I. El concepto de “trabajo”.

Para desarrollar un poco este concepto es preciso indagar también en otras obras del mismo
Hegel, como por ejemplo La fenomenología del espíritu, y la filosofía real; y también en
lo que algunos comentaristas suyos han dicho al respecto, menciono por ejemplo
Introduction to the reading of Hegel de Kojéve y Hegels Begriff der Arbeit de Hans-
Christoph. En este punto lo que principalmente quiero tratar es la cuestión según la cual el
trabajo es ante todo trabajo formativo. 1

Vale decir que no entraré en una descripción detallada del proceso que recorre el desarrollo
de la conciencia en la Fenomenología del Espíritu. Eso quiere decir que dejaré de lado, por
cuestiones metodológicas, el asunto relacionado con el proceso que recorre la figura de la
conciencia –a través de la certeza sensible, la percepción y el entendimiento-, y su
transformación en la nueva figura de la autoconciencia, el asunto de la lucha por el
reconocimiento –y el importante papel que juega el temor- y la configuración de las dos
autoconciencias como señor y siervo –y la configuración de la autoconciencia del señor
como independiente y la del siervo como dependiente en un primer momento, y viceversa
en un segundo momento- para de esta manera permitirme entonces llegar al punto
neurálgico, a saber, el papel del “trabajo” en la transformación del esclavo.

1
Considero acertado mencionar, en la misma tónica de lo que venimos tratando, un aspecto histórico-
etimológico importante: “es sugerente que la etimología de la palabra “trabajo”, en muchas lenguas, asigne a
éste un carácter negativo. Es sabido que la valoración positiva del trabajo recién comienza en la edad
moderna, y es Hegel quien le da carta de ciudadanía en la instancia filosófica. La ascendencia etimológica del
trabajar castellano como la del travailler francés y del travagliare italiano es el vocablo latino tripaliare, del
sustantivo trepalium, un artilugio de tortura formado por tres palos, al que se ataba a los condenados para
infligirles castigos. De donde trabajar significaba estar sometido a tortura.” (Astrada: 1965: pp. 46)