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1.2.2 El juicio moral y el juicio ético.

Se llama juicio moral a aquel acto mental que afirma o niega el valor moral ante
una situación determinada o un comportamiento del que somos testigos, es decir,
el juicio moral que se da como resultado se pronunciará específicamente sobre la
presencia o ausencia de ética en un hecho o actitud.

Los juicios morales son posibles gracias al sentido moral que cada ser humano
posee. Este sentido moral es el resultado de los esquemas, normas y reglas que
hemos ido adquiriendo y aprendiendo a lo largo de nuestra vida. En primera
instancia será la familia, los padres, los abuelos, quienes nos transmitirán esa
información y preceptos, luego, las instituciones educativas en las cuales
intervengamos y en última instancia el medio ambiente en el cual nos
desenvolveremos, el cual también nos irá diciendo e indicando qué está bien, qué
está mal, nos guiará sobre lo bueno, sobre lo malo, entre otras cuestiones.

La conciencia moral, como juez de nuestros actos, sólo puede darse cuando éstos
son actos humanos voluntarios, o sea los actos en que ha intervenido la libertad
de acción. No puede haber un juicio de conciencia cuando los actos efectuados
han sido obligados por una autoridad o acción coercitiva de agentes extraños a
nosotros mismos.

Se podría poner por ejemplo la acción de un soldado en tiempo de guerra en la


actividad profesional: a veces toman decisiones por obligación, siguen esquemas
o sistemas preestablecidos que dejan muy poca libertad de acción al sujeto; en
estos casos la conciencia moral quedara un tanto suprimida.

Ahora bien, como resultado del juicio de valor que efectúa la conciencia moral
sobre los actos del propio individuo, se conduce a lo siguiente:

A un sentimiento de culpa

A un remordimiento.

A un arrepentimiento.

Esto puede conllevar un castigo, el auto castigo o una acción interna.

En este campo intervienen una serie de elementos a los cuales se les ha dado en
llamar puentes de la moralidad, que constituyen conformidad o disconformidad con
la recta razón que dirige al acto humano.
Continuamente emitimos juicios sobre el comportamiento y los actos de los
demás. Con frecuencia, nos convertimos en jueces de los demás y nos
pronunciamos sobre la honestidad o deshonestidad del comportamiento ajeno.

En otras ocasiones intentamos dar razones para convencer a las personas a


nuestro alrededor que nuestros actos han debido realizarse así y no de otra
manera.

a) Lorena le mintió a sus Papás


b) Está en lo correcto.
c) No está bien mentirle a los papás.
d) Cada quien hace lo que quiere.

a) El atentado terrorista a las torres gemelas de Nueva York mató a miles de


personas.
b) Fue una acción correcta.
c) Es el acto terrorista más negativo y repulsivo.
d) Las venganzas a través del terrorismo son venganzas políticas.

Cada uno de los bloques anteriores consta de cuatro juicios. Las expresiones
precedidas por la letra a) de estos ejercicios no son juicios morales. Las
expresiones precedidas por las letras c), y g), sí son juicios morales
Decir Lorena mintió a sus papás no es más que expresar un hecho acontecido, del
que podemos tener cierta constancia. Es, por tanto, un juicio de experiencia
(empírico), si lo hemos comprobado. Puede incluso, ser falso, porque Lorena no
mintió, pero en cualquier caso, es un juicio que se refiere exclusivamente a un
hecho que ha podido ocurrir o no. Decir el atentado terrorista a las torres gemelas
de Nueva York mató a miles de personas, es un hecho comprobado, nos lo han
transmitido los testigos y sobrevivientes del suceso, lo han documentado los
medios masivos de comunicación, lo ha verificado el gobierno, etc., este juicio se
refiere a un hecho ocurrido.

Los juicios d) y h) no se refieren a juicios ocurridos, sino a la consideración que


para nosotros tienen tales hechos.

Se puede afirmar que los juicios morales son posibles por el sentido moral. Es el
conjunto de esquemas, normas y reglas adquiridas mediante nuestra educación,
familia y medio ambiente, que mantenemos en el momento de emitir un juicio
moral; si revisamos nuestra propia historia individual, podremos recordar, con
facilidad, lo que a lo largo de ella se nos ha trasmitido, un conjunto de reglas o
normas morales, pautas de conducta.

¿Pero quién nos las ha trasmitido? En primer lugar, nuestra familia, luego, las
instituciones educativas en las que hemos estado, también la propia sociedad en
que vivimos y de la que dependemos.
Se nos ha dicho continuamente qué es bueno y malo o, lo que, nuestros
educadores consideraban bueno o malo; ante este aprendizaje y, ante esas
normas de conducta, hemos podido tener tres actitudes:

 Rechazo.
 Indiferencia.
 Aceptación.

Rechazo, cuando la norma o normas que se nos han trasmitido no nos han
convencido y, tras un razonamiento y una crítica, hemos decidido olvidarlas;
rechazo también, cuando por cansancio o saturación hemos, sin más, prescindido
de ellas. Rechazo, también, tras sustituirlas por otras.

Indiferencia, cuando la norma o regla no nos dice nada y volvemos la espalda a su


contenido.

No es un rechazo efectivo, pero tampoco una aceptación consciente.

Aceptación, cuando esa norma o normas, constituyen lo que podríamos llamar


nuestro equipaje moral. El conjunto de reglas que hemos mantenido, conservado,
con las que crecemos, caminamos por la vida y constituyen lo que hemos llamado
sentido moral.

Juicio Ético.

La conciencia moral y ética es la capacidad para sentir, juzgar, deliberar y actuar


conforme a valores morales de modo coherente, persistente y autónomo.
Por su parte, la ética se refiere, por un lado a nuestra capacidad para analizar la
moral; la conciencia ética es la conciencia de la conciencia moral, la
autoconciencia.

La autoconciencia o conciencia ética no nos dice cómo actuar, pero mejora la


conciencia moral, haciéndola más clara en su contenido, mejorando su proceso y
haciéndola más coherente.

Juicio ético es analizar las acciones probables en las circunstancias y la


evaluación de que la acción es más ética.

Una persona que hace un juicio ético y que hace uso de la razón para determinar
cuál es la mejor decisión o solución a un problema.

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