Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Hay personas que piensa que para escribir de una manera correcta solo necesita echar mano,
como única ayuda, del corrector automático de su procesador de textos. En un mundo dominado
por la tecnología creemos que los correctores automáticos de nuestros ordenadores deben ser
infalibles y esta no deja de ser una creencia absolutamente falsa.
El problema de los correctores automáticos es que no saben pensar, no saben distinguir entre
cuándo es correcto utilizar, por ejemplo, ay, hay o ahí, pudiendo tomar como válida cualquiera de
sus formas. Su actividad queda limitada a la ortografía, siendo incapaces de controlar el estilo o los
ajustes significativos del texto.