términos sustanciales y conduce a hacer hincapié en los as de campo».]
pectos relacionales. Pienso aquí en un libro de Michel Bit El proceso de autonomización resultante tiene un pa
bol, Mécanique quantique (1996), que permite entender el ralelismo en la objetividad del mundo social, en espécial,
proceso de desustancialización de la física por la mecánica mediante la creación de unas realidades absolutamente
y, más exactamente, por el cálculo de probabilidades, que extraordinarias (nosotros no lo vemos porque estamos
funciona como un ((simbolismo predictivo» (Bitbol, 1996: acostumbrados a ellas): las disciplinas. La insrirucionaliza
141}. El cálculo de probabilidades permite ofrecer previ ción progresiva en la universidad de esos universos relati
siones a propósito de medidas ulteriores a partir de los re vamente autónomos es el producto de luchas de indepen
sultados de medidas iniciales. Bitbol, que se sitúa en la dencia que tienden a imponer la existencia de nuevas
tradición de Bohr, evita cualquier referencia a algo real, entidades y las fronteras destinadas a delimitarlas y a prote
cualquier afirmación ontológica a propósito del mundo: gerlas (las luchas por las fronteras tienen a menudo como
do que se mide con los instrumentos» sirve de base a unas objetivo el monopolio de un nombre, con toda suerte de
experimentaciones que permiten prever unas medidas. La consecuencias, líneas presupuestarias, puestos de trabajo,
epistemología no tiene que tomar posición sobre la reali créditos, etcétera). Yves Gingras, en un libro titulado
dad del mundo; se limita a tomarla respecto de la predici- Physics and the Rise of Scientific Research in Canada (Gin-
90 91
gras, 1991), diferencia en el desarrollo de un campo cientí El proceso de autonomización va unido a la elevación
fico, en primer lugar, la aparición de una práctica de inves del derecho de admisión explícito o implícito. El derecho
tigación, o sea, de un agente cuya práctica se basa más en la de admisión es la competencia, el capital científico incor
investigación que en la enseñanza, y la institucionalización porado (por ejemplo, tal como acabamos de ver, el cono
de la investigación en la universidad mediante la creación cimiento de las matemáticas, que cada vez es exigido con
de las condiciones favorables a la producción de saber y a mayor imperiosidad), convertido en sentido del juego, pero
la reproducción a largo plazo del grupo, y, en segundo lu también es la apetencia, la libido scientifica, la illusio, de
gar, la constitución de un grupo reconocido como social creencia no sólo en lo que está en juego, sino también en
mente diferenciado y de una identidad social, bien disci el propio juego, es decir, en el hecho de que la cosa vale la
plinaria a través de la creación de asociaciones científicas, pena, compensa jugarla. Al ser producto de la educación,
bien profesional a través de la creación de una corpora la competencia y la apetencia están científicamente unidas
ción: los científicos se dotan de representaciones oficiales porque se forman de manera correlativa {en lo esencial a
que les dan una visibilidad social y defienden sus intereses. lo largo de la formación).
Este último proceso sería descrito de manera excesivamen En primer lugar, la competencia: no es únicamente el
te simple llamándolo <<profesionalización)): en realidad, nos dominio de las novedades, de los recursos acumulados en el
encontramos con dos prácticas de la física, confinada la campo (matemático, especialmente), es el hecho de haber
primera en la universidad, y abierta la segunda a los me incorporado, transformado en sentido práctico del juego y
dios industriales, donde los físicos compiten con los in convertido en reflejos el conjunto de los recursos teórico
genieros; tenemos, a un lado, la construcción de una dis experimentales, es decir, cognitivos y materiales salidos de
ciplina científica, con sus asociaciones, sus reuniones, sus las investigaciones anteriores (la «tensión esenciah, a que se
revistas, sus medallas y sus representaciones oficiales, y, al refiere Kuhn, está inscrita en el hecho de que la tradi�ión
otro, la delimitación de una «profesión>) que monopoliza el que debe ser dominada para entrar en el juego es la condi
acceso a los títulos y a los empleos correspondientes. Es fá ción exacta de la ruptura revolucionaria) . Así pues, el dere
cil olvidar la dualidad del mundo científico, que tiene, a cho de admisión es la competencia, pero una competencia
un lado, los investigadores, vinculados a la universidad, y, como recurso teórico-experimental incorporado, converti
al otro, el cuerpo de ingenieros que se dota de sus propias da en sentido del juego o habitus científico como dominio
instituciones, fondos de jubilación, asociaciones, etcétera. práctico de varios siglos de investigaciones y de adquisicio
Así por ejemplo, con motivo de la Primera Guerra Mun nes de la investigación, en forma, por ejemplo, de un senti
dial, los físicos de la Gran Bretaña se preocupan por su si do de los problemas importantes e interesantes o de un ar
tuación social y toman conciencia de su inexistencia social: senal de esquemas teóricos y experimentales que pueden
crean una organización representativa, el Instituto de Físi aplicarse, por transftrt, a los nuevos territorios.
ca, e imponen una visión según la cual la investigación es Lo que las taxonomías escolares describen mediante
parte integrante de las funciones de la universidad. una serie de oposiciones relativas a la distinción entre la
92 93
brillantez, la desenvoltura y la facilidad, y la seriedad, la fer, de un libro sobre la bomba neumática, muestra que el
_ .
naClmlenro del campo coincide con la invención de una
laboriosidad y la escolaridad, es la relación de ajuste per
fecto con las expectativas-exigencias de un campo que no nueva fe (Shapin y Schaffer, 1985). En un principio, las
sólo exige unos saberes, sino también una relación con el experiencias se realizaban en las «public rooms» de las resi
saber adecuada para hacer olvidar que el saber ha tenido dencias privadas de los gentlemen. Un conocimiento apare
que ser adquirido, aprendido (esto especialmente en el ce como auténtico, autentificado y homologado cuando
universo literario), o para demostrar que el saber está tan accede al espacio público, pero un espacio público de un
perfectamente dominado que se ha convertido en automa tipo especial: la condición de gentlemen que sustenta la va
tismo natural (en oposición a las competencias librescas lidez de los testimonios, y por tanto la reliability y la obje
del opositor que tiene la cabeza llena de fórmulas con las tividad del conocimiento experimental; y eso porque se la
que no sabe qué hacer ante un problema real). En suma, supone libre de todo interés (a diferencia de los servidofes '
lo que pide el campo científico es un capital incorporado que también pueden asistir a las experiencias, los gentlemen
de un tipo especial, y, en concreto, todo un conjunto de son independientes de la autoridad y del dinero, autóno
recursos teóricos pasados al estado práctico, al estado de mos). El testimonio válido es una relación de honor entre
sentido práctico (o de <<tener buen ojo», como se dice en el hombres de honor, o sea, entre «hombres libres y desinte
caso de las disciplinas artísticas, o, al igual que Everett resados que se reúnen libremente en romo a fenómenos
Hughes al hablar de «buen ojo sociológico>�, de la propia experimentales y crean el hecho amenrificado)), Los experi
sociología). mentals trails señalaban el paso del espacio privado (las
Cada una de las disciplinas (vista como campo) se de mansiones nobles tenían su parte pública y su parte priva
fine a través de un nómos especial, un principio de visión y da) al espacio público de las Academias y, con ello, de la
de división, un principio de construcción de la realidad opinión al conocimiento. Así pues, la legitimidad del Co
objetiva irreductible al de cualquier otro principio, de nocimiento depende de una presencia pública en unas fa
acuerdo con la fórmula de Saussure: «el punto de vista ses determinadas de la producción de conocimiento.
crea el objeto�� (la arbitrariedad de este principio de cons Pero también me gustaría recordar ahora un artículo
titución que es constitutivo del «punto de vista disciplina que Mario Biagioli (1998), autor de bellísimos trabajos so
rio» se manifiesta en el hecho de que es enunciado casi bre Galileo, dedica a los efectos de la presión de las deman
siempre en forma de tautología, como, por ejemplo, en el das externas que, en algunos ámbitos de la investigación,
caso de la sociología, (jexplicar lo social mediante lo so amenaza el desinterés de los científicos o, mejor dicho, el
cial)), o sea, explicar sociológicamente las cosas sociales) . interés específico por el desinterés (como se ve en el campo
Llego a la segunda dimensión del derecho de admi de la biomedicina, donde, debido a la importancia de las
sión, la illusio, la fe en el juego, que supone, entre otras co bazas económicas en juego y bajo la presión de un entorno
sas, la sumisión sin presiones al imperativo del desinterés. competitivo y empresarial asistimos a una inflación del
Steven Shapin, autor, en colaboración con Simon Schaf- multiautorship y al desarrollo de una ética capitalista). Bia-
94 95
gioli descubre la tensión entre el desinterés obligado que vamos, por consiguiente, que cuanto más nos acercamos a
imponen las censuras abundantes que ejerce el campo so las instituciones escolares que preparan para las carreras
bre cada uno de los comprometidos en él (estar en un cam más desinteresadas, como las científicas �la Escuela Nor
po científico es como estar en unas condiciones en la� que mal Superior, por ejemplo, en oposición a la Escuela Poli
uno está interesado en sentirse desinteresado, sobre todo, técnica o, más allá todavía, la Escuela Nacional de Admi
porque el desinterés es recompensado} y una fuerte de nistración o la Escuela de Altos Estudios Mercantiles�,
manda social, económicamente recompensada, que favore más alto es el número de adolescentes que han salido de
ce unas concesiones. Insiste en el hecho de que, en el ám familias que pertenecen al universo escolar y científico.
bito científico, existe una diferencia entre da ley de la Existe una especie de ambigüedad estructural del cam
propiedad intelectual» (intellectual property law) y el siste po científico (y del capital simbólico) que podría ser el
ma de recompensas de la ciencia (the reward system ofscien principio objetivo de <<Ía ambivalencia de los sabios)), ya
ce) tal como lo describo en mi análisis del capital simbóli mencionada por Merton, respecto a las reivindicaciones de
co: «un descubrimiento sensacional que puede garantizar prioridad: la institución que valoriza la prioridad (es decir,
un premio Nobel no puede traducirse [ . . . ] en una patente la apropiación simbólica), valoriza también el desinterés
o en un copyright)). El premio del <<crédito científicm> no es y da entrega desinteresada al desarrollo del conocimiento))
el dinero sino las recompensas garantizadas por la valora (the se!fless dedication to the advancement of knowledge)
ción de los colegas, reputación, premios, empleos, partici (Merton, 1973). El campo impone simultáneamente la
pación en sociedades. Este <<crédito honorífico» (honorific competición <<egoísta)), los intereses a veces desenfrenados
credit) es personal y no puede ser transferido (propiedad que engendra, a través, por ejemplo, del miedo a verse ade
privada, no puede ser transmitido por contrato o por testa lantado en algún descubrimiento, y el desinterés.
mento: no puedo convertir a fulano o mengano en el here También es, sin duda, esta· ambigüedad la ciusa de
dero de mi capital simbólico). Está vinculado al nombre que se hayan podido describir los intercambios que apare
del científico y construido como no-monetario. En suma, cen en el campo científico según el modelo del intercam
lo que produce la virtud científica es una cierta disposición bio de dones, ya que cada investigador, si creemos a Hags
socialmente constituida, en relación con un campo, que trom, tiene que ofrecer a los demás la nueva información
recompensa el desinterés y sanciona las infracciones (espe que haya podido descubrir para conseguir, a modo de con
cialmente, los fraudes científicos). trapartida, su reconocimiento (Hagstrom, 1965: 16-22).
En general, el desinterés no es, en absoluto, el produc En realidad, la búsqueda del reconocimiento siempre es
to de una especie de «generación espontánea)) ni un don fuertemente negada, en nombre del ideal de desinterés:
de la naturaleza: cabe establecer que, en el estado actual esto no sorprenderá a los que saben que la economía de
del campo científico, es el producto de la acción del siste los intercambios simbólicos, cuyo paradigma es el inter
ma escolaf y de la familia, lo que lo convierte en una dis cambio de dones, se basa en el rechazo obligado del inte
posición, por lo menos parcialmente, hereditaria. Obser- rés; el don puede �y, desde un determinado punto de vis-
96 97
ta, debe- ser vivido como acto generoso de oblación sin modo para establecer científicamente la ley fundamental
devolución, disimulando al mismo tiempo, incluso a los del funcionamiento de la ciudad científica, he podido re
ojos del que lo entrega, la ambición de asegurarse un po solver elproblema de las relaciones entre la razón y la histo
der, un dominio duradero sobre el beneficiario. En suma, ria o de la historicidad de la razón, problema tan antiguo
se disimula la relación de fuerza virtual que encubre (re como la filosofía, que, muy especialmente en el siglo XIX,
mito sobre este punto a los análisis de la doble verdad del ha obsesionado a los filósofos.
don que he presentado, de manera muy especial, en las Otra consecuencia del ensimismamiento vinculado a
Méditations pascaliennes, 1997). Y cabría mostrar que el la autonomía es el hecho de que el campo científico obe
capital científico participa de esa ambigüedad en tanto dece a una lógica que no es la del campo político. Hablar
que relación de fuerza basada en el reconocimiento. de indiferenciación o de «no diferenciación» del nivel po
Después de describir cómo se constituía el campo, o lítico y del nivel científico (Latour, 1987) equivale a per
sea, instituyendo una censura en la entrada y ejerciéndola, mitirse situar en un mismo plano las estrategias científicas
a continuación, de manera permanente, a través de la lógi y las intrigas por conseguir unas subvenciones o unos pre
ca misma de su funcionamiento, y al margen de cualquier mios científicos, y a describir el mundo científico como
normatividad trascendente, cabe sacar una primera conse un universo en el que se consiguen unos resultados gracias
cuencia, que es posible denominar normativa, de esa veri al poder de la retórica y a la influencia profesional; como
ficación. El hecho de que los productores tiendan a tener si el principio de las acciones fuera la ambición asociada a
como únicos clientes a sus competidores más rigurosos y una retórica estratégica y guerrera y los científicos eligie
más vigorosos, más competentes y más críticos, y, por tan ran tal o cual tema de investigación con el único objetivo
to, más propensos y mds preparados para conferir toda su de ascender en la escala profesional de la misma manera
fuerza a su crítica, es, en mi opinión, el punto de Arquíme que otros manipulan para alcanzar el premio Nobel do
des sobre el que podemos sustentarnos para ofrecer una ra rándose de una red amplia y densa.
zón científica de la razón científica, para arrancar a la razón Es cierto que, en el campo científico, las estrategias
científica de la seducción relativista y explicar que la cien siempre tienen dos caras. Tienen una función pura y me
cia puede avanzar incesantemente hacia una mayor racio ramente científica y una función social en el campo. es de
nalidad sin verse obligada a apelar a una especie de mila cir, en relación a los restantes agentes implicados en el
gro fundador. No es necesario escapar de la historia para campo: por ejemplo, un descubrimiento puede ser un ho
entender la emergencia y la· existencia de la razón en la micidio simbólico que no es necesariamente voluntario
historia. El ensimismamiento del campo autónomo cons (eso se percibe cuando, por unos cuantos días o a veces
tituye el principio histórico de la génesis de la razón y de unas cuantas horas, el investiga:dor adelantado pierde el
la emergencia de su normatividad. Yo diría que porque la beneficio de toda una vida de investigación) y que es un
he constituido, aunque sea muy modestamente, en pro efecto secundario de la lógica estructural y distintiva del
blema histórico , capacitándome (y situándome) de ese campo. Más adelante insistiré sobre este tema.
98 99
3. EL CAPITAL CIENTÍFICO, SUS FORMAS actos de reconocimiento público, por ejemplo, la referen
Y SU DISTRIBUCIÚN cia en forma de cita de las fuentes del conocimiento utili
zado. Equivale a decir que el capital científico es el pro
Las relaciones de fuerza científicas son unas relaciones ducto del reconocimiento de los competidores (un acto de
de fuerza que se realizan especialmenre a través de las rela� reconocimiento que aporta tanto más capital cuanto más
ciones de conocimiento y de comunicación (Bourdieu, reconocido sea el que lo realiza, y, por consiguiente, más
1982, 200lb). El poder simbólico de tipo científico sólo autónomo y con mayor capital).
se ejerce sobre unos agenres que rienen las necesarias cate� El capital científico funciona como un capital simbóli
gorías de percepción para conocerlo y reconocerlo. Es un co de reconocimiento que circula primordialmente, y, a
poder paradójico (y, en cierto sentido, heterónomo) que veces, de manera exclusiva, dentro de los límites del campo
supone la <<cornplicidad)) de quien lo soporta. Pero tengo (aunque pueda ser reconvertido en otros tipos de capital,
que recordar, en primer lugar, las propiedades esenciales especialmente económico): el peso simbólico de un cienrí
del capital simbólico. El capital simbólico es un conjunto fico tiende a variar de acuerdo con el valor distintivo de sus
de propiedades distintivas que existen en y mediante la contribuciones y la originalidad que sus colegas-competi
percepción de agentes dotados de las c�tegorías de _p�rcep� dores reconocen a su aportación distintiva. El concepto de
ción adecuadas, categorías que se adquieren especialmente visibility, utilizado en la tradición universitaria estadouni
a través de la experiencia de la estructura de la distribu� dense, sugiere perfectamente el valor diferencial de ese ca
ción de ese capital en el interior del espacio social o de un pital que, concenrrado en un nombre propio conocido y
microcosmos social concreto, como el campo científico. reconocido, diferencia a su portador del fondo indiferen
El capital científico es un conjunto de pertenencias que ciado en el que se confunden el conjunto de los investiga
son el producw de actos de conocimiento y de reconoci� dores anónimos (de acuerdo con la oposición forma/fondo
miento realizados por unos agentes inrroducidos en el que está en el centro de la teoría de la percepción: de ahí,
campo cienrífico y dotados por ello de unas categorías de sin duda, el rendimiento especial de las metáforas percepti
percepción específicas que les permiten establecer las dife vas, cuya matriz es la oposición entre lo brillante y lo oscu
rencias pertinentes, de acuerdo con el principio de perti ro, en la mayoría de las taxonomías escolares).
nencia constitutivo del nómos del campo. Esta percepción Aunque está estrechamente ligado a él, el capital sim
diacrítica sólo es accesible a los poseedores de un determi bólico no se confunde con el capital cultural incorporado ,
nado capital cultural incorporado. Existir científicamente o sea, la parte más o menos importante de los recursos
es distinguirse, de acuerdo con las categorías de percep científicos acumulados colectivamenre y, en teoría, dispo
ción vigentes en el campo, o sea, para los colegas (<<haber nibles que son apropiados y controlados por los diferentes
aportado algo,)). Es distinguirse (positivamente) por una agentes implicados en el campo. La posición ocupada por
aportación distintiva. En el intercambio científico, el sabio un agente concreto en la estructura de la distribución de
aporta una (<contribucióm; que le es reconocida por unos ese capital, tal como es percibida por los agentes dotados
100 101
de la capacidad de descubrirla y de apreciarla, es uno de La estructura de la relación de fuerzas que es constitu
los principios del capital simbólico que es otorgado por tiva del campo está definida por la estructura de la distri
ese agente, en la medida en que contribuye a determinar bución de las dos especies de capital (temporal y científi
su valor distintivo, su rareza, y en que está, generalmente, co) que intervienen en el campo científico. Como la
vinculado a su contribución a los avances de la investiga� autonomía nunca es total y las estrategias de los agentes
ción, a su aportación y a su valor distintivo. comprometidos en el campo son a un tiempo científicas y
El capital simbólico va al capital simbólico: el campo sociales, el campo es el espacio de dos especies de capital
científico da crédito a los que ya lo tienen; son los más co� científico: un capital de autoridad propiamente científica
nacidos quienes se benefician de la mayoría de los benefi y un capital de poder sobre el mundo científico, que pue
cios simbólicos aparentemente distribuidos a partes igua de ser acumulado por unos caminos que no son estricta
les entre los firmantes en el caso de firmantes múltiples o de mente científicos (o sea, en especial, a través de las institu
descubrimientos múltiples a cargo de personas desigual ciones que conlleva) y que es el principio burocrático de
mente famosas, y eso es así aunque los más conocidos no poderes temporales sobre el campo científico, como los de
ocupen la primera fila, lo que les da un beneficio suple ministros y ministerios, decanos, rectores o administrado
mentario, el de aparecer como desinteresados desde el res científicos {estos poderes temporales son más bien na
punto de vista de las normas del campo. [En efecto, aunque cionales, es decir, están vinculados a las instituciones na
puedan parecer desmentirlo, las observaciones de Harriet A. Zuc cionales, especialmente, a las que rigen la reproducción de
kerman sobre los «modelos de rango de nominación en el caso de las corporaciones de científicos -como las academias, los
los autores de artículos científicos» confirman la ley de la concentra comités, las comisiones, etcétera-, mientras que el capital
ción que acabo de enunciar: convencidos de una mayor visibilidad científico es más bien internacional) .
automática, los poseedores de premios Nobel pueden manifestar De ello se deduce que cuanto más autónomo es un
un conveniente desinterés cediendo el primer puesto. Pero no voy a campo, más se diferencia la jerarquía basada en la distri
.
repetir aquí con todo detalle la demostración que realicé en el artí bución del capital científico, hasta tomar una forma inver
culo de 1 975 (1 975a).J sa de la jerarquía basada en el capital temporal {en deter
El reconocimiento de los colegas que caracteriza el minados casos, como las facultades de letras y de ciencias
campo tiende a producir un efecto de cierre. El poder humanas que he estudiado en Horno academicus (1984),
simbólico de tipo científico sólo puede ejercerse habitual aparece una estructura quiasmática, ya que la distribución
mente (como poder de hacer ver y de hacer creer) si ha de los poderes temporales tiene una forma inversa de la
sido rarificado por otros científicos que controlan tácita distribución del poder específico, propiamente científico) .
mente el acceso al ��gran público)), a través, sobre todo, de Las valoraciones de las obras científicas están contami
la vulgarización. [El capital político también es un capital simbóli nadas por el conocimiento de la posición ocupada en las
co de conocimiento y de reconocimiento o de reputación, pero se jerarquías sociales {y esa contaminación es tanto mayor
consigue ante todos en la lógica del plebiscito.] cuanto más heterónomo es el campo) . Así, Cole muestra
102 103
que, entre los físicos, la frecuencia de las citas depende de trar, teniendo como intermediarios a los administradores
la universidad de donde proceden, y sabemos que, más ge científicos o a las comisiones que no son necesariamente los
neralmente, el capital simbólico de un investigador, y, por mejor situados para hacerlo científicamente, los conflictos
tanto, la acogida dispensada a sus trabajos, depende, en científicos entre los investigadores.
buena medida, del capital simbólico de su laborarorio. Eso Los criterios de evaluación siempre están en juego en
se le escapa a la microsociología constructivista porque las el campo y siempre existe una lucha respecto a los criterios
presiones estructurales que pesan sobre las prácticas y las que permiten regular las luchas (controversias}. El poder
estrategias no son aprehensibles a nivel microsociológico, que los administradores científicos ejercen sobre los cam
o sea, a la escala del laboratorio, ya que están vinculadas a pos científicos, y que, pese a que las tengan, está lejos de
la posición del laboratorio en el campo. ser regido por unas consideraciones estrictamente científi
La lógica de las luchas científicas sólo puede entender cas (sobre todo, cuando se trata de ciencias sociales) , puede
se si tomamos en cuenta la dualidad de los principios de apoyarse siempre en las divisiones internas de los campos.
dominación. Por ejemplo, para su realización, las ciencias Y en este ámbito, como en tantos otros, lo que denomino
dependen de dos tipos de recursos: los propiamente cien la ley del jdanovismo, según la cual los más desprovistos de
tíficos, en lo esencial incorporados, y los recursos financie capital específico, es decir, los menos eminentes según
ros necesarios para comprar o construir los instrumentos unos criterios estrictameme científicos, tienen tendencia a
(como el ciclotrón de Berkeley) o pagar al personal, o los recurrir a los poderes externos para reforzarse y, eventual
recursos administrativos, como los puestos de trabajo; y, mente, triunfar en sus luchas científicas, encuentra un te
en la competencia que los enfrenta, los investigadores rreno propicio para su aplicación.
siempre tienen que luchar para conquistar sus medios es
pecíficos de producción en un campo en el que las dos es ¿Por qué es importante desvelar la estructura del cam
pecies de capital científico son eficientes. po? Porque, al construir la estructura objetiva de la distri
El tiempo que los investigadores deben dedicar, indivi bución de las propiedades vinculadas a los individuos o a
dual o colectivamente, a las actividades orientadas hacia la las instituciones, nos dotamos de un instrumento de pre
búsqueda de los recursos económicos, subvenciones, con visión de los comportamientos probables de los agentes
tratos, empleos, etcétera, varía al igual que la dependencia que ocupan unas posiciones diferentes en esa distribución.
de su actividad científica respecto a esos recursos (y, en se Por ejemplo, fenómenos sobre los cuales la �mueva socio
gundo lugar, según su posición en la jerarquía del laborato logía de la ciencia)) ha reclamado la atención, como la cir
rio): nula, escasa o secundaria en disciplinas como las mate culación y el proceso de consagración y de universaliza
máticas o la historia, resulta muy importante en disciplinas ción de los trabajos, dependen de las posiciones ocupadas
como la física o la sociología. Y las instituciones burocráti en la estructura del campo por los científicos implicados.
cas encargadas de controlar la distribución de los recursos, Se plantea, y se observa, en efecto, que el espacio de las
como en Francia los ministerios o el CNIC, pueden arbi- posiciones dirige (en términos de probabilidades) el espa-
104 105
cio homólogo de las tomas de posición, es decir, las estra� En otras palabras, el conocimiento de las propiedades
regias y las interacciones. (Esta hipótesis hace desaparecer pertinentes de un agente, y, por tanto, de su posición en
la separación que algunos establecen entre la ciencia de los la estructura de la distribución, y de sus disposiciones, que
científicos y la ciencia de las obras científicas.) El conoci� casi siempre están estrechamente correlacionadas con sus
miento de los intereses profesionales (vinculados a la posi� propiedades y con su posición, permite prever (o, como
ción y a las disposiciones) que informan las preferencias mínimo, comprender) sus tomas de posición específicas
puede explicar las elecciones entre diferentes posibilidades: (por ejemplo, la clase de ciencia que se dispone a hacer,
por ejemplo, en las luchas que, en el siglo XIX, enfrenta normal y reproductora, o, por el contrario, excéntrica y
ban a los químicos y a los físicos, estos últimos, pertrecha arriesgada). Si se pudiera plantear a una muestra de rodos
dos con un capital físico-matemático, pero mal conocedo� los sabios franceses una decena de preguntas, por un lado,
res de la química, fueron conducidos frecuentemente a sobre su origen social, sus estudios, las posiciones que han
errores y situaciones sin salida. ocupado, etcétera, y, por otro, sobre el tipo de ciencia que
La estructura del campo científico está definida, en cada practican (las preguntas, en este caso, serían muy difíciles
momento, por el estado de la correlación de fuerzas entre los de elaborar y supondrían una prolongada preinvesriga
protagonistas de la lucha, es decir, por la estructura de la dis ción), creo que sería posible establecer unas relaciones es�
tribución del capital específico (en sus diferentes especies) tadísticas significativas, como las que he establecido en
que han podido acumular en el transcurso de las luchas an otros terrenos.
teriores. Esa estructura es la que atribuye a cada investiga La relación entre el espacio de las posiciones y el espa
dor, en función de la posición que ocupa en ella, tanto sus cio de las romas de posición no es una relación de reflejo
estrategias y sus tomas de posición científicas como las posi mecánico: el espacio de las posiciones sólo actúa en cierto
bilidades objetivas de éxito que se le prometen. Tales tomas modo sobre las tomas de posición a través de los habitus de
de posición son el producto de la relación entre la posición los agentes que aprehenden este espacio, de la posición que
en el campo y las disposiciones (el habitus) de su ocupante. ocupan en él y de la percepción que los restames agentes
1 -:1 "xiste ninguna opción científica -elección del ámbito de comprometidos en dicho espacio tienen de roda o parte de
la investigación, elección de los métodos utilizados, elección él. El espacio de las posiciones, cuando es percibido por un
del lugar de publicación, elección, bien descrita por Hags habitus adaptado {cOmpetente, dotado del semido del jue
trom (1965: 100), de publicar pronto unos resultados sólo go), funciona como un espacio de lasposibilidades, de las di
verificados en parte o demorar su publicación hasta que es ferentes maneras de practicar la ciencia entre las cuales es
tén plenamente controlados- que no sea también una estra� posible elegir; cada uno de los agentes comprometidos en
regia social de inversión orientada hacia la maximización del el campo tiene una percepción práctica de las diferentes rea
beneficio específico, indisociablemente social y científico, lizaciones de la ciencia, que funciona como una problemd
procurado por el campo y determinado por la relación entre tica. Esta percepción, esta visión, varía de acuerdo con las
la posición y las disposiciones que acabo de enunciar. disposiciones de los agentes, y es más o menos completa,
106 107
más o menos amplia; puede dejar de lado y desdeñar, por vo, unos �fectos estructurales que actúan sobre el agente
considerarlos carentes de interés o de importancia, a deter en la medida en que está constituido de manera que resul
minados sectores (las revoluciones científicas han tenido a te «sensible>> a tales efectos y a contribuir de ese modo él
menudo el efecto de transformar la jerarquía de las impor mismo al efecto que se ejerce sobre él. [Sirva esto, sin entrar
tancias). La relación entre el espacio de las posibilidades y en discusiones filosóficos sobre el determinismo y la libertad, para
las disposiciones puede funcionar como un sistema de cen recordar a los filósofos y o otros sociólogos que hacen de filósofos
sura y excluir de Jacto, sin ni siquiera plantear prohibicio que lo que decimos es a menudo más complicado de lo que ellos
nes, unos caminos y unos medios de investigación; el efec dicen a propósito de lo que decimos; más incluso, tal vez, de lo
to restrictivo es directamente proporcional a la medida en que dicen cuando expresan su pensamiento más complejo sobre la
que los agentes están más o menos desprovistos de capital libertad.]
simbólico y de capital cultural específico (algunos pueden La percepción del espacio de las posiciones, que es a
ser empujados a excluir como imposibles -«esto no es para un tiempo conocimiento y reconocimiento del capital
mÍ»- determinadas opciones que pueden imponerse con simbólico y contribución a la constitución de dicho capi
absoluta naturalidad a otros). tal (mediante juicios que se apoyan en indicios como el
Para tener un espacio de las posibilidades matemáticas lugar de publicación, la calidad y la cantidad de las notas,
que sea aceptado como matemático por los restantes ma etcétera), permite orientarse en ese campo. Las diferentes
temáticos, hay que ser matemático. A partir de ahí, dicho posiciones realizadas, cuando son aprehendidas por un ha
espacio variará de acuerdo con el habitus de los matemáti bitus bien constituido, son otras tantas posibilidades, otras
cos, su competencia específica, su lugar de formación, et tantas maneras posibles de hacer lo que hace aquel que las
cétera, y una de las mediaciones del efecto del espacio de percibe (de la física o de la biología) , maneras posibles de
las posibilidades sobre las disposiciones son las propias hacer ya practicadas, ya realizadas, o por realizar, pero fac
disposiciones. Así pues, vemos que las causalidades ad tibles por la estructura de las posibilidades ya realizadas.
quieren en sociología unas formas muy complejas: para ser Un campo contiene unas virtualidades, un futuro proba
juzgado de acuerdo con un efecto del campo de las mate ble (que un habitus ajustado permite anticipar). El mundo
máticas, hay que estar «predispuesto» matemáticamente. físico tiene unas tendencias inmanentes, y lo mismo ocu
En otras palabras, aquel que está determinado contribuye rre con el social. La ciencia se propone establecer el estado
a su propia determinación, pero a través de unas propieda del mundo y, al mismo tiempo, las tendencias inmanentes
des, como las disposiciones o las capacidades, que él no ha de ese mundo, el futuro probable de ese mundo, lo que
determinado. Lo que se compromete en el hecho de elegir no puede suceder (lo imposible) o lo que tiene algunas
tal o cual tema de tesis, o de orientarse hacia tal o cual di posibilidades, más o menos considerables, de suceder (lo
rección de la física o de la química, son dos fOrmas de de probable) o, también, pero es más raro que la ciencia sea
terminación, o sea, del lado del agente, su trayectoria, su capaz de hacerlo, lo que debe ocurrir de manera absoluta
carrera, y, del lado del campo, del lado del espacio obJ"eti- mente necesaria (lo seguro). Conocer la estructura es ad-
108 109
quirir los medios de entender el estado de las posiciones y
que sirva para diferenciar los agentes y las propiedades de
de las wmas de posición, pero también el futuro, la evolu un espacio estático y verlas como posibilidades en la lucha
ción, probable de las posiciones y de las tomas de posi en el interior del campo (por ejemplo, la antigüedad o el
ción. En suma, como no me canso de repetir, el análisis de hecho de haber publicado muchos premios Nobel apare
la estructura, la estática, y el análisis del cambio, la diná cen desde ese punto de vista como uno de los fundamentos
mica, son indisociables. del capital simbólico de una editorial) (Bourdieu, 1999),
La estática y la dinámica son inseparables, ya que el o, mejor aún, como poderes que definen el futuro previsi
pnncipio de la dinámica se encuentra en la estática del
ble de un juego que se jugará entre agentes poseedores de
campo, en la correlación de fuerzas que lo define: el cam posibilidades desiguales desde el punto de vista de la defi
po tiene una estructura objetiva que no es más que la nición del juego.
estructura de la distribución (en el sentido a la vez estadís Cabe recurrir aquí, para representar las diferentes espe
tico y económico de la palabra) de las propiedades perti cies de poder (o de capital) , a la metáfora de las pilas de fi
nemes, y, por tanto, eficientes, de las posibilidades que ac chas de diferentes colores, que son la materialización simul
túan en ese campo (en nuestro caso, el capital científico), tánea de las ganancias obtenidas en las fases precedentes de
y las correlaciones de fuerza constituyentes de esa estruc la partida y de las armas susceptibles de ser utilizadas en la
tura; eso quiere decir que las propiedades, que pueden ser continuación del juego, es decir, una especie de síntesis del
tratadas como propiedades lógicas, como rasgos distinti
pasado y del futuro del juego. Se ve con claridad que descri
vos que permiten dividir y clasificar (enfrentando y jun� bir rigurosamente un estado del juego, o sea, la distribu
rando, como hay que hacer para construir la estructura de
ción de las ganancias y de las disponibilidades, es describir a
la distribución), son simultáneamente unos retos, en tanto
un tiempo el devenir probable del juego, las oportunidades
que objetos susceptibles de apropiación, y unas armas, en probables de ganancias de los diferentes jugadores, y sus es
tanto que instrumentos posibles de lucha por la apropia
trategias probables a partir del estado de sus recursos (todo
ción, para los grupos que se separan o se reúnen respecto a
ello, siguiendo la hipótesis de una estrategia adecuada en la
ellas. El espacio de las propiedades también es un terreno
práctica a las opciones de ganancia, o sea, razonable antes
de lucha para la apropiación.
que racional, como es la estrategia del habitus).
Cuando se utiliza una técnica estadística como el aná
lisis de las correspondencias, se crea un espacio pluridi
mensional en el que se distinguen a un tiempo unas pro 4. UNA LUCHA REGULADA
piedades y los poseedores de esas propiedades, mediante
una operación clasificatoria que permite caracterizar la es Los agentes, con su sistema de disposiciones, con su
tructura de dicha distribución; pero basta con cambiar la
competencia, su capital, sus intereses, se enfrentan, dentro
definición de tales propiedades para dejar de considerarlas
de ese juego llamado campo, en una lucha para conseguir
características distintivas de una taxonomía clasificatoria
el reconocimiento de una manera de conocer (un objeto y
1 10 111
un método), y contribuyen de ese modo a conservar o a hombre; su propia práctica se convierte en la medida de
transformar el campo de fuerzas. Un pequeño número de todas las cosas, la buena manera de hacer que tiende a
agentes y de instituciones concentran un capital suficiente desacreditar las otras maneras. Consagran algunos objetos
para apropiarse prioritariamente de los beneficios procura consagrándoles sus inversiones y, a través del objeto mis
dos por el campo, para ejercer un poder sobre el capital mo de sus inversiones, tienden a actuar sobre la estructura
poseído por los restantes agentes, sobre los pequeños por de las opciones de beneficio y, a partir de ahí, sobre los be
tadores de capital científico. El poder sobre el capital se neficios procurados por las diferentes inversiones. [Así, en la
ejerce, en realidad, mediante el poder sobre la estructura actua!idad, e! CNIC aprovecha !as estructuras y sobre todo, más
de la distribución de las posibilidades de beneficios. Los bien, e! !éxico de !a ciencia estadounidense, e impone, como si fue
dominantes imponen, gracias a su mera existencia, como ra obvia, !a idea de «programa» (de investigación) o unos modelos
norma universal, los principios que introducen en su pro instituciona!es como «e! Fondo Naciona! de !a Ciencia» (y eso,
pia práctica. Esto es lo que hace cuestionar la innovación cada vez con mayor frecuencia, a través de persono!idades que,
revolucionaria, que alrera la estructura de la distribución después de haber sido consagradas en !os Estados Unidas, reprodu
de las posibilidades de benetlcio, y, con ello, reduce los cen como !o mejor o !o único posible e! modelo que !as ha consa
beneficios de aquellos cuyos beneficios están vinculados a grado}.]
la antigua estructura. Una gran innovación científica pue Los revolucionarios, en lugar de contentarse con jugar
de destruir infinidad de investigaciones y, de paso, de in en los límites del juego tal como es, con sus principios ob
vestigadores, a pesar de no tener la menor intención de jetivos de formación de los premios, transforman el juego
perjudicar a nadie: no siempre es cierta la visión mezquina y los principios de formación de los premios. Por ejemplo,
que puede sugerir el análisis de las estrategias científicas una de las maneras de cambiar el modo de formación de
como maneras de <<rivalizan>, inspiradas por el deseo de ser los premios en vigor, consiste en cambiar el modo de for
el primero o de derrotar a unos adversarios. Se entiende mación de los productores. Esto explica la violencia que
que las innovaciones no sean bien acogidas, que susciten pueden alcanzar las luchas respecto al sistema de enseñan
resistencias formidables, que pueden recurrir incluso a la za superior (como podemos comprobar así que participa
difamación, muy eficaz contra un capital que, como cual mos en una comisión sobre los programas, situación expe
quier capital simbólico, es fama, reputación, etcétera. rimental absolutamente apasionante: he visto a personas a
Los dominantes imponen de Jacto, como norma uni las que les faltaba un año para la jubilación y que, aparen
versal del valor científico de las producciones de los sabios, temente, no tenían ningún interés directo en el asunto,
los principios que ellos utilizan, de manera consciente o enzarzarse para defender el mantenimiento de una hora de
inconsciente, en sus prácticas, especialmente, en la elec ruso, de geografía o de filosofía en los programas, en com
ción de sus objetivos, de sus métodos, etcétera. Se han bates que tendían a perpetuar todo un sistema de creen
constituido en ejemplos, en realizaciones ejemplares de la cias o, mejor dicho, de inversiones al perpetuar la estruc
práctica científica, en ideal realizado, en normas hechas tura del sistema de enseñanza) .
112 1 13
Las luchas de prioridad suelen enfrentar a quien ha sean, en cierto sentido, capitalistas específicos, es decir,
descubierto un hecho en estado bruto, a menudo una ano personas capaces de dominar todas las adquisiciones de la
manera de concebir el mundo. Más de una vez las guerras sin importancia pueden verse reactivadas por una nueva
epistemológicas son de ese tipo y se enfrentan en ellas unos manera de practicar la ciencia, e, inversamente, sectores
adversarios dotados de propiedades sociales diferentes que enteros de la ciencia pueden caer en la inacrualidad, la ob
los predisponen a sentirse afines con uno u otro campo. solescencia. Las luchas en el interior del campo son luchas
en busca de ser o mantenerse actual. Aquel que introduce
Uno de los objetivos permanentes de las luchas epistemo
lógicas es la valorización de una especie de capital científi una nueva manera legítima de hacer revoluciona las corre
co, de teórico o de experimentador, por ejemplo (al ser laciones de fuerza e introduce el tiempo. Si no ocurriera
nada, el tiempo no existiría; los conservadores quieren
cada uno de los impugnadores propenso a defender el tipo
de capital de que está especialmente dorado) . abolir el tiempo, eterni¡.ar el estado actual del campo, el
La definición de los retos de la lucha científica forma estado de la estructura conveniente a sus intereses, ya que
en él ocupan la posición dominante, mientras que los in
parte de los retos de la lucha científica. Los dominadores
son aquellos que consiguen imponer la definición de la novadores, sin necesidad de preocuparse de competir con
nadie, introducen, simplemente con su intervención, el
ciencia según la cual la realización más acabada de la cien
cia consiste en tener, ser y hacer lo que ellos tienen, son o cambio y crean la temporalidad específica del campo. De
hacen. Por eso se choca sin cesar con la antinomia de la le ello se desprende que cada campo tiene su tiempo propio,
gitimidad: en el campo científico, al igual que en muchos una cronología única que tiende a nivelar en una falsa
otros, no existe ningún procedimiento para legitimar las unilinealidad unas temporalidades diferentes, las series in
cularidades de las revoluciones científicas es que introdu Hasta aquí he dado por supuesto que el sujeto de la
cen una transformación radical al tiempo que conservan lucha científica era exclusivamente un individuo, un cien
las adquisiciones anteriores. Las revoluciones, por tanto, tífico individual. En realidad, también puede ser una dis
conservan las adquisiciones, sin ser por ello revoluciones ciplina o un laboratorio. Conviene detenerse un instante
conservadoras que tiendan a alterar el presente para res en la disciplina. En la práctica habitual. cabe hablar indi
taurar el pasado. Sólo pueden realizarlas personas que ferentemente, refiriéndose a niveles muy diferentes de la
1 14 115
división del trabajo científico, de disciplina o de subcam� jamás cuestionados, así como de «colectivo de pensamiento», comu
po o de especialidad (por ejemplo, se hablará de disciplina nidad de individuos que intercambian regularmente ideas: las ideas
para designar la química en su conjunto, o la química or� compatibles con los presupuestos fundamentales del colectivo son in
gánica, la química física orgánica, la química cuántica, et� tegradas, y los restantes rechazadas. Obtenemos de ese modo toda
cétera). Daryl E. Chubin diferencia (Nye, 1993: 2) la dis una serie de hábitos muy próximos que valen a veces para el conjun
ciplina (física) , el subcampo (la física de las altas energías o to de una disciplina, y otras para un grupo, un colectivo de pensa
de las partículas), la especialidad (interacciones débiles), la miento que comparte un saber y unos presupuestos sobre la metodo
subespccialidad (estudios experimemales contrapuestos a logía, la observación, las hipótesis aceptables y los problemas
estudios teóricos) . importantes. Ion Hacking ( 1 992) hablo también de «sistemas cerra
La disciplina es un campo relativamente estable y deli� dos de práctica de la investigación» {closed systems of research
mirado, y, por tamo, relativameme fácil de identificar: tie� practice).] El concepto de (/estila>) es importante para, por lo
ne un nombre reconocido escolar y socialmente (es decir, menos, designar, señalar con el dedo una propiedad de las
está presente de manera clara en las clasificaciones de las diferentes ciencias, o disciplinas, que ha sido aplastada y
bibliotecas, como la sociología en oposición, por ejemplo, obnubilada en roda la reflexión sobre la ciencia, debido a
a la "mediologíal>); está inscrita en unas instituciones, unos que la física y, más exactamente, la física cuántica ha que�
laboratorios, unos 4epartamentos universitarios, unas re dado constituida como modelo. exclusivo de la cientifici�
vistas, unas organizaciones nacionales e internacionales dad, en nombre de un privilegio social convertido en privi
(congresos), unos procedimientos de certificación de las legio epistemológico por los epistemólogos y los filósofos,
competencias, unos sistemas de retribución, unos premios. escasamente pertrechados para pensar los efectos de impo
La disciplina se define mediante la posesión de un capi sición social que se ejercían sobre su pensamiento.
tal colectivo de métodos y de conceptos especializados cuyo Las fromeras de la disciplina están protegidas por un
dominio constituye el derecho de admisión, tácito o implí derecho de admisión más o menos codificado, estricto y
cito, en el campo. Produce un {(trascendental histórico>), el elevado; más o menos visibles, son a veces el objetivo de
habitus disciplinario como sistema de esquemas de percep� disputas con las disciplinas vecinas. Pueden existir algunas
ción y de apreciación (la disciplina incorporada actúa como intersecciones entre las disciplinas, algunas de ellas vacías y
censura) . Se caracteriza por un conjunto de condiciones so� otras colmadas, que ofrecen la posibilidad de extraer unas
ciotrascendentales, constitutivas de un estilo. [Abro aquí un ideas y unas informaciones de un número y de una varie�
paréntesis sobre el concepto de estilo: los productos de un mismo ha dad más o menos grande de fuentes. (La innovación de las
bitus se caracterizan por una unidad de estilo (estilo de vida, mane ciencias se engendra a menudo en las intersecciones.)
ras, escritura de un artista). En la tradición de la sociología de la La noción de campo científico es importante porque
ciencia, el temo del estilo está presente en Mannheim y en Ludwig recuerda, por un lado, que existe un mínimo de unidad de
Fleck (1 980), que habla de «estilo de pensamiento», es decir, de una la ciencia, y, por otro, que las diferentes disciplinas ocupan
«tradición de presupuestos compartidos» en gran parte invisibles y una posición en el espacio (jerarquizado) de las disciplinas y
116 1 17
que lo que ocurre allí depende parcialmente de esa posi Uno de los más imporrantes principios de diferenciación
ción. Me referiré en primer lugar a la cuestión de la uni entre las disciplinas es la importancia del capital de recur
dad: el campo científico puede ser descrito como un con sos colectivos (y, en especial, de recursos de tipo teóri
junto de campos locales (disciplinas) que comparten unos co-formal) que ha acumulado cada una de ellas, y, correla
intereses (por ejemplo, un interés de racionalidad que se tivamente, la autonomía de que dispone respecto a las
enfrenta al irracionalismo, la anticiencia, etcétera) y unos presiones externas, políticas, religiosas o económicas. Se
principios mínimos. Entre los principios unificadores de la ñalaré, sin más precisiones, que existen dos principios de
ciencia creo que hay que conceder un espacio muy amplio diferenciación/jerarquización entre las disciplinas: el prin
a lo que Therry Shinn (2000) denomina los únstrumentos . cipio temporal y el principio propiamente científico.
troncales)) (ultracentrifugadora, espectroscopia mediante Para ilustrar el efecto de" los recursos científicos teóri
transformadas de Fourier, láser, contador de destellos), co-formales, recordaré las relaciones entre la física y la quí
<ánstrumentos genéricos;;, <<cosas epistémicas>; (epistemic mica apoyándome en los libros de Nye (1993) y de Pierre
things) que constituyen ;;una forma coagulada de conoci Lazlo (2000). La oposición entre la física y la química apa
miento teóricO>> (Shinn, 2000), en la que es preciso englo rece en todos los niveles de diferenciación y, en especial,
bar también todas las formas racionalizadas, formalizadas y entre la física mecánica, basada en fundamentos axiomáti
estandarizadas de pensamiento, como las matemáticas, cos y matemáticos, y una mera ciencia taxonómica y clasi
susceptibles de funcionar como instrumento de descubri ficatoria, que se basa en fundamentos descriptivos y empí
miento, y las reglas del método experimental. Este capital ricos. Pierre Lazlo evoca la experiencia vivida de esa
científico de procedimientos estandarizados, de modelos relación objetiva cuando habla (Lazlo, 2000: 243) de <<SÍn
experimentados, de protocolos reconocidos, que los in drome de Lavoisier» para describir el malestar de los quí
vestigadores toman prestado y combinan para concebir micos al ser llamados químicos: Lavoisier, el gran químico
nuevas teorías o nuevos dispositivos experimentales (su ori del siglo x:vm, prefería llamarse físico. Ciencia descriptiva
ginalidad puede consistir, a menudo, en una nueva com y empírica, que se ocupaba en tareas prácticas y aplicadas
binación de elementos conocidos), actúa como factor de (abonos, medicamentos, cristal, insecticidas) y utilizaba
unificación y antídoto contra las fuerzas centrífugas al im recetas (de ahí la analogía con la cocina) , la química siem
poner la incorporación de las reglas que presiden su prác pre es descrita como una sirvienta (Nye, 1993: 3, 57).
tica (protocolos de utilización). Otro principio unificador Lazlo recuerda el ;;aspecto infantil y lúdico de la química>;
es, sin duda, el ,,efecto de demostración>> que ejerce la cien (Lazlo, 2000: 243), que, al igual que las restames caracte
cia dominante en todo momento y que constituye el prin rísticas ya mencionadas, se inscribe en una homología con
cipio de los préstamos entre las ciencias. la oposición entre lo masculino y lo femenino (que reapa
Una disciplina no sólo se define por unas propiedades rece con toda claridad en la oposición entre física teórica y
intrínsecas, sino también por unas propiedades que debe a química orgánica; véase Nye, 1993: 6-7). Al principio de
su posición en el espacio (jerarquizado) de las disciplinas. los años treinta del siglo pasado, la vigorosa entrada en la
1 18 1 19
química de los físicos (London, Oppenheimer) favoreció de su papel en la que los métodos de la fisiología serán
la aparición entre los químicos de una <<física molecular» aplicados al material de la filosofía (en su punto de mayor
relacionada con la física, dotada de sus revistas periódicas convergencia, es decir, la psicología) , de manera que el in
y rebautizada de acuerdo con la definición dominante. novador se diferencia de los profesionales más tradiciona
Me ha parecido importante introducir la disciplina les de la disciplina menos considerada,, (Ben-David y Co
porque las luchas disciplinarias pueden ser un factor de llins, 1997: 8 1 ) . En suma, si abandonamos el lenguaje
cambio científico a través de toda una serie de efectos, de inadecuado del «conflicto de papeles,, y de la «hibridación
los que citaré un único ejemplo, descriro por Ben-David y de papeles,, y la filosofía de la acción que supone, podría
Collins en un famoso artículo respecto a lo que se ha de mos decir (confío que se percibirá que no se trata de un
nominado <<hibridación»: la hibridación, o sea, el hecho de mero cambio de lenguaje) que ese fenómeno aparece
<<ajustar los mérodos y las técnicas de un papel antiguo a cuando los representantes de una disciplina dominante (la
los materiales de uno nuevo, con la intención deliberada filosofía en el caso de Fechner o de Durkheim) se dirigen
de crear un papel nuevm>, se produce cuando el campo A hacia una disciplina dominada (la psicología o la sociolo
(la fisiología) ofrece ventajas competitivas en relación al gía), lo que les provoca una pérdida de capi[al y los obliga,
campo B (la filosofía) y goza de una consideración inferior en cierto modo, para recuperar sus inversiones y proteger
a la de éste (Ben-David y Collins, 1997): <<La movilidad su capital amenazado, a ensalzar la disciplina invadida in
de los científicos de un ámbito a otro se producirá cuando troduciendo en ella las adquisiciones de la disciplina im
las posibilidades de éxito (por ejemplo, ser reconocido, portada.
obtener una cátedra siendo aún relativamente joven, apor Pero la construcción de una disciplina también puede
tar una contribución excepcional} parezcan escasas en una ser el objetivo de una empresa colectiva, orientada por
disciplina determinada, a menudo a causa de la abundan unos agentes que tienden a asegurarse los medios econó
cia de candidatos en un terreno en el que el número de micos y sociales para realizar un gran proyecto científico y
puestos permanece estable. Buscarán mejores condiciones descubrir <<el secreto de la vida,, si se da el caso. Me gusta
de competición. En determinados casos, eso significa que ría recordar muy brevemente -convendría poder entrar en
se irán a un terreno cuya consideración sea relativamente wdos los detalles- la historia de los denominados (phage
inferior a la de su ámbito de origen. Eso crea las condicio workers» (trabajadores de los pagos), grupo dotado de una
nes de un conflicto de papeles)) (Ben-David y Collins, cultura diferenciada y de una estructura normativa, las
1997: 80). El investigador resuelve el conflicto vinculado cuales desempeñaron el papel de factores de integración,
a la pérdida de una condición superior en el plano intelec especialmente para los estudiantes formados por el grupo
tual y, tal vez, social <<innovando, o sea, adaptando al nue (Mullins, 1972). Historia ejemplar que muestra el error
vo papel los métodos y las técnicas del antiguo, con la in teórico y pránico que cometen los que creen que es posi
tención deliberada de crear un papel nuevo,, (Ben-David y ble extraer del estudio de los laboratorios unos principios
Collins, 1997: 80), con lo que se opera <<una hibridación de estrategias calculadas de <<engrandecimiento de uno
120 121
mismo>> y de «golpes políticos» en el universo científico. des colectivas del grupo, como su atraccivo social y su ca
Se evidencia en este caso que, si bien existe rodo un traba pacidad de conseguir discípulos.
jo organizarivo de constitución de redes, etcétera, todo eso Eso se debe a que el campo científico es, desde algunos
se desarrolla de acuerdo con una lógica que no es, en ab puntos de vista, un campo como los demás, aunque obede
soluro, la de la intencionalidad, la del cálculo, o, para de ce a una lógica específica, que se puede enrender sin necesi
cirlo en una sola palabra, la del cinismo. En primer lugar, dad de apelar a ninguna forma de trascendencia, y a que es
tenemos un «grupo paradigma)) (paradigm group) que se un lugar histórico en el que se producen unas verdades
interesa por el mismo problema de investigación y consti rranshistóricas. La primera, y, sin duda, la fundamental de
tuye una reserva de contactos potenciales. A continuación las propiedades singulares del campo científico es, como ya
se instauran unas relaciones reales a través de una «red de se ha visto, la mayor o menor limitación de los que tienen
comunicaciones» (network for communications) que au acceso a él, que hace que cada investigador tienda a no te
menta mediante cooptaciones sucesivas. Acto seguido, ve ner más receptores que los investigadores más adecuados
mos crearse poco a poco un auténtico «grupo>) (cluster) para entenderlo, pero también para criticarlo, por no decir
por impulso de Max Delbrück, que organiza el «curso de refutarlo y desmentirlo. La segunda, que da su forma espe
verano sobe los pagos>) (summerphage course). El reconoci cial al efecto de censura que supone esa limitación, es el he
miento como grupo se basa en la existencia de un estilo cho de que la lucha científica, a diferencia de la lucha artís
intelectual común (dogma central) y de una vida social tica, tiene como objetivo el monopolio de la representación
(summer phage course) así como, evidentemente, en los pri científicamenre legítima de lo «reab, y los investigadores,
meros inventos. Al carisma del líder le corresponde un pa en su confrontación, aceptan tácitamente el arbitraje de lo
pel determinante, pues, aunque cometió numerosos errores <<real» (tal como puede ser producido por el equipo teórico
{por ejemplo, al intentar desviar a Watson de la química), y experimental efectivamente disponible en el momento
acertó en su elección del <phage problem» y en su inten considerado). Todo se plantea como si al adoptar una acti
ción de encontrar <<el secreto de la vida)>. El paso del esta tud próxima a lo que los fenomenólogos llaman la <<actitud
do de cluster a la condición de «especialidad)) (speciality) se natural» los investigadores se pusieran de acuerdo, tácira
vio facilitado por la tradición universitaria estadounidense menre, sobre el proyecro de ofrecer una representación rea
de descenrralización y de competición: <<La biología mole lista de lo real; o, más exactamenre, aceptaran de modo tá
cular consiguió la condición de departamento al comienzo cito la existencia de una realidad objetiva por el hecho de
de los años 1 960.» En suma, el éxito está marcado por la aceptar el proyecto de buscar y de decir la verdad del mun
conversión del carisma en algo habitual. Y así vemos que do y de aceptar ser criticados, contradichos, refutados, en
sólo cabe entender el ascenso o el declive de una disciplina nombre de la referencia a lo real, constituido de ese modo
si se toma en consideración tanro su hisroria intelectual en árbitro de la investigación.
como su hisroria social, yendo desde las características so [Este postulado ontológico implica otro, el hecho de que exista
ciales del líder y de su entorno inicial hasta las propieda- un sentido, un orden, una lógica, en suma, algo que entender en el
122 123
mundo, sin excluir el mundo social (en contra de lo que Hegel deno una relación entre un científico individual y un objeto. El
minaba «el ateísmo del mundo social»); de que no se puede decir sujeto de la ciencia no es el científico individual, sino el
cualquier coso respecto al mundo («anything goes», por utilizar la campo científico en cuanto universo de relaciones objeti
fórmula predilecta de Feyerabend), porque no todo es posible ·en el vas de comunicación y de concurrencia reguladas en ma
mundo. Es bastante sorprendente encontrar una expresión perfecta teria de argumentación y de verificación. Los científicos
de ese postulado en Frege: «Si todo estuviera en un flujo continuo y jamás son los �'genios singulares» en que los convierte la
nada se mantuviera fijo para siempre, no habría ninguna posibilidad historia hagiográfica: son sujetos colectivos que, en tanto
de conocer el mundo y todo estaría sumido en la confusión» (Frege, que historia colectiva incorporada, actualizan toda la his
1953: VIl). Este postulado, que no siempre ha sido aceptado para el toria pertinente de su ciencia -pieQSO, por ejemplo, en
mundo natural, sigue siendo contestado -en nombre, especialmente, Newton o en Einstein-, y que trabajan en el seno de co
de la denuncia del determinismo»- respecto al mundo social.] lecrivos con unos instrumentos que son en sí mismos la
Si el análisis sociológico del funcionamiento del cam historia colectiva objetivada. En suma, la ciencia es un in
po científico no condena, en absoluto, un relativismo radi menso aparato de construcción colectiva urilizado de
cal, si se puede y se debe admitir que la ciencia es un hecho modo colectivo. En un campo científico muy autónomo,
social totalmente histórico sin concluir por ello que sus donde el capital colectivo de recursos acumulados es enor
producciones se refieren a las condiciones históricas y so me, el campo es lo que "elige>> los habitus adecuados para
ciales de su aparición, está claro que el �'sujeto)) de la cien realizar sus propias tendencias -lo que no quiere decir que
cia no es un colectivo integrado (como creían Durkheim y los habitus carezcan de importancia, en la medida en que
la tradición mertoniana), sino un campo, y un campo ab determinan la orientación de las trayectorias individuales
solutamente singular, en el que las correlaciones de fuerza en el espacio de las posibilidades ofrecidas por un determi
y de lucha entre los agentes y las instituciones están some nado estado del campo-, mientras que en un campo cuya
tidas a unas leyes específicas (dialógicas y argumentativas) autonomía esté incesantemente amenazada -como el de la
que se desprenden de dos propiedades fundamentales, es sociología, que interesa a muchas personas que quisieran
trechamente vinculadas entre sí: la limitación de los que ponerlo a su servicio, etcétera- los habitus contribuyen
tienen acceso a él (o la concurrencia de los iguales) y el mucho, a menos que se ejerza una vigilancia especial, a
arbinaje de lo real, que he enunciado anteriormente. La orientar las prácticas.
propia lógica, la necesidad lógica, es la norma social de una La lucha científica también debe su especificidad (y
categoría especial de universos sociales, los campos científi éste podría ser el tercer principio de diferencias respecto a
cos, y se ejerce a través de las presiones (las censuras, en es la lucha artística, -también caracterizada, en sus estadios
pecial) socialmente instituidas en esos universos. más avanzados, por la limitación de los que tienen acceso
Para sustentar esa proposición es preciso cuestionar a ella) al hecho de que los competidores por el monopolio
todo un conjunto de hábiws mentales como, por ejemplo, de la representación legítima de la realidad objetiva (legíti
el que inclina a percibir la relación de conocimiento como mo significa susceptible de ser reconocido, aceptado o,
124 1 25
mejor aún, homologado, en el sentido literal de la raíz grie 5. HISTORIA Y VERDAD
ga, por el conjunto de los instrumentos de comunicación,
de conocimiento y de crítica) disponen de un inmenso La objetividad es un producto social del campo que
equipo colectivo de construcción teórica y de verificación d epende de los presupuestos aceptados en ese campo, espe
_
Cialmente, en lo que se refiere a la manera legítima de re
o falsificación empírica cuyo dominio se exige a todos los
participantes en la competición. (Deseo citar, una ve:z gular los conflictos (por ejemplo, la coherencia entre los
más, a Terry Shinn: la ciencia cada día depende más de hechos y la teoría o la replicabilidad). Los principios de la
toda la tecnología de la investigación [ ((research techno lógica y del método experimental intervienen permanente
logy»], que tiende progresivamente a su autonomía: para mente en su puesta en práctica con morivo de las transac
convertirse en una disciplina que ofrece, siguiendo la lógi ciones y de las negociaciones que acompañan el proceso de
ca de su propio desarrollo, nuevas posibilidades a las res publicación y de universalización. Las reglas epistemoló
tantes disciplinas.) Ese equipo no cesa de incrementarse gicas no son más que las reglas y las regularidades socia
con las nuevas conquistas de la investigación, conquistas les inscritas en las estructuras y/o en los habitus, especial
en materia de conocimiento del objeto que son insepara mente, en lo que se refiere a la manera de conducir una
bles de las conquistas en materia de instrumentos de co discusión (las reglas de argumentación) y de regular un
noomtento. conflicto. Los investigadores detienen su experimentación
[Se precisa menos tiempo para apropiarse de los recursos acu cuando piensan que su experimento es adecuado a las nor
mulados en el estado objetivado (en los libros, los instrumentos, etcé mas de su ciencia y puede afrontar las críticas anticipadas.
tera) del que ho hecho falta para acumularlos, lo que es (junto con [Vemos que el discurso científico está sometido o la ley general de
la división del trabajo) una de los razones de la capacidad acumu la producción de discurso, producción que siempre está orientado
ladora de la ciencia y del progreso científico. Si un matemático de por la anticipación (inconsciente, o partir de las disposiciones) de
veinte años puede dominar suficientemente las conquistas históricas los beneficios, positivos o negativos, propuestos por un mercado de
de su disciplino para aportar cosas nuevas, se debe, en parte, o los terminado, y que codo participante se enfrento o un determinado es
virtudes de la formalización y a las capacidades de condensación todo del mercado, es decir, de censuro social que anticipa (Bour
generativa que proporciona. Leibniz había intuido ese fenómeno dieu, 1 982, 2001 b).] El conocimiento científico es lo que ha
cuando defendía, en contra de Descartes, el papel de lo que él de sobrevivido a las objeciones y es capaz de resistir a las obje
nominaba la evidentia ex terminis, la evidencia que surge de la pro ciones futuras. La opinión validada es la que es reconocida,
pia lógica de las fórmulas lógicas de tipo algebraico, de sus trans por lo menos negativamente, porque ya no suscita objecio
formaciones, de sus desarrollos, y que se opone a la evidencio nes pertinentes, o carece de mejor explicación. En unas lu
cartesiana (especialmente, en cuanto es independiente de los fluc chas que aceptan corno árbino el veredicto de la experien
tuaciones de lo inteligencia o de lo atención), de lo que permite cia, es decir, de lo que los investigadores concuerdan en
prescindir.] considerar como lo real, lo verdadero es el conjunto de las
representaciones consideradas verdaderas porque son pro-
126 1 27
ducidas de acuerdo con las reglas que definen la produc en la evidencia subjetiva de un individuo aislado, sino en la
ción de lo verdadero; es aquello en lo que concuerdan unos experiencia colectiva, regulada a partir de las normas de co
competidores que concuerdan en los principios de verifica municación y argumentación.
ción, en los métodos comunes de legitimación de las hipó Se deduce de ahí que la visión bachelardiana del tra
128 129
descubrimiento colaboran en su verificación al intentar diálogo regulado acompaña la aparición de un campo filo
(inútilmente) destruirla, refutarla. Verificado, signifiCa co sófico en el que se construye progresivamente la educación
lectivamente validado en un trabajo de comunicación que del pensamiento educado en y mediame la cual los adver
culmina en el reconocimiento universal (dentro del limite sarios aprenden a ponerse de acuerdo sobre los terrenos de
del campo, es decir, del universo de los conocedores com desacuerdo y sobre los medios de regular las diferencias).
petentes). La idea verdadera posee una fuerza intrínseca en El trabajo de verificación y la homologéin que lo ratifi
el interior del universo científico en determinadas condi ca y lo consagra suponen el acuerdo de los observadores so
ciones sociales. Es una fuerza de convicción que se impo bre el principio de la homologación. Jacques Merleau
ne al adversario competidor que intenta refutarla y que se Ponty describe la aparici6n, en las ciencias de los siglos XIX
ve obligado a rendir las armas. Los adversarios colaboran y XX, de la idea de una (Komunidad qde se define median
en el trabajo de verificación mediante las tareas de crítica, te las operaciones que permiten a cada uno de sus miem
corrección y refutación que desarrollan. bros ponerse de acuerdo con los demás)) (Merleau-Ponry,
¿Cómo es posible que unos investigadores que compi 1965). La invariante ya no se define mediante lo inmuta
ten entre sí por el monopolio de la verdad lleguen a la ho ble, sino por medio de da identidad para toda una clase de
mologéin, a decir lo mismo, a estar de acuerdo? [Paréntesis: observadores». La definición de la objetividad que se dedu
o las ciencias sociales, y muy especialmente a la sociología, les ce de ahí ya no se basa en la operación de un individuo
cuesta trabajo imponer eso ambición del monopolio, inscrita, sin aislado que está pendiente de la naturaleza, sino que hace
embargo, en el hecho de que «la verdad es uno», porque en nom intervenir ((la idea de identidad para una clase de observa
bre, entre otras cosos, de una contaminación de orden científico dores y de comunicabilidad en una comunidad imersubje
por unos principios del orden político y de la democracia, se que tiva)), La objetividad depende del ((acuerdo de una clase de
rría que la verdad fuero «plural», como se dice actualmente, y que observadores respecto a lo que está registrado en los apara
diferentes poderes de dimensiones simbólicas, políticos y religiosas, tos de medición en una situación experimemal bien preci
sobre todo, y, de manera muy especial, periodísticos, estuvieran ar sa». Así que podemos decir que no existe una realidad ob
mados socialmente para reivindicar con posibilidades de éxito el jetiva independiente de las condiciones de su observación
derecho a decir lo verdadero sobre el mundo social.] La
homolo sin poner en duda el hecho de que lo que se manifiesta,
géin, el acuerdo racional, es el producto del diálogo, de la una vez determinadas dichas condiciones, conserva un ca
discusión, pero no de cualquier diálogo, sino de un diálo rácter de objetividad.
go sometido a las reglas de la dialéctica (he recordado en Cabe también invocar, en esta perspectiva, los análisis
las Méditations pascaliennes (1997), dentro de un breve re de Jean-Claude Passeron que muestran las maneras espe
sumen de una investigación emprendida por mí hace ya ciales con que el lenguaje teórico se articula sobre los pro
bastante tiempo, en colaboración con Jean Bollack, sobre tocolos empíricos (Passeron, en prensa: 106-1 07), o la
el paso de la razón analítica a la razón lógica en la Grecia idea de lan Hacking según la cual existe una correspon
antigua, que el desarrollo progresivo de la dialéctica y del dencia entre una teoría- y los instrumentos que utiliza:
130 131
<(Creamos un instrumental que engendra unas situaciones way (1 988) o Srephen Shapin (1 988). Los episremólogos
que confirman las teorías; juzgamos este instrumental a desconocen este paso y la transmutación que origina, pero
partir de su capacidad para producir unas situaciones que los sociólogos que identifican publicación con publicidad
encajem• (Hacking, 1992: 54). La inconmensurabilidad tampoco tienen mejores medios de entender su lógica, in
procede del hecho de que «los fenómenos son producidos separablemente epistemológica y social, la misma que define
por unas técnicas fundamentalmente diferentes y unas el proceso sociológico de verificación.
teorías diferentes que responden a unos fenómenos dife [En efecto, si bien es conveniente tomar en consideración el
rentes que sólo están débilmente (loose!J) conectados)) papel de la «publicación», entendida como el hecho de hacer pú·
(Hacking, 1992, 57). blico, de darse a conocer (Óffentlichkeit), ésta no es una forma de
Vemos que, si bien han tenido el mérito de subrayar la publicidad o de relaciones públicas, como poreceh creer algunos
contribución que el proceso de circulación, olvidado por la defensores de lo nueva sociología de lo ciencia, sin duda, de bue
epistemología tradicional, aporta a la construcción del he na fe, cuando intentan poner su idea de éxito al servicio del éxito
cho científico, los estudios de laboratorio han olvidado o de sus ideas y actúan de acuerdo con su imagen de los científicos,
considerablemente infravalorado la lógica inseparablemen que ven a su imagen y semejanza ... Al poner en práctica su visión
te social e intelectual de esa circulación y los efectos de del mundo científico, pretenden crear unos redes en las cuales se
control lógico y empírico, y, a través de ahí, de universali constituyo el reconocimiento de su importando: la verdad social se
zación que produce. La circulación crítica es un proceso de encuentra al término del enfrentamiento, y es preciso, por tanto, dis
desprivatización, de publicación, en el doble sentido de frutar de una posición fuerte en las revistas, las editoriales, etcétera,
oficialización y de universalización, que culmina en lo que para derrotar socialmente a los adversarios.]
Eugene Garfield denomina «la obliteración de la fuente de Pero existe otra manera de pervertir la lógica de la ofi
las ideas, de los métodos y de los descubrimientos median cialización-universalización que ha pasado a ser posible
te su incorporación al conocimiento admitidon (Garfield, gracias a que cabe copiar e imitar las apariencias de la uni
1 975). (La mayor consagración que puede conocer un in versalidad. En mi trabajo sobre Heidegger, L 'ontologie po
vestigador consiste en poder llamarse autor de conceptos, litique de Martin Heidegger (1 988a), intenté describir el
de efectos, etcétera, que han pasado a ser anónimos, sin su proceso mediante el cual cabe conferir las apariencias de la
jeto.) A este respecto, cabe recordar el bellísimo análisis de sistematización y de la necesidad a un léxico, que, de ese
Gerald Holton que muestra cómo Robert Millikan con modo, se presenta como independiente del agente históri
quistó el asentimiento (assent) respecto a su trabajo con co que lo produce y de las condiciones sociales de las que
gotas de aceite porque se preocupó de publicar SU5 expe es producto. Podría dar mil ejemplos, sacados de la litera
riencias privadas (Holton, 1 978). Desde esta perspectiva tura sociológica y, sobre todo, económica, de trabajo so
adquieren todo su sentido los estudios que tienden a en cial de neutralización semejante que, imitando los efectos
tender la compleja transición de la <(privacp del laborato de universalización de las ciencias de la naturaleza, puede
rio a la «publicity" del campo, como los de Owen Hanna- producir unos efectos científicos absolutamente engaño-
132 133
sos. Me habría gustado disponer de tiempo para leer y co ciones de autonomía débil. Y citaré aquí, una vez más, a
mentar en este lugar una extensa carta de Wassily Leontief Ben-David: <<El científico expulsado de su disciplina por
titulada <<Academic Economics» (Leontief, 1982), a pro una autoridad tenía varios tribunales de apelación a su dis
pósito de la economía, que muestra que esa disciplina sus posición. Podría proponer su artículo a varias revistas, pre
tenta su autoridad científica en una organización colectiva sentarlo en forma de libro a toda la comunidad científica,
autoritaria que tiende a mantener la creencia colectiva y la como hizo Darwin, o confirmar su teoría mediante expe
disciplina de los «miembros más jóvenes del profesorado rimentos sensacionales, como Pasteur y Koch. Todos estos
universitario•• (youngerfoculty members). recursos se presentaban ante organismos y públicos com
El proceso de despersonalización, de universalización y pletamente independientes de los organismos de enseñan
de desparticularización cuyo resultado es el hecho científi za y de investigación, y, frecuentemente, con 1 objetivos
co tiene un número de posibilidades de realizarse directa interdisciplinarios y de composición internacional» (Ben
mente proporcional al grado de autonomía y de internacio David, 1 997: 279).
nalización del campo (de todos los campos especializados, ¿Cuáles son las consecuencias propiamente epistemo
el científico es, sin duda, el que está menos encerrado en las lógicas de esos análisis? Las luchas a propósito de la repre
fronteras nacionales y aquel donde el peso relativo de los sentación científicamente legítima deben su especificidad
<<nacionales'' es menor: el grado de internacionalización, (convendría decir su excepcionalidad) al hecho de que, a
que podemos medir con diferentes indicadores, como, por diferencia, y de manera muy especial, de lo que se observa
ejemplo, la lengua utilizada, los lugares de publicación, na en el campo artístico, la lógica de la competencia conduce
cionales o extranjeros, etcétera, es uno de los buenos índi (o fuerza) a los científicos a utilizar en cada momento to
ces del grado de autonomía). Citaré aquí a Ben-David: d..a dos los instrumentos de conocimiento disponibles y todos
consecución del reconocimiento científico es, generalmen los medios de verificación acumulados a lo largo de toda
te, un proceso supraracional y, por lo menos hasta cierto la historia de la ciencia, y a conceder, de ese modo, toda su
punto, supradisciplinario; los efectos de cualquier prejuicio eficacia al poder de arbitraje de la «realidad" (construida y
en el juicio resultan, por tanto, minimizados" (Ben-David, estructurada de acuerdo con unos principios socialmente
1997: 283) Como, según he dicho anteriormente, el capi definidos).
tal temporal está más vinculado a las organizaciones nacio Sustituir la relación entre un sujeto (el científico) y un
nales, a las instituciones temporalmente dominantes, como objeto por una relación entre los sujetos (el conjunto de
las academias, y dependientes de unas autoridades tempo los agentes comprometidos en el campo) acerca de la rela
rales, sean económicas o políticas, el proceso de universali ción entre el sujeto (el científico) y su objeto conduce a
zación adquirirá casi necesariamente la forma de una inter rechazar, simultáneamente, tanto la ingenua visión realis
nacionalización vista como desnacionalización. ta, según la cual el discurso científico es un reflejo directo
En efecto, lo internacional es un recurso contra los de la realidad, un mero registro, como la visión construc
poderes temporales nacionales, especialmente, en las sirua- tivista relativista, según la cual el discurso científico es el
13 4 135
producto de una construcción, orientada por unos intere funcionamiento de un orden social; la otra cara de la cien
ses y unas estructuras cognitivas, que producirá unas visio cia es a un tiempo universalmente conocida por todos
nes múltiples, subdeterminad.!ts por el mundo, de dicho aquellos que intervienen en el juego y unánimemente disi
mundo. [Cabría ob$ervar de po$ada que el relativi$mO $e baso mulada, como un secreto a voces (los economistas habla
en un realismo, o $ea, por e¡emplo, en la verificación de que exis rán de common knowledge) celosamente guardado. Todos
ten interpretaciones diver$0$ y variables de una realidad que no ha conocen la verdad de las prácticas científicas, que los nue
cambiado; o que lo que lo$ científicos dicen $e opone a lo que, en vos sociólogos de la ciencia descubren y desvelan a bombo
realidad, hocen.] La ciencia es una construcción que hace y platillos, y todos seguimos fingiendo que la desconoce
aparecer un descubrimiento irreductible a la construcción y mos y que las cosas ocurr-en de otra manera. Y si el home
a las condiciones sociales que lo han hecho posible. naje que el vicio tributa a la virtud es tan unánime y tan
De la misma manera que es preciso superar la alterna indiscutido, y está tan poderosamente asentado en todas
tiva del constructivismo idealista y del positivismo realista las estrategias de universalización, se debe a que lo esen
en pos de un racionalismo realista que sostiene que la cial, al margen incluso de que estemos obligados a trans
construcción científica es la condición del acceso a la lle gredir la regla, consiste en evitar la denuncia de la regla
gada de lo <<real)) que llamamos descubrimiento, es preciso que sustenta la creencia (illusio) del grupo al ratificar las
superar la oposición entre la visión ingenuamente idealiza prácticas, sin embargo comunes, que la transgreden y la
da de la ((comunidad científica)) como reino encantado de contradicen. En muy buena parte la ciencia avanza porque
los fines de la razón y la visión cínica que reduce los inter se consigue creer y hacer creer que avanza tal como se dice
cambios entre científicos a la brutalidad calculada de las que avanza, en especial, en los libros de epistemología, y
correlaciones de fuerzas políticas. La visión pesimista de la porque esta ficción colectiva mantenida colectivamente si
ciencia sólo ve la mitad de la verdad: olvida que, tanto en gue constituyendo la norma ideal de las prácticas.
la ciencia como en la existencia común, las estrategias de Podemos regresar ahora a la cuestión que había plan
oficialización a través de las cuales nos «ponemos en regla)) teado al comienzo, la de las relaciones entre la verdad y la
forman parte de la realidad de la misma manera que las historia, que está en el centro de la lucha secular entre la fi
transgresiones de la regla oficial, y contribuyen a la perpe losofía y las ciencias sociales; comenzando, como no he de
tuación y a la afirmación de la regla y de la creencia en la jado de repetir, por rechazar los dos términos de la alterna
regla, sin lo cual desaparecen la regularidad y la conformi tiva habitualmente admitida, por un lado el absolutismo
dad mínima, exterior y formal, a la regla. logicista que pretende dar unos fundamentos lógicos a
La estratagema de la razón científica consiste en con priori al conocimiento científico, y por otro el relativismo
vertir el azar y la contingencia en necesidad, y hacer de esa historicista. Pero, en primer lugar, tengo que trazar a gran
necesidad social una virtud científica. La visión oficial de des rasgos la línea general de la trayectoria que quiero se
la ciencia es una hipocresía colectiva adecuada para garan guir: en un primer momento he sustituido las condiciones
tizar el mínimo de creencia común que se precisa para el universales y los apriorismos kantianos por unas condicio-
136 137
nes y unos apriorismos socialmente constituidos, igual que cognitivas, se han puesto de acuerdo universalmente sobre
hizo Durkheim en el caso de la religión y los principios re lo universal. La objetividad, la verdad y el conocimiento no
ligiosos de clasificación y de construcción del mundo en se refieren a una relación de correspondencia entre el espí
Lesformes élémentaires de la vie religieuse y en su artículo ritu humano y una realidad independiente del espíritu. Al
sobre ((Les formes primitives de classification»; en un se insistir sobre el hecho de que no tenemos acceso al conoci
gundo momento, me gustaría mostrar de qué manera el miento de las ((cosas en sÍ>>, Kant rechaza cualquier inter
proceso de hisrorización del interrogante kantiano está pretación realista. Pero con ello no pretende proponer una
obligado a concluir con una objetivación científica del su explicación del funcionamiento de la ciencia natural consi
jeto de la objetivación, una sociología del sujeto qÜe cono derada como un fenómeno empírico; distingue, por el con
ce en su generalidad y en su particularidad, es decir, en trario, entre la misión ((trascendental>> de la filosofía, o sea¡
suma, por lo que denomino una tentativa de reflexividad, la enunciación de las condiciones necesarias del conoci
que apunta a objetivar el inconsciente trascendental que el miento auténticamente científico, de la estructura espacio
sujeto que conoce invirtió sin saberlo en sus actos de cono temporal que permite los fenómenos, y la misión ((empíri
cimiento o, si se prefiere, su habitus como trascendental ca» de las diferentes ciencias.
histórico, del que cabe decir que existe a priori en tanto Es, sin embargo, dentro de una perspectiva kantiana,
que estructura estructurante que organiza la percepción y aunque totalmente excluida por Kant en nombre del corte
la estimación de cualquier experiencia y a posteriori en tan entre lo trascendental y lo empírico, donde me he situado
to que estructura estructurada producida por toda una se al asumir como objeto la búsqueda de las condiciones so
rie de aprendizajes colectivos o individuales. ciotrascendentales del conocimiento, es decir, de la estructu
Para evitar que, como sucede con tanta frecuencia, la ra social o sociocognitiva (y no únicamente cognitiva) ,
aportación de la sociología coexista en un plano paralelo, empíricamente detectable (el campo, etcétera), que permi
pero social e intelectualmente inferior (la jerarquía también te la existencia de fenómenos como los que aprehenden
está presente en los cerebros), con una tradición de refle las diferentes ciencias o, más exactamente, la construcción
xión dominante prácticamente intacta e inmutable, recor del objeto científico y del hecho científico.
daré que, en una perspectiva kantiana, la objetividad es in Los positivistas lógicos siguen planteando que la obje
tersubjetividad, validación intersubjetiva, y se opone, por tividad científica sólo es posible gracias a una construcción
tanto, a cualquier forma de realismo que tienda a fundar la matemática a priori que debe ser impuesta a la naturaleza
verdad en la (<adecuación de la cosa y de la mente»; pero para que una ciencia empírica de la naturaleza sea posible.
Kant no describe los procedimientos empíricos con los que Pero esa estructura matemática subyacente no es, como
consigue este acuerdo intersubjetiva, del que se admite, o pretendía Kant, la expresión de leyes eternas y universales
plantea a priori, en nombre del corte entre lo trascendental del pensamiento. Esas construcciones apriorísticas tienen
y lo empírico, que está basado en el acuerdo de las concien que ser descritas mediante lenguajes. Y aquí es donde reen
cias trascendentales que, teniendo las mismas estructuras contramos a Henri Poincaré, que, al reflexionar acerca de
138 139
la geometría no euclidiana, insiste en el hecho de que tales cism, Semantics and Ontology)) (1 950), Carnap distingue
construcciones tienen que ser descritas como «convencio las cuestiones internas y las cuestiones externas: las prime
nes libres11, [Henri Poincaré llama «convenciones» a los principios ras se plantean en los límites de un marco lingüístico y
científicos que no son ni evidencias, ni generalizaciones experimen cabe responderles dentro de los límites de las reglas lógicas
tales, ni hipótesis planteadas a modo de conjetura con la intención de ese marco lingüístico ya elegido y aceptado, respecto a
de lograr su verificación. «los axiomas matemáticos no son opinio las cuales las nociones de objetividad, de racionalidad, de
nes sintéticas apriorísticas ni hechos experimentales. Son convencic> validez y de verdad tienen un sentido. Las cuestiones ex
nes, y nuestra elección, entre todas las convenciones posibles, está ternas afectan a la elección emre diferentes marcos lingüís
guiada por hechos experimentales; pero sigue siendo libre, y sólo ticos, elección que obedece a criterios puramente pragmá
está limitada por la necesidad de evitar cualquier contradicción» ticos de ajuste a tal o cual fin.
{Poincaré, 1 968, segunda parte, capítulo 111). la geometría euclidia La diferenciación de Carnap es absolutamente análoga
na no es la más verdadera, sino la más cómoda (Poincaré, 1 968, a la diferenciación de Kuhn entre ciencia normal y ciencia
segunda parte, capítulo IV}. Insiste también en el hecho de que tales revolucionaria: las actividades de resolución de enigmas
convenciones no son «arbitrarios», sino que tienen un «origen expe («puzzle-solving») de la ciencia normal se apoyan en el
rimental».] En realidad, Poincaré introduce el lobo socioló trasfondo de un paradigma generalmente aceptado que
gico en el rebaño matemático y en la visión siempre un define, de manera relativamente indiscurida, lo que puede
poco bucólica que ese rebaño estimula con la palabra «COn valer como una solución correcta o incorrecta. En las si
vencióm�, cuyas implicaciones sociales no acaba de desarro tuaciones revolucionarias, por el contrario, el único marco
llar, pues se limita a poner en cuestión la idea de validez de trasfondo que puede definir la «correccióm1 es a su vez
universal y a invitar a preguntarse las condiciones sociales cuestionado. Entonces es cuando nos enfrentamos a la
de dicha validez convencional. elección entre unos paradigmas concurrentes y fallan los
Poincaré está muy cerca del Rudolf Carnap que, en criterios trascendentes de racionalidad. Y la aparición de
1934, plantea que no existe una noción de validez univer un nuevo consenso sólo puede explicarse mediante facto
sal independiente de las reglas concretas y diversas de los res no racionales.
cálculos formalmente especificables, todos ellos posibles y Así pues, el cuestionamiento de los criterios universa
legítimos por un igual. Las nociones de ((racionalidad)) o les de racionalidad ya estaba prefigurado en la tradición
de objetividad son ((relarivas11 a la elección de tal o cual filosófica que había evolucionado de un universalismo
lenguaje o marco lingüístico. Las especiales reglas lingüís «trascendental» de tipo kantiano a una noción de la racio
ticas de un campo lingüístico determinado definen lo que nalidad ya relativizada, como en el caso de Carnap. Kuhn
se considera correcto. La elección emre diferemes marcos se limita a recuperar la tradición kantiana del apriorismo,
sólo puede ser el efecto de una libre convención goberna pero tomado en un sentido relativizado e historizado, o,
da por criterios pragmáticos y no racionales. De ahí el más exactamente, sociologizado, como en el caso de Dur
principio de tolerancia. En un artículo titulado «Empiri- kheim, a quien cabría atribuir la paternidad de la idea de
140 141
condiciones sociotrascendentales. La filosofía, estrechamente En las Observaciones filosóficas, especie de lógica tras
ligada con la ciencia, ha evolucionado hacia una concep cendental de tipo kantiano que tiende a describir los pre
ción de la racionalidad relativizada y convencionalista, supuestos o condiciones de posibilidad absolutamente
próxima a la sociología de la ciencia, pero que no toma en necesarias de cualquier pensamiento sobre lo real (Fried
consideración los factores sociales responsables de la acep man, 1996), Wittgenstein abandona el absolutismo lógico
tación consensual del marco lingüístico de Carnap o el pa del Tractatus en favor de una especie de pluralismo lin
radigma de Kuhn. güístico: no sólo existen varios marcos lógico-matemáticos,
Aquí es donde cabe plantear la cuestión de la lectura como en el caso de Carnap, sino también varios lenguajes
sociológica de Wittgenstein, que, como se ha visto, ocupa que permiten construir el mundo. Pero los comentaristas
un lugar muy importante en la intersección de la filosofía de Wittgenstein tienen razón al observar que si bien re
y de la sociología de la ciencia desde que David Bloor se chaza todas las justificaciones y todos los fundamentos úl
apoyó en él para fundar una teoría de la ciencia según la timos y sostiene con firmeza que somos nosotros quienes
cual la racionalidad, la objetividad y la verdad son nocio damos sentido y fuerza a las leyes lógico-matemáticas a
nes socioculturales locales, convenciones adoptadas e im través de la manera de aplicárnoslas, no llega hasta el pun
puestas por unos grupos concretos: los conceptos de <<jue to de sustentar la necesidad de esas leyes en el acuerdo y la
go de lenguaje>> y de <<forma de vida)), que desempeñan un convención. Son «leyes del pensamiento» que expresan la
papel central en las Investigaciones filosóficas, son interpre esencia del espíritu humano y que, por dicha razón, deben
tados como si se refirieran a unas actividades sociolingüís ser objeto de una investigación no empírica, o, como dice
ticas asociadas a unos grupos socioculturales concretos en Wittgenstein, «gramatical)),
los que las prácticas estuvieran reguladas por unas normas
convencionalmente adoptadas por los grupos implicados Pero más que elegir entre una lectura «Sociológica» (a
(Bioor, 1 983). la manera de Bloor) y una lectura «gramatical'' de Witt
En contra de la lectura de Bloor se invoca el hecho de genstein, preferiría mostrar que es posible mantener la
que Wittgenstein procura presentar únicamente ejemplos normatividad de los principios ((gramaticales», sin los cua
imaginarios y concibe la filosofía que propone como fun les no existe pensamiento posible, sin dejar de reconocer el
damentalmente no empírica: como no cesa de recordar, su carácter histórico y social de cualquier pensamiento hu
trabajo no se refiere a la «ciencia natural», ni tampoco a la mano; que es posible plantear la historicidad radical de las
«historia natural», ya que está capacitado para «producir normas lógicas y salvar la razón, y eso sin ningún juego de
una historia natural ficticia» para las necesidades de su in manos transcendental y sin eximir a la propia razón socio
vestigación (Wittgenstein, 1953). Se limitará a describir lógica del cuestionamiento que la sociología hace experi
las múltiples utilizaciones del lenguaje en nuestra comuni mentar a cualquier pensamiento.
dad lingüística (y no unas comunidades sociocognitivas [Entre paréntesis, deseo decir que la referencia a las dos lectu
competidoras). ras posibles de Wittgenstein 1\ene el mérito de plantear con absolu-
142 143
ta claridad la cuestión de los relaciones entre lo presión lógica y lo universos en cuyo interior las correlaciones de fuerza sim
presión social, o través de lo cuestión de los universos de prácticos, bólicas y las luchas de intereses que favorecen contribuyen
de los cformos de vida», en los que las presiones lógicas se presen a conferir su fuerza al argumento mejor (y en el interior
tan en forma de presiones sociales, como el mundo de las moteméJ.. de los cuales la teoría de Habermas es verdadera, con la
tices o, más ampliamente, de la ciencia. Y, al observar que todos salvedad de que no plantea la cuestión de las condiciones
los ejemplos de «juegos de lenguaje» que propone Wittgenstein es sociales de posibilidad de tales universos y de que inscribe
tán tomados de nuestras sociedades, me gustaría, llevando hasta el esa posibilidad en unas propiedades universales del len
límite la ruptura wittgensteiniano con el logicismo, intentar esbozar guaje a través de una forma falsamente historizada de kan
una solución de inspiración wittgensteiniana a la cuestión de lo his tismo).
toricidad de la razón y de la relación entre las presiones lógicas y Existen, por tanto, universos en los cuales se instaura
las presiones sociales. Bastaría para ello reconocer en lo que llamo un consenso social respecto a la verdad, pero que están so
los campos unas realizaciones empíricas de esas «formas de vida» metidos a presiones sociales que favorecen el intercambio
en los que se juegan unos «juegos del lenguaje» diferentes; y obser racional y que obedecen a unos mecanismos de universali
var que, entre esos campos, los hay que, como el científico, favore zación como los controles mutuos; en los cuales las leyes
cen o imponen unos intercambios en los cuales las presiones lógi empíricas de funcionamiento que rigen las interacciones
cas adoptan la forma de coacciones sociales; y eso porque están implican la puesta en práctica de controles lógicos; en los
inscritas en los procedimientos institucionales que regulan la entra cuales las relaciones de fuerza simbólicas adoptan una for
da en el juego, en las presiones que pesan sobre los intercambios ma tan absolutamente excepcional que, por una vez, apare
en los cuales los productores sólo tienen como clientes a los más ce una fuerza intrínseca de la idea verdadera, que puede
competentes y los más críticos de sus competidores, y, en último lu alimentarse de la fuerza en la lógica de la concurrencia; en
gar y sobre todo, en las disposiciones de los agentes que son, en los cuales las antinomias normales entre el interés y la ra
porte, el producto de los mecanismos del campo y de lo severo zón, la fuerza y la verdad, etcétera, tienden a debilitarse o a
educación que éstos importen.] abolirse. Y citaré aquí a Popper, quien, sin duda, con una
Cabe salvar la razón sin necesidad de invocar, como intención y una lógica diferentes, sostiene, al igual que Po
un deus ex mdchina, tal o cual forma de la afirmación del lanyi, que la naturaleza social de la ciencia es responsable
carácter trascendental de la razón. Y eso al describir la de su objetividad: «de manera bastante paradójica, la obje
emergencia progresiva de universos en los que para tener tividad está estrechamente ligada al carácter social del mé
razón hay que hacer valer unas razones y unas demostra todo científico porque la ciencia y la objetividad científica
ciones reconocidas como consecuentes, y donde la lógica no proceden (y no pueden proceder) de los intentos de un
de las correlaciones de fuerza y de las luchas de intereses científico individual por ser "objetivo", sino de la coopera
está regulada de manera que la «fuerza del mejor argu ción amistosamente hostil de numerosos científicos; la ob
mento» (de la que habla Habermas) tiene unas posibilida jetividad científica puede ser descrita como la intersubjeti
des razonables de imponerse. Los campos científicos son vidad del método científico• (Popper, 1945).
144 14 5
De ese modo hemos reintroducido en la intersubjetivi argumentación o unas normas de comunicación. La argu
dad kantiana las condiciones sociales que la fundamentan mentación es un proceso colectivo realizado ante un pú
y le confieren su eficacia típicamente científica. La objeti blico y sometido a unas reglas. No hay nadie que esté
vidad es un producto intersubjetivo del campo científico: menos aislado, entregado a sí mismo, a su originalidad
basada en los presupuestos compartidos en ese campo, es singular, que un científico; no sólo porque siempre trabaja
el resultado del acuerdo intersubjetivo en el campo. Cada con otras personas, en el seno de laboratorios, sino porque
uno de los campos (disciplinas) es el lugar de una legalidad está vinculado a toda la ciencia pretérita y presente de to
específica (nómos) que, producto de la historia, está encar dos los restantes científicos, de los que pide y a los que da
nada en las regularidades objetivas del funcionamiento del permanentemente, y que está imbuido por una especie de
campo y, para ser más precisos, en los mecanismos que superego colectivo, inscrito en unas instituciones en forma
rigen la circulación de la información, en la lógica de la de llamadas al orden e insertado en un grupo de iguales a
distribución de las recompensas, etcétera, y en los habitus un tiempo muy críticos, para los que se escribe, ante los
científicos producidos por el campo que son la condición cuales existe el temor de comparecer, y muy tranquiliza
del funcionamiento del campo. Las reglas epistemológicas dores, ya que son garantes, y avalistas (son las referencias),
son las convenciones establecidas en materia de resolución y aseguran la garantía de la calidad de los productos.
de las controversias: rigen la confrontación del científico El trabajo de despart.icularización y de universaliza
con el mundo exterior, es decir, entre la teoría y la expe ción que se realiza en el campo, a través de la confronta
riencia, pero también con los restantes científicos, y permi ción regulada de los competidores más propensos y más
ten anticiparse a las críticas y refutarlas. Un buen científi adecuados a reducir a la particularidad contingente de una
co es aquel que posee el sentido del juego científico, y que opinión singular cualquier opinión que pretenda la valida
puede anticipar la crítica y adaptarse, de antemano, a los ción y, con ello, la validez universal es lo que hace que la
criterios que definen los argumentos admisibles, estimu verdad reconocida por el campo científico sea irreductible
lando de ese modo el proceso de reconocimiento y de legi a sus condiciones históricas y sociales de producción. Una
timación; que deja de experimentar cuando estima que la verdad que ha experimentado el examen de la discusión
experimentación ya cubre las normas socialmente defini en un campo donde se ha enfrentado a unos intereses an
das de su ciencia y cuando se siente lo bastante seguro para tagónicos, prácticamente unas estrategias de poder enfren
comparecer ante sus iguales. El conocimiento científico es tadas, no se ve en absoluto afectada por el hecho de que
el resultado de las proposiciones que han sobrevivido a las los que la han descubierto estaban interesados en descu
objeciones. brirla. Hay que admitir incluso que las pulsiones, a menu
Los criterios llamados epistemológicos son la formali do las más egoístas, son el motor de la máquina que las
zación de las 11reglas de juego.)) que deben ser contempla transforma y las transmuta a favor de una confrontación
das en el campo, es decir, unas reglas sociológicas de las arbitrada por la referencia a la realidad construida. La ver
interacciones en el campo, especialmente, unas reglas de dad se presenta como trascendente en relación a las con-
146 147
ciencias que la acogen y la aceptan como tal, en relación a 3. POR QUÉ LAS CIENCIAS SOCIALES DEBEN
los sujetos históricos que la conocen y la reconocen, por SER TOMADAS COMO OBJETO
que es el producto de una validación colectiva realizada
por las condiciones absolutamente singulares que caracte
rizan el campo científico, es decir, en y a través de la coo
peración conflictiva, pero regulada, que la competencia le
impone y que es capaz de imponer la superación de los in
tereses antagonistas y, si es preciso, la desaparición de to
das las marcas vinculadas a las condiciones específicas de
su emergencia. Diría que es lo que se entiende, cuando se
observa que los físicos del ámbito cuántico no tienen la
menor duda respecto a la objetividad del conocimiento
que dan por el hecho de que sus experiencias son reprodu Al plantear el problema del conocimiento tal como lo
cibles por unos investigadores pertrechados de la compe he planteado, no he dejado de pensar en las ciencias socia
tencia necesaria para invalidarlos. les, cuya particularidad había llegado a negar en alguna
ocasión anterior. Y eso no se debe a una especie de cienti
fismo positivista, como alguien podría creer o fingir creer,
sino a que la exaltación de la singularidad de las ciencias
sociales sólo es a menudo una manera de decretar la impo
sibilidad de entender científicamente su objeto. Pienso,
por ejemplo, en un libro de Adolf Grünbaum (1993) que
recuerda los intentos de cierto número de historiadores,
Habermas, Ricoeur, etcétera, por atribuir límites apriorís
ticos a tales ciencias. (Algo que me parece absolutamente
injustificable: ¿por qué plantear que determinadas cosas
son incognoscibles, y eso a priori, antes incluso de cual
quier experiencia? Las personas hostiles a la ciencia han
dirigido y concentrado su ira sobre las ciencias sociales y,
más exactamente, sobre la sociología -y de ese modo han
contribuido, sin duda, a frenar su progreso-, tal vez por
que las ciencias de la naturaleza ya no les ofrecen ningún
espacio. Decretan que son incognoscibles cierto número
de cosas, como la religiosa y todos sus sucedáneos, el arte,
148 149
la ciencia, a las que habría que renunciar a explicar.) Contra tión de las relaciones entre cientificidad y autonomía. Ca
esa resistencia multiforme a las ciencias sociales Le métier bría distribuir las diferentes ciencias según el grado de au
de sociologue (Bourdieu, Chamboredon y Passeron, 1 968) tonomía del campo de producción científica respecto a las
afirmaba que las ciencias sociales son ciencias como las de diferentes formas de presión exterior, económica, política,
más, pero que tienen una dificultad especial para ser cien etcétera. En los campos con una autonomía débil, profun
cias como las demás. damente inmersos, por tanto, en las relaciones sociales,
Sin duda, esta dificultad es aún más visible en la actua como la astronomía o la física en su fase inicial, las grandes
lidad, y me parece que, para realizar el proyecto científico revoluciones fundamentales son también revoluciones reli
en ciencias sociales, es preciso dar un paso más, del que las giosas o políticas que pueden ser combatidas políticamente
ciencias de la naturaleza pueden prescindir. Para llevar a la con algunas posibilidades de éxito (por lo menos, a corro
luz lo oculto por excelencia, lo que escapa a la mirada de la plazo), y que, como las de Copérnico o de Galileo, conmo
ciencia porque se refugia en la mirada misma del científi cionan la visión del mundo en todas sus dimensiones. Por
co, el inconsciente transcendental, es preciso historizar al el contrario, cuanto más autónoma es una ciencia, más,
sujeto de la historización, objetivar al sujeto de la objetiva como explica Bachelard, tiende a ser el espacio de una au
ción, es decir, lo transcendental histórico cuya objetivación téntica revolución permanente, aunque progresivamente
es la condición del acceso de la ciencia a la conciencia de sí desprovista de implicaciones políticas o religiosas. En un
misma, o sea, al conocimiento de sus presupuestos históri campo muy autónomo, el propio campo es lo que define
cos. Hay que preguntar al instrumento de objetivación que no sólo el orden habitual de la ttciencia normal», sino tam
constituyen las ciencias sociales la manera de arrancar a bién las rupturas extraordinarias, las {(revoluciones ordena
esas ciencias de la relativización a la que han estado expues das>) que menciona Bachelard.
tas tanto tiempo que sus producciones se hallan determi Cabe preguntarse por qué a las ciencias sociales les re
nadas por las determinaciones inconscientes que están ins sulta tan difícil hacer reconocer su autonomía, por qué a
critas en el cerebro del científico o en las condiciones un descubrimiento le cuesta tanto esfuerzo imponerse en
sociales en cuyo interior trabaja éste. Y, para ello, necesita el exterior del campo e incluso dentro de él. Las ciencias
enfrentarse al círculo relativista o escéptico y romperlo uti sociales, y, sobre todo, la sociología, tienen un objeto de
lizando, para hacer la ciencia de las ciencias sociales y de masiado importante (interesa a todo el mundo, y en espe
los científicos que las producen, todos los instrumentos cial a los poderosos), demasiado acuciante, para dejarlo
que ofrecen esas mismas ciencias y producir de ese modo moverse a sus anchas, abandonarlo a su propia ley, dema
unos instrumentos que permitan dominar las determina siado importante y demasiado acuciante, desde el punto
ciones sociales a las que están expuestas. de vista de la vida social, del orden social y del orden sim
Para entender uno de los principios fundamentales de bólico, para que se les conceda el mismo grado de autono
la particularidad de las ciencias sociales, basta con exami mía de las restantes ciencias y para que les sea otorgado el
nar un criterio que ya he mencionado al plantear la cues- monopolio de la producción de la verdad. Y, en realidad,
150 151
todo el mundo se siente con derecho a intervenir en la so autónomos, siempre que estén dotadas, dentro y fuera del
ciología y a meterse en la lucha a propósito de la visión le campo, de un peso social adecuado para compensar su in
gítima del mundo social, en la que también interviene el suficiencia o su insignificancia, especialmente, si cuentan
sociólogo, pero con una ambición muy especial, que se con unos apoyos materiales e institucionales (créditos, sub
concede sin problemas a todos los restantes científicos, venciones, puestos de trabajo, etcétera). Y, por la misma ra
pero que, en su caso, tiende a parecer monstruosa: decir la zón, todo lo que define un campo muy autónomo, y que
verdad, o, peor aún, definir las condiciones en las que está vinculado a la limitación del subcampo de producción
puede ser dicha. replegado sobre sí mismo, como los mecanismos de censu
Así pues, la ciencia social está especialmente expuesta a ra mutua, tiene dificultades para situarse.
la heteronomía porque la presión exterior es especialmente Reducido derecho de admisión, y, por tanto, censura
fuerte y las condiciones internas de la autonomía son muy muy reducida, objetivos sociales muy importantes ... Pero
difíciles de instaurar (sobre todo, en lo que se refiere a im la ciencia social tiene una tercera particularidad que hace
poner un derecho de admisión). Otra razón de la débil au especialmente difícil la ruptura social que es la condición
tonomía de los campos de las ciencias sociales es que, en el de la construcción científica. Hemos visto que la lucha
propio interior de esos campos, se enfrentan unos agentes científica está arbitrada por la referencia a lo 11real)) cons
desigualmen_te autónomos y que, en los campos menos au nuido. En d caso de las ciencias sociales, lo <<reah es abso
tónomos, los investigadores menos heterónomos y sus ver lutamente exterior e independiente del conocimiento, pero
dades �1endóxicas''• como dice Aristóteles, tienen, por defi es a su vez una construcción social, un producto de las lu
nición, mayores posibilidades de imponerse socialmente en chas anteriores que, por esas mismas razones, sigue siendo
perjuicio de los investigadores autónomos: los dominados un objetivo de luchas actuales. (Lo vemos claramente, in
científicamente son, en efecto, los más propensos a some cluso en el caso de la historia, a partir del momenro en que
terse a las exigencias externas, de derecha o de izquierda (es nos enfrentamos a unos acontecimientos que siguen sien
lo que denomino la ley del jdanovismo), y los más predis do objeto de disputa para los contemporáneos.) Conviene,
puestos, a menudo por defecto, a satisfacerlas, y tienen, por pues, asociar una visión constructivista de la ciencia y una
tanto, mayores posibilidades de dominar en la lógica del· visión construcrivista del objeto científico: los hechos so
plebiscito, o del aplaudiómetro, o del <dndice de audien ciales están construidos socialmente, y todo agente social,
cia)). En el interior del campo se ha dejado una inmensa li como el cientÍfico, construye de mejor o peor manera, y
bertad a los que contradicen el nómos del campo; están al tiende a imponer, con mayor o menor fuerza, su singular
amparo de las sanciones simbólicas que, en otros campos, visión de la realidad, su 11punro de vista)). Es la razón de
castigan a los que infringen los principios fundamentales que la sociología, quiéralo o no (y las más veces lo quiere),
del campo. Proposiciones inconsistentes o incompatibles tome partido en las luchas que describe.
con los hechos tienen en él más posibilidades de perpetuar Por consiguiente, la ciencia social es una construcción
se e incluso de prosperar que en los campos científicos más social de una construcción social. Hay en el propio objeto,
152 153
o sea, tanto en el conjunto de la realidad social como en el ciencia social, tomándose a sf misma como objeto, se sirve
microcosmos social en cuyo interior se construye la repre de sus propias armas para entenderse y controlarse, es un
sentación científica de esa realidad, el campo científico, medio especialmente eficaz de reforzar las posibilidades de
una lucha por la construcción del objeto, de la que la acceder a la verdad reforzando las censuras mutuas y ofre
ciencia social participa doblemente: atrapada en el juego, ciendo los principios de una critica técnica, que permite
sufre sus presiones y produce allí unos efectos, sin duda, controlar con mayor efectividad los factores adecuados
limitados. El analista forma parte del mundo que intenta para facilitar la investigación. No se trata de perseguir una
objetivar y la ciencia que produce no es más que una de nueva forma de saber absoluto, sinO de ejercer una forma
las fuerzas que se enfrentan en ese mundo. La verdad cien específica de la vigilancia epistemológica, exactamente, la
tífica no se impone por sf misma, es decir, por la mera que debe asumir dicha vigilancia en un terreno en el que
fuerza de la razón demostrativa (ni siquiera en los campos los obstáculos epistemológicos son, de manera primordial,
científicos). La sociología es socialmente débil, y tanto obstáculos sociales.
más, sin duda, cuanto más científica es. Los agentes socia En efecto, hasta la ciencia más sensible a los determi
les, sobre todo, cuando ocupan posiciones dominantes, no nismos sociales puede encontrar en sí misma los recursos
sólo son ignorantes, sino que tampoco quieren saber (por que, metódicamente puestos en práctica como dispositivo
ejemplo, el análisis científico de la televisión es la ocasión (y disposición) crítico, pueden permitirle limitar los efec
de observar un enfrentamiento frontal entre los poseedo tos de los determinismos históricos y sociales. Para ser ca
res del poder temporal sobre esos universos y la ciencia paces de aplicar en su propia práctica las técnicas de obje
que permite ver la verdad). La sociología no puede confiar tivación que aplican a las restantes ciencias, los sociólogos
en el reconocimiento unánime que alcanzan las ciencias deben convertir la reflexividad en una disposición consti
de la naturaleza (cuyo objeto ya no es, en absoluto -o lo es tutiva de su habitus científico, es decir, en una reflexividad
en muy escasa medida-, un objetivo de luchas sociales ex refleja, capaz de actuar no ex post, sobre el opus operatum,
ternas al campo) y está condenada a ser contestada, contro sino a priori, sobre el modus operandi (disposición que im
vertida. pedirá, por ejemplo, analizar las diferencias aparentes en
los datos estadísticos a propósito de diferentes naciones
sin investigar las diferencias ocultas entre las categorías de
l. OBJETIVAR EL SUJETO DE LA OBJETNACIÓN análisis o las condiciones de la obtención de los datos vin
culados a las diferentes tradiciones nacionales que pueden
La reflexividad no sólo es la única manera de salir de ser responsables de esas diferencias o de su ausencia).
la contradicción que consiste en reivindicar la crítica rela Pero tienen que escapar previamente a la tentación de
tivizante y el relativismo en el caso de las restantes cien plegarse a la reflexividad que cabría llamar narcisista, no
cias, sin dejar de permanecer vinculado a una epistemolo sólo porque se limita muchas veces a un regreso compla
gía realista. Entendida como el trabajo mediante el cual la ciente del investigador a sus propias experiencias, smo
154 1 55
también porque es en sí misma su final y no desemboca cimiento que ésta puede producir, especialmente, respecto
en ningún efecto práctico. Tiendo a colocar en esta cate a la propia ciencia social, sus operaciones y sus presupues
goría, pese a la contribución que puede aportar a un me tos, unos instrumentos indispensables para una crítica re
jor conocimiento de la práctica científica en sí misma, el flexiva capaz de garantizarle un grado superior de libertad
especial tipo de reflexividad practicada por los etnometo respecto a unas presiones y unas necesidades sociales que
dólogos, que debe su especial seducción a los aires de radi pesan sobre ella como sobre cualquier actividad humana.
calidad con que se adorna al presentarse como una crítica Pero esa reflexividad práctica sólo adquiere roda su
radical de las formas establecidas de la ciencia social. Para fuerza si el análisis de las implicaciones y de los presupues
intentar descubrir la lógica de los diferentes <(juegos de có tos de las operaciones habituales de la práctica científica se
digm) (coding games), Garfinkel y Sachs ( 1986) observan a prolonga en una auténtica crítica (en el sentido kantiano)
dos esrudiames encargados de codificar de acuerdo con de las condiciones sociales de posibilidad y de los límites de
unas instrucciones estandarizadas los historiales de los pa las formas de pensamiento que el científico ignorante de
cientes de un hospital psiquiátrico. Anotan las «considera esas condiciones pone en juego sin saberlo en su investi
ciones ad hoc» que los codificadores han adoptado para gación y que realizan sin saberlo, es decir, en su lugar, las
realizar el ensamblaje entre el contenido de los historiales operaciones más específicamente científicas, como la cons
y la hoja de codificación, especialmente, algunos términos trucción del objeto de la ci:encia. Así, por ejemplo, una in
retóricos, como «etc., let it pass, unless», y subrayan que terrogación realmente sociológica sobre las operaciones de
utilizan su conocimiento de la clínica en la que trabajan codificación debería esforzarse en objetivar las taxonomías
(y, de manera más general, del mundo social) para efec que llevan a cabo los codificadores (esmdiantes encargados
tuar sus ensamblajes. Todo ello para concluir que el traba de codificar los datos o autores responsables de la clave de
jo científico es más constitutivo que descriptivo o verifica codificación), las cuales pueden pertenecer al inconsciente
tivo (lo que es una manera de cuestionar la pretensión de antropológico común, como las que descubrí en un cues
las ciencias sociales a la cientificidad). tionario del Instituto Francés de la Opinión Pública en for
Observaciones y reflexiones como las de Garfinkel y ma de «juego chino» (analizado en el anexo de La distinc
Sachs pueden tener, como mínimo, el efecto de sacar a los tion, 1979), o a un inconsciente escolar, como las (<categorías
estadísticos normales de su confianza positivista en las ta del entendimiento profesora!)) que desprendí de las opinio
xonomías y procedimientos rutinarios. Y se adivina rodo el nes formuladas por un profesor para justificar sus notas
partido que una concepción realista de la reflexividad pue y sus valoraciones; y que, en ambos casos, pueden estar
de sacar de un análisis semejante, que, por otra parte, yo he relacionadas, por tanto, con sus condiciones sociales de
practicado mucho, y desde hace tiempo. Y eso, a condi producción.
ción de inspirarse en una intención que cabría llamar refor Así es como la reflexión sobre las operaciones concretas
mista, en la medida en que se presenta explícitamente de codificación, las que yo mismo realizaba en mis encues
como proyecto de buscar en la ciencia social y en el cono- tas, o las que habían realizado los productores de las estadís-
156 157
ricas que me era posible utilizar (especialmente, las encues A lo que hay que añadir, para acabar de subrayar la
tas del Instituto Nacional de Estadística), me ha llevado a diferencia con la reflexividad narcisista, que la reflexividad
relacionar las categorías o los sistemas de clasificación con reformista no es una historia individual y que sólo puede
quienes usan esas clasificaciones y quienes las conciben, así ejercerse plenamente si afecta al conjunto de los agentes
como con las condiciones sociales de su producción (espe comprometidos en el campo. La vigilancia epistemológica
cialmente, su formación escolar), ya que la objetivación de sociológicamente pertrechada que cada investigador puede
dicha relación ofrece un medio eficaz de comprender y de. ejercer por su propia cuenta no podrá menos que verse re
controlar sus efectos. Por ejemplo, no existe una más per forzada por la generalización del imperativo de reflexivi
fecta manifestación de lo que yo llamo el pensamiento del dad y la divulgación de los instrumentos indispensables
Estado que las categorías de la estadística del Estado, que para obedecerla, pues sólo esa generalización será capaz de
sólo revelan su arbitrariedad (habitualmente, oculta por la instituir la reflexividad como una ley común del campo,
rutina de una institución autorizada) cuando son contro que, de ese modo, se verá abocado a una crítica sociológi
vertidas por una realidad «inclasificable>>: como esas pobla ca de todos por todos capaz de intensificar y de redoblar
ciones de reciente aparición que están en la frontera inse los efectos de la crítica epistemológica de todos por todos.
gura emre la adolescencia y la edad adulta, relacionadas Esta concepción reformista de la reflexividad puede
especialmente con la prolongación de los estudios y la ser, para cada investigadoF y, a fortt'ori a la escala de un co
transformación de los hábitos matrimoniales, y de las que lectivo, como un equipo o un laboratorio, el principio de
ya no se sabe si están formadas por adolescentes o por adul una especie de prudencitz. epistemológica que permita ade
tos, por estudiantes o por asalariados, por casados o por sol lantar las probables oportunidades de error o, en un senti
teros, por trabajadores o por parados. Pero el pensamiento do más amplio, las tendencias y las tentaciones iriherentes
del Estado es tan poderoso, sobre todo en la cabeza de los a un sistema de disposiciones, a una posición o a la rela
científicos del Estado salidos de las grandes escuelas del Es ción entre ambos. Por ejemplo, una vez leído el trabajo
tado, que el final de las rutinas clasificatorias y de los com de Charles Soulié (1995) sobre la elección de los sujetos
promisos que, habitualmente, permiten salvarlas, al igual de trabajos (memorias, tesis, etcétera) en filosofía, existen
que todos los equivalentes de los «let itpass» del codificador menos posibilidades de ser manipulado por los determi
estadounidense, reagrupamientos, recurso a unas categorías nismos vinculados al sexo, al origen social y a la estirpe es
<<cajón de sastre», confección de índices, etcétera, no habría colar que orientan habitualmente las opciones; o, de igual
bastado para desencadenar un cuestionamiento de las taxo manera, cuando se conocen las tendencias del «afortuna
nomías burocráticas, garantizadas por el Estado, si nuestros do» a la hiperidentificación maravillada con el sistema es
estadísticos del Estado no hubieran tenido la oportunidad colar, se está mejor preparado para resistir el efecto del
de encontrar una traducción reflexiva que sólo había podi pensamiento de Escuela. Otro ejemplo: si, al igual que
do nacer y desarrollarse en el polo de la ciencia «pura», bu Weber cuando habla de «tendencias del cuerpo sacerdo
rocráticamente irresponsable, de las ciencias sociales. tal», hablamos de tendencias del cuerpo profesora!, pode-
1 58 159
mos aumentar las probabilidades de escapar a la más típica to (la «polémica de la razón científica» a la que se refiere Ba
de todas ellas, la inclinación a la visión escolástica, destino chelard supone, casi siempre, una suspensión de la polémica
probable de tantas lecturas de lector, y de contemplar de en su sentido habitual). En otras palabras, mis posibilidades
una manera completamente distima una genealogía, típica de ser objetivo son directamente proporcionales al grado de
construcción escolástica que, bajo la apariencia de ofrecer objetivación de mi propia posición (social, universitaria, et
la verdad del parentesco, impide captar la experiencia cétera) y de los intereses, en especial los intereses propia
práctica de la red de parentesco y de las estrategias desti mente universitarios, relacionados con esa posición.
nadas, por ejemplo, a mantenerla. Pero cabe ir más allá [Para dar un ejemplo de la relación •dialéctica• entre el auto
del conocimiento de las tendencias más comunes y dedi análisis y el análisis que ocupo el centro del traba¡o de ob¡etivación,
carse a conocer las tendencias inherentes al cuerpo de los podría contar aquí todo lo historio de lo investigación que realicé
profesores de filosofía, o, más concretamente, de los profe en Hamo academicus ( 1 984); desgraciadamente, no tuve el «reflejo
sores de filosofía franceses, o, con mayor precisión toda reflexivo• de llevar un diario de lo investigación y tendría que utili
vía, de los profesores franceses formados en los años 1950, zar la memoria. Pero, para prolongar el ejemplo de la codificación,
y concederse de ese modo algunas posibilidades de antici diré, por ejemplo, que descubrí que no existían criterios de lo cali
par esos destinos probables y evitarlos. Por la misma ra dad científico (o excepción de algunos distinciones como los meda
zón, el descubrimiento del vínculo entre las parejas episte llas de oro, de plato o de bronce, demasiado escasos para poder
mológicas descritas por Bachelard y la estructura dualista servir como eficaces y pertinentes criterios de codificación). Así que
de los campos indina a desconfiar de los dualismos y a so me vi llevado o construir unos índices de reconocimiento científico y,
meterlos a una crítica sociológica y no únicamente episte con ello, obligado a reflexion? r no sólo sobre los diferentes trato
mológica. En suma, el socioanálisis del espíritu científico, mientas que debía conceder o las categorías «orlificiales. y o las
tal como yo lo he tratado, me parece que es un principio categorías yo constituidas en lo realidad (como el sexo), sino tam
de libertad y, por tanto, de imeligencia. bién a lo propio ausencia de principios de jerorquizoción específica
Una tarea de objetivación sólo está científicamente en un cuerpo literalmente obsesionado por los clasificaciones y los
controlada en proporción a la objetivación a que ha sido jerarquías (por ejemplo, entre los profesores agregados, los profeso
sometido previameme el sujeto de la objetivación. Por res adjuntos, los candidatos a profesor que han superado el examen
ejemplo, cuando me dispongo a objetivar un objeto como escrito, los que han superado el examen escrito y el oral, etcétera).
la universidad francesa, del que formo parte, tengo como Lo que me llevó o inventor lo ideo de sistema de defensa colectivo,
objetivo, y estoy obligado a saberlo, objetivar todo un sec del que lo ausencia de criterios del «valor científico• es un elemento,
tor de mi inconsciente específico que amenaza con obsta que permite a los individuos, con la complicidad del grupo, prote
culizar el conocimiento del objeto, ya que cualquier avance gerse contra los efectos probables de un sistema de medición rigur�
en el conocimiento del objeto es inseparable de un avan so del «valor científico»; y eso, sin dudo, porque un sistema seme
ce en el conocimiento de la relación con el objeto y, por jante sería ton doloroso para lo mayoría de los que están vinculados
tanto, en el dominio de la relación no analizada con el obje- o lo vida científica, que todo el mundo hace como si esa jerarquía
160 161
no fuera evaluable y, así que aparece un instrumento de medición, quien orienta las elecciones de objeto, de método, etcétera,
como el citation index, es posible rechazarlo apoyándose en argu-. es uno de los factores de error más poderosos, y las condi
mantos variados, como el hecho de que favorece a los grandes la ciones sociales de producción de esa relación, el mundo so
boratorios, o o los anglosajones, etcétera. A diferencio de lo que cial que ha construido no sólo la especialidad y el especialis
ocurre cuando se dosifica o coleópteros, se dosifico en este coso 0
ta (etnólogo, sociólogo o historiador), sino también la
unos clasificadores que no aceptan ser dosificados y que incluso antropología inconsciente que él introduce en su práctica
pueden cuestionar los criterios de dosificación, o el propio principio científica.
de la dosificación, en nombre de unos principios de clasificación Esta tarea de objetivación del sujeto de la objetivación
que dependen, o su vez, de su posición en los clasificaciones. Ve debe ser realizada a tres niveles: en primer lugar, es preciso
mos que, poso a paso, eso reflexión sobre lo que sólo es, en un prin· objetivar la posición en el espacio social global del sujeto
cipio, un problema técnico conduce o interrogarse acerca de lo con· de la objetivación, su posición de origen y su trayectoria,
dición y la función de la sociología y del sociólogo, y sobre los su pertenencia y sus adhesiones sociales y religiosas (es el
condiciones generales y particulares en los que se puede ejercer el factor de distorsión más visible, más comúnmente percibi
oficio de sociólogo.] do y, por ello, el menos peligroso); es preciso objetivar a
Convertir la objetivación del sujeto de la objetivación continuación la posición ocupada en el campo de los espe
en la condición previa de la objetivación científica no sólo cialistas (y la posición de ese campo, de esa disciplina, en el
significa, por consiguiente, intentar aplicar a la práctica campo de las ciencias sociales), ya que cada disciplina tiene
científica los métodos científicos de objetivación (como en sus tradiciones y sus particularismos nacionales, sus pro
el ejemplo de Garfinkel), sino que también es poner al día blemáticas obligadas, sus hábitos de pensamiento, sus creen
científicamente las condiciones sociales de posibilidad de cias y sus evidencias compartidas, sus rituales y sus consa
la construcción, o sea, las condiciones sociales de la cons graciones, sus presiones en materia de publicación de los
trucción sociológica y del sujeto de esa construcción. [No resultados, sus censuras especificas, sin mencionar todo el
es por casualidad que los etnometodólogos olvidan este segundo conjunto de los presupuestos inscritos en la historia colec
momento, ya que, si bien recuerdan que el mundo social está cons tiva de la especialidad (el inconsciente académico); en ter
truido, olvidan que los propios constructores están socialmente cons cer lugar, es preciso objetivar todo lo que está vinculado a
truidos y que su construcción depende de su posición en el espacio la pertenencia al universo escolástico, prestando una aten
social objetivo que la ciencia debe construir.] ción especial a la ilusión de la ausencia de ilusión, del pun
Recapitulando: lo que se pretende objetivar no es la es to de vista puro, absoluto, «desinteresadm•. La sociología
pecificidad vivida del sujeto conocedor, sino sus condicio de los intelectuales permite descubrir una forma especial
nes sociales de posibilidad y, por tanto, los efectos y los lí que es el interés por el desinterés (en contra de la ilusión de
mites de esa experiencia y, entre otras cosas, del acto de la Tawney, Durkheim y Peirce) (Haskell, 1984).
objetivación. Lo que se pretende dominar es la relación sub
jetiva con el objeto que, cuando no está controlada y es él
162 163
2. ESBOZO PARA UN AUTOANALISIS sienes, creencias, expectativas, esperanzas, etcétera están so
cialmente estructuradas y socialmente condicionadas Y
He mencionado que el análisis reflexivo dene que de obedecen a una ley que define el principio de su variación,
dicarse sucesivamente a la posición en el espacio social, a la la ley de la correspondencia entre las posiciones y las tomas
posición en el campo y a la posición en el universo escolás de posición. La percepción del ind��iduo A es a la pe���
_
tico. ¿Cómo aplicarse a sí mismo, sin abandonarse a la ción del individuo B lo que la postcton de A es a la postcton
complacencia narcisista, este programa y hacer su propia de B, y el habitus asegura la puesta en relación del espacio
sociología, su autosocioanálisis, teniendo en cuenta que ese de las posiciones y del espacio de los puntos de vista.
análisis sólo puede ser un punto de partida y que la socio Pero un punto de vista también es un punto en un_ es
_
pacio (Standpunkt), un punto del espacto en �1 que nos m�
logía del objeto que yo mismo soy, la objetivación de su
el n
punto de vista, es una tarea necesariamente colectiva? talamos para tener una visión, un punto de vtsta, en �
Paradójicamente, la objetivación del punto de vista es mer sentido, sobre ese espacio: pensar el punto de vtsta
e, en
la más segura puesta en práctica del ((principio de caridad» como tal es pensarlo diferencialmente, rela�ionalment
a las que se
(o de generosidad) y, aplicándolo, corro el riesgo de pare función de las posibles posiciones alternanvas
res,
cer propenso a la complacencia: comprender es ((necesi opone con diferentes relaciones (ingresos, títulos e_scola
los
tan), explicar, justificar la existencia. Flaubert reprochaba a etcétera). Y, con ello, constituir como tal el espacto de
una de
la ciencia social de su época que fuera incapaz de ((adoptar puntos de vista, lo que define '?n m��ha exactitu�
. de los
el punto de vista del auton) y llevaba razón si por ello se las tareas de la ciencia: la de obJettvacton del espaciO
o, que
entiende el hecho de situarse en el punto en el que se si puntos de vista a partir de un punto de_ vista nuev
teó
ruaba el autor, en el punto que ocupaba en el mundo so sólo el trabajo ciendfico, pertrechado de mstrumentos
s),
cial y a partir del cual veía el mundo; situarse en ese punto ricos y técnicos (como el análisis geométrico de los dato
s l s p n os
significa adoptar sobre el mundo su punto de vista perso permite tomar; este punto de vista sobr_e todo ? � �
, meo
nal, comprenderlo como él lo comprendía, y, por tanto, de vista, según Leibniz, es el punto de vtsta de Dtos �
ectivas»,
en cierto sentido, justificarlo. capaz de producir la «geometría de todas la:' persp
los dos
Un punto de vista es fundamentalmente una perspecti lugar geométrico de todos los puntos de v�s�a, en
sentidos del término, o sea, de rodas las postctones Y
va tomada a partir de un punto concreto (Gesichtspunkt), de to
pued e apro
de una posición concreta en el espacio y, en el sentido en das las tomas de posición, al que la ciencia sólo
con
que lo entenderé aquí, en el espacio social: objetivar el suje ximarse indefinidamente y que constituye, de acuerdo
un fo
to de la objetivación, el punto de vista (objetivante), signi otra metáfora geométrica, tomada esta vez de_ Kant, _
fica romper con la ilusión del punto de vista absoluto, que cus imaginarius, un límite (provision
almente) • nacc�� � �le.
_ o
corresponde a todo punto de vista (inicialmente condena Tranquilícense, esta especie de autosoctOanáhsts �
sólo sera
do a desconocerse como tal); también significa, por tanto, tendrá nada de confesión, y, si algo confiesa, �
una visión perspectiva (Schau): todas las percepciones, vi- dad, como ya he suge n-
cosas muy impersonales. En reali
164 165
do, toda la investigación en ciencias sociales, cuando se comienzo de los años 1970, o sea, en un momento en el
sabe utilizar para ese fin, se convierte en una especie de so que la (mueva sociología de la ciencia)) todavía no había
cioanálisis; y eso es muy especialmente cierto, evidente hecho su aparición, aunque las condiciones sociales que,
mente, en el caso de la historia y de la sociología de la sin duda, han contribuido mucho a su éxito social en los
educación y de los intelectuales (no me cansaré de recor campus estaban entonces a punto de constituirse.
dar la frase de Durkheim: «el inconsciente es la historia))). Pero es preciso, sin duda, comenzar por examinar la
Pues bien, yo sólo alcanzo a constituir mi punto de vista posición que yo ocupaba en el campo al principio, alrede
como tal, y llegar a conocerlo, por lo menos parcialmente, dor de los años 1950: normalíen phílosophe, es decir, la de
en su verdad objetiva (sobre todo en sus límites) constitu un licenciado en filosofía que estudiaba en la escuela nor
yendo y conociendo el campo en cuyo interior se define mal, posición privilegiada en la cima del sistema escolar en
como ocupante de cierta posición, de cierto punto. un momento en que la filosofía podía parecer triunfante.
[Para darles una idea menos abstracta, y también, tal vez, más En realidad, ya he contado la parte esencial y necesaria para
divertida, de la alteración que supone tomar un punto de vista sobre la explicación y la comprensión de mi traye�toria posterior
el propio punto de vista, objetivar a aquel que, al igual que el inves en el campo universitario, a excepción, quizá, del hecho de
tigador, hace gala y profesión de la objetividad, mencionaré un re que en aquellas épocas y en aquellos lugares la sociología y,
loto, A A1an in fhe Zoo, en el que David Garnett cuenta la historia en menor grado, la etnología, eran disciplinas menores e
de un joven que se peleo con su amiguita en una visita al zoo y que, incluso despreciadas (pero remito, para mayor abundancia
desesperado, escribe al director del zoo para proponerle un mamí de detalles, al fragmento de las Médítatíons pascalíennes ti
fero que falta en su colección: el hombre. lo colocan en una jaula, rulado {{Confessions impersonnelleSll, 1999: 44-53.)1
ol lado del chimpancé, con un rótulo que dice: «Hamo sapiens. Este Otro momento decisivo: la entrada en el campo cien
ejemplar ha sido ofrecido por John Cromantie. Se ruega que no irri tífico, a principios de los años 1 960. Entender, en este
ten al hombre con ningún tipo de observaciones personales.»] caso, es entender el campo contra el cual y con el cual al
Así pues, tras de todos estos preámbulos, voy a hacer guien se ha construido a sí mismo; y entender también la
conmigo, más o menos, lo que he hecho con las diferentes distancia respecto al campo, y a sus determinismos, que
corrientes de sociología de la ciencia que he ido evocando. puede ofrecer cierta utilización de la reflexividad: habría
Y definir de ese modo mi posición diferencial. que reproducir aquí un artículo titulado {óociologie et
philosophie en France, Mort et résurrection d' une philo
Voy a comenzar por evocar la posición que yo ocupa sophie sans sujen) que escribí, en colaboración con Jean
ba en el campo de las ciencias sociales en diferentes mo Ciaude Passeron, para la revista estadounidense Social Re
mentos de mi trayectoria y tal vez, por el paralelismo con search
(Bourdieu y Passeron, 1 967). Ese texto, aunque
las otras corrientes de la sociología de la ciencia, en el sub {mormalisramente)) ampulosC? y plagado de ripios retóri-
campo de la sociología de la ciencia, en el momento en
que escribí mi primer texto sobre el campo científico, al l. Páginas 50-61 de la edición de Anagrama de 1999. (N rkl T.)
166 167
cos, decía dos cosas esenciales, y creo que profundamente espacio de las ciencias sociales, especialmente, la posición
exactas, sobre el campo de las ciencias sociales: primera, el relativa de las diferentes disciplinas o especialidades. El es
hecho de que el movimiento pendular que había llevado a pacio de la sociología ya está constitui�o y el T:ai:é de.�o
los normaliens de los años 1930, y en especial a Sartre y ciologie, de Georges Gurvitch, que raufica la dtstnbu_ct�n
Aron, a reaccionar contra el durkheimismo, considerado de la sociología entre las «especialidades» y los ((espectahs
ligeramente «totalitario)), había tomado el sentido contra tas», ofrece una buena imagen de él: es un mundo cerrado
rio, a comienzos de los años sesenta, especialmente, por el en el que están atribuidas todas las plazas. La generación
impulso de Lévi-Strauss y de la antropología estructural, y de los veteranos mantiene las posiciones dominantes que,
había llevado a lo que se denominaba entonces, por parte en aquel momento, son en su totalidad-posiciones de pro
de Esprit y de Paul Ricoeur, una «filosofía sin sujetm> (des fesores (y no de investigadores) y de profesores de la Sor
s
pués, a partir de los años 1 980, ese movimiento volvió a bona (que, para dar la medida de los cambios morfológico
wmar el sentido contrario... ); y, en segundo lugar, el he ocurridos a partir de entonces, con la multiplicación de las
cho de que la sociología fuera una disciplina refugio, so plazas, sobre todo, de categoría inferior, sumaban en t�tal
,
metida al modelo dominante del cientifismo importado tres plazas de profesores de sociología y psicología soctal
eorge s
de los Estados Unidos por Lazarsfeld. [la sociología de la so provista cada una de ellas de un único ayudante}: �
te
ciología tendría como efecto y como virtud liberar o las ciencias sa Gurvitch, que regenta la Sorbona de manera notonamen
en la
cia les de movimientos pendulares semejantes que, descritos a me despótica, Jean Stoetzd, que enseña psicología social
nudo como fenómenos de modo, son, en realidad, y de manera Sorbona y dirige el Centro de Estudios Socio lógico s, ade
esencial, el efecto de los movimientos reaclivos de los recién llego más del Instituto Francés de la Opinión Pública y de con
dos que reaccionan a los lomos de posición de los dominadores, trolar el CNIC, y, finalmente, Raymond Aron, recién
que también son los mós antiguos, sus mayores.] nombrado profesor de la Sorbona que, por la percepción
o),
Construir el espacio de las posibilidddes que se me pre relacional (impuesta por el funcionamiento del camp
entre
sentaba en el momento de la entrada en el campo significa aparece como el que ofrece un espacio a la alte:nativ�
gía
reconstruir el espacio de las posiciones constitutivas del la sociología teoricista de Gurvitch y la pstcosooolo
co
campo tal como podían ser aprehendidas a panir de un de cientifista y «americanizada•> de Sroetzel, autor de �na
terminado punto de vista socialmente constituido, el mío, piosa y mediocre compilación de trabajos estadounid enses
,
sobre ese campo (punto de vista que se había instituido a sobre la opinión. La generación de los jóvenes ascen_dent�
lo largo de toda la trayectoria social que conducía a la posi rodos ellos bordeando la cuarentena, se reparte la mvesn
de �a
ción ocupada, y también por medio de esa posición: de gación y los nuevos poderes, vinculados a la creación
ta
ayudante de Raymond Aron en la Sorbona y de secretario boratorios y de revistas, siguiendo una división en espe�
del sennd o
general del centro de investigación que acababa de crear en lidades, definidas a menudo por los conceptos
s: la
la Escuela de Altos Estudios). Para recomponer el espacio común, y claramente repartidas a la manera de feudo
do lu-
de las posibilidades, hay que comenzar por reconstruir el sociología del trabajo es Alain Touraine, y, en segun
168 169
gar, Jean-Daniel Reynaud y Jean-René Tréanton, la socio jactancia de su condición, y de literatos ansiosos de distin
logía de la educación es Viviane Isamberr, la sociología de ción (continúan siendo abundantes aquí y ahora), {(apro
la religión, Franr;ois-André lsambert, la sociología rural, vechados)) de última hora y advenedizos.
Henri Mendras, la sociología urbana, Paul-Henri Chom A nadie sorprenderá encontrar en esta disciplina-refu
bard de Lauwe, la sociología del ocio, Joffre Dumazedier, gio, muy, por no decir demasiado, acogedora o, como gra
además de, sin duda, unas cuantas provincias menores o ciosamente explica Yvette Delsaut, ��poco intimidadora)), a
marginales que olvido. El espacio está balizado por tres o un escaso número de miembros de la categoría A, que son,
cuatro grandes revistas de recentísima fundación: la Revue fundamentalmente, profesores que enseñan la historia de la
frantaise de sociologie, controlada por Stoetzel y unos cuan disciplina y practican en escasa medida la investigación, y
ros investigadores de la segunda generación (Raymond una masa (en realidad, no muy numerosa) de miembros de
Boudon la heredará unos años después), Les cahiers inter la categoría B, muy raramente profesores adjuntos (sobre
nationaux de sociologie, controlada por Gurvitch (heredada todo, de filosofía) y procedentes de orígenes escolares muy
después por Georges Balandier) , los Archives européennes de diversos (la licenciatura de sociología no existía en el mo
sociologie, fundada por Aron, y animada por Éric de Dam mento de la entrada de la segunda generación). Estos inves
pierre, y unas cuantas revistas secundarias, poco estructu tigadores, que no han recibido una formación única y ho
ranres -un poco a la manera de Georges F riedman entre mogeneizadora adecuada para darles sensación de unidad, y
los veteranos--, como Sociologie du travaily Études rurales. que se dedican, de manera fundamental, a investigaciones
Convendría citar también L 'homme, revista fundada y empíricas, en su mayoría tan pobres teórica como empírica
controlada por Uvi-Straws que, aunque esté dedicada casi mente, se diferencian (de los historiadores, por ejemplo)
exclusivamente a la etnología, ejerce gran atracción sobre por todos los índices de una enorme dispersión (en especial,
parte de la nueva generación (en la que me cuento). Cosa en materia de nivel escolar) que es poco favorable a la ins
que recuerda la posición eminente de la etnología, y la po tauración de un universo de discwiones racionales. Cabría
sición dominada de la sociología, en el espacio de las disci hablar de disciplinaparia: la «devaluación)) que, en un me
rl in:ls. Habría que decir incluso doblemente dominada: dio intelectual que está, sin embargo, muy ocupado y preo
en el campo de las ciencias que utilizan el cálculo o la ex cupado por la política -aunque muchos compromisos, con
perimentación, donde le cuesta hacerse aceptar (si es que el Partido Comunista, especialmente, siguen siendo una
lo desea... ; estamos lejos de los tiempos de Durkheim), manera, sin duda bastante paradójica, de mantener a dis
mientras que la etnología, a través de Lévi-Strauss, lucha tancia el mundo social- afecta todo lo que concierne a las
por imponer su reconocimiento como ciencia indepen cosas sociales y acaba, en efecto, reforzando una posición
diente (milizando, especialmente, la referencia a la lingüís dominante en el campo universitario. Respecto a ese punto,
tica, entonces en su momento más alto), así como en el aunque la situación haya cambiado un poco, la parte esen
campo de las disciplinas literarias, en el que las ��ciencias cial de esta descripción sigue siendo válida -como lo de
humanas>> siguen estando llenas, para muchos filósofos, de muestra el hecho, verificado por mil indicios, de que el paso
170 171
de la filosofía a la sociología va acompañado, tanto en la ac� chan muchas cosas, sobre todo, en materia de instrumen
tal conceptual. Pero también en este caso, me remiro, para
tualidad como en los tiempos de Durkheim, de una especie
de <<degradación», así como el hecho de que, entre los «tópi mayor abundancia de detalles, a una conversación que
cos>> más arraigadamente instalados en el cerebro de los filó sostuve, hace unos cuantos años, con un historiador ale
sofos o de los literatos, existe la convicción de que, sea cual mán de la escuela de los Annales (Bourdieu, 1995).
fuere el problema, es preciso «ir más allá de la sociología)) 0 Para construir el espacio de las posibilidades que se en
<<superar la explicación meramente sociológica)) (en nombre gendra en la relación entre un habitusy un campo es preci
dd rechazo del «sociologismon). so, además, evocar rápidamente (lo haré a continuación) las
Pero la sociología también puede ser un medio de con características del habitus que yo introducía en ese campo:
tinuar la política por otros procedimientos (por ello, sin habitusque, debido a mi trayectoria social, no era modal en
duda, se opone a la psicología, muy feminizada por el atrac el campo filosófico y menos aún, gracias a mi trayectoria es
tivo que ejerce sobre las jóvenes universitarias) y, en la clasi colar, en el campo sociológico, y que me separaba de la ma
ficación de las ciencias de Auguste Comte, aparece como la yoría de mis contemporáneos, filósofos o sociólogos. Ade
disciplina de la culminación, capaz de rivalizar con la filo� más, al regresar de Argelia con una experiencia de etnólogo
sofía si se trata de pensar las cosas del mundo en su globali que, realizada en las difíciles condiciones de una guerra de
dad. (Raymond Aron, que ha transportado a la sociología liberación, había signiflca<io para mi una ruptura decisiva
la totalidad de las ambiciones de la filosofía a la manera de con la experiencia escolar, era propenso a tener una visión
Sartre, escribe una obra titulada Paix et guerre entre les na bastante despectiva de la sociología y de los sociólogos, la
tions en 1984). Por otra parte, la referencia a los Estados del filósofo reforzada por la del etnólogo.
Unidos, mediante la cual se enfrenta a las disciplinas canó Se entiende que, en tales condiciones, el espacio de las
nicas, historia, lireramra o filosofía, le da un aire de moder posibilidades que se me ofrecían no podía reducirse al que
nidad. En suma, es una disciplina que, tanto por su defini me proponían las posiciones constituidas como sociológi
cas en Francia o en el extranjero, es decir, en los Estados
�ión �ocia! como por la gente a la que atrae, profesores,
Investigadores o estudiantes, ofrece una imagen ambigua, Unidos y, de manera secundaria, en Alemania e Inglaterra.
por no decir desgarrada. Está claro que todo me llevaba a no dejarme encerrar en la
Convendría analizar también la relación entre la so sociología, o ni siquiera en la etnología y la filosofía, y a
ciología � la h!storia, que tampoco es sencilla; y, para ofre pensar mi trabajo en relación con el conjunto del campo de
cer otro mdlcto_ de la condición de paria que corresponde las ciencias sociales y de la filosofía. [El hecho de ser aquí a un
tiempo su¡eto y ob¡eto del análisis redoblo una dificultad, muy co
al sociólogo, me limitaré a recordar a mis oyentes el cuida
mún, del análisis sociológico: el peligro de que las interpretaciones
do que ponen los historiadores en excluirse de las ciencias
propuestos de las prácticas -lo que se llama, a veces, las «intencio
sociales y que, mientras manifiestan muy gustosamente su
nes ob¡etivas»- sean entendidas como las intenciones expresas del
vinculación con la etnología, mantienen las distancias con
sujeto que interviene, sus estrategias intencionales, sus proyectos ex·
la sociología, de la que, al igual que los filósofos, aprove-
173
172
plícitos. Por ejemplo, cuando pongo en relación, cosa que, de acuer Son, sin duda, los mismos principios sociales (unidos a
do con un buen método, es imposible dejar de hacer, mis proyectos mi formación epistemológica) que me inspiraban el rechazo
intelectuales, particularmente vastos y desconocedores de los fronte (o el desprecio) de la definición científica de la sociología, y,
ros entre especialidades, pero también entre la sociología y lo filoso en especial, la negativa a la especialización, que, impuesta
fío, con mi poso de la filosofía, disciplino prestigiosa, donde algunos por el modelo de las ciencias más avanzadas, se me presen
de mis compañeros de escuela habían permanecido -lo que es, sin taba como totalmente desprovista de justificación en el caso
duda, muy importante desde un punto de vista subjetivo-, o lo socio de una ciencia en sus comienzos como la sociología (recuer
logía y con lo debilitación del capital simbólico que «objetivamente» do de manera especial la sensación de escándalo que experi
originaba, eso no significo, sin embargo, que mis elecciones de ob menté, a mediados de los años 1 960, en el congreso mun
jeto o de método no hayan estado inspirados, de manera consciente dial de sociología de Varna, ante las injustificadas divisiones
o casi cínico, por lo intención de proteger ese capital.] de la disciplina en sociología de la educación, sociología de
El hecho de que me considerara, al principio, etnólo la cultura y sociología de los intelectuales, cuando cada una
go, lo que era, desde un punto de vista subjetivo, una ma de esas ciencias podía prestar los auténticos principios expli
nera más aceptable subjetivamente de aceptar la <<degrada cativos de su objeto a cualquier otra). Así es como he llega
cióm vinculada al paso de la filosofía a las ciencias sociales, do a pensar, de manera muy natural, que había que trabajar
me llevó a introducir en la sociología mucho de lo que ha para reunificar una ciencia social artificialmente fragmenta
bía aprendido practicando la filosofía y la etnología: unas da, sin caer por ello en los discursos académicos sobre el
técnicas (como la utilización intensiva de la fotografía, que «hecho social total)) a los que son tan propensos algunos de
había practicado mucho en Argelia) , unos métodos (como los maestros de la Sorbona, y, tanto en mis investigaciones
la observación etnográfica o la conversación con unos indi como en las publicaciones que he incluido en la colección
viduos tratados más como informadores que como unas «Le seos commum que fundé en las Éditions de Minuit, he
investigaciones) y, sobre todo, probablemente, unos pro intentado reunir la historia social y la sociología, la historia
blemas y unos métodos de pensamiento que se referían a la de la filosofía y la historia del arte (con autores como Erwin
pluralidad metodológica que, a partir de entonces, he ido Panofsky y Michael Baxandall), la etnología, la historia, la
teorizando poco a poco (con la combinación del análisis lingüística, etcétera. De este modo he llegado a una práctica
estadístico y de la observación directa de grupos, en el caso científica, convertida poco a poco en toma de posición deli
de Un art moyen). Lo que era una manera de pasar a lit so berada, de la que cabe decir que, en determinados aspectos,
ciología, pero a una sociología redefinida y ennoblecida (se es por así decirlo «antitodo» y, vista desde otra perspectiva,
encontrarán huellas de todo eso en el prólogo de Travail et trata de «atraparlo todo», catch al4 como se dice de algunas
travailleurs en Algérie -Bourdieu, Darbel, Rivet y Seibel, tomas de posición. Y de ese modo me he encontrado pre
1963- o en el prefacio a Un art moyen -Bourdieu, Boltans sente, sin haberlo pretendido nunca de manera explícita y,
ki, Castel y Chamboredon, 1 965-), siguiendo el modelo sobre todo, sin la menor intención «imperialista)), en la to
de Sen-David y Collins que he comentado. talidad del campo de las ciencias sociales.
174 175
Lo cual quiere decir que, incluso si he llegado a conce dos autores inmensos que habían sido anexionados, y vulga
bir y a formular explícitamente el proyecto, refiriéndome al rizados, por Parsons. Para combatir esta nueva ortodoxia,
gran modelo durkheimiano, jamás he tenido la intención socialmente muy poderosa (el propio Aron dedicó dos años
explícita de hacer una revolución en las ciencias sociales, de seminario a Parsons, y Lazarsfeld enseñó, durante un
sino, tal vez, contra el modelo estadounidense entonces do año, ante toda la sociología francesa congregada por Bou
minante en todo el mundo, y, muy especialmente, contra el don y Lécuyer -bueno, no toda: existía, por lo menos, una
corte que introducía, y conseguía imponer en todo el uni excepción...- los rudimentos de la <tmetodología» que la au
verso, entre la «theory» y la «methodology» (encarnada en la téntica multinacional científica que había creado imponía
oposición entre Parsons y Lazarsfeld, quienes tenían sus con éxito en todo el universo), era preciso recurrir a estrate
«agencias» y sus «sucursales)) de introductores, de traducto gias realistas y rechazar dos tentaciones suplementarias {acu
res y de comentadores en Francia), y también, pero en otro diendo a la sociología y, en especial, a trabajos como el de
terreno, contra la filosofía que, en su definición social do Michael Pollak «Paul Lazarsfeld, fondateur d'une multina
minante, me parecía representar un obstáculo fundamental tionale scientifique», 1979): por un lado, la sumisión pura y
para el progreso de las ciencias sociales (a menudo me he simple a la definición dominante de la ciencia, y por el otro,
definido, en esta misma institución y, sin duda, de manera el encierro en la ignorancia nacional que llevaba, por ejem
un poco irónica, como d líder de un movimiento de libera plo, al rechazo a priori de· los métodos estadísticos, asocia
ción de las ciencias sociales contra el imperio y el poder de dos al positivismo estadounidense, posición cuyo defensor
la filosofía) . No senda mayor indulgencia por los sociólogos más visible era, sin duda, Lucien Goldman, junto con algu
que veían el paso por los Estados Unidos como una especie nos otros marxistas que consideraban sospechosa, a priori,
de viaje iniciático de la que había sentido, diez o quince cualquier referencia a Max Weber o a la literatura anglosa
años antes, por los filósofos que se precipitaban sobre los ar jona, a los que, a menudo, apenas conocían (entre otras
chivos inéditos de un Husserl cuyas obras principales se cosas, contra esa reclusión «nacionah• políticamente estimu
guían siendo, en parte considerable, inéditas en francés. lada y reforzada emprendí, con la colección «Le seos com
Comienzo por la relación con la sociología estadouni mun'' de las Éditions de Minuir, y después con la revistaAc
dense que, en su expresión más visible -me refiero a lo que tes de la recherche en sciences sociales, la apertura del camino a
yo denominaba la tríada capirolina, Parsons, Merton, La los grandes investigadores extranjeros, clásicos, como Cassi
zarsfeld-, imponía a las ciencias sociales todo un conjunto rer, o contemporáneos, como Goffman, Labov, etcétera).
de reducciones y de mutilaciones de las que me parecía in En la lucha contra la ortodoxia teórica y metodológi
dispensable liberarlas, especialmente mediante un regreso ca que dominaba el mundo científico, intenté encontrar
(estimulado por Lévi-Srrauss) a los trabajos de Durkheim y aliados en Alemania, pero el corte entre los teóricos escolás
de los durkheimianos (sobre todo de Mauss), así como a la ticos (la escuela de Frankfurt, Habermas, y después Luh
obra de Max Weber (renovada por una lectura que rompie man) y los empiristas sometidos a la ortodoxia estadouni
ra con la reducción neokantiana que había operado Aron) , dense era (y sigue siendo) muy profundo, prácticamente
176 177
insuperable. Existía en mi proyecto, tal como lo explicaba a de la filosofía aristocrática de la filosofía como casta de
mis amigos alemanes, una intención política, pero específi esencia superior, que en todos los filósofos que, a pesar de su
ca: se trataba de crear una tercera vía realista, capaz de con inclinación antiinstitucional y a pesar, para algunos, de una
ducir a una nueva manera de practicar la ciencia social ruptura ostentosa con las «filosofías del sujeto», seguían mos
adoptando las armas del enemigo (estadísticas, especial trando un desprecio de casta respecto a las ciencias sociales
mente; aunque en Francia también disponíamos de una que eran una de las plataformas del credo filosófico tradi
gran tradición, con el Instituto Nacional de Estadística, del cional: pienso en Althusser, que hablaba de las «ciencias lla
que he aprendido muchas cosas) para esgrimirlas contra él, madas socialesn, o en Foucault, que alineaba las ciencias so
al reactivar unas tradiciones europeas desviadas y deforma ciales en el orden inferior de los «sabereS>>, No podla menos
das por su rerraducción estadounidense (Durkheim y los que sentir cierra irritación ante lo que se me antojaba un
durkheimianos, masivamente reeditados en la colección «doble juego» de esos filósofos que, mientras se apoderaban
«Le seos commun>>, Weber desoxidado mediante una relee del objeto de las ciencias sociales, no paraban de minar su
ruca activa o, más exactamente, una reinterpretación libre fundamento. La resistencia que pretendía oponer a la filo
que lo arrebataba a un tiempo de Parsons y de Aron, Schürz sofía no me era inspirada por ninguna hostilidad a tal disci
y la fenomenología del mundo social, etcétera); y para esca plina, y seguía siendo una elevada idea de la filosofía (de
par de ese modo a la alternativa que perfilaba la oposición masiado elevada, tal vez) la razón de que intentara ayudar a
entre los meros importadores de métodos y de conceptos la constitución de una sociología de la filosofía capaz de
de segunda mano y los marxistas o sus parientes cercanos, aportar mucho a la filosofía al desembarazarla de la filosofía
bloqueados en el rechazo de Weber y de la sociología empí dóxica de la filosofía, que es un efecto de las coacciones y de
rica. (En esta perspectiva, la política de traducciones era un las rutinas de la institución filosófica.
elemento capital: pienso, por ejemplo, en Labov, cuya obra Sin duda, la situación, muy singular, de la filosofía en
y cuya presencia activa sirvieron de base al desarrollo en Francia, consecuencia, fundamentalmente, de la existen
Francia de una auténtica sociolingüística, que entronca cia, hech9 excepcional, de la enseñanza de la filosofía en
ba con la tradición europea de la que él procedía.) Y todo los cursos finales de la enseñanza media y de la posición
ello con la ambición de encontrar una nueva base interna dominante de la filosofía en las jerarquías escolares, expli
cional a esa nueva ciencia, mediante una acción pedagógica ca la especial intensidad de la subversión filosófica que
que miraba especialmente a Hungría, que se liberaba poco apareció en Francia en los años 1970 (convendría propo
a poco del materialismo dialéctico y recuperaba la estadísti ner aquí un modelo análogo al que he propuesto para ex
ca (de la pobreza, sobre todo), a Argelia, foco entonces de plicar la fuerza excepcional del movimiento de subversión
las luchas del Tercer Mundo, y al Brasil. antiacadémica que apareció en Francia con Manet y los
Pero me enfrentaba con idéntica decisión a la filosofía, impresionistas, en reacción contra la omnipotente institu
es decir, a la filosofía institucional conectada a la defensa de ción académica, y la ausencia, por el contrario, de un mo
las agregadurías y de sus programas arcaicos y, sobre todo, vimiento semeJante en Inglaterra, donde no se daba seme-
178 179
jame concentración de los poderes simbólicos en materia so la continental) aspiraba a la lógica, con la ambición de
aníscica). construir un sistema formal unitario basado en el análisis
Pero el movimiento de los filósofos franceses que al de las matemáticas de Russell; la filosofía analítica, el em
canzaron la celebridad en la década de 1 970 resulta ambi pirismo lógico de los Hempel, Carnap y Reichenbach,
guo por el hecho de que la rebelión contra la institución grandes admiradores del primer Wittgenstein (Tractatus),
universitaria se combina con una reacción conservadora así como la fenomenología, seguían a Frege en su rechazo
contra la amenaza que el ascenso de las ciencias sociales, so de cualquier concesión al «historicismo» y al {(psicologis
bre todo, a través de la lingüística y de la etnología «estruc mo»; todos afirmaban la misma voluntad de instaurar un
turalistas», representaba para la hegemonía de la filosofia corte muy profundo entre las cuestiones formales o lógicas
(he analizado con mayor profundidad el contexto social de y las cuestiones empíricas, concebidas como no racionales
la relación entre la filosofía y las ciencias sociales en Horno o incluso irracionales; se enfrentaban, especialmente, con
academicus, muy especialmente, en el prefacio a la segunda la «genetic fallacy», que consistía en mezclar consideracio
edición de ese libro): como la trayectoria escolar que los lle nes empíricas con justificaciones lógicas. Esta conversión
vaba a la cumbre de la institución académica había entrado colectiva, especie de desquite sin cuartel de la «genetic fa
en aquella época en una crisis profundísima, movidos por llacy>>, <<simbolizada)) en el caso francés por el paso de Koy
un malhumor antiinsritucional especialmente fuerte contra ré y Vuillemin a Foucault y a Deleuze, hace aparecer la ad
una institución sobremanera rígida, endogámica y opresi hesión a las verdades formales y universales como pasada
va, los filósofos franceses de los años 1970 respondieron de de moda e incluso un poco reaccionaria, comparada con el
manera «providencialmente)) adecuada (por descontado, análisis de las situaciones histórico-culturales concretas,
sin proponérselo en absoluto) a las expectativas suscitadas ilustrado por los textos de Foucaulr que, reunidos con el tí
por la «revolucióm del 68, revolución específica, que llevó rulo de Power!Knowledge, cimentaron su prestigio en los
la contestación politico-instirucional al campo universita Estados Unidos (para conocer la situación en este país a fi
rio (Feyerabend en Berlín y Kuhn en los Estados Unidos nales de la década de 1970, véase Srephen Toulmin, 1979:
eran igualmente utilizados para dar un lenguaje a una con 143-144). [Resultaría fácil mostrar que, sin dejar de estar arraigo·
testación espontánea de la ciencia). Pero, por otra parte, da en la filosofía más aristocrática de la filosofía, esta transforma
obsesionados por el mantenimiento de su hegemonía en re ción del humor filosófico está muy directamente vinculada, por su es
lación con las ciencias sociales, paradójicamente, retoma tilo y sus objetos, con las experiencias y las influencias del mayo del
ban, radicalizándola, en una estrategia muy similar a la de 68 que hacen descubrir a los filósofos y a la filosofía la política o,
Heidegger al onrologizar el historicismo (Bourdieu, 1988a), como preferirían decir, lo político.]
la crítica historicista de la verdad (y de las ciencias). Pienso que este análisis, por simplificador que sea, per
La década de 1970 señaló una brusca inversión del pro mite comprender, a mí en primer lugar, que me he enc? n
y el contra del mood filosófico dominante. Hasta aquel trado constantemente en falso respecto a los que el radica
momento la filosofía (por lo menos la anglosajona, e inclu- lismo de campus ha clasificado globalmente en la categoría
180 181
((cajón de sastre'' de los (<posmodernos» (quienes se intere les (1989), en la que recuperaba la investigación que había
sen por la (<recepción'' encontrarán, sin duda, en este desfa emprendido treinta años antes sobre el celibato entre los
se la clave de la acogida dada a mi obra en los Estados Uni campesinos). Al reivindicar siempre con orgullo el título
dos: ¿es moderno o posmoderno, sociólogo o filósofo, o, de sociólogo, excluía de una manera absolutamente cons
distinción menos importante, etnólogo o sociólogo, o, in ciente (a costa de una pérdida de capital simbólico asumi
cluso, de derechas o de izquierdas, etcétera?; Bourdieu, da por completo) las estrategias extendidísimas del doble
1 996). Después de abandonar la filosofía por la sociología juego y del doble beneficio (sociólogo y filósofo, filósofo e
(transición-traición que, desde el punto de vista de los que historiador), las cuales, me siento obligado a confesarlo, me
permanecen vinculados al título de filósofo, crea una dife resultaban tremendamente antipáticas, entre otras razones,
rencia toto cae/o), sólo podía, en tanto que aspirante a cien porque se me antojaban precursoras de una falta de rigor
tífico, permanecer vinculado a la visión racionalista; y eso, ético y científico (Bourdieu, 1996).
en lugar de utilizar, como Foucault o Derrida, las ciencias Se entiende que, dentro de la misma lógica, no pudie
sociales para reducirlas o destruirlas, sin dejar de practicar ra intervenir en los debates sobre la ciencia tal como se pre
las, aunque sin decirlo, y sin pagar el precio de una autén sentaban en los años 1970. En realidad, después de haber
tica conversión a las servidumbres de la investigación em tropezado con absoluta naturalidad, en tanto que sociólo
pírica. Sólidamente arraigado en una tradición filosóftca go, con el problema del arraigo social de la ciencia que los
hard (Leibniz, Husserl, Cassirer, historia y filosofía de las demás sólo descubren indirectamente, me he limitado a
ciencias, etcétera) y al no haber pasado a la sociología a tra desempeñar mi oficio de sociólogo sometiendo la ciencia y
vés de una opción negativa (Georges Canguilhem, sobre el el campo científico, para mí un objeto como los demás
cual yo había planteado un tema de tesis, a continuación (excepto porque me daba la ocasión de enfrentarme a uno
repudiado, me había preparado una carrera de filósofo si de los pilares de la tríada capitalina, Roben Merton), a un
guiendo el modelo de la suya: un puesto de profesor de fi análisis sociológico, en lugar de ajustar cuentas con la cien
losofía en Toulouse asociado a unos estudios de medicina) , cia {social) como harían los filósofos «posmodernos>' y,
yo no era propenso a unos comportamientos compensato con estilos diferentes, todos los nuevos <<filósofos-sociólo
rios del tipo de los que llevan a algunos sociólogos o histo gos" de la ciencia. No es necesario recurrir a procedimien
riadores, menos seguros de sí mismos, a «hacer de filóso tos de ruptura extraordinarios (como la referencia, tan
fo». Fiel en eso a esa especie de aristocratismo del rechazo equívoca como ennoblecedora, a Wittgenstein) para some
que caracterizaba para mí a Canguilhem, me las ingeniaba ter a la crítica sociológica las visiones logicistas y cientifis
metódicamente para dejar en unas notas o unos incisos las tas; no son necesarias, tampoco, rupturas ostentosas con la
reflexiones que habría podido llamar «filosóficas" (pienso, tradición racionalista a la que me vinculan mi formación
por ejemplo, en una de las escasas discusiones explícitas (historia y filosofía de las ciencias) y mi orientación filosó
que he dedicado a Foucault, y que se encuentra relegada en fica, al igual que mi posición de investigador. Y no dejaré
la nota final de un oscuro artírulo de la revista Etudes rura- de apoyarme tanto en Bachelard y la tradición epistemoló-
182 183
gica francesa como en mi análisis del campo cienrífico en ciones autoritarias y conservadoras, por no decir cínicas y
mi esfuerzo por fundamenrar una epistemología de las oportunistas; intuición del habitus que ha sido ampliamen
ciencias sociales sobre una filosofía constructivista de la te confirmada por las fluctuaciones de tantas trayectorias
ciencia (que anricipa a Kuhn, pero sin caer, pura y simple posteriores al capricho de los vaivenes de las fuerzas del
mente, en el relativismo de los posmodernos). La ruptura, campo, con, por ejemplo, el paso de todo (es) político al
que me parece imponerse, con la visión indígena de la todo (es) moral, de modo que la permanencia de los habitus
ciencia, más o menos reemplazada por la visión sabia (mer se manifiesta a través de la inversión de las tomas de posi
toniana), no conduce ni a un cuestionamiento ni a una le ción cuando se invierte el espacio de las posibilidades (po
gitimación de la ciencia (especialmenre, la social), y mi po dría analizar aquí, entre otras cosas, todo tipo de reconver
sición de doble rechazo (ni Berton, ni Bloor-Collins, ni siones a primera vista sorprendentes, como los saltos de
relativismo nihilista, ni cientifismo) me situará, una ve:z Heidegger a Wittgenstein o el malentendido de los althus
más, en falso en los debates de los nuevos sociólogos de la serianos sobre el Círculo de Viena y la filosofía austríaca,
ciencia, que yo había contribuido a lanzar. que, para los que tienen cierta edad y cierta memoria, sugie
Esta toma de posición, aparentemente tibia y pruden ren con mucha exactitud el tratamiento dado a Heidegger
te, también debe mucho, sin duda, a las disposiciones de por los marxistas chic, por no hablar de los virajes políticos
un habitus que indina al rechazo de la postura «heroica)), que se suelen llamar espectaculares, y que han conducido a
''revolucionaria)), <<radicah o, mejor dicho, <<radical chio1, tantos contemporáneos del ultrabolchevismo al ultralibera
en suma, del radicalismo posmoderno identificado con la lismo, templado o no por un socialiberalismo de lo más
profundidad filosófica, así como también, en política, con oportuno, además de oportunista).
el rechazo del «gauchisme» (a diferencia de Foucault y de En buena ley, convendría examinar el estado actual del
Deleuze), pero también del Panido Comunista o de Mao campo de la sociología y del campo de las ciencias sociales
(a diferencia de Althusser). Y también, sin duda, las dispo a fin de descubrir los medios de comprender las trayecto
siciones del habitus explican la antipatía que me inspiran rias individuales y colectivas (especialmente, las del grupo
los parlanchines y los intrigantes y el respeto que siento, de investigación que he animado) en relación con los cam
por el contrario, por los ((trabajadores de la prueba)), por bios en las correlaciones de fuerza simbólicas en el interior
citar las palabras de Bachelard, y por todos aquellos que, de cada uno de esos dos campos y entre sí (diferenciando
en la actualidad, tanto en sociología como en historia de lo más posible las dos especies de capital-poder científico) .
la ciencia, perpetúan sin alborotar la tradición de la filoso Cabe decir, por lo menos, que la posición de la sociología
fía de la historia de la ciencia inaugurada por Bachelard, en el espacio de las disciplinas se ha transformado profun
Canguilhem, Koyré o Vuillemin. damente, al igual que la estructura del campo sociológico,y
Pero es posible que todos esos rechazos no tuvieran más que eso es, sin duda, lo que me ofrece la posibilidad de
fundamento que la intuición de que todas esas poses y esas afirmar lo que afirmo, y que no habría podido afirmar
posturas ultrarradicales no son más que la inversión de posi- treinta años atrás, es decir, y de manera muy especial, el
184 185
proyecto de transformar el campo que, en aquel emonces, dicho sentido). Convendría analizar la función de la revista
habría aparecido como insensato, o, para ser más precisos, Actes de la recherche en sciences sociales como instrumento de
megalómano y reductible a las particularidades de una per reproducción autónoma en relación a la reproducción es
sona singular (permanece algo de todo eso cuando se con colar, controlada en gran parte por los poseedores de los
sidera al grupo de investigación que he creado, el Centro poderes temporales, que, como ya hemos visto, son más
de Sociología Europea, como una secta, sin entender y bien nacionales. Convendría, para concluir, analizar el cos
aceptar la intención global de un proyecto científico colec te extremo de la pertenencia prolongada al grupo, la res
tivo, acumulativo, que integra las adquisiciones teóricas y ponsabilidad del cual es imputada a su fundador y a sus res
técnicas de la disciplina, dentro de una lógica semejante a ponsables, cuando, en realidad, es imputable en buena
la de las ciencias de la naturaleza, y que se basa en un con parte al efecto de mecanismos sociales de rechazo (sería, sin
junto común de opciones filosóficas explicitas, especial duda, otra ocasión de hablar de reproducción prohibida).
mente, en lo que concierne a los presupuestos antropológi
cos implicados en cualquier ciencia del hombre). � Ya he comenzado a plantear el análisis del habitus al
Habría que considerar también mi trayectoria en ese invocar en varias ocasiones el papel de las disposiciones
campo, tomando en consideración, para evitar la utiliza socialmente constituidas en mis tomas de posición y, en
ción un poco simplista que a menudo se ha hecho del con especial, en mis simpatías· hacia determinadas ideas o de
cepto de ��mandarín», a su vez bastante simplista y socioló terminadas personas. No soy una excepción a la ley social
gicamente poco adecuado, el carácter específico de la que estipula que la posición geográfica y social de origen
posición del College de France, la menos institucional (o la desempeña un papel determinante en las prácticas, en re
más antiinstitucional) de las instituciones universitarias fran lación con los espacios sociales en cuyo interior se actuali
cesas que, como he mostrado en Horno academicus (1984), zan las disposiciones que favorece.
es el lugar de los herejes consagrados. Habría que examinar El pasado social es especialmente determinante cuan
el sentido y el alcance de la «revolución)) que se ha realiza do se trata de hacer ciencias sociales. Y eso sea cual sea,
do, pero que, si bien ha triunfado en el plano simbólico popular o burgués, masculino o femenino. Siempre entre
(por lo menos, en el extranjero), ha conocido a nivel insti lazado con el pasado que explora el psicoanálisis y traduci
tucional un indiscutible fracaso relativo que se aprecia per do o convertido en un pasado escolar al que los veredictos
fectamente en el destino del grupo, conjunto unido de in de la escuela confieren, a veces, la fuerza de un destino, si
dividuos relegados a posiciones universitarias secundarias, gue pesando durante toda la existencia. Sabemos perfecta
marginales o menores: la dificultad encontrada en el inten mente, por ejemplo, aunque, sin duda, de una manera
to de «crear escuela)) recuerda la que conoció en su momen algo abstracta, que las diferencias de origen social siguen
to Émile Durkheim (que, sin embargo, había entendido orientando a lo largo de roda la vida las prácticas y deter
perfectamente que no se podía crear escuela sin apoderarse minando el éxito social que se les concede. Pero sigo
de la escuela y que había realizado esfuerzos metódicos en asombrándome de haber podido verificar que los norma-
186 187
liens de orígenes sociales diferentes, «igualados», aparente embargo, muy próximo (lo demostraban los asiduos servi
mente, por el éxito en una misma oposición y la posesión cios que, con infinita paciencia, les prestaba) y que eran,
de un título igualmente homogeneizador (por la misma �orlo menos algunos de ellos, mucho más afortunados que
distinción que afirma en relación a todos los demás), han el. (Deben de estar pensando que utilizo un lenguaje muy
conocido destinos, especialmente universitarios, profun embrollado, pero, y eso sigue siendo una de esas diferencias
damente diferentes y proporcionados, en cierto modo, a indelebles, todas las «historias>, de vida no son igualmente
su condición inicial (Bourdieu, 1975b). fác�les y agradables de contar, en especial, porque el origen
No me extenderé, porque sería demasiado difícil en el social, sobre todo tratándose de alguien que, como yo, ha
marco de una intervención pública, sobre las características mostrado la importancia de esta variable, está predispuesto
de mi familia natal. Mi padre, hijo de aparcero convertido a desempeñar el papel de instrumento y de objetivo de lu
al alcanzar los treinta años, es decir, más o menos en el mo chas y de polémicas, y a ser utilizado en los sentidos más di
mento de mi nacimiento, en pequeño funcionario rural, ferentes, pero, casi siempre, para lo peor...)
ejerció toda su vida el oficio de empleado en un pueblecito Convendría analizar también la experiencia, sin duda,
del Bearne particularmente atrasado (aunque muy próximo profundamente «estructurante>>, del internado, a través,
a Pau, a menos de veinte kilómetros, era desconocido por sobre todo, del descubrimiento de una diferencia social,
mis compafieros de instituto, cosa que les daba ocasión de esta ve:z en sentido contrario, con los «ciudadanos burgue
gastarme bromas); pienso que mi experiencia infantil de ses>>, y del corte entre el mundo del internado (Flaubert
hijo de tránsfuga (que he reconocido en el Nizan que re escribió en algún lugar que quien ha conocido el interna
cuerda Sartre en su prefacio a Aden Arabíe) ha pesado mu do a los doce años conoce más o menos todo sobre la
cho en la formación de mis disposiciones respecto al mun vida), terrible escuela de realismo social, donde todo ya
do social: muy próximo de mis compañeros de escuela está presente, el oportunismo, el servilismo interesado, la
primaria, hijos de pequefios campesinos, de artesanos o de delación, la traición, la denuncia, etcétera, y el mundo de
comerciantes, con los que tenía prácticamente todo en co la clase, en el que reinan unos valores diametralmente en
mún, salvo el éxito, que me diferenciaba un poco, me sen frentados, y sus profesores, que, especialmente las mujeres,
tía separado de ellos por una especie de barrera invisible, proponen un universo de descubrimientos intelectuales y
que se expresaba a veces en algunos insultos rituales contra de relaciones humanas que es posible llamar encantadas.
lous emplegats, los empleados «siempre a la sombra>>, un Recientemente, he comprendido que mi considerabilísima
poco a la manera de mi padre, que también estaba separado dedicación a la institución escolar está constituida, sin
(y daba muchas muestras de lo que esto le hada sufrir, duda, por esta experiencia dual, y que la profunda rebe
como el hecho de que siempre votaba muy a la izquierda) lión, que jamás me ha abandonado, contra la Escuela tal
de aquellos campesinos (y de su padre y de su hermano, cual es, procede, sin duda, de la inmensa decepción, in
que seguían en la granja, a los que iba a ayudar todos los consolable, que me produce el desfase entre la cara noc
años en la época de sus vacaciones) de los que se sentía, sin turna y detestable y la cara diurna y supremamente respe-
188 189
rabie de la escuela {lo mismo puede decirse, por transposi puede expresarse en unas reflexiones cotidianas o unos li
ción, de los intelectuales). bros (Bourdieu, 1984, 1988b) sin pasar por la traición de
Para no sobrecargar indefinidamente el análisis, me quien «escupe en la sopa>> o, peor aún, revela el secreto.
gustaría llegar rápidamente a lo que hoy se me presenta, en Esta ambivalencia es la causa de una doble distancia en
el estado de mi esfuerzo de reflexividad, como esencial, el relación con las posiciones enfrentadas, dominantes y do
hecho de que la coincidencia contradictoria de la admisión minadas, en el campo. Pienso, por ejemplo, en mi actitud
en la aristocracia escolar y del origen popular y provinciano en materia política, que me aleja tanto del aristocraticismo
(me gustada decir: particularmente provinciano) ha sido el como del populismo, y en la posición reacia que, al mar
origen de la constitución de un habitus escindido, generador gen de cualquier imperativo de la virtud cívica 0 moral,
de todo tipo de contradicciones y de tensiones. No es fácil pero también de cualquier cálculo, me orienta casi siempre
describir los efectos, es decir, las disposiciones, que esta es a contracorriente, y me lleva a llamarme ostentosamente
pecie de coincidentia oppositorum ha engendrado. Por una weberiano, o durkheimiano, en unos momentos, alrededor
parte, una disposición reacia, especialmente respecto al sis del 68, en que estaba bien visto ser marxista, o, por el con
tema escolar, alma mater con dos rostros contrastados que, trario, en la actualidad, entrar en una especie de disidencia
sin duda porque ha sido el objeto de una adhesión religio bastante solitaria cuando todo el mundo parece considerar
samente excesiva, es motivo de una violenta y constante re más oportuno vincularse al orden social (y «socialista))), Y
belión basada en la añoranza y en la decepción. Y por otro, eso, sin duda, por lo menos en parte, es una reacción con
la altivez y la seguridad, por no decir la arrogancia del {(su tra las tomas de posición de los que siguen las inclinacio
perseleccionado)), impelido a vivirse a sí mismo como un nes de habitus diferentes del mío y cuyo conformismo
milagroso hijo de sus obras, capaz de aceptar todos los desa oportunista me resulta especialmente antipático cuando
fíos (veo un ejemplo paradigmático de lo que digo en una adopta la forma de un fariseísmo de la defensa de las bue
broma pesada que Heidegger gasta a los kantianos cuando nas causas. ¿Cómo no citar aquí a Bouveresse (con quien
les arrebata uno de los pedestales del racionalismo al descu mi habitus me lleva a identificarme a menudo ..)?: ((Musil
.
brir la finitud en el corazón de la estética trascendental). La dice de su protagonista, Ulrich, en El hombre sin atributos,
ambivalencia respecto al mundo universitario y al mundo que amaba las matemáticas a causa de roda la gente que no
intelectual que de ahí resulta condena roda mi relación con puede soportarlas. A mí me gustó inicialmente la lógica
esos universos a aparecer como incomprensible o desplaza matemática, en parte, por motivos similares, a causa del
da, trátese de la indignación exaltada y reformadora o de la menosprecio y del miedo que inspira, generalmente, a los
distancia espontánea respecto a las consagraciones escolares filósofos de mi entorno)) (Bouveresse, 2001: 198).
(pienso en aquel que se indignaba por la reflexividad crítica Pero es, sin duda, en el estilo propio de mi investiga
de mi lección inaugural, sin ver que era la condición para ción, en la clase de objetivos que me interesan y en la ma
hacer soportable la experiencia), o también de la lucidez so nera personal de abordarlos, donde se encontraría, sin
bre las costumbres y los humores universitarios, que no duda, la manifestación más clara de un habítus científico
191
190
discrepante, producto de una <<Conciliación de los contra tionario o de una hoja de codificación. Y todas ellas son,
rios» que inclina, tal vez., a «reconciliar los contrarios». sin duda, las disposiciones antagónicas de un habitus dis
Pienso en el hecho de invertir grandes ambiciones teóricas crepante que me han estimulado a emprender y me han
en unos objetos empíricos a menudo muy triviales, la cues permitido conseguir la peligrosa transición de una discipli
tión de las estructuras de la conciencia temporal a propósi na soberana, la filosofía, a una disciplina estigmatizada
to de la relación con el futuro de los subproletarios, las como la sociología, pero trasladando a esa disciplina infe
cuestiones rituales de la estética, kantiana, especialmente, a rior las ambiciones asociadas a las alturas de la disciplina
propósito de la práctica fotográfica habitual, la cuestión originaria al mismo tiempo que las vinudes científicas ca
del fetichismo a propósito de la alta costura y del precio de paces de realizarlas (Ben-David y Collins, 1997).
los perfumes, el problema de las clases sociales con motivo
de un problema de codificación, demostraciones todas de Contrariamente a lo que exige el imperativo de la
una manera de hacer ciencia a un tiempo ambiciosa y Wertfreiheit, la experiencia vinculada al pasado social pue
<(modesta». Es posible que el hecho de salir de unas «clasesn de y debe ser movilizada en la investigación, a condición
que suelen ser llamadas «modestas» proporcione en este de haber sido sometida previamente a un examen crítico
caso unas virtudes que no enseñan los manuales de meto riguroso. La relación con el pasado que permanece presen
dología, como la ausencia de cualquier menosprecio por te y actúa en forma de httbitus debe ser socioanalizada. Por
las paciencias y las minucias de lo empírico; el gusto por los la anamnesis liberadora que favorece, el socioanálisis per
objetos humildes (pienso en artistas que, como Saytour, mite racionalizar, sin el menor cinismo, las estrategias
rehabilitan los materiales desdeñados, como el linóleo); la científicas. Permite comprender el juego en lugar de so
indiferencia respecto a las barreras disciplinarias y la jerar portarlo o de sufrirlo e incluso, hasta cierto punto, «Sacar
quía social de los ámbitos que lleva hacia los objetos me de él algunas enseñanzas>>; por ejemplo, sacando parti
nospreciados y que estimula a juntar lo más elevado y lo do de las revelaciones que puede aportar a cada uno de
más bajo, lo más cálido y lo más frío; la disposición anti nosotros la lucidez interesada de nuestros competidores o
intelectualista que, intelectualmente cultivada, está en el conduciendo a tomar conciencia de los fundamentos so
origen de la práctica comprometida en el trabajo científico ciales de las afinidades intelectuales.
(por ejemplo, el papel atribuido a la intuición), y que con Así es como la sociología de la educación puede desem
duce a una utilización antiescolástica de los conceptos que peñar un papel determinante en lo que Bachelard denomi
excluyen tanto la exhibición teoricista como el falso rigor naba <<psicoanálisis del espíritu científico», y, sin duda, me
positivista (lo que provoca algunos malentendidos con los he aprovechado enormemente en mi trabajo, y no sólo en
((teóricos>> y, sobre todo, los metodólogos sin práctica, el ámbito de la educación, de la lucidez especialísima del
como los muchos que escriben sobre la noción de habitus); que ha permanecido marginado a la vez que accedía a los
el sentido y el gusto por los saberes y las habilidades tácitas espacios más centrales del sistema. Pero esta lucidez se ali
que se utilizan, por ejemplo, en la confección de un cues- menta constantemente de sí misma en y mediante un es-
192 193
que esté dominada por el análisis, dejar de ser una desven
fuerzo constante por exigir a la sociología los medios para
taja para convertirse en un ventajoso capital.
explorar con mayor profundidad el inconsciente social del
No me cansaré de repetir que la sociología de la socio
sociólogo (pienso, por ejemplo, en el análisis de las catego
logía no es una división más de la sociología; que es preci
rías del entendimiento profesora!).
so utilizar la ciencia sociológica adquirida para hacer so
Uno de los fundamentos de esta dimensión de la
ciología; que la sociología de la sociología debe acompafiar
comperencia cienrífica que se denomina habitualmente
incesantemente la práctica de la sociología. Pero, aunque
«inruición'' o 1ámaginación creadora» debe ser buscado
sea una virtud la toma de conciencia, la vigilancia socioló
sin duda, en la utilización científica de una experiencia so�
gica no basta. La reflexividad sólo alcanza roda su eficacia
cial sometida con anterioridad a la crítica sociológica.
cuando se encarna en unos colectivos que la han incorpo
Convendría conrar aquí con detalle (pero ya lo hice no
rado hasta el punto de practicarla de modo reflejo. En un
ha� IUC�o en una inrervención titulada «Panicipant
TI_ grupo de investigación de esta índole, la censura colectiva
<?bJeCtlv ��Ion»; Bourdieu, �n prensa) esa especie de expe es muy poderosa, pero es una censura liberadora, que hace
nmentacIOn sobre el trabaJO de reflexividad que realicé
. de la investigación que llevó al anículo de los pensar en la de un campo idealmente constituido, que li
con motivo
beraría a cada uno de los participantes de los (<sesgos» vin
años 1960 titulado 1<Célibat et condition paysanne»
culados a su posición y a sus disposiciones.
(1962): después de tomar conciencia de que utilizaba mi
experiencia social primaria para defenderme contra la so
ciología espontánea de mis informadores cabilefios he
querido retornar a la fuente de esa experiencia y to�arla
como o�jeto, y de ese modo he descubierto, a propósito
de dos eJemplos, por una parte, la noción de besiat, el ve
cindario, el conjunro de los vecinos, que algunos etnólo
�os habían constituido en unidad social, y por otra, a par
tir de una observación de un informador sobre el interés
que se puede sentir por «ser pariente de,, («presume mu
c?o de que son parienres desde que su hijo va a la univer
stdad,l), �ue el modelo genealógico y las ideas imperanres
en matena de parenresco impiden aprehender en su ver
dad las estrategias de reproducción medianre las cuales
existen los grupos y el propio modo de existencia de esos
grupos. En suma, vemos que una experiencia social, sea
e�� sea, y sobre rodo, tal ve:z, cuando va acompafiada de
_
cnsts, de conversiones y de reconversiones, puede, siempre
195
194
CONCLUSION
197
venda.) La verdad es la relatividad generalizada de los pun� BIBLIOGRAFfA
tos de vista, dejando a un lado quién los constituye como
tales al constituir el espacio de los puntos de vista. No es po�
sible dejar de pensar en una metáfora �ue ya he menciona�
.
do: sacada de Leibniz, consiste en constderar a D10s como el
«centro geométrico de todas las perspectivas», ellu�ar don
de se integran y se reconcilian todos los puntos de vista par�
ciales, el punto de vista absoluto desde el cual el mund� se
ofrece como espectáculo, un espectáculo unificado y umta
rio, una visión sin punto de vista, viewfrom nowhere y from
everywhere de un Dios sin espacio, que está a la va. en todas
ABRAGAM, A., 2001, De la physique avant toute chose?, París,
partes y en ninguna. Pero el «centro geométrico de todas las
Éditions Odile Jacob.
perspectivas» no es otra cosa que el cam� en el que, como
_ as se ARON, R., 1984, Paix et guerre entre ks nations, París, Cal
no he dejado de recordar, los puntos de VISta antagoms � mann-Lévy. [Edición en castellano: Pazy guerra entre las
enfrentan según unos procedimientos regulados y se mte
naciones, Madrid, Alianza Universidad, 1985.]
gran progresivamente, gracias a la confrontación racional.
BARNES, B., 1974, Scientific Knowledge and Sociological
Es un progreso que el sociólogo concreto, por gran�e que
. Y al Theory, Londres, Routledge & Kegan Paul.
pueda ser la contribución que aporte a la estructu�aciOn
BARNES, B., y BLOOR, D., 1982, «Relativism, Rationalism
funcionamiento del campo, debe procurar no olvtdar. De la
and Sociology ofKnowledge», en Nollis, M., y Lukes, S.
misma manera que tampoco debe olvidar que si, como
(eds.), Rationality and Relativism, Oxford, Blackwell.
cualquier otro sabio, se esfuerza por contribuir a la cons
. BEN-DAVID, J., 1997, Éliments d'une sociologie historique des
trucción del punto de vista que es el punto de vista d� la
sciences, París, PUJ:.
ciencia, en tanto que agente social está atrapado en el obJeto
BEN-DAVID, J., y CoLLINS, R., 1997, 11Les facteurs sociaux
que asume como objeto, y que, por ese motivo, tien� un
dans la genCse d'une nouvdle science. Le cas de la
punto de vista que no coincide ni con el de los d��� m con
psychologie>, pp. 65-96, en Ben-David J. (ed.), t/Jments
el punto de vista omnisciente de espectador cast dtvmo que
d'une sociologie historique des sciences, París, PUF.
puede alcanzar si satisface las exigencias_ de� cam�o. Así
BIAGIOLI, M., 1 998, «The lnsrability of Authorship: Credit
pues, sabe que la particularidad de las ctenclas soctales le
and Responsibility in Contemporary Biomedecine», The
obliga a trabajar (como he intentado hacer en el caso del
Faseb fournal, 12, pp. 3-16.
don y dd trabajo en las Méditations pascaliennes, 1997) .�a
BITBOL, M., 1996, Mécanique quantique, une introduction
construir una verdad científica capaz de integrar la VISIÓn
philosophique, París, Flammarion.
práctica del agente como punto de vista que se ignora como
BLOOR, D., 1983, Wittgenstein: A Social Theory of Know
tal y se realiza en la ilusión de lo absoluto.
ledge, Nueva York, Columbia University Press.
198
199
-, 1992, «Left and Right WittgensteinianS>>, en Pickering, -, 1984, 1992, Homo academicus, París, Éditions de Mi
A. (ed.), 1992, Science as Practice and Culture, Chicago, nuit.
University of Chicago Press. -, 1988a, L 'Ontologie politique de Martin Heidegger, París,
BOURDIEU, P., 1962, <<Célibat et condition paysanne», Étu Éditions de Minuit. [Edición en castellano: La ontología
des rurales, pp. 32-136. polltica de Martln Heidegger, Barcdona, Paidós, 1991.]
BOURDIEU, P., DARBEL, A., RIVET, j.-P., y SEIBEL, C., -, 1988b, prefacio, pp. I-V, en Mazon, B., Aux origines de
1963, Travai! et travailleurs en Algérie, París-La Haya, l'École des hautes études en sciences sociales. Le rMe du mé
Mouton. cénat américain, París, Éditions du cerf.
BOURDIEU, P., BOLTANSKI, L., CASTEL, R, y CHAMBORE -, 1989, «Reproduction interdite. La dimension symboli
DON J.-C., 1965, Un art moyen, essai sur les usages so que de la domination économique», Études rurales, 1 13-
ciaux de la photographie, París, Éditions de Minuit (ed. 1 14, pp. 1 5-36.
rev. 1970). -, 1990, «Animadversiones in Menonem», en Clark, J.,
BOURDIEU, P., y PASSERON, J.-C., 1967, <8ociology and Modgil, C. y Modgil, S. (eds.), Robert K Merton: Con
Philosophy in France since 1945. Death and Resurrec sensus and Controversy, Londres-Nueva York, Falmer
tion of a Philosophy without Subjecn•, Social Research, Press, pp. 297-301.
34 (1), pp. 162-212. -, 1995, «Sur les rapports entre la sociologie et !'historie en
BOURD!EU, P., CHAMBOREDON, j.-C., y PASSERON, J.-C., Allemagne et en France» (entrevista con L. Raphael), Actes
1968, Le métier de sociologue, París, Mouton-Bordas. de la recherche en sciences sociales, 1 06-107, pp. 108-122.
[Edición en castellano: El oficio de sociólogo, Madrid, Si -, 1996, «Passpon to Duke» (trad. L. Wacquant), en Sa
glo XXI, 200 l.] bour, M., «Pierre Bourdieu's Thought in Contemporary
BüURDlEU, P., 1975a, «La spécificité du champ scientifique Social Sciences», International ]ournal of Contemporary
et les conditions sociales du progrCs de la raison», Socio Sociology, 33 (2), 1996, pp. 145-150.
logie et Sociétés, 7 (1), pp. 91-1 18; también, 1976, 'Le -, 1997, Méditations pascaliennes, París, Éditions du Seuil.
champ sciemifique��. Actes de la recherche en sciences so (Edición en castellano: Meditaciones pascalianas, Barce
ciales, 2-3, pp. 88-104. lona, Anagrama, 1999.)
-, 1975b, «Les catégories de l'entendement professoral», -, 1999, «Une révolution conservatrice dans l'édition», Ac
Actes de la recherche en sciences sociales, 3, pp. 68-93 (con tes de la recherche en sciences sociales, 126-127, pp. 3-28.
M. de Saint Martin). -, 2001a, Contre-feux 2. Pour un mouvement social europé
-, 1979, La distinction, París, Éditions de Minuit. [Edición en, París, Raisons d'agir Éditions. (Edición en castellano:
en castellano: La distinción, Madrid, Taurus, 1991.] Contrafoegos 2, Barcelona, Anagrama, 2002.)
-, 1982, Ce que parler veut dire, París, Fayard. [Edición en -, 2001b, Langage etpouvoir symbolique, París, Éditions du
castellano: Qué significa hablar, Tres Cantos (Madrid), Seuil.
Akal, 2001.] -, en prensa, «Participant Objectivation. Breacking the
200 201
Boundary between Anthropology and Sociology: How?» en castellano: La génesis y el desarrollo de un hecho cientí
(discurso pronunciado en la entrega de la Huxley Me fico, Madrid, Alianza, 1986.]
morial Medal for 2000, Londres, Royal Anthropological FREGE, A., 1953, The Foundations ofMathematics, Oxford,
lnstitute, 6 de diciembre de 2000). Basil Blackwell.
BaUVERESSE, J., 1999, Prodiges et vertiges de l'analogie, París, FRIEDMAN, M., 1 996, «Üvercoming Metaphysics: Carnap
Raisons d'agir Éditions. and Heidegger», pp. 256 y ss., en Giere, R., y Richard
-, 2001 , Essais. L 'époque, la mode, la mora/e, la satire, 11, son, A. (eds.), Origim ofLogical Empiricism, Minneapo
Marsella, Agone. lis, Minnesota University Press.
CALLaN, M., 1986, «Sorne Elements of a Sociology of -, 1998, «Ün the Sociology of Scientific Knowledge and
Translation: Domestication of the Scallops and che Fis its Philosophical Agenda>>, Stud. Hist. PhiL Sci., 29 (2),
hermen of St-Brieux Bay», en Law, J., (ed.), Power, Ac pp. 239-271 .
tion and Belief. A New Sociolog;y ofKnowledge, Londres, GARDFIELD, E., 1975, «The Obliteration Phenomenon»,
Roucledge and Kegan Paul, pp. 196-233. Current Contents, 5 1 152 (5-7).
CARNAP, R, 1950, «Empiricism, Semantics and Ontology», GARFINKEL, H., y SACHS, H., 1986, «Ün formal Structures
Revue internationale de philosophie, 4, pp. 20-40. of practica! Action,, pp. 160-193, en Garfinkel H. (ed.),
CaLE, S., y CaLE, J., 1967, «Scientific Output and Recog Ethnomethodnlogical Studies of Work, Londres, Rouded
nition: A Study in the Operation of the Reward System ge and Kegan Paul.
in Science))' American Sociological Review, 32 (3), pp. GEISaN, G. L., 1995, The Private Science of Louis Pasteur,
377-390. Princeton, Princeton University Press.
CaLE, J., y ZUCKERMAN, H., 1975, «The Emergence of GILBERT, G. N., y MULKAY, M., 1984, Opening Pandnra's
a Scientific Speciality: the Self Exemplifying Case of the Box, A Sociological Analysis ofScientists' Discourse, Cam
Sociology of Science», pp. 139-174, en Coser, L. (ed.), bridge, Cambridge University Press.
The Idea of Social Structure: Papers in Honor of Robert GINGRAS, Y., 1991, Physics and the Rise ofScientific Research
Merton, Nueva York, Harcourt Brace Jovanowich. in Canada, Montreal-Kingston, Buffalo.
COLLINS, H. M., (ed.), 1981. Knowledge and Controversy: -, 1995, <<Un air de radicalisme. Sur quelques tendances ré
Studies ofModern National Science, número especial de centes de la sociologie de la science et de la technologie»,
Social Studies ofScience, 1 1 (1). Actes de la recherche en sciences sociales, 108, p. 3-17.
-, 1985, Changing Order, Londres, Sage (2.• ed., Chicago, -, 2000, «Pourquoi le "programme fort" est-il incompris?»,
University of Chicago Press, 1992). Cahiers internationaux de sociologie, 109, pp. 235-255.
FLECK, L., 1980, Enstehung und Entwicklung einer wissens -, 2001, «What did Mathematics do ro Physics», Cahiers
chaftlichen Tatsache, Francfurt/Main, Suhrkamp (trad. d'Épistémologie, 274, pp. 1-41; también en History of
inglesa, Genesis and Development of a Scientific Fact, Science, diciembre.
Chicago, University of Chicago Press, 1979). [Edición -, 2002, «Mathématisation et exclusion, socioanalyse de la
202 203
formation des cités savantes», en Wunenburger, J. J. KNORR-CETINA, K., y MULKAY, M., 1983, (<Toward.s a
(ed.), Gaston Bachelard et l'épistémofogie ftantaise, París, Constructivist lnterpretation of Science», pp. 130-132,
PUF. en Knorr-Cetina K. (ed.), Science Observed, Pmpectives
GRMEK, M. D., 1973, Raisonnement expérimental et Recher in the Social Study o
f Science, Londres, Sage.
ches toxicologiques chez Claude Bernard. Ginebra, Droz. KUHN, T. S., 1972, La structure des révolutions scientifiques,
GRONBAUM, A., 1993, La psychanalyse il l'épreuve, trad. París, Flammarion (t.a ed., Chicago, University of Chi
J. Proust, París, Éditions de l'Éclat. cago Press, 1962). [Edición en castellano: La estructura
HACKING, l., 1992, «The Self-Vindication of Laboratory de las revoluciones científicas, México, FCE, 1971.]
Sciences>>, pp. 29-64, en Pickering, A. (ed.), Science as -, 1977, La tension essentielle, París, Gallimard. [Edición en
Practice and Culture, Chicago, University of Chicago castellano: La tensión esencial México, FCE, 1983.]
Press. LATOUR, B., y WOOLGAR, S., 1979, Laboratory Lift. The
HAGSTROM, W., 1965, The Scientific Community, Nueva Social Construction ofScientific Facts, Londres, Sage.
York, Basic Books. -, 1983, «Le dernier des capitalistes sauvages. lnterview
HANNAWAY, 0., 1988, «Laboratory Design and the Aim of d'un biochimiste», Fundamenta Scientiae, 314 (4), pp.
Isis, 77, pp. 585-610.
Science>>, 301-327.
HARGENS, L., 1 978, «Theory and Method in the Sociology -, 1987, Science in Action, Cambridge (Massachusetts),
of Science••, pp. 121-139, en Gastan, J., Sociology of Harvard University Press. [Edición en castellano: Cien
Science, San Francisco, Jossey-Bass. cia en acción, Barcelona, Labor, 1992.]
HASKELL, T. L., 1984, «Professionalism Versus Capitalism: -, 1988, The Pasteurization ofFrance, Cambridge (Massa
R. H. Tawney, É. Durkheim and C. S. Peirce on the Di chusetts), Harvard University Press.
sinterestedness ofProfessional Communities», en Haskell LATOUR, B., y jOHNSON, J., 1988, «Mixing Humans with
T. L. (ed.), TheAuthority ofExperts' Studies in History and Non-Humans: Sociology of a Door-Opener», Social
Theory, Bloomington, Indiana University Press. Probkms, 35, pp. 298-310.
HEILBRON, ]. L., y SEIDEL, R. W., 1989, Lawrence and his LATOUR, B., 1993, <(Where are the missing Masses? Socio
Laboratory, an History ofthe Lawrence Laboratory ofBer logy of a few mundane Artifacts))' en Bijker, W., y Law,
keley, Berkeley, University of California Press. J. (eds.), Constructing Networks and Systems, Cambridge
HOLTON, G. H., 1978, «Presuppositions and the Millikan (Massachusetts), MIT Press.
Ehrenhaft Dispute», pp. 25-83, en Holton G. H., The LAzLO, P., 2000, Miroir de la chimie, París, Éditions du
Scientific Imagination: Case Studies, Cambridge, Cam Seuil.
bridge University Press. LEONTIEF, W., 1982, (<Academic Economics», Science, 217,
HOMES, F. L., 1974, Claude Bernard andAnimal Chemistry: pp. 106-107.
The Emergence of a Scientist, Cambridge (Massachu LYNCH, M., 1992, <<Extending Wittgenstein: the Pivotal
setts) , Harvard University Press. Move &om Epistemology to the Sociology of Science»,
204 205
en Pickering A. (ed.) , 1992, Science as Practice and Cul Un espace non poppérien de l'argumentation, París, Albin
ture, Chicago, Universicy of Chicago Press. Michel (2.• ed.).
-, 1993, «Scientific Practice and Ordinary Action)), Ethno PICKERING, A. (ed.), 1992, Science as Practice and Culture,
methodology and Social Studies of Science, Cambridge, Chicago, University of Chicago Press.
Cambridge University Press. POINCARÉ, H., 1968, La science et l'hypothese, prefacio de
MANHEIM, K., 1956, Idéologie et utopie, París, M. Rivihe. Jules Vuillemin, París, Flammarion.
MARCUS, G. E., y FISCHER, M. M. )., 1986, Anthropology as POLANYI , M., 195 1 , The Logic ofLibmy, Londres, Roucled
Cultural Critique. An Experimental Moment in the Hu ge and Kegan Paul.
man Sciences, Chicago, University of Chicago Press. POLLAK, M., 1979, «Paul F. Lazarsfeld, fondateur d'une
MEDAWAR, P. B., 1964, <ds the Scientific Paper Fraudu multinationale scientifique)), Actes de la recherche en
lent?)), Saturday Review, 1 , pp. 42-43. sciences sociales, 25, pp. 45-59.
MERLEAU-PONIT, J., 1965, Cosmologie du XJ(l si(c/e, París, POPPER, K., 1945, The Open Society and its Ennemies, Nue
Gallimard, p. 184. [Edición en castellano: Cosmología va York. [Edición en castellano: La sociedad abierta y sus
del siglo XX Mad6d, Gredos, 1975.] enemigos, Barcelona, Paidós, 1 994.]
MERTON, R. K., 1957, «Priorities in Scientific Discovery: A SHAPIN, S., y SCHAFFER, S., 1985, leviathan and the Air
Chapter in the Sociology of Science)>, American Soáolo Pump, Princeton, Princeron Universicy Press.
gical Review, 22, pp. 635-639. SHAPIN, S., 1988, «The House of Experiment in Seventeeth
-, 1957, «Bureaucratic Structure and Personnality>), en So Century England,, Isis, 79 (298), pp. 373-404.
cial Theory and Social Structure, Glencoe, Free Press, pp. SHINN, T., 1988, «Hiérarchie des chercheurs et formes des
249-261. recherches)), Actes de la recherche en sciences sociales, 74,
-, 1973, <<The ambivalence of Scientists)), en The Sociology pp. 2-22.
ofScience, Theorical and Empirical lnvestigations, Chica -, 2000, «Formes de division du travail social et convergen
go, University of Chicago Press, pp. 383-418. [Edición ce intellecruelle. La recherche technico-instrumentale)),
en castellano: La sociología de la ciencia: investigaciones Revuefran,aise de sociologie, 3 (3), pp. 447-473.
teóricas y emplricas, Madrid, Alianza, 1977 .] SOULIÉ, C., 1995, ((Anatomie du goút philosophique», Actes
MULLINS, N. C., 1972, «The Development of a Scientific de la recherche en sciences sociales, 109, pp. 3-28.
Speciality: The Phage Group and the Origins of Mole TOMPKINS, J., 1988, <<Fighting Words: Unlearning to write
cular Biology», Minerva, X (1), pp. 5 1-82. the Critical Essay», The Georgia Review, XLII, 3, pp.
NYE, M. J., 1 993, From Chemical Philnsophy to Theoretical 585-590.
Chemistry: Dynamics ofMatter and Dynamics of Disci TOULMIN, S., 1979, «Ftom Form ro Function, Philosophy
plines, 1800-1950, Berkeley, University of California and History of Science in the 1950's and Now)), Daeda
Press. lus, 16.
PASSERON, J.-C., en prensa, Le raisonnement sociologique. WIITGENSTEIN, L, 1953, Phi/osophica/ lnvestigatiom, ed.
206 207
de G. E. M. Anscombe y R. Rhees, Oxford, Blackwell. ÍNDICE ONOMÁSTICO
WOOLGAR, S. (ed.), 1988a, Knowledge and Reflexivity' New
Frontiers in the Sociology ofKnowltdge, Londres, Sage.
-, 1 988b, Science. The Very Idea, Chichester, Ellis Hor
wood, Londres, Tavistock.
208 209
Comte, A., 172 Gilben, G. N., 46-47, 49-50, Kant, !., 12, 38, 85, 137-139, Millikan, R., 132
Copérnico, N., 88, 90, 1 5 1 78 141, 143, 145-146, 157, Mulkay, M., 46-47, 49-50,
Dampierre, E. de, 170 Gingras, Y,, 23, 40, 52, 59, 165, 176, 190, 192 7 1 , 78
Darbel, A., 174 88-91 Knorr-Cetina, K., 44, 46, 50, Mullins, N. C., 121
Darwin, C., 135 Godel, K., 26, 61 Newton, !., 89-90, 125
70-7 1
De Gennes, P.-G., 81 Goffman, E., 177 Koch, R., 42, 135 Nierzsche, F., 1 3
Debray, R., 59, 61 Goldman, L., 177 Koyré, A., 11, 1 8 1 , 184 Nizan, P., 1 8 8
Delbrück, M., 122 Greimas, A. J., 55 Kuhn, T. S., 24, 33-38, 41, Nollet, Abare, 89
Deleuze, G., 1 8 1 , 184 Grmek, M. D., 45 88-89, 93, 141- 142, 180, Nye, M. J., 1 1 6, 1 1 9
Delsaut, Y., 171 Grünbaum, A., 149 184 Oppenheimer, K., 70, 120
Derrida, ]., 52, 182 Gurvirch, G., 3 1 , 169-170 Panofsky, E., 175
Labov, W., 177-178
Descartes, R., 90, 126 Habermas, J., 12, 18, 46, Latour, B., 51-59, 99 Parsons, T., 31-32, 39, 176-
Dumazedier, J., 170 144-145, 149, 177 178
Lavoisier, P., 1 1 9
Durkheim, É., 22, 23, 3 1 , 35, Hacking, ]., 1 1 7, 1 3 1 - 1 32 Lazan;feld, P., 3 1 -32, 39, Pa>cal, B., 14
38, 72, 1 2 1 , 124, 138, Hagstrom, W., 84, 97, 106 Passeron, J.-C., 131, 150,
168, 176- 177
141, 163, 166, 168, 170, Hannaway, 0., 132-133 Lazlo, P., 75, 1 1 9 167
172, 176, 178, 186, 1 9 1 Hargem, L., 33 Lécuyer, B.-P. , 177 Pasteur, L., 42, 56, 74, 135
Einstein, A. , 82, 125 Haskell, T. L., 163 Peirce, C. S., 163
uibniz, W. G., 89-90, 126,
Faraday, M., 89 Hegel, G. W. F., 25, 36, 76, Pickering, A, 23-24
165, 182, 198
Fechner, G. T., 121 124 Pinch, T., 42
Leontief, W., 134
Feymbend, P., 38, 124, 180 Heidegger, M., 133, 180, Lévi-Strauss, C., 168, 170, 176 Poincaré, H., 139-140
Flaubert, G., 164, 189 185, 190 Luhmann, N., 46, 177 Polanyi, M., 73, 75, 77, 145
Fleck, L., 186 Heilbron, J. L., 70 Pollak, M., 177
Lynch, M., 18, 23, 74
Foucault, �., 52, 179, 1 8 1 - Heisenberg, W., 26 Manet, E., 37, 68, 179 Popper, K., 43, 145
82, 184 Hempel, C., 1 8 1 Mannheim, K., 26, 41, 1 1 6 Reichenbach, H., 14, 1 8 1
F;ege, A., 13, 124, 1 8 1 Hilbert, D., 9 1 Reynaud, J.-D., 170
Marcus, G . E. , 55
Friedman, G., 170 Holton, G . H., 132 Ricoeur, P., 149, 168
Mauss, M., 23, 176
Friedman, M., 143 Homans, G. C., 31 Rivet, J.-P., 174
Maxwell, ]., 89
Galileo, 95, 1 5 1 Homes, F. L., 45 Russell, B., 13, 1 8 1
Medawar, P. B., 45, 50
Garfield, E., 132 Hughes, E., 94 Sachs, H., 156
Mendras, H., 170
Gamnkel, H., 156, 162 Husserl, E., 176, 182 Sartre, J.-P., 48, 168, 172,
Merleau-Ponty, J., 1 3 1
Garnett, D., 166 Illirch, !., 53 Merton, R. K., 24, 26, 28-32, 188
Geertz, C., 55 Isambert, F.-A. , 170 Saussure, F. de, 94
39, 44, 57, 84, 97, 124,
Geison, G. L., 56 Isambert, V., 170 176, 183-184 Schaffer, S., 94-95, 164
210 211
Schütz, A., 178 Toulmin, S., 38, 1 8 1 ÍNDICE
Seibei, e, 174 Touraine, A., 169
Seidel, R. W., 70 Tréanton, J.-R., 170
Shapin, S., 94-95, 133 Vuillemin, J., 1 1 , 1 8 1 , 184
Shils, E., 85 Weber, M., 159
Shinn, T., 69, 1 1 8, 126 Wittgenstein, L., 12, 21, 22,
Soulié, C., 159 39-40, 77, 142-144, 1 8 1 ,
Sroetzel, )., 169-170 183, 185
Tawney, R. H., 163 Woolgar, S., 24, 4 1 , 51-55
Tompkins, J., 59-60, 128 Zuckerman, H. A., 30, 102 Prefocio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 1
l. EL ESTADO DE LA DISCUSIÓN . . . . . . . . . . . . . . 17
l . Una visión ensimismada . . . . . . . . . . . . . . . . 26
2. La ciencia normal y las revoluciones
científicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
3. El programa llamado fuerte . . . . . . . . . . . . . . 39
4. Un secreto a voces bien guardado . . . . . . . . . 44
212