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La 

fiebre amarilla es una enfermedad


vírica aguda, hemorrágica,
se contagia a humanos por medio de mosquitos infectados, pero no se puede
contagiar directamente de una persona a otra.

Tratamiento y cuidado
No existe un tratamiento directo para la fiebre amarilla. Se puede ofrecer cuidado
paliativo, como alivio del dolor y la fiebre. Los medicamentos utilizados para el
alivio del dolor se deben seleccionar cuidadosamente, ya que algunas medicinas
antiinflamatorias no esteroideas (como la aspirina) pueden aumentar el riesgo de
hemorragia.

Prevención: Métodos para repeler mosquitos, vacunas


disponibles y campañas de vacunación
Afortunadamente la fiebre amarilla no puede pasarse directamente de una persona
a otra, para adquirir la enfermedad, a la persona debe picarle un mosquito
infectado, y debe transcurrir cierto periodo de tiempo desde que el mosquito
adquirió el virus. Esto genera una oportunidad relativamente pequeña para que el
virus se transmita, aunque en lugares con grandes poblaciones sin protección, y
con una actividad significativa de mosquitos, las probabilidades de contagio son
más altas.

Desafortunadamente, una vez que una persona ha sido infectada con la fiebre


amarilla, no hay tratamiento para la enfermedad más allá del cuidado paliativo
estándar. Igualmente, hay que tratar que el paciente esté tan cómodo como sea
posible. Por lo tanto, los métodos para repeler mosquitos y la vacunación son las
mejores armas disponibles contra la enfermedad.
La vacuna contra la fiebre amarilla brinda protección durante 30 años o más
(posiblemente de por vida) y para un 95% de los que están vacunados, ofrece
inmunidad contra la enfermedad en menos de una semana.

La vacunación contra la fiebre amarilla se realiza usualmente sólo en zonas donde


la enfermedad es endémica, pero está disponible (y a veces se requiere) para
quienes viajan a regiones donde el virus todavía está muy propagado.

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