Está en la página 1de 4

DE LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES

Las obligaciones nacen de hechos o actos jurídicos que constituyen sus antecedentes
o las fuentes de donde emanan las mismas, ya Borda define a fuente como hecho,
acto o disposición legal en que se origina la obligación

En nuestro Código Civil, encontramos el artículo 1453 C.C., que conforme la


doctrina clásica
dispone que son cinco las fuentes de las obligaciones, a saber: la ley, el
contrato o las convenciones, los cuasicontratos, los delitos y los
cuasidelitos. En la segunda parte de este libro, nos encargaremos del contrato
como fuente de obligaciones.

En concordancia con el artículo 1453 C.C., encontramos el artículo 2184 C.C, que
también hace alusión a las fuentes, cuando dice ?Las obligaciones que se
contraen sin convención, nacen, o de la ley, o del hecho voluntario de una de
las partes. Las que nacen de la ley se expresan en ella?.

? La ley

Es
la fuente remota de las obligaciones, porque algunos autores en ese sentido
señalan que para que existan obligaciones, es necesario que la ley determine
que así es. Esta fuente está definida en el artículo 1 C.C., por el cual la ley
es una declaración de la voluntad soberana que, manifestada en la forma
prescrita por la Constitución, manda, prohíbe o permite.

? Cuasicontrato

Esta
fuente de las obligaciones no tiene un alcance claro en la norma ecuatoriana,
sino que es referida en varios artículos que hacen mención de su existencia y
que tratan de explicar lo que hemos de entender por esta figura. El artículo
2184 C.C., dice que las obligaciones que se contraen sin convención, nacen, o
de la ley, o del hecho voluntario de una de las partes. Las que nacen de la ley
se expresan en ella; y, en su inciso segundo dice si el hecho de que nacen es
lícito, constituye un cuasicontrato.

La
doctrina ha ensayado definiciones de cuasicontrato, pero todas han sido criticadas
y atacadas pues ninguna ha condensando exactamente su contenido, sin embargo
podemos decir que el cuasicontrato es un hecho lícito de donde nacen obligaciones
sin que exista acuerdo de voluntades.

La
diferencia fundamental entre el contrato y el cuasicontrato, es que en éste
último no hay un acuerdo de voluntades, aunque sí la voluntad de un individuo
que obliga a otro, como en el caso de la agencia oficiosa.
Los
cuasicontratos están previstos a partir del artículo 2185 C.C., y son tres los
principales, esto es, agencia oficiosa, pago de lo no debido y el cuasicontrato
de comunidad. De la forma en la que está redactada la norma, se entiende que no
son los únicos cuasicontratos que existen y así lo ha manifestado de forma unánime
los autores, poniendo como ejemplos de cuasicontratos contemplados, como el de
la aceptación de una herencia o legado o el depósito necesario de que se hace
cargo un adulto que no tiene la libre administración de sus bienes, pero que
está en su sana razón[ix] constituye un cuasicontrato
que obliga al depositario sin la autorización de su representante legal.

Explicaremos
brevemente los ejemplos de cuasicontratos contenidos en la norma.

– Agencia Oficiosa

El
artículo 2186 C.C., dice que la agencia oficiosa o gestión de negocios ajenos, llamada
comúnmente gestión de negocios, es un cuasicontrato por el cual el que
administra sin mandato los negocios de alguna persona, se obliga para con ésta,
y la obliga en ciertos casos.

El
agente oficioso, llamado gerente, es una persona que de buena fe se entromete
en la gestión de negocios de otro, y dicha intromisión causará efectos jurídicos
tanto para él, como para quien se efectuó dichas gestiones.

A
pesar que el artículo 2187 C.C., establece que el agente oficioso o gerente
tiene las mismas obligaciones que el mandatario; el contrato de mandato es
diferente a la agencia oficiosa, pues en el primero existe un encargo expreso
por parte del mandante, por lo cual el mandatario tiene la representación;
mientras que en la agencia oficiosa no hay un encargo expreso, y el gerente
actúa sin representación.

– Del pago de lo no debido

Otro
tipo de cuasicontrato es el pago de lo no debido, y está contemplado en el
artículo 2195 C.C. Ocurre cuando una persona por error ha hecho un pago, y
prueba que no lo debía, en esas circunstancias tiene derecho a repetir lo
pagado, con la salvedad del inciso final que se explica más adelante.

Ante
dicha situación, el que pago mal puede accionar contra quien recibió el pago,
teniendo éste último la posibilidad de confesar el pago, en cuyo caso, el actor
deberá probar que no era debido (artículo 2198 C.C.); pero si el demandado
niega el pago, toca al demandante probarlo; y probado, se presumirá indebido.
Una
vez probado el pago no debido, el demandado tendrá como principal obligación la
restitución de lo que recibió, para lo cual la buena y mala fe, serán determinantes
en las consecuencia que dicha restitución genere.

Según
el artículo 2200 C.C., el que ha recibido dinero o cosa fungible que no se le
debía, está obligado a la restitución de otro tanto del mismo género y calidad;
pero si lo recibió de mala fe, esto es, a sabiendas de que no era acreedor, deberá
también los intereses corrientes.

Asimismo,
según el artículo 2201 C.C., el que ha recibido de buena fe no responde de los
deterioros o pérdidas de la especie que se le dio en el falso concepto de
debérsele, aunque hayan sobrevenido por negligencia suya; salvo en cuanto le
hayan hecho más rico. Pero desde que sabe que la cosa fue pagada indebidamente,
contrae todas las obligaciones del poseedor de mala fe.

Por
último, encontramos el artículo 2202 C.C., por el cual si el que recibió la
cosa de buena fe, la vendió, está sólo obligado a restituir el precio de la
venta, y a ceder las acciones que tenga contra el comprador que no le haya
pagado íntegramente. Si se hallaba de mala fe cuando hizo la venta, está
obligado como todo poseedor que dolosamente ha dejado de poseer.

Es claro que el que pagó indebidamente tiene la posibilidad de repetir el pago,


debiendo indicar que la obligación inicial continuará toda vez que el acreedor
verdadero no tiene por qué sufrir los errores del deudor, siguiendo el adagio
además de que ?quien paga mal, paga dos veces?. Siendo la regla general la repetición,
habrá situaciones excepcionales en las cuales el que pago mal, no puede
repetir, y son:

ü Cuando
con el pago indebido ha cancelado una deuda ajena, y en consecuencia de ese
error suyo, el acreedor ha suprimido o cancelado un título necesario para el
cobro de su crédito (artículo 2195 C.C.). De todas formas, podrá intentar
contra el deudor las acciones del acreedor. Esto es una consecuencia lógica del
tratamiento que da el Código Civil al pago, pues como veremos oportunamente, cualquiera
puede hacer el pago por un tercero, siendo éste totalmente válido, y con ello
extinguir la obligación.

ü Tampoco
podrá repetir cuando se trate de una obligación natural de las contempladas en
el artículo 1486 C.C. Esto responde a la esencia misma de las obligaciones
naturales.
En concordancia con lo dicho, el artículo 2197 C.C., sin embargo, permite la
repetición aún de lo que se ha pagado por error de derecho, cuando el pago no
tenía por fundamento ni aún una obligación puramente natural.

Finalmente, el pago de lo no debido no se presume donación. Sin embargo esta presunción es


de hecho, admitiendo prueba en contrario, pues el que recibió el pago, deberá
probar que el que pagó tuvo perfecto conocimiento de lo que hacía, tanto en el hecho
como en el derecho.

– Del cuasicontrato de comunidad

La denominación utilizada por el Código ha sido criticada, pues no toda comunidad


es cuasicontrato y no todo cuasicontrato es comunidad. El artículo 2204 C.C.,
define a este cuasicontrato como la comunidad de una cosa universal o singular,
entre dos o más personas, sin que ninguna de ellas haya contratado sociedad o
celebrado otra convención relativa a la misma cosa.

El ejemplo más claro de cuasicontrato de comunidad es la herencia, enunciado así


en el artículo 2206 C.C., que manda que si la cosa es universal, como una
herencia, cada uno de los comuneros está obligado a las deudas de la cosa
común, como los herederos en las deudas hereditarias.

En cuanto a los derechos de los comuneros, éstos son los mismos que el de los
socios en el haber social.

De los delitos y cuasidelitos

también en el artículo 2184 C.C., la norma dice que si el hecho es ilícito y


cometido con intención de dañar, constituye un delito. Si el hecho es culpable,
pero cometido sin intención de dañar, constituye un cuasidelito. Para que estas
figuras constituyan fuente de obligaciones deben haber causado daño, caso
contrario no tienen importancia en el mundo jurídico civil. Del artículo citado
se desprende que la principal diferencia entre el uno y otro es que en el
delito hay dolo, esto es, intención deliberada de causar daño; mientras que en
el cuasidelito habrá culpa en los términos contemplados en el Código Civil.

También cabe hacer la diferencia entre delito civil y delito penal, entendido el
primero como el hecho ilícito que causó daño y que genera obligaciones, pero
que no tiene sanción penal a diferencia del delito penal. La sanción penal
recae sobre la conducta violatoria de la norma, con o sin daño de un tercero.

También podría gustarte