Un malentendido generalizado es que ser líder y administrar son una y la
misma cosa. La principal diferencia entre los dos es que el liderazgo consiste en influenciar a las personas a seguir, mientras que la administración se enfoca en mantener sistemas y procesos.
La mejor manera de probar si una persona puede liderar en lugar de
simplemente administrar es pedirle que cree un cambio positivo. Los gerentes pueden mantener la dirección, pero no pueden cambiarla. Para mover a la gente en una nueva dirección, necesita influencia.