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iii iinet Escuela Nacional de Antropologia e Historia Maestria en Arqueologia Las figurillas ceramicas del Horizonte Formativo en La Joya-Comoapan, Regidn de Los Tuxtlas Be Nal at uiLoreon ays Tesis Que para obtener el grado de MAESTRIA EN ARQUEOLOGIA Presenta Sergio Rafael Vasquez Zdrate México, D.F. Abril, 2007 AS CERAMICA’ MATIVO EN LA JOYA-COMOAPAN, TLAS LAS FIGU REGION DE LO! INDICE AGRADECIMIENTOS INTRODUCCION. CAP. L- LAS FIGURILLAS DE BARRO COMO EVIDENCIA ARQUEOLOGICA Importancia del estudio de figurila Funcionalidad de las figurillas durante la época prehispanica, Problematica en el estudio de figurillas... Antecedentes de investigacién sobre figurillas del Formativo, CAP. IL- MARCO CONTEXTUAL Panorama general del periodo Formativo o Precidsico, ‘Antecedentes de investigacién en la regién de Los Tuxtlas. Investigaciones en La Joya-Comoapal Objetivos e hipstesis de trabaj CAP. III.- PROCEDIMIENTO DE ANALISIS La clasificacion tipolégi 43 Tipologia de figurillas cerdmicas de La Joya~Comoapan.. 48 «Tipo Trapiche. 49 Tipo Cara de nifio (Baby Face)... © Tipo Tres Zapotes. © Tipo Uaxactin... Tipo Cabezas con mascara de trompa. 79 Tipo Calvas con vientre prominente (Jorobados: 80 * Seres fantasticos. 82 * Figuras Villa Alta. 83 * Animales. 85 * Cabezas miscelaneas o no identificadas. 90 * Cuerpos y torsos... ssssnnanennen IS © Jugadores de pelota. 98 © Extremidades.... cin ini itinerant vi fiansensvoncenonauaiiasit | | i i i | : | ' RAMICAS DEL HORIZONTE FOR REGION DE LOS TUXTLAS WV LA JOYA-COMOAPAN, LAS PIGURILI CAP. IV. LA CRONOLOGIA Cuantificacién de la coleccién por tipos. Asociacién por atributos tipolégices. Fechamientos por radiocarbono. Relacién de figurilias analizada: CAP. V. EL GENERO Y LA FUNCIONALIDAD Catélogo grafico de tocados.. CONCLUSION... BIBLIOGRAFIA. INTRODUCCION 4 Este trabajo presenta un andlisis de tas figurillas cerdmicas recuperadas en un sitio arqueolégico ubicado en la Sierra de Los Tuxtlas, en el sur del estado mexicano de Veracruz. Durante mucho tiempo, se consideré que esta regién fue un escenario tardio de fa Cultura Olmeca, precedido por el esplendor de San Lorenzo y La-Venta, centros capitales de la llamada “zona nuclear” (Bernal 1969) 0 “érea metropolitana”. Sin embargo, estudios recientes de amplia cobertura han sefialado la existencia de numerosos asentamientos cuya cronologia se remonta hacia las fases mas tempranas del horizonte Formativo. Hasta la fecha, La Joya-Comoapan es uno de los sitios mas antiguos de la regién de Los Tuxtlas y ha sido explorado sistemdticamente desde 1995 y 1996, por un grupo de investigadores dirigido por Philip Amold, de la Universidad de Loyola. Las excavaciones practicadas en este asentamiento permitieron recuperar un lote de cerca de 300 figurillas y fragmentos de barro, que constituyen el corpus mejor documentado de este tipo de evidencias en la regién, pues procede de contextos estratigraficos cuidadosamente registredos y cuenta con fechamlentos asociados de carbone 14, que son parte fundamental del anzlisis practicado en esta coleccién. La coleccién de figurillas de La Joya-Comoapan procede de distintas unidades de excavacién, de las cuales se tomaron veinte muestras para obtener dataciones de radiocarbono, directamente asociadas a estos objetos. Los resultados de laboratorio demuestran que quince muestras son consistentes, de las cuales siete se femontan al Formativo temprano. En suma, existen posibilidades de distinguir lapsos cronoldgicos que reflejan la actividad de! asentamiento durante la época de ‘pogeo de los centros olmecas de Sen Lorenzo y El Manati. Por otra parte, las figurillas reGnen miltiples posibilidades plasticas e informativas, y por ello pueden Ser consideradas como un indicador ciagnéstico y cultural, necesario en la regién tuxtieca, iil bleep ne Las investigaciones de Valenzuela en Matacapan (1945), de Philip Drucker en Cerro de las Mesas (1943a), de Clarence Weiant (1943) y el mismo Drucker en Tres Zapotes (1943b), aportaron las primeras secuencias cerdmicas regionales, basadas en la posicién estratigréfica de los tipos. Sin embargo, carecian de dataciones absolutas y no se realizaron suficientes andlisis comparativos con otros sitios mesoamericanos. Gracias a las investigaciones recientes en el sur de Veracruz, un grupo de investigadores como Robert Santley, Chistopher Pool, Barbara Stark, Philip Amold, Hernando Gémez Rueda, Ann Cyphers, Roberto Lunagémez, Ponciano Ortiz y Carmen Rodriguez, Robert Kruger y Rebeca Gonzalez Lauck, el repertorio de manifestaciones antropomorfas y zoomorfas hechas de barro se ha incrementado notablemente, lo que permite establecer comparaciones mas amplias en un futuro cercano. Ante la posibilidad de realizar andlisis mas profundos sobre este conjunto de evidencias, cabria preguntarse si las figurillas recuperadas en La Joya pueden considerarse “tipicamente” olmecas, o bien, si son manifestaciones de una tradicién estilistica que puede revelar cronolog/as o identidades distintas. En el primer caso, podria especularse sobre el cardcter periférico o independiente de la regién, con relaci6n a los grandes centros de la civilizacién olmeca, como San Lorenzo o La Venta. En el segundo, podria confirmarse la cronologia temprana de este sitio tuxtleco o la posibilidad de que sus pobladores hayan tenido una etnicidad diferente @ los habitantes de San Lorenzo u otros sitios considerados olmecas. En cualquier forma, este trabajo pretende contribuir en el reconocimiento del radio de dispersi6n geogréfica y temporal de las figurillas tempranas de Los Tuxtlas, como una base Para comprender su papel cultural con relacién al fendmeno olmeca y otros grupos formativos de la Costa de! Golfo. Este trabajo inicia con una evaluacién sobre la importancia de las figurillas de barro como evidencia arqueolégica; se presenta un marco sobre los alcances y tenement eH TPR i nro EA problematicas que ha tenido el estudio de estas representaciones culturales y se Incluye una revisién sobre fos andlisis de figurillas formativas en Mesoamérica. En ef segundo capitulo se presentan los antecedentes de investigacién arqueolégica a nivel regional y se realiza un balance sobre los conocimientos precedentes. Posteriormente se incluye una breve descripcién fisiografica de la regién de Los Tuxtlas, para reconocer los recursos que pudieron influir en la produccién o manufactura de las piezas. Por ejemplo, la disponibilidad de material arcilloso, las posibles vias de comunicacién hacia otros centros tempranos, la flora y fa fauna que pudiesen ser representada en los ejemplares, etc. Una vez descrito el contexto espacial y temporal de esta investigacién se plantea la propuesta de trabajo y se enumeran los objetivos de esta investigacién, cuyas metas no sélo consistenen establecer una clasificacién tipoldgica, sino aportar informacién sobre los patrones de distribucién, funcién y filiacién cultural de estos artefactos. Posteriormente se describe la metodologia aplicada en la clasificacién de las piezas recuradas en La Joya, mediante el establecimiento de una tipologia basada en los siguientes criterios taxonémicos: a) Tecnolégicos: materia prima, peso, desgrasante, técnica de manufactura, coccién, b) Formales: tocado, forma de ojos, nariz, boca, pendientes, como categorias principales de clasfficacién. Con fines comparativos, la descripcién de cada tipo incluye un apartado donde se mencionan las referencias y antecedentes de investigacién en figuritas afines de otras partes de Mesoamérica y se llustran los ejemplares representativos. EI cuarto capitulo establece los criterios para {a interpretacién cronolégica de los datos. En primer término se presentan los resultados de! andlisis practicado en i t i i el cri las muestras de carbono 14 recuperadas en La Joya-Comoapan. Con las fechas ‘obtenidas se intenta estructurar una columna cronolégica para la tipologia y los contextos explorados en el proyecto conducido por Philip Amold. Es decir, se propone un marco temporal para estas manifestaciones cerdmicas, lo cual permitiré distinguir ordenadamente la seriacién cronolégica de los tipos identificados, confrontada con los fechamientos directos. Esto permite representar la informacién ‘obtenida en tablas paramétricas, elaborar graficos de datos y establecer porcentajes. El quinto capitulo intenta definir las caracteristicas recurrentes y diagnésticas de cada tipo de figurillas, para encontrar patrones de asociacién y de presencia ausencia de rasgos significativos. Esta fase est encaminada a aportar datos sobre el género y el estatus social de los personajes antropomorfos representados en las figurillas. Finalmente, se proponen algunas ideas sobre el uso o funcionalidad de este tipo de artefactos arqueolégicos. Considerando las futuras posibilidades de comparacién entre la coleccién de La Joya-Comoapan y otras tipologias, se ha integrado una base de datos y un catélogo de omamentos y atuendos distintives, que también podran servir de Teferencia para futuros trabajos iconogréficos. El anexo gréfico, basado en dibujos y fotografias “escaneadas” y retocadas, incluye también una versién grabada en disco compacto. En este medio se incorpora la descripci6n tipolégica y una base de datos Morfoldgicos de cada una de las piezas, Por ultimo, se presenta un capitulo sobre las conclusiones y datos obtenidos y se sugieren nuevas lineas de trabajo que emanan de la secuencia cronolégica y el andlisis morfoldgico. Ciertamente los alcances y objetivos de este trabajo son modestos, pero necesarios para entender mejor Ia historia temprana de la regién y ‘Sus posibles vinculos con otras areas mesoamericanas. ay | | iat ce aia CAP. I.- LAS FIGURILLAS DE BARRO COMO EVIDENCIA ARQUEOLOGICA IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DE FIGURILLAS. Para los arquedlogos, las figurillas constituyen una fuente de informacién de enorme potencial, pues reflejan de ura u otra manera los contextos imperantes de tiempos pretéritos y delatan habitos y actitudes sociales. Las posibilidades plasticas de la arcilla permitieron al artesano recrear sus ideas y plasmar reiteradamente aspectos cotidianos de la sociedad en que vivia; en consecuencia, pudo representar caracteristicas fisicas de individuos, sus posiciones gestuales y corporales, algunas patologias, la diversidad de ornamentos e indumentaria, la fauna, recursos vegetales y parte de su imaginario mitico y religioso. En los estudios arqueoldgicos, las figurillas han sido utilizadas frecuentemente como referentes diagnésticos para distinguir culturas y horizontes culturales (Noguera 1965: 72) y por ello se les considera un valioso recurso para identificar aspectos coroldgicos y cronoldgicos. Las posibilidades de anélisis de figurillas son diversas debido a sus miltipies niveles de informacion. Por una parte, ejemplifican los conceptos que sobre la plastica tenfan sus creadores, pues ademas de reflejar el dominio de la técnica, estas expresiones figurativas siguen normas y cddigos estilisticos. En consecuencia, la sociedad expresa un conjunto de valores simbélicos y culturales en este tipo de creaciones. Por otra parte, los objetos cerémicos permiten a los arquedlogos conocer facetas de la organizacién social de pueblos pretéritos, dado que la alfareria es una actividad que requiere de la especializacién de los artesanos. Esto significa que los ceramistas no sdlo requieren destreza y conocimientos sobre la materia prima y los procesos de transformacién (amasado, modelado, moldeado, cochura, decoracién, etc.), pues deben contar también con las condiciones necesarias para manufacturar los artefactos que requiere la Sociedad (acceso a la materia prima, infraestructura minima, tiempo para ejercer el oficio). En otras palabras, la sola presencia de figurillas cerdmicas con estilos una especializaci6n dentro de una estructura organizada. Debido al caracter “documental” de las figurillas, los andlisis arqueolégicos intentan reconocer en ellas los aspectos inherentes a un contexto pretérito. Este proceso entrafia dificultades obvias puesto que se parte de una nocién distinta sobre el origen, funcién y concepcidn de los artefactos. Sin embargo, idealmente pueden reconocerse pautas y patrones de conducta de los grupos productores y consumidores, dmbitos cronolégicos y espaciales de distribucién, nociones estéticas, la fillacin étnica o corolégica, los procesos de produccién y de mercado. Es decir, los objetos implican datos y relaciones intrinsecas que dan cuenta de la heterogeneidad de la cultura y atestiguan procesos histéricos. | distintivos 0 patrones recurrentes manifiesta una diferenciacién social, y supone ' i Los anilisis tipolégicos en las figurillas pretenden identificar unidades que comparten rasgos y atributos significativos. Estas categorias tienen implicaciones contextuales, y por ello se enfocan al reconocimiento de los ambitos espaciales, temporales y sociales de estos artefactos; de esta forma, los conjuntos no sdlo son distinguibles y cognoscibles, sino también permiten una clasificacién que dé cuenta de una seriacién de cambios en los atributos, pues presumiblemente reflejan procesos dindmicos en la sociedad. Gracias a las tipologias arqueolégicas, basadas en procedimientos sistematicos de interpretacién y explicacién, puede recuperarse informacién de las sociedades pretéritas y contar con una nocién de su ideologia. Empero, debe reconocerse que fa construccién de tipologias y secuencias basada en un solo tipo de objetos, siempre sera susceptible de enmiendas e imprecisiones, mientras no se correlacionen los datos con diversos vestigios arqueolégicos, tanto contextuales (contextos estratigréficos, distribucién horizontal o fechamientos directos), como aquellos que derivan de las evidencias de distintos tipos de artefactos y ecofactos. En este sentido se espera que este trabajo pueda cotejarse prdximamente con los resultados del andlisis litico, cermico y paleoetnobotanico del sitio. ener ai ii ci FUNCIONALIDAD DE LAS FIGURILLAS Numerosos autores, al analizar colecciones de figurillas, han tratado de definir su uso entre las antiguas sociedades mesoamericanas, Las funciones Propuestas para este tipo de objeto han sido diversas, pero hasta ahora no ha podido constatarse una hipdtesis Unica sobre su uso y funcidn. Al respecto de las diversas teorias sobre este tipo de artefacto, Thomas Lee (1967), realizé una Clasificacién basada en tres categorias culturales: religién, salud y educacién; la primera supone que las figurillas servian como representaciones de deidades u objetos asociados a los ritos de sactificio, fertilidad 0 como ofrendas mortuorias. Las hipétesis relacionadas con la segunda categoria generalmente proponen el uso de figurillas en ceremonias de curacién y ciclos de vida, hasta “la interpretacién mas roméntica [sobre] su uso en malévolas ceremonias, las que conducfan a enfermedades y hasta a la misma muerte” (Lee 1967: 213). Al proponer que las figurillas tuvieron una aplicacién educativa, el autor sugiere que se usaron como un medio para enseffar a los nifios, como ocurre entre los hopi del sudoeste de los Estados Unidos, al recurrir las mufiecas Kachina para ensefiar las caracteristicas fisicas de los espfritus del panteén. £1 sentido diddctico de las figuras no resulta descabellado al encontrar escenas compuestas por diversos ejemplares, como en La Venta y el Occidente de México (Oliveros 1988). Sin embargo, son pocos los contextos donde han podido registrarse conjuntos dispuestos en su posicién original. Una de las alternativas para determinar las posibles funciones de las figurillas ha sido la consulta de fuentes documentales elaboradas durante la conquista y los primeros afios de colonizacién. Algunos investigadores (v.gr. Noguera 1965, Heyden 1969, 1973, 1996) han indagado en las fuentes etnohistéricas sobre el uso de las figurillas en la época prehispanica. Por supuesto no hay resultados concluyentes sobre su uso, aunque se han recuperado varias Narraciones sobre la utilizacién de figuras en cultos y ceremonias asociadas a la agricuttura, Doris Heyden (1969: 58-71), al revisar la obra de Diego Durén, registré los siguientes usos: amuletos u objetos de proteccién magica, como juguetes o mufiecas, como ingrediente medicinal 0 como representaciones de personajes y deidades especificos. Como ofrendas parecen tener diversas variantes, incorporadas en el ajuar mortuorio, en ritos de fertilidad agricola, en contextos acuaticos, como objetos votivos, 0 como invocacién a los cerros en actos propiciatorios dedicados a las deidades o a las fuerzas naturales. Por supuesto, algunas figuras eran imagenes de deidades especificas que incluso podfan ser veneradas en contextos habitacionales, a conmemorar ancestros 0 personajes significativos en el ambito social (Marcus 1998). En todo caso, la informacién recuperada en las fuentes, en los contextos y en las mismas figurillas, permitiria concluir en la multiplicidad de usos. Al respecto Lee apunté: “Es quizés un error buscar una funcién general de las figurillas sin especificar qué subarea y qué periodo se esta tomando en consideracién. Las figurillas probablemente tuvieron funciones diversas a través de toda la historia de Mesoamérica, segiin la subarea y el periodo a que corresponde” (Lee 1967: 214) Al respecto de la funcionalidad de figuras de barro en el érea del presente trabajo, también existen discrepancias. Para Coe y Diehl, la mayoria de los ejemplares de San Lorenzo fueron usados en rituales domésticos (1980: 260). Otras figurillas, como los jugadores de pelota, pudieron haber tenido funciones conmemorativas o alusivas a personajes especificos. Segtin estos autores, las figuras antropomorfas parecen “ser retratos individuales mas que estilizaciones” (ibid.). Sin embargo, es cada vez mayor el numero de autores que sostiene la hipétesis de que la identificacién de los personajes depende mds de los oramentos y tocados, que de los detalles faciales de un individuo concreto. Sobre las variaciones de los tocados, Reyna apunta que “éstos podrian ser el elemento (enn rrr precerersrenenenesee EPS que determina la cualidad o calidad del personaje que representan” (1971; 41-42), ‘Aunque ta contrastacién de estas ideas no es el tema fundamental del presente trabajo, el énfasis en la diferenciacién de los ornamentos parece ser la linea ms ‘sugerente para entender la jerarquizacién social que las figurillas evocan. PROBLEMATICA EN EL ESTUDIO DE FIGURILLAS. Pese a su abundancia y representatividad, el estudio de figurillas elaboradas durante fa época prehispanica sigue enfrentando probleméticas relativas a su registro, clasificacién, contexto e interpretacién. Si bien queda fuera de duda su valor informativo como evidencia de la actividad humana en tiempos pretéritos, los datos que generalmente se manejan en los informes de campo suelen limitarse a la descripcién formal y !a clasificacién tipoldgica de las piezas recuperadas. En menor grado se han emprendido anélisis iconogrdficas, ensayos sobre inferencias sociales y estudios secuenciales. Por tal motivo, en cada estudio resulta pertinente advertir las principales problematicas que enfrenta el investigador cuando maneja este tipo de evidencias. Recuperacién y registro. La recuperacién de figurillas generalmente deriva de hallazgos fortuitos en proyectos arqueoldgicos disefiados con objetivos que no estén enfocados a problemas espectficos sobre este tipo de representaciones. En otros casos, los ejemplares que han sido utilizados como prototipos, proceden de colecciones de superficie 0 de excavaciones débilmente documentadas. A estos problemas se suma la préctica recurrente de clasificar a las figurillas como artefactos misceléneos de la evidencia cerdmica, sin que abunden los datos sobre el contexto en el cual fueron recuperadas; en consecuencia, las posibilidades interpretativas sobre su funcionalidad se reducen considerablemente. Cantidad y cronologia. La producdén de figurillas de barro en Mesoamérica no se restringié a una sola época o area cultural, sino que fue un fendémeno comin ‘entre todos los grupos alfareros. Por ello, es frecuente el hallazgo de ejemplares en exploraciones arqueoldgicas, que se suma naturalmente, a amplias colecciones de tlestos y otras evidenclas arqueolégicas. Sin embargo, el problema de la representatividad estadistica suele ocurrir en sitios donde el lote recuperado no es abundante, o donde el estado de deterioro de tas plezas elimina las caracteristicas y atributos distintivos, Muchas veces, se recurre entonces a cotejar colecciones de piezas de contextos inseguros para encontrar los patrones distintivos, sin que este proceso garantice eficacia, No obstante, el problema mayor en la construccién de una secuencia de figurillas suele ser la falta de ejemplares en todos los estratos 0 depdsitos susceptibles de fechar, lo que acarrea prejuicios sobre la representatividad o presencia en el repertorio tipolégico. Asi, por ejemplo, es comin que pequefias cantidades de un tipo de figurillas en un conjunto mayor suela interpretarse como importacién o presencia de elementos externos, sin considerar que su morfologia particular pueda tener relacién directa con su funcionalidad y uso. Clasificacién y tipologia. En Mesoamérica sorprende la gran diversidad formal de figurillas prehispanicas. Considerando que se trata ademas de una de las manifestaciones mas tempranas de los horizontes cerémicos, existen largas tradiciones de manufactura en diversas regiones de esta superérea cultural. A lo largo del tiempo y el espacio pueden incorporarse atributos significativos que recurren a milltiples técnicas y acabados. Acaso por su gran heterogeneidad, los arquedlogos han recurrida a distinios nombres para designar ejemplares que Podrian incorporarse a una nomenclatura, 0 en caso contrario, se utiliza un solo Nombre para definir figurillas que deben ser clasificadas en distintos tipos. Debe Tecordarse que todas las categorias tipolégicas parten de referentes aplicados por el arquedlogo y en este sentido debe reconocerse un grado de subjetividad. Por ello, algunos autores sostienen que acaso resulta més pertinente clasificar estas ‘™manifestaciones por “tradiciones artesanales”, como se habia propuesto para el caso de Tiatilco (Covarrubias, 1957, Reyna 1971). ANTECEDENTES DE INVESTIGACION SOBRE FIGURILLAS FORMATIVAS Los primeros antecedentes sisteméticos para el estudio de figurillas formativas deben atribuirse a George Vaillant, quien propuso una clasificacién para este tipo de evidencias, recuperadas en sitios arqueolégicos del Altiplano Central de Mesoamérica (1930, 1931, 1934, 1935). En su propuesta, este autor distingue seis grandes tradiciones culturales con numerosas variantes de tipos y subtipos, basadas en los detalles al pastillaje o la incisi6n. Para Pifia Chdn (1971: 158), et trabajo pionero de Vaillant “establecié una tipologia mas exacta para las figurillas y la cerdmica preciésicas, dentro de una secuencia evolutiva basada en la estratigrafia de varias localidades del valle de México y de Morelos”. En efecto, esta propuesta fue disefiada para les manifestaciones procedentes de sitios del Altiplano (Zacatenco, Ticoman, Gualvpita, Tlatilco y El Arbolillo) y ha sido la base de numerosos estudios posteriores sobre figurillas formativas. Sin embargo, los fechamientos no son confiables y su clasificacin ha generado confusiones por algunas inconsistencias entre sus descripciones y la nomenclatura, las cuales han sido analizadas con detalle por Reyna (1971), quien agrupa dichas figurillas en 8 tradiciones artesanales a partir de un amplio conjunto de elementos. La obra de esta autora incluye un amplio catélogo gréfico que hoy constituye uno de los referentes més usados para la identificacién de tipos en figurillas formativas. Entre los estudios sobre figurillas arqueoligicas de la cuenca de México destaca la obra de Niederberger, quien basada en los artefactos recuperados en Zohapilco (1976), hizo una reevaluacién de la propuesta clasificatoria de Vaillant. ESC. NACIONAL DE ANTROPOLOGIA E HIST. BIBLIOTECA Precldsicas y proponen que este tipo de escultura mobiliar se relacion intimamente con la manufactura de retratos, como parte de un culto a la clase gobernante. Por su parte, Ann Cyphers ha trabajado ampliamente las figurillas de Chalcatzingo (1987, 1988, 1990, 1993) afinando la tipologia y evaluando criticamente las propuestas de Vaillant, Grove y Gillespie. Con respecto a las OT En el sitio de Chalcatzingo, Grove y Gillespie (1984) estudiaron las figurillas SB figurillas C8 de ese sitio ubicado en’el estado de Morelos, Cyphers niega la hipétesis de que hayan servido como retratos masculinos de la clase gobernante, pues en su andlisis: “.€! 92 % de los cuerpos de las figurillas son femeninas .] Por lo tanto, casi todas las C8 deben representar mujeres (1988: 92), Ademas es casi seguro que no se trate de “retratos” pues los atributos de estas fepresentaciones no se asocian a rasgos distintivos de individuos, sino a los estatus sociales que pueden indicar la membresfa a ciertos grupos corporativos informales o permanentes, cuya funcién se centré en actividades cooperativas y redistributivas dentro de la sociedad, En consecuencia, predominan las caracteristicas de edad, sexo y fillacién, sobre las cualidades faciales. Finalmente concluye que la distribucién de las figurillas formativas en Chalcatzingo ‘conduce a concluir que fueron objetos usados probablemente por las mujeres en ritos domésticos (como curaciones y ritos de pubertad)’ ” (1988; 93). Los sitios formativos del valle de Oaxaca comparten varias similitudes con la Costa del Golfo; el repertorio de las figurillas de ese horizonte también presentan semejanzas en la técnica de manufactura, aunque las frecuencias y las tipologias son distintas. Joyce Marcus (1998) trabajé una extensa coleccién de figurillas de Formative Temprano y Medio, intentando definir el uso de estas evidencias, a Partir de su relacién con los contextos de procedencia. Esta investigadora observé que la mayor parte de las figurillas antropomorfas son femeninas y que se asocian @ contextos domésticos, reas residenciales y entierros, lo que sugiere que la funcionalidad de estas obras cerdmicas tiene que ver con actividades o ritos que involucran a la mayor parte de la poblacién, y no sélo a integrantes de las elites. Los estudios sobre funcionalidad de las figurilias de la Costa de! Golfo han sido escasos y atin no existe consenso sobre su significacién y uso. Por ello ninguna hipdtesis puede ser atin aceptada con certeza, aunque sin duda los estudios sobre los contextos asociados ayudard enormemente a resolver esta Cuestin. Hasta ahora, es frecuente que los andlisis sobre figurillas costeras alcancen apenas niveles descriptivos, aunque existen avances notables en estudios Morfoldgicos e iconograficos especificos, sobre todo en las figuras clésicas del Centro de Veracruz (Heyden 1971; Teramoto 2000; Daneels 1988) y la llamada “4rea nuclear olmeca” (v.gr. Follensbee 2000; Derilo 2004). En el Norte de Veracruz destacan los trabajos de Ekholm (1942) y Castellanos (1990); en ambos casos, fos autores tratan de articular secuencias culturales para el amplio territorio conocido como “Huaxtecapan’, recurriendo a la clasificacién de figurillas como indicadores diagnésticos. En el Centro de Veracruz, la tipalogfa de Medellin Zenil (1960) sigue siendo sin duda la referencia mas utilizada, aunque Garcia Payén (1966), Daneels (1988) y Teramoto (2000) han aportado claras descripciones tipolégicas de figurillas formativas y clésicas, principalmente. Medellin (1960, 1971, 1976) y Heyden (1996) han realizado ensayos sobre la interpretacién y evolucién morfolégica de! “Complejo de figuras sonrientes”. Hacia la Cuenca de Papaloapan, Barbara Stark (1997a) establecié una secuencia cerémica para el periodo Clasico, distinguiendo un estilo regional que recurre a la voluta como elemento distintivo (Cf. Gutiérrez y Hamilton 1977). Recientemente, Stark ha sistematizado los datos sobre la ceramica del Clasico recuperada en una amplia porcién de la regién conocida como La Mixtequilla, aunque la clasificacin de figurillas del Formativo atin no ha sido concluida (2001). La escultura monumental en barro de La Mixtequilla ha sido estudiada por Adelina ‘Suzan (1997), quien realiz6 una aproximacién iconogréfica a partir de una analogia de las imagenes recuperadas en el sitio de El Zapotal con el panteén mexica, no obstante debe apuntarse que este complejo escultérico de terracota puede ubicarse hacia fa fase tardia del horizante Clasico. Por su parte, Harold McBride (1971) ha propuesto que la manufactura de figuras y esculturas de barro cocido en el Centro-Sur de Veracruz proviene de dos tradiciones diferenciadas: el llamado ‘Complejo Remojadas” y “Nopiloa”. Sobre la q primera, iniciada en el horizonte Formativo, ef autor propone la siguiente serlacién: Tradicién Remojadas Vasijas efigie Remojadas Inferior 1__| Ojos incisos con pupita perforada 1200-500 a.C, uras grandes huecas Remojadas Inferior IT [Ojos con dos depresiones (500 a.C.-100 4.C.) Cara tiangular 1 Remojadas Superior 1 Cara triangular moldeada 4 (100-600 dC.) El Tejar, tocado triangular Remojadas Superior I|Figuras sonrientes Las Animas “Corrales” (600-900 4.C,) Figuras sonrientes de cuerpo modelado Veracruz Clasico Tardio | Escultura monumental en barro (600-900 4.C.) Moldeadas pequefias con silbato adosado En el sur-centro de Veracruz, destacan los trabajos pioneros de Philip Drucker (1943, 1943b), quien establece una de las primeras secuencias cerdémicas i de la Costa del Golfo, la cual fue modificada por el mismo autor en 1952. Por su | parte, Clarence Weiant propuso una clasificacién de las figurillas del sitio de Tres 4 Zapotes, como parte de su estudio sobre cerdémica (1943: 84-111), cuyos 4 Porcentajes se presentan en el cuadro siguiente: Figurillas modeladas sdlidas Tipo Porcentaje a Tres Zapotes Clasico 47.0 a Tipo A de Vaillant 19.5 Grotesco 10.0 q ‘Transicional 5.5 q Cara de nifio 1.2 4 Tipo Morelos 28 Tipo Uaxactiin 3.0 Miscelaneos 11.0 2 Segin Welant, 1943: 125 Existe consenso en que la época de mayor fiorecimiento del sitio @rqueolégico de Tres Zapotes puede ubicarse entre el Formativo Medio y Tardio, 4 cuando La Venta declina. En esta cronologia se pueden inscribir la mayoria de las figurillas; lamentablemente, es minima la informacién sobre los contextos. En el drea olmeca, el sitio mas trabajado ha sido San Lorenzo Tenochtitlan; en este centro, Coe y Diehl (1980) recuperaron 747 figurillas y fragmentos que fueron clasificadas cronolégicamente por su asociacién a la secuencia cerdmica. A pesar de su variabilidad, encuentran cuatro tipos o grupos basicos: figurillas gordas 0 baby face, enanos, deidades con un ojo y jugadores de pelota. Sin embargo, la clasificacién no sigue un esquema tipolégico, opténdose por realizar descripciones de los ejemplares de cada fase, casi siempre derivadas de su tamafio © de su manufactura sélida 0 hueca. Recientemente, Billie Follensbee (2000) ha venido desarroliando un estudio sobre fa representacién de género en las figurillas ceramicas olmecas. Esta autora pretende identificar las representaciones masculinas 0 femeninas por medio de atributos fisicos y de vestuario, como una base para explorar roles de género. Fn su investigacién, presentada como tesis doctoral, Follensbee analizé un alto numero de figurillas de sitios como San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes, concluyendo que la mayor parte de estos elementos representaban mujeres. Recientemente, Maria Derilo Tway (2004) presenté un estudio sobre el género, contexto y uso de las figurillas del Formative Medio recuperadas en el sitio de San Andrés, Tabasco. En su anilisis, 1a autora recurre a la propuesta de anilisis de Follensbee (2000), encontrando fuertes similitudes con las figurillas de La Venta. La mayoria de ellas (89 % de los torsos, 77 % de las cabezas) resultaron ser femeninas y fueron halladas en contextos domésticos. Un anidlisis sobre impresiones digitales en 4 ejempiares de San Andrés indicé que su manufactura quizé fue realizada por mujeres, lo que refrenda su trascendente papel en la Produccién de alfereria. CAP. Il.- MARCO CONTEXTUAL PANORAMA GENERAL DEL PERIODO FORMATIVO O PRECLASICO EI concepto de “culturas preclisicas", posiblemente atribuible a Edwin Shook (Reyna 1971: 6) desplazé répidamente la designacién de “culturas arcaicas” que prevalecia hasta los afios treintas. Este nombre se ha utilizado para referirse a los primeros grupos sedentarios de Mesoamérica, los cuales practicaban la agricultura, producian cerdmica y sentaron las bases para el desarrollo de altas culturas teocraticas. Luego de distinguir variaciones significativas en la evidencia material, se establecié la seriacién de los tres periodos mds tempranos en la historia de los grupos asentados en el actual territorio nacional: Preclésico Inferior, Medio y Superior, términos cronolégicos que se siguen utilizando a pesar de los cuestionamientos frecuentes sobre sus implicaciones evolucionistas. Es evidente que el desarrollo social y tecnoldgico de los grupos mesoamericanos no fue uniforme ni paralelo, y por ello todas estas herramientas conceptuales deben ser utilizadas con las aclaraciones correspondientes a cada contexto. Lo que resulta innegable es la notable transformacién cultural que ocurrié entre 1500 a.C. y 200 d.C. aproximadamente. En este lapso, también jlamado “Horizonte Formativo", surgié y florecié la llamada Cultura Olmeca, considerada como la primera civilizacién del continente americano (Caso 1942, Covarrubias 1957, Coe 1965, Cyphers 1997). Para la mayoria de los autores, la Cultura Olmeca tuvo como principal escenario la planicie comprendida entre el rio Papaloapan, en el sur del estado de Veracruz, hasta el rio Tonald, en el estado de Tabasco. Este territorio ha sido llamado “zona nuclear Olmeca” (Bernal 1969). Los hallazgos y estudios recientes permiten asentar que la influencia y manifestaciones de la también llamada “Cultura Madre” (Covarrubias 1957; Stirling 1968) alcanzan prdcticamente todo el territorio mesoamericano. Durante el horizonte Formativo, los grupos olmecas intercambiaron productos diversos en una amplia red comercial, influyendo simultdneamente en fos patrones artisticos y ceramicos. De esta actividad existe testimonio en los objetos recuperados en contextos arqueoldgicos, como cuentas y ornamentos de jade o piedra verde, espejos de magnetita y artefactos de obsidiana, puesto que la “zona nuclear” carece de estas materias primas. En el area metropolitana puede reconocerse la destreza que los olmecas alcanzaron en la talla de piedra, como se refleja plenamente en fa escultura monumental, en la cual destacan las cabezas colosales, los tronas y las estelas. ‘Ademas de sus manifestaciones materiales, los olmecas del formativo alcanzaron un notable desarrollo en su organizacién social y politica, propio de las culturas complejas. Una vez rebasadas las afiejas nociones que concebian a esta cultura como parte de la tradicién maya, 0 que reducian su presencia a un estilo artistico, surgieron nuevas interrogantes, entre las cuales destaca la identificacién de los grados de desarrollo alcanzados por estas antiguas socledades (Diehl 1989), Sobre este tema ha habido opiniones encontradas, las principales Propuestas que conciben al fenémeno Olmeca como un “imperio temprano” (Caso 1965), una “civilizacién pristina” (Coe 1968) 0 un “cacicazgo complejo” (Dieht 1981; Flannery y Marcus 2000). Sin embargo, para Ann Cyphers, quien ha estudiado intensivamente el centro de San Lorenzo Tenochtitlan, el grado de desarrollo habia alcanzado todos fos elementos de un “estado incipiente” (Cyphers 1997: 272-273), lo que puede sostenerse con las evidencias de que estas sociedades estaban claramente diferenciadas. Sin embargo, para otros autores, algunas regiones en la Costa Pacifica de Chiapas y Guatemala (Clark y Blake 1989), 0 los actuales estado de Guerrero y Morelos (Grove 1989), Presentan un desarrollo notablemente similar, por lo que Hammond (1988) ha Propuesto [a idea de que paralcamente al auge alcanzado en el drea metropolitana, existieron "Culturas Hermanas” que participaron en procesos de iitteraccién cultural con distintos focos de innovacién. En todo caso, la regién de Los Tuxtlas ha sido integrada al Ambito de influencia directa de la cultura Olmeca y por ende, los principales marcos de interpretaci6n se basan en el impacto que los grandes centros metropolitanos han tenido sobre las manifestaciones “locales”. Esta concepcién llevarfa a pensar que los estilos de representacién estética, como es el caso de las figurillas cerémicas de La Joya-Comoapan, serian similares a la tipologia de San Lorenzo, considerado como centro politico y foco cultural. ANTECEDENTES DE INVESTIGACION EN LA REGION DE LOS TUXTLAS. La regién montafiosa de Los Tuxtias esté comprendida entre las planicies orientales del rio Papaloapan, el Golfo de México y las llanuras del Sotavento. El territorio es claramente reconocible por sus elevaciones topogréficas, cuyo geologia se asocia a fendmenos volcénicos recientes. Por ello, ta presencia de volcanes y abundantes conos cineriticos da lugar a una gran diversidad de comunidades vegetales y animales en un drea relativamente pequefia. Los suelos son ricos en nutrientes y la influencia del Golfo de México facilita ta precipitacién Pluvial necesaria para la agricultura, que actualmente encuentra altos rendimientos en el cultivo de cereales y tabaco. Ademés, el origen geolégico de Los Tuxtlas permite ta afloracién de rocas basdlticas y andesiticas, que fueron explotadas desde las primeras fases del horizonte Formativo, De acuerdo con la Informacién de fuentes etnohistéricas, la regién se ha distinguido desde la época rehispinica por la riqueza de sus recursos naturales y productos agricolas (como aves preciosas, peces, cacao, algodén, maiz y frijol). Segdn los datos arqueolégicos, muchos de estos bienes fueron comerciados 0 tributados a los grupos del Altiplano central, con los cuales mantuvieron amplios contactos desde cuando menos el periodo cldsico (Valenzuela 1945, Santley, Ortiz y Pool 1987, Arnold et al. 1993). Entre los primeros antecedentes de investigacién en la regién de Los Tuxtlas destacan las publicaciones de José Maria Melgar y Serrano (1869, 1871) sobre el monumento 1 de Tres Zapotes, ta primera cabeza colosal del total de diecisiete hasta ahora descubiertas. A su vez, esta extraordinaria escultura “con caracteristicas etfopes” llamo la atencidn de personajes como Alfredo Chavero (1883), Leopoldo Batres (1905), Franz Blom y Oliver La Farge (1926) y Albert Weyerstall (1932) quienes trataron de incrementar el corpus de evidencias de lo que parecia ser una antigua civilizacién hasta entonces desconocida. Las descripciones y el descubrimiento aislado de distintos monumentos pétreos en la zona cercana a Tres Zapotes desperté el interés de algunos personajes ¢ instituciones relevantes en la arqueologia norteamericana. Mencién especial merecen los trabajos realizados entre 1938-39 por la Smithsonian Institution, encabezados por Matthew Stirling, pionero en los estudios sobre la hoy llamada Cultura Olmeca. Con fondos de la National Geographic Society, el equipo realizé los primeros croquis de! sitio y se descubrié el fragmento principal de Ia célebre estela “C", que despliega una de las fechas en cuenta larga mas antiguas de Mesoamérica (32 a.C.). Ademas se exploraron sistemdticamente fos sitios de La Venta y Cerro de las Mesas, estructurando las primeras secuencias cronolégicas para el rea olmeca. Entre los publicaciones destacan tres boletines Impresos casi simulténeamente por la Smithsonian Institution; Ceramic sequence at Tres Zapotes, Veracruz, Mexico (1943a) y Ceramic Stratigraphy at Cerro de Las Mesas, Veracruz, México (1943b), ambos escritos por Philip Drucker, y el trabajo de Clarence Weiant titulado An introduction to the ceramic of Tres Zapotes, Veracruz (1943) el cual presenta un amplio catélogo de las figurillas recuperadas en este sitio. Cabe apuntar que Drucker publicé un estudio sobre la cerémica de La Venta, Tabasco (1952), sitio que ya consideraba claramente Olmeca; sin embargo, su propuesta ofrece limitaciones para el andlisis cuantitativo. Hasta ahora la secuencia de La Venta se basa en etapas constructivas (Berger, Graham 20 y Heizer 1967), lo que dificulta la comparacién relativa de las manifestaciones muebles, En la regién de Los Tuxtlas, Karl Ruppert y Juan Valenzuela (1942, 1945, 1945a) realizaron exploraciones en los sitios de Agaltepec, Matacapan, La Mechuda, Matacanela y Catemaco. A partir de estas investigaciones, los autores propusieron que durante ef Clasico la regién recibié una fuerte influencia cultural desde Teotihuacan, especialmente en el sitio Matacapan. Los estudios sobre el arte y el estilo olmeca, particularmente aquellos derivados de! Congreso Internacional de Americanistas (1939) y la Mesa Redonda sobre “Mayas y Olmecas” celebrada en 1942 en Tuxtla Gutiérrez, permitieron diferenciar las manifestaciones de una y otra cultura. Al reconocer la identidad estilistica y cultural propia de fos antiguo Tenocelome’, los retos consistian en indagar sobre su origen y respaldar con fechamientos la antigiiedad propuesta para la primera civilizacién mesoamericana. “Debido al descubrimiento de la Estela C de Tres Zapotes por una parte, y al reconocimiento de la influencia olmeca en los periodos tempranos sobre fa cultura del altiplano por la otra, tanto Stirling como Caso y Covarrubias quedan convencidos de que la civilizacién olmeca es anterior a la maya, que entonces se reconocia como la mas antigua” (Beverido 1987: 173). Esta problemética tlamé la atencién de investigadores como Covarrubias (1942) y Pifia Chdn (1982), quienes pensaron que el desarrollo Olmeca pudo haber tenido inicio en los estados de Guerrero y Morelos, respectivamente. Con la intencién de colaborar en el esclarecimiento de dichos enigmas sobre el origen de fa Cultura Olmeca, Michael Coe disefiéd el Proyecto Rio Chiquito, investigacién desarrollada entre 1966 y 1968. Este autor sostenfa que el origen de la Civilizacién y el estilo olmecas debia buscarse en el area llamada metropolitana, es " Algunos investigadores, entre ellos Wigberto Jiménez Moreno, se referian a los olmecas arqueolégicos con ‘este nombre: “Ios de boca de jaguar” por larepresentacién earacteristica de rasgos felins. Sin embargo, esta Aesignacién iniciada en Ia década de Tos alos cuarentas ha caido en desuso. decir, en Jas terras bajas de la zona costera, entre el sur de Veracruz y el poniente de Tabasco (Coe y Dieh! 1980). Para Ortiz, esta investigacién “fue uno de los proyectos mas amplios y ambiclosos de la década, dandole un cardcter interdisciplinario con un nuevo enfoque cultural-ecologista” (1987: 79). Entre los logros de! proyecto Rio Chiquito estén el primer levantamiento del sitio San Lorenzo, considerado uno de los centros capitales de la cultura Olmeca, el descubrimiento de numerosos monumentos pétreos, el disefio de una tipologia ceramica y el establecimiento de las fases tempranas del sitio, con el respaldo de fechamientos de carbono 14, Ademéas de una larga serie de articulos presentados por miembros del proyecto, los resultados finales se publicaron en los dos voliimenes de Jn the Land of the Olmec (Coe y Diehl 1980), obra que incluye la primera secuencia fechada por carbono 14 del sur de Veracruz, ademas de descripciones y gréficos de los tipos cerémicos y figurillas formativas?. Fase Villa Alta 900-1100 d.C, Fase Remplas Ca. 300-100 a.C. Palangana_ 600-400 a.C, Fase Nacaste 900-700 a.C. Fase San Lorenzo 1150-900 a.C, Fase Chicharras 1250-1150 a.C, Fase Bajfo 1350-1250 a. Fase Ojochi 1500-1350 a.C. ‘Secunda Cronoligica de San Lorenzo Tenochtitian, ‘Segtin Coe y Diehl, dn the Land of the Olmec 1980 En 1970 inicié el Proyecto Oimeca de Los Tuxtlas, dirigido por Robert Squier y Francisco Beverido. Esta investigacién pretendia incrementar los conocimientos sobre fa ocupacién olmeca y evaluar el patrén de asentamiento regional. ? Se trata de fechas de radiocarbén no calibradas. El proyecto realizarfa el plano topogréfico de Tres Zapotes, incluyendo la parte que queda al Este del Arroyo de Hueyapan, pues se pensaba que aqui se hallarfa “la més temprana ocupacién olmeca” (Beverido 1987: 185). También se habfa planeado la realizacién de! levantamlento de Laguna de los Cerros, aunque esta actividad tampoco pudo concluirse. Sin embargo, en el transcurso del proyecto se descubrié, de manera fortuita, la cabeza colosal de Cobata, que actualmente se encuentra en Santiago Tuxtla, y el complemento de la estela C, cuyo primer fragmento habfa sido descublerto y analizado por Matthew y Marion Stirling. Recientemente, Pool encontré in situ ef soporte o “espiga” basal de la estela (com. personal 2005). En 1971, con la participacién de Ponciano Ortiz, se exploraron los sitios de El Picayo, Matacapan, Chochocapan, Bezoapan, Arroyo de Lisa y Nextepet!, entre otros. A la postre, Ortiz culmind el andlisis de los materiales cerémicos de Matacapan, El Picayo y Tres Zapotes, presentando sus resultados en su tesis de maestria (1975), de la cual se obtuvieron las siguientes secuencias de cronologia relativa: ‘Secuencia del sitio Tres Zapotes (segiin Ortiz, 1975) FASE CRONOLOGIA Tres Zapotes B 650-300 a.C. Hueyapan A 300-100 a.C. Hueyapan B Nextepet! A-B Secuencia del sitio H Picayo (segiin Ortiz, 1975) FASE CRONOLOGIA. Picayo inicial 500-300 a.C. Picayo 300 a.C.-100 d.C. Chinita 100 d.C.-400 d.C. Santiago A Santiago B Chaneque Resulta evidente que la arqueclogia de la regién de Los Tuxtlas ha estado estrechamente ligada al sitio de Tres Zapotes, pues es aqui donde se 23 desarrollaron los primeros estudios sistematicos del rea Olmeca. Ademés, obtuvo répido prestigio por haberse descubierto en el sitio varios monumentos pétreos relevantes, que fueron piezas claves para resolver la controversia cronolégica y cultural sobre los olmecas y los mayas. Sin embargo, los estudios cerémicos arriba resefiados (Drucker 1943, Weient 1943, Ortiz 1975) no permitieron aclarar fas relaciones cronolégicas que Tres Zapotes tuvo con los importantes centros de San Lorenzo y La Venta, generandose la idea de que el sitio tuxtleco era un foco de manifestacién tardio de la cultura Olmeca metropolitana. Entre los elementos que contribuyeron a la difusién de esta idea destacan los monumentos, como la estela °C” (que consigna una fecha de 32 a.C., segtin la correlacién GMT). Sobre este problema cronolégico, Ann Cyphers escribié un breve articulo donde intenta correlacionar los datos de Tres Zapotes con la secuencia de San Lorenzo Tenochtittan, inicialmente propuesta por Coe y Diehl (1980), pues de este sitio proviene “ia secuencia cerémica mas completa de la regién de la costa” (Cyphers 1982: 11). “En el caso de Tres Zapotes, un sitio cuya historia es efectivamente desconocida, este tipo de comparacién es justificable como un primer paso hacia crear un marco cronolégko para el sitio dentro del escenario Olmeca de la costa” (Ibid. 14). Luego de reexaminar el andlisis ceramico de Drucker, la estratigrafia del sitio y la propuesta de Ortiz (1970), la autora establece comparaciones con la cronologia de Chalcatzingo, reconociendo caracteristicas semejantes entre los dos sitios, especialmente en formas, tretamiento de superficie y decorados de la cerémica, que ocurren hacia la fase Cantera de Chaleatzingo (700-500 a.C.) y la fase Palangana de San Lorenzo (600-400 a.C.).. la regién de Matacapan fue nuevamente estudiada desde 1979 por Santley, quien condujo un amplio proyecto disefiado en principio para estudiar el tipo de relaciones econémicas con Teothuacan y las formas de organizacién regional (Santley 1989). La segunde fase del proyecto se abocé al estudio del patrdn de asentamiento de la porcién occidental de Los Tuxtlas (Santley y Arnold 1995); la metodologia utilizada es comparable a la utilizada en el Valle de México (Sanders et al. 1979), y recurrié a la prospeccién extensiva para localizar evidencias de asentamientos de distnta jerarquia y temporalidad. Una de las conclusiones del proyecto sostiene que Matacapan fungié como un enclave teotihuacano, y que sirvié como un “nodo de produccién” (Amold 1994), Santley estimé que hacia la parte final del Clisico temprano (300-450 d.C.), casi toda la poblacién en fa regién se concentré en Matacapan, y en el periodo siguiente fa econom(a regional se desarrollé en un sistema dendritico, derivado de este centro (Nichols 1996: 90). Desde 1990, Ann Cyphers inicié un proyecto de investigacién multidisciplinario en San Lorenzo Tenochtitlan, con fa finalidad de “conocer el patrén de asentamiento, local_y regional, el tamafio del sitio de San Lorenzo, la densidad ocupacional, las dreas habitacionales y productivas, el intercambio regional y de larga distancia, el ceremonialismo, el patrén de asentamiento regional y la reconstruccién de la subsistencia y los aspectos del paleoambiente” (1997b: 11), Resultados del proyecto se han presentado en diversas ocasiones (Cyphers 1989, 1992, 1994, 1997a, 1997b; Lunagémez 1995; Symonds 1993, 1997). Los datos obtenidos por Cyphars reiteran la importancia de San Lorenzo, sobre todo durante el Formativo inferior, cuando puede ser considerado como “el sitio més grande y més complejo de toda Mesoamérica” (1997b: 272); los estudios intensivos en el sitio y el drea circunvecina permiten reconocer una estructura social bien integrada pero claramente diferenciada, lo que indica el surgimiento de un estado incipiente. Hacia las fases media y tardia de! horizonte Formativo, San Lorenzo suftié una clara decadencia y pérdida de poblacién, mientras La Venta alcanzaba su mayor apogeo. Este fenémeno que inicia cerca del afio 900 a.C. ha intentado explicarse por medio de revueltas internas, Invasiones y problemas internos propios de su funcionamiento como centro regional; a estas propuestas se suma la posibilidad de que: Ei proyecto regional de Santley y Arnold constituye el antecedente mds relevante para entender la conformaciin histérica de la poblacién prehispdnica en Los Tuxtlas. Durante varias temporadas se ha ampliado la cobertura del reconocimiento, hasta detectar 182 asentamientos de distinta temporalidad y jerarquia, en un area de cerca de 400 kms, cuadrados: “La prospeccién regional fue disefiada para establecer la escala de este sistema econémico, documentar su estructura regional e identificar variaciones en la configuracién del sistema a través del tiempo y el espacio" (Santley y Arnold 1996: 225), La metodologia propuesta requirié un estudio sistematico del entorno fisico y una diferenciacién cronoldgica de su ocupacién, como base para entender los cambios y los procesos de organizacién econémica y politica, informacion Recesaria para emprender comparaciones con otras reglones de las planicies costeras del Golfo. La prospeccién recuperé mas de 12,600 colecciones de superficie y més de medio millén de artefactos, de los cuales casi el 40 % se ‘obtuvieron del reconocimiento intensivo en Matacapan, aunque también se registraron muestras de otros sitios que permitieron establecer los iniclos de una secuencia arqueolégica desde el Formativo temprano. La secuencia propuesta ha sufrido algunas modificaciones, conforme se incrementan los datos y los fechamientos absolutos. La seriacién mas conocida es la siguiente: Formativo Temprano. 1400-1000 a.C. Formativo Medio 1000-400 a.C. Formativo Tardio 400 a.C.-100 d.c. Clasico Temprano fase inicial 100-300 4.C. Clasico Temprano fase tardia 300-450 d.C. Clasico Medio fase temprana 450-550 d.C. Clasico Medio fase tardia 550-650 d.C. [Clasico Tardio fase temprana 650-800 d.c. Clasico Tardio fase tardia 800-1000 d.c. Postclasico 1000-1500 d.C. Periodizacién de la secuencia cultural en la regién de Los Tuxtlas ‘Santley y Amold 1996 27 No obstante, los resultados del andlisis de Carbono 14 aplicado a 20 muestras recuperados en La Joya, hen remontado la periodizacién de! Formativo Temprano (1500-900 a.C.), Formative Medio (900-400 a.C.) y Formativo Tardio (400-100 a.C.), incluyendo una fase hora llamada Formativo Terminal (100 a.C.- 300 d.C.); la correccién de la secuenda (via. Pool y Britt 2000) no solo remonta la cronologia y muestra cambios significativos en la actividad humana®, Estos ajustes pueden dar mayor precision a los cambios demograficos y habitacionales: “A través del tiempo, Los Tuxtlas experimenté una considerable variacién en el asentamiento, sin embargo, esta dindémica no afects la estructura y los contactos sostenidos con otras areas de la Costa del Golfo” (Santley y Amold 1996: 226). En términos generales, los datos recopllados por medio de la prospeccién y el andlisis del material en la regién de Los Tuxtlas, sostienen la posibilidad de que la regién ha sido escenario de diversas ocupaciones desde aproximadamente 1500 a.C. hasta ef siglo XVI, cuando la Colonia genera un drastico reordenamiento de la poblacién indigena. Las evidencias mas antiguas se remontan al periodo Formativo temprano, cuyos materiales diagndsticos se detectaron en 24 sitios arqueolégicos. Uno de ellos es precisamente La Joya- Comoapan*, de donde procede la coleccién de figurillas aqui analizada. Este asentamiento, identificado como sitio 67, fue localizado durante los reconocimlentos de 1992 (Santley, et. al. 1992). Del estudio tipolégico de las figuritlas, cotejado con las fechas de carbono 14, puede asentarse que tuvo tres lapsos principales de ocupacién: entre las fases temprana y media del horizonte Formativo (150-750 a.C.), durante el Formativo tardio (400 a.C.-100 d.C.) y durante las fases media y tardia del Clasico Medio (450-650 d.C.). En todos los momentos de ocupacién resulté evidente que existié una produccién especializada de artefactos liticos y ceramicos, ubicada en distintas areas del sitio. 2 El capitulo TV presenta los ajustes de calibracién Sigma 1 y Sigma 2 en los fechamientos de carbono 14. + El sitio fue registrado con el nombre de La Joyaen el proyecto de Amold. Por su cercania a Comoapan, se hha agregado este nominative para evitar confusién con sitios homénimos, ~ fe GOLFO DE MEXICO () Golto de México Ne REGION tienk bas tal Masco \TUXTLAS Ne COSTERA DEL GOLFO ‘A SITIOMAYOR |* N 2S 0 OL curvas oe niven |” ‘kilometres 1 capa 100 METROS| - wee L@ tavova ~~ Patrén de asentamiento en Los Tuxtlas durante el Formative Temprano. Santley, Amold y Barret} en Olmec to Aziec 1997: 181. fig. 7.3 Formativo temprano (1400-1000 a.C.). Se detectaron 24 sitios de esta fase, pero sélo tres pueden considerarse como pequefias aldeas. La gran mayorla de los pequefios caserios se concentran en torno a Matacapan. La Joya (sitio 67) aparece ya como una pequefia aldea. 30 Patrén de asentamiento en Los Tuxtlas durante el Formativo Medio. Santley, Amold y Barrett en Olmec to Aztec 1997: 182. Fig. 7.4 Formativo Medio (1000-400 a.C.). Durante esta fase existié un aumento en el niimero (42) y tamafio de los sitios, asi como cambios en la distribucién de los asentamientos, los cuales tienden a ser mas dispersos. La Joya y Teotepec llegan a ser las aldeas mas grandes de la regidn. La Joya llegé a tener las funciones centrales mas importantes; se extiende 30 has. en torno a una gran area abierta (plaza); su ocupacién se asenté en un patrén nucleado con unidades residenciales compactas. Mientras tanto, el drea de Matacapan fue casi totalmente abandonada. 31 Patrén de asentamiento en Les Tuxtlas durante el Formative Tardio Santley, Arnold y Barret} en Olmec fo Aztec 1997: 184. Fig. 7.5 Formativo tardio (400 a.C.-100 d.C.}. Se detectaron 43 sitios de esta fase. Se detectaron pequefias aldeas dispersas de manera casi equidistante. Pero Chuniapan de Abajo (s. 108) llega a ser el Gnico centro nucleado del drea prospectada. La mayor parte de los asentamientos se localizaron entre Salto de Eyipantla y este centro. Hay otra ligera concentracién de caserfos en las estribaciones de! noroeste de Matacapan. 32 _— Patrén de asentamiento en Los Tuxtias durante el Clasico Temprano Temprano. Santley, Amold y Barrett en Olmec to Aztec 1997: 185 Clasico Temprano Temprano (100-300 d.C.). Existe un dramético decrecimiento en e] ndmero de sitios aparentemente por efectos de vulcanismo y cambios en la producci6n agricola. Solo diez datan de esta fase, ubicados basicamente en la zona de Chuniapan o en las estribaciones al norte de Matacapan. Aunque la secuencia de patrén de asentamiento en Los Tuxtlas parece prolongarse, las figurillas que son motivo de este estudio pueden fecharse hasta esta fase. [a INVESTIGACIONES EN LA JOYA (sitio 67) La Joya-Comoapan es un sitio con pocas evidencias de arquitectura monumental, ubicado a menos de .5 km al oeste del poblado actual de Comoapan. Los reconocimientos de superficie detectaron sitios cercanos con evidencias claras de fabricacién de ceramica desde tiempos prehispanicos, sobre todo durante el periodo Clasico, cuyos vestigios forman parte de un complejo alfarero (Ortiz 1975, Santiey, Amold y Pool, 1989, Pool 1990, Poo! 1995). Con el nombre de La Joya se ha designado un sitio semi-disperso ubicado a 400 metros al oeste de la actual poblacién de Comoapan, Veracruz. El nombre Proviene de la designacién local a las estribaciones del cera Axoquin (ca. 340 m.s.n.m), aunque las evidencias arqueolégicas se encuentran sobre un valle con una altitud promedio de 207 m.s.nm. En este trabajo se utiliza el nombre compuesto de La Joya-Comoapan, para evitar confusiones con sitios homénimos. EI sitio se localiza a 269500 Este y 2036350 Norte, segiin las coordenadas UTM (INEGI, carta E15A73). Se encuentra sobre un drea de lomas suaves ondulantes, cuya superficie esté dividida en campos o parcelas dedicados al Cultivo de maiz 0 tabaco, casi todos arados al momento del recorrido. EI limite norte de! asentamiento alcanza la orilla del rio Grande de Catemaco y el limite sur coincide con un arroyo que dista 200 metros del cerro Axoquin. Un pequefio drenaje moderro corta el sitio en su parte oeste y después se desvia al norte; la seccién sur también esta surcada por una brecha que conecta Comoapan con el Salto de Eyipantla. El asentamiento no presenta ‘monticulos altos y la ocupacién se ha identificado por tas densidades de material en la superficie, 34 “El sitio se extiende en un drea de 40.16 hectdreas en tamafio. Un total de 589 colecciones de superficie conteniendo 14,074 artefactos fueron obtenidos de La Joya. Las ccupaciones del sitio se extienden en los periodos Formativo y Clasico Medio. La mayor ocupacién en La Joya se fecha al periodo Formativo Medio y cubre un érea de 25.46 hectareas. Esta ocupacién esta distribuida alrededor de un drea que contiene relativo material pequefio, sugiriendo la presencia de una plaza. La mayorla de la cocupacién del Formativo Medio ocurre al oeste y sur del Srea clara, pero la mayor densidad de concentracién también est situada directamente al norte y este. La incidencia de piedra de molienda en el sitio es razonablemente alta, especialmente en el drea de la ocupacién del Periodo Formativo, indicando una posible funcién especializada y varias reas del sitio conteniendo cerémica muy quemada y fragmentos de horno, sugiriendo la produccién especializada de ceramica. También hubo una mayor ocupacién del Clasico Medio Medio y Clasico Medio Tardio en el sitio (cubriendo 13.47 y 16.66 hectéreas respectivamente), pero esto ocurre en diferentes dreas del sitio. La Joya es también un sitio comparablemente grande del Formativo Temprano y Formativo Tardio (cubriendo 8.34 y 8.94 hectéreas respectivamente). También estén representadas pequefias ‘ocupaciones que se fechan a los periodos Clasico Medio Temprano y Clasico Tardio.” (Santley et.al. 1992: 14) EI sitio puede ser dividido en cuatro areas de ocupacién: en la zona noroeste, identificada como “A”, tuvo densidades medias y altas de ceramica. El ‘Area “B" corresponde a la zona central del sitio, con una densidad media y baja, en cuanto a la presencia de artefactos. El 4rea “C” corresponde a la zona oriental del sitio, donde se recolectaron colecciones con baja densidad de cerémica. Finalmente, la porcidn sur del sitio fue identificada como area “D", donde también se recuperaron colecciones con baja densidad de artefactos. Los indices de densidad y concentracién de artefactos recuperados en el sitio, asi como el andlisis de los materiales, permitieron identificar los lapsos y las tendencias de ocupacién en este sitio. Ademas, en La Joya se recuperé el 24 % del total de artefactos de obsidiana colectadas en la regién, lo que sugiere la existencia de talleres de produccién artesanal, sobre todo en el area “B” (zona central), donde se procesé material proveniente del yacimiento de Guadalupe Victoria, cerca del volcén Pico de Orizaba, Esta actividad aparentemente inicié en el Formativo Temprano y tuvo mayor auge durante el Formative Medio, Esta cronologia fue asignada por asociacién al material cerémico diagnéstico. “Representadas en la muestra estén un gran nimero de navajas pequefias, lascas y pequefios nticleos irregulares, tipos de artefactos que son muy comunes en otros sitios de los periodos Formative Temprano y Medio en la regién de Los Tuxtlas. La gran parte de estas navajas y lascas pudieron ser utilizadas como rayadores de mandioca”. (Santley et.al. 1992: 16) Los objetos elaborados en obsidiana permiten iniciar un reconocimiento de su posible fuente de origen, y ademas “las frecuencias de colores indican patrones en el tiempo” (Ibid. 14). Hacia el Formativo Temprano, la obsidiana 7 dara alcanza el 65 %, mientras la obsidiana gris (cuyo posible origen fueron los i yacimientos de Zaragoza, Puebla), alcanzo el 35 % restante. Durante el Formativo Medio la obsidiana clara decrece el 50%, la gris se increments al 47 % y la verde (cuyos yacimientos se encuentran cerca de Pachuca, Hidalgo) se introduce en un 3%. En el Formativo Tardio la obsidiana gris alcanzé el 64 %, la clara 32 % y la verde llega al 4% del total. | anf so | LEVANTAMIENTO TOPOGRAFICO DEL SITIO LA JOYA-COMOAPAN OBJETIVOS E HIPOTESIS DE TRABAJO La caracterizacién principal que la bibliografia arqueolégica hace sobre la cultura Olmeca “metropolitana” se basa principalmente en las Investigaciones de sus centros principales como San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes. “Es importante notar que a pesar de la relativa cercanfa de los tres sitios olmecas principales, el grado de semejanza cerémica es minimo, lo que tiende a sugerir por lo menos, a un nivel de produccién y distribucién cerémicas, que los mecanismos de intercambio de cada tea no penetraron los territorios de los otros, Esto puede indicar una autonomia de los sitios 0 tun grado de conflicto-competencia.” (Cyphers 1982: 15-16) Por otra parte, estas diferencias han sido Interpretadas como el resultado de diferentes épocas de apogeo, que dan cuenta de una sucesién jerdrquica de los grandes centros: “En la literatura tradicional sobre los olmecas es comin la idea de que la primera ‘capital’ olmeca fue San Lorenzo, en e! Precldsico o Formativo temprano, siendo reemplazada por La Venta, en el Preclasico o Formativo medio, y finalmente cobré supremacia Tres Zepotes en el Preciésico 0 Formativo tardio” (Gonzélez 2000: 373). Este esquema secuencial coloca, por extensién, a la regién tuxtleca como un escenario tardio de la cultura Olmeca, lo que delata dos de los problemas principales sobre la arqueologfa de la Costa del Golfo: la generalizacién de los datos y la falta de fechamientos absolutos en la mayorla de los sitios. Considerando que la informacién sobre el patron de asentamiento revela un panorama mucho mas diverso, una de las estrateglas clave seré la revisin sistematica de los datos cronolégicos y de sus elementos diagndsticos, entre los que deben incluirse las figurillas. Gracias a los datos generados por investigaciones recientes, puede Proponerse que la regidn de Los Tuxtlas, donde se ubica el sitio de La Joya- Comoapan, no fue una zona periférica ni terminal de la cultura Olmeca, pues la ocupacién temprana y su cardcter distintivo es evidente en las manifestaciones cerdmicas. El presente trabajo propone analizar el conjunto de figurillas para detectar relaciones interregionales y afinar las secuencias tipoldgicas previas; las figurillas cerémicas pueden ser una evidencia significativa para reconocer diferenciaciones o relaciones entre la regién de Los Tuxtias y los centros metropolitanos olmecas. Los argumentos para evaluar la propuesta deberdn constatar las siguientes posibilidades: * Afinidad o discrepancia estiistica y formal de figurillas presentadas en informes, inventarios, catélogos 0 tipologias de distintos sitios coeténeos. ¢ Contemporaneidad o diacronia entre las evidencias de La Joya y otros centros considerados olmecas. Las manifestaciones materiales evocan estructuras culturales en la medida en que reflejan usos, funciones, tecnologias, sistemas de organizacién y distribucién espacial y cronoldgica de los bienes que una sociedad genera. Las caracteristicas manifiestas en los objetos dependen de su contexto y su tradicién histérica y por ello forman parte de la vida cotidiana, La plasticidad del barro permite posibilidades infinitas de creacién 0 representacidn y, pese a que no se sabe exactamente cudles eran los usos de las figurillas en tiempos prehispdnicos, estos objetos constituyen una de las mejores evidencias para tener una idea de las caracteristicas y la cultura de los hombres y mujeres que las manufacturaban, © al menos del ideal o la nocién estética de si mismos. Las obras cerémicas también son un medio relevante para conocer caracteristicas de su atuendo, de los bienes de prestiglo, de la diferenciacién entre los individuos e incluso la flora y la fauna asociadas a dichas socledades. Por tal motivo, es posible suponer que un andlisis en las figurillas permitira Inferir en su organizacién social, pues las evidenclas de cultura material son las manifestaciones tangibles o concretizadas de la cultura intangible. Esta 4 ‘ investigaci6n intentaré evaluar los indicadores 0 marcadores de Posible diferenciacin social, en la medida en que las representaciones antropomorfas evocan a la sociedad misma. OBJETIVOS ° Elaborar una tipologia basada en una clasificacién formal, estilistica y cronoldgica de las figurillas, para incrementar el conocimiento regional sobre ta produccién cerdmica. © Detectar patrones de distribucién espacial, temporal y social en este tipo de manifestaciones. * Aportar informacién sobre fa filiacién cultural de los grupos establecidos en la regi6n de Los Tuxtlas. *° Evaluar los principales propuestas sobre la funcionalidad de las figurillas de barro durante el horizonte Formativo. 42 CAPITULO IIT.- PROCEDIMIENTOS DE ANALISIS LA CLASIFICACION TIPOLOGICA, la coleccién de figurillas aqui analizadas proceden de las excavaciones sistematicas conducidas por Amoid entre 1995 y 1996, Cada unidad fue ubicada a partir de una reticula basada en un plano cartesiano, orientada con los puntos magnéticos, cuyo origen se ubicé en un camino que parte el sitio de este a oeste. De esta forma, todas las unidades de excavacién cuentan con referentes: en metros, segtin la posicién de su esquina sureste, identificada con los ejes de ordenadas (este) y abscisas (norte). El levantamiento se extendié hasta los limites naturales marcados por el rio Catemaco y un arroyo que rodea el antiguo asentamiento por el poniente y sur; por el oriente se alcanzaron los limites contempordneos de la poblacién de Comoapan, donde no se practicaron excavaciones. En total se practicaron 37 sondeos estratigraficos, 14 al norte del camino y 23 al sur, sobre todo en el cuadrante suroeste del sitio. El control y registro de esta actividad incluyé los siguientes aspectos: © Unidad de excavacién ¢ Nivel de la excavacién (en unidades métricas) e Area o Sub-unidad * Rasgos asociados, cuando la excavacién detectaba basureros, rellenos, intrusiones, etc. * Capas, con la intencién de detectar una estratigrafia para el sitio. © Referente altimétrico, a partir del datum general del sitio, con su equivalente en su aliura en metros sobre el nivel del mar. ‘Ademas de las colecciones de cerémica y litica, se recuperaron més de 300 figurillas y fragmentos que fueron registradas individualmente. Este lote es el objeto del presente anélisis, sin embargo es necesario aclarar que no se Proporcionaron los dibujos de cortes y perfiles estratigréficos, ni datos mas especficos sobre las excavaciones, debido a que esta informacién atn esta en proceso de publicacién por otros participantes del proyecto, El trabajo de anidlisis inicié con el lavado, marcado e identificacién de cada uno de los elementos. Se realizé un inventario detallado y se tomaron fotografias de cada pieza, dibujando los ejemplares mas representativos para exaltar las caracteristicas relevantes. Se hicieron también dibujos esquematicos de los tocados en todas las piezas antropomorfas, ante la posibilidad de que este elemento sea el atributo distintivo de su funcién, como ha sugerido Cyphers (1988). Las fotografias fueron “escaneadas” y retocadas, para integrar un catélogo grafico. Habiendo concluido la clasificacién, se realizé la descripcién tipoldgica y se integré una base de datos, con las caracteristicas morfoldgicas de cada pieza. Posteriormente se practicaron andlisis estadisticos para evaluar los pautas de conducta y las variables espaciales, temporales y tipolégicas. Una vez definidas las unidades y patrones de atributos, se integré un catdlogo de ornamentos y atuendos distintivos, el cual podré servir de base para futuros trabajos iconogrdficos. En los capitulos siguientes se realiza la interpretacién de los datos obtenidos para sugerir Iineas de trabajo que emanan de la tipologia establecida. La coleccién de figurillas recuperadas en el sitio arqueoldgico de La Joya esta formada por un total de 266 ejemplares, entre los cuales existen 4 figuras completas, 141 cabezas, 105 cuerpos y 16 extremidades reconocibles. Durante las excavaciones se recuperé también un amplio conjunto de fragmentos irreconocibles', pero estos no fueron trabajados en el presente andlisis por sus limites en una clasificacién tipolégica y para no afectar la estadistica. Cada elemento ha sido identificado con un nimero y todas sus caracteristicas y atributos fueron registradas en una base de datos con Ia siguiente informacion: " Estos fragmentos son mis de 300 pequefios pedazos de barro cocido que no formaron parte de vasijas, sino que posiblemente pertenecieron a figurillas, pero no es posible identificar si trata de cextremidades, torsos, cabezas u omamentos. a4 ee Parte corporal? Morfologia (humana, zoomorfa, utensilio u objeto, etc.) Manufactura sdlida 0 hueca Pasta Acabado: Indicacién de bafio o pintura Peso Atributos formales en las cabezas, la forma de aplicacién de ojos, boca, oreja, orejera, nariz, nariguera, tocado, etc, * Atributos formales en lo cuerpos: parte conservada, detalles de la cadera, espalda, vientre, vestuario y ormamentos. * Caracteristicas de las extremidades, forma de manufactura, objatos asociados, etc. © Comentarios, La clasificacién de las figurillas retomé tipologias previamente establecidas. Para el caso de la Costa del Golfo, son particularmente importantes las propuestas de Drucker (1943a, 1943 b), Weient (1943), Medellin (1960) y Garcia Payén (1966), de cuyas obras parten las comparaciones principales de este trabajo, sobre todo las posiciones cronolégicas atribuidas a los tipos. En la mayoria de los casos se retoma la nomenclatura original de los autores, pero evidentemente, la coleccin de La Joya incluye algunos ejemplares que no pudieron ser identificados en las obras consultadas; cuando existié un patrén claro de repeticién formal en dos 0 mas ejemplares, se les otorgé un nombre que identificara el tipo detectado, pero las figurillas no identificadas en tipologias previas fueron registradas como parte de un grupo misceldneo (0 no identificado), esperando que futuros estudios permitan su correcta clasificacién. aa descripcién de la pieza recurre @ una representacién numérica, adoptada desde el trabajo de campo por los miembros del proyecto conducido por el Philip Arnold. Este sistema posicional cobedece a las necesidades de registro de cada elemento en una base de datos. Asi, es posible desglosar variaciones en las cabezas separcdas del cuerpo (dos digitos, enfatizado caracteristicas del rostro det 010 hasta el 019; de la figura completa (cuatro digitos), cuerpos (requiere tres posiciones si se presenta sélo el torso); las brazos y/o mantos ocupan dos posiciones, del 030 al 039; piernas y/o pies ocupan dos posiciones de’ 040 al 049. Una pieza completa ocupard un nimero compuesto de cuatro dfeitos, iniciando con 1 (mil) y cambiaré el nimero de centena, decena y unidad dependiendo de las presencia y caracteristicas del torso, brazo, manos, pies y piernas. 45 En las colecciones de figurillas es muy frecuente encontrar los cuerpos o las cabezas separadamente y sdlo en contados casos pueden recuperarse ejemplares completos’, Esto genera problemas en la identificacién puesto que la mayorla de las tipologias establecidas se basan en las caracteristicas faciales o en las técnicas de manufactura de la cabeza, dificultando la identificacién de los cuerpos y extremidades aislados. Aunque presumiblemente el porcentaje de cuerpos debia corresponder a la frecuencia de cada tipo identificado en las cabezas, siempre existe un margen considerable de especulacién, Por ello, se_realizaron contabilizaciones separadas de cabezas, cuerpos y extremidades aisladas, que se integran en un cuadro general, para no afectar el andlisis estadistico de los tipos reconocidos mediante las cabezas, en las que se basa la tipologia. La clasificacién utilizada incliye descripciones sencillas de cada unidad tipolégica, incluyendo las comparaciones con ejemplares reportados por otros autores, con fa finalidad de contar con un posible contexto de distribucién (espacial, temporal y cultural). Estos datos preceden algunas imAgenes representativas del conjunto para facllitar la Identificacién y comparacién visual. Finalmente se presenta una gama de tocados, que pese a su diversidad formal, muestran patrones consistentes en los tipos y podrfan corresponder a una diferenciacién de funciones y roles sociales. La tipologia se utiliza aqui como la base formal para analizar la funcionalidad y significaci6n de un acervo de creaciones pldsticas que manifiesta cambios estilisticos en el tiempo. Aunque debe reconocerse que toda tipologia es un modelo logistico del investigador y muchas veces nada tiene que ver con el sentido original que la sociedad pretérita daba a las plezas, la estructura de * Derilo (2004: 137) ha sugerido que en sitio de San Andrés Tabasco, la evidente ruptura en la mayoria de fas piezas puede ser evidencia de una practica intencional, quizé ritual. En La Joya~ 46 clasificacién sistemética permite distinguir unidades que comparten atributos, que presumiblemente delatan pautas y transformaciones significativas. Dichas unidades (los tipos) se presentan dentro de un contexto geagréfico y cronolégico especifico y por ello pueden ser indicadores de interrelaciones culturales y de procesos de cambio en una sociedad. Para Arellanos, un tipo puede definirse como: “La combinacién de los modos de manufactura y de tratamientos posteriores que originan una serie de rasgos similares, claramente distinguibles, los cuales pueden ser abstraidos para limitaciones espaciales y temporales” (1985: 283). Una vez reconocida el repertorio tipolégico, se distinguieron variaciones a internas que indican algunos cambios formales y decorativos. Esta subdivisién puede ser indicativa de gustos o representaciones especificas, por ello se hicieron clasificaciones de las variantes para proporcionar informacion que puede resultar significativa. Por ello, el presente trabajo concibe la propuesta tipoldgica de figurillas cornu un modelo formal, que debe ser la base para interpretaciones mas | profundas sobre su significacién social. En ese sentido, Beatriz Barba sefiala: EI estudio tipolégico no es indtil; por el contrario, es indispensable para el adecuado conocimiento de la cultura en sus relaciones con las demés: sirve también para hacer correlaciones cronalégicas y finalmente para organizar exposiciones y una bodega. Pero es insuficiente si ahi nos quedamos porque dejamos de obtener datos sobre la vida institucional y filoséfica de esos grupos” (Barba 323). Para evaluar las afinidades y relaciones entre los tipos reconocidos, se practicaron comparaciones basadas en la distribucién porcentual y en la comparacién de la tipologia con otras obtenidas en sitios contemporéneos a La Joya-Comoapan, De la misma manera, se evaluaron otras clasificaciones y resultados para tener una idea més clara de las tendencias de distribucién en un Comoapan, es posible suponer que Ia separacién entre cabeza y cuerpo en mas del 95 % de los casos se debe también a un acto intencional. 47 Brrr, marco espacial y temporal mds amplio. Esta informacién, confrontada con las fechas de Carbono 14, permitié la construccién de una propuesta interpretativa para las figurillas del sitio de La Joya-Comoapan, que sin duda es uno de los asentamientos mas representativos de la regién de Los Tuxtlas. Al condluir el proceso de clasificacién y andlisis, se reconocieron los tipos y = variantes que se desglosan en la siguiente gréfica. Tipo Trapiche Variante 1, Ojos rasgados por depresién simple Variante 2, Ojos en “V” invertida Variante 3-4, Ojos con abultamiento en los pérpados Tipo Cara de nifio (Baby Face) Variante sélida Variante hueca Tipo Tres Zapotes Tipo Uaxacttin Tipo Cabezas con mascara de trompa Tipo Calvas con vientre prominente Animales Tipo Seres fantdsticos Tipo Figuras Villa Alta Grupo de Cabezas miscelaneas o no identificadas (este conjunto no se considera un “tipo”). Cuerpos sélidos Variante cuerpos erguidos Variante sedentes con piernas extendidas o base en “U” Variante sedente con piernas cruzadas Variante tripode (jugadores de pelota) Torsos Extremidades Fragmentos no identificados (no se Incluyen en los registros) TIPOLOGIA DE FIGURILLAS CERAMICAS DEL SITIO LA JOYA-COMOAPAN 48 TIPO TRAPICHE Para Vaillant (1931,1935), este tipo de figurillas forma parte de la tradicién “C", para Drucker (1943a, 1943b) corresponde al tipo I-D, para Weiant (1943) es similar al tipo encontrado en Morelos y para Garcia Payén (1966), debe recibir el nominativo de Trapiche, sitio en el cual este tipo alcanzé6 mas del 50 % del total de figuras de barro. Luego de descalificar el nominative de “tipo Morelos” sugerido por Weiant (1943), Garcia Payén reitera: .propongo se les reconozca el nombre de tipo Trapiche que es el sitio donde primeramente se la hallo” (1966: 131).! Al igual que la mayorla de las figurillas formativas, los ejemplares esquematizan los rostros sin agregar detalles de la fisonomfa individual; otro rasgo caracteristico de este tipo es la minima presencia de detalles por punzonado. El patrén distintivo de fos ojos es su indicacién por medio de marcas amplias y sesgadas, que suelen ser poco profundas; los ojos pueden indicarse con una simple acanaladura (variante 1), 0 en forma de una “V" invertida y abierta (variante 2). La nariz y la boca se sefialan a partir de aplicaciones de pastillaje y, en consecuencia, resultan prominentes. La boca se presenta abierta gracias a una depresién horizontal en ta aplicacién, 10 que exalta los labios. En todos los ejemplares completos es comin la presencia de tocados, cascos 0 turbantes sobre la cabeza, En varios casos, los tocados se asemejan a los “cascos” que portan las cabezas colosales olmecas. La pesibilidad de que estos casos representen jugadores de pelota parece confirmarse con la presencia de varios cuerpos que portan los aditamentos y protecciones necesarias para la préctica de tal ritual, Las cabezas generalmente son angostas y alargadas en su parte superior, pero con frecuencia la mejillas prominentes le dan a la testa una apariencia periforme. negable que las excavaciones realizadas por In Smithsonian Intitution en 1938 habian encontrado figurillas de este tipo. Sin embargo Drucker y Weiant, quienes documentaron Ins evidencias ceramicas de Tres Zapotes y Cerro de las Mesas, les adjudicaron otras, denominaciones, 49 Hay ejemplares que muestran deformacién craneana, sobre todo del tipo tabular oblicua (ante-posterior); en otros casos, la parte posterior es cOncava y 7 acenttia la inclinacién de la frente. Pese a su posible relacién, las figurilas Trapiche : se diferencian de las “Cara de nifio” en la forma de la cara, pues las segundas tlenenrasgos faciales mas redondeadas y la elaboracién de ojos, boca y nariz siguen procedimientos diferentes, como se describiré mas adelante. En el sitio de La Joya, las figurillas “Trapiche” constituyen el tipo mas abundante y representativo. Por ello se intentaron definir variantes morfolégicas que pudieran ilustrar cambios significativos en su distribucién y desarrollo. Considerando la homogeneidad en la manufactura de la nariz y boca, se practicé una distincién basada en la forma de plasmar los ojos. Esta diferenciacién ya habla sido sugerida por Garcia Paydn (1966: 131), quien reconoce cuatro variantes: 1) rasgado con presién ligeramente ablicua, pero sin incisién que originé a veces el abultamiento de los parpados (probablemente debido a la adicién de un poco de pastillaje); 2) dos depresiones laterales que forman angulo con el vértice hacia arriba y a veces con parpados ligeramente realzados. 3) rasgado con depresién casi horizontal con un pequefio agujero central que marca la pupila, y 4) como el n® 3, pero con un ligero levantamiento arriba de los parpados para marcar las cejas” (1966: 131). Siguiendo esta clasificacién en la coleccién de La Joya, pudo constatarse que las variantes 3 y 4 siguen un mismo patron de manufactura, con la caracteristica relevante de realzar les parpados debido a una mayor profundidad en las marcas de los ojos y, posiblemente, a la adicién de una pequefia cantidad de pasta. Por tal motivo, las figurllas solo se clasificaron en tres variantes, que resultaron consistentes debido a la intencién deliberada de los artesanos por plasmar tales patrones: Variante 1: “Ojos rasgados por depresién simple”: Variante 2: “Ojos en "V" invertida. Variante 3: "Ojos con abultamiento de los parpados e incisién central”. 50 a ee era PEE EEE

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