Procesal Civil
Módulo: Medidas Cautelares.
Índice
Bienvenida 3
Objetivos 4
Programa 4
Material 5
Universidad Blas Pascal Derechos Reservados – Prohibida la distribución y difusión de este material de manera parcial o total.
Unidades:
Unidad 1 6
Unidad 2 35
Unidad 3 101
Luego de analizar los requisitos y caracteres generales que revisten las medidas
cautelares, analizaremos seguidamente otras instituciones vinculadas, creadas
por vía jurisprudencial. A saber las medidas autosatisfactivas y la tutela anticipada.
Finalmente estudiaremos las medidas cautelares en particular y su aplicabilidad
práctica. Referenciando en cada caso su aplicación jurisprudencial, cuando
existan interpretaciones que vayan más allá del texto legal.
Específico
Eje 2: Embargo
Tema 1: Clases de embargo. Sustitución-Variación. Ampliación-Reducción.
Procedimiento para la traba del embargo.
Tema 2: Bienes Inembargables. Análisis de los supuestos de inembargabilidad
contenidos en el art. 542 del C.P.C.C. y 219 del C.P.C.N. Régimen de
protección de la vivienda C.C.C.N. Normativa de protección general. Análisis de
los supuestos previstos. Casos contenidos en otras leyes. Embargo contra el
Estado.
Tema 3. Levantamiento de Embargo. Bien embargado adquirido por un tercero.
Privilegio primer embargante.
Material complementario
provisionalidad y mutabilidad.
Para contestar este interrogante partimos de una definición genérica como la que
brinda Podetti(1) , para quien “... las medidas cautelares son actos procesales
del órgano jurisdiccional adoptados en el curso de un proceso de cualquier tipo
o previamente a él, a pedido de interesados o de oficio, para asegurar bienes
o pruebas o mantener situaciones de hecho o para seguridad de personas o
satisfacción de sus necesidades urgentes; como un anticipo, que puede o no
ser definitivo, de la garantía jurisdiccional de la defensa de la persona y de los
bienes (art. 18 Constitución Nacional) y para hacer eficaces las sentencias de los
jueces”.
Se sostiene que el acreedor puede exigir la venta judicial de los bienes del deudor,
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Por otra parte, tenemos las llamadas “medidas autosatisfactivas” sobre las cuales
existen serias discrepancias sobre su naturaleza jurídica. Existe abundante
doctrina sobre el tema que sostiene que éstas se caracterizan por ser un
proceso autónomo, que se agota en sí mismo, con coincidencia entre el objeto
de la pretensión preventiva y la sustancial. Entonces, al carecer las mismas de
instrumentalidad, no se las considera medidas cautelares.
-Instrumentalidad:
Las medidas cautelares están al servicio del juicio principal del cual dependen,
buscando garantizar justamente el cumplimiento de la sentencia que se dicte en aquel.
Como consecuencia de este carácter, es que la finalización del proceso principal
(por ej: perención de instancia), implica la caducidad de las medidas cautelares.
En este aspecto resulta acertado lo apuntado por doctrina nacional, en el sentido
de que cuando falta este carácter, no estaríamos ya en presencia de una medida
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- Provisionalidad:
Implica que las medidas cautelares no son definitivas, sino que están
supeditadas a la subsistencia de las circunstancias fácticas que originaron
su nacimiento. Ello se refleja en el art. 462 del Código Procesal Civil y
Comercial de Córdoba (C.P.C.C.) que otorga la posibilidad de solicitar su
levantamiento luego de la cesación de las circunstancias que la determinaron.
En el orden nacional, una disposición similar se encuentra contenida en
el art. 202 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (C.P.C.N.).
El levantamiento procede sólo a pedido de parte, salvo que haya recaído sobre
terceros extraños al proceso (no puede decretarse de oficio como está previsto
en el art.220 CPCN). Ante el pedido del levantamiento de una medida cautelar se
requerirá oír a la contraria, por lo general a través de una vista. Sin embargo, un
caso particular es el previsto por el art. 5 de la Ley Provincial 8250 (Consolidación
de la Deuda Pública), que faculta a los representantes del Estado Provincial (y
entes comprendidos en el art.3 de la misma ley) a solicitar el levantamiento
de todas las medidas cautelares dictadas en su contra; en cuyo caso, el
levantamiento debe disponerse inmediatamente, sin sustanciación.
A su vez, el art 464 (modificado por ley 9280), dispone que en esos mismos
supuestos, cuando los bienes sean necesarios para el funcionamiento del
establecimiento, el Tribunal podrá autorizar la realización de los actos necesarios
para no comprometer el proceso de fabricación o comercialización.
Por supuesto que uno de los requisitos intrínsecos de estas medidas es que
el bien sobre el que va a recaer la misma pertenezca a la persona contra la
cual se dirige la precautoria; de lo contrario deberá ser rechazada in límine.
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En el C.P.C.C. este requisito surge del art. 456, que ordena que el escrito debe
expresar “... el derecho que se pretende asegurar...”. A su vez, el art. 457
establece la posibilidad de ofrecer prueba testimonial a los fines de acreditarla.
- Peligro en la demora.
- Contracautela.
El art. 459 del C.P.C.C. establece que: “El solicitante deberá prestar fianza
u otra caución, según el caso…” Como se desprende de la norma la ley es
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Módulo : Medidas Cautelares 12
amplia permitiendo diversos tipos de cauciones. De tal manera se pueden exigir
caución real: hipoteca prenda, depósito de títulos o valores, embargo de bienes,
resultando afectados bienes determinados; o personal: fianza(10) .
Por su parte el art. 199 C.P.C.N establece: “La medida precautoria sólo podrá
decretarse bajo la responsabilidad de la parte que la solicitare, quien deberá dar
caución por todas las costas y daños y perjuicios que pudiere ocasionar en los
supuestos previstos en el primer párrafo del artículo 208.
En la actualidad y a partir del dictado del Ac. Regl. N°1357 Serie A de fecha
02/05/2016, las fianzas se ofrecen electrónicamente. El Tribunal se encarga de
cargar los datos del letrado fiador en el Sistema de Administración de Causas
(S.A.C) – matrícula del letrado y monto de la fianza- y luego ese letrado, sin
necesidad de concurrir al Tribunal, podrá desde su Sistema de Extranet ratificarla.
De este modo, el registro electrónico pudo sustituir con el mismo o mayor grado
de eficacia y certeza la ratificación de la fianza ofrecida por el letrado en el Libro
Actas de Fianzas del tribunal.
a) Exenciones de la contracautela:
b) Responsabilidad
El art. 459 del C.P.C.C. establece que: “El solicitante deberá prestar fianza u otra
caución, según el caso, por las costas y daños y perjuicios, si resultare que el
derecho que se pretende asegurar no existe.”
este deber de responsabilidad sin dolo, culpa, agregando que si el art. 1071
C.C. Velezano – hoy arts. 9 a 14, 52 y 240 del CC y CN Ley 26.994- establecía
que el ejercicio regular de un derecho no puede constituir en ilícito ningún acto,
mal podría la traba de una cautelar lícita estar en la fuente de un reproche civil de
indemnización, máxime cuando el afectado cuenta con recursos procesales para
cuestionar su procedencia o extensión…”. “A esta postura adhieren la mayoría de
los códigos procesales y algunos autores quienes aligeran la carga probatoria del
afectado al considerar que el levantamiento de la medida crea para el cautelado
una presunción “iuris tantum” a su favor en el sentido de la ilegitimidad de la
cautelar, postura que importa una inversión de la carga probatoria desde que
será el solicitante de la medida quien deberá probar que obró sin dolo, culpa o
negligencia…”.(14)
Hoy, la novel legislación (ley 26.994) recepta estos principios en los siguientes
artículos: Art. 9: “Los derechos deben ser ejercidos de buena fe.”; Art. 10: “El
ejercicio regular de un derecho propio o el cumplimiento de una obligación legal
no puede constituir como ilícito ningún acto. La ley no ampara el ejercicio abusivo
de los derechos. Se considera tal el que contraría los fines del ordenamiento
jurídico o el que excede los límites impuestos por la buena fe, la moral y las
buenas costumbres. El juez debe ordenar lo necesario para evitar los efectos del
ejercicio abusivo o de la situación jurídica abusiva y, si correspondiere, procurar
la reposición al estado de hecho anterior y fijar una indemnización.”. Art. 11: “Lo
dispuesto en los arts. 9 y 10 se aplica cuando se abuse de una posición dominante
en el mercado, sin perjuicio de las disposiciones específicas contempladas en
leyes especiales.” Por último, art. 240: “El ejercicio de los derechos individuales
sobre los bienes mencionados en las Secciones 1° y 2° debe ser compatible
con los derechos de incidencia colectiva. Debe conformarse a las normas del
derecho administrativo nacional y local dictadas en el interés público y no debe
afectar el funcionamiento ni la sustentabilidad de los ecosistemas de la flora, la
fauna, la biodiversidad, el agua, los valores culturales, el paisaje, entre otros,
según los criterios previstos en la ley especial.”
Claro está que atribuirle carácter objetivo contraría “… la tesis jurisprudencial
mayoritaria, que niega el carácter objetivo de esta responsabilidad, ve en el abuso
un factor subjetivo, junto a la culpa y el dolo…” (Kemelmajer de Carlucci, Aída,
“Principios y tendencias en torno al abuso del derecho en Argentina” en Revista
de Derecho Privado y Comunitario, Ed Rubinzal- Culzoni, Santa Fe, 1998, n°16,
Abuso del derecho, pág. 253. (23)
Por otra parte, los sostenedores de esta tesis intermedia advierten que el
sistema ritual dispone también que “...la determinación del monto de los daños
y perjuicios se sustanciará por vía incidental” lo que importa prescindir de la
discusión acerca de la existencia misma del daño, estando establecida la vía
incidental para determinar sólo la quaestio quanti. Por ello, se han expedido
sobre la inconstitucionalidad del art. 466 del C.P.C.C. por invadir la facultad
legisferante de la órbita nacional (art. 75 inc. 12 C.N); pues estatuye sobre un
factor de atribución en la órbita de la responsabilidad extracontractual, cuya
regulación corresponde al Congreso de la Nación (al igual que las leyes de la
inembargabilidad de la vivienda única).(25)
De la lectura del artículo reformado se puede inferir que se vuelve a las reglas
generales de la responsabilidad, ya que se elimina la frase “si resultare que el
derecho que se pretende asegurar no existe” y se sienta la premisa general de
que la contracautela responde por los daños y perjuicios que se causaren “con
la traba de la medida cautelar”, los que deberán acreditarse mediante el juicio de
daños correspondiente. También se elimina la vía incidental para la cuantificación
de los mismos.
REGLAS PROCESALES
• La medida cautelar es trabada inaudita parte, o sea sin audiencia del contrario
(art. 458 C.P.C.C.). Ante la petición, el Tribunal resuelve conceder o no la
cautelar, tomando en cuenta si se cumplen los presupuestos de las mismas,
en base solamente a la petición del interesado; es decir, sin contradictorio.
Ello porque si se le notificara al afectado, éste tendría la posibilidad de frustrar
el objeto a que tiende. La notificación de la medida, es efectuada después de
haber sido cumplida (art. 156 C.P.C.C.); por lo que el embargado dispondrá
de los medios impugnativos una vez cumplida la providencia.(27.a)
Por su parte el C.P.C.N en su art. 196 establece que los jueces no deben decretar
medidas cautelares cuando la causa no fuese de su competencia, pero, si un
juez incompetente dispone una medida cautelar, será válida – si cumple con
las prescripciones establecidas para las medidas cautelares-, debiendo luego
remitir las actuaciones al juez competente.
Ahora bien, cuando la medida es ordenada por un Estado para ser cumplido o
ejecutado en otro, o sea ante el juez que se encuentra ubicada la persona o el bien
sobre la que debe recaer,(35) nos encontramos ante la llamada medida cautelar
internacional, para cuya regulación debe estarse a la legislación internacional
pertinente (vgr. Convención sobre procedimiento Civil de La Haya, Convención
Interamericana sobre Cumplimiento de Medidas Cautelares de Montevideo
de 1979, o el Protocolo de Medidas Cautelares de Ouro Preto 1994).(36)
El art 7 inc. 4° del CPCC otorga a los jueces de paz, de manera similar al juez
civil, con competencia territorial, la posibilidad de decretar medidas cautelares
antes de promoverse la demanda en caso de urgencia. La norma que regula la
competencia de los Jueces de Paz y que demarca su posibilidad de actuación
es el art. 49 inc 1 de la Ley 8435, el que establece que estos funcionarios
conocerán de los asuntos civiles y comerciales en los que el valor cuestionado
no supere los cuarenta ius. Este límite tiene como excepción lo dispuesto en el
art 7 inc 4 del CPCC, que dispone que los jueces de paz pueden realizar medidas
cautelares previas a la interposición de la demanda sólo en casos de urgencia.
Ante la posibilidad que se produjeran diferencias en la interpretación de la
expresión “casos de urgencia”, El Tribunal Superior de Justicia por Acuerdo n°230,
serie A, de fecha 16 de mayo del año 2000, estableció para estos funcionarios, la
exigencia de realización de un juicio de valor respecto a la situación de urgencia
sobre la que deben resolver y en su caso justificar el motivo de la misma. Sólo
en estos casos este funcionario debe entender y merituar que la actuación tardía
del tribunal de juicio podría frustrar la concreción de la cautelar pretendida, con
el consecuente detrimento patrimonial. (37)
Cuando las medidas precautorias son varias, basta con que una sola
se cumpla para que comience a correr el plazo de caducidad. (43)
Declarada la caducidad de la medida, no se podrá pedir una nueva antes de
la demanda, salvo que hubieran variado las circunstancias. Si bien no está
previsto en nuestra ley ritual, puede aplicarse analógicamente el art. 207
del C.P.C.N., que autoriza una vez interpuesta la demanda, a peticionar las
cautelares correspondientes si concurren los requisitos de procedencia. “Art.
207. - Se producirá la caducidad de pleno derecho de las medidas cautelares
que se hubieren ordenado y hecho efectivas antes del proceso, dentro de los
diez (10) días siguientes al de su traba, si tratándose de obligación exigible no se
interpusiere la demanda o no se iniciare el procedimiento de mediación prejudicial
obligatoria, según el caso, aunque la otra parte hubiese deducido recurso.”
¿Qué sucede con el plazo de caducidad previsto por el art. 465 C.P.C.C.?
La misma Ley de Mediación en su art. 70 modifica el art. 465 del C.P.C.C,
adicionando el último párrafo: “Si la medida cautelar se hubiere decretado antes
de la demanda, el peticionante deberá promoverla dentro de los diez (10) días
hábiles posteriores a aquel en que la medida se trabó o desde que la obligación
fuere exigible….Cuando se hubiera iniciado el proceso de mediación prejudicial
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Al respecto Ley Impositiva Provincial (año 2020) en su art. 120 reza: “Cuando
se inicien embargos preventivos relacionados con procesos judiciales en
los que resulte obligatoria la instancia de mediación prejudicial, el pago
de la tasa de justicia quedará en dicha instancia supeditado al resultado
del proceso de mediación prejudicial obligatorio. Dentro del plazo de
caducidad previsto por el artículo 465 del Código Procesal Civil y Comercial
de la Provincia de Córdoba, el actor deberá iniciar la instancia de mediación
prejudicial y comunicar dicha circunstancia al Tribunal en el cual se tramita
la medida cautelar. De no mediar dicha comunicación, el Tribunal ordenará
de oficio el pago de la tasa de justicia. El requirente deberá asimismo dejar
constancia en el formulario de requerimiento de haber iniciado en forma
previa un embargo preventivo…”
Cancelación
En el mismo sentido, el art. Art. 206 del C.P.C.N dispone lo siguiente: “Cuando
la medida se trabare sobre bienes muebles, mercaderías o materias primas,
pertenecientes a establecimientos comerciales, fabriles o afines, que los
necesitaren para su funcionamiento, el juez podrá autorizar la realización
de los actos necesarios para no comprometer el proceso de fabricación o
comercialización”.
El art 14 de la Ley 5.771, prescribe que “la orden de inscripción emanada del
tribunal de la subasta o de su subrogante legal, trae implícita la cancelación
de todos los gravámenes anotados a nombre del ejecutado sobre el inmueble
objeto de la subasta”; produciéndose así un desplazamiento de los gravámenes
posteriores (art 18 inc b de la Ley 17.801) los cuales han sido anotados ad
eventus de que permanezca el bloqueo registral. Esto es así, siempre que se
refieran a la cosa, dejando subsistente las anotaciones personales (inhibiciones,
etc.), porque las mismas siguen afectando al ejecutado original (no se transfieren
al comprador de la subasta). Por su parte, el art.600 del Código Procesal Civil
y Comercial de Córdoba prescribe que “al aprobar el remate, se ordenará la
cancelación de los gravámenes que recayeren sobre el valor del bien vendido.
Si se tratare de bienes registrables se dispondrán las anotaciones pertinentes al
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Perrot, ps 142-143.
(17) Palacio Lino Enrique Derecho procesal civil T VIII Bs. As. Abeledo Perrot, Nº
1241 c (pág. 92)…”.
(18) Podetti, nº 1 43 pp. 161 162, Cuadrao Jesús “Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación comentado y concordado” 2ª Ed., Bs. As., Depalma p.
243, Fernández Raymundo L. “Código de Procedimiento civil y comercial de la
Capital de la Nación Argentina, concordado y comentado” Bs. As. 1955, p 387
nota 7, Wetzler Malbrán, Alfredo Ricardo “Responsabilidad procesal derivada de
la cautela” E.D. 67-592.
(26) En el fallo citado en la nota 20, nadie pone en tela de juicio que la medida
ha sido mal trabada, por el contrario tal circunstancia ha quedado probada
(27) Cám 5° CyC de Cba, “Ayala Oscar Marcelo y otro c/ Molinari Graciela y
otros – Ord” Sent n°134 del 27.11.08, Diario Jurídico de Cba n| 1575, año 7
del 17.2.09; CNCIv, Sla C, 31.10.72, “Lestanguet de Alvarez, Nélida y otros c/
Scarpati Vicente y otra” ED, t. 46, p.346; Martínez Botos, Medidas Cautelares, Ed
Universidad, año 1999, p. 103/104.
En el caso de que se estén realizando los trámites para la subasta, para frenar
la continuidad de la ejecución en su contra, el comprador deberá depositar en
el Tribunal el monto del embargo inscripto, con más los intereses devengados
desde la fecha de la compra hasta la del depósito.[2]
Cabe aclarar que las inhibiciones no son tomadas a su cargo por las partes
contratantes y que la continuidad de las cautelares no son de aplicación en el
caso de inmuebles adquiridos en subasta pública. Cuando esto aconteciere, la
orden de inscripción emanada del tribunal de la subasta o de su subrogante
legal, trae implícita la cancelación de todos los gravámenes anotados a nombre
del ejecutado sobre el inmueble objeto de la subasta (art 600 CPCC). Las
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Módulo : Medidas Cautelares 35
inhibiciones se considerarán levantadas al sólo efecto de la inscripción a nombre
del adquirente.
Embargo preventivo
El embargo debe trabarse sobre los bienes suficientes para garantizar la deuda,
intereses y costas (art. 471 C.P.C.C. – arts. 204 y 213 C.P.C.N); por ello es
importante la adecuación de la medida a lo peticionado en juicio o lo que se
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Módulo : Medidas Cautelares 36
pretenda resguardar. Si bien el C.P.C.C. local le asigna a la parte afectada la
posibilidad de pedir la reducción del embargo, consideramos que es facultad
del juzgador limitarla, por aplicación analógica del art. 204 del CPCN y del art.
887 del C.P.C.C. (art 458 bis de la reforma del C.P.C.C.). Por otro lado, es muy
común que se pida el embargo fraccionando el monto demandado sobre varios
inmuebles o automotores (o ambos), lo cual puede ser adecuado por el juzgador;
de lo contrario se traduciría en aceptar un actuar abusivo del peticionante.
Modificaciones
Sustitución de embargo
Las medidas cautelares se orientan a prevenir posibles perjuicios a los sujetos de
un litigio, por ello cabe su sustitución por otras garantías que cumplan el mismo
fin y que sean menos gravosas al embargado, ya que una de las notas tipificantes
de ellas es, su posible mutabilidad y flexibilidad, que permiten adaptarlas a
diversas necesidades, ajustándose siempre al fin de la cautela. De allí que, así
como el embargo debe limitarse a los bienes necesarios para cubrir el monto del
crédito y sus accesorios, debe, además comprender todos los suficientes.
En el caso del embargo preventivo siempre que el mismo no recaiga sobre los
bienes objeto del juicio o en los casos que las leyes acuerden privilegios, el
art 473 in fine del CPCC: “el tercerista de dominio (art 436 CPCC) podrá solicitar,
con audiencia de las partes, la sustitución de los bienes embargados por fianza
que responderá del valor de los mismos si no probare el dominio invocado”.
En este caso, es menester aplicar con rigor el anterior art. 1998 del Cód.
Civil velezano y, en consecuencia, requerir que el fiador sea “abonado, o por
tener bienes raíces conocidos, o por gozar en el lugar de un crédito indisputable
de fortuna”. Los abogados, por el solo hecho de serlo, pueden reputarse
“abonados” para el pago de una suma pequeña, no de un monto importante.
Salvo, por cierto, que acrediten “tener bienes raíces” o “un crédito indisputable
de fortuna”. Un buen número de abogados puede, sin duda, afianzar una suma
importante, pero mayor seguridad se logrará si se impone la solidaridad de las
fianzas.[8]
Cabe reiterar que, con posterioridad, el TSJ dictó una acordada fijando como
monto de referencia en relación al valor a asumir por los abogados en las fianzas
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Módulo : Medidas Cautelares 38
personales que suscriban, la suma de pesos veinte mil ($ 20.000) Acuerdo
Reglamentario Nº1043 año 2011, un reglamento registral en el que resolvió fijar
como monto de referencia en relación al valor que asumen los abogados en
las fianzas personales que suscriban, la suma de pesos veinte mil ($ 20.000).
Asimismo se ordenó que, en las respectivas actas, el secretario debía hacer
constar el valor que afianza cada abogado; si fuera superior al valor de referencia,
la fianza debía ser aceptada por el tribunal en forma fundada.[9]
Como vimos en el eje anterior, a partir del dictado del Ac. Regl. N°1357 Serie A
de fecha 02/05/2016, las fianzas se ofrecen electrónicamente.
Por último podemos mencionar una de las sustituciones que podríamos llamar
“necesaria” y es la que se produce con la venta anticipada prevista por el art.
474 del CPCC, en el que el embargo se traslada sobre el precio obtenido en la
subasta.
Hay ciertas clases de bienes - ej. Ganado - que si se subastan en forma común se
obtienen magros resultados. No hay impedimento en que se ordene en lugares
especializados: ej. remates ferias o casas cerealeras.
No obstante este principio general expuesto, también se ha resuelto que “Si bien
en principio corresponde a la esfera del acreedor la elección de los bienes a
embargar, no, puede exigir que la medida recaiga sobre determinados bienes con
perjuicio grave para el deudor, sin antes intentarlo sobre otros disponibles”[22].
En este precedente se agregó que el juez, con prescindencia de lo solicitado por
las partes, cuenta con el poder de elegir la medida que estima más conveniente
o que mejor se adapta teniendo en cuenta las circunstancias del caso.
El penúltimo párrafo del art 538 del CPCC, otorga la posibilidad al deudor de
variar el orden establecido, y también de solicitar la sustitución de lo embargado,
exigiéndose que se trate de bienes suficientes y de “fácil realización”.
Cuando la petición proviene del acreedor no hay traslado si las circunstancias del
caso son las mismas que aconsejan el despacho inaudita parte. Debe acreditar
las razones aunque estas resulten de las constancias de autos. Ej.: tercería. La
ampliación y según sea la sustitución imponen un aumento de la contracautela.
Si la petición proviene del afectado, que puede ser cualquier persona (acreditar
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Por otra parte, dichas reanotaciones deben hacerse por el mismo monto original,
ya que en caso contrario será rechazada su registración (art. 89.1 inc. D 36 y 38.2
inc. d) Reglamento del Registro de la Propiedad).
Por su parte el C.P.C.N establece en su art. 233 que: “Lo dispuesto en este
capítulo respecto del embargo preventivo es aplicable al embargo ejecutivo, al
ejecutorio, y a las demás medidas cautelares, en lo pertinente.”
Cuando se trate de bienes muebles registrables, conforme el art. 532 del
C.P.C.C., se ordenará al Registro respectivo anotarlo previo informe de dominio
y gravámenes.
a) Se deberá labrar el acta con todo lo actuado, dejando copia al embargado (art.
533 C.P.C.C.). En ella se consignará lugar, fecha y hora del acto, la descripción
más detallada posible de los bienes muebles cautelados, así como de toda otra
contingencia que hubiera ocurrido en el procedimiento. A tal fin se deberán
tener en cuenta los bienes inembargables a que hace referencia el art. 542 del
C.P.C.C. (art. 219 C.P.C.N), y así por ejemplo si existen dos o más televisores en
la casa, se deberá hacer mención de ello en el acta, debiendo dejarse uno por
considerárselo imprescindible y dar todos los datos posibles del bien que se
embarga, a los fines que no haya confusión en el momento del secuestro.
acta, ante la insuficiencia, que no existen otros bienes para afectar a la medida.
Los bienes embargados responderán (según el anterior art. 3884 del CC),
tanto por las costas como por toda obligación derivada del arrendamiento. En
sentido concordante al anterior art.1558 del Código Civil se autoriza a retener los
frutos y bienes que existan en la cosa arrendada, estableciendo una presunción
iuris tantum sobre la titularidad del locatario. Los bienes embargados en dicho
procedimiento, nunca podrán ser de aquellos previstos por los arts. 219 del
En último término y previo a concluir con este punto, cabe recordar que atento la
modalidad de traba de este embargo, que se lleva a cabo durante el lanzamiento,
implica en sí mismo un verdadero secuestro de bienes, dado que su depositario
será un tercero. Éstos, en caso de no oblarse las costas o gastos posteriores al
juicio que pesan sobre el demandado, serán puestos a la venta pública.
El adagio: “El patrimonio del deudor es prenda común de sus acreedores” hoy
se encuentra expresamente normado por la novel legislación.
El art. 242 del CCCN establece en forma novedosa y expresa la función de garantía
de los bienes del deudor, cuestión consagrada por la doctrina y jurisprudencia
nacional en un juego armónico de los arts. 595, 3473, 3875 y 3922 del C.C.;
precisando que cuando se trate de patrimonios especiales (vgr. el patrimonio
fiduciario) el mismo responde sólo con los bienes que lo componen.
Por otra parte el art. 243 del CCCN prescribe que si esos bienes particulares
son afectados a un servicio público, las medidas coactivas de los acreedores no
pueden afectar ese servicio. Es similar a lo dispuesto por el artículo 230 de la ley
provincial Nº 8102 que dispone que: “Los bienes del Municipio y la Comuna no
pueden ser objeto de embargos preventivos. Una vez que se encuentra firme la
sentencia, los bienes podrán ser susceptibles de embargo, salvo que estuvieran
afectados directamente a la prestación de un servicio público...”. [30]
Se sostiene que el acreedor puede exigir la venta judicial de los bienes del
deudor, pero sólo en la medida necesaria para satisfacer su crédito; normativa
similar a lo establecido en el art. 572 del CPCC y 569 del CPCN en materia de
subasta progresiva. En la práctica no es más que una aplicación del art. 10 del
CCCN y pretender evitar el abuso en las medidas ejecutorias; sin perjuicio de
dicha limitación también debe tenerse en cuenta al momento de ordenar la traba
de las cautelares y es a lo que hacen referencia el art. 471 del CPCC o en su caso
el art. 204 del CPCN.
Bienes inembargables
Las leyes que eximen de ejecución y embargo a ciertos bienes, por
considerarlos el legislador necesarios para la vida del deudor y de su familia,
son facultad propia del Congreso de la Nación, y en consecuencia, las leyes
provinciales no pueden disponer esa restricción. Esta doctrina es la que ha
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Si bien todos los códigos procesales traen normas similares al art. 542 del
C.P.C.C. y 219 del C.P.C.N, que establecen qué bienes deben considerarse
inembargables, en definitiva dichas normativas no hace más que reproducir los
contenidos en el Código Civil o en las demás leyes dictadas por el Congreso
Nacional, los que nos va a exigir armonizar dicha normativa procesal con las
nuevas premisas del Código Civil y Comercial de la Nación vigente a partir del
primero de agosto del año 2015.
Aclarado este punto, debemos tener presente que ambas disposiciones son
concordantes con el anterior art. 3878 párrafo 2° del Código Civil velezano, y el art.
15 de la ley 13.246 de Arrendamientos rurales. Como ya dijo, esta última norma
dispone: “Se declaran inembargables, inejecutables y no afectados al privilegio
del arrendador; los muebles, ropas y útiles domésticos del arrendatario; las
Para evaluar esta calidad se debe tomar como parámetros, por regla, si son
indispensables, si no son de valor excesivo y si el ejecutado no cuenta con otros
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Sobre el tema De Lazzari concluye que “todos los bienes muebles que pueden
ser adquiridos contando con un ingreso equivalente al salario mínimo, vital y
móvil, son inembargables, a condición de que sean efectivamente usados por el
deudor, su mujer o hijos…” [31]
Por aplicación de este inciso, y teniendo en cuenta pautas como las reseñadas,
la jurisprudencia ha declarado inembargable, por ej.: el televisor[32] ; el juego
de living[33] ; la mesa y seis sillas[34] ; un sofá, una mesa ratona, un mueble
con cajones y estantes, el aparato telefónico y el lavarropas.[35] En otro caso,
se declaró embargable el televisor y el lavarropas, e inembargables la heladera
y el modular[36] . Tradicionalmente se había considerado embargable la
al deudor (similar art. 219 inc. 1º del CPCN); cuando el art. 542 del CPCC habla
de la profesión del deudor o de su familia.
La prueba del carácter del bien corre a cargo de quien alega la inembargabilidad.[46]
3) Pensiones alimentarias y litis expensas
Concordantemente, el art. 374 del C.C. dispone que “la obligación de prestar
alimentos” no puede ser “embargada por deuda alguna; y el art. 2076 del C.C.
establece que “La renta que constituya una pensión alimentaria no puede ser
empeñada ni embargada al acreedor.” La finalidad de estas normas es que con
el embargo no se ponga en riesgo la subsistencia mínima del alimentado.
4) Los derechos de usufructo, uso y habitación, así como las servidumbres
prediales (art 744 inc. e) CCCN)
Con relación al usufructo si bien el art. 2142 del CCCN dispone que puede
transmitirse, el adquirente debe dar al nudo propietario garantía suficiente de la
conservación y sustitución del bien y a más de ello, es la vida del usufructuario y
no la del adquirente la que determina la vida del usufructo y su finalización. Ergo,
si se pretendiera subastar el usufructo deberían establecerse dichas condiciones
en la venta: la duración del mismo y la condición que el oferente ofrezca la
garantía suficiente, la que además debería ser aceptada por el nudo propietario
que puede ser un tercero en el pleito.
derechos reales o personales sobre la cosa y que no puede ser ejecutada por los
acreedores. Se relaciona con el carácter alimentario que tiene el derecho real de
habitación, buscando proteger al habitador y a su familia.
Si se trata de bienes de la Iglesia Católica, se regían por el anterior art. 2345
del Código Civil que establecía: “Los templos y las cosas sagradas y religiosas
corresponden a las respectivas iglesias o parroquias y están sujetas a las
disposiciones de los art. 33 y 41 del Código Civil. Estos bienes pueden ser
enajenados de conformidad a las disposiciones de la Iglesia Católica respecto
de ellos y a las leyes que rigen el Patronato Nacional.” La novel legislación hace
referencia a la cuestión en sus arts. 146 y 147 del CCyCN.
Son verdaderos bienes de dominio público (anterior art. 2348 CC, actual art. 238
CCyCN), en tanto no pertenezcan a particulares. Hay que distinguir lo que hace
al culto y los bienes de quienes lo dirigen, ya que la norma protege solo lo que
indudablemente hace al rito.
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Módulo : Medidas Cautelares 53
8) Las indemnizaciones que corresponden al deudor por daño moral y por daño
material derivado de lesiones a su integridad psicofísica
Esta es una norma novedosa del CCCN, aunque desde hace tiempo existen
precedentes jurisprudenciales y de doctrina que declaran inembargables las
indemnizaciones por accidentes de tránsito, principalmente en lo que respecta al
daño moral; cuestión ya legislada con relación a los infortunios laborales. Así, a
modo ejemplificativo podemos señalar que se ha dicho que “…la indemnización
patrimonial debida por muerte o incapacidad de un padre sustituye, en algunos
rubros, la prestación de alimentos nacida del vínculo filial. Pese a que la obligación
primitiva —alimentos familiares— se convierte en la de pagar daños e intereses y
esta última no posee el mismo carácter (nacen de distinta fuente legal: arts. 372,
1084 y 1085 todos del Código Civil, respectivamente, poseen diverso obligado
al pago), ambas tienen como finalidad cubrir las necesidades de alimentos,
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Del mismo modo, se sostuvo: “…las sumas fijadas en concepto de valor vida por
la muerte del progenitor reviste el carácter de crédito alimentario”. [48]
Así las cosas, no sólo están incluidos los del deudor, sino también los que les
pudiere corresponder en el supuesto del homicidio al cónyuge, conviviente y a los
hijos. En la doctrina siempre fue un tema debatido si los alimentos inembargables
son solamente los “futuros” o también los “devengados no percibidos”. Creemos
que ante el silencio de la ley, y el sentido altamente proteccionista en este nuevo
Código debe ser entendido en sentido amplio, comprendiéndose todo tipo de
alimentos. [50]
10) Los demás bienes declarados inembargables o excluídos por otras leyes:
Supuestos
El propio inc. 7 del art. 542 del C.P.C.C., hace mención a “los bienes que se
hallen expresamente exceptuados por otras leyes.”
c) Jubilaciones y pensiones
El art. 14 inc. “c” de la ley nacional 24.241 declara la inembargabilidad de las
jubilaciones; lo que se repite en el ámbito provincial mediante la ley art. 49 de la
ley 8024.
tres mil pesos) tiene la suficiente entidad como para tornar irritante, frente al
principio de igualdad ante la ley, la norma que establece la inembargabilidad de
las jubilaciones.[61]
d) Protección a la vivienda
A los fines de marcar las diferencias entre ambos institutos nos detengamos
someramente en el llamado “bien de familia”. Bajo esta denominación se
buscaba proteger al grupo familiar de los peligros que representan los vaivenes
económicos, las consecuencias de los negocios perjudiciales, las cargas
impositivas y también, las desavenencias familiares en orden a la conservación
de la casa donde habita la familia o de un inmueble que sirva con sus frutos a su
sostenimiento, sin necesidad de que sea la vivienda única del deudor.
Debemos señalar que no pueden constituirse más de un bien de familia (art. 45)
y sus efectos se propagan a partir de su inscripción en el Registro inmobiliario
correspondiente.
La resolución dictada será apelable con efecto suspensivo, ya que frente a una
eventual resolución acerca de que un determinado inmueble no sea declarado
como bien de familia en primera instancia, la ejecución y subasta del mismo
podría acarrear consecuencias irreparables en caso de que el Superior disponga
revocar la resolución arribada.
La afectación puede ser total o parcial y en nada incide el valor del inmueble
como en el caso del bien de familia, donde no debía exceder las necesidades de
Diplomatura en Derecho Procesal Civil
Módulo : Medidas Cautelares 59
sustento y vivienda, como hemos analizado ut supra.
Una cuestión importante en este tema, que ya era ampliamente aceptada por
la jurisprudencia es que se permite la subrogación real que autoriza adquirir
una nueva vivienda manteniendo la afectación originaria (art. 248 CCCN); lo que
trae su consecuencia si tenemos en cuenta que la fecha de constitución de la
vivienda tiene virtualidad con relación al primer inciso, o sea con las obligaciones
anteriores a dicha constitución. Es a los fines de evitar un período ventana que
podría dejar sin protección a la vivienda por las deudas anteriores.
Así también, en el art. 254 del CCCN se establece un límite en los honorarios de
los abogados que intervengan en la constitución -1% procesos individuales y 3%
procesos concursales-; cuestión ésta última que ha sido desde ya controvertida
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Es por ello que, sin perjuicio de lo normado anteriormente, en los arts. 456 del
CCCN (al regular el divorcio) y en el art. 522 del CCCN (al regular la convivencia
inscripta) se establece la protección de la vivienda familiar, sin regular inscripción
alguna y precisando los supuestos de aplicación; donde en definitiva no se
protege la vivienda como bien dominial sino como el seno del grupo familiar.
Consideramos, siguiendo la escasa doctrina que hay sobre el tema, que en tales
casos, el inmueble puede ser ejecutado cuando los cónyuges conjuntamente
han contraído la deuda ya que indiscutiblemente ambos han prestado su
asentimiento a la prestación del servicio o a la realización de la mejora, o se han
beneficiado con el objeto de la tasa o contribución; o se trata de deudas que
hacen al sostenimiento del hogar conyugal que ambos cónyuges responden
solidariamente con todo su patrimonio. No nos parece complicado con relación
a las contribuciones o tasas, pero si al cobro de los impuestos municipales,
provinciales o nacionales donde deberán comparecer ambos cónyuges a
inscribirse como contribuyentes para que opere la ejecución del bien en caso
de deuda impaga.
Es por ello que el TSJ, si bien por mayoría sostiene la constitucionalidad de las
normativas provinciales, y sin perjuicio de dejar a salvo la postura del Alto Cuerpo,
por razones de economía procesal, aceptan los fundamentos y solución que se
exponen en los casos Banco del Suquía y Romero citados precedentemente. [74]
Estos cambios de criterio de nuestro Máximo Tribunal provincial ha dado
lugar a diversos pronunciamientos en capital e interior sobre el tema (algunos
mantienen el criterio de la CSJN y otros se adhieren al del TSJ). No obstante, las
resoluciones encontradas sobre el tema y estando vigente en nuestra Provincia
la ley 8067, con las modificaciones introducidas por la Ley 8998, analizaremos
las mismas.
Así, el art. 1 de la ley 8067, se remite a los requisitos establecidos por la ley
nacional 14.394 y la ley provincial 6074 y que podemos resumir para el siguiente
caso: 1) que se trate de un inmueble urbano cuyo valor no exceda las necesidades
del sustento y vivienda de su familia (art. 34 ley nacional) entendiéndose por tal
cuando existe relación entre la capacidad habitacional del mismo y el grupo
familiar (art. 3 ley provincial); 2) que el mismo contenga una vivienda, esto es
“...alguna construcción, por precaria que sea, apta para cumplir una función
de albergue”[75] ; 3) la vivienda debe ser única, o sea la inembargabilidad es
exclusiva para el único inmueble y 4) que el dueño o algunos de las personas
indicadas como familia (art. 36 ley nacional) habiten el inmueble, ya que la
protección no se brinda al inmueble sino a la vivienda única (art. 41 ley 14.394);
5) respecto a los créditos afectados, son todos aquellos contraídos por el
propietario con posterioridad a la vigencia de la ley 8067, no comprendidos en el
art. 3 (impuestos, tasas, contribuciones de mejoras, deudas hipotecarias y tarifas
por servicios públicos, construcciones o refacciones sobre el mismo inmueble,
saldo del precio de compra y las expensas comunes), en las que no mediara la
renuncia del art. 4.
Posterior a esta normativa se dicta la Ley 8998 por la cual se modifica el art. 3
Ley 8067 (se excluye la hipoteca y se reglamenta el tema de la contribución por
mejoras), se suprime la renuncia del art. 4 y se pone en cabeza del ejecutante
Estas leyes, por regla general, han dejado a salvo de la suspensión (o sea que
podían ejecutarse los inmuebles) en los casos de los créditos de naturaleza
alimentaria (vgr. honorarios), los créditos derivados de la responsabilidad civil
por la comisión de ilícitos penales y los créditos laborales.
Sin embargo, la última ley en este sentido que lleva el Nº 9724, sancionada el
14.01.10, deroga la ley 9358 y modifica lo normado con respecto a las excepciones
señalando sólo dos: a) las que tengan por origen una obligación de naturaleza
alimentaria y b) las que surjan de obligaciones de dar sumas de dinero otorgadas
para adquirir la misma vivienda que se pretende subastar; introduciendo una
importante modificación en tal sentido, ya que sería ejecutables todos los mutuos
contraídos a los fines de adquirir la vivienda (con las excepciones marcadas por
la ley 9322 y la ley 26.167).
Otra cuestión que introduce esta última ley es que la suspensión rige mientras
se encuentre vigente la emergencia nacional declarada por la ley 25.563 –
hoy ampliada hasta diciembre del año 2011- o en su caso, por la Provincia de
Córdoba –que únicamente tiene declarada la emergencia previsional.
Analizando dicha normativa podemos subrayar que el art. 3 establece una serie
de obligaciones a cargo del acreedor, entre las que se incluye la obligación de
incorporar a los deudores al sistema de refinanciación hipotecaria establecida
en las leyes nacionales, siempre que el deudor y el crédito en ejecución reúnan
los requisitos establecidos por dichas normas; pero olvidándose que el art. 6 de
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la ley 25.798 lo establece sólo como una opción a favor del acreedor y no como
una obligación de éste o una facultad del deudor. A su vez el art. 4 de la misma
ley establece como obligación del deudor la de depositar el valor de la cuota en
pesos, mientras no supere el veinte por ciento de sus ingresos mensuales. El
art. 6 de por su parte establece el procedimiento que debe aplicarse (el que se
extiende para los supuestos de la ley 9724 de conformidad al art. 4 de dicha ley)
y que parte de una mediación obligatoria y en caso de fracaso, a la designación
de oficio por parte del juez de una audiencia del art. 58 del CPCC, estableciendo
por último cuáles son las condiciones que deben existir para que el proceso
de ejecución pueda ser reanudado, pudiendo citar entre sus causas; que el
deudor no haya formalizado el depósito de las cuotas, o no haya concurrido a
la mediación obligatoria, etc. Por último, dicha ley establece que para el caso de
que sea levantada la suspensión, se corra una vista al Ministerio Público Fiscal
a los fines de que se expida de conformidad a lo dispuesto por el art. 52 de
la Ley de Defensa del Consumidor sobre cuestiones atinentes al crédito y sus
intereses, establecidos en el mutuo o ya reconocidos en sentencia; lo que resulta
a todas luces improcedente ya que no sólo se violaría la cosa juzgada –aunque
sea formal- sino que se permitiría entrar a discutir la causa de la obligación lo
que se encuentra totalmente vedado en el juicio ejecutivo y con mayor razón en
la etapa de ejecución de sentencia. [82]
“…por cuanto otorga a los propietarios de vivienda única que viven en el territorio
de esta provincia un privilegio con respecto a los que viven fuera de él, ya que el
bien resulta inejecutable por imperio de la ley y por el plazo que ella establece,
y violenta asimismo la igualdad de los acreedores, encontrándose en mejores
condiciones los que residiendo fuera de la provincia, en otro punto del país,
pueden ejecutar un bien inmueble de su deudor, aunque se trate de vivienda
única”.
Esa comunidad de “fines” obliga a ponderar que la CSJN (en el caso “Romero”)
declaró la inconstitucionalidad del art. 58 in fine de la Constitución de la
Provincia de Córdoba y de la ley reglamentaria 8067, en cuanto consagran
la inembargabilidad e inejecutabilidad de la ‘vivienda única’. La adecuación
constitucional de las leyes locales no admitiría ser dirimida por simple aplicación
mutatis mutandi de la doctrina plasmada en dicho precedente, ya que mientras los
dispositivos estigmatizados por la Corte lo fueran en virtud de sustraer en forma
definitiva la ‘vivienda única’ del deudor al poder persecutor de sus acreedores
(cuestión ésta que, por involucrar materia ‘de fondo’, se reputara ajena a la
competencia legisferante de los estados provinciales), en teoría, las leyes sobre
suspensión de las ejecuciones, ceñidas a paralizar de modo temporario las
subastas que afectasen a inmuebles investidos de aquella condición, revestirían
naturaleza ‘procesal’, deviniendo por ello insusceptibles de los reparos que la
Corte opusiera a la validez constitucional de la ley 8067. Sin embargo, el párrafo
normativo engendrado a partir de la ley 9136 desnaturalizó de tal manera la
tan pregonada provisoriedad del mecanismo pergeñado por el legislador local
para concretar, en el marco del derecho emergencial, el amparo de la ‘vivienda
única’, que en definitiva, las consecuencias que en los hechos se generarán
autorizan a predicar el mismo desborde de las prerrogativas legisferantes
reservadas a las provincias, que en la inteligencia propiciada por el Máximo
Tribunal Federal, justificara la declaración de inconstitucionalidad de la ley 8067
y sus modificatorias. La ley nacional Nº 26.167 se refiere a la suspensión de
las ejecuciones hipotecarias, de deudas en dólares pesificadas que tengan por
objeto la vivienda única del deudor; la cual también pone en cabeza del juzgador
diferentes instancias de conciliación a los fines de evitar la ejecución misma.
Esta legislación, a diferencia de lo que ha ocurrido con la normativa provincial de
emergencia, ha sido declarada constitucional por la Excma. Corte Suprema de
Justicia de la Nación.[86]
En estos casos los asientos conservarán sus efectos hasta que se produzca su
cancelación por instrumento suficiente.[89]
f) Otros casos
Algunos casos particulares que podemos mencionar son los siguientes:
Pueden enumerarse los bienes afectados al servicio público, ya que el art. 230
de la Ley 8102 dispone que: “Los bienes del Municipio y la Comuna no pueden
ser objeto de embargos preventivos. Una vez que se encuentra firme la sentencia,
los bienes podrán ser susceptibles de embargo, salvo que estuvieran afectados
directamente a la prestación de un servicio público...”
Por otro lado, art. 15 de la ley 24.441 establece: “Los bienes fideicomitidos
quedarán exentos de la acción singular o colectiva de los acreedores del fiduciario.
Tampoco podrán agredir los bienes fideicomitidos los acreedores del fiduciante,
quedando a salvo la acción de fraude. Los acreedores del beneficiario podrán
ejercer sus derechos sobre los frutos de los bienes fideicomitidos y subrogarse
en sus derechos”, es decir, son inembargables los bienes fideicomitidos por parte
de los acreedores del fiduciario o del fiduciante, en este último caso salvo fraude.
Sobre el punto el artículo 38.5 de la Resolución 4/2015 del Registro General de la
Provincia de Córdoba establece que no se anotarán los mandamientos judiciales
que ordenen embargos y medidas cautelares respecto de titulares registrales sin
Así, la Cámara 1° en lo9 Civil y Comercial de Córdoba ha dicho que: “El art. 14,
ley 24.441, enuncia el principio de que los bienes fideicomitidos constituyen un
patrimonio separado del patrimonio de fiduciario y del fiduciante. De allí que el
acreedor de cualquiera de los nombrados en último término no pueda agredir
este patrimonio afectado, ya que ello invade un terreno que atañe a otros.” [91]
Sin querer agotar la temática y entendiendo que puede resultar de gran utilidad,
y sin perjuicio de que en algunos casos se refieran a supuestos ya analizados
precedentemente, se transcribe un listado contenido en la obra de Novellino[92]
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1) Los alimentos (conf. Anterior art 374, Cód. Civil, sancionado por ley 340 del
25/9/1869, hoy art 539 CCyCN);
3) Los lotes del hogar (homestead) (conf. art. 2°, ley 10.284, sancionada el
25/9/1917);
5) Las casas objeto de los préstamos ferroviarios durante la vida del prestatario,
su esposa e hijos menores (conf. arto 14, ley 11.173, sancionada el 29/9/1921);
7) La fianza real constituida por el escribano para ejercer su profesión, salvo los
casos autorizados legalmente (conf. arto 15, ley 12.990, sancionada el 19/6/1947).
8) Los bienes del arrendador y/o del aparcero rurales que no estén afectados al
privilegio del arrendador (conf. arto 15, ley 13.246, sancionada el 6/9/1948).
9) El bien de familia, salvo por deudas anteriores a su constitución como tal (conf.
arto 38, ley 14.394 (70), sancionada el 14/12/54). Sobre su inscripción y su des
afectación, ver minutas del Registro inmobiliario en nuestro Apéndice registral.
10) Los bienes y los recursos de las cajas nacionales de previsión (conf. arto 1°,
ley 16.931, sancionada el 23/8/1966, prorrogada su vigencia por ley 17.583).
15) Las jubilaciones y pensiones de contratistas de viñas y frutales (conf. arto 1°,
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17) Los buques públicos o privados al servicio del poder público nacional
o extranjero (conf. arto 541, inc. b, Ley de Navegación 20.094, sancionada el
151111973);
18) Los buques cargados, prontos para zarpar, salvo que la deuda haya sido
contraída para reparar, aprestar y aprovisionar el buque para ese viaje (conf. arto
541, inc. c, Ley de Navegación 20.094, sancionada el 151111973);
19) El salario mínimo vital, en la proporción que fije la reglamentación, salvo por
deudas alimentarias (conf. arto 120, ley 21.297, sancionada el 23/411976);
20) El inmueble sometido a juicio de expropiación (conf. arto 24, ley 21.499,
sancionada el 17-11-1977).
21) Los créditos otorgados y los inmuebles gravados en garantía por el Banco
Hipotecario Nacional de Desarrollo (conf. arto 45, ley 21.629, sancionada y
promulgada el 26/8177).
22) Los créditos otorgados y los inmuebles gravados en garantía por el Banco
de la Nación Argentina (conf. art. 29, ley 21.799, sancionada y promulgada el
14/4178).
26) La renta vitalicia que constituye una pensión alimentaria (conf. anterior art
2076 del Cód. Civil)”.
Siguiendo estos lineamientos se puede colegir que aun cuando pueda afirmarse
que la aseguradora no es deudora directa del actor, a los fines de la cautelar
está equiparada al deudor, pues si el actor está facultado a ejecutarla luego de
obtenida condena contra el asegurado, no se advierte cuál es el impedimento
para que garantice preventivamente las resultas de esa eventual sentencia
condenatoria mediante las medidas cautelares preventivas, que justamente
tienden a evitar que la condena no se torne ilusoria. Más aún cuando la compañía
ha sido demandada en el primer escrito introductorio del pleito, siempre en los
términos de la Ley de Seguros.
Sin perjuicio de ello, y analizando el tema desde otro ángulo, no puede dejar
de subrayarse que este tipo de embargos sobre dinero en efectivo, cuentas
corrientes o plazos fijos, en procesos ordinarios (no ejecutivos) donde el dictado
del fallo puede resultar de larga data, pueden ocasionar, en ciertos casos,
graves perjuicios a la citada de garantía. Es que ésta se encontraría constreñida
a la paralización de un capital importante (con los cuales logra los acuerdos,
cumple las sentencias, etc.); siendo que además se encuentra comprometida
a garantizar un mínimo de capital disponible, so riesgo de las medidas que
pueda aplicar la autoridad de control (arts. 30 y ss de la ley 20.091), que puede
consistir hasta la abstención de realizar nuevos contratos (art.31 in fine). A más
A más de ello podría tenerse en cuenta a los fines de las medidas cautelares en
su contra, el límite de la cobertura de la aseguradora, ya que en ninguna medida,
la cautelar que pretende asegurar el resultado de la contienda podría superar
el monto por el que le correspondería, en su caso, responder a la aseguradora.
En este orden de ideas, se ha dicho que “... si bien la medida cautelar debe ser
de garantía, no debe constituir un medio de coacción a cumplir “ante tempus”
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con una obligación futura e incierta para forzar al deudor, al colocarlo frente a una
medida asfixiante que le impida el normal desarrollo o desenvolvimiento de su
actividad. En nuestro análisis debemos también ponderar, que si las aseguradoras
debieran soportar un sinnúmero de juicios tramitados simultáneamente, iniciados
en las distintas jurisdicciones del país, en los cuales son citadas en virtud del
art. 118 de la Ley de Seguros, o sea cuando una misma compañía es a su vez
citada en innumerables juicios, si en cada uno de ellos el damnificado procede
a trabar embargo preventivo sobre fondos de la aseguradora, éstas se verían
en una situación de indisponibilidad de los mismos que causaría su colapso,
y así, eventualmente, desembocar en un proceso colectivo de liquidación o
quiebra, perdiendo toda eficacia los embargos trabados para cubrir los derechos
individuales de los acreedores, tornándose abstractos los mismos.” [94]
La doctrina especializada ha sostenido: “[…] el damnificado que opta por citar
en garantía al asegurador verá reforzado su crédito y asegurado su cobro, pero
de ninguna manera lo expuesto importa el reconocimiento en su favor de un
derecho propio sobre la indemnización debida por el asegurador, deudor sólo de
su deudor, ni un desplazamiento del asegurado en el crédito contra el asegurador
y su consiguiente reemplazo o sustitución”. (Stiglizt, Rubén S. - Trigo Represas,
Félix A., “Citación en garantía al asegurador y obligación concurrente de éste
con la de su asegurado”, JA, 1977-I, enero-marzo, ps. 503 y 503 vta).
Vencido el plazo previsto por el art. 806 del CPCC e iniciado el trámite de
ejecución de sentencia de deudas no consolidadas y ante el pedido del embargo
de la Provincia, previamente debemos cumplir con dos formalidades previas,
por un lado lo dispuesto por el art. 68 de la ley provincial 9086[95] y en segundo
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b) En cuanto a la ley 9504, se impone una nueva valla para la traba de embargos
en contra del Estado. A través de su art. 27, siguientes y concordantes, se adhiere
a la ley nacional 24.624 y a la ley 25.793 y en general a las leyes que en futuro
se dicten y que versen sobre la inembargabilidad de fondos públicos. Prescribe
la emergencia sólo previsional y dicta además medidas de inembargabilidad
no sólo de los recursos presupuestarios de la Caja de Jubilaciones, sino que
extiende dichos efectos a todos los organismos públicos descentralizados o
autárquicos; sin que exista emergencia provincial.
lo haga con la armonía que exige el cumplimiento de los fines del Estado, para lo
cual se requiere el respeto de las normas constitucionales y del poder encargado
de dictar la ley. Conforme tales parámetros se imponen destacar que la finalidad
perseguida por la normativa impugnada –prima facie- se evidencia razonable y
legítima desde que lo que se procura con ella es que no se puedan embargar
aquellos bienes indispensables para la vida y regular funcionamiento del Estado.
Así lo entendió la Corte Suprema de Justicia de la Nación, señalando -respecto
del art. 19 de la Ley 24.624- que: “...el propósito de la norma no es otro que el
de evitar que la administración pueda verse situada por imperio de un mandato
judicial perentorio en el trance de no poder satisfacer el requerimiento por no
tener los fondos previstos en el presupuesto para tal fin o en la de perturbar la
marcha normal de la administración” (CSJN in re “Pietranera”, Fallos: 265:291). A
ello, cabe añadir que tampoco se advierte que sean intolerablemente afectados
los derechos individuales de los acreedores a quienes esta ley alcanza.
Levantamiento de embargo
En segundo lugar, debemos tener en claro que todos estos acreedores que
continúan con sus juicios contra el concursado en la sede originaria –léase
proceso individual-, son acreedores concursales (porque su título o causa
es anterior al concurso) pero no concurrentes, pero de todas formas le será
oponible el acuerdo que se homologue aunque no hayan participado en el
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Ahora bien, el juez concursal para ordenar dicho levantamiento debe tomar
conocimiento de ello, por lo cual el concursado afectado con la medida o el
síndico, que con la reforma debe intervenir en dichos procesos, deberán
denunciar ante el juez el incumplimiento de la ley concursal, ya que ésta por
su carácter de orden público, prevalece sobre las normas comunes y sobre
cualquier convención de partes que pudiera oponérseles[107] , y solicitar en
definitiva el levantamiento de las mismas. Como consecuencia de lo expuesto
podemos concluir que: 1) en los juicios que continúen en sede civil no pueden
ordenarse nuevas cautelares; 2) deberán levantarse las cautelares ordenadas, lo
que está a cargo del juez concursal, no pudiendo ordenar dicho levantamiento
el juez civil.
“El embargo es una orden judicial que individualiza un bien determinado del
deudor, afectándolo al pago del crédito en razón del cual se ha trabado aquel
(Lambías “Tratado de Derecho Civil Obligaciones”, tomo I, página 511, sum. 395;
Palacio, “Tratado de Derecho Procesal”, tomo VII, pág. 230; Podetti, “Tratado de
las Ejecuciones”, tomo VII-A, pág. 205). El efecto del embargo no es otro que
poner la cosa a disposición del juez que lo decretó sin cuyo conocimiento no
puede dársele otro destino o someterlo a una afectación diferente (Alsina, Tratado
teórico-practico de derecho procesal civil y comercial, Bs. As., 1962, t. V, p. 64.
Por ende, los derechos del adquirente de la cosa embargada quedan supeditados
a los resultados del proceso en el cual se dispuso la medida. (Palacio, obra
citada pág. 234). El embargo es -ninguna duda cabe- una medida procesal y su
naturaleza no sufre ninguna mutación por tratarse de un embargo preventivo o
ejecutorio, sea su objeto un mueble o un inmueble. Ello sin ignorar, por supuesto,
que el embargo preventivo carece de la certeza que implica el ejecutorio, ya
que parte de la existencia de ciertos presupuestos procesales que acreditan la
presunta existencia del crédito y de la sospecha de que el deudor pueda disminuir
su responsabilidad patrimonial. Pero, una vez decretado ninguna diferencia se
presenta y seguimos estando ante una medida cautelar que tiene por finalidad
asegurar el resultado de la sentencia que debe recaer en un proceso determinado
para que la justicia no sea burlada haciendo imposible su cumplimiento...”.
no puede invocar perjuicio fundado en la privación del uso del capital por el
período transcurrido desde la compra del bien en cuestión, si la operación se ha
practicado con antelación al reconocimiento jurisdiccional del crédito cuyo cobro
garantiza la cautelar.”[114]
Por último, la venta del bien, no suspende el remate, ni implica la citación a juicio
del tercero adquirente. En definitiva el comprador puede obtener la cancelación
del embargo y con ello suspender el remate, depositando el valor de su importe
nominal que figura en el fichón más los intereses que correspondan.
El art. 218 del Código Procesal Civil de la Nación estatuye que “El acreedor
que ha obtenido el embargo de bienes de su deudor, no afectados a créditos
privilegiados, tendrá derecho a cobrar íntegramente su crédito, intereses y costas,
con preferencia a otros acreedores, salvo en el caso de concurso. Los embargos
posteriores afectarán únicamente el sobrante que quedare después de pagados
los créditos que hayan obtenido embargos anteriores”.
Universidad Blas Pascal Derechos Reservados – Prohibida la distribución y difusión de este material de manera parcial o total.
De lo dicho se desprende que en el código de rito nacional, “el embargo crea […]
una suerte de preferencia de pago frente a embargantes posteriores, salvo que
el deudor esté concursado” (PIZARRO, Ramón Daniel - VALLESPINOS, Carlos
Gustavo, Instituciones de derecho privado. Obligaciones, t. II, p. 374.) o existan
acreedores privilegiados. Asimismo, la prioridad a que se refiere el CPCCN se
determina por la fecha de la traba del embargo, de conformidad con el modo
previsto en relación con el bien de que se trate y con prescindencia de la fecha
de iniciación de los juicios. También cabe decir que la inhibición no acuerda
prioridad alguna en el pago con respecto a los embargantes posteriores, por
cuanto aquella medida, a diferencia del embargo, no afecta ni individualiza ningún
bien determinado y sólo tiende a impedir la disposición de los bienes del deudor.
Con anterioridad a la norma procesal (art. 218 del CPCCN), existía jurisprudencia
reiterada, establecida particularmente sobre la base de la norma contenida en
el art. 736 del Código de Vélez, en el sentido de que cuando un mismo bien
es objeto de embargos sucesivos, el primer embargante tiene prioridad para
el pago de su crédito respecto de embargos posteriores, y que tal prioridad
sólo cesa en los casos de concurso y cede frente a la existencia de privilegios
especiales. (Cám. Nac. Com. Sala C, 24/02/1967, JA, 1967-III-346)
Puede ocurrir que ante la traba de una medida cautelar, no sea justo ni equitativo
Con ello damos por terminada el segundo eje y estamos listos para ingresar
al estudio del último eje de este Módulo dedicado al estudio de otras medidas
cautelares distintas al embargo.
[3] Podetti, citado por Vénica Oscar; Código Procesal Civil y Comercial- T IV, Ed.
Marcos Lerner, pág. 386.
[28] Cámara Civil, comercial y del Trabajo de Cruz del Eje –Córdoba-, “Gomez
Miguel Angel c/ Municipalidad de Cosquín-Laboral” A: Nº 99 del 24.05.00, inédito.
[35] Cámara Nacional Civil, Sala I, “Spota, Alberto v. Neumann, Claudi B.” 29-6-
2001, JA 2003-III, síntesis, p.157.
[39] C Nac de Apelaciones del trabajo, sala IV, 25/10/2005 en “Benítez Juan C/ El
Triunfo Frutería S.R.L.”, La Ley on line.
[47] SCBA, Ac. 73622 citado por Superior Tribunal de Justicia de la Provincia
del Chubut, D. G., D. R. y Otro c. P., M. V. y Otros, 26/08/2008, Publicado en:
LLPatagonia 2008 (octubre) , 449.-
[77] TSJ de Córdoba “Molina de Labra María Griselda y otra c/ Ayde Julia Ludueña
– Desalojo (falta de pago) – Recurso Directo“ Auto nº 95 del 28-05-01 Semanario
Jurídico n° 1348 pág. 17.
[80] Junyent Bas Francisco y Flores Fernando, “El mundo jurídico al revés: la
suspensión de ejecuciones de viviendas únicas como situación normal (leyes
9322 y 9358)”, Semanario Jurídico N°1598, p.317; “La llamada “suspensión” de
ejecuciones a propósito de las leyes 9136, 9154, 9186, 9242, 9272 y 9358” por
Francisco Junyent Bas y Candelaria del Cerro, Semanario Jurídico Nº 1624 p.325.
[85] TSJ Sala CyC Auto n° 122 del 20/04/16 en “Nobleza Piccardo SACIF y
F c/ Saez Carlos Eduardo y otros – Ordinario – cobro de pesos – recurso de
Diplomatura en Derecho Procesal Civil
Módulo : Medidas Cautelares 95
inconstitucionalidad, publicado en Diario Jurídico el 25-4-16 el cual se encuentra
agregado como anexo en esta unidad.
[93] Falco, Guillermo y Sigifredo, Eugenio C., “El embargo preventivo sobre
bienes de la citada en garantía” Semanario Jurídico Nº 1439 p. 769 y ss; Cámara
Civil, Comercial y Familia de San Francisco (Córdoba) “Gregori Osvaldo c/
Distribuidora de Harinas SRL, Carlos G Risolutto y Mercantil Andina Seguro
Ordinario-Daños y Perjuicios” Auto Nº 160 del 30.09.03, Semanario Jurídico Nº
1431 p. 541; Cámara 2a Civil y Comercial de Córdoba, “Cadioma Gustavo
Fernando c/ Chena Alejandro Alberto y otros- Declarativo-Cuerpo de copias”,
Auto 330 del 20.09.04, Zeus Córdoba Nº 138 Año IV, t.6 p. 100.
[96] C8a CC Cba. Sent. N° 8. 14/02/13. “Fontaine Julio Leopoldo c/ Pcia. de
Córdoba- Ejecutivo- Cobro de honorarios- Recurso de apelación.
[98] TSJ Sala CC Cba. 19.04.10. Auto N° 81. “Giansetto Renato Livio Augusto c/
Municipalidad de Córdoba- Ejecutivo- Recurso de casación e inconstitucionalidad”.
[100] C6 CyC de Cba Auto n° 570 del 21-2-04 en “Maida Claudia Andrea y ot C/
Prov de Cba – Ordinario, Semanario Jurídico 1495 pág 240; en contra Cám 8° C
y C Auto n° 369 del 31-8-06 in re “Beltramo Dante Miguel y otros C/ Provincia de
Cba – Amparo”.
[119] Contenido extraído del trabajo realizado por Mariano A. Diaz Villasuso
titulado “Tercerías Régimen procesal y sustancial en la Provincia de Córdoba”, LL
Córdoba, 2007 Pág. 559 y 673.
A los que sumaremos los novedosos aportes del nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación el cual, como se ha desarrollado en las unidades
anteriores, tienen un fuerte impacto procesal en materia de medidas
cautelares.
Las distintas modalidades que puede adoptar esta medida, hace necesario
tener presente que la persona a designar según NOVELLINO (2) , debe
poseer los conocimientos necesarios para desempeñarse atendiendo a
la naturaleza de los bienes y actividad en que intervendrá. Agrega que
como auxiliar de la justicia, deberá guardar absoluta ecuanimidad e
imparcialidad respecto a todas las partes interesadas. Todo esto sin perjuicio
de que la práctica tribunalicia nos lleve a la designación de un martillero
en la mayoría de los casos en que ésta medida es declarada procedente.
La sola mención de persona idónea genera dudas, sin embargo se ha entendido
que en casos como los de intervención de una actividad agropecuaria deberá
actuar un ingeniero agrónomo, o tratándose de una empresa constructora, un
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Así, el art. 225 inc. 2) del C.P.C.N dispone: “Cualquiera sea la fuente legal de la
intervención judicial y en cuanto fuere compatible con la respectiva regulación:…2)
La designación recaerá en persona que posea los conocimientos necesarios
para desempeñarse atendiendo a la naturaleza de los bienes o actividades en
que intervendrá; será, en su caso, persona ajena a la sociedad o asociación
intervenida”.
Intervención de Caja
Interventor informante
Establecen los arts. 481 del C.P.C.C. y 228 C.P.C.N que: “En todos los casos en que
habiendo lugar a un embargo éste no pudiere hacerse efectivo por no conocerse
bienes del deudor, o por no cubrir estos el importe del crédito reclamado, podrá
solicitarse contra aquel la inhibición general de disponer de sus bienes...”
¿Cuál es su finalidad?