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EDGAR MORIN 7“ © PRIMERA PARTE LA SOLDADURA EPISTEMOLOGICA «Todo nos incita a abandonar vez la visién de una naturaleza no hu- mana y de un hombre no natural». ‘Secs Moscovrer 1, LA CIENCIA CERRADA La evidencia estéril ‘Sabemos muy bien que somos animales de la clase de los mamiferos, del orden de los primates, de la familia de los hominidos, del género homo, de la especie sapiens; que nues. two cuerpo es una maquina de treinta mil millones de células, controlado y procreado por un sistema genético, el cual se constituys én el transcurso de una evolucién natural a lo largo de 2 2 3 millones de afios; que el cerebro con el cual pensamos, la boca con la cual hablamos, la mano con la cual escribimos son érganos biolégicos. Ahora bien, este saber es tan inoperante como el que nos informa que nuestro orga- nismo esté constituide por combinaciones de carbono, de hidrégeno, de oxigeno y de nitrégeno. Desde Darwin admitimos que somos hijos de primates, ero no que nosotros mismos seamos primates. Estamos con. vencidos de que, una ver descendidos del Arbol genealégico tropical donde vivfan nuestros antepasados, nos hemos ale- Jado para siempre de 41, y de que hemos construido, al mar gen de Ja naturaleza, el reino independiente de la cultura. Evidentemente, nuestro destino es excepcional en rela cién al de los demés animales, primates incluidos, a quienes hemos domesticado, reducido, rechazado, puesto entre rejas v7 «en reserva. Nosotros hemos edifiado ciudades de piedra y score, Inventado maquines, creado poctas y sinfonias, aa _gado por el espacio. Como no crest que, aunque salidos ¢ vce tuae ok eee | Dede ‘Hescartss pensation conta tala, seguros de que nuestra misi@n consiste en dom anda ¢ cquiiate: Wl eecamen es ie eaigiin 6 0 Eonbre. Giga amas tinea Je. pumslie espa desta cogltu ature Ing ctres utanaraa vine oh Ssauiaus ox Blgostla de un homes gxyaada sirens sa is petulta stcayer' a.'al denon: Xi ution ov acdein nnd de obstos, yasberano en mundo {etos. Por oira parle, a pesar de que Todor 10s Hombres pe comin ruben ha Gejado de‘cerle negedo al hombre por el pr Tncluno ‘el soto griego vela a un bérbaro en todo persa y car were objets esas an Tada eax, ¥ ol an ln achoal dnd noe sualimoe vompelidos a admit que totes los hom: tres somos tales, no por ello heros dejado. de excluir de soe Goan & is we Senpeninarpon slluamatonr ‘aspelar de todo, cl tema de lo naturaleza ‘hamana no nut dejo de planteatscle al hombre de todas las épocas como vn ioraletagts protioma a sescleer, desde Socrates « Man Salgne'y Dusen. pero: eapre' to he sida'pare deatnt « tile fo desconceldo, la ineericummbre, la contradicciOn, error. Los interrogantes no slimentaban un conocimiento, sno fe duda sobre el conocimiento. Cuando finalmente, gracies 2 Jean-Jecques, la naturaleza humana emergié como plenitu virtud, verdad bondad, de tuvo buen culdado en mostrar os de Inmedioto que nos helldbamos eliados de ella y en deplorar la iremediable pérdida de tal estado paradisiaca Pero pronto hemos descubierto que este paraiso era tan ima {nario como el otro Durst, bieneootrabis en Pascal, para perdi n Secreta a oes &g casein homage ton a edo pen toners Gr Tle proterlenmn, praca: aia toma de conclencle de In evolucién historca y de i 18 La soldadura epistemolégica tan diferentes en el espacio y en el tiempo y se transforman Seguin las sociedades en las. que se hallan inmersos, debe faimitirse que In maturalera humana no es ins que una ma feria prima maleable a la que slo pueden dar forma Ia cul fora 0 la historia, Ademis, en la medida en que a idea de haturaleza humana se ha visto inmovlleada por el conserva- duismo, con el objetivo de usarla a modo de freno frente a fos cambios sociales, la ideologia del progreso hi extraido fe conclusjén de que para que se produzean cambios no es tecetario que exista Ainguna naturaleza humana, Ast Puc, fcosada por todas partes, vaclada de virtudes, riquezas a amisino, Ze natuislesa humans) aparece como ‘un Tesiduo tmorfo, inerte, monétono" no ya como la base sobre la que fe sustenta el hombre, sino como algo que ha sido superado. {Pero acaso Ta natraleza no leva en su Seno Un prin de Yatiedad, tal como lo testimonian los millones de expecies Miras? gAcaso no alberga wn. principfo de transformacién? Ueaso no lleva implieita la evolucién que ha condueido hasta EU'homre? gPrivaremos a ta naturaleza humana de toda cua Tidad biologics? La casa cerrada Hubiera podido esperarse que la aplicacién al estudio del hombre de los métodos cuantitativos y los modos de objeti- vaclén caracterfsticos de las ciencias. naturales romperfa Ia insularidad humanista reintegrando el hombre al seno del universo, y que la filosoffa del ombre sobrenatural seria Juno de los sitimos fantasmas, uno de los tiltimos focos de resistencia, que se opondrian a la creacién de una auténtica ciencia del hombre. De hecho, la unificacién ha tenido lugar en cuanto al método, pero no en cuanto a Ia teoria, tubo, sin embargo, algunas tentativas te6ricas para am clar la ciencia del hombre sobre una base natural. En las fulgurantes paginas del manuscrito‘de 1844, Marx situaba en el centro mismo de la antropologia, no al hombre cultural y social, sino al «hombre genérico». Lejos de oponer naturale- za y hombre, indicaba-que «la naturaleza es el objeto inme- diato de la ciencia que trata del hombre», pues «el primer 1» El paradigma perdido objeto del hombre —el hombre— es naturaleza», Formulabs a continuacién el principio capital: «Las_cienci ales acabarén_englobando la ciencia del hombre tiempo, Ta. ciens siggcias natura. lesr-no-Habr& maS-que una sola ciencia». Engels se es or integrar al hombre en la «dialéctica de Ta naturalezay. Spencer fundamentaba Ja explicacién socioldgica en la ana logia establecida entre el cuerpo social y el organismo biolé ico, y en base a tal esquema se intent6 desarrollar un darwie nismo social fundado en el concepto de seleccién natural. Por su parte Freud buscaba en el organismo humano, y lo encon- traba en el sexo, el origen de los problemas de la psique. Ahora bien, el organicismo spenceriano no podia ir mu cho més alld de triviales analogias y el darwinismo social acabé convirtiéndose en una grosera racionalizacién del prin cipio de la libre competencia. En cuanto al primer movimien to tebrico de Marx y de Freud retrocedié sin mayores con- secuencias al no encontrar un terreno abonado para su ul rior desarrollo, y acabé siendo clasificado como eerrores de juventuds. Posteriormente los epfgonos de la era. estructu Talista se esforzaron por eliminar de ambas docirinas todo rastro de «naturalismo», al tiempo que relegaban al museo de los trastos inservibles la torpe «dialéctica de la natura lezae. n consecuencia, la antropologia de ta primera mitad de nuestro siglo dié un viraje radical en relacién a sus inmedia- tos precedentes para repudiar de forma resuelta todo vincu: Jo con el «naturalismo». El espiritu y la sociedad humana: inicos en la naturaleza, deben hallar su inteligibilidad no so- Jamente en si mismos, sino por antftesis frente a un universo bioldgico carente de espfritu y sociedad. Pese a ser objeto de estudio cientifico bajo Ia guia de métodos caracteristicos de otras ciencias, el hombre es ais lado y la filiacién que le vincula a una clase y a un orden naturales —los mamiferos y los primates— en ninglin mo- mento es concebida como una afiliacién. Por el contrario, el antropologismo define al hombre por oposicién al animal; la cultura por oposicién a la naturaleza; el reino humano, sinte sis de orden y de libertad, se opone tanto a los desér naturales («ley de la juglas, pulsiones invonteuladas) como 20 istemoldgica 4 los ciegos mecanismos del instinto. La‘ sociedad humana, faravilla de organizcién, se define por oponiién a Ine nena paclones gregarias,a las hordas y alas manadas, ‘Ast pues, €1 mito humanists dl hombre sebyenatural es reconstiuido en el propio seno de ia antropologia & le a Hieidn maturaleza/culturn ha tomado ia forma de ‘an geee, Gigma, es decir, de modelo conceptual que anige todos ca ‘Sin embargo, esta dualidad sntitétca hombre/animal, cul tura/naturalez, topieaa oon la evidencia, Es evidente gee fl hombre no esté constitaido por dos estraios superpscsion fino blonatural y otro pslcosocial, como tambien loos ges ho hallamos en 30 interior ninguna, mural china que seyace Sur parte humana de sa parte animal, Es evidente que teas hombre es una totalidad biopsicosoiolégten Ala Inde ee tos hechos, la antropologte aidacionsta se ve sometida a usa Serie de paradojas que es incaper de superar. Si el homo sapiens. surge de forma biusca totalmente pertrechade, eo desir, dorado de todas sus potencalidades, lo mismo. ave Aenea emerge de Zeus o Addn ce Elohim, pero den Zane inexistente 0 de un Elohim recisado, 2de donde sale enton Ges? S| el ser bicldgico del hombre es concebido, no come Producto, sino como materia prima que informa la clturs, Gntonces, ¢de dinde surge la culture Si el hombre we ea us marco cultaral sin dejar por ello de pertenecer la nat Feleza, go6mo pede a vn snismo tiempo ser antinatural y natural? ,Céme es posible dar una explcacion del hombre & partir de una teoria'que tan solo hace referencia su sspeste “Ta antropologia se culda muy bien de dejar all margen tales problemas, come sucede muy a mento, secata Wo inexplicable como insignificant hasta consegulr que la ches: tién planteada se desvanezca y se esfume defintivamente de nuestro campo de pereepcién, Sin embargo, es neceseria fm dicar que dentro de la Primera mitad dal presente sigio ha permanacido inexplicabe incluso para ta bidlogta la rasciin hombrefmaturates, 5 que su impotonela para resolver e ore Btema da cuenta, no tiertamente de la posture de la antra pologia frente ala cuestion, sino de su propia incapacidad de andiisis. a El paradigma perdido En efecto, Ia ciencia biolégica no podia proporcionar a Ts ciencia del hombre ni un marco de referencia adecuado ni Jos medios para establecer sdlides vinculos bioantropologicos. Como minimo, hasta comienzos de la década de os 50, se concebia la vida como una cualidad original propia de’ os orgenismos vivos. La biologla se negaba a vincularse deme siado sdlidamente con un universo fisleo-quimico al que re husaba verse reducida; se ne al del fenémeno social que, si bien ampliamente extendido en falta de conceptos y enfoques metodologicos adecuades, mAs Gue bajo la forma de-vagas similitudes, Las sociedades de abejas y hormigas, con una evidente y aiambicada organiza Gidn, eran relegadas a la categoria de casos excepcionales, 7 tn modo alguno se las consideraba como signos de una socio bilided profundamente inscrita en el universo vivo. Final ar todas aquelias cus. ran el taco Zsirictamiente S-qecir, tod Jo que en los seres vivos es COmu- |nfeacién, conocimiento, inteligencia. ‘sl pues, la biologia se habla confinado voluntariaments en el Blologismo, 0 10 que es lo mismo, en una concepei6a de la vida cerrade sobre el organismo. De formé similar Ia ntropologia se refugiaba en el antropologisries dectr, ea tna concepeion insular del hombre: Cada una de estas ramas Gel conoctmnlento parecia tener como objeto una sustan propia, original. La vida parecta ignorar 1a materia fisicoqu hriea; la sociedad, los fendmenos superiores. El hombre ps Tesla ignorar la vida. En consecuencia, el mundo pareci estar compuesto por tres estratos superpucstes y aisiados en tre sft HombreCuliura Vide-Naturateza Fisica Quimica 2. LA «REVOLUCION BIOLOGICA» En los tiltimos veinte affos Ia situacién se ha modificado radicalmente. Y no obstante, abundan las situaciones de las que parece desprenderse que tal modificacién es casi immper- Ceptible. Ha dejado de existir la, frontera adiahdtica que sepa- taba los tres dominios de pensamiento indicados'al final del Capitulo anterior. Han aparecido una serie de brechas en el seno de cada paradigma cerrado, a través de Tas cuales se efectiian las primeras interconexiones que actuan, a un mismo tiempo, como aperturas hacia los otros campos, hasta aquel momento prohibidos, y como nuevas emergencias tedricas. La légica de to vivo 10 tiene lugar poco antes de EI giro coperni 2 ria de la informacién, y Wiener con la non (1949) * con cibernética (1948), in ble tanto a las mAquinas artificiales como a los organismos Bioldgicos, a los fendmenos psicoldgicos como a los socio: Iogicos. Algo més tarde, en 1953, el esfuerzo Hevado a cabo en juguran una perspectiva tedrica aplica- 1a de aparicidn se seitala “que aparece al final deeste vOlu * Todas las obras cuya comucninan en le Biblograi El paradigma perdido el campo de Ja biologia molecular consigue abrir la brecha decisive que permit sla biologie ramificarse hacia sabajos el de la estructura guimica del cédigo gené {ca por parte de os Bloqulmlcos norteamericanes Watson y Crick, a En general, todo el mundo admite que el primer acto de Jn «revolucién biolégicas lo constituye la apertura de la bio- logia hacia eabajo», es decir, hacia el estudio de las estructu- ras fisico-guimicas. Sin embargo, rara vez se ha dicho que tal apertura hacia «abajo» ha constituido a un mismo tiempo una apertura hacia earribas. Por el contrario, quiz la impre- sién general producida por tal descubrimiento ha sido ia de que una comprensién de la vida a nivel molecular alejaba més que nunca a le biologia de la realidad humana. Parecia que la biologia hubiera emprendido el camino de una reduc cidn de los fenémenos vitales a un nivel fisico-quimico y que, por lo tanto, dentro de la polémica entre avitalistass y ere: duccionistas> tomaba partido por estos stltimos. Efectiva- mente, se.demostré que no hay materia viva sino sistemas vivos, es decir, organizaciones particulares de la materia fi- sico-quimica, Sin embargo, cuando los que respaldal ‘feSis triunfante insistian en los términos fisico-quimicos, te nfan cierta tendencia a ocultar Ia significacién paradigmatica de la expresién «organizacién particulars, a pesar de que no eran otros sino ellos los que pontan de relieve Ia existencia de tal organizacién y la elucidaban de forma progresiva a lo largo de toda la década de los cincuenta. La nueva biologla no hacia otra cosa que reducir la vida celular a sus sustratos niicleoproteicos y descubria que las combinaciones e interac- ciones existentes entre los millones de moléculas que compo- nen el ms mintisculo de los sistemas celulares correspon dian, desde el punto de vista estadistico, a sucesos altamente improbables en relacién a los procesos digamos «normales», de los que no cabla esperar otra cosa que la descomposicién del sistema y la dispersién de sus componentes. La nueva biologia ha necesitado apoyarse en una serie de principios de organizacién desconocidos en el campo de Ja-qulmica: nociones tales como informacién, eédigo, men- saje, programa, comunicacién, inhibicién, represién, expre- sign y control, entre otras. Todas estas nociones poteen un 4 La soldadura epistemoldgica cardcter cibernético en tanto que identifican a la célula con {ina méquina informacionalmente autorregulada y controla- da. La aplicacién a la célula, es decir, a Ia unidad ftmdamen- tal de vida, de la nocién de méquina ya constituye por sf misma un acontecimiento de capital importancia, Sin embar- go este hécho no ha sido reconoeido en su justo valor puesto que existe una mayor sensibilidad hacia las connotaciones mecdnicas del: término que a sus aspectos organizativos 1A peser de todo, no hay duda alguna de que se trata de un verdadero salto ‘epistemoldgico (Gunther, 1962) en relacién Bl esquema de la fisica clésica. La méquina se convierte en tuna totalidad organizada, no reductible a sus elementos cons- itutivos, que en modo alguno podrian ser correctamente des- ritos como entes aislados a partir de sus propiedades parti- culares. La unidad superior (Ja maquina) no puede disolverse en las tnidades clementales que la integran, antes al contra: rio, ella-es la que hace inteligibles las propiedades que éstas ‘manifiestan, Mas ain, las nociones procedentes de la teoria de la informacién y de la cibernética no sélo hacen referen- cia a méquinas altamente organizadas sino que ademés llevan fen si mismas una connotacién antroposociomorfa. Realmente fs en este hecho donde reside To asombroso de Ta apertura hacia «arriba» anteriormente apuntada: informacién, cédigo, mensaje, programs, comunicacién, inhibicién, repre _ son conceptos extrafdos de la experiencia de las relaciones Ihumanas y hasta entonces habfan sido considerados elemen- tos indisociables de la-complejidad psicosocial. No es extra- ordinario qué tales términos puedan ser aplicadas a méquinas artificiales, pues, a fin de cuentas, el control, la regulacién y el programa han sido concebidos por el hombre, integrados en el marco de sus relaciones sociales. Lo extraordinario es que tan alta organizaciSn se hallara en Ja misma fuente de Ja vida: Ta célula parece una compleja sociedad de moléculas egidas por_un_gobierne-- ‘Llegadas las investigaciones a este estadio se hizo palma- rio que tanto células como méquinas y sociedades humanas podfan obedecer a principios organizativos a los que la ciber- nética, precisamente apta para ser aplicada a tan diversas realidades, habia proporcionado un primer (y rudimentario) ensamblamiento. Asf pues, la nueva Biologia mataba tres pé- 25 El paradigma perdido Jaros de un tiro. Por una parte, gracias a la intima vincula ‘cidn estructural que acababa de establecer con la quimic consegufa una radical insercidn del fendmeno de la vida en Ja physis. En segundo lugar, su vinculacién con la cibernética era el motor de un inaudito acercamiento a ciertas formas de organizacién consideradas hasta aquel momento como me. tabiolégicas (la mAquina, la sociedad, el hombre), Finalmente, el principio de inteligibilidad biocibernética se ale} Ja fisica clésica. Esta no sélo era incapaz de prever la minima nocién organizativa de cardcter cibernético, sino que incluso modindmica, no consegula un principio de desorganizacién (segundo en su rama més compleja, la mas que enunci principio), cto concretd surgié un problema fundamen: de relieve por Schrédinger (1945). Mi segundo principio nos habla de entropia siemy es decir, de la tendencia de la materia al desorden mi y a la desorganizacién, la vida representa, por el cot una tendencia a la organizaci6n, a la complejidad creciente, es decir, a Ia neguentropia. Quedaba abierto, pues, el. pro. Dlema de ia vinculacién y la ruptura entre los conceptos de entropfa y neguentropfa que fue finalmeate resuelto por Bri- Mouin (1959) a partir de la nocién de informacién, S de la paradoja de la organizacién viva, cuyo orden inforin cional construido en el transcurso del tiempo, parece contra: decir un principio de desorden, que se difunde en el tiempo. {Como veremos més adelante esta paradoja tan sélo puede ser afrontada a partir de una concepcién tedrica que vincule estrechamente orden y desorden, es decir, que haga de vida ‘un sistema de reorganizacién permanente fundado en luna légica de la complejidad. Llegados a este punto dejaré ‘de lado este:problema, primordial y central a un mismo tiem- po, para tratarlo a fondo en mi préxima obra (La méthode). Lo importante cra sefialar que la nueva biologia encom Jas Américas buscando las Indias, pues en el propio descubri- miento que le abria el camino hacia el universo fisico-quimic topé con los principios basicos de la organizacion de la vida e hizo saltar en pedazos el cerrojo ede arriba» que el paso hacia las formas superiores de vida (las més co plejas). 6 La soldadura epistemoldgiea Conscientes de haber levado a cabo una gran revolucién, pero inconscientes de la todavia mucho més grande revolucién {ue sélo esbozaban los bidloges moleculares, se limitaron a Considerar los conceptos eibernéticos como’ un simple ins- trumental te6rico-préctico para aprehender la més profunda realidad fisico-quimica de la vida, y no pensaron que, de hecho, tales conceptos traducfan una realidad organizativa primaria, Eso explica también Ia escasa atencién que pres- taron a Ia etapa metacibernética de los estudios realizados pot el matemético yon Neumann, quien dedicé los iiltimos aiios de su vida a trabajar sobre la teorfa de los autématas (von Neumann, 1966). Al margen de la evidente diferencia fenomé- nica que existe.entre la méquina artificial més perfecciona da y la maquina viva més elemental que concebirse pueda, Neumann puso de manifiesto Ia diferencia entre la naturaleza de una y otra, La maquina artificial, una vez ha sido cons- truida, s6lo puede seguir ui proceso degenerative, mientras que-te-maquina viva es, aunque s0lo temporalmente gener. Uivdy €¥ decir, pose ia aptitud de acrecentar su complejidad, ED caracter paradojico de tal difer mariamente si pensamos que una méquina artificial, que es ‘miicho menos fiable que una méquina viviente, viene, en bio, constituida por elementos que en si mismos son mucho ds flables que los que integran a ésta, Por ejemplo, un motor de automévil esta constituido por piczas altamente verifica- das, pero los riesgos de averia son iguales a Ia suma de los Fiesgos de deterforo de cada uno de sus elementos (bufias, carburador, ete). En cambio, una méquina viva, a pesar de estar constituida por elementos de escasa fiabilidad (molécu las que se degradan, células que degeneran, etc.), dificilmente se ve privada de funcionamiento a caiisa de una averia pues, por una parte, es eventualmente capaz de regenerar, recons. tituir 0 reproducir los elementos que se degradan —en otras palabras, de autorrepararse— y, por otra, es eventualmente capaz de funcionar a pesar de la «averia» local. Por el contra: io, la méquina artificial se liraitaré como maximo a localizar- nos Ia averfa una vez que ha dejado de funcionar. Més incluso, nientras que el desorden interno, o en términos de teoria de ia informacién, el «ruidow o el error, degrada constantemente fla méquine ‘artificial, Ia maquina viva funciona siempre Et paradigma perdido con una cierta proporcién de «ruido», y el acrecentamiento de su complejidad, lejos de disminuir su tolerancia respecto al aruido», 1a aumenta. Como veremos luego, puede afirmarse que entre’ ciertos umbrales de tolerancia parece existir una fntima relacién generativa entre el aumento de eruido» © de- sorden y el de complejidad. La complejidad fue considerada por von Neumann como tuna nocién clave. La complejidad no sélo significaba que la maquina natural ponfa en juego un mimero de unidades e in teracciones infinitamente mds elevadas que la maquina ficial, sino que implicaba también que el ser vivo se vela sometido a una lgica de funcionamiento y de desarrollo abso- Jutamente distinta; una Idgica en Ia que intervenfan la inde- terminacién, el desorden y el azar como factores de auto-orga- nizacién u orgenizacién « un nivel superior. Esta légica de lo duda més compleja que la que nuestro enten- jento aplica a las cosas, por mAs que nuestro entendimi to sea ya uno de sus productos. eCémo llegar a comprender la'I6gica de un sistema que se auto-organiza generando sin cesar sus propios elementos cons- titutivos y que se autorreproduce en su globalidad? Entre 1959 xy 1961 se reunieron tres simposios para tratar el tema (Yovi Cameron y von Foerster), La cosa no prosper6. Los bosquejos de una teorfa de Ia autoorganizacién —a diferencia de la cibernética, que se aplica directamente a las maquinas de la informética— no consegufan producir ninguna maquina dota- da de las caracteristicas propias de la vida; tampoco era posi- ble fecundar nuevos descubrimientos coneretos en el campo de 1a biologia, cuyo objetivo primordial segufa siendo iden ficar quimicamente las diversas unidades que componfan el sistema y sus interacciones. Tales intentos de teorfa eran atin demasiado formales para impulsar una investigacién empirica y las subsiguientes aplicaciones practicas. La teorfa de la auto-organizacién permanece en estado embrionarfo, mal conocida, al tiempo que ocupa una posicién marginal. No ha embarrancado; s6lo se halla a la espera de una nueva marea. Asf que Ie «revolucién biolégica» no ha dado més que sus {primeros pasos. El viejo paradigma ha sido reducido a asi illas, pero el nuevo ain no ha sido constituido. Con todo, la hhocién de vida se ha modificade radicalmente; explicita o 28 La soldadura epistemolégica jimplicitamente, Ia vida se relaciona con Ias ideas de auto- (imeinizacion y' de complejdad. La revelacion ecoldgica La nueva teorfa biolégica, por inacabada que se encuentre en el momento actual, cambia la nocién de Vida. La nueva teoria ecoldgica, por embrionario que’sea su estado, cambia Ja nocién de Naturaleza. La ecologia es una ciencia natural fundada por Haeckel, en 1873, que se propone estudiar las rélaciones entre los organismos y el medio en’el que viven. Sin embargo, sex que la preocupacién ecoléyica goraba de ‘una atencién secundaria en el émbito general de las ciencias, naturales, sea porque el_medio ambiente era esencialmente concebido como un_ mole ge6dlimético, nas_veces. forms: tivo-(aiaveldano) y otras selective (darwiniano), en’ cuyo sono Tas diferentes especies viven sometidas a un desorden generalizado regido por una sola ley, Ia del més fuerte o el ds apto, no ha sido sino en una época reciente cuando Ja ciencia ecolégica ha Hegado a la conclusién de que la comu- nidad de seres vivos (biocenosis) que ocupan un espacio 0 ‘nicho» geofisico (bidtopo) constituyen junto con él una uni & dad global o ecosistema. ¢Por qué sistema? Porque ¢l conju 6 de tensfones, Interacciones ¢ interdependencias que apar cen eft eY'sero- dem Micha ecalGgico constituye, a pesar y'a traves de aleatoriedades e incertidumbres, una autoorganiza: cién esponténea. En efecto, constantemente se establecen y remodelan los equilibrios entre-tasas de reproduccién y de ortalidad y tales regulaciones, més o menos fluctuantes, se establecen a partir de estas interacciones. A partir de asocia iones, simbiosis 0 parasitismos se establecen complementa Hiedades, que también aparecen para regular las relaciones entre animales de rapifa y presas, comedores y comid« También se establecen jerarquias entre las diversas especies. Ast pues, 1o mismo que en las sociedads humenas,len las que no sélo las jerarqule’, sino también los conflictos y las Solidaridades constituyen algunos de los fundamentos del Sistema organizado, cabe ixcluir entre las complejas bases que sustentan el ecosistema la competici6n (matching) y el reajus: 29 Et paradigma perdido te (fitting). A través de las interacciones indicadas se origi nan una serie de ciclos fundamentales, de la planta al hervibo ro y al camivoro, del plancton al pez y al ave. Mediante un ciclo gigantesco tiene lugar la transfoimacién de la energia solar para producir oxigeno y absorber anhidrido carbénico, ensamblando a través de una tupida red de conexiones el conjunto de seres vivos que constituyen el nicho del planeta En este sentido el ecosistema constituye una totalidad auto organizada, En consecuencia no es ningiin delirio roméntico considerar a la Nat mo-un organismo global. como tun ser maternal, siempre que no ofiideni madre ha sido creada por sus propio Fi “la. des FICTION y Te como Medios de re Sarbica 20 ‘sé como una madrastra. ~ re | fa ecolégica debe trans- formar Ia idea de naturaleza, tanto en el dmbito de Tas cien cias bioldgicas (para las que la naturaleza no era més que una seleccién de sistenias vivos, y en modo alguno un ecosistema integrador de tales sistemas) como en el de las ciencias huma- nas (para las que la naturaleza era algo amorfo y desorde nado). Tgualmente debe sufrir una transformacién radical Ja con cepcién de la relacién ecoldgica existente entre un ser vivo y su medio ambiente. Segin el antiguo biologismo el ser vivo evolucionaba en el seno de Ia naturaleza y se limi traer de ella energia y materia, dependiendo de ‘mente, para su alimentacién y sus necesidades fisicas. Debe- mos a’ Schrédinger, uno de los pioneros de la revolucién bio- Iégica, la idea capital de que el ser vivo no se alimenta excl sivamente de energia, sino también de entropla negativa (Schrdinger, 1945), es decir, de organizacién compleja y de informacién. Esta proposicién ha sido desarrollada posterior mente desde diferentes enfoques y puede avanzarse la con- clusién de que el ecosistema es co-organizador y coprograma dor del sistema vi oba (Morin, 1 que la relacién ecosistémica no es una tre dos entidades cerradas, sino una entre dos sistemas abiertos que, constituyendo cada uno de ellos win toda par sf mismos, no dejan de formar parte el La soldadura epistemolégica uno del otro, Cuanto mayor es Ia autonomia de ta que goza Sistema. En efecto, la autonomia presupone la complfidad, [a de {odo tipo con el medio amblente, es desir, de @ las dependencias que son las condiciones ce la relativa Indepenéenda. La soeded human, fo mds emancipate gue existe respecto a la raturaleza,reibe su autonoma Ge malt para atimen ecir, su coniprenaad’ La ndividualidad humana, Ta quintae ia de esta complejidad, es lo mas emancipado y ligado a Ja sociedad de todo cuanto existe. El desarrollo y mantent miento de su autonom(a se hallan ligados a un gran niimero de dependencias educativas (prolongada escolaridad, proton gada socializacién), culturales y técnicas. En otras palabras, Ja dependencia/independencia ecolgica del hombre. se en cuentra en dos niveles superpuestos ¢ interdependicates, el del ecosistema social y el del ecosistema natural. Y apenas estamos empezando a descubritlo 1a ecologia, o mejor atin, Ia ecosistemologta (Wilden, 1972) es una ciencia que acaba de nacer, pero ya constituye una aportacién de capital importancia a la teoria de la auto-orga nizacién de lo vivo. En lo que se refiere a la antropologia, rehabilita la nociéa de Nataraleza y enraiza al hombre en ésta La naturaleza deja de ser algo desordenado, pasivo y amore para convertirse en una totalidad compleja. #l hombre ya no es una entidad cerrada respecto a esta totilidad compleja, sino un sistema abierto que goza de una relacién de autono- mifa/dependencia ‘organizativa en el seno de un cou La revelacién etotégica La etologia, que proyecta a la biologia hacia sarribas, ha tomado el vuelo con pleno éxito durante la ultima década. Sin embargo, el éxito del que goza en la actualidad no debe 31 Fl paradigma perdido hacernos olvidar’ que ha sido necesario el transcurso de mu chos afios para que la obra de una serie de pioneros solitarios que observaban los comportamientos animales en su medio ambiente natural, y no en el marco de las condiciones: sim- plificadas, de laboratorio, haya desembocado en un primer desarrollo, Mientras que ia ecologfa modifica la idea de natu raleza, la etologia modifica la idea de animal. Hasta su eclo- -sidn el comportamiento animal pafecla hallarse veces por reacciones autométicas o reflejas, sfones auitomaticas o y entre los individuos. El Befneipio de dominacién es complejo y no son exclusivamen: Pe Potencia sexual, tal como ha venido creyéndose durante ego tempo, ni la fuerza fisica ni la inteligencia las que etmfbran hacia el poder y permiten obtenerlo. Puesto que la Grepotencia social da plenos poderes, sexuales y spoliticos, Pie ver que permite el libre y completo desarrollo personal, Suede suponerse que To que empuja hacia su consecucién et Ua oscura y variable mezcla de objetivos similar a la que apa: Moe en el caso de las sociedades humanas, y por cierto bien Tiffel de someter a anilisis, Se ha dicho que el ejercicio det Goder oscila entre los dos polos de la agresividad y el exhibi ino, En el primer sentido el jefe mantiene su autoridad clon mediante la intimidacién, Is mimica de amenaza (threat behavior), y en el segundo recurriendo a la evocacién histrié- nica de su presencia y de st importancia. La subordinacién es atin mucho més compleja que la domi- naciési, pues se trata para el subordinado de asumir su suerte con el minimo de perjuicios posible. Se manifiesta basicamen- avés de una conducta preventiva, esforzdndose por no el camino del jefe, 0 por conducta de sumisién, 2 complacencia, de servilismo y de obsequiosidad (el inferior ‘que presenta al macho dominante su trasero al modo en que Jo hace una hembra esta imitando la femineidad y juega a la homoséxualidad para expresar sus més afectuosos y respe fuosos sentimientos). Existe una actitud adn més digna de ser destacada, si bien parece ser que esta bastante poco exten- dida (Itani, Rowell, Hinde, Spencér, Both), consistente en que una hembra de estatuto medio sin hijos, o bien un macho jgualmente de «clase medias, se ofrecen para proteger y acari ciara los retofios de una hembra de estatuto social superior. Ta obsequiosidad de estas etias» y «tfose temporales parece disimular, sea el servilismo, sea el placer de estar al ser cio de una alta personalidad, sea la pequefia ambicién de as cender un grado en el escalofén social, sea todas estas cosas a la vez, Por otro lado, se observa la ubicacién periférica de individuos temporalmente solitarios o de pequefios grupos de semi «fuera de la ley», expulsados o marginados del grueso Gel grupo, y uv es raro ver cémo incluso en el exilio un ind El paradigma perdido vidvo expulsado del grupo se asocia a un compaliero para Juchar en pro de una futura ascension social. TTal como scabamos de ver, no s6lo existe Ja ferarqula colectiva de eclaser, sino que tambiéa se manifiesta la jer Gita individual de rangoe,establecida en funcion de 1a rele Un de amenaza/eitacion o de lade serulismo, yen el caso de as hembras, en base al rango de sus machos. A cada rang fe corresponde ‘un estatuto, es deci, un conjunto de derechs Y daberes. A cada pareja rango-estatuto le corresponde wn Yolen decir un estilo de comportamiento que no se halla in Inutablemente ligado a un individao, pero que depende de i posielin que ocupa en el rango y In clases social. Como ba Bho Crobie, ces posible deserbir el comportamiento social de un primate en términos del estatuto de edad y de sexo, del fol y de au afilacion un grupo tipo» (Crook, 1971, p. 38) 3c {oto cuanto venimos exponiendo se desprenden. das consecuenclas antagénieas y complementarias aun mismo Mempo: Ta desigualdad y la movilidad sociales. | “Hor um lado especialmente cuando la jerarqutzacién es \ sgida, 1a desigualdad social es una auténtica desigualdad de cestne is caata lta, ios individuos poseen una gran Wberted Us siovinientos y ia facultad de satisfacer sus deseos y gustos \eea‘cscasn inhibieion, poder proporeionn todas las vent an, fodss Iaw ibertades y, por encima de todo, la libre ple- i hs bajas, la subordinacién viene | ncompetada de tensiones, frustraciones, prokiblclones, inhi | biciones y, quizds, incluso «neurosis». En consecuencia, la | Gestquatada “octal implica de algin modo desigualdad de Satisacclén y felicidad, Dicha desigualdad estA menos acu fada en lat syciedades descentalizadas de bosque y en ex fo mids epresora,pesada y dura en las cuadrilas mia (¢das do la eobona, *” Por otra parte, esta desigualdad viene ater relative movilidad social. Los J6venes s¢ com yerada por wna ten en adsl tos y los adultos envejecen, es decir, decaen; pero 1a edad 20 es un factor automético de promocién, pues existe una gran diversidad de rangos y de destinos individuales en la ascen si6n y decadencia sociales. ‘ociedades de babuinos, de macacos y de chimpancés asta, Las presentan junto cua sus caractercs de jerarguia, de 40 Ia soldadura epistemoidgica y de cunsiclases una variedad de rasgos distintvos mucho Zuayor de lo que nunca hublera podido imaginarse, Por el Zontravio, ia familia, que tan a menudo ha sido considereda amo el nicteo fundamental de la sociedad, se halla escasa mente desarrollada, Mientras que en cirias especies Ios grupos en lor que existe un slo macho constituyen una especie de exbozo rude Shentario de sociedad y familia a Ja ver, en fos grupos en que Tristen varios machos ia formacién de Ia familia se ha vsto ffrofiada en beneficio de una organizacién social de confunto Giertamente existe vineulacion entre madre hijo, entre macho y hembra, pero no aparece por ningoa Tado el nicleo familie? padremadrenijos ni In relacién de padre a hijo. Salvo escasas enceptiones, especialmente entre los macacos Ghmomento presente), el rol del macho apenas implica cuida- Gos paicrnales, Inexistente como es Ta figura «original» del padre, tampoco se han detectado relaciones sexusies entre progenitoras y prole, Observacfones efectuadas sobre los me Rrcos de Kyushu y las sociedades de chimpancés no hen re- de un fendmeno generalizado, pero podemos suponer que en fquellos grupos en los que 1a madre no olvida que aquel individu que ha alcanzado Te madurez sexual es su hijo y Que e! hijo ya maduro sexualmente no olvida gue #1 madre Gs su madse, persiste una inhibicén, cuya naturaleza eviden tementa seria necesario elucidar, pero que de todos modos parece estar vinculada la preexistencia de un estatuto ¥ de tn tol (de hijos, de madre) que perduraré inchiso tn ver acabada la Infancia. Por el contrario, «abjetivamente> ( bien no ssociolégicamente», pues la relacién de padre no ha iste la posibilidad de incesto entre padre e hija Yisin duda alguna tal incesto ha debido practicarse hasta el hacimfento de la nocién de padre, muy avanzado ya el pro Geto. de hominizaciSn. En efecto, Ia mutacién decisiva que Fedujo de 48 (antropoide) a 46 (hombre) el ndero de cromo- fomas presupone, para su propia consolidaclén ¥ generaliz, {ign, uniones incestuoses padre*hijas (Ruffié, en prensa). No obstante, alrededor de fe 1 icin madre-hijos se tejen 41 El paradigma perdido ligimenes més profundos y duraderos que los existentes entre Jos mamiferos o los primates inferiores. La prolongacién del periodo de infancia entrafia Ia prolongaciéa, mas alld de aque. lla, de las relaciones afectivas materno-filiales, Ademas, entre Jos chimpaneés, y quizs también entre otras especies, emer. gen una serie de vinculos personales entre hermanos y herma, nas. Existe, pues, el desarrollo de un nticleo prefamiliar alt dedor de la madre, pero no se da la aparicin del nicleo far ar trinitario padremadre-hijos Si bien Ta formacién del nticleo familiar es mas rudimen: taria, en contrapartida el surgimiento de la individualidad es mucho més acusado de lo que podria esperarse. Por un lado la gran diversificacién social de roles y estatutos permite Ia ostentacién de la diferencia individual en el comportamiento, Pero, recfprocamente, el desarrollo de la individualidad, tanto en el plano de la inteligencia como en el de la afectividad, per. mite la diversificacién y enriquecimiento de las relaciones sociales. Recalguemos en este sentido Ia importancia y la di versidad de las relaciones afectivas entre individuos. Despio- Jar, espulgar, asear (grooming) son otras tantas manifesta. clones de afecto que, por otra parte, sabe ser acompafiado de manifestaciones de apaciguamiento y_servilismo («seamos amigos»), Se crean amistades entre adolescentes, entre «ex: Bulsados» 0 marginados, entre iguales en la casta superior. Simétricamente, la coexistencia social, y no sélo el antago. nismo Iatente entre clases, posibilita’ antipatias, enemista. des y rivalidades, con lo que se mantiene el fuego que al menta los conflictos a pesar de que éstos encuentren el modo de apaciguarse en las Telaciones de sumisién, obsequiosidad © servilismo, 0 en los ritos de espulgado, despiojado y aseo. Se perfilan, pues, con nitidez un conjunto de Iineas de fuerza, unas simpéticas y otras antipéticas, que dan visos muy diversificados a las relaciones entre individuos. El origen de las del primer tipo es sin duda alguna la conservacién de la savia afectiva de In infancia a lo largo de la vida adolescente, Y en, muchos casos incluso durante la adulta, junto a le transferencia de aquella a nuevos compafieros con los que Se establecen lazos de unién a través de afinidades electivas. El origen de las del segundo grupo es bastante probable que quepa buscarlo en las competiciones repulsivas entre machos, 2 La soldadura epistemolégica uy frecuentes y violentas entre los mat miferos, yen los «co EL ambisistoma: individuo y sociedad asimismo, que la diversidad individual coproduce en ciert 1 en los que se integra. Pero en esta coproduccién la socie a ska Fa el ee SESSILIS MO cots aga es Leama | 3 Se acl Want ht eet de Al] SELES GRO ee eens a Et paradigma perdido a otra, de un rol a otro, mientras descienden y se remontan de nuevo en Ia escala jerérquica del rango. As{ pues, s¢ trata de una estructura social «objetiva» independiente de los ind) yiduos, si bien no puede existir sin éstos, y es precisamente la diversidad individual 1a que le proporciona la suya propia. Reciprocamente, tal estructura social proporciona una cierta Independencia a Jos individuos, pues no sélo pueden circu. lar eventualmente a través de la jerarquia, sino que no se identifican con su rol social. ‘La sociedad de los antropoides avanzados controla a los individuos mediante sus coacciones y jerarquias, pero no tri- formiza las individualidades, y les permite desplegar has cierto punto sus diferencias, En aquellos casos en que ta i rarguia ¢s rigida y autoritaria tan sélo los privilegiados que estan en su cima, entiéndase exclusivamente el jefe, pueden desplegar a sus anchas la propia individualidad, ‘Segun vemos, pues, sociedad e individualidad se nos apa- recen como dos realidades a Ia vez complementarias y anta gonicas. La sociedad veja a la individualidad imponiéndole Sus marcos en que debe moverse y sus coaccionts, y le ofrece las estructuras que le permitirén expresarse. Para modelar stu variedad se vale de la diversidad individual que, de lo co trarjo, se diseminarfa al azar en el seno de la naturalera, La vatiedad individual, utiliza la variedad social para inten tar expandirse. En consecuencia, no es posible considerar Ia sociedad de primates como un simple bastidor y al indi- yiduo como una unidad encasillable, pues el bastidor esté formado por las relaciones interindividuales y no existe nit: guna casilla vacia mientras no hay un individuo para o: parla. Dicho en otros términos, y éste es un punto de capital Importancia, sociedad e individuatidad no son dos realidades separadas que se ajustan una a 1a otra, pero hay un ambl- istema en que ambas se conforman y parasitan mutuamente de forma contradictoria y complementaria, La insereién del individuo en la sociedad no es estricta- mente funcional desde el punto de vista de ésta, pues apare- cen muchas pérdidas, «ruldoss, desordenes, etc. Si tomamos en consideracién la més individualizada de las estructuras Sociales, la de los chimpancés, se observa la existencia de exor- mes cantidades de tiempo y agitacién aparentemente «perdi 4 La soldadura epistemolégica dos» para la sociedad, de modo similar a como nos es dado Gisevvar un prodigioso desperdicio de-acion, palabras, bro. nas, ctcaien las sociedades humanas sin «utilidad» social Sin embargo, esta ‘agitacién browniana, epifenoménica (este enuidos), es al mismo tiempo un aspecto de Ja riqueza meta: bolica del ambisistema, que se expresa a través de la inten sidad de las relaciones afectivas, mil pequefios goces indivi Guales, mil eflorescencias, mil naderias. Inversamente, desde fl punto de vista del individuo, las obligaciones sociales de odo tipo intervienen sin solucién de.continuidad como «ru dos» que perturban su libre expresion y su pleno desarrollo. ‘Ast pues, aparecen en el ambisistema equivocos y «rui dos» de cada uno de los elementos en relacién a los otros, pero a través de estos movimientos demasiado desordenados, ypor un lado, y estas obligationes demasiado rigidas por et Otro, se establecen las interferencias que constituyen Ia propia esencia tanto del individuo como de la sociedad. La comple- jidad aparece en esta combinacién individuos/sociedad acom- pafiada de desérdenes e incertiduimbres y se conforma a par. lir de la permanente-ambigtiedad de su complementariedad, de su competitividad y, en el limite, de su antagonismo. Observamos aqui con toda claridad Ia manifestacién de tun rasgo de complejidad l6gica que aparecera en las socieda des humanas: tanto la relacién interindividual como Ia que surge entre cada individuo y el grupo estén gobernadas por tun doble principio, cooperacién-solidaridad por un lado, y competicién-antagonismo por el otro. La relacién individuo a individuo, tan pronto solidaria como conflictiva, alimenta el doble principio complementariedad-antagonismo de Ia orga nizacién social que en la sociedad de antropoides se asienta con mayor complejidad que en las de los demés primates Por otro lado, se observa a nivel sociolégico este fenémeno que tanto chocaba a Hegel, quien se admiraba de que el ind! viduo que crefa obrar para la consecucién de sus objetivos personales se viera de hecho sometido a una «artimafia de la Tazén» que le hacia trabajar objetivamente para el interés colectiva, A decir verdad, esta conjugacién de intereses no es, en modo alguno, més armoniosa entre los primates que entre los hombres, 'y la combinacién resulta slempre bas- tarda, incierta y aleatoria, moviéndose entre el egocentrismo 45 Et paradigma perdido individualista y el sociocentrismo colectivo. Debemos tener muy presente Jo que la extremadamente hermosa, pero sim plista, Raz6n‘hegeliana\camuflaba, es decir, que ¢l juego eg0- sociocéntrico no siempre se dilucida en provecho de la colec- tividad. No hay momento alguno en que no nos enfrentemos con una relativa e incompleta integracién de las agresiones y pulsiones, una serie de conflictos en los 4mbitos de la jerar- quia, el rango, el estatuto y Ia solidaridad general. Sin em: Bargo, este caricter bastardo ¢ incierto, este orden que se alimenta del desorden para su propia organizacién, sin con- seguir jamés absorberlo ni reducirlo totalmente, es precisa: mente el signo, el indicio, de ta complejidad. La relacién compleja: especie-individuo-sociedad Debe introducirse la relacién ambigua individuo-sociedad en el marco de la también ambigua relacién ternaria especie: {ndividuo-sociedad, Hay caracteres genéticos propios de los primates sociaimente avanzados que estén encargados de im Pulsar el desarrollo del cerebro, las miltiples predisposi Zones intelectuales, afectivas y comunicativas, el juego sutil que aparece entre lo innato y lo adquirido, ei debilitamiento ea Intolerancia en los machos, etc. y estos diversos caracte tes les permiten organizarse socialmente y aleanzar su dese: rrollo individual segtn el esquema que acabamos de indicat. Los tres subgrupos adultos machos/hembras/jévenes son biocastas, y casi podrfamos decir bioclases, cuya separaciér, complementariedad y oposicién tienen su origen en Ia dife- renciacién biolégica. Sin embargo la organizaci6n social no fs una pura y simple traduccién de las diferencias d J edad. En realidad es mucho més exacto decir que la’ dife- Tenclacién biol6gica stricto sensu de edad y sexo es utilizada por y para la diferenciacién social. Como se ha visto, la vida Focial extrac una simbolizacién de las relaciones biolégices fundamentales de reproduccién preexistentes (sexualidad, afecto madre-hijo, incompatibilidad entre machos) y la trans: porta hasta un plano situado por encima y més allé de éstas, T fin de desarrollar st propia organizacién, Por ejemplo, un Simbolismo derivado de la Telacién sexual es empleado entre 46 La soldadura epistemotigica ed St ra Lace oe intolerancia sexual entre machos tiende a metamorf sea en el espiritu competitivo que fundam la uizacion ero la autorreproduccién biolégica sustenta Ia perpetuacién Hay, pues, ambisistema biosocial y, en caso de que se le ad. ambiguo. Ya en el individuo observamos la inexistencia ae una rigurosa conjuncién entre procreaciés 7 L maternal de la més tierna infancia acabard constituyéndose ninguna si ta convirtén dose en el manana el sentimentalsme hum das ni una Frontera clara entre lo biol6gico, la Social y lo ind vidual, sin n equivocos, sino una mezcla de complementariedad, com- Petencia y, en el limite, antagonismo, La sociedad vy el indi- Viduo estin al servicio de Ia especie, a especie esté al servi io de la sociedad y del individuo, pero siempre de forma compleja, con una zona de ambigtiedad, contradicciones ¢ Indecisiones. Y ciertamente son estas ambigliedades, estas a7 El paradigms perdido contradicciones, estas indecisiones las que la humanidad ele- var a un nivel jamas conocido. Complejidad y «contradicciones» a sociedad ie ls pimatis ramon consitae wr éxto de lategcin compleja de elementos notablemente diversi Sere te ge sola combipa is complementariedades Se ae Savane. renee es am anpocto de la compicfided socal se ene, oe Sear de competicion/jerarcla entre Sree res cotee esis y lon muchos jovencs, PD achat adultes dene competcin no pune desemboctr acto ous Wrens rigs © en la fatal dispersion, 20° aoe a eplitiad sosal acabaria viéndowe See ior tan’ serie do amortiguadoces aderied | Benates ards adelante, pore progresar en compleldad | eit eer eccee *tus Goatdncarmete In competion y Ta jeargua cae setae cs es des dearer ete eos factres de co | pera’ nisin a wer que caeer pucntes section reindidutes ete adios 9 jvenes aeceetan ie intepraion aval ee los primates ae nidos paste tensideraise ya dotada a complldad en sees Piece comporta anagonsmor 9 desoden, no are sco de depechos que éerprence in orpsivotn ett Semon parlance consis de la oe ee ee alone, a conperaciiny Ia complementaviedad eee ones que se oponen de modo absolut (ont | BRIBERRS ST asTcompelciones, conto y-antagontancs amen) tatyen ron ellos una eapens de dos oles & tree de oy cmos s conforma de maseraosilant aor vinci sca Beta anblguedad de pinpo se encueatin 8 | Bibs fy Ries Nemes sto anterormente qc as rela et rinaltdalesosclan eae ol mtching 9 etn net puto une ir para mantener a iae den Jr Sree a lad ssi de lor inaiidaes Ya hemos ince Sets Jats mem qs hay wt no Bemo entagoniono Y 48 La soldadura epistemotigica complementariedad potenciales entre el individuo que pers je sus intereseS personales y el interés de la organizacién Srtectiva, pero también hemos indicado que este sistema no {5 tan armonioso como habia sofiada Hegel, pues impone, no sélo grandes pérdidas, sino también grandes frustraciones en Jos que se hallan ubicados en las capas inferiores de 1a escala social. El principio de jerarqufa tiene dos caras, una inte: gradora y otra de explotacién del mono por el mono, y como puede observarse nosotros hemos heredado las rafces de la Gesigualdad social, Io que hace que este problema sea no inso- juble, sino radical. “ ‘Las relaciones entre dominacién/cooperacién, 0 conflic- to/dotidaridad, en el seno de Ia sociedad son sumamente va- iables segtin las especies y las condiciones jecol6gicas. En principio, las sociedades de bosque se hallan menos centra- lizadas, menos jerarquizadas, y como consecuencia los anta- gonismos individuales y colectivos pierden violencia. De todas formas no deja de existir un antagonismo latente entre el ‘grupo central que ejerce el dominio y el grupo marginal cons- Aituido por los jévenes y, en ciertos casos, el antagonismo se resuelve con Ia exclusién de éstos o la prescripcién del poder de los fuertes. As{ pues, la sociedad formada por los primates més evo- Jucionados ya se ve sometida a «contradiccioness, que no dejan de ser a un mismo tiempo condiciones de la comp! Jidad social y obstéculos al progreso de dicha complejidad, En tales Sociedades hay fuerzas de desorden que no co- rrespondeh a entrop{as individuales (senectud y muerte), sino {que son entropias propiamente sociales debidas a la parte de aleatoriedades individuales que la sociedad debe reabsor- ver y a los antagonismos organizativos que, por otra parte, tan necesarios son a su complejidad. Pero, repit4mosio, el desorden (conductas aleatorias, competiciones, confljctos) €s ambiguo pues, de una parte, es uno de los componentes del orden socal (diversidad, variedad fexbilidad, complejdad) mieniras que de otra ‘sigue comporténdose’ estrictamente Somo dsorden, dei somo amensin. de, desintgraci \in’en esta ultima faceta es Ia amenaza permanente repre sentada por el desorden Ia que otorg a la soctedad su carto ivo de reorganizacién permanente. El orden 49 El paradigm perdido evivos, radicalmente distinto del orden mecénico; es aquel Que renace sin cesar, En efecto, el desorden se ve constante- mente absorbido por Ia organizacién, recuperado y meta morfoseado en su contrario (jerarquia), o bien expulsado el ‘exterior (desviados) o mantenido en la periferia (bandas mar ginales de jévenes). Absorbido, expulsado, recuperado, meta morfoseado, ef desorden renace sin cesar y to mismo hace por su parte, et orden social. Aqui es donde aparece la 10- gica, el secreto, el misterio de la complejidad y el sentido profundo del término auto-organizacién: una sociedad se futoproduce sin cesar porgue constantemente se estd auto destruyendo. I surgimiento de una protocudtura estos procesos emergen tintdamente una serie de pe aquefas innovaciones que pueden ser integradas en el com Fortamiento social y 2 las que se puede considerar como ax Tecedentes de los fendmenos de innovacién, integraciéa y fransmisién culturales propios de las sociedades humancs. Un estudio continuado de os macacos de la isla de Kyusht hia permilide detectar algunos de ellos. Un grupo de maca tos" gue vivia en el lindero del bosque tenfa Ia costumbre de allmentarse de tubéreulos que Himpiaban con las manos tine ver deventerrados, Incidentalmente un joven se apro« id als onlla del mar y dej6 caer en él uno de tales tubércs ios, Lo rexogié. y deseubsié de esta forma que no sélo el agua del mar le ovitaba limpiarlos manualmente, sing que le Proporcionaba la ventaja de devolvérselos sazonatos. Tom el Paeito de sumergir en el mar los tubéreulos que se comia y fe actitud pronto fue imitada por otros jOvenes del gruro, péro no por los viejos; sin embargo Ta nucva_costumbr Errendi' To large de-Tn-sigitente eneracion. Desde aqvel ‘Famento os macecos ampliaron si pac social para inlair Tr oilla del mar, lo que implicé que integraran a st nueva at mentacién algunos pequeflos efustéceos y Mariscos, E] em Erion de cultures de esta sociedad, es decir, las précticat ¥ faberes de earfeter no innato se habfan enriquecido, El pro tho de sanovaelén habia partido de un joven ¥ se habia exten. La “soldadura epistemolégica ido répidamente entre el grupo marginal de sus compafieros, a innovaciGn integrada se convirtio en costumbre en el mo- mento en que los jdvenes alcanzaron la madurez y se integra- son a la clase formada por los adultos, entrafiando a un mismo tiempo una cascada de pequeiias innovaciones que acabarian convirtigndose también en costumbres. Ciertamente se trata de un fenémeno de escasa importancia y las modificaciones de este orden en la vida social de los primates, incluso entre Jos mds evolucionados, son sin duda alguna bastante escasas fn uti nicho ecoldgico dado. Sin embargo, no dejaré de cons fatarse que la existencia de un grupo de jévenes curiosos, con afin de juego y explotacién, a la vem que marginales y alejados de Jos centros de poder del grupo, constituyen una frontera abierta para Ia globalidad social en Ia que se inte- gran, a través de 1a cual pueden surgir elementos nuevos sus. ceptibles de desencadenar un cambio. En el caso que acabamos de ver el origen del cambio es jun acontecimiento que se transforma en innovacién social para acabar convirtiéndose en costumbre una vez se ha cap- tado su carécter prdctico y agradable. Las condiciones de innovacién son las conductas que se desvian de la norma ge- neral de un modo fortuito y que tienen normalmente su ori- gen entre los jévencs, es Gccir, desde el punto de vista de la integracién social, del eruido» 0 desorden. Podemos captar sobre lo vivo la transformacién de un «ruido» en informacién Ya integracién de un elemento nuevo, fruto de una conducta aleatoria, en el orden social complejo. Nos hallamos en el despertar de la evolucién sociocultural El mensaje del chimpancé Entre todos los primates vivientes, el més préximo al hombre desde todos los puntos de vista es el chimpancé. El estudio Uevado a cabo par, J. van, Lawick-Goodall (1971) nos hha aportado un testimonio’ de incalculable valor sobre una Sociedad de chimpancés en libertad. El chimpancé es omni voro y ocasionalmente carnivore. Practica ocasionalmente la caza yes posible observar a un mismo tiempo Y estrategia de acorralamiento y distraccién cu Et paradigma perdido tivo es cobrar pequefios potamoqueros. Ocasionalmente se sirve de bastones que blande contra un adversario de otra especie y, también de modo ocasional, da forma a una he: rramienta, es decir, modifica un objeto natural, como suce de con esta especie de camuto que introduce en’el termitero para succionar las termitas. Ocasionalmente anda o corre apoyandose tan sélo en sus miembros posteriores. Como muy bien ha destacado Moscovici, manifiesta. de. forma espord: dica y ocasional algunos de los rasgos hasta hace poco con siderados como especificos de la especie humana, para la que se han convertido en basicos y permanentes: la caza, la técnica y el bipedismo, Entre los chimpancés la relacién madre-hijo es particular: mente prolongada: 4 afios. La pubertad se manifiesta rela tivamente tarde, entre los 7 y 8 aflos, y 1a adolescencia so- cial acostumbra @ durar otros 7 u 8 afios més. Los sentimien. tos:afectivos de ternura y amistad parecen hallarse particu larmente desarroliados cntre ellos, El hijo mantiene duran- te mucho tiempo, una especial relacién con su madre, proba Dlemente hasta su muerte; el hermano y la hermana que han sido educados conjuntamente siguen siendo amigos a lo largo de toda su vida. El chimpancé transporta al campo de las amistades adolescentes Ias manifestaciones de ternura, como abrazos y proto-besos (lips-smacking). De modo idén. tico a como sucede con el hombre (aspecto muy frecuente- mente olvidado), para el chimpancé la mano es un instr mento de comunicacién afectiva: caricias, apretones de ma- nos. Incluso es fécil ver cémo dos jévenes amigos salen de paseo dandose el brazo. El chimpencé no sélo es afectuoso, también es profunds- mente afectivo, y este aspecto le aproxima asimismo al om bre, Es emotivo, ansioso, juguetén, entra facilmente en resc- nancia con la vida del medio ambiente que le rodea y se observa la aparicién de instrumentacién ritmica y danza en los brotes de «carnaval» que organiza (Reynolds), EL de in afectvidad va patalclo (e incl soot fue be hale VAISS Coe Tae ne Ugencia. Desde hace ya bastante tiempo se Habla hecho hir- ‘capié ca Ja capacidad de adaptacién a condiciones de vida sumamente diversas que pusee el chimpancé, capacldad qu 52 La soldaidura epistemolégica se traduce en miltiples manifestaciones de Ingenio, Se ha- i levado a! exbb en el laboratorio experimentos oélcbres biPjos que el chimpancé resolvia problemas tales como coger Sh platano que parecia hallarse fuera de su alcance. Sin em- argo ha sido necesario alcanzar los iltimos afios de la dé eada de los 60 para que dos tipos de experimento, el de Pre- snack (1971) sobre el chimpancé Sarah y el de Gardner (1969, 4971) sobre el chimpancé Washoe, nos revelaran aptitudes {ntelectuales invisibles hasta entonces para el observador 0 inerplotadas en las condiciones naturales en que se desen- wuelve st existencia social. Todas las tentativas anteriores para ensefiar el lenguaje humano a j6venes chimpancés ha ban fracasado hasta entonces y Ia teorfa dominante al res pecto era de que el chimpancé no podtfa disponer de Ia aptitud Perebral necesaria al avrendizaie y uso del lenpuaje. Los Gard- ner fan ensefiado a Washoe los rudimentos de un lenguaje de gestos basado en el que emplean los sordomudos. Premack ha ensefiado a Sarah un lenguaje compuesto por signos es- ritos sobre fichas. Washoe disponfa a Tos cinco afios de edad de un renertorio compuesto por 550 s{mbolos (entre ellos, va- mos, dulce, sucio, abrir, juguemos al escondite, etc.) que utilizaba para construir determinadas frases segiin una sin- taxis elemental, Asimismo, Sarah podia dialogar con Premack componiendo frases con los signos dibujados en sus fichas. Parece ser, pues, que lo que le falta al chimpancé para dis poner de un sistema de comunfcaciones mAs rico que el que fle basta para su existencia hippie en el bosque no es Ta ap- {ited cerebral, sno ta aptitnd glétin yl estimulo sal ne leesaios. Mas al aie el hecho de ser perfectamente apto ‘para einplear de forma elemental un lenguaje no fonético y, evidentemente, no alfabético, lo aue se puso de manifiesto, precisamente a través de su aptitud para emplear tal len- zuaje, es que el joven chimpancé posela dos cualidades que se ctefan sélidamente vinculadas a la cultura e inteligencia hhumanas, Ia conciencia de su propia identidad y el ejercicio de la computacién, Una pelicula filmada por los Gardner nos revela el primero de los aspectos apuntados. Washoe se di vertfa mucho con un espejo, Un dia el ayudante de los Gard ner le pregunté por gestos, sefialando Ja imagen reflejada en el espejo, «cquién ex éste2» y Washoe respondié: «Yo 33 Et paradigma perdido (Indice sefialando a su pecho), Washoe (caricia sobre una de sus orejas que, convencionalmente, significaba Washoe). Por su parte, Gallup (1970) confirmaba de forma ingeniosa el descubrimiento dejando a una serie de chimpancés que se miraran en un espejo, durmiéndojes posteriormente y,emba- durndndoles Jas mejillas durante el suefio. Al despertar, todos los chimpancés se levaban las manos a sus mefillas en cuan- to se les colocaba ante un espejo. Tomacdos aisladamente, los dos expetimentos que acsba- mos de indicar tal vez puedan ser sospechosos de ser el pro- ducto de un azar seleccionado por investigadores demasiedo vidos por demostrar su tesis 0 el resultado mimético de una conducta sugerida por los experimentadores. Sin embargo, Ja convergencia de sus resultados nos autoriza a poner ya fen entredicho el dogma que reserva exclusivamente al hom- bre, no sélo la conciencia de su propia identidad, sino tam. ign la vinculacién existente entre el ego subjetivo y la ima- gen objetiva de s{ mismo. Por otro lado, Premack observé cémo Sarah efectuaba operaciones légicas en problemas planteados en base a obje~ tos empiricos, es decir, que manifestaba poser a un mismo tiempo pensamiento y' conocimiento, Previamente habia in- troducido en su lenguaje, a través de signos graficos, los sim bolos de identidad, equivalencia, diferencia, posible, imposi ble, més, menos, afirmacién y negacién, El «yo» de Washoe y el «pienso» de Sarah constituyen, una ver relacionados, um extraordinario cogito simiesco: «yo-pienso». Bien es verdad que el simio no pod{a operar este cogito valiéndose exclusi: sivamente de sus propios medios y que le ha sido necesaria Ja ayuda titelar del hombre. Aunque asf sea, no por ello deja de transmitimos un mensaje preexistente a nuestra ayvdat *Yo, yo soy capaz de pensars. 4. LA BRECHA Y LA SOLDADURA Seria inttil concebir Ja sociedad m4s compleja formada por primates como el modelo de las sociedades humanas més fareaicas, pues bastaria con observar que aquella_carece de téonica, lenguaje, cultura y nociéndepateridad. Sin embar- go es mas que plausible ver en Ia complejidad organizativa de las sociedades de babuinos, macacos y chimpancés los ras- ‘gos fundamentales de una sociedad primética avanzada cuya evolucién conducirfa a la sociedad arcaica de homo sapiens, Entre tales rasgos recalquemos la complejidad de la integra. cién social, la organizacién triddica machohembra-joven tal ‘como la hemos descrito en péginas anteriores, la fuerte so- lidaridad det grupo frente a agentes exteriores, la jerarquia yela desigualdad en el interior del mismo, Ia posibilidad de aplicar a tal sociedad las ntociones de rango, estatuto y rol. Tal como ha dicho Crook, lejos de ser una analogia con es- easos puntos de contacto con Ia vida humana, el praceso so- ial de seleccién que existe en las cuadrillas de babuinos y ‘macacos, la aparicién del parentesco, el rol y la cooperacién como clementos vitales de la organizacién y la movilidad Social de los machos, quiz sean rasgos de organizaciones en extremo similares a las de los més antiguos sistemas sociales ée los protohominidos» (Crook, 1971, p. 44). La consecuencia ¢ importante y ha sido reflejada con toda claridad en pala- 55 El paradigma perdido bras de Moscovici: «Estamos acostumbrados a la idea de que nuestra fisiologia y nuestra anatomia edescienden» de Is de los primates. En ai de que lo mismo sucede cop nuestro cuerpo social» vici, 1972, p. 221). > — i pasamos ahora a considerar Ja individualidad del chim pancé, queda claro que no son nuestra anatomia y nuestra fisiologia los tinicos vinculos de descendencia que nos ligan a di, sino que también lo hacen la afectividad y 1a inteligen- cia y, sin duda alguna, el lazo que enriquece mutuamente a ambas, Hemos dicho ya que el chimpancé almente faber, ocasionalmente cazador, ocasipnal Alia damos que, tanto como bipedo, es bimano” Pmputia un palo, se masturba, acaricia o da la mano. Ademds, tal como har puesto de manifiesto Premack y Gardner, es virtu apto para el desarrollo de un lenguaje elemental y para ejercicio Iégico'y semAntico, Tales aptitudes son tan poco empleadas por el chimpancé, como parcial y escaso es ¢l uso que hacen actualmente los hombres de las que posee enorme cerebro de sapien Asi pues, est4 claro que el antropoide superior se halla mucho menos alejado del hombre de cuanto se suponia. Ade- mas, mientras la primatologia impulsaba este acercamiento del antropoide al hombre, la prehistoria, de una forma crono: }égicamente paralela, en el curso de estos diez dltimos affos ha ido aproximando el hombre al antropoide. Desde el descubrimiento efectuado por Louis y Mary Lea- key en la quebrada de Olduvai el 13 de julio de 1959, hasta el de su hijo, Richard en el lago Rodolfo el 27 de agosto de 1972, cinco millones.de afios de prebistoria se han visto poblados por seres bipedos, los menos evolucionados de los cuales pre- sentan ya rasgos de hom{nidos mezc otros de an. tropoides (australopitecos robustos), mientras que los ¢) han alcanzado un mayor grado de evolucién (Mav 147 slo presentan una diferencia esencial respect del sapiens: el tamafio de su cerebro, Entre estos dos polos se encuentrany pequemos eres griiles, hombres por sus pies, ruchachos por su talla (1.20 m.) y peso (entre 20 y 25 ss.) cuasi-chimpancés por las dimensiones de su créneo (600 cr), pero ya faber, que edifica refugios, trabaja la piedra y prac. La soldddura epistemotdgica tica Ia caza, La batalla desencadenada alrededor de esta sim- jeza anatémica caus6 estragos entre los prehistoriadores. yacaso tal bfpedo constitufa simplemente el tipo femenino {fel australopiteco robusto, en cuyo caso el dimorfismo se- ual habria sido por cierto muy acentuado? ¢Se trataba acaso de un tipo particular de australopiteco, el australopiteco gré- cil? 2Seria, pues, necesario, tal como hacia Leroi-Gourham, lamar desde ahora australéntropo al australopiteco qué cons aruia herramientas? O por el contrario, zdebfa considerarse al tipo grécil (créneo de 600 cm') como al representante de una especie propiamente hominida, el komo habilis, que ca- bfa situar en una linea divergente a la representada por el australopiteco (especimenes. cada vez més diversos que iban siendo descubiertos por todas partes)? En el estadio actual de las investigaciones lo més probable parece ser que Ia pal ma, en cuanto a antigiiedad como ancestro directo del homo, quepa adjudicarla al Man 1470. Tal vez I rama de homninidos se separé de Ia de los antropoides en una época muy primi tiva (Man 1470 data de unos 2.600.000 afios), pero si asf fue es realmente un hecho notable que hayan podido coexistir sobré la materna tierra africana dos o tres-especies diferen- tes durante quizd dos o tres millones de afios. Una de tales especies corresponderfa a individuos muy semejantes atin a Jos antropoides, mientras que Ia més avanzada todavia se halla lejos de homo sapiens en lo que se refiere a su capaci- dad craneana (Man 1470, 800 cm). Esta tiltima especie bien estuviera formada por antropoides hominizantes 0 por homi- nidos primitivos, no hay duda de que practicaba aproximada- mente el mismo tipo de vida que los primates. de sabana, fabricaba armas, herramientas y albergues, es decir, dispo- nia de una organizacién social de igual complejidad. Vemos pues aleanzar grados de howiinizacién desde los aspectos téc- nico y socioldgico a seres que en modo alguno son los ante- cesores directos del hombre actual y, a un mismo tiempo, vemos gue los antepasados del hombre parten, técnica y so- eloldgicamente, de un nivel ya alcanzado por una o varias de las otras especies de primates. Establecer relacién entre los turbadores descubrimientos dé la quebrada de Olduvai y del lago Rodolfo y los avances efectuados en los campos de Ta sociologia y la psicologia de 37 El paradigma perdido Jos primates nos da la posibilidad, por una parte, de vincular antropoides y hom{nidos y, por otra, el hominido con et hombre, ‘De un solo golpe vemos saltar por los aires el cerrojo que separaba al. primate del hombre y abrirse la cadena de la hominizaci6n! Esta, partiendo de un X... desconocido, pasa ria por Man 1470 (capacidad craneana de 800 cm) para llegar fl homo sapiens (1.500 cm’), no como primer esiabén, sino como término de la hominizacién, Tal como veremos, es altamente probable que no sélo el utillaje, sino la caza, el Ienguaje y la cultura, hayan apareci do durante el proceso de hominizacién en época anterior al nacimiento de la especie propiamente humana de sapiens. Pot consiguiente, Ia hominizacién es un proceso complejo de des farrollo inmerso en la historia natural de cuyo ‘seno emerge. Ja cultura, La vinculacién empirica que se establece entre el hombre y el primate arroja luz, no sélo sobre un inmenso abismo de 3.4 10 millones de afios, sino sobre una insondable ‘noche conceptual, sima impensada e impensable del antropologis- mo en la que no habla ni hombre, ni animal, ni cultura, ni naturaleza, ‘A partic de ahora tal vacfo se ver ocupadopor.un anh mal humano. una + ja elaboracién cultu- da_a_una olégica, Es en esta ferFa iitcog-. donde ios conceptos de vida, animal, hombre y cultura pierden su rigidez. y suficiencia. ste es el punto donde deben estallar los dos dominics epistemolégicamente cerrados del biologismo y del antropo- fogismo, pues es ab{ donde ni Ja vida ni el hombre pueden ser concebidos como entidades sustanciales, claras, repuls vas, ni incluso (auingue esto, signifique un progreso) asocis- tivas. Lo que resulta deteriorado de forma irremediable, 5 Ta concepeién insular del hombre. Fl torpedo surgido de la que- frada de Olduvai ha abjerto una brecha decisiva bajo la 1, Cadena en la que el australopiteco y él homo habitis serian dos ramificacioues geneticamente estriles, pero sociolégicamente sixoifice 58 La soldadura epistemotdgica tinea de flotacién del antropologismo. El hombre deja por Utdoto de convertirse en un «mono asesino» (Ardrey, 1963) Jo emono desnudo» (Desmond Morris, 1970); la hominidad oes reabsorbida y adaptada en el marco del bioligismo; m0 Concepto cerrado no sustituye a otro concepto cerrado, Pero también salta por los aires el concepto insular de ta vida, que ya habia sido herido de gravedad poco antes. Ya wees solo el hombre el que no puede ser reducido a términos Piolégicos, es la propia biologia la que no puede verse redu- ida al biologismo. Esta doble ruptura (del biologismo y del antropologismo) aun dole aperiura (dl concep dela y dsl concepts de hombre) tiene a nuestros ojos una capital importancia. La apertura a la vida del concepto de hombre no es sélo nece- saria para el desarrollo de la ciencia del hombre, 1o es tam- bidn para que se desarrolle la ciencia de la vida; la apertura de Ia nocién de vida es en sf misma una condiciOn necesaria para que se produzca la apértura y el desarrollo en la ciencia Gel hombre. La insuficiencia de une y otra deben valerse inevitablemente de un punto de vista tedrico que, a un mismo tiempo, pueda unirlas y distinguirlas, es decir, que permita yestimule ef desarrollo de una teorfa de la auto-organizacién ¥ de una Iégica de Ia complejidad ‘Asi pues, la cuestién del origen del hombre y de la cultura no es simplemente una ignorancia que debemos subsanar, una curiosidad que necesitamos satisfacer. Se trata de un problema de inmenso alcance teérico, miltiple y general. Es el mudo gordiano que asegura Ia soldadura epistemolégica entre naturaleze-cultura, entre anirhalthombre, Es el sitio jus- to donde debemos buscar los cimientos de la antropologia.

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